Aaaahh! Que refrescante. No, no me tomé la cerveza más fría y rica del mundo. Acabo de ver una gran película animada. Lo último de Marvel va a pasar desapercibido ya que no está relacionada con el MCU directamente. Pero es una joyita que tienen que ver. El comienzo ya nos da una pista de lo graciosa que va a ser, Spider Man es el héroe mas divertido de Marvel (Deadpool lo sigue de cerca), haciendo referencia a las tres películas protagonizadas por Tobey Maguire. Y continúa en toda la película con la misma gracia y sobriedad. Nos encontramos con Miles Morales, quien repite la historia de Peter Parker, pero desde otra perspectiva. Uno de los peores enemigos de Spidey, Kingpin, crea una máquina para acceder a otros universos, lo que hace que 5 Spiders más aparezcan en el universo de Miles y ayudan a este último a destruir la máquina. También aparecen Olivia Octavius, Scorpion, Prowler, Green Goblin son algunos de los secuaces de Wilson Fisk, quien para mi es uno de los peores enemigos que Spidey tiene que enfrentar. Siempre siendo el “malo final”, tanto en dibujitos como en comics y video juegos. La animación del film, hecha en computadora, es muy buena. Por momentos me parecía que me faltaban los lentes 3D, pero no hacían falta. Pareciera que estuvieras viendo un comic que se mueve solo y lo escuchas. Logran meterte adentro de ese mundo comic, con un diseño impecable. Todos los personajes parecían muy reales. Sumados a estos, las voces de los actores y actrices suma muchísimos puntos. La banda sonora también hace que el film logré ser un éxito. La historia por momentos flaquea. No logra captar todo el tiempo la atención, te hace ver la hora un par de veces. Pero no está mal. El desarrollo del film se torna denso por momentos. Usan la repetición para introducir cada uno de los Spideys, pero es una repetición que cansa un poco. Es interesante todos los guiños que hay hacia el pasado del personaje, y todo el merchandising creado alrededor de este. Quedense al final que hay una escena muy divertida, luego de los créditos. Mi recomendación: Una película animada distinta y refrescante de Marvel que merece la pena verla.
Otras arañas recicladas Cuesta creerlo pero ya estamos ante la séptima entrega de El Hombre Araña (Spider-Man) y el cuarto intento de relanzar la saga en poco más de tres lustros, lo que pone de manifiesto no sólo la obsesión del mainstream con los personajes más infantiloides del acervo de los cómics sino también su enorme incapacidad -e impaciencia voraz- en materia de construir un arco narrativo coherente que pueda ser desarrollado a lo largo de los años. Spider-Man: Un Nuevo Universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) se ubica en una región cualitativa intermedia entre los flojas películas de Sam Raimi de la década pasada con Tobey Maguire -más la también olvidable obra de Jon Watts del 2017 protagonizada por Tom Holland- y aquel interesante díptico -mucho más oscuro que el promedio habitual- de Marc Webb con Andrew Garfield en el rol del muchacho picado por una araña radioactiva. Aquí el proyecto está encabezado por el guionista y productor Phil Lord, conocido por las entrañables Lluvia de Hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009) y La Gran Aventura Lego (The Lego Movie, 2014) y las horrendas Comando Especial (21 Jump Street, 2012) y su secuela del 2014, un señor que decidió crear un film de animación respetando en parte la estética de las historietas. La trama se resume en la muerte de Peter Parker a manos del capomafia Wilson Fisk/ Kingpin y su reemplazo por el adolescente latino Miles Morales, quien desde ya es mordido por otra araña. Como el villano construyó un acelerador de partículas para acceder a universos paralelos con el objetivo de recuperar a su esposa e hijo muertos, el asunto deriva en la llegada de cinco superhéroes arácnidos que intentarán regresar a sus respectivas dimensiones mientras Morales lidia con sus poderes. Dicho de otro modo, la propuesta funciona como una gigantesca excusa para introducir un enfoque autoparódico relativamente sutil y sumar la presencia de los cinco semi duplicados alternos del paladín, léase Peter B. Parker, una versión avejentada, divorciada y panzona, Gwen Stacy/ Spider-Woman, la infaltable encarnación sexy femenina, Spider-Man Noir, un héroe monocromático símil policial negro, Spider-Ham, una caricatura de un cerdo que habla, y Peni Parker, una versión anime de Spider-Man que controla un mecha conocido como “SP//dr”. Si bien el leitmotiv de los universos paralelos está hiper quemado por un Hollywood -y una industria cultural en general- a los que no se les cae una idea al momento de unificar con astucia distintas líneas narrativas, se puede decir que la artimaña no resulta tan molesta como cabría esperar gracias a detalles varios de comedia old school de enredos. Los puntos a favor de la obra pasan por su impronta un poco más tétrica que la del grueso de los opus en live action, personajes más contradictoriamente humanos, un mayor número de los mismos, algunos chistes eficaces y una secuencia final bastante psicodélica y agitada; dejando para el campo de lo negativo una duración muy excesiva de casi dos horas, un tono por momentos meloso, una corrección política demasiado rutinaria (se incorporan etnias o grupos sociales más que protagonistas), una animación híbrida artesanal/ CGI que nunca termina de convencer y en especial un cansancio conceptual innegable para con el personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. El encadenamiento interminable de productos más o menos anodinos de Marvel le juega muy en contra a un film como el presente ya que si hubiera llegado antes de la ristra de bodrios de las últimas décadas podría haber marcado otro horizonte para el género agotado de los superhéroes, por lo menos intentando recuperar el fluir aventurero de los cómics originales y dejando de lado la trivialidad melodramática sarcástica que enterró al rubro en ese fango de la mediocridad reciclada e intercambiable…
Media docena de personas vistiendo el manto de Spider-Man y un problema con el multiverso, tornan a esta película de animación una verdadera delicia visual y narrativa.
Novedosa de verdad. Spider-Man ha sido uno de los héroes que peores adaptaciones cinematográficas ha padecido. Desde la trilogía de Sam Raimi, sólo notable en su primera entrega, las películas del Hombre Araña cayeron sucesiva y cronológicamente en una espiral de decadencia imparable, hasta llegar a ese engendro infumable que fue De regreso a casa. No obstante, al recuperar el formato de imagen animada las aventuras de Peter Parker han reverdecido con la vieja gloria de la edad de plata del cómic. ¿Quién o qué ha sido el responsable? La verdad, podemos decir que debe haber sido una mezcla sutil de técnica y creadores. En el primer sentido, cabe señalar el cuidadísimo diseño de producción y las novedosas técnicas de animación que hacen de esta entrega de Spider-Man una delicia estética. La original combinación de decorados fijos y fondos borrosos —no, no le pasa nada a tu vista o a la graduación de tus gafas ni es una peli en tres dimensiones, es un efecto de desenfoque buscado—, con la animación a 12 y 24 fotogramas por segundo combinada, y la inclusión de bocadillos, onomatopeyas gráficas y viñetas que parten la acción en pantalla, consiguen un efecto cómic tan delicioso y perfectamente integrado que por momentos no sabrás si ves una película o lees una historieta. Por otro lado, la dirección de Bob Persichetti, Rodney Rothman & Peter Ramsey es ajustada a lo que demanda una peli de superhéroes: acción, drama, reflexión y tensión, pero sin llegar a la insufrible estridencia de De regreso a casa, bañada en hormonas adolescentes de las que producen dolor de cabeza. Y es que en el apartado dramático, este Nuevo Universo no olvida que Spider-Man es fundamentalmente un joven héroe que quiere conectar con los protagonistas de esa dura etapa que es la escuela secundaria, pero no necesita reincidir en la ya conocida construcción de la personalidad de Peter Parker para lograrlo. Porque la tremenda originalidad de esta entrega es que nos muestra a un Parker adulto con problemas de adulto: es una película que se inmiscuye en las partes de la historia casi siempre postergadas, ocultas... pero además retoma el protagonismo adolescente en otros personajes que a su vez comparten el destino del Parker original. No cabe contar cómo se produce esto —sólo sugerir que lo hace de un modo tan previsible en su planteamiento como original en su resolución—, pero sí señalar que este nuevo enfoque de las aventuras del eterno adolescente dota de una riqueza singular a la película: es capaz de transformar lo viejo en nuevo. En realidad en esta entrega de Spider-Man encontramos todo aquello que cabe esperar: villanos, héroes, conflictos familiares, crecimiento personal y pequeñas derrotas y glorias. Pero la idea es retomar lo clásico desde una nueva perspectiva... o varias. La película triunfa en la reiteración variada de historias ya conocidas, juega con esa idea a lo largo del metraje y se permite hacer chistes sobre ella. Adapta —como no podría ser de otro modo— la historia clásica de Spider-Man a las nuevas exigencias identitarias introduciendo etnicismo, animalismo y género, pero lo hace de un modo tan natural, tan auténtico, que no provoca rechazo de ningún tipo en aquellos que puedan estar hartos del abuso de la corrección política. Esta nueva vuelta de tuerca al universo Marvel no renuncia, como se ha dicho, a los conflictos clásicos y a los villanos de toda la vida: Kingpin es ahora el encargado de ponerle las cosas difíciles al enmascarado y es interesante ver cuáles son sus motivaciones. Del mismo modo, el mensaje no deja de ser trillado, e insiste en la idea de que cualquiera puede ser un héroe. Pero de nuevo es la manera de contar lo ya sabido, añadiendo pequeños detalles generalmente soslayados, lo que dota de encanto a esta película: ¿Cuál es el precio que hay que pagar por convertirse en uno? Y no, no estamos hablando de grandes sacrificios, sino de pequeñas pero determinantes fallas que desorientan a todo aquél que adquiriendo un gran poder asuma una gran responsabilidad, como por ejemplo: ¿Puede llevar una vida familiar sana? ¿Será capaz de sacar adelante un negocio? ¿Podrá convivir con el precio abusivo de la fama? Así pues, esta nueva aventura del vástago de Steven Ditko y Stan Lee es capaz de bajar de la excitante altura de las azoteas y fachadas de Manhattan al duro asfalto de la realidad cotidiana, para luego volver a subir y columpiarse en las redes sin perder la más mínima coherencia. Se disfruta estéticamente como nunca y divierte con sus ocasionales chistes, guiños al universo fan —ese traje de Spider-Man que todos hemos deseado o tenido alguna vez— e incluso el recurso al slapstick de uno de sus personajes más singulares. Es difícil encontrar un producto tan completo en la cartelera de hoy día, y por nada del mundo dejaría de recomendar su visionado hasta el final, sobre todo teniendo en cuenta que en la escena post-créditos hay referencias a posibles nuevas entregas. No sé, sinceramente, si esta originalísima película da para alguna secuela; lo que sí me gustaría es que este equipo de creativos y artistas siguiera entregándonos muestras de su sobrado talento.
Críticas laudatorias y decenas de premios (incluido el reciente Globo de Oro) convirtieron a este enésimo reboot del personaje de Spider-Man en una de las grandes sorpresas artísticas y comerciales de finales de 2018. Esta versión animada del héroe arácnido producida por la dupla Phil Lord-Christopher Miller resulta un relato lleno de gracia, ingenio, carisma y un vuelo visual que lo convierten en una de las mejores expresiones recientes del cine de animación. Para disfrutar en todo su esplendor en pantalla grande. Ni Tobey Maguire, ni Andrew Garfield, ni Tom Holland. El mejor Hombre Araña es animado, no se llama Peter Parker sino Miles Morales, es hijo de un policía afroamericano (Brian Tyree Henry) y una enfermera portorriqueña (Lauren Velez) y tiene la voz (si eligen la versión original subtitulada) de Shameik Moore. La película -que en su primera mitad apuesta sobre todo al humor irónico y en la segunda, a la acción pura- recicla y expande este nuevo universo de la popular creación de Marvel con un arranque en el que, con un toque canchero sustentado en la voz en off del protagonista, recicla “la misma historia que todos conocen”. Pero, si bien en pantalla aparece por momentos El Hombre Araña original (el Peter Parker con voz de Jake Johnson que se convertirá aquí en mentor), el verdadero protagonista es el apuntado Miles Morales, un preadolescente de 13 años que pasa de un colegio en su barrio (Brooklyn), donde es muy popular, a una elitista escuela en la que será objeto de todo tipo de burlas. Brillante artista del graffiti, el querible Miles vive bajo la sobreprotectora mirada de su padre y la fascinación por su tío Aaron (Mahershala Ali), de oscuro pasado. En una de las andanzas con él (pintando un mural en una recóndita zona del subte neoyorquino) es picado por una araña y, luego de más de un tropiezo y de un acelerado curso para aprovechar sus flamantes poderes, se convertirá en el sucesor de Peter Parker. La película tiene múltiples personajes (desde la simpática Gwen Stacy de Hailee Steinfeld hasta el Spider-Man Noir de un hilarante Nicolas Cage) y apela a diversas referencias y técnicas de animación que se combinan a la perfección en un relato que trabaja en diferentes dimensiones. Hay, por supuesto, un claro espíritu de cómic que invade todo el relato (incluso la animación a 12 cuadros por segundo en vez de los 24 habituales le da una impronta más de historieta), pero también elementos tomados directamente del manga y el animé (en especial el personaje de Peni Parker interpretado por Kimiko Glenn), el desenfado de la saga de películas de LEGO y hasta homenajes a los Looney Tunes y al recientemente fallecido Stan Lee (sí, tiene un “cameo animado”). El guión de Phil Lord y Rodney Rothman (Comando especial 2) sirve como base para un despliegue formal y narrativo asombroso a cargo de tres directores (Bob Persichetti, Peter Ramsey y el propio Rothman) que convierten a esta producción de Sony Pictures Animation en una de las mejores de un año como 2018 que tuvo en Los Increíbles 2 o Isla de perros a otros notables exponentes dentro del cada vez más apasionante universo de la animación.
"Siempre encuentro la manera de levantarme" asevera la narración en off de esta película de animación que trae al personaje arácnido en su cuarto intento por reflotar la franquicia luego de los protagónicos de Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland. El filme ganó el domingo el Globo de Oro a la "mejor película animada", cobra fuerza gracias al tratamiento visual a través de una historia ingeniosa que no se agota sino que retroalimenta el universo creado por Stan Lee -con cameo incluído- y Steve Ditko. Spider-Man: Un nuevo universoimpone la figura del adolescente latino Miles Morales, quien no está a gusto con su nuevo colegio y menos con que su padre policía lo lleve hasta las instalaciones. Cuando es picado por una araña, Miles adquiere superpoderes y enfrenta al villano Wilson Fisk que con el "super colisionador" trae a una versión alternativa y abandonada de Peter Parker, quien ha muerto, y a su vez tratará de enseñarle a Miles como ser un mejor superhéroe. Una narración dinámica que tiene el recurso de la pantalla dividida y remite a las viñetas clásicas del comic, mientras aprovecha para reflexionar con humor sobre la familia, la amistad y la fama -hay autorreferencias del personaje central con el merchandising correspondiente- a través de las aventuras que vivirá Morales junto a la versión arácnida de su grupo de amigos en la lucha contra el Mal. El resultado es un bienvenido producto multirreferencial que transmite frescura, acción y una mirada nostálgica sobre el nuevo superhéroe atrapado entre secretos y un villano que intenta recuperar a su familia con su peligroso invento de realidades paralelas. Quizas el desenlace se extiende más de lo debido pero no opaca el accionar del chico latino como el nuevo Hombre Araña.
El Peter Parker que faltaba. ¡Finalmente vemos a un adulto Peter Parker después de 25 años! ¿Por qué celebrarlo? Simplemente porque sentí que por primera vez la historia de Parker avanzaba. En las animaciones que le sucedieron a la esplendida serie del 94 pasaron dos series y una actual donde siempre Parker iba a la escuela y ya sea por cancelaciones previas o por finalizarlas, siempre al momento de crecer eran reseteadas. ¿Y qué pasa con las películas de Raimi o la serie efímera en 3D? Bien, algo que me gustó del filme fue que canónicamente hablando este Parker que nos ofrecieron tranquilamente podría ser esa versión, los homenajes de las primeras tres películas y el regreso de Ben Parker con la voz de Cliff Robertson (se utilizó el mismo fragmento de la película) fueron los elementos a la hora de presentar a una versión de Parker. No le tenía muchas expectativas al filme con alguien a la cabeza que no fuera Peter Parker, aunque eso cambió conforme avanzaba el metraje y debo decir que Miles Morales brindó un excelente show comiquero de principio a fin. Haber adaptado el Spider−Verse resultó un gran acierto, al poder expandir el universo del trepamuros más allá de Parker. Ya lo habíamos visto en la serie del 94 (en este caso La saga Clon que fue precursora del Spider−Verse) y recientemente en Ultimate Spider−Man (aquí si era literal). El arco argumental permitió independencia del personaje, así que no esperen ver a ningún otro héroe de Marvel como ya hace años nos tienen acostumbrados y eso lo celebro. Si no leíste comics no te preocupes, porque cada personaje se presenta por si solo revelando brevemente sus orígenes. En definitiva, Spider−Man: un nuevo universo es disfrutable para todas las edades y es un respiro a este universo compartido que nos viene brindando Marvel desde hace años.
Siempre ha resultado difícil trasladar no solamente la historia, la trama y subtramas de un cómic a otro medio de expresión como es el cine. Cada uno tiene sus reglas, aunque bien pueden reexaminarse o transgredirlas. Eso que Ang Lee hizo en buena parte de su El increíble Hulk (2003), que fue mucho antes de que el universo Marvel se convirtiera en el cine en lo que es hoy, y que fue subvalorado por muchos, ahora lo consigue este Spider-Man. Tal vez, precisamente por dos razones. El público de ahora, como las frutas, ha “madurado” y hasta "macerado", y visto decenas de películas con superhéroes, en las que nada es ni por asomo parecido al cómic original. En la mayoría de los casos, porque esos espectadores no tuvieron en sus manos o ante sus ojos los cuadritos de los cómics. Y está más abierto a esta experiencia de ver una adaptación distinta. Y por otro porque, sencillamente, el tratamiento visual es muy atractivo y atrapante. Entre los clisés de los que se deshace y la aparente complejidad de los universos paralelos de los que provienen los 6 Spider-Man -está Peter Parker, adulto, pero el protagonista es Miles Morales, un adolescente de Brooklyn- se genera una empatía con los “seres arácnidos” que sin prejuicios es posible. Real. Tanto como que probablemente muchas resoluciones visuales sólo puedan realizarse a través de la animación, y no de la combinación de actores con efectos digitales. Miles tiene un padre policía, una madre enfermera y un tío cool, que es quien realmente lo entiende. Estando con él es que una araña radioactiva lo pica, y obtiene esos extraños poderes. Pero no es el único. Y no está solo. El héroe a su pesar se encuentra con que -alerta de spoiler, pero es la única manera de entender qué sucede en el filme- Peter Parker ha muerto, pero no. Hay como una versión “alternativa” de él, y otras cuatro más que los ayudarán a que el malvado Kingpin, que ha construido un Super colisionador, no se salga con la suya. Quienes están detrás de todo son Phil Lord como coguionista y productor y Christopher Miller como productor (los responsables de La gran aventura Lego, y despedidos de Han Solo, el spin-off de Star Wars), y para ellos, cualquiera puede ser un superhéroe, estar detrás de la máscara. Como tal, Spider-Man: Un nuevo universo es un homenaje al cómic que transmite la iconografía del mismo, hasta la textura, mixturando con la cultura pop, el uso de los colores brillantes u oscuros, los encuadres. Son analogías, hay como cuadritos con diálogos escritos… En fin, no se guíen solamente por el tráiler. Zambúllanse a ver este Spider-Man si desean encontrarse con algo verdaderamente refrescante.
