Después del tropezón que resultó Avengers: Age of Ultron (2015), el MCU (Universo cinematográfico de Marvel) debía volver a alcanzar el nivel superlativo que marcó Captain America: Winter Soldier (2014). Civil War abarca el escenario más real y propicio para que el espectador pueda comprender como tomaría el mundo si estos héroes y villanos fueran reales. Si los gobiernos, políticos y las personas estuvieran de acuerdo de su accionar por fuera de la ley o si debiesen ser castigados, sancionados y perseguidos. A raíz de los hechos trágicos acontecidos en The Avengers, Age of Ultron y Winter Soldier, los principales gobiernos del mundo ponen sobre la mesa la ley de registro de superhéroes, donde cada uno debe blanquear ante el gobierno su identidad además de trabajar bajo su orden y responsabilidad. Pero, ¿Qué ocurre cuando se limita la libertad de acción de estos héroes, acatando órdenes como cualquier soldado sin conocer el interés político, comercial o social que realmente conllevan y tienen como finalidad? Partiendo de la premisa marcada desde Winter Soldier, el equipo de dirección siguió el camino correcto pero esta vez sin los pequeños fallos que acontecieron al anterior film, brindando al espectador la mejor película del estudio producida hasta el momento. Capitán America: Civil War actúa más como una continuación de lo que fue el último film del grupo superhéroico que como una secuela del film del primer vengador. Los hermanos Russo llevan a los superhéroes a un espacio más real y creíble, donde se empieza a cuestionar las responsabilidades de sus actos y cómo repercute en la vida de las personas corrientes. Hasta qué punto es beneficioso el accionar-o no- de estos héroes y si deberían, como cualquier otra ciudadano, ser responsable de sus actos y acatar las consecuencias pertinentes. Capitán America: Civil War es una maquinaria perfecta que combina las mejores coreografías de acción sin bajar ni por un momento la tensión de lo que está ocurriendo en cuanto a la historia y sus protagonistas entre escena y escena. Otro gran punto que mantiene los cimientos del film para que no recaiga sólo en la acción y en los efectos especiales es el guión. Civil War se toma su tiempo para construir de manera certeza y eficaz las preocupaciones y motivaciones que cada grupo promueve para defender sus pensamientos. Se puede simpatizar por uno u otro personaje, pero son totalmente válidos los argumentos de los dos lados, tan diferentes e importantes que superan un acuerdo banal y superficial para que todo concluya de la mejor manera. Otro acierto fue el tono maduro que enfocó a la película hacia un público más adulto, con reflexiones políticas, relacionados al mundo moderno, los atentados, las catástrofes y las políticas de estado frente a tales hechos. Las dosis de humor siguen ahí pero en los momentos adecuados para bajar la presión en una conversación o en un momento dramático. El tono-Marvelparatodalafamilia- quedó a un lado, con una categoría para mayores de 12 años. Capitán America: Civil War posiciona a los héroes que acostumbramos a ver en comics y en la televisión de manera relajada en un mundo más real y cercano al nuestro, con las contradicciones en las personas y las consecuencias que lleva cada acción que se toma, en base a la amistad o el odio o cualquier sentimiento. Otro punto fuerte es la inclusión de manera correcta de dos nuevos personajes a este Universo fílmico: Black Panther y Spiderman, además de otorgarle el espacio justo y necesario a los demás en pantalla para que puedan brillar con luz propia en su momento. Por un lado, presentó a un joven rey de Wakanda de manera muy similar a lo que estamos acostumbrados a ver en las historietas, acorde a su personalidad, liderazgo y sabiduría. La frutilla del postre es el Spiderman definitivo. El que volvió al lugar del que nunca debió haberse ido (“Homecoming” es el nombre de su película en solitario), Marvel Studios. En medio del proceso de desarrollo del film, Marvel llegó a un acuerdo con Sony -que poseía los derechos cinematográficos- para que el trepa muros sea parte de su familia. El estudio no tuvo como mejor idea que darle su presentación en Civil War, una historia en la cual, justamente Spiderman, ocupa un lugar muy relevante. La actuación del nuevo Peter Parker fue buena y aceptable; ya que se trata de un personaje más cercano al de los cómics que Tobey Mcguire y Andrew Garfield. Un Spiderman inmaduro, bromista y hasta inocente en algunos casos. El punto flojo es que realmente no se desarrolla una motivación concisa para que esté en el conflicto. Chris Evans y Robert Jrs desarrollan una gran perfomance en cuanto a sus personajes y la relación que hay entre ellos. A medida que el film transcurre, sus ideas y visiones de lo que representan van tomando caminos tan opuestos y a la vez, sin retorno. Estamos ante una de las películas más importante del género en si y trascendentales, una vez más, como ya lo hicieron los hermanos Russo. Civil War es una película que se inspiró en la historia del cómic con gran parte de sus puntos fundamentales, pero articulándolos para que funcione de manera más orgánica en este universo fílmico. Tal vez este punto tenga su connotación negativa para el público fanático, ya que es una historia que tiene puntos similares pero los hechos que ocurren en la película son diferentes, en gran parte, a lo que ocurre en la historia de Millar. Como es costumbre en las películas de la franquicia, dos escenas por créditos tienden a ampliar un poco el foco de las consecuencias que dejó Civil War pero desde la óptima de sus nuevos caballos de batalla para el futuro. Civil War tiene errores, como el flojo desarrollo y desempeño del Baron Zemo, un enemigo y personaje muy importante en Marvel como también algún giro argumental en el final que, además de sorprender, decepciona un poco. También otro villano, Crossbones, ya que desde la caracterización muy bien llevado a cabo con el actor, solo se lo utilizo para desencadenar uno de los conflictos principales de la película y nada más. Capitán America: Civil War es el film más completo y especial por el conflicto que trata en cuanto a su trama, además de tener a tantos personajes en pantalla aprovechándolos de manera concisa y eficaz. Otra vez, los hermanos Russo llevan a otro nivel a lo que se refiere al género y su forma de narrar una historia. Que, como en Civil War, se puede narrar desde distintos ángulos de manera balanceada, práctica y contundente.
Daño colateral, exceso de poder y la ética que conlleva mantener la paz y ejercer la justicia, esos fueron los temas que Batman v. Superman El origen de la Justicia tocó de manera solemne y confusa. Los mismos temas pero interpretados de manera muy distinta están presentes en Capitán América: Guerra Civil. Luego de la batalla de New York, la destrucción de Sokovia y otras catástrofes causadas directa o indirectamente por los Avengers, las Naciones Unidas deciden que estos héroes deben ser controlados. La trama no es más que eso, una excusa para enfrentar a los héroes en bandas, con otro villano que arma un plan basado en endebles motivaciones. Pero la película triunfa por el ritmo y la ligereza con la que se hace cargo de sus debilidades. Luego de 8 años de hacer estos filmes Marvel Studios sabe demasiado bien como tratar a sus héroes, que funciona y que no, y como construir para adelante: Así como Era de Ultron construía hacia Civil War, Civil War construye hacia Infinity War, así... hasta el infinito. Para muestras basta la perfecta inclusión del Hombrecito Araña en el universo. Por suerte sin origin story, pero con la justificación necesaria para que no resulte forzado. Lo mismo puede decirse de Black Panther. Por momentos peca de canchera, pero es parte de la marca registrada de un universo al cual se le pueden hacer mil críticas pero no se le puede achacar falta de coherencia en el tono. El terreno planteado es binario, totalitarismo o liberalismo, héroes o justicieros, que en este caso parecen ser dos caras de la misma moneda imperialista, por supuesto. El núcleo emocional de la película no aparece nunca, pero es tan entretenido de ver que no tenemos tiempo para reaccionar. Sólo resta dejarse llevar. Como al escuchar una canción pop, la falta de profundidad es lo que la hace tan disfrutable.
Captain America Civil War, más que la fidelidad del título, intenta usar la inspiración de la temática de las responsabilidades que fueron expuestas en el cómic. ¿Los super poderosos deben tener libertad para actuar? ¿Al salvar el mundo son responsables también de por los daños colaterales? Estas, básicamente, son algunas de las preguntas que surgen durante la película, y lo que divide a los héroes. Con la misma dupla de directores de Winter Soldiers, los hermanos Russo, demuestra que Marvel, aún después de una cierta caída de calidad con Age of Ultron, todavía sabe muy bien como hacerlo y entrega una de las mejores películas de su universo. ¿Pero eso quiere decir que es perfecta? No, tiene sus problemas, pero en general son los mismos problemas que las mayorías de las películas de Marvel tienen. Capitán América Guerra Civil, usó el título del que probablemente es el comics más importante de Marvel de los últimos 15 o 20 años; el mismo fue un antes y un después en el universo Marvel, pero la película básicamente usa sólo el nombre, y la idea de que tenemos dos bandos de héroes separados por una ley de registro. Por un lado Capitán América, que piensa que los Avengers deben ser libres para actuar en cualquier parte del mundo, y por el otro, Iron Man, que cree que deben actuar a través de un registro y con la supervisión de las Naciones Unidas. Fuera de uno u otro fan service, no vemos mucho más de los cómics que eso. Ni siquiera el problema de las identidades secretas es abordada acá, aún porque eso en el universo cinematográfico nunca ha tenido mucha relevancia. ¿Eso es malo? En el caso de una adaptación como esta no. La película funciona muy bien y el guión consigue fluir, mismo sin toda la profundidad que tiene el cómic. También tiene la responsabilidad de ser una continuación del Soldado de Invierno, contando la historia de Bucky Burnes (Sebastian), y como él termina siendo el catalizador de los eventos que generan la Guerra Civil. Tanto Capitán América como Iron Man, consiguen mostrar bien la caracterización de sus personajes y sus diferencias. Chris Evans logra demostrar el apego emocional que tiene Capitán América con Bucky, como también Robert Downey Jr, consigue escapar un poco al manierismo de Stark y demostrar su versatilidad como actor consiguiendo evocar muy bien las dudas y el dolor causado por un acontecimiento clave en la película.. Somos presentados as dos nuevos héroes. El primero, Black Panther, el príncipe T’Challa de la nación de Wakanda, que tiene una arco argumental completo, con comienzo, medio y final, de importancia clave en la trama. Su uniforme es excelente y sus escenas de acción están muy bien logradas, mostrando estilo de lucha en todo particular, siendo a veces gracioso como un felino pero al mismo tiempo brutal, diferenciándose de los muchos héroes que aparecen. También el actor Chadwick Boseman consigue transmitir un aura de realeza en su interpretación, dejando una buena impresión para su película en solitario que vendrá. Definitivamente uno de los puntos fuertes de la película. Pero Spider-Man es el que realmente se roba la escena Su introducción es rápida pero excelente, no perdiendo tiempo con ninguna historia de origen, todas sus escenas son probablemente las mejores de la película. Tiene una participación de 20 a 30 minutos como mucho, pero a diferencia de Black Panther no tiene una importancia real en la trama. Termina siendo un gigantesco fan service, pero la verdad que es innegable el carisma que Marvel le dio al personaje, con la ayuda de una perfecta interpretación de Tom Holland, la caracterización juvenil y el humor están perfectos. Si lo poco que vimos acá es lo que podemos esperar de su película solo, ya está en mi top de listas de películas más esperadas. Otro que merece mención es Ant-man, todas sus escenas, juntando las posibilidades de sus poderes juntos con el carisma de Paul Rudd, son excelentes. La relación de Vision con Scarlet Witch como es conocida en los cómics, es delicadamente construida, sacándonos una sonrisa. Scarlet Witch que acá muestra realmente lo poderosa que es, su personaje y sus poderes son muy bien aprovechados. Pero como dije en el comienzo, la película no es perfecta, tiene uno de los grandes problemas del universo cinematográfico de Marvel, que es el villano. Zemo, que acá es totalmente descaracterizado con su homónimo del comic, interpretado por el excelente actor Daniel Bruhl, termina siendo usado apenas como algo que genera la guerra, sin mostrar una carga real. Fuera de Loki, Marvel no consigue poner un villano que realmente traiga temor y carga a sus películas. Otro “problema” es que al tener muchos personajes también termina habiendo algunos que no tiene mucha función y caen como de paracaídas en la trama. Es el caso de Hawkeye, un ejemplo clásico de esto. Pero creo que el principal problema es que Marvel no arriesga, es una película de padrón, sigue las reglas establecidas sin dar un paso de más, sin arriesgarse a algo diferente, tanto en lo visual como en el guión. No hay un sentido de real gravedad en las mismas. Tengo esperanzas de que Doctor Strange sea la película que se atreva a dar el salto, que se juegue a algo más. A pesar de que es innegable que las películas de Marvel son buenas y divierten, después de tantas, te queda una sensación de “más de lo mismo”. Aún con los “defectos”, la película es muy divertida y equilibrada, y es realmente un placer verla. Recomendado para todos los fans y también para aquel que le gusta una buena película de acción/comedia. Ahora a esperar ver lo que los hermanos Russo consiguen hacer con Avengers Infinite Wars. Ps: Hay 2 escenas post crédito, la última es excelente. Quédense hasta el final de los créditos, vale la pena.
A esta altura, Marvel Studios y, sobre todo, Los Vengadores, parecían no ofrecer demasiadas sorpresas. Los personajes ya son famosos y lograron acomodarse rápido en el Monte Olimpo de la cultura popular. Los Vengadores: Era de Ultrón recaudó millones, pero no tenía la frescura que venía caracterizando a estos superhéroes. ¿Señal de un ciclo que termina? Nada que ver: la fábrica de ideas encuentra, una vez más, la manera de revitalizar a sus bebés más fabulosos en Capitán América: Civil War. Basada en el comic homónimo de Mark Millar, la película le da un giro a las recientes aventuras de esta troupe. Sus hazañas a la hora de salvar al mundo no evitaron las destrucciones de ciudades enteras ni de bajas inocentes, lo que comienza a ser cuestionado desde las altas esferas, al tiempo que atormenta a Tony Stark/ Iron Man (Robert Downey Jr.). Después de una misión de Steve Rogers/ Capitán América (Chris Evans) en Nigeria, donde muere una gran cantidad de civiles, entran en funcionamiento los Acuerdos de Sokovia. Estos documentos, firmados por 117 países, permitirán que las actividades de los Vengadores no funcionen de manera independiente sino que deberán acatar las órdenes de las Naciones Unidas. Tony está a favor de esta iniciativa controladora, pero Steve no: aún desconfía de las autoridades (sabe por experiencia que allí pueden infiltrarse los peores individuos) y es capaz de lidiar con las pérdidas que implica toda batalla. Las cosas se pondrán más tensas cuando reaparece Bucky Barnes/ Soldado de Invierno (Sebastian Stan), sospechoso de cometer un atentado en una cumbre de la ONU. Steve se propone proteger a su otrora amigo de la juventud, ya que confía en su inocencia y se propone encontrar al verdadero culpable. En su nueva etapa como renegado de la ley, tendrá como aliados a Sam Wilson/ Falcon (Anthony Mackie), Wanda Maximoff/ Scarlet Witch (Elizabeth Olsen), Clint Barton/ Hawkeye (Jeremy Renner) y Scott Lang/ Ant-Man (Paul Rudd). Pero antes deberá vérselas con Tony, Rhodes/ War Machine (Don Cheadle), Natasha Romanoff/ Viuda Negra (Scarlett Johansson), Visión (Paul Bettany), y dos incorporaciones: el Rey T’Challa (Chadwick Boseman), alias Pantera Negra, que culpa al Capi por la muerte de su padre, y Peter Parker/ Hombre Araña (Tom Holland), un adolescente a bordo de su primera gran experiencia superhéroica. Y en medio de una pelea tan atípica como espectacular, encontramos también a Zemo (Daniel Brühl), un militar con un plan devastador. Tras la muy exitosa Capitán América y el Soldado de Invierno, los hermanos Anthony y Joe Russo vuelven a demostrar su talento para dirigir la nueva y más compleja historia del Capitán. Una vez más hay elementos de thriller político y de espionaje, pero la trama hace foco en el conflicto entre colegas y amigos como son Steve y Tony, y cómo la diferencia de pensamiento los lleva a perseguirse y atacarse entre sí. La psicología de ambos personajes está trabajada en profundidad, y las razones para hacer lo que hacen ellos y los demás Vengadores resultan creíbles, de modo que no es sencillo ponerse de un lado o del otro; ambos bandos tienen razón, y ambos se equivocan en determinadas cuestiones. Claro que la rebeldía y el instinto de Rogers provocan una identificación más fuerte. La acción y los efectos especiales contribuyen a momentos de puro ritmo y adrenalina, pero los Russo consiguen orquestar con maestría cada disparo, golpe y explosión con drama y pasos de comedia. El mejor ejemplo, la secuencia del aeropuerto en la que los Vengadores chocan entre sí. Un prodigio del cine actual, un triunfo del entretenimiento puro y duro. Chris Evans exprime su rol como no lo hizo en otros largometrajes; la mejor actuación de su carrera, al menos haciendo del Capi. Downey Jr. presenta la faceta más atormentada de Tony, aunque no olvida algunos de sus bocadillos. El resto del equipo sigue en buena forma actoral y física, aunque los puntos más altos residen en los nuevos del elenco. Chadwick Boseman hace una enorme presentación como Pantera Negra y genera expectativa con su película en solitario, a estrenarse en 2018. Lo mismo puede decirse de Tom Holland, incluso más: luego de Tobey Maguire y Andrew Garfield, se calza el traje del Hombre Araña y le bastan algunas escenas para cautivar con la que seguramente sea la mejor encarnación cinematográfica del personaje. Para empezar, Holland es convincente como un estudiante de secundaria, y su frescura y desparpajo lo hacen ideal para el papel. Por otra parte, la química con sus compañeros de armas es atractiva, sobre todo con Tony (la escena de ambos en la habitación del muchacho es de antología). Mención especial para Marisa Tomei, la nueva Tía May. Por su parte, William Hurt retoma al General Ross luego de Hulk: El Hombre Increíble. La villanía recae en el siempre estupendo Daniel Brühl, encarnando a un individuo que se vale más de la inteligencia que de la fuerza; aún sin erigirse como un Malo memorable, tiene sus momentos. Las breves pero interesantes apariciones de Martin Freeman, John Slattery, Hope Davis y Frank Grillo alcanzan para que cada uno pueda lucirse. Se los extraña un poco a Thor (Chris Hemsworth) y a Bruce Banner/ Hulk (Mark Ruffalo), quienes sí encabezarán la tercera parte de las andanzas del Dios del Trueno. Capitán América: Civil War derriba toda suposición de agotamiento de la formula marveliana y deja en claro que estos personajes todavía dan para más. Una épica divertida, emocionante, frenética y humana en la medida justa, en la que hasta los espectadores terminarán divididos por tomar partido. Y se vienen más películas solistas de los Vengadores, además de la tercera parte, dividida en dos, en lo que promete ser la epopeya definitiva.
Se inicia la Fase Tres del Universo Cinematográfico de Marvel con uno de los grandes anhelos de Kevin Feige y de todo Marvel Studios: Civil War. El #TeamCap vs el #TeamIronMan se enfrentan en la tercera película del Primer Vengador. Luego de Captain America: The Winter Soldier (2014), Marvel Studios vuelve a encarar una nueva película del súper soldado americano bajo un título extraído de las historietas: Civil War. Han pasado ocho años del lanzamiento del MCU (Marvel Cinematic Universe) con la presentación de Iron Man en 2008 y se cumplirán diez años de la publicación de la historia original escrita por Mark Millar, con una fuerte influencia del mismo en esta película dirigida nuevamente por los hermanos Joe y Anthony Russo. ¿Qué transmiten las películas de Marvel después de todos estos años? Está más que claro que no apuestan ni apostarán a la fidelidad de las verdaderas historias que llevaron a estos héroes al lugar que hoy ocupan en la cultura pop, y es por eso que Captain America: Civil War es un gran film de transición más que un mega evento -como tendría que ser- y ese es su principal problema. El año pasado se estableció que Ant-Man marcaría el final de la Fase Dos y que esta nueva entrega del Capitán América sería el inicio de una nueva etapa que explorará nuevos héroes, terrenos e historias. Mucho de eso es verdad. Civil War es una película que cae en medio de confusas situaciones y momentos que se caen de maduro luego de los eventos en Era de Ultrón para la vida de los Avengers, principalmente en Iron Man y el Capi. Un film ambicioso que tendría que quedar grabado en la memoria de muchos como una historia épica, pero de eso hay poco y nada. Las motivaciones de los bandos y el conflicto que durante casi tres horas está a punto de explotar y nunca explota, es simplemente muy deficiente para sostener una historia o una guerra, como lo dice el título de la película. Los Avengers luchan para salvar al mundo de amenazas que las fuerzas especiales no pueden enfrentar, por ende, hay consecuencias, hay pérdidas y muertes de inocentes. ¿Se preguntarán qué sucedió con las personas que murieron en las batallas vistas en Avengers (2012), Captain America II (2014) o Avengers: Age of Ultron (2015)? El general Ross (William Hurt) vuelve a aparecer luego de participar en The Incredible Hulk (2008) protagonizada por Edward Norton, para representar al gobierno que cuestiona a los héroes y actúa como una persona que intenta imponer el respeto que lograba Nick Fury al inicio de este universo, pero solo sirvió para poner cara de malo y ser un simple vocero que entrega y presenta el famoso “Tratado de Sokovia”. Su personaje, junto con la primera versión del Barón Zemo, interpretado por el alemán Daniel Brühl, dos de las peores actuaciones de la cinta. Ambos son importantes en la trama pero no se notó. Sin embargo, no hay nada para discutirle a los héroes: otra vez dejaron todo en sus roles. Chris Evans como el siempre creíble Steve Rogers / Capitán América trata de encontrar su lugar en este mundo moderno -aunque adaptándose mejor en este presente-, y sigue creciendo en el universo cinematográfico de manera contundente, mientras que Robert Downey Jr. presenta una nueva y brillante actuación de su personaje en donde se ve a un Iron Man con decisiones firmes sin importar que requieran violencia y, al mismo tiempo, poner paños fríos en el asunto. Scarlett Johansson (Black Widow) vuelve a enamorar con su sensualidad y su perfecta forma de pelear, mientras que Anthony Mackie (Falcon) y Paul Rudd (Ant-Man) son los mejores para sacarle al público las risas que toda película de Marvel necesita. Del lado de los “nuevos”, la inclusión de Black Panther es espectacular y posiblemente sea uno de los mejores héroes/personajes que presenta Marvel en la Fase Tres. Chadwick Boseman deja bien parado al poderoso T’Challa en este debut cinematográfico, y el detalle de post producción hace que el traje de Pantera Negra se vea excelente. Y si hablamos de los nuevos, Spider-Man es la gran novedad y el mayor de los atractivos en esta película. Tom Holland es el rostro de esta nueva versión del héroe adolescente, muy 2016, fresca y similar a la actualidad que se pueden ver en las series Daredevil o Jessica Jones de Netflix. Peter vive con la Tía May más hot y sexy de toda la historia (Marisa Tomei), pero a diferencia de lo visto con Tobey Maguire y Andrew Garfield, es una versión que tendrá mucho por demostrar en 2017 cuando estrene Spider-Man: Homecoming, para poder conocer su lugar en este mundo y entender su aparición fugaz en Civil War. El regreso del hijo prodigo a la Casa de Ideas deja con mucha hambre arácnida. El desenlace de la historia y la razón por la cual los héroes de Marvel se enfrentan entre sí es lamentable y roza lo decepcionante. Se puede notar que Disney/Marvel Studios intentan imponer un perfil serio que empezó a demostrar en varios pasajes de Age of Ultron y que realmente no termina de funcionar ni de encajar con sus personajes establecidos de otra manera.
Es muy fácil analizar Capitán América: Civil War. Es sencillo porque es una película sencilla que brinda lo que promete y apuesta a lo seguro: entretenimiento y diversión. ¿Y por qué no habría de hacerlo? ¿Por qué Marvel se la jugaría a otra cosa? Si ya han encontrado hace años a la gallina de los huevos de oro y ésta se encuentra más fértil que nunca con una fórmula que funciona mejor que reloj suizo. El conflicto y la historia queda bien claro desde el minuto uno y con la gran ventaja de poseer una docena de films detrás de este como preámbulo de desarrollo de personajes. Pero aún así no puedo dejar de objetar todo el edulcorante que le tiran porque en el comic del cual sale este arco argumental el detonante es la explosión de un jardín de infantes por culpa de un grupo de superhéroes y en cambio aquí es muy menor en comparación y además siempre están recalcando que no hay víctimas y las peleas son en lugares donde no hay gente, cosa que me parece que le quita espectacularidad, no porque esté a favor de genocidios obviamente sino porque ¡es cine de superhéroes! Y por lo tanto se puede jugar con esas cosas, pero aquí no sucede. Amén de ello, las secuencias de acción son brillantes y me quedo corto porque a pesar de haber visto ya varias veces a todos estos héroes en otras aventuras uno no se cansa de verlos pegar y pegar y eso es mérito de los hermanos Russo, los directores, de quienes si objeto que filman sin identidad, pero ese es un mal de Marvel porque salvo excepciones tales como Ironman (2008), Capitán América: el primer vengador (2011) y Guardianes de la Galaxia (2014), el resto de sus cintas salen de un manual de estilo. No obstante en este caso se mantiene la tensión e incluso con un par de sorpresas. La presentación de Spider-man es espectacular y quedás muy cebado por ver su película. Gran acierto la elección de Tom Holland, aunque aún quiero verlo más como Peter Parker para terminar de emitir opinión. En cuanto a Black Panter, no me sucedió lo mismo pero no por su intérprete (Chadwick Boseman) sino por su personaje. No me atrajo. Ojalá que su film en solitario que se estrena en 2018 revierta eso. El resto de los viejos y nuevos Avengers está muy bien. Todos híper consolidados pero destaco a Paul Rudd (Ant-Man) y Elizabeth Olsen (Scarlet Witch). Chris Evans se para en lo más alto de su personaje y hace valer y notar un crecimiento. Esta fue la vez que más lo disfruté y empaticé, lo que deja claro que quien escribe esta crítica es #TeamCap. En tanto el otro team, me gustó mucho que Robert Downey Jr. bajara un par de decibeles y que Tony Stark no esté tirando chistes a lo fanfarrón cada dos segundos. Incluso se pueden ver otros aspectos que no se habían explorado ni en las películas individuales de Ironman. La química ya recontra probada entre los dos protagonistas garpa en su máximo esplendor para la confrontación. Pero a pesar de todos estos elogios le tengo que criticar la falta de épica e impacto. En ese sentido el film se queda corto porque no hay sorpresas ni un climax que te deje boquiabierto y este tipo de película necesita algo así. No obstante celebro la decisión de marketing de haber mostrado muy poco en los trailers y sorprender como se debe. Pero aún así las sorpresas no emocionan en el plano sentimental. Ahora bien, antes de cerrar esta crítica voy a caer en la inevitable y lógica (por tiempo transcurrido y temática de enfrentamiento) comparación con Batman vs Superman, película a la cual amo y que pueden leer mi parecer en este mismo sitio. Queda clarísima una cosa y ahora más que nunca: Marvel es la mejor en esto y DC sale perdiendo. Pero no por una cuestión de talento o por qué héroe es mejor o peor sino por el enfoque. Marvel va por la masa, por satisfacer al público sin dar muchas vueltas. En tanto DC arriesga a ir un poco más allá estirando los hilos y desafiando al espectador a pensar un poco más, a cuestionarse cosas por más que sea un film basado en comics. Marvel es diversión y DC es solemnidad y está claro que la diversión siempre va a ganar… En definitiva, Capitán América: Civil War es un gran entretenimiento muy disfrutable pero más de lo mismo y sin mayores promesas. Pero es un “más de lo mismo” muy muy bueno que dejará satisfecho a la gran mayoría.
