Lo más interesante del film son las escenas del mundo en el que ella se encuentra, ya que está camino al cielo, pero no puede aún dejar la tierra y a sus seres queridos. Estas secuencias son....
El señor de los ridículos ¿En serio es el gran Peter Jackson quien dirigió este melodrama horrible en su estética, pretencioso en su discurso, aburrido en su narración y vergonzoso en su moraleja? ¿El mismo que hace 15 años había hecho una gema abordando temas similares en Criaturas celestiales? Me gusta mucho casi todo el cine de Jackson (desde las sátiras gore de los inicios hasta la trilogría de El señor de los anillos), pero este bodrio es insalvable. Hasta los efectos visuales made in CGI resultan espantosos en su imaginería new-age. Da pena, mucha pena, ver a grandes actores luchando por sostener un material infilmable. Todos ellos hacen trabajos muy dignos: desde Saoirse Ronan(la revelación de Expiación: deseo y pecado), que encarna a la chica de 14 años violada y asesinada en la Pennsylvania de 1973 que narra su propia historia desde el cielo, hasta papá Mark Wahlberg, pasando por mamá Rachel Weisz, por la abuela Susan Sarandon o por el perverso vecino que encarna el enorme Stanley Tucci. Tengo entendido (no la leí y juro que no la leeré) que la novela publicada en 2002 por Alice Sebold se convirtió en un fenómeno de ventas, pero a esta altura ingresar en la lista de best-sellers no es ninguna garantía de calidad. La película no sólo describe atrocidades sino que lo hace de la manera (cinematográficamente hablando) más atroz. El film es obvio, explícito, subrayado, solemne y torpe en sus alegorías, metáforas, simbolismos y hasta en sus diálogos (¡ay, esa voz en off!). Se pretende trascendente y termina siendo de lo más banal. Y su discurso sobre el dolor y la reconciliación resulta desagradable y hasta diría peligroso. En definitiva, una película ridícula que desmerece a un gran artista como Jackson. Espero ansiosamente su próximo proyecto para reencontrarme con uno de esos "amigos" que nos han "traicionado". Los cinéfilos también sabemos perdonar.
“Es mejor intentar evolucionar y caer en un fracaso humillante que ir a lo seguro, o peor aun, tratar de ganarse el favor de los demás”. Aunque no lo parezcan, estas palabras pertenecen a Woody Allen. Justamente, las leí una noche antes de ver Desde mi Cielo, y se podrían relacionar con directamente con una frase no demasiado trascendente a nivel narrativo, pero sí llamativa, tomando en consideración la poca repercusión, que el último y esperado trabajo de Peter Jackson tuvieron entre la crítica y el público internacional: “¿Acaso no se valora la creatividad en esta familia?” Parece la pregunta que el director debería hacer en Hollywood, y a sus retractores. Un Poco de Historia Corría el año 1990 y a mi casa llegaba, al principio por error, el catálogo de lanzamientos en video de AVH: “Contacto en Video”, editado por Dardo Ferrari, quien después tendría un trascendente (para los cinéfilos) programa sobre avances e historia de películas, sin la pretensión elitista de Morrelli y Berrutti, y que, sin dudas, influenciaría sobre Axel Kuschevatzky, por ejemplo, para crear programas de trasnoche similares. Recuerdo perfectamente (además de tenerla ya mismo a mi lado) que en una edición me llamó la atención, una película de horror llamada Mal Gusto, acerca de unos extraterrestres que llegaban a la Tierra para poner una cadena de hamburgueserías de carne humana. En ese momento, contaba con poca edad y no me llamó la atención. Bastantes años después, una película inglesa (era neocelandesa, pero en ese momento para mí era lo mismo) con dos jóvenes muchachas llamadas Kate Winslet y Melanie Lynskie, se transformaba en una sorpresiva obra de culto inmediata con las mejores críticas del año. La película se llamaba Criaturas Celestiales. Pero en ese momento las películas que no eran estadounidenses me llamaban poco y nada la atención. Con el paso de los años, el terror me empezó a llamar la atención y me encantaban las historias de fantasmas. De esta manera descubrí, la que se transformaría en una de las últimas películas con Michael J. Fox: Muertos de Miedo (The Frighteners), ninguna obra maestra, pero bastante original en su concepción, con efectos especiales interesantes, y sobretodo una sobria combinación de humor y fantasía, con algo de romance. Sorpresivamente, no era la única Muertos de Miedo que uno podía encontrar en un video club. Había otra más que me atemorizaba: Braindead, “la película más sangrienta de la historia del cine”, según rezaba la cajita. Decidí que todavía no era hora de verla. Realmente, este prontuario cinematográfico no pregonaría lo que vendría inmediatamente después en la carrera de su realizador, el gordito y desgarbado, Peter Jackson. No hace falta aclarar que El Señor de los Anillos, puso por fin a este director neocelandés en el mapa de la cinematografía mundial, adaptando, lo que para algunos es, una obra imposible de adaptar que había sido tratada de llevar a la pantalla grande, en versiones animadas, a las que no les fue demasiado bien. Jackson lo hizo posible, y este humilde cinéfilo empezó a investigar los antecedentes del mismo , y descubrir para su sorpresa, que conocía toda la obra anterior, pero nunca la había visto. Por tanto, empecé a ver todas (me falta la sangrienta, Meet the Feebles, difícil de conseguir, pero hecha con títeres). Quedé realmente deslumbrado por el ingenio, el humor, la fantasía y la melancolía de su creador. Inclusive el falso documental Forgotten Silver, es una obra maestra. Me di cuenta, que El Señor… era una obra “menor” comparada a todo lo anterior. Tras dos años de intervalo, Jackson nos trajo una versión muy cinéfila, melancólica y muy extensa de King Kong. La película tiene muchos retractores, pero a pesar de ciertos excesos (la pelea con los Tiranosaurios) y algún que otro error de casting (Adrian Brody), es una obra hermosa. Una de las mejores historias de amor cursi bien realizadas de los últimos años. Naomi Watts y Andy Serkis (como Kong) conforman una pareja tan increíble como inverosímil, pero llena de pasión y autenticidad. Por supuesto, que al tomarse cuatro años, para estrenar su próximo proyecto, el seguidor de Jackson, pretende encontrar un esfuerzo a la altura de las expectativas generadas. Aclaro que no conocía ni había leído el best seller de Alice Sebold, pero tampoco estaba interesado en saber mucho sobre él. Simplemente quería sorprenderme con la película de Jackson. Las primeras fotos y el primer trailer eran prometedores. Imágenes oníricas generadas por efectos especiales, sobre la particular visión de Jackson acerca del “cielo” abrían esperanzas de encontrarnos con LA película del año. Pensaba que Desde mi Cielo se convertiría en la gran sorpresa que destronaría el fenómeno Avatar. O sea, confiaba más en la narrativa y creatividad de Jackson que en la técnica de Cameron. Tales expectativas empezaron a caer, cuando las primeras críticas resultaron ser… desastrosas. Un “ídolo” no puede caer tan fácilmente. Por esto mismo, tenía mucha curiosidad por ver cuan “mala” podía resultar la obra de una gran director. El Imperfecto Arte de un Autor Es difícil explicar la sensación que produce ver algo, que