Un bodrio arácnido El aparato hollywoodense desde siempre generó obras en serie que obedecieron a criterios uniformizadores tendientes a la liviandad bobalicona lava cerebros en clave yanqui, léase carente de toda ideología contestataria y vinculada a un conservadurismo chauvinista y militarizado de lo más patético, sin embargo lo que realmente termina cansando de los productos cinematográficos de Marvel no es tanto su carácter intercambiable a raíz de un mimetismo llevado al extremo del absurdo, sino la total pereza creativa de eslabón en eslabón, su sustrato ridículamente pueril, los chistecitos para oligofrénicos que meten cada cinco segundos y el notable descenso en el acabado formal de la saga de los superhuecos, percibido tanto a nivel de la falta de ideas en materia de los relatos en sí como en lo que atañe a los mismos CGIs, los que deberían sostener el film, cada día más y más mediocres. De hecho el nivel cualitativo es tristísimo, sigue en estado terminal aunque como la taquilla continúa respaldando a este cine chatarra las ruedas no dejan de girar. El último “coso” de esta ristra de mamotretos sin fin, Spider-Man: Lejos de Casa (Spider-Man: Far from Home, 2019), tranquilamente puede ser empardado con cualquiera de las secuelas de Locademia de Policía (Police Academy), las cuales por lo menos de vez en cuando metían algún chiste verde o algún latiguillo mínimamente para adultos. Basta con pensar que estamos ante la octava película de El Hombre Araña en poco más de tres lustros, una saturación que nos permite recordar las tres flojas obras de Sam Raimi, el díptico mucho más interesante de Marc Webb, la paupérrima entrega del 2017 y la animada Spider-Man: Un Nuevo Universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018), definitivamente mejor que el presente trabajo. Aquí tenemos todos los indicios de que el equipo detrás de cámaras ya no sabe qué hacer con el personaje de Stan Lee y Steve Ditko: ahora el protagonista, Peter Parker/ Spider-Man (Tom Holland), viaja en una excursión turística a Europa organizada por su colegio (el cambio de coyuntura narrativa señala el enorme cansancio con respecto a la Nueva York de siempre), aparece un personaje que se asoma como “enigmático” pero rápidamente se deduce que es el nuevo contrincante, hoy un farsante (el Quentin Beck/ Mysterio de Jake Gyllenhaal está bastante mal explotado y no se ubica para nada a la altura de lo que puede ofrecer el intérprete) y hasta los insoportables devaneos románticos caen en saco roto (esa M.J. de Zendaya Coleman, el interés amoroso de turno con look negro/ latino, es otro estereotipo con patas seleccionada por raza según corrección política, a la que por supuesto se suman en el elenco hindúes, asiáticos, árabes y hasta algún que otro negro más oscuro). La torpeza y la desgana de la franquicia comandada por el productor Kevin Feige -nos referimos a todos estos bodrios de superhéroes- no sólo despersonalizan a cada uno de los protagonistas a fuerza de guiones idénticos, sino que los mismos productos se autosabotean mediante desarrollos tan repetitivos y maniqueos que lo que podría ser seres humanos en trajes de látex y armaduras se transforma en caricaturas que no generan gracia ni empatía, y lo que podría ser villanos conflictuados/ amenazantes/ crueles se convierte en excusas retóricas que jamás convencen porque carecen de brío. El director Jon Watts, otrora alguien talentoso como lo demostrase en aquellas dos dignas clase B, El Payaso del Mal (Clown, 2014) y Cop Car (2015), mutó en otro esclavo de la maquinaría más boba del mainstream reciente, todo al servicio de un entretenimiento que brilla por su ausencia y que se difumina al ritmo de explosiones en una Europa banal modelo Hollywood, lista para ser demolida…
Divertidísima y energética, Marvel vuelve con Peter Parker y sus amigos en un viaje por Europa y junto a Siniestro, combatirán criaturas elementales. Peter Parker (Tom Holland) quiere distraerse luego de lo sucedido en “Avengers: End game” y aprovechará el viaje por Europa para declararle su amor a Michelle Jones “MJ” (Zendaya). En Venecia nuestro amigo arácnido presenciará un ataque de uno de los cuatro Elementales y para defender la ciudad aparecerá Mysterio (Jake Gyllenhaal), un experto en los elementales que fue reclutado por Nick Fury (Samuel L. Jackson). Entre los personajes que veremos tenemos a Ned (Jacob Batalon) , su mejor amigo quien lo ayudara a pasar desapercibido entre sus compañeros y sus profesores para ayudar en los desastres que ocasionan esas criaturas. La Tía May (Marisa Tomei) junto a Happy Hogan (Jon Favreau) quien fue el jefe de seguridad de la industria Stark. El film tendrá varios escenarios por varias países de Europa como Italia, Londres, Alemania y República Checa. Far From Home es de las mejores películas de universo Marvel, con bastantes referencias a otros super héroes y al lore en general, Spaidy sigue haciéndonos reír con sus legendarias ocurrencias en situaciones peligrosas y su aire más juvenil que sus anteriores versiones. Recomendada para fanáticos y no fanáticos: no solo solo tiene referencias a otras películas y personajes del universo, también puede ser vista por aquellos ajenos al mundo de super héroes y pasar un grandioso momento, la franquicia SpiderMan termino siendo no solo el personaje mas pulido si no también de los mas queridos de todas las edades. Bonus track: Les recomiendo quedarse hasta el final ya que este film tiene dos escenas post creditos que serán significativas para la historia del mundo Marvel y ademas nos traera muchas dudas y conjeturas, una de ellas es que quizás el mundo cinematográfico que estamos viendo no es la Tierra-616 sino que la Tierra-199999. Puntuación: 10
Spider-Man: Far From Home se las ingenia para mantener el estilo presentado en Homecoming y no cansa, de hecho ayuda a darle el tono de superheroe adolescente con su lugar propio en el MCU. Tal vez ahora que no hay Tony Stark de por medio es cuando el arácnido debe pensar quien es, que quiere hacer de su vida y si será o no el sucesor de Iron Man. Se nos presenta rápidamente a Quentin Beck a.k.a Misterio, con una gran actuación de Jake Gyllenhaal, quien le da una buena impronta al personaje, y como nota personal, la forma en la que se lo “presenta” al personaje así como todas las ilusiones / batallas me pareció de lo mas acertado. Algo que todos sabemos y algunos aceptan y otro nos, es que en el mundo del cine se cambia para bien o mal ciertos enfoques en los personajes y ciertamente el de Misterio es uno muy bien logrado, entrar en detalles sería dar mas información y siempre trato de no contar nada de la historia, pero si les puedo decir que la unión de Spider-Man con Quentin Beck es solo el principio de algo mucho mas grande que descubrirán cuando la vean. Marisa Tomei vuelve como Tia May y ayuda en la película como parte del alivio cómico y ayuda a la comunidad a ajustarse luego de volver a la “vida”. En lo referente a la historia sigue manteniendo su toque fresco y juvenil presentado en Homecoming lo cual ayuda a darle la personalidad a esta encarnación de Spider-Man en el MCU la cual dista de lo que vimos de Sam Reimi y Marc Webb. La película se las ingenia para esclarecer rápida y chistosamete algunas de las dudas que dejó el chasquido, principalmente con el hecho de que el mundo tenga que rearmarse con el regreso de los que se convirtieron en polvo, los lugares donde vivían, trabajos, etc. Otro punto bien logrado son los deseos de Peter Parker (en este caso sus sentimientos para con M.J) y las responsabilidades de Spider-Man y como colisionan una con la otra, cosa que no le sucede a ningún otro superheroe del MCU. El reclamo que se le pueda hacer a la historia es justamente ser un poco repetitiva, pero principalmente predecible al presentarse nos ciertos elementos fundamentales que indefectiblemente terminaran en la lucha “a todo trapo” de cada película de Marvel Studios, uno ya sabe con que se va encontrar. El CGI de la película me gustó y mucho, incluso cuando uno podría decir que es deficiente o malo en ciertos momentos, los villanos llamados “elementales” por así decirlo, uno creería que esta realizado a propósito y eso esta bien, los trajes de Spider-Man siguen rockeando con la tecnología de Stark. En lo referente a las escenas de acción solo puedo decir que es un placer ver al arácnido realizar las acrobacias que hace, parte reales y claramente otras generadas, tal vez la batalla final del trepamuros sea una de las mejores logradas, claramente Endgame sigue estando en el numero 1 en lo que refiere a batalla final. Los fans de los cómics de Marvel sabrán descubrir los easter eggs incluidos en la película, yo descubrí 4, si descubren mas cuenten Spider-Man: Far From Home es un gran epílogo, todo comenzó con Iron Man y Endgame fue el final formal, pero esta nueva historia del arácnido se las ingenia para afrontar las consecuencias y darle un cierre a la fase 3. Como ya nos tiene acostumbrados Marvel, la película cuenta con 2 escenas post-credito, una relacionada con la historia en si que deja la vara alta para el futuro de nuestro arácnido y otra que a mi entender marca el rumbo de hacia donde ira el MCU en el futuro y debo decir que es emocionante.
¿A dónde vamos ahora que se han ido? Spider-Man: Far From Home llega a los cines mañana y funciona como un excelente epílogo para las tres primeras fases del Marvel Cinematic Universe.
Una nueva película de “nuestro vecino y amigo hombre araña” aparece cargada de comedia y drama adolescente con el fin de alivianar la tensión que nos dejó su inmediata anterior. Para muchos “Avengers: Endgame” significó el fin de una era, dándonos un efecto de cierre. Sin embargo, ese sentimiento, tan solo dos meses después, será interrumpido con un film que llega para contestar, en parte, la mayor incógnita que nos dejó su predecesora: ¿y ahora qué? Después de los sucesos de “Endgame” y de la muerte de su amigo y mentor Tony Stark, Peter decide dejar sus superpoderes durante algunas semanas para ir a un viaje de estudios con sus amigos y maestros por Europa. No obstante, ante la aparición de unas criaturas elementales que causan caos alrededor del mundo, Peter Parker se verá obligado a ponerse el traje nuevamente y unir fuerzas con un misterioso aliado para frenar esta amenaza, a la vez que intenta disfrutar de sus vacaciones ocultando su identidad secreta de quienes lo rodean. Después de “Spider-Man: De Regreso a Casa” (2017), Jon Watts redobla la apuesta en este nuevo film, repitiendo su muy efectiva fórmula anterior, al fusionar la idea de una película adolescente llena de amores y encantos con increíbles escenas de acción, diferenciándose de las anteriores adaptaciones del arácnido. Dichas secuencias de acción, aunque basadas casi en su totalidad en el CGI (efectos por computadora) como es costumbre, se logran disfrutar sin problemas por la naturalidad con la que se interactúa con el escenario y la musicalización, atrapándote con los enfrentamientos, las persecuciones y el paisaje europeo. Los gags de esta entrega del MCU se destacan por sobre las anteriores en cantidad y efectividad al darle períodos de protagonismo hasta a los actores menos destacados con algún que otro chiste haciendo que la gravedad de algunas situaciones quede opacada por dichos chascos. Esto se concibe como un acto intencional al darnos a entender que el largometraje trabaja constantemente con una idea de dualidad presentada en cada personaje. En el caso de nuestro protagonista, la duplicidad se muestra al no poder armonizar su vida adolescente con su trabajo de héroe teniendo que elegir entre una u otra continuamente reflejándose en pantalla como una constante lucha interna. Esta mezcla de emociones que lo llevan de la diversión a la responsabilidad y de las bufonadas al llanto hizo que Tom Holland sobresalga impecablemente más allá de algunos chistes forzados a los que nos tiene acostumbrados Marvel Studios. A parte de él, el debut de Jake Gyllenhaal (“Primicia Mortal”, 2014) en el MCU como el intrigante “Mysterio” nos demuestra una vez más la versatilidad de este actor al encarnar personajes, haciendo de su performance una obra de arte. Además de la dupla protagonista y de las ya conocidas caras en pantalla de Samuel L. Jackson, Jacob Batalon, Marisa Tomei, Jon Favreau y la retornada Cobie Smulders como la agente Maria Hill, cabe resaltar el desempeño de Zendaya (“El Gran Showman”, 2017) quien, a diferencia de su anterior aparición, dio un paso al frente esta vez y tuvo la oportunidad de mostrarnos una “M.J.” superior e impactante. Todo esto se vio resaltado gracias al guion a cargo de Chris McKenna y Erik Sommers que, aunque sólido y eficaz, se muestra inverosímil en algunos casos, especialmente a la hora de informarnos los acontecimientos, haciendo que los protagonistas tengan que monologar extensamente la explicación de los sucesos para comprender la totalidad de la situación. Para sintetizar, “Spider-Man: Lejos de Casa” es el broche de oro perfecto que cierra la denominada “Fase Tres” de la franquicia, dando paso inmediatamente a una etapa nueva con un futuro incierto, que poco se puede deducir por las dos escenas post-créditos que nos muestra pero que igualmente, deja felices a los fans y siempre con ganas de mucho más.
El personaje más icónico de Marvel está de vuelta con su séptima adaptación cinematográfica (más una animada) y segunda dentro del MCU luego de que Sony y Marvel Studios se pusieron de acuerdo para incorporar al arácnido en el universo cinematográfico más importante de los superhéroes. En esta ocasión, Peter Parker (Tomh Holland) y sus compañeros deciden dejar atrás el "snapeo" y tomarse unas merecidas vacaciones en Europa. En medio de este viaje, Peter tiene decidido declararle su amor a MJ (Zendaya), pero, sin embargo, nada en la vida es fácil para el sorprendente Spider-Man y en medio de sus vacaciones lejos de casa deberá demostrar que puede ser el heredero de Iron Man al ser convocado ni más ni menos que por Nick Fury (Samuel L Jackson) para detener la amenaza de Los Elementales, unas criaturas que responden a cada uno de los elementos y prometen destruir la tierra. Claro, Spidey contará con la ayuda de Quentin Beck (Jake Gyllenhaal) un "misterioso" héroe que, al parecer, tiene todo para ser el verdadero remplazo de Tony Stark. En si, esta película es bastante entretenida y con el mismo humor que su antecesora Homecoming (2017) ya que repite a Jon Watts en la silla de director. Sin embargo, en cuanto al guión, y sin ser una mala película, está unos pasos por detrás que la anterior. Esto posiblemente piensen los que queremos ver un Spidey un poco más fiel a los cómics, el amigable vecino Spider-Man, y no a un Iron Man Jr con toda la tecnología Stark a su alcance. Nuevamente vemos a un Peter completamente influenciado por las acciones de Tony, aún después de muerto y quizás era momento de independizarlo un poco. Recordemos que en la primera película hasta El Buitre, el villano, estaba vinculado con Tony Stark al haber sido desplazado de su trabajo de recolectar escombros post batallas de Los Vengadores. Por otro lado, el plot twist se ve venir casi desde el principio de la película y no hace falta ser un arduo lector de cómic para darse cuenta de varias intenciones de los personajes, ya que nada es lo que parece. Sin embargo, las verdaderas sorpresas de esta película, de esas que si que nadie se lo esperaba, se encuentran en sus escenas post-créditos. Con Lejos de casa se cierra la fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel, con lo que es una pastillita, entretenida pero pastillita en fin, para saborear luego de el verdadero plato fuerte que fue Endgame. Ahora quedará por ver que le depara al Hombre Araña, un personaje que aún le queda mucho camino por recorrer, siempre y cuando logre hacerse de ese camino por sí mismo por que ¿quién no quiere seguir viéndolo en la pantalla grande? (A no ser que sea la tercera de Sam Raimi o las dos de Marc Webb)
Peter Parker llega justo a tiempo para llenar el vació que nos dejó "Avengers Endgame", una misión más que complicada para el Vengador más joven. "Spider-Man: Lejos de Casa" lleva a nuestro amigable vecino superhéroe a un viaje de estudio por Europa junto a Ned, MJ y sus compañeros de clase. Sin embargo, el plan de Peter para dejar atrás sus preocupaciones y tomarlo como unas "vacaciones" se desecha rápidamente cuando acepta por cansancio ayudar a Nick Fury a descubrir el misterio detrás de los ataques perpetrados por temibles criaturas elementales en el viejo continente. Peter no sabe cómo curar el dolor ni cómo afrontar el futuro y todas las miradas apuntan a él como el sucesor de Tony. Mientras tanto el mundo trata de corregir lo que se ha denominado como “El Blip”; la diferencia de 5 años que existe entre los desvanecidos tras aquel chasquido de Thanos y los que permanecieron en la Tierra. El peso que carga Parker tras estos sucesos es proporcional al de la película, acechada por la sombra de "Endgame". Tal es la presión que los primeros minutos los sentimos eternos y sin ritmo. Una vez superado eso solo nos queda disfrutar de esta esperada entrega. Un gran acierto de la cinta es el tono ligero por el que optó su director, Jon Watts, quien nos sumerge en una comedia romántica adolescente llena de "Gags" acompañada por un interesante desarrollo de los personajes. Tom Holland se luce en un papel que ya hizo suyo y con el que es muy difícil no identificarse a esta altura. La tía May, Happy, Ned y la encantara MJ (Zendaya) suman minutos y consiguen generar una química admirable que no para de crecer con el actor británico. Jake Gyllenhaal, como nos tiene acostumbrados, encontró el punto justo en la composición de "Mysterio" y nos regala una cuidada interpretación llena de carisma e intriga encajando perfecto en el MCU. La elección de las locaciones nos recuerda a franquicias como "Misión Imposible" o "James Bond" lo que le suma un atractivo extra al film. "Spider-Man: Lejos de Casa" entretiene, es dinámica, pasa rápido y cierra la Fase 3 de Universo cinematográfico de Marvel llenándonos de intriga sobre lo que depara el futuro. Si bien hay momentos predecibles, creo que la culpa recae en el exceso de información que rodea a este tipo de películas y no en el guión. Atención: queda prohibido despegarse de la butaca antes que se enciendan las luces ya que las dos escenas post créditos son alucinantes. Por Matías Villanueva
Encontrándose en Europa. Sabiendo que aún el público estaría conmocionado por la gravedad de Avengers: Endgame, a apenas dos meses del enorme film-evento que concluía la fase 3 del Universo Marvel, astutamente la factoría ha optado por una propuesta más liviana para continuar con ciertas líneas abiertas en el mastodonte trágico. Y es que en Spider-Man: Lejos de casa confluyen las dramáticas consecuencias de los acontecimientos de Avengers: Endgame en el rol de Spider-man con el espíritu lúdico y despreocupado que se forjó en la anterior Spider-Man: De regreso a casa (2017). Tras convertirse y asimilar su deber como superhéroe, la trifulca emocional de Peter Parker prosigue al intentar encontrar una figura con la que llenar la ausencia de su mentor, cuestionándose su papel en relación a otros salvadores y poniendo a prueba su (in)madurez. Un desconcierto propio de la adolescencia replicado en el mundo de los justicieros que solo supone una parte de las otras diatribas emocionales del hombre araña, emparentadas en las dinámicas de la comedia teen que ya fueron presentadas en la primera entrega protagonizada por Tom Holland. La fórmula de Spider-man: De regreso a casa podría haber caído en el agotamiento, pero el hecho de sacar a los personajes de su espacio natural (el instituto) para meterlos en una road-movie ayuda a mantener la savia nueva de su precedente, exponiéndolos a otras situaciones, más eficaces que originales argumentalmente. La relectura de la comedia adolescente continúa funcionando gracias a su confianza en los clichés del género para amoldarlos a las necesidades de su carismático protagonista, así como a los puntos de ironía que consiguen en algún inspirado momento subvertir y reactualizar al siglo XXI los patrones clásicos. Al igual que también adopta como amenazas los temores digitales de nuestro presente, jugando con la ilusión de realidad que produce una imagen, sumiendo a Spider-Man en la confusión perceptiva, en una desorientación equiparable a la de su estado emocional. En el reverso maligno, Jake Gyllenhaal plantea facetas despóticas y turbias del mitificado Tony Stark que ligan con un bienintencionado discurso atemporal acerca del canibalismo laboral, pero al que le falta un mayor calado para que pueda trascender de verdad y no funcionar como mero detonante de la venganza. Eso repercute también en el personaje de Gyllenhaal, no acabando de explotar su potencial y relegándolo a un rutinario adversario más. Olvidando, lamentablemente, el ingenio visual y narrativo de Spider-Man: Un nuevo universo (Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman, 2018) –claramente, la mejor película del hombre araña en más de una década-, Spider-Man: Lejos de casa vuelve a disponer de todos los aciertos de De regreso a casa y los reubica para no caer en el desgaste, conservando su sentido de la diversión, la relevancia en la construcción del personaje dentro del Universo Marvel y la gracia de un irreprochable Tom Holland. No hay nada como salir a tomar el aire.
