Los cuentos de hadas contraatacan… Y Rob Marshall nos regala otro musical, aunque en esta ocasión bien lejos de la película que se mantiene firme en lo alto de su carrera, su ópera prima Chicago (2002). Mientras que aquel exploitation aparatoso del genial Bob Fosse por lo menos conservaba algo del espíritu revulsivo de su creador, lo que a fin de cuentas constituye un verdadero oasis si lo comparamos con los mamotretos del género que Hollywood nos ha entregado durante los últimos años, esta nueva incursión supera ampliamente a Nine (2009), todo un desastre que pretendía homenajear a la eterna 8½ (1963), de Federico Fellini, con un elenco encabezado por un trágico Daniel Day-Lewis que intentaba cantar con una suerte de “acento” italiano. En esta oportunidad el realizador se mete con una puesta bastante mediocre de 1986 de Stephen Sondheim y James Lapine, a la que le hace algunos cambios pero sin modificar la idea central: una hechicera (Meryl Streep) amenaza con trasladar una vieja maldición a un panadero (James Corden) y su esposa (Emily Blunt) si ambos no le consiguen cuatro ítems en el plazo de tres días. Para aquellos que no lo sepan, el film lleva a cabo una relectura de cuentos de hadas clásicos recopilados por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, cada uno representado por esos ingredientes -para una extraña fórmula- que solicita la bruja (una vaca blanca, una capa roja, un mechón de cabello rubio y un zapato “puro como el oro”). Así las cosas, de a poco van apareciendo referencias varias a Jack y las Habichuelas Mágicas, Caperucita Roja, Rapunzel y Cenicienta a medida que los personajes principales de esas historias interactúan entre sí y con el matrimonio protagonista de En el Bosque (Into the Woods, 2014). La cintura artística de Marshall le permite sobrellevar sin demasiados problemas el desarrollo estándar: las canciones respetan el ABC del musical posmoderno (comentan la acción sin intervenir en la progresión narrativa), obedecen a la lógica más tradicional de Broadway (melodías orquestadas y melosas) y lamentablemente son muy anodinas (a veces resultan bizarras pero en general caen en todos los clichés habituales). Como si se tratase de una versión conservadora de la enajenada Los Hermanos Grimm (The Brothers Grimm, 2005), y definitivamente sin la imaginación de por ejemplo Rosencrantz & Guildenstern Están Muertos (Rosencrantz & Guildenstern Are Dead, 1990), las buenas intenciones de la obra no pueden ocultar que los únicos factores destacables son la escena de la “distribución” de culpas y el esplendoroso desempeño de Streep y Blunt, dos actrices que imponen su presencia a puro encanto y desenvoltura. La propuesta ofrece algunos momentos interesantes en su segunda mitad, sin embargo su tono paródico es insignificante y le falta convicción e ingenio para ser considerada una interpretación realmente valiosa…
En el bosque es una película que se destaca por su elenco, banda de sonido, vestuario y ambientación, pero que entretendrá a una parte del público joven y adulto, ya que los niños y el resto es posible que terminen aburridos. Para los que no se hayan interiorizado un poco sobre la producción, sepan que en este caso es...
Cuentos que no son cuento... pero fueron musical. La factoría Disney prevaleció allí donde otros estudios previamente claudicaron y logró llevar a la pantalla grande la obra de Broadway Into the Woods, que llega a nuestras salas locales como En el Bosque (Into the Woods, 2014). Y probablemente el hecho de haber podido concretar un proyecto tantas veces fallido sea lo más rescatable de todo este enjambre. La adaptación fílmica del famoso musical cuenta la historia de un panadero y su esposa (James Corden y Emily Blunt), quienes descubren que una maldición impuesta sobre la familia del hombre les impide tener hijos. La misma bruja que les echó la maldición -interpretada por una siempre correcta Meryl Streep- ofrece deshacerla a cambio de cuatro elementos: una vaca blanca como la leche, una capa roja como la sangre, cabello amarillo como el maíz y una sandalia pura como el oro. Y es en pos de conseguir estos elementos que la pareja cruza su camino con el de varios personajes salidos de las obras más populares de los hermanos Grimm, como Caperucita Roja, Cenicienta, Jack y las Habichuelas Mágicas y Rapunzel. Las historias paralelas de dichos personajes se fusionarán con la trama central produciendo un híbrido que por momentos es disfrutable y en otras ocasiones se percibe un tanto caótico, en particular en la segunda mitad del film. La dirección de Rob Marshall parece no saber aprovechar del todo el potencial proveniente del material original al momento del volcarlo en la pantalla, al contrario de lo sucedido con otro film musical de su autoría como Chicago (2002). En este caso estamos desgraciadamente más cerca de Nine (2009), su intento de homenaje a Federico Fellini. Sin dudas el mayor capital de la producción está en sus estrellas: a los ya mencionados Corden, Blunt y Streep, hay que sumar a Chris Pine en el rol de Príncipe Encantador, Anna Kendrick como Cenicienta y Johnny Depp como el Lobo, en una pequeña aparición de apenas cinco minutos que alcanzan para que su nombre aparezca al mismo nivel que los del resto del elenco protagonista... porque el tema del ego no es ningún cuento de hadas, chicos y chicas. La Streep y su magnetismo logran unificar ahí donde el relato flaquea, Pine sorprende sacando a relucir sus dotes musicales, al igual que Blunt, y Kendrick vuelve a reafirmarse en un género en el que mostró aptitudes hace unos años con Ritmo Perfecto (Pitch Perfect, 2012). Podemos decir que el universo Disney es al mismo tiempo víctima y victimario de todo lo bueno y todo lo malo en esta producción. Sólo un imperio tan grande parecía ser el único con suficiente espalda para llevar adelante esta transposición del teatro a las salas de cine, pero al mismo tiempo el material original sufre a causa de la estricta politica de la casa de Mickey Mouse al momento de tratar ciertas temáticas un tanto oscuras para lo que se considera un “producto Disney” para toda la familia. Muchas de las muertes de la historia original son bajadas de tono e incluso libradas a la interpretación del espectador en esta versión fílmica. Lo mismo ocurre con ciertos tópicos como la violencia, la sexualidad, la infidelidad y la pedofilia. Y si la parte de la pedofilia les asombra, los invito a leer la historia original de Caperucita Roja. Es en este sentido donde la producción más sufre, porque al remover o rebajar la intensidad de ciertos elementos que son clave en la obra de los Grimm, obtenemos un material que en pos de ser ATP hace que el mensaje que se intenta expresar pierda potencia. La familia tipo seguramente se divertirá con esta película y gozará con las canciones al mismo tiempo que disfruta de los momentos de aventura y peligro -que abundan- pero el resto de los mortales nos marcharemos con la sensación de que una vuelta de tuerca más podría haber dejado satisfechos a un mayor número de grupos etarios, más allá del target Disney.
Disney siempre tuvo fascinación por los cuentos de hadas trasformados en musical. La respuesta inmediata, si uno quisiera hacer el ejercicio de preguntarse ¿por qué?, sería decir que se debe a que están dirigidos a un público infantil. La música, tanto como la trama sencilla, lo hacen un producto más asequible a los niños. Pero, esa respuesta, francamente, es muy poco interesante. El origen de los cuentos de hadas, como a esta altura es sabido, se remonta a fines del siglo XVIII y principios del XIX, cuando los famosos hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, indagaron sobre los relatos orales populares, interés muy amplio y característico de la época. Es importante remarcar la condición de oralidad porque allí aparece el carácter musical de los cuentos (y de hecho Jacob hizo grandes aportes a la filología al analizar los cambios en los sonidos de las lenguas germánicas a lo largo de su historia). El otro factor que se desprende de la oralidad es el hecho de que si bien sus personajes son pertenecientes al pueblo (la clase trabajadora), los Grimm los recopilan de personas de la clase media urbana, entre ellos varios amigos de su propia familia. En ese traspaso, hay un fuerte componente normativo. Se puede notar, por ejemplo, que en los cuentos de hadas no hay psicología, sus personajes apenas tienen vida interior y sus motivaciones son claras y evidentes. Casi nunca tienen nombre: se los conoce por la ocupación que desempeñan (el panadero, la princesa) y si lo tienen es un nombre genérico como Jack (Juan), como es el caso de Jack y las habichuelas mágicas. La rapidez es una de las características principales del relato, donde todo lo accesorio es dejado de lado: en el cuento de Cenicienta, la muerte de sus padres se cuenta en un párrafo, su infancia desgraciada en otro, porque lo que importa es que se encuentre con el príncipe en el baile, y para eso debe ser ya una joven. Volvemos, entonces a Disney, quien ha sabido capitalizar estos aspectos musicales y narrativos para contar historias infantiles, exaltando de paso el carácter normativo: lo que importa es la familia, la riqueza es un bien a alcanzar, hay que ser bueno con el prójimo. En el bosque nos presenta a una serie de personajes genéricos propios de los cuentos de hadas, de manera tal que entre ellos forman una suerte de comunidad: los adultos (la bruja, el panadero y su esposa), los jóvenes (Cenicienta, Rapunzel y los dos príncipes), los niños (Jack y Caperucita). La película dirigida por Rob Marshall, quien fuera el responsable del film Chicago, aunque respeta los elementos anteriormente mencionados de los musicales infantiles, no es un producto exclusivo para los chicos. En términos generales, se podría decir que el mensaje está más dirigido a los adultos que a sus hijos. La película está dividida claramente en dos partes: la primera está centrada en la historia del panadero y su esposa. La bruja les dice que no pueden tener hijos debido a una maldición, y que para revertirla deben conseguirle ciertos objetos (la capa de Caperucita, la vaca de Jack, el pelo de Rapunzel, el zapato de Cenicienta). Mientras buscan estos objetos, se desarrollan las conocidas historias de los cuentos de los hermanos Grimm. Pero cuando parece que todo va a terminar en el “felices para siempre”, las cosas cambian. Las incursiones de Jack (sus robos) en la tierra de los gigantes, trae como consecuencia la destrucción del reino. Es entonces cuando esta pequeña comunidad de adultos, jóvenes y niños es puesta bajo la lupa, y donde el relato se vuelve más crítico. Los personajes bidimensionales de los cuentos tradicionales empiezan a adquirir una psicología más cercana a los problemas de la clase media contemporánea. Cenicienta no está segura de querer ser princesa, o de que le guste el príncipe; Caperucita es una niña traviesa y un poco manipuladora; Jack es un ladrón en potencia; la bruja no es tan malvada, sino que arrastra problemas del pasado con su madre, al igual que el panadero con su padre. Y su esposa se debate sobre la infidelidad. Es decir, los adultos no tienen todos sus conflictos resueltos y los niños muchas veces deben resolver problemas de adultos (cuidar de una abuela, alimentar a la familia). En este sentido, el film apunta a pensar los límites de la fantasía, y vuelve más realistas a sus personajes (todo lo realista que un musical de Disney le permite). La comunidad debe tomar una decisión, si buscar una solución individualista (echarle la culpa al de al lado, huir) o tratar de resolver de manera colectiva el conflicto. El film no sólo deja explícito que hay que tener cuidado con lo que se desea, sino que la canción final dice “ten cuidado con los cuentos que cuentas, porque tus hijos escuchan”. En este sentido, se puede hacer una lectura del musical como una alegoría de la crisis mundial: el mundo de fantasía donde todo se solucionaba mágicamente (familia, dinero, comunidad) llegó a su fin. Y aunque esta crítica suponga una pequeña revolución para Disney, hay ciertas cosas que nunca se problematizan: la mujer adúltera es castigada, pero el hombre adúltero se sale con la suya. Hay que salvar al reino del ataque de los gigantes, pero nunca se pone en cuestión el hecho de que se haya invadido su patria, robado sus tesoros y matado a sus ciudadanos…ellos siguen siendo el enemigo en común. En definitiva, aunque se cambien algunos elementos de los cuentos de hadas (la psicología de los personajes, la rapidez del relato), permanece indeleble la marca de la sociedad capitalista que los relata: lo normativo, la “bajada de línea”, sigue tan presente como a principios del siglo XIX. Y no es casual, entonces, que se elija un musical, que en EEUU siempre tuvo la extraña capacidad de ser al mismo tiempo una crítica y un refugio de fantasía de la realidad.