el fondo, y desde la objetividad uno sabe que tiene falencias, pero por otro lado no puede dejar de admitir que le produce cierta emoción interna relacionada con el hecho de estar viendo una obra personal, arriesgada, que no está típicamente hecha para gustar. Desde una visión estrictamente crítica debo admitir, que Avatar (la cual perfilaba como la principal competidora de la película de Jackson) es un producto más redondo a nivel cinematográfico, pero también más mecánico, manufacturado por máquinas, prefabricado, demasiado preconcebido, previsible a nivel narrativo. Cuando uno ve Avatar no parece que se tratara de una propuesta arriesgada sino de un “éxito seguro”. Pero Desde mi Cielo, tiene el gusto de aquella obra hecha para uno, de una obra que se anima a combinar géneros, tonos y formas por momentos, arbitraria y azarosamente; desprolija, pero a la vez, con picos de belleza. Aquel que vio y supo disfrutar de la obra de Jackson antes de los Hobbits, puede reconocer que todavía queda en la mente de esto hombrecillo, ese sello autoral, personal, esa melancolía y romanticismo cursi. La espina de la rosa, el perfil macabro del adolescente que no abandonó su infancia y el mundo de la fantasía. O sea, todo lo que resumía Criaturas Celestiales, allá por ’94. La verdadera magia interna de Jackson no está perdida ante la excesiva imaginación y los efectos de computadora generados por CGI, así como todavía quedan atisbos del director de cine clase B (o Z) que empezó su carrera junto con su novia Fran Walsh, allá a fines de los ’80 con Mal Gusto en Nueva Zelanda. Esta vez el problema surge con las intenciones y las ambiciones: Jackson no quiere revolucionar la técnica sino, contar una fábula, un cuento de hadas surrealista, de la forma más “linda” y “emocionante” posible, ensalzando, los valores familiares y la justicia poética (“el destino se encargará de implementar la justicia”). Ahora bien, los tonos varía de acuerdo a la escena y el personaje. Si lo vemos desde el punto de vista de Susie Salmon (Saoirse Ronan, hermosa, honesta y soberbia) se trata de una fantasía melancólica, con elementos típicos del Spielberg (no por nada es el productor ejecutivo) de Siempre e Inteligencia Artificial, dentro de un mundo (un tipo de Purgatorio donde las víctimas de Mr. Harvey esperan para ser liberadas) que podría haber sido diseñado por Tim Burton, o que evoca a Más Allá de los Sueños o las fantasías de las protagonistas de Criaturas... Si tomamos en cuenta la visión del personaje del siniestro psicópata compuesto por un irreconocible y extraordinario Stanley Tucci, se trata de un thriller psicológico, con componentes de M, El Vampiro de Fritz Lang (en ambos casos, también son pedófilos, pero ambos correctamente deciden no ser obvios en ese aspecto). Combinando ambos mundos, uno puede reconocer ciertos aspectos de la subvalorada La Celda (donde Jennifer López se metía dentro de la mente del asesino Vincent D’Onofrio). Pareciera, que a pesar, que el mundo de Susie tiene un gran despliegue técnico y visual, con imágenes realmente maravillosas, aunque también con algunas inclusiones desprolijas y torpes, uno nunca termina de meterse dentro o seguir maravillándose, porque la realidad (el cuento real) intercede, y como sucede con toda la película en sí cada secuencia es interrumpida y no termina por disfrutarse, desarrollarse y profundizarse a pleno, o al máximo. Hay demasiado personajes secundarios y demasiada subtramas. Para seguir con el análisis de los personajes, encontramos el melodrama familiar, la ruptura del matrimonio perfecto, los padres de Susie, y como esto afecta a los dos hijos menores. En este sentido, Jackson apela a caer en la telenovela lacrimógena. Ciertas situaciones no logran salirse de la solución banal y simplista. La actuación de Mark Walhberg como el obsesivo Jack, padre de la protagonista no ayuda y no resulta creíble, más allá de que el personaje tiene mucha profundidad y complejidad. Lo opuesto sucede con Abigail, la madre. Rachel Weisz se ve soberbia y cómoda en el rol, creíble, pero es un personaje injustamente dejado a un lado muy rápidamente. En este sentido, mucho más equilibrada está Susan Sarandon, como la borracha y extrovertida abuela de Susie. El problema surge que Jackson interrumpe el melodrama para incluir, una secuencia humorística descriptiva del personaje, que genera una doble sensación de incomodidad y desconcierto, al cortar el clima de forma tan abrupta por una secuencia tan simpática. Poco aporta la subtrama policial a cargo de Michael Imperioli, en un rol solvente. Y si todo esto fuera poco, no se deja de lado, la subtrama romántica, de cómo Susie perdió a su primer amor, su primer beso, su primer hombre. Entre la cursilería más básica y la ingenuidad, Jackson fuerza el relato para que este aspecto tampoco quede afuera. ¿Y acaso el resultado final no es un poco exagerado? Sí. Nada termina realmente por cerrar. O mejor dicho, se cierra de la manera más simplista y televisiva posible. Esta vez, Jackson, Walsh y Phillipa Boyens, no pudieron amalgar bien todos los aspectos que plantea la novela y el resultado es incompleto. Uno termina teniendo la sensación que podría haber visto más y mejor, si algunas escenas no fueran innecesariamente tan largas, solemnes y melodramáticas. Sin embargo, no se trata de un desperdicio. Jackson aprovecha para plasmar dos excelentes escenas de suspenso en la que el personaje del Mr. Harvey, gracias a la sutil gestualidad y transformación de Tucci logra mantener una tensión feroz. La persecución dentro de la casa a Lindsey Salmon (Ruth Connors en un excelente debut) es magistral, digna del mejor Hitchcock. Todas las secuencias que incluyen a Mr. Harvey son realmente lo mejor de la película. A nivel visual es irreprochable, desde la fotografía de Lesnie o el arte de Naomi Shohan (que además de crear el celestial mundo de Susie, reconstruye meticulosamente los años ’70 en los que sucede la historia) hasta la poética banda sonora de Brian Eno, o los efectos especiales se nota una meticulosidad y personalidad creativa por parte de Jackson. No faltan, además un cameo, ni el cartel de una novela adaptada en el pasado por su director. Lo que se puede leer como la firma definitiva que no se trata de un convencional trabajo por encargo. Personalidad Aun con sus falencias, la película transmite pasión y amor de los realizadores por su creación, por sus personajes, y por cada objeto, ninguno incluido azarosamente. Todos tienen una connotación narrativa y simbólica (por momentos demasiado simbólicas, subrayadas y obvias). Pero a pesar de todo, ese amor es transmitido al espectador, y solo un alma demasiado fría y aburrida no puede sentirse conmovida por la cursilería, la simpatía de este complejo rompecabezas, que no es más ni menos que un macabro cuento de hadas existencialista, que no elude el sermón, pero por otro lado irradia belleza y lirismo, por momentos impuesto, en otros auténtico. Desde mi Cielo es una obra de autor, personal, imperfecta, encantadora, que los seguidores de Peter Jackson, (aquel gordito con cara de nabo que se enfrentaba a espantosos extraterrestres, mientras que la materia gris colgaba de su cabeza), a pesar de todo, sabrán apreciar y admirar.