[REVIEW] Spider-Man: Lejos de Casa. Y ahora sí, se terminó la Fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel y nuestro epílogo llegó en forma arácnida. Luego de los eventos acaecidos en Avengers: Endgame (2019) el mundo debe sobrevivir de nuevo al «Blip» de Thanos, pero también a la muerte de su más grande héroe: Iron Man. El duelo es llevado por su discípulo, Peter Parker (Tom Holland) más como una carga ya que la opinión pública lo posiciona como el nuevo hombre de hierro. Para escapar de todo este asedio, oportunamente Peter y sus amigos tendrán una excursión/viaje de estudios a Europa. Mientras Peter trata de despejar la mente y declarar su amor a MJ (Zendaya), una nueva amenaza emerge en forma de monstruos elementales, pero también un nuevo «héroe»: Mysterio (Jake Gyllenhaal), un soldado de otra dimensión que sabe como lidiar con estas amenazas y que precisará la ayuda de Spidey (el cual fue «secuestrado» por Nick Fury-Samuel L. Jackson) Pero nada es lo que parece en esta nueva historia del Trepamuros. Bien saben que odié la primera película de Spidey en el MCU, Spider-Man: Homecoming (2017), ya que no había visto al héroe que leí en los cómics pero ni por asomo. Esta segunda entrega, más allá de que tiene los mismos condimentos adolescentes de la primera, me pareció más dinámica, mejor estructurada y con un antagonista a la medida, quizás el mejor del MCU luego de Thanos, y muy fiel a la personalidad de los cómics. Me sigue molestando que Jon Watts recurra al gag fácil, que tome a Tony Stark como parte del problema para elaborar a todos los villanos y la ausencia del Tío Ben como la tragedia que marca la personalidad de nuestro amigable vecino (tanto que salió a aclarar que las iniciales de la maleta que lleva Peter es porque «carga con el peso de la muerte de su tío»). Otra cosa que ya es bastante tediosa es que no solamente los personajes quieren que Spider-Man sea el nuevo Iron Man, sino que el film te lo enrostra una y otra vez. Basta solamente ver cuando Peter crea su traje con tecnología Stark al ritmo de AC/DC. Aunque no son todas pálidas en esta película y, si todo héroe lo define su villano, aquí la metáfora es literal: el Mysterio de Jake Gyllenhaal (SÍ, «MYSTERIO» ES EL VILLANO. SI NO SABEN DE SPIDER-MAN, ENTONCES NO VEAN PELÍCULAS DE SPIDER-MAN) es de lo mejor que ha tenido el MCU: carismático, psicótico, amenazante. Un papel a la medida de este gran actor. Y las mejores escenas son las de los enfrentamientos entre Spidey y Mysterio, qué decir. Luego de ver Spider-Man: Lejos de Casa creo que al personaje se lo está encaminando de buena manera. No es lo que los que conocemos al trepamuros estamos acostumbrados, pero es significativamente una secuela que avanzó en calidad, y tengo que admitirlo. A quedarse a las dos escenas post-créditos porque, la primera tiene injerencia directa en la trama con una SORPRESA QUE LES VA A VOLAR LA CABEZA. Y la segunda, digamos que puede llegara a abrir una puerta a todo lo que viene en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Los fanáticos de Marvel pueden sentirse contentos, después del tremendo suceso de “Avengers: EndGame”, Sony y Marvel Studios traen por octava vez a Peter Parker/Spiderman (Tom Holland) en una aventura cargada de acción, romance, aventura, humor y efectos visuales que se superan film tras film y con CGI nítido. Luego de la partida de Tony Stark/Iron Man, Peter decide irse dos semanas a Europa con algunos amigos de su Colegio, y entre ellos está la chica que le gusta MJ (Zendaya) y su mejor amigo Ned (Jacob Batalon). Cuando nuestro joven héroe pensaba en un descanso, (ni siquiera había llevado el traje, pero su tía May (Marisa Tomei) se lo puso en la valija) Nick Fury (Samuel L. Jackson) se contacta con él ya que en Venecia ocurre un ataque de parte de uno de los cuatro Elementales. Para la lucha Fury busca a Quentin Beck/Mysterio (Jake Gyllenhaal) pero también necesita a Spider Man así que...chau vacaciones. El epicentro del film es su lucha interna entre ser el joven que quiere declararle su amor a MJ o definitivamente ser el héroe siempre listo para salvar al mundo, y lo mejor de todo es que Stark quiso que él fuera su sucesor, así que Parker tiene, a sus 16 años, (23 en la realidad) mucho en qué pensar. También es muy interesante la relación que establece con Beck, que sin ánimo de spoilear, obviamente, irá cambiando. El elenco dirigido por Jon Watts es espectacular, además de Holland (sí, a veces puede parecer nervioso, pero es por el dilema que lo aqueja), y Gyllenhaal, quien es un gran aporte, a ellos se suman los mencionados Jackson, Tomei y Zendaya más Cobie Smulders (Maria Hill), y Jon Favreau. No diré nada más, sólo que el Universo Marvel/Avengers tiene vida para rato, y que, como siempre, hay dos (2) escenas post-créditos que son emotivas y te dejan con ganas de más. ---> https://www.youtube.com/watch?v=EYaxpMCash8 TITULO ORIGINAL: SpiderMan: Far From Home DIRECCIÓN: Jon Watts. ACTORES: Tom Holland, . Zendaya, Jake Gyllenhaal. ACTORES SECUNDARIOS: Marisa Tomei, Michael Keaton, Jacob Batalon, Cobie Smulders, Samuel L. Jackson, Angourie Rice, Jon Favreau. GUION: Erik Sommers. FOTOGRAFIA: Matthew J. Lloyd. MÚSICA: Michael Giacchino. GENERO: Comic , Aventuras . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 121 Minutos CALIFICACION: Apta para todo público con leyenda PAGINA WEB: http://www.spidermanfarfromhome.movie/ DISTRIBUIDORA: UIP - Sony FORMATOS: Imax, 3D, 2D. ESTRENO: 04 de Julio de 2019 ESTRENO EN USA: 05 de Julio de 2019
(Esta crítica contiene algunos spoilers, sobre todo para quienes no vieron aún Avengers: Endgame) Spider-Man siempre está de regreso. Lo hizo a principios de 2019 en versión animada con Un nuevo universo y la hace ahora nuevamente con esta secuela de De regreso a casa, que hace dos años dirigió también Jon Watts. Aunque algo menos lograda que su predecesora, Lejos de casa tiene -para los fans de Marvel- atractivos y connotaciones mucho más fuertes, ya que se mete de lleno en el MCU. No es que antes no tuviera múltiples conexiones, pero esta 23ª película del universo cinematográfico de estos superhéroes tiene constantes referencias a la continuidad de la franquicia ya sin Robert Downey Jr. luego de los contundentes eventos de la reciente Endgame. En ese sentido, y más allá de que el film sigue siendo en buena parte de sus dos horas una comedia romántica adolescente, el Peter Parker de Tom Holland sufre todo el tiempo la contradicción íntima que significa cargar con el peso de la responsabilidad de ser el heredero elegido por Tony Stark. Y la película da también unas cuantas pistas de cómo será la vida de los Avengers ya sin Iron Man. Peter Parker está enamorado de su compañera de clase Michelle o MJ (Zendaya) y un viaje que está a punto de emprender por Europa con su curso parece el marco ideal para confesarle su amor. Pero ambos son unos freaks dominados por la inseguridad y la torpeza. Mientras viajan por ciudades como Venecia, Praga, Berlín y Londres (el climax es en el Tower Bridge de la capital inglesa) y la tensión erótica entre ambos crece, aparecen -claro- las complicaciones dignas de su lugar de superhéroe con Nick Fury (Samuel L. Jackson) siempre manejando los piolines y un nuevo personaje (el Quentin Beck / Mysterio de Jake Gyllenhaal) como antagonista. Y en esta subtrama surgen desde un sofisticado sistema militar denominado Edith hasta universos paralelos y realidad virtual, pasando por duelos de destrezas y fuerzas sobrenaturales que derivan en destrucciones por doquier. El constante pendular entre la comedia de enredos juveniles (con varios buenos personajes secundarios que se emplean en plan comic-relief como el Ned de Jacob Batalon, hilarante compinche de Peter) y la solemnidad del mundo superheroico no siempre funciona con fluidez y en cierto pasajes la narración se torna un poco mecánica, como cumpliendo con ciertos tópicos “inevitables”. Otro aspecto que cada vez cuesta más aceptar es que Holland, de 23 años, y Zendaya, que está por cumplir también esa edad, interpreten a sendos adolescentes de 16. No es que estén mal en sus caracterizaciones (de hecho Holland es un muy buen Hombre Araña), pero a esta altura el verosímil se resiente bastante. En el terreno comercial (por la popularidad del personaje principal, por la marca Marvel y por su estreno para las vacaciones de invierno), Lejos de casa tiene todo para ser un gran éxito. También llama la atención que, siendo una producción de Sony, esté tan vinculada al MCU que, hoy por hoy, pertenece en casi su totalidad al grupo Disney. En ese sentido, Marvel Studios parece haber sorteado todo tipo de obstáculos y prevenciones, para seguir ampliando su alcance global ya sin límites. Por último, las recomendaciones de siempre en estos casos: no deberían perderse la larga escena que está en medio de los créditos de cierre, ya que es fundamental para la continuidad de la saga. En cambio, la que figura al final de los títulos es más bien una humorada con Nick Fury que puede (o no) verse según el apuro y la paciencia de cada espectador.
Spider-Man: lejos de casa cumple con todo lo que tiene que tener una película de superhéroes: buen desarrollo del protagonista, una fuerza antagónica a su altura, escenas espectaculares de batallas, conexión explícita con el resto del universo Marvel, un poco de romance y mucho humor. Pero el film dirigido por Jon Watts y escrito por Chris McKenna y Erik Sommers también ofrece una reflexión sobre el cine de superhéroes que supimos conseguir. Tal vez resulte un poco vaga una explicación que no pueda sostenerse en ejemplos específicos de escenas, pero la película es un campo minado de spoilers, así que solo queda no entrar en detalles. Lo que sí se puede decir es que Lejos de casa enfrenta los hechos sucedidos en Avengers: Endgame, tanto dentro de la propia historia de ficción como en la realidad de lo que ese final significa para el cine de superhéroes. Peter Parker libra una batalla interna entre su pulsión por ser un adolescente normal y la responsabilidad por su poder y la deuda hacia el legado de Tony Stark. También tiene que pelear contra poderes externos y establecer una relación con Nick Fury, su equipo y un nuevo superhéroe apodado Misterio. Mientras todo eso sucede, sobrevuela la pregunta sobre cómo sigue la historia de los superhéroes en el cine y qué significa su reinado en el mundo del entretenimiento. Un personaje dice en un momento algo como que la gente solo le presta atención a alguien con capa y superpoderes. Como sucedía en Spider-Man: de regreso a casa, esta película se parece mucho a una comedia estudiantil al estilo John Hughes, adaptada a la actualidad, pero siguiendo sus principios básicos y tocando algunos de los mismos temas (los conflictos de identidad, el amor adolescente). Vale entonces preguntarse, ¿el cine industrial ya no se permite contar nada sin que haya capas y superpoderes de por medio? En todo caso, en Spider-Man: lejos de casa la combinación es armónica y ganadora. Tom Holland es un actor de gran carisma y capacidad para interpretar a un Peter Parker en el que conviven el superhéroe y el adolescente en crisis. El talento del resto del elenco, desde Jack Gyllenhaal y Zendaya hasta el resto de los chicos y otros grandes secundarios como Martin Starr, resulta crucial para que la película sea una aventura emocionante, que tiene como plus una conciencia sobre el lugar que ocupa en la cultura pop.
Muchas son, o eran, las preguntas que los fans de Marvel se hacían antes de esta película, la primera en estrenar luego del final de Avengers: Endgame. Una de ellas: ¿Cómo seguía todo? Otra: ¿Cómo hacer una de superhéroes sin los Vengadores, en plural? Spider-Man, en la visión que tiene esta tercera saga de Peter Parker, con Tom Holland como protagonista, ha tenido una relación más que simbiótica con Tony Stark, o Iron Man. Como que el personaje, por más que volara ayudado con sus telarañas, no pudiera desplegar sus alas y tener su vida o historia propia. Bueno, Lejos de casa no refuerza esa idea, pero sí que en el Mundo Cinematográfico de Marvel Spider-Man, como Ant-Man, va más por el lado de la comedia de acción. Pero lo mejor de Lejos de casa no son los momentos de comedia, sino los de acción. En particular uno. Y es esa secuencia la que hace que los espectadores nos quedemos casi con la boca abierta, y presumamos que Lejos de casa tiene asegurada su nominación al Oscar a efectos visuales. La escena es casi al promediar la proyección, y tiene que ver con la realidad aumentada. Con la ilusión, sí, y Spider-Man: Lejos de casa juega con ella, sumergiendo al espectador en ella, en el mejor de los casos. Si otra pregunta era qué pasó con los humanos que no habían desaparecido tras el chasquido de Thanos durante esos 5 años, pues bien, Spider-Man: Lejos de casa tiene la respuesta: han crecido, y los que tenían 16 años ahora tienen 21, y los que regresaron lo hicieron con la misma edad. O sea… La trama pone a Peter ante un viaje de estudios a Europa con su clase. Allí estará MJ (Zendaya), su interés romántico, y también Ned (Jacob Batalon) su amigo incondicional y que sabe que es el Hombre Araña. Apenas pisan Venecia, un monstruo acuático ataca la ciudad de los canales. Y es Misterio (Jake Gyllenhaal) el superhéroe “de la Tierra en otro multiuniverso” quien lo vence. Parece que son los Elementales, alienígenas, y el último por combatir es el Fuego. Cuando Lejos de casa pega el salto hacia arriba y no decae más es luego de que Spider-Man deba enfrentar al malvado de turno en esa realidad aumentada. Las bromas seguirán, pero ya no estarán en primer plano. Hay muchas referencias a otras películas de Marvel, algunas más evidentes que otras (Peter tomando como escudo cual Capitán América un letrero, y lanzando algo como si fuera el martillo de Thor; y si hay algo donde embebe es en la animada Spider-Man: Un nuevo universo), pero Spider-Man, finalmente, tiene su historia. Lejos de casa no tiene la “seriedad” de Avengers, ni su pomposidad. Pivotea sobre la ingenuidad de Peter (que Peter no le conteste las llamadas a Nick Fury -Samuel L. Jackson-…), sus temores antes de declarar el amor a MJ, los celos ante un compañero rival. Es, si se quiere, una película adolescente, con todo lo que el término significa. Y es entretenida desde que arranca hasta el final –y no se vayan durante los créditos, y menos aún cuando terminen...-.
Con múltiples escenarios en donde se desarrolla la acción, Spider.Man: Lejos de casa se sitúa después de Avengers: Endgame y retoma el relato con el personaje arácnido que siente el peso de la muerte de Tony Stark/Ironman y se embarca en una aventura adolescente en Europa. La película, que comienza con el segmento "in memoriam" para los personajes fallecidos en el filme anterior, instala a Parker -Tom Holland- en un viaje turístico junto a sus compañeros, pero la diversión se acaba cuando Nick Fury -Samuel L. Jackson- le ofrece una nueva misión: eliminar a Fuego, una de las criaturas de "Los Elementales" que está destruyendo el viejo continente. Alejado de los rascacielos neoyorquinos, el superhéroe deberá enfrentar a un nuevo enemigo, y se suma en este eslabón, "Misterio", encarnado por un deslucido Jake Gyllenhaal. Hay vértigo adolescente, impactantes secuencias de acción desarrolladas en Venecia y en el Puente de Londres; un romance postergado entre Parker y su compañera MJ -Zendaya, de El gran showman- y una galería de compañeros de colegio de varias nacionalidades para remarcar su tono inclusivo. En medio del uso de la tecnología desarrollada por Tony Stark/Ironman, la película aborda el tema de la herencia como herramienta para las nuevas generaciones y también se adivina muy pronto quién será el villano de turno. "Necesito un descanso" asegura Peter en esta segunda película en solitario después de Spider-Man: Homecoming -2017-, basada en los cómics de Marvel creados por Steve Ditko y Stan Lee, y dirigida por Jon Watts. La propuesta aprovecha el marco musical para potenciar la historia orientada al público más joven y concentra los tópicos del primer amor, la fascinación de MJ por el personaje primero y la persona después y el respeto por la tradición de los antecesores. Y se guarda lo más sorpresivo para el minuto final post créditos. El guión de Chris McKenna y Erik Sommers transita con comodidad por una serie de gags que muestran la ingenuidad del personaje central -con disfraz nuevo- y entrega un villano lavado que no tiene demasiados matices ni imprime la cuota de maldad necesaria. El relato se salva por el ritmo y Tom Holland sostiene todo el andamiaje en tierras desconocidas para él y su grupo de amigos que corren peligro. Por su parte, Marisa Tomeireaparece como la tía enamoradiza.
El hombre araña sale de paseo Mientras enfrenta a un nuevo villano, el superhéroe de Marvel más trajinado sufre penas de amor y recorre Europa en plan turístico. Hay vida después de Avengers en el mundo de los encapotados. Pasaron apenas dos meses y medio del cierre a toda orquesta que fue Engame para que el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés) contraataque con las coordenadas principales de lo que vendrá. Que este nuevo comienzo tenga como protagonista a Spider-Man –el personaje más rebooteado en lo que va del milenio, con tres actores distintos interpretando al tímido y algo torpe Peter Parker– habla del rol central que ocupará de aquí en adelante, algo que ya se vislumbraba con el virtual nombramiento de “heredero” que había recibido de parte de Tony Stark, uno de los miembros del grupo original caído en desgracia luego de las fechorías del malvado Thanos en los que hasta ahora eran los dos últimos títulos del MCU. Con Tom Holland en la piel del hombre arácnido por quinta vez, Spider-Man: Lejos de casa funciona como película de transición, lo que se traduce en una simpleza narrativa que Marvel parecía haber olvidado. El síntoma más visible de esa simpleza es la voluntad del realizador Jon Watts (guionista de la entrega anterior de Spider-Man) de hacer un relato autónomo. O al menos todo lo autónomo que puede ser el 23º título de una saga cuyo alcance crece tanto como una enredadera en primavera. Como si se quisiera dar una vuelta de página lo más rápido posible a todo lo anterior, Lejos de casa da cuenta del actual contexto mediante un fragmento del noticiero realizado por dos compañeros del secundario de Parker. En esa introducción queda claro que las cosas son distintas desde que Thanos hizo desaparecer a la mitad de la población del mundo por la maquiavélica razón de que “sobraba gente”, pues aquellos que se volvieron polvo en Infinity Waradquirieron nuevamente una forma corpórea ocho meses atrás, luego de cinco años de haber estado vaya uno a saber dónde. Al acto de haber regresado se lo denomina aquí “blipear”, una acción que realizaron varios compañeros de Parker. Es distinta también porque varios de los Avengers originales ahora están “fallecidos, pero no olvidados”, tal como afirma la joven presentadora del noticiero escolar. En medio de eso aparece en México un “ciclón con cara” que enciende la luz de alerta de Nick Fury (Samuel L. Jackson). Quien salva las papas es Misterio (Jake Gyllenhaal), un superhéroe proveniente de un planeta Tierra que no éste sino el de una realidad paralela. Allí, afirma, le tocó enfrentar a cuatro criaturas compuestas por los componentes elementales: aire, agua, tierra y fuego. Pudo vencer a las tres primeras; a la última, en cambio, no. Toda esa trama superheroica –mucho más directa, menos enrevesada y autorreferencial que lo habitual– se desarrolla en paralelo a otra centrada en los avatares de la adolescencia de Parker, que a modo de cierre del secundario se va de viaje por Europa con sus compañeros, incluyendo a MJ (Zendaya), la chica que le gusta pero no se anima a decirle nada. La idea de Parker de que ambas identidades no se intersecten sirve de puntapié para algunos pasos de comedia de enredos que Watts maneja con ese profesionalismo despersonalizado propio de toda la filmografía de Marvel. Un profesionalismo no exento de babeo turístico durante los paseos por ciudades como Venecia, Londres, Praga y Berlín. Entre esas postales se desarrolla el arco dramático de un protagonista que aceptará su destino. El resto es fórmula conocida: secuencias de acción a gran escala; un villano sin muchos matices pero que, a diferencia de los anteriores, no busca destruir el mundo sino venganza; y una escena pos créditos que muestra que los Avengers, aunque con nuevas caras, todavía tienen kilómetros de hilo en el carretel.