De Rob Marshall, director de otros famosos musicales como Chicago y Nine, regresa a esas raíces que lo reconocieron (aunque injustamente para muchos) como mejor película. Sobra decir que aunque Disney es famoso por sus musicales animados, en Into The Woods la idea no es mala pero la ejecución no es la correcta. En medio del bosque (un bosque cualquiera), se cruzan varias historias clásicas: la cenicienta, Caperucita roja, Rapunzel, Jack y sus habichuelas y una pareja de panaderos, quienes son los que conectan a esta historia, pues su deseo de tener descendencia es lo que lleva a buscar 3 objetos mágicos para entregar a la bruja (Meryl Streep): algo tan rojo como la sangre, una vaca tan blanca como la leche y algo dorado. Y en sus larguísimas dos horas de duración, el filme puede contarse en dos partes: la primer hora que básicamente es la historia que conocemos: Caperucita llega con su abuela después de matar al lobo, Rapunzel escapa de la torre, Cenicienta se casa con el príncipe y Jack mata al gigante. Hasta ahí todo parece entretenido, animado y con canciones hasta cierto punto pegajosas. Lo malo de todo esto, viene con el segundo acto: no todos viven felices para siempre. El príncipe de cenicienta es un mujeriego, la madre del gigante baja a buscar venganza contra Jack, Caperucita no es feliz, Rapunzel pierde su cabello... Todo lo que puede salir mal, sale mal, y no solo nos referimos a las historias, sino a la película en sí misma. Excesos, canciones ridículas y una pérdida de ritmo tal, que pareciera que nos cambiaron el filme. Como ya lo mencionamos antes, aunque Chicago es entretenida, es probablemente uno de los triunfos más injustos en la historia del oscar. Marshall quiere redimirse después de unos cuantos truños como Piratas del Caribe 4 y la misma Nine. Pero lo que sale con Into The Woods es realmente algo extraño, un híbrido a medio camino entre una historia infantil y un musical para adultos que dudamos que alguno de los dos sectores la disfrute. Y si bien Meryl Streep está correcta en su papel de la Bruja del cuento, nos preguntamos ¿Realmente era necesaria su nominación? Existiendo otras opciones como Jessica Chastain, Amy Adams o Jennifer Aniston que este año demostraron buenas actuaciones en sus respectivos filmes (y en el caso de Chastain y Adams, que no se cansan de demostrar año con año lo grandes que son) y que parecía que este podía ser su año, optan por irse a la fácil y seguir aumentando el récord de nominaciones para Streep que, con tan pocos premios ganados, parece más una burla que un reconocimiento. Recomendada solo por cumplir al pie de la letra las nominaciones de los oscar.
Hay algo entre asombroso y sorprendente en el hecho que EN EL BOSQUE exista, hoy, como película. Más bien, como superproducción de Disney. Este amado, debatido y consagrado musical de Broadway creado por el ya mítico Stephen Sondheim y James Lapine tiene, sí, a Cenicienta, Rapunzel y Caperucita Roja entre sus protagonistas, pero probablemente si un padre lleva a su hija de 7 años a verla la niña se quede un tanto atragantada del susto. No porque sea una mala película ni mucho menos. EN EL BOSQUE, a su manera, es una respetable, prolija y adecuada adaptación al cine de esta especie de relectura posmoderna de las fábulas y los cuentos de hadas rescatados por los hermanos Grimm que postula una suerte de “mash up” entre las aventuras de todos estos personajes y, a la vez, los une en una suerte de secuela común a todas sus aventuras en las que se enfrentan a las consecuencias de sus actos y a lo que sucede luego del “vivieron felices para siempre”. EN EL BOSQUE es una fábula con habichuelas mágicas y con infidelidades varias, con hermanastras maliciosas y con un tufillo a pedofilia, con novias fugitivas y muertes violentas e inesperadas. No se trata de contrastar la mitología inspirada por estos cuentos sino, más bien, llevarlos hasta sus últimas consecuencias, de una manera más acorde a las tramas originales que a las versiones que el mismo estudio (Disney) consagró en su etapa de animación clásica. La pericia de Sondheim está en llevar al espectador a las zonas realmente más oscuras que proponen esos cuentos pero paralelamente encontrarles una suerte de terapéutica redención. into-the-woods.w529.h352La otra cuestión que seguramente interesará más a los padres que a los niños es el costado musical de la historia. No porque los adultos acepten más el género que los más pequeños –habitualmente pasa lo contrario– sino que las canciones de Sondheim no son particularmente sencillas ni accesibles al oído Radio Disney, sino más bien se ubican dentro de la línea más refinada, estilizada y sinuosa de los musicales de Broadway, en ese punto en el que un parlamento se confunde con una melodía, un texto se transforma en una suerte de rap y entre lo que se dice y lo que se canta no siempre parecen haber grandes variaciones, funcionando todo como conector narrativo y demostración lujosa del arte del manejo del juego de palabras. Salvo, claro, las excepciones conocidas de todos los musicales: los llamados “showstoppers”, esas canciones/canciones –aquí hay dos o tres clásicas– que se despegan claramente del resto del material y hacen que el todo se detenga por unos minutos. La historia está dividida en dos partes muy claras, al punto que uno puede hasta imaginarse el intervalo teatral en el medio. En la primera, las cuatro historias se cuentan de un modo relativamente similar al que todos conocemos, solo que todas dependen de otra historia, original de la obra, en la que un panadero y su mujer no pueden quedar embarazados por un embrujo familiar. Es la bruja en cuestión (Meryl MC Streep, entre diva de Broadway y artista revelación del hip-hop maduro) la que une las historias ya que, les pide, para romper esa brujería, un objeto perteneciente a cada uno de estos personajes: Cenicienta, Rapunzel, Caperucita y Jack. Todos coinciden, claro, “en el bosque”, donde pasan cosas mágicas y misteriosas, pero sobre todo bastante terribles. into-the-woods-9La segunda mitad de la obra y la película –la relectura, digamos– es la que apuesta a volver lo previo patas para arriba y en ese sentido es admirable que el guión haya mantenido buena parte de la oscuridad original de la pieza, aún arriesgando a perder público infantil en la movida. Es la parte más original de la historia pero también la más densa y complicada, y no necesariamente por la aparición de monstruos y criaturas (que las hay) sino más bien por la densidad de los vectores emocionales que se abren: la soledad, el miedo, la familia o la falta de ella y esa sensación que la película remarca cada vez que puede: “Tené cuidado con lo que deseas porque puede cumplirse”. ¿Y después, qué? En su traspaso al cine, Rob Marshall cuidó de no ofender a los fans de la pieza original si bien aligeró algunas situaciones. Lo que no pudo evitar –es casi parte de su naturaleza como director– es funcionar en ese MODO ON permanente, como si fuera una obligación cortar un plano tras unos pocos segundos y existiera la necesidad que los actores estén ocupados todo el tiempo haciendo algo. Se entiende que ese sistema multivitamínico pueda ser necesario en una pieza de Broadway, pero el cine tiene elementos propios, además de la edición, que Marshall pareciera desconocer. INTOTHEWOODSNo hay grandes “problemas” en EN EL BOSQUE: el elenco está muy bien (en especial Anna Kendrick como la pícara y confundida Cenicienta, la citada bruja Streep y la tierna pareja protagónica que encarnan Emily Blunt y James Corden), no hay voces que atosiguen al espectador como pasaba en LOS MISERABLES y la única dificultad de la película está en realidad en la obra en sí, cuyo entramado se vuelve por momentos excesivamente denso (y largo, con sus dos horas de duración) y uno termina pidiendo la hora. O un ratito de silencio. De todos modos, y más allá de gustos personales, no hay duda que EN EL BOSQUE es un producto más que noble, uno armado con inteligencia, destreza y mucho cuidado por los detalles, más allá de su evidente teatralidad. Si uno, encima, la piensa en función de lo que podría haber sido dadas las dificultades inherentes a la temática de la obra en sí, su existencia como producto cinematográfico industrial bordea lo milagroso. Sondheim y Lapine van mucho más allá del “fueron felices para siempre” y la película se anima a seguir los hechos hasta las últimas, lógicas pero muchas veces terribles consecuencias. Sí, probablemente, Jack, Cenicienta, Rapunzel y Caperucita Roja necesiten años de terapia después de atravesar estas aventuras. Quizás los espectadores más pequeñitos también…
Llega al cine el musical de Disney En El Bosque. Un reparto de primer nivel y una trama que juega sobre terreno conocido pero permitiéndose arriesgarse. Deseo de cosas imposibles Cuidado con lo que deseas, suscita el lema de ésta historia, y es a partir del deseo de cada uno de los protagonistas por lo que nos sumergimos en lo profundo de la trama, y el bosque. La historia gira en torno a un matrimonio de panaderos que lo único que creen necesitar para coronar su felicidad es un hijo, tras formular el deseo hace aparición la “bruja” de al lado, (Meryl Streep) y les dice que son víctimas de una maldición. Si quieren revertirla, deberán encontrar: Una vaca blanca como la leche,una capa roja como la sangre, un zapato tan puro como el oro y un cabello amarillo como el maíz. Esto inevitablemente anuda a los panaderos en una suerte de Crossover con los cuentos más conocidos de los hermanos Grim, Caperucita Roja, La Cenicienta, Jack y las Habichuelas Mágicas y Rapunzel. Quizás lo más interesante de ésta trama, además del increíble reparto con actores como Johnny Depp, o Emily Blunt, es que si bien estamos ante una historia de Disney (y como tal, hay niños huérfanos por doquier) muchas cosas no parecen conectarse con el típico final “feliz”, y por el contrario le otorgan mayor profundidad a los personajes. Esto permite tanto a los espectadores grandes como más pequeños cuestionarse, como a veces aunque se cumpla lo que uno desea, puede que no sea lo que realmente nos haga feliz, así sea casarse con el príncipe, o ser bella como la bruja quiere. Esa pequeña distinción que si bien no es una anarquía pero permite alejarnos del cliché, y disfrutar de personajes fantasiosos pero en el fondo, humanos, con sus dudas, defectos y virtudes. Obviamente, todo esto sucede sin perder ese encanto de “cuento de hadas”, con momentos humorísticos acertados y hasta románticos. Si bien estamos ante una pieza algo larga en cuanto a duración, y bastante extensa para ser un musical, es quizás el clima que genera, siempre inmersos en el bosque donde surge la historia, que nos hace sentir que estamos ante una obra de teatro, y permite disfrutarla incluso más que cualquier otra película “infantil”. Conclusión Con actuaciones destacables, canciones apropiadas y el toque justo de fantasía, En el Bosque se desarrolla en un ambiente cálido que permitirá el disfrute de adultos y niños, no muy pequeños.
Cuento con final “cantado”. Basada en el musical homónimo de Broadway, Into the Woods, de Stephen Sondheim y James Lapine, llega esta historia convertida en una acartonada versión cinematográfica de Rob Marshall. Los laureles del director, respecto a sus películas y sobre todo a su buen tino en la dirección de musicales, no son temas de debate ni de discusión, de hecho en los primeros cuarenta minutos de película se ven algunos destellos de esa genialidad a la que nos ha malacostumbrado, razón por la cual asistimos engañados a esta propuesta banal. El inicio del film, a través de un montaje exacto y una puesta en escena prometedora, invitan a un disfrute que pasada la hora y media de la película no podrá sostenerse, sugiriendo más de una mirada de reojo al reloj, deseando que este compilado de cuentos que parece nunca acabar, acabe de una vez. El reparto es ambicioso, con Meryl Streep a la cabeza como una bruja que funciona como un catalizador para un sinfín de situaciones que combinan los distintos personajes de los cuentos de los hermanos Grimm. Lamentablemente no parece poder llevar el cuento, con la ayuda de la siempre impecable Emily Blunt, a un final feliz. La historia es sobre una pareja de jóvenes panaderos, quienes debido a un hechizo no pueden tener hijos. Su bruja vecina ofrece revertir la maldición a cambio de ciertos elementos: una vaca blanca, una capa roja, un mechón de cabello rubio y un zapato puro como el oro. Todos estos elementos darán con un compendio de personajes conocidos, tales como el protagonista de Jack y las Habichuelas Mágicas, Caperucita Roja, el Lobo Feroz (interpretado por Johnny Depp: estos papeles sólo los puede hacer si lo dirige Tim Burton, claramente), Cenicienta, Rapunzel y unos príncipes azules teñidos de gris, tanto por sus actuaciones como por sus pobres diálogos. El bosque funciona como contexto para lograr este menjunje híbrido de cuentos infantiles, donde las canciones fallan la mayoría de las veces, los decorados son demasiado teatrales y algunas actuaciones rozan lo burdo. Ya llegando al final, esta historia logra, como los cuentos que nos leían de pequeños, mandar a niños y adultos a dormir, sin siquiera un final feliz. Hablamos de un intento fallido, olvidable, el cual quedará como un recuerdo etéreo de un musical que nunca debió abandonar las tablas teatrales, y el cual, sin Meryl Streep brindando otra brillante actuación, sería un desperdicio total de celuloide.
