Un film claustrofóbico e imprevisible (¡por fin!) con un flojo desenlace, pero perdonable. El guión, que pega varios giros de tuerca, está elaborado con sumo cuidado como para no esclarecer nada hasta su desenlace y mantener la tensión constante a pesar de no ofrecer ninguna...
La amenaza asimilada. En una jugada que resulta de lo más curiosa si pensamos en el conservadurismo comercial del Hollywood de nuestros días, Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, 2016) no sólo no tiene nada que ver con el film original de 2008 sino que además se asemeja a lo que podría ser una relectura del típico mecanismo narrativo de La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone), la recordada serie creada por Rod Serling: aquí desaparecen por completo los leitmotivs del “found footage”, una colección de engranajes loables que han sido bastardeados al extremo por la industria, y hoy el desarrollo está vinculado a los relatos de encierro y claustrofobia escalonada, llegando al punto de alcanzar el mismo nivel del otro gran exponente reciente del rubro, la también poderosa Hidden (2015). La singularidad de la experiencia pasa por la actitud de “borrón y cuenta nueva” de la obra en su conjunto y por la oportunidad concedida a Dan Trachtenberg, quien entrega una notable ópera prima. La epopeya comienza con la evasión de Michelle (Mary Elizabeth Winstead) y su tentativa en pos de abandonar su hogar con el firme propósito de finiquitar la relación con su prometido. Todo se desvirtúa con un choque automovilístico que la deja inconsciente y bajo el amparo de un tal Howard (John Goodman), un hombre enigmático que afirma haberla rescatado del accidente y que la confina a un búnker subterráneo con la excusa de que en el exterior se ha producido un ataque de naturaleza desconocida. Obligada a convivir tanto con el susodicho como con Emmett (John Gallagher Jr.), un joven que trabajó con Howard en la construcción del refugio, Michelle eventualmente intentará escapar y descubrirá de la peor manera -presenciando lo que ocurre en ese afuera para nada distante- que el irascible Howard no está tan equivocado en sus apreciaciones y en una idiosincrasia que tiende a ser muy cortante ante algunas situaciones consideradas “peligrosas”, apocalipsis de por medio. Como toda buena historia de entorno hermético, los pilares fundamentales de la progresión dramática son el desempeño del elenco y la dinámica vincular entre los personajes, dos ítems en los que Avenida Cloverfield 10 cumple con gracia y destreza: mientras que el trío protagónico nos regala antihéroes simples pero eficaces en lo que atañe a su vigorosa lucha por sobrevivir, el guión de Josh Campbell, Matthew Stuecken y Damien Chazelle pone en perspectiva los resquemores y secretos detrás de cada recluso, logrando la proeza de apuntalar un naturalismo sincero y de pulso aletargado, que avanza con la convicción del despojo coyuntural y sin ese apuro -en piloto automático- del horror mainstream actual. Sin duda el factor más interesante de la propuesta se resume en la decisión de evitar los golpes de efecto y en el hecho de reemplazarlos por giros lógicos de la trama según el volumen de información y/ o los problemas que van encontrando los personajes durante el aislamiento. Si bien la película no ofrece elementos verdaderamente novedosos al catálogo estándar del cine de género, llama la atención la prolijidad y el manejo de la tensión de Trachtenberg, un realizador inteligente que se luce en la secuencia del desenlace, el único instante tracción a CGI y volcado hacia una espectacularidad en sintonía con su homóloga del opus anterior. La puesta en escena austera, centrada en apenas un puñado de habitaciones, moviliza a dos de los motivos excluyentes de los cuentos morales que enarbolan a la supervivencia como la meta, nos referimos a la puja de voluntades y al umbral ético que cada una de ellas posee (el límite en el que el amor propio colisiona con el de un semejante, a quien podemos ver -o no- como un obstáculo a superar). El film hace un muy buen uso de la interrelación de los demonios internos y externos del ser humano, un popurrí de espejos en los que la amenaza puede estar asimilada al contexto cotidiano y pasar desapercibida gracias a la costumbre…
Este impactante thriller se despega de "Cloverfied", con una historia que acumula tensión y giros inesperados. Una joven sufre una accidente en la ruta y despierta secuestrada en un búnker. Excelente John Goodman. Anunciada como la precuela de Cloverfield -2008-, el productor J.J. Abrams delegó la dirección al debutante en el largometraje, Dan Trachtenberg, a quien habrá que tener muy en cuenta en sus siguientes trabajos. Un ambiente cerrado y pocos personajes alcanzan para crear la enloquecida atmósfera que propone este thriller que combina suspenso y ciencia-ficción, y logra poner los pelos de punta desde el comienzo. La joven Michelle -Mary Elizabeth Winstead- decide abandonar a su pareja y escapa del hogar a bordo de su automóvil y con destino incierto. Después de sufrir un accidente en la ruta, despierta encadenada en un búnker subterráneo y secuestrada por Howard -John Goodman- un extraño que asegura haberla salvado del día del "juicio final". Con algunas situaciones que recuerdan a la reciente La habitación, el film funciona de manera independiente: su estilo y narración se despegan de Cloverfied, a través de una historia que acumula tensión cuando la desesperación de Michelle crece con el correr de las horas. Un tercer personaje, Emmet -John Gallagher Jr.-, también cautivo, se unirá a la protagonista para poder trazar un plan y escapar del siniestro lugar. El guión firmado por Josh Campbell, Matthew Stuecken y Damien Chazelle tiene giros interesantes -lo peor no es el encierro- y un desenlace inesperado. La convivencia "obligada" de los tres personajes en un espacio reducido, donde Howard impone sus propias reglas, un misterio que asoma lentamente y hace temblar a los protagonistas, y un enemigo exterior que les imposibilita salir, conforman una pesadilla ingeniosa que suma climas de locura y claustrofobia. John Goodman equipara kilos y talento con su acertada composición llena de matices en un sujeto peligroso que también muestra su faceta más amable y melómana, mientras que Mary Elizabeth Winstead soporta los primeros planos con comodidad para contagiar la desesperación al espectador.
La película se centra en Michelle (Mary Elizabeth Winstead), una joven que, escapando de las complicaciones de su vida y su pareja, se ve involucrada en un accidente. Cuando se despierta, se encuentra esposada a una cañería en un búnker subterráneo, atrapada con un hombre (John Goodman) que le revela que ha habido una catástrofe nuclear, y que deben quedarse encerrados por un largo tiempo. Bastante superior que su predecesora, la película es un contained-thriller de suspenso y tensión que duran desde el comienzo hasta el final. En ningún momento se detiene, en ningún momento baja el ritmo. El tiempo vuela en la 1 hr 45 min de duración, y eso que el 90% de la acción sucede en el bunker. La historia es pequeña y simple, pero con muchas vueltas de tuerca inteligentes, intriga y tensión, que te dejan pidiendo por más. La actuación de John Goodman es impecable. Digo, ya lo conocemos por películas como Argo, The Big Lebowski, El Artista, Trumbo y muchas más, pero acá es el responsable de crear la tensión… él es la tensión, el miedo, la pesadilla. Mary Elizabeth Winstead no desentona, pero nos presenta una interpretación y personaje ya conocidos: la indefensa chica que se encuentra en una situación complicada, que utiliza sus encantos para engatusar a su captor. El final es lo único que me desconcierta y queda un poco descolgado del resto, aunque por otro lado tiene todo el sentido del mundo si la consideramos como la herman menor de Cloverfield. Puede sonar confuso, pero no quiero ahondar mucho para no spoilear a las personas que no la hayan visto. Puntaje: 8 – Una continua tensión que te mantendrá al borde de tu asiento de principio a fin.
Cloverfield: Monstruo fue una película de 2008, dirigida por Matt Reeves (El Origen del Planeta de los Simios) y producida por el semidiós del Hollywood actual J.J. Abrams que retomó el por entonces descuidado estilo del found footage para narrar la historia personal de un grupo de amigos y parejas sobreviviendo a un monstruoso apocalipsis urbano del tono “Godzilla”. Quizás sea el “found footage” con mayor producción y uno de los más memorables y de mejor resultado. Bueno, olvídense de todo eso (o casi). Filmada casi en secreto, Avenida Cloverfield 10 es de esas ¿Secuelas? ¿Spin Off? que toman, en este caso inteligentemente, un camino totalmente diferente. Si alguno tiene la posibilidad de recordar un olvidado telefilm de 1992, editado aquí en VHS, Temblor (Quake), sería bueno que lo haga, no solo porque es sumamente recomendable, sino que con esta sí, las similitudes abundan. Michelle (la scream queen no convencional Mary Elizabeth Winstead otra vez en tono acertado) abandona a su prometido y emprende un viaje de huida por la carretera. Desde afuera se informa del desastre en algunas ciudades. Un ¿accidente? y Michelle despierta en el sótano de Howard (un John Goodman formidable), perdida, y con la pierna lesionada. Howard le informa que la rescató, que en el afuera existe un peligro nuclear, y que solo allí, un bunker guarecido, estan a salvo. También se encuentra Emmett (John Gallagher Jr.), otro refugiado de Howard con una lesión en el brazo. Tan solo tres personajes y una casa. ¿Cuánto hay de cierto en lo que dice Howard? ¿Qué hay de verdad sobre su pasado? La convivencia intenta ser relajada pero persiste el nervio de la tensión. Eso es lo que mejor saben manejar tanto el novel director Dan Trachtenberg como el trío de guionistas Josh Campbell, Mathew Stuecken y Damien Chazelle; la tensión. Si bien ambas películas se centran más en los personajes que en el ambiente que los rodea, Cloverfield: Monstruo presentaba un clima mucho más abierto, de paranoia colectiva. Avenida Cloverfield 10, pese a no ser found footage (¡gracias! ¡gracias!), es un film vistosamente más pequeño, cerrado, atmosférico, y de largas secuencias. No necesita de golpes de efectos constantes, las mismas escenas que parecen de calma, encierran un dejo de incomodidad, de algo que está a punto de estallar. El Howard de John Goodman, más allá de su temible encarnación, funciona como el motor, como la unión, aun siendo el punto de vista, y el protagónico indiscutido el de Michelle. Él es quien maneja los tiempos del relato, cada vez que aparece en escena sabemos que tenemos que prestar atención a su accionar. Es esa incertidumbre entre confiar o desconfiar, ceder o no ceder, la que le transmiten los personajes al espectador. En definitiva, saber cuánto de la primera entrega hay en esta segunda. La propuesta, que vuelve a tener a Abrams como productor, no deja de ser un producto de riesgo. ¿Será este uno de los tantos guiones cajoneados en Hollywood al que le “adosaron” algo para que cumpla el rol de secuela como gancho publicitario? No lo sabemos. Quines vayan buscando ver más de lo que ya nos mostraron, es posible que salgan muy decepcionados en este aspecto. De todos modos, es una suerte que no nos entreguen un film que se duerme en los laureles, que repite la fórmula anterior aletargándola. Sobre el final, habrá un giro, quizás necesario, que nos ubique en donde estábamos. Cambian el juego, y es probable que más de uno haya esperado otra cosa. No obstante, no deja de ser un detalle, y en definitiva, es el juego al que entramos a someternos. Hay clima, no hay necesidad de apuro, una correcta construcción de personajes, y suspenso del bueno. Avenida Cloverfield 10 no es una joyita, es una película para dejar contenta a la platea; y lo mejor de todo, que abre el panorama hacia nuevas posibilidades dentro de una misma historia.
elle va en plena ruta, preocupada por los problemas con su novio; sumida en sus pensamientos sufre un terrible accidente con el auto. Despierta en un extraño sótano, donde un desconocido la está cuidando del choque y le prohíbe salir del lugar, un bunker. Ahora Michelle deberá creerle a su “salvador” de que hubo un ataque y la superficie es inhabitable, o escapar y comprobarlo por ella misma. Todos nos sorprendimos hace unos meses cuando nos enteramos que de la mano de J.J. Abrams, estaba a punto de estrenarse una especie de secuela de Cloverfield (2008), filmada en un total secretismo y que pasaba íntegramente en interiores (contrario a la anterior que pasaba casi todo en las calles de noche). Lo primero que les tengo que decir, es que para nada es obligatorio ver el film original para entender Avenida Cloverfield 10. De hecho, si se quiere leer una sinopsis de aquel film y ya se puede hacer porque los eventos de esta película apenas están ligados. Poco se puede comentar si no queremos spoilearle el film a ustedes lectores, así que voy a recalcar lo mejor que tiene Avenida Cloverfield 10: las actuaciones y la historia. Por el lado interpretativo, todas las opiniones que alaban el trabajo del siempre genial John Goodman, tienen razón. El actor de larga trayectoria se devora la película y logra componer un personaje bastante intimidante cuando se lo necesita. Mientras que la bella Mary Elizabeth Winstead vuelve a demostrar que es más que una cara bonita y puede cargar esta clase de películas a sus espaldas sin demasiado trabajo. Una lástima que se la use tan poco porque es una scream queen con todas las letras. Por el lado de la trama, tenemos la clásica película que sabe aprovechar los pocos recursos con los que cuenta. En esta ocasión, tres personas encerradas en un búnker que no pueden (o no deben) salir. Así de simple; y con esto acompañado por buenas actuaciones, tenemos una hora cuarenta de entretenimiento que engancha lo suficiente como para hacernos olvidar de que, en realidad, hay un monstruo del tamaño del edificio por algún lado en la superficie. Y seguramente ésta sea la mayor virtud del trío guionista compuesto por Damien Chazelle (responsable de Whiplash), Josh Campbell y Matthew Stuecken cuando escribieron Avenida Cloverfield 10, saber entretener con solo tres actores y una locación, mostrándonos que a veces Hollywood también es esto, una simple historia, sin la necesidad de grandes efectos especiales, ni que el film dure casi tres horas logrando que más de la mitad del metraje sea aburrido. Para todos aquellos que solo quieren una película entretenida, concisa y honesta, con toques de ciencia ficción y buenas interpretaciones, no duden en ver Avenida Cloverfield 10.
¿Debo irme o debo quedarme? Un thriller claustrofóbico y apocalíptico que supera al muy buen film de 2008 que lo inspiró. Cloverfield: Monstruo, aquel film de 2008 escrito por Drew Goddard y dirigido por Matt Reeves, fue un buen exponente del subgénero apocalíptico con invasión extraterrestre y esquema de found-footage. El éxito de crítica y público hizo que ocho años más tarde llegara esta suerte de secuela que ya no contó con aquellos apellidos (figuran apenas como productores ejecutivos), aunque sí con el todopoderoso J.J. Abrams y su sello Bad Robot al frente del proyecto. Más allá de que no se trata estrictamente de una continuación y puede (debe) ser vista como una película independiente, Avenida Cloverfield 10 tiene un mérito incuestionable: es tan buena o mejor incluso que su predecesora/inspiradora. La protagonista del film es Michele (Mary Elizabeth Winstead), una joven que atraviesa una profunda crisis personal (pelea con su novio, angustia existencial) en medio de un caos general (apagones incluidos). No sabremos en principio mucho más -las calles y rutas están desiertas- porque, tras abandonar de apuro su casa de Louisiana en la primera escena, en la segunda ella sufre un violento choque con su auto y despierta herida y atada en un refugio subterráneo. Quien ha construido un impresionante bunker con provisiones para varios meses (años) es Howard (el extraordinario John Goodman), un ex militar que en los siguientes minutos nos parecerá siniestro, querible, manipulador, seductor e insoportable: un psicópata hecho y derecho. Según él, el planeta ha sido invadido por aliens que arrojan un gas venenoso imposible de soportar por los humanos y por eso convence a Michele y a un joven vecino llamado Emmett (John Gallagher Jr.) para que permanezcan en el lugar y conformen una suerte de familia por conveniencia (todos acarrean mayores o menores traumas). Más thriller psicológico de encierro en condiciones enfermizas (con algunos elementos que remiten a la reciente La habitación) que tanque de ciencia ficción paranoico, este debut en el largometraje del director Dan Trachtenberg y los guionistas Josh Campbell y Matthew Stuecken tiene la claustrofobia, la tensión, el suspenso, los sustos y las vueltas de tuerca necesarias (el desenlace cambia por completo de registro) para convertirse en otro suceso artístico y comercial lleno de inteligentes y contradictorias facetas. Cine de bajo presupuesto y alto vuelo.