“Spider-Man: Lejos de casa”, de Jon Watts Por Jorge Bernárdez Un año después de los acontecimientos de Avengers Endgame, Peter Parker retoma su rutina de adolescente y de héroe barrial. El mundo volvió a su ritmo y mientras una mitad de la humanidad ha vuelto a la vida con la misma edad que cuando Thanos hizo tronar el castigo, la otra mitad trata de volver a vivir y retomar todo como era o más o menos. No es fácil y si cuando faltaba la mitad de la humanidad los que quedaron tuvieron que hacer un duelo, ahora son los que volvieron los que necesitan retomar la vida y necesitan ayuda para eso. La primera hora de Spider-Man: Lejos de casa se pasa bastante risueñamente, con Peter Parker enamorado de una chica y tratando de seducirla mientras que Nick Furry trata de conectarlo porque hay problemas. El mundo le rinde homenaje a los superhéroes que salvaron a los desaparecidos por Thanos pero los Avengers brillan por su ausencia. Pepper Potts está al frente de la Corporación Stark y hace beneficencia, Dr. Strange no se sabe donde está, Thor se fue con Los Guardianes de los Galaxias, así que el único héroe a mano es el adolescente al que Tony Stark le dejó un legado que el joven trata de esquivar. De todo eso trata la película, de la responsabilidad de ser un superhéroe, de cómo sostener un legado y de quien será el sucesor de Iron Man. Marvel se va a tomar un tiempo para decidir cómo será la nueva etapa, pero ha decidido rápidamente presentar esta aventura de Spiderman que trae un nuevo personaje y otras revelaciones que obligan al espectador a quedarse en la butaca hasta el último minuto de película. La parte de comedia funciona muy bien y hay homenajes para todos los gustos. La parte de acción y de efectos especiales es posible que al espectador habitual de las películas de Marvel le parezcan algo chapuceras, pero todo tiene razón de ser en este universo creado por Marvel, donde nos han educado para que sepamos que no se da puntada sin hilo. Para llevar adelante la historia el gran Jake Gyllenhaal asume el papel de “Misterio”, el villano que no está muy claro que se trae entre manos. La sorpresa es que dentro del Universo Marvel aparecen la post verdad y los relatos que la gente está dispuesta a consumir. Tom Holland es un gran Peter Parker, Samuel L Jackson, Jon Favreau y Marisa Tomei retoman sus personajes para darle energía a un universo, que después de terminar una fase que hizo historia ahora apela a la sangre nueva. El tiempo dirá si lo que sigue es tan grande como lo que ya pasó. SPIDER-MAN: LEJOS DE CASA Spider-Man: Far from Home. Estados Unidos, 2019. Dirección: Jon Watts. Guión: Chris McKenna y Erik Sommers. Elenco: Tom Holland, Jake Gyllenhaal, Marisa Tomei, Zendaya Coleman, Samuel L. Jackson, Cobie Smulders, Jon Favreau, J.K. Simmons, Jacob Batalon, Martin Starr. Producción: Kevin Feige y Amy Pascal. Distribuidora: UIP. Duración: 129 minutos.
Al igual que paso con la saga de Batman, en la que hubo un tiempo luminoso, kitch y pop, entre la transición de Burton y los realizadores que luego se sumaron a llevar adelante la vida del encapuchado, estás entregas del arácnido con Tom Holland como Peter Parker/Spidey, demuestran un interés por apuntar a un target adolescente que seguramente disfrutará de nuevas aventuras alrededor de Europa mientras una siniestra amenaza se cierne sobre la humanidad. Atentos a Zendaya, una MJ diferente, alejada de la ingenuidad característica del personaje, en un relato forzado y predecible que cumple con sus premisas y no mucho más.
Luego de Avengers: Endgame, el universo de Marvel quedó bastante desorganizado: aquellos que habían desaparecido con el chasquido de Thanos volvieron a la vida cinco años después y tuvieron que adaptarse a un mundo que había avanzado sin ellos. Peter, además, tiene que enfrentar la pérdida de su mentor e intentar, aunque sea por un momento, ser un chico normal. Spider-Man: Far From Home es la última película del héroe arácnido y es una digna secuela a la primera entrega: con grandes aventuras, actuaciones y un villano que se gana su lugar entre los mejores del MCU.
No todos son tiempos de gloria, victoria y satisfacción Después de los eventos ocurridos en Avengers: Endgame, Peter Parker se encuentra atravesando el duelo de haber perdido a su mentor. De viaje por Europa junto a sus amigos deberá enfrentar las responsabilidades que implica ser el único Avenger disponible en la Tierra. Si pudiera definir esta nueva encarnación de Peter Parker empezaría diciendo que es una evolución desde cero de un personaje sin tantas expectativas de superhéroe propias, alguien absolutamente dependiente de las circunstancias y por sobre todo del padrinazgo de Iron Man. De las tres encarnaciones live action hasta el momento es esta quizás la que más afuera deja a generaciones que crecieron leyendo las aventuras del trepamuros por los cambios en su historia y los riesgos tomados respecto a decisiones narrativas. Este Parker de Tom Holland es alguien con falta de rebeldía, un simple niño con una responsabilidad enorme. Spider-Man: Lejos de casa nos ubica tras la muerte de Tony Star en los eventos ya conocidos por todos en Endgame, Peter intenta sobrellevar su vida de teenager realizando un eurotrip escolar con la idea de tener un merecido descanso y al fin tener ese acercamiento inminente con MJ (Zendaya) todo cambiará cuando en uno de los destinos sea localizado por Nick Fury (Samuel L Jackson) que lo pone al tanto de una amenaza que puede destruir al mundo pero que no estará solo en dicha cruzada sino que será secundado por Quentin Beck (Jake Gyllenhaal) un superhéroe proveniente de otra tierra que busca acabar con los ELEMENTALES y su paso destructivo. La historia tiene mucho humor como ya es costumbre en la factoría superheroica de Marvel. Hay cosas que no siguen una lógica comiquera pero hay que entender que esta interpretación de Spider-Man se toma muchas licencias respecto a eso y haciendo un comentario netamente personal, yo me siento absolutamente fuera de todo lo que le pase a este personaje: no me parece mal la reinterpretación del personaje y su mundo pero entiendo a qué público se apunta. Voy a hablar de lo que para mí es el mayor acierto de la película y es el villano: Quentin Beck/Mysterio aborda un plan bastante bien elaborado reuniendo un conjunto de motivos para lograr X cosa y por sobre todo remarco el modus utilizando el engaño y la tecnología creada por Stark para hacerlo posible. La película cuenta las consecuencias de la manipulación y el peligro de tener un poder enorme en manos erróneas y por sobre todo esto cual es el lugar de la exposición de una mentira en tiempos de globalización mediática, las escenas de pelea me parecieron algo muy bueno una forma de encarar el conflicto distinto sin caer en el golpe fácil y créanme que las consecuencias no van a ser en vano aun cuando se pisotee un tanto el final de Homecoming con esa idea de Adrian Toomes (Michael Keaton) respecto a la identidad secreta; una identidad secreta pisoteada a lo largo de la saga hasta el momento, siendo una de las cosas que más molesta al fondom comiqueril del amigable vecino. A rasgos generales puedo decir que esta segunda entrega de la franquicia de Sony/Marvel es levemente superior a la primera que la dirección de Jon Watts es correcta por momentos y a veces pareciera errátil tiene un comienzo un tanto lento y poco interesante, personajes que no paran de hacer chistes y no cumplen ninguna función en la trama como el mejor amigo de Peter, Ned (Jacob Batalon), al que podrían al menos darle una escena trascendente a futuro respecto. Creo que todos quisiéramos en la próxima entrega ver a un Spider-Man un poco más independiente y seguro de sí mismo sin la sombra de Tony Stark en torno a él. Hay dos escenas post-créditos que van a traer consigo miles de especulaciones respecto al futuro de MCU pero es un buen cierre de tercera fase, y es inminente la llegada de nuevos héroes a la factoría y Spider-Man: Lejos de casa nos deja en claro que Peter Parker va a ocupar un lugar central en los nuevos Vengadores. Si quieren saber muchísimo mas con data y el repaso de la película con spoilers no dejen de escuchar el podcast de Expedientes Cinergia que le estaremos dedicando al trepamuros y que estará saliendo a la brevedad. Vayan a verla por ustedes mismos y recuerden disfrutar de las historias sin la necesidad de convencer a nadie, tengan en cuenta el significado de reinterpretar personajes sin intención de ofender a los más fans, es una película divertida y con bastante buena acción para ir a pasarla bien en su visionado.
Después de la última, potente y seria “Avengers” y del acierto de la animación del spider-verse, llega la segunda de la saga con el carismático Tom Holland en un traje que le queda cada vez mejor. Un aire de diversión adolescente, despertar sexual y enamoramiento del protagonista y sus compañeros de colegio en viaje por las ciudades más atractivas de Europa: Venecia, Praga, Berlín, Londres, como marco. Y un aire entre desentendido y humorístico por todo lo que paso, sacándole gravedad, y poniendo el acento en la experiencia personal, que en su “deber” de superhéroe. Después tendrá tiempo de madurar rápido y eficientemente. Toda la construcción en tono de comedia de su plan de conquista con la chica que ama tiene frescura y ritmo. El problema viene con el amigo que no es lo que parece, que no logra construirse como alguien realmente temible. Ese Mysterio de Jack Gyllenhaal no es la contrafigura fuerte y convincente que uno espera. Y el otro tema son los consabidos efectos especiales, unos seres elementales que primero se manifiestan como un monstruo de agua que destruye la eterna Venecia con convicción. Luego ser otro monstruo esta vez de fuego que se aparece en Berlín. A esa altura y hasta las escenas finales los efectos especiales ya se ven abrumadores pero mecánicos, y con menor calidad de las que nos tienen acostumbrados otras entregas, aunque efectivos. Pero todo el argumento de Cris McKennna y Erik Sommers, tiene muchos aciertos en apoyarse en ese elenco joven que derrocha encanto y química, especialmente el cuarteto principal, con sus tribulaciones románticas y hormonales. Y un espíritu zumbón que hace tan importante salvar el mundo como atreverse con la chica de sus sueños. Con la dirección efectiva de Jon Watts. En el elenco al lado de un Tom Holland que ya tiene 23 años y es un buen actor, están la encantadora Zendaya, Jacob Batalon, Angourie Rice y los siempre queribles Samuel L. Jackson, Marisa Tomei y Jon Favreau. Toda la historia de la película tiene como premisa que “nada es lo que parece”. Por eso entre títulos y al final de todo, dos escenas demuestran que ya tenemos mucho que esperar de la próxima entrega
Clavar el Visto La población mundial va cerrando las heridas dejadas por Thanos y nadie olvida el heroico sacrificio que hizo Tony Stark para traer a todos de vuelta, pero pocos sufren tanto su ausencia como Peter Parker. La gente busca en él un nuevo referente que llene ese lugar vacante dejado por los Avengers al dispersarse, una responsabilidad que lo abruma terriblemente y que no parece dispuesto a tomar. Por eso, cuando Nick Fury intenta contactarlo justo antes de que parta de vacaciones por Europa con un grupo de compañeros la escuela, lo ignora sin ninguna culpa. El Peter de Spider-Man: Lejos de Casa necesita un descanso y poder ser un adolescente aunque sea por un tiempo, algo a lo que podía aspirar mientras era solo el guardián del barrio, pero que se volvió cada vez más lejano al ser reclutado por Tony. El peligro parece seguirlo por el mundo. Durante su primer día en Venecia, presencia el combate entre un gigantesco monstruo de agua y un hasta entonces desconocido superhéroe, al que sus amigos apodan Misterio (Jake Gyllenhaal). No solo el conflicto lo sigue, porque esa misma noche descubre dos hechos relacionados: el primero es que Nick Fury no es tan fácil de evadir como pensaba, y el segundo es que está trabajando junto con Misterio para combatir una nueva amenaza global, la cual ya destruyó el planeta en el universo paralelo de donde es oriundo. Esperan que Spider-Man se les una porque es el último Avenger disponible. Un Mono suelto en la Noche Como bien se merece el personaje, Spider-Man: Lejos de Casa pone el foco en la acción y la comedia, con un tono más juvenil e inocente del que suelen tener otras películas de Marvel. Incluso sacado de su ambiente natural urbano y puesto en ciudades europeas donde por suerte nunca se atrevieron a insertar un rascacielos, se las ingenian para lograr escenas de acción ágiles y entretenidas sin nunca olvidar que este tipo de aventuras no son su fuerte, estando más cerca de ser uno de los mal llamados Defenders que de los Avengers. También logra bastante frescura cuando se dedican al humor. Tom Holland, incluso siendo bastante más grande que su personaje, es verosímil interpretando al adolescente de 16 años que se supone siempre fue Spider-Man, algo que más allá de si fueron buenas películas o no, otros no habían logrado. Ello se nota a la hora de explorar el eterno conflicto de Spider-Man que lo desgarra entre hacer lo que debe o hacer lo que desea, en este caso perseguir una relación romántica con la inicialmente resistida nueva versión de MJ (Zendaya), con quien logran una buena química que no deja nunca de transmitir ternura. Eso es lo que salva a Spider-Man: Lejos de Casa, pero no alcanza para ignorar los serios problemas narrativos que tiene toda la historia que pretende contar. Todo se va acomodando a lo que conviene en cada momento, y los cabos sueltos se van amontonando sin que a nadie le llamen la atención. Más molesto es que al necesitar dar alguna información importante, lo haga siempre de forma torpe y sobre explicada, con un subrayado que le resta impacto hasta a algunos chistes que hubieran funcionado mejor con un poco de sutileza. De hecho, la que seguramente es la referencia más emotiva, logra su potencia justamente con un silencio: porque la imagen ya habló por sí misma y explicarla significa arruinarla, algo que Jon Watts no supo sostener. No pretendo un guión hermético en esta clase de películas,no lo necesitan ni lo pretenden; pero cuando los agujeros empiezan a llamar la atención y estorban en el entretenimiento, ya son un problema a tener en cuenta. Tampoco ayuda tanta dedicación por meter a la fuerza esta franquicia dentro del universo mayor de Marvel. Será comercialmente entendible, pero estar tan encorsetada le juega en contra más de una vez. Con la ausencia de Tony era el momento para que Spider-Man: Lejos de Casa aprovechara a hacer su propio camino: no lo hizo. Nuevamente está tan cruzada por el mundo Stark que se asemeja a un spin-off, obligado a concentrarse en una ciencia ficción que ya parece magia y que se mete en problemas cada vez que alguien intenta explicarla.
La nueva entrega del hombre araña confirma una vez más que el héroe niñato que encarna Tom Holland sin el contexto del universo cinematográfico de Marvel quedaría en el recuerdo como la encarnación más débil de este superhéroe. El hecho que la primera escena post-crédito que incluye esta producción sea un poco más emocionante que todo el conflicto que presenta el film habla de la fallida construcción que tuvo este relanzamiento del personaje. Me encantaría algún día poder ver a Holland en una verdadera película de Spiderman en lugar de una continuación de Iron Man. Peter Parker necesita liberarse de la Stark dependencia, que vuelve a ser tediosa en esta entrega, para ofrecer historias que tengan su propia identidad. Creo que no es exigir demasiado que el protagonista se desempeñe con la rebeldía e independencia que siempre presentó en los cómics, sin utilizar la tecnología de Iron Man para enfrentar a sus enemigos. No se trata de ser un purista de la historieta sino de pedir que se respeten los elementos básicos y esenciales de esta propuesta. La triste realidad es que dentro del cine live action Spiderman se fue al descenso y hoy ofrece producciones que se encuentran en la segunda línea de los productos de Marvel, como la serie del Hombre hormiga. Por ese motivo, Lejos de casa puede resultar algo frustrante para aquellos espectadores que no comulgamos con este tratamiento del justiciero arácnido ni el humor estúpido de Guardianes de la galaxia 2 y Thor: Ragnarok. Lamentablemente la evolución de Tom Holland en este rol brilla por su ausencia. En esta ocasión Parker dejó de ser el perro faldero de Tony Stark para convertirse en el cadete Glovo de SHIELD. El pibe de los mandados de Nick Fury que nunca se rebela frente a la sobreprotección que ejercen sobre él los adultos que lo rodean. Todas las características entrañables del personaje las arruinaron con un nuevo enfoque argumental que no termina de convencer. La primera hora infumable del film es una comedia juvenil del Disney Channel que en ocasiones, cuando el director John Watts tiene ganas y se acuerda, juega con elementos del género de superhéroes. Muchos chistes tontos para complacer a los millennials y poco contenido interesante. En ese sentido la producción animada Spiderman: Un nuevo universo parece una obra de Terrence Malick comparada con esto. Una historia que también lidiaba con conflictos juveniles pero con otra sensibilidad y madurez. Lejos de casa no sólo se excede con el humor sino que la calidad de los chistes es mala y en más de una ocasión cortan de manera abrupta situaciones de tensión. Si Spiderman naturalmente aporta ese contenido resulta ilógico agregar más personajes graciosos, como los maestros de la escuela, que parecen creados por Taika Waititi, el director de Thor: Ragnarok. Dentro del reparto la labor de Zendaya es irremontable como MJ y la culpa no es de ella sino del modo en que está dirigido el personaje. Tomaron una de las creaciones femeninas más carismáticas de Stan Lee y la convirtieron en la chica más insípida posible. La actriz que brindó una muy buena labor en El gran showman tiene los recursos para hacer algo diferente pero el argumento le otorga una personalidad fría que no la beneficia en absoluto. Por el lado del villano Jake Gyllenhaal hace el esfuerzo de darle un poco de dignidad a Mysterio, otro rol que los guionistas (los enemigos reales de Spiderman) también arruinaron con los peores vicios de Iron Man 3. Michael Keaton con el Buitre tuvo un papel más destacado en el film anterior. Pese a todo, los momentos que Gyllenhaal comparte con Holland presentan algunas de las escenas más decentes de esta película y ambos conforman una buena dupla. Por el lado de la acción no hubo mucha inspiración tampoco y ninguna escena puntual queda en el recuerdo, si bien contaron con una buena elaboración desde los aspectos visuales. Queda la ilusión que en algún momento Tom Holland pueda protagonizar una película superior que le permita explorar a Peter Parker con una mayor complejidad. En resumen, Lejos de casa funciona como un pasatiempo familiar ligero para las vacaciones de invierno, pero como propuesta de Spiderman no está a la altura de la jerarquía que tiene este personaje en el universo Marvel.