No tengo el número total de películas de superhéroes que se han hecho en los últimos veinte años, pero claramente han sido muchas más que en los veinte años anteriores. Luego de muchos intentos fallidos y algunos grandes aciertos en la década del setenta y ochenta, los superhéroes llegaron para quedarse. Como el cine de aventuras o el western, los films se multiplicaron y, a diferencia de estos géneros mencionados, hay más ejemplos de superproducciones que de productos de bajo presupuesto o segunda línea. La taquilla mundial está dominada en gran parte por estos personajes. Tienen su público, sin duda. Lo más impactante de la actualidad es que ya no hay que esperar para volver a hacer una versión de un personaje. Si algo sale mal o si algo llegó a un límite, simplemente se empieza con el personaje de cero una vez más. El hombre araña es un ejemplo perfecto de esto. Los espectadores no tienen problema alguno ni se aferran a una versión como si fuera la más importante o definitiva. No sé si está bien o mal, ahora es así. A diferencia de los géneros cinematográficos tradicionales, las historias de superhéroes no suelen renovar personajes, por lo que la multiplicación de películas implica lo mencionado anteriormente. Una película tras otras del mismo personaje o universo. Remake, reboot, secuela, precuela, spin-off y crossover, todo girando más o menos por el mismo lugar. Para los fanáticos, una fiesta de referencias, comparaciones, debates y listas. Para los que están un poco afuera, un universo generalmente insufrible. Las excepciones confirman la regla. Pero mientras que crecen y crecen los proyectos, hay quienes comienzan a darse cuenta de las posibilidades de explorar nuevos caminos. Así como el western tuvo un origen simple y se convirtió luego en el género más complejo de la historias del cine, el cine de superhéroes tal vez pueda, salvando las distancias, encontrar formas novedosas y reinventarse. Aunque creo que hace una década que no aparece un clásico de este tipo de cine, al menos hay que admitir que hubo cambios y ensayos interesantes. A esos cambios y nuevos rumbos se suman claramente Spider-Man: Un nuevo universo. Miles Morales, un adolescente afrolatino admirador de Spider-Man ha comenzado como alumno en un nuevo colegio privado. Sufre, como todo Spider-Man, con los problemas de integración. Sus padres quieren lo mejor para él. Su tío, por otro lado, le da consejos para una educación menos formal. Yendo con su tío a pintar graffitis en una estación de subte, Miles será picado por una araña radioactiva. Las cosas se irán complicando a partir de ese momento. Le gusta una compañera de clase y sus nuevos poderes lo meterán en problemas con ella en cuanto vuelve al colegio. Pero esto recién empieza. Luego quedará en mitad de una verdadera lucha entre Spider-Man y Kingpin y otros villanos. Kingpin ha construido un acelerador de partículas que le permite acceder a universos paralelos. Este será el punto de partida para la aventura ¿Qué tiene esta nueva película de Spider-Man que no tienen las otras? Bueno, tiene varios Spider-Man, para empezar. Pero no solo eso, sino que cada uno de ellos o ellas perteneces a un universo diferente y tiene características muy diferentes, algo que se ve reflejado no solo en su personalidad y aspecto, sino también en como esos universos están dibujados o desarrollados. Ahí la película alcanza un nivel de complejidad y sofisticación diferente a todo lo visto hasta ahora. También utiliza diferentes estilos de dibujo, no se queda en una forma de animación. Como es en dibujos animados acentúa al máximo su vínculo con el comic y fusiona ambos soportes, cine e historieta, de manera fluida y divertida. Desde los títulos del comienzo queda claro que a la película no le faltan ideas, visualmente es una generosidad con el espectador poco habitual. Nada se guarda, todo está puesto en la película. En la velocidad que presenta al personaje queda claro que no va a irse por las ramas en ningún momento. Sabe que todas las películas de superhéroes pasan una hora armando la nueva presentación del protagonista, pero con tantas películas que se hacen, está claro que ese lugar común debe ser erradicado. Acá todo es más dinámico, más moderno, más joven. Sí hay un cameo de Stan Lee, uno realmente muy bueno, y sí hay citas a otras películas, pero todo con un vértigo narrativo y un sentido del humor muy afilado. Nada de eso impide que cuando la película necesite drama, lo obtenga, y que cuando llegue el momento de la emoción, esta también surja. Y claro, hay un montón de versiones Spider-Man, no solo Miles y el mismísimo Peter Parker. Están Peter B. Parker, Spider-Woman, Spider-Man Noir, Spider-Ham y Peni Parker y SP//dr. Cada uno con sus códigos, su estilo, su forma y su humor. Un lujo visual que se agradece y produce el deseo de seguir viendo películas basadas en comics. Los superhéroes no están agotados mientras surjan ideas nuevas como las de Spider-Man: Un nuevo universo.
Spider-Man: Una nueva franquicia Spider-Man: Un Nuevo Universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) balancea una premisa ridícula - ¿qué tal si hay una infinidad de dimensiones alternativas pobladas por héroes marca Spider-Man de todos los colores, formas y tamaños? - con un enfoque sorprendentemente personal y emotivo. La película es puro contraste: choques atractivos entre animación clásica y moderna, narración y meta-comentario, espectáculo e intimidad. En un mundo harto saturado por el cine de superhéroes, la película hace que el género parezca vivo y refrescante. En sus momentos más flojos Spider-Man: Un Nuevo Universo elige estilo sobre substancia, pero nunca deja verse preciosa o ser divertida. La trama es familiar y sigue los mismos pasos de una típica historia de origen, balanceando la eterna dicotomía entre el amor propio y el trabajo en equipo, pero hecha con personajes entrañables y la sensibilidad de una cinta de Pixar. El mayor triunfo de los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman es haber capturado la forma del cómic tanto en forma como en espíritu, con un verosímil tan absurdo como sentido. Miles Morales (Shameik Moore) es un joven afroamericano admirador de Spider-Man y protagonista de película para niños por excelencia: es nuevo e impopular en la escuela, tiene un pasatiempo peligroso, padres que lo quieren pero no lo comprenden, etc. Vandalizando un subterráneo junto a su tío recibe la picadura que lo transforma en (un) Spider-Man y acto seguido se le unen cinco más, todos salidos por un portal que - en resumidas cuentas - deben volver a cruzar y cerrar para salvar sus respectivos mundos. Su primer aliado es el menos peculiar pero por lejos el mejor: un Peter Parker (Jake Johnson) cuarentón y panzón que se convierte en el desganado mentor de Miles. La pareja hace un gran dúo cómico. Sigue Gwen Stacy (Hailee Steinfeld), con el ingrato deber de ser “la mujer” - responsable, severa, condescendiente - en una película de superhéroes. El resto del equipo es más extravagante y se inspira en diversas convenciones de la animación: un detective de 1930 en blanco y negro (Nicolas Cage), una chica animé (Kimiko Glenn) acompañada de su leal robot y un cerdo antropomórfico armado con las leyes y el arsenal de una caricatura (John Mulaney). Es una lástima que estos personajes reciban tan poco uso, que se relacionen apenas tangencialmente con la trama y que nunca superen las risas que conlleva su tardía introducción. El eclecticismo del elenco se refleja en las diversas técnicas de animación con las que la película ha sido lograda y en la estética que imita la de un cómic - la visualización de pensamientos y onomatopeyas, la sucesión de viñetas estilizadas, el falso sombreado de toda textura y superficie. Los enemigos clásicos de Spider-Man reaparecen imaginados en claves fantásticas y exageradas que jamás podrían lograrse “en vivo” ni verse tan bien. Los creadores de la película juegan y aprovechan todos elementos del medio. El potencial de la historia quizás no se realiza al máximo (el “universo” del título, pensándolo en frío, es mayormente irrelevante y fácilmente reemplazable por algo que deje menos preguntas sin hacer o contestar) pero sin lugar a dudas Spider-Man: Un Nuevo Universo es una de las mejores películas de superhéroes o animación que se han producido en los últimos años.
La historia más ambiciosa del arácnido abre el repertorio de personajes, con un gran acierto en cuanto a la dirección y su desarrollo visual. Con un guión de lujo como gran soporte, Miles Morales tiene servido en bandeja ganarse la total aceptación del público. Si hay un superhéroe al que todo amante de las historietas y películas pone sí o sí en su top de personajes ese es Spider-Man, El Hombre Araña, Peter Parker o como más les guste llamarlo. La historia del joven, que fue mordido por una araña modificada genéticamente, la cual transfirió sus capacidades y afectó para siempre al adolescente, ha sido adaptada muchas veces en la pantalla grande y dentro de ellas, pueden gustar más las de Sam Raimi con Tobey Maguire, las fallidas de Andrew Garfield o el último gran re-lanzamiento del arácnido dentro del universo cinematográfico de Marvel, con Tom Holland a la cabeza. Pero todo esto, es solo un pequeño segmento de lo que el personaje favorito del difunto Stan Lee significa. Generalmente, las aventuras de Spidey son las primeras que uno elige para leer y es con el personaje que uno más rápido se puede sentir identificado de algún modo, en mayor o menor medida claro. Al tener este gran punto su favor, la historia de Peter ha sido reseteada en varias ocasiones en las viñetas teniendo así, un montón de desopilantes aventuras, donde en todas había un hecho en particular que cambiaba para siempre la historia del joven fotógrafo: la muerte del Tío Ben. Un suceso que definiría para siempre la postura de Peter con respecto a lo que el podía hacer con las habilidades que le fueron otorgadas. Ahora bien, en 2008 y en tiempos de la asunción presidencial de Barack Obama en Estados Unidos, Marvel decidió hacer un re-lanzamiento en la viñetas contando la historia de otro Spider-Man, pero sin cambiar lo atrayente del personaje. Que el elegido en cuestión pueda seguir representando a los miles de lectores que solía tener Peter Parker. Este nuevo personaje, es Miles Morales. Un chico de clase media, hijo de padre afroamericano y madre puertorriqueña que sufrió el mismo destino que Peter y la araña radioactiva y con quien comparte, entre otras cosas, un amor por la ciencia muy grande. También tienen diferencias, como por ejemplo el disfrute y la pasión por el arte callejero, el playground y todo lo que sea más de “calle”. Y esto es un poco de lo que se muestra en Spider-Man: Un Nuevo Universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse) la película que contará como Miles (Shameik Moore) se convirtió en el amigable Hombre Araña. Pero claro que el camino no será fácil y por suerte, Miles no estará solo, porque luego de observar como Wilson Fisk/Kingpin (Liev Schreiber) se encargase de liquidar al Peter Parker (Chris Pine) de su tierra, un abanico de personajes arácnidos como Spider-Woman (Hailee Steinfeld), Spider-Man Noir (Nicolas Cage), entre otros, son desplegados para ayudar a Miles a afrontar su futuro como defensor de New York y lograr que él pueda convertirse en el Spider-Man que el pueblo necesita. La película está dirigida por un trío compuesto por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman (quien también escribe junto con Phil Lord), y la verdad es que pocas veces se han visto películas dirigidas por tantas personas en donde todo, absolutamente todo salga bien. Spider-Verse es una maravilla visual y narrativa, que utiliza a la perfección el hecho de ser una película animada combinando animaciones. Por momentos hay 2D, por otros 3D y ese ida y vuelta logra que por momentos realmente estemos viendo un cómic virtual, por decirlo de alguna manera. La interacción con el espectador comienza desde el momento inicial. Desde los créditos, dan a entender que no va a ser una película animada más, va a ser revolucionaria y sin ningún tipo de precedente. Claro que no solo lo visual es para destacar, la música y la banda sonora están elegidas a la perfección, elemento fundamental para que se pueda empatizar con el personaje de manera efectiva. En cuanto al guión, ese sostén fundamental que toda buena película debe tener en orden, es un lujo literario. La película se burla todo el tiempo con el espectador sobre todos los temas que se les puedan ocurrir. Juega con los más fanáticos del arácnido y con los menos, explora y no para de jugar con viejos elementos de la cultura pop que tienen al buen Spidey como protagonista y la cantidad de referencias son incontables. También, al tratarse de un personaje “nuevo” se podría haber esperado que el camino que transcurre nuestro héroe novato fuera tedioso y previsible, y la verdad es que no lo es. Uno se puede sentir identificado con Miles, alguien que no solo no le escapa a su responsabilidad, sino que la acepta, incluso, hasta sin saber como reaccionar ante las situaciones limites que le llegarán. La construcción de los personajes es impecable, determinando en muy poco tiempo sus pretensiones y fines, y que cada decisión que toman va de la mano con lo que son. Siguiendo con los personajes, la realización y caracterización de algunos en particular es un hallazgo que muy posiblemente sea aprovechado a futuro. El casting de voces de todos los personajes es un plus que no se puede evitar mencionar. Y así como pasó con La Gran Aventura LEGO (2014) y esa versión de Batman por ejemplo, es muy probable que personajes que aquí aparecen, en el corto o mediano plazo, también tengan más lugar en las pantallas (Spider-Man Noir, por ejemplo). De esta manera Spider-Man: Un Nuevo Universo, logra concretar todo lo que se venía hablando de ella en Estados Unidos. No por nada ganó el premio a mejor película animada en los Golden Globe y estuvo considerada como una de las mejores películas del año 2018 en general, para la gran mayoría de los críticos especializados de aquel país. Cada uno tendrá su Spidey favorito, Maguire, Holland, el de la serie de los 90s o el de los súper amigos en los 80 (seguí participando Garfield), pero aquellos que más saben del arácnido, han catalogado esta peli e historia como “La mejor película de Spider-Man“, “El Spidey de Miles, es el definitivo” y un poquito de razón tienen. Seguramente se vendrán secuelas y diferentes spin-offs, los esperamos con los brazos abiertos.
La ganadora animada en los recientes Globos de Oro es una pócima hiperconcentrada de las fórmulas del éxito en la actualidad. Hay, claro, animación, más un nuevo comienzo para el superhéroe arácnido que recomienza a cada rato al punto de correr el riesgo de diluir su identidad, más estética de historieta (globos, leyendas, lógica de viñetas) llevada al virtuosismo sostenido en una producción gigante, más un grado notable -y letal- de hiperconciencia y un apilamiento de cómics en forma de universos paralelos que generan varios momentos de esa enfermedad visual llamada digitalismo. Hay muchos chistes, la mayoría de los cuales para iniciados y fans o lugares comunes del cine más codificado (de high school, de coming of age), con lo cual corren el riesgo de no ser efectivos para públicos menos devotos de esas fórmulas de superficiales de ayer y de hoy, menos especializados en los superhéroes, menos excitados por los homenajes -ahora post mortem- a Stan Lee. Spider-Man: un nuevo universo es una de esas propuestas que dentro del formato cine están horadando de a poco su magia, uno de esos artefactos de diseño que, en formato prepotente, simulan contar mucho para narrar poco. Un nuevo humano arácnido se suma a otros, y hay un villano, y tediosas explicaciones y más guiños, con ese aparente cinismo pop que -a juzgar por las muchas sensiblerías- es solo un revestimiento anodino que no alcanza a ser pose ni disfraz, ni tampoco cinismo.
Ganadora del Globo de Oro a mejor película animada, muchos están diciendo que Spider-man: un nuevo universo es la mejor película que se ha hecho sobre el superhéroe arácnido. No coincido con tal afirmación. Si bien éste estreno es espectacular, y ahora lo desmenuzaré, se trata de una consecuencia de las películas anteriores y el gran legado del personaje. Es decir, la película es una constante celebración sobre Spider-man en sus diferentes acepciones, sobre todo en los comics. Esto incluye la mejor utilización de un meme que he visto, y que pueden reírse con todo en la escena post créditos. Por ello, es injusto decir que se trata de su mejor film, porque no existiría sin todo lo anterior, ni lo que se aprendió (para bien y para mal) de las cintas preexistentes. En cuento a la película en sí, es genial. Pero creo que por momentos deja afuera a buena parte del público. Los chicos la pasarán bien, y los fans y comiqueros aún más, pero el espectador ocasional boyará un poco en algunas secuencias. De por sí, el guión es propio de una maxisaga del comic, pero resuelven bien su entendimiento a base de humor. Los diferentes Spider-man están geniales, cada uno tiene su momento. Pero entre todos destaco a las dos versiones de Peter Parker. Me pareció muy acertado cómo lo trataron e incluso como dejaron todo (climax incluido). Pero Miles Morales, el verdadero protagonista, pisa muy fuerte. Gran potencial ahí para explorar. Ayuda mucho su mirada inocente y de fan. En cuanto a la animación. Es increíble. Lograron hacer algo nuevo. No se trató de imitar o igualar a Pixar, sino de llevar a la vida las páginas de los comics de una manera muy innovadora (sello de aprobación de la autoridad del código de comics incluido). Las voces de los personajes están muy bien. Pero destaco la de Nicolas Cage por sobre el resto. Spider-man: un nuevo universo gana en corazón y desarrollo, además de sus constantes referencias y sorpresas para los ojos avispados. La película es un disfrute de principio a fin, te deja con ganas de más. Estoy muy de acuerdo con ver el Spider-man de Peter Parker (Tom Holland) en los films de Marvel, ya sea en solitario o con los Avengers, y el de Miles Morales en las animadas de Sony. Luego de este estreno, y con toda su historia fílmica, que, aunque es reciente es mucha, se puede decir que Spider-man se ha convertido en un verdadero clásico del cine.
Con el aval de obtener el reciente Globo de Oro a la mejor película animada de 2018, pero también contar con Phil Lord y Christopher Miller (“Lluvia de hamburguesas”, “La gran aventura Lego”) supervisando todo, “Spiderman: Un nuevo universo” (Spiderman in to the spider-verse, 2018) trabaja sobre dos líneas asociadas al emblemático personaje justiciero, reinventando su “verdad” y fundando un tipo de cine que escapa a encasillamientos por su origen animado. Más allá de jugar con “universos”, con varios hombres (o lo que sean) arañas, el relato se posiciona ante el espectador como una historia adulta acerca de la identidad y las posibilidades de cambiar el destino. Algo que si bien esto ya estaba trabajado en el comic y en las anteriores adaptaciones, animadas y reales, aquí, al multiplicar los personajes, y dejar a dos sujetos como eje de la narración, hay algo del animarse a correr el foco sobre las chances y resultados de tomar una decisión. Miles Morales es el hijo de una enfermera y un policía que dadas sus aptitudes para el estudio ha ingresado en una exclusiva escuela privada a la que no desea asistir. Mientras pinta un grafitti de manera ilegal en el subte, es picado por la famosa araña que ha transformado a Peter Parker en el “amigable vecino” que todos desean tener. Pero Miles, además de tardar en darse cuenta sobre qué es lo que le ha pasado, comenzará a ver cómo su vida de un momento a otro cambia drásticamente al presenciar una muerte que configurará el eje de toda la película. Allí encuentra “Spiderman: Un nuevo universo” su fundamento, su ontología para narrar, para luego, como viene pasando con las últimas producciones de Marvel, el humor dirá presente, con gags y punchlines asociadas a sketchs físicos. Esas secuencias, que recuperan ese aire “torpe” del personaje, aun en los momentos en donde todo se pone más solemne permite que en alguna escena, por ejemplo, se cuele un destacable uso de cierto aire fresco asociado al cambio de paradigma que se vive en Hollywood, con menciones a lo femenino como posible salida de miradas patriarcales que aún permanecen enquistadas en la sociedad y que configuran prejuicios a la hora de definir profesiones y roles. De hecho, más allá de los “spidermans” de luchar contra el malvado Kingpin, Rhino, Duende Verde y otros, octopus vira su cuerpo a una versión encarnada por una mujer, la siniestra Olivia “Liv” Octavius, científica responsable de abrir el portal por el cual la multiplicidad de mundos se dio y que no titubea a la hora de reclamar aquello que cree suyo. El otro punto que revaloriza la propuesta, es el tratamiento de la imagen, que más allá de trabajar con una animación simple, en un segundo plano se elige el tramado característico de los comics para fundamentar aún más su origen, como así también la incorporación de cuadros de diálogo, viñetas y trazos graficos. Con relación al tramado, el mismo hace que la profundidad, más allá de la que la animación trabaja, sea aún más pronunciada, llegando a generar en el 2D un efecto 3D, dato no menor, dado el dinamismo y movimiento de las escenas que puede generar confusión durante el visionado. “Spiderman: Un nuevo universo” abre el juego a una propuesta dirigida específicamente para un público adulto, que busca en la película mucho más que dibujos y comics con la complejidad de un relato que invita a superar su origen animado, proponiendo una historia más adulta que reflexiona sobre los orígenes de uno de los héroes más queridos por los espectadores y sus derivados.