La verdad está ahí dentro. En 2008 J. J. Abrams produjo Cloverfield (2008), siendo Matt Reaves el realizador, un curioso experimento narrado a través de, se supone, una cámara de vídeo. La idea base era contemplar cómo el terror iba dominando a una ciudad, y sobre todo a un grupo, reunido para una fiesta de despedida ante la llegada de una tan sorprendente como inesperada aparición. Al fin y al cabo una especie de representación de una angustia colectiva ante un oscuro futuro.
En 2008 fuimos sorprendidos por la excelente Cloverfield de estilo found footage que nos muestra en plena Nueva York como sería un ataque de un monstruo de proporciones gigantescas, J.J. Abramss era el productor y nos trajo con mucha sorpresa una excelente película. Ocho años después cuando estaba haciendo Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, de nuevo de la nada trae la película 10 Cloverfield Lane, apenas algunos meses antes de su lanzamiento, con un tráiler que, como de costumbre no muestra mucho y nos deja con toda la intriga. Pero la pregunta es, es una continuación de la Cloverfield de 2008? Está en el mismo universo? O sólo es una jugada de marketing? Las preguntas de arriba dicen mucho sobre cómo tendríamos que ver la película, pero, que yo responda a eso, sería sacar lo interesante de la misma. Es por eso que voy a dejar que ecuentren la respuesta ustedes mismo. A diferencia de la otra Cloverfield, pasamos a una película filmada de forma normal, y nos presenta a Michelle (Mary Elizabeth Winstead), que sufre un accidente de auto y se despierta en un bunker subterráneo encadenada, ahí conoce a su captor Howard (John Goodman), que termina explicando que el mundo se fue a la mierda y en realidad él le salvó la vida rescatándola y que ella no puede salir porque afuera hubo algún tipo de ataque y es radioactivo; además para completar está Emmet (John Gallagher Jr.) que se encuentra en el bunker lo que genera más misterio a la trama. Si contar más de lo que mostraron los tráilers tenemos acá una película básica de suspenso, en la realmente dudamos si lo que Howard dice es verdad o apenas es una locura de su cabeza. En eso la película se destaca porque realmente quedamos con la duda en la mayor parte de ella, no sabemos si Howard está mintiendo sólo para tener a Michelle en cautiverio, o realmente tenemos un fin de mundo afuera, las actuaciones de Winstead y Goodman son impecables. Goodman tiene una interpretación siniestra que nos ayuda a mantener el misterio de lo que realmente pasa hasta casi el final de la película. La dirección competente de Dan Trachtenberg, ayuda a la atmósfera de misterio. El problema es que a pesar de lo dicho arriba, la película no deja de ser un suspense mediano, además de no traer nada de nuevo hasta la parte final, acá es donde yo me hago la pregunta de si realmente no es sólo por marketing, salvo todo hype que fue creado por el nombre, no tiene nada particularmente especial. La parte final donde descubrimos realmente lo que significa el nombre del título también no ayuda mucho, para algunos puede ser una forma interesante de ampliar el universo, pero me parece un poco forzado como fue hecho. JJ Abrams demuestra de nuevo que es un maestro en como capitalizar un misterio, llevando a todos al cine, con una película que con otro enfoque no sería nada más que un suspenso común.
Hay veces que una película se termina convirtiendo en una grata cuando, principalmente, el nivel de expectativas sobre la misma es casi nulo, y que puede generarse por una venta del producto previa que no convoque a que el mismo sea elevado o con un nivel de entusiasmo acorde. Si “Avenida Cloverfield 10” (USA, 2016) de Dan Trachtenberg, posee alguna referencia con “Cloverfield” de J.J. Abrams, es justamente la posibilidad de disfrute a partir de una secuencia que se genera por la falta de conocimiento sobre el producto y la contundencia que finalmente se termina ofreciendo. Aquello que no se mostraba en la película de Abrams, acá se potencia en la historia de una joven (Mary Elizabeth Winstead) que decide separarse de su novio y en el viaje de regreso, capturado con imágenes aéreas que hablan de una espacialidad inmensa que se confrontará con su nueva realidad, tras tener un accidente automovilístico despierta encadenada a un caño en una oscura habitación. Los minutos y la incertidumbre se suceden hasta que aparece un hombre (John Goodman) con algunas explicaciones, que no terminan de convencerla a Michelle sobre una catástrofe mundial para la que el confinamiento será la única respuesta ante la misma. Pero Michelle duda, porque ese búnker tienen más preguntas que información precisa sobre aquello que hay más allá de ese lugar y que en la boca de Howard (Goodman) suenan a mentiras más que a verdades. Pero Michelle no estará sola en su confinamiento, la acompañará Emmet (John Howard Gallagher, Jr.), un vecino de Howard, que pidió asilo en el lugar ante la inevitable catástrofe que se avecinaba, sin saber si aquello que decidió para sí mismo sería algo bueno y malo. Entre ambos tratarán de dilucidar si detrás de las estrictas rutinas de Howard hay algo más que una mentira, por lo que decidirán unir fuerzas y armar un plan que les posibilite escapar sin que éste se dé cuenta del mismo. Claro está que para lograrlo deberán ganarse la confianza del carcelero, por lo que de una primera etapa asfixiante, plagada de referencias a clásicos del género ya como “Misery” o “La habitación del pánico”, luego, a partir de actividades lúdicas y el compartir mucho más que momentos e instancias juntos, el filme vira hacia un lugar mucho más luminoso que el oscuro planteado en el inicio. Luego el desastre, la confirmación que el afuera es exactamente tal cual como lo describía Howard, por lo que el plan deberá ser llevado con urgencia no sólo para escapar de sus garras, sino también para poder saber realmente qué pasa afuera. En esas transiciones y en la potenciación de los conflictos estructurales entre el trío protagónico, el hábil guión va cambiando de rumbo y de géneros, con una naturalidad y firmeza notables para este debut en la pantalla grande de Trachtenberg. La multiplicidad de referencias y la solvencia de los actores, además, dotan el verosímil necesario para que “Avenida Cloverfield 10” instaure su propio discurso, más allá de las claras insinuaciones a otros productos, y termine por construir una de las propuestas más interesantes del género de los últimos años.
J.J. Abrams nos trae una nueva historia llena de misterios y conspiraciones. Sabe lo que nos gusta. En pleno auge de “Lost” (2004-2010), el director Matt Reeves, el guionista Drew Goddard y el productor J.J. Abrams se despacharon con “Cloverfield –Monstruo” (Cloverfield, 2008), aquella aventura de terror y ciencia ficción rodada con una vertiginosa cámara en mano y un bajísimo presupuesto, que abrió un montón de interrogantes y teorías internetianas. Ahora, casi de la nada, nos llega “Avenida Clovefield 10” (10 Cloverfield Lane), película que se enmarca en el mismo universo cinematográfico (por así decirlo), aunque se corre un poco de la fantasía y se concentra en una trama más terrorífica y claustrofóbica donde lo más importante son los climas y los individuos. El debutante Dan Trachtenberg toma las riendas del relato de Michelle (Mary Elizabeth Winstead), una mujer con sueños y muchas dudas que decide emprender nuevos rumbos y escapar de la vida que lleva junto a su prometido. En el camino sufre un accidente de auto y cuando se despierta descubre que se encuentra encerrada en el impenetrable bunker de Howard (John Goodman), un ex marine bastante paranoico, que asegura haberle salvado la vida de un ataque químico (y posiblemente extraterrestre) que dejó el exterior totalmente inhabitable. Desconfiada, Michelle intenta escapar del lugar, pero de a poco empieza a sospechar que Howard podría estar diciendo la verdad. El tercer ocupante del sótano es Emmett (John Gallagher Jr.), un joven constructor que vio lo que ocurría en el exterior y se hizo camino hacia este refugio donde el “dueño de casa” trata de mantener el orden, cueste lo que cueste. Los días pasan sin mucha noción del tiempo, y las dudas empiezan a atacar a los jóvenes ocupantes que preferirán arriesgar sus vidas para descubrir que anda pasando más allá de esas puertas metálicas. Trachtenberg sabe como manejar el ritmo del relato y la atmósfera claustrofóbica que viven los protagonistas y los espectadores, que tampoco saben para dónde se dirige esta historia. Gran parte es un relato de misterio y terror donde sus ocupantes más inocentes están a merced de un “villano” maquiavélico, y un poquitín trastornado, que realmente está convencido de hacer el bien. Y lo hace. No sabemos a quien creerle, pero de a poco van cayendo las fichas de este rompecabezas armado en base a un presupuesto diminuto y grandes actuaciones, especialmente las de Goodman y Winstead. El final, es un tema aparte que deberán asimilar por ustedes mismos (acá no vamos a tirar spoilers). Pero antes de llegar a ese punto, tenemos una gran historia concentrada en la psicología de sus protagonistas, su instinto de supervivencia, sus decisiones morales y la actitud que piensan adoptar en una situación tan compleja (y ajena) como podría ser el fin de la civilización como la conocemos. “Avenida Clovefield 10” crea un micro cosmos que nos atrapa en apenas cien minutos de película. Pura actuación y tensión sin artificios que, tal vez, queda un poco truncada (para algunos) con un final que no está realmente a la altura. ¿Se viene un nuevo universo cargado de sci-fi y misterios)? Sólo el tiempo lo dirá, pero vale la pena empezar a descubrirlo.
Una guerrera que sabe cómo poner el cuerpo En 2008, J. J. Abrams produjo y Matt Reeves dirigió una muy buena película de monstruos llamada Cloverfield, que recurría con suma eficacia al hoy sí que viejo truco del terror-filmado-como-falso-documental, y que presentaba a una especie de Godzilla destrozando media Manhattan. Con Abrams y Reeves como dos de varios coproductores (otro es Drew Goddard, guionista y realizador del film de culto The Cabin in the Woods), hete aquí Avenida Cloverfield 10... que a pesar del título no tiene nada que ver con Cloverfield. Salvo que ciertas criaturas... Resulta muy complicado hablar sin “spoilear” de este film coescrito entre otros por Damian Chazelle, realizador de Whiplash, y dirigido por el debutante Dan Trachtenberg. La película está muy fuertemente apoyada sobre ciertas cartas que se juegan tapadas, por lo cual el crítico se las ve en figurillas para no revelar más de lo debido. Se verá cómo se hace. En la magnífica secuencia inicial (narrada sin una palabra, sólo con música), tras una discusión telefónica una chica junta sus cosas a las apuradas en un departamento, mientras éste vibra como en medio de un terremoto de baja intensidad. Sube a su auto, maneja en medio de la noche y... y ocurre algo que no va contarse aquí. La chica se llama Michelle, la interpreta Mary Elizabeth Winstead (chica del título en Scott Pilgrim vs. los ex de la chica de sus sueños, lanzada aquí en devedé), que cuando se despierta se encuentra lastimada y encerrada en una habitación hermética, atendida por un gordo de barba y camisa escocesa llamado Howard (el imbatible John Goodman). Hay otro huésped en la casa, al que Howard también tiene bajo llave, un joven slacker de nombre Emmett (John Gallagher Jr.), que no parece cuestionarse demasiado la situación. Algo que no sucede con Michelle, que desde que se descubre prisionera está pensando en cómo huir de allí. La casa es un bunker, largamente equipado por el paranoico o previsor Howard para sobrevivir al apocalipsis para el que el tipo se viene preparando desde hace tiempo. Apocalipsis que según él habría tenido lugar en el lapso en el que la chica estuvo inconsciente. ¿Es Howard un tipo paternal o un psicópata que quiere reemplazar a su hija muerta, o tal vez asesinada, con la quizás secuestrada Michelle? La obligada convivencia de a tres daba para replicar el funcionamiento de una familia muy disfuncional; el guión, exclusivamente concentrado en lo fáctico, se desentiende de ello. La innovación que practicaba La cabaña de la muerte (The Cabin in the Woods) era la de del metarrelato: un segundo plano narrativo que producía y resignificaba lo que el primero contaba. Avenida Cloverfield 10 opera sobre la posibilidad de la convergencia de relatos, que el temblor de la secuencia inicial y algún otro signo esparcido por allí habilitan. La hipótesis sobre la que la película trabaja es: ¿qué pasaría si en lugar de tener que optar por la opción 1 (Howard está loco y el suyo es el delirio de un alienado) o la 2 (Howard está sano y su relato es verdadero), se tratara de sumar 1 + 2 (Howard está loco, pero lo que dice es cierto)? En cualquier caso, la Michelle de Winstead es lo más parecido a la teniente Ripley de Sigourney Weaver que se haya visto en bastante tiempo, y no sólo por andar en musculosa y muy sucia y transpirada. Más que eso, por su estado de alerta permanente, su habilidad a la hora de manejar herramientas y su falta de vacilaciones cuando de poner el cuerpo se trata, con riesgo propio y para el contrario. Una guerrera, en una palabra, a la que le basta enterarse de que en la zona de Houston se organiza la resistencia humana para enfilar hacia allí, en medio de una noche cerrada, dejando abierta y con letras luminosas una secuela que seguramente volverá a tener la palabra Cloverfield en el título, y a ella por heroína ya oficializada.