Ojos más grandes para verte mejor Hubo una vez una pareja de panaderos (Emily Blunt y James Corden) que no podían tener hijos por culpa de un hechizo. La bruja que los maldijo (Meryl Streep) les prometió romper el conjuro si antes de que cayera la noche le traían del bosque una vaca, tan blanca como la leche; una capa, tan roja como la sangre; mechones de pelo, tan dorados como el maíz y unos zapatos color oro. Decididos a revertir su suerte, el panadero y la panadera avanzaron cantando hacia el bosque. En ese lugar salvaje y dionisíaco, donde según los personajes se liberan todas las pasiones, los panaderos, protagonistas de la trama principal que hilvana los cuentos de Perrault y los hermanos Grimm (muchos provenientes de la tradición oral), se cruzan con Caperucita Roja (Lila Crawford) y el Lobo Feroz (Johnny Depp); Cenicienta (Anna Kendrick); Rapunzel (Mackenzie Mauzy) y Jack, el de las habichuelas mágicas (Daniel Huttlestone). El austríaco Bruno Betellheim, un teórico freudiano que escribió sobre la influencia de los cuentos de hadas en la formación de la psicología infantil explicó algunas de las diferencias entre estas fábulas y los sueños. Por ejemplo, mientras que en los sueños, como ya lo había dicho el padre del psicoanálisis, la realización de los deseos está “disfrazada”, en los cuentos se expresan abiertamente. Los sueños son el resultado de las pulsiones que no encuentran alivio, en cambio, los cuentos de hadas toman el camino contrario y proyectan el alivio de todas ellas. Ofrecen, dice Betellheim, una solución "feliz". La salida propuesta por En el bosque altera los finales moralistas de los relatos clásicos. A primera vista podrá parecer que una familia ensamblada; una princesa que rechaza llevar una vida de lujo en el castillo; un príncipe histérico, que seduce de manera compulsiva corrigen un final feliz más conservador para instalar uno nuevo, actualizado y con personajes supuestamente más humanos. El problema es que en la película de Marshall estos cambios no le alcanzan para presentarse como homenaje ni como parodia. Distinto es el caso de Shrek, de Dreamworks, donde se trabaja claramente con elementos paródicos. En la misma línea, pero con resultados diferentes está Frozen, donde Disney trastoca el “vivieron felices para siempre” para ofrecer una versión actualizada: un amor despegado de la norma de la pareja heterosexual, donde las princesas Anna y Elsa son salvadas a través del amor fraternal. También en Maléfica, donde el cuento La bella durmiente está narrado desde el punto de vista de la villana (personaje ampliamente reeleborado), quien rescata a La bella con un beso de madre, que la redime de su pasado vengativo. En todas estas películas los príncipes ya no son los únicos capaces de restablecer el orden y esta es una manera de reescribir los cuentos de hadas. No es una estrategia nueva y hasta puede pensarse al musical norteamericano como un antecedente para el cine que retoma estos tópicos, pero ciertamente la película permanece indecisa entre el respeto y la irreverencia y no se hace eco de esta conciencia más bufona. La destreza vocal de los actores y los enormes trabajos de Streep y Blunt son, sin dudas, lo mejor de En el bosque. La música y letras del compositor Stephen Sondheim (el mismo de West Side Story o Sweeney Todd), ganador de multiplicidad de premios Tony, Pullitzer y Grammy, escritas en colaboración del dramaturgo James Lapine, ambos creadores de la obra y presentes en la película, no logran imponerse en esta producción que pretende más de lo que entrega.
Aplaudo el gran salto de Disney al producir el musical Into the Woods, una amalgama bastante oscura y cínica para los estándares de la compañía, pero que va perdiendo fuelle conforme pasan los minutos y todos los grandes escenarios que supo construir se apelmazan en un estiramiento incongruente que se siente. De un ritmo narrativo un tanto irregular -no es la misma energía la del comienzo que la del final- Into the Woods cruza a varios amados personajes de la factoría del ratón en el cuento de una pareja de panaderos que no puede formar una familia gracias a una maldición que se cierne sobre su hogar. Caperucita Roja, la Cenicienta, Rapunzel y Jack el de las Habichuelas Mágicas, todos cruzan caminos con los panaderos en una carrera por cumplir su sueño de tener un retoño gracias a la ¿buenaventura? de una extraña y desgreñada bruja de pelo azul. Cohesión es lo que le falta a la historia escrita por James Lapine, pero ritmo es lo que le sobra. Tengo que hacer un pequeño mea culpa y admitir que los musicales no son mis películas favoritas porque me cansan bastante que todos los diálogos estén cantados, pero si el producto está bien contraído, puedo dejar de lado mi obstinación y disfrutar, y eso es lo que precisamente me pasó en esta ocasión. Lo que no puedo dejar de notar es que todo el proyecto no termina de despegarse de la obra creada por Stephen Sondheim. El director Rob Marshall puede que ya haya incursionado en el género antes -con la excelente Chicago y la regular Nine- pero Into the Woods no termina de esconder sus transiciones teatrales dentro del encuadre narrativo y por momentos la historia pierde el hilo completamente. Hay un sentimiento de cierre para cuando la búsqueda termina, pero todavía quedan casi 45 minutos de trama y el tercer acto acota bastante el poderío que se había gestado hasta el momento. Al principio de la reseña comenté que la historia era oscura y cínica, y es por ese mismo detalle que la película no se eleva a otros niveles de grandeza. Sí, se le podía pedir un poco más de oscuridad, pero estamos hablando de Disney y bastante pudieron empujar el límite de lo autopermitido con roces muy cercanos a la pedofilia en la historia de Caperucita y el Lobo, así como también el adulterio y la muerte. Sé que Into the Woods podría haber sido otra cosa, pero también estoy al tanto de que un estudio como Disney no se puede permitir una historia aciaga y dura de tragar. Al fin y al cabo, el target demográfico al que apunta la película es el grupo familiar y los padres, que disfrutarán de los ligeros toques de humor negro y subido de tono escondidos aquí y allá. Destaco mucho al elenco, que se convierten en los personajes que interpretan y aportan todo su carisma, comenzando desde la genialidad en modo piloto automático de Meryl Streep hasta la calidez de Emily Blunt como la panadera soñadora y Anna Kendrick como otra fantaseadora, Cenicienta, quien escapa una y otra vez del lascivo Príncipe Encantador -un Chris Pine entretenidísimo-. Por otro lado, me sorprendieron la frescura de Lilla Crawford como Caperucita Roja y el prácticamente cameo de Johnny Depp como el Lobo Feroz, quien le aporta el toque justo de locura extravagante pero no termina de agobiar, como en sus últimos proyectos. En definitiva, un elenco sólido que hasta en los pequeños detalles de sus secundarios realza mucho el nivel del musical. El fantástico reparto de Into the Woods y el nuevo toque frío y oscuro de la historia son los motivos de peso para dejarse encantar por esta nueva reinvención de la rueda en cuanto a cuentos de hadas. Sin llegar tan lejos como apuntaba el musical original y a cuestas de varios problemas de ritmo, el film sale airoso por su maravilloso empuje de energía a toda música.
Los malos del revisionismo. Los cuentos de hadas han sido revisados de forma constante desde comienzos del siglo XXI. Partiendo de las parodias de Shrek o Encantada hasta las espectaculares Maléfica, Blancanieves y el cazador o Espejito, espejito. La lista es enorme y en muchos casos, estas historias están fusionadas con el musical. En el bosque es un film musical basado en la obra de Stephen Sondheim de 1988. Varias veces se intentó convertirla en una película, pero los proyectos quedaron en el camino. Recién en esta moda de films sobre cuentos de hadas el proyecto vio la luz verde. La dirección quedó en manos de un director muy exitoso pero con una filmografía de calidad bastante mediocre y el elenco se llenó de estrellas, algunas populares ahora, y otras verdaderas leyendas desde hace años, como Johnny Depp y Meryl Streep. En el bosque es una combinación de varios cuentos de hadas, los protagonistas son un matrimonio que para revertir la maldición que una bruja lanzó sobre su familia, debe reunir varios objetos. Esos objetos pertenecen a diferentes personajes de cuentos de hadas. La mirada que la película posee sobre ellos va variando de la parodia a la seriedad, de las canciones a la aventura, no siempre logrando que todo fluya correctamente. Peor aún, cuando todavía faltan cuarenta minutos de trama (aproximadamente) En el bosque pierde todo el interés, absolutamente todo el interés. La mediocridad de la trama ya hace un poco agotadora la experiencia, pero este último tercio parece más una secuela mala que parte de la historia original. La impronta de Broadway se impone por encima de la lógica cinematográfica. El director Rob Marshall tiene más fe en las herramientas teatrales que en las cinematográficas y ese es uno de los motivos por los cuales En el bosque no funciona nunca, apenas sobrevive mientras vamos reconociendo a las estrellas que pueblan la trama. Meryl Streep y Johnny Depp podrán ser un lujo, pero terminando siendo un peso en una película como esta. Tercer musical de Marshall luego de la insólitamente premiada Chicago y la infame Nine, da miedo pensar en cual será el cuarto que elija, sólo esperemos que levante un poco la puntería.
Colorín, colorado. Un gran elenco, encabezado por Meryl Streep, actualiza los cuentos de hadas respetando su esencia. En el bosque fue originalmente una obra de teatro musical que se estrenó en Broadway en 1987 con una idea inspirada en el clásico libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim: mezclar a los personajes de historias como Cenicienta, Jack y las habichuelas mágicas, Caperucita Roja o Rapunzel. Después de un par de intentos fallidos de llevarlo al cine, Rob Marshall -director de películas musicales como Chicago o Nine- lo logró de la mano de los estudios Disney. La obra del dramaturgo James Lapine y el compositor y letrista Stephen Sondheim (un prócer del musical, con títulos como Amor sin barreras o Sweeney Todd en su currículum) estaba dividida en dos actos. La película, que cuenta con guión y supervisión de los mismos autores, respeta esa estructura original. La división entre actos no es explícita, pero está tan marcada que da como resultado dos películas distintas y desparejas. La primera parte es la más lograda. Con ritmo y humor, nos retrotrae a la infancia, sumergiéndonos en el onírico país de esos personajes que vivirán por siempre en el inconsciente colectivo. Ese mundo mágico y misterioso está muy bien recreado, tanto a nivel visual como actoral: dentro de un gran elenco, se destacan Emily Blunt y Meryl Streep (¿alguna vez hará algo mal?) como una bruja malvada. El único obstáculo a sortear para los que no somos amantes de los musicales es el artificio propio del género: siempre es incómodo, al menos al principio, que un personaje diga las cosas cantando. En este caso, la calidad de la música y las letras enseguida hacen que el asunto resulte bastante natural. Esa primera parte dura una hora y cuarto: si todo terminara ahí, estaríamos hablando de una película redonda, que retoma y actualiza los personajes y la temática de los cuentos de hadas sin alterar su esencia. Pero en la segunda parte, que se prolonga durante largos 45 minutos, hay un intento de bajada de línea que embarra lo anterior. La anécdota que prolonga la historia no tiene sentido, todo se vuelve demasiado hablado -y cantado- y salta a la vista que están intentando dejarnos unas cuantas enseñanzas. Y si hay algo que ningún niño quiere ante un cuento de hadas, es que le recuerde a la escuela.