Capitán América vs. Iron Man. Capitán América: Civil War (2016) completa la trilogía de este superhéroe que ha comenzado en Capitán América: El Primer Vengador (2011) y seguido con Capitán América y el Soldado del Invierno (2014), ésta última también dirigida por Joe y Anthony Russo, al igual que el film a analizar. Comenzando con un epílogo que retoma al personaje del Soldado del Invierno (Sebastian Stan), cuya psicología se vuelve cada vez más compleja, la acción nos situará en el traspaso de una Hydra nazi a una Hydra soviética con más secretos por develar. De vuelta en el presente, el relato hará hincapié en el mismo lugar en el que nos dejó Los Vengadores: Era de Ultrón (2015): ¿representan los superhéroes una amenaza para la sociedad? Un planteo, a su vez, copiado en la reciente Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia (2016), en donde Superman representaba para algunos una amenaza para la humanidad. Después de todo, ¿quién no ha pensado al ver estas películas que los superhéroes -mientras salvan el mundo- destruyen media ciudad en sus batallas? En este caso el giro de Capitán América: Civil War es hacer un poquito menos imperialista la escena y darle un poco más de protagonismo a los países del Tercer Mundo. Tras los traspiés de los Vengadores en naciones como Sokovia (país inventado por el universo Marvel) y Nigeria, ocasionando varias muertes, se dudará del criterio de acción de los mismos. El debate dentro del mismísimo seno de los Avengers girará en torno a firmar o no el “Acuerdo de Sokovia”, el cual le quitaría la independencia de acción a los Vengadores para someterse a la jurisdicción de las Naciones Unidas. Tras la culpa que acarrea Iron Man (Robert Downey Jr.), éste estará a favor de firmar el acuerdo, mientras que Capitán América no (interpretado por Chris Evans, quien en esta oportunidad se asentó definitivamente en dicho personaje). Desde el inicio del conflicto los Vengadores se dividirán en dos bandos, haciendo que los superhéroes peleen entre sí. De un bando estarán los aliados del Capitán América: Falcon, Scarlet Witch (cuyo personaje ya se había presentado al final de Capitán América y el Soldado del Invierno y desplegado en Los Vengadores: Era de Ultrón) y Hawkeye, hoy incorporándose Ant-Man al equipo. En el grupo de Stark estarán su fiel amigo Rhodes/ War Machine (Don Cheadle), sorpresivamente la Viuda Negra (Scarlett Johansson), con quien siempre confrontaban, Visión y se sumará en una etapa adolescente Spider-Man. El personaje del Hombre Araña será parodiado y utilizado como descompresor de la tensión, dándole toques de comicidad poco eficaz al film. Por último, en este mismo bando, los países del Tercer Mundo también tendrán a su representante: la Pantera Negra (personaje ya presente en los comics), cuya primera aparición en este film nos remitirá a un “Gatubelo” pero con una psicología de personaje más que interesante, que oscila entre la templanza de la diplomacia y la venganza. A partir de allí, desde formalismos cinematográficos como el recurso del montaje paralelo, el Capitán América e Iron Man serán dos caras de una misma moneda. La figura del “gran villano” está algo desdibujada en comparación al universo al cual los comics nos tienen acostumbrados, pues éste será un hombre bastante común con sed de venganza, lo que permitirá acentuar la dicotomía (hoy interpretado por el gran Daniel Brühl, cuyo rostro y expresiones desde el inicio nos invitan a lo siniestro). Como siempre no podía faltar el cameo del milenario Stan Lee, sin quien el universo de Marvel no existiría o al menos no tal como lo conocemos. Para concluir, la narración está basada en un desarrollo muy lento que sin embargo nos mantiene expectantes, pero no por su ritmo sino por el deseo de que la verdadera acción heroica comience. Puesto que la “guerra civil” será más verbal que física, las batallas importantes se resumirán en dos: una incluirá dos bandos y la otra un “dos contra uno”. Es pertinente destacar que las peleas, sobre todo las iniciales, poseen un efecto que produce extrañamiento: son cámaras súper rápidas que otorgan una suerte de realismo a los movimientos. Las batallas poseen pocos momentos de lucidez en comparación con otros filmes de Marvel, pues parece que allí reside el conflicto de este nuevo universo de los comics: lograr el equilibrio entre las peleas y las palabras. Quizás deberían tomarse más tiempo para desarrollar los guiones en vez de lanzar películas tan seguido, pero bueno… es sabido que estas siguen alcanzando la cima en la taquilla. En adición a ello, consideramos que los films de comics en lo que van del presente año no fueron ni son para nada brillantes, veremos qué sucede con el próximo opus de Marvel, X-Men: Apocalipsis (2016), a estrenarse en breve; después de todo a nivel narrativo esta saga es la más compleja y profunda dentro del universo de los comics.
El escudo sí se mancha. Capitán América, Civil War (2016) afianza la idea que Marvel tiene por objeto encontrar su propio universo cinematográfico, algo que no lo ancla necesariamente a lo que el comic representa y que película a película, serie a serie, teje una suerte de relación empática con un público cercano a la adolescencia sin dejar de lado al otro núcleo más duro y exigente que de a poco va comprendiendo de qué se trata la traspolación.
Ocho años después del estreno de Iron Man, que dio inicio al MCU, comienza la Tercera Fase con la llegada Capitán América: Civil War. Las reglas del universo compartido están establecidas y ahora es momento romper con algunos de esos parámetros. Post-Ultrón Vamos a dejar en claro dos cosas desde el principio para poder avanzar sin esa mochila a cuestas: Primero, aunque el título sea Capitán América: Civil War, es una película de los Avengers y no debería verse como algo aislado o independiente, tanto de lo que vino antes como de lo que vendrá después. Segundo, aunque tenga algunos puntos de contacto, NO ES EL COMIC. Ir esperando una transcripción de aquellas páginas históricas puede resultar en una decepción innecesaria porque aunque hay unas cuantas referencias para el público seguidor de las publicaciones de Marvel, el desarrollo del conflicto tiene poco que ver con la versión en papel. Los dos temas principales que darán forma a la película son presentados desde los minutos iniciales, primero revelando información sobre el pasado de Bucky Barnes como asesino a las órdenes de Hydra y luego mostrando a la nueva formación de los Avengers en Nigeria rastreando a Crossbones, uno de los últimos agentes de Hydra que quedaran activos después los eventos en El Soldado del Invierno. Así como la invasión Chitauri llevó a la creación de Ultrón, la catástrofe de Sokovia puso en el ojo de la tormenta a los Avengers por lo que cuando el aún poco experimentado grupo no puede evitar las bajas civiles durante la misión, los gobiernos del mundo reciben grandes presiones de la opinión pública para encontrar una forma de controlar a los Avengers. La solución parece ser la firma del Acuerdo de Sokovia, un documento que pone a la organización hasta entonces independiente bajo autoridad de las Naciones Unidas, dándole jurisdicción internacional pero quitándole la decisión final sobre cuándo y dónde intervenir. Es en este punto donde renacen algunas de las diferencias que ya separaron a Steve Rogers y Tony Stark en el pasado, porque aunque ambos se sienten responsables por las vidas que no pudieron salvar, Tony vuelve a mostrarse a favor de una autoridad fuerte al mando, mientras Steve cree que la burocracia sólo los hará mas lentos e ineficaces, además de preocuparle el tener que dejar en manos de políticos decidir quienes son aliados y quienes enemigos. Sin embargo la ruptura del grupo se mantiene diplomática hasta que entra en la ecuación el amigo de la infancia del Capitán América, quien lleva tiempo viviendo en la clandestinidad y tratando de recuperar sus recuerdos. Aunque para las autoridades sigue siendo un criminal buscado, Steve sabe que las acciones de Bucky no fueron voluntarias pero defenderlo lo pondrá definitivamente en el bando opuesto de la versión legal de los Avengers dirigida una vez mas por Tony Stark. Los fundadores del grupo tienen motivos de sobra para caerse mal y el Acuerdo de Sokovia sólo les da la excusa para dejar fluir esos enojos guardados en su corta carrera juntos, pero no faltarán tampoco motivos nuevos para separar a los Avengers y forzarlos a luchar entre sí. Pasado, presente y futuro Todas están dentro de un mismo universo compartido, pero Marvel viene presentando dos clases de historias diferentes dentro de ese conjunto. Mientras algunas como Ant-Man, o Guardianes de la Galaxia son bastante independientes y no requieren de mucho conocimiento previo por parte del público porque son principalmente para presentar al personaje, otras como Avengers y Capitán América: Civil War son la columna vertebral del universo compartido y no es algo nuevo que en estas películas grupales se exploten tramas y personajes de esas historias individuales, incentivando al público a consumir todas las películas como parte de una misma franquicia. Esto deja la ventaja de no tener que presentar tantos personajes al mismo tiempo, pero a la vez tienen la gran dificultad de tener que dosificar sus historias secundarias para que no se desdibuje la principal, uno de los problemas que La Era de Ultrón no logró resolver con mucho éxito. Esta vez parecen haber aprendido de sus errores porque aunque hay muchos personajes y cada uno tiene su momento para lucirse, está bien marcado quienes son los que llevan adelante la historia y quienes están ahí para darles apoyo sin estorbar. Incluso la presentación de las esperadas incorporaciones de Spider Man y Pantera Negra al universo compartido aportan sin distraer y cumplen con su función de generar expectativa hacia sus películas propias sin revelar anticipadamente más que lo necesario, con la astucia de invertir más tiempo en el rey de Wakanda que en el trepamuros neoyorkino, a sabiendas de que mientras nadie que entre a ver esta película necesita que le expliquen quien es Peter Parker ni lo que puede hacer, muchos otros apenas conocen a Pantera Negra y es necesario filtrar cierta información básica para integrarlo. Capitán América: Civil War no tiene propuestas visuales novedosas como pudo haber sido Ant-Man o promete ser Doctor Strange, pero mantiene la espectacularidad a la que nos tienen acostumbrados y sabe balancear la violencia más cruda que suele tener la franquicia de Steve Rogers con la pirotecnia visual de la ciencia ficción mas exagerada, sello de la franquicia Iron Man. Combinando los talentos de cada héroe para enfrentarlos siempre a rivales que estén en un mismo nivel, las escenas de pelea resultan fluidas y entretenidas pero aunque parecen haber quedado atrás los tiempos en que los héroes siguen levantándose sin sentir dolor ni cansancio, nada es tan serio ni trágico como para evitar la clásica dosis de humor que los detractores de Marvel tanto detestan, un tema que también parecen estar aprendiendo a dosificar mejor para que no estorbe con la acción ni el drama. Conclusión Después de algunos traspiés durante la Fase Dos, Marvel parece haber recuperado el rumbo. Capitán América: Civil War no es nada nuevo, pero hace muy bien lo viejo y aunque sigue siendo principalmente un producto de acción entretenido, muestra un progreso en cierta solidez argumental que le venía fallando.
La tercera fase del Universo Cinematográfico de Marvel comienza con uno de los grandes combates del MCU: Civil War. Los héroes ya conocimos, más los recién llegados, dejarán todo en la cancha para esta nueva entrega del Capitán América. Negar que Marvel y Disney saben manejar esta “Ferrari”, sería tan descabellado como discutir que Ginóbili no es el mejor deportista argentino de la historia. Bueno, eso es discutible. Cuando Disney adquirió a la casa de las ideas y Lucasfilms, seguro ya tenían todo pergeñado: sabían que iban a hacer un universo expandido de las dos franquicias más redituables de la actualidad y, con los resultados a su favor, siguen generando contenido, por lo menos, hasta fines del 2020. Pensar que hace unos días nada más, el Marvel Cinematic Universe (MCU) cumplió diez años del estreno de Iron Man (2008), el inicio de esta enorme historia que esta semana estrena un capítulo GIGANTE. ¿El equipo de Iron Man o la banda de Capitán América? Para ustedes, ¿quién ganará? El público, seguro. Antes de adentrarme en el análisis de la película quiero aclarar que, pese a que la trama se desdibuja un poco al final y que decae por la falta de verdaderos intereses, este nuevo capítulo es conmovedor. No sólo por la cantidad de films que ya estrenó Disney con estos mismos personajes, sino también por todas las que tiene planeadas. Y, aunque la película a veces tiene que ser valorada como una obra independiente a su precuela o secuela, no hay que dejar de lado la evolución de todos sus ingredientes, de la historia y como cada uno de los que héroes que aparecen en pantalla no están ahí por que sí. Comencemos por un detalle que me pareció excelente: la presentación de todas las locaciones. De esta forma, la película expone que es un conflicto verdaderamente global y resulta, capaz, a prueba de tontos, ¿Qué sucedió con las personas que murieron en las batallas vistas en Avengers (2012), Capitán América: Soldado de Invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014) o Los Vengadores: Era de Ultron (Avengers: Age of Ultron, 2015)? Luego de un evento totalmente desafortunado, el general Ross (William Hurt) vuelve al MCU tras haber participado en The Incredible Hulk (2008), protagonizada por Edward Norton, en representación del gobierno de los Estados Unidos y a contarles a los Avengers que existe un acuerdo donde 117 países están interesados en tomar medidas para “custodiar” a los héroes. Esto dividirá al grupo: Tony Stark (Robert Downey Jr.), James Rhodes (Don Chandle), Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) y Visión (Paul Bettany) deciden firmar el acuerdo mientras que Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen), Sam Wilson (Anthony Mackie) y Steve Rogers (Chris Evans) todavía no están seguros de hacerlo. La llegada de Bucky Barnes (Sebastian Stan) complicará mucho más las cosas. En este contexto, los héroes, tratando de solucionar cada uno de los conflictos internacionales que van surgiendo, se pasean de ciudad en ciudad y dejan de manifiesto que es un conflicto ideológico, algo que involucra a todo el mundo. La aparición del soldado de invierno continúa con la historia de Capitán América 2, donde Steve Rogers sigue metido con la persecución de su amigo, con el fin de poder ayudarlo y salvarse del control mental con el cuál Hydra lo estuvo manipulando durante años. Si bien esta misión no ocupó el 100% de la actividad de Steve, apenas supo de la aparición de su amigo, el Capitán América abandonó todo para poder ir a su rescate. Bucky fue culpado por un atentado que involucra al reino de Wakanda. A partir de ahora, el viejo amigo de Steve no sólo es perseguido por las servicios de inteligencia sino por un gran cazador: Black Panther (Chadwick Boseman). Esto divide aún más las aguas entre los héroes y obliga a reforzar los respectivos bandos. Así es como Hawkeye (Jeremy Renner) regresa de su retiro, Ant-Man (Paul Rudd) se suma al equipo del Capitán América (no olvidemos la escena post-créditos de Ant-Man: El hombre hormiga) y, la excelente primera aparición de Spider-Man (Tom Holland), que se une al equipo de Tony Stark. Capitán América: Civil War (Captain America: Civil War) es un título bastante engañoso. Existen varios detalles que unen a este film con el cómic pero poco tiene que ver con la verdadera historia escrita por Mark Millar, por suerte. La aparición de Crossbones (Frank Grillo), el reclamo que recibe Stark, la intromisión del estado en querer regular a los héroes y la prisión, pero no mucho más. El conflicto no es tan duro, no es a muerte, y hasta resulta flojo, algo que se veía venir desde la primera reunión de los Avengers y que fue creciendo película a película, sólo que esta vez hay excusas para llevar las diferencias hacia otro terreno. Creo que aquí es donde radica la parte más endeble de la película. El por qué sucedió lo que sucedió. Me gustaría ser más específico pero incurriría en el spoiler. Black Panther, Ant-Man y Spider-Man son las grandes sorpresas del film. La mayoría estará de acuerdo en que en los momentos más graciosos estuvieron involucrados Spider-Man o Ant-Man: juntos son dinamita. El debut del arácnido fue increíble. Es un verdadero adolescente, con una tía bastante hot, se ve espectacular en pantalla y es de más gracioso. Además, van a entender gran parte de las decisiones que se han tomado a futuro como por ejemplo la introducción de Iron Man en el próximo film del trepamuros: Homecoming. Por el lado de Black Panther, el príncipe T’Challa es una nueva demostración de que Marvel sabe introducir personajes y su construcción es paulatina, concreta, con motivos de sobra para ser estandarte de la nueva generación y uno de los pilares de la Fase 3. Sobre Scott Lang, si bien ya tuvo su película en solitario, aquí es todo un principiante, pero sólo les puedo decir que disfruten. La película tiene un buen ritmo, las peleas son de las mejores que hemos visto en filmes de superhéroes, si no es la mejor por el despliegue de poderes, trabajo en equipo y la interacción de 12 personajes enfrentados entre sí. Los diálogos, efectos especiales y flashbacks están muy logrados, aunque forzados algunos, y sobre todo un dilema moral complicado de sobrellevar. Aquí no hay buenos o malos como en el cómic (que sí había villanos involucrados peleando para Stark), sino una pelea que se fue construyendo desde Avengers (2012). Respecto a la adaptación, muchos dirán que “está mal lograda”. Capitán América: Civil War está basada en la historia escrita por Millar, pero también hay mucho Brubaker y eso es un verdadero gol. ¿Existe, acaso, una adaptación perfecta? Es preferible que junten los mejores elementos de diferentes historias que transcurrieron en las viñetas a que sea un simple cambio de formato. Como se mencionó al principio del artículo, y si es que llegaron hasta aquí, las películas de Marvel pueden disfrutarse de muchas maneras. Una de ellas es tomar este film como un capítulo más de la historia de estos personajes. Porque, hay que ser sinceros, si no seguís la historia desde Iron Man (2008),te vas a perder de bastantes cosas. Joe y Anthony Russo, los directores que resultan ser dos arquitectos del entretenimiento, aquí comienzan a construir los cimientos de la Fase 3 con Spider-Man, Black Panther, el dilema de Visión y su historia con Wanda, y las consecuencias que dejará este conflicto.
Esta es una franquicia que claramente, se viene superando a sí misma. Es cierto que el universo Marvel ha evolucionado y su asociación con Disney les da abierto las puertas de un poder de realización sin límites, pero en el film número 13, ya se ve que la alianza funciona y genera productos que se complejizan y transitan caminos innovadores. Esta tercera entrega de la saga Capitán América (que no es más que un crossover lleno de personajes famosos de otros títulos de la compañía con el protagonismo bastante repartido), sorprende porque tiene dos aspectos remarcables: por un lado, este es un thriller político con todas las de la ley y por el otro, incorpora varios personajes nuevos en una sola entrega, de manera divertida y que ha sido objeto de debate, especialmente para los críticos conservadores (ya saben sobre el más visible, Spider Man). ¿Qué me parecieron a mi las novedades? Me gustaron. El lado más débil de la franquicia es el poder magnético del personaje de Robert Downey Jr, el hombre fue irremplazable hasta ahora . Y si bien Chris Evans ha mejorado cualitativamente en su actuación, lo cierto es que una peli de estas sin Thor o Hulk, iba a recaer sobre los hombros de Iron Man. Sin embargo, la sangre joven (miren el reparto completo) y la naturaleza del conflicto, ofrecen un escenario muy interesante y esta vez la atención estará bastante más repartida. Eso sí...No digo que "Civil War" sea una película redonda, profunda, ni mucho menos. Creo que es bastante divertida (a pesar de lo seria que se pone en varios tramos) y ofrece todo lo que uno le pide a este tipo de propuestas: entretenimiento de alto voltaje. En esta oportunidad no hay un enemigo tan potente como en las anteriores entregas. Pero los excesos de los Avengers en entregas anteriores, comienzan a pesar en la opinión pública mundial. El desastre de Sokovia (recordar tamaña masacre), hace que las Naciones Unidas presionen al súper equipo de héroes a firmar un protocolo por el que serán supervisados y monitoreados sus actos. Esto no le gusta para nada al Capitán Rogers (Evans). Desde el primer momento en que esto se plantea, expone sus diferencias con Tony Stark (Downey Jr) y el grupo se polariza en dos direcciones. Hay algunos que van por el acuerdo y respetar esta ley, "internacional" para ponerse a resgurado de seguir provocando daños colaterales y otros, que eso les quitaría velocidad para operar y favorecería a sus enemigos. Para todo esto, hay que decir que un viejo amigo del Cap, regresa (el soldado del invierno, Bucky -jugado por Sebastian Stan) y con él, todo el debate acerca de si es o no culpable de nuevos (y viejos) crímenes por su pasado soviético bajo el control de Hydra. Rogers cree en él y lo protege, hecho que genera una gran brecha con sus compañeros de equipo: la división arma dos equipos y ellos, van a agruparse para defender lo que cada uno siente. El tema excede si es culpable o inocente, acá la discusión parece ser más compleja que un sólo hombre. Hay un villano en puerta (bastante sutil, diría yo, el siempre eficiente Daniel Brühl) y una historia de traición, odios, venganza y divergencia bastante intensa para ser un título pasatista, diría yo. Para los que no vieron trailers ni leyeron demasiado, tendrán en esta "Civil War" una constelación de héroes (banda, terribles Paul Rudd, Elizabeth Olsen, el británico Paul Bettany y el simpatico Tom Holland, el gran discutido y nuevo Hombre Araña, juntos a otros conocidos como Jeremy Renner, Don Cheadle y Scarlett Johansson), desplegando habilidades, carisma, y mucho humor. La batalla en el aeropuerto abandonado (cuando lleguen a ella sabrán el porqué) puede considerarse de lo mejor de Marvel en mucho tiempo en cuanto a originalidad y diseño. Puedo asegurarles que los va a sorprender. Los aspectos técnicos están bien cuidados, todo cierra y nada perturba tu diversión a lo largo de las dos horas y veintiseis minutos de película. La cinta vuela. Como muchos de sus personajes. Quizás pueda discutirsela cierta superficialidad a la hora de la resolución, o el grado de participación de algunos miembros del equipo... Pero sería hilar demasiado fino. Los personajes están bien logrados, en cuanto a lo que el factor tiempo permite desarrollar. Si querés ver más de ellos, tendrás que elegir su peli individual. La cosa es grupal aquí y si te van los Avengers, esta "Civil War" tiene todo lo que necesitás para seguir pasandola bien con tus héroes favoritos. No desentona. Andá tranquilo.
Las cosas bien hechas. Es otro mundo cuando nos encontramos con una película de superhéroes dirigida por realizadores que pueden mantener una coherencia narrativa en un relato. Un conflicto claro con ideas interesantes, escenas de acción impecables, villanos con motivaciones específicas que no son retratados como payasos y lo más importante; los personajes del cómic cobran vida en la pantalla grande sin ser distorsionados con enfoques estúpidos y pseudo-intelectuales. Ahora bien, así como destaco esto también es justo mencionar lo siguiente. El 2016 parece ser el año de las exageraciones absurdas en los análisis de la prensa cinematográfica. Batman vs Superman fue una película decepcionante para muchos espectadores (con fallas severas) pero tampoco es la peor producción del género y el ensañamiento que recibió fue desmedido. Del mismo modo hay que resaltar que Capitán América: Guerra civil está muy lejos de ser la obra maestra que pintan los críticos norteamericanos, quienes inflaron a niveles grotescos este estreno. De hecho la película previa del personaje, El soldado del invierno, sigue siendo la mejor de la trilogía. Ahora bien, si vas al cine con las expectativas moderadas y no comprás el discurso de las reseñas vende humo, "esperando ver la más grande producción de Marvel", vas a pasar un momento magnífico. La historia presenta una adaptación bastante libre de Civil War, en mi opinión la última obra maestra que brindó esta editorial en los cómics, que presentó un relato fascinante por los debates morales que ofrecía la trama. En la historieta este conflicto incluyó a todos los personajes de la compañía y en el cine por cuestiones obvias terminó siendo una "mini guerra civil" que se desata entre un grupo de superhéroes. El gran mérito del nuevo trabajo de los hermanos Russo reside en que lograron contar una historia compleja, que incluía numerosos personajes, dentro de una película que nunca pierde su identidad. Es decir, aunque intervienen varios superhéroes en la trama en ningún momento el film deja de ser una historia del Capitán América. Hay que darle el crédito a los directores porque esto no es tan sencillo de hacer. El conflicto está muy bien desarrollado y expone de manera clara la disputa que se genera entre Steve Rogers y Tony Stark. Daniel Brühl (Rush) hizo un trabajo más que digno con Helmut Zemo, uno de los villanos tradicionales del Capitán América, que acá se presenta en una versión diferente a la de los cómics. El personaje tiene un perfil más humano y aunque no quede en el recuerdo como un villano memorable al menos sus actos tienen una motivación específica en la historia. Ojalá en algún momento podramos ver una película de acción de los hermanos Russo fuera del universo Marvel, ya que los directores presentan un gran dominio del género. Las secuencias de persecuciones y peleas son de primer nivel y brindan momentos fabulosos dentro de esta producción. Como si esto no fuera poco, los realizadores se dieron el lujo de introducir a lo grande a dos personajes atractivos como Spiderman y Pantera Negra, quienes te dejan con ganas de ver más sobre ellos en este universo de ficción. La intervención de ambos héroes es mucho más generosa de lo que se esperaba y llegan a brindar muy buenas escenas que logran sacarte una sonrisa. Mi única objeción con Guerra civil y el motivo por el que no la considero superior a El soldado del invierno pasa por la siguiente cuestión. Cuando la película terminó sentí que Marvel no se la jugó a fondo con una historia que trascendió en los cómics por el perfil dramático que tuvo el conflicto La película de los hermanos Russo se cuidó demasiado de no mostrar muertos ni heridos y el espíritu dramático de lo que fue originalmente Civil War acá fue transformado en una versión más Disney. Es decir, se generan peleas entre los héroes pero la tensión y la violencia nunca llega demasiado lejos porque Marvel apuntó a captar un público familiar en los cines. Si esta producción hubiera trasladado algunas de las situaciones que se vieron en la historia original de Civil War la película del Capitán América hubiera sido no apta para menores de 18 años y eso no era un negocio para Disney. En consecuencia, en este momento creo que es mucho más interesante y atractivo el micro universo de ficción que se viene gestando en las series de Netflix con Daredevil y Jessica Jones, que las cosas que viene ofreciendo Marvel en el cine. En la tele los realizadores tienen la libertad de explorar estos personajes con menos limitaciones y de esa manera ofrecen propuestas para un público más adulto. Ahora bien, al margen de esta cuestión, Guerra Civil es un cierre más que digno para la gran trilogía que ofreció el Capitán América en estos años y merece ser disfrutada en una pantalla de cine.
La tercera aventura del superhéroe con escudo ofrece acción, humor y cruce de personajes ya consagrados por el público, además de presentar al nuevo "Hombre araña". Un buen entretenimiento también teñido por los excesos visuales. El universo Marvel dice nuevamente presente con el escudo mortífero de Capìtán América: Civil War, el tercer eslabón de aventuras nuevamente comandado por los realizadores Anthony y Joe Russo, los mismos de la entrega anterior, Capitán América y el soldado del invierno. En la primera de la saga, Capitán América: El Primer Vengador la acción estaba ambientada en la década del cuarenta, en plena Segunda Guerra Mundial y con la figura de Hitler como fondo; y en la segunda - la mejor de todas- aparecía una moderna Washington D.C. Ahora la acción, como buena película de espionaje, tiene lugar en varios escenarios internacionales y narra una historia de enfrentamientos y alianzas en este vertiginoso producto que si bien está teñido por los excesos visuales ofrece un universo donde los superpoderes están servidos en bandeja. El grupo de Los Vengadores está dividido por la decisión de instalar un sistema de control sobre su accionar luego de un incidente que dejó daños colaterales. La alianza se presenta entonces en dos grupos: uno que no apoya esta decisión, liderado por Steve Rogers/Capitán América -Chris Evans- y otro que rinde cuentas al gobierno, con Tony Stark/Iron Man -Robert Downey Jr.- a la cabeza. Bajo el lema "Si no puedes con tu enemigo, divídelo", el relato está impulsado por un villano no tan feroz -Daniel Bruhl-, dramas familiares y toda la galería de personajes de Marvel que se enfrentan en una impactante secuencia desarrollada en un aeropuerto. Los aliados combatiendo entre sí ya tiene un plus interesante para explotar en esta nueva entrega, con la presentación del nuevo adolescente inquieto Peter Parker/El hombre araña -rol a cargo de Tom Holland, el ex niño de Lo imposible-. En tanto, los momentos de humor están bien dosificados y, en ese sentido, Tony Stark lo lleva como anillo al dedo, además de la acertada intervención del no tan diminuto Ant-Man -Paul Rudd-. Con una incesante acción que se pasea por los años 90 y pasa a la actualidad, la trama queda relegada ante tantos efectos visuales, mientras el superhéroe del título arrastra sus propias pérdidas familiares. Todo aflora en medio de este policromático enfrentamiento en el que se pone en juego la unidad de lucha contra las injusticias del mundo.