Los primeros minutos de "Desde mi cielo", me recordaron a "Belleza Americana", sobre todo porque ambos protagonistas tienen una visión similar sobre la muerte. Me pareció raro que desde el comienzo de la película, Peter Jackson haya decido "contar todo", no porque sea la primera vez que veo algo así, sino porque cuando uno pone todas las cartas sobre la mesa desde el principio, tiene que tener un guión bastante sólido para mantener al espectador atento durante 2 horas. Si tuviera que catalogarla en un sólo género, se me haría imposible, pero si puedo decirles que es una buena combinación entre drama, suspenso, y algo de fantasía (demasiado fantástica por momentos, para mi gusto). Creo que partiendo de un hecho dramático, como la muerte de alguien, logra generar un clima de suspenso increíble, y definitivamente, el espectador va a encontrar momentos de suma tensión a lo largo de la película, lo cual es un gran punto a favor. Las escenas más fantásticas las dejo para otro público, a mi no me terminaron de convencer, y creo que desvian bastante el rumbo principal de la película. Stanley Tucci, realiza un muy buen trabajo, y de hecho tiene una nominación al Oscar como mejor actor secundario. Aunque aquí me surge una pregunta, ¿Es comparable el trabajo de Tucci con el de Waltz, teniendo en cuenta que este último aparece muchísimo más tiempo en la pantalla? (ese debate lo seguimos acá). Con "Desde mi cielo", Peter Jackson encontró una buena manera de demostrarle al público que más allá de "El señor de los anillos" o "King Kong", puede filmar otro tipo de películas, y hacerlo bien. A "Desde mi cielo", le faltó una sola cosa para ser realmente una muy buena película, que le editen un par de escenas. Hay unos 20 minutos de más, que logran aburrir al espectador, y dirigir a la película hacia otro lado innecesariamente. De todas formas, me gustó y mucho, salvo eso que mencioné antes, así que espero que puedan ir a verla, y pasar un "buen" rato.
Mi vecino, el asesino Después de haber abordado producciones gigantescas como El señor de los Anillos y King Kong, el director Peter Jackson necesitaba algo mas chico, controlado, y hasta personal. Por eso, con menos elementos y más dramatismo. dio rienda suelta a su imaginación y filmó Desde mi cielo, un relato perturbador y original en su tratamiewnto visual. Uno que no dejará conforme a todo el público, como ocurrió cuando realizó Criaturas celestiales. El film cuenta los hechos que le suceden a Susie Salmon (Saoirse Ronan) una niña de 14 años, violada y asesinada por un vecino, George Harvey (Stanley Tucci). Sin embargo, la pequeña, desde el cielo, sigue observando el sufrimiento de su familia en la tierra y las consecuencias de su muerte. En tanto, su cruel asesino borra las huellas del crimen y se prepara para volver a atacar. Lindsey es la hermana pequeña de Susie, que crece a la sombra del asesinato de su hermana, y que acabará por tomar un gran riesgo para recuperar a su familia. Acá también, el crimen, la impunidad y las apariencias engañosas del vecino asesino se funden con la fantasia y la crueldad. El punto a favor de esta película es el clima que Jackson le imprime a cada fotograma: el momento en que la joven cae en las garras del asesino, en un escondite previamente construído por éste. Y del que se sabe no va a salir; o la magistral secuencia en la que la hermana entra a la casa del criminal justo cuando éste llega. Suspenso, buenas interpretaciones y una mirada piadosa desde el cielo son los engranajes de este particular y vistoso viaje al horror y al suspenso. Para tamaña empresa tuvo a su cargo a buenos intérpretes como Mark Wahlberg y Susan Sarandon, pero párrafo aparte para Stanley Tucci (El diablo se viste a la moda, Julie & Julia) , un actor capaz de transformarse en el monstruo más aterrador en pocos segundos. Su mirada será difícil de olvidar...