“Spiderman, un nuevo universo”, de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman Por Jorge Bernárdez Del entramado corporativo en que se han convertido los derechos de los cómics de Marvel llega este nuevo avatar de Spiderman animado y lejos de ser un Spiderman infantil, el nuevo es en sí mismo un universo expandido. Y entre las novedades más salientes es que el protagonista no es Peter Parker, que se convierte en mentor del nuevo que se llama Miles Morales y que es latino. Pero mejor vayamos al principio de esta nueva historia que arranca sencilla pero se complica. Miles Morales tiene un padre policía y cuando arranca la historia se lo muestra como un fan de Spiderman, que dibuja y hace grafittis pero que se encuentra en una verdadera encrucijada ya que ha cambiado de colegio, ha dejado a sus compañeros y debe adaptarse a un nuevo entorno, que entre otras cosas y gracias a una beca, incluye una beca en un colegio más pituco al que debe asistir con uniforme y todo. El pibe tampoco es que esté solo, cuenta con un tío un poco atorrante que le hace el aguante y le busca lugares donde ejercer su arte callejero. En una de esas correrías el tío deja a Miles en una estación de subte abandonada donde el adolescente se ve envuelto en una aventura real con su héroe Spiderman. Allí se se encuentra el archi enemigo de Spiderman desarrollando una tecnología aceleradora de partículas para retomar de alguna manera su vida anterior. Miles es picado por una araña y se convierte el mismo en un nuevo Spiderman mientras que Peter Parker es herido mortalmente. Parker, bastante a desgano, se ve obligado a entrenar a Miles y empiezan a aparecer otros personajes que también comparten los poderes que surgen de esa picadura. Se multiplican los Spiderman y surgen Spiderman Noir, Spider Ham y Peggy Parker. Los dibujos son modernos, la animación es extraordinaria, la banda de sonido acompaña y las aventuras de este universo expandido se multiplican. Esta nueva etapa de la historia de Spiderman es un llamado a asumir lo heroico en cada uno. Mientras todos esperan que se defina el destino de los Avengers, este universo paralelo en el que Peter Parker deja un legado llega para dejar una especie de enseñanza final de Stan Lee -que falleció el año pasado-. que es finalmente que todos pueden ser súperheroes y que la obligación es asumir ese desafío. Por otra parte hay que aclarar que más allá de las lecturas posibles, todo lo que pasa en la pantalla es de un espíritu pop festivo y algo desmadrado que se agradece y se disfruta sin necesidad de ser un nerd estudioso de todo esto, aunque para qué negarlo, los involucrados en el tema seguramente lo disfrutan más. Lo que se mantiene en esta nueva aventura de Marvel, alejada de los Avengers que están definiendo su destino en otra parte del universo expandido, es la coda final, es decir ese fragmento de aventura que aparece tras los títulos y que probablemente mantendrá pegado a la butaca a el espectador atento para ver que rastro o que pista se desliza en ese momento. Así que a aguantar la ansiedad y esperar hasta el final. SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO Spider-Man: Into the Spider-Verse. Estados Unidos, 2018. Dirección: Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman. Guión: Phil Lord y Rodney Rothman. Intérpretes: Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Brian Tyree Henry, Lily Tomlin, Luna Lauren Vélez, Zoë Kravitz, Nicolas Cage, Liev Schreiber. Producción: Phil Lord, Christopher Miller, Amy Pascal, Christina Steinberg y Avi Arad. Distribuidora: UIP. Duración: 117 minutos. Facebook Twitter Del entramado corporativo en que se han convertido los derechos de los cómics de Marvel llega este nuevo avatar de Spiderman animado y lejos de ser un Spiderman infantil, el nuevo es en sí mismo un universo expandido. Y entre las novedades más salientes es que el protagonista no es Peter Parker, que se convierte en mentor del nuevo que se llama Miles Morales y que es latino. Pero mejor vayamos al principio de esta nueva historia que arranca sencilla pero se complica. Miles Morales tiene un padre policía y cuando arranca la historia se lo muestra como un fan de Spiderman, que dibuja y hace grafittis pero que se encuentra en una verdadera encrucijada ya que ha cambiado de colegio, ha dejado a sus compañeros y debe adaptarse a un nuevo entorno, que entre otras cosas y gracias a una beca, incluye una beca en un colegio más pituco al que debe asistir con uniforme y todo. El pibe tampoco es que esté solo, cuenta con un tío un poco atorrante que le hace el aguante y le busca lugares donde ejercer su arte callejero. En una de esas correrías el tío deja a Miles en una estación de subte abandonada donde el adolescente se ve envuelto en una aventura real con su héroe Spiderman. Allí se se encuentra el archi enemigo de Spiderman desarrollando una tecnología aceleradora de partículas para retomar de alguna manera su vida anterior. Miles es picado por una araña y se convierte el mismo en un nuevo Spiderman mientras que Peter Parker es herido mortalmente. Parker, bastante a desgano, se ve obligado a entrenar a Miles y empiezan a aparecer otros personajes que también comparten los poderes que surgen de esa picadura. Se multiplican los Spiderman y surgen Spiderman Noir, Spider Ham y Peggy Parker. Los dibujos son modernos, la animación es extraordinaria, la banda de sonido acompaña y las aventuras de este universo expandido se multiplican. Esta nueva etapa de la historia de Spiderman es un llamado a asumir lo heroico en cada uno. Mientras todos esperan que se defina el destino de los Avengers, este universo paralelo en el que Peter Parker deja un legado llega para dejar una especie de enseñanza final de Stan Lee -que falleció el año pasado-. que es finalmente que todos pueden ser súperheroes y que la obligación es asumir ese desafío. Por otra parte hay que aclarar que más allá de las lecturas posibles, todo lo que pasa en la pantalla es de un espíritu pop festivo y algo desmadrado que se agradece y se disfruta sin necesidad de ser un nerd estudioso de todo esto, aunque para qué negarlo, los involucrados en el tema seguramente lo disfrutan más. Lo que se mantiene en esta nueva aventura de Marvel, alejada de los Avengers que están definiendo su destino en otra parte del universo expandido, es la coda final, es decir ese fragmento de aventura que aparece tras los títulos y que probablemente mantendrá pegado a la butaca a el espectador atento para ver que rastro o que pista se desliza en ese momento. Así que a aguantar la ansiedad y esperar hasta el final. SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO Spider-Man: Into the Spider-Verse. Estados Unidos, 2018. Dirección: Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman. Guión: Phil Lord y Rodney Rothman. Intérpretes: Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Brian Tyree Henry, Lily Tomlin, Luna Lauren Vélez, Zoë Kravitz, Nicolas Cage, Liev Schreiber. Producción: Phil Lord, Christopher Miller, Amy Pascal, Christina Steinberg y Avi Arad. Distribuidora: UIP. Duración: 117 minutos.
Algo que todos los fans de Marvel saben bien, es que si hay un personaje que luce como ninguno en un cartoon es Spiderman, sumado a que esta “Spider-verse” es una gigantesca superproducción de la animación digital con todos los elementos técnicos y creativos para lanzarle imágenes alucinantes al espectador –que si la ve en 3D, casi tratará de esquivar las telas arácnidas de todos los modelos de Spiderman posibles. Es que esta variación no tiene un Spiderman, sino toda una banda, empezando por un adolescente de clase baja y apellido hispano que se convierte en un equivalente del Robin de Batman, pero de Peter Parker. Parker ya no es el adolescente nerd picado por la dichosa araña radioactiva en la clásica historieta de Stan Lee sino un tipo de mediana edad que se la pasa engullendo comida basura, y tiene una notable barriga. Está acompañado por sus colegas arácnidos, como Spider Ham y Spider Noir (con la voz de Nicolas Cage). Además de variaciones de los villanos monstruosos de siempre, incluyendo ahora una chica mala y tentaculada. Sería largo explicar cómo se juntan todos, entran y salen de un alucinante universo paralelo. Si bien el extenso film podría haber apurado dos o tres escenas de diálogos incoherentes, pero todo lo demás esta al borde de lo genial: la estética del comic en el cine, con pantalla dividida y cartelitos con onomatopeyas al estilo del Batman de Adam West, es original y muy atractivo. También hay homenajes a personajes y films animados, incluyendo varios toques del clásico japonés “Akira”. El diseño de los decorados realistas –es decir las imágenes urbanas- son extraordinarias, mientras los primeros planos de los personajes, cuando no tienen máscara no resultan demasiado carismáticos. Al que sí dibujaron bien es al difunto Stan Lee, que hace el último de sus clásicos cameos, esta vez como dibujo animado.
La trama gira en torno a un adolescente llamado Miles Morales (Voz original de Shameik Moore) quien gana una beca y debe estudiar en un colegio privado, su padre lo presiona y él comienza a sentirse más cómodo con su tío Aaron (Voz original de Mahershala Ali, “Luz de luna”) que lo ama, además por ciertas características del personaje de Morales los espectadores empatizaran rápidamente, porque tiene grandes valores. Un día sale a pintar un grafitti junto a su tío en el subterráneo, pero Miles es picado por una araña radioactiva que justo se había escapado de un laboratorio que está a cargo del millonario Wilson Fisk, alias Kingpin (Liev Schreiber), obviamente este será el villano de turno, aunque con el correr de la cinta irán apareciendo otros. A partir de ese momento Miles descubre que tiene poderes arácnidos y además ira encontrando otros como él. Cuenta con una buena animación clásica que la mezcla con la animación de historietas aportando una interesante paleta de colores, imágenes oníricas y colores hipnóticos. Es visualmente sólida, haciéndolo muy atractivo, con imagines de la ciudad en diferentes panoramas y ángulos, la banda sonora es muy buena, incluye canciones pop y los infaltables toques cómicos, es muy dinámica, hay un destacado homenaje a los films de Sam Raimi, a los cómics, es creativa, dejando varios mensajes y enseñanzas. Posee una gran dirección de arte y es muy creativa, aunque es algo reiterativa y algunas escenas se estiran un poco. Hay que estar atentos porque nos encontraremos con algunas sorpresas y cameos. Dentro de los créditos finales hay escenas extras. Este film recientemente fue ganador del Globo de Oro a la Mejor Película Animada y tiene las mismas aspiraciones para el Oscar.
Spider Man: un nuevo universo, la creación infinita de Stan Lee La gestación de múltiples universos es el motor de la película "Spider Man: un nuevo universo que ya ganó Globos de Oro éste año. En una dimensión contigua donde Peter Parker ha fallecido, un muchacho de preparatoria de nombre: Miles Morales es el novedoso Spider - Man. Aunque al momento el villano Wilson Disk (a.k.a Kingpin) elabora un gigantesco colisionador. Lo enlazará a una figura más vieja de Peter Parker y 4 versiones más de él que le harán aprender sus habilidades a Morales para combatir la máquina aniquiladora de Kingpin. El filme es dirigido por: Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman con ellos se fue pautando la expresión y emoción con movimientos acelerados fuera del set de filmación. Spider-Gwen es un personaje adolescente como Miles quién parece gustarle. Pero hace referencia a la Gwen Stacy la novia de Peter Parker qué había muerto. En ésta actualización ella es estudiante en la escuela privada en la que asiste Miles. Ella es una especie humana - arácnida también y compartirá la lucha contra KingPing. KingPing es un empresario que acusa a Spider Man de la muerte de su esposa e hijo tras huir de él por que lo vieron estrangular al superhéroe. La doctora Ock lo acompañará en sus planes de venganza. Aparece Spider - Han un cerdo que en otra dimensión era una araña que residía en el sótano de una investigadora. También Spider-Man Noir es otro de los protagonistas de Spider-Man Un Nuevo Universo da un clima de época en blanco y negro aparentemente en 1930 en la Gran Depresión. Articula muy bien con armas de guerra y da un toque oscuro al universo Spider. La más chica de los Spider es Peni parker quién maneja un robot que su padre fabricó y está confeccionada como animé. La fotografía en composición animada creó acción, distorsión, grafiti, intervenciones, puntos de atención fuera de los ya conocidos. La utilización de viñetas, pop art, granulado, colación de revistas de Marvel hacen homenaje a Shan Lee. "Es como un cómic llevado a la vida", dice Pablo Holcer animador argentino que participó del filme. La película estadounidense tiene como título original:Spider-Man: Into the Spider-Verse y dura117 minutos. El Guión fue redactado por: Phil Lord, Rodney Rothman, Dan Slott, Meghan Malloy. Los protagonistas son Stan Lee, Brian Bendis, Sara Pichelli, Steve Ditko. Y el relato de: Phil Lord. La transferencia cinematográfica que dejaron los artistas Stan Lee y Steve Diko en la invención del superhéroe Peter Parker mas conocido como Spider Man en los 60.Ha contribuido a hacer llegar al trepamuros y empolvada telaraña al cine con intérpretes como: Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland. Miiles Morales es un joven de 13 años, hijo de un policía roestadounidense y una enfermera puertorriqueña, que tuvo superpoderes luego de ser mordido por una araña genéticamente manipulada en los laboratorios de Norman Osborn. Sus diseñadores fueron el redactor Michel Bendis y la artista Sara Pichelli. Las expectativas de Miles son las de ser un Grafitero y DJ y su tío Aaron lo sigue con él encontrará su nueva identidad como héroe y muralista. En éste caso tendrá el poder de la invisibilidad. A las ya tradicionales trepar muros y sostenerse en hilos de telaraña; dones arácnidos. Hacen pequeñas escenas con Mary Jane, la tía May en la voz de la feminista Lily Tomlin quién es una abuela ya pero arriesgada, alocada, atrevida y comprometida con llevar paz al mundo. La musicalizacion de Daniel Pemberton puso énfasis en el rap, hip hop, electrónica y algunas melodías de archivo propio Spider Man hasta una relacionada con la Navidad. La fotografía se salió del lugar común de la animación en computadora con técnicas alternativas artísticas como el comic y plásticas. Las productoras encargadas y distribuidoras son: Sony Pictures Animation,Marvel Animation, Marvel Entertainment, Columbia Pictures, Pascal Pictures, Sony Pictures Entertainment, Lord Miller y Avi Arad Productions. En torno a Sony Animation trabajaron 600 personas y completaron el filme 900. Los géneros que más imprimieron en la proyecciónfueron: aventuras, fantástico, adolescencia, superhéroes y Marvel Cómics. Puntaje:90.
Miles Morales no se siente cómodo en su nuevo colegio, y por eso se refugia con su tío, Aron. Luego de una salida nocturna entre ambos, Miles es picado por una araña radioactiva, al mismo tiempo que en plena batalla de Spider-Man, se activa un colisionador de partículas que abre una brecha entre diferentes universos. Ahora varios trepa muros de distintas dimensiones, deberán unir fuerzas para salvar toda la realidad de un peligroso y temido villano. Con un poco de retraso, nos llega Spider-Man: un nuevo universo, película que a nivel mundial venía recolectando buenas críticas, y que en Argentina tenemos días después de que se alzara con el Globo de Oro a Mejor Película Animada. Imaginen el mega hype que tenía un nerd como quien les habla a la hora de entrar a la sala. Mucho se dijo sobre si es la mejor película del trepa muros, y la verdad cuesta decirlo teniéndola tan fresca; pero sí que es una gran obra sobre el arácnido. Y empecemos por lo bien contada que está la historia del multiverso. Uno de los puntos a destacar, es que contrario a lo que se podía esperar, se decidió en centrar el protagonismo en un único personaje, con el resto de las “arañas” siendo sus mentores y asistentes. Eso hace que la historia sea mucho más funcional para el espectador casual, además que la vuelve dinámica sin tener que correrse del eje principal a cada momento para contar que anda haciendo alguno de los Spider-Man. Otro factor clave es la animación. Alejándose del tradicional cgivisto en casi todas las producciones mainstream, la estética que presenta Spider-Man: un nuevo universo sale de lo convencional y le da un aire a “film único” que se extrañaba en la animación. Y lo mejor es que en algunos momentos se utiliza este estilo particular para jugar con la idea del multiverso arácnido a punto de colapsar. Quizás como único punto negativo, podemos decir que el villano no es el que se esperaba ante un evento de tal magnitud. Sin develar de quien se trata, diremos que sí, se encuentra entre los recurrentes del trepa muros, y que su motivación es súper entendible y hasta en cierto punto uno haría lo mismo. Pero viendo la galería de enemigos de Spider-Man, quizás alguien más poderoso hubiera podido ocupar su lugar. Spider-Man: un nuevo universoes una gran película de animación, y mejor aún film de superhéroes. No nos queda otra opción que coincidir con las críticas que nos venían llegando desde otros países, y recomendarles que corran al cine a verla. Porque quizás, también estemos ante el puntapié inicial de una futura saga, y de varios spins off de personajes que tenemos en esta propuesta. Lo dicho, cita obligatoria en la gran pantalla, y seguramente una de las mejores cintas del apenas iniciado 2019.
Desde que Miles Morales fue picado por una araña y adquirió superpoderes, pasa sus días patrullando la ciudad y persiguiendo al villano Merodeador. Para aprender los gajes del oficio, contará con un un gran maestro: el mismísimo Peter Parker. Juntos tendrán que hacer equipo con los Spider-Man de diferentes universos para poder enfrentar el peligro de una amenaza inminente. Spider-Man: Un nuevo universo(Spider-Man: into the Spider-Verse, 2018) es una película animada dirigida por Bob Persichetti y Peter Ramsey; y escrita por Phil Lord y Christopher Miller. Es una adaptación de la línea de cómics Spider-Verse , con un espectacular reparto de voces que incluye a Shameik Moore/Miles Morales, Hailee Steinfeld/Gwen Stacy, Nicolas Cage/ Spider-Man Noir, entre otros. Sony y Marvel nos acostumbraron a ver películas de el amigable vecino desde el 2002. ¿ El error? Siempre la misma historia. Peter es picado por una araña, “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad…”, Q.E.P.D Tío Ben , lloramos todos, etc. Pero la clave acá es que lograron la mejor película de Spider-Man sin repetir y sin soplar. Miles Morales es un adolescente que debe lidiar con cosas típicas de la edad, el colegio, las tareas y lograr estrechar una mejor relación con su padre. Su tío Aaron es su cable a tierra y quien lo alienta a realizar eso en lo que es tan bueno, mientras grafittea unas paredes en el subterráneo es picado por una araña y el resto es historia conocida. Wilson Fisk/Kingpin es un perfecto villano que quiere recuperar a su esposa e hijo y decide abrir un portal quebrando la estructura de espacio-tiempo, dando paso al enorme multiverso. Cinco versiones distintas de Spideys arriban al universo donde Miles Morales es el nuevo Spider-Man y deben ,a su manera, ser mentores del joven arácnido. Entre ellos se encuentran Spider-Man Noir/ Peter Parker que fue mordido por la araña en los años 30, durante la Gran Depresión. Gwen Stacy/Spider-Woman, en su universo no pudo salvar a su mejor amigo Peter Parker convirtiéndose en Spider-Woman, Spider Ham/Peter Porker y Peni Parker. Para los fanáticos de los cómics, Spider-Man:Un Nuevo Universo es un festín de guiños a las páginas que combina una perfecta experiencia visual y narrativa. No se pierde en explicar la historia que vimos tantas veces pero logra que empatizemos con Miles desde el minuto cero. También sirve para los que no están familiarizados con las viñetas porque es como ver literalmente el cómic en pantalla grande. No aburre en ningún momento y no se pierde en explicar cosas que ya vimos mil veces, tiene el drama y el humor necesario en casi dos horas de película. Con un Globo de Oro a mejor película animada de 2018 no me extrañaría que logre ,aunque sea, una nominación a los Oscars. Como toda película de Marvel existe una escena post-créditos al finalizar la cinta y si, VALE LA PENA.
Es la flamante ganadora de un Golden Globe como mejor película de animación. Un idea creativa de la unión de Marvel y Sony para volver sobre la saga de Spider Man de manera original, sin usar tanto la misma fórmula, jugando con la teoría de la física cuántica, donde pueden vivir distintos mundos en las coordenadas espacio-tiempo y formar así una deslumbrante unión entre hombres y mujeres arañas unidos para enfrentar a un enemigo común. Y tan ingeniosa es la fórmula que resulta inclusiva, con un chico de madre latina y padre afroamericano, una adolescente del futuro, una niña de un futuro más lejano y un viejo hombre araña con reminiscencias de un detective típico de los años 40, tan anticuado que solo aparece en blanco y negro. El equipo no podía ser más encantador y ganchero y seguro es el comienzo de una nueva saga. El estilo visual es muy atractivo, esta mezcla de universos con un trabajo de computadora y con sabor manual, que deslumbra. Esta vez el latino Miles llevado por su tío, a quien adora, a una estación de subte abandonada es picado por esta araña radioactiva que le da poderes que el no quiere ni puede dominar hasta que las circunstancias trágicas lo ponen en la alternativa de dar un salto de fe en su condición de superhéroe. En esta verdadera ampliación del campo de batalla entre un grupo de buenos humanos arácnidos y unos maslos superpoderosos, un jefe mafioso, una científica pulpo y varios robots amenazantes. Codirigida por los debutantes Bob Persichetti y Rodney Rothman con Peter Ramsey. El dúo genial formado por Phill Lord y Christopher Miller creadores de las “lego movies” como productores, y el guión de Lord y Rothman lleno de ingenio, humor, chistes internos, irreverencias y construido firmemente cuando es necesario. Una diversión grata para fanáticos y no iniciados.