Aquí no hay quien viva El nombre sugiere que se trata de una secuela de Cloverfield (2008), la película de terror que simulaba el ataque de un monstruo gigante en Nueva York a través del lente de una camarita en mano. Sin embargo Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, 2016) está apenas tangencialmente vinculada a su tocaya. Ambas comparten la idea de un súbito y misterioso cataclismo entrevisto desde la periferia, pero recorren caminos muy diferentes. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) sufre un accidente automovilístico y despierta con una pierna rota encadenada en un búnker subterráneo. Su captor y profeso rescatista es Howard (John Goodman) quien insiste en que el país acaba de ser atacado, no se sabe por quién, y contaminado, no se sabe con qué, pero no es seguro salir a la superficie. Y que Michelle está atrapada con él (y su asistente Emmett, John Gallagher Jr.) por fuerza mayor, por tiempo indeterminado y por su propio bien. Es el comienzo de una incómoda convivencia, un triángulo de dependencia y desconfianza entre Howard, Michelle y Emmett. Howard quiere ganarse la confianza de Michelle, Michelle quiere escapar de su cautiverio y Emmett es el peón en el medio que puede ser movido para un lado u otro – está con Howard por defecto, pero Michelle aprende rápidamente a manipularlo. El tema de la historia es la incertidumbre, y lo que la hace tan atrapante es la forma en que el conflicto se va desplazando de un nivel a otro – interno, externo, situacional – sin jamás perder de foco la temática. Es un thriller bastante agobiante porque los personajes saben lo que quieren inmediatamente, pero lo único que los detiene de actuar es el enigma que presenta la figura del otro, del mundo exterior. Se malabarean tantas verdades y mentiras que nunca se sabe dónde termina una y empieza la otra; ni bien se contesta una incógnita surge otra aún más nefasta. Las tres actuaciones son competentes (Mary Elizabeth Winstead se ha convertido en una “Final Girl” bona fide) pero el que se destaca es John Goodman. En cierto sentido su papel es el más importante, le toca mantener el aire de misterio y amenaza de la película aún dentro de la supuesta seguridad del búnker. Aún cuando proyecta su típica cordialidad bonachona, Goodman transmite una sensación de perturbación y peligro insólitos. El director es Dan Trachtenberg; ésta es su ópera prima. El guión viene de la mano de Damien Chazelle, escritor y director de Whiplash, Música y Obsesión (2014) – otra película atípica con la intensidad de un thriller – y sus co-guionistas Josh Campbell y Matthew Stuecken. El guión está escrito con un minucioso cuidado de todo lo que es promesa y saldo, plantando elementos o ideas que repercutirán más tarde pero sin que sepamos bien cómo o cuándo. La parte más floja (y controvertida) de la trama llega al final, que es difícil discutir sin arruinar. Suficiente decir que se traiciona a sí misma al cambiar las reglas del juego durante el tercer acto. O mejor dicho, inventar un cuarto acto e ignorar el cierre perfecto que hubiera tenido el tercero. Queda la duda del título. Si Avenida Cloverfield 10 significa el comienzo de una serie de historias macabras onda La dimensión desconocida (The Twilight Zone, 1959-1964) unidas bajo el nombre “Cloverfield”, bienvenida.
Publicada en edición impresa.
Perturbadora e ingeniosa Sería genial ir a ver Avenida Cloverfield sin tener mucha información sobre ella. Bastaría con saber que no es una secuela ni precuela de Cloverfield- Monstruo (estrenada en 2008), y que es una película que entretiene y pone muy nervioso al espectador, en el mejor de los sentidos. Para tener una idea de qué se trata: tras una pelea con su novio, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) se sube a su auto y toma la ruta. De repente, otro vehículo la choca y pierde el conocimiento. Cuando se despierta tiene suero en el brazo y una pierna encadenada a la pared. Pronto conoce a su salvador/captor, Howard (John Goodman), que le dice que afuera el aire está contaminado hasta tal punto que quien lo respira se muere. Según Howard, ellos están a salvo en ese búnker que él construyó. Mejor no contar más porque vale la pena verla y dejarse llevar por las idas y vueltas de un guión ingenioso. En su debut como director de un largometraje, Dan Trachtenberg demuestra un gran manejo del suspenso y la sorpresa, siguiendo las enseñanzas de Hitchcock, elementos esenciales de este thriller/ film de terror. El perfecto equilibrio entre tensión y relajación es una de las claves de Avenida Cloverfield 10, logrado tanto desde la construcción del guión como de la puesta en escena. A esa combinación ganadora se le suman las actuaciones superlativas del elenco. John Goodman, que siempre es brillante y aún logra superarse a sí mismo, le imprime varios matices a un personaje que no para de sembrar dudas. Por su parte, Mary Elizabeth Winstead encarna a la perfección a Michelle, candidata a ser uno de los mejores personajes femeninos del cine de 2016, una de esas mujeres que se niegan al papel de víctimas y reclaman el de heroínas.
TERROR, CATÁSTROFE Y PERVERSIÓN J. J. Abrams se dio el gusto. Después de revitalizar nada menos que la saga de ”Stars Wars” ahora sorprende con la producción de este film que retoma de alguna manera el que lo consagró en el 2008, dirigido por Mat Reeves. Esta película (dirige Dan Trachattenberg) según define Abrams es “más que una secuela es la sucesora espiritual”. Después de sufrir un violento accidente, una chica se despierta encadenada a una pared en un cuarto subterráneo. Su captor le asegura que le salvó la vida porque en la superficie de la tierra ya nada queda. Y ahí arranca una intriga potente, de profundas sospechas, vueltas de tuerca, crueldad, que envuelve al espectador en una trama pesadillesca y que nunca decae. El talentoso de John Goodman y la versátil Mary Elizabeth Winstead son los protagonistas. Un entretenimiento que abreva en el terror, la catástrofe y la perversión. Vale la pena llegar a esta dirección.
Crítica emitida por radio.
En Avenida Cloverfield 10 nos encontramos con Michelle una mujer que despierta en un bunker bajo tierra después de sufrir un terrible accidente automovilístico y teme haber sido secuestrada. Su captor, un hombre preparado para el día del Apocalipsis, le dice que ha salvado su vida y le advierte que un terrible ataque con armas químicas ha dejado el mundo exterior inhabitable. Ahora la mujer deberá decidir si le cree a su inquietante samaritano, o se arriesga a escapar. Este thriller inquietante, producido por J.J. Abrams, es un claro heredero de la mítica serie La Dimensión desconocida, un filme que arranca como un claustrofóbico e inquietante ejercicio fílmico sobre la confianza que tras un giro argumental extremo deriva en una situación sorprendente. Impresionante labor de John Goodman, un gigantesco monstruo que no necesita de maquillaje ni efectos para resultar amenazador. Es un filme sorprendente que dejará a muchos espectadores con la boca abierta. No es poca cosa.
Durante el 2007 J.J. Abrams y Matt Reeves llevaron adelante –en secreto y silenciosamente– el rodaje de Cloverfield, película que relata cómo un monstruo gigante ataca Nueva York a través del found footage de una cámara empuñada por un grupo de amigos que salía de una fiesta. Dicho film, realizado con un presupuesto bajísimo para producción y publicidad, cosechó ganancias millonarias y una catarata de críticas favorables. Durante años se habló de una secuela pero los realizadores jugaban al misterio, diciendo que no sentían la obligación de sacar otra película relacionada solo por el hecho de que la primera entrega fue exitosa, que volverían a meterse en el universo Cloverfield cuando apareciera una película que sea lo suficientemente atractiva y diferente como para hacerla. Finalmente, casi 10 años después llega a la gran pantalla esta espectacular película que da un giro a la anterior premisa de una gran ciudad abierta y la criatura de otro mundo por un ambiente asfixiante y cerrado; y un monstruo que podría ser humano. Michelle (Mary Elizabeth Winstead), tras huir de su hogar y sufrir un accidente automovilístico, se despierta atrapada en un búnker subterráneo propiedad de Howard (John Goodman). El temperamental dueño del refugio le dice a Michelle que la encerró para protegerla a ella y a Emmett (John Gallagher Jr.) de un evento catastrófico que sucedió afuera. No pueden salir, no saben cuanto tiempo estarán ahí, ni siquiera acercarse a la puerta del búnker. Michelle desconfía de su captor, lo ve mas como un carcelero que como un protector y planea huir; sin saber que lo que espera afuera puede ser aún peor que lo sucede dentro. Decir más en la sinopsis podría arruinar la experiencia de ver la película porque Avenida Cloverfield es un producto tan redondo –desde el secretismo con el que se filmó, el tráiler que derrocha misterio e invita a verla, el anuncio sorpresivo con publicidad casi nula–, con un guión cerrado en sí mismo (cortesía de Damien Chazelle, Josh Campbell y Matthew Stuecken) que logra adueñarse de la atención y la tensión del espectador. En un principio la película se llamaba “The Cellar” y tenía un tercer acto muy diferente al que veremos en la pantalla grande, no fue hasta que llegó a las manos de la gente de Bad Robot que se hicieron ciertos cambios para ensamblar la trama al universo Cloverfield. Más allá del correcto trabajo de guión, fotografía y dirección, el film se destaca por dos grandes elementos: las actuaciones y la banda de sonido. Winstead y Gallagher empatizan con el espectador, encarnando personajes que logran transmitir ese aura de desconfianza disimulada. Pero el que verdaderamente se pone la película al hombro es John Goodman, con una interpretación digna de ovación que se roba todas las escenas en las que su oscuro e inestable personaje aparece, e incluso genera algunas risas. Por otro lado, el apartado sonoro genera una atmósfera de suspense y sabe cuando cortar con la tensión con momentos musicales más relajados, llevando el ritmo del film. Avenida Cloverfield es una película redonda. A pesar de no tener un nexo concreto con el film del 2007, logra tomar la esencia de su predecesora y construir un relato diferente desde esa base. El final pide a gritos una secuela, aunque conociendo a Abrams no sorprendería que en unos años vuelva a entregarnos un nuevo capítulo de ese mundo en el que sucede lo imposible y donde la palabra Cloverfield no está puesta de forma inocente.
"Avenida Cloverfield 10" es la secuela de Cloverfield, peli que vimos en 2008, pero esta vuelta con director nuevo, Dan Trachtenberg que debuta con una historia cargada de tensión y buenas actuaciones, sobre todo por lo que realiza John Goodman. El guión arranca muy bien, pero a mi gusto, se va volviendo repetitivo llegando a un desenlace que hace que todo lo visto anteriormente pierda un poco de fuerza. Asfixia, suspenso y algunas vueltas en la historia hacen que esta segunda parte sea para disfrutar con pochoclo de por medio, pero como dije antes, se hace un poco tediosa. En síntesis: una peli que si te gusta el suspenso al extremo la vas a disfrutar... y si te gusta la ciencia ficción, esa es la frutillita del postre de esta segunda parte, por lo tanto, combinación perfecta si buscabas algo así.
Los primeros cinco minutos de “Avenida Cloverfield 10” no tienen diálogo alguno. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) contempla pensativa la ventana; un shock de electricidad genera un corte de luz. Tiene unas cajas en la mano, mira el departamento y se va, dejando sobre la mesa las llaves y un anillo. Sube al auto, para en una estación de servicio, nota algo sospechoso y sigue viaje. Mientras el coche voltea luego de un choque, vemos los créditos iniciales. Luego, aparece Michelle lastimada y atada en una suerte de sótano. Es una apertura magistral, y todo lo que necesita el director Dan Trachtenberg para instalar un estado de ánimo global y establecer el conflicto y la urgencia del personaje principal. Es importante el balanceo entre lo personal y lo global en una ‘disaster movie’. Si todo se está por terminar pero no nos importa lo que le pueda pasar a nadie, estamos en problemas. Aquí nos conectamos instantáneamente con la protagonista y esa empatía se acrecienta con el transcurso del relato al punto de que los dos últimos planos, que la ponen a ella en un lugar muy diferente al del comienzo, no nos generan la más mínima duda. La escasez de diálogo es clave en una película que tuerce algunas bases de género y juega sus cartas de otra manera. En primer lugar, hay un revés en el centro de tensión. Afuera la amenaza parece enorme, pero la batalla por la supervivencia se desarrolla puertas adentro. Trachtenberg confía en la capacidad de las imágenes y, con inteligencia y sin prisa, nos presenta un micromundo de patrones que, por universales, comprendemos al instante. Conocemos, además de Michelle, a Howard (John Goodman) y a Emmett (John Gallagher Jr.); y, a partir de las miradas, la disposición de los cuerpos y las acciones, nos permitimos dilucidar. Sospechamos, confiamos, creemos y dudamos. Todo a la vez para el espectador. Todo bien administrado y dosificado en el guión para que no perdamos el interés, con la excepción de una escena en la que el diálogo sobrepasa lo explicativo. Rara vez aparece un producto tan pintoresco y a la vez tan certero. No hay en “Avenida Cloverfield 10” atractivos fuertes que busquen tapar falencias menores. No hay ruidos a nivel lógico en los eventos de la trama, ni tampoco puntos de giro inesperados o abruptos. Por otro lado, el tono casi intimista del film no choca con sus abismales interpretaciones. Es un buen momento para registrar a Winstead. Ella -y su nariz de chanchito preciosa- se ubica un escalón más arriba de la mera efectividad. Todavía es una actriz subestimada y que no todos registran. Goodman, por supuesto, está genial, y sí: está convocado para hacer lo que suponemos que hará. Más no hay nada malo en lo esperable; el ‘género’ tiene que ver, en su definición, con lo esperable. Sabemos que estamos ante una propuesta superior cuando el género rige ese cúmulo de expectativas que en pantalla vemos hacerse y deshacerse. “Avenida Cloverfield 10”, con su desastre puertas adentro y su John Goodman de remate, juega con nuestro prejuicio y bagaje previo todo el tiempo. Nos sirve algo en bandeja y luego nos toma por sorpresa, amaga con decepcionarnos para luego maravillarnos. Es tan lúcida en su seriedad como en su humor (leve y autoconsciente, desplegado en los momentos justos), y no poco tiene esto que ver con la gente que está detrás. Productores y escritores con pocos créditos en su haber, siempre de calidad y cuidado; siempre de género revisado y potenciado. Algunos más masivos, como J. J. Abrams. Otros, creadores de perlas como “Cabin in the Woods” (Drew Goddard, aquí productor) y “Whiplash” (Damien Chazelle, aquí guionista). Que quede claro que todo lo que esta pieza propone, lo cumple. Especialmente en sus últimos cinco minutos donde, también sin diálogo alguno, desata una furia contenida que por su espectacularidad parece de otra película. Pero no. Es de esta, que es de lo mejor del año. Y estamos en abril.