Un paraíso para niños maltratados El nuevo film del director de El señor de los anillos parte de un crimen para sumergirse en un mundo imaginario y hacer agua por todos lados. Desde el limbo, la protagonista observa a quienes la sobreviven, mientras recuerda las circunstancias en que fue asesinada. Parecía absolutamente lógico que fueran Peter Jackson y su compañera, coproductora y coguionista Fran Walsh quienes tomaran a su cargo –junto con la también coproductora Philippa Boyens– la traslación cinematográfica de The Lovely Bones, novela publicada años atrás y considerada infilmable. Es que, tal como se anuncia desde la primera línea, Susie, su protagonista y narradora... está muerta. Desde un limbo en el que espera turno para llegar al cielo, observa a quienes la sobreviven, mientras recuerda las circunstancias en que fue asesinada. Un crimen abominable y un mundo imaginario y paralelo: ¿The Lovely Bones no podría ser vista acaso como paráfrasis de Criaturas celestiales, la película que, tres lustros atrás, representó el acceso definitivo de Jackson a la primera división cinematográfica? Pero esta vez algo falló y lo que había sido un triunfo rotundo se trocó en estentóreo fracaso artístico. La pregunta es, entonces, qué falló y por qué. “Me llamo Salmon, como el pez”, informa de entrada Susie (Saoirse Ronan, la chica pelirroja de Expiación, deseo y pecado, que es por lejos lo mejor de la película). “Tenía catorce años cuando me asesinaron, el 6 de diciembre de 1973.” Hasta el momento del crimen, Desde mi cielo (título que respeta el de la edición de la novela en castellano) narra la vida familiar de los Salmon, núcleo que se completa con papá Jack (Mark Wahlberg), mamá Abigail (Rachel Weisz), abuela Lynn (Susan Sarandon) y la hermana mayor y el hermano menor de Susie. A partir de ese momento nodal, el relato alternará –como lo hacía Criaturas celestiales– entre “la vida en la Tierra”, que tiene por ejes la investigación policial y el duelo familiar, y la de Susie en el limbo, zona que puede verse como proyección de sus fantasías. En Criaturas celestiales, ambos planos del relato aparecían dramáticamente justificados, y su choque no hacía más que enriquecerlo mutuamente. Todo lo contrario de lo que sucede aquí. Por un lado, la “normalidad” a toda prueba de los Salmon les quita todo relieve o interés dramático, haciendo de toda la primera parte de la película una zona preparatoria de alguna otra cosa. Nominado al Oscar y caracterizado de un modo que recuerda al Francella de El secreto de sus ojos (rubio, de anteojos, a medio camino entre la timidez y la cortesía), algo más de color tiene, como es lógico, el vecino freak, al que Stanley Tucci le otorga una preocupante sonrisa. Pero Jackson parece conformarse con la mera máscara, como si ni se le hubiera cruzado por la cabeza la posibilidad de raspar detrás de ella, para ver qué hay. Lo mismo sucede con la abuela Sarandon, caricatura que en un breve clip humorístico luce una excentricidad de spray, whisky y cigarrillo en mano que la hace aparecer como escapada de una publicidad veraniega. Finalizado el clip, Sarandon da las hurras y se va, devolviendo la película a la solemnidad y el sobrepeso que la hunden. Sabiéndose desde el comienzo quién es el abusador y asesino de Susie, la investigación policial (a cargo de Michael Imperioli, el Christopher Moltisanti de Los Soprano) tiene el solo interés de saber si atraparán o no al vecino raro. Se supone que a esta falta de interés narrativo (que hace quedar las abundantes referencias al aeromodelismo como signos sin significante) debería oponérsele aquello que constituiría el corazón del relato, su verdadera fuente de atractivo, lo que le da título: el mundo interior de la niña tronchada, representado por esa dimensión intermedia a la que ha ido a parar. Frustración mayor de Desde mi cielo: aun aceptando la idea cuasi medieval de que existiría un paraíso para niños maltratados, más difícil de hacer pasar se torna la forma que el realizador de la tal vez sobrevalorada trilogía de los anillos ha querido dar a ese cielo. Como ya sucedió en casos similares –en Más allá de los sueños, 1998, y La fuente de la vida, 2006, por citar un par de ejemplos–, el onirismo kitsch-digital de Desde mi cielo, lleno de tonos saturados y vaporosos, de surrealismo de libro de mesa, de baladas new age más propias de Celine Dion que del austero minimalismo que siempre caracterizó a Brian Eno (responsable de la banda de sonido), hace pensar que Jackson habrá avizorado en ese cielo un campo de juegos para desplegar una imaginería que convierte en trencito de juguete lo que debería ser relato cinematográfico. No es la primera vez que el realizador de King Kong rinde culto a ese altar sintético. Algo parecido ocurrió en su primera película en Hollywood, la comedia de fantasmas Muertos de miedo (The Frighteners, 1996). Pero en aquella ocasión el espíritu lúdico, la energía narrativa y furor inventivo compensaban el desborde de efectos especiales, y aquí parecería no quedar nada pero nada de todo eso.
La otra vida de la joven Susie Susie Salmon (Saoirse Roran) es una muchacha soñadora y tímida que proyecta su vitalidad interior a quienes lo rodean, su círculo más íntimo. Es la hija adorada de su padre (Mark Wahlberg) y una fuente de sobresaltos para su madre (Rachel Weisz), que la tuvieron siendo aún muy jóvenes. Una tarde otoñal, cuando apenas tiene catorce años, Susie es asesinada y pasa automáticamente a un estado incierto, entre la vida y la muerte. Con su alma atrapada en este umbral del cielo (un lugar que se parece a todo lo que ella ama), y pese a que sus esfuerzos son bastante infructuosos, Susie intenta mantener el contacto con su familia y con el muchacho al que amaba en secreto. De paso, intentará poner en evidencia a su asesino y descubrirá unas cuantas cosas sobre la forma en que su muerte afecta al mundo que va dejando atrás. Peter Jackson es un hombre con personalidades múltiples. Un cineasta esquizofrénico que a veces saca de la manga una megaproducción como "King Kong" y después baja los decibeles con la delicada, diluída adaptación de una novela melancólica y macabra como "The Lovely Bones", de Alice Sebold. El resultado es un despliegue visual y musical notable, sin la suficiente fuerza para encarnarse en el espectador (como sí sucedía en "Criaturas Celestiales", cuando Jackson manejaba presupuestos modestos y sorprendía a propios y ajenos con ese talento innato que le permite pasar de un género a otro sin perder frescura). A las personas sensibles nos resulta sencillo dejarnos ir flotando en el microuniverso personal de una adolescente atrapada en su propio Limbo, pero ni siquiera la compensación visual equilibra lo endeble de la trama por momentos. Las actuaciones, sobresalientes en el caso de Stanley Tucci y Susan Sarandon (impecable abuela disfuncional), no alcanzan para darle el suficiente relieve a una historia que golpea bajo por momentos y resulta previsible en su totalidad. A Saoirse Roran la vimos en un notable rol protagónico en "Expiación, deseo y pecado" a inicios del año pasado, y en esta ocasión su adolescente desgarbada ofrece más una composición de manual, exagerada y poco convincente, que apenas va remontando hacia las últimas escenas. Le tocan las peores líneas de diálogo y las situaciones más embarazosas, por efectistas. Pasa sin pena ni gloria, cuando debería haberse convertido en un personaje más bien entrañable. En definitiva, y pese a la alta calidad de su cine, Jackson defrauda con el producto más tibio de toda su filmografía. No le faltó jugarse; simplemente, la historia no daba para más. Mucho marco para tan poco contenido.