Creado por Stan Lee y Steve Ditko en 1962, "El Hombre Araña", a pesar de ser un personaje prácticamente nuevo en la factoría Marvel, tiene seguidores que parecen conocerlo desde siempre por las incontables plataformas que narraron sus aventuras. Pocos pudieron imaginar, sin embargo, que el que luego sería un superhéroe se trasmutaría, como en este filme, en un chico moreno, que con el nombre de Miles Morales (Shameik Moore) sería atacado por la famosa araña radiactiva. Aparecería en su mundo un tío Aaron, que lo alienta en la creación de grafitis, un padre sobreprotector y el veterano Spider Man, un tal Peter Parker, malhumorado integrante de un mundo paralelo gestado por el villano Kingpin. La telaraña donde juega el jovencito que conocimos alguna vez es ahora un nuevo universo quimérico e insólito. En ella, Peter Parker hará de instructor para intentar volver a su mundo real, y aparecerán otros "raptados de la realidad" como Gwen Stacey (Hailee Steinfeld) o Peny Parker (Kimiko Glenn) en su versión animé. Así, como en un gigantesco videojuego que conjuga virtualidad y la esencia de la historieta, "Spider man. Un nuevo Universo" integra distintas técnicas de animación, variedad de encuadres y códigos que caracterizan el cómic, como los globos de los diálogos, los sonidos no verbales que expresan ruidos y los tonos acaramelados. El filme de Rothman, Ramsey y Persichetti amalgama al monocromático Spider Man Noir de Nicolas Cage y la famosa tía de Peter, mentora de Miles, que atesora la voz de la recordada Lily Tomlin ("Nashville", "Grace y Frankie"). Como "Isla de perros", el animado de Wes Anderson, "Spider man. Un nuevo Universo" muestra una creatividad que destaca la puesta en escena y los bienvenidos destellos de humor.
¿Qué hay de nuevo viejo? Basada en la serie limitada de comics acerca del spider-verse, la película animada recientemente ganadora de un Globo de Oro a mejor película animada, tiene méritos suficientes para justificar el premio mencionado: la animación es excelente, con una estética similar a la de una historieta, los cuadros tienen textura y profundidad y sorprende la más que atractiva composición y utilización del color; en cuanto al desarrollo, la película te sumerge de entrada en la historia de Miles Morales, el nuevo Spider-Man, en uno de los universos paralelos. Con un muy buen ritmo, el guion supera lo esperado y cuenta acertadamente la historia, presentando, además, de manera divertida de los diferentes personajes de cada spider-verse. Mantiene el interés, no decae en ningún momento y colabora con un estilo de humor interesante para esta producción. Sony, como sabemos, maneja con buen pulso los diferentes proyectos de la franquicia, y para ser justos (según mi humilde opinión) el tratamiento en las últimas producciones no fue el mejor, o, en todo caso, podría haber sido presentado con un poco más de cuidado. Esta fue una de las mejores decisiones en cuanto al personaje y sirve como relanzamiento. Es de esperar que esta primera incursión prepare el terreno para nuevas adaptaciones, considerando que las opciones que proveen los comics son casi tan infinitas como los universos de los que provienen los diferentes hombres araña. Los guiños están a la orden del día y no falta el cameo de (Marvel lo tenga en la gloria) Stan Lee. Como consumidor algo distante de narraciones animadas sobre superhéroes, puedo decir que salí más que conforme y volvería a verla. Es mucho decir considerando que varias de las ofertas cinematográficas (Considerando todas las opciones disponibles) ni siquiera se merecen una semana en cartel. Pero esa…esa es otra historia. U otra historieta. Lo mismo da. Con un muy buen ritmo, el guion supera lo esperado y cuenta acertadamente la historia, presentando, además, de manera divertida de los diferentes personajes de cada spider-verse. Una perlita: Como siempre, para el final, luego de los créditos, hay una sorpresa; en este caso, cargada de humor. No se levanten de su butaca hasta entonces. Me lo van a agradecer.
Las bondades del viejo dibujo animado Phil Lord y Christopher Miller transformaron un concepto de sinergia comercial en un proyecto inteligente y divertido. El chiste recurrente refleja muy a consciencia una pregunta pertinente: en estas épocas en las cuales el género superheroico es amo y señor de la producción cinematográfica de Hollywood, ¿cuántas veces puede volver a contarse la misma historia antes del agotamiento definitivo? En Spider-Man: un nuevo universo no hay un solo Hombre Araña sino cuatro, a quienes hay que sumarles una Mujer Araña en versión adolescente, un clon paródico bajo la forma de un pequeño animal antropomorfizado y hasta un robot araña, comandado por una jovencita de ojos tan enormes que no puede sino estar ligada a los rasgos típicos del manga. Como todo seguidor del personaje creado hace más de cincuenta años por Stan Lee y Steve Ditko sabe, esas versiones paralelas aparecieron más tarde o más temprano en las diversas publicaciones oficiales en papel, a medida que el universo (disculpas, el arañiverso) original –como el del resto de los superhéroes y superheroínas– comenzaba a ampliarse a pedido del público y del mercado. En la película dirigida por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman –que acaba de ganar, sorpresivamente, el Globo de Oro al mejor largometraje de animación– la aparición de cada nuevo personaje dispara un flashback en el cual, con ligeras variaciones, vuelve a contarse aquello que se sabe de memoria: la picadura de la araña, la muerte del tío, la primera caminata por las paredes, su ruta. La elección a la hora de llevar de la historieta a la pantalla ese multiuniverso súbitamente entrelazado por un accidente (en realidad, el resultado de una de las maldades del robusto Kingpin) no podría haber sido más feliz. La dupla integrada por Phil Lord y Christopher Miller –responsables de La gran aventura Lego, una de las joyas de la animación industrial reciente–, el primero de ellos como guionista y el segundo en el rol de productor, parecía la única capaz de transformar un concepto de sinergia comercial, diseñado para seguir exprimiendo la marca, en un proyecto inteligente y divertido, renovador al tiempo que fiel a las fuentes, autoconsciente y paródico sin dejar de lado el concepto de aventura clásica. Y visualmente estimulante: antes que cualquier otra cosa, son los conceptos estéticos los que acaparan la atención del espectador, elementos que irán enriqueciéndose a lo largo de las casi dos horas de proyección. Ante la aparición de cada nuevo héroe, Un nuevo universo va solapando capas ligadas a las diferentes texturas y a los tipos de trazos y movimientos de los personajes en el mismo cuadro, en contra de las reglas tácitas del mercado de la animación contemporánea: la homogeneización, siempre en busca de ese aparente oxímoron, el realismo digital. La excusa narrativa sigue al joven afrolatino Miles Morales (nacido en los cuadros de la historieta a la sombra del gobierno de Barack Obama), testigo de la muerte del Spider-Man original, es decir, de Peter Parker. Poco antes, su sangre habrá recibido una buena dosis del líquido indispensable para desarrollar los nuevos poderes y, no tan lentamente, irá descubriendo que el portal hacia otras dimensiones que acaba de abrirse en Nueva York recibirá la visita de los más insospechados y dispares doppelgängers. En un terreno monopolizado por la hibridación entre animación digital súper producida y las estrellas de carne y hueso embutidas en trajes spandex, Spider-Man: un nuevo universo ratifica las bondades del viejo dibujo animado cuando está desencadenado de los patrones formales al uso. Aquí los bordes de la viñeta aparecen de tanto en tanto para recordar el origen del universo retratado (como lo había hecho solitariamente Ang Lee en su versión de Hulk), e incluso las expresiones mentales y onomatopeyas aparecen sobreimpresas sobre la imagen. Es cierto que las escenas de acción (de la cuales hay muchas, en particular en el último acto) terminan entregándose a la adrenalina que la industria parece demandar como si fuera un cordero sacrificial, perdiendo en el camino algo de frescura, pero la mezcla de humor autoconsciente y seriedad cuando las papas queman está lograda de tal manera que la enésima repetición de este viejo esqueleto narrativo queda en gran medida oculta detrás de la emoción. Y sí: aquí también hay un “cameo” de Stan Lee en versión animada y es su propia voz –registrada poco antes de su muerte– la que se escucha en ese fugaz momento.
Spider-Man: Un Nuevo Universo… que no te podés perder. Las expectativas vienen altas para el nuevo film del arácnido desde su anuncio y, más adelante, sus primeras imágenes y trailers. Pero, ¿es todo lo que promete? Sí, lo es. Spider-Man es probablemente uno de los personajes más queridos dentro del Universo Marvel y uno de los que tiene la mayor variedad de personajes (ya sean amigos o villanos). En esta ocasión, nos encontramos con muchos de esos personajes, todos juntos, y el resultado es alucinante. Pero, vayamos un paso a la vez. Primero, el trailer. Últimamente, hay una tendencia a tener trailers que te muestran lo mejor de la película y te cuentan casi la historia entera. Para mi muy grata sorpresa, ese no fue el caso. Si bien nos muestran a los arácnidos que se sumaran a Miles y Peter, ese es el único “spoiler” (por así decirlo) del avance. Segundo, la animación es alucinante. El detalle de la ciudad en los fondos, en los edificios y vehículos, en los personajes mismos es tal que, si alguna vez visitaste Nueva York y Brooklyn, te va a hacer sentir que estás ahí de vuelta. Además, el estilo mete detalles de cómic en la animación 3D sin que parezca forzado o quede mal. ¿A qué me refiero con detalles? Hay momentos donde se nota con claridad el pintado puntilloso del cómic impreso que queda muy bien y la inclusión de burbujas de dialogo aquí y allá cuando Miles está debatiendo algo. Tercero, y probablemente la más importante, la historia. Como mencioné cuando hablé del trailer, lo único importante que nos cuenta es que vamos a lidiar con más de un Spider-Man. A medida que avanza, vamos a ir entendiendo más sobre el mundo en el que vive Miles y por qué los otros fueron traídos desde sus realidades a esta. La historia busca darnos un pequeño vistazo en las vidas de todos los arácnidos y lo hace, en cada caso particular, en menos de 30 segundos sin hacerlo pesado. La introducción de cada versión es casi un gag continuo que ya esperás pero que te da ese extra de información que andas necesitando. Miles Morales es, para variar, un personaje con un núcleo familiar completo. Y al principio del film, lo vemos lidiar con el descubrimiento de que tiene poderes. Pero hasta ese momento, es probablemente el adolescente más normal que nos presenta este mundo fantástico y superpoderoso que es el Spider Verse. Cabe aclarar que por normal nos referimos a torpe, relajado, medio enojado con sus padres pero amándolos igual y despistado sobre como relacionarse con el sexo opuesto. Peter Parker en este film viene en dos versiones: la del mundo de Miles y la de uno de los otros universos. Y acá les hago un gran ¡SPOILER ALERT! porque voy con un par de detalles (que a pesar de que para mí son obvios, no quiero que se enojen). A lo que voy es que, el Peter Parker del mundo de Miles está casado con MJ, aún tiene a su tía viva y tiene 26 años. Pero este es el Spider-Man que muere. Luego, el del otro universo, llega con todos los pesares que la vida le tiró encima, ya que en su mundo, la tía May murió, MJ lo dejó y él se dejó estar. El primero, lleno de fe en el mundo, le promete enseñarle como ser Spider-Man. El segundo, desganado y bajoneado, no quiere saber nada del tema pero no le queda de otra. Ambos dos (Miles y Peter desganado) tienen mucho que aprender y lo conseguirán trabajando juntos (especialmente mientras escapan de Olivia Octavius, mejor conocida como Doc Ock). Parte del encanto del film estará dado por las relaciones que Miles irá desarrollando a lo largo del mismo y las que perderá en el proceso (sí, parece que para ser un arácnido, perder a alguien cercano es obligatorio). Los desafíos llegaran de todos lados y de muchas formas: hacer nuevos amigos, descifrar sus poderes, lidiar con sus padres, lidiar con la nueva escuela, el compañero de cuarto, etc. Es un torbellino que no para. De principio a fin, no podés dejar de prestar atención porque, cocodrilo que se duerme es cartera. Pero el viaje vale la pena. Es uno de los mejores films de Spider-Man de los últimos tiempos e, incluso, me atrevería a llamarlo el mejor. Sin contar las auto referencias que hace a los films live-action que la precedieron (a algunos de forma más directa que a otros). Puedo seguir diciendo lo lindo de todo, porque hay elogios para rato. Ya sea que hable de la historia, la animación, la música, los personajes o lo que sea, este film no tiene desperdicio. Spider-Man: un nuevo universo es la película para ver. PD: Quédense hasta el final de los créditos.
Los mejores héroes, el mejor film. Empecemos: en tiempos donde las películas de superhéroes son cada vez más y colman las salas de cine de todo el mundo, pareciera que la presencia de personas con habilidades especiales es fundamental para el bienestar de un importante sector de la audiencia cinematográfica. Empecemos otra vez: en un mundo donde no hay un superhéroe sino muchos, lo lógico es que no exista un solo Spider-Man. El popular personaje de Marvel cómics es llevado una vez más a la pantalla grande pero en esta ocasión se presenta e impacta como antes jamás lo había hecho. Empecemos una vez más: el film tiene como protagonista a Miles Morales (Shameik Moore), un adolescente afro-latino que al igual que el Spider-Man original es picado por una araña radioactiva, la cual le brinda las habilidades para convertirse en el gran defensor trepamuros y en el emblema de una obra maestra de la animación. El film se presenta y desarrolla de una forma acelerada en donde las referencias culturales al arácnido, desde guiños a las historietas, las distintas adaptaciones cinematográficas, series animadas y el merchandising, son una constante de diversión. Se desenvuelve como una fiesta que no para de homenajear y reírse del mundo, o los mundos, del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko, y lo hace sin perder de vista el contar una historia de origen que, dentro de la vorágine referencial y visual, logra crecer en sintonía con la humanidad de su protagonista. Esto se logra haciendo que la trama y el crecimiento de Miles sea lo central, funcionando como una idea cerrada en una clase de film que fácilmente podría haber perdido su eje debido a la cantidad de humor e información que brinda minuto a minuto. La historia de origen de Spider-Man es conocida por todos, por lo que, asumiendo esto, el film se permite tomar el arquetipo del personaje y sus distintas variantes en pos de una historia donde la teoría de realidades paralelas —o los distintos arcos de historietas— es la excusa para que las distintas versiones confluyan en el mismo universo y se complementen entre sí. En esta realidad, Peter Parker (Chris Pine) muere en manos del gran villano Kingpin (Liev Schreiber) dejando tras de sí un mundo donde los distintos Spider-People deben lograr volver a su realidad a la vez que Miles debe hacerse cargo de restablecer el orden y lidiar con aprender lo que verdaderamente significa ser un héroe. El encuentro de los personajes, principalmente la relación que se establece entre Miles y Peter B. Parker (Jake Johnson), un avejentado y excedido de peso Spider-Man que cómicamente lo instruye a la vez que dramáticamente funciona como una segunda figura paternal donde ambas partes logran ayudarse con sus conflictos internos. Lo mismo sucede con Gwen Stacy (Hailee Steinfeld), una versión del viejo amor de Parker que aquí también fue picada por una araña y que, en oposición a su versión original, perdió entre sus brazos a su amigo. La amistad que surge entonces entre Gwen y Miles permite otro tipo de complementación que hace que cada versión distinta del personaje tenga quien lo comprenda y acompañe en su camino heroico. A las versiones mencionadas también se les suman otras como Spider-Man Noir, un personaje oscuro y melancólico interpretado por Nicolas Cage que responde a los códigos del policial negro, la niña japonesa Peni Parker (Kimiko Glenn) con los elementos del animé y Spider-Ham (John Mulaney), un cerdo que habla y al que las leyes de la física no lo afectan ya que pertenece al mundo de las caricaturas. Todos ellos, desde el elemento humorístico, pasando por la variedad de géneros en pantalla hasta el valor dramático, funcionan para la construcción de ese caótico mundo y para darle forma a una perfecta historia. Además, el “vale todo” —al tratarse de un film animado— hace que la historia disfrute del absurdo y la fantasía, rompiendo todos los límites posibles con la realidad y el verosímil, la ruptura de la cuarta pared y la autorreferencia. Esa carta blanca de poder hacer lo que se quiera está estructurada de manera tal en relación al buen guion, que hace que el film tampoco se convierta en un desorden de elementos y tramas. Y lo mismo ocurre con el delirio cuasi lisérgico del diseño de imagen y estructura visual narrativa. La estética del film incorpora escenas con viñetas, globos de diálogo, líneas de movimiento y onomatopeyas de historietas que hacen que cada cuadro o página de la historia denote la identidad comiquera del film, una forma de establecer que lo que se está narrando está basado en un mundo de ficción que aquí se vuelve realidad con la exageración y el estilo que le es propio y que se siente en las texturas de cada secuencia. El personaje de Marvel fue el primer superhéroe adolescente con el cual los jóvenes de su misma edad podían encontrarse con alguien increíble que sufría las mismas dudas y problemas que ellos en una edad donde el sentimiento de soledad y la incomprensión por parte del resto es una constante. Siendo fiel y entendiendo esa idea, los directores de Spider-Man: Un nuevo universo toman este colapso de realidades con el fin de acercar al personaje y a su público a aquellos que pasan por lo mismo. Unidas, todas las distintas versiones del vecino amistoso de Nueva York crean un hermoso vínculo de comprensión que le hacen entender a Miles que no está solo. En un film donde lo verosímil se resquebraja con facilidad, la búsqueda y conclusión del mismo se transforma en lo más bello y real que posee. La idea de un multiverso con cantidad de Spider-People, de que no hay un único Spider-Man, cambia el concepto de que todo adolescente solo se pueda identificar con Peter Parker. Aquí todos pueden ser el héroe de la historia.
Sony quería hacer su propia historia con Spider-Man. El estudio tiene los derechos del personaje, pero tras una trilogía y una saga de dos partes, firmó con Marvel para compartir al arácnido superhéroe en una serie de filmes insertados en el universo siempre en expansión de la comiquera: ¿cómo podían hacer para aprovechar ellos solos las aventuras de Peter Parker? La respuesta llegó desde los cómics: el multiverso, la existencia de mundos infinitos, permite la existencia de infinitos hombres (y mujeres y cerdos y robots) debajo de la máscara, lo que a su vez permite a Sony abrir múltiples caminos (potenciales spin offs, secuelas, series) hacia el futuro. La premisa de “Spider-Man: un nuevo universo” es, en ese sentido, meramente corporativa. Pero el equipo creativo de la deslumbrante cinta animada estrenada el jueves no solo se divierte jugando con ese concepto, imaginando que esta película retrata no un nuevo “reinicio” para el superhéroe más reiniciado en la historia (es una broma recurrente en el filme, al punto de estructurar la historia): lo estira, lo explota, lo subvierte. Cortesía de Phil Lord (como guionista) y Chris Miller (como productor), que ya habían convertido una película sobre ladrillitos de juguete (“LEGO: la película”) en una fiesta que se movía entre la ironía autoconsciente y el corazón. En “Un nuevo universo”, vuelven a tomar un encargo corporativo para deconstruir el remanido mito arácnido y volverlo a edificar de una manera fresca y posmoderna, pero sin poses ni distancias, abrazando con una sonrisa de chico al personaje y al género en todas sus dimensiones, desde las más nobles hasta las más ridículas. Santo remedio en un momento de saturación superheroica: en algún lado, la gerencia de Disney se está pateando a sí misma por echar a Lord y Miller de la dirección de “Solo: una película de Star Wars”, el primer fracaso comercial de la historia de la saga galáctica… Y como en “LEGO”, el proyecto corporativo también asume libertades inusitadas, no solo narrativas sino también (¡sobre todo!) visuales. En el panorama cinematográfico actual el cine de animación de Hollywood tiende a una homogeneización estética, de diseños y texturas similares, diseñados por los mismos programas y reduciendo (drásticamente) las posibilidades de un medio infinito como el animado. Pero “Spider-Man” hace estallar en múltiples posibilidades esa homogeneidad. Si “LEGO” utilizaba la animación por computadora para emular la estética stop motion de los videos amateur realizados con los ladrillitos, la cinta de Bob Perschietti, Peter Ramsey y Rothman también bebe de sus propias fuentes y recrea desde el siglo XXI el estilo, las texturas y sensaciones visuales de la historieta, completo con viñetas en pantalla, globos de diálogos y hasta la trama de puntos Ben-Day utilizada para colorear los cómics. Y ese es solamente el estilo dominante en un proyecto de arte pop que fusiona en su licuadora posmoderna anime, noir, cartoon -estilos cada uno perteneciente a cada nueva “persona araña” que aparece (una es una joven del futuro que tripula un robot “kawaii”, otro un personaje del policial negro, y también hay un cerdo parlante)- y hasta arte callejero, el “estilo” de Miles Morales, nuestro nuevo protagonista. Ampliamente celebrada por esta creatividad visual, un ejercicio de valentía estética en una industria que atraviesa un momento fuertemente conservador, la cinta trasciende también el culposo mandato de la Hollywood actual que pide diversidad ante todo: hay un protagonista mitad negro mitad latino y dos mujeres araña (una japonesa), pero la multiculturalidad de “Spider-Man: un nuevo universo” se expresa en la convivencia de estos tipos diferentes de trazos, que son diferentes expresiones de diferentes culturas, épocas, géneros, tradiciones. En la convivencia de múltiples dimensiones expresivas, infinitas posibilidades creativas. Así, el convencional mensaje heroicista del contenido del filme (cualquiera puede usar la máscara, un mensaje particularmente apto para un superhéroe “de a pie” como Spidey) cobra dimensiones físicas al fusionarse con la forma, abandonando el mero experimento visual y convirtiéndose en un manifiesto por la diversidad individual y cultural: “Spider-Man: un nuevo universo” expresa en sus ideas y su animación que todas las culturas tienen voz, que todos podemos expresarnos. Nadie debe conformarse, achatarse, para encajar, dice esta fábula “coming of age”: la historia de Miles (animado realizando los característicos movimientos del héroe “a su manera”) adoptando la máscara no es tanto la de un superhéroe aprendiendo eso de la responsabilidad, sino la de un artista aprendiendo a expresarse. ¿Pero entonces ‘Spider-Man: un nuevo universo’ es una película de esas llamadas “políticas”? Una película sobre mundos irreconciliables colaborando entre sí en la era Trump, y una cinta que desde dentro de la industria subraya como el consenso global ha reducido las expresiones culturales (de la animación, del arte, de la cultura, hoy “starbuckizada”, desprovista de sabores particulares) no puede no serlo.