Disparates y extorsiones “Avenida Cloverfield 10” es una sorprendente opera prima de Dan Trachtenberg. Hace quince días se estrenó La bruja, una película de terror a la que sus detractores le endilgan peyorativamente el mote de qualité y a la que otros ven como el mejor estreno de terror en mucho tiempo; en todo caso, se trata de una película de ese género tan fatigado que resulta singular y diferente. Hoy se estrena otra película de terror que, sin una aproximación tan esforzadamente artie y más cercana a los tópicos clásicos del género, logra como resultado algo aún más original que el de La bruja. El cine de terror está vivo y nos sigue regalando muertos. El caso de Avenida Cloverfield 10 es extraño, porque es una falsa secuela de Clovefield, la película de found footage tan exitosa de 2008 con guión de Drew Goddard y producción de J.J. Abrams. El proyecto era pequeño, un guión de los casi debutantes Josh Campbell y Matthew Stucken que cayó en manos de la productora de Abrams y en el proceso de producción se les ocurrió transformarlo en parte de la incipiente franquicia de Cloverfield. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) tiene un accidente en su auto y se despierta herida, encadenada a una pared en un sótano desconocido. El captor es un tipo que parece estar loco, Howard (John Goodman). Dice que él la rescató de su accidente y que no pueden salir porque hubo un ataque alienígena y el aire está contaminado. En esa especie de búnker hay otro hombre que también está herido. Emmett (John Gallagher, Jr.) también está ahí refugiado. ¿Es otro secuestrado? ¿Es otro de los captores? ¿O es verdad que hubo un ataque alienígena? La película cabalga entre el thriller de encierro con tres protagonistas, uno de ellos un psicópata, y la ciencia ficción de invasión extraterrestre al estilo Señales y tantas otras, pero la clave está en que no sabemos cuál de las dos películas estamos viendo casi hasta el final. Esto hace que, de alguna manera, estemos viendo las dos al mismo tiempo, y el guión de Josh Campbell y Matthew Stucken juega con inteligencia tocando las teclas de cada uno de los géneros alternadamente, para desorientarnos. Pero si hasta el último punto de giro la película viene resultando ingeniosa, es en los últimos diez minutos en los que explota por completo. Avenida Cloverfield 10 se transforma en otra cosa, ambiciosa, disparatada y, sin temor al ridículo, llega a un final que promete mil secuelas. En un punto, parece un extraño caso de reboot después de una primera película exitosa. Quizás el único punto flojo sea John Goodman, uno de esos actores que portan el sello de cool (como Bill Murray) y que están perfectos en comedia pero que en este caso no termina de transmitir sensación de amenaza, pese a que por momentos el director -también debutante- Dan Trachtenberg juega con esa ambigüedad entre el psicópata y el gordo tierno. Lo cierto es que le falta unas cucharadas de psicópata. Mary Elizabeth Winstead, en cambio, es la heroína que esta película necesitaba, y, si continúa la franquicia, tiene todo para convertirse en la Teniente Ripley del siglo XXI.
Sí, ya es sabido que J.J. Abrams tiene el toque de Midas. Todo sobre lo que posa su mano lo convierte en oro. Incluso lo que ya es oro, el lo toca y le da otro brillo especial. Eso es lo que pasó con 10 Cloverfield Lane, previamente conocida como The Cellar y Valencia. Este pequeño gran thriller, dirigido con proeza por Dan Trachtenberg, no hubiese conocido la luz del día si el productor no le hubiese dado una vuelta de tuerca para acercarla al estrellato bajo luces más comerciales que artísticas. Idos al caso, el debut de Tratchtenberg tiene poco y nada con aquella particular película de 2008 que dejó en vilo a todos por su rauda aparición. 10 Cloverfield Lane actúa con ese mismo efecto sorpresa. En pleno enero se liberó su trailer presentando el título de la película, y en escasos meses ya estaba en cines. La locura generalizada dio paso a las palabras de Abrams, diciendo que la película en cuestión era una pariente de sangre de Cloverfield. Un certero y aplaudible truco, en verdad, para darle notoriedad a una película que de otra manera no la tendría por sí sola. Y sí, Abrams lo logró, porque con un presupuesto ínfimo la película recaudó casi seis veces su valor a nivel mundial. Pero para verla con ojos justos, hay que considerarla en el marco de una antología. Cloverfield y 10 Cloverfield Lane son películas completamente diferentes, que cuentan historias distintas, unidas por un nexo de ciencia ficción que, hasta el momento, no parece muy claro del todo. En el film que nos ocupa, se ha dejado de lado la cámara en mano en pos de una dirección convencional, con música orquestal de fondo y todo. Es la historia de Michelle la que toma el centro de la atención, una joven que escapa misteriosamente de una relación para verse acto seguido envuelta en otra mucho más siniestra. Secuestrada en un bunker por un hombre que le dice que el mundo como ella lo conoce ha desaparecido y que sólo quedan ellos, guarecidos bajo tierra. Una noticia así no cae a la ligera y la desconfianza da paso a una aguerrida Michelle, para intentar escapar de las garras de su captor en cada oportunidad que pueda. Lo interesante es que no tarda mucho para que la verdad salga a la luz y eso no le impide a la trama seguir apilando situaciones incómodas y tensas, una tras otra. El guión no se queda encerrado como sus personajes, sino que encuentra maneras de expandir el nerviosismo de los habitantes del bunker hacia el espectador de formas impensables. Como thriller postapocalíptico, 10 Cloverfield Lane funciona mas allá de lo que uno se pudiese imaginar. Mucho ayuda que el trío de protagonistas sea increíble. Mary Elizabeth Winstead está esperando hace rato su gran oportunidad de saltar al estrellato y, si bien tuvo muchos papeles indies que le valieron el aplauso de la crítica, creo que con Michelle podría finalmente llegar a todos lados. Su personaje es vulnerable pero de un momento a otro cobra fuerzas para enfrentar la asfixiante situación en la que se encuentra y, para el final, tenemos a una Nueva Michelle que con el debido paso del tiempo podría convertirse en una heroína del género. El peso actoral del gran John Goodman genera un gran ping pong con los jóvenes actores -no me olvido de destacar al gran John Gallagher Jr.- y le da otro color a la situación con su preparado Howard, un hombre que siempre estuvo listo para lo peor y finalmente le ha llegado el momento de demostrarlo. Pero, y todo tiene un pero, la tensión lleva al punto mas conflictivo de la película. Se puede ver claramente un antes y un después de Abrams y su conexión al universo Cloverfield. No hay que ser un gurú del cine para saber qué fue lo agregado para que la conexión sea exitosa. Y si bien dicho acto final es impactante, le juega en contra un poco a toda la asfixia que había generado la trama hasta el momento. El tramo final no es menos angustioso, pero es otro tipo de angustia, una más prefabricada y a todas luces más intencionada. Es ese momento el que finalmente conecta de una u otra manera las películas, es una hebra fantástica que según el productor en algún momento del futuro próximas películas puedan unir definitivamente los mundos, pero por ahora tenemos esto. Winstead interpreta con pasión estos momentos finales, pero no puede dejar de sentirse una desilusión grande por algo que vendieron y no fue. Resultó otra cosa, maravillosa en su propio terreno, pero no es lo que muchos habrán ido al cine a ver. 10 Cloverfield Lane es un engendro totalmente diferente al que muchos esperaban, pero no por ello menos destacable. Es un thriller intenso con grandes interpretaciones y debería ser tenido en cuenta más allá de su cierre, que es donde incuestionablemente se encontrarán las críticas más acérrimas.
Brillan los actores en original film de terror Los fans de la ciencia ficción recordarán la producción de J.J. Abrams "Cloverfield", que se podía definir como una invasión extraterrestre de dimensiones épicas, pero filmada por cámaras amateurs. Esta nueva "Av Cloverfield 10" es otra producción de Abrams que también incluye una extraña invasión, pero que no tiene nada que ver en tono con la película anterior. Esta es una película de claustrofobia y sospechas permanentes, en la que prácticamente no hay escenas que no transcurran en el extraño búnker subterráneo donde la desafortunada protagonista aparece luego de tener un accidente mientras conducía lejos de su novio con el que había tenido una pelea. Mary Elizabeth Winstead es la chica accidentada, y el talentoso John Goodman es el psicópata ex marine que la encadena a una habitación del búnker para "salvarla". Es que el dueño de casa sostiene que ha habido una especie de ataque químico o invasión extraterrestre que hace que la vida en el exterior sea imposible para la raza humana. En el búnker hay otro invitado, un joven con un brazo lastimado (John Gallagher) que parece confirmar todo el relato sobre los peligros de salir al exterior del escondite. La chica sigue incrédula, de todos modos, hasta que un evento inesperado la hace vislumbrar los horrores que se viven en la superficie. A partir de ese momento la película va oscilando entre confianzas y desconfianzas de los protagonistas hasta un desenlace bastante frenético."Av Cloverfield" sin duda gana por original, aunque de todos modos el tour de force de sólo tres actores encerrados en un decorado muy limitado la convierten en una película de terror intimista que por momentos es más interesante que verdaderamente eficaz. Pero sin duda hay muchas ideas y muy buenas actuaciones, empezando por la del temible John Goodman.
El enemigo entre nosotros Filmar una película en el más absoluto de los secretos es un privilegio que pocos se pueden dar. Pero si alguien es capaz de lograrlo dentro de una industria tan mediática y expuesta como la de Hollywood, no caben dudas que ese es J.J. Abrams. Con los estrenos de Super 8, pero especialmente con Cloverfield en el año 2008, se vivó una situación un tanto similar. Aunque en ese caso la película no apareció de la nada con un avance a tres meses de su estreno, los detalles de la historia se trataron como secreto de estado. Junto con una más que inteligente campaña de marketing, obligaba a los fanáticos a atar los cabos sueltos investigando nombres falsos de personas, compañías y productos por internet, cosa que no hacían más que agregar datos e información a un universo cinematográfico pensado hasta el más mínimo detalle y que va mucho más allá de lo que se ve en la pantalla. Vamos a sacarnos rápidamente la piedra del zapato antes de continuar: Cloverfield y Avenida Cloverfield 10 están conectadas, y si hilamos todavía más fino hasta Super 8 también lo está. Obviamente que no les voy a spoilear nada y todo a continuación no es más que una teoría. Si nos guiamos por esta experiencia, en algunos años podría salir una nueva película de la nada que tire por la borda todo lo que especulamos acá. De todas maneras, si gustan entrar a la película sabiendo lo más mínimo posible dejen de leer el resto del párrafo en este preciso momento. ¿De que manera están conectadas? ¿Será de la forma que están esperando?. Más allá de la obvia conexión en el nombre, nuevamente se repiten marcas de productos, compañías e incluso una estación de servicio. Pero Avenida Cloverfield 10 sucede en la actualidad, año 2016, mientras que Cloverfield lo hace en el 2008. Sin embargo, cuando comienza lo que sea que está sucediendo ahí afuera, nadie en el bunker hace referencia o imagina que esto puede ser un nuevo ataque de un monstruo gigante, algo que luego de semejante evento sería lo primero que se nos viene a la cabeza. Esto nos hace pensar que, aunque ambas películas comparten un mismo universo, son dos lineas de tiempo totalmente diferentes. Cosa que iría de la mano con la idea de J.J. de transformar a la serie Cloverfield en una suerte de antología de films de terror/ciencia ficción, y sería seguro esperar más películas de este estilo en un futuro no tan lejano. Habiéndonos sacado eso de encima, vamos a meternos de lleno con el film. La historia es realmente muy simple y fue adaptada de un guión original llamado The Cellar (El Sótano) por Josh Campbell y Matthew Stuecken, que luego de una reescritura por Damien Chazelle (Whiplash), se convertiría en lo que hoy vemos en pantalla. Michelle (Winstead) se pelea con su novio (una voz en el teléfono interpretada por Bradley Cooper) y mientras escapa en auto de esta relación sufre un accidente que la deja inconsciente. Tiempo después se despierta en un bunker subterráneo donde se entera de la increíble realidad: el día del juicio final ah comenzado. Allí adentro convive con Emmett (Gallagher Jr.), un joven que apenas logró entrar al bunker cuando todo esto empezó; y Howard (Goodman) anfitrión y dueño de casa que salvó a Michelle del accidente y toda su vida se preparó para esto. Pero ¿que es esto?, ¿que está pasando ahí afuera?, ¿es realmente el apocalipsis como afirma Howard?. Avenida Cloverfield 10 tiene unas cuantas cosas a su favor, siendo la principal que nunca sabemos exactamente lo que está sucediendo y si los datos que nos proporciona Howard son verdaderos o falsos, ya que hay pistas para suponer ambas cosas. Pero después de todo es él el experto en el tema y se preparó una vida para este momento, costándole su familia en el medio. Así como en Cloverfield veíamos todo a través de una simple cámara de video y sabíamos tanto como sus protagonistas, en Avenida Cloverfield 10 nunca sabemos más que personaje de Michelle (impecable trabajo de Mary Elizabeth Winstead), y todo el conocimiento sobre la situación que tengamos desde el momento que despierta en el bunker en adelante, lo iremos adquiriendo al mismo tiempo que ella. Por lo que básicamente nosotros, los espectadores, somos Michelle. Todo el desconocimiento, la confusión, la tensión y la claustrofobia la vivimos en carne propia. Pero todo esto funciona por un simple motivo y es que Avenida Cloverfield 10 es una cinta fríamente pensada, que no deja nada librado al azar, con el guión y las interpretaciones justas para divertirnos o mantenernos al borde de la butaca siempre que sea necesario. Winstead hace un trabajo fenomenal y la participación del ascendente John Gallagher Jr. es también muy buena, pero es John Goodman quien termina por robarse la película con uno de los mejores papeles de toda su carrera. El actor de Barton Fink y El Gran Lebowski logra algo que muy pocos han alcanzado, haciéndonos sentir diferentes cosas por su personaje, a veces totalmente opuestas, como llevándonos de la compasión al terror en sólo una cuestión de segundos. Conclusión Avenida Cloverfield 10 no será lo que todos están esperando pero es una gran película de suspenso por derecho propio. Tiene un manejo de la tensión notable, muchas sorpresas y actuaciones que tranquilamente podrían ubicarse entre las mejores del año (desde este espacio impulsamos como mínimo una nominación al Oscar para John Goodman).
El cine transita por distintas vías: por el terror, la ciencia – ficción, el suspenso, la acción, el drama... Esta semana, todas esas calles confluyen en una sola dirección: Avenida Cloverfield 10. [Escuchá la crítica completa]
Después de sufrir un accidente en la ruta, una mujer despierta en un bunker encerrada con un hombre –el grande en todo sentido John Goodman- que asegura que hubo un ataque y el exterior está contaminado. Cruce de Spielberg con Hitchcok y Stephen King, lo que sigue es pura vocación por el entretenimiento, con un ritmo y una tensión que no decaen hasta el increíble final. El trailer de Avenida Cloverfield 10: entretenimiento, ritmo y tensión Cinéfila hasta la médula, la nueva criatura producida por J. J Abrams –que no tiene temáticamente nada que ver con Cloverfield- hace un inteligente uso de la ambigüedad. ¿Es esto lo que parece? ¿Qué es lo peligroso, el adentro o el afuera, quedarse o salir? Elijan su propia metáfora sobre los tiempos que vivimos y los distintos relatos sobre la realidad.
El enemigo interior. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) sale a la ruta decidida a dejar su mundo atrás, e ignorar los llamados de su novio. En un momento, sorpresivamente, algo golpea a su auto y se sale de la ruta estrepitosamente. Cuando Michelle despierta se encuentra en una habitación sin ventanas, con suero conectado a sus venas y encadenada a la pared; no tarda en conocer a su anfitrión, quien a su vez se presenta como su salvador. Howard (John Goodman) es intimidante al tiempo que se muestra paternal y protector; solo espera algo de gratitud y respeto por haber salvado la vida de la joven, pero ella no comprende por qué es prisionera de ese sujeto. Howard le explica que toda vida conocida ha desaparecido en el exterior, algo para lo cual él se había preparado al construir el bunker en el que están. ¿Bomba nuclear? ¿Ataque extraterrestre? No hay respuesta a eso. Mientras los días pasan, con la aparente aceptación de que lo dicho por Howard es cierto, un evento pone otra sospecha sobre el hombre; lo que decide a Michelle a iniciar un plan para escapar. El relato funciona en tanto se mantiene la relación psicópata-víctima, con una gran actuación de John Goodman y la muy eficaz Mary Elizabeth Winstead, impecable para el género. El tono está alejado de lo sórdido, y se sostiene en base a la labor actoral sin que el suspenso se imponga. Es tal la tensión entre los personajes que poco importa lo que suceda afuera, por eso cuando el último acto se presenta parece parte de otra película, una más burda y menos interesante. Una pena, porque los que se nos presentó durante una hora y media merecía un mejor cierre.