El nuevo capítulo del superhéroe adolescente dentro del MCU, "Spider-Man: Lejos de casa", de Jon Watts, apela nuevamente a la comedia para contar una historia impropia y plagada de baches. 2016: después de muchas negociaciones y amagues, finalmente se concretaba el desafío de incorporar a Spider-Man dentro de la ligas de los Avengers. Es que en el universo comiquero, Spidey es de las cabezas del grupo y era una ausencia importante en las películas. Para los fans fue una alegría esa aparición en "Capitán América: Civil War", más teniendo en cuenta que de este modo se cerraba la saga del arácnido interpretado por Andrew Garfield que no había contentado demasiado. Lo que no se esperaba, es que, de este modo, Spider-Man comenzara a perder no sólo su autonomía, sino su protagonismo y personalidad, en las películas del grupo, y en las propias. Para el año siguiente a esa aparición llegaba "Spider-Man: De regreso a casa", y no sólo se cambió mucho de los elementos clásicos del personaje; sino que, como mínimo, tenía que compartir protagonismo con Tony Stark. La película establecía un vínculo paterno entre ambos, el hombre araña se apoyaba por todo en Tony, y estéticamente estaba más cerca de las películas de Iron Man. Además, el villano, si bien era un clásico de The Amazing SpiderMan, acá tenía un origen relacionado a las empresas Stark. Spidey era el Robin de Iron Man que War Machine nunca fue. En las siguientes dos Avengers, otra vez, su participación estuvo ligada a la relación con su mentor. Ahora, con Tony ya ausente, hay una nueva oportunidad, pero nos olvidamos de algo, hay que velarlo. "Spider-Man: Lejos de casa" vuelve con la dirección de Jon Watts y un estilo muy similar al de "De regreso a casa". Dentro del Universo Marvel en el que cada héroe tiene un rol asignado, el del arácnido es el del adolescente en clave comedia naïf. En aquella oportunidad, se aprovechaba la iconografía ochentosa de moda para encuadrarla como un homenaje a los films de estudiantinas estilo John Hughes ("Breakfast Club", "Ferry’s Bueller Day Off", "Sixteen Candles", "Weird Science", etc.). Ahora, el homenaje parece suceder en la otra vertiente de los films de Hughes, la saga "National Lampoon’s Vacation". Sí, Peter Parker (Tom Holland) se va de viaje. En algún punto entre la anterior película y esta descubrió que Mary Jane (Zendaya) es su gran amor, y se le quiere declarar ¿Qué mejor que hacerlo en el viaje escolar a Europa que van a hacer con todo el curso? Claro, Peter no es un adolescente común, y su deber como superhéroe terminará interviniendo en el viaje, aunque él no lo quiera. En "El hombre araña 2 y 3 (saga Raimi)", el personaje ya se planteaba la dificultad o imposibilidad de balancear una vida personal tradicional, con su alter ego super heroico, sin poner en riesgo a los que más quiere. Lejos de casa vuelve sobre el mismo dilema. Podríamos decir que es una constante del personaje, lo cierto es que en las oportunidades anteriores fue mucho mejor tratado. Nick Fury (Samuel L. Jackson), y Maria Hill (Cobey Smulders) contactan a Peter por intermedio de Happy (Jon Favreau) el asistente de Tony Stark; lo necesitan para frenar la amenaza de unos monstruos que arrasan con poblaciones enteras representando a los cuatro elementos esenciales (aire, agua, fuego, y tierra). En esa reunión, Peter conocerá a Quentin Beck (Jack Gyllenhaal) un representante de un universo paralelo, al que a través de los medios se conocerá como Misterio, y que colaborará en frenar a "Los esenciales". Claro, Parker sólo piensa en irse de vacaciones, duda en asumir su rol de héroe, y recibe una presión extra al sentirse heredero del lugar vacante que dejó Iron Man. Pero Nick Fury tiene planeado de alguna forma sumarse a ese viaje a Europa. En sus 130 minutos, "Spider-Man: Lejos de casa" se toma su buen tiempo para plantear una comedia de vacaciones con dos profesores tontines, clima de "Eurotrip" sin lo zafado, un viaje en avión que parece un homenaje al inicio de "Destino final", los compañeros con hormonas ardientes, Peter tropezando en cada intento por hablarle a Mary Jane, y hasta un tercero en discordia bien cliché. Fury, Happy, la Tía May, Hill, y otros, también se prestarán a la comedia. Una comedia que más de una vez corta el clima, y que rara vez resulta muy efectiva. Cuando finalmente la película de superhéroes comience a tomar cuerpo, mediante una vuelta de tuerca que intenta generar sorpresa torpemente (porque los fans ya conocen la historia, y porque la película lo adelanta demasiado), "Spider-Man: Lejos de casa" empezará a acumular cabos sueltos que nunca intenta atar, deja agujeros indisimulables, e intenta excusarlos bajo el lema “no importa, es una comedia”. Todo el tiempo que no se toma en resolver sus incongruencias (internas, y en relación a la película anterior), se lo toma en escenas expositivas, sobre explicativas, homenajes muy subrayados, y repeticiones hasta el cansancio. Pareciera que nunca confía en la capacidad de su espectador para comprender cuestiones básicas. Holland, Jackson, Zendaya, Favreau, y compañía parecieran divertirse, tienen química, se los ve sueltos, y haciendo lo suyo de taquito. Pero el contexto no los ayuda en nada. Misterio tiene todo para ser un gran personaje. Es importante en los comics, y en la película tiene un buen material que nunca desarrolla. Su arco termina pareciéndose a "Batman Forever", y otra vez, se lo modifica de modo tal de atarlo a Stark. "Spider-Man: Lejos de casa" es un funeral de más de horas para el personaje de Robert Downey Jr., es omnipresente, se lo referencia permanentemente, y se habla más de él que de la propia historia de Peter Parker. No importa los traumas de Parker, todo el dramatismo y la emoción pasan por si él ocupará el legado Stark. Héroes y villanos, todos unidos bajo el manto de una figura que le vuelve a arrebatar el protagonismo al que le da título a la película. Para remate, una de las dos escenas post créditos, terminan de configurar a Spider-Man como el hijo bobo de Iron Man. "Spider-Man: Lejos de casa" es molesta porque hay un potencial para ser una mejor película de lo que es. Un film sin peso propio, de transición, irrelevante, y consciente de su propia insignificancia al querer presentarse como una simple comedia.
Las apariencias engañan Spiderman: Lejos de Casa (Spider-Man: Far From Home, 2019) es una película de superhéroes que funciona como secuela de Spiderman: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homecoming, 2017). Jon Watts vuelve a ser el director así como el guión otra vez está co-escrito por Chris McKenna y Erik Sommers. Tom Holland (Lo Imposible) vuelve a ponerse en la piel del héroe arácnido; también regresan los personajes interpretados por Jacob Batalon, Zendaya, Jon Favreau, Marisa Tomei, Tony Revolori, Angourie Rice (Dos Tipos Peligrosos, Cada Día), Martin Starr, entre otros. Samuel L. Jackson y Cobie Smulders están presentes como Nick Fury y Maria Hill respectivamente; a su vez, en el reparto se incorpora Jake Gyllenhaal como Mysterio. Luego de los eventos ocurridos en Avengers: Endgame, Peter Parker (Tom Holland) decide tomarse unas vacaciones escolares a Europa con la intención de desconectarse unos días de su traje e intentar conquistar a su compañera de curso MJ (Zendaya). Sin embargo la tranquilidad durará poco ya que, en Venecia, Peter verá cómo una criatura compuesta de agua destruye la ciudad. Después de esta catástrofe y del llamado de Nick Fury (Samuel L. Jackson), Peter conocerá a Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), un superhéroe que viene de otra dimensión en donde los Elementales (fuerzas del mal en forma de fuego, tierra, agua y aire) mataron a su familia. De esta manera, Peter Parker deberá unir fuerzas con su compañero Quentin para que el noreste de Italia no termine completamente hecho trizas. Vigésimo tercera dentro del Universo Cinematográfico de Marvel, Spiderman: Lejos de Casa llega a la cartelera para dar un cierre a la fase tres de esta franquicia. Y lo hace a lo grande. Sumamente divertida y fresca, la secuela del Hombre Araña logra ser mucho más atractiva que su predecesora. Esto se debe a que como espectador ya conocemos a los personajes, sus diversas personalidades y maneras de actuar. El humor juvenil está presente en la mayoría del metraje, pero no solo eso logra que la cinta sea sumamente disfrutable sino también el dinamismo que presenta la historia, la cual nunca se llega a sentir pesada debido a que el conflicto es muy atrapante. La trama puede volverse previsible para los que conocen los cómics o los que estuvieron al tanto de qué cara nueva se incorporó en esta aventura, sin embargo las buenas actuaciones y el interés desde el guión en que los personajes estén correctamente desarrollados hacen que la experiencia cinematográfica sea igual de agradable. El arco narrativo emocional de Peter Parker está súper bien tratado, Tom Holland aquí demuestra que es perfecto para el rol y los guionistas se destacan por retratarlo como verdaderamente es: un adolescente de 16 años que está bajo mucha presión por convertirse en el nuevo héroe que la sociedad necesita cuando en realidad él solo quiere tratar de establecer relación con la chica que le gusta y pasar unas tranquilas vacaciones con sus amigos de secundaria. Jake Gyllenhaal no se queda atrás ya que resulta un excelente aporte para Marvel. La química que tiene con Tom Holland traspasa la pantalla y también se luce al interactuar con los demás personajes. En cuanto a Zendaya, aquí sorprende para bien dado que tiene más líneas y tiempo para que logremos empatizar con ella, lo cual no sucedía en el primer filme. Por último, pero no menos relevante, desde lo visual la película es bellísima. Aparte de los extraordinarios paisajes de Venecia, Praga y Londres, aquí se desarrolla estéticamente otro aspecto que comentarlo sería spoiler pero no se puede dejar de nombrar lo bien hecho que está, haciendo que uno quede maravillado con las secuencias que le tocan atravesar a Peter Parker. Además, cada traje que se calza nuestro héroe está diseñado prestando atención hasta al más mínimo detalle, en especial el que Peter utiliza para una presentación caritativa de su tía May (Marisa Tomei), el cual tiene un brillo increíble. Spiderman: Lejos de Casa es entretenimiento absoluto de principio a fin. Con un interés romántico que resulta muy genuino, la cantidad justa de escenas de acción y unos giros narrativos que cobran total sentido, el Spidey de Tom Holland se merece triunfar en la taquilla.
Spider-Man: Lejos de Casa tiene uno de los peores arranques de las películas del MCU y al mismo tiempo uno de los mejores desenlaces. Tom Holland y Jake Gyllenhaal son una pareja protagonista que derrocha calidad en cada oportunidad que deben intervenir. Luego de los sucesos que cambiaron para siempre el curso del Universo Cinematográfico de Marvel en Avengers: Endgame (2019), múltiples aristas han sido abiertas desde ese entonces con respecto al futuro de la franquicia más recaudadora de la historia del cine y una de ellas es quién, o quienes, serán los encargados de comandar al grupo de superhéroes más poderosos del mundo, dentro y fuera de la gran pantalla, luego de las emotivas partidas Chris Evans y Robert Downey Jr. Uno que pica en punta para posicionar un par de lugares de importancia es ni más ni menos que el Peter Parker / Spider-Man del actor inglés Tom Holland, un actor y personaje que desde su inclusión en Captain America: Civil War (2016) caló hondo dentro del universo Marvel y sus fanáticos por su importancia en los diferentes arcos argumentales de las películas, su destreza actoral y simpatía fuera de la gran pantalla. Tal es así que él tiene una de las escenas más emotivas y mejor logradas de las 23 películas del MCU con su memorable “I don’t feel so good Mr Stark” (se nos sigue piantando un lagrimón). Aprovechando la popularidad del personaje y una faceta de “sucesor de Iron Man” que se le impuso al arácnido es que Spider-Man: Far From Home llega a los cines de todo el mundo con la necesidad imperiosa de demostrar que aún le queda hilo al carretel de las películas de Marvel y toda esta Saga del Infinito ha sido nada más que el comienzo. En esta segunda película en solitario del arácnido, entre otra cosas se podrán ver las repercusiones que vinieron junto a los chasquidos del Guantelete del Infinito y de cómo se van acomodando y regresando las personas desaparecidas. En medio de homenajes a los héroes caídos y de un semestre escolar cargado de exámenes, Peter Parker y sus compañeros de clase harán un viaje por Europa para despejar la mente. En él Peter ideará junto a su amigo Ned (Jacob Batalon) un plan para poder confesarle sus sentimientos a MJ (Zendaya), pero lastimosamente para él, unas malvadas entidades conocidas como los Elementales, empezarán a destruir las ciudades y es ahí donde Spider-Man deberá decir presente. Obviamente él no estará solo y tanto Nick Fury (Samuel L. Jackson) como Maria Hill (Cobie Smulders) y un grupo especial de S.H.I.E.L.D le presentarán a Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), un aliado inesperado quién proviene de otra tierra y tiene un poder casi incomparable. Peter deberá forjar una alianza con Mysterio para poder detener a los Elementales y que su viaje por Europa termine de la mejor manera. Teniendo en cuenta que esta película sirve como continuación directa de lo que fue uno de los eventos cinematográficos más grandes de la década, el ritmo del comienzo deja muchísimas dudas desde donde se la quiera mirar. El humor es demasiado tonto, las relaciones interpersonales parecen ser forzosas donde casi ningún diálogo parece natural, una aceleración demasiado notoria a la hora de contar una historia y una sorpresa que logra cambiar el curso del film. Por suerte para los fanáticos de Marvel todo esto sólo se da en los primeros 35 minutos y después la película da un vuelco de 360º grados para regresar a los estándares de calidad de este basto universo cinematográfico, donde las escenas de acción están filmadas con una calidad asombrosa, el CGI y el vestuario están a otro nivel, el sentido de humor clásico de los personajes es el que ya se conoce y un desarrollo visual como pocas veces se ha visto en las otras películas. Con Jon Watts regresando en la dirección, la película demuestra que a pesar de su flojo arranque, su tiempo de metraje (129 minutos) logra darle la derecha al director y todas las dudas que podría llegar a tener el espectador quedan despejadas, logrando dejarlo mucho más que satisfecho. El desarrollo de los personajes es mucho mejor comparado a Spider-Man: Homecoming (2017) y el camino que los protagonistas deben recorrer tienen un propósito y un significado especial. Esta película funciona como la perfecta parte del medio de lo que se podría pensar será una trilogía del arácnido, ya que el viaje interior que realiza el personaje principal (no por nada se utiliza el recurso de la road movie) es el indicado. En cuanto a las actuaciones, lo más resonante es la incursión del mundialmente reconocido actor Jake Gyllenhaal. En su papel de Mysterio, el reconocido actor demuestra todo su potencial actoral y da una clase de actuación en cada participación que le toca tener. La dupla que consolidan con Holland, que brilla nuevamente en su rol del héroe, es de las mejores que tiene el MCU y pareciera que comparten cámara hace rato, sin embargo ésta es la primera vez que lo hacen. Otra que tiene una gran labor, al contrario que en su participación anterior, es Zendaya quién ahora goza con mucho más protagonismo y no es sólo un interés amoroso sino que también demuestra que tiene mucho más potencial del que se podría creer en un primer momento y que todo lo que representa llevar el papel de MJ a la pantalla está en buenas manos. A pesar de un arranque muy flojo que bordea con peligro lo decididamente malo, Spider-Man: Lejos de Casa llega para plantear uno de los conflictos que posiblemente harán tambalear nuevamente el MCU. Con un gran desarrollo visual y de efectos especiales y con una muy buena participación de sus protagonistas, esta secuela del arácnido demuestra que Marvel tiene con que seguir sorprendiendo a futuro.
Ilusiones adolescentes. El clásico arco del camino del héroe alcanza nuevas escalas en la nueva aventura del arácnido de Queens. Siguiendo los eventos ocurridos en Avengers: Endgame, Peter Parker (Tom Holland) se encuentra en un nuevo punto de quiebre de su vida adolescente luego del desolador chasquido, o debería decir blip, que acabó con la mitad de la vida en el universo. Por un lado debe lidiar con la trágica pérdida de su mentor Tony Stark (Robert Downey Jr.), lo que deposita en sus hombros el peso de deber estar a la altura del hombre que confío en él. Por el otro, se encuentra su intento por vivir su juventud libremente con las expectativas generadas por un viaje escolar al continente europeo y el deseo de declararle su amor a MJ (Zendaya). Los malabares que debe hacer Peter para sobrellevar sus dos vidas son narrados con un balance que integra perfectamente el humor dentro del género de acción superheroico y viceversa, lo que hace que incluso por momentos logre superar al excelente tono de la primera entrega. Si bien esta secuela se encuentra fuertemente anclada al MCU, no olvida que se sigue tratando de la visión de mundo de un adolescente. Es así que aunque muchos de los elementos principales de la historia ronden en torno a lo ocurrido en otros films, la narración prioriza los sentimientos más a flor de piel de un joven como lo es Peter. Y es que sin importar los cósmicos o monstruosos peligros a los que debe enfrentarse el protagonista, el desarrollo y el entendimiento con el que es llevado el personaje a la pantalla se ven reflejados en el carácter fresco e íntimo de su construcción narrativa, un tratamiento que busca reflejar el espíritu joven —y lo logra. Los gags humorísticos casi siempre están al servicio de la trama y, más importante aún, son acordes al carisma de sus personajes. Entendiendo esto, la historia toma las intenciones amorosas de Peter como uno de los ejes principales de la trama, a través del cual un film de superhéroes también puede funcionar como una buena comedia romántica de enredos. Son las interacciones y encuentros con MJ, que varían entre lo tierno y lo vergonzoso gracias al encantador carisma de la pareja, lo que le brinda una calidez a la historia que resalta su valor en la humanidad de los personajes. Incluso, esas mismas intenciones se pueden ver en la intensa pero fugaz relación de Ned y Betty (Jacob Batalon y Angourie Rice), convirtiendo la apropiada mirada juvenil en un efectivo comic relief a lo largo de todo el film, debido a que la frescura y la agilidad para el humor con la que se desarrolla la trama se ve ligada a las esperanzas e ilusiones, no solo de Peter, sino de todo el conjunto de compañeros de escuela que lo acompañan. Y es por ello que temáticamente también entra en sintonía perfecta el villano de esta entrega, el hacedor de ilusiones Mysterio (Jake Gyllenhaal). Mysterio es un personaje que se presenta como un aliado que une fuerzas con Nick Fury (Samuel L. Jackson) y el arácnido para detener el ataque de los seres mitológicos conocidos como los elementales. Criaturas de tierra, agua, fuego y aire que se encuentran asolando distintas regiones geográficas del planeta. Lo cierto es que el personaje se sirve de la credulidad de Peter —y del espectador de este tipo de cine que acepta todo tipo de elemento fantástico— para engañarlos por igual gracias al experto manejo de su tecnología de lo ilusorio. Es en este punto donde el film impacta con sorpresa para bien con un cambio que funciona en todo sentido, porque si bien la espectacularidad de las escenas de acción contra los elementales están muy bien logradas —sobre todo gracias a esa integración del humor dentro de la acción— lo cierto es que a las mismas les faltaban intenciones argumentales y la presencia de un villano que respondiera a ellas de manera más acorde a la historia. Así, el director se sirve del engaño de Mysterio para forjar una relación con Peter y de allí nace otra relación entre personajes donde Peter puede sentirse cercano a una figura masculina que lo entiende y lo aconseja como alguna vez supo hacer su anterior mentor. La cercanía de estos personajes hace que el espectador pueda entender más a fondo los miedos de Peter— como el héroe que debe ser— pero más importante aún, como el joven repleto de temores e inseguridades que todavía es. De esta manera, Jon Watts unifica de forma temática los elementos cómicos y dramáticos del film por medio de las distintas relaciones que forjan el carácter del protagonista y, por ende, se enfoca más en la humanidad del mismo, lo que refuerza la empatía del espectador para con él. Una vez que Mysterio revela sus verdaderas intenciones, en cierta forma lo que sería cuando un mago nos revela su truco, el enfrentamiento y los peligros que devienen de sus planes se intensifican apelando más al nivel actoral de la performance de Gyllenhaal y al virtuosismo visual, logrando un mayor impacto que las enormes secuencias de destrucción masiva en lugares como Venecia o Praga. La secuencia de manipulación ilusoria un tanto lisérgica en la que el villano utiliza todo su dominio del engaño para desorientar a nuestro héroe, pone en juego una serie de imágenes que respiran el peligro que corre el protagonista al mismo tiempo que las distintas ilusiones se abren paso como salidas de gigantes viñetas de historieta, una amalgama entre el vuelo imaginativo y lo sensorial de las peores pesadillas. De esta manera, Spider-Man: Lejos de casa mantiene, y en ocasiones supera, el carácter humorístico con el que Jon Watts abordó al personaje en su primer film, en esta ocasión haciendo crecer al personaje a través de sus vivencias sin perder de vista que todavía es un chico y debe comportarse, actuar y fallar como tal, y lo hace aprendiendo y equivocándose de las personas que lo rodean y marcan el camino que apenas ha comenzado a transitar. Las ilusiones de lo próximo a venir están presentes y no son parte de un efecto engañoso. Es cuestión de confiar en el sentido arácnido, en la persona que es, para alcanzarlas, sea esto el derrotar a un criminal o invitar a salir a la persona que ama. El director entiende esto y trata a todos los elementos en juego en la vida de su personaje con la misma importancia, guiándolo en su viaje de la forma más divertida posible. Y nosotros, los espectadores, nos sentimos dichosos de acompañarlo y disfrutarlo, sin importar hacia donde nos lleve.
Entre el legado de Iron Man y la efervescencia adolescente. Después de los hechos acontecidos en Avengers: Endgame, la expectativa era alta ante la primera película post destrucción mundial de Thanos y el consecuente “blipeo”; agregando también la muerte de varios de nuestros héroes favoritos, sobre todo la del líder Marvelita, Iron Man. Más que nada por la conexión especial que siempre tuvo con Peter Parker (Tom Holland), nuestro adolescente arácnido, quién en esta entrega querrá eludir sus responsabilidades como superhéroe para vivir aventuras junto a sus amigos, y sobre todo conquistar a Mary Jane (Zendaya). Es así que evitando las llamadas de Nick Fury (Samuel L. Jackson), se embarcará en un viaje escolar por Europa, con sus compañeros de clase. Pero Fury no tardará en contactarlo, en persona, debido a que el mundo corre peligro. Lo experimenta en carne viva cuando en pleno paseo en Venecia, se materializa un coloso de agua que devasta todo a su paso. En este momento seremos testigos de la presentación de ¿otro superhéroe?: Quentin Beck, un soldado de otra dimensión apodado Mysterio (Jake Gyllenhaal), que detendrá al destructor. Impresionado, Peter entablará un vínculo con Mysterio, quien le parece que tiene el temple y todas las cualidades para suceder a Iron Man. También guiado por la ansiedad de sacarse de encima los compromisos heroicos, el joven le entrega las súper gafas que le ha legado Tony Stark para combatir el mal. Cuando el arco narrativo parece llegar a un desenlace satisfactorio, combatieron a los monstruos y Mysterio es un héroe aparentemente soñado, algo sucede (claro estamos a mitad de la cinta). Otra subtrama toma fuerza: nuestro novel superhéroe ¡es un bluff! En un breve raccontto nos enteramos que es un empleado despechado de Stark, quien junto otros especialistas despedidos de la empresa del multimillonario, deciden recuperar la tecnología que ellos han ayudado a crear; claro que engañado a un tímido adolescente Spider-Man. A través de ilusiones virtuales, la intención de Mysterio es convertirse en el ser más poderoso del planeta para de paso desterrar al grupete Avengers. Cuando Peter se da cuenta de la trampa, se calza el traje sin dudarlo, y asume la responsabilidad de sus súper poderes para enfrentarse a uno de los villanos más temibles y listos de la franquicia. Spider-Man: Lejos de Casa, no va a desilusionar a los fans. Si bien narrativamente no es de lo más sofisticada, se compensa con peleas espectaculares, una buena dosis de humor, una acertada construcción de personajes, y por los elementos identitarios que la hacen pertenecer al MCU. El ingrediente coming of age parace estructurar un relato que le otorga algo de frescura a la solemnidad superheroica; es tan o más importante dar el primer beso a la chica que te gusta, que salvar al mundo. Claro que te debes quedar a las escenas post créditos, la primera es sumamente REVELADORA, todo un sacrilegio, y más que funcional a la trama: en una pantalla gigante, en medio de la ciudad, un Mysterio convaleciente y dejando muy mal parado a nuestro héroe teen, ¡revela la verdadera identidad de Spider-Man! En esta escena también aparece John Jonah Jameson, el editor en jefe del Daily Bugle que ya sabemos que no siente nada de empatía por Spider-Man; seguro que Marvel algo planea con este personaje. La segunda es más una humorada; la escena comienza con Maria Hill y Nick Fury manejando un automóvil, cuando de repente ambos cambian de aspecto, ¡son skrulls! Parece que Talos y su esposa se hicieron pasar por estos personajes, mientras que Fury se encuentra en una especie de estación espacial, trabajando a la par otros skrulls. ¿Significa que Marvel expandirá su universo? Son solo especulaciones a raíz de las cuestiones que dispara está sólida y digna entrega del muchacho araña.