Luego de varios sucesos, la vista de los gobiernos a nivel mundial está puesta en Los Vengadores. Pese a salvar al mundo varias veces, el daño colateral que causan muchas veces es similar a la del villano del turno; y por eso la ONU decide implementar un registro para los meta humanos. Pero la aparición de un viejo conocido de Steve Rogers (Chris Evans), junto con la creciente oposición de opiniones entre los héroes llevará los hechos a un enfrentamiento épico. Y llegó el día, una de las películas más esperadas del año por fin se estrenó, con un hype tremendo y para colmo, precedida de un film que también enfrentaba a superhéroes, pero en la empresa rival. Así que antes de seguir, lectores, les aviso que acá no van a encontrar comparaciones entre Capitán América: Civil War y Batman v Superman. Lo primero que salta a la vista es que Marvel parecía mucho más preocupada en llegar bien parada a la hora de hacer este film que para La Era de Ultron, y sinceramente, esta película lo demuestra, siendo bastante superior a la ya citada Age of Ultron. No sólo porque de nuevo se cuenta con casi todo el plantel actoral de este Universo Compartido, sino que la trama, pese a lo que muchos aseguran es una tontería, tiene bastante sentido. Ya vimos la destrucción masiva que se da en los combates finales y siempre como espectadores nos preguntábamos sobre el daño colateral. Gran porcentaje de la trama de Capitán América: Civil War se basa en esto y es el mejor arco argumental que ofrece el film, y de paso planta semillas, o mejor dicho, personajes, que seguramente a futuro serán mucho más importantes que en esta cinta, como por ejemplo el de Everett Ross (Martin Freeman). Pero así como destaco lo bueno, también resalto lo malo. En este enorme desfile de personajes hay algunos que aún no encuentran su lugar en este universo, en especial alguien que acá debería haber tenido mucha más importancia (Sharon Carter de Emily VanCamp), u otros que, a menos que se mantengan estables, no tiene sentido su retorno (el General Ross de William Hurt). Y el guión no sólo falla a la hora de saber distribuir los personajes, también el conflicto final, el gran clímax que deberíamos haber visto, se siente bastante pobretón, más aún en comparación a la mega batalla que veníamos de ver. Para mantener sorpresas, de la dichosa pelea no voy a decir nada. Pero sí comentaré sobre los nuevos agregados. Tanto Spider Man como Black Panther se cohesionan a la perfección con el resto de los héroes; y si bien la aparición del primero (a esta altura ya no es spoiler, lo vimos en los trailers) es fanservice puro, el trepa muros funciona y nos da la esperanza de que por fin podamos ver un film digno del Hombre Araña. Pantera Negra es otro cantar, ya que él sí tiene peso en la historia, y de a poco se posiciona como parte clave de futuros grupos. Aprobados ambos, personajes y actores. Capitán América: Civil War es una película súper entretenida, y como viene siendo normal en Marvel, también es sincera. Buscando el único fin de entretener, lo cumple a la perfección y es un disfrute para los fans de los cómics como para el público en general ¿Película perfecta? Ni de cerca, y se nota que muchas veces prevalecen las ideas de los productores por sobre lo que quieren contar los realizadores; pero eso no le resta demasiado a una orgía de entretenimiento puro. El que ya sabe que ofrece Disney/Marvel, seguramente saldrá con ganas de volver a verla en lo inmediato.
Cepo y grieta. Los cuestionamientos acerca de los superhéroes y sus inciativas están de moda. En "Batman vs Superman" la humanidad se plantea qué tan seguro es dejar en manos de un extraterrestre la defensa del planeta y sus habitantes. En "Civil War" los gobiernos buscan regular el accionar de los Avengers que, sin desearlo, han causado bajas civiles mientras intentaban frenar los actos de un criminal. La gran diferencia entre un filme y otro es el guión; que mientras en "Batman vs Superman" es inexistente, en "Civil War" está trabajado con solidez, la necesaria para que todo lo que suceda en el filme tenga sentido y sustento. La historia es tanto una secuela de "Capitán América: El Soldado de Invierno", como una adaptación de la novela gráfica "Civil War". El resultado es coherente al respetar ambas premisas y construir así un nuevo relato con variados discursos sobre la responsabilidad y avasallantes escenas de acción. El conflicto entre Iron Man y Capitán América nace de la presión que varios países imponen para poner bajo su control y autoridad la actividad de Avengers. Cada uno con sus razones planta posición y así quedan enfrentados dos bandos dispuestos a defender posturas contrapuestas. En esta entrega hace su aparición Black Panther, primer superhéroe negro e icónico personaje de Marvel surgido al calor de las revueltas sociales de mediados de los sesentas, cuando la poblemática racial bullía en los EE.UU. También ingresa a este universo un nuevo Spider-Man, a modo de presentación para lo que será su propio filme que llegará en 2017. "Civil War" es un festival para todo aquel que guste de las películas de superhéroes, y especialmente para los amantes de Marvel. Allí donde Warner/DC no consigue lograr un equilibrio entre la tontería y la arrogancia, Marvel se las arregla para poner en pantalla una parte importante, pero solo una parte, de su enorme librería de personajes y lograr que todos funcionen en armonía y sobre un guión respetuoso del público. No se puede obviar que todo lo precedente solo puede ser llevado adelante gracias al millonario elenco de grandes actores que ostenta el filme y una dirección nada pretenciosa, solo acertada y precisa.
El fracaso –no del todo comercial, pero sí artístico– de BATMAN VS. SUPERMAN terminó generando otra impensada contra para los paladines cinematográficos de DC Comics: la revalorización de los productos de su rival, Marvel. De golpe, la repetitividad marketinera con la que la compañía venía avanzando en los últimos años pasó a ser un problema menor y los críticos redescubrieron (redescubrimos) que no era tan sencillo hacer una película de superhéroes y que se podía caer más bajo, mucho más bajo. Uno podría decir que después del film de Zack Snyder todas las películas de Marvel subieron un punto. Por default, por estar competentemente hechas, por no pifiarla tan groseramente casi nunca. Esto no quita que a veces es mejor tomar riesgos que conformarse con la eficiente medianía de una máquina de productos, pero el riesgo a DC por ahora no le está resultando (tal vez sí le resulte en el futuro). Lo más parecido al riesgo que podía tomar Marvel fue contratar a dos totalmente inexpertos directores de películas de acción como los hermanos Joe y Anthony Russo, quienes solo habían dirigido un par de comedias (y de episodios de series como COMMUNITY y ARRESTED DEVELOPMENT) a la hora de hacer CAPITAN AMERICA: EL SOLDADO DE INVIERNO. La película funcionó muy bien y no solo los llamaron para la siguiente sino que, ante el agotamiento creativo (cansancio, peleas con Kevin Feige, vaya uno a saber qué pasó ahí) de Joss Whedon, algo que ya era notorio en AVENGERS: LA ERA DE ULTRON, les encargaron las últimas dos películas de la nave insignia del contingente. Los hermanos Russo le otorgan al universo Marvel algo que no aparece en casi ninguna de sus otras películas: la capacidad que la acción, el suspenso y la comedia se integren de manera fluída y se combinen en una trama comprensible y atrapante que nunca se deja dominar por el “circuito cerrado” del chiste interno para fanboys. Uno puede entrar a CAPITAN AMERICA: CIVIL WAR, casi, como un “civil” cualquiera. Es cierto que se perderá algunas cosas pero nada que impida el disfrute del filme. La ingeniería puesta en funcionamiento es clara y generosa: es una película de espionaje internacional con la única diferencia que nuestros agentes especiales están un tanto mejorados biológicamente. No es fácil hacer una película como CIVIL WAR, con una docena de protagonistas, con conexiones a películas previas, futuras y laterales, con una trama específica a desarrollar y otra, más general, que la liga a todo el Marvel Cinematic Universo (MCU). Pero lo más difícil no es tanto la combinación de elementos narrativos sino de tonos: que el suspenso, la acción, el humor y los temas de la película funcionen de manera, si se quiere, sinérgica. Lograr que uno no domine o pise al otro, que no funcionen por líneas paralelas y competitivas, sino que se retroalimenten en función de un todo que es la película. Y los Russo lo logran casi todo el tiempo en una película que se extiende casi por dos horas y media pero que parece más corta que otras de Marvel que duraban menos. Que todo eso funcione no hace más que remarcar la diferencia con BATMAN VS. SUPERMAN, sí, pero también con la sobredimensionada y abrumadora AVENGERS: ERA DE ULTRON. A la primera la une el tema: aquí también es la historia de dos superhéroes (Capitán América y Iron Man) enfrentados entre sí por diferencias respecto a qué grado de control o independencia este tipo de criaturas superpoderosas deben tener. Ese tema, Snyder lo llevaba a una pomposa, operística y bizantina discusión acerca de Dioses y Mitos. Aquí, los Russo lo mantienen en un ámbito de discusión post-9/11: ¿se puede operar por la fuerza más allá de un control político? ¿Y qué pasa cuando ese control político es dudoso y cuestionable? La película no ofrece respuestas claras –Iron Man encabeza el club de los que creen que los Avengers deben ser controlados mientras que Capitán América, quien viene de experiencias problemáticas en ese sentido de la película pasada, prefiere actuar independientemente–, pero plantea el debate y pronto lo deja en suspenso para ponerse en acción. Y la acción implica, además de la separación en bandos de los Avengers presentes (faltan Thor y Hulk), la persecución de un nuevo y muy humano enemigo que los tiene entre ceja y ceja, y que –por una vez– no quiere que el mundo explote en mil pedazos usando algún tipo de fluído o arma intergalácica sino algo más plausible y efectivo. CIVIL WAR tiene notables escenas de acción en varias locaciones internacionales a la manera de las películas de Bond o Bourne, todas ellas narradas con un nivel de organización formal envidiable, especialmente para directores sin tanta experiencia en el cine de acción que tienen que lidiar con más de una docena de personajes en uniformes de spandex o metal que se pelean entre sí y que, en algunos casos, hasta cambian cada tanto de bando. Agregan además a dos personajes nuevos –Black Panther y Spiderman– y lo hacen de manera muy efectiva, especialmente en el caso del segundo, que se gana los momentos más graciosos de la película superando al propio Iron Man y al todavía fresco Ant-Man. A los más veteranos, el divertido reencuentro entre Downey y Marisa Tomei (que interpreta a la tía de Peter Parker) le generará una extraña sensación de retorno a los ’90, a la vida pre-Tony Stark del entonces controvertido actor. De las películas grandes y multitudinarias de Marvel tengo la impresión que CIVIL WAR es la mejor (ANT-MAN y WINTER SOLDIER están en similar o superior nivel pero no tienen el pack casi entero de superhéroes) y la prueba de que los directores que vienen de la comedia pueden llegar a ser los más aptos para manejar este tipo de películas por más que suene raro. ¿Por qué? Porque son capaces de otorgarle no solo la previsible chispa cómica sino una cierta ligereza a los procedimientos para que no se tornen abrumadores. Además, queda claro que las escenas de acción (las que en principio podrían ser su punto débil) en grandes producciones como las de Marvel ya se hacen con una cantidad de expertos, especialistas y efectos como para que raramente fallen. De hecho, lo bueno de este tipo de directores es que no se engolosinan con ellas tanto como lo hacen los Snyder o Michael Bay del mundo, quienes suponen que todos tenemos ganas de ver 45 minutos seguidos de permanente combate y destrucción. A CIVIL WAR la ayuda, además, ser una de las películas que quedó bajo el paraguas de un renacido debate en el mundo de los superhéroes (y en el nuestro también): el de los daños colaterales. Hace no muchos años, los AVENGERS por aquí y el primer SUPERMAN de Snyder por allá destruían ciudades enteras con tal de atrapar a los villanos de turno y las consecuencias no parecían importar. A los nuevos filmes les tocó en suerte lidiar con los residuos y discusiones de esa destrucción en sus tramas, pero también en sus respectivas facturas, por los que los espectadores –que fuimos víctimas colaterales del mecánico espectáculo de la destrucción permanente y del reinado de la idea “rompamos todo ahora que podemos hacerlo con CGI”— también resultamos beneficiados de esta especie de autocontrol y mesura. No sólo de nuestros superhéroes sino de quienes los construyen y los ponen a enfrentarse entre sí.
LOS VENGADORES ENFRENTADOS Para los amantes del comic este es sin duda un plato fuerte. Es aquí donde Los Vengadores son observados por el mundo como un puñado de superhéroes que necesitan control. Las Naciones Unidas quieren que se sometan a un estricto reglamento, porque de lo contrario serán vistos tan malhechores como los que combaten. El tema en cuestión son los terribles daños colaterales que provocan con sus acciones justicieras. Esta situación divide a los protagonistas en dos bandos, uno liderado por el Capitán América y el otro por Iron Man. Lo inédito sucede, se enfrentan en batallas grupales y luchas individuales de gran tensión donde se descubren sus intensiones secretas. Hay varias sorpresas que protagonizan Ant Man y la presentación del nuevo hombre araña. Con pocas cuotas de humor y muchas explicaciones (en especial la primera parte un poco extensa) las dos horas y media de duración les darán todos los ingredientes para un público seguidor fanático de estos personajes. Acción, secretos, efectos especiales y una dualidad interesante y original: los líderes de la lucha tienen razones valederas y ningún bando tiene la verdad absoluta.
Es hora de replantearnos el género de películas de superhéroes. Con contadas excepciones, y con una impronta mucho más cercana a la comedia, caso "AntMan" o "Deadpool", las últimas superproducciones inspiradas y/o basadas en comics han llegado a un punto en el que la ambición término por jugarles en contra generando pastiches épicos carentes de alma y pasión cinéfila. A la fallida "Batman Vs. Superman" se suma ahora "Capitán América: Civil War" (USA, 2016), filme dirigido por los hermanos Anthony y Joe Russo, con el que destrozaron la saga en la que se inspiraron (y que tuvo crossover en todo el universo Marvel), transformándola en un preludio que solo busca enfrentar, de manera burda y grotesca, a los bandos que liderarán por un lado el Capitán América y por otro Tony Stark. Ese punto, tomado de manera literal, termina siendo el conflicto principal de una película que tarda más de dos horas para hacer chocar a estos dos héroes, tan disímiles entre sí y con metas tan diferentes también. En el medio, el reencuentro del Capitán con su archienemigo el soldado de invierno, sumado a la aparición de Pantera Negra como el exponente del héroe social y popular con el que Marvel y Disney pretenden sumar a las minorías, aunque ya tengan varios personajes de estas características. La banalización de la miseria, con esa introducción en una región africana en la que aparentemente Nestlé domina todo (inmensas PNT en varias escenas), no sirve para reforzar el verosímil con el que se quiere apelar para construir la narración clásica del relato. La guerra en vez de ser civil y de enfrentar a facciones pro y contra los héroes, termina por ser una mera excusa para generar situaciones extremas a la dupla protagonista y sus aliados y detractores. La película de superhéroes, así, y lamentablemente, se pone seria, muy, de una manera insoslayable, irreversible, inequívoca, y mientras esperamos la acción, porque eso es lo que queremos ver, hay que escuchar largos parlamentos sobre la independencia, la obediencia debida, los errores cometidos en el campo de batalla y otros. No es ajena la dimensión psicológica que caracteriza a los personajes de Marvel, la mayoría surgidos en pleno auge de la aplicación del psicoanálisis como herramienta para conocer en profundidad al sujeto, pero ahí donde "Capitán América: Civil War" reposa el relato, pierde su oportunidad para erigirse como espectáculo digno de los héroes que la componen y termina convirtiéndose en una historia de venganza personal de Stark. Algunos momentos se destacan del filme como la incorporación de Spiderman en plan teen, o en la solvencia de algunas actuaciones secundarias (dios Cheadle), pero no hay mucho mas para rescatar de un filme que pretende ser masivo eludiendo justamente a las convicciones de un género ya establecido y que más allá de todo, al terminar de verlo, rápidamente se lo olvidará sin siquiera pensar en su forma y en la manera en la que nos engañó.
Los Vengadores: la división Civil War bien podría haberse llamado Avengers 3 o, al menos, Capitán América vs. Iron Man. Es que el Tony Stark de Robert Downey Jr. tiene aquí tanto o más protagonismo que el Steve Rogers de Chris Evans, y el enfrentamiento entre ambos divide también en dos bandos a los superhéroes. Si bien no todos los personajes del universo de Marvel aparecen en esta película (faltan Thor y Hulk) en el mejor momento de Civil War hay una lucha cuerpo a cuerpo en equipos (seis contra seis) que hará las delicias de los fans del cómic, ya que además se replican con un prodigioso acabado técnico la estética y la esencia de ese mundo surgido de la historieta. Tras un prólogo ambientado en la Rusia de 1991 y protagonizado por El Soldado del Invierno (Sebastian Stan), la historia se establece en la actualidad. Con sus distintas misiones (como una que transcurre en Lagos, Nigeria), Los Vengadores han defendido la seguridad y los valores occidentales de múltiples amenazas, pero han generado también demasiados "daños colaterales". Así, el secretario de Estado (William Hurt) les informa que deberán operar ahora bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Esta decisión de geopolítica internacional provoca un cisma interno: por un lado, Stark y sus seguidores -como Máquina de Guerra/War Machine (Don Cheadle) y Visión (Paul Bettany)- aceptan ser controlados, mientras Rogers -cuyo equipo integran al comienzo Viuda Negra/Black Widow (Scarlett Johansson), Bruja Escarlata/Scarlet Witch (Elizabeth Olsen) y Falcon (Anthony Mackie)- se niega a perder su independencia y pasa a una suerte de clandestinidad. A este verdadero festín de enfrentamientos entre superhéroes se sumarán luego Pantera Negra/Black Panther (Chadwick Boseman), Hawkeye (Jeremy Renner), Ant-Man (Paul Rudd) y -en la principal apuesta de todas- un Peter Parker/Hombre Araña adolescente interpretado con gracia por el inglés Tom Holland. Sí, todo preparado para expandir más y más el universo de personajes (y de películas, claro) de la franquicia Marvel. Los hermanos Russo -que ya habían dirigido Capitán América y el Soldado del Invierno- regresan con una película rodada en más ciudades que las de James Bond y Jason Bourne, con un villano (Helmut Zemo) no del todo eficaz a cargo del alemán Daniel Brühl (que aplica el viejo dicho "divide y reinarás" para aprovecharse del conflicto intestino entre Los Vengadores) y con una propuesta que se divide en demasiadas subtramas (algunas no demasiado desarrolladas ni resueltas). En favor de los directores hay que decir que el film fluye en buena parte de sus dos horas y media, que hay buenos gags físicos y momentos de humor verbal, y que las peleas -a una escala menos apocalíptica, alejada del "rompan todo" y "se acaba el mundo" de tantos films de superhéroes- están muy bien construidas. En ese sentido, por momentos los personajes parecen expresarse mejor cuando luchan (con sus gestos y actitudes) que cuando conversan con diálogos sobre la culpa y cómo usar los superpoderes sin caer en abusos muchas veces demasiado subrayados. Como siempre -y sin caer en spoilers- cabe indicar que hay un cameo del mítico Stan Lee y dos escenas durante los créditos de cierre (en la mitad y en el final). Vale la pena quedarse, aunque para ello haya que leer los miles de nombres que trabajaron en la realización de este blockbuster con inevitable destino de éxito comercial.
Interna entre héroes En lo que es más un filme de los Vengadores que del Capitán América, el héroe se enfrenta a Iron Man. Los chicos tienen sus muñequitos de superhéroes. Juegan y juegan al viejo buenos vs. malos, hasta que un día se cansan y hacen pelear a los buenos entre sí. Una lógica parecida podría aplicarse a los dueños de las franquicias de superhéroes: si, en busca de innovación, DC tuvo su Batman vs. Superman, Marvel tenía que parir su Capitán América vs. Iron Man. Ese debería ser el título de esta película, que es más una tercera aventura de los Vengadores que del Capitán América. Aquí no hay un supervillano, sino una interna casi tan dura como la del PJ, pero no entre justicialistas sino entre justicieros. Una historia de lealtades y traiciones, con la venganza como telón de fondo. El disparador de todo el conflicto es político: Naciones Unidas quiere limitar el accionar de los superhéroes, para que dejen de moverse a su antojo por todo el planeta causando daños colaterales en su lucha contra el mal. Traducido a la vida real, sería como si la ONU intentara quitarle a Estados Unidos su estatus de policía del mundo. Tony Stark, alias Iron Man, está de acuerdo. Y desde ya que el súper soldado Steve Rogers, alias Capitán América, está en contra. La mitad de los Vengadores se alinea detrás de uno, y la otra mitad, detrás del otro. Con un par de refuerzos sorpresivos del universo Marvel para cada bando que es mejor no anticipar. Esta es la excusa para que, una vez más, veamos explosiones, persecuciones, autos volando de aquí para allá, peleas de todo tipo. Con efectos visuales impecables, por supuesto. Pero que no dejan de ser parte de un esquema que ya está empezando a mostrar señales de fatiga, más aun cuando se prolonga durante dos horas y media. Pero claro, hay tantos personajes que si no el tiempo no alcanzaría para darle a cada uno un mínimo desarrollo dramático. De nuevo, el humor es el gran recurso que viene al rescate. Pero los chistes, aun cuando muchos son eficaces, no alcanzan para disimular la sensación de déjà vu, de exceso sin sentido, de estar ante pornografía superheroica. Y esto incluye al tradicional cameo de Stan Lee -se rumorea que fue el último- y la escena post créditos de rigor (que ya es una herramienta publicitaria sin disimulo). ¿Está agotada la mina de oro de los Vengadores? Para Marvel/Disney, no: hay dos películas anunciadas para 2018 y 2019. Pero si no les insuflan aire nuevo -en la línea “profunda” de los X-Men o delirante de Deadpool-, el hartazgo se asomará en el horizonte.
Publicada en edición impresa.
Vengadores en el centro de la política La nueva entrega de la saga de superhéroes de Marvel acusa recibo de las críticas recibidas por películas anteriores y recupera algo de la fescura que exhibía Ant-Man. En el centro está el debate sobre si los Avengers pueden hacer justicia sin control alguno. Cuando hace un año se estrenaba La era de Ultrón, segunda parte de Los Vengadores, parecía que el boom de los superhéroes comenzaba a declinar tras haber tocado su techo en 2012, con la primera parte de esta misma saga, ambas dirigidas por Joss Whedon. Resumiendo, podría decirse que esta se reducía a cumplir con el viejo axioma de “Mucho ruido y pocas nueces”, para jugar con el shakespeareano título de otra de las películas de Whedon (incluida en la programación del Bafici 2015). Es cierto que en la primera había hecho todo bien, equilibrando comedia con acción, homogeneizando ambas partes y dosificando el metraje que le correspondía a cada uno de los importantes personajes que la habitaban: Thor, Viuda Negra, Hulk y las taquilleras figuras de Iron Man y Capitán América. Varios de ellos tenían sus propias sagas, la mayoría muy exitosas, y reunir tantos personajes y estrellas en el mismo plató es un desafío que esa vez Whedon superó con creces. Pero el año pasado fue distinto. Aunque La era de Ultrón contaba con los ingredientes de siempre, la cosa se volvió esquemática: destruir una ciudad –charla en la que los personajes se sacan chispas– destruir una ciudad –otra charla– escena dramática –destruir una ciudad– final que deja abierta la puerta para los próximos dos o tres títulos que seguirán extendiendo el universo cinematográfico de Marvel al infinito. Igual que sus personajes, los estudios Marvel (que desde hace unos años son parte del imperio Disney) demostraron tener grandes reflejos. Su respuesta llegó dos meses después. Film de superhéroes, sí, pero sobre todo una gran comedia protagonizada por Paul Rudd, Ant-Man le devolvió frescura al género y hasta ironizó con la fijación que el cine de gran espectáculo tiene en la actualidad con las demoliciones urbanas. Lecciones que fueron retomadas por los hermanos Joe y Anthony Russo en Civil War, tercera entrega de la saga del Capitán América, a la que los Russo suman otro componente que ya probaron manejar bien: el de la intriga internacional estilo Jason Bourne, elemento importante dentro de El soldado del invierno (2014), episodio anterior de esta serie, también dirigido por ellos. Aunque Civil War no está a la altura de las películas del agente amnésico (que en agosto tendrá su cuarta entrega), los Russo montan un mecanismo eficaz de conflicto global, en el que los enemigos se ocultan tras una red política, militar y de información tejida alrededor de todo el mundo, en la que la amenaza puede provenir incluso desde adentro del propio círculo íntimo. Buenos también para asimilar aquellos golpes de la crítica, los guionistas colocan en Civil War el detonador dramático en el repudio internacional que reciben los héroes luego de... destruir otra ciudad en la secuencia inicial. Inquietas por los métodos y la falta de control con que imparten justicia, las Naciones Unidas deciden aplicar un corsé protocolar a los Vengadores, proponiendo que el súper escuadrón se someta al máximo organismo internacional. Iniciativa que algunos de ellos aceptan con culpa, pero que otros consideran una amenaza. La famosa grieta. De un lado: Iron Man, líder de los que admiten la supervisión de la ONU. Del otro, encabezando a los desacatados, el Capitán América, para quien tener que responder por sus actos ante los estados soberanos del mundo es una tragedia. En un interesante gesto de autoconciencia, Civil War pone en cuestión la pasión destructiva del género y en el mismo movimiento se atreve a plantear los límites de la intervención militar en conflictos internacionales por parte de las potencias vigilantes. En dicho esquema, el Capitán América y su negativa a someterse a ningún control que no sea el de su propia conciencia, representa el papel que los Estados Unidos se reservan en el orden mundial que ellos mismos impulsan. No deja de ser interesante que un film de superhéroes se permita poner en escena semejante tema y presentar las dos posiciones, aunque ya desde el título queda claro de qué lado se ubica la película. Pero el gran mérito de los Russo sin duda consiste en terminar de poner la casa en orden, recuperando la esencia lúdica del género para dejarla al servicio de un efectivo thriller. No es raro que sean ellos, y no Whedon, quienes se encarguen de la doble tercera parte de Los Vengadores, que se estrenará en 2018 y 2019.
Crítica emitida por radio.
Llega a las salas de la mano de Marvel “Capitan America: Civil War”, una mega producción de súper héroes. En esta entrega se van armar dos bandos de “buenos” que pelean entre sí por el bien de la humanidad, pero bajo diferentes formas de enfrentar el mal. Juegan fuerte los estados de gobierno y las muertes de civiles en esta lucha por la defensa mundial. Y hace que se reten a duelo Iron Man y sus aliados contra el Capitán América y la compañía de increíbles súper héroes. Las escenas de lucha son fantásticas. Se pelean fuerte pero se respetan. Unos están dentro de la ley y otros juegan por fuera. Esta todo puesto en funcionamiento para ver un gran espectáculo en sala grande. Si sos amante del género agendáala ya que no te la podes perder. También hay lugar para el humor, muy apreciable y cómplice con el espectador que los sigue, como cuando algunos personajes se burlan de ellos mismos y sus poderes (encantador Spiderman). Así que si buscas adrenalina, elegí el poder que más se afina con tu personalidad, toma asiento en la súper butaca y sueña que puedes salvar este mundo aunque por momentos tengas que luchar contra tus súper amigos.