"Avenida Cloverfield 10", un enigma de suspenso y sorpresa Cualquiera que tenga un poco de memoria va a recordar que en 2008 existió una película llamada "Cloverfield - Monstruo" (Cloverfield). Y si se pone a investigar encontrará que ese gran filme tenía como director a Matt Reeves, como guionista a Drew Goddard y de productor a J.J. Abrams, y este trío talentoso produce este nuevo largometraje llamado "Avenida Cloverfield 10" (10 Cloverfield Lane, 2016). Entonces, ¿es este filme una secuela de aquella joyita de la década pasada? La respuesta es no, aunque el vivillo de Abrams haya declarado que el estudio tiene un plan para unir a los dos largometrajes y así comenzar una franquicia que puede derivar en futuros filmes. Pero no se decepcionen porque esta película, más allá de no tener ese lazo sanguíneo, es tan buena o mejor como con aquella con quien comparte parte de su nombre. Tras una pelea con su novio, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) decide armar rápidamente su valija y huir en su coche. Mientras la joven conduce por la ruta, escucha por la radio que se suceden misteriosos cortes de energía en todo el país. Pero su atención no está puesta allí, ya que mientras viaja recibe llamados de su pareja. Y es en esta situación confusa que tiene un violento accidente que la deja inconsciente. Cuando despierta se encuentra encerrada en una especie de habitación, esposada a una tubería y con la pierna maltrecha. Rápidamente entra en pánico y teme haber sido secuestrada, y no se queda tranquila cuando su supuesto captor, Howard (John Goodman), le explica que en realidad le salvó la vida porque, fuera del refugio subterráneo en donde se encuentran, hubo un terrible ataque con armas químicas o el primer paso de una invasión alienígena. Michelle comienza a creer un poco más en su excéntrico salvador cuando en el refugio se encuentra con Emmett (John Gallagher Jr.), un simpático joven vecino de Howard que ratifica sus dichos. Con el correr de los días, el trío irá entrando en confianza y empezando a convivir mejor en esta nueva situación apocalíptica. Hasta que, sin querer, los jóvenes descubren que hay agujeros en la historia de Howard y que sus vidas podrían estar en peligro Hace un poco más de dos meses se anunciaba este filme, que se completó sin que nadie se enterara y cuyo primer trailer se vio con el estreno de "13 horas: Los soldados secretos de Bengasi" (13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi, 2016). Así, rápido y contundente. Tres personajes, una historia potente y voilà: un gran filme. Es que también tiene muchos puntos a favor: tres personajes muy interesantes y atractivos; una trama que nos sitúa en un ambiente cerrado y claustrofóbico, con el desconocimiento de lo que ocurre afuera; unos actores que brillan y una música que pone los pelos de punta. "Avenida Cloverfield 10" es la ópera prima de Dan Trachtenberg, que tiene un par de cortos muy buenos: "Kickin'" (2003) y "Portal: No Escape" (2011), este último se puede ver en YouTube. A este chico hay que seguirlo porque hizo todo bien. En cuanto a los actores, John Gallagher Jr. nos compra desde el principio, Mary Elizabeth Winstead demuestra una vez más que no es sólo una cara bonita y que está lista para grandes cosas, y John Goodman tiene una actuación para aplaudir de pie. Está excelente y en sus hombros descansa la película. Dato de color: nunca se ve al Ben, el novio de Michelle, sólo se escucha su voz. Presten atención que la provee Bradley Cooper. ¿Quieren una gran historia de suspenso con un final que no lo van a poder creer? (sí, tiene una vuelta de tuerca fantástica). Ni lo duden, ésta es su película, señores. Perdérsela sería un pecado.
Llegó a los cines “Avenida Cloverfield 10” y lo primero que hay que decir es que si creer que porque no vieron Cloverfield no van a entender nada están equivocados. Decir que esto es una secuela no tiene mucho sentido y si no vieron Cloverfield van a disfrutar mucho más esta película. Mary Elizabeth Winstead le da vida a Michelle, una chica que despierta luego de un accidente, encadenada en un sótano por un hombre que le dice que afuera hubo una guerra nuclear y el aire es tóxico. Este hombre está interpretado por un BRILLANTE John Goodman. Por momentos crees que está loco y por otros que sólo tiene un pasado complicado.El no saber qué pasa por su cabeza te vuelve loco a vos y es excelente.
Apocalipsis en el sótano El clima agobiante y asfixiante que logra un director debutante se combina con el thriller psicológico. Thriller psicológico, drama pos apocalíptico, juego de desconfianzas con personajes al límite. Avenida Cloverfield 10, opera prima de Dan Trachtenberg, es todo eso. Y lo es de un modo inusual. Su suspenso, enigma y dudas se apoyan en actuaciones que tocan el límite de lo interpretativo, en escenas de un misterio claustrofóbico que convierten a ese búnker en un espacio de videogame en el que buscamos salidas. Desnudemos la trama, para saber de qué hablamos. Cuando Michelle (Mary Elizabeth Winstead) despierta tras sufrir un accidente con su auto teme haber sido secuestrada. Lo evidencia su grillete, su teléfono sin señal, y sus heridas curadas de manera casera. Entonces aparece en escena Howard (John Goodman), su captor, que construyó es refugio subterráneo para sobrevivir al apocalipsis. Dice ser un ex marine que llevaba años preparando su búnker para un momento como este, en el que un terrible ataque de “rusos o alienígenas” con armas químicas acabara con toda posibilidad de vida. Michelle sólo quiere escapar. Pero la trama va dando giros, y un tercer protagonista entra en escena, el bueno de Emmet (John Gallagher Jr.), crédulo de la historia de Howard. A partir de allí vemos a tres personas encerradas en un sótano, actores de un juego que jaquea la noción de verdad, de confianza y del propio razonamiento. Pistas reales y actitudinales hacen que la intriga crezca en ese encierro con reglas propias. La conexión evidente y buscada que esta historia tiene con la exitosa Cloverfield (2008) es también un juego (J.J. Abrams produjo ambas). Este es un personalísimo ensayo de la asfixia, con logrados planos de interiores, luces mortecinas y parpadeantes, pero sobre todo ingenio, para hacer del thriller un juego que lleva al espectador a cuestionarse su lugar tanto como el de los protagonistas. Quizá lo más débil esté en ciertos diálogos exageradamente epifánicos, que apelan a ese momento de revelaciones inconsistentes. Pero prima la sorpresa, la intriga y el goce que provocan Goodman y Winstead poseídos por su papel.
Debuta en la pantalla grande como director Dan Trachtenberg. En esta oportunidad se encuentran tres personajes (Mary Elizabeth Winstead, John Goodman y John Gallagher Jr.) encerrados en un especie de búnker. Su narración contiene suspenso, misterio y momentos claustrofóbicos, además miedo, apocalipsis nuclear y la amenaza latente. Su guión es bastante acertado porque tiene varios giros de tuerca. Son solo tres personajes. El actor John Goodman logra destacarse con una muy buena interpretación y está lleno de matices. El resto cumple con corrección, cada uno en su rol, pero su desenlace final tal vez no deje conforme a todos los espectadores.
La productora de J. J. Abrams sacó a luz una nueva y genial criatura Muy de vez en cuando ocurre el milagro y la cartelera sorprende con algún estreno que nos retrotrae de una bofetada a la época en que éramos espectadores puros que nos dejábamos llevar por la historia. En la genial y extraordinaria y enorme Avenida Cloverfield 10 está todo: La dimensión desconocida y las series de misterio, las películas de monstruos clase B, las de psicópatas, las de suspenso, los thrillers psicológicos, las teen movies ochentosas, las de superhéroes. Todo lo que amamos está concentrado de manera magistral en esta gema que llegó con poco ruido y muchas nueces. Y detrás de la criatura está la reputadísima Bad Robot, productora de J.J. Abrams, el nerd prodigio de Hollywood, que tiene en manos y en mente una idea grandota y ambiciosa y multiforme con el nombre genérico de Cloverfield, un misterioso proyecto X que pretende hacer una antología que reúna y homenajee y celebre las cintas de género de antaño y sus perlas injustamente olvidadas. Datos importantes: es el debut en la dirección de Dan Trachtenberg. El rodaje fue casi secreto. Los protagonistas no sabían el título de la película. Fue filmada en orden cronológico y en una sola locación. Además contó con un presupuesto de 15 millones de dólares y una campaña que incluyó extraños sitios web. El elencazo está conformado por tres actores que hacen y deshacen un trabajo superlativo. Mary Elizabeth Winstead, quien para todos es y será siempre Ramona Flowers (el personaje de Scott Pilgrim); John Goodman, que interpreta a un hombre que no es tan bueno y que la rompe como de costumbre; y un ignoto pero no por eso menos virtuoso John Gallagher Jr., cuya actuación de secundario es inmejorable. Su argumento no tiene relación con el de Cloverfield: Monstruo, película que también pertenece a la factoría de Abrams. Es difícil contar la trama sin caer en spoilers, a no ser que se comente sólo la sinopsis. Una joven mujer, llamada Michelle (Mary Elizabeth Winstead), conduce su auto por la ruta y una camioneta que aparece de la nada la choca de atrás. Cuando recupera el conocimiento está esposada, con una pierna lesionada y en el búnker a varios metros bajo tierra de un tal Howard (John Goodman), quien dice que le salvó la vida de una guerra nuclear que se libra en la superficie y de otros peligros. ¿Qué hacer? ¿Cómo escapar? ¿Dónde están los monstruos? ¿Arriba o abajo? No es una exageración afirmar que el planteo filosófico de Avenida Cloverfield 10 es inmenso. Pero también hay mucho amor por los géneros que cruza y está llena de sutilezas y guiños cinéfilos. El manejo del suspenso es hitchcockiano, con gran capacidad para compenetrar al espectador en su clima. La puesta en escena es un prodigio y el guión no tiene fisuras. Avenida Cloverfield 10 es una bendición que van a disfrutar todos los que aman el cine. Los que lo aman de verdad.
La razón central por la cual uno sigue una historia es eso que llamamos suspenso: una situación inconclusa que nos despierta ansiedad por cerrarla. Avenida Cloverfield 10 respeta eso al extremo y por eso es una muy buena película. Especie de secuela de Cloverfield: Monstruo (en realidad es como un cuento lateral), tiene tres personajes: una joven que ha sufrido un accidente, un muchacho y un hombre que ha alojado a ambos en un búnker bajo su casa. No cabe duda, nunca -esto es importante- de que fuera del búnker el peligro es real. Pero la convivencia comienza a enrarecerse y las dudas, a minar lógicamente los lazos entre los personajes. Podría pensarse que es algo así como teatro filmado, pero no: los protagonistas son cuatro, los tres que vemos y la cámara, que recorre el espacio creando una sensación notable de encierro y de tensión que nos obliga a seguir mirando. El gran pivote, la viga maestra sobre la que se sostiene esta película, es John Goodman, uno de los mayores actores de las últimas décadas, un gran comediante que sabe inventar criaturas inquietantes (lo hizo en Barton Fink y El gran Lebowski, lo hace siempre) y lograr que este “Huis clos” tenga toda la tensión que debe tener. El film es sobre una espera indefinida, es decir, una reflexión sobre el propio suspenso. Y sí, claro que hay monstruos, solo que de ambos lados de la puerta.
No tengo recuerdos que un estreno relacionado con una película popular surgiera en estas circunstancias. Avenida Cloverfield 10 es una producción que los estudios Paramount literalmente sacaron de una galera. Nadie conocía la existencia de este proyecto hasta que hace unos meses se difundió el trailer. En abril de 2014 se había anunciado que la compañía de J.J.Abrams (genio del marketing), Bad Robot, comenzaba la producción de un proyecto llamado Valencia que nadie podría imaginar estaba relacionado con Cloverfield La película se filmó en secreto y es notable que los productores lograron que ninguna información sobre esta propuesta se filtrara en los medios. Este film de algún modo expande la historia que conocimos en el 2008 con una propuesta diferente. Cuando vimos el avance por primera vez la verdad que costaba bastante relacionar esta historia con la película original de Matt Reeves. Sin embargo, si uno presta atención, a lo largo de la trama hay algunas referencias muy sutiles que permitirían conectar ambas producciones. Algo que queda claro es que Avenida Cloverfield 10 transcurre en el mismo universo de ficción que se originó en el trabajo de Reeves. La película representa la ópera prima de Dan Trachtenberg quien desarrolló este conflicto a través del thriller psicológico. El director logra mantener la tensión del relato con apenas tres actores y una única ambientación que con el transcurso del tiempo se vuelve un escenario claustrofóbico. Lo mejor de la película pasa por el misterio que se va construyendo a lo largo de la trama y la labor de los actores (especialmente John Goodma), quienes brindan un gran trabajo. El gran atractivo de esta producción radica en el hecho que nunca llegás a predecir lo que va a ocurrir en la historia y este es un gran mérito de la narración de Trachtenberg. Ya de por sí el trailer de Avenida Cloverfield era misterioso y la película logra seguir la misma línea. Durante gran parte del conflicto nunca se sabe que es lo que está ocurriendo afuera del bunker y sólo tenemos la perspectiva del personaje principal, interpretado por Mary Elizabeth Winstead (Death Proof). Creo que el balance general de esta película se verá afectado por el modo en que cada espectador digiera el final de la historia. El supuesto giro sorpresivo que quisieron darle a la trama en mi caso no me convenció demasiado, pero disfruté muchísimo todo el misterio y la tensión que se construyó hasta ese momento. Si te olvidás del monstruo de Coverfield y simplemente la disfrutás por el thriller que propuso brindar el director es un estreno que brinda un buen entretenimiento.
Paranoia bajo tierra “Avenida Cloverfield 10” corre con ventaja. Muchos espectadores recordarán “Cloverfield”, una película de 2008 dentro del estilo entonces de moda llamado “metraje encontrado” (found footage), producida por J.J.Abrams, quien ahora produjo “Avenida Cloverfield 10”. Pero hasta ahí llegan las coincidencias. El terror en este caso aparece de forma velada, y el clima general es el suspenso. Solo un espacio cerrado y tres personajes protagónicos le sirven al director debutante Dan Trachtenberg para crear un producto efectivo en la línea de propuestas sorprendentes como la reciente “La habitación” o, mucho tiempo más atrás, “La soga”. Todo comienza con el accidente de una mujer, luego del cual despierta en la habitación de un extraño. Pero no es cualquier lugar, sino un búnker a varios metros bajo tierra, y allí tendrá que convivir con otro hombre y su captor y supuesto salvador de lo que, dice, es una suerte de Apocalipsis. En la relación entre los personajes y el entorno -el miedo a lo exterior y a lo extraño-, casi sin efectos especiales ni digitalización, solo con el clima siniestro -en el sentido de familiar y extraño al mismo tiempo- Trachtenberg sorprende y entretiene con las herramientas clásicas del buen cine de suspenso.