Una escala en el camino al Paraíso Desde mi cielo, de Peter Jackson, es un thriller sobrenatural que no convence Esta especie de thriller sobrenatural que aspira a una reflexión sobre el más allá y apunta al examen de los vínculos afectivos y el dolor de la pérdida propone una rara mezcla en la que caben fantasías adolescentes, percepciones extrasensoriales, pedófilos asesinos e investigadores frustrados, además de un improbable y colorido limbo desde donde puede observarse lo que sucede acá abajo. También hay personajes que se entretienen con sus hobbies: el papá de la protagonista arma barcos en botellas; un vecino solitario construye casas de muñecas. Y Peter Jackson, como ellos, atiende a su juego: el suyo consiste en probar que ningún efecto es imposible para los cerebros electrónicos de su compañía WETA, con los que se empeña en imaginar la antesala del paraíso desde la cual una chica asesinada en 1973, a los 14 años, nos contará su historia antes del crimen y la de sus desconsolados familiares después. Sólo cuando ellos (en especial su padre) recuperen la paz (y cuando se castigue al culpable) podrá la chica abandonar esa especie de curso de ingreso celestial en el que tiene como compañeras a otras víctimas del mismo psicópata. El limbo (como lo concebiría una adolescente) es como un calidoscopio imparable: colores y paisajes siempre cambiantes, mares de plata centelleante, montañas nevadas, horizontes infinitos, insólitos atardeceres: una interminable sucesión de posters que hablan muy bien de los recursos de la tecnología, pero no tanto de la imaginación de Jackson. Por otro lado, más de una vez tanto empalago visual distrae de la historia, incluso al propio realizador. Los principales aciertos están en la primera parte: la pintura familiar, las escenas que preceden al crimen, la del ataque (que Jackson trata con elogiable discreción) y en especial la que sugiere cómo la víctima llega a comprender que ha muerto. Después el relato se dispersa bastante entre la búsqueda del asesino, algún tramo de suspenso, unos paréntesis cómicos a cargo de Susan Sarandon (incluida una vertiginosa secuencia que es puro cliché), cierto fugaz e incomprensible regreso de la chica y otros detalles próximos el ridículo. Lo mejor está en el elenco: sobre todo en Saoirse Ronan, que sale indemne de un compromiso riesgoso y con su convicción otorga alguna cohesión al relato. Marc Wahlberg y Rachel Weisz defienden como pueden personajes que sólo al principio resultan convincentes.
Quizás sea algo confusa esta crítica. Por un lado verás una B, que casi es B +, y por el otro leerás mucho palos. Yo escribo esta crítica como un amante despechado… yo me enamoré de Desde mi cielo cuando vi su tráiler, hace ya muchos meses. Quería ver esta historia que pintaba ser maravillosa. Realmente Desde mi cielo tiene cosas destacables, sus actores y el casting en si es perfecto. La joven Saoirse Ronan demuestra que no fue casualidad su nominación por Expiación deseo y pecado. Si sigue tomando buenos papeles, tendrá una carrera brillante, porque sus expresiones y su sensibilidad son maravillosas. Los padres de ella son actores soñados! Rachel Weisz por un lado y Mark Wahlberg. ¿Y el villano? Un transformado Stanley Tucci que labura de manera brillante y odiosa. Peter Jackson se luce con la filmación normal y casi natural (dejo para más adelante toda la zona digital…) Y para terminar con las partes brillantes… la musicalización incidental es perfecta también. ¿Y con todas esas cosas como puede no ser brillante una película? No se si la adaptación es mala, o el libro original tenía cosas que son inentendibles. Si el libro es así… Peter Jackson supo en el pasado hacer grandes adaptaciones para que el relato sea fluido y “cinematográfico”. Acá hay muchas cosas que no tienen lógico ni apuntan con el relato en si (ejemplo lo del bate…) o la situación del asesinato en si… el entorno es absurdo. Luego el personaje de Susan Sarandon no sabés si es genial o para matarlo… no tiene lógica. Va sembrando detalles de algunos personajes, que luego los deja en el olvido, como es el caso de la chica que “ve”. Y todo el mundo digital, va en paralelo a la historia, y nada ayuda a la historia central, como quizás influía el tráiler que si pasaría. Y visualmente es digitalización al divino botón, porque mostrar ese “paraíso”, mientras todos sufren abajo, tampoco es entendible. Desde mi cielo, es como un cachorrito…. Lo querés matar porque te rompe los muebles, pero realmente es divino y sabés que en algún momento será tierno y no lo hará mas… por eso no lo matás. Desde mi cielo, para mi es brillante por muchas cosas, pero olvidable por tantas otras… y se que podría haber sido genial si la hubieran pensado mejor, o si algún “externo” hubiera ayudado a elegir bien el camino. Peter Jackson, el elenco y esta historia, se merecían algo mejor.
Ni el cielo ni el infierno Luego de convertirse en uno de los directores más admirados internacionalmente por la trilogía de El señor de los anillos (The Lord of the Rings) y de filmar una remake de King Kong (2005), Peter Jackson ha realizado un film irregular, sí, pero mucho mejor de lo que auguraron las críticas extranjeras. Adaptación del best-seller The lovely bones, de Alice Sebold, la película cuenta la historia de Suzie Salmon (Saoirse Ronan), una adolescente de clase media asesinada por un asesino serial, su propio vecino. El relato es todo un flash-back narrado por la misma Suzie, desde –como el título local lo indica- su propio cielo. Aparecen algunos de los tópicos de las películas sobre serial killers. A saber: la pesquisa que lleva a su identificación, la disolución familiar de la víctima (la madre es Rachel Weizs, el padre Mark Wahlberg, la abuela Susan Sarandon), el esbozo de la patética vida cotidiana del victimario (un Stanley Tucci que mete miedo). Hay una perfecta y justificada reconstrucción de época, dado que la trama policial necesitaba una inteligencia menos sofisticada que la de hoy, ¿qué hubiera pasado si esto sucedía en los tiempos en donde es identificable el ADN de la escena del crimen? Al conocer al asesino desde el comienzo, el relato necesariamente se centra en las primeras vivencias sentimentales de la joven, algunos pasos de comedia en relación a su entorno familiar, y el lento pero fatal acercamiento hacia el asesino. ¿Este entramado funciona bien? Sí y no. Como película de suspenso, hay algunas secuencias muy bien resueltas, con resoluciones estéticas afines al relato que recuerdan a la obra maestra de Jackson: Criaturas Celestiales (Heavenly creatures, 1994). Por ejemplo, la decisión de filmar los momentos de amenaza con una cámara digital, distanciándolos de la vida mundana de Suzie y su posterior cielo. Pero algunos pasajes son más discretos que sugestivos (en la novela Suzie era también violada), discreción que resta espesor dramático y –por lo tanto- pasión. Mucho se ha escrito sobre la representación (palabra clave) del cielo de Suzie, remarcando que es mostrado de forma banal y estereotipada. En principio, es necesario conjeturar que es la visión del paraíso de una joven de los ’70, con lo cual si la (re)presentación de ese cielo responde a una maniquea y digitalizada versión, no es para ella la misma que podemos imaginar hoy, ni siquiera admitiendo que es “convencional”. El problema no es tanto ese, sino que esta sub-trama atenta –en varios pasajes- contra la fluidez del relato de forma integral, que logra sostenerse por su apartado amoroso. Más atendible resulta la apreciación del film como sentimentalista y de dudosa moral, pero nuevamente hay un reparo. Si la resolución de la vida de todos los personajes esconde –peligrosamente- la idea de olvido y no de superación, no deja de ser cierto que es afín a la resolución dramática del personaje de Suzie, quien relata el film y –por ende- impone una visión moral de lo que le ha ocurrido. Sin ser un film perfecto, Desde mi cielo (The Lovely Bones, 2009) logra emocionar y mostrar que Jackson es un director osado, que aún tiene mucho para decir. Aquí no ha llegado a mostrar su potencial, pero un Peter Jackson menor es –aún- garantía de buen cine.