Queridos fanáticos y simpatizantes del mundo de los comics , les recomiendo Spider-Man: Un nuevo universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) su calidad de animación es excelente, y mantiene la esencia estética de las historietas, incluso vale la pena verla en 3D. Realmente un tipo de animación cuya índole no tiene precedentes, sobre todo en cuanto a su textura. La historia propone una vuelta de tuerca a la tradicional historia del hombre-araña, decentralizando la figura del héroe como es tradición en el universo de los comics a múltiples variantes de "spider-men". Esas variantes no sólo ponderan el trabajo en grupo por sobre el narcisimo individual, sino que también aportan diversidad étinica y cultural (blancos, negros, latinos, mujeres, asiáticos), como así también representan estéticamente los cambios del universo animado desde la impronta del Noir y las revistas Pulp hasta los Cartoons. Aunque se hace algo extensa, es muy entretenida y divertida. Posee varias relaciones intertextuales con las versiones cinematográficas anteriores de Spider-Man, sobre todo con la trilogía dirigida por Sam Raini y protagonizada por Tobey Maguire (2002, 2004,2007), y la versión animada Spider-Man (serie de televisión de 1967), ignorando entonces las versiones más recientes protagonizadas por Andrew Garfield y Tom Holland. Como todas los filmes de Marvel, posee un cameo al querido Stan Lee, y un extra post-créditos, así que no se vayan hasta que los echen de la sala. Esta animación ha ganado el premio en dicha terna en la reciente entrega de los Golden Globes. Sin dudas vale la pena verla en una sala de cine y es tanto para grandes como para chicos. Calificación: 3ymedio/5 Denises.
Quien escribe esta nota no sabe de superhéroes ni precisamente de Spider-Man. Tampoco está familiarizado (¿Por qué debería?) con la disputa corporativa entre DC y Marvel. Pero de vez en cuando, cuando aparece la oportunidad, ve alguno de esos films. Algunos le parecen bien, otros mal. Porque en definitiva, con o sin Comic-Con, se trata de películas que cuentan algo, que empiezan y terminan. En los últimos años aparecieron muchos intentos de transposición de historieta al cine. Recuerdo ahora a Edgar Wright y su Scott Pilgrim vs. The World, o a Robert Rodriguez con Sin City. Siempre estaba esa idea por encima de lo demás, como si fuera lo que gobierna las películas, una especie de carcasa estética de recursos específicos (recuadros, texto, onomatopeyas escritas, etc.) que parece decirnos constantemente: “Esto, en forma de cine, se vería así”. Estas películas permitían que su “gracia” fuera la transposición misma, casi impidiendo la entrada a su propio posible contenido o relato. Con esto, fuimos varios los que nos enojamos, mirando ya con desconfianza cualquier intento de emulación de recursos de la historieta. Porque además había otras películas que podían hacerlo sin regodearse en eso. Hace no mucho, Logan de James Mangold ponía en primer lugar la potencia de su relato trágico y terminaba siendo más un western crepuscular que una simple transposición de X-Men. Viendo algunas imágenes de la nueva Spider-Man se notaba la intención de lograr el efecto de la tinta impresa, de asociar el estilo de dibujo, e incluso la aparición de texto sobre la imagen. La película tiene entonces todo para perder. Quienes detesten el humor cínico y “de vuelta” de algunas películas actuales, que parecen no tomarse nada en serio, también tienen motivos para sentir rechazo. Pero Spider-Man: Un nuevo universo parece meterse dentro de todo eso y salir complemente triunfante. Su universo es extraordinario. Y es una película donde, además, aparecen varios universos colisionando. Y los universos, diferentes entre sí, requieren de creatividad para unificarse. La libertad estética que surge de la técnica empleada también la requiere. Sin creatividad, son solo colores y carteles. Y ahí es donde la película deja a un costado su mera transposición, que está omnipresente (como una verdadera montaña rusa) pero siempre al servicio de la narración. Por eso, Spider-Man necesita usar el espacio-tiempo de forma creativa, doblarlo, jugar con sus posibilidades. La estética se lo permite y la narración se lo demanda. En definitiva, es la historia de Miles Morales y sus expectativas de vida. El vínculo con su padre, su tío y el Spider-Man original. De la solidez de esto depende todo lo demás, nuestra mirada sobre Peter B. Parker y hasta incluso sobre el personaje de Kingpin y su familia. Aunque tengamos varios momentos de un cierto cinismo (como la presentación de cada superhéroe), la película no desdeña el heroísmo. Contrariamente, hace algo que parece imposible en una película de “Super” héroes, y nos devuelve al héroe que está dentro del hombre común. Nos entrega un Spider-Man proveniente de un universo en el que este está divorciado y parece tener la resacada de John McClane. Él será también un modelo a seguir. Sus miserias nos provocan risa, pero su desarrollo como personaje pone en cuestión las expectativas de Miles. El héroe de aventuras clásico no es sólo un sujeto, sino primordialmente un espíritu heroico capaz de presentarse en cualquier persona. Este espíritu entra en contradicción con los deseos y la vida del sujeto. También lo hace con sus conflictos personales. Spider-Man: De regreso a casa (Spider-man: Homecoming), del año pasado, fue muy buena, pero descuidó un factor fundamental y es que el héroe, en esa balanza, siempre pierde algo, y que hace que la responsabilidad heroica le quite algo a la comodidad de su vida mundana. Esta nueva entrega termina también con un Spider-Man en armonía con su vida de adolescente pero el conflicto con su padre continúa al tener que conservar el secreto. Nada aparece para lograr una reconciliación completa, y el conflicto parece que será constante. Porque aquí hay otro factor sumamente importante para pensar al héroe de aventuras: este no domina a través de su fuerza inherente, sino a través de la posibilidad espiritual de hacerse fuerte cuando es necesario, aunque los conflictos continúen y el mundo nunca sea el que deseamos que sea. En el contexto actual, donde los films de superhéroes parecen ser compendios de batallas llenas de parafernalia destructiva y visualmente inentendibles, o bien compilados de chistes para sabihondos, esta película se toma el tiempo de mirar hacia atrás y reconstruir eso que nos permite fundar al heroísmo. Aventuras para gente que puede ser fuerte.
Grata sorpresa resulto ser “Spider-Man: Into The Spiderverse” no solo por su frescura e inventiva a nivel técnico y su elenco de lujo para atravesar la gran tarea, sino porque también resulta un producto novedoso a nivel narrativo respecto de las fórmulas seguidas por los films de superhéroes. La nueva entrega de Spidey, uno de los personajes más queridos de Marvel Studios, fue producida por Sony Pictures Animations, la empresa de productos nefastos como la película de “Emoji” (2017) y las tres películas de “Los Pitufos”, pero también de propuestas más originales y atractivas como “Lluvias de Hamburguesas” (2009) y “Hotel Transilvania” (2013). Luego del complicado 2017 y su pobre apuesta para representar el mundo de los emoticones y las caritas de los chats tuvieron un buen repunte con “Peter Rabbit” (2018), “Hotel Transilvania 3” y la cinta que aquí nos reúne que ya cosechó algunos premios entre ellos el Globo de Oro a la Mejor Película Animada, posicionándose como la favorita a repetir galardón en la próxima entrega de los Oscars. El largometraje fue dirigido por un trío que viene del ámbito de la animación, la escritura y el departamento de arte, mostrándonos por qué el resultado excede las expectativas en los tres niveles. Quizás de los tres el único que tiene experiencia dirigiendo es Peter Ramsey, que fue el encargado de realizar “El Origen de los Guardianes (2012)”, aquella entretenida propuesta que imaginaba una especie de Liga de la Justicia entre personajes como El Conejo de Pascua, Papá Noel, El Hada de los Dientes, entre otros. Otro dato no menor, es que Phil Lord (“La Gran Aventura de Lego”, “21 Jump Street”) es el encargado de escribir el guion de la película junto con uno de los directores, Rothman, que ya había trabajado con en el guion de “22 Jump Street”. Phil Lord parece ser otro de los directores del momento (junto con su habitual codirector Chris Miller, que en esta oportunidad solo oficia como productor) y lo demuestra nuevamente con el estupendo trabajo que realizó en el libreto de “Into The Spiderverse”. La obra cuenta la historia que transcurre en un universo paralelo o alternativo donde por un experimento realizado por el mafioso Wilson Fisk (más conocido como Kingpin) colapsan varios universos, haciendo que haya más de un Spiderman en el mismo espacio-tiempo. Un joven de secundaria llamado Miles Morales es picado por una araña radioactiva, convirtiéndose en el Spiderman más reciente que deberá ser entrenado por el viejo Peter Parker para ser un mejor héroe para salvar el universo junto a él y otras versiones del arácnido más famoso de New York. El Spiderverse unirá fuerzas para derrotar a Kingpin y sus secuaces y así poder volver a sus realidades antes de que sea demasiado tarde y colapsen los universos. Lo más interesante de esta propuesta comiquera radica en su decisión de evitar todo tipo de cliché superheroico para realizar uno de los homenajes más logrados al mundo de las viñetas. Parece contradictorio pero no lo es, la estética y su extravagante aspecto visual hacen que parezca que nos encontramos ante un comic de papel, todo esto acrecentado por el hecho de que por momentos los personajes hablan o piensan y aparecen los recuadros y los globitos, al mismo tiempo que se nos expone una textura que recuerda al formato físico de las historietas y, a su vez, con una animación extremadamente cuidada que opta por una animación a 12 frames por segundo en lugar de los habituales 24. De esta manera, querían eliminar el desenfoque de movimiento y conseguir posturas más elegantes. Igualmente, para ello tuvieron que desarrollar un software nuevo que pueda “suavizar” esas posiciones intermedias entre los cuadros, ya que ciertas figuras, fluidos y materiales se apoyan en el movimiento constante y para ello tuvieron que compensar lo que ganaban en el aspecto estético con un desarrollo de nuevos programas de computadora. El resultado queda demostrado en pantalla con un tremendo look visual que contribuyen a construir esta fantástica historia. Si nos ponemos a pensar, si bien hay varios seres arácnidos, el protagonista es solo uno, Miles Morales, y la narración no solo se desarrolla en torno a su persona en lo que parece ser un coming of age, sino que también se muestran las inseguridades del traspaso de la adolescencia al mundo adulto y a las responsabilidades. Está la esencia del personaje pero llevada a un extremo maravilloso donde se establece que cualquiera se puede poner la máscara si se atreve a realizar el salto y asumir el compromiso sin ningún tipo de prejuicios. Otro aspecto extraordinario del relato está dado en los personajes que acompañan a Miles Morales y a Peter Parker, que para preservar la sorpresa del espectador prefiero no detallar. Es digno de mención que cada personaje no solo tiene su atuendo o traje con colores particulares sino que también tienen su huella visual y sonora, cada rol utiliza ciertos tonos y colores (tanto en trazo y diseño como en iluminación) y ciertos rasgos musicales propios que contribuyen a crear la identidad de cada uno. Si bien hay varios interlocutores, algo que hace exquisitamente la narración es concatenar y darle a cada individuo su tiempo de pantalla correspondiente para tener mayor profundidad (algo en lo que fallaron otros relatos del héroe arácnido como por ejemplo “Spider-Man 3” y “The Amazing Spider-Man 2”). Respecto al elenco, no hay nada que objetarle, ya que es impresionante y se encuentra perfectamente casteado cada personaje con su rol. Morales está interpretado por Shameik Moore (“The Get Down”) y está muy bien secundado por Jake Johnson (“New Girl”, “Jurassic World”) como Peter B. Parker. Completan el elenco Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Lily Tomlin, Zoë Kravitz, John Mulaney, Kimiko Glenn, Nicolas Cage, Kathryn Hahn, Liev Schreiber, Chris Pine, Jorma Taccone y Lake Bell. “Spider-Man: Un nuevo universo” es una de las mejores producciones que se nos ofreció en materia de superhéroes en los últimos tiempos. Un trabajo destacado a nivel narrativo y técnico que se nutre de la iconografía comiquera, una inventiva sin fin, un espíritu cómico que otorga gag tras gag continuamente, un uso destacado del metalenguaje y una acertada forma de evitar los clichés de las películas de origen. Un divertimento asegurado para fans y no fans de todas las edades. Corran a ver el Spiderverse si quieren ver algo innovador.
Pensada para el publico comiquero, "Spiderman: Un nuevo universo", de Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman; cae en las propias trampas de su planteo; una mezcla de universos que no la favorece. El vampiro se caracteriza por morder a sus víctimas, chuparles la sangre, y casi inmediatamente, vampirizarlos, transformarlos en uno más de la manada. Algo así podríamos decir de Marvel Studios/Disney, en donde mete la cuchara, vampiriza. Luego de los resultados financieros no muy alentadores de ambas "The Amazing Spiderman", el estudio dueño de la franquicia "Avengers" vio la posibilidad de llegar a un acuerdo para poder hacerse con los derechos de los personajes. Los resultados en el cine hasta ahora fueron las participaciones de Spidey en "Capitan América: Civil War" y "Avengers: Infinity War", y la magra "Spiderman: Homecoming". La llegada de "Spiderman: Un nuevo universo" significan el siguiente capítulo, o más bien algo paralelo; y sí, la teoría se reconfirma. Basada en la serie limitada de comics iniciada en 2014 "Spider-Verse", o Universo Araña, "Spiderman: Un nuevo universo" lleva todos los códigos del mundo Marvel cine, ahora a la animación. Este film co-dirigido por los nóveles Bob Persichetti, y Rodney Rothman; y Peter Ramsey ("El origen de los guardianes"), se presenta con varias novedades a modo de “gancho”. En principio, la posibilidad de ver varias “realidades alternativas” de Spiderman confluyendo en un mismo universo. Segundo, y lo más problemático, un estilo de animación ecléctico que intenta imitar al comic, y mezcla diferentes técnicas, supuestamente. En realidad, lo que veremos, en gran parte, es otra vez la misma historia contada desde una “perspectiva” o realidad distinta. Miles Morales es un adolescente con ascendencia afroamericana y latina, con una gran capacidad tanto artística como intelectual/científica, pero que vive opacándose para pasar desapercibido. Es hijo de un policía que no lo comprende, y espera que él despliegue todo su potencial; y sobrino de un ingeniero más outsider con el que congenia mejor. Por supuesto que papá y tío no se llevan bien. Todo va por los caminos más o menos tradicionales, a Miles lo pica una araña, pero que no sabemos bien de dónde vino, comienza a experimentar sensaciones y poderes extraños (a los conocidos le suma invisibilidad); y ocurre un suceso relacionado a Spiderman. Sí, porque Spiderman ya existe en este Brooklyn. Con esto, ya se nos fue la mitad del film. Lo que sigue ser la presentación de los universos paralelos, en los que cada uno contará con un Spiderman bastante diferente, y que algo tiene que ver la araña que picó a Miles. Todos confluyendo en el plano de Miles… pero ya es mejor que eso se descubra viéndola. La adaptación del comic en el guion corre por cuenta de Phil Lord, el responsable de ambas "Lluvias de hamburguesas" y La película de "Lego"; ahí empezamos a entender el asunto. Al igual que estas, "Spiderman: Un nuevo universo" tiene un ritmo acelerado, frenético, por momentos histriónico; a lo que le suma un tono bombástico, y una necesidad de sumar elementos, e ir del tono serio a la inserción de humor. Todo sin parar un segundo. En el mundo del comic, entre viñeta y viñeta, hay algo de acción narrativa que el espectador debe llenar “con su imaginación”. Cosa que en plano de “las artes vivas o animadas” no ocurre, salvo en una elipsis o en un montaje videoclipero. Con la intención de trasladar la esencia comiquera, "Spiderman: Un nuevo universo" hace abuso de esto, y constantemente se pasa de un plano al otro, de un estilo al otro. Hay diálogos y a la vez los típicos cuadritos con texto de las historietas (que más de una vez repiten lo mismo que los diálogos). Los golpes se ven en las batmanizadas letras ¡Pum! ¡Kazam!, ¡Caboom! y/o en la acción arrolladora. La “cámara” puede pasar de los primeros planos estáticos, a un cuadro en el que todo es movimiento. El tono maneja tramos de un film de aventuras adultos, con remates humorísticos gastados, y poco eficaces, propios del terreno infantil. Nunca define una dirección. En cuanto a la animación, no puede negarse que es novedoso, por lo menos en la pantalla grande. Novedoso no significa que esté bien. En el mismo plan de querer imitar a un comic (¿supongo?), "Spiderman: Un nuevo universo" no amalgama bien los diálogos con la animación gestual de por más tiesa, similar a una introducción de videojuegos. Las voces se escuchan, pero no van acorde a la animación, generando una sensación extraña. Más extraño aún es ver fondos distorsionados como cuando vemos una película para lentes 3D, sin los lentes 3D; o el aleatorio recurso de glitch multiuniverso de un modo convulsivo, perjudicial a la vista hasta que nos acostumbramos. Es tanto lo que se muestra, tantos los estilos, la información que se arroja a la retina, que simplemente no sabemos hacia dónde ver, y todo pasa como una alocada montaña rusa sin rumbo. El ritmo narrativo frenético de Lord había funcionado bien en las anteriores películas, porque sus bases eran sencillas, y el frenesí era presentado como un juego caricaturesco. Acá el frenesí es el típico de los films de Marvel, utilizado para cubrir baches por todos lados, y apostar a un espectador que no puede disfrutar de algo sin que sea acelerado. Los personajes no se desarrollan bien. La teoría de los distintos universos nunca queda bien explicada, y menos el por qué de la confusión. Los villanos, varios, están todos acoplados y sin el menor peso… y esperen a ver cómo se los sacan de encima. Para remate, hay una revelación hacia el final, demasiado evidente desde los quince minutos de película. "Spiderman: Un nuevo universo" plantea la coexistencia de universos alternativos y el choque de ¿todos? en uno en particular. Curiosamente, su problema pareciera ser ese, mezclar diferentes universos, el comic, el cine, el drama adulto, la comedia, la animación, los videojuegos; y hacerlos chocar en algo confuso, pastoso, y demasiado extraño (para mal) a la vista. Hay referencias pop a lo pavo, falta total de épica, clichés a la cultura moderna, mensaje que parecesalido del peor capítulo de Glee, y personajes completamente unilaterales. Lo peor del universo Marvel Studios está aquí, y sin embargo, a la hora de hacer referencia al Spiderman del cine, las referencias apuntan al previo, al mejor, al de Sam Raimi; por algo será.