Dilemas grupales e individuales 1. No deja de ser llamativo que justo en el año en que DC y Marvel salen a competir prácticamente cara a cara con sus respectivos universos cinematográficos, ambos sellos eligen abordar en sus films el enfrentamiento ético y moral entre los superhéroes a partir de un mismo tópico: las repercusiones de sus acciones en el campo de batalla cuando libran guerras contra distintos villanos. La diferencia podría radicar en que en Batman vs Superman: el origen de la justicia el choque adquiere características definitivamente personales (el hombre murciélago contra el hombre de acero), mientras que en Capitán América: guerra civil posee matices corales (cada personaje tiene su punto de vista), aunque lo cierto es que en muchos pasajes termina recortando su lente hasta quedar todo reducido al antagonismo entre el Capitán América y Iron Man. La diferencia -radical e importante- pasa por cómo el film de Marvel va construyendo sus conflictos a lo largo de todo el relato, pausadamente, diferenciándose de la película de DC, que acumula planteos poco claros en las instancias finales. 2. El Universo Cinemático de Marvel llegó a una encrucijada, donde se ve con la necesidad de hacerse cargo de lo que implica el accionar de los protagonistas e incluso de la acción en sí, como factor de pura espectacularidad para sacudir e involucrar al espectador. Aparece el “daño colateral” como factor preponderante, como si Marvel buscara hacer notar que las estructuras digitales que vimos en los films anteriores representaban construcciones reales y, principalmente, personas reales, concepción que ya también aparecía presente en las series Daredevil y Jessica Jones, emitidas por Netflix. Y en esto no deja de ser lógica la elección de que sean Joe y Anthony Russo los directores, no sólo por la continuidad narrativa que aportan desde la aventura anterior del Capitán América, sino por cuestiones temáticas que van de la mano de las formales: hasta Capitán América y el Soldado del Invierno, Marvel no había alcanzado semejante nivel de realismo y fisicidad. Los hermanos eran capaces de referirse a nociones como el deber, la ética del héroe, los dobles discursos y cómo las autoridades gubernamentales manipulan. 3. Por eso no es de extrañar que en Capitán América: guerra civil la acción sea significativamente más terrenal, más cuerpo a cuerpo, excepto en la magnífica secuencia del aeropuerto, que igual no deja de ser reducida a un marco bastante delimitado y donde todo pasa a ser un juguete (allí son decisivos los roles que juegan las intervenciones del nuevo Spider Man y Ant-Man). En eso, el film funciona como continuidad de El Soldado del Invierno pero especialmente como ruptura respecto a Los Vengadores y Avengers: era de Ultrón: no hay enfrentamientos galácticos o con inteligencias supremas dispuestas a apoderarse del mundo y, de hecho, hay una reflexión sutil respecto a esa chance a partir del giro del final. No, lo que se juega es más pequeño y definitivamente personal, a partir de la fractura que se da entre los superhéroes cuando desde las entidades gubernamentales se busca regular las actividades de los Vengadores, con Cap y Iron Man liderando cada bando. Hay allí otro elemento subyacente que en última instancia es decisivo: Marvel arranca la Fase 3 con un film que podrá hacer más foco en Steve Rogers, pero que en verdad termina siendo indudablemente grupal, tomando en cuenta que ya es un tanto imposible llevar a cabo películas “en solitario” para cada héroe. Los cruces, relaciones y vínculos entre los personajes ya vienen largamente asentados y se hace imposible eludirlos. 4. Y es en este último aspecto donde surgen las mayores debilidades de Capitán América: guerra civil: termina siendo, casi inevitablemente, más sobre la Guerra Civil que sobre el Capitán América. Sólo en determinados pasajes Rogers es el centro y no es casualidad que esos sean los mejores momentos de la película. A pesar de que los Russo son óptimos narradores y llevan el relato por carriles muy fluidos, lo cierto es que tienen múltiples tareas, que no sólo implican la historia de la película: deben introducir a Pantera Negra, al nuevo Spider Man, establecer un lazo con Ant-Man, darle el peso correspondiente a Iron Man, permitirles espacios preponderantes a los demás superhéroes… Comprimir todo esto termina siendo una misión titánica, que le resta impacto a los dilemas construidos. Quizás donde más se note este inconveniente es con el villano: Zemo, quien por algo es encarnado por Daniel Brühl -un actor esencialmente humano, que trabaja a partir de los rasgos expresivos de su rostro-, es un personaje más que interesante, no sólo por sus métodos (es un ejército de un solo hombre) y eventualmente por objetivos, que se revelan hacia el final y lo pintan de cuerpo entero. Pero merecía más tiempo y consideración, no ser una mera palanca para exponer las confrontaciones internas de los protagonistas. 5. Aún así, Capitán América: guerra civil es un film que consigue atrapar a partir de sus épicas ambiciones, que no sólo pasan por el arco dramático sino también por el humor, con algunas escenas estupendas donde descollan Paul Rudd, Anthony Mackie y Sebastian Stan. Y que también tiene a Cap (muy bien Chris Evans, sumamente cómodo en su papel, pero sin cancherearla), que película a película se ha ido consolidando como el mejor de los Vengadores y merecido líder: lo suyo son los puñetazos, las patadas, el esfuerzo físico hasta el máximo (“puedo hacer esto todo el día”) y, especialmente, los valores, la coherencia ética y moral contra todo y todos, siempre al servicio de los demás. Un verdadero mosquetero, un héroe de otros tiempos, noble de principio a fin, que puede formar parte de un grupo pero también merece su espacio propio.
Enemigo mío. La tercera película en solitario de Capítan América llegó para dar inicio a la tan esperada tercera fase del Universo Cinemático de Marvel (Marvel Cinematic Universe, o MCU para los más entendidos), aunque en muchos aspectos Capitán América: Guerra Civil (Captain America: Civil War, 2016) podría verse como una suerte de “Avengers 2.5” o un muy elaborado preludio de Avengers: Infinity War, que llegará a las salas en 2018. Continuando ahí donde nos quedamos con Capitán América y el Soldado del Invierno (Captian America: The Winter Soldier, 2014) y Los Vengadores: Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron, 2015), nos encontramos con un mundo que tras los incidentes en Sokovia -que involucraron a Iron Man y su equipo- y un conflicto con el cual abre el film, no se siente tan seguro con los Vengadores resolviendo los problemas sin ningún tipo de control. Es ahí donde las Naciones Unidas entra en acción y exige a los superhéroes que firmen un tratado, el cual los obliga a seguir ciertos procedimientos antes de apresurarse a actuar. Al mismo tiempo el Soldado del Invierno -Bucky, el viejo amigo del Capi a través de la saga- se ve incriminado en los recientes conflictos y se vuelve el hombre más buscado por las fuerzas del orden, situación ante la cual Capitán América (Chris Evans) decide ponerse del lado opuesto de la ley para protegerlo. La amistad y la venganza son los dos ejes sobre los que se apoya esta tercera entrada del Capi: Su relación con Iron Man (Robert Downey Jr.) colpasa ante la presión que siente este último por apegarse a las nuevas reglas y la propia necesidad del primero por no perder autonomía al momento de actuar ante posibles amenazas, sumado a la necesidad de arriesgarlo todo por limpiar el nombre de su amigo de toda la vida Bucky. El villano misterioso -interpretado por un siempre efectivo Daniel Brühl- es quien orquestará desde las sombras esa venganza contra el team de justicieros disfrazada de conflicto entre líderes; aunque no es el único personaje dentro del relato con cuentas por saldar y el peso de la culpa sobre sus hombros. Como ya vimos en Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016), este es el año de los choques titánicos entre superhéroes. Todos queremos ver la tan esperada confrontación entre Capitán América e Iron Man, dos personajes con psicologías distintas y complejas que representan dos formas diametralmente opuestas de ver el mundo. Es así cómo todo el misterio y la intriga de la primera mitad del film dejan paso en la segunda parte al despliegue de la acción propiamente dicha. El Capi, Falcon, Scarlet Witch, Hawkeye y el debutante Ant-Man contra Iron Man, Black Widow, War Machine, Visión y el esperadísimo Spider-Man. Hagan sus apuestas, señores. Al tratarse de una confrontación de magnitudes épicas, la dupla de directores Anthony y Joe Russo la divide en dos momentos, un primero donde no hay desperdicio y todos los personajes entran en juego, y un segundo que forma parte del desenlace e involucra al verdadero villano. Tom Holland se luce interpretando a Peter Parker, dando al personaje ese aire juvenil propio de los comics, aquí funcionando como el “comic relief”. Paul Rudd vuelve a probar que su timing es perfecto para Ant-Man en este esquema coral superheróico. La otra aparición que todos esperaban en el film es la de Black Panther, con un Chadwick Boseman que comprende muy bien la psiquis del personaje que le toca interpretar y logra una presentación muy sólida. El tono oscuro que envuelve a la historia convierte a la trilogía de Capitán América en la más solida de la casa Marvel hasta el momento. Así como El Primer Vengador fue una presentación con toques de camp y nostalgia y Soldado del Invierno fue un thriller de suspenso, Guerra Civil es el capítulo más violento y conflictivo de todos, en el cual las consecuencias de los actos propios y ajenos, voluntarios e involuntarios, desencadenan hechos que lo modifican todo y ya nada volverá a ser igual. Tal vez el punto más flojo de la película sea la falta de un villano con peso específico. Las motivaciones de Zemo (Brühl) para generar este elaborado equema maquiavélico son tan válidas como la de muchos mortales, no tiene el marco imponente de otros villanos del universo marveliano. Si bien comprendemos que el núcleo del conflicto es el choque entre Capitán América e Iron Man, nos encontramos con un malo que podría haber aprovechado alguna que otra reescritura en la sala de guionistas. Estamos ante un film con un nivel de espectacularidad a la par de producciones similares, con todo lo bueno y lo malo que esto representa. Lo bueno, estamos ante un producto pensado para entretener y en ese sentido no defrauda. Lo malo, con el estreno de un tanque superhéroico prácticamente cada 45 días se pierde la sorpresa, la novedad, ese otro costado que conforma la “espectacularidad” de un evento cinematográfico de gran porte. Todo satisface pero nada termina de llenarnos del todo. En resumen, Capitán América: Civil War es una de las secuelas más sólidas del universo cinemático de Marvel, la cual cumple con creces el deseo de muchos de ver al Capi e Iron Man mano a mano. Un film que tal vez no recordemos con fanatismo dentro de 20 años, pero no por cuestiones propias sino meramente coyunturales, que reflejan el enamoramiento de Hollywood con las adaptaciones de cómics de la última década y la estandarización del universo superheróico en la pantalla grande en el sentido más pasteurizable de la palabra.
Las confianzas depositadas en Captain America: Civil War son en este preciso momento, muy elevadas. Luego del fascinante pero a veces aplastante coloso que significó Age of Ultron, y después del singular paso en falso de Batman v Superman, el panorama del cine de superhéroes sólo contaba con Deadpool como escape a la fórmula para respirar entre tanto héroe encapotado. Es tarea de los hermanos Anthony y Joe Russo el saciar esa esperanza, y lo hacen como sólo un producto Marvel lo puede hacer, aunque muestre las carencias de siempre entre tanta espectacularidad. Más Avengers 2.5 que una aventura en solitario de Steve Rogers, Civil War retoma la temática de la culpabilidad de los superhéroes con las casualidades humanas en medio de sus batallas. Tema que ya tocó Batman v Superman hace poco y uno muy interesante si vamos al caso, pero tratado con mucha certeza y desde otra óptica. En una misión con resultados dispares en Nigeria y luego del cataclismo provocado en Sokovia en Age of Ultron, el público está en ciernes y las autoridades del mundo también. ¿Cómo lograr que nuestros salvadores midan sus poderes? ¿Estamos realmente a salvo con ellos defendiéndonos? El Acuerdo de Sokovia entra en juego para actuar como medidor, pero eventualmente se forman dos facciones de contienda. Nuestro querido Cap, que no quiere quedar a merced de maniobras políticas y ayudar al prójimo cuando se lo requiera, y Tony Stark, con mucha culpa luego de la desastrosa idea de crear a Ultron. Las conversaciones del Acuerdo no son blancas ni negras, sino que es una charla en la que todos los integrantes de los Avengers tienen su voz y voto, y esgrimen cada uno su punto de vista. Eventualmente, un agente externo los hará tomar bandos y la pelea está servida. Uno de los aspectos más recordados de The Winter Soldier, una de las mejores entregas del Universo Cinematográfico de Marvel, era su capacidad de darle otro gusto y convertirse en algo más que una simple secuela. El guión de Christopher Markus y Stephen McFeely actuaba como un temblor sísmico al status quo de la historia, y de buenas a primeras se convertía en un thriller heroico imparable, que mantenía en vilo al espectador. Markus y McFreely repiten una vez más en el mundo del Capitán, y si bien no provocan otro sismo como lo hicieron la secuela pasada, tienen entre manos una historia que sabe tomarse su tiempo para arrancar, pero una vez que lo hace no para. El peso mismo de la trama, el balancear varias historias separadas, puede costar la atención de la platea más de una vez, atraídas sin embargo por las geniales secuencias de acción en medio. Ahí enfatiza una vez más la gran labor de los Russo en las maravillosas secuencias de acción en combate mano a mano, y el despliegue de héroes peleando el uno contra el otro. El caso es que toda la factoría Marvel actúa de una manera, y si no está roto para qué arreglarlo, dice el dicho. Hay duras revelaciones y momentos angustiantes durante las más de dos horas de película, pero no hay peligro latente para nuestros héroes. Nunca lo hubo. Como espectadores, ya sabemos lo que vamos a ver en pantalla grande, y como producto Civil War entrega todo lo que uno le pida, pero no tiene ese factor extra que hace que sea recordada duraderamente, como sí pasó por ejemplo con The Winter Soldier. Es lo que hay y está mal a veces pedir de más, pero el hype y las continuas críticas estelares por todo el mundo indicaban una cosa, y la verdad es que tenemos el mismo envase de siempre, pero con envoltorio un poco cambiado. Es una fórmula, y las fórmulas están para replicarlas una y otra vez si funcionan. Si bien desde el guión hay demasiados personajes y héroes en pantalla, cada uno tiene su momento estelar. El grupo de Vengadores está más aceitado que nunca, se los nota como una familia unida y cuando tiene que pelear, lo hace como un enmsable, estén del lado donde estén. Por supuesto, Chris Evans y Robert Downey Jr. tienen asientos preferenciales entre todos los héroes y ambos demuestran otras aristas de sus alter egos, Evans con su Steve Rogers más idealista que nunca y Downey Jr. con su desgastado y atribulado Tony Stark. La Scarlet Witch de Elizabeth Olsen funciona como detonante de una crisis internacional y a la vez personal que tiene un agradable arco junto al Vision de Paul Bettany, mientras que el resto del equipo conocido sigue apoyando tanto en combate como fuera de él. Las incorporaciones llegan del lado del comentado Spider-Man de Tom Holland y el Black Panther de Chadwick Boseman. Holland está más que perfecto como un jovencísimo Peter Parker en una de las mejores encarnaciones del personaje en la pantalla grande, que con contadas escenas eleva la película de un sopor pasajero, y comienza una de las mejores escenas del film, una pelea en un aereopuerto donde se combinan escaramuzas varias entre los héroes y la presencia del humor siempre liviano marveliano. Por otro lado, el Black Panther tiene motivos muy personales para meterse en el medio de la guerra civil y Boseman es un gran actor, pero en verdad no genera una fascinación por saber más de su personaje. Saber que pronto tendrá una película en solitario y que Black Widow todavía tiene que compartir cartelera con otros Avengers es un crimen, y no ayuda al caso del hombre gato. Daniel Brühl se despacha como un misterioso personaje que actúa en contra de los héroes y tiene una historia que podría haber sido de más ayuda al actor, que apenas posee escasas escenas, pero las hace valer. Es más un catalizador de la acción que otra cosa y no pasará a la posteridad como un contrincante de temer, pero su antagonismo es uno de los costados más centrados que tiene para ofrecer una película de superhéroes. Civil War es entretenimiento puro, al fiel estilo Marvel. Tiene todos los aderezos que la platea ama, peleas imparables, personajes queribles, chistes agradables y una trama bien llevada. Pero no se llega a una máquina bien aceitada sin pasarse de aceite lubricante, y detrás de todo el esplendor hay una historia importante, a la que le lleva tiempo llegar a su punto álgido, pero cuando lo hace explota y no para. Pero dicha explosión no tiene el suficiente empuje como para durar días en la mente del espectador y eso puede ser un problema a futuro, cuando el Universo Marvel encare su aparente recta final. Habrá que andar con cuidado para ese entonces.
Capitán América: Civil War nos presenta al grupo de héroes conocidos como "Los Vengadores", cuestionados por los constantes daños colaterales que sus acciones dejan. En ese marco Steve Rogers y su equipo se enfrentarán a un conservador Tony Stark decidido a ayudar al gobierno, mientras un malvado villano planea cómo aprovecharse de la situación. Los hermanos Joe y Anthony Russo dirigen esta cinta plagada de acción, efectos, adrenalina y humor, la mejor de la saga, sin dudas. Es todo lo que una película de superhéroes debe ser, el enfrentamiento entre Iron Man y el Capitán América tiene varios niveles de emoción, un conflicto bien desarrollado y jamás pierde el colorido espíritu de las viñetas. Pochoclera hasta la médula, cuenta además con la participación de algunos de los personajes más carismáticos del Universo Marvel: impagable la presencia de Ant-Man, lograda presentación de Black Panther y para aplaudir la recuperación del estandarte del estudio: Spiderman, brillante, locuaz, empático, necesario. La trama inteligente, permite el lucimiento del numeroso reparto de superhombres. Un filme que se disfruta y que tiene la gran virtud de estar dirigida a los fanáticos acérrimos como a los no iniciados. ¡Es para Batman y Superman que lo miran por TV!
La ligan los de la justicia Qué manera de pelearse los superhéroes este año. Entre Batman vs. Superman y Capitán América: Civil War se pueden establecer varios paralelos, y no solo porque en ambas los tipos buenos se revientan a golpes. Pero hay una gran diferencia, y es que la de Marvel, más allá de algunos problemas, es una película de verdad. El mayor problema de Civil War es que su conflicto central es bastante pelotudo. Los buenos tienen que pelearse y hay que justificarlo. Este conflicto, a grandes rasgos, viene del cómic en que se basa la película. Los sucesos de las películas previas, en las que se rompen muchas ciudades, terminan generando Consecuencias Graves. El tema es que los superhéroes, tipos en calzas que resuelven sus problemas a los bifes, son metáforas enormes de por sí, hiperbólicas, groseras. Utilizarlos para abordar directamente temas políticos y sociales con pretendida seriedad e importancia contradice su naturaleza. Esto es lo que no entiende Snyder, que va y pone a Superman angustiado en el Congreso. Los momentos más flojos de Civil War son cuando el conflicto de la responsabilidad de los superhéroes se plantea y crece. Por suerte los Russo aprendieron de la gente que construyó este universo, principalmente de Jon Favreau y Joss Whedon, y este problema desaparece rápido. Tony está triste, sí, pero eso no le reduce su carisma ni le quita los one-liners. Civil War es, como debe ser, una película caótica, gigante, desaforada. La narración, que sigue a una cantidad absurda de personajes y lugares, se tropieza al comienzo pero termina encajando perfectamente. Cada personaje preexistente tiene su lugar y función, incluso los que ni aparecen, y la película encima logra insertar varios enmascarados nuevos. El peso del historial conjunto agrega una fuerza adicional al film y, al volverse personal en lugar de un Tema Importante, el conflicto gana potencia. Downey Jr., Evans y Johansson ponen todo el cuerpo (y qué cuerpo el de Scarlett, nacida para heroína) y forman el eje emocional del film. No son solo muñecos que se revolean con gracia, porque obvio que en parte lo son y de paso con mucha gracia, también son individuos que vimos crecer y sufrir, dejar sangre, sudor y lágrimas en cada combate. La acción es todo un logro, seguida por una cámara frenética pero a la vez perfectamente comprensible. La pelea “entre los dos equipos” es, junto al acto final de Los Vengadores, la mejor escena de acción de superhéroes que ha dado el cine. Y, principalmente, lo que mejor funciona es el humor. Los chistes son constantes, incluso en los momentos más oscuros del film. Los personajes se burlan y boludean entre sí, recordando que en el fondo esto es un juego. Las presencias de Rudd y Renner son clave, y la dupla de Mackie y Stan, los amigos del Capitán, es un gran descubrimiento. Como agregado, el fracaso de El sorprendente Hombre Araña 2, que permitió el acuerdo con Sony y la aparición de Peter Parker y la Tia May (y qué Tía May, muchachos) en este film, se vuelve digno de festejo con un Spider-Man amazing en serio. Finalmente, aunque pasa cerca de caer rendida bajo su propio peso, Civil War emerge triunfante, cumpliendo con su misión de reformular el status quo del universo Marvel y, lo que es más importante, disfrutando el proceso.
Resulta inevitable enfrentar el film de Marvel con el otro megatanque de superhéroes que tuvimos este año: Batman vs. Superman. Y es contundente ver cómo triunfa sobre cada punto donde la película de DC/Warner falla. [Escuchá la crítica completa]
Guerra superpoderosa que no decepciona, pero daba para más El género de los superhéroes se está repitiendo más que un poco, y para darse cuenta de esto sólo hace falta mencionar que mientras aún sigue en cartel "Batman vs. Superman", en la que los dos superhéroes más famosos se enfrentan entre sí, ahora lleva esta película en la que dos de los principales personajes de Marvel, el Capitán América y Iron Man, se convierten en grandes enemigos. Aquí el problema es de índole política. Dado que cada vez que repelen algún ataque de superterroristas los Vengadores también provocan el caos destruyendo edificios enteros y cosas por el estilo, que terminan aumentando la cantidad de víctimas inocentes, el secretario de estado William Hurt le informa a todo el escuadrón de superhéroes que a partir de ese momento sus misiones deberán estar coordinadas por las Naciones Unidas. Y el conflicto empieza cuando mientras Iron Man, lleno de culpa por la muerte de un inocente, acepta el convenio, el Capitán América prefiere permanecer independiente de todo tipo de control. En medio de las diferencias entre los dos protagonistas también los distintos miembros de los Vengadores, como Black Widow, Black Panther, Ant Man, Hawk Eye y Scarlet Witch toman partido por algunas de las dos facciones, por lo que el caos reinante lo justifica el título "Guerra civil", y la pelea va tomando más y más virulencia hacia el final. Por supuesto, los malos de turno aprovecharan el conflicto para intentar que los héroes se exterminen entre sí, dado que por sus superpoderes estos muchachos y chicas son difíciles de exterminar. La película es más larga y hablada de lo que hace falta. Por supuesto está cargada de superacción y coloridos efectos especiales, pero realmente no tiene nada que no se haya visto en alguna de las últimas películas de Marvel. Lo único nuevo es la interacción entre el Hombre Araña e Iron Man, dado que el personaje de Robert Downey Jr se toma el trabajo de ubicar a Peter Parker, que por supuesto sigue viviendo con su tía, y lo convence de que participe en la lucha para poner las cosas a su favor. Ésta y algunas otras escenas con Downey son lo más divertido de una película que no decepciona, pero daba para mucho más.
La película que muchos estábamos esperando llegó a todos los cines del país y es una bomba absoluta. "Capitán América 3" es para disfrutar de principio a fin porque el guión es magnífico, los efectos especiales son impresionantes (cada lucha, explosión y persecución están increíblemente rodados, de tal forma que vas a poder seguir de cerca cada detalle) y los personajes, ya, son parte de la familia de cada uno. Una de las inclusiones más motivadoras - porque estrena su peli en solitario en 2018 - es ver en acción a "Pantera Negra" y claro, al tan esperado "Spider-Man", encarnado por Tom Holland, que propone, creo, uno de los grandes hallazgos de los últimos años... Se viene un hombre araña que ya quiero ver en una peli y sobre todo, porque llega apadrinado por el gran Iron Man. Robert Downey Jr. la rompe en su rol de Tony Stark y nos adentra en un perfil mucho más oscuro al que nos tiene acostumbrados en películas anteriores. Chris Evans (Capitán América), se destaca notablemente en cada interacción con el resto de los personajes. ¿Chistes, pasos de comedia? Sí, pero muy medidos y efectivos. Acción y una mega historia es lo que vas a encontrar si vas a ver esta "Guerra Civil". Imperdible. Un tanque que seguramente aplaste a todos en la taquilla (Atención: cuando comienzan los títulos no te levantes de la butaca, hay dos escenas ocultas... una de ellas, al final final final final de todos los créditos... y sé que te va a gustar mucho)
Desde el nacimiento del Universo Cinematográfico Marvel, comenzando con Iron Man hace ocho años atrás, hemos tenido la posibilidad de ver a varios personajes desfilar por la pantalla grande, pasando por Hulk, Thor y Capitán América, mostrando otros personajes dentro de cada entrega que se iban sumando y enriqueciendo con variedad de personajes a este universo. Es así como llegamos al día de hoy con Capitán América: Guerra Civil (Captain America: Civil War), una reunión/enfrentamiento de varios héroes que hemos visto anteriormente y nuevos que vinieron a unirse en esta entrega de Marvel. Esta entrega está dirigida por los hermanos Russo (Anthony y Joe), quiénes nos entregaron la segunda parte de Capitán América: El soldado del invierno (Captain America: Winter Soldier). Ambos dirigieron esta adaptación del cómic a la pantalla grande tratando de conservar todos los elementos que lo caracteriza, para comenzar un hecho que desencadene que el gobierno tenga que tomar intervención y regular a los superhéroes de alguna forma para que no operen con poder ilimitado (mientras que en el cómic era un acta de registro de superhumanos donde tenían que dar a conocer sus identidades), esto va a encontrar a los héroes con opiniones encontradas, las figuras principales como Capitán América e Iron Man se van a ver enfrentados por estas ideas tomando bandos diferentes. Iron Man va a apoyar esta acta de regulación conocido como los Acuerdos de Sokovia, por su parte el Capitán América va a verse del otro lado, en contra de estos acuerdos, ya que verían limitada la capacidad de participación de los héroes en caso de alguna emergencia. Pero al igual que en la anterior entrega de Capitán América, los hermanos Russo nos ofrecen una gran película de acción con una historia consistente que a medida que vamos viendo pasar la película vemos que la trama se vuelve más profunda, dando a conocer más hechos que enfrentan a los héroes, como es la presencia de Bucky Barnes / El soldado del invierno, quién en la anterior película de Capitán América ocupaba el papel del villano, es una figura que sumará un elemento más al enfrentamiento entre Tony Stark y Steve Rogers. Dentro de esta película veremos que hay dos bandos de héroes algo que no vimos hasta ahora y que sigue el paralelismo con el cómic: Del lado del Capi encontraremos a: • Bucky Barnes / El Soldado del Invierno: Mejor amigo devenido en contrafigura en la secuela del capitán américa, revivido por los rusos para ser utilizado como marioneta para cometer varios crímenes razón por la cual es buscado por el gobierno como fugitivo. • Sam Wilson / Falcon: Es un ex paracaidista del ejército, quién apareció anteriormente en la segunda entrega de Capitán América y haciendo una aparición en Vengadores: La era de Ultrón, ahora vuelve para estar del lado del Capitán Rogers. • Clint Barton / Haweye: Un arquero experto y ex agente de S.H.I.E.L.D. a quien vimos en Thor, Vengadores y Vengadores: La era de Ultrón. • Wanda Maximoff / Bruja Escarlata: Es una humana alterada genéticamente, la pudimos ver en un final después de los títulos después de Capitán América: El soldado de invierno junto a su hermano Pietro Maximoff / Quick Silver, se considera el personaje más poderoso, entre sus poderes se encuentra la capacidad de volar, control mental, generar campos de fuerza y lanzar rayos de energía. También la vimos en Vengadores: La era de Ultrón. Vamos a ver como su relación con Vision va creciendo y a la vez es un personaje importante para la trama de la película. • Scott Lang / Ant-Man: A quien vimos en su película, para los que no recuerdan Scott Lang es un ladrón experto que es reclutado por Henry Pym para vestir el traje de Ant-Man que le permite reducirse de tamaño. Del lado de Iron Man encontraremos a: • James Rhodes / War Machine: Es el mejor amigo de Tony Stark y coronel de la fuerza aérea de Estados Unidos, a quien lo vimos en las tres entregas de Iron Man más Vengadores: La era de Ultrón, porta una armadura similar a la Iron Man. • Natasha Romanoff / Black Widow: Una espía de origen ruso que trabajaba para S.H.I.E.L.D. este personaje lo hemos visto en varias entregas del universo Marvel con gran distribución, desde Iron Man 2, Vengadores, Capitán América: El soldado de invierno y Vengadores: La era de Ultrón. • Vision: Este fue uno de los personajes que hicieron su aparición en Vengadores: La era de Ultrón, es un androide biológico creado por Ultron con la intención de que su mente sea transferida a ese nuevo cuerpo pero finalmente fue programado con la inteligencia artificial de J.A.R.V.I.S. y equipado con la Gema de la Mente, la cual se encontraba en el cetro de Loki. Tiene una gran variedad de poderes lanza rayos, está dotado de superfuerza, puede alterar su densidad molecular, vuelo entre otras cosas. • T’Challa / Black Panther: Es el príncipe de Wakanda, quién se encuentra dentro del conflicto por razones más personales que políticas. • Peter Parker / Spiderman: Uno de los personajes más esperados por ver dentro del universo cinematográfico Marvel, aquí lo veremos como un adolescente que vive con su tía May, que al igual que el cómic es contratado por Tony Stark para que trabaje para él marcando otro paralelismo respecto al comic, ya conocemos la habilidades de Spidy, un adolescente picado por una araña radiactiva que le dio habilidades arácnidas y como fanático del personaje tengo que decir que me encantó verlo interactuar con el resto de los personajes del universo Marvel, veníamos esperando eso desde hace tiempo. Pero no todo son héroes en esta historia, también tenemos un villano con un plan detrás de todo este enfrentamiento, Helmut Zemo, quien tiene un plan para desmantelar a los vengadores. También vemos a Thaddeus "Thunderbolt" Ross, quien es el padre de Betty Ross, interés amoroso de Bruce Banner. Aquí lo vemos ahora como secretario de estado de Estados Unidos. Otros personajes con menor aparición en pantalla, Brock Rumlow / Crossbones, Sharon Carter / Agente 13, Everett Ross, y no podía faltar la tía May. Todo este universo de personajes dentro del universo Marvel y con la dirección de los hermanos Russo no dieron una historia con todos los elementos que nos gustan a los fanáticos del género, grandes personajes y muy bien desarrollados, tramas complicadas y motivaciones de los personajes perfectamente justificadas. Quizás no tenga tanta riqueza de personajes como en el cómic pero esa ayuda a que pueda cada uno lucirse y aun así conservar los elementos que los fanáticos comiqueros quieren ver en la pantalla, ideas enfrentadas, héroes utilizando sus habilidades en un enfrentamiento y mucho entretenimiento. Guerra Civil se puede decir que tiene todo a favor para ser una historia que guste a tantos fanáticos del cómic como no fanáticos, Marvel supo darnos la experiencia de leer un cómic en la pantalla grande, comenzando el camino con Iron Man y siguiendo las entregas hasta finalmente ver como se cuenta una historia, no en tres películas del mismo personaje como antes solíamos hacerlo sino contando esta historia desde varios puntos de vistas y diferentes personajes, emulando la antigua tradición de todo lector donde tenía que pasar por los cómics de varios personajes de la editorial hasta llegar a un desenlace donde todos los personajes unían sus fuerzas en una misma historia, de ahí que desde el comienzo Marvel revolucionó la forma de contar una historia y con Capitán América: Guerra Civil sigue mostrando que puede crecer este universo sin problemas, sumando personajes que ahora vienen como Dr. Strange que a fin de año lo veremos en la gran pantalla.