Un musical que vive a pura prueba y error Arte perdido en las nieblas de la historia, el musical como género cinematográfico está muerto y enterrado desde hace varias décadas y los ejemplares que han aparecido en tiempos recientes no suelen ser más que espasmódicos muertos vivos. Contra viento y marea, el realizador Rob Marshall sigue insistiendo con sus melódicos zombies, en todos los casos basados en obras de la escena teatral de Broadway. Tal fue el caso de Chicago y también el de Nine, las piezas de Fred Ebb & Bob Fosse y Maury Yeston, respectivamente, que en manos del realizador de Memorias de una geisha fueron transformadas en dos de los más oprobiosos remedos de musical en la historia del cine norteamericano e internacional. Con En el bosque –nominada a tres premios Oscar– ocurre algo interesante: por su propia lógica narrativa, Marshall no puede aplicar el montaje frenético con el que golpea habitualmente a la audiencia y debe contentarse con un registro directo de intérpretes y decorados, logrando en algunos momentos resultados un tanto más amables, aunque en otros se acerque peligrosamente al teatro filmado.Caso extraño de adaptación “para chicos” de una obra no necesariamente pensada para los más pequeños, Into the Woods mantiene algunos de los elementos menos kid-friendly de la pieza original de Stephen Sondheim y James Lapine, aunque “rebajados” en su graduación, de forma de poder llegar a un público familiar sin recibir quejas informales o legales (v. g.: el Lobo Feroz interpretado con ligera intensidad pedófila por Johnny Depp). Algo que, por otro lado, ya es toda una tradición en el cine producido por la factoría Disney, compañía que lógicamente se interesó por la historia original, que incluye a varios de los más grandes clásicos de los cuentos de hadas (Cenicienta, Rapunzel, Caperucita Roja y Jack y las habichuelas mágicas, los tres primeros creaciones de los hermanos Grimm), compilados en una relectura con moraleja que incluye a una pareja estéril y a una bruja malvada dispuesta a levantar esa “maldición” a cambio de una serie de ítem.En el bosque mantiene gran parte del cancionero original de Sondheim, tal vez una de las mejores creaciones de su carrera. El reparto de notables que incluye a Meryl Streep, Anna Kendrick, Emily Blunt, James Corden y el ya nombrado Depp, entre otros actores británicos y estadounidenses, no deja mal paradas a las composiciones originales con su rendición vocal en el tradicional sistema de sincronización vía playback. El diseño de producción es correcto y efectivo y los efectos digitales están afortunadamente atados con correa. ¿Cuál es el problema, entonces? Quien pierde en el camino de la traslación es en gran medida la concepción simbólica de la obra original, transformada aquí en una serie de lecturas por lo general bastante literales, lo cual se hace particularmente patente en el último tramo del film, cuando llega la repartija de castigos para diversos crímenes y pecados. Esa literalidad y el miedo al tedio terminan convirtiendo a este nuevo musical de Marshall en un híbrido deforme que remite, de manera indirecta, a esos primeros musicales de fines de los años ’20 que eran pura prueba y error. Definitivamente, el musical cinematográfico necesita volver a fojas cero, ser reinventado, volver a nacer. 5-EN EL BOSQUE Into the Woods; Estados Unidos/Reino Unido, 2014)Dirección: Rob Marshall.Guión: James Lapine.Fotografía: Dion Beebe.Montaje: Wyatt Smith.Música: Stephen Sondheim.Duración: 125 minutos.Intérpretes: Emily Blunt, James Corden, Meryl Streep, Anna Kendrick, Daniel Huttlestone, Johnny Depp.
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En el bosque está destinada a convertirse en una rareza del estudio Disney, como fueron La feria de las tinieblas (1983), del maestro Jack Clayton (Los inocentes), Regreso a Oz (1985), incomprendida joya de fantasía que adaptó con mucha fidelidad las historias de Frank L.Baum en el cine, o Dragonslayer (1981). Películas que desconcertaron a los espectadores en el momento de su estreno e iban a contramano de lo que el publico solía esperar de las producciones de esta compañía. El musical que se estrena esta semana no está al mismo nivel de esos gloriosos filmes mencionados pero va a generar la misma reacción en el público. En principio es importante destacar que esta no es una propuesta infantil aunque la trama se relacione con personajes clásicos de los cuentos de hadas. No recomendaría verla con niños pequeños, ya que tiene algunos contenidos inapropiados para los más chicos. La nueva película del director Rob Marshall (Chicago) adapta el famoso musical de Broadway creado por Stephen Sondheim, el responsable de Sweeney Todd, un detalle que no es menor si conocen el espectáculo teatral o vieron el film de Tim Burton. Si bien la trama gira en torno a Rapunzel, Cenicienta y Caperucita Roja la historia que se narra no es precisamente Encantada. Una característica muy interesante de este film es que que trabaja con extrema fidelidad los verdaderos cuentos de los hermanos Grimm, algo que no tenía antecedentes en el cine. Por ejemplo, esta es la primera vez que se retrata la historia original de Cenicienta, donde las hermanastras de la protagonista se mutilan los dedos de los pies para que les pueda calzar el famoso zapato dorado. En la versión de los Grimm no existe el hada madrina, sino que la heroína tiene la habilidad de hablar con los pájaros y cuenta con un rol más activo en el conflicto. Durante el desarrollo de la trama está muy presente esa oscuridad y violencia que tenían los relatos originales y que con el paso del tiempo se modificaron para ser adaptados al público infantil. Como pueden leer en la sinopsis, En en el bosque trabaja con un conflicto muy sencillo que el argumento utiliza para explorar las consecuencias que acarrean los deseos y acciones de estos clásicos personajes. El cuento enfoca su moraleja en el tema de la responsabilidad y juega también con el humor irónico y el doble sentido que están presentes en más de una escena. La película sobresale especialmente por el brillante trabajo en el diseño de producción de Dennis Gassner, quien había sido responsable de esos escenarios de fantasía que se veían en el Gran pez, de Tim Burton. En esta producción hizo una gran labor a la hora de recrear esos bosques tenebrosos y castillos que son una parte esencial de la obra de los hermanos Grimm. En materia de realización, los efectos especiales son impecables y desde las primeras escenas consiguen transportar al espectador a ese mundo de fantasía donde se desarrolla esta propuesta. Dentro del reparto, Meryl Streep, Emily Blunt y Anna Kendrick (gran Cenicienta), son las figuras que tienen los papeles más sólidos y por esa razón logran sobresalir más durante el desarrollo del film. Aunque en los pósters tiene un lugar destacado, Johnny Depp apenas tiene una breve participación de cinco minutos como el lobo del cuento de Caperucita que lamentablemente no llega a ser más aprovechado. El personaje tiene aspecto de gángster porque el actor basó su caracterización en el famoso lobo feroz de los dibujos animados de Tex Avery que presentaba una vestimenta similar. La gran revelación de la película resultó Chris Pine, quien sorprende con su desempeño en la comedia. Una veta que el actor no había explorado demasiado en su filmografía. En este film interpreta al príncipe que se enamora de Cenicienta, que cuenta con un arco argumental muy interesante, y sobresale en algunas escenas desopilantes. Ahora bien, como propuesta musical En el bosque presentan un gran concepto pero la ejecución de la idea es bastante irregular. No referimos a un musical que tiene muchos diálogos cantados pero no ofrece ningún tema memorable que quede en la mente a la salida del cine. La trama es sencilla y pese a todo el film luego resulta algo caótico con tantos personajes que entran y salen de la historia. En el tramo final del conflicto la película se vuelve un poco densa y la resolución se alarga demasiado. Dentro del género Rob Marshall tiene otros trabajos más sólidos en su filmografía. En el bosque no es una gran película musical que vaya a ser aceptada por todos los públicos, pero me parece una opción interesante para descubrir si te conectás con la obra de los hermanos Grimm y sus personajes literarios.
EN EL BOSQUE nos presenta a un panadero y su mujer, una pareja intentando ser padres sin suerte. Hasta que una bruja les garantiza un primogénito si le consiguen antes de medianoche cuatro objetos míticos. Disney fusiona a algunos de los personajes más populares de los cuentos de hadas para narrar esta aventura de corte familiar, colorido, embriagador e irresistible. Plagada de humor y auto parodias, la estética fusiona lo mejor de los musicales de Broadway con las cintas más lisérgicas de TIM BURTON. ROB MARSHALL, especialista del género, se vale de elementos clásicos con pasajes musicales, rodados con muy buen gusto. Un reparto de antología, (encabezado por la enorme MERYL STREEP) actores que cantan, se disfrazan, juegan y recorren los estrafalarios decorados, luciéndose en cada escena que les toca recrear. Caperucita, Cenicienta, Rapunzel, Jack y las habichuelas, todos conviven en un marco en donde nada parece forzado. Una experiencia fílmica que grandes y chicos no pueden dejar de ver. Magia pura y psicodelia en un mismo metraje.
Tu cuento me suena Tras el traspié de Nine, una vida de pasión (Nine, 2009), el realizador Rob Marshall entrega una nueva –y digna- película musical, esta vez consagrada al universo de los cuentos de los hermanos Grimm. En el bosque (Into de woods, 2014) mixtura los relatos de La Cenicienta, Rapunzel, Jack y las habichuelas mágicas y Caperucita Roja, y produce algo más que la suma de las partes. Basada en el musical de Stephen Sondheim y James Lapine, En el bosque podrá no gustar a los más acérrimos detractores del musical cinematográfico (que los hay, los hay); podrá, incluso, separar las aguas entre los que aspiran a encontrarse con un producto eminentemente infantil y quienes creen que las fábulas, en tanto universales, pueden ser recicladas para el goce de los más grandes. Porque en En el bosque hay mucha, mucha, oscuridad. En tono paródico en algunos pasajes (nótese la secuencias con la actuación –nuevamente freak- de Johnny Depp como el lobo feroz), en tono más operístico en otras, la película de Marshall expone los deseos de los personajes centrales y poco a poco (con una segunda parte bien definida), se vuelve más “psicológica”, y también menos idílica. Desde el comienzo, con los personajes cantando a viva voz sus objetivos, se suceden una serie de canciones que, ni aspiran al hitazo-a-lo-Disney, ni tampoco buscan la desmesura de Los Miserables (Les Miserables, 2012). Las canciones de En el bosque coquetean muchas veces con el absurdo, pero no se burlan de los personajes, sino que ofrecen toda su dimensión humana en melodías entretenidas. Más allá de los desniveles, se nota en el elenco la voluntad de estar a la altura de la partitura, con un trabajo sobresaliente en la pareja de panaderos que componen Emily Blunt y James Corden, quienes buscan tener un hijo pero nunca lo conciben. Hacia ellos se dirige la bruja mala (Meryl Streep, otra vez demostrando por qué es una de las mejores actrices del cine) y les ofrece la llave para romper con un viejo encantamiento. Desde allí, la trama se bifurca para entrecruzar los caminos de todos los personajes y enfrentarlos a un enemigo en común. El apuntado giro que opera en el film como la lectura en clave más psicológica y realista (con todos los recaudos) invita a deconstruir el elemento fantástico de los cuentos de los hermanos Grimm, con temas tan contemporáneos –y a la vez eternos- como la disolución familiar y la pertenencia de clase. A diferencia de lo que pudo haber hecho Tim Burton, aquí la ambientación es discretamente ostentosa y los efectos especiales están allí, claro, pero no saturan la imagen, en donde sí se destacan el montaje y la puesta en escena. Hay que animarse a entrar a este bosque.