Típico. Este estreno tiene hasta en el título el poder generador de prejuicios que impulsan al espectador a ir con muy pocas expectativas. En principio porque antes de entrar a la sala la pregunta “¿Otra vez se relanza Spider-Man, y encima de dibujitos animados?”, repica en la cabeza como mosquito de verano. Aquellos que decidan hacer caso omiso a la cuestión no sólo verán un producto entretenido, sino una verdadera demostración de alegría. Desde el punto de vista argumental no hay ninguna razón para la concepción de “Spider-Man: Un nuevo universo”. El disparador justificante para volver a contar que a otro joven lo pica otra araña radiactiva, y que otra vez volvemos a ver la misma historia pero con un chico negro, es débil per sé por lo reiterativo. Es decir, ya a esta altura no se puede asumir que nadie conoce esta historia. Pero el guión de Phil Lord y Rodney Rothman asumen este riesgo de repetición para centrarse en lo mismo hecho por el sexteto de escritores detrás de “Spider-Man: de regreso a casa”, estrenada el año pasado y que le dio ese enorme y saludable golpe de frescura: los problemas, ansiedades, cambios hormonales, inseguridades e identidad de un chico adolescente y su relación emocional, con el entorno familiar en particular y la sociedad en general. En los primeros veinte minutos se establece perfectamente el código autoconsciente y conceptual. La introducción de unos 120 segundos es del propio Hombre Araña (voz de Jake Johnson, doblado por Miguel Ángel Ruiz), narrando en off mucho de lo que hemos visto desde 2003 a esta parte (sobre todo en la trilogía de Sam Raimi). “Spider-Man hay uno solo” dice, y luego la historia se enfocará en uno de sus millones de fans. Miles Morales (voz de Shameik Moore, doblado por Emilio Treviño), está en su habitación a punto de ir al nuevo colegio al cual ha sido cambiado casi contra su voluntad. Su padre, Jefferson Davis, (voz de Brian Tyree Henry, doblado por Dan Osorio) es un policía simpático, pero a la vez crítico del superhéroe que su hijo admira. El vínculo es sincero, pero no está sólido como el que mantiene con su tío Aaron (voz de Mahershala Ali, doblado por Daniel del Roble). En realidad todos los vínculos le son complicados a Miles, quien además padece un severo enamoramiento de Gwen (voz de Hailee Steinfeld, doblada por Alondra Hidalgo), pero claro, es en este nuevo colegio por careta y elitista en el cual no se halla. En una incursión con su tío a viejas instalaciones subterráneas de Brooklyn aparece la araña que hace lo de siempre, y la vida del joven ya no será la misma. Hasta ese momento asistimos a una verdadera muestra de ritmo, enorme comicidad y excelente presentación de los personajes para construir una trama que nunca abandonará la propuesta de hablar de la adolescencia, pero a la vez será una buena aventura ingeniosamente armada porque los tres directores, Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, que tienen vasta experiencia como animadores y guionistas de varios éxitos del género en donde el humor ha sido una herramienta fundamental, aquí combinando perfectamente el humor físico con el que sale producto de diálogos punzantes y situaciones bien pensadas que generan una empatía casi automática. Además la producción está a cargo de los responsables de “Lluvia de hamburguesas” (2009), por eso no es casualidad el resultado final, ya que “Spider-Man: Un nuevo universo” está muy bien balanceada entre la comedia y la acción entroncadas, ambas alrededor de un mensaje sobre la juventud y su vínculo social. En lo anecdótico, porque no olvidemos que es una de superhéroes, se suceden una serie de encuentros con distintas versiones del arácnido (a cual más raro y gracioso) provenientes de distintas dimensiones. Será el trabajo en equipo y la convivencia en la diversidad lo que permitirá devolver a cada uno a su lugar y restaurar el orden. Desde afuera se puede adivinar lo bien que la han pasado todos haciendo éste film. Desde el ritmo vertiginoso al sonido, y desde la escritura a un excelente casting de voces, tanto en inglés como en el doblaje al español. ¿El verdadero Spider-Man? Sigue y sigue. Podemos esperar infinitos productos, pero difícilmente tan divertidos como este.
100% Comiquera ¿Cuántos Spider-Man se necesitan para salvar a Nueva York? Al parecer más de uno y, no, no es ese que se les viene primero a la cabeza. Digámoslo de una: “Spider-Man: Un Nuevo Universo” (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) es a Marvel, lo que “LEGO Batman: La Película” (The Lego Batman Movie, 2017) es para DC, y no, no es casualidad que detrás de estas dos películas superheroicas tan particulares encontremos a los mismos responsables. Phil Lord y Christopher Miller son los “niños rebeldes” del séptimo arte, esos que decidieron jugar con las propiedades más valiosas de la industria sin pedir disculpas por las irreverencias que están dispuestos llevar a la pantalla. Claro que no siempre los dejaron cumplir con sus objetivos, pero éxitos como “La Gran Aventura Lego” (The Lego Movie, 2014) y la mencionada aventura del arácnido, les dan la derecha. La dupla que no pudo hacerse cargo de “Han Solo: Una Historia de Star Wars” (Solo: A Star Wars Story, 2018) -y ahora nos morimos de ganas por ver su versión- está detrás de esta nueva incursión en el universo del superhéroe adolescente. El guión les pertenece (aunque Miller no esté acreditado), además del impulso (y la producción) de para llevarlo a la pantalla grande en formato animado. Tom Holland será el nuevo Peter Parker del Universo Cinemático de Marvel (MCU), pero los derechos del personaje todavía tienen custodia compartida con Sony Pictures, lo que le permite al estudio jugar con este mundillo comiquero, incluyendo cosas como “Venom” (2018) y los multiversos del Hombre Araña. Por ahí viene esta aventura animada que, después de incontables versiones de Parker, decide presentar en sociedad a Miles Morales, la última encarnación de este héroe (mitad latino, mitad afroamericano), que trae diversidad, inclusión y originalidad a un presente sociocultural totalmente dispuesto a abrirle los brazos y el corazón. ¿Por qué? Porque ya nos cansamos de Peter Parker y su eterna “historia de origen”. Ups, de eso hay un montón en “Spider-Man: Un Nuevo Universo”, pero por este lado viene el “chiste” de la película dirigida por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, gente casi debutante que, en muchos casos, tiene más afinidad con el departamento de arte que con la dirección y el guión, acá pergeñado entre Lord y Rothman. Nueva York tiene a su héroe, Spider-Man (voz de Chris Pine), quien viene luchando contra el crimen desde hace una década. Entre sus fans está el joven Miles (Shameik Moore), adolescente hiperquinético y con un alma artística que no se adapta muy bien que digamos a su nueva escuela privada en Brooklyn, alejada de sus amigos del barrio y de su familia. Para contrarrestar la inconformidad y el elitismo que lo rodea, Miles busca los consejos de su tío Aaron (Mahershala Ali), quien parece comprenderlo mejor que su propio padre, un oficial de policía que acata las reglas y no ve con buenos ojos las intervenciones del arácnido. La dupla sale por las abandonadas vías del subterráneo en busca de una pared en desuso para que Miles pueda dejar escapar su arte grafitero. Ahí, entre los desechos tóxicos de Alchemax, al pibe lo pica una araña radioactiva, un hecho al que, de entrada, no le presta importancia. Pero ya sabemos cómo son estas cosas, y a la mañana siguiente el jovencito se despierta con unas cuantas habilidades adquiridas y la menor idea de qué hacer con ellas. Eso va a doler mañana Su mejor idea es volver al lugar para tratar de encontrar al espécimen que lo mordió, pero en cambio se cruza con un laboratorio secreto perteneciente a Wilson Fisk (Liev Schreiber), a punto de poner en marcha un acelerador de partículas que, se sabe, no augura nada bueno. Por suerte, Spidey llega para salvar el momento, o no, ya que el aparato logra hacer algunos estragos. Nos vamos a detener acá porque a partir de este punto la historia entra en terreno de spoilers pesados. Lo único que vamos a decir es que Miles debe aceptar la responsabilidad de convertirse en el nuevo salvador de la ciudad, y encontrar la manera de detener los planes del villano. Por suerte, no está solo, y en un CONFUSO episodio va a tener la ayuda de Peter B. Parker (Jake Johnson), Gwen Stacy (Hailee Steinfeld), Spider-Ham (John Mulaney), Peni Parker (Kimiko Glenn) y Spider-Man Noir (Nicolas Cage),los respectivos héroes de sus propios universos que vinieron a parar a la realidad de Morales tras la primera prueba del acelerador. Todos deben regresar a donde pertenecen antes de que Fisk vuelva a intentar encender el aparato, pero primero van a ayudar al jovencito a cumplir su promesa y, de paso, aceptar el papel de superhéroe que la historia le tiene asignado. Hasta acá, parece una película de origen que ya vimos una y mil veces, pero “Spider-Man: Un Nuevo Universo” va un poco más allá y se la juega desde el humor, la intertextualidad y una estética visual que no nos deja olvidarnos de que este es un relato 100% comiquero. Instinto arácnido Los realizadores y su increíble equipo técnico mezclan texturas, colores y sonidos para destacar cada uno de los escenario (muchas veces reconocibles) de la ciudad, y mucho más a sus disímiles protagonistas, provenientes de estilos que, en teoría, no deberían combinarse en la pantalla, de ahí la irreverencia de un film que no conoce fronteras a la hora de sus imágenes. La originalidad del argumento no se queda atrás, y aunque no todos los personajes tienen la misma prioridad y muchos de ellos apenas disfrutan de unos minutos de pantalla, este disfuncional grupete de superhéroes trabaja a la perfección para cumplir su objetivo y guiar el camino iniciático de Miles, una de las encarnaciones superheroicas más sensibles y genuinas que se hayan visto, sin necesidad de solemnidad o de una catarata de chistes que lo acompañen. La historia sabe encontrar su equilibrio y poner a Morales en el centro y adelante, siempre con la tutela de los que más saben, ya sean otros héroes, un Peter Parker baqueteado sin muchas ganas de ser mentor, o unos padres que quieren lo mejor para su hijo, pero también que exprese su individualidad. Miles no deja de ser un nene que actúa como nene, una cualidad que no siempre se puede traducir en las versiones live action. Una genial banda sonora (qué bien le sienta el hip-hop a las adaptaciones comiqueras) y un gran abanico de héroes y villanos con motivaciones hace de “Spider-Man: Un Nuevo Universo” uno de los mejores exponentes el género. Una aventura cargada de acción y los mensajes correctos que logra cautivar a niñitos de todas las edades. Lo único en contra son algunas decisiones estéticas como el abuso del fuera de foco para jugar con las perspectivas que, en muchos casos, desluce unas imágenes bellísimas que pueden intentar ser hiperrealistas, o irse al otro extremo para juguetear con lo onírico y lo surrealista, las formas, o el estilo de las viñetas. Píntalo de negro Ninguna versión del arácnido se queda afuera de esta locura animada y queda bien en claro que esta es la historia de inicio para Miles, quien todavía puede cruzarse con otros compañeros del multiverso. El éxito comercial de la película, y esa escena post-créditos, dejan bien en claro que más allá de Marvel/Disney hay Spider-Man para rato.
MÚLTIPLES IDENTIDADES Phil Lord y Christopher Miller ya habían demostrado que podían manipular y retorcer las formas y materialidades con un nivel de desparpajo llamativo, además de un ritmo tremendamente acelerado que nunca perdía consistencia. Ahí tenemos películas como La gran aventura Lego, Comando especial o Lluvia de hamburguesas como muestras cabales de que cualquier precepto o premisa está para deformarse e incluso quebrarse, que son métodos particulares de expansión y/o transformación. En Spider-Man: un nuevo universo sus roles, en la producción y el guión, pueden parecer un tanto secundarios –al fin y al cabo, no hay que quitarles méritos a la labor de los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman-, pero sus miradas desviadas (en el mejor sentido posible) vuelven a hacerse presentes. Lo que vemos en Spider-Man: un nuevo universo es una expansión y renovación, y no solo porque el Hombre Araña en el cual se hace foco no es Peter Parker sino Miles Morales, quien por una serie de circunstancias se convierte en el superhéroe arácnido de su realidad, cruzándose con otras cinco encarnaciones heroicas provenientes de diversas realidades. Es que el film utiliza la animación como un instrumento potenciador y disparador de todo tipo estéticas, en una combinación de superficies y tonalidades constantes. En las casi dos horas del relato pasa de todo, pero no como una mera acumulación de eventos, sino como una forma de exploración de un mundo que puede ofrecer toda clase de posibilidades, en las que la creatividad y el desborde son las únicas reglas que deben respetarse. Un nuevo universo no viene a separarse de las anteriores entregas de Spider-Man: las referencias son constantes pero están en función de construir algo nuevo, que a la vez no tiene un solo rostro. El eje narrativo será Miles Morales pero cada personaje tiene su espacio y rol narrativo y estético, con lo que estamos ante una película que incorpora y manipula temas, argumentos y géneros: el crecimiento, la pérdida, las relaciones de pareja, los legados, lo femenino, lo noir, lo oriental, la comedia física, lo policial, la memoria, el sentido de pertenencia, lo grupal y lo individual conviven en una historia que es muchas historias. Las cinco dimensiones son la base creativa para un relato donde la identidad jamás es algo lineal o unívoco. La apuesta de Un nuevo universo es el quiebre permanente de límites y reglas, pero enmarcado en el aprendizaje de las normas a las cuales romper. El acto de aprender es una de las claves de lo lúdico, porque primero tenemos que entender los códigos del juego para luego flexibilizarlos o introducir excepciones. Cuando se entiende el juego, se puede construir un estilo propio, distintivo e identificable. Y eso es lo que hace la película: aprender, entender, explorar, investigar, para luego proponer toda clase de caminos nuevos para su historia y enhebrar una identidad donde confluyen lo individual y grupal. Ante nuestros ojos, se va armando a sí misma como a un rompecabezas, pieza a pieza, trazo a trazo, personaje tras personaje, hasta hilvanar un colectivo armonioso. De ahí que Un nuevo universo sea quizás el Spider-Man definitivo, el que todos queremos, o más bien, todas las encarnaciones e interpretaciones que podemos desear. Si el superhéroe arácnido siempre estuvo atravesado por los dilemas identitarios, de crecimiento y aprendizaje, Un nuevo universo viene a decirnos que ese aprendizaje no puede ser homogéneo y simple, que está marcado por lo heterogéneo y complejo, que puede ser divertido y triste a la vez, pero nunca ceremonioso o solemne. También que las reglas están para aprenderse y luego cuestionarse, porque es desde el cuestionamiento a lo establecido que podemos construir un presente propio. Y que eso propio puede ser ilimitado, porque está en contacto con una otredad en constante expansión, lista para descubrirse ante nosotros y ampliar nuestros horizontes. De repente, cuando menos lo esperábamos, el mundo de los superhéroes se hace más grande y nos ofrece nuevas vías de disfrute. Que la animación sea ese vehículo es una noticia tan lógica como feliz.
Pop Art Uno pensaría que a esta altura ya está todo dicho con respecto al cine de superhéroes. Se los ha celebrado, criticado, reconstruido y hasta parodiado durante las ultimas décadas, en la que el subgénero ha copado no solo las taquillas mundiales sino también el marco del mainstream con las producciones de Marvel y DC a la cabeza. Y ni hablar de un personaje como el Hombre Araña, que ya fue reseteado infinitas veces y tuvo tres actores diferentes. ¿Había algo nuevo y original que decir sobre el arácnido a esta altura? ¿Era necesario un nuevo reboot, esta vez en forma animada? ¿No estamos hartos de que se estrene una película de superhéroes casi todas las semanas? Por suerte el cine de vez en cuando nos depara agradables sorpresas, y vaya si Spider-Man: Un nuevo universo lo es. Porque si bien se inscribe en el género de superhéroes, hay que reconocer que no existe nada que se le parezca, ya sea en términos visuales como narrativos. La animación de Spider-Man: Un nuevo universo es de una creatividad y un ingenio casi nunca visto en el cine de este tipo. Con un estilo que mezcla la rugosidad propia del panel de un cómic (onomatopeyas incluidas) con la estilización exagerada del anime fundidos en el arte callejero del graffiti, la película ofrece una paleta de colores y estilos que explotan en la pantalla a cada segundo. Imaginen un film de superhéroes dirigido por Banksy y tendrán una mínima idea del grado de locura visual que es desplegado en la pantalla. Al contar la historia de Miles Morales, un joven puertorriqueño de Brooklyn que no solo recibe la picadura que lo convierte en Spider-Man sino que descubre que existen universos paralelos donde hay varias versiones del personaje (entre ellas un Spider-Man detective en blanco y negro que se mueve en el mundo del noir y un Spider-Chancho salido de una caricatura de los Looney Tunes) el guion escrito por Rodney Rothman y Phil Lord (el mismo de La gran aventura Lego) les permite moverse dentro del terreno propio del género (aquí también hay que salvar al mundo de un villano con una máquina mortal), pero al mismo tiempo mofarse un poco del Hollywood actual con su manía de reciclar y redireccionar sus franquicias populares hasta el hartazgo. Que lo hayan hecho sin dejar de lado el corazón, consiguiendo que nos importe el viaje de autodescubrimiento que atraviesa Miles, es un mérito difícil de lograr. Pero lo más importante es que Spider-Man: Un nuevo universo va a servir de inspiración a muchas nuevas generaciones de realizadores y creativos, que se verán motivados a pintar, dibujar y crear nuevas formas y estilos de arte. Esa hermosa sensación que se tiene cuando uno descubre que el medio todavía posee formas nuevas de contarnos las historias de siempre.
Con un equipo creativo separado del Universo Marvel, y por ende liberada de la continuidad forzosa de la misma, Spiderman: Un nuevo universo, una nueva versión del héroe arácnido se centra en las fortalezas de la animación y del cómic original por sobre todo. Encabezado por Chris Miller y Phil Lord (Lluvia de Hamburguesas, La Gran Aventura Lego y Comando Especial) y los directores Rodney Rothman, Peter Ramsey y Bob Persichetti, el film tiene como protagonistas a Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinsfeld y a Nicolas Cage en una aventura muy psicodélica. Spiderman: Un nuevo universo es una refrescante vuelta de tuerca al mundo de Spiderman y al de superhéroes en general. Con una dirección que no tiene miedo de mostrar diferentes versiones de un mismo héroe (Gwen Stacy, Miles Morales, un Peter Parker más viejo, etc.), las realidades paralelas que coexisten en los cómics, sus exagerados trajes y sus elaborados diseños. Quizás uno de los puntos negativos de la película es que el aspecto visual está sobreproducido en algunos momentos, lo que la hace ininteligible (quizás se deba a que se utilizan muchas técnicas de animación y de cómic al mismo tiempo). Spider-man: Un nuevo universo contiene humor, drama, acción y un sentido de aventura no igualado dentro de la carrera cinematográfica de este héroe. Más allá de alguna imperfección en el producto final, este largometraje representa un futuro promisorio para Spider-man y una muy buena opción para ir al cine con adultos y niños.
Desde que el adolescente Miles Morales (interpretado por la voz de Shameik Moore) fue picado por una araña y adquirió superpoderes, pasa sus días patrullando la ciudad y persiguiendo al villano Merodeador. Para aprender los gajes del oficio, contará con un un gran maestro: el mismísimo Peter Parker. Juntos tendrán que hacer equipo con los Spider-Man de diferentes universos para poder enfrentar el peligro de una amenaza inminente. La séptima adaptación cinematográfica de Spider-Manrepresenta todo lo que una buena comedia de aventuras de superhéroes debería tener. La recientemente ganadora del Globo de Oro a Mejor Película Animada no sólo mantiene la emoción y el humor clásico de los filmes de la franquicia y todas aquellas enseñanzas morales detrás del “gran poder, gran responsabilidad”, sino que combina de manera innovadora el universo del cómic y el cine con un guión interesante y fresco que no decae en ningún momento. Escrita por Phil Lord (The Lego Movie) y Rodney Rothman (22 Jump Street), la primera película animada de Sony es una historia alternativa basada en la serie limitada de Spider-Verse (2014-2015), donde asistimos a las más de 40 versiones que el superhéroe arácnido ha protagonizado a través de los años. La cinta presenta a 5 de ellos: Spider-Man Noir, la versión de Peter Parker de los años ’30 en blanco y negro, Spider Ham, una parodia que ve a Peter convertido en un cerdo, Peni Parker, una niña que representa la versión animé de la historia, Spider-Gwen, la clásica Gwen Stacy pero con poderes arácnidos y, por último, Peter B. Parker, una versión adulta y desganada de nuestro querido vecino amistoso. Todos estos superhéroes forman un equipo para ayudar al joven e inexperto Miles a evitar que el poderoso villano Kingpin cree una catástrofe multidimensional con el único fin de traer de regreso a su familia fallecida. Spider-Man: Un nuevo Universose diferencia de otros films del superhéroe principalmente por su inventiva al crear un híbrido entre la novela gráfica y la película, luciendo una estética y una narrativa muy similar, donde cada personaje es presentado de forma ocurrente y sintética, como si estuviésemos ante un cómic en 3D. Por otro lado, la cinta intenta despojarse de aquellos lugares comunes dentro de la historia de Peter Parker, para sumergirse en las tribulaciones y los conflictos internos de este joven protagonista que tiene en sus manos un importante legado. Resulta sumamente fácil empatizar con un personaje como el de Miles Morales, un chico agradable, sencillo y con aptitudes de artista que se siente desencajado y desanimado en su nuevo colegio para los hijos de las familias privilegiadas. Gracias a su tío Aaron (sí, otra vez los tíos marcando el camino), Milesencuentra la confianza en sí mismo para darle rienda suelta a su pasión por el arte callejero, una actividad que sus padres no aprueban, ya que esperan que el joven se enfoque en su educación formal y no termine desviándose del camino como los chicos de su barrio o su propio tío. En el momento en que, a pesar de los miedos e inseguridades, este adolescente comprende que es el único que puede cambiar el curso catastrófico de la historia, la máxima del arácnido toma una dimensión más amplia. No solo un gran poder conlleva una gran responsabilidad, sino que también es necesario una importante fuerza de voluntad. Por supuesto, no faltan las innumerables referencias al mundo Spider-Man, incluyendo simpáticos guiños a la trilogía de Sam Raimi y el clásico cameo al fallecido Stan Lee, nuestro eterno padre de los superhéroes. Además, cuenta con una escena post-créditos que le hace honor a uno de los memes favoritos de las redes sociales. Spider-Man: Un Nuevo Universoes una experiencia visual inigualable, que logra contar una historia tan emotiva como esperanzadora, con personajes secundarios excelentemente construidos y un protagonista que ya se perfila como el gran heredero del superhéroe arácnido en el cine.