¿Lejos de casa? Spider-Man: De regreso a casa afianzó la inclusión de Peter Parker en el universo cinematográfico compartido de Marvel. Su «Homecoming» era la reinterpretación de un titulo surgido en un arco argumental de los comics y el guiño pasaba por decirnos que el regreso a casa de Spider-Man era el regreso de Spider-Man a este universo, para que nuestro héroe pudiera compartir aventuras con Iron Man, el Capitán América y compañía, con todo lo que esto conlleva. La casa del Spidey de Tom Holland es Marvel Studios. En este sentido es difícil evaluar una película perteneciente a este universo luego de que pasara tanto agua debajo del puente. No sólo porque venimos de Avengers: Endgame (la que probablemente sea la película más taquillera de la historia) con las consecuencias argumentales que eso conlleva. Sino porque luego de esta clase de eventos cinematográficos (signo de los tiempos que corren en donde bien o mal, el cine de superhéroes y especialmente el de Marvel es el buey que tracciona financieramente a la industria) cada vez resulta más cuesta arriba hacer un producto que impresione a las masas. Lo logra, sí. Y eso es muy meritorio. Uno sale del cine asombrado y boquiabierto luego de ver la (hasta la fecha) última película de Spider-Man, sintiendo que el hombre araña parece salir airoso de este tremendo desafío. Pero a costa de algo que se fue construyendo secundariamente desde la primera Iron Man (2008) y ahora película a película pasa a tener cada vez más, un lugar central: las historias pierden un porcentaje de su integridad y de su cohesión interna para convertirse en un capítulo más de un novela universal que no hace más que expandirse continuamente. ¿Eso es algo bueno o malo? Digamos que tiene pros y contras. Sin profundizar mucho más al respecto, abrimos el paraguas de las salvedades para hablar de Spider-Man: Far From Home. Nos encontramos en un mundo que ha velado a Iron Man, al Capitán América y a Black Widow. Pero que más dramáticamente, ha sobrevivido a unos 5 años con una mitad de la población desvanecida que luego regresó como si nada hubiera pasado. En este contexto, el grupito escolar de Peter Parker pega un lindo viajecito por Europa y nuestro amigable vecino nada quiere saber con llevarse el traje con él, intentando dejar su poder y responsabilidades en tierras norteamericanas. Desde ya que no lo logra, debido a la aparición de monstruosas criaturas gigantes en el viejo continente y a la insistente convocatoria de Nick Fury, quien por lo menos lo asocia con un recién-llegado-encapotado-con-superpoderes llamado Quentin Beck. En este escenario y a pesar del rollo superheroico, Peter sigue siendo Peter y su mayor preocupación pasa por declararle su amor a su cool compañera de clase, MJ. Creo que en el último punto la película gana por afano. Lejos de Casa sigue siendo una historia sobre Peter, sus intereses amorosos y sus compañeros de clase. Y por supuesto, acerca de como le cuesta horrores hacer convivir su vida privada con su faceta superheroica, una temática que no debería faltar en ninguna historia de Spider-Man. La cinta maneja muy bien las relaciones interpersonales y enamora en cuanto al grupo de chicos y bizarros profesores de la clase. En todo esto es clave el sentido del humor y es el punto más fuerte, donde se nota una muñeca muy precisa de parte del director Jon Watts. Lo que hace reír no son los chistes bobos, sino las situaciones cómicas. Sí, también los hay pero enhorabuena estos funcionan ya que están muy bien colocados. También lo decimos porque un error típico de las películas de Marvel, es exagerar con ciertos chistes y arruinar momentos dramáticos, forzando el humor en situaciones y/o personajes que no se acoplan tan bien a esto. Por suerte tenemos en Spider-Man un personaje al que le calza muy bien este tono y tenemos a un director que evidentemente sabe manejarlo con maestría. Betty, Ned & MJ Por otra parte, no deja de resultar raro ver a Spider-Man, fuera de casa. Lejos de New York, nos encontramos con un héroe que se columpia por diversos lugares de Europa. La historia nos ofrece hermosas postales visuales e intencionadamente nos mete en un contexto distinto para re-presentarnos a nuestro héroe, luego de haberlo visto en tantas películas anteriores trepar los mismos edificios clásicos y pelear contra carteristas en callejones. Ahora lo tenemos no solo en otras ciudades, sino contra villanos que parecen inasibles. Europeo No deja de resultarme muy agradable ver a Jake Gyllenhaal en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) y me alegra verlo encarnando a un personaje como Quentin Beck. Visualmente fascinante, su intervención nos regala una de las escenas más espectaculares que habremos tenido en la historia del UCM. Sí, debo decir que el personaje me dejó un gusto agridulce ya que no me convencieron tanto sus orígenes y motivaciones y creería que por su espíritu, los guionistas podrían haber jugado mucho más con él y en verdad haber explotado mucho más su potencial. No obstante, su participación no deja de ser remarcable. Mysterio El punto más flojo de la película no es culpa de la película en sí (que argumentalmente hace lo mejor que puede) sino del universo del que forma parte. Por ejemplo, resulta bastante cuesta arriba aceptar que luego de que desapareciera la mitad de la población del universo durante cinco años, las consecuencias fueran mínimas, que todos parecieran tomárselo como un chiste y que todo transcurra dentro de carriles perfectamente normales. Lo que también resulta algo cansador es el peso que tiene la figura de Iron Man en la saga del Spider-Man del UCM. Soy el primero en reconocer cuán importante fue la primer Iron Man como para moldear todo este universo compartido. Y me encantó verlo reclutando a Spidey en Civil War, tutoreandolo en Spider-Man: Homecoming y abrazándolo en Infinity War y Endgame. Pero llega un punto en el que el mensaje ya está claro. No digo que se deba eximir de la referencia en esta película. Pero sí parecería que en Far From Home su participación fantasmática está sobreexplotada y de más está decir, que resulta absolutamente prescindible. Iron Man en todos lados En resumen, Spider-Man Lejos de Casa es una buena película, que maneja muy bien el tono y resulta por momentos hilarante, haciendo foco en Peter Parker y sus compañeros de clase. Cumple con el apartado de la acción. Y aprueba aunque sin sobrarle nada, en cuanto al conflicto dramático. Un buen capítulo de un universo cinematográfico que a la vez que aloja, cada vez más corre el riesgo de dañar a sus personajes debido a ser algo posesivo. De algún modo no le permite independizarse y tomar brillo propio, manteniendolo siempre dentro de su casa. Tal vez sea ese el mayor reproche que podemos hacerle a la última e igualmente asombrosa película de nuestro amigable vecino Spider-Man.
Adolescente-Araña: Ser o no ser, esa es la cuestión Luego de los acontecimientos en la reciente Avengers: Endgame, Spider-Man: Lejos de casa retoma la acción en el mismo periodo temporal como pretexto para profundizar en las secuelas de lo sucedido en Spider-Man, uno de los héroes más jóvenes de los Avengers (Vengadores), en ésta su segunda película individual y la numero veintitrés dentro de toda esta nueva y amplia saga. Por Denise Pieniazek “To be, or not to be, that is the question: Whether 'tis nobler in the mind to suffer The slings and arrows of outrageous fortune, Or to take arms against a sea of troubles And by opposing end them(…)” Hamlet-William Shakespeare Spider-Man: Lejos de casa (Spider-Man: Far from home, 2019) continua temporalmente exactamente donde finalizó Avengers: Endgame (2019), después de equiparar el conflicto del tirano Thanos y con el desenlace heroico de la muerte sacrificial de Tony Stark/Iron Man, mentor del joven Spider-Man. En dicho sentido para sus realizadores este largometraje completa lo que el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel) ha llamado la saga “Infinito”. Ésta secuela de Spider-Man: De regreso a casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) plantea un nuevo conflicto para el adolescente Peter Parker/Spider-Man, quien, tras la muerte de Iron-Man, su mecenas heroico, y en cierto sentido una figura paterna, deberá debatirse entre tener la vida de un joven común y corriente o la responsabilidad social que ha devenido de sus súper-poderes. En consecuencia, el planteo de la primera saga de Spider-Man (2002-2007) sintetizado en la escena en que su tío Ben le dice: “todo poder conlleva una gran responsabilidad”, es en Spider-Man: Lejos de casa profundizado durante toda la película. Si bien no hay una relación de intertextualidad directa con la tragedia Hamlet de Shakespeare, la imagen de Tony Stark aparece constantemente durante todo el filme de forma “fantasmagórica” (al igual que el difunto rey Hamlet) a través de homenajes en las paredes de las distintas ciudades, como así también un mensaje especial dirigido para el joven Spider-Man (interpretado por Tom Holland). Por ende, resulta pertinente salvando las distancias establecer dicha reminiscencia, mediante un joven que no quiere decepcionar la confianza que ha depositado en él Stark. En consecuencia, parece que en los tiempos posmodernos los reyes han sido reemplazados por superhéroes. En dicho sentido, mientras que en el viaje de autoconocimiento de Spider-Man que comenzó en Spider-Man: De regreso a casa sus problemas eran triviales y típicos de un adolecente, en esta ocasión sus conflictos se han agudizado de acuerdo a su madurez y a todo lo acontecido en Avengers: Infinity War/Endgame. Por ende, puede concluirse nuevamente que, a mayor poder, mayor responsabilidad y debates internos de la psicología del personaje. Al igual que su predecesora Spider-Man: Lejos de casa, estructuralmente posee un prólogo, en este caso situado en México en el cual Nick Fury (Samuel L. Jackson) y el personaje interpretado por Jake Gyllenhall apodado “Mysterio” combaten contra una nueva aparente amenaza. Es pertinente aclarar que “Mysterio” es el nombre de varios personajes viles que aparecieron en los comics de Marvel (desde 1964), la primera representación del personaje posee el nombre de Quentin Beck que se representa de dicho filme, pero que, a pesar de mantener su esencia, la cual es la simulación, realiza varios cambios en el mismo. Una vuelta de tuerca del guión (en la cual se evita profundizar para no ocasionar spoilers) resulta bastante predecible pero necesaria, otorga un sólido villano-que al igual que el Michael Keaton de la primera entrega- es humano y aún más sólido en sus argumentos. Es decir, que se representa nuevamente para Spider-Man un rival sin súper-poderes, pero con acceso a poderosa y sofisticada tecnología “usada con malos fines”. Esto es sin dudas un acierto, primero debido a la convincente actuación de su interprete, y porque es algo poco frecuente en las películas sobre súper-héroes la construcción de un villano consistente. Según el villano en cuestión “el fin justifica los medios” y se considera que a través de sus parlamentos se esbozan reflexiones interesantes sobre el mundo posmoderno actual. En primer lugar, lo que parece ser una reflexión sobre el cine actual paradójicamente enunciada desde una película de comics y superhéroes que parafraseando “para llamar la atención en el mundo actual hay que tener un traje de superhéroes” y por otro lado, una profunda reflexión sobre la puesta en escena y la manipulación de la información a través de las nuevas tecnologías sintetizada en la frase “las personas necesitan creer y creen cualquier cosa”. Finalmente, este conflicto dualista enmarcado entre un héroe y un villano se irá desplegando en distintas ciudades europeas, en donde Peter Parker/Spider-Man se debate entre unas añoradas vacaciones y declararle su amor a su amiga MJ, y salvar al mundo. Al respecto es pertinente enunciar que la destrucción de diversas ciudades icónicas de Europa por su valor cultural e histórico serán demolidas tanto por los personajes norteamericanos como por este cine mainstream hollywoodense, lo cual resulta bastante simbólico a nivel semántico, puesto que generalmente los acontecimientos solían suceder principalmente en Estados Unidos. En conclusión, en términos generales, aunque Spider-Man: Lejos de casa resulta entretenida, no tiene grandes aportes originales al género y por momentos pierde dinamismo debido a la reiteración esquemática tanto de situaciones personales del protagonista como de batallas con su nuevo enemigo. En un análisis comparativo la primer entrega Spider-Man: De regreso a casa era más interesante, sin embargo, ésta segunda parte deja las puertas abiertas para una tercera que con la madurez del personaje podría resultar interesante. Por último, como consejo, no se retiren de la sala de cine hasta que terminen todos los créditos pues hay dos escenas extras al comienzo y final de los mismos. Una de ellas funciona como apertura hacia una posible nueva parte y la otra como gag, un elemento típico de comicidad del MCU.
Spider-Man: Lejos de casa funciona como el epílogo –algo abultado– de las consecuencias que dejó Avengers: Endgame. ¿Quién se encarga entonces de limpiar el desorden y, de paso, combatir las amenazas de otras galaxias? El plan de Peter Parker es aprovechar el viaje a Europa del cole, comprar una joya avejentada en un mercaducho de Venecia y dársela a MJ en la cima de la torre Eiffel. Pero a todo esto, ¿cuál es el plan de Spider Man para asumir sus responsabilidades? En principio clavarle el visto a Nick Fury funcionará. La vorágine de los estrenos provoca que te olvides la película que viste y no te quieras perder la que se estrena el jueves. Y si bien la nube de polvo de la batalla con Thanos ya empezaba a desaparecer, la nueva de Spider-Man tiene el objetivo de hacerte recordar que los superhéroes no tienen tiempo para descansar. Como viene la mano parece que tampoco el espectador puede reclamarle a sus ídolos favoritos unas vacaciones merecidas. Si lo llevamos a un extremo –pero que tiene ejemplos más que considerables en los minutos finales de Avengers: Endgame–, el recreo es la muerte. Spider-Man: Lejos de casa podría ser refrescante y necesaria como un vaso de agua o, si nos adecuamos a las circunstancias, a un Aperol Spritz en Venecia. Se dice que un remedio infalible contra la resaca es ingerir alcohol; con el mismo objetivo contradictorio en pos de una armonía general, el director Jon Watts agiganta las escenas de acción a lo mejor para para contrarrestar el efecto de la grandilocuencia de Avengers: Endgame, pero el resultado es un empacho aún mayor. Tras la llegada de Mysterio, el superhéroe paternal y que siempre le pone buena onda a pesar de las tragedias que le tocó vivir (viene de otro planeta Tierra en dónde perdió a su familia), Peter –para desentenderse de las responsabilidades que acaso no podrá cumplir– le regala unos súper anteojos que Tony Stark le había legado únicamente a él. A lo largo de toda la saga de El Hombre Araña dirigida por Sam Raimi el combate entre el deber y el deseo personal friccionaban con más suavidad que en Spider-Man: Lejos de casa. A diferencia del efectivo pero reglamentario Watts, Raimi declaraba la vida con un plano, las motivaciones y el mundo se establecían con la claridad de la visión arácnida (no busquen revelaciones en Lejos de casa similares a la escena del bar tras la llegada de Dr. Octopus en El Hombre Araña 2). El gurú de Marvel Kevin Feige y su equipo de directores pueden diseñar escenas de acción ingeniosas (los juegos virtuales del villano de este film son un punto a favor en comparación con la catástrofe al monumento de turno del tercer acto), pero es difícil que logren expresar un acercamiento humano sin que haya un coro para reforzar lo que debería ser simple y empático por naturaleza. Con el elenco que ostenta es difícil que Spider Man: Lejos de casa genere indiferencia. Cada personaje está delimitado con tanta planificación que el encanto es seductor pero finalmente vacío. Los guionistas Chris McKenna y Erik Sommers producen un gran trabajo de agrimensura. La ilusión es invitación de los actores. Tom Holland te hace creer que es el mejor Hombre Araña y por momentos consigue que pienses que lo es, pero si mirás con atención el patetismo acogedor de Tobey Maguire y la distinción británica e indistinguible de Andrew Gardfield funcionaban mejor en sus respectivos roles. Los one-liners no están hechos para Holland, quien siempre parece llegar tarde a entender el núcleo del chiste. Como el personaje que le toca interpretar, el desamparo también afecta al joven actor: siempre está a la espera de que alguien llegue a escena y le tire un centro adecuado. ¡Europa y el Hombre Araña! ¿Qué puede salir mal? Los mejores momentos están al comienzo, cuando los personajes llegan entusiasmados –entusiasmados como el espectador– a un continente que la aventura se dirige a conquistar. En Venecia, los chicos y los profesores se divierten y ahí está el soplo de relajación que Marvel necesita, pero que arruina con la aparición de un monstruo acuático. Cuando van a Praga hay una secuencia de encuentros y desencuentros en un concierto de ópera que parece guiñarle el ojo a los malabares que el Peter Parker de Maguire hacía con el deber y las obras de teatro de Mary Jane. Con la excepción de la felicidad inicial de los primeros minutos, se podría decir que hay una mayor profundidad turística en Euroviaje censurado que en Spider-Man: Lejos de casa, que encuentra en Agente Cody Banks 2: Destino a Londres a su aliado a la hora de la aventura juvenil. Lo que sigue es un spoiler. Spider-Man: Lejos de casa funciona con más vitalidad cerca de su hogar. La mejor escena de la película –y una de los instantes más logrados de Marvel desde Iron Man en adelante– está a mitad de los créditos finales, que recupera el heroísmo vecinal que nunca se debería haber ido de viaje con Tony Stark. Durante estos años vimos volar a demasiadas personas con trajes estrafalarios, pero cuando MJ se sube a su héroe y recorre Nueva York de edificio en edificio, el film evoca un sentimiento perdido. La revolución interna en ella y la sobriedad de él por compartir su poder con responsabilidad. Las caricias humanas habían quedado sepultadas por las consecuencias de un chasquido de dedos. Los planos de este momento son bellísimos y felices y dialogan directamente con el paseo de Superman y Luisa Lane en las alturas iluminados, aún con más cercanía, por la luz de la luna. Es magia que se vuelca en el manantial entre la primera vez y el presente.
Spider-Man llega con su segunda película en solitario de la era Tom Holland para... llevarnos de viaje por Europa?