Cantemos en el bosque. Fui muy entusiasmado a ver esta película, porque siempre se puede ser más fan de los musicales, siempre se las puede querer más a Anna Kendrick, Meryl Streep y Emily Blunt, y porque siempre se puede ser más fan de Disney y todas sus historias, así que nada podía salir mal. Rob Marshall arma una película en su noventa por ciento cantada, con letras divertidas y bien entonadas, hace una adaptación perfecta del musical, muy oscura, que recurre al humor para que si algún padre quiere ir con su hijo no se le haga pesada. Pero hay que aclarar que no es la película ideal para niños muy chiquitos. Desde el principio logra mezclar los caminos de todos los personajes dentro del bosque de una manera excelente juntando la inocencia de Caperucita Roja (Lilla Crawford) y Jack (Danniel Huttlestone) con sus habichuelas mágicas con los deseos del Panadero (James Corden) y su esposa (Emilly Blunt) que entran al bosque en busca de una lista de objetos que les encargo la Bruja (Meryl Streep) para romper la maldición que les puso ella a su familia. En el camino también se cruzan con los deseos de otros personajes famosos del mundo hermoso de Disney, como Cenicienta (Anna Kendrick), queriendo salir del agujero de su vida conociendo al Príncipe (Chris Pine) y también se cruzan con otro Príncipe (Billy Magnussen), el hermano del anterior, enamorado de Rapunzel (Mackenzie Mauzy), sí, la chica de pelo largo encerrada en una torre. woodsposter En cuanto al reparto, Meryl Streep, nominada a mejor actriz secundaria, sin duda tiene muchas chances de llevárselo, Anna Kendrick, como viene demostrando hace tiempo, luego de darse cuenta que no debía estar detrás de nadie (Crepúsculo) y gracias a su hermosa voz (Dando la nota). Con un gran James Corden, humilde y divertido, una PERFECTA Emily Blunt, linda, divertida y excelente a la hora de cantar. Pero hay que hablar dos personas que sin duda se llevan lo mejor, las apuestas a futuro, una Lilla Crawford haciendo una dulce, valiente y divertida y un gran Danniel Huttlestone, que tiene una voz espectacular. portadainto_the_woods_poster La película está nominada a “mejor diseño de producción” creo que tiene muchas chances de ganarlo, porque desde los escenarios, perfectamente diseñados, los vestidos, los lindos y los feos. Todo bien planeado sin dejar nada al azar, estéticamente impecable. Vayan a verla, aunque en algunos pequeñísimos momentos del segundo acto puede tornarse medio pesada, vale la pena, canten, rían y disfruten.
Terapia bajo los árboles Rob Marshall vuelve al género adaptando el famoso musical de Broadway de Stephen Sondheim y James Lapine, que mezcla con notable habilidad los cuentos infantiles clásicos de los hermanos Grimm "La Cenicienta", "Caperucita Roja", "Rapunzel" y "Jack y las habichuelas mágicas". Adaptar un musical del escenario al lenguaje cinematográfico siempre supone un desafío interesante, donde se perderá cierta magia para descubrir otra. Rob Marshall -Chicago, Memorias de una geisha, Nine, Piratas del Caribe 4- vuelve al género adaptando el famoso musical de Broadway de Stephen Sondheim y James Lapine -estrenado en 1986 y repuesto innumerables veces- contando además con la colaboración del propio Sondheim para adaptar las canciones originales y con Lapine para adaptar el guión original a la película. Into the Woods mezcla con notable habilidad cuatro cuentos infantiles clásicos de los hermanos Grimm -La Cenicienta, Caperucita Roja, Rapunzel y Jack y las habichuelas mágicas- con el bosque como escenario principal, que funciona como transformador de sus personajes y los lleva a explorar sus verdaderos deseos y sentimientos. Así es como una vaca blanca, una manta roja, un mechón de cabello dorado y una zapatilla de oro son los cuatro objetos -que a manera de un MacGuffin hitchconiano- sirven de excusa para movilizar al panadero y su esposa para conseguir romper una maldición y poder tener hijos. Un arranque dinámico y divertido va introduciendo a los personajes, con cuadros musicales que rinden tributo a su origen teatral –tanto por las puestas de cámara como el diseño de producción, mezcla de escenografías con Fx usados solo para momentos de magia, y trajes que ponen atención a los detalles de cada personaje y época- hasta colocarlos en el centro mismo del bosque. A partir de allí, el ritmo se desacelera y los personajes serán conducidos progresivamente hacia un desenlace tradicional, con algunas escenas que funcionan más que otras. Pero llegando el desenlace, tal vez la parte más interesante para quien escribe, hay un drástico cambio de tono y ritmo que hace incursionar al divertido musical por el drama y la aventura. La historia toma un giro oscuro, a la par que encantador, en el que todos los personajes sacan a relucir la oscuridad en sus corazones. La estupenda Meryl Streep, villana principal de la película, reinventa el papel de una bruja con profundos problemas de autoestima, dando otra lección de actuación por la cual está nominada a un Oscar. Emily Blunt brilla interpretando a la mujer del panadero, tal vez el personaje más interesante, divirtiendo con su frescura y transmitir en el final el dramatismo de un personaje que se cuestiona moralmente. James Corden como el panadero, Anna Kendrick como Cenicienta, Chris Pine como el Príncipe Encantador, Lilla Crawford como Caperucita Roja, Mackenzie Mauzy como Rapunzel y Daniel Huttlestone como Jack, completan un reparto de famosos que no desentona y en el que pasa sin dejar estela Johnny Depp, interpretando al lobo. A diferencia de otros musicales, Into the Woods no sobresale por los efectos ni por su diseño de producción -que a pesar de ser muy logrado visualmente no alcanza la magia de otras producciones animadas ni dramáticamente se acerca a Moulin Rouge -2001- o Chicago -2002--, sino por satirizar de alguna manera al mundo de los cuentos exponiendo un príncipe azul adúltero y temas como el amor enfermizo y obsesivo. A pesar del final feliz, queda una extraña sensación de que Marshall y Disney transitaron senderos diferentes para llegar al dulce hogar, siendo dificultoso determinar a qué público va dirigido el film, o quien podrá disfrutarlo más.
Unir a legendarios cuentos de los hermanos Grimm, Cenicienta, Caperucita Roja, Jack y las habichuelas mágicas y Rapunzel, que interactúan en el bosque donde un panadero y su mujer no pueden ser padres por una maldición. Fue un éxito en Broadway, creada por Sthepen Sondheim y James Lapinte, con la dirección Rob Marshall y un gran elenco. Prácticamente todo musical, más para el gusto del mercado americano, no es para chicos ni adultos acostumbrados al cómic. Con mas ironías que humor.
Más allá de haber tenido la oportunidad de charlar con los actores de "En El Bosque", es una película para disfrutar de comienzo a fin. Los cuentos de los hermanos Grimm, entremezclados con los del panadero y su mujer, más el plus de Meryl Streep como la bruja villana, es un evento que no hay que perdérselo. Emily Blunt (la mujer del panadero), me soprendió gratamente cantando las excelentes canciones que tiene este musical (se lo dije en persona, no podía guardármelo), James Corden, Anna Kendrick, Chris Pine (el mejor príncipe que pueda existir en una película), Christine Baranski, Tracey Ullman y hasta Johnny Depp (que interpreta al lobo de caperucita y aparece solo unos minutos) están tan tan tan bien dirigidos por Rob Marshall, que da placer zambullirse en este bosque en donde el humor no se queda atrás, la espectacularidad de las puestas son mágicas y donde te aseguro vas a encontrar un lugar para pasarla muy bien. Uno de los grandes recomendados de esta semana, es sin dudas, "En El Bosque"... y si no estás segura/o, poné play a mi entrevista con ellos, que te cuentan absolutamente todo lo que queres saber de la peli.
El bosque cantado Hay que tener cuidado con lo que se desea. Es cierto. Como también lo es que muchas veces el deseo de una cosa es mejor que la cosa misma. Seguramente las intenciones de quienes pergeñaron esta película habrán sido las mejores; otra cosa son los resultados. Cenicienta, Rapunzel, Caperucita Roja y Jack con sus habichuelas mágicas se cruzan en esta historia para que una pareja sin hijos pueda romper la maldición que les impide tenerlos. Para lograrlo deben conseguirle a un bruja varios elementos pertenecientes a cada uno de los personajes antes citados. Estamos ante un musical, los personajes dialogan cantando. Este es un dato importante para aquellos que detestan el género. Están advertidos. No es una comedia musical, género que requiere mayores esfuerzos creativos, exigencia en la interpretación musical y composiciones que desarrollen la trama y presenten a los personajes. En este caso la música es repetitiva, chata, sin vuelo, lo que queda evidenciado con el medido destaque de la canción "The last Midnight", interpertada por Meryl Streep. En los tiempos que corren, esta producción no tiene nada realmente meritorio, ni en cuanto a su dirección de arte ni en cuanto a los efectos especiales. Vale hacer la salvedad de que el guión ha tenido un acotado acierto al no caer en la habitual tendencia a realizar adaptaciones edulcoradas de los clásicos y exponer algunos de los cuentos en sus versiones originales. Sin embargo eso no alcanza para revertir el fastidio que genera el tono solemne del relato, que sólo cede ante la episódica parodia explícita, que bien le hubiera sentado a todo el filme. En lo actoral, todos lucen correctos y entonan, sin llegar a grandes interpretaciones. Anna Kendrick es, tal vez, a quien más se la nota interesada en lucirse cantando, aunque queda a gusto del espectador aceptar o no su voz algo nasal y chillona. El tramo final se vuelve tedioso y da la impresión de que el director no supiera como terminar el cuento. Y sí, son muchos y todos juntos. Por eso, hay que tener cuidado con lo que se desea, no sea cosa que después no se sepa que hacer con lo deseado.
Otra vuelta de tuerca Cuando uno dice la frase “musical de Disney” puede sonar redundante, porque si hay algo que abunda en las películas de este estudio, es justamente la música. Personajes que sin motivo aparente se ponen a entonar melodías para expresar sus sentimientos o enfatizar el dramatismo de una situación cada tanto, hasta que haya suficientes canciones dentro del film para una digna banda sonora en los estantes de las disquerías. Hay a quienes fascina ese formato, y hay a quienes apenas podríamos pedirles que lo toleren por acompañar a un ser querido a la sala. Difícilmente entonces disfrutaría este último grupo de un musical al estilo Broadway, donde absolutamente todos los diálogos son cantados. Esa clase de musical es “En el Bosque“, están avisados. Durante dos horas, entraremos en el mundo de los personajes más famosos de los cuentos de hadas en clave lírica, mientras para ellos transcurren las tres noches mas trascendentales de su vida. Pero no de la forma en que los hemos visto tantas veces en las adaptaciones infantiles, sino en un tono un poco más maduro y por momentos siniestro, casi reverenciando los clásicos originales de Perrault y la tradición oral. Sin embargo, sus originales giros y las impredecibles reacciones de sus personajes son el gancho de este film, que además de contar una buena historia, cautiva visualmente. Con el deslumbrante protagónico de Meryl Streep en el papel de la Bruja, y la compañía de las también talentosas Emily Blundt, Anna Kendrick y Lilla Crawford encarnando a las heroínas de sus propios cuentos, todas las historias se irán uniendo para tejer un entramado de tragedias, pasiones y lecciones. Estas últimas tienen una fuerte influencia en los protagonistas de cada una de las subtramas, y es ahí es donde reside el encanto de la larga duración del film: no es en vano, todos los personajes se desarrollan a lo largo del recorrido con gracia en base a sus experiencias. La interacción entre todos ellos también responde a un orden coherente, y no caprichoso como hemos visto en los últimos tiempo en adaptaciones cinematográficas y televisivas que pretenden darle una vuelta de tuerca a los clásicos cuentos de hadas sin resultados muy felices. “En el bosque” abarca temas fundamentales del género y los trata de forma directa y efectiva, al mismo tiempo que rima, entretiene y se nos pega con melodías encantadoras y contagiosas.
Festín para amantes del musical. Desde hace unos años las versiones más o menos adultas de cuentos infantiles clásicos se convirtieron en un género potable a nivel taquilla, por lo que no extraña este siguiente paso; una adaptación del musical de Stephen Sondheim y James Lapine "Into the Woods" era algo esperable. Todo un hit de Broadway en 1987, la obra arma una trama pensada para reunir varios de los principales cuentos de los hermanos Grimm de un modo revisionista, que pone el énfasis en la dualidad de los supuestos héroes y villanos del género y soslaya los desenlaces felices típicos de estas historias. Lo hace de un modo un poco obvio propio del musical, dado que, como bien dijo alguna vez Ambrose Bierce, "todo aquello demasiado estúpido para ser dicho, siempre puede ser cantado". Se entiende que, como sucede casi siempre en estos casos, aquellos espectadores que no comulgan con el musical probablemente no la pasen del todo bien con esta película, aun cuando puedan apreciar los momentos ingeniosos de la trama, algunas buenas actuaciones empezando por la siempre eficaz en todo terreno Meryl Streep- y puedan reconocer el esfuerzo del director Rob Marshall por aprovechar cada ocasión de darle una puesta cinematográfica a algo que de todos modos siempre tendrá escenas excesivamente teatrales. Pero por supuesto los tics teatrales propios del género son parte de la diversion de los amantes del musical, que no deberían perderse esta película realmente bien filmada, y que ofrece excelentes arreglos para la música, logrando climas dramáticos y misteriosos que potencian brillantemente el concepto de la obra adaptada al cine por el propio Lapine. Lo que no impide que por momentos la mezcla entre Cenicienta, Jack y el gigante y Caperucita resulte un poco forzados. Pero con tanto cuidado por el original, más el talento de la bruja protagónica (Meryl Streep), la madre cruel de Jack que compone Tracy Ullman y el lobo libidinoso a la medida de Johnny Depp, los fans no se van a quejar en absoluto, e incluso los desprevenidos quizá puedan soportar razonablemente ese momento terrible y repetido en el que los personajes interrumpen un diálogo para cantar lo que se les cruza por la cabeza.