Muchos inicios nuevos Ya todos sabemos quién es Peter Parker. Sabemos cómo consiguió sus poderes, cómo la muerte de su tío influyó para que se convirtiera en superhéroe, y cómo alguna vez anduvo bailando por la calle, aunque mejor de eso no hablemos (total ya lo hicimos ACA). Spider-Man: Un Nuevo Universojuega con esa idea, y arranca explicando que Peter lleva diez años salvando a Nueva York como el único e irrepetible Spider-Man. O al menos eso creyó hasta que conoció a Miles Morales, otro chico que (al igual que él) fue mordido por una araña que le dio poderes extraordinarios. Cuando se encuentran en medio de un combate, Peter prometió ayudarlo, pero antes de poder hacerlo muere evitando que Wilson Fisk ponga en marcha una máquina que potencialmente podría abrir un agujero negro bajo la ciudad. La ciudad lloró a su héroe caído y Miles intentó terminar con la misión, aunque claramente no estaba capacitado. Hasta que -cual reinado de los superhombres- el cielo neoyorquino se puebla de varias nuevas versiones del trepamuros, traídos desde otras realidades por la máquina de Fisk. En esos otros mundos Peter puede ser mayor y divorciado, vivir en la década del treinta, o haber muerto de chico porque nunca fue picado por la araña, quien en cambio le entregó sus poderes a Gwen Stacy, su clásica primera novia a la que no pudo salvar. Esto solo citando las opciones menos absurdas. Mientras buscan el camino de regreso a sus hogares, los nuevos aliados intentarán enseñarle a Miles lo que implica ser Spider-Man. Y alguno tenía que sobrar Aunque no es una secuela, claramente Spider-Man: Un nuevo Universo exige cierto conocimiento previo, porque no va a pasar mucho tiempo presentando personajes clásicos ni explicando los conceptos básicos que ya se contaron muchas veces. Aunque es más disfrutable teniendo frescas por lo menos las películas de Sam Raimi, tampoco hace falta ser un experto en el tema: el principal protagonista de esta historia es bastante nuevo y desconocido para el gran público. Miles Morales es una reversión siglo XXI del clásico Peter Parker. Aunque comparten varios rasgos de temperamento y carácter, en tiempos donde ser nerd ya no es algo tan problemático, el nuevo Spider-Man se presenta como un artista callejero de origen latino que asiste a una escuela privada donde no encaja del todo. Spider-Man suele ser un personaje más apuntado al público juvenil que otros, por algo cada tanto hace falta rejuvenecerlo para que conecte con nuevas generaciones de adolescentes: la decisión de poner en el centro a un nuevo Spider-Man sin anular del todo al clásico parece ser una decisión bastante acertada. Como corresponde al personaje, Spider-Man: Un nuevo Universotiene mucho de comedia además de acción y aventura, pero esta vez con el agregado de romper un poco la cuarta pared reconociéndose como parte de un cómic. Por suerte no llega al nivel de Deadpool de hablarle continuamente a la cámara porque sería demasiado, pero queda claro que cada otra realidad es una publicación diferente, con estilos de animación y reglas de juego propias. En general ello está bien balanceado, pero no impide que quede la sensación de que quiere abarcar demasiado para el tiempo que tiene. No hacían falta todos los villanos incluidos ni tantas versiones alternas superpuestas; por más que solo dos tienen peso real en la trama y el resto quede más que nada como soporte para muchos de los chistes. De este relleno solo el Spider-Man Noir, a quien le presta la voz el debatido Nicolas Cage, deja con ganas de conocer más sobre su historia, pues apenas recibimos un par de chistes sobre su existencia sin colores o su fingida rudeza. El estilo de animación recuerda al de cómics de hace unos años, simulando pintar fotos y darle textura de papel para buscar un estilo hiperrealista, en este caso logrando un aire bastante moderno y coherente con el perfil street art del protagonista, lo que también puede resultar un poco abrumador o sobrecargado por esta misma característica. Visualmente Spider-Man: Un Nuevo Universo es un bombardeo continuo de color y movimiento desde la secuencia de créditos, cosa que no siempre suma. Cuando se estabiliza y hace síntesis se vuelve más interesante, pero cuando saca de foco partes de la escena sin mucho criterio y genera fantasmas rodeando personajes, hace dudar si no se habrán olvidado de entregar los anteojos 3D en la puerta. Se entiende que la propuesta juega con el tema central de la trama, la superposición de realidades, pero igualmente el uso del recurso se siente un poco pasado de rosca. Aunque es una de las historias recientes más populares del personaje, Spider-Man: Un Nuevo Universo difícilmente podría haber existido fuera del marco de la animación. A grande rasgos, pocas de las decisiones que plantea resultan cuestionables.
Se estrena Spider-Man: un nuevo universo, dirigida por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, la más original, entretenida y compleja historia acerca del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. Luces y sombras. Pasaron 17 años desde que Spider-Man llegó al cine por primera vez. El éxito de la trilogía de Sam Raimi sentó las verdaderas bases para que Marvel construyera un imperio cinematográfico. Pero aquella trilogía que tenía a Tobey Maguire usando mallas azules era demasiado cursi. Su núcleo dramático era el conflicto romántico de su protagonista, de qué forma su doble personalidad afectaba a la chica que le gustaba y a su mejor amigo, que se interponía entre ambos. Acaso más interesante y oscura fue la versión de Marc Webb, en la que el conflicto realmente era reconstruir la identidad del personaje, el pasado, la relación con sus padres. Más ligera, pero a la vez más profunda, podría haber sido la saga definitiva, pero la ambición de la secuela de meter demasiados enemigos, demasiadas subtramas perjudicó a nivel económico las pretensiones del director de 500 días con ella. Por último, con De regreso a casa el nudo también es la relación padre-hijo, pero en este caso simbolizada en los deseos de Peter de formar parte de Los vengadores, buscando la aceptación y admiración de la figura paternal que representa Tony Stark. Este nuevo reboot, sin pretenderlo, es la obra más equilibrada, ligera y fresca de todas. Apelando a todas las fórmulas del universo Marvel, Jon Watts, además, construyó al mejor villano de la franquicia, gracias a la maravillosa interpretación de Michael Keaton. Ahora bien, ya con Spider-Man incorporado al MCU, parecía imposible que veamos un nuevo reinicio de los orígenes del personaje, pero Phil Lord y Christopher Miller, los despedidos directores de Solo, le encontraron una original vuelta narrativa para que el niño araña vuelva a la pantalla grande con otro rostro. Spider-Man: un nuevo universo no solamente propone una visión animada del personaje, sino también la más autoconciente lectura sobre el pasado audiovisual del mismo. Revisionismo puro. Spider-Man es un personaje de cómic pero también un héroe real y todo lo que sucedió a lo largo de las primeras cinco adaptaciones, realmente, pasó en la diégesis de la historia, pero con un cambio importante: un cambio en el punto de vista. Miles Morales es un adolescente que acaba de entrar en un instituto privado de Brooklyn. Su padre es policía y su tío, un artista callejero. Miles -al igual que Peter Parker- es un genio en ciencias, pero él prefiere el arte y la educación pública. Un día es mordido por una superaraña y, de repente, recibe los mismos poderes de Spider-Man, lo que provoca que el joven afrolatinoamericano desee conocer al héroe, quizás, para convertirse en uno. El film codirigido por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman tiene más de un giro narrativo, pero acaso el más interesante es el de traer desde diferentes dimensiones especímenes “raros” del mismo personaje: una versión cuarentona y resignada, otra salida de un film noir, un puerco araña (ninguna relación con el de Homero) parecido a como sería Porky dentro del traje de Parker, un animé (mezcla Sailor Moon con Mazinger) y una Spider-Woman llamada Gwen Stacy, que en este universo no sólo no muere, sino que sufre por la muerte de un amigo que falleció como el personaje de Emma Stone en la segunda película de Webb. La película no apunta a la nostalgia, pero sí a la cinefilia e historia del personaje -el gag post créditos es realmente hermoso- y si bien todos los Spider-Man tienen microconflictos ninguno tiene la profundización que amerita. Y no por esto pasa ajeno el conflicto del villano, Kingpin, quien por fin aparece en pantalla gigante. Demasiados poderes conllevan demasiada responsabilidades, y demasiadas subtramas también. Por suerte, el film, a pesar de todo, no pierde la brújula narrativa y los conflictos de Miles Morales, el nuevo niño araña, sobre la aceptación de su identidad y la reconciliación con sus dos figuras paternas, representadas por el padre-policía y el tío-marginal, son el núcleo del ingenioso guión de Lord y Rothman. Más allá de la reinterpretación racial del personaje (también hay un Spider-Man rubio y blanco dando vueltas) la frescura de este film pasa por la estética y la banda sonora, acorde con el contexto temporal y espacial de la historia, más oscura y a la vez lisérgica, con una paleta de colores atractiva e incorporaciones de onomatopeyas que la vuelven una versión más pop que las convencionales versiones previas. Ganadora de múltiples premios y favorita para llevarse el Oscar como mejor obra animada, el film cuenta con las voces originales de Nicolas Cage, Liev Schreiber, Jake Johnson, Hailee Steifeld, Mahersala Alí, Chris Pine y Lili Tomlin -notable tía May- entre otros, que le brindan calidez, humanidad y mucho humor a cada personaje. El guion no carece de gags, ni tampoco es solemne, pero tiene una equilibrada y necesaria cuota de emoción genuina, mucho más real que el de las películas con intérpretes. En ese sentido, la evolución de las técnicas de animación han avanzado notablemente. En medio de tantas propuestas que pretenden copiar al modelo Pixar/Disney, el diseño de este film resulta casi vanguardista (y hay que valorar que la mayoría de los animadores sea de origen latinoamericano, incluido el también director argentino Agustín Ross Beraldi).
El mejor Hombre Araña del cine La cinta animada sobre el popular personaje de Marvel, presenta una original historia plagada de homenajes, guiños y momentos de pura magia comiquera. El protagonista del filme es Miles Morales, un adolescente de raíces latinas y afroamericanas que adquiere superpoderes tras ser picado por una araña radioactiva. Para descubrir que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" el joven contará con la ayuda del mismísimo Peter Parker. El dúo hará equipo con otros "hombres y mujeres arañas" de distintos universos para así poder frenar a un grupo de villanos encabezados por KingPin. Los directores Peter Ramsey, Bob Persichetti y Rodney Rothman han logrado una verdadera maravilla de la animación. Un filme que combina toda clase de técnicas para trasladar el lenguaje y el espíritu de las viñetas a la pantalla. Desde un guion sólido, divertido, que hace constantes referencias a las anteriores versiones fílmicas de Spider-Man y a todos los tópicos del personaje, pasando por una galería de malvados unidos en un dream team del mal, cuya cabeza y cuerpo, es la de Wilson Fisk, hasta una banda de sonido poderosa, en la que ningún compás desentona con los fotogramas que componen el filme, estamos ante una producción de factura intachable, una bocanada de aire fresco dentro del mundo animado, un antes y después del género. Luego, claro, el carisma y la empatía de todos las versiones arácnidas, cada una con su estilo y trazo, un variopinto equipo de Superhéroes, un team irresistible cuyos integrantes remiten al animé, a los cómics clásicos, las tiras de los diarios y hasta las locuras animadas de los cartoons televisivos. Spider-Man: Un nuevo universo es lo más cercano a un cómic animado. Una cinta de ritmo trepidante, cargada de adrenalina, una experiencia fílmica que aunará a las nuevas generaciones de espectadores con los cultores retro del famoso "trepamuros".
Luego de casi un mes de su estreno en Estados Unidos, por fin nos llega la nueva apuesta de Sony Pictures (que recordemos siguen siendo los dueños de los derechos cinematográficos del amigable vecino Spidey) esta vez en formato animado (para no entrar en conflicto con el papel que hace nuestro amigo Tom Holland). En este film se nos presenta una idea que para el mundo de los comics es casi ya moneda corriente: la existencia de múltiples universos transcurriendo todos al mismo tiempo, y que, por una razón en particular, los Spider-Man de algunos de estos terminan todos en uno solo, sin embargo, tenemos a uno que es más protagonista que los demás: el adolescente Miles Morales. Al principio de la película, Miles todavía es un chico común y corriente de Brooklyn, que como muchas otras personas, admira a Spider-Man por todos sus actos de valentía. Sin embargo, por una serie de motivos y circunstancias, termina presenciando el fallecimiento de Peter Parker y teniendo él mismo poderes arácnidos, teniendo que tomar el manto de Spidey.
Antes de abocarme de lleno a Spider-Man: Into the Spider-Verse quiero tomarme un momento para celebrar a la dupla de Phil Lord y Chris Miller. Cada vez que suenan sus nombres es momento de prestar atención y así lo ha sido desde hace algunos años. Juntos han entregado joyas como Cloudy with a Chance of Meatballs, las dos Jump Street o The LEGO Movie y al menos dos de esas cuatro películas se pronosticaban fracasos al momento de su anuncio. El dueto creció en prestigio con cada apasionante nuevo título y así es que se ganaron la posibilidad de dirigir Solo: A Star Wars Movie, aunque su modalidad de trabajo los dejó afuera del proyecto con apenas semanas para finalizar su rodaje. Pero la fortuna favorece a los osados. Mientras que nosotros nos perdimos la oportunidad de disfrutar un film de la Guerra de las Galaxias con la firma de la irreverente pareja –la versión de Ron Howard no estuvo mal, pero poco tuvo de innovadora-, ellos pasaron a dedicarse a esta entrega animada del Hombre Araña. El éxito de crítica y taquilla, así como el Globo de Oro en su poder y la potencial candidatura al Oscar, ya le dan la derecha a estas mentes creativas que siempre parecen inclinados hacia proyectos que tienen las de perder. Y es que ellos son los hombres indicados para evitar la saturación de una nueva Spider-Man en el cine, consiguiendo en el proceso una de las mejores películas que se hayan hecho sobre el personaje. Vivimos en una época en la que se va de un extremo al otro y las redes sociales no hacen más que exacerbar ese criterio, siempre en busca de otro RT. Cada estreno es la mejor o peor película, pareciera que no hay punto medio. Bohemian Rhapsody no puede ser un 6 -7 con ese final alucinante-. O es mala o se gana el Globo de Oro. Así es que se lee mucho que Into the Spider-Verse es la mejor película del Hombre Araña, con una tendencia a olvidarse de las dos genialidades que hizo Sam Raimi en su momento –hace 15 años, una eternidad, deme otro reboot-. Pero lo cierto es que, en este caso, los elogios están bien justificados. Un Nuevo Universo vive a la altura de las expectativas y las supera. No solo es una gran película sobre el personaje, sino que es una gran película y punto. Una que entiende a fondo al héroe y lo celebra, así como a su historia. Una que innova dentro del rico terreno de la animación, que goza de un inusitado dinamismo y busca nuevos techos imaginativos. Como quedó claro desde los avances, Spider-Man: Into the Spider-Verse opta por una técnica animada diferente y novedosa. Desconozco si lo propuesto por los realizadores tiene un nombre, pero la sensación es la de un cómic que cobra vida en pantalla, con una perfecta fusión de CGI y 2D. La técnica regala un resultado eximio. Vibrante de principio a fin, es una hazaña creativa eléctrica que cuadro a cuadro opta por ofrecer la mejor imagen posible, con una explosiva mezcla de color, iluminación y movimiento que realza la experiencia. Lejos del conformismo en lo previamente hecho, opta por abrirse un camino nuevo y se luce al hacerlo. La apuesta es absolutamente ambiciosa y paga con creces. La dupla de productores ensambló un trío de realizadores con perfiles y experiencias diferentes en Bob Persichetti –que viene del terreno de la animación y debuta con esta en la dirección-, Peter Ramsey (Rise of the Guardians, cuyo aporte fue en el terreno de la acción) y Rodney Rothman, un colaborador de larga data con los arriba mencionados. El último escribió junto a Phil Lord el guion que, como se podía esperar de sus trabajos previos, es uno que rebosa de energía, además de humor irreverente y autoconsciente, así como también de corazón. Miles Morales es un adolescente afroamericano de Brooklyn, hijo de una puertorriqueña y un policía negro, que busca encontrar su lugar en el mundo. El hecho de recibir sus poderes y adentrarse en una trama de superhéroes que involucra la apertura de la acción hacia diferentes universos no permite que se pierda el foco en el desarrollo de su protagonista, quien vive sus cambios personales con la misma intensidad en todas las áreas. Spider-Verse propone una gran introducción a este nuevo protagonista, un joven carismático y popular que se ve arrastrado hacia una nueva escuela en la que será todo lo contrario. Un artista callejero que busca dejar su marca impresa en la ciudad, lo logrará al convertirse en el amistoso vecino Spider-Man, en el marco de una película de un intenso espíritu colaborativo, como uno de los graffitis que el joven hace. Y eso queda bien en claro una vez que el multi-verso entre en funcionamiento y dispare la acción, porque este trae consigo lo que es el principal caballo de batalla: la presencia de varios Spider-Man. A Miles Morales se le suma Peter Parker –quien se convierte en su mentor-, pero también Spider-Gwen, Peni Parker, Spider-Ham y Spider-Man Noir. Es un gran logro de parte del equipo detrás de cámaras el haber conjugado a un grupo tan diverso de superhéroes, cada uno con un aporte diferente y, sobre todo, con un estilo propio. Peter es como la versión que hemos visto tanto en pantalla grande, pero una más cerca de los 40 años, algo cansada de salvar tanto a la ciudad de Nueva York, con panza y problemas propios a los que debería prestar atención. Gwen es una joven fuerte que ha sufrido su cuota de dramas personales, como todo buen Hombre o Mujer Araña. A su manera, los dos serán sostenes de Miles, mientras aprende a convertirse en héroe en sus propios términos. Con la integración de Peni, Ham y Noir, la animación da otro salto hacia adelante en término de sus pretensiones, al amalgamar estilos técnicos bien diferenciados como el animé, una animación inspirada en los Looney Tunes y una más oscura cerca del cine negro. La mezcla en pantalla es tan ecléctica como efectiva. Pensemos que Spider-Man ha tenido tres versiones cinematográficas live-action en poco más de 15 años (Tobey Maguire, Andrew Garfield, Tom Holland) y la saturación era un riesgo evidente. Spider-Verse la evita con gracia y movimientos ágiles, al reconocer a las otras películas se permite jugar con ellas y así extender sus redes hacia terrenos nuevos. Cargada de acción y un sentido del humor afilado que arranca varias carcajadas, se permite su eventual incursión en el drama con soltura y sin pesadez. A eso hay que sumar el notable elenco de voces reunido –Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Nicolas Cage, Mahershala Ali, Liev Schreiber y muchos, muchos más-, que termina de realzar un combo innovador, tanto en el aspecto animado como en el de los superhéroes. Y, por si fuera poco, le dio a Sony las herramientas como para seguir al desarrollo de películas del Hombre Araña hasta el infinito. Mientras mantengan el nivel de esta, no habrá reclamos.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
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Un collage que remite a las historietas incluso de modo literal y divierte al espectador con una gran cantidad de juegos visuales y gráficos. Esta no es una película más de superhéroes, ni es una película más de animación, sino un verdadero experimento con ambos géneros. Del primero, toma las posibilidades que tiene –lo humorístico, lo épico, lo absurdo– y las confronta en una multiplicidad de personajes. Del segundo, juega con sus capacidades para pasar de lo realista a lo caricaturesco. El resultado es un collage que remite a las historietas incluso de modo literal –hay viñetas directas en pantalla– y divierte al espectador con una gran cantidad de juegos visuales y gráficos: en ese sentido, se trata de una película completamente experimental nacida en el corazón más comercial de la industria, algo rarísimo. En cuanto a la historia, es la de un adolescente enfrentado a lo gigante que es el mundo, es decir el tema base de Spider-Man, y la forma visual animada y juguetona refleja –esto es algo poco habitual, también– la manera como el protagonista, un afro/latino/americano ve lo que lo rodea. Dicho de otro modo: lo que vemos a veces es infantil hasta lo absurdo (Spider-Ham, el chancho araña satírico que es parte del Universo Marvel, créase o no) y a veces muy adulto e incluso oscuro. Aunque lo luminoso y juguetón predomina. Una película más extraña de lo que parece, incluso aunque esté –conscientemente– llena de clichés.