El infierno son los otros En 2008, Cloverfield resulto una inquietante y por demás enfática producción que conjugaba tópicos del cine catástrofe con el filmaciones de cámara en mano -por entonces dando los primeros pasos parte del soporte en los dispositivos móviles como registro- y las colosales bestias destructivas del cine de ciencia ficción oriental en plan Godzilla. Avenida Cloverfield 10 es una película “indexada” y amparada en aquel suceso de Cloverfield. Mounstruoso (2008), pero que tal vez no guarde simetrías compositivas o estructurales con la misma. Esta nueva producción en vez de aludir a un ampuloso despliegue visual, opta por hacer un meticuloso trabajo del manejo de los climas de tensión y suspenso que puedan suscitarse en el limitado espacio de un búnker antinuclear donde minuto a minuto todo pueda tornarse en una visión apremiante y paranoica. Después de un terrible accidente automovilístico en medio de la noche, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) despierta en un bunker, contando con la pertinente atención que sus heridas requieren, aunque debidamente esposada a las tuberías de las instalaciones, en lo que se intuiría como situación de cautiverio. Howard (John Goodman) es el propietario del bunker, un ex militar que alega haber salvado su vida. Según él, un ataque alienígena está diezmando la vida en la tierra debido la propagación de los altos niveles de radiación que persisten en la atmosfera, lo que hace extremadamente mortal el aire en el exterior. El encanto de Avenida Cloverfield 10 reside en el clima de represión y el perturbador contexto en el que se desarrolla, con personajes tratando de convivir, conciliar y escapar de una forzada situación de aislamiento. Michelle convivirá en una tensa calma con Howard, haciendo las veces de un padre proveedor y Emmet (John Gallagher) será otro joven también confinado y “rescatado” por Howard con el que Michelle complotara un plan de escape. Pero puede que Howard no sea tan delirante como parece. Dan Trachtenberg debuta en la pantalla grande al frente de una producción que sumerge al espectador en una atmósfera sórdida pero con el consabido balance para coquetear en tenue línea entre la película de suspenso y horror. Avenida Cloverfield 10 sostiene la impronta de una tragedia angustiante y perturbadora amparada en un reducido pero talentoso elenco con unos geniales Mary Elizabeth Winstead y John Goodman, acompañados por John Gallagher. Avenida cloverfield_Proyector Fantasma 1 Mary Elizabeth Winstead protagoniza con solvencia este relato, pasando en primera instancia por una joven aturdida y azorada por su contexto, a la equidad pertinente de mantener su centro, evitando el lugar común de una “dama en apremios” y acometer contra la adversidad como la heroína que el relato requiere, en una suntuosa simetría con la interpretación ofrecida décadas atrás por Sigourney Weaver en “Alien el octavo pasajero”. En un contexto dominado por una tensa calma donde puede desencadenarse la más hostil de las situaciones, un soberbio John Goodman oficia como antagonista de Mary Elizabeth Winstead. John Goodman construye con suma sutileza y ambigüedad a un personaje que se pasea por la razón y el desequilibrio brindando algunos de los grandes momentos de la película. Goodman y Winstead componen un binomio actoral que mucho recuerda a la tensión alguna vez otorgada por Harrison Ford y River Phoenix en “La costa Mosquito” (1986), ambas instancias donde el antagonismo oscila entre un extenso matiz de empatía hasta actitudes verdaderamente aterradoras que subrayan el eficiente suspenso constituido en un relato como Avenida Cloverfield. JJ Abrams, oficiando aquí en el rol de productor ejecutivo, sabe generar un marketing alrededor del misterio previo al lanzamiento oficial de sus producciones en salas de cine, una de las tantas claves de su éxito en Hollywood desde hace varios años. El caso es que Avenida Cloverfield parece una suerte de primo lejano de “Cloverfield”(2008) y no una secuela oficial. Abrams evidencia una vez más su instinto y su oficio a la hora de capitalizar las oportunidades, dado que Avenida Cloverfield fue oficializada durante el mes de enero pasado durante la repercusión Star Wars ep VII, película de la cual Abrams fue guionista y realizador. Avenida Cloverfield denota una inteligente propuesta cargada de entretenimiento, que se pasea entre el suspenso y un marcado homenaje a la impronta paranoide de la ciencia ficción de la década del 50 – entendiendo como amenaza a todo agente externo/desde afuera/ más allá, capaz de hacer brotar lo más sórdido de aquellos naturales del contexto/entorno.
La verdad está afuera Cloverfield: Monstruo (2008) tuvo la particularidad de ser uno de los primeros estrenos masivos de ese subgénero aturdidor que es el found footage, es decir, las películas de tono documental -falso- que se reconstruyen a partir de material en video que las víctimas de una catástrofe han dejado como legado. El fenómeno se había iniciado (más allá de viejos fenómenos de culto) con El proyecto Blair Witch (1999), y no paró hasta tener subproductos por lo general en el ramo de la fantasía, el terror o la ciencia ficción hasta saturar de manera tal que la gente ya no las elige como antes. En Cloverfield: Monstruo en específico se narraba cómo, en medio de una fiesta de boda, un muchacho vivía una historia de amor frustrada y paralela a la celebración que intentaba retratar en video, hasta que un símil Godzilla irrumpía en la ciudad -más precisamente en la calle Cloverfield pero sin ser estricto en los límites urbanísticos- arrasando todo a su paso en un caos de destrucción. Ocho años después, J.J. Abrams decide, junto al director de la misma, producir una secuela con otra premisa, diferente pero no tan original como la anterior, contando la historia desde un bunker cerrado en el que se intuye que el mundo está siendo arrasado por una suerte de ataque químico o invasión, manteniendo al espectador tan a oscuras como a los protagonistas pero sin apelar al recurso de que las imágenes sean el registro tembloroso de sus cámaras. Se destaca que a pesar de todos los detalles y guiños que marcan que la historia es una secuela directa de Cloverfield, ni siquiera los mismos actores sabían que se trataba de eso mientras cumplían su trabajo ya que el proyecto fue mutando desde el guión original -de ahí que tantos nombres figuren como creadores y adaptadores de la historia- y todo se decidiera cuando la pequeña productora que encaró el proyecto fuese absorbida por la Bad Robot de Abrams y le diera los giros necesarios para establecer la conexión. Detalles comerciales que no hacen a la calidad final del film pero que en cierta medida justifican otras cosas, como la intención inicial del director sobre el destino de sus personajes. La historia comienza cuando Michelle (Winstead) tiene un accidente con su vehículo mientras discute por celular con su novio -la voz de Bradley Cooper- y al recobrar la conciencia aparece inmovilizada en un cuarto con aspecto de celda de confinamiento. Su auxiliador -y presunto captor al mismo tiempo-, de nombre Howard (Goodman), le explica que estará a salvo siempre que se mantenga allí porque afuera es todo caos y destrucción. Claro que su credibilidad se pone en juego mientras le impide comprobarlo por sí misma. Y como es de esperarse, la chica se resiste a creer en la historia aunque luego la irá corroborando en parte por el testimonio del tercer integrante del bunker (Gallagher) que coincide con el de Howard. A partir de allí todo será un tema de descubrir verdades y mentiras de lo que realmente sucede, tanto dentro como afuera y en la cabeza de Howard, que no parece una persona demasiado equilibrada. No se puede escapar en ningún momento de comparar esta películas con muchas otras situaciones en películas de género, circunstanciales o intencionales, como disparador del comportamiento de sus personajes hasta desnudar su naturaleza, y por eso mismo es que resulta una suerte de ensayo o reversión -y hasta una especie de puesta teatral- de cualquier historia de encierros al servicio del lucimiento de sus intérpretes. El ejemplo más reciente que se me ocurre para ilustrar la comparación es la agobiante Retreat (2011), con Jamie Bell en el papel de un soldado que asalta a una pareja y la recluye en su cabaña en una isla denunciando una plaga que amenaza con exterminar a toda la población, sin que sus prisioneros puedan comprobarlo hasta el final. En Avenida Cloverfield 10 John Goodman se destaca como el patriarca protector que de tan estricto puede terminar siendo un peligro, Winstead juega con su habitual naturalidad a la víctima que no se resigna a terminar de serlo y Gallagher a ser el balance que a pesar de eso también puede constituirse como un motivo más para el conflicto. Avenida Cloverfield 10 se convierte entonces en un juego de tensiones en un lugar claustrofóbico, un drama que se basa en la relación entre esas dos personas que siguen las reglas de Howard con mayor o menor desgano pero sabiendo que ese hombre en sí mismo es alguien de quien deben cuidarse, quizás con el mismo esmero que lo hacen de lo que los acecha afuera. La película se sostiene pero también abusa de este cuadro de situación, tiene actores sólidos para construir esa realidad pero no logra innovar, no es más que una de esas tantas historias que ya hemos visto y que son más logro de las interpretaciones y climas generados por el encierro mismo que de los giros de un guión que juega con el engaño, la trampa y el peligro de lo que no se ve. Por eso mismo sorprende en su final, que se juega en los últimos minutos a compensar en contenido visual y mostrar lo que no se vio pero se imaginaba acechante. Podría denunciarse algo de exceso en los detalles luego de tanto silencio en la información, pero es lo que se espera en una historia de ciencia ficción y no es cuestión de defraudar, ni siquiera con ese enfrentamiento exagerado tan al estilo de David contra Goliat. Y luego llega el desenlace, que se debate en una gran decisión -que hasta tiene un final alternativo que probablemente se vea en sus versiones en Bluray y DVD-, y que en definitiva nos ayuda a terminar de definir el carácter de nuestra protagonista por si no quedaba claro en los cien minutos de película en que la cámara no se le despegó de encima. La pregunta es ¿tendría la misma aceptación esta película si no llevara “Cloverfield” en el título? ¿Hubiese tenido el mismo peso a la hora de recaudar si nos hubiésemos enterado de ese detalle sólo con el guiño del cartel de la calle que nos señala en dónde estamos parados? En la respuesta -puramente especulativa- se intuye que ese lazo al film con el que comparte pocos elementos fue fundamental en su valoración. En definitiva, en la era del aprovechamiento ilimitado de ideas viejas y recicladas, Avenida Cloverfield 10 no es una secuela convencional: puede tomarse como un spinoff o como pieza de un universo expandido al estilo a que nos están acostumbrando las ediciones cinemáticas de cómics. En todo caso, no importa porque funciona como unidad, aunque deje la duda de si hubiese tenido la misma aceptación sin ese nombre al que evidentemente ya han convertido en una marca registrada y emblema de una nueva religión: los Cloverfield believers. La verdad está ahí afuera, esta vez a pasitos de una franquicia a la que ya se le empezó a tener fe.
Ni secuela ni precuela o spinoff, Avenida 10 Cloverfield es más bien una suerte de "continuación espiritual" de su anterior película casi homónima. Y eso es, realmente, algo bueno. Sucede que el found footage, ya en uso (y abuso) para su momento, hoy se encuentra por demás gastado. Consciente de ello quizás, el director debutante Dan Trachtenberg concentra su mirada en una narración clásica, llena de suspenso con recursos limitados (pero muy nobles), y un ritmo heredero del mejor Hitchcock. Conviene no revelar demasiado acerca de la trama, pero se puede mencionar, cuando menos, que todo sucede casi excluyentemente en un ambiente cerrado, pequeño, donde una joven se ve obligada a vivir junto a dos hombres aislados del mundo. Uno de ellos, el más joven, quizás algo engañado por el otro al igual que ella, y el otro, el mayor y más robusto (un aterrador John Goodman), por motus propio y convicción de una serie de ideas entre paranoicas y absurdas. Los giros que la trama encuentra en situaciones de extrema tensión abundan en suspenso, y la protagonista, Mary Elizabeth Winstead, lejos del rol de "damisela en apuros" crece hasta límites insospechados, escapándole al mote de "víctima" para convertirse en heroína. Avenida Cloverfield es una grata sorpresa en un mar de tanques hollywoodenses que ya parecían haber olvidado como sorprender.
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Llega a los cines, la segunda parte, precuela o spin-off de Cloverfield, Avenida Cloverfield 10 de Dan Trachtenberg; con producción de J.J. Abrams. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) despierta en un refugio bajo tierra después de sufrir un terrible accidente automovilístico y teme haber sido secuestrada. Su captor, un hombre preparado para el día del fin del mundo, le dice que ha salvado su vida y le advierte que un terrible ataque con armas químicas ha dejado el mundo exterior inhabitable, pero al tiempo que las tensiones crecen, ella decide escapar sin importar los peligros que la esperan en la superficie. Aunque muchos creen que la primer Cloverfield (2008) fue dirigida por J.J. Abrams, el maestro del suspenso y de la ciencia ficción fue solo el productor. Aquel quien estuvo en el asiento del director fue Matt Reeves que dirigió luego la última El amanecer de El Planeta de los Simios y la próxima La guerra de El Planeta de los Simios. Filmada completamente con cámara en mano, y bajo un guión de Drew Godard (Daredevil), el film exploraba un ataque alienígena, desde la óptica del espectador, con más similitudes a Alien; y su monstruo que nunca aparece. Tuvo seguidores y detractores. En esta segunda parte, Avenida Cloverfield 10, solo tiene la similitud en su título y en parte de su desenlace. El film esta vez es dirigido por Dan Trachtenberg; el mismo que hizo este fabuloso corto sobre el juego Portal (y que suena para dirigir la adaptación al cine). El film mantiene a lo largo de su duración un suspenso inigualable, no apto para claustrofóficos. Juega con la paranoia del encierro (algo que maneja perfectamente desde su guión y las excelentes actuaciones de Mary Elizabeth Winstead y John Goodman) y por más que algunos espectadores sepan o no, la verdad detrás del argumento de Cloverfield; en todo momento se cuestiona la decisión de salir o quedarse encerrado, y en donde uno se siente más seguro. Mezclando un poco de aventura, un poco de suspenso y finalmente un poco de ciencia ficción, Michelle es la heroína perfecta; en ningún momento el espectador pensará que es la damisela en peligro. Desde el minuto uno, sabemos que nos encontramos antes una MacGyber o Lara Croft, ingeniosa y decidida a escaparse. El espacio a su vez funciona como otro gran factor a tener en cuenta en el film, el confinamiento de los protagonistas en el bunker de Howard, posiciona la vista del espectador hacia abajo, y la tensión creada por su dueño, es igual de problemática. La apuesta se eleva cuando en dos momentos, Michelle debe ingresar a un ducto de aire.