En el bosque conjuga con bastantes logros dos tendencias crecientes en el cine de Hollywood: por un lado, llevar a la gran pantalla exitosos musicales de Broadway; por el otro, reciclar en clave bastante más oscura, realista y ambigua (incluso con toques perversos) los clásicos cuentos de hadas infantiles (recuérdense desde Maléfica hasta Hansel & Gretel, cazadores de brujas, pasando por La chica de la capa roja, Blancanieves y el cazador, Espejito, espejito o Jack, el cazagigantes). La obra original, estrenada en 1987 por Stephen Sondheim y James Lapine (autor también del guión de esta transposición), ya tenía todos los elementos de esta combinación e integración (mashup en la jerga artística) de distintas creaciones de los hermanos Grimm, como La Cenicienta, Caperucita Roja, Blancanieves, La Bella Durmiente y Rapunzel (también hay referencias a Las habichuelas mágicas y otros cuentos tradicionales), pero tenía que ser Disney -el estudio que más incursionó desde siempre en el segmento de las fábulas- quien encarara esta reunión cumbre en el cine. Con un experto en musicales cinematográficos como el director Rob Marshall (el mismo de Chicago y Nine) al frente, se trata de una historia coral que plantea un difícil desafío para el habitual público infantil y preadolescente de la factoría Disney: se trata de una por momentos algo morosa acumulación de situaciones con el bosque del título como nexo con muchas canciones originales del show de Broadway de fondo. Un festival para los amantes del género, sí, pero también una experiencia algo ardua de dos horas de duración para los más pequeños, más allá de que todos conozcan a los personajes protagónicos y haya unos cuantos intérpretes reconocibles en el elenco. De que se trata de un musical competente y vistoso (quizá con demasiados cortes de edición), con bellas canciones y buenas actuaciones (se lucen James Corden y Emily Blunt, como el matrimonio de panaderos que desean desesperadamente un hijo; Anna Kendrick, como la Cenicienta, y las apariciones de Meryl Streep, como la bruja malvada, y Johnny Depp, como el Lobo), no hay dudas. La incógnita pasa, entonces, por saber si esta producción de Disney puede trascender el nicho de los cultores del musical para convertirse en un entretenimiento masivo para todas las edades y gustos.
Crítica emitida por radio.
La magia está en la historia. El director Rob Marshall (el mismo de Chicago) ofrece En el bosque, la versión contemporánea de los cuentos de los hermanos Grimm basada en el musical de Broadway con música y letra de Stephen Sondheim y libreto de James Lapine. El material es una garantía de que la narración sorteará cualquier obstáculo, valiéndose de la fantasía, el espacio único en el que son posibles las historias y una mirada actual sobre los conflictos que la magia no puede diluir.La película tiene la virtud de mezclar de manera inteligente los personajes de Caperucita Roja (Lilla Crawford), Jack y las habichuelas mágicas (Daniel Huttlestone),Rapunzel (Mackenzie Mauzy) y La Cenicienta (Anna Kendrick), manteniendo el hilo a través de la pareja de panaderos (Emily Blunt y James Corden). Ellos deben obedecer las órdenes de la bruja (Meryl Streep) para desarmar el hechizo que les impide tener hijos. La estética de la película reproduce los claroscuros de los cuentos. En busca de los objetos que necesita la bruja, la pareja se aventura en el bosque por donde también pasan y cambian su destino los demás personajes. Hay en el relato rasgos irreverentes que modifican el dibujo de los personajes originales. Caperucita vive hambrienta y es capaz de robar; Cenicienta huye del Príncipe a la medianoche por motivos que luego confiesa; Rapunzel es bastante apasionada, y Jack es un niño más despierto que los adultos. La segunda línea de personajes también es imprescindible e interesante. Johnny Depp es el Lobo; Christine Baranski, la Madrastra de Cenicienta; y los Príncipes (Chris Pine y Billy Magnussen) funcionan como estrellas del pop adolescente. Además, y sobre todo, En el bosque es un musical en el que los intérpretes se lucen. El bosque es el lugar de los cuentos y las canciones de Stephen Sondheim (afortunadamente, con subtítulos), mantienen el encantamiento. Meryl Streep, nominada al Oscar como actriz de reparto, compone una bruja llena de matices y asume partituras complejas. En el rol de Jack, Daniel Huttlestone tiene la gracia y vivacidad que recuerda su actuación en Los Miserables, en el rol de Gavroche. El musical tiene mucho humor e ironía en medio de escenas icónicas de los cuentos. Los trucos en el bosque se suceden, a tono con la idea que canta la panadera (estupenda Blunt) sobre los momentos vivibles. Pregunta por qué decir ‘o', decir ‘y', experimentando la libertad de corazón y pensamiento sólo en el bosque.La película es una fábula divertida sobre el alcance de los deseos, que a veces no coinciden con lo que más amamos. Aparecen muchos temas que desafían el final feliz del cuento clásico. Los panaderos desean ser padres. Tanto ellos como el resto de los personajes se mueven por deseo, con ímpetu más cercano al de las criaturas de Shakespeare, que a la conducta que les ha dado fama y perdurabilidad en la literatura infantil. "Entre la pesadilla de mi casa y el sueño hermoso del castillo, busco algo intermedio", dice Cenicienta. Rob Marshall aprovecha la fórmula de Sondheim cuando utiliza la fantasía con naturalidad, al servicio de una ternura retro.
Lobo estás? Hay ideas, que, como ideas son geniales. Reunir en un mismo relato algunos mega clásicos de los cuentos infantiles como "Jack y las habichuelas mágicas", "Rapunzel", "Caperucita Roja" y "Cenicienta" es, a simple vista un cocktail muy tentador para todos los amantes de estos íconos de Hans Christian Andersen, los Hermanos Grimm o Perrault. Y el musical de Broadway -que data de 1987- "Into the Woods" reunió a todos ellos hilvanándolos mediante un nuevo cuento que los reúne, la historia de una pareja de panaderos que se enfrenta a la imposibilidad de tener un hijo por un maleficio que pesa sobre ellos. Es entonces cuando la bruja les propone encontrar cuatro elementos (un zapato dorado -Cenicienta-, una capa roja como la sangre -Caperucita-, una vaca blanca como la nieve -Jack y las habichuelas..- y un mechón de pelo dorado como el maíz -Rapunzel-) y de hacerlo antes de que se cumplan tres noches, el hechizo quedará sin efecto. El primer problema de la transposición del musical "En el bosque" a su versión cinematográfica hecha por la compañía Disney es: a qué público está finalmente dirigido? Es imposible que cualquier niño o pre-adolescente (típico target de los productos Disney), tolere sin chistar una película de dos horas la cual está cantada en el 90% de su recorrido con las letras y la música de Stephen Sondheim, las que para los más chiquitos (además) vienen sin doblar -es decir, por más que los diálogos estén doblados, las canciones están subtituladas-. Y si bien Sondheim es un referente de la comedia musical en Broadway, sus obras tales como "En el Bosque" "Sweeney Todd" o "Company" marcaron una completa diferencia al no caracterizarse por melodías pegadizas como para salir cantando del teatro sino más bien se enmarcan en un estilo de musical en donde los personajes van dialogando y comunicándose a través de las canciones. Las canciones no son un objeto decorativo para que sea el próximo hit del top chart sino que guaran una estructura coral, de ensamble, de historias que se entrecruzan mediante fragmentos de las canciones que son interpretadas por diferentes personajes y por lo tanto, no guardan ni el menor parecido a la canción pop del momento o la que saldremos tarareando al finalizar la obra / la película. Con lo cual, si bien algunos pueden pensar que al tratarse de un grupo de cuentos infantiles, "En el Bosque" puede ser un buen producto para los chicos, es absolutamente IMPOSIBLE que un niño promedio no termine durmiéndose en la butaca o preguntando cada cinco minutos cuánto falta para que termine. Tampoco es estrictamente un musical para adultos como puede haber sido "Chicago" o "Nine", productos del mismo director Rob Marshall. La trama es demasiado básica, sin complejidad alguna y no es mucho más que alguna vuelta de tuerca sobre los cuentos mencionados, sin una relectura adulta sino con ensambles y variaciones dentro de la misma tonalidad del cuento de hadas. Sumarle a esto que las partituras de Sondheim, tal como lo dijimos anteriormente, son farragosas y extensas, sólo pareciera que "En el bosque" puede entusiasmar a sólo CIERTO público amante del musical. Y no precisamente de los musicales más dinámicos como "Amor Sin Barreras" "Sweet Charity" "Moulin Rouge" "Grease" o "Victor Victoria" en donde las canciones están acompañadas de cuadros musicales con coreografías y vestuarios visualmente atractivos. Llama la atención, de todos modos, el empecinamiento que ha tenido la industria del cine con esta transposición, dado que aparentemente hubo en la década del '90 una primera aproximación con un elenco en el que se barajaban los nombres de Robin Williams y Goldie Hawn como la pareja de panaderos y Cher como la bruja, luego más adelante Jim Henson Productions intentó reflotarlo y posteriormente Columbia retomó nuevamente el proyecto con nombres como Susan Sarandon, Billy Cristal y Meg Ryan. Pero qué tiene de bueno la mirada Disney de este proyecto? Que en ningún momento se aparta de la estructura del cuento clásico + típico musical. Nada harán para disimular que estamos en un cuento sino todo lo contrario y: en épocas de enormes posibilidades y presupuestos holgados para efectos especiales y tecnología de todo tipo, la producción de Marshall elige denodadamente que en todo momento nos demos cuenta que está filmada en diferentes decorados dentro de los estudios. Y guardar algún que otro efecto especial para las transformaciones y hechizos de la bruja, pero no mucho más que eso... La historia es creativa y original, pero Marshall no acierta ni en el tono de narrarla ni en el tempo cinematográfico. Un musical de dos horas y media en Broadway tiene un intermezzo y además en el principio del segundo acto se suele hacer un medley con un resumen de canciones del primero como para retomar la historia, con lo cual el espectador tiene como un respiro a mitad de camino. Sabiendo que esto es cinematográficamente imposible, Marshall debiese haber apostado a acortar algunas situaciones que suman canciones pero no suman demasiados elementos a la trama, de forma tal que ganara agilidad y dinamismo. Cuando todo parece concluir en un hermoso happy ending y que todos felices comieron perdices, estamos RECIEN a un poco más de la mitad de la película, porque ese happy ending falso dará comienzo a toda una segunda parte, mucho menos lograda que la primera, sobre todo porque la historia se empieza a tornar aburrida y menos consistente. El otro punto importante de "EN EL BOSQUE" está en el elenco de enorme trayectoria, un cast absolutamente soñado en el que todos pueden lucirse en su momento especial. Meryl Streep como la bruja vuelve una y otra vez a mostrar que es absolutamente todoterreno y que no hay papel que no le pueda sentar a la perfección. James Corden (el mismo que había brillado en "Mi gran oportunidad" y tuvo una participación en "Puede una canción de amor salvar tu vida?") junto a Emily Blunt son una sólida pareja con buena química en pantalla y actuaciones convincentes. La sorpresa de Chris Pine como el príncipe de Cenicienta -sobre todo en las partes cantadas- y la ductilidad de Anna Kendrick como la Cenicienta, también hacen una muy buena pareja. Suma también una breve pero hilarante aparición de Johnny Depp como el Lobo Feroz y también está desopilante Christine Baranski (que también estuvo junto a Meryl Streep en "Mamma Mia!") en una vuelta de tuerca diferente para la madrastra de Cenicienta. Es una pena que el guión, sabiendo que es un producto más apuntado para el público adulto, no se haya animado más a jugar con la ironía, con algunas líneas mas punzantes o incluso, a ridiculizar más a los personajes, ya que cuando por ejemplo los hermanos príncipes cantan "Agony" en las cataratas, tomándose completamente el pelo a si mismos, son momentos en donde "En el Bosque" baja de la solemnizada y logra entretener. Pero son solamente un par de momentos en dos horas... y con eso no alcanza.