Lejos (lejísimo) del paraíso. Cuesta creer que el director que supo entregarnos una de las mejores trilogías de la década (y de la historia del cine) falle tanto con una película. No sólo errores (u horrores) para narrar la historia, sino también estéticos y morales. Desde mi cielo es un melodrama sobrepasado de CGI, tonto, pretencioso e insoportable. Salvado por algún atisbo de humanidad, producto del esfuerzo titánico de sus protagonistas. Basada en la obra homónima de Alice Seabold (best-seller hace unos años), cuenta la historia de una chica de 14 años brutalmente violada y asesinada. Sin ser una obra maestra (y los errores que tiene, la película los acentúa), Seabold retrataba una familia que se fragmentaba y decaía ante una tragedia tan grande. La muerte de la pequeña Susie Salmon resquebrajaba a la familia. Era un drama fantástico (hablo del género, no es un elogio) ya que la chiquita, desde una especie de purgatorio, vigilaba a su familia. Y también a su asesino, el vecino, George Harvey. En ese lugar, sus deseos materiales se hacían realidad, pero sin embargo, la chiquita sufría el haber perdido el contacto humano. No importa que tuviera un edificio de dos pisos sólo para ella: la gran ausencia, su familia, era irrecuperable. Muy poco de lo bueno de la novela llega en esta pobre adaptación. No sentimos el drama. La música (poco original, comparándola con sus trabajos anteriores) de Brian Eno, y los paisajes CGI no son suficientes para conmover. Se produce el error que se sentía en la trilogía de los anillos. En esas películas, nos costaba conectarnos emocionalmente con los personajes. Aquí también, y por el ritmo con el que se suceden las cosas, es practicamente imposible sentir algo. Parecen disparadores de situaciones (y alusiones) bobas y obvias (presten atención a la secuencia de la flor). Hay una chica muerta, pero a los minutos de película la vemos disfrutar en ese purgatorio CGI mientras un montaje nos muestra a su (¿desolado?) padre feliz, porque sabe que ella está en un lugar mejor (y no estoy citando las frases textuales, que comparan la muerte de esta chiquita con el encierro de un pingüino que "no está solo, está en su propio y perfecto mundo"). Mark Wahlberg tiene que hacer grandes esfuerzos para convencernos de la mitad de sus escenas, y mientras que en algunas lo consigue a medias, en otras falla (parece alguien demasiado perturbado cuando supuestamente está "asimiliando" la muerte). Todo el contendio de "fantasmas" de la película tampoco ayuda. El "intermedio" en el que está Susie es un pastiche animado por computadora. No sé si se debe tanto al presupuesto o a las técnicas (¿de verdad este hombre dirigió Las dos torres?) sino más que nada a una elección estética. Que no deja de ser artificial y fea. Hay secuencias donde la protagonista intenta fundirse con el mundo de los vivos que, francamente, dan vergüenza ajena (¿de verdad este hombre dirigió Criaturas celestiales y Muertos de miedo?). Podría nombrar, entre las malas elecciones estética el vestuarios de los protagonistas (o colores super brillosos en la fotografía y tantas otras cosas...). Parece que la película pide a gritos que se entienda como un drama de época setentoso. Y no lo digo sólo por la elección de Brian Eno para la música, sino también por los abundantes elementos "referentes" que hay en pantalla y hacen que todo parezca un circo (y no de los buenos). Desde los ruleros inmensos en la cabeza de Susan Sarandon hasta las cámaras Kodak con rollos. Todo en esta película está subrayado y sobredimensionado. Desde la molesta voz en off que pone en palabras lo que está en imágenes, hasta los montajes paralelos que apenas tienen algo de coherencia. La película de todos modos sirve para aprender de varios errores. El que se me ocurre ahora, es qué mostrar y cómo. Hay películas que muestra un asesinato y es sólo por morbo, está mal, claro. Otras, no lo hacen y resultan ofensivas (¿se acuerdan La caída?). Esta película no muestra el brutal asesinato de la chica, lo cual es un grave error. Porque lo que le sucede es una tragedia. Se tiene que ver, porque de otra manera, si lo que sigue es un montaje donde la vemos feliz (sin recuerdos del homicidio) corriendo y jugando por un mundo perfecto, hay algo que está mal. Muy mal. Pareciera como si no hubiese sido la gran cosa. Es más, como si su asesino le hubiese hecho un favor. Hablando del asesino, Stanley Tucci es lo más rescatable del film (junto con Saoirse Ronan). Pero aunque Jackson se esmera en crear un personaje memorable, el asesino sigue siendo unidimensional. De todos modos, esas cosas me permiten seguir creyendo que esta película es una mancha ligera en la carrera de un gran cineasta.