Algo interesante sucede con “Avenida Cloverfield 10” cuando comienza la proyección. Un juego mental que se produce desde el exterior hacia el interior, que pretende “jugar” también con el espectador al momento de instalar la intriga en la más amplia acepción del concepto. Se aprecia que un director debutante como Dan Trachtemberg tome con tanta facilidad un elemento común a los dos universos que coexisten en el evento de la proyección de una película en una sala cinematográfica: La confianza. En el universo primario es la que el argumento plantea entre los personajes, en el otro; en la platea, la que los espectadores convienen entre ellos como audiencia, y la historia que se está contando. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) discute por teléfono algo con su ¿novio? ¿ex?, algo así, no importa mucho, lo importante es la consecuencia. Ella emprende viaje en auto, sufre un accidente, y lo siguiente que vemos es que está encadenada a la pared de un bunker. Howard (tremendo John Goodman) la tiene allí y le asegura que está así porque la está cuidando hasta que se ponga bien de salud. También le asegura que afuera la gente se murió, o se está muriendo, merced a un ataque que ha sufrido el pueblo, o la ciudad, o todo Estados Unidos, por lo que escuchamos de su boca. Salir de allí es un riesgo mortal. Ella está convencida de haber sido secuestrada por un loco y que no quiere morir. Ambos tienen argumentos que convergen hacia el mismo lugar: la supervivencia, pero ¿a quién le creemos? Este punto, el de la confianza, es el central para poder atravesar la argumentación de un guión que “confía” en la desconfianza de Michelle, pero también en la de un espectador escéptico que, por cierto, deberá ceder al planteo incondicionalmente para poder sostenerse en una trama muy emparentada con lo teatral. Es más, desde el desglosamiento del libreto a los efectos de su análisis, cuando uno salió del cine bien podría decir que el punto de giro se produce en los primeros segundos, a partir de un llamado por celular, y no estaría lejos de acertar. Como nunca estamos frente a frente con la capacidad para instalar (o dejarse instalar) el verosímil y la versatilidad con la cual se puede mutar de género cuando toda la situación está atravesada por la incertidumbre. Desde el escenario central en donde suceden la mayor parte de los hechos, la comparación con “La habitación” (2015) es casi inevitable por la cercanía del estreno pero claro, la nominada al Oscar jugaba con dos “afueras” que partían del interior, Uno era el que la protagonista le contaba a su hijo, la construcción de un mundo que nunca vio, el otro es el real, el que todos (incluso ella) sabíamos que existía. “Avenida Cloverfiel 10” incluye un tercer personaje, el que va a pivotear constantemente sobre la duda, ayudará a construir y ratificar, pero también a desconfiar según con cual de los dos extremos (Howard o Michelle) interactúen. Cabe aclarar que no estamos frente a una secuela o “precuela” de aquella “Cloverfield” de 2007, pero hay puntos de conexión si uno la recuerda bien, empezando por el nombre de J.J. Abrahams. Es más, no sería descabellado pensarla como una suerte de “spin off”. Ni hablar si se juntan los guionistas a pensar en construir un universo propio alrededor de ambas. La respuesta a esto estará en la taquilla pero, independientemente de ello, estamos frente a un planteo original con un manejo de la intriga notable a partir de situaciones someramente familiares como la de “Misery” (Rob Reiner, 1991), en la cual también se planteaba un juego de poderes a partir de las posibilidades de los antagonistas. Más allá de esa y otras referencias, éste estreno tiene frescura, sorpresa, y la saludable intención de entretener con inteligencia.
La irrupción de lo extraordinario A pesar de sus rutilantes apariciones como director (la industria le confió el relanzamiento de franquicias de fuste como “Star Wars”, “Star Trek”, y “Misión: Imposible”), J.J. Abrams saltó a la fama como creador y showrunner televisivo, desde “Felicity” y “Alias” al batacazo de “Lost” donde empezó otra forma de ver televisión. Durante la andadura de la serie se lanzó a producir una cinta fuera de todos los esquemas, como lo fue “Cloverfield”, de Matt Reeves (cocreador de “Felicity”, ahora al frente de la franquicia de “El planeta de los simios”). Para quienes no se acuerden, se trató de una de las películas emblemáticas del found footage (metraje encontrado), y la última de found tapes (ya que su estructura narrativa se basaba en la sobregrabación de una cinta ya usada), en la que veíamos el ataque de una especie de Godzilla a Nueva York, pero desde la perspectiva de unos amigos que tienen que tratar de escapar, camarita en mano, así que todo está más sugerido que mostrado. Entre aquella producción y “Avenida Cloverfield 10”, que la homenajea y es considerada “sucesora espiritual” de aquélla del monstruo, Abrams se metió en la multitarea (escribir, dirigir y producir) de hacer la pequeña y querible “Súper 8”, donde tuvo a Steven Spielberg, el padre de “Los Goonies”: es que la historia era un homenaje goonie, mezclada con elementos del espacio exterior, que tampoco se veían claramente. Podemos deducir que hay una “autoría productorial” en Abrams, donde parece expresar más una impronta personal, cuando su trabajo de grandes franquicias le permite hacerlo, y de paso le da lugar a nuevos talentos: acá lo hace con el debutante Dan Trachtenberg detrás de la cámara y los escritores Josh Campbell y Matthew Stucken, ayudados en el guión final por Damien Chazelle (el ascendente creador de “Whiplash”). Pero, ¿cuál sería el eje de esa línea de trabajo? Algunas puntas ya tiramos. Por un lado, historias que rompen los esquemas, aunque jueguen con elementos y géneros ya transitados por el cine; quizás forzando límites y fronteras. Por otro lado, la intromisión de lo extraordinario en lo cotidiano, con el correspondiente impacto para la vida de los protagonistas. Y en tercer lugar, “eso” extraordinario retratado de manera parcial, sugerida, omitida o demorada hasta el final, para que lo más importante sea la vivencia de los protagonistas (“La muerte estaba allí: no en el muerto, ni en el matador. La muerte estaba en la cara del barbero que la vio”, diría Eduardo Galeano). Volviendo a los géneros, “Avenida Cloverfield 10” son varias películas en una, a veces en yuxtaposición y después en cambio brusco de registro. Si tuviésemos que imaginar la consigna de partida, sería más o menos ésta: ¿qué pasa si caemos en las garras de un psicópata que tiene razón en su visión de las cosas? O de otra manera: ¿qué pasa si se viene el Apocalipsis en un mundo donde ya pasan cosas malas? Apocalipsis personal La secuencia inicial es un prolijo retrato a nivel edición (con buen apoyo en la música de Bear McCreary) de una pequeña tragedia cotidiana: una chica, que después nos enteraremos que se llama Michelle, está dejando el departamento que comparte con su novio Ben (dato curioso: la voz en off del abandonado pertenece a Bradley Cooper). Las llaves, el anillo, todo parece quedar atrás. Unas pertenencias, sus diseños de indumentaria, una buena botella de whisky y poco más para largarse a la carretera. La ruta siempre es un lugar ominoso, y allí termina pasando un accidente. Michelle se despierta encadenada en una especie de celda, hasta que se presenta Howard, un supervivencialista que dice que la salvó tras el choque y la llevó a su búnker para protegerla de “un ataque”, que no sabe si es nuclear o químico, si viene de los rusos, los coreanos o los extraterrestres. Claro, la vida de un supervivencialista es así: estar preparado para el Armagedón, aun sin saber de dónde salió. Pronto aparece Emmett, un campesino que ayudó a construir el búnker y ante ciertas señales decidió que era bueno tratar de meterse adentro. Sin “quemar” mucho la historia, podemos contar que los huéspedes se empiezan a enfrentar a una disyuntiva: Howard parece no ser el buen samaritano que aparenta, pero al mismo tiempo es probable que tenga razón y afuera el mundo sea inhóspito. ¿Quedarse o salir? ¿Cuál opción es más peligrosa? Lo nuevo y lo conocido La realización nos lleva a lugares conocidos: las vistas aéreas de la carretera, entre bosques y sembrados, propias de muchas cintas de terror; el despertar encadenado en la línea de “El juego del miedo”; el lunático que termina desencajándose, como en “El resplandor”; la heroína moviéndose por ductos de ventilación, como la Ripley de la saga “Alien”; y algún fetiche personal (tener a la protagonista descalza durante el 80% del metraje, con un posible error de continuidad), también asociable al thriller. Podríamos pensar que los 103 minutos de duración se dividen por cuartos más o menos simétricos, con un clímax al final del tercero y con el cuarto conformando otra película aparte. Ahí irrumpe lo desconocido, en toda su dimensión, y nos serán dadas varias (algunas) respuestas, junto con algunas intertextualidades a otras experiencias cinematográficas (que, de nuevo, no contaremos para no seguir spoileando a nuestro lector). Podríamos bromear con que el veterano John Goodman es un actor grande, o de peso; pero el que se encarga de salir de la humorada es él mismo, con su ductilidad. Acá lo vemos en uno de sus registros más oscuros, entre el arrebato y la contención, y sabe sacarle provecho a esa figura imponente. Del otro lado está Mary Elizabeth Winstead, que se pasó la vida haciendo de scream queen en muchas cintas de terror, así que sabe sufrir y enfrentarse a situaciones límite. Completa el equipo John Gallagher Jr., como Emmett, aportándole humanidad al personaje secundario del trío (también gracias a que le escribieron una escena para que la aproveche). Si hay un mundo “Cloverfield”, es el nuestro: siempre estamos a tiempo de levantarnos por la mañana en nuestras simplonas vidas, sin saber que lo extraordinario puede salir a nuestro encuentro.
Un thriller psicológico bien llevado Pariente lejana del filme de 2008, “Avenida Cloverfield” mantiene en duda y tensión al observador. Una joven sufre un accidente automovilístico y, cuando despierta, se encuentra encerrada en una celda bajo tierra y sin ventanas, encadenada a una cama e impedida de comunicarse con el exterior, incluso por celular. Ya desde esta introducción, Avenida Cloverfield 10 asoma a la intriga que mantendrá hasta el final del metraje, a partir de un guión titulado El Sótano, que ganó en concurso entre los 10 mejores de 2012 y que vio luz a pantalla con producción de Bad Robots. Según J. J. Abrams, el filme es "un pariente de sangre" y una sucesora espiritual de la película de 2008, Cloverfield. Pero tiene entidad propia, a partir de la historia de esta mujer que no sabe distinguir si fue secuestrada por un hombre extraño (John Goodman) o si, como él sostiene, la salvó de un terrible ataque químico que volvió al exterior inhabitable. La confusión se profundiza más aún a partir de la presencia de un vecino (JPhn Gallagher Jr.) que afirma haberse herido forzando la puerta del bunker para ingresar por propia voluntad. La fuerza psicológica de este filme sostiene en tensión constante al espectador, quien juzga a su captor y la situación planteada desde la mirada temerosa de la muchacha atrapada. Aunque el ataque extraterrestre de la película de 2008 es apenas una referencia que se aclara sobre el final, ese epílogo parece indicar que la familia en torno a Cloverfield se podría llegar a agrandar.
Este es otro producto de la factoría Bad Robot, propiedad del meister J.J. Abrams - el rey de la fruta congelada -. A la gente de Bad Robot les encanta hacerse los bananas, inventando giros argumentales que son mas cool que lógicos, estirando las historias con intrigas pasadas de cocción y, en general, copiando estilos de directores mucho mas talentosos y conocidos. Eso no quita que el éxito no les resulte esquivo ya que, por lo general, terminan siendo buenos demagogos y le dan al público lo que ellos quieren - vean sino la recepción que han tenido sus versiones de Star Trek y la reciente La Guerra de las Galaxias: El Despertar de la Fuerza -. Aquí se han despachado con una seudo secuela de Cloverfield, la cual no trae de regreso al monstruo de marras pero pinta un escenario apocalíptico bastante parecido (y posiblemente emparentado). Ello no quita que todo esto no resulte decepcionante a los fans del original, quienes compraron la lata pensando que se trataba de caviar y terminaron topándose con un relleno de pollo recalentado. En sus propios términos 10 Cloverfield Lane es una buena película. Hay que abandonar las expectativas producidas por el original - nada de monstruos gigantes, devastación urbana o cámaras en primera persona -. En realidad el 90% del filme funciona como un drama de cabina y se desempeña de manera sólida gracias a la calidad de las perfomances. John Goodman irradia candidez y simpatía... hasta que se calla y te queda mirando fijo, produciendo incómodos (y peligrosos) silencios. Lo de Goodman es magnífico como siempre - no sabés si el tipo es un granjero bruto, un paranoico simpático, una figura paternal severa, o un loco capaz de tomar las decisiones mas brutales en cuestión de segundos -, igual que lo de Mary Elizabeth Winstead - la cual había demostrado inteligencia y convicción en la precuela de The Thing y aquí reafirma sus aspiraciones de convertirse en una gran heroína del cine de terror -. Es un thriller sicológico plagado de sospechas, y en donde los disconformes pergueñan (como pueden) desesperados planes de escape para huir de las garras del desquiciado de turno. oferta software de sueldos El problema con todo esto es que la cosa es un chicle estirado durante 90 minutos en los cuales solo vemos a tres tipos encerrados deambulando por tres habitaciones. Hay muchos diálogos, algunas cosas traídas de los pelos - un conducto ultra estrecho que sólo puede entrar Winstead y que da justo a un cuarto plagado de comida (!) (en serio; ¿cómo pensaban sacar todas esas latas? ¿por el conducto de 30 cm que apenas pudo utilizar la muchacha?; ¿para qué diantres dejaron una segunda puerta en el bunker, la cual no da a ninguna de las habitaciones internas?) -, y las cosas recién se condimentan en los 15 minutos finales, en donde muestra su forzada relación genética con Cloverfield. No está mal, pero tampoco me parece la película mas emocionante del mundo. Es posible que la probable secuela sea mas excitante que este capítulo inicial. 10 Cloverfield Lane está ok, es un buen drama de encierro, pero tiene cierto tufo a engaño publicitario que no me gusta. Sirve para pasar el rato pero, honestamente, podía haber pensado algo mas excitante a la hora de idear algo relacionado con Cloverfield.