EL ATRIBULADO HOMBRE ARAÑA El Hombre Araña siempre fue un superhéroe existencialmente adolescente, adolescentemente existencial o ambas cosas a la vez. Sus dilemas constantemente giraron alrededor de las figuras paternales, lo cual se reprodujo en sus diversas encarnaciones cinematográficas: el tío Ben era la referencia en la trilogía dirigida por Sam Raimi; los padres fallecidos en misteriosas circunstancias en las dos películas de Marc Webb; y ahora el seudo tutor que fue Tony Stark/Iron Man en el Universo Cinemático de Marvel. Lo último se potencia en Spider-Man: lejos de casa e incluso representa la parte más relevante del film, que sin embargo tiene demasiados elementos en la trama, a los que no llega a balancear del todo bien. Es que quizás esta secuela sufre las mismas dificultades que su predecesora, pero potenciadas: si Spider-Man: de regreso a casa era por momentos demasiado deudora del Universo Cinemático de Marvel, esto se ve de forma más profunda en Lejos de casa. La razón es muy evidente: luego de Avengers: Endgame, se necesita un recambio generacional y Peter Parker, con su inteligencia, nobleza y honestidad, es el indicado por el propio Tony Stark para reemplazarlo como nuevo Vengador. El problema es cómo manejar esas responsabilidades y hacerse cargo de ese rol, cuando Peter quiere ser, esencialmente, un típico adolescente y disfrutar de un viaje escolar por Europa y decirle a MJ lo que siente por ella. “Creo que Nick Fury acaba de secuestrar nuestras vacaciones de verano”, le dice a su amigo Ned cuando se empieza a forzar todo para que cumpla una misión junto al misterioso –valga la redundancia- Mysterio y no es tan difícil pensar que quizás Marvel secuestró un poco a Spider-Man. Por eso la comedia juvenil (que tenía un gran potencial a partir de la fusión con la road-movie) luce un tanto apagada e inconsistente, con varios personajes –como los profesores que acompañan a Peter y sus amigos- que solo pueden meter algunas líneas de diálogo de vez en cuando. Algo similar sucede con la vuelta de tuerca que revela al verdadero antagonista de la historia y que comparte demasiadas similitudes con el giro de Iron Man 3. Pero si el film de Shane Black sorprendía por completo al mostrarnos necesitamos de un imaginario para explicar nuestros propios miedos, la película de Jon Watts se muestra un tanto predecible –ya todo suena muy mal desde el comienzo- y excesivamente remarcada en su alegoría sobre la Era Trump y las fake news. Lo que sí termina funcionando -casi inesperadamente- es el drama de fondo, de tintes cuasi shakespereanos, con Parker transformado en una especie de Hamlet, un hijo sin padre enterándose de una traición y tratando de exponer la mentira, aun sabiendo el costo que implica porque él terminó siendo parte de ella. De hecho, Spider-Man: lejos de casa es mucho más atractiva en la medida que se permite ser más fluida y sintética: por ejemplo, cuando resume con apenas una secuencia y una pequeña palabrita (“Blip”) la hecatombe que implicó la serie de acontecimientos que marcaron Avengers: Infinity War y Endgame. Lo mismo cuando confía en la expresividad de Tom Holland para expresar sus dilemas internos o en su capacidad para construir comedia romántica y juvenil junto a Zendaya, Jacob Batalon, Marisa Tomei y un estupendo Jon Favreau. Pero, paradójicamente, el gigantismo narrativo la termina limitando, dejándola en un lugar transicional, de cierre de la Fase 3 y anticipo de la Fase 4 del Universo Cinemático de Marvel, e incluso quitándole vigor a un villano interesante desde su diseño de apariencias, pero sin la fisicidad que tenía Vulture en De regreso a casa. “Yo solo soy su amistoso vecino Hombre Araña”, le dice Parker a Fury en un momento de la película, a lo que el otro le contesta “Perra, por favor, fuiste al espacio”. Es cierto, ya fue al espacio, pero el atribulado Peter todavía es un amistoso vecino al cual le sigue costando adaptarse al enorme Universo Cinemático de Marvel.
Peter Parker (Spider-Man) se siente un poco solo luego de la desaparición de su mentor, Tony Stark. Por eso rehúsa los mensajes (Fury y algún otro) y se va de vacaciones con el curso. Pero ahora el adolescente le revela a Ted, su amigo, que gusta de Michelle, su compañera de clase. La primera escala del viaje es Venecia, donde compra un regalo para la chica con el deseo de deslumbrarla en la torre Eiffel. Ya en estas primeras escenas, el cambio de tono de "Spider-Man. Lejos de casa" es evidente. Se deja de lado toda nostalgia y melancolía, y se entra de cabeza en una comedia pochoclera de buen nivel, con recorrido de países a lo James Bond, un romance adolescente de fondo y todos los obstáculos que desafían a un superhéroe. Así, Venecia no sólo será canales y palacios; también la brutal aparición del nuevo peligro, uno de los Elementales, esos que representan uno de los cuatro elementos y contra el que lucha el chico Parker, siempre escondido bajo la identidad de Spider-Man. Entre lengüetazos de fuego y bocanadas de humo, mientras caen torres y el agua se tiñe de rojo, conocerá a Quentin Beck (Jack Gyllenhaal), con el que se engaña considerándolo un buen amigo. Claro, no leyó las historietas del "Hombre Araña" de Stan Lee y Steve Ditko, donde Beck es Mysterio, el supervillano. "Spider-Man. Lejos de casa" encuentra con el director Jon Watts el tono justo de la saga Marvel, la espectacularidad en paisajes y contiendas, y el humor presente en la historia humana de un chico común al que el azar dotó de superpoderes. Como él mismo dice, "sólo un adolescente de Queens" con todo lo que significa habitar el condado étnicamente más diverso del mundo y más habitado de Nueva York. ENAMORADO La nueva película del Hombre Araña deslumbra por sus efectos especiales, por su ritmo imparable y por ese continuo desborde que hace que los chicos de escuela en viaje de vacaciones conviertan el lugar al que llegan, Venecia, Praga, Berlín, Holanda o Inglaterra, en un campo de batalla. Allí Peter Parker arma sus telas y se desliza entre ellas enfrentado a los milenarios Elementales que desafían al mundo, en una manifestación constante de su condición de héroe. Unos minutos y el temerario se convierte en un tímido estudiante deslumbrado por la morena Zendaya, la chica que espera la dalia negra como regalo imposible de un amor futuro. Huídas vertiginosas, ciudades que vuelan en pedazos, bromas divertidas y actores que se pasan, como Gyllenhaal en el supervillano Mysterio, exigiendo más papel a gritos; el simpático Jacob Batalon como el amigo del alma; Zendaya, la noviecita en potencia y, por supuesto, el intérprete ideal de Spider-Man, Tom Holland, con toda la ingenuidad que requería el Peter Parker de la tía May (la divertida Marisa Tomei). Advertencia; no perderse los dos pos-créditos que revelan intimidades del próximo capítulo de la saga y de la verdadera identidad de personajes a los que seguimos en la historia. Sorpresa y un festín de fakes news.
Como en casa El título promete unas vacaciones por el extranjero, y en este sentido Spider-Man: Lejos de Casa (Spider-Man: Far From Home, 2019) es mucho más exitosa que Hombres de Negro: MIB Internacional (Men in Black: International, 2019). No sólo resulta un tour más pintoresco, sino que los espacios están más aprovechados, mejor trabajados. Luego de tanta pantalla verde y paisajismo digital resulta placentero ver una película de superhéroes que parece ocurrir en el mundo real, aunque sea uno retratado con la deferencia exotista de Hollywood. Esta bajada a tierra (más literal imposible tras el cataclismo espacial de las anteriores “Avengers”) no sólo se ve reflejada en las locaciones - una ristra de íconos europeos como Venecia, Praga, Berlín y Londres - sino también en el enfoque más pequeño y ligero de la historia, que se centra en los esfuerzos de un adolescente por declararse a la chica que le gusta. Que el adolescente sea Peter Parker (Tom Holland), alias Spider-Man, es incidental. La película tiene tanto en común con el Universo Cinematográfico Marvel como con el tierno cine de John Hughes. Una de las tangentes más divertidas de la película ocurre al principio, mientras lidia con los cabos sueltos de Avengers: Endgame (2019) de la forma más creativa y ligera posible. Pero pronto eso se hace a un lado y la historia toma un rumbo familiar. A saber que Spider-Man se bate contra colosos de agua y fuego, y que la película no puede terminar sino con una gran batalla repleta de destrucción y efectos especiales, pero las mejores partes terminan siendo las que devuelven la atención a la comedia estudiantil porque es la parte más humana e interesante de la historia, por más ridícula que sea. Desde que fue materia de Sam Raimi, el atractivo de Spider-Man siempre ha sido el conflicto interno entre balancear la responsabilidad que conllevan sus poderes y el ansia por llevar una vida normal. Esto lleva a frustraciones divertidas cuando Peter quiere cortejar a MJ (Zendaya) durante una excursión por Europa pero el deber se interpone. Es gracioso porque Peter debe atajar constantemente su id en sus momentos de mayor vulnerabilidad, y tierno porque MJ claramente quiere corresponderle. Holland y Zendaya tienen más química que la mayoría de sus contrapartidas adultas en el MCU. También se destaca el resto del elenco, diverso y versátil dentro del estereotipo cómico que le toca interpretar a cada uno: Samuel L. Jackson en el papel del irritable Nick Fury, Martin Starr y J.B. Smoove como los sufridos profesores acompañantes de la excursión, Tony Revolori como un patético bully y Jacob Batalon y Angourie Rice como una pareja de tortolitos insufribles. Fiel el molde de Hughes, los adultos son todos entes unidimensionales demasiado naif o ineptos para ser de gran ayuda, y los adolescentes blanden sus inseguridades a cada oportunidad con gusto. No hay grandes sorpresas por este lado. La gran novedad de la película, aparte del cambio de escenografía, llega en la forma de un personaje apodado Mysterio (Jake Gyllenhaal), quien se presenta como un aliado para Spider-Man en su lucha contra los llamados “Elementales”. El rol de Mysterio es lo suficientemente maleable que lo convierte en el personaje más interesante de la trama (caso similar al Vulture de Michael Keaton), además de proveer lo más parecido a una autocrítica que Marvel ha hecho en su extenso catálogo de espectáculos de luz, pero por más fuerte que sea su motivación las acciones del personaje no resisten mucha lógica. En teoría debería ser un problema seguirle el hilo a la megalómana Avengers: Endgame, pero Spider-Man: Lejos de Casa tiene la ventaja de poder concentrarse en un superhéroe en vez de treinta y de tratarlo como persona primero y superhéroe después. Parece que Spider-Man sólo puede aprender la misma lección una y otra vez, acerca de ser todo lo que puede ser, pero Peter Parker es libre de formar parte de comedias simpáticas como esta.
Spider-man Lejos de casa posee una gran carga: es el film posterior a Endgame y hay mucha curiosidad. No es que el público espera un espectáculo de proporciones épicas ese nivel, y si lo hacen están muy equivocados, sino más bien es el saber cómo el universo lidia con las consecuencias de lo que pasó en esa película luego del “blip”, término explicado casi ni bien arranca el metraje. Spider-man es un gran personaje, tal vez el mejor de Marvel, y su popularidad mundial es impresionante. Sin embargo, el Studio sigue anclándolo demasiado en el Universo Cinematográfico Compartido MCU en sus aventuras individuales, y eso no lo deja brillar por completo, aún con su gran intérprete. Tom Holland sigue creciendo película a película y es, sin dudas, lo mejor del film. Hay un claro pase de antorcha bien simbólico en referencia a Ironman, más allá de a lo que aluden en algunas escenas, y puedo imaginarlo como una figura que va seguir creciendo y ocupando un lugar central durante los próximos 10 años o más. Amén de todo esto, al estreno en cuestión le cuesta mucho arrancar. El setting de la primera hora incluso puede llegar a aburrir, y eso no quiere decir que necesitamos más peleas y/o explosiones, sino un mejor desarrollo para los sentimientos planteados y no tantos pasos bobos de comedia con Happy Hogan o los profesores de Peter. Y el otro gran problema que tiene es su previsibilidad. Si tenés idea del personaje Misterio por los comics, ya sabés por dónde va. Pero aún para el espectador no comiquero, es todo demasiado obvio. En cuanto a la acción, la puesta, todo lo técnico e incluso la visión, el director John Watts se cierne a la Fórmula Marvel. Con resultado de puro entretenimiento, pero sin ningún tipo de profundidad. En cuanto al elenco, destaco a Zendaya y Jon Favreau, por nombrar buenas evoluciones en personajes ya conocidos y presentados. Pero con respecto a la contrafigura, Jacke Gyllenhaal está bien pero no causa ningún estruendo. O sea, es un gran actor y por lo tanto laburó bien. Pero su personaje, salvo por una escena en el climx, no deja demasiado para analizar o reflexionar. Y eso es lo que pasa con el film en general, será olvidado con el tiempo. Nadie hablará (ni para bien ni para mal) de Spider-man Lejos de Casa. Cosa que si sucede con la trilogía de Sam Rami e incluso las dos entradas protagonizadas por Andrew Garfield. El Spider-man de Holland será recordado por su interacción en el Universo Marvel sino es que le sueltan un poco más la cuerda en los próximos films. Nota: Como es costumbre, Endgame fue la excepción, hay dos escenas post-créditos. Una en el medio y otra al final de todo.
Esta nueva entrega de arácnido personaje, nuevamente interpretado por Tom Holland, se establece rápidamente como una comedia, luego incluirá la acción y derivara mas tarde, bastante temprano, en una más de superheroes. Lo que se define como una de superheroes, comedia de acción. Hasta cierto punto casi que lo lográ Las primeras imagenes se dividen en dos secuencias, en la primera sirve para presentar a un nuevo superheroe, sin nombre, toda una escena de acción muy bien estructurad y desarrollada, La segunda termina de establecer un muy alto registro, autorreferencial al mundo Marvel, en un homenaje a los personajes fallecidos en ”Avengers Endgame”¨ (2019) con la canción ”Siempre te amare”, ¨interpretado por Whitney Houston, todo realizado con excelencia formal, estructural narrativa, con un punto de quiebre equiibrado y un cierre a la altura de las circunstancias. Ahi termina todo, lo que sigue es un filme que se anticipa constantemente a si mismo. Peter Parker decide irse junto a MJ, Ned y el resto de sus amigos a pasar un tiempo a Europa, en plan de viaje de estudios. Sin embargo el plan de Parker, para dejar de lado sus superpoderes durante unas semanas se ven truncados, cuando Nick Fury (Samuel L. Jackson) se contacta con él para solicitarle ayuda para frenar el ataque de unas criaturas elementales que están causando el caos en el continente. En ese momento Parker vuelve a ponerse el traje de Spider-Man para cumplir con su labor. La inclusión de los personajes laterales, pasan de una rápida presentación a un desarrollo mediocre, para terminar algunos con giros tan previsibles que se tornan aburridos. El punto que lo que más anima el relato es el recorrido que plantea el personaje en su versión de Peter Parker, un adolescente que no quiere asumir la responsabilidad que le otorgan/condicionan/obligan sus poderes. Su anhelo es poder estar a la altura de la joven compañera MJ (Zendaya), de quien esta enamorado (Zendaya es literalmente más alta que Tom Holland). Para eso necesita la ayuda de su amigo y confidente Ned Leeds (Jacob Batalon), el único de sus amigos que conoce su secreto. En la primera escala de este viaje (filme turístico, casi) Venecia, se hace presente ese superhéroe del principio, ahora con nombre y apellido Quentin Beck / Misterio (Jake Gyllenhaal) El problema es que en tanto guión literario y diálogos parecen estar mas enfocados en querer hacer reir que desarrollar el conflicto interno del personaje, y eso resta valía a esta parte de la trama. La otra, la de superhéroe, queda desdibujada por no tener ningún elemento sorpresa, aunque si escenas muy bien filmadas, con la computación a la orden del día para que los efectos especiales funcionen sin perder oportunidad de incluir un discurso en el que las relaciones humanas son más importante que toda la tecnologia, pero que no se puede vivir sin ella. También sirve para establecer una continuidad del personaje, no mucho más. El tema de la selección de actores en Marvel, sigue siendo prioritario, las actuaciones son muy buenas, todas, salvo Zendaya que no termina de hacerse del personaje, y pierde en la comparación con Kristen Dunst. Tom Holland da con el personaje siempre, tiene más de adolescente ingenuo, eso favorece, aunque se extrañe el romanticismo que le imprimió Sam Reimi en el cuerpo de Tobey Maguire. Los fanáticos podrán disfrutarla, al resto le queda un poco más de dos horas entretenidas.
La película respeta al personaje y lo que lo hace atractivo: la combinación de indefensión emocional con poder físico. Quizás sea difícil de diferenciar, para quien no ha entrado en este juego, un superhéroe de otro. Pero cada uno tiene un problema con esa doble naturaleza humana-sobrehumana. Para Capitán América, el heroísmo es un deber; para Iron Man, una adicción. Pero Spider Man es otra cosa, siempre fue otra cosa porque es un adolescente: por un lado, un pibe que se fascina con ser secretamente ultrapoderoso; por el otro, un pibe angustiado por no saber qué hacer con todo eso. Bueno, como cualquiera de nosotros a los 16 años. Aquí el personaje lidia con los efectos del final de Avengers-Endgame, lo que implica la partida de su mentor, por ejemplo. Y lo mismo les pasa a los espectadores: Marvel tiene que empezar (al menos en el cine, donde los actores cierran contratos o ceden a la biología) de nuevo. Así que por una vez, la película refleja el estadio en el que los fans y los que siguieron con curiosidad y creciente empatía la serie se encuentran hoy. ¿Y ahora qué? es la pregunta central. La película respeta al personaje y lo que lo hace atractivo: la combinación de indefensión emocional con poder físico. Falta que esto madure, y quizás falte –aunque Jon Watts hizo las cosas bien en Spiderman-Regreso a casa hace un par de años– un director que se apropie, como de algo personal, de este asunto. Mientras, nos divertimos porque Holland entiende todo y el resto del elenco, también. PD: raro ver a Jake Gyllenhaal, que fue Donnie Darko y resignó ser el primer hombre araña en el cine (fue la primera elección antes de Tobey Maguire) en este contexto, casi una humorada.
En las últimas décadas, el cine de superhéroes ha sabido ganar una comunidad global de fanáticos y ha redefinido el rumbo del cine de Hollywood. Para los detractores de estas películas, se trata de un símbolo de agotamiento de un Hollywood que no da para más. Mientras que los amantes de estos suculentos festines, disfrutan con entusiasmo la supervivencia de un gran espectáculo, que con el paso de los años se debate entre la amenaza del abuso de la autorreferencia y los bienvenidos chispazos de frescura. Spider-Man: lejos de casa pendula con irresistible encanto entre el manojo de información que ha generado Marvel a través de 23 films, y la soltura con la que entrelaza los códigos más clásicos del cine de aventuras con las secuencias pirotécnicas más deslumbrantes, a puro motor de efectos de altísima tecnología. Este eslabón está directamente conectado con cierto acontecimiento de Avengers: Endgame que a esta altura, con casi 4 millones de espectadores en nuestro país, se puede mencionar sin que resulte un spoiler fatal. Todo fan de este mundo de héroes y heroínas, está asomándose a una nueva era sin Tony Stark/Iron Man. Y ahí, en medio de esta suerte de duelo que ya se anticipaba como inevitable, irrumpe la burbujeante secuela de Spider-Man: de regreso a casa. Un combo luminoso que incluye acción a granel, romanticismo adolescente y bocadillos de comicidad irresistible. Esta bomba de entretenimiento tiene todo lo necesario para mantener su mecha encendida durante poco más de dos horas, incluyendo un bonus fundamental que está durante los créditos de cierre. Tom Holland le imprime a su Peter Parker/Spider-Man un carisma que no se apaga ni en una sola escena de esta aventura trepidante que se reparte entre Venecia, Praga, Berlín y Londres. Un viaje de estudiantes por las mencionadas ciudades europeas, en donde Peter piensa declararle su amor a MJ (Zendaya), sirve como impulsor de gran parte del tono juguetón con el que transcurre este divertimento pasado por hormonas teen. La referencia inmediata son claramente las comedias adolescentes de los '80, con aliados y antagonistas que tienen matices similares a los de aquellas entrañables películas, aquí ligeramente actualizados a estos tiempos, por ejemplo uno de los compañeros está obsesionado con compartir todo lo que va pasando en el periplo a traves de lives e historias en las redes sociales. Obviamente, Nick Fury (Samuel L. Jackson) vuelve a funcionar como una suerte de guía protector para las decenas de peripecias que atraviesa el joven arácnido, aunque esta vez con una presencia a que le falta un toque de encanto. El flamante villano, Mysterio (Jake Gyllenhaal), aporta la necesaria cuota de amenaza y desconcierto, sin teñir por demás el relato de una oscuridad que hubiera resultado inconexa con la atmósfera ligera que propone el conjunto de este capítulo. A contramano de otros episodios de la factoría Marvel, opacados parcialmente por ciertas codas explicativas o algunos momentos de solemnidad en pos de entregar "un mensaje" a la platea, aquí todo es adrenalina. Un espectáculo que huele a espíritu adolescente. Una aventura efervescente para abrir por lo alto una nueva era marveliana. Spider-Man: far from home / Estados Unidos / 2019 / 129 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Jon Watts / Con: Tom Holland, Zendaya, Jake Gyllenhaal, Samuel L. Jackson, Marisa Tomei
Se estrenó Spider-Man: lejos de casa, secuela del film de 2017, protagonizada por Tom Holland. Nuevamente bajo la dirección de Jon Watts, esta aventura se nutre de todo lo que dejaron los films previos del MCU de 2019: Capitana Marvel y Avengers: Endgame. El resultado es divertido, entretenido y un poco lisérgico, pero se extraña la profundidad dramática de la primera parte. Después del final previsiblemente melancólico y emotivo de Avengers: Endgame, y de la sobrecarga de austeridad de Capitana Marvel, era necesario un film más liviano y menos pretencioso como Spiderman: lejos de casa. El director Jon Watts, que entiende muy bien cómo administrar buenas dosis de terror psicológico y humor negro en contextos juveniles (El payaso del mal, Cop Car), decide dejar un poco de lado la oscuridad de sus obras previas, así como la profundidad de las relaciones padre/hijo y/o tutor/mentor de la primera parte de este segundo reboot cinematográfico acerca del héroe arácnido, para concretar una clásica comedia coming of age, superficial y anecdótica, que no aporta demasiado al universo de Marvel. El film empieza emitiendo las respuestas que no brindaba Endgame. O sea, explicando en un tono bastante satírico qué le paso y cómo viven aquellos que “regresaron” después de que Thanos los hiciera desaparecer, junto a la otra mitad del universo, en Infinity War. Ni Watts ni los guionistas se toman demasiado en serio el asunto y, por suerte, se permiten burlarse de la solemnidad de los hermanos Russo. Pasado a limpio esto, la trama se traslada a Europa. Peter, sus compañeros de clase y dos profesores acaban en Venecia. Ya sin la ansiedad de luchar contra el crimen o formar parte de Los vengadores, lo único que obsesiona al protagonista es declararle su amor a M.J. Pero las vacaciones se interrumpen cuando diversos monstruos multidimensionales comiencen a destruir los principales centros turísticos del mundo. Es acá donde aparece otro superhéroe: Quentin Beck, mejor conocido como Misterio, interpretado por Jake Gyllenhaal, el actor que por culpa de un accidente no pudo interpretar al Peter Parker de Sam Raimi. De principio a fin, a Watts le interesa muy poco el conflicto dramático interior de Peter, y mucho las desventuras que el protagonista sufre en el viejo continente para conquistar a una chica y escaparse de la responsabilidad de crecer, simbolizada en la figura de Nick Fury. Básicamente se nota mucho en la escritura del guión y en el montaje, e incluso en la selección musical, la influencia del cine de John Hughes. Especialmente de Vacaciones en Europa o Ciencia loca, en donde el director de El club de los cinco exhibía el perfil más absurdo y ridículo del coming of age. Pero como se trata de un film de superhéroes, la acción no puede dejarse a un lado y, si bien Watts trata de lograr un equilibrio entre la comedia, el romance y las secuencias con grandes efectos visuales, se pierde algo de cohesión narrativa en el momento en que se caen las máscaras de los villanos. En ese sentido, tener un antagonista bien definido como Vulture le simplificaba, en la primera parte, un poco el trabajo a los guionistas que acá juegan con demasiadas bolas en el aire: divertir, entretener, humanizar, sorprender, no repetirse. Y si bien el viaje es placentero, es poco lo que permite para analizar a posteriori… o por lo menos hasta que terminan los primeros títulos del desenlace. Porque si extrañaron las escenas en el medio y al finalizar los créditos, Spider-Man: lejos de casa, presenta dos que fácilmente son lo mejor de la película. Sin spoilear, en el primero se nota la influencia del fenómeno John Wick -y además tiene el mejor cameo de la historia del MCU, sacando los de Stan Lee-, mientras que en el segundo, al final de todo, una parte de la trama cobra otro significado. O sea, no se paren ni bien termina porque se van a perder lo mejor. Los cinéfilos y geeks van a encontrar una secuela confortable en referencias audiovisuales -desde el mencionado tono y estilo de Hughes hasta ciertos guiños a Misión imposible, Matrix y Operación dragón- y también en romance nerd. No falta el espíritu aventurero que caracteriza al género y tampoco una buena dosis de humor que sobrepasa al drama más solemne, creando una grieta con los films de Avengers. Quizás abusa de los cómic relief, pero la fórmula arácnida aún funciona, y más allá de desniveles narrativos, el resultado final, potenciado por el carisma y la sobriedad de Holland para sostener el film, es gratificante.