Si la saga de Capitán América estuvo entre lo mejor de la factoría de Marvel/Disney, este virtual regreso de los Vengadores centrados en el enfrentamiento entre Steve Rogers y Tony Stark consigue cruzar con gracia géneros -acción, comedia, suspenso, film de espías, cómic de superhéroes-, subtramas y múltiples personajes -menos Thor y Hulk están todos, más algunos recién llegados- en dos horas y media siempre entretenidas y generosas. Los directores, Anthony y Joe Russo, responsables de El soldado de Invierno, consiguen que los distintos registros confluyan y fluyan en un tanque que se aleja del piloto automático agotador de las últimas entregas superheroicas, sean de Marvel o DC. Como resultado, son capaces divertir a carcajadas y de emocionar, con algo tan serio como lo que hace a la amistad profunda entre colegas que no siempre están de acuerdo. Todo desde el homenaje entrañable al cómic, su estética clásica que remite a viñetas impresas, sus guiños múltiples, para fans del universo Marvel y para otros, como los que disfrutarán de la escena que comparten Marisa Tomei y Robert Downey Jr. Capaces, en fin, de llevarnos gozosamente, a todos, hacia un mundo lleno de efectos y superpoderes que, sin embargo, se parece mucho a éste. PlayCapitán América Hay ahora una división en el grupo, entre los que quieren firmar un protocolo para trabajar bajo control de Naciones Unidas, con Stark a la cabeza, y los que quieren seguir funcionando de manera autónoma, con el capitán como líder. La primera parte se concentra más en esos vaivenes políticos, y es placentero el ejercicio de observar a los superhéroes colaborando, o no, con los funcionarios internacionales. En la segunda detona el conflicto interno, la grieta entre los avengers, que tiene un desarrollo dramático echando raíces en los traumas y dolores del pasado. Los vengadores, en “Capitán América: Civil War”, se toman el pelo a sí mismos -a sus músculos, a su dinero, a su descontrolado poder de destrucción-, pero también a las superproducciones de su género, para alegría de todos los que, después de la solemne Batman vs Superman, andaban necesitando una dosis de acción con humor e inteligencia, (que para el caso, van juntas). También supera, en ese sentido, a su propia antecesora, la más plúmbea y discursera La era de Ultrón, del venerado Joss Whedon. El aporte de las apariciones de AntMan, y especialmente la introducción de El Hombre Araña, recuperado para esta franquicia, son extraordinarias; el villano que compone el siempre competente Daniel Brühl es de lo más creíble, hasta conmovedor; las secuencias de acción no se lo comen todo y son un videoclipeo de piñas en el que no nos perdemos, porque forman parte de un todo. Un conjunto con el noble objetivo de que pases un buen rato en el cine, con esa compañía freak, simpática y letal. Y no te apures a irte de la sala, porque hay bonus, claro.
Nuestro fanático residente de DC Comics analiza el estreno desde su perspectiva. NOTA: este análisis puede tener algún spoiler. De todos modos, son situaciones específicas y no revelaciones argumentales. Si sabes que Spider-Man aparece y que su traje es rojo, o que los villanos hacen cosas malas, mucho más no te vas a enterar. Aún así, sin son Spoilerfóbicos, dense por advertidos. Capitán América 3: Civil War, es una de las películas nerds más esperadas del año, por no decir de la existencia. Hubiera preferido iniciar el texto con una oración más fuerte, más cautivadora, pero hay una realidad en la misma: en esta cultura que profesamos, todo se mueve en magnitudes que escalan. Civil War no puede ser simplemente una de las películas de super héroes del año, sino la más esperada, por lo cual su resultado tiene que estar a la altura de las expectativas conjuntas de todos los fanáticos que vienen invirtiendo su tiempo, pasión y dinero en los últimos 8 años. Entonces ¿lo hace? Tal vez lo que más vaya a sorprender a los fanáticos es cuánto se aleja esta película del común denominador de los largometrajes marvelitas. La temática que engloba la historia, el comic que busca adaptar y las situaciones que plantea no dejan lugar al festival de chistes dignos de dibujo animado de Disney XD como lo fue Age of Ultron, sino que todo se entrelaza en una trama densa y turbia. A no confundir, de todos modos, estos adjetivos como algo negativo. Civil War simplemente se toma un poco más en serio a sí misma y esto es algo que a la larga, en el plan mayor, le queda bien a la película. Todo es acerca de un plan bien trazado. Mientras que en desastres anteriores, como la invasión alienígena a Manhattan o el ataque de las inteligencias artificiales asesinas en Sokovia, la amenaza sólo cumplia la función de antagonistas de turno, en esta oportunidad existe un conflicto real que no se puede resolver como “los buenos contra los malos” porque realmente nadie cabe en uno sólo de esos dos casilleros. Entonces vos vas a estar sentado en tu butaca, esperando que las luces bajen y todo se convierta en un festival de luces, rayos láser, humo de colores y remates de chistes escritos con precisión quirúrgica. Quien se haya limitado a las películas en estos ocho años, puede que no se encuentre cómodo con lo que ve en pantalla en un principio - a no desesperar, esta sigue siendo una película de Marvel - pero quién viene leyendo historietas desde hace un tiempo, sin importar la editorial que las publique, va a encontrar otro tipo de narrativa. La principal diferencia entre ambos medios es que mientras una película debe resolver una historia en dos horas, los comics tienen semanas, meses y hasta años para preparar los terrenos. Por eso en Amazing Spider-Man 2 jamás logramos sentir la química entre Gwen Stacy y Peter Parker o en Batman V Superman no terminamos de entender la bronca infantil de Bruno Díaz. En Civil War no hay acción y consecuencia inmediata sino un caldo de cultivo bien preparado desde hace ocho años, que quizá no sea la receta para la película perfecta, pero si para una muy buena historia. Al conocer a los personajes, sus motivaciones, sus deseos, sus pasiones y sus miedos, esta peli no tiene que sobre explicar nada, utilizando ese tiempo para plantear otras situaciones. Todo en Civil War es una reacción química, donde los factores se van agregando lentamente, anticipando el punto de ebullición. Tony Stark no puede con el peso de la culpa de todos sus errores pasados, desde su adolescencia rebelde hasta su carrera como fabricante de armas, el Capitán América no puede terminar de comprender cómo adaptarse a un mundo 70 años más jóven que el. Todos tienen un peso, una culpa, un problema demasiado personal como para funcionar en equipo y esto lleva a la ruptura de los Avengers y sus relaciones personales. Esto también lleva a una película mucho más charlada con diálogos orgánicos, conversaciones que parece suceder entre personas reales, a diferencia de las payadas y los duelos de chistes y one-liners de pelis anteriores. Todo siempre funcionando en pos de cerrar el trabajo de casi una década de películas. Si llegaron leyendo a este punto, lo que realmente todos quieren saber es ¿qué onda con Spider-Man? Paciencia, tengo ganas de jugar con ustedes un poco más. Una de las mejores características de Civil War es que a diferencia de Age of Ultron, la pelí no se mueve por turnos con cada personaje como para darle sus 15 minutos de fama a cada uno, sino que logra entrelazarlos para hacerlos funcionar. Todos tienen su latiguillo efectivo y su super poder especial en algún momento u otro, pero la peli no es una conjunción de distintos videos de YouTube unipersonales puestos uno al lado del otro, sino que funciona de manera progresiva sin sobresaltos. Hay algunos personajes que están de más y hay algunos actores que están de más, pero cuando la acción está sucediendo, se puede ver el plan bien trazado que había detras. En este momento todos deben estar pensado “¡Ja! Justamente todo lo que hizo mal Batman V Superman” y yo no puedo evitar responder con otro “¡Ja!” ya que es increíble lo parecida que son ambas películas. Ambos enfrentamientos se reducen a ideologías contrapuestas que en algún momento se dan vuelta, demostrando que ninguno es el bueno o el malo; ambas broncas están alimentadas por frustraciones acumuladas desde hace años, empezando en dilemas familiares y todo concluye en que el verdadero enfrentamiento se lleva a cabo por un plan bien orquestado por un inteligente villano que los manipuló durante toda la película para que se mataran entre ellos. Fin. Corte a logo de DC Comics… ¡Ah no! ¡Perdón! Por más que yo siga defendiendo la película de DC y por más que ambas son básicamente la misma película, la diferencia clave ya fue mencionada, Civil War es una pelí que nos podemos sentar a ver, porque ya conocemos a todos los involucrados. Civil War triunfa en ser una película que lo único que demanda de nosotros es que la disfrutemos. ¿Y quién puede negarse a semejante oferta? "A diferencia de Age of Ultron, la pelí no se mueve por turnos con cada personaje" Entonces si hablamos de diversión, este es el pie para el vecino amistoso que todos esperaban en el barrio. La llegada de Spider-Man es muy bien recibida, al punto que durante una hora de película - o un poco más - no hay un sólo chiste, agradeciendo finalmente su salida en escena. Tom Holland es un don nadie a quien es difícil no mirar desde arriba por su edad, pero realmente se pone el traje del arácnido favorito de todos y le queda como un guante. Mientras que Tobey Maguire nunca estuvo mal y Andrew Garfield subo imprimir juventud al personaje, Holland llega y es Spider-Man de entrada, no hay vuelta que darle. Mientras que es una realidad que su existencia en la película es una mera excusa en respuesta al hype de los fanáticos - hagan el ejercicio mental de retirarlo de la misma luego de verla y van a notar que su aparición no afecta en nada al resultado final - su trabajo está bien realizado. Toda la situación de reclutamiento es demasiado tirada de los pelos y queda fuera de tono con el resto de la película, pero a su vez esto es lo que la hace ser bien recibida, ya que es el primer recreo y punto de relajación que nos da el largometraje. Este efecto dominó de risas y acción termina de reflejarse en la ansiada escena del aeropuerto. Spider-Man y Ant-Man juntos en escena son una delicia que logra hacernos olvidar por momentos que en realidad ninguno está en pantalla y simplemente estamos viendo una escena cinemática de un videojuego de alto presupuesto. La facilidad de los hermanos Russo para las escenas de acción es bastante desaprovechada en estos maremotos de animación computarizada y lo que tenía pinta de ser el clímax de la película, no es más que una sucesión de escenas que sólo parecen existir como para responder “qué pasaría si este personaje le hace esto a otro”, para luego terminar sin penas ni gloria debido a un gran miedo por tomar decisiones importantes. El principal problema de todas las peleas de está película, es que nadie pierde ni gana. No hay consecuencias, no hay problemas. La leve excusa de gran evento es cuando War Machine es incapacitado por fuego amigo y parece que queda paralítico, pero tranquilos, se cura al final de la película. La pregunta ahora es ¿a quien carajo le importa War Machine? Don Cheadle tiene literalmente tres líneas en las dos horas y media de película y, de alguna manera, tenemos que considerar grave el hecho de que “casi” le pase algo. ¡Peor aún! Tenemos que tolerar que brevemente esto sea el detonador de la última de las broncas, cuando ni Robert Downey Jr. puede fingir interés por el amigo que se olvide de poner en las últimas películas. Todas estas situaciones desbalanceadas pero muy bien condimentadas para esconder los pifies, llevan a un desenlace que debería haber ocurrido mucho antes en la película. La pelea final, el enfrentamiento por el título. Tal vez el momento que más referencias se hace a la historieta homónima y donde se termina de develar el plan maestro de un tibio Barón Zemo - que podría haberse llamado Roberto Lopéz y la historia no cambiaba en lo absoluto - es la pelea entre el Capi y Iron Man. El momento donde los hermanos Russo realmente se lucen y vemos en pantalla, no a dos héroes peleandose, sino a dos personas enojadas agarrándose a trompadas. La tensión, la culpa, el enojo, todo lleva a este punto, donde por un breve momento todo parece importante de verdad. Una escena que es golosina para los ojos. Sin embargo, una vez más, todo queda libre de consecuencias. Nadie gana, nadie pierde, nadie sufre. No pasó nada. Capitán América 3: Civil War puede llegar a parecer una Watchmen moderna por momentos, siendo este el mayor halago que se me puede ocurrir. Sin embargo, la diferencia clave está que luego de las dos horas y media que experimentamos, salimos impolutos del cine, ya que nada cambió. Por más entretenida que sea, ya que la disfruté y la volveré a ver, desperdicia oportunidades claras y peor aún, no lo disimula. La peli falla al marcar el futuro de la franquicia, cerrando las fases anteriores más que abriendo una nueva y ni siquiera responde las más básica de las preguntas comiqueras en estos tipos de escenarios: ¿Quién le gana a quien? Por momentos Civil War parece esos recitales de bandas legendarias que salen a tocar de memoria. La prolijidad termina perjudicando más de lo que aporta. El insulto final, termina llegando cuando la escena post-créditos muestra una situación que si pasaba al principio de la película, todo quedaba solucionado. Corte a, esta vez, los créditos finales reales. Me encantaría decir, desde un punto de vista DC que la película está mal, pero realmente es satisfactoria. Se disfruta como un mega-evento a los cuales tan acostumbrados estamos en el mundo de los comics. Aún así, mi recomendación es que pongan el foco en los puntos buenos de la película y no en su propio fanatismo. La aparición de Black Panther no sólo opaca a Spider-Man sino que hasta a varios de los demás personajes de reparto y por más que suene a una oportunidad desaprovechada, Civil War es más una peli de desarrollo de personajes que de piñas y rayos lasers. A la altura del estándar de calidad, pero tal vez no de las expectativas de todos, aunque no podemos culpar a nadie más que a nosotros mismos por el hype. En definitiva, Marvel lo hizo de nuevo.
Nuestro fanático residente de la “Casa de las Ideas” analiza el estreno desde su perspectiva. NOTA: este análisis no tiene spoilers. Todo lo que voy a hablar está en el tráiler o pertenece a los primeros minutos de la película. Y aún ahí hay ciertas sorpresas que no voy a arruinar. TRANQUILO que no te voy a contar el final. Capitán América: Civil War es la culminación lógica del “método Marvel” de hacer cine: una maquinaria narrativa imparable que no sólo está entre las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos sino que lleva a su conclusión lógica arcos narrativos enteros, sin traicionar nunca la esencia de los personajes - mientras las Avengers de Joss Whedon sumaban personajes sin sentido, Civil War le da a cada uno no solamente un rol sino una función: en el combate, en la historia, en la textura de la película. Como todo blockbuster que se precie, Civil War empieza con una (magistralmente narrada) secuencia de acción, la captura de Crossbones en la ciudad nigeriana de Lagos. Esta incursión deja un tendal de víctimas inocentes que los gobiernos internacionales (es raro que nunca se hable de Estados Unidos en una película protagonizada por el Capitán América) ya no están dispuestos a tolerar: luego de una serie de acuerdos se llega a la conclusión de que los seres más poderosos del mundo serán controlados por las Naciones Unidas, quieran o no. Tony Stark sí quiere. Steve Rogers no. Me pongo marvelita un rato. Desde ya, el punto de partida se aleja bastante de la miniserie de 2006 “Civil War”, y sin revelar muchos detalles, puedo decir que está muy lejos del cómic de Mark Millar y Steve McNiven - para mejor. Más allá de los muchos logros de la “Civil War” original, la motivación de los protagonistas está mucho más clara en la película, que funciona más como una continuación de la adaptación del “estilo Brubaker” que hacía Capitán América 2: el Soldado del Invierno. Yendo todavía más allá, a pesar de que el tráiler parece indicar complots y maniobras políticas la historia se centra claramente en dos hombres, o mejor dicho en dos formas de hacer las cosas. Ni Iron Man ni el Capitán están dispuestos a ceder en sus puntos de vista, porque los dos están de acuerdo en algo: sus respectivas habilidades (y las de sus “teams”) no los hacen dioses, sino sirvientes de la gente que los necesita. Gran poder, gran responsabilidad. Y no es lo único en lo que están de acuerdo. El muy buen guión de la dupla Fergus y Ostby recalca constantemente lo difícil que es este quiebre para los dos líderes. Se conocen, se parecen, se aprecian. El feroz individualismo de cada uno hace que no puedan ceder un milímetro en sus filosofías, que por suerte se distancian de las ideologías políticas que Millar sí reflejaba en “Civil War”. El conflicto entre estos dos superhéroes es claro y específico, pero la profundidad de las ideas generará debates por años entre los fanáticos. Pero esto también es una falla. Mientras la pelea entre Batman y Superman recibió la crítica (lógica) de que su pelea podía resolverse con cuatro palabras dichas a tiempo, aquí se dicen muchas palabras (TANTAS palabras) pero el conflicto deja lo verbal muy pronto y se vuelve físico con una intensidad salvaje, que deja una sensación un poco incómoda, como si matar a un ex-aliado para no dejarlo escapar fuese un resultado aceptable. Una lectura subversiva podría ser que la película dice que cuando no hay enemigos los superhéroes tienen que pegarle a ALGUIEN, aunque sea un amigo, pero no creo que esas sean las intenciones de los narradores. En uno de los pocos aspectos en los que la peli de Batman y Superman superan a esta épica marveliana, cuando esos dos dioses terrenales se pelean, se detestan, ven al otro como un villano. En este caso pareciera que las peleas son brutales porque así son las peleas en una película de superhéroes hoy, y en un momento la vorágine de destrucción es tal que el cerebro se duerme y todo pierde su impacto. El conflicto llega a su pico con la batalla en el aeropuerto que vimos en los tráilers, que es simplemente una obra maestra de la acción cinematográfica. Hay tres, cuatro grupos de héroes peleando en puntos distintos pero siempre sabemos dónde está cada uno, qué está haciendo, cuál es el plan y dónde está el objetivo. La elección de héroes no es casual, los poderes están bien equiparados… el combate superheroico como mecanismo de relojería. Y sin embargo, la mejor escena de la película también es la peor. La violencia escala, cada golpe se hace más fuerte, y los personajes pierden su volumen, su peso, su realismo. Los poderes se desatan y los héroes más coloridos (Spider-man, Ant Man) se vuelven caricaturescos, polígonos rojos y azules que son pura construcción digital. Lo mismo ocurre con Iron Man y War Machine, marines espaciales de Halo perdidos en una fiesta de disfraces. Los primeros minutos son pura emoción (“¿se van a pegar?”), que evoluciona a una preocupación real por nuestros héroes (“¡se van a matar!”) y que termina en una fiesta de polígonos que no podría importar a nadie. Los héroes de carne y hueso de Marvel pierden su humanidad en el exceso de una escena matemáticamente perfecta y carente de alma. Por suerte la película se recupera a fuerza de correctos giros narrativos y un reenfoque en el conflicto principal. La última media hora es satisfactoria y (casi) quita el mal gusto de la escalada previa, además de sumar ciertos matices al personaje del Capitán América - y a Chris Evans, que por primera vez sostiene sus escenas frente a un Robert Downey Jr. sublime. Aunque el duelo de superhéroes tiene sus fallas, el duelo actoral es un placer de principio a fin. "La mejor escena de la película también es la peor." Marvel sigue apostando por los actores, y los Avengers están más que preparados para lo que el guión les tira. Aunque Scarlett Johansson y Anthony Mackie están un poco desperdiciados, sorprende la ternura de las escenas entre Visión y la Bruja Escarlata, una línea de los cómics que jamás me imaginé que estaba en los planes de Marvel Studios adaptar. Lo de Black Panther (Chadwick Boseman) y Spiderman (Tom Holland) es un robo a mano armada. Los dos actores toman control de sus escenas respectivas y es imposible prestar atención a lo que está pasando a los protagonistas de la película. Holland tiene el naturalismo de Maguire y el entusiasmo de Garfield, superando a los dos actores en una escena inolvidable con Tony Stark. Y lo de Boseman es algo especial, encontrando la nobleza anticuada de su personaje sin tocar ni un segundo el ridículo. Tan buen elenco hace que destaque todavía más el talón de Aquiles de la película, que es justamente la manzana de la discordia: Bucky, el Soldado del Invierno. El Capitán América sacrifica todo por proteger a su amigo. Se convierte en fugitivo de la justicia, separa a Los Avengers, rompe su amistad con Iron Man, y a pesar de que uno sea #TeamCap, es difícil estar del lado de él. Y no porque Bucky sea una bomba de tiempo (lo es), sino porque Sebastian Stan tiene todo el carisma de un guante de lavar la ropa usado. Si esta película fuera una bolsa de surtido de Terrabusi, sería esa galletita marrón, larga, seca, que te sale justo cuando querés una mini Melba. Es difícil encontrar puntos flojos en Civil War, y mi corazón marvelita se emociona al ver esta galaxia de superhéroes tan bien elegidos y desarrollados, pero creo que los que terminamos eligiendo Marvel sobre DC todavía sentimos que hay algo que falta en estas adaptaciones, un poco más de vuelo visual que rinda homenaje a los cómics originales. Marvel Studios logró dar a los superhéroes esa dimensión humana que nació con Stan Lee, pero todavía falta lo cósmico, lo majestuoso, la belleza de las imágenes por la belleza misma. Falta Kirby. Al principio decía que Civil War estaba entre las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos, y a pesar de que ciertos aspectos de su realización no me convenzan, mantengo ese punto de vista. Con Civil War, Marvel Studios logra equilibrar grandes personajes con décadas de historia, los requerimientos de una película de alto presupuesto moderna, y una complejidad narrativa que hace honor a los cómics originales.
Peleados por culpa del Gobierno Hay eventos en el mundo del cine que paran absolutamente todo. Películas que son muy esperadas por los fanáticos, que se convierten en un suceso mundial y que opacan cualquier otra cosa. Piénsenlo bien: un filme del que se habla en todo el planeta Tierra. Es fuerte, ¿no? “Capitán América: Civil War “ (Captain America: Civil War, 2016) es uno de esos largometrajes. Y si usted, querido lector, es de esos fans acérrimos que no puede más con la ansiedad de ver esta obra, quédese tranquilo. Esta película es, con creces, la mejor de superhéroes filmadas hasta el momento. El Capitán América (Chris Evans), Falcon (Anthony Mackie), Viuda Negra (Scarlett Johansson) y la Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen) se encuentran tratando de que Crossbones (Frank Grillo) no robe un arma biológica. Tienen éxito pero, como en la mayoría de sus misiones, hay demasiada destrucción y muertes de civiles. Y esto se convierte en la gota que derrama el vaso. El equipo de Los Vengadores recibe la visita de Thaddeus “Thunderbolt” Ross (William Hurt), que ahora es Secretario de Estado y les informa que la mayoría de los países están de acuerdo que se firmen los Acuerdos de Sokovia. ¿Para qué sirven? Esto permitiría que los superhéroes sean supervisados y controlados. Por supuesto que comienzan las discusiones sobre si firmarlos o no. Por un lado están los que se oponen, liderados por el Capi; y por el otro Tony Stark (Robert DowneyJr.) y los suyos, quienes creen que ha llegado el momento de que alguien les ponga un freno. Esto crea una rispidez que se intensificará cuando, en plena firma del acuerdo, un atentado terrorista mate al Rey T’Chaka (John Kani) de Wakanda y el acto le sea atribuido al Soldado de Invierno/ Bucky Barnes (Sebastian Stan). Por un lado, Steve Rogers va en ayuda de su viejo amigo, y por el otro el Príncipe T’Challa jurará vengar la muerte de su padre y así aparecerá Black Panther (Chadwick Boseman). Mientras la grieta entre ambos lados de sigue ensanchando, poco a poco se verá que entre las sombras un hombre llamado Helmut Zemo (Daniel Brühl) es la mente criminal detrás de todo lo que está pasando. Hay tantas cosas por dónde empezar. En principio, estamos antes el mismo equipo de directores y guionistas de Capitán América y el Soldado de Invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014), que conocen y mucho lo que están contando (personajes, trama, universo, etc). Y se nota. Por algo van a repetir en las dos partes de Avengers: Infinity War. La historia está basada en el mítico cómic de Mark Millar editado en 2006 “Civil War”, que consta de siete volúmenes. Pero es sólo una inspiración, ya que aquí va por otros rumbos. Lo que tiene de poderoso este filme es que se pone un poco serio, y eso hace que cobre intensidad. Los detractores de Marvel le achacan que sus películas son livianas, y este décimo tercer largometraje de la compañía acaba un poco con eso, sin dejar de lado su esencia. Tiene más profundidad, tiene el humor característico en sus dosis justas, tiene la cantidad necesaria de profundidad en cada personaje principal. Es compacta, sólida y muy bien narrada. Es el filme más largo de la saga filmado hasta el momento y ni se nota. Capitán América: Civil War da inició a la Fase 3 del MCU (Universo Cinemático de Marvel) y, hay que decirlo, destroza a su competidora DC/Warner en la pantalla grande. Es que Marvel ya tiene tanta historia con sus filmes que puede autorreferenciarse (hay guiños al menos a seis filmes anteriores). Presenta grandes personajes nuevos Black Panther y Spider-Man (Tom Holland), y se sabe que puede seguir estrenando otros. Es gigantesco lo de estos muchachos. Dos cosas antes de terminar: hay un par de escenas más, así que quédense hasta el final de los créditos. La otra, el enfrentamiento entre los dos grupos en el aeropuerto difícilmente podrá ser superada y eso sólo vale la entrada. Es SUBLIME (sí, con mayúsculas). Empáchense de cine y por ningún motivo dejen de ir a ver esta película. Se los pido por favor.