No, yo no quiero escribir más. Me siento frente al documento en blanco por segunda vez y les juro que lo intento, me esfuerzo, pero no puedo hacerlo. Me pregunto por qué ahora y no antes. Me pregunto también qué tendrá Desde mi cielo que provocó esto en mí. Muchos pensarán que es tan mala que me quitó las ganas. He leído comentarios de ese tipo, pero no; no hay nada más lejos de eso. Desde mi cielo es una película fascinante. Sí, aún a pesar de que el guión parece no cerrar por ningún lado; créanme que los entiendo a todos los que dicen eso, pero para mí sí cierra. El tema es que me cuesta explicarles por qué. En realidad, ni lo intento, porque tal vez no lo entenderían. Y no es porque los subestime, pero hay algo en esta historia que excede a la mera comprensión lógica. ¿Alguna vez se sintieron en contacto con alguien que no esté en este plano de existencia? No estoy hablando de ver fantasmas, porque Susie Salmon no es precisamente un fantasma – al que solo se haya quedado con eso, le pido que abra un poquito su mente, más que nada su corazón. Porque ahí radica el quid de la cuestión. Desde mi cielo no es una película para racionalizar. Es verdad que no se explica por qué varios de los personajes obran de determinada manera desde la muerte de Susie. Pero también es cierto que hay sensaciones en la vida real que resultan imposibles de definir. Vuelvo a preguntarlo, ¿nunca sintieron la presencia de alguien que ya no está físicamente en la Tierra? Bueno, yo lo siento muy a menudo y no puedo explicarlo. Entonces comprendo las “razones” de esos personajes, que actúan como motivados por nada, o quizás solo por una sensación, un movimiento, una brisa: por la presencia invisible de Susie, que para los suyos nunca se fue. Particularmente, creo que Jackson se arriesgó mucho al hacer esta película. Y tal vez por presión de los estudios, o de los medios, o simplemente de la audiencia popular que lo conoció masivamente gracias a su trilogía histórica (es obvio que no tengo ni que mencionarla) no se animó a jugarse del todo, y por eso planteó una historia fantástica, poética, que transcurre en esa especie de purgatorio celestial al que llega la protagonista, pero la entrelazó con una trama policial-terrenal poco sólida, en su afán de no decepcionar a nadie. Y lamentablemente no funcionó del todo, porque los personajes parecen poco desarrollados, como pobres a nivel dramático por momentos. Y creo que eso se debe justamente a lo que decía antes, a que no se jugó del todo. Se quedó a mitad de camino entre la lógica y el realismo. Pero – retomo palabras del principio – acá no vale ninguna de las dos componentes. Desde mi cielo podría tener su propia lógica, inexplicable para muchos, pero definitivamente el toque forzado de realismo en el que Jackson trató de anclar su película, en lugar de consolidar el relato, lo hace tambalear. Es que se está tan bien en el cielo que cuando la historia retorna a la Tierra, por momentos hasta irrita. Dan ganas de seguir volando eternamente por ese universo mágico y de una belleza visual incomparable. Entiendo a Peter, en serio; no es fácil animarse a hacer una película así en el circuito mainstream. Pero él lo hizo, y a pesar de todo, es admirable su osadía y el resultado final no deja de ser sorprendente. Sigo insistiendo, ya no quiero escribir… no cuando se trata de películas así. Sólo quiero sentirlas, porque para eso fueron hechas. Sólo me queda una duda… ¿todavía estaré acá, o me habré quedado entre esas nubes y océanos celestiales, contándoles todo esto “desde mi cielo”? La verdad, ya no me interesa saberlo. Sólo quiero seguir sintiéndome así…
Si tuviéramos que elegir la mayor virtud de Peter Jackson como cineasta, sin dudas, sería su ilimitado poder creativo. A lo largo de su carrera, supo interpretar mundos complejos y plasmarlos con magnificencia en la pantalla grande. Imprimió fantasía en la oscura historia de Criaturas Celestiales, se animó a darle vida y movimiento a la prestigiosa trilogía literaria El Señor de los Anillos, rehizo una versión más artística y romántica de King Kong y, en su nuevo trabajo, volvió al terreno del crimen con su inajenable dosis de ilusión. Desde Mi Cielo marca el regreso de este visionario director tras la épica aventura del simio en la gran ciudad. En este caso, cuenta la historia de Susie Salmon, una chica de 14 años asesinada brutalmente por su vecino, el intrigante Sr. Harvey. Una vez fallecida y sumergida en un espacio imaginario (que se da a entender como una antesala al paraíso), observa el dolor de su familia tras la tragedia y la impunidad que goza el criminal. Más allá de la crueldad del hecho que desata el conflicto de la película, hay lugar para la distensión y humor. El personaje de Susan Sarandon, la abuela de la difunta, contribuye como una moderna sexagenaria que llega al hogar para ayudar a sobrellevar el duelo. Los padres, por su parte, son interpretados por Mark Whalberg, muy prolijo en su papel, sin sobreactuar los momentos dramáticos, y Rachel Weisz, con menor aparición pero igual de solidez. Las dos personificaciones más notables son las de Saoirse Ronan (la delatora de Expiación, Deseo y Pecado) y Stanley Tucci (cuya larga trayectoria empezó a darle notoriedad tras su participación en El Diablo Viste a la Moda). Ella sostiene su protagónico logrando el desafío de interactuar, generalmente, con situaciones de ciencia ficción y hacer sufrir a su personaje sin que parezca demasiado forzado. El segundo encarna al villano de la historia, cuya debilidad es atacar a adolescentes. Por momentos es aterrador y repulsivo, mientras que por otros carismático y comprador. Como Christoph Waltz en Bastardos Sin Gloria, creó un ser despreciable, pero lo suficientemente humano para establecerlo como de antología. El gran espectáculo de este film es el despliegue visual. Si Jackson ya había quebrado barreras en el pasado con el uso de efectos especiales (cómo olvidar la fascinación que Gollum produjo), esta vez no solo reinventa nuevos paisajes creados digitalmente, sino que más que nunca los sujeta a las necesidades de la historia. WETA Studios, responsables también de Avatar, siguen marcando una bisagra en la historia del cine. El diseño de producción es perfecto. Las diversas planicies imaginadas por la víctima del crimen se fusionan y conciben un mundo poético, que muta según lo que transcurre en la realidad de los vivos. La escena en donde las botellas gigantes chocan contra las rocas de la orilla y se despedazan merece una reverencia. Otros aspectos técnicos a destacar incluyen el uso estratégico del sonido y la fotografía de Andrew Lesnie, que ayuda a aterrar, iluminar rostros en medio de la oscuridad, fomentar la imaginación y apreciar planos amplios. El error de esta obra es que la historia queda chica y desarrollada pobremente para la súper producción en la que está contenida. La investigación del asesinato entra y sale del primer plano, con un progreso desparejo que deja algunos cabos sueltos. El recurso de la voz en off, usada por “la niña Salmón”, no es aprovechado eficientemente y no agrega nada a la historia, salvo algunas conclusiones demasiado literarias. Pero estas falencias en el ADN de la película, su guión, no desmerecen la habilidad de Jackson (junto a las guionistas Fran Walsh, su esposa, y Philippa Boyens, coequiper históricas) de abordar temas cruentos sin golpear bajo ni caer en la lágrima fácil.