Phil Lord & Christopher Miller: capos totales, creativos de la hostia. Tomaron proyectos intragables – ¿una remake de la serie ochentosa 21 Jump Street? ¿un filme alevosamente comercial destinado a vender ladrillos Lego? – y los convirtieron en formidables comedias, plenas de originalidad. Aquí Lord & Rodney Rothman (con Miller susurrándole ideas al oído ya que Lord & Miller estaban trabajando al mismo tiempo como directores para Lucasfilms y no podían hacerse cargo de esta película) han tomado al héroe mas amado de Marvel y lo han resucitado, no en una , sino en siete iteraciones distintas, dando a luz no sólo la mejor película sobre Spiderman que existe (y eso que tenemos a la última de Tom Holland y la venerada Spiderman 2 como máximos baluartes de la franquicia… hasta este momento) sino llevándose un merecidísimo Oscar en el camino. Tomá, esto es para Kathleen Kennedy que lo mira por TV. Si hubieras tirado al tacho todo tu conservadurismo y les hubieras dejado las manos libres a estos tipos, no solo Solo: A Star Wars Story hubiera sido un exitazo sino que ahora no tendrías a toda la franquicia Star Wars corriendo serio peligro de extinción. Esta es una película para amantes del Hombre Araña, y para amantes de los comics en general. A Lord, Rothman & Co le bastan cinco minutos para ponerse el público en el bolsillo – con un “uno, dos, gancho emocional a la quijada” al estilo del inicio de Guardianes de la Galaxia – donde te manda un largo y sentido homenaje a todas las iteraciones previas del personaje – desde los filmes de Sam Raimi hasta la serie animada de los años 60 -, te muestra al héroe en acción haciendo sus chistes habituales… y muriendo asesinado a manos de Kingpin. ¡Ups, diablos! ¿Y ahora, qué hacemos?. Pero este no es un filme sobre Peter Parker sino sobre Miles Morales, la versión afroamericana de Spiderman que Marvel lanzo en el 2011. Claro, es un acto intachable de corrección política y de diversificación racial de los personajes de la editorial en sintonía con los tiempos que corrían en ese momento – Obama presidente, qué cambio cultural para una conservadora y ultra racista norteamérica -, pero a los fans de la historieta no les gustó ni medio y se los quisieron comer crudos. Marvel atinó a reubicarlo en su multiverso como un Spiderman alternativo que vivía en una dimensión paralela similar a la nuestra y que reemplazaba al Peter Parker / Hombre Araña de su universo. Después con las series de Ultimate Spider-Man y Ultimate Marvel terminaron creando otros universos paralelos con otras versiones mas bizarras del Hombre Araña, unas cuantas de las cuales aparecen aquí. El cómo desembarcan en la Nueva York alternativa de Miles Morales no es un misterio: Wilson Fisk – el Kingpin del comic, devenido aquí en un potentado que financia experimentos científicos al estilo de Norman Osborn y Oscorp en el comic tradicional – ha perdido a su familia en un accidente automovilístico y desea recuperarla a toda costa. Para ello le ha encargado a la doctora Olivia Octavius la construcción de un acelerador de partículas para poder viajar en el tiempo e impedir la muerte de su esposa e hijo (o, al menos, traerlos en el tiempo a este presente antes del accidente). Pero el acelerador de partículas termina creando portales a universos paralelos, donde existen otras versiones de su familia – y a las cuales puede traer a su mundo para compensar su soledad y dolor -. El efecto indeseado es que en todos esos mundos existen otros Hombres Araña – un Peter B. Parker vago y depresivo, lanzado al abandono después de divorciarse de Mary Jane Watson; una Spider-Woman que resulta ser Gwen Stacy con superpoderes y dedicada a combatir el crimen luego de que asesinaran a su mejor amigo (el Peter Parker de su universo!); un Spiderman noir, como una especie de detective privado de las policiales en blanco y negro de los años 30, también devenido en vigilante; una versión mecha (y futurista) de Spiderman construida por una chica japonesa adoptada por la tía May; y por último la versión badass de Porky Pig (y que habla igual, aunque sea un personaje de la Warner – incluso hay un chiste sobre la legalidad de esto -), que es en realidad una araña mordida por un chancho radiactivo (WTF??!!!) – que caen acá, y que todos odian al Kingpin, sea de cualquiera de sus mundos. El equipo no sólo debe impedir que Fisk haga funcionar de manera definitiva el aparato – que va a destruir la continuidad (y por ende, la existencia) de sus mundos al absorber personas de otras dimensiones y ponerlas en éste – sino que deben entrenar al novato Miles Morales, el cual hace dos días fue mordido por una araña radiactiva que proviene de los laboratorios secretos que posee Fisk en las afueras de Nueva York. Lo que sigue es una ensalada de parodia del género y humor delirante no a costa del personaje, sino con el personaje. Morales no solo es mucho mas chico y “verde” que el Peter Parker original de las historietas (debe tener trece o catorce años) que tiene una familia numerosa en vez del micronúcleo parental que tenía Parker con su tía May. Esto le da mucho mas estabilidad emocional y orientación moral, especialmente porque su padre es policía y su madre (latina) es particularmente protectora. Y sí, hay un tío que espicha pero en este caso es un criminal que trabaja para Fisk y que prefiere redimirse a costa de su vida. Uno de los detalles mas fascinantes de Spider-Man: Un Nuevo Universo es que es un universo plagado de meta-referencias. Hay revistas del Hombre Araña (que en recrean números reales de revistas Marvel) que en realidad actúan como crónicas de las aventuras reales del superhéroe de ese universo, e incluso Morales aprende a manejar sus poderes leyendo el comic de origen de Spider-Man. Y cuando quiere empezar a actuar como héroe, qué mejor que comprarse un disfraz de Hombre Araña en la tienda de Stan Lee (!!). Como le dice Peter B. Parker “está mal vestirse con tu propio merchandising”. Pero si Spider-Man: Un Nuevo Universo amenaza con ser una comedia pura de punta a punta, te sorprenderán los momentos emocionales que han intercalado Lord & Co y que demuestran su maestría como narradores. La relación de Morales con su tío es profundamente afectiva y te shockea descubrir que anda envuelto en negocios turbios. Hay una tía May (del Peter Parker de este universo, que acaban de matar) que no sólo sabe de la identidad secreta de su sobrino sino que posee una Spider-Cueva y que termina actuando como un Q (de los filmes de James Bond), proveyéndole gadgets de todo tipo al novato Morales. Y el propio Miles está preso de un dilema porque no quiere asumir la responsabilidad que implica semejante poder… pero su héroe interno termina por florecer en el momento mas emotivo de todo el filme. Si la historia es genial, la animación le va en saga. Es como un comic de papel hecho con técnicas 3D… pero en movimiento. Incluso tiene unas cuantas particularidades fruto de decisiones artísticas realmente heterodoxas: no siempre el movimiento de los personajes es fluido (y parece un videogame) y a veces los fondos tienen un blur rojo y azul que te hace pensar que estás viendo un filme 3D sin las gafas. Posee profundidad y extremo realismo, pero aparte es una bomba cromática que explota en el momento menos pensado y que termina por sorprenderte constantemente. No es un filme superpulido e hiperrealista a lo Pixar, sino que es una cinta con carácter visual propio… y formidable. Spider-Man: Un Nuevo Universo es una película recomendadísima. Es como una versión Apta Todo Publico de Deadpool, con ese humor plagado de meta referencias al género y a la cultura pop, pero también emotiva, profundamente emocional en sus minutos finales, y una obra maestra que explota lo mejor de un personaje amado por millones, resaltando a la perfección las características por las cuales e lo veneramos. Sea la versión que sea, Spiderman es uno mas como nosotros y él decide salir a combatir al mal simplemente porque todos llevamos un héroe dentro nuestro que debemos descubrir. (PD: por si nadie lo notó, al principio Miles Morales están dibujando en su escritorio… frente a un poster de lo que claramente es Superman ya que tiene botas rojas y capa)
Visualmente original, muy creativa desde los diálogos y con un humor que la atraviesa de principio a fin, la película animada trae una nueva versión (afrolatina) del superhéroe pero sus sorpresas no terminan allí. Es la mejor película de este cansado género y una que hasta puede darle unas cuantas vidas más. Una de las primeras cosas que llaman la atención en SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO es su textura. La película parece utilizar una mezcla entre retro y posmoderna a la hora de animar no solo a sus personajes sino los escenarios y fondos. Por decirlo de un modo sencillo: el film parece dibujado sobre un papel, intentando recrear de la manera más cinematográfica posible lo que puede ser la lectura de un cómic. Eso implica contar con fondos un tanto borrosos, algunos cuadros de diálogo en pantalla y un encuadre siempre movil propio del medio, uno a la que solo la animación puede hacerle justicia. En ese aspecto, la película es una pequeña proeza. Y a eso hay que sumarle que, en cuanto la historia comienza a expandirse y a agregar personajes y universos, esas referencias visuales se irán montando una sobre otra, combinándose. Es la historia de muchos “Spider-men” y cada uno aparece con su propio kit estético, que los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, y su equipo de animadores combinan de una manera fluidísima e impecable, pasando del animé a estilos más anticuados/clásicos y de ahí a modernos, retros y futuristas. El combo podría ser excesivo e indigesto (en algún momento, cuando se impone la lógica de la escena de acción continua, acaso bordee esa peligrosa zona), pero casi siempre logra un carácter unificado. Y para eso lo principal es su enorme sentido de la diversión, una “diversión” que no solo consiste en referencias, one-liners y chistes graciosos, sino uno que abarca toda la propuesta. Es una película visual y narrativamente divertida y, aún cuando en ciertos momentos se vuelve seria, jamás se la siente ni impostada ni grave. Tiene la mirada del adolescente que se acaba de dar cuenta que puede volar por los aires y colgarse de las paredes. Vibra de excitación, frescura e imaginación. Si piensan, por la trama del filme, que hay algo en UN NUEVO UNIVERSO cercano a aquel meme que enfrenta a dos Spider-Man señalándose entre sí, no están muy equivocados. Es otra historia de iniciación y de origen que hace clara referencia a todas las anteriores (hay más reboots de Spider-Man que de cualquier otro superhéroe), pero se lo toma con humor y resignación. Como si los directores no pudieran creer que tienen que volver a contar lo del adolescente al que lo pica una araña y adquiere poderes y se lo hicieran saber al espectador. Pero, en el fondo, es una trampa. Despachadas rápidamente las origin stories previas (hay muchos chistes visuales maravillosos en esa intro) caemos en la historia de Miles Morales, un chico afrolatino que será el nuevo protagonista de la saga. Un pre-adolescente fanático de los comics y los graffitis, con muchos amigos en su escuela previa pero forzado por su padre policía a cambiarse a una nueva (y supuestamente mejor) en la que nadie le presta atención, fascinado por una chica que dice llamarse “Gwanda”, Miles es el clásico chico que no encaja en su universo. Y es su tío, Aaron, el que más lo entiende, además de su madre latina, que le habla español y lo abraza y besa todo el rato. Con él iniciará el viaje que lo lleve a la araña y… su fascinante y peligosa ruta. El sostén principal de UN NUEVO UNIVERSO no está ni en el villano de turno con sus planes maquiavélicos sino en las extrañas compuertas que ese plan habilita. Es que el tal Kingpin arma, por motivos que ya verán, una fusión de varios universos que transcurren al mismo tiempo y, muy poco después de que Miles pronuncie una frase de inspiración “einsteniana”, no tenemos ya a un Spider-Man sino a todo un team: dos Peter Parker, Spider-Woman, Spider-Ham, Peni Parker y Spider-Man Noir. Cada uno convive en paralelo a los otros del mismo modo que lo hace en el mundo real: el chiste del “multi-universo” sirve como trama pero también como soporte industrial al conglomerado Marvel. Sinergia de producto, que le dicen, pero más en función histórica-narrativa que comercial. Y allí viene, entonces, el mix de estilos y de estéticas. Peni trae consigo el animé, Spider-Ham el look de los Looney Tunes, el Noir la del comic más serio y adulto, así como los dos Parker funcionan de modo más similar al cinematográfico “realista” que conocemos. De ese caótico juego de estéticas y referencias la película sale no solo indemne sino fortalecida, creando un festival para la vista que se sostiene aún cuando la trama reitere ciertos beats inevitables del género. Si a eso se le agrega el habitual humor y diálogos ácidos típicos de la escuela Phil Lord-Christopher Miller (aquí uno es coguionista y el otro, productor, pero no dirigen), uno puede sobrellevar las incontables peleas y hasta las previsibles “enseñanzas de vida” se vuelven relevantes y emotivas. Es cierto que en lo narrativo el género bordea el agotamiento y la reiteración, pero cuando el equipo creativo detrás de una película (en este caso, los tres directores y la armada que trabaja con ellos) encuentra la vuelta para hacer visualmente rico, novedoso y lúdico el material uno puede pensar que todavía hay tela para cortar en este universo. Hay vida más allá de los AVENGERS y su elenco de celebridades que facturan millones y se aburren frente a pantallas verdes que serán convertidas en escenarios digitales. Acaso la animación sea la verdadera solución a la fatiga de los superhéroes cinematográficos y la verdadera respuesta estética a sus desafíos.
Los fans del trepa muros de Marvel estarán más que satisfechos en este último tiempo. El año pasado pudimos verlo en Avengers Infinity War, en este 2019 lo veremos en la continuación de la misma, Avengers Endgame y en su película en solitario “Spider-Man: Far From Home”. Pero esta nota se centra en la producción que armo SONY que se basa, vagamente, en la historia de Spider Verse. Tuvimos la oportunidad de asistir a la función de prensa de Spider-Man Un nuevo universo y a continuación te dejamos nuestras impresiones.
Nace una estrella La nueva adaptación de Spider-Man es una maravilla de animación que introduce universos paralelos y un nuevo superhéroe arácnido. Hubo un momento, más de diez años atrás, cuando pareció que las animaciones computarizadas iban a reemplazar a los actores de carne y hueso. Ese momento se volvió a reactivar, y el reemplazo parece más inminente que nunca. La adaptación de esta nueva faceta de Spider-Man se muestra tan real a los ojos que justifica sus dos horas de duración –un lapso inhabitual para una ficción animada–, lo mismo que haber derrotado a dos contendientes de peso como WiFi Ralph y Isle Of Dogs, de Wes Anderson, para alzarse con el premio Golden Globe al mejor film de animación. Habiendo pasado seis adaptaciones con tres actores distintos en los últimos 16 años, resulta notable que la más satisfactoria sea ésta, del mismo modo que en su momento sorprendió con su frescura The Lego Batman Movie. Y la clave está en Phil Lord y Christopher Miller, creadores de la saga Lego, quienes aplicaron su ingenio a las aventuras del héroe de Marvel por los cielos de Brooklyn y Manhattan. Esta Spider-Man no se priva de ningún recurso, tecnológico o narrativo. Hay citas a las anteriores versiones del personaje (incluyendo la clásica tira de animación televisiva de los años sesenta), flashbacks, diversos puntos de partida, una cualidad táctil de la pantalla en 3D que la acerca al papel del cómic, una abundancia de colores pastel y azules rojizos en los trajes del superhéroe, y una multiplicación de Spider-Man en diversas versiones, productos de cruces con universos paralelos. En la adaptación coescrita por Lord y Rodney Rothman (uno de los tres directores), Spider-Man es un superhéroe de culto en Nueva York. Se lo publicita como salvador del mundo y existe una variada gama de merchandising, como ocurre en la vida real del personaje. En la batalla de su vida, Spider-Man se encuentra luchando con el mafioso millonario Kingpin, quien está por activar un colisionador que unificaría a todos los universos paralelos para traer de vuelta a su esposa y su hija muertas, cuando aparece en escena Miles Morales, un chico de color de origen hispano, que acaba de ser picado por una araña radioactiva. Poco antes de morir a manos de Kingpin, Spider-Man le entrega a Miles un pendrive que detendrá al colisionador, pero entonces el mafioso y su corte de villanos se dirigen tras él, que tendrá que aprender sobre la marcha el uso de sus recientemente adquiridos súper poderes. Si Lord y Rothman pusieron en buenas manos todo el tramado tecnológico, su trabajo en el lineamiento de los personajes es igual de notable. Miles es un estudiante de secundaria despistado como cualquier adolescente de comedia americana. Y cuando la ciudad despide a su héroe, cuando parece que no habrá más Spider-Man, un doble de un universo paralelo, producto de uno de los choques del colisionador (lo que en la película se caracteriza como “multi-verse”), hace su debut en la pantalla. Este Spider-Man es el original, y es muy distinto al, digamos, alternativo (o al que es original en la película). En su mundo, la tía May ha fallecido y está separado de Mary Jane. Es un Spider-Man solitario, más panzón, menos rubio, más envejecido. Más huraño. Pero debe volver a su universo, y para eso debe utilizar el colisionador antes de eliminarlo. Spider-Man toma a Miles como entenado, le enseña todos los trucos y lo adopta como una especie de Robin. Por su parte, Miles compra su primer traje a un comerciante Stan Lee (a quien está dedicada la película) y luego recibe un traje más profesional, glamoroso y oscuro, de tía May. Y cuando la dupla de Spider-Men queda armada aparecen otros Spider-Man, cuando más pruebas del colisionador permiten entrar a más personajes de universos alternativos. Están Spider-Gwen, la versión femenina (y adolescente) del superhéroe, y Peni Parker, una chica que viene del siglo XXII con un robot arácnido. Nicolas Cage pone su voz a Spider-Man Noir, un personaje de los años treinta con sombrero y traje en blanco y negro, como un detective extraído de una novela negra. Y está Spider-Ham, que es como un Porky Pig con disfraz de Spider-Man. Parece todo demasiado confuso y forzado, pero la película da lugar para que esta clase de delirios se manifieste y salga airosa. A diferencia de otras películas de superhéroes, esta versión animada de Spider-Man saca el máximo provecho de los adelantos en computación sin bombardear al espectador, aun cuando el mayor beneficio se obtiene de la experiencia en 3D. La animación de los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y el coguionista Rodney Rothman es milimétrica, cuidada y con una dinámica que sale de la pantalla. Y lo más importante es que quizá no sea una experiencia aislada. Quizá sea la bisagra para un nuevo tipo de animación.
Lo mejor sobre el héroe arácnido en mucho tiempo ¿Quién lo diría? Después de tanto reboot del reboot, llegó esta propuesta animada que un principio parecía que sólo iba a ser otra redundancia en la historia de Spider-Man y en realidad se terminó convirtiendo en lo mejor que se vio del héroe arácnido desde que se estrenó ''Spider-Man 2'' allá por el 2004. Se podría decir que la empresa SONY metió un gol de media cancha con esta película, un SONY que venía de recaudar bien en taquilla y a la vez ser vapuleado por la crítica con su última propuesta, ''Venom''. En este caso, tanto recaudación como críticas cosechadas, fueron muy buenas. Esta nueva animación contó nada más y nada menos que con 3 directores. Se puede decir que laburaron muy bien juntos porque el resultado final fue una de las mejores aventuras animadas que se han visto en la última década. De hecho se animaron a tomar algo muy atractivo de los comics, como es el Spider-verse, y lo abordaron con audacia y humor para entregarnos un producto que entretiene tanto a chicos como grandes. La trama está muy bien pensada, es descontracturada, no se complica en demasiadas explicaciones que no suman y parece no haber tenido limitaciones creativas por lo fresca que se la percibe. La animación es colorida, es moderna y tiene ese aire de aventuras que resulta muy propicio para contar las andanzas del héroe arácnido. Algunos actores conocidos que dieron voces a los personajes son Jake Johnson, Hailee Steinfled, Mahershala Ali, Zoe Kravitz, Chris Pine y Nicolas Cage, entre otros. Es una película muy entretenida, bien escrita y dirigida, un golazo en el plano de las animaciones que podría abrir un nuevo auge de entregas similares a esta para otros super héroes de la factoría Marvel que están bajo el control de SONY. Es uno de esos casos en los que nos quedamos esperando con ansias ver un secuela que siga expandiendo el universo y ofreciéndonos nuevas aventuras para pochoclear sin control.