Más Vengadores que nunca La tercera película del héroe embanderado se parece más bien a Los Vengadores por la historia a gran escala que narra y el interminable reparto de actores con el que cuenta. Finalmente llega a las pantallas locales la tercera y definitiva entrega del Capitán América, el héroe que a muchos puede parecerle una burda propaganda de los Estados Unidos pero que no ha sido más que una grata sorpresa desde la primera película para aquellos que supieron ser sus más acérrimos detractores durante años. Con un asombroso récord de cinco películas en cinco años (contando las dos entregas de "Los Vengadores"), el Capitán ha dado vuelta la balanza en la Segunda Guerra Mundial, defendió la Tierra de una invasión extraterrestre, detuvo una conspiración de ribetes internacionales y salvó al mundo de una inteligencia superior que planeaba exterminar a la raza humana. Sin embargo, la nueva aventura –que podría considerarse tranquilamente una Vengadores 2.5 - lo enfrenta con unos contrincantes que se la van a poner difícil: sus propios amigos y camaradas. La trama encuentra al grupo de superhéroes divididos ante una decisión que les puede costar muy caro: todos deben someterse sin reparos a la supervisión de las Naciones Unidas, algo que no se ve del todo mal salvo porque el Capi le encuentra la trampa a la ley. Para colmo de males, la reaparición de "Bucky", el entrañable amigo del protagonista transformado en un asesino a sueldo por los comunistas de antaño, no hace más que empeorar la situación por lo que Tony Stark, alias Iron Man, se propone detener a su aliado cueste lo que cueste. De esta manera comienza una carrera contrarreloj para atrapar al Capi y a un reducido grupo de Vengadores que se unieron a su nueva cruzada por salvar el mundo. Los guionistas de la película se basaron tanto en la historieta "Civil War" así como también "El Juicio del Capitán América" pero sin limitarse a copiar las escenas y los diálogos, sino innovando y lograron así una amalgama increíble en la que anida una subtrama que sorprende al espectador a cada paso y en la que los clichés de las películas de superhéroes han quedado al margen para contar una historia antológica. Los directores, los hermanos Joe y Anthony Russo logran una vez más salir bien parados de una tarea para que la que parecen haber hecho todos sus deberes en el pasado. La mezcla entre el cine catástrofe de la década del ´70, la acción explosiva de Marvel y la velocidad que le imprimen a la trama una vez que arrancan los hacen imparables. Si en el Capitán América y el Soldado de Invierno los Russo llegaron muy alto, en Civil War sobrepasan la estratósfera mientras se preparan para dirigir la nueva película de Los Vengadores, que llegará en 2018. En contra del filme sí se pueden achacar que tarda algunos minutos en arrancar, qué es muy largo (¡2 horas y media!) y que no permite un viaje al baño a riesgo de perderse la trama; pero todo eso se ve eclipsado por el genial tratamiento de los personajes, los ya conocidos y los recientemente incorporados como Ant-Man y el nuevo (mejor dicho el tercer) Spider-Man que acá interpreta Tom Holland y cuya participación sirve como introducción a las nuevas películas que saldrán del personaje, comenzando por Homecoming, que se estrena en 2017. En definitiva, si hace un mes y medio atrás se decía que Batman vs Superman era el combate del siglo que nada podría superarlo, habría que echarle una mirada a Capitán América Civil War para reconsiderar esa postura ya que además de la pelea entre el protagonista y Iron Man la película tiene muchísimo más para ofrecer, y todo al alcance de una entrada de cine.
Cuenta con varias secuencias de acción espectaculares dentro del género, además con coreografías de peleas, luchas muy creativas, importantes locaciones y algunas sorpresas. El guión de Christopher Markus y Stephen McFeely, es muy sólido, con buenos diálogos que resultan ingeniosos, divertidos, con temas relacionados familiaridad, amistad, desengaños, miedos y el amor. Consigue darle su momento a cada uno de los personajes: Steve Rogers / Captain America (Chris Evans); Tony Stark / Iron Man (Robert Downey Jr.); Natasha Romanoff / Black Widow (Scarlett Johansson); Lieutenant James Rhodes / War Machine (Don Cheadle); T'Challa / Black Panther (Chadwick Boseman); frenética Pantera Negra/ T'Challa (Chadwick Boseman) ; Ant-Man/ Scott Lang (Paul Rudd) y Spider-Man/ Peter Parker (Tom Holland) en versión adolescente; el villano Barón Zemo interpretado correctamente por Daniel Brühl, entre otros. Hay dos momentos después de los créditos que poseen escenas extras y vale la pena verlas. Resta esperar “Los Vengadores 3: Infinity War” que irá en dos partes también dirigidas por Anthony y Joe Russo, para el 2018 y 2019.
Fanatismo Vs Fascismo. Crítica a ‘Capitán América: Guerra civil’ Ese es el problema con la ideología, es demasiado sexy. O genial, o canchera, o la magnitud que les sirva para medir algo que les encanta. La propuesta de la película era elegir un bando, o nos sumamos a la estúpida y sensual regulación fascista de Robert Downey AKA Iron-Man o al liberalismo fanático del Capitán América. La trampa no está en elegir, ninguna de las posturas es realmente profunda y lo más importante es quien golpea más fuerte. Sí elijo al Capi es porque me opongo al imperialismo corporativo burgués de Tony, quien está del lado de los poderosos. El pobre diablo que lucha en contra de las fuerzas hegemónicas es mi héroe, pero no porque su causa sea más justa, no, sino porque es el que pelea más salvajemente, el que recibe el golpe y permanece. Las facciones en conflicto en la película, se conforman para dar cuenta de las diferencias, como un ejercicio de expiación. El villano es invisible, no existe, es el mismo fantasma de las consecuencias. La trama recuerda demasiado a Iron-man 2, en todo caso, puede pensarse como ejecución excelsa de esa historia insuficiente. ¿Cuál es el verdadero demonio de los vigilantes? No son los villanos, sino las víctimas, aquellas que nunca pudieron ser salvadas, y que cuando la batalla por la “liberación del mal” sucede deben escarbar por los cuerpos y cavar las tumbas. Los Avengers se elevaron como la fuerza policial mundial contra el alien, el ajeno, el enemigo. ¿Pero qué sucede con el soldado cuando se acaba la guerra? Pues, sencillo, inventa una. Esto es Civil War, mirar en el otro lo que uno mismo es. Capitán América Vs Iron-Man, héroe Vs héroe, hermano Vs hermano. No es diferente de la historia de Thor y Loki, la cual reproduce la vieja fórmula freudiana del hermano-enemigo, siendo la causa de la pelea el trauma eterno del edipo, esto es: establecerse como figura de autoridad para tener los favores de aquellos que le dieron origen. Pero como dijimos al comenzar la crítica la ideología se come de a cucharones, gozo de este drama, mi apuesta va en razón de la emoción y la violencia y no realmente en lo que esta significa. Se disfruta mucho la aparición de Spider-man, Holland es quizás la mejor interpretación que vi de la araña en el cine. Pantera Negra también es un personaje a destacar, una cuota justa de solemnidad y honor. Zemo, también resulta en una participación acotado pero justa, como la puñalada. La debilidad está en el origen de la disputa, la irracionalidad de las posiciones nubla el desarrollo coherente de la trama. Las capacidades intelectuales están anuladas, todo se resume a quien golpea más fuerte. Y no es que tenga un inconveniente con ello, solo que al final me sentí incompleto. Pero en medio de la artificialidad de la historia hay destello de un realismo efímero y memorable. La escena (la cual se encuentra también en el trailer) dónde Iron-Man detiene el disparo de Bucky Barnes resalta en medio del combate como algo auténtico. Tony se sorprende de la realidad del arma que representa un peligro verdadero, no es el monstruo ni el robot ni el dios lo que produce esta reacción, sino la vulgaridad del disparo. Destellos como este surgen, casi como accidente, en un film que nunca pudo estar a la altura de las expectativas, las cuales siempre son sublimes.
(Des)unidos y (des)organizados Llegó el día, finalmente Capitán América: Civil War (Captain America: Civil War) desembarca en nuestras carteleras. Luego del fracaso en todo sentido de Batman v Superman: El Origen de la Justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice), todas las miradas volvieron al universo de Marvel y la apertura de su ambiciosa Fase 3. Luego de algunos sucesos desafortunados, que causaron bajas civiles en sus misiones, los Avengers se someten al enjuiciamiento público. Lejos quedó aquella aura épica cuando salvaron Nueva York de Loki y el ejército chitauri. Ahora, la gente y los gobiernos los culpan y juzgan su accionar. El secretario de estado de los Estados Unidos, les propone la firma de un tratado que controlará y ordenará su accionar por medio de un grupo de países amparados en la ONU. Stark cree que aceptar dicho acuerdo es lo mejor para el grupo pero el Capitán América no. Esta disputa se torna irreversible cuando Bucky Barnes (gomia del Capi) es inculpado por un atentado. Allí el conflicto entre los superhéroes y sus correspondientes aliados, toma una escalada que los encontrará desunidos y desorganizados. Marvel sigue haciendo goles. Sus películas no decepcionan y cumplen (algunas más y otras menos) lo que uno espera de ellas. El problema que encuentro en sus últimas entregas, más que nada acá y en Avengers: Era de Ultrón, es que uno siente que está mirando un largo pero entretenido partido que ya comenzó hace bocha de tiempo y cuyo final recién llegará en 3 años. Porque Marvel plantea esto como una comunidad de películas que conforma un universo cinematográfico único cargado de referencias en sí mismo, entonces resulta imposible aislarse y tomar esta tercera entrega del Capitán América como una película individual aislada, y harto más complicado es cuando encima cuenta con casi todos los Avengers en su reparto. El humor se va resintiendo con el avance del match, pero está en el ingreso de Ant-Man y Spider-Man (la flamante y estelar incorporación del equipo) el aporte de frescura necesario para sacar del letargo a una franquicia que por momentos acusa cierto desgaste. Capitán América: Civil War es una propuesta altamente atrapante. Los conflictos, ya sea por egos o cuestiones ideológicas, siempre funcionan, pero el poco desarrollo de los personajes principales en el paso de las distintas entregas deja un hueco difícil de completar. Para intentar rellenar ese agujero sobresalen las presencias de Hulk en la primera Avengers y Hawkeye en la segunda; o Black Panther y Spider-Man en Capitán América: Civil War. Incluso son protagonistas secundarios con un peso específico importante en esas tramas, pero lamentablemente no consiguen tapar el casi nulo progreso de Iron Man, Thor o Capitán América. No era sencilla la apuesta de Capitán América: Civil War. Enfrentar a Iron Man y Capitán América era una empresa atrayente pero compleja de llevar adelante sin caer en la liviandad de que uno sea el héroe y el otro el villano. Cuesta elegir un bando (mentira, aguante el Capi) ya que ambos equipos tienen puntos a favor para llevar adelante su intención; y eso torna a Capitán América: Civil War una propuesta altamente atrapante en ese sentido. Groso laburo hicieron los hermanos Russo balanceando perfectamente el humor y la acción y narrando con solidez una trama que por momentos marea pero que no llega a confundir. Capitán América: Civil War termina siendo una muy buena precuela de la Avengers final. Marvel sigue sumando elementos para cerrar este universo cinematográfico a lo grande. El partido se está jugando hace rato y eso lo torna un poco cuesta arriba en algunos períodos; esperemos que el final del mismo nos encuentre abrazados, coronados de felicidad por vivir una saga de películas única. Por ahora, Marvel sigue ganando el partido y haciendo lindos goles, esperemos que le dé la inteligencia para llegar de gran manera al esperado y lejano final.
Hoy llega el gran evento de Marvel, el estreno de Capitán América: Civil War de los hermanos Joe y Anthony Russo. El film comienza donde terminó Los Vengadores: La Era de Ultron, con las repercusiones de los vengadores tras salvar la humanidad. Ahora el grupo se ve dividido entre aquellos que aceptan firmar un acuerdo con las naciones del mundo y ser controlados y vigilados; y el resto que prefieren mantenerse al margen. Sería el equipo Iron Man contra el equipo Capitán América. Dentro de este conflicto se encuentra la aparición del soldado del Invierno, Bucky (Sebastian Stan), y un nuevo enemigo Zemo, interpretado por Daniel Brühl. La era de Ultron pecaba de ser irrealista, el universo de superheroes tiene varios estilos, y Marvel ha sabido mantener cada personaje en sus películas, pero cuando comenzó a unirlos era difícil que cada uno funcionara conjuntamente. Joss Whedon hizo un gran trabajo en el primer film, conciso, sin perder de lugar el conflicto, la segunda parte de Los Vengadores, tenía muchos agujeros en su trama (no tantos como Batman vs Superman) pero parece que los hermanos Russo supieron coordinar este problema, y poner a los personajes en la tierra (por así decirlo). Capitan America y el soldado del invierno sigue siendo el film de Marvel que narrativamente funciona mejor; ¿por qué es esto? Porque emula gran parte de las películas de espionaje de James Bond o Jason Bourne. En Civil War, la primer hora mantiene el mismo ritmo, después el conflicto escala en las proporciones que incluye a todos los personajes de la saga (sin Hulk y Thor). Este evento es el que la mayoría estaba esperando. Los personajes principales pueden ser muy jugosos, pero los cameos de Ant-Man, Pantera Negra, Spider-Man son lo más atractivo de estas escenas. Claro, que muchas veces se notará que se fuerza para que la inclusión de los mismos funcione en pos de incluir cada vez más caras reconocidas al elenco, pero si vamos al gusto de los fanáticos, es lo mejor del film. Finalmente, el último tercio del film parece desinflarse, la solución parece ser más pedida por Disney, que ser un eje en la trama; pero si cierra el conflicto de la fase 1 y 2 de Marvel y no deja ninguna arista abierta. Podríamos decir que la fase 3 y la pelea contra Thanos, será algo totalmente diferente a lo que vimos, y un poco más cercano a lo que fue Guardianes de la Galaxia.
La superación del estilo Bourne. Winter Soldier fue una de las mejores películas de acción que vi en los últimos años, lo que en aquel momento resultó inesperadamente gratificante. La sorpresa, en esta oportunidad, mutó a expectativa, porque Civil War está realizada por los mismos directores, y las expectativas, contra todo pronóstico, fueron superadas. La tercera entrega de Capitán América trasciende su género y es una de las mejores películas de acción que he visto en la pantalla grande. Es una montaña rusa de las buenas. No hay mucha pausa en esta aventura desfibrilante, plagada de intensas persecuciones y peleas que cortan el aliento. El cine de acción es redituable pero pocas veces reconocido desde lo artístico. Hay que guionar de modo tan creativo y luego dirigir una seguidilla ininterrumpida de secuencias de acción de la forma en que se hace aquí, en que cada combate sorprende y gratifica con un alto grado de impacto. La historia, por otro lado, está muy bien presentada y el conflicto se va desatando gradualmente sin perturbar el clímax. Hay pocos diálogos, pero buenos, y hay también una caterva de personajes que son aprovechados cada segundo en la pantalla, sin necesariamente eclipsar a los protagonistas principales. Podríamos decir que los hermanos Russo han reformulado el cine de superhéroes para convertirlo en una propuesta de acción mucho más en línea con el cine contemporáneo de espionaje. Seguramente inspirados por la trilogía de Bourne, los directores han sabido perfeccionar el estilo, y no me tiemblan los dedos al escribir que estos muchachos son sin dudas los mejores en la materia hoy por hoy. Civir War posee dos horas y media de acción indispensables para cualquier aficionado al género, le gusten o no los superhéroes.
Luego de una interesante "Capitán América: El Soldado de Invierno" los hermanos Russo vuelven a las sillas de director para una secuela que tranquilamente podría formar parte de "Los Vengadores" y que es ampliamente mejor que aquellos dos films de Joss Whedon. Luego de muerte de personas inocentes en distintas partes del mundo, los vengadores son catalogados como una amenaza para la sociedad y son obligados a firmar un acuerdo para restringir el uso de sus poderes. Capitán América es uno de los que no está a favor y comienza una pelea interna con Iron Man. Al mismo tiempo, un misterioso hombre está comenzando un peligroso plan para destruirlos. Marvel sabe cómo hacer sus películas y aquí desarrolla una de las mejores propuestas que su Universo Cinematográfico nos ha regalado. Los directores mantienen la calidad de "Winter Soldier", lograron nivelar de una manera correcta las escenas de acción con aquellas en las que las palabras cobran más protagonismo. Está claro también que los personajes de Marvel son mucho más ricos e interesantes cuando están peleando que cuando están charlando y lamentándose por cómo el mundo los ve y aquí, pese a que hay muchas secuencias de diálogos, las escenas de acción son formidables. Con un prólogo ambientado en 1991 en Rusia y con un comienzo a toda velocidad, esta propuesta posee muchos guiños para quienes hayan leído la historia original de los cómics, al igual que algunos gags bien logrados y humor divertido. Las secuencias de acción, en especial aquella en el aeropuerto, son de un espectáculo visual envidiable y muy entretenido. Son tantos personajes juntos que es inevitable pensar que es imposible hacer algo bien sin perder el control en medio de tanta enormidad, pero el trabajo de los hermanos Russo está a la altura y les da su momento de brillo a cada uno.
La tercera entrega se sostiene solamente por sus escenas de acción y los pocos momentos de humor. Una película que abusa del efecto sorpresa. Si se prescinde de las escenas de acción y de un par de momentos humorísticos, a Capitán América: Guerra civil podría calificársela con el escudo de su personaje principal: una estrella. Por suerte incluye esos pasajes y así el filme cumple con lo mínimo como para satisfacer al espectador conformista. El estudio Marvel podría haber hecho su gran película. Tenía todo para lograrlo, contaba con sus personajes centrales (aunque faltan Hulk y Thor) para montar una verdadera guerra civil épica. Sin embargo, esta tercera entrega se parece más a una alargada transición que a una película sólida y aplastante como se esperaba. La trama se centra en el enfrentamiento inverosímil entre el equipo de Iron Man y Capitán América. El motivo de la discordia y la división es un acuerdo que las Naciones Unidas piden que firmen, los famosos Acuerdos de Sokovia (El Acta de Registro de Superhumanos), que tienen como fin controlar a los Vengadores. Ya se sabe, un gran poder conlleva una gran responsabilidad y ese acuerdo implica limitar el poder de los superhéroes, ya que en cada batalla que libran para salvar al mundo, mueren inocentes. Si firman, Naciones Unidas se encargaría de decidir cuándo y cómo actuar. Tony Stark (Robert Downey Jr.) está de acuerdo, básicamente porque lo carcome la culpa por haber matado a un inocente. Steve Rogers (Chris Evans) se opone porque va en contra de la verdadera función de los Vengadores. Es la independencia lo que les da sentido. Surgen las asperezas, las fricciones, los desacuerdos, las disputas. La película tiene un prólogo ambientado en 1991, con el escape de El Soldado de Invierno (Sebastian Stan). Luego vuelve al presente, a una típica situación de espía, de personajes mirando por ventanas, hablando en voz baja, anunciando el peligro inminente. Los Vengadores están en Wakanda (esa nación africana ficticia del Universo Marvel Comics), a punto de desempolvar los trajes y dar inicio al enfrentamiento contra unos mercenarios. Esa primera secuencia es de lo mejor del filme, por su acción física, porque cada golpe se siente, vibra. Lo malo de los productos de Marvel es que apuestan mucho por la sorpresita. Son películas destinadas a espectadores más preocupados por el spoiler que por el cine, por el “qué pasará” y el “quién aparecerá” que por el cómo se cuenta una historia. El filme desaprovecha su tema principal, que es el que gira alrededor del acuerdo, reduciéndolo a un enfrentamiento tibio entre los Vengadores que jamás llega a tener tensión dramática, ya que son amigos y nunca se van a hacer verdadero daño. Lo mejor son los pocos momentos graciosos que entregan Tony Stark y Peter Parker (a cargo de Tom Holland). Capitán América: Guerra civil está llena de “momentos sorpresa”, como si el cine fuera una piñata. Cinematográficamente es monótona, plana, con dos horas y media innecesarias. Si hubieran dejado sólo las escenas de acción, habría resultado una película consistente. Los rellenos se notan, cansan, despiertan el bostezo del público.
Mano a mano hemos quedado Varias batallas ganadas por los Avengers en todo el mundo arrojaron daños colaterales de proporciones catastróficas, de modo que la comunidad política internacional propone que los héroes operen bajo el control de un consejo de seguridad de la ONU. Dicha instancia marca un punto muerto que divide al equipo en dos grupos, uno liderado por Tony Stark/IronMan (Robert Downey Jr.), favorece la pérdida de autonomía por una mediación de la ONU. En oposición estará el grupo dirigido por Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans) que proclama la independencia de acción y responsabilidad que esto conlleva, aunque esto implique actuar –de momento- fuera de la ley. Iron Man y el Capitán América son dos de los más famosos Superhéroes de Marvel Comics, constituidos tanto en las viñetas como en su paso al universo cinematográfico cohesivo como absolutas contrapartidas. Mientras Steve Rogers representa la austeridad de héroe noble, transparente, desinteresado y moralmente incorruptible. Por su parte Tony Stark es precisamente la deconstrucción de esta imagen, explorando los conflictos de una zona de grises implícita en el millonario egocéntrico, sarcástico, obsesionado por la culpa y una necesidad de ofrendar su legado al mundo. Toda directriz de una instancia maniquea que establece implacables conceptos de “bueno y malo”, ha de desintegrarse ante un poderoso dilema ideológico,que desde lo teórico gozaba del beneplácito y la virtud de permitirle a Marvel, finalmente, salir de una zona de confort y evolucionar a partir del ya desgastado modelo de sus películas anteriores. El tono argumental elegido para Capitán América Civil War, en principio, aborda la película desde el triller político y el espionajes como una digna continuación de Capitán América y el soldado de invierno (2014), pero fuese acaso por la adversidad o el revanchismo por exonerar los sinsabores de Avengers: la era de Ultron (2015). Los dilemas y la adversidad alguna vez presentados en las viñetas de Marvel´s Civil War (Millar /McNiven. Marvel Comics 2006) gozaban de una densidad ideológica rica en matices, que no colman las expectativas en su adaptación a la pantalla grande, dado que resulta abordados de manera un tanto desprolija y algo trivial. A medio camino de aquella gran película que fue Capitán América y el soldado de invierno, en esta oportunidad la tercera entrega de la saga toma un dificultoso camino que la conecta directamente a Avengers: Age of Ultron. De algún modo la trama de Capitán América: Civil War pende de un delgado hilo a punto de perder su condición –e identidad- de película individual, si no fuera por el papel que tiene Bucky Barnes (Sebastian Stan) y por la manera idónea en la que la película explora la relación entre este antológico antihéroe y el noble Steve Rogers. Capitán América: Guerra Civil une, divide y confunde a los personajes apartándolos del thriller de espionajes político. La responsabilidad y usufructo del poder rigen el conflicto y la dialéctica del ahora desmembrado grupo conocido anteriormente como los Avengers, quienes -como era de esperarse- no tardaran en pasar a la acción desplegando una parafernalia visual de tamaña magnitud en la pantalla. La mencionada escena resulta un match donde cada héroe pone en juego sus fortalezas y esconde sus debilidades mediante una batería de chascarrillos que desdibujan toda intención de impronta épica. Esta ud. cordialmente invitado a la presentación en sociedad de SPIDER-MAN y BLACK PANTHER La convocatoria de un joven Spider-Man en el universo cinematográfico de Marvel resulta una bocanada de aire fresco, ya que el personaje da rienda suelta a todo su espíritu socarrón e irónico como un pretexto para poner en evidencia toda su admiración por los héroes de la franquicia de Avengers. Tom Holland es, sin duda, el mejor Spider-Man nunca visto en la gran pantalla, aportando al personaje un loable timing para sus chistes, diálogos y un punto de vista divergentes sobre lo que está sucediendo a partir de la confronta heroica. Black Panther, el monarca y protector de la nación de Wakanda, interpretado con gran convicción por Chadwick Boseman, es otro de los superhéroes que hace su debut en el universo cinematográfico de Marvel, evidenciando una adaptación realizada con absoluta coherencia y respeto, mediante una minuciosa pintura de personaje con el tiempo que se le consigna durante el relato. Algo sumamente te destacado como pocas veces se ha visto las películas de Marvel. Spider-Man y Black Panther brindan una muy destacada primera impresión en su incorporación al universo cinematográfica de Marvel con adaptaciones perfectamente realizadas, lo cual pone el listón –o la expectativa- en lo más alto a la espera de sus películas en solitario. La fórmula Marvel No obstante y ya pasada la embriaguez de semejante despliegue visual, la película gradualmente retornara al conflicto de fondo, aquel que en un principio estaba planteado como un thriller de espionaje que refuerza su esencia en la contradicción, la duda moral y las acusaciones personales e ideológicas entre Iron Man y el Capitán América. Cada uno presenta como valederos sus motivos a la supervisión de los gobiernos de las actitudes de los superhéroes., incluso desde una no felizmente desarrollada lectura ideológica respecto al guión de la película. Anteriormente se refirió en este artículo a la denostada “Formula Marvel” actuando como el verdadero enemigo interno que atenta contra el sentido del relato de Capitán América Civil War y tantas otras adaptaciones. Siendo evidente que a lo largo de varias producciones y con la excepción del Loki de Tom Hillestrom, Marvel Studios ha dilapidado notables villanos de las viñetas en socavadas y desacertadas adaptaciones de los mismos en la pantalla. Los siempre exquisitos conflictos internos de los superhéroes de Marvel Comics han obnubilado por completo a los arquitectos de este universo cinematográfico, léase Kevin Feige/Marvel Studios/Disney, redundando en un ombligismo argumental que solo se ocupa de dilemas ontológicos de seres superpoderosos, perdiendo el propósito de dotar las tramas argumentales con meritorias adaptaciones de pintorescos y fascinantes villanos de turno, quienes durante décadas se dieron cita en las publicaciones de Marvel, Otra de las características algo reprochables de la formula Marvel, consta de “acoplar” una escena dramática sistemáticamente acompañada por una escena cómica, con la necesidad de aligerar el envión dramático hacia el desenlace de cada relato, algo que en varias ocasiones echa a perder todo lo conquistado y advertido anteriormente. Capitán América: Civil War coquetea con el tormento interior de Superhéroes, cuyos dilemas no les permite tener sus pies firmemente plantados ante un vendaval de tensión, confrontación, contraste y tragedias. En efecto se trata de una obra coral que sigue y pretende explorar con buenas intenciones las motivaciones de sendos grupos de superhéroes, aunque la ejecución de su planteo argumental, honestamente, resulta algo ajustado. Por Javier Califano
Esta película está basada en uno de los arcos narrativos más famosos de las historietas Marvel, justamente llamado Guerra Civil, posterior al 11-S. Las acciones de los superhéroes son positivas pero, al mismo tiempo, destructivas. El gobierno de los EE.UU. quiere que se registren, dejen de lado sus identidades secretas y se pongan del lado el Estado. Los héroes se dividen: con Iron Man, quienes están a favor del registro; con Capitán América, los que creen que eso es volverse mercenarios de un gobierno. Aquí el detonante es otro -la aparición del Soldado de Invierno-, se juega un cierto nivel de melodrama y se opta por un tratamiento más ligero que en la historieta original. Lo bueno: las secuencias de acción son vibrantes y brillantes. Los hermanos Russo, después de la anterior entrega del personaje, han afinado un poco el humor y tienen un poco menos de solemnidad, y los personajes, incluso cuando tienen más chistes (atención al Hombre-Araña), también han ganado en espesor. Los conocemos y el film aprovecha eso muy bien. La película opta por la sequedad, con transiciones elegantes que a veces apuntan a la sorpresa (la música, especialmente, está bien colocada como un elemento más del montaje) y conflictos interesantes. Todo recuerda a un viejo film de espionaje, una mezcla camp entre el mejor Le Carré y el mejor James Bond. Una sorpresa, en más de un sentido, que toma con naturalidad la cuestión “superhéroes” generando asombro más por la trama que por los personajes.