CANCION DESESPERADA Algo está mal en “En el bosque” (USA, 2014) y no es el intento de Rob Marshal por adaptar, una vez más, un éxito de Broadway. Hay algo que supera el denodado esfuerzo de un elenco de múltiples estrellas y es el “copy paste” que se hace sobre los clásicos cuentos infantiles, y que aún tratando de otorgarle una nueva lectura (por ejemplo Cenicienta y el árbol de su madre) no termina de cerrar. Como musical, claro está, habrá canciones, pero lamentablemente el exceso hace que la historia resienta su narración y fluidez cada vez que alguno de los personajes principales entone algo. La historia de “En el bosque” toma como punto de partida cuatro historias conocidas (Cenicienta, Rapunzel, Caperucita Roja y Jack y las habichuelas) y las mezcla con una quinta, la de un panadero sin hijos que aceptará el desafío que le pone la bruja malvada de esta historia (Meryl Streep) para poder terminar con un maleficio y así poder ser padre. El panadero deberá reunir (junto con su mujer) elementos de las cuatro historias anteriormente enumeradas y serán reunidos en el bosque. Por momentos la película toma al pie de la letra los cuentos, y por otros los revisita brindándoles una atmósfera sombría (Disney hizo hace muy poco esto con “Maléfica”) y a través de un narrados omnisciente se irán uniendo cada uno de los relatos. El resultado hasta la hora y media es desparejo, un pastiche colorido y sonoramente molesto, con algunas exageraciones por parte de algunos actores (se lo nota incomodísimo a Chris Pine en su papel de Príncipe) y con algunos momentos logrados por parte de otros (Streep, Johnny Deep). Pero esto no alcanza para poder superar el resto de hora que aún falta para terminar de caminar por el bosque, y cuando uno creía que el final feliz cerraría todo, al contrario, ahí la historia se diversifica, se transgresde y se estira innecesariamente un final que hace rato uno desea que llegue. “En el bosque” no termina de cerrar su propuesta, que con una campaña de marketing correcta, fue generando ansiedad en los espectadores, pero que lamentablemente se terminarán por topar con una cosmogenia exagerada que termina ridiculizándose a sí misma al no poder darle el punto final en el momento justo. PUNTAJE: 3/10
Perdidos en el bosque Ya lo he dicho antes pero no viene mal repetirlo: no soy un gran fanático de los musicales. Aún así puedo mencionar por lo menos tres exponentes recientes del género que disfruté en mayor o menor medida: Hairspray, con su alegoría política y su arrolladora protagonista; La era del rock, con su superficie eufórica, que escondía una gran melancolía; y Sweeney Todd: el barbero demoníaco de la calle Fleet, una apuesta a fondo para exhibir los diversos niveles de podredumbre y corrupción en las calles londinenses. Pero claro, la adaptación del musical de Broadway En el bosque ya me obligaba a poner unos cuantos reparos, que nacían del nombre de su director. Me refiero a Rob Marshall, quien entregó un musical lavado y vacío en Chicago -otro film basado en una obra de Broadway-, arruinó una adaptación literaria de gran potencial como Memorias de una geisha, malentendió a Federico Fellini en Nine y condenó a la intrascendencia a la saga de Piratas del Caribe en Navegando aguas misteriosas. Lo cierto es que la premisa de En el bosque era más que atractiva, porque a partir del relato de una bruja (Meryl Streep) que le ordenaba a un panadero y su esposa (James Corden y Emily Blunt) encontrar una serie de elementos mágicos para así revertir una maldición sobre su familia, que les impide tener hijos, aparecía la promesa de la exploración de las diversas capas que componen a clásicos cuentos de hadas como Caperucita Roja, Rapunzel, Cenicienta y Jack y las habichuelas mágicas. Y lo cierto es que se puede intuir que el musical de Broadway escrito por James Lapine y Stephen Sondheim no le hace asco a nada y se zambulle en las regiones más oscuras de esas historias, que en sus versiones originales -no tanto las deformadas revisiones que llegaron a nuestros ojos y oídos en los siglos siguientes- presentaban sucesos y personajes bastante truculentos, para pensarlas y deformarlas desde la consciencia de la actualidad. De alguna manera, se podía establecer un paralelismo -un poco antojadizo, es cierto- con El último gran héroe, aquel film de John McTiernan protagonizado por Arnold Schwarzenegger que analizaba, deconstruía y reescribía las reglas del género de acción. Pero claro, eso sería el musical de Broadway -que debe ser una experiencia abrumadora e inolvidable a la vez- y no sucede lo mismo con la película, que es solamente abrumadora. Es que Marshall, como director de cine, es a lo sumo un decente director de teatro. Ojo, que esta afirmación no se confunda con una subestimación del arte teatral; sino simplemente con señalar que el cine y el teatro son dispositivos distintos, cada uno con sus propias reglas espacio-temporales y herramientas para crear verosímiles que interpelen al espectador. Esto Marshall nunca lo entendió y por eso filma como si estuviera en una sala teatral. En consecuencia, En el bosque es una película en la que -en especial en su primera mitad- pareciera que los personajes sólo pueden desempeñar una acción o movimiento, que es cantar. Hay un estatismo alarmante en toda la puesta en escena, que les resta a los personajes la posibilidad de crecer y cobrar entidad, apareciendo y desapareciendo sin que importen realmente sus historias previas o sus motivos a futuro, como si lo único que tuvieran para ofrecer fuera su carácter icónico. Por suerte, hacia el último tercio del relato hay un giro oscuro y hasta terrorífico en la trama que ni siquiera la impericia de Marshall consigue destruir en su efectividad -aunque el realizador pelea, y mucho, para que todo salga mal-, básicamente porque expone, con inteligencia pero también con amor, la materia misma de esos cuentos que han alimentado nuestras infancias. Allí la narración establece un recorte de situaciones y personajes que permiten focalizar las acciones -dejando de lado la sucesión torpe de hechos a través de un montaje carente de dinamismo-, con lo que ese espacio-tiempo que es el bosque cobra mayor materialidad. De la mano de eso, los personajes adquieren espesor y las letras de las canciones finalmente impactan y conmueven, permitiendo finalmente ver la tesis de la historia, que gira alrededor de la pérdida, las causas y consecuencias de cada decisión que se toma y cómo seguir adelante. Aún así, En el bosque se revela como un film que podría haber sido mucho mejor si hubiera sido dirigido por un cineasta capaz y conocedor de las herramientas cinematográficas. Si se recuerdan las virtudes de la adaptación que hizo Tim Burton de Sweeney Todd, donde el espacio urbano se convertía en un personaje más, se puede avizorar esa gran película que En el bosque al final no fue.
Nuevamente para la época de las Oscarizables, llega un título inspirado en una obra de Broadway. Algo probado, que funcionó bien desde su salida en 1987 y que Rob Marshall, especialista en la materia ("Chicago", ganador del premio de la Academia), eligió para ofrecerle a Disney, que aceptó gustosa. Nadie mejor que ellos para desestructurar esa tradicional posición detrás de los clásicos en esta etapa de renovación de la compañía. Hay que reconocer que parte de una idea original, simpática pero sombría sobre una serie de clásicas historias infantiles recreadas de una manera distinta. Unica? Seguramente. No del todo lograda pero que llama la atención de aquellos que no están familiarizados con el musical. ¿De qué va "En el bosque"? Digamos que parte de los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm instalando la acción en el mismo campo de acción. Hay una bruja (Meryl Steep) quien hace un ofrecimiento a un matrimonio de panaderos (James Corden y Emily Blunt) para tentarlos con un embrujo que embarace a la mujer. Ellos no tienen hijos y escuchan la propuesta, que implica conseguir una serie de objetos de varios personajes muy conocidos (Cenicienta-Anna Kendrick; Caperucita-Lilla Crawford; Jack -Daniel Huttlestone; Rapunzel-Mackenzie Mauzy) y entregarlos antes de los tres próximos días. Ellos (los personajes originales) viven su camino, de manera similar a los cuentos de los que provienen, pero la interacción con la pareja va a modificar algunas cosas, ofreciendo ciertos giros entre divertidos y lúgubres que se producen entre canción y canción. Porque como ya anticiparon, la trama avanza, y las canciones también. Es bueno saber que los chicos que van a sala a verla, tengan en claro que hay una gran cantidad de hits en inglés y los mismos no estarán interpretados en castellano. Aunque podrán leer dicho subtitulado, desde ya. La película es un musical simple cuya mayor fortaleza es el crossover de historias. No la música (perdón por decirlo, pero es una impresión estrictamente personal), sino la manera en que va entrelazando a los diferentes personajes. Hay algunos roles destacados (el de Chris Pine, arriesgo), otros deslucidos (Johnny Depp, sin dudas) pero nada fuera de lo común. Las actuaciones son las esperables para este nivel de producción (y un poco debajo también) y el film, se extiende un poco más de lo esperable, en todo sentido. "Into the woods" ofrece un rato largo de canciones en un ambiente oscuro pero conocido a la luz de los relatos que poblaron nuestra infancia. Es una rareza. Sólo por esa razón, le daría la derecha a este musical. Aceptable, con lo justo.
Soy la freak de los musicales, no me molestan las parodias ni la intertextualidad. Pero hay límites. Desde ya hace unos años, nos vamos encontrando cada vez más seguido con historias “refritas”: “El inicio”, “La versión 2000”, “El homenaje”, “tal personaje cómo sería hoy”, que han llevado a estas películas en las que se citan a todas las previas pero cada vez aportando menos. Así nos encontramos con personajes bidimensionales y los giros de historia más planos que hay. Este es el cuento que une a todos los cuentos. Está Caperucita Roja, Rapunzel, Cenicienta, Jack y sus habichuelas mágicas y, claro, lo que casi todos estos relatos tienen en común: la malvada bruja. En este desfile de personajes, lo que se remarca es que todos viven en el mismo punto geográfico (sí, todo esto pasa en una sola aldea) y que todos saben cantar. Más allá de algún que otro número que es interesante como el de la bruja frente a Rapunzel o el de los dos príncipes que te saca varias carcajadas, el resto de la película es realmente un suplicio. El elenco incluye a Chris Pine como el Príncipe Encantador, Anna Kendrick como una Cenicienta muy poco interesada en el príncipe y muy interesada en limpiar y llorar a su madre, Meryl Streep como la bruja del bosque (a veces buena, a veces mala), Emily Blunt es la mujer del panadero (sí, esa es la ÚNICA gracia del personaje) y unos cuantos secundarios ya viejos conocidos de los musicales en cine en general. Pero el problema no es que todos convivan cual si se tratara de “Once upon a time”, sino que los personajes no desarrollen ninguna de sus posibilidades frente a la situación que se plantea ni ninguna vuelta de tuerca como corresponde. Como tiene sentido siendo de Disney: la estética, el vestuario y los arreglos musicales son realmente impecables. Hacen una búsqueda vintage en cuanto a los efectos que queda simpática. El argumento, parece un boceto. Lo único positivo es verla a Meryl que como siempre es una lección de actuación.