¿Una piedra en el zapato? ¿Un fallido “no” tan fallido? Es indiscutible que éste nuevo film del consagrado director Peter Jackson ha de crear controversias entre espectadores, detractores varios… Desde mi punto de vista, me resultó grato contar con que un tema difícil, una muerte juvenil, desde otra óptica, una visión muy contraria al acercamiento hostil que padecimos tan sólo una semana atrás con Preciosa, otro film de temas difíciles de digerir y con tan poca delicadeza a cuestas. Desde Mi Cielo, está abarcada desde otro panorama, desde los ojos de la pequeña ya asesinada, inmersa entre medio de dos lugares, entre vivos y muertos, contándonos con voz en off su historia, su visión de los sucesos ocurridos previamente a su muerte, detallando el atroz acto y siguiendo a sus familiares y asesino, a la par, sin interacción, esclareciendo, interpretando, ansiando estar viva para cambiar y vivir los momentos que le fueron usurpados. Esa magnífica herramienta, ya varias veces utilizadas en fílmico, de poder ver lo que hacen nuestros seres queridos mientras uno no está, vivo, muerto, presente, ausente, remite a ¡Què Bello es Vivir! de Capra, la vida y la muerte frente a una delgada línea, una que se quiere, no se debe, o a veces nos empujan y terminamos cruzándola. Susie (Saoirse Ronan) es la hija mayor de los tres niños Salmon, corre la décad de los 70’s, vestimenta característica, una madre (Rachel Weitz) que lee manuales DIY acerca de toda tarea doméstica imaginable, un padre bonachón (Mark Wahlberg) y una abuela (Susan Sarandon) frenética y alcohólica que llega a hogar en quiebra para “ordenar” y romper tabúes frente al dolor engendrado por la pérdida. Lo grandielocuente de Desde Mi Cielo, es el lugar desde donde Susie Salmon registra su partida, su imaginación tal vez, un lugar conformado por parte de sus recuerdos, un collage de vivencias ilustradas, coloridas, paisajes que cambian, rotan, degeneran a medida que se los visita y recorre. El uso de efectos CGI aquí funcionan a medias, por momentos la utilización es excesiva, fluctuando eentre sectores, desvaneciendo el interés frente a largas tomas en duración. Stanley Tucci completa el reparto en su macabro rol, sin lugar a spoiler ya que es presentado como tal desde el inicio del film, su transformación, mentalidad cual un engranaje, no deja lugar a dudas, con sentidos favorecidos, detallista, un asesino precavido y calculador. Peter Jackson no ha sabido concretar una obra a la altura de sus otras, hay resabios de Criaturas Celestiales, su obsesión por la muerte, uno de sus temas favoritos. Y, una manera personal de contar una historia, a su manera, con fallas, fallidos, y quizás,…, una piedra en su zapato que no es más que el éxito que ha sabido acumular y difícilmente ayude a poder producir un film menor, de tono completamente lejano a otras de sus incursiones cinematográficas.
Mi vida sin mí Peter Jackson eligió privilegiar la relación entre el padre y su hija asesinada en su emocionante adaptación. Ya le había sucedido a Peter Jackson antes de estrenar la primera parte de la trilogía de El Señor de los Anillos. Fans de Tolkien de todo el mundo lo atacaban en Internet sin haber visto una imagen en movimiento de La comunidad del Anillo. Al adaptar Desde mi cielo, el best seller de Alice Sebold publicado en 2002, al neozelandés le llovieron críticas de lectores de la novela ... pero esta vez, tras ver la película. Mejor, parece, si se quiere disfrutar el filme, es llegar al cine sin haber leído la novela. Como suele suceder. Jackson, así, recrea la historia contada por Susie Salmon, esta adolescente de 14 años que, en 1973, es salvajemente asesinada y que luego observa todo lo que sucede en la Tierra desde Ningún lugar, como lo define Peter Jackson, y que la propia Susie lo ponía en estas palabras: "el horizonte azul entre el Cielo y la Tierra". Cada uno tomará el filme desde la visión que prefiera. Por un lado está el thriller, la pesquisa tras Harvey, el vecino que violó y asesinó (en la novela; en la pantalla lo que le sucede a Susie, la muerte inclusive, no está explícita), con los denodados esfuerzos del padre de la víctima (Mark Wahlberg) por hallar un culpable, y también el cuerpo de su hija. Pero por otro -y tal vez el que le cuestionan quienes amaron el libro y no la película-, está la intensa relación afectiva, los bones, huesos, o lazos que unen a Jack, el padre, con Susie, y que para Jackson son más fuertes que nada. Hasta que la muerte. La película tampoco tiene una construcción sencilla, porque la narración va y viene en el tiempo, hay personajes que tienen ciertos dones que no vamos a develar, y otros que en apariencia quedaron algo relegados -el de la madre, interpretado por Rachel Weisz-. Pero allí donde el director no podía dar ninguna nota en falso es donde Jackson acierta dos plenos. El primero es en la selección de Saoirse Ronan, la neoyorquina de 15 años que asombró en Expiación, ahora en un papel diametralmente opuesto. Susie es la ingenuidad, la candidez, ofrece la sana seducción de la pureza, y a través de sus ojos es que Jackson construye un universo de infinita imaginación -la escena en la costa, con las embarcaciones embotelladas es bellísima-. Al fin y al cabo, Weta, su compañía de efectos especiales, para algo está. Y la otra es haber elegido a Stanley Tucci como el asesino. Casi irreconocible, el actor de Big Night compone desde cada mínimo gesto al personaje con más carnadura de la película, que sabe emocionar allí donde otros serían un clisé.
Susie en el (otro) cielo con diamantes Discutida, la adaptación de Peter Jackson del best seller de Alice Sebold, sobre una niña asesinada que observa a su familia –y a su verdugo– desde el más allá, es una vigorosa, creativa, desbordada declaración de