Al fin llegó el final de la fase 4 del MCU y déjenme decirle que es un cierre de la hostia. Tom Holland vuelve a ser nuestro querido Spidey, y una vez más lo hizo de maravillas. Esta vez quiere tomarse unas vacaciones por el viejo continente, pero está claro que eso no iba a pasar, los villanos están a la vuelta de la esquina. Últimamente me está costando mucho hablar de una película y no tirar spoilers, acá voy a hacer lo posible y luego seguiré más abajo en la zona de spoilers. Las actuaciones siguen estando al nivel del MCU, Jake Gyllenhaal no desentona, siempre actuando muy bien. Al único que aún no le creo nada cuando actúa es Jacob Batalon. Marisa Tomei, aparece poco, pero lo hace muy bien. Mysterio se destaca por ser un ilusionista, una vez dicho esto, deslúmbrense con las escenas que crea, me hizo pensar que esta en uno de esos video juegos típicos de Spider Man, que son increíbles. Esto me sucedió en todas las escenas creadas por Mysterio. Esto es gracias a los efectos especiales, muy buenos y casi casi que no se notaba el CGI. La historia cuenta con el toque justo de humor, Happy Hogan llevándose la mayoría de estas escenas divertidas. El drama está muy bien hecho, la tristeza de Peter luego de haber perdido a su mentor, está muy bien desarrollada en el film, mostrando desazón y ganas de vivir una vida “normal” por parte de Parker. El elemento final (guiño, guiño) es la acción, está en la misma medida y muy bien generada, sin nada forzado y con resoluciones interesantes. Sigo en la zona de spoilers. Mi recomendación: Muy buena segunda parte, hay que verla en el cine porque los efectos son de la hostia. Zona de spoilers: Ver como Spidey desarrolla su sentido arácnido es interesante, los anteriores ya venía con este desarrollado, es un buen cambio. Todos sabíamos que Mysterio era el villano, y está bien realizado, el traje, los motivos porqué hace lo que hace. Me quedé duro con la primer escena post crédito. ¿Como va a decir que Peter Parker es Spider Man? Muero por saber como va a seguir esta historia.
Es Spider-man: Lejos de Casa la mejor película del universo cinematográfico de Marvel? no, simple y claro, pero Lejos de Casa es una de las experiencias más divertidas de este afromencionado universo. Protagonizada por Tom Holland, Jake Gyllenhaal, Samuel L. Jackson y Zendaya la película número 23 del MCU es flor de rato positivo para disfrutar en pantalla grande. La historia continúa el desenlace de Endgame centrado sus primeros minutos en el regreso y los posibles traumas que dejó el «blip» sobre las personas alrededor del mundo. Esto presenta un comienzo que no da en la tecla en los primeros segundos (por un pésimo uso de notikids escolar) no obstante cuando el humor entra en escena lo hace sutilmente y si se detiene es por una cuestión de mantener el buen timing en la película. Eso sí, es indispensable ver Endgame antes de Spider-man: Lejos de Casa ya que la película gira en torno, y en todas direcciones, a ese «juego final». Holland nuevamente demuestra ser capaz de llevar los poderes arácnidos y claramente estamos viendo como Peter Parker/Spider-man se va convirtiendo en un adulto… Todavía falta un tiempo, pero el asunto se va encaminando; a Peter todavía le cuesta tomar decisiones (¿a quién no?) y en toda esa incertidumbre del que hacer con su vida amorosa o como ser un héroe encontramos a un adolescente en formación con problemas típicos de gente común y sin poderes arácnidos. Hablando un poco de los nuevos reclutas en esta película nos encontramos con Jake Gyllenhaal dando un show teatral que encaja justo con su papel. Mysterio es un personaje carismático y su estilo metódico de éxito conlleva a realizar actos que ponen en duda su moralidad. Gyllenhaal es un actorazo y sin entrar en spoilers su personaje era necesario para incluir algo heroico, teatral y extravagante a la saga del aracnido. Quentin Beck es una muy buena adición al rooster marveleano. Spider-man: Homecoming lucía el manto del querido John Hughes, ahora Lejos de Casa regresa a eso pero más que nada apoderándose de National Lampoon’s Vacaciones Europeas (esta película es una previa perfecta para ver antes de Lejos de Casa), estamos ante un viaje escolar por Europa – quién pudiera…- y vamos a ir desde Italia, pasando por Praga, Holanda y Londres. Todo este recorrido vale la pena ya que presentan escenas críticas y no funcionan como un deleite visual vacío. Cada parada es necesaria para llegar, nuevamente, a casa. Obviamente encontramos créditos extras y en este caso lo valen, no solo por que hay una sorpresa muy agradable escondida sino también por que expanden el futuro de la saga; en Lejos de Casa por fin dejaron de afanar con 15 segundos de nada o incitar una risa falsa en la audiencia. Spider-man: Lejos de Casa es diversión pura de principio a fin, hay que estar listos para ver otro tipo de enfoque no familiar del personaje en un ambiente fuera de costumbre (Europa al parecer es más extraño que el espacio). Vayan a verla al cine, no se van a arrepentir. Valoración: Muy Buena.
Crítica emitida en radio. Escuchar en link.
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Una aventura con varias fallas El nuevo film de uno de los superhéroes más queridos no cumplió con las expectativas de los fanáticos. Lo bueno de las anteriores películas fue desaprovechado por su director, Jon Watt. Spider Man es uno de los superhéroes más queridos por los fans de los comics (era el favortio de Stan Lee, fundador de Marvel), de los cinéfilos y también de la taquilla. Esta es la tercerca vez que el adolescente protagoniza en versión “live action”, y es también un récord si pensamos que estas películas comenzaron en 2002. En los últimos años, nos encontramos varias veces con “Peter Parker”: En la saga de “Avengers”, con un papel secundario; en el filme animado estrenado en 2018, “Un nuevo universo”, una de las joyas del año; y en “De regreso a casa”, la primera película en solitario del superhéroe adolescente en esta nueva versión protagonizada por Tom Holland. Así llegamos a “Spider Man: Lejos de casa”, con una vara demasiado alta por los buenos antecedentes. Desgraciadamente, todo lo bueno que tenían los anteriores filmes fue desaprovechado por Jon Watt, director a cargo del proyecto, que curiosamente había tenido un gran desempeño en “De regreso a casa”. La historia comienza después de los eventos de “Avengers: Endgame”, por lo que la muerte del mentor de Peter (Holland), Tony Stark, significó un golpe duro para el joven. Por ello, decide tomarse un descanso y se va de vacaciones a Europa con sus compañeros de secundaria (Zendaya y Jacob Batalon). Pero su idea de dispersión quedará en la nada cuando se vea obligado a unirse a Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), también llamado Mysterio, con el objetivo de detener a Los Elementales, unos extraños seres que destruyeron el planeta Tierra en el alterno en el que vivía este nuevo ¿superhéroe? Para quien no esté vinculado a los comics quizás sea una sorpresa, pero es sabido que Mysterio es en realidad un villano. Entonces, este nuevo “colega” del arácnido guarda algunos secretos que Spider Man deberá enfrentar. La película funciona por momentos como una buena comedia, pero desgraciadamente se agarra demasiado de ese estilo divertido que tuvo buen resultado en la primera parte, y lo explota tanto que lo rompe. Por eso la primera parte resulta demasiado liviana y sólo mejora cuando llega a la segunda mitad, cuando aparece la acción y las vueltas de tuerca.
Mitad film de estudiantina, mitad de superhéroes, la nueva Spider-man con Tom Holland aparece como un remanso lúdico y divertido después de los universos y héroes cruzados que tuvieron su clímax en Avengers: Endgame. Con una primera parte dedicada a los chicos de viaje por Europa plagada de buenos momentos, apuntes graciosos sobre el choque de culturas y secundarios (compañeros y profesores) que se ganan su cuota de protagonismo. Pero ya en la primera escala, Venecia, un monstruo tipo tsunami le deja claro a Peter Parker que el traje de hombre araña no puede quedar olvidado en la valija. El muchacho (se insiste en este relanzamiento en que tiene 16 años, habrá que creerlo, aunque Holland tiene casi diez años más) quiere vivir una vida normal. Y está enamorado de una compañera (Zendaya). Al punto que se permite no atender los llamados de Nick Fury (Samuel L. Jackson), aunque se trate de mensajes urgentes para salvar al mundo. Pero las cosas no son lo que parecen, y esa primera mitad del relato toma un giro con la aparición del villano, un resentido que usa la tecnología para crear ilusiones de poder y caos. Es lástima que, en esa escalada de efectos y acción, la comedia de estudiantes pase a segundo plano, en pos de algo que, bueno, ya vimos. Y que con idas y vueltas (por Praga, Berlín y Londres) dura demasiado. Pero, como heredero elegido por Tony Stark, el adolescente Spiderman/Parker es un gran superhéroe a su pesar. Y está claro que la gente de Marvel tiene planes para largo, con una cantidad de personajes, historias y recursos más que suficiente. Como prueba, acordate de quedarte en la sala porque no hay una, sino dos sustanciosas escenas bonus.
Hombre Araña (versión 3.2) El recambio de superhéroes fue necesario desde que actores como Robert Downey Jr, Mark Ruffalo y Jeremy Renner comenzaron a dar muestras de cansancio y vejez, y qué mejor idea que conseguirse a uno nuevo que durara realmente, que fuese lo suficientemente joven como para rendir unos veinte años y una cantidad aún mayor de películas. De hecho, hace tres años que el entonces veinteañero Tom Holland se integró al universo Marvel como el nuevo Hombre Araña (un personaje para el que ya vienen sucediéndose tres actores diferentes en lo que va del siglo), y desde entonces ha participado con ese rol en cinco películas; Capitán América: Civil War, Spiderman: De regreso a casa, Vengadores: Infinity War, Vengadores: Endgame y esta última Spiderman: Lejos de casa. Holland cumple muy bien con prácticamente todos los requisitos para ser un superhéroe; es un buen actor dotado de cierto sex-appeal, es ágil y atlético, es gracioso y simpático. La clave del éxito de Marvel es esa: superhéroes carismáticos de los que quisiéramos ser amigos, y a los que de buena gana visitaríamos una y otra vez en el cine.
Peter Parker ya se siente mucho mejor y ahora debe hacerle frente a las concecuencias del chasquido de Thanos y los sucesos de "Avenhers: Endgame", mientras lidia con la pubertad, claro. La Fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, de ahora en más) llega a su fin y toda la responsabilidad cae, literalmente, sobre Peter Parker. Después del “cierre” que nos dejó “Avengers: Endgame” (2019), “Spider-Man: Lejos de Casa” (Spider-Man: Far from Home, 2019) y su arácnido protagonistas deben lidiar con las consecuencias del chasquido de Thanos, -SPOILER ALERT-, la muerte de Tony Stark (Robert Downey Jr.) y la falta de liderazgo dentro del grupete vengador. Peter (Tom Holland) sólo quiere recuperar el tiempo perdido, pasear por Europa con sus compañeros y, si la timidez no lo vence, declararle su amor a MJ (Zendaya). La partida de Iron Man y el retiro de Capitán América dejaron un vació demasiado grande para llenar, uno para el cual el joven superhéroe no se siente nada preparado, ni física ni emocionalmente, pero las circunstancias (y casi todos los que lo rodean) lo empujan a tomar las riendas del asunto, o casi. ¿Por qué darle toda esta responsabilidad a un adolescente poco experimentado habiendo tanto ser superpoderoso y más calificado? Caprichos del guión de Chris McKenna y Erik Sommers -dos de los tantos escritores que tuvo “Spider-Man: De Regreso a Casa” (Spider-Man: Homecoming, 2017)- y de este gran universo expandido que no puede soltar. “Spider-Man: Lejos de Casa” tiene mucho a su favor en cuanto a entretenimiento superheroico y aventura juvenil, pero falla al dejar de lado ese mundo arácnido que fue construyendo a partir de “Venom” (2018) y, más que nada, con la maravillosa “Spider-Man: Un Nuevo Universo” (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018). En cambio, la película de Sony se aferra demasiado a los hechos y personajes del MCU, tanteando la posibilidad de estas realidades paralelas, pero desaprovechando esta gran oportunidad de sumar Spider-Personas y nuevos villanos. Perdón por arruinarles la fiesta de entrada, pero este nuevo capítulo en la vida de Parker no viene por ese lado y, en parte, continúa con los temas de su entrega anterior en solitario, y ese perenne discurso del tío Ben que pesa más que nunca (lo del poder y la responsabilidad). Nueva York, como el resto del mundo, se recupera del chasquido y trata de volver a la normalidad, complicado, cuando la mitad del planeta desapreció durante cinco años y trata de regresar a sus vidas como las dejaron. Le pasó a tía May (Marisa Tomei), a Peter y a la mayoría de sus compañeros que, con la llegada del verano, se preparan para un viaje de “estudios” por varias ciudades de Europa. Mientras tanto, en México, Nick Fury (Samuel L. Jackson) y Maria Hill (Cobie Smulders) deben lidiar con algunas anomalías que andan destruyendo todo a su paso. Una misión que los cruza con Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), personaje venido de uno de estos universos paralelos, el cual fue devastado por los llamados “Elementales”, seres que responden a los cuatro elementos de la naturaleza. Con Beck a la cabeza, Fury y su equipo se abocan a detener a estos monstruos, pero para ello necesitan la ayuda de Spider-Man. Ahí es cuando empiezan los conflictos para el adolescente, que no se siente del todo preparado para volver a la acción después de perder a su mentor y, digámoslo de una, su figura paterna. Mientras Peter trata de ganarse el cariño de MJ por los canales de Venecia, uno de los Elementales arruina sus planes, no dejándole muchas opciones a la hora de ponerse el traje y hacerla de superhéroe. Por suerte, congenia bastante bien con Beck -quien termina siendo apodado como Mysterio-, al que no podemos dejar de ver como un nuevo Tony con ganas de guiar al jovencito en su camino justiciero. Más vale malo conocido que bueno por conocer Entre paralelismos y muchas referencias comiqueras (¡y cameos!), vemos como Peter intenta cumplir los deseos de Stark, que chocan inmediatamente con los propios de una vida más tranquila, ayudando al barrio en vez de salvar al mundo entero. Este es el centro emocional de la película de Jon Watts -el mismo de “Regreso a Casa”-, una aventura cosmopolita llena de situaciones divertidas y enredos estudiantiles, que se apega a la perfección a las características del personaje creado por Steve Ditko y Stan Lee. Claro que hay unas cuantas vueltas de tuerca y giros que NO podemos revelar. Algunos muy bien ejecutados y simpáticos (se tienen que quedar hasta el final y la segunda escena post-créditos) y otros que se pueden prestar a la polémica (lo charlamos en una review con spoilers). Holland y su grupo de amigos son lo más refrescante de esta nueva entrega, mezclando problemas hormonales, románticos y de otra índole, aunque no siempre se los siente “realistas”. Igual, lo caricaturesco le queda muy bien a este protagonista que no deja de moverse entre el drama más profundo a la hora de enfrentar la perdida de seres queridos, y los absurdo de ciertas escenas. Gyllenhaal es un tema aparte en el cual no podemos profundizar, pero nada es lo que parece cuando se trata de este ambiguo personaje. Watts se agarra de estas buenas actuaciones y tira la casa por la ventana cuando se trata de efectos especiales y escenas de súper acción. Hay algo burtoniano es su enfoque a la hora de sumergirnos en un mundo más surrealista, pero en ningún momento se aparta de las formulas establecidas (y exitosas) del MCU. ¿El héroe siempre se queda con la chica? Ahí está, tal vez, la desilusión más grande de “Spider-Man: Lejos de Casa”, al menos para aquellos que buscan algo más apartado del tándem Marvel/Disney y más cercano a la locura animada de Phil Lord y Chris Miller. Esto no significa que la nueva aventura del arácnido falle a la hora de entregar entretenimiento comiquero de punta apunta, momentos emotivos y un anclaje constante a ese universo que vienen construyendo por más de una década. La película deja algunas pistas para el futuro, pero no tantas, así que sigue siendo un misterio (je) que le depara el destino superheroico a este y al resto de los Avengers.
Después de los acontecimientos en “Avengers: End game”, el querido Peter Parker (Tom Holland) decide tomarse un descanso junto a sus amigos y emprende un viaje a Europa, además buscará la oportunidad para declararle su amor a Michelle Jones (Zendaya, «El gran showman», «Spider-Man: de regreso a casa»). Cuando llega a Venecia (Italia) sus amigos disfrutan un paseo en lancha mientras se desata un gran ataque donde el joven Hombre araña debe salvar a varias personas además de sus amigos, allí aparece el personaje de Mysterio (Jake Gyllenhaal “Secreto en la montaña”, “El día después de mañana”), un experto que ayuda en este terrible momento en el cual aparecen varios monstruos y tiempo más tarde muchos drones que atacan. En distintas situaciones se encuentra el personaje de Nick Fury (Samuel L. Jackson, “Capitana Marvel”, “Glass”) que también es principal. Dentro del elenco secundario se encuentran: Ned (Jacob Batalon) su mejor amigo, Tía May (Marisa Tomei, poco aprovechada), Happy Hogan (Jon Favreau), entre otros y a lo largo de su desarrollo recorren varios lugares: Italia, Londres, Alemania, Austria, entre otras locaciones. Se hace referencia a otros súper héroes del mundo Marvel con los infaltable momentos emotivos, se menciona mucho a Tony Stark / Iron Man (Robert Downey Jr.), la nostalgia, situaciones divertidas, hay amor inocente y juvenil, posee toques de humor, mucho ritmo, resulta bien épica, su estética y efectos visuales son estupendos y la música magnifica. Este film tiene dos escenas post créditos.