Las soberbias actuaciones son la mayor virtud de la película. Esta es una versión moderna de los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm. Se van entrelazando las tramas de algunos de los cuentos clásicos como: “La Cenicienta”, “Caperucita Roja”, “Jack y las habichuelas mágicas” y “Rapunzel”, todos unidos para armar una historia que involucra a un panadero de nombre Baker (James Corden, “Mi gran oportunidad”, bien interpretada), y su esposa (Emily Blunt, “Al filo del mañana”, tiene buenos matices) que no puede quedar embarazada por un embrujo que le fue realizado. A partir de esto entra en acción una Bruja (Meryl Streep) que les propone que:si ellos le entregan cuatro elementos (una vaca blanca como la leche, una capa de color rojo sangre, un zapato de oro y el pelo de color amarillo para lo cual tienen en un plazo tres días), que pertenecen a los personajes anteriormente citados, podrán tener un hijo y además la Bruja logrará sacarse una maldición que recae sobre ella. De esta forma es como esta pareja que tienen un único propósito, ser padres, se internan en un bosque lleno de misterios, sorprendente, mágico y lleno de fantasía; todo se va desarrollando a través del canto (casi todos los diálogos son cantados), la música, lo visual, la naturaleza, las coreografías y los efectos, entre otras situaciones. Algunas escenas resultan impresionantes y se va transformando más en un cuento de hadas para adultos. La trama es bastante original, prolija y oscura, esta fábula cuenta con todos los elementos que conocemos de los distintos cuentos que relatan pero se describe algo espeluznante y con alguna sorpresa. Todas las canciones son interpretadas por los mismos actores, desarrollan un estupendo despliegue y con cierto toque teatral dado por el elenco. La maravillosa actriz estadounidense de teatro, cine y televisión Meryl Streep a sus 65 años ya con esta nueva nominación a los Premios Óscar resulta candidata en 19 ocasiones y ganadora de 3 estatuillas ("Kramer vs. Kramer", "La decisión de Sophie" y "La dama de hierro") y nuevamente se luce (canta e interpreta como los dioses). Otro de los actores, productor, músico y pintor estadounidense es Johnny Depp nominado en tres oportunidades al Óscar (camaleónico) es el lobo hambriento, un personaje a su medida en una breve aparición, correcto. El resto del elenco se destaca cada uno en su papel: Caperucita Roja interpretado por un particular en voz de Lilla Crawford, su cara fresca y angelical; Jack y las habichuelas mágicas por Daniel Huttlestone quien ya se lució en “Los miserables”; “La Cenicienta” es Anna Kendrick un gran trabajo en “Amor sin escala”; Tracey Ullman como la madre de Jack; Rapunzel (MacKenzie Mauzy); Rapunzel's Prince (Billy Magnussen); entre otros. Rob Marshall es un conocedor del musical y ya lo demostró en “Chicago”y “Nine” de tono teatral, pero acá entretiene y divierte por momentos, es irregular, se achata (sube y baja) sobre todo en la segunda parte, no logra mantenerse, la fotografía no ayuda demasiado e incluye demasiados grises, le falta credibilidad, las canciones del musical son del compositor y letrista estadounidense Stephen Sondheim.
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"Otra mirada de los cuentos clásicos" Últimamente está muy de moda hacer una revisión de clásicos del pasado. Tenemos muchas remakes de películas que vimos en décadas anteriores o incluso hace no tantos años. Con los cuentos clásicos de princesas pasa algo parecido. Se está buscando darle una mirada distinta a las historias ya conocidas. Es por eso que tenemos películas como “Maléfica”, donde se contó la vida de una de las villanas más importantes de Disney en la historia de “La Bella Durmiente” o series como “Once Upon a Time” que mezcla la vida de varios personajes, haciendo una historia nueva. Basada en la obra musical homónima, “En el Bosque” busca también encontrarle otra mirada a estos cuentos clásicos. Es así como cuenta la historia de un panadero y su mujer que, debido a una maldición que rige sobre su casa, no pueden tener hijos. Para revertirlo, una bruja le pide cuatro elementos que deben conseguir en el bosque: una vaca tan blanca como la leche, una capa tan roja como la sangre, un cabello tan amarillo como el maíz y un zapato tan puro como el oro. En cuanto a la historia, es una buena vuelta de tuerca de estos cuentos clásicos. Si bien hay algunos elementos que se mantienen, muchos de ellos cambian, creando una nueva historia. Cenicienta, Rapunzel, Jack y las Habichuelas Mágicas y Caperucita Roja se mezclan entre sí e interactúan con la pareja protagonista. Existen varios momentos en que las canciones van más allá de la película, transmitiendo fielmente el sentimiento de estar en el teatro, principalmente con el comienzo de “En el Bosque”, donde se van presentando todos los personajes y su necesidad de encausarse en las distintas misiones que los llevarán hacia adentro del bosque. Sin embargo, es acá donde puede haber una división de aguas. Los musicales, sobre todo los que son íntegramente cantados y no hay casi presencia de diálogos, como en este caso, todavía son considerados como un género menor y no a todo el público le es de su agrado. Es por eso que el disfrute de “En el Bosque” va a depender también del gusto del género musical en sí mismo. Si bien muchas de las películas de Disney tienen sus canciones, acá predominan en todo momento. Con respecto a las actuaciones, todos los actores se encuentran de una forma muy correcta. A algunos, como Meryl Streep (“Mamma Mia”), Christine Baranski (“Mamma Mia”) o Daniel Huttlestone (“Los Miserables”), ya los habíamos oído cantar, pero todos se encuentran muy bien en su papel, destacándose sobre el resto la gran actriz Mery Streep, lo que la llevó a tener varias nominaciones en los premios de esta temporada. A pesar de que tiene un buen desarrollo, la película podría durar mucho menos. Incluso uno se da cuenta dónde y cómo podría terminar, pero la historia continúa, generando una sensación de alargue de la misma. Si bien no termina mal (despegándose un poco del clásico “y vivieron felices por siempre”), no se ve la necesidad de esa continuidad. Aunque también hay que tener en cuenta que la historia de la obra de teatro es así y se adaptó de una forma fiel, incluso haciendo ese corte de la historia entre los dos actos. Una película que puede ser vista tanto por grandes como por chicos (aunque no tan chicos), “En el Bosque” puede que no sea una de las mejores películas que Disney nos ofreció en los últimos tiempos, pero nos proporcionará momentos musicales y llenos de magia para los que disfruten de este género. Samantha Schuster
VideoComentario (ver link).
Meryl Streep, la mejor de las brujas ecundada por un elenco multiestelar y probado en musicales, en "En el Bosque" la actriz argumenta su enésima nominación a los Oscar. ¿Habrá en el mundo de la ficción un personaje que le quede grande a Meryl Streep? Su título de la actriz más nominada de los premios Oscar de la Academia de Hollywood 18- con tres ganados, y una candidatura más, este año, por interpretación de La Bruja en En el Bosque indica que, por el momento, eso no sucederá. Producida por Disney, con dirección de Rob Marshall -quien se encargó para la misma casa la más reciente entrega de Piratas del Caribe-, En el Bosque es el primer musical de Broadway adaptado por la firma para el cine. La productora se aseguró, para el caso, la colaboración James Lapine, escritor del libreto original, para realizar el guión. El relato entrelaza los argumentos de varios cuentos de los hermanos Grimm, se centra en un panadero y su esposa, cuando se enteran de que fueron maldecidos por una bruja y no podrán tener hijos, y se adentran en el bosque para encontrar los objetos necesarios para romper el hechizo. En ese viaje, entra en juego su relación con otros protagonistas de cuentos, como Caperucita Roja, el Lobo, Cenicienta y el Príncipe, Rapunzel o Jack, el de las habichuelas mágicas, y por supuesto, con La Bruja, enlace de todas las historias. y un personaje que le permite a Streep confirmar sus dotes como cantante que ya había ensayado en Mamma Mía! (2008), y en un elenco donde destacan voces y actuaciones acostumbradas al género. En cuanto al enfoque, esta cinta continúa la línea modernizada de Disney, con un replanteo de los personajes al estilo del cómic Fables; seres más reales que los clásicos de los años 50 y 60, menos límpios en sus trazos, y más compenetrados con sus actos y las consecuencias que importan en la vida de otros. Vestuario (compite con la única nominación de Maléfica) y diseño de producción también están candidateados, un merecimiento avalado por los resultados a la vista.
Fábulas salvajes Más parecida a la obra de Tim Burton (esos árboles retorcidos, esas tramas retorcidas) que los últimos trabajos del propio Burton, En el Bosque sorprende por su estructura, con una segunda parte que saludablemente traiciona a la primera, y que probablemente respete al oscuro y exitoso musical de Broadway que le da origen. Viniendo de Disney, resulta toda una curiosidad. La premisa es más que interesante, explorar el más allá del final feliz, ver que pasa una vez que todas las perdices fueron comidas. Para ello se mantiene un engañoso clasicismo en la primera mitad, una ensalada a la Grimm que revuelve las historias de La Cenicienta, Las Habichuelas Mágicas, Rapunzel y Caperucita Roja. Lo hace con cierto criterio, amparándose en el revisionismo postmoderno de la obra teatral de james Lapine (que nunca fue pensada para niños) y el probado oficio de los intérpretes, empezando por Meryl Streep como la bruja que termina uniendo todas las historias y Johnny Depp como un incómodo lobo que exacerba su costado pedófilo. Aún así, para cualquier espectador que no sea amante del género, la excesiva duración puede volver la experiencia tortuosa. Pero una vez que todo se resuelve con cierta facilidad empieza lo mejor. Como si de tratara de una película de Miguel Gomes (Aquel querido mes de Agosto, Tabú, La cara que mereces) la segunda parte pone en perspectiva a la primera y el blanco o negro se vuelve gris, y los deseos cumplidos pueden causar problemas gigantes. Pero claro, Rob Marshall no es Gomes y a veces el árbol no le deja ver el bosque, su estilo clipero está en las antípodas de lo que propone habitualmente el extraordinario director portugués. En la oscuridad del bosque nunca queda claro a que público está dirigida la historia y las partes no terminan de integrarse del todo, en una película que crece cuando abandona el homenaje y decide irse por las ramas.
Entretenido y liviano musical "En el bosque" es la adaptación cinematográfica de la obra musical de Broadway con el mismo nombre, escrita por Stephen Sondheim y James Lapine. Como sabrán los que siguen mis reseñas, no soy un gran fan de los musicales adaptados al cine. Más allá de esto, trato de apreciar los elementos cinematográficos y el entretenimiento que ofrece para darles una crítica sincera sobre el producto. Desde el punto de vista técnico la película está muy bien realizada. Si bien no es la panacea de los grandes efectos, hay que reconocerles que los ambientes que crearon transmiten la magia y el misterio que uno podría esperar de un film que incluye cuentos clásicos como el de "Caperucita Roja", "Rapunzel", "La Cenicienta" o "Jack y las Habichuelas Mágicas". Por otro lado, tenemos la inclusión de una gran cantidad de nombres fuertes en Hollywood que le dan más nivel a la propuesta. Meryl Streep, Anna Kendrick, Emily Blunt, Christine Baranski y Johnny Depp entre otros, son caras ya conocidas en el mundo de las películas musicales y el teatro, y saben llevar bien una producción de este tipo. Personalmente creo que Meryl se destaca demasiado por sobre el resto de cast, y un poco más abajo, pero en una posición también preponderante, podemos remarcar las intervenciones de Emily Blunt, Anna Kendrick y la niña que hace de Caperucita, Lilla Crawford. La aparición de Johnny Depp es prácticamente un cameo, por lo que no esperen mucho de él sus seguidores. Las letras y la música compuesta es bastante pegadiza y es simpática al oído, aún más que Sweeney Todd, también de Sondheim. Me resultó un poco cansadora la frecuencia con la que se cantaba en el film, pero bueno, es un musical justamente. Entre lo negativo que puedo resaltar, en primer lugar voy a mencionar la narración. En el film suceden muchas cosas al mismo tiempo y todas pasan demasiado rápido, sin profundizar en algunas cuestiones que al espectador le gustaría ver en una película. Por más de que los cuentos tomados para la historia son ampliamente conocidos, para que la narración sea un poco más amigable (sobretodo si es un musical que de por sí es exigente) se debería ahondar un poco más en la historia de sus protagonistas, que acá son vomitados a la pantalla sin ninguna preparación. A su vez, teatralmente hay cuestiones que se pueden dar de manera más natural que en el cine, como por ejemplo las interpretaciones un tanto más remarcadas o exageradas. En "Into the Woods" constantemente hay exceso de teatralidad y esto se vuelve un poco pesado. Por último, diré que la trama en general me pareció superficial, más centrada en el acting de interpretación musical que en la historia de fondo que presenta la película y esto produce menos empatía con los protagonistas, que cantan y cantan sin parar. Un musical bien adaptado en líneas generales, que presenta una lluvia de estrellas hollywoodenses demostrando sus dotes musicales, que en su trama resulta bastante liviana y funcional al acto de filmar escenas musicales coreografiadas. Muy dirigida a los amantes de los musicales.