Temporada 03 Episodio 01 Nada ha cambiado desde Avengers: Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron, 2015) y nada cambia al final de Capitán América: Civil War (Captain America: Civil War, 2016). Como el episodio promedio de una telenovela, cada película de Marvel Studios tiene la función de entretener con farsa melodramática y el objetivo de asegurar la continuidad del formato. Mientras corre la película vale cualquier cosa, siempre y cuando al final impere el status quo. Es la mayor crítica que se le puede hacer a Guerra Civil, que promete una ruptura definitiva en la fórmula de los Avengers al politizar al grupo y dividirlo en dos facciones irreconciliables – una pro-regulación gubernamental, liderada por Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.); la otra anti-supervisión, liderada por Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans) – y al final de todo barre el conflicto debajo de la alfombra. Por lo demás, es la misma película que Marvel viene haciendo desde The Avengers: Los vengadores (Avengers, 2012). Los mismos pros: es divertida, espontáneamente cómica, las secuencias de acción son excelentes y valen su peso en pochoclo, se guarda la mejor para el final y los actores encarnan a sus personajes holgadamente. Falcon (Anthony Mackie) y Ant-Man (Paul Rudd), a cargo del relevo cómico, son particularmente adorables. Los mismos contras: el villano de turno es aburrido y dispensable, la trama es inconsecuente porque moverla decisivamente en cualquier dirección sería limitar las opciones de todas las posibles secuelas, y en definitiva sólo sirve para lanzar las franquicias de nuevos personajes – en este caso Spider-Man (Tom Holland) y Black Panther (Chadwick Boseman), cuyas respectivas películas se vienen en 2017 y 2018. Lo mejor y lo peor de la película queda condensado en una épica batalla en un aeropuerto que finalmente enfrenta a ambos bandos de superhéroes. Es una secuencia bastante creativa en la que los superhéroes son, esencialmente, como niños en el recreo inventando formas inauditas de superar al otro. También ilustra una importante falta de tensión: ninguna de estas personas se quieren matar, porque son todos compadres, ni podrían matarse si quisieran, porque son así de poderosos. Entonces queda una especie de lucha libre espectacular entre personajes tan desmotivados como sobrecalificados – un espectáculo coreográfico sin un atisbo de drama. Finalmente llega el enfrentamiento entre Iron Man y el Capitán América. Punto por punto se repiten los mismos problemas del epónimo duelo entre Batman vs Superman: El origen de la justicia (2016): hay un crescendo dramático, la pelea se torna brutal, la conclusión es blandísima, parece que la película termina de una forma audaz e inmediatamente se corrige con un momento de levedad barata. Capitán América: Civil War supera en entretenimiento a Avengers: Era de Ultrón, pero se queda corta como la secuela oficial de Capitán América y el soldado del invierno (Captain America: Winter Soldier, 2014). Si Capitán América y el soldado del invierno fue un salto cuántico para el personaje del Capitán América, que pasó de ícono jingoísta de la WWII a un espía de la contracultura de los 70s, Capitán América: Civil War pierde de foco a su protagonista, lo empaca dentro de un elenco coral y los saca a pasear alrededor de la cuadra, terminando exactamente donde empezaron.
“Civil War” -o “Guerra Civil”- es una de esas historias que definen un antes y un después para la continuidad del universo de la editorial Marvel Comics. En ella, luego de una catástrofe de proporciones nucleares, provocada por un ser con superpoderes, se plantea el hecho de que todas aquellas personas con alguna habilidad superior (sean mutantes, o adquirida luego de un accidente con arañas radioactivas o simplemente el haber tomado una fórmula para convertirse en supersoldado) deben revelar sus identidades secretas al mundo y estar bajo la supervisión del gobierno. Iron Man revela su identidad secreta y se pone a disposición mientras que Capitán América opina todo lo contrario, hecho que produce un enfrentamiento entre ambos y Spider-Man queda atrapado en medio del conflicto desarrollado en el comic crossover del guionista Mark Millar y el dibujante Steve McNiven, sobre el personaje creado por Joe Simon y Jack Kirby. En este film dirigido por Anthony y Joe Russo, el guión se ha adaptado para encajar en el Universo cinematográfico de Marvel (conocido como Marvel Cinematic Universe o MCU), aquel que se inició con “Iron Man” en 2008 y que siguió con un gran número de películas de personajes en solitario, como las de Capitán América, Hulk, Thor, Ant Man o el ya mencionado ‘Hombre de Hierro’, como así también las del grupo de Super Héroes más conocido como The Avengers (Los Vengadores), para llegar a este evento que es más una secuela de “Avengers: Era de Ultron” (2015), que de “Capitán América y el Soldado del Invierno” (2015); ésta última también dirigida por los hermanos Russo). Los gobiernos nucleados en Naciones Unidas, viendo que existe mucha gente temerosa de estos seres con superpoderes, impulsa una ley de registro que limita la acción de estos héroes. El resultado es una división dentro de Los Vengadores. Iron Man/Tony Stark (Robert Downey Jr.) está a favor, alegando que sus acciones deben mantenerse dentro de límites tolerables para no seguir teniendo daños colaterales como sucedió en pasadas entregas, en las ciudades de Nueva York y Sokovia. Pero Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans) siente que no deben depender de ningún gobierno que les ponga freno. ¿Qué sucedería si los obligan a actuar en contra de sus ideales o si por el contrario sienten la necesidad de intervenir y se les niega la oportunidad? Ésto desata una guerra entre el equipo liderado por Iron Man, conformado por Natasha Romanoff/Black Widow (Scarlett Johansson), Jim Rhodes/War Machine (Don Cheadle), Vision (Paul Bettany), Spider-Man (Tom Holland) y T’Challa/Black Panther (Chadwick Boseman); y el de Captain America, integrado por Bucky Barnes (Sebastian Stan), Sam Wilson/Falcon (Anthony Mackie), Wanda Maximoff/Scarlet Witch (Elizabeth Olsen), Clint Barton/Hawkeye (Jeremy Renner), Sharon Carter/Agente 13 (Emily VanCamp) y Scott Lang/Ant-Man (Paul Rudd), mientras un nuevo villano entra en escena: el Baron Zemo (Daniel Brühl). Grandes efectos para la que, sin lugar a dudas, es una de las entregas más oscuras (aunque conserva los clásicos toques de humor), la cual también marca el hecho de que Spider-Man, cuyos derechos cinematográficos le pertenecen a Sony Pictures, pueda ser parte de este universo, aunque -a diferencia del cómic- su papel no es tan relevante como lo es en las páginas de la editorial norteamericana. Atención y a no levantarse de la butaca porque hay dos escenas post-créditos que no hay que perderse.
Otra de superhéroes, enfrentados a muerte “Capitán América: Civil War” muestra cómo la alianza de “Los Vengadores” se fractura y se forman dos bandos. La película divierte en su justa medida y principalmente da un buen pie para futuras producciones “marvelianas”. Llega el segundo “superclásico” del año, un nuevo choque de héroes, y afortunadamente para todos, salva este nuevo género de épica del cómic. Si con “Batman vs. Superman” las opiniones fueron muy disímiles, entre los que la consideraron una obra maestra y aquellos que piensan que es el peor filme de superhéroes jamás estrenado, con “Capitán América: Civil War”, la historia se repetirá en términos de “grieta” pero en otra escala. Porque si bien pueden discutirse detalles, encuentros y desencuentros y otros aspectos, el filme, en términos generales, mantiene la línea narrativa y esencia de las demás producciones de Marvel. Por desgracia, para la franquicia, el inicio del conflicto entre el Capitán América (Chris Evans) y Iron Man (Robert Downey Jr) como cabezas de equipo tiene un tufillo inapropiadamente similar al que desata la pelea entre el hombre murciélago y el de acero. Por el lado positivo, el largometraje demuestra cómo una misma raíz puede derivar en resultados tan dispares. El mundo padece los superpoderes de estos “hombres mejorados”, a pesar de salvarlo una y otra vez, según cuentan ambas historias. Es interesante cómo el tema del autocontrol o supervisión total (cuasi totalitarismo) se introduce en ambas historias y les plantea conflictos morales en contraste con sus principios, cuando deberían ir por un mismo camino: ¿dónde se para la ética cuando muchos seres a los que intentás salvar pierden su vida, o la de un hijo, o su casa? ¿Debe ser perdonado el daño colateral? Conflictiva misión Resulta que el Capitán América, junto con Natasha Romanoff (Scarlett Johansson), Wanda Maximum (Elizabeth Olsen) y Sam Wilson (Antohny Mackie), está en una misión en Nigeria, y todo termina con civiles heridos y muertos. Por eso, las Naciones Unidas firman un acuerdo para coartar la libertad de Los Vengadores. El grupo se divide entre los que creen que deben aceptar ese acuerdo y los que no quieren, pues consideran que se trata más de un tema político que de seguridad nacional. El Capitán liderará la facción que querrá mantener la libertad absoluta para operar en todo el mundo, mientras que el eterno rebelde Tony Stark considerará en esta ocasión que deben atenerse a la supervisión gubernamental. Justamente en la firma del concilio que los obliga a rendir cuentas al grupo de héroes, un acto terrorista pondrá en acción a todos: con el “Soldado de invierno”, Bucky (Sebastian Stan) como principal sospechoso, su gran amigo querrá defenderlo por creerlo inocente, mientras Iron Man buscará apresarlo. Rhodes, Clint Barton y Visión tomarán también una postura respecto del problema, y se sumarán AntMan (Paul Rudd), y un joven Hombre Araña (Tom Holland) como refuerzos en esta épica pelea. Con una historia que busca ser grandilocuente pero a la vez carece de estructuras complejas, “Capitán América: Civil War” tiene mucha acción, divierte en su justa medida (a comparación de la exagerada cantidad de gags de “Los vengadores 2: La era de Ultrón”) y principalmente da un buen pie para futuras producciones “marvelianas”.
La maquinaria de Marvel sigue generando miles de millones de dólares alrededor del mundo. A esta altura, la agenda de estrenos de acá a 2019 tiene a los fans en vilo, y a un montón de ejecutivos agotando las reservas de Ribotril porque cada proyecto agiganta todo. Lo desproporciona. Este año, al estreno de la gran “Deadpool” se suma “Capitán America: Civil war” que esta semana llega a nuestros cines. Cualquier espectador que haya pasado por el colegio secundario sabrá de la existencia de Grecia, Roma, Escandinavia y muchos otros antiguos imperios, con centenas de dioses a quienes adorar y una historia mitológica generadora de algunas de las literaturas clásicas universales, empezando por el teatro. De dioses con poderes increíbles se trataba todo, y de cómo hacemos los pobres humanos para tratar de servir y soportar sus caprichos. Stan Lee tiene algo así con los cómics, y salvando las distancias (no muchas), tanto Marvel como DC Comics son los autores intelectuales de esta mitología moderna. Es más, si tomamos uno por uno a los superhéroes y supervillanos de hoy y los comparamos con los dioses y semi-dioses de antaño, probablemente encontremos una cantidad notable de similitudes. En fin, estaba claro que más pronto que tarde los universos marvelianos (Vengadores, X-Men, Hombre Araña, etc.) tenían que encontrarse. El instante, el fotograma que tiene a los tres (Iron Man, Hombre Araña y Capitán América) dentro del mismo encuadre, abre el abanico a la inmensidad de posibilidades, y sienta las bases para entender que éstos, que varias veces hemos planteado como para entender mejor, aca establñece quién la va de qué en la historia. A esta altura Los Vengadores ya tienen dos largometrajes juntando a todos, pero sigue esta idea de establecer historias individuales, de las cuales “Capitan América: Civil war” es la tercera. Cabe aclarar que no es la primera vez que Iron Man y Capitán América andan a las piñas, porque desde 1964 se vienen cruzando por distintos motivos en las historietas por cuestiones a veces risibles, como cuando el consumo de pescado en mal estado hizo alucinar al primero y emprenderla contra el otro. Esta presentación sea tal vez alguna de las más divertidas entregas en cuanto a la esencia interna y externa de los personajes, que no por pelearse dejan de ser divertidos y se alejan de la oscuridad planteada por Christopher Nolan o la última “Batman Vs Superman”. Y ya que hablamos de cuestiones conceptuales está bueno decirlo: Es larga esta película. No hay forma de justificar la duración. Si se analiza desde un desglose argumental y comenzamos a quitar situaciones y personajes, estaríamos frente al mismo producto con 90 minutos como mucho. Pero todo tiene una razón de ser en la industria en la cual los fans tienen la última palabra, y como este universo se retro alimenta más allá de espectadores ocasionales, lo que ocurra durante la proyección dejará de lado la idea de lo que sobra para ir a lo seguro. Joe y Anthony Russo sabían que se metían con un guión eminentemente político al tratarse de rupturas internas dentro del seno de Los Vengadores, y no necesariamente por una cuestión egocéntrica. Ya de por sí se mueven dentro de un orden político preestablecido como organización (quien suscribe está convencido que estos tipos están más cerca de lo republicano en el accionar, pero lo demócrata en el discurso). Lo cierto es que estas rupturas o su tratamiento dramático no es el fuerte de los directores responsables de la entrega anterior del héroe del escudo, y de las próximas dos de Los Vengadores, sino no se logra explicar la escena de una suerte de “reclutamiento” de bandos que raya lo ridículo, incluso en este contexto. Hacia allí apunta esta entrega. A dar la información adicional innecesaria para este relato que ayudará a construir la enormidad venidera. Por otro lado, claramente el fuerte de la producción son las secuencias de acción, a cual mejor filmada, y el cruce de personajes. Eso que los fans vieron mil veces en posters que incluían a todos, ahora se está volviendo realidad en movimiento. La aparición del Hombre Araña traza una dicotomía en este cuadrilátero. En una esquina, la potenciación del deseo de los fans de unirlo todo, en la otra, la expansión excesiva de un guión particularmente flojito. El andamiaje es el entretenimiento, y en esto no hay discusión posible. Se rechaza o se acepta. Es Marvel. Es industria pura. Nada más. Ni nada menos.
Un consejo: quédate hasta el último segundo, que como siempre tenés "regalito " en los créditos finales. En esta oportunidad el espectáculo visual está equilibrado con el buen desarrollo del drama y el conflicto de los personajes, es decir, el guión...
Experimentos Hice pruebas, experimentos. Intenté ver Capitán América: el soldado de invierno en un televisor. Veo que tiene 7.8 sobre 10 de promedio en IMDb. También fui a la privada de Capitán América: Civil War. Fui el martes, y escribo dos días después de verla. Veo que tiene 8.5 de promedio sobre 10 (irá sumando votos que modificarán o no ese puntaje con el correr de los días), con lo cual por ahora se ubica número 89 de la historia para la valoración de los votantes del sitio. 89. De la historia. Mundo raro. Civil War. Guerra civil. En esta nota, Martín Fernández Cruz explica unas cuantas cosas útiles para entender el estatuto de eslabón de esta película. Un eslabón de una serie mayor de películas pero no un mero capítulo de una serie televisiva, aunque las conversaciones sobre política global a las que nos someten el Capitán y sus compañeros son obvias, correctas, sin filo, pequeñas o de pantalla empequeñecida. Capitán América: Civil War (con doble idioma en el título local) es una película bastante autoconclusiva, que puede verse incluso sin haber visto Capitán América: el soldado de invierno. Porque no logré verla. Sólo la soporté media hora en un televisor, uno aceptable, de 42 pulgadas, pero claramente más pequeño que una pantalla de cine. En esa media hora todo fue, o yo lo recibí como tal, de una falsedad evidente. Diálogos pomposos y a la vez irrelevantes, que se deshacían a alta velocidad. La película no avanzaba rápido, más bien era pantanosa. Y Samuel Jackson estaba una vez más fuera de registro, actuando para sí mismo, para algún espejo que no vemos, y no para la película. La dejé de ver. Sentí, de todos modos, que la película se había hecho en 2014 para no durar hasta 2016. No sentí culpa, sentí alivio. Al otro día fui a ver Civil War, con el miedo de que a la media hora me pasara algo similar que con el soldado de invierno (al fin y al cabo, son los mismos directores, Joe y Anthony Russo). Pero no, Civil War es muy 2016, muy mayo 2016. Se ve con contemporaneidad. Se disfruta mientras se ve, menos -en mi caso- el final, con señores pegándose en un lugar cerrado, sin heroínas y sin humor alguno. Cuando termina, la película empieza a desvanecerse, y a los dos días ya sé que no la voy a volver a ver nunca jamás a no ser por motivos estrictamente profesionales (a diferencia de entregas Marvel más deformes, más comedia, menos teledirigidas, como las Iron-Man o Ant-Man). Hay lindos momentos, como el de la pelea de media docena de freaks contra otra media docena de freaks. Un momento que es una explosión de golpes y trucos y choques y lío que se entiende. Que dura unos minutos, muy espectaculares. Sin embargo, ese momento efímero para mí, este punto en el tiempo, ha de ser la culminación de un suspenso muy fructífero para mucha gente que está esperándolo, que lo prevé con ansiedad, que lo prefigura en su mente. Público que, probablemente, espera eso como espera la salida al escenario de algún ídolo musical. Ese momento, o su intensidad, está muy relacionado con la base de expectativas. Yo no soy fan, ni de esto ni de casi nada. O en todo caso lo soy del cine en general, y casi siempre de Eastwood (pero con el casi siempre ya no puedo ser fan). Me gusta mirar a Scarlett Johansson en traje de superheroína (me gusta más la palabra -inexistente- superhéroa), pero en las escenas de pelea se nota mucho que es una doble, o algo generado por computadora. La naturaleza curva de SJ no es fácil de imitar, de copiar, de reemplazar. Hicieron digital un Robert Downey Jr. joven, o más joven. Notable. Y los movimientos de los héroes son de una plasticidad muy contemporánea, muy 2016. Y Iron Man (Robert Downey Jr.) es gracioso y charming cuando no se pone en modo grave para acompañar el momento grave de la película, el final, serio y sobrante con sus ínfulas shakesperianas. O sobrante para quienes preferimos los momentos de este nuevo Spider Man con humor, o a Paul Rudd, o los chistes que cada tanto aparecen de forma eficaz pero sueltos, no integrados en una trama sino como parte de una cosa más que nos están vendiendo con moño, con packaging, con eficacia momentánea. Y no queremos ver a Paul Bettany rojo, ese personaje que carece de fisicidad, que se desvanece al pasar por las paredes, como esta película infantil al pasar los días, aunque digan en IMDb que es de las 100 mejores de la historia. La historia la juzgará, o la olvidará. Yo ya casi me olvidé que la olvidé.
Hubo un tiempo en que las cosas estaban más claras entre los superhéroes: Superman, Batman y todo el Olimpo eran los buenos. Enfrente estaban los villanos y en el medio la lucha eterna por la justicia. Todo eso se está esfumando y ahora los héroes pelean entre ellos. Ahora es el turno de los Vengadores enfrentados por las cada vez más cuestionadas secuelas de su accionar como grupo independiente. Un relato muy bien estructurado, una puesta en escena que se acerca más al mundo ordinario que al de los superhéroes y una inagotable imaginación para sorprender con recursos digitales y vueltas de tuerca de la trama, dejan, sin embargo, la sensación de una película que ya fue vista antes. Sin ir demasiado lejos, hace semanas se estrenó "Batman versus Superman", con un planteo similar: el trabajo de los superhéroes puesto bajo el escrutinio público y del poder político. La dinámica es la misma y también se parece a la realidad, donde las guerras se transformaron y hasta la trayectoria de las balas será puesta bajo la lupa. Nadie quiere daños colaterales, y esa es la veta que explota "Capitán América 3", al dividir a los justicieros entre quienes sostienen que cada acción debería someterse al control oficial y los que quieren dejar las cosas como están. Todo eso narrado, como corresponde, con ingenio, ritmo y humor.
Más de lo mismo El final de la trilogía del Capitán América vuelve a los mismos vicios y las mismas virtudes de todas las películas del Marvel Cinematic Universe. El problema de trabajar ahí donde todos se divierten es que, la mayoría de las veces, mientras veo una película sobre la que después tengo que escribir algo, estoy pensando en qué voy a decir. Cuando la película es muy buena o muy mala, no suele haber demasiado problema. Pero, ¿qué decir de esas películas correctas, que cumplen con su objetivo sin demasiada ambición, como para zafar? En la sala oscura, mientras el proyector ilumina la pantalla, empezó mi trabajo. “Eso está bien, esa escena funciona, ¿por qué es todo tan estándar?” Promediando la proyección de Capitán América: Civil War, tomé una decisión: la opinión más contundente y justa sería la inexistente. En la semana de su estreno, ignorarla, como si fuera una película poco importante, de esas mil que se estrenan para rellenar las pantallas y pescar algún espectador desorientado. Juro que esto es cierto: mientras Iron Man y el Capitán América se cagaban a piñas, busqué en el celular películas alternativas sobre las que pudiera escribir hoy. Si encontraba alguna, me levantaba y me iba. Pero no: Mi gran boda griega 2, un par de terror… hay que hablar otra vez de Marvel, llegó el momento del año en el que odio mi trabajo. Capitán América: Civil War no es una película. Es un capítulo más dentro de una serie de televisión proyectada en pantalla grande llamada Marvel Cinematic Universe. Como esas series de los ‘60 que uno veía dobladas en la tele mientras tomaba la leche, a la vuelta del colegio, en capítulos desordenados. Antes del torrent, antes de Netflix, antes de saber que tal capítulo era el octavo de la temporada dos. En este capítulo vuelven algunos personajes, están ausentes otros, debutan unos nuevos (el más notorio: Spider-Man), conocemos parte del pasado de otros. El interés que pueda tener la película reside en estas cuestiones: cualquier análisis serio va a tender a deconstruirla y analizar cada una de sus partes. ¿Está bueno el villano? ¿Hay una relectura del comic de Mark Millar? ¿Funciona el tono del Spider-Man de Tom Holland? Pero en lugar de meterme en estas cuestiones -en parte porque no soy especialista, lo confieso- yo prefiero pensarla como lo que es, o debería ser: una película. ¿Se acuerdan? Como Indiana Jones, como Star Wars, como Jurassic Park. Y como tal, Civil War es una historia gris de acción con protagonistas disfrazados y algunos plot twists relativamente interesantes. El lugar común de hoy dice que Capitán América: Civil War se beneficia del fracaso artístico de Batman vs Superman: El origen de la justicia. Es cierto que hay una premisa parecida y que la película de Marvel es más prolija y correcta que la de DC. Pero hay que desconfiar de las opiniones tan unánimes. Batman vs Superman es mala -lo voy a decir con todas las letras: es peor que Capitán América: Civil War- pero al menos tiene algunas imágenes diferentes, originales, ambiciosas. Marvel y su factotum Kevin Feige continúan refugiándose en lo seguro: encontraron una fórmula que funciona con el público y también con cierta crítica. ¿Para qué cambiar? La próxima parada en este viaje llega en noviembre con un debut: Doctor Strange: Hechicero supremo, con Benedict Cumberbatch, dirigida por Scott Derrickson (especialista en terror, dato no menor). Da la sensación de que la cosa va a ir por otro lado, un poco como sucedió con Ant-Man: El hombre hormiga. Pero todo, siempre, desembocará en la misma secuencia-MCU: un grupo de señores disfrazados pegándose piñas. El cine es otra cosa.
Vengadores a pura venganza El plan cinematográfico del Marvel Cinematic Universe incluye una próxima cinta bajo el nombre de “Los Vengadores” recién para 2018, cuando empiece “La Guerra del Infinito”. Sin embargo, la tercera cinta del Capitán América termina siendo una historia que involucra a la formación de Los Vengadores al completo, con Tony Stark (Iron Man) como coprotagonista, o antagonista principal, en este caso. El título de “Civil War” viene de un célebre crossover de los cómics de Marvel de hace diez años, quizás la última megasaga famosa, que llegó a salir en los medios masivos (quizás por eso se mantuvo el título en inglés): la imagen de Spider-Man descubriendo su identidad fue tapa de los diarios del mundo real, en una osada jugada pensada por Brian Michael Bendis, Mark Millar, Jeph Loeb y Tom Brevoort (aunque Millar figura como el firmante principal). Pero el tema central de aquella historia jugaba (en la mejor tradición de Marvel) con elementos que integran nuestra realidad cotidiana, específicamente con las libertades individuales. Cuando un combate entre superhumanos en Stamford sale mal y muere gente, surge la necesidad de un Acta de Registro gubernamental para todos los supertipos que crea una grieta, no ya entre héroes y villanos, sino a favor o en contra de la medida, lo que termina convirtiendo a Tony Stark (el prototipo del emprendedor privado) en defensor del gobierno y al Capitán América (el tipo que se viste y se nombra con los estandartes del país) como referente de los que pasan a la clandestinidad. Como dos extraños En el contexto del MCU, la lucha parece circunscribirse a los Vengadores (los principales héroes manejados directamente por Marvel Studios y Disney). El detonante es una misión exitosa pero con bajas civiles en Lagos, Nigeria, que genera indignación en varios lugares, ya que lleva a un llamado de las Naciones Unidas para controlar a los superhumanos (ya no es sólo el gobierno estadounidense). Entre los indignados está Wakanda, misterioso país africano que perdió a una misión de paz en el combate entre villanos y vengadores. Stark alinea a Viuda Negra, Visión y Máquina de Guerra, mientras que Steve Rogers no quiere firmar, al igual que la Bruja Escarlata y Falcon. Hawkeye dice que va a retirarse, y Hulk y Thor están fuera del panorama. La reunión de la ONU en Viena termina mal, con un atentado atribuido a Bucky Barnes (el antiguo amigo del Capitán, convertido en el Soldado del Invierno), crecerá el enfrentamiento entre el héroe del escudo y sus (ahora ex) compañeros con nuevos jugadores en el escenario: Pantera Negra (el nuevo rey y héroes wakandano), Ant-Man (que viene de su propia película) y... sí, contémoslo porque ya se había comentado: Spider-Man, en su tercer relanzamiento (aquí se retoma su manipulación a manos de Stark, uno de los temas de la “Civil War” dibujada). Y un misterioso personaje, un tal Zemo, que tiene su propia agenda, y disparará los acontecimientos que generan y fortalecen la discordia. Fuera de broma Es de suponer que para los hermanos Anthony y Joe Russo, habituales creadores y directores de comedias, ha sido todo un desafío ponerse al frente de una película de estas características (aunque ya dirigieron la entrega anterior del Capitán y hubo otros retos de estos, como Kenneth Branagh dirigiendo la primera de Thor: quizás otro ejercicio shakespeareano para él). Sobre todo porque el tono obliga a que sea como un filme de los Vengadores pero sin los pases de comedia habituales: Stark es más “amargo” y enojado, las relaciones son tensas, pasan cosas feas, y no está Thor para ponerle su campechanismo vikingo. Así que la cosa pasa por gente rompiendo cosas grandes, mucha demolición, y demasiado fuego amigo. Si bien no están aquí las coreografías visuales de Joss Whedon, el despliegue visual está presente en varias escenas colectivas, como la misión de apertura, la persecución en el túnel (alguno se habrá acordado de “Akira”) y por supuesto el clímax de la batalla colectiva en el aeropuerto, con lucimiento para Ant-Man y Spider-Man y el correspondiente homenaje a “Star Wars” (que esta vez va más allá de la amputación, aunque haya alguna; una marca que puso Kevin Feige, líder de Marvel Studios, fanático de la franquicia de George Lucas... que también está bajo la órbita de Disney, curiosamente). Como aporte de diseño, el traje de Pantera Negra es bastante logrado, y combina con un personaje que cae siempre parado y sin hacer ruido. También el vestuario de Spider-Man, sencillo en cuanto a texturas pero dotado de expresión en los ojos. Y a nivel efectos, lo más vistoso es una escena menor, donde podemos ver a un Tony joven, para lo que hubo que rejuvenecer artificialmente a Robert Downey Jr. En cuanto al guión, quizás haya algo de decepción para el espectador hacia el final, cuando algo que parece que va a pasar no pasa, porque en realidad lo que se quiere enfatizar es otra cosa. Bajo las máscaras Es difícil destacar talentos actorales individuales en un filme tan coral, aunque podríamos empezar en el juego entre Downey y Chris Evans, firmes en sus posiciones antagónicas, entendibles ambas (Stark salió peor parado en el cómic). Scarlett Johansson sigue interesante como Natasha Romanoff (Viuda Negra), ahora con un principio de contrapunto en la cachetona prestancia de Emily VanCamp como Sharon Carter (Agente 13). Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff/Bruja Escarlata) ya pone lo propio como para no ser la hermanita menor de las mellis Olsen, y Paul Rudd acompaña con su Ant-Man un poco pelotazo. El resto de los disfrazados (Anthony Mackie, Don Cheadle, Jeremy Renner) acompaña, aunque hay que resaltar que Tom Holland puese ser una buena elección para Spider-Man: recupera la onda adolescente y nerd, y trae de yapa a Marisa Tomei como la tía May (sale viejita simpática y entra veterana guapa): ambos tendrán su momento en película propia. Veremos si Chadwick Boseman (T’Challa/Pantera Negra) también crece en el largometraje que el MCU tiene en agenda. Daniel Bruhl le pone el cuerpo a un Zemo al que podría sacarle un poco más de jugo. Por lo demás, William Hurt, Martin Freeman, John Slattery, Hope Davis y Alfre Woodard aportan secundarios y apariciones. Y sí: Stan Lee también se dio una vuelta. Los grandes héroes tendrán un respiro para lamer sus heridas. Doctor Strange es la próxima estación del MCU: la cosa puede ponerse muy mística, de una manera literal.