El viaje del héroe Marvel no para de facturar. Después de romper todos los records taquilleros con “Avengers: Endgame”, la exitosa franquicia que supo administrar el empresario Kevin Feige abre el juego una vez más para seguir invadiendo la oferta de la cartelera cinematográfica. “Spider-Man: Lejos de casa” es la segunda aventura en solitario del superhéroe que interpreta Tom Holland, con Jon Watts ocupando una vez más la silla de director. Siguiendo con la referencia directa al cine de John Hughes, Watts se mantiene dentro del subgénero de comedias estudiantiles, el mismo al que apuntaba la primera entrega, sumando algún que otro guiño al clásico “Vacaciones en Europa”. Luego de los eventos sucedidos en el capítulo anterior, el trepamuros adolescente deberá lidiar con la carga de convertirse en el sucesor de Iron Man, al mismo tiempo que intenta llevar adelante una vida social normal durante unas vacaciones escolares en Europa. La trama se complica aún más cuando las obligaciones superheroicas de nuestro protagonista lo obligan a unir fuerzas con Siniestro (Jake Gyllenhaal) para derrotar a una entidad sobrenatural. “Spider-Man: Lejos de casa” es una película que se resuelve sin demasiado esfuerzo, saturada de chistes livianos y con un trasfondo que constantemente busca reiterar la figura de Iron Man. Lo apenas rescatable se concentra en el personaje que interpreta Gyllenhaal (con una vuelta de tuerca que puede irritar a los fanáticos ortodoxos del comic); además de la escena post crédito con el mejor cameo en una película de Marvel hasta el momento. Por Enrique D. Fernández
Finalmente llegó la última película de la fase 3 de MCU y tiene a Peter Parker enfrentando el duelo de las pérdidas en Avengers: Endgame. La sociedad está reconstruyéndose luego de los cinco años en donde desapareció gran parte de la humanidad; todo está el un estado frágil y delicado, con Nick Fury tratando de reconfigurar la iniciativa de los héroes vengadores. En medio de cansancio extremo y de la inestabilidad emocional, Peter se suma a un viaje escolar con sus compañeros para recorrer varias ciudades europeas. Tal vez sea la oportunidad de descansar y de animarse a dar el paso clave con M.J. y expresarle sus sentimientos. Las vacaciones no durarán mucho. Spider-Man será requerido una vez más cuando los Elementales, criaturas destructivas réplicas de las vistas en otros planetas, empiezan a destrozar ciudades en su camino por arrasar el mundo. Peter contará con la ayuda de Misterio, un extraño héroe, desconocido hasta el momento, que tiene la clave de cómo evitar la aniquilación total.
Spiderman: Lejos de la Coherencia. Mientras que la última aventura de arañita entretiene (y mucho), por otro lado la historia deja que desear (y mucho). Es cierto que la última iteración del mas amado superhéroe de Marvel tomó un camino claramente iconoclasta cuando Tom Holland se puso la máscara pero, a esta altura, los golpes de efecto – si bien te dejan con la boca abierta – terminan por hacer crujir la credibilidad cuando uno analiza en retrospectiva la trama. Oh, si, ésta es una de esas típicas películas de refrigerador de las que hablaba Hitchcock en donde el director hace magia, te encandila con el prestigio y después te das cuenta de todas las pifias y costurones del engaño horas después de que saliste del cine. No sólo hablamos de los cambios importantes a la mitología del personaje – comencemos por la sexy milf que es la tía May, la cual conoce la identidad secreta de su sobrino, amén del traje con superarmas, la “vibra de Peter” (en vez del sentido arácnido) y un montón de otras sorpresas y truculentos retoques que están acercando al Hombre Araña al peligroso terreno de herejía de El Hombre de Acero – sino porque los minutos finales (y las secuencias post créditos) no tienen ningún sentido. No solo te hace re-examinar prácticamente todo el Universo Cinemático Marvel que viste hasta ahora (¿era realmente tal personaje? ¿o sólo el impostor? ¿es un salto de continuidad, así como pasaba al principio de De Regreso a Casa que ubicaba la aventura de arañita 8 años después de Los Vengadores… o sea que en el año 2020??), sino que el sensacionalismo eleva tan alta las expectativas que resulta imposible resolverlo con una continuación lógica. Mas ahora que Sony y Disney / Marvel se divorciaron con lo cual quedan todas las bol… naranjas del malabarismo en el aire. ¿Cómo resolver los romances otoñales entre Happy Hogan y tía May?. ¿Qué diantres van a hacer con la herencia Stark?. ¿Cómo van a congeniar todo eso – como si nunca hubiera existido -, mas el plus de las apuestas hechas en los últimos 10 minutos del filme?. El Universo Cinemático Sony precisa un genio para resolver todos estos dilemas, a menos que le pidan prestado el aparatito a los Hombres de Negro y neuralicen a toda la platea. Pero si la aventura en cuestión está metida con calzador (en cuanto a continuidad) en el Universo Cinemático Marvel, el otro problema es la historia en sí, que es una parafernalia prepotente y sin sentido. No me aburrí, es cierto, pero me llegó mas al corazón las correrías de arañita por los rascacielos de Nueva York en los últimos cinco minutos de la cinta que todo el show exagerado de los 85 minutos previos. ¿A dónde fue a parar la intimidad y el personalismo del superhéroe arácnido?. A estas alturas las aventuras de Tobey Maguire y Sam Raimi parecen un show minimalista a lo Dogma 95 comparado con Holland combatiendo amenazas siderales que arrasan ciudades y contra las cuales las telarañas no dan resultado. Quizás el mayor problema de la era Jon Hamm es que Peter Parker es un niñato que carece de independencia y que siempre debe estar bajo el ala de alguien. Antes era de Tony Stark, ahora de su herencia y de Quentin Beck / Mysterio & Nick Fury, quienes viven mandoneándolo / dándole consejos y llenándole la cabeza en vez de dejar al tipo lidiar con sus dramas y encontrar solo su propio camino. Como ocurría en Homecoming Parker lo termina haciendo – casi siempre en la segunda mitad del filme – y es ahí cuando se pone interesante la película y se acerca al Spiderman que todos conocemos. Acá hay mucho humor, buenas actuaciones (¿cómo desperdician a Jake Gyllenhaal en este rol?; denle a este tipo un disfraz y un rol de superhéroe en el MCU ya por favor!), gran química entre los protagonistas y hay muchas escenas individuales que funcionan, pero el todo no es la mera suma de las partes. La presencia de Tony Stark sigue intoxicando todo (en este caso, la ausencia y el duelo por su sacrificio en el clímax de Endgame; la presión de todos, que ven en Spiderman el sucesor natural de Iron Man; la pérdida del mentor en el difícil oficio de ser superhéroe – en donde Tony termina suplantando el rol de faro moral que tenía el tío Ben en las historietas, otra decisión discutible de la nueva saga -) y la aparición de Mysterio (un nuevo superhéroe proveniente de una Tierra alternativa existente en otra dimensión y que llegó por una falla en el segundo snap al final de Avengers: Endgame) sólo hace que otro tipo maduro siga opacando a arañita. El guión quiere hacer muchas cosas – mostrar a un Parker inseguro, que prefiere ceder el protagonismo a otros héroes mientras intenta disfrutar su adolescencia, o que descubre el amor y deja expuesto su lado mas sensible – pero, para ello se mete en el berenjenal de hacer que un pibe de 16 años quede a cargo de un arsenal galáctico al estilo del Star Wars imaginado por Ronald Reagan en los años 80, una estupidez mayúscula que sólo se le puede ocurrir a estos libretistas, amén de pasar por alto una tonelada de otros vengadores (Pantera Negra, Hulk, Bruja Escarlata y un largo etcétera) que estarían mejor adecuados, mas maduros e inteligentes, no sólo para hacerse cargo del programa de defensa satelital de Stark sino para lidiar con la amenaza de los Elementales en Europa (¿y Pepper Potts? ¿acaso no le corresponde a la viuda manejar la herencia de su marido?). Es absurda la obsesión de Nick Fury para que Spidey se haga cargo de una amenaza para la cual claramente no está calificado (aunque después el libreto explica el por qué). Y cuando llega la hora de las revelaciones todo se transforma en una de Misión Imposible pero con superhéroes (poner acá onomatopeya de dientes crujiendo!). Honestamente, no sé si el divorcio de Sony / Disney no es lo mejor que le puede pasar a Spidey en esta nueva etapa. Sacando de la ecuación el encastre forzado con el MCU – y dejando a Spiderman en Nueva York, siendo el superhéroe barrial de siempre y lidiando con Venom, Morbius y su propio universo cinematográfico mas acotado y tradicional -, le daría mas oxígeno y volvería sus aventuras a caminos mas tradicionales. La gente de Sony se sale de la vaina por hacer cosas revolucionarias, pero yo quiero ver a Peter noviando, hablando sus dramas con tía May en la intimidad de su cocina o viendo cómo estudia para el examen del día siguiente mientras debe combatir la amenaza del día. Los trajes robots, los monstruos siderales y las revelaciones de su identidad secreta a medio cast están ahogando al superhéroe que amamos. Con Spider-Man: Un Nuevo Universo Sony demostró que puede hacer las cosas diferentes y con calidad; acá esto se está transformando en un culebrón cada vez mas inflado y sacado donde va a llegar un punto en donde las explicaciones brillen por lo ridículo de su ocurrencia. PD: nombrar a la desaparición masiva de billones de personas como “el Blip” es uno de las peores ocurrencias de la historia del cine. ¿Por qué no “el snap” (mas cercana a la explicación del mismo Thanos) u otro nombre mucho menos ridículo??.
Enredado La saga Spider-Man continúa en Lejos de casa, con un juego de realidades virtuales que la hacen empalidecer respecto al previo film de animación. Spider-Man: lejos de casa tiene que ingeniárselas para resolver el mismo problema que cualquier secuela, solo que en este caso por triplicado. Nominalmente, es una continuación de Spider-Man: de regreso a casa, la primera de las aventuras de Tom Holland como Peter Parker (ni pienso intentar explicar la relación de esa película con las anteriores Spider-Man con Tobey Maguire y Andrew Garfield, porque si llegaron a leer esto es que lo saben). Además, es una secuela directa –y la primera película de Marvel– desde Avengers: Endgame, en la cual no solo Parker también participaba sino que daba la impresión de ser la que finalizaba toda una etapa de ese universo de superhéroes conocido por la sigla MCU (por Marvel Cinematic Universe): el tanque taquillero para acabar con todos los tanques taquilleros. Y por último, y tangencialmente, llega después de Spider-Man: un nuevo universo, la película de animación con el mismo personaje que sorprendió a fines del año pasado con una apuesta original y distinta, tanto sobre Parker como sobre el género. Es una carga bastante pesada de sobrellevar y, al principio, parece que el director Jon Watts lo hará muy bien haciendo como que no importa demasiado. Lejos de casa arranca en plan comedia romántica, tomándose de manera hasta liviana e irónica las muertes sucedidas en Endgame (temo que esta crítica tendrá algún spoiler de esa película, sino no podría ni arrancar a escribirla). Los compañeros de escuela de Parker hacen un video bastante infantil y hasta torpe que sirve para ponernos al día con lo que pasó allí, resolviendo en cierto modo los conflictos temporales (¿cómo es que Peter sigue en la secundaria si ya pasaron cinco años?) que esa película abría. Y el primer tercio del film toma como eje los intentos del hormonal adolescente en conquistar a MJ (Zendaya), algo que tiene planeado hacer en el viaje a Europa que hará con sus compañeros de escuela. Pero al llegar al Viejo Continente empiezan los problemas que todo superhéroe de fuste tiene que enfrentar: el chico quiere estar con sus amigos y no alejarse de MJ –quien parece muy entretenida con otro de sus compañeros–, pero unas misteriosas criaturas llamadas Elementales empiezan a causar desastres en cada lugar al que los chicos van. Por suerte aparece allí para ayudarlo Quentin Beck, un curioso superhéroe encarnado por Jake Gyllenhaal, que se ocupa muy bien de controlar a estas criaturas y permite que Peter pueda pasar más tiempo con sus amigos. Tan bien conectan ambos, que Parker le da a este personaje, cuyo nom de plume es Mysterio, las poderosas gafas que Tony Stark le cedió, y le dice que lo ve a él más cerca de ser el sucesor de Iron Man. A Parker le divierte ser Spider-Man de a ratos, pero no quiere cargar con ser el responsable de mantener la paz universal. La película empieza a caer en su propia trampa cuando, por un lado, intenta entrar en un juego de realidades virtuales (ya verán cuál es el “truco” de Mysterio) que la hace empalidecer al lado de la maravillosa película de animación. Y por otro, porque el propio espectador tal vez esté más interesado en los problemas humanos de Parker que en otra larga secuencia de batallas con un nuevo enemigo. El juego de realidades virtuales de la película –en la que nada es del todo lo que parece, aun en las secuencias post-créditos– puede sorprender a los espectadores de un film un tanto más realista. Pero los films del MCU son tan virtuales que, cuando se revela que hay más capas de las que pensamos, nada cambia demasiado. Con o sin esos “trucos”, todas sus escenas de acción siempre fueron y serán animadas, falsas, ingrávidas. Es una lástima que Watts desaproveche durante media película lo más humano que tiene Lejos de casa, que son los adolescentes, con sus miedos y graciosas situaciones en torno al romance y a la amistad. El conflicto de Parker es el clásico: ¿cómo lidiar con aquello de “con grandes poderes vienen grandes responsabilidades” cuando sólo tenés 16 años y lo que menos querés son grandes responsabilidades? Y cuando la película consigue insertarlo y mantenerse dentro de ese eje es cuando se vuelve viva, de carne y hueso, reconocible. El resto está armado por un ejército de programadores de efectos especiales que, seguramente, cuando imaginaron todas estas secuencias de acción no tenían idea de que seis meses antes otra película también de Spider-Man las iba a hacer mucho mejores y totalmente surreales. Acá intentan por momentos acercarse a ese espíritu caleidoscópico, pero están lejos de los logros de aquel film. Como continuación del universo Marvel tras el big bang boom de Avengers, la película tira muchas pistas que los fanáticos de la gran saga MCU sabrán apreciar. Y aun los que no conocen los detalles disfrutarán de las vueltas y vueltas de tuerca a lo Sexto sentido que el film por momentos propone. Pero si bien son juegos que tienen su gracia, la magia de Spider-Man está menos en conectar con el resto del pelotón de fusilamiento Marvel y más en proponer su propia aventura, la de volar liberado por los rascacielos de Nueva York con la mirada fascinada de un adolescente enamorado. De eso hay poco en Lejos de casa, como el título deja en claro. Y un poco se extraña.
Peter Parker (Tom Holland) desea suspender momentáneamente su heroísmo para irse de viaje a Europa con sus amigos, sus compañeros de clase y, dentro de ese grupo, la chica que le gusta. Pero Nick Fury tiene otros planes y el viaje por el viejo continente incluirá el combate contra unos villanos a los que perseguirá por varias ciudades. Las cosas no son como parece y Peter, ya sin la presencia física de su amigo y tutor Iron Man deberá resolver el conflicto como puede. Ni el tono, ni los efectos, ni el villano, ni nada termina de encajar en esta película con varios méritos aislados pero aterrada por elegir un rumbo y un estilo. En su afán de ser ligera pero seria, convencional pero con cierta originalidad, la película abruma por su exceso y aburre por su falta de criterio. Un paso atrás para el personaje, sin duda.
Peter Parker regresa recargado a la pantalla grande con una aventura que tendrá consecuencias en el Universo Marvel A esta altura del año, y después del bombazo que significó Avengers Endgame, que todavía se proyectas en algunos cines y regresa con una versión extendida la semana próxima, Marvel Studios todavía tiene ganas de sorprender a los fans; y lo hace con su personaje más emblemático: Spider-Man. Porque a pesar de que el hombre araña recién ingresó hace tres años al Universo Cinematográfico de Marvel (UCM o MCU, según el idioma), su importancia se ha tornado imperiosa para el estudio dado que es quizá el personaje más importante de los comics de la editorial del mismo nombre. Por eso, en Spider-Man - Lejos de Casa, el guión hace énfasis constantemente en subrayar la condición de genio de Peter Parker, al punto de considerarlo como “el sucesor de Tony Stark” (Robert Downey Jr.), que lo acompañó en su anterior aventura como mentor. Esta secuela transcurre cinco años después de Spider-Man De Regreso a Casa (Spider-Man Homecoming, 2017) y algunos meses después de Avengers Endgame, por lo que se puede ver cómo ha quedado el mundo tras los hechos de esta última película. En este marco, Peter (Tom Holland) y sus compañeros de clase vuelan a Europa en un viaje educativo y allí el joven es contactado por Nick Fury (Samuel L. Jackson) que le pide ayuda para combatir a unos seres elementales que pueden destruir el mundo. Ante la ausencia de los Avengers, Fury le pide a Peter que arme equipo con Quentin Beck (Jake Gyllenhaal) al que la prensa apoda Mysterio, y que dice venir de una tierra paralela donde esos seres destruyeron su mundo. Pero, como es habitual en la vida del superhéroe, no todo es acción y aventura sino que el joven debe lidiar con una situación que, a pesar de sus poderes, lo tiene intrigado: ¿podrá declararle su amor a MJ (Zendaya) y ser correspondido? La película adopta en este perfil, un ritmo de comedia veraniega adolescente que por momentos crea contrapuntos comiquísimos, con excepciones. El film cuenta nuevamente con la dirección de Jon Watts presenta un ritmo frenético desde la narrativa, aunque quizá la primera mitad se torne un poco reiterativo, quizá en el afán de introducir al espectador en el mundo en el que vive la humanidad después de Endgame, con una pleitesía universal hacia la figura de Stark, y con miedo a una nueva invasión alienígena.
Una secuela que no levanta la vara ''Spider-Man: Far from home'' es la segunda entrega del super héroe arácnido en manos de Marvel / Disney. Debo decir que si bien no es mala la película, tampoco aporta demasiado a lo que se ha venido haciendo y no levanta la vara en cuanto a futuras entregas. Diría que es de lo más flojito que viene estrenando Marvel, que en general tiene un buen nivel de películas en el cual es difícil encontrarle alguna mala, pero lograr 3 estrellas de 5 proviniendo de donde proviene, creo que es una retroceso para ellos. La dinámica en esta entrega es la misma que en ''Homecoming''. Peter sigue enamorado de Mary Jane pero le cuesta decíselo, sigue acompañado de su mejor amigo Ned, y esta vez la acción lo encuentra en Europa donde está haciendo un viaje de estudio con sus amigos que corren peligro de muerte. Allí es reclutado nuevamente por Nick Fury para que los ayude a hacer frente a un nuevo y poderoso villano que tomando los elementos de la naturaleza, causa estragos en los lugares donde realiza sus ataques. A la labor de Spider-Man, se suma como compañero Mysterio, un super héroe poderoso proveniente de otra dimensión que lo ayuda a hacerle frente al villano, al menos al inicio. Y acá encuentro uno de los primeros puntos flojos de la película. Mysterio en los cómics es un villano, un archi enemigo de Spider-Man. Acá nos lo presentan como aliado desde el inicio, sabiendo nosotros que hemos leído algún que otro cómic, que su rol inicial de aliado no durará. Y no es spoiler lo que digo, es sentido común. Esto hace que pierde fuerza el personaje. Otra cosa que no me gustó demasiado es que decidieron que la historia de Mysterio termine siendo algo similar a lo que pasó con The Mandarin en ''Iron Man 3''. Un destino demasiado satirizado. La acción está muy bien y tiene efectos especiales excelentes, como nos tiene acostumbrado Marvel. En este sentido no hay nada malo para decir. El tema es que se vuelve demasiado estricta en la fórmula Marvel, con su humor apto para todo público y una dinámica predecible, donde primero es irresponsable y luego se compone para convertirse en el héroe del día. Es decir, está bien como entretenimiento fugaz, pero queda media floja para que lo veníamos viendo. Está bien, no es muy justo que llegue después de ''Avengers: Infinity War'' y ''Avengers: Endgame'', pero la verdad es que no toma demasiado vuelo y se vuelve olvidable. Encima ahora parece que la producción de secuelas enfrenta nuevos problemas legales entre Disney y Sony. Esto no ayuda para nada al futuro de la saga. Ojalá lleguen a un buen acuerdo por el bien del personaje.