Un Thriller de ley. En 2008, cuando todavía el found footage se presentaba como voluntad formal para reflexionar sobre los medios digitales y más aún, sobre la digitalización, se estrenaba Cloverfield, uno de los mejores exponentes de la nueva etapa del género. Cloverfield estaba dirigida por Matt Reeves, un tipo cuya formación había sido casi exclusivamente televisiva. Ocho años después se estrena Avenida Cloverfield 10, secuela de aquella y opera prima de Dan Trachtenberg. El punto en común entre ambas obras, más allá del universo que comparten, es J.J Abrams. Quedan muy pocos productores de esos que cuidan su nombre como una marca, cuidando obsesivamente la calidad de sus productos y utilizan la producción para generar un sistema que refleje sus reflexiones y obsesiones recurrentes. Abrams es uno de ellos. Cada vez que se ve el logo de Bad Robot se asiste a una pieza que ocupa un lugar específico dentro del universo simbólico de Abrams y Avenida Cloverfield 10 es tal vez el rincón más pesimista y oscuro dentro de ese mega relato que viene construyendo en sus producciones y que corre en paralelo al que construye como director. El film se desarrolla principalmente dentro de un bunker comandado (digo bien, comandado) por Howard, un John Goodman tan grande corporal y dramáticamente que desborda la pantalla con cada gesto. En el mismo lugar están Michelle (Mary Elizabeth Winstead) quien fue llevada al lugar luego de sufrir un accidente automovilistico y Emmett (John Gallagher Jr.), constructor del refugio. El celular, objeto que se presentaba como última posibilidad de registro histórico en el film del 2008 es obsoleto y el afuera es una incógnita. Tal vez haya habido un ataque, tal vez no. Esa incertidumbre convierte el exterior en caos. Tres actores, un espacio reducido y un fuera de campo enorme que abarca al film del 2008, a Lovecraft (cuya Llamada de Cthulhu es mucho más que un libro en la biblioteca de Howard) y relaciones entre el presente y pasado de los personajes que no sería conveniente revelar. Es en films así, donde un gesto explica un pasado y un dialogo pone en juego las posibilidades futuras, no ya de los personajes sino de la humanidad misma, donde el cine se reconcilia con su pasado clásico. Avenida Cloverfield 10 construye un universo autónomo en donde las certezas no existen, juega como pocas con la cabeza del espectador arrastrandolo hacia lugares en donde la mayor parte del tiempo no le va a gustar estar. Esa, hoy en día, es una posición politicamente incorrecta. Todo en el mundo actual, nos invita a la comodidad, al fitness de cinco minutos diarios, al yoga por youtube, al trabajo desde casa, a la comida lista, a la reunión por Skype y al cine que reconforta con su previsibilidad. La publicidad del film, una de las más efectivas del último año, consistió en no avisar que la película se estaba filmando y presentar un sólo trailer antes de la proyección de 13 Horas de Michael Bay. Las redes sociales explotaron con tweets de espectadores que dejaron de ver el tanque de Bay para preguntarse sobre lo que acababan de ver. La incomodidad de lo inesperado, de lo no previsible. Esa estrategia esta intimamente relacionada al sentido del film. Avenida Cloverfield 10 es tal vez el rincón más pesimista y oscuro dentro de ese mega relato que Abrams viene construyendo en sus producciones. Avenida Cloverfield 10 porque busca hacer entender que el camino correcto a veces es el dificil. Se puede pensar que lo muestra de manera muy gráfica pero parece que es la unica forma de que se entienda (y quizás ni siquiera). Desde Fringe hasta 11/22/63 las producciones de Abrams vienen siendo bastante claras respecto al futuro y cuál es el rol humano al respecto. Pero el futuro es sólo la temática que mejor enmarca la verdadera obsesión de J.J. La pregunta sobre que es lo que hace humanos a los humanos. La opera prima de Dan Trachtenberg maneja el ritmo cinematográfico en su sentido más profundo, tiene una perfecta dosificación de la información y siempre se mantiene fiel a su propia estructura. Esto último hace que esta sea una obra chica, muy chica, que no es mejor simplemente porque no quiere, pero lo que cuenta y como lo cuenta no tiene fisura alguna. Avenida Cloverfield 10 es un incomodo juego de hipotesis que mantine la tradición del Thriller clásico, aquel que desde su propio origen etimologico (to thrill) tiene como objeto el estremecimiento profundo.
Por un tráiler que apareció de la nada, Avenida Cloverfield 10 capto atención mundial de la noche a la mañana. El nivel de tensión que mostraba en esos pocos minutos de avance, un gran reparto y la mente de J. J. Abrams - encargado de cumplir los sueños de legiones de nerds con su “pequeña compañía” Bad Robot Productions –, aseguraban el Sleeper hit (éxito inesperado) del año. Pero más allá de estas razones había una palabra del proyecto que resonaba fuerte, y esa palabra era: Cloverfield. Ahora ¿Tendremos respuestas sobre los hechos que presenciamos en el año 2008?: la respuesta es muy fácil: ¡a seguir esperando! Avenida Cloverfield 10 es una historia nueva, sumamente claustrofóbica, sobre 3 personas que tratan de sobrevivir en un bunker a causa de un ataque químico. Este escenario está liderado por el Doomsday Prepper Howard –Interpretado por John Goodman - que con gran corazón y amabilidad – o al menos eso dice el - brinda su refugio a Michelle y Emmett, dos extraños en apuros. Howard es una fuerza de la naturaleza y no se hace esperar mucho para desatar la furia sobre lo que lo rodea. Es la versión masculina de Annie Wilkes (con cerdos incluidos) y con cada segundo que se escucha la respiración del personaje, o las acciones que realiza da a lugar a la verdadera pregunta de la película ¿Cuánto tiempo uno puede soportar la compañía de Howard? Sin dudas es el punto fuerte de la película y Goodman, a pesar de los años, sigue siendo uno de los actores más versátiles de todos los tiempos. Si hay una verdadera razón para recomendar esta película es por él. Ahora bien, Avenida Cloverfield 10 genera incertidumbre y tiene momentos efectivos en su desarrollo, pero al llegar a una resolución que realmente puede hacer impactar al espectador opta por incluir elementos de sci-fi en sus últimos 10 minutos que ocurren demasiado tarde para causar algún efecto positivo; principalmente porque quedan opacados por hechos previos - hacía mucho no experimentaba una reacción tan negativa en una sala de cine por este tipo de cosas- tal vez los guionistas utilizaron estos recursos para honrar al nombre de la película, pero el resultado deja bastante que desear y, sumando el cliché de “últimos momentos de asombro”, es ahí cuando uno realmente dice “¿con qué necesidad?”. Avenida Cloverfield 10, busca y encuentra, pero no logra mantenerse a flote – como si fuera casualidad - en sus últimos 10 minutos. Una lástima.
De la mano del debutante director de largometrajes Dan Trachtenberg nos llega "Avenida Cloverfield 10", una producción de suspenso que busca a lo largo de la misma mantener la incertidumbre en el público sobre lo que está sucediendo en un film donde todo transcurre en base a tres protagonistas y el 99% de la duración en un mismo ambiente. Un objetivo difícil para el joven Dan, que deberá mantener la atención del espectador en un ambiente seriamente complejo donde cualquier sospecha puede arruinar la experiencia final. ¿Lo logra? Qué pasaría si luego de un accidente automovilístico te despertas en una habitación de un lugar que desconoces, amarrado/a de una pierna a la pared, y que quienes te tienen ahí te informan que el mundo se acabó a causa de un ataque químico generalizado que contamino todo el aire. Una situación un tanto compleja que le toca vivir a Michelle (Mary Elizabeth Winstead) en esta producción, que como dijimos, apunta a mantener la intriga sobre lo que está sucediendo, tanto en el interior como en el exterior, jugando además constantemente con la incertidumbre de quien es realmente un amigo o enemigo, conociendo con el pasar de los minutos las distintas facetas de los protagonistas, logrando relaciones muy cambiantes entre los mismos. En este último punto hay que destacar a John Goodman que hace un papel excepcional, diría el mejor en su carrera, con un protagonista multifacético y hasta podría decirse psicótico que juega con el público ante la confianza y la desconfianza asiduamente, manteniéndonos en vilo sobre su verdadera personalidad hasta casi el final de la película. Continuando nos encontramos con Mary Elizabeth Winstead que lamentablemente, y justo con el papel protagónico, no logra transmitir al público o por lo menos para quien escribe, ese sentimiento que tendríamos cada uno de nosotros en las distintas situaciones que atraviesa, desperdiciando en varias oportunidades el ambiente inhóspito que se busca lograr, pareciendo en ocasiones altamente inexpresiva en escenas tan fuertes que deberían superar el límite de la racionalidad. Por último nos encontramos con Emmett (John Gallagher Jr.), un protagonista que no termina de ser clara su preponderancia más allá de la participación en un par de escenas vitales, tal que por momentos pareciera ser totalmente descartable para la trama principal de la película. Continuando con la trama, hay que decir que tiene poco y nada que ver con la película "Cloverfield" estrenada en 2008, un dato más que importante ya que puede llevarnos a sacar conclusiones equívocas y premeditadas sobre lo que sucede. Dejando de lado esto y tras una lenta introducción con escenas por momentos inexplicablemente extensas el film logra mantener ese misterio buscando, con varias escenas donde parece que todo se va a resolver y no termina sucediendo, animar al público a seguir prendido de la trama aun con un clima de suspenso que no logra su objetivo durante gran parte de la producción, remontando casi al final pero sin poder salvarlo. Quizás por la inexpresividad de la actriz principal o la falta de una banda sonora instrumental que acompañe a las escenas, la realidad es que no nos deja al filo del asiento por lo que debemos conformarnos con la adrenalina que nos genera la incertidumbre tanto de los protagonistas como del ambiente que los rodea, que se cuida minuciosamente a tal modo que algunas cosas que surgen no terminan de ser claras o revelarse completamente, como, sin entrar en spoilers, el tema de la familia de Howard. Técnicamente no hay mucho para objetar u opinar, la película comienza con una gran banda sonora que con el transcurso de la producción se va dejando de lado, y escenográficamente casi en su totalidad la producción transcurre en un ambiente pequeño y cuando no, en una zona rural por lo que no hay mucho para destacar. El guion es aceptable, lo esperado teniendo a Josh Campbell aportando al mismo. Así como su campaña publicitaria, "Avenida Cloverfield 10" es rara. Pueden verla como una buena película de misterio que lejos esta del suspenso en la que se encuentra catalogada, claramente potencia por un nivel de actuación soberbio de John Goodman y una trama bien cuidada. Un dato que no puedo pasar por alto, el desenlace del final es vergonzoso.
Abrams con sorpresita "10 Cloverfield Lane" es una película sorpresa del famoso productor J.J. Abrams ("Super 8", "Star Wars: The Force Awakens") y el director debutante Dan Trachtenberg. Se presentó con cierto misterio como una especie de secuela o historia paralela al film "Cloverfield" estrenado en 2008, ya que no sólo comparten parte del título sino que además se sitúan en un mundo invadido por monstruos/aliens. Pareciera que este nuevo relato tuvo lugar en el mismo momento de la película de 2008 pero en las afueras de la ciudad, aunque la forma de abordar la temática es muy distinta entre una propuesta y la otra. En esta oportunidad la trama central se enfoca en tres desconocidos que se ven encerrados en un sótano preparado por uno de ellos para casos de invasión o fin de la civilización. Afuera está sucediendo lo peor. Las personas mueren en manos de bestias/aliens que además han contaminado el aire. Adentro del sótano las cosas no están mucho mejor. El dueño del búnker es el aparentemente bonachón Howard (magnífico John Goodman), un tipo de unos sesenta años con problemas psicológicos que lo hacen alternar entre una personalidad patriarcal y protectora con una personalidad psicópata y maligna. Le acompañan a la fuerza la joven Michelle (Mary Elizabeth Winstead) y Emmett (John Gallagher Jr.), un vecino de Howard. Lo mejor de la trama tiene que ver con el juego psicológico que ponen en práctica los protagonistas, desconfiando uno del otro y tratando de conocer cuál es la historia de cada uno. Afuera del búnker está la muerte esperándolos, pero dentro del mismo también puede correr con la misma suerte. Este planteo junto a los movimientos casi de ajedrez que van haciendo Howard, Michelle y Emmett son los que le dan suspenso a la propuesta, aunque creo que por momentos el desarrollo toma sendas demasiado minimalistas que se tornan un poco aburridas. Sobre el último, cuando todo se define, aparecen finalmente en escena los aliens pero lo hacen de una manera rara, poco llamativa y que por supuesto deja la puerta abierta a más entregas en esta línea. Un film entretenido, con algunos ingredientes de gran thriller psicológico que al final de cuentas se termina quedando un poco en el camino para mi gusto. Habrá muchos espectadores a los que les gustará y otros no tanto, pero no creo que muchos salgan fascinados.
Hace poco menos de tres meses aparecía de la nada el trailer de 10 Cloverfield Lane, sorprendiendo con un film que prácticamente nadie sabía de su existencia y que se filmó en total secretismo. Algo inimaginable en la era de la comunicación y, sobre todo, de los spoilers. Desde la palabra Cloverfield en su título, se anunciaba como una posible secuela del film de 2008 dirigido por Matt Reeves y producido por J.J. Abrams. El mismo también manejó un aura de misterio en cuanto a su trama, convirtiéndolo en viral, con pistas y teorías por doquier en la internet para vislumbrar de que se trataba, tanto antes como después de haber sido visto. Ya sin tantas pistas ni el enloquecedor marketing viral, la irrupción de esta entrega guardada en secreto bajo diez llaves desconcertaba y atraía por igual. Ese efecto, por suerte, se traslada al producto final sin necesidad de estar muy atado al ataque monstruoso de la primera parte. Esta segunda entrega, ópera primera de Dan Trachtenberg, tiene sus mínimas conexiones con la primera, creando su propio microuniverso dentro de una misma saga. El film de Trachtenberg funciona como precuela, secuela y a la vez como una historia totalmente independiente de cualquier otra producción (incluso es una adaptación de un guión original llamado The Cellar que luego devino en esta suerte de enlace con otro film). El director nos posiciona en la piel de Michelle (Mary Elizabeth Winstead), al igual que ella, al despertar de un accidente automovilístico, desconocemos el lugar en el que estamos, con quién estamos y qué ocurrió con el mundo que conocíamos. El film transcurre en gran parte dentro del refugio creado por Howard (John Goodman), y a medida que Michelle se va familiarizando con el lugar y conociendo a su dueño, también lo hacemos nosotros. Cualquier información brindada o conclusión sacada se produce dependiendo de las decisiones tomadas por Michelle, otorgándole a la historia una narrativa de primera persona que tan bien funciona en la literatura (y en los libros de elige tu propia aventura). Nunca se sabrá más allá de lo que la protagonista llegue a conocer junto a nosotros. Es en ese entorno claustrofóbico, al que este año ya estuvimos acostumbrados con la reciente Room (Lenny Abrahamson, 2015), que la trama se desarrolla con extrema tensión a raíz, no de un mosntruo alienígena, sino del personaje de Goodman. Los arranques de ira, los signos de furia reprimida y la exacerbación con la que se maneja Howard logra aterrar más que la incertidumbre acerca de qué hay fuera del refugio, también manejada de excelente manera. Y es su presencia, más la de sus dos acompañantes Michelle y Emmett (John Gallagher Jr), lo poco que necesita el director para sostener por completo a la historia. Entonces, estamos ante un mundo hostil el cual reconocemos como nuestro pero con el desconocimiento de qué ocurrió con él y también ante un nuevo monstruo, uno concebido como humano, que es tan desconcertante como cualquier otra criatura terrorífica creada por la imaginación del hombre. Howard puede pasar de cocinar una buena cena, bailar al son de Tell Him de The Exciters y de mirar Pretty in Pink (Howard Deutch, 1986) a lanzar una mesa, tomar con furia a alguien del cabello o acorralar a sus huéspedes con un cuchillo afilado. La sorpresa y lo imprevisto irrumpe constantemente en la historia así como lo hacía meses atrás el trailer del film. No habrá un monstruo comiéndose la gente que lo rodea, pero el personaje de John Goodman, totalmente enloquecido, termina comiéndose la película. 10 Cloverfield Lane logra ser una grata sorpresa que termina dando al espectador mucho más que en lo que en apariencia parecía ofrecer. Quizás quienes vayan con la creencia de que van a estar ante una continuación directa del film previo pueden terminar saliendo algo decepcionados con una historia que apela más a los personajes y al suspenso que se acrecienta en un ambiente seguro pero hostil. De todas formas, incluso para ellos habrá guiños a la Cloverfield original y a otras huellas que suelen ser dejadas en las producciones de J.J. Abrams. Así y todo, quien les escribe fue al cine con ganas de sorprenderse y a descubrir con qué monstruo habría de encontrarme. Terminé hallando más de uno, el monstruo enajenado que interpreta John Goodman y el otro totalmente colosal que termina siendo este sorpresivo film.