LA GRIETA SEGÚN MARVEL Tras la salida de Joss Whedon, Joe y Anthony Russo tomaron la batuta del universo Marvel. Si el primero había entregado un producto algo redundante como Age of Ultron (la segunda parte de The Avengers, también dirigida por él), los Russo pegaron un volantazo y alteraron el rumbo con Capitán América: El soldado de invierno. Los hermanos, que han dirigido episodios de esa serie tan ninguneada como genial llamada Community, provienen del mundo de la comedia y han sabido teñir de liviandad el tono de estos tanques de acción sin menospreciar el conflicto. Así, los chistes, lejos de ser empleados exclusivamente para descomprimir matizan el guión de principio a fin, y si bien el humor no es nuevo en las películas de esta firma (Ant-Man y Deadpool son, de hecho, comedias) se vuelve un recurso apreciable en un film plagado de los personajes más “serios” de este entramado de relatos de superhéroes. El conflicto es similar al de la bochornosa Batman vs. Superman: ¿hasta dónde puede obrar con libertad un sujeto cuyas habilidades especiales suponen un riesgo para la población civil? La pregunta generará una grieta en el grupo de los Vengadores: bajo las filas del Capitán América se enrolarán los que opten por la autodeterminación; Iron Man representará a quienes deciden ubicarse bajo la supervisión de la ONU, el máximo organismo internacional. El debate, además de ser inteligente, no opaca el enfrentamiento con el villano de turno que -¡vaya sorpresa para una superproducción millonaria!- es apenas un ser humano que no guía hordas de extraterrestres que buscan aniquilar el planeta ni tiene superpoder alguno más que aplicar a fondo la fórmula del “divide y reinarás” de Maquiavelo. Marvel sigue entregando productos en los que la narración es más importante que el CGI (es decir, la conjunción de efectos especiales). Ha sabido aprender de sus pasos en falso y ha logrado integrar dos personajes más a un universo que parece ser casi infinito. El primero, Black Panther, tendrá su propia película en 2018 con Lupita Nyong’o y Michael B. Jordan confirmados en el reparto. El inglesito Tom Holland (uno de los hijos de Naomi Watts en Lo Imposible) fue un acierto como el nuevo Spiderman y en 2017 también protagonizará su propia película. Los hermanos Russo, por su parte, se pondrán al hombro la (doble) tercera parte de Los Vengadores, que se estrenará en 2018 y 2019. Captain América: Civil War logra ser algo más que una película de superhéroes y en ello reside su mayor virtud. El presente de Marvel resplandece y el futuro se ve prometedor.//∆z
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Melodrama comiquero y fan service. Así se podría definir a Capitán América: Civil War. Amenaza mas de lo que cumple, y es menos dañina de lo que uno piensa. Si éste es un filme de la saga Capitán América (y no Los Vengadores 2.5) es porque no hay enemigos interestelares o masivos con los cuales pelear. Acá los oponentes son ellos mismos, sea por rencillas viejas, malentendidos o puntos de vistas encontrados. No deja de tener su sabor - a final de cuentas, uno lo que disfruta es el cast y las salidas del libreto - pero no tiene tanta substancia como debiera. Capitán América: Civil War se siente mas como una de las secuelas de Ocean's Eleven, las cuales tenían una trama menos inspirada, algo chota y rebuscada, pero que uno igual la disfrutaba porque era la excusa culpable para pasar otro rato con un grupo de tipos queribles. Si la DC se pasó de mambo al demoler media Metrópolis en El Hombre de Acero, al menos en la Marvel han acusado el punto y lo han utilizado como punto de partida para la trama de este filme. Cada vez que los Vengadores salvan el mundo, cientos de vidas inocentes se pierden en la movida. Quizás se trate de un pequeño sacrificio (mueren unos pocos para salvar a muchos), o quizás se trate de la desmesura y la impericia de un grupo de tipos con superpoderes. Como sea, el gobierno quiere limitarlos y es por ello que caemos en el enésimo escenario simil Watchmen (abusado por la DC y la Marvel en quichicientas versiones de sus equipos de superhéroes), en donde los héroes deben estar registrados y deben acatar las órdenes de las autoridades de turno, so pena de ser perseguidos como criminales y quedar encerrados bajo cuatro llaves. Tony Stark lo ve como un mal necesario pero, para el capitán América, es un inmenso estorbo para su necesaria libertad de acción. No sólo allí comienzan los roces sino que se suma a la partida Bucky Barnes, el "Soldado de Invierno", el cual es considerado por Stark como un asesino sin remedio (y peor para cuando termine de enterarse de un par de cosillas que el capitán América le oculta). Y cuando el estofado se pone espeso por culpa de un tercero dotado de su propia agenda de venganza (Daniel Bruhl) el choque es irremediable. Es menos forzado de lo que uno podría anticipar, aunque - la verdad - la necedad del Capi (y su necesidad de ser pristino e intrasigente) es lo que termina por incendiar las cosas. Honestamente, Capitán América: Civil War no deja de ser un drama cargado con balas de salva. Los diálogos son interesantes, estos tipos son geniales, y hasta el trasfondo de la historia tiene sus cosillas, pero aquí no termina de pasar nada demasiado grave o insalvable. Ok, hay alguno que otro que sale mas machucado que el resto, pero no pasa nada que altere profundamente el universo Marvel. En todo caso se restringe a un duelo entre el genio cretino y el necio chapado a la antigua, el cual tiene algunos puntos argumentales cuestionables. La necesidad ciega de defender a Bucky Barnes - aún a costa de desmembrar al equipo - me parece profundamente discutible, una decisión que lo lleva a sacrificar varios peones en su diatriba con Stark. Como tenemos una discusión y hay gente de vacaciones (léase Thor, Hulk y Nick Fury), los chicos de Marvel no tuvieron mejor idea que nutrir sus filas con un par de nuevos valores, los cuales están insertados con calzador en el contexto de la trama. El primero es el de Black Panther, el cual resulta ser un diplomático con superpoderes, portando un traje indestructible de guerrero y teniendo tanto dinero y tecnología como Tony Stark (increíble, teniendo en cuenta que proviene de un empobrecido país africano). El otro calzado con vaselina es Spiderman, el cual tiene un cameo de 15 minutos y no es indispensable para la trama. La novedad que trae el Spiderman made by Marvel es que ahora tía May no es una geronte chota sino una Milf (Marisa Tomei) que está mas que apetitosa. Honestamente que vos seas un adolescente de menos de 18 años y tengas una tía de cuarenta y tantos me parece super razonable (especialmente si uno considera que se trata de la hermana - siquiera política - de tu padre y debería tener una edad parecida a la de tu progenitor). El punto es que la tira ha vuelto un canon el hecho de que tía May debe tener sesenta y pico largos (a lo Rosemary Harris), lo cual lo vuelve mas una abuela que una tía, e indicaría que Peter Parker fue un hijo de la vejez concebido cerca de los 50 años de edad. Es un interesante cambio de perspectiva, aún a riesgo de sonar como un hereje. Por otra parte Tom Holland debuta con el personaje de arañita. El pibe se defiende bastante bien considerando que lo largaron al ruedo cinco minutos antes de rodar el filme, y teniendo que hacerle pecho frente a un set saturado de leyendas. Bromea, hace acrobacias y su participación es por lejos lo mas festejado de la película (junto con los latiguillos de Paul Rudd, el otro encargado de las bromas). El otro dato curioso es ver como Marvel ha alterado la mitología del superhéroe arácnido. Ya no es un prodigio de la costura y la electrónica sino un adolescente peleando contra el mal en sus ratos libres, y dotado de un traje mediocre y un par de aparatos lanzaredes improvisados. Ingresa Stark en su vida, le mejora los aparatos y le provee el uniforme que todos adoramos, el cual tiene una tremenda onda vintage. ¿Si Holland será un gran spidey?. Habrá que ver su película dentro de uno o dos años. La venganza salpica cada una de las viñetas de Capitán América: Civil War: las acciones tienen consecuencias, y los despliegues masivos generan daños colaterales. El pasado persigue a nuestros héroes y condiciona sus acciones en el presente. Aún cuando la historia esté cargada de balas de fogueo (y no pase nada demasiado tremendo), Capitán América: Civil War es mas sólida y entretenida que La Era de Ultrón y eso es gracias al talento de los hermanos Russo (tomen nota, gente de DC, sobre cómo hacer un filme inteligente, masivo y atractivo). Los tipos han recuperado la magia de Marvel después del traspié creativo del último filme de Whedon, generando un culebrón de proporciones épicas que - a pesar de su poca substancia - sigue dejando un sabor delicioso en la boca.
Luego de unos años noventa olvidables, la casa de las ideas se vio obligada a reflotar las ventas de los comics de sus héroes más populares. Fue así como contrataron a Grant Morrison y Brian Michael Bendis entre otros para devolverle su lugar de privilegio a los personajes de Marvel. Pero fue el escocés Mark Millar quien en el año 2006 dejaría su huella para siempre en la historia de las historietas. Civil War encontró sus raíces estableciendo un paralelismo con las leyes antiterroristas que dejó como consecuencia el atentado contra las torres gemelas. Cuando los medios del mundo imponían el sentimiento de antiterrorismo sin intentar comprender su origen, Mark Millar planteó un escenario que dividió al universo Marvel entre aquellos que apoyaban el Acta de registro de superhéroes contra quienes quisieron preservar su identidad secreta. La tercera adaptación cinematográfica del Capitán América a riesgo de convertirse en un embotellamiento de personajes de peso, sale airosa con una historia que si bien dista mucho de lo escrito por Millar, logra un equilibrio difícil de alcanzar entre tanto superhéroe suelto. Sino pregúntenle a Zack Snyder. Acá el conflicto es distinto. Luego de un supuesto acto de negligencia, los Avengers se ven divididos entre aquellos que actúan bajo el brazo de la ley y quienes se oponen a ser supervisados por políticos y diplomáticos. El resultado es una vez más, Iron Man y aliados vs Capitan America y aliados. Y si alguno piensa ver al Iron Man cuasi nazi de los comics puede estar seguro que Disney jamás permitiría manchar la imagen de uno de los personajes que terminó de establecer el cine de superhéroes que tantas ganancias le deja a la industria en la actualidad. Para enfatizar el enfrentamiento entre los héroes, la intromisión de un villano resulta imprescindible. De la mano de Daniel Brühl, los guionistas encuentran la excusa perfecta para que todavía existan fanáticos del hombre de hierro. Y aunque quizás su motivación como antagonista no sea la más creíble, al menos logra desatar el conflicto que nos mantendrá entretenidos durante más de dos horas. Los hermanos Russo demuestran una vez más que no hay personajes malos, sino guionistas ineficaces. Con el inmediato antecedente de Batman Vs Superman, Civil War tenía todas las de ganar. Y no se trata de evaluar quien tiene mejores comics o historias, sino más bien de quien fue capaz de entregar una mejor película contemplando la migración de formato. Mientras que DC apuntó todos los cañones a la solemnidad de superhéroes que se toman demasiado en serio, Marvel consciente del material que tiene entre manos, se toma tan en serio como sus personajes lo permiten, dosificando las cuotas de humor con el dramatismo necesario sin olvidar nunca que los tipos que vuelan, tienen super fuerza, son dioses en la tierra y usan calzas apretadas poco tienen de realidad.
"Los Vengadores", con nuevos héroes y en crisis de convivencia Los fanáticos de los héroes de Marvel la esperaban con ansias y llegó para quedarse un buen tiempo en cartelera. Tal vez no satisfaga por completo sus expectativas, pero la tercera película de la serie Capitán América: Civil War ronda los 700 millones de dólares de recaudación en todo el mundo, es el tercer mejor estreno de la historia de los estudios Disney y le deparó a esa casa la superación de varios récords nacionales e internacionales. Dada la cantidad de opciones que se pasan en las salas de nuestra ciudad --se ven en 2D y 3D, ambas subtituladas y en castellano tanto en los Cines del Centro como en Cinemacenter--, todo indica que estará entre nosotros por, al menos, un mes más. Continuidad de La era de Ultrón (2015), la historia encuentra a los Vengadores en el dilema de aceptar límites a su acción, dados los daños colaterales producidos en misiones previas, o negarse a aceptarlos y, en caso de intervenir por motu propio en algún conflicto, quedar fuera de la ley. Las posiciones en torno al tema generan confrontaciones que terminan separando a los superhéroes en dos bandos: uno liderado por el Capitán América y otro dirigido por Iron Man, y las diferencias se profundizan cuando Steve Rogers sale en defensa de su amigo Bucky Barnes, el Soldado de Invierno, acusado de cometer un ataque a la sede de las Naciones Unidas, y Tony Stark se dispone a detenerlo. Una guerra civil queda planteada en el grupo cuando los antiguos Vengadores y los recién llegados eligen bando y nuevos descubrimientos acrecientan los rencores y la sospecha de que un enemigo mayor acecha. Desde los primeros minutos de película la destrucción invade la pantalla. Después, la primera hora y media navegará en un detallado desarrollo dramático con algún infaltable guiño para el fanático comiquero, que algunos espectadores agradecerán pero otros padecerán por la duración. Lo garantido es que, sobre el último tercio, la narración toma carrera con dosis recargadas de acción y multiplicidad de héroes y, de paso, perfila el tenor que tendrá Infinity War, prometida para 2018 y 2019.
Los Hermanos Russo regresan otra vez para entregar una de las obras definitivas del género de superhéroes. Este film se centra en la reacción de los hechos previos en el Universo Marvel, que hasta el día de hoy eran considerados “heroicos” por sus protagonistas, tales como: ensuciarse las manos, recibir aplausos, lavarse, buenas noches y a dormir. Pero las prioridades de todos cambian de la noche a la mañana gracias a Tony Stark- Robert Downey Jr.- y un encuentro desafortunado, el cual ocasiona una fractura en el grupo con resultados no deseados. Con una duración de 147 minutos, es la entrega más larga de Marvel, si bien es considerable para este tipo de películas, sólo se sienten pesados sus primeros 20 minutos por una edición confusa y un par de escenas de más. Una vez finalizado ese tramo todo su desarrollo es genial: una historia atrapante, con bastantes giros y con “LA” batalla entre superhéroes. Todo participante tiene su momento para brillar, especialmente Black Panther, Ant-man y claro, Spiderman (en esta película es palabra mayor), interpretado por Tom Holland que brilla como Spidey/Peter Parker - en mi opinión la química entre Parker y Stark es uno de los puntos fuertes de la película -. Gracias al gran cuidado que dan los guionistas a estos personajes hacen que uno quiera ver sus respectivas futuras entregas. Civil War cuenta con un gran número de héroes/heroínas, pero Steve Rogers (Chris Evans) aka el capi, demuestra una vez más que él es el protagonista absoluto es el corazón y alma de todo el equipo, y no sólo hace lo que es necesario, sino que deja todo por defender sus ideales y su eterna lealtad hacia los que él quiere, el Capitán América no solo es un escudo, un traje o un símbolo, simplemente es una persona, una extraordinaria persona. Marvel cumple en lograr el balance apropiado entre cantidad y calidad, no obstante, sigue arrastrando uno de sus principales problemas en la gran pantalla, y ¿cuál es ese problema? Los villanos. Nuevamente desaprovechan la oportunidad de explorar y conseguir un personaje memorable, simplemente recurren al clásico aburrido con un plan ambiguo, esta vez el plan es “aceptable”, pero el Big Bad queda como uno más del montón, ¡y este montón ya es bastante grande!, lo mismo sucede con el secuaz secundario Crossbones que posee una buena presentación, pero simplemente es uno más en la larga lista de “pase el que sigue”. Si tendría que nombrar un antagonista efectivo, diría solamente dos palabras: Tony Stark. Capitan America Civil War es hasta la fecha una de las mejores películas de superhéroes, con viejos y nuevos personajes que logran una presencia monumental, una dosis de humor equilibrada, escenas memorables, para darle gusto a todo tipo de espectador, pero también con villanos simples y con errores de edición en sus primeros minutos. Al finalizar esta aventura, todos vamos a coincidir en dos cosas: la primera es que nunca vamos a ver a la Tia May como antes y la segunda que Capitan America: Civil War no es perfecta, pero sin duda alguna, es heroica.
Capitán America: Guerra Civil (Captain America: Civil War) retoma la historia de Los Vengadores poco tiempo después de la lucha contra Ultrón en Sokovia. Se puede observar cómo los directores decidieron sacar a la luz diferentes víctimas inocentes que dejaron como resultado las peleas que llevaron a cabo estos superhéroes a lo largo de los años, y cómo ellos no se percataban que por hacer justicia, a su vez eran injustos con otros. Un dilema de largas charlas de Bar entre fanáticos y que por fin, un universo se atreve a tocar, aun siendo tan crítico con su inmensidad tanto de detractores como defensores, dando al público una nueva perspectiva de producción del mundo de superhéroes tocada con la frialdad necesaria como para involucrar al espectador. Todo esto trajo una trama mucho más madura y oscura nunca antes vista en otra película de Marvel Studios, que no deja cabo sueltos y donde abundan las sorpresas, tanto para ambas líneas de la historia que logran perdurar la incógnita y el hermetismo principal hasta el final de la producción, aun con su simplicidad característica del género, como algunas joyitas que nos traen los Russo en cuanto a personajes y que dan un resultado más que agradable para cualquier Marveliano. Las dos horas y media pasan volando, a tal punto, que uno no se da cuenta del paso del tiempo y cuando termina la película, se queda con ganas de más, aun sin requerir la producción de sistemáticas escenas de acción que aunque están soberbiamente logradas, podrían ser consideradas como un aperitivo más para no dejar pasar gigantesca producción. Ahora bien. ¿Por qué es esto? Ademas de lo mencionado anteriormente, en primer lugar, porque tenemos la introducción de nuevos personajes. Por un lado, T’challa, o mejor conocido como Black Panther, interpretado por el actor Chadwick Boseman, un rey cegado con sed de venganza; un personaje que promete bastante y abre grandes puertas en el universo Marvel. Por otro lado, uno de los personajes estelares que todo el mundo esperaba, la aparición de Tom Holland en la piel de Peter Parker/Spiderman, que la rompe en este rol. Esta nueva versión de Peter más joven encaja muy bien dentro de la película y en el Universo Cinematográfico, y es otro de los personajes que promete mucho para sus películas en solitario con un perfil mucho más carismático de lo que venimos acostumbrados. El resto de los protagonistas, con mayor o menos preponderancia, no desentonan en ningún momento teniendo todos su mínima participación para no dejarnos con el gusto, algunos con un perfil más alegre, como Ant-Man (Paul Rudd) o Hawkeye (Jeremy Renner), y otros más sombríos como Vision (Paul Bettany) o Scarlet Witch (Elizabeth Olsen), pero sin salirse de los límites que amerita el conflicto que se desarrolla. ¿En contra? Si, podría considerarse la participación de Black Widow (Scarlett Johansson) como demasiada diplomática, aunque quien ya vio la película podría tirar por la borda esta teoría con la descripción de un par de escenas, razón por lo cual resulta completamente objetiva cada opinión. En cuanto a los villanos, Crossbones tiene una aparición reducida pero es uno de los detonantes fuertes para el desarrollo de la película, tal como Zemo (Daniel Bruhl), un ex-soldado, frío y calculador, que busca venganza por todos Los Vengadores. Y no podemos tocar más para no entrar en Spoilers, pero si garantizamos que el resto de los “villanos” mantiene un nivel más que aceptable. En conclusión, la estructura narrativa, uno de los puntos más altos, se sostiene con una base muy fuerte y no decae en ningún momento, donde los directores/guionistas supieron manejar muy bien el balance entre todos los personajes que aparecen en esta película, donde las participaciones se ven acompañadas de un guion sólido y maduro que sabe cuándo ser oscuro y cuando no, utilizando decenas de líneas tanto fuertes como cómicas que por suerte se adaptan a la perfección y no llegan a ser excesivas, aprovechando el disfrutar de la producción en su versión subtitulada y que esperemos tenga un resultado igual de satisfactorio en su versión doblada. Por último, la banda sonora, que vuelve al mando de Henry Jackman, quien estuvo a cargo de la música de "Capitán America: El Soldado de Invierno", en la que incluyó un tono mucho más misterioso y diferente al estilo heroico y triunfal que había dejado Alan Silvestri en "Capitán América: El Primer Vengador". En este caso, el compositor decide fusionar ambos estilos para crear una fuerte banda sonora, que acompaña perfectamente cada escena, en especial, las escenas de batallas. Lo único malo que se puede decir al respecto a esta cuestión, es que el compositor no supo aprovechar la oportunidad de utilizar algunos de los leivs motivs previamente instalados en las otras películas, o la famosa melodía de Los Vengadores, que hubiera quedado muy buena si se le daba un tono más sombrío para esta película, por el ya sabido enfrentamiento. En conclusión, podemos decir que esta nueva entrega de Capitán América va a dejar más que satisfechos a los fanáticos de la saga cinematográfica y a los no tan fanáticos, con nuevos personajes y situaciones que prometen una Fase 3 cargada de acción y misterio por descubrir.
Capitán America: Guerra Civil (Captain America: Civil War) retoma la historia de Los Vengadores poco tiempo después de la lucha contra Ultrón en Sokovia. Se puede observar cómo los directores decidieron sacar a la luz diferentes víctimas inocentes que dejaron como resultado las peleas que llevaron a cabo estos superhéroes a lo largo de los años, y cómo ellos no se percataban que por hacer justicia, a su vez eran injustos con otros. Un dilema de largas charlas de Bar entre fanáticos y que por fin, un universo se atreve a tocar, aun siendo tan crítico con su inmensidad tanto de detractores como defensores, dando al público una nueva perspectiva de producción del mundo de superhéroes tocada con la frialdad necesaria como para involucrar al espectador. Todo esto trajo una trama mucho más madura y oscura nunca antes vista en otra película de Marvel Studios, que no deja cabo sueltos y donde abundan las sorpresas, tanto para ambas líneas de la historia que logran perdurar la incógnita y el hermetismo principal hasta el final de la producción, aun con su simplicidad característica del género, como algunas joyitas que nos traen los Russo en cuanto a personajes y que dan un resultado más que agradable para cualquier Marveliano. Las dos horas y media pasan volando, a tal punto, que uno no se da cuenta del paso del tiempo y cuando termina la película, se queda con ganas de más, aun sin requerir la producción de sistemáticas escenas de acción que aunque están soberbiamente logradas, podrían ser consideradas como un aperitivo más para no dejar pasar gigantesca producción. Ahora bien. ¿Por qué es esto? Ademas de lo mencionado anteriormente, en primer lugar, porque tenemos la introducción de nuevos personajes. Por un lado, T’challa, o mejor conocido como Black Panther, interpretado por el actor Chadwick Boseman, un rey cegado con sed de venganza; un personaje que promete bastante y abre grandes puertas en el universo Marvel. Por otro lado, uno de los personajes estelares que todo el mundo esperaba, la aparición de Tom Holland en la piel de Peter Parker/Spiderman, que la rompe en este rol. Esta nueva versión de Peter más joven encaja muy bien dentro de la película y en el Universo Cinematográfico, y es otro de los personajes que promete mucho para sus películas en solitario con un perfil mucho más carismático de lo que venimos acostumbrados. El resto de los protagonistas, con mayor o menos preponderancia, no desentonan en ningún momento teniendo todos su mínima participación para no dejarnos con el gusto, algunos con un perfil más alegre, como Ant-Man (Paul Rudd) o Hawkeye (Jeremy Renner), y otros más sombríos como Vision (Paul Bettany) o Scarlet Witch (Elizabeth Olsen), pero sin salirse de los límites que amerita el conflicto que se desarrolla. ¿En contra? Si, podría considerarse la participación de Black Widow (Scarlett Johansson) como demasiada diplomática, aunque quien ya vio la película podría tirar por la borda esta teoría con la descripción de un par de escenas, razón por lo cual resulta completamente objetiva cada opinión. En cuanto a los villanos, Crossbones tiene una aparición reducida pero es uno de los detonantes fuertes para el desarrollo de la película, tal como Zemo (Daniel Bruhl), un ex-soldado, frío y calculador, que busca venganza por todos Los Vengadores. Y no podemos tocar más para no entrar en Spoilers, pero si garantizamos que el resto de los “villanos” mantiene un nivel más que aceptable. En conclusión, la estructura narrativa, uno de los puntos más altos, se sostiene con una base muy fuerte y no decae en ningún momento, donde los directores/guionistas supieron manejar muy bien el balance entre todos los personajes que aparecen en esta película, donde las participaciones se ven acompañadas de un guion sólido y maduro que sabe cuándo ser oscuro y cuando no, utilizando decenas de líneas tanto fuertes como cómicas que por suerte se adaptan a la perfección y no llegan a ser excesivas, aprovechando el disfrutar de la producción en su versión subtitulada y que esperemos tenga un resultado igual de satisfactorio en su versión doblada. Por último, la banda sonora, que vuelve al mando de Henry Jackman, quien estuvo a cargo de la música de "Capitán America: El Soldado de Invierno", en la que incluyó un tono mucho más misterioso y diferente al estilo heroico y triunfal que había dejado Alan Silvestri en "Capitán América: El Primer Vengador". En este caso, el compositor decide fusionar ambos estilos para crear una fuerte banda sonora, que acompaña perfectamente cada escena, en especial, las escenas de batallas. Lo único malo que se puede decir al respecto a esta cuestión, es que el compositor no supo aprovechar la oportunidad de utilizar algunos de los leivs motivs previamente instalados en las otras películas, o la famosa melodía de Los Vengadores, que hubiera quedado muy buena si se le daba un tono más sombrío para esta película, por el ya sabido enfrentamiento. En conclusión, podemos decir que esta nueva entrega de Capitán América va a dejar más que satisfechos a los fanáticos de la saga cinematográfica y a los no tan fanáticos, con nuevos personajes y situaciones que prometen una Fase 3 cargada de acción y misterio por descubrir.
Marvel sigue en la buena senda "Captain America: Civil War" es la película que marca el enfrentamiento entre los héroes del lado de los buenos a partir de un acontecimiento que los divide en dos bandos. Por un lado tenemos el equipo del Capi que incluye a Falcon, Scarlet Witch, Hawkeye, Winter Soldier y Ant-Man. Por el otro lado tenemos a Iron Man, Black Widow, War Machine, Vision, Black Panther y el debutante Spider-Man. Marvel logra una vez más elaborar con su equipo un fuerte entretenimiento moldeando una trama que si bien no es brillante, logra cohesionar de manera natural la secuencia de acontecimientos y no aturde con demasiadas sub tramas. Cada protagonista tiene sus momentos definidos y no hay intervenciones desparejas a excepción de los protagonistas máximos, Iron Man y Capitán América. Creo que lo mejor que tiene Marvel es su capacidad de entregar historias poco complejas pero lo suficientemente inteligentes como para no caer en una trama demasiado boba. A veces le erra como es el caso de "Avengers: Age of Ultron", "Spider-Man 3" o "Iron Man 3", pero en la era de dirección de los hermanos Russo la cosa viene funcionando bien aceitada. La gran novedad de esta entrega tiene que ver con la incorporación de dos personajes nuevos, Black Panther y Spider-Man. El primero tiene un rol un poco más protagónico y nos abre las puertas a su película en solitario, mientras que lo de Spider-Man es más un cameo que sirve para comunicar que los derechos del héroe están de vuelta en manos de Marvel y publicitar sus nuevas aventuras en solitario. Lo menos copado de la entrega tiene que ver con la liviandad con la que se arman y resuelven los conflictos. Entiendo que la onda del momento es hacer acción mezclada con comedia, es lo que mejor vende, pero acá la "guerra civil" es un enfrentamiento momentáneo, políticamente correcto y muy pulcro. Todo está cuidado y prolijo para que cierre la calificación PG-13, el público se sienta a gusto y la venta de merchandising se acelere. En fin, creo que son películas muy divertidas, entretenidas, con tramas que se dejan ver y disfrutar, pero en este camino no creo que llegue a concebir otro excelente producto como fue la primera "Avengers". Siento que le falta jugarse más.
Los Hermanos Russo, directores de la nueva y anterior entrega del Capitán América, nos traen la película que quizás sea la más madura y oscura de la saga y también la mejor de Los Vengadores, luego del desastre que fue Avengers: Age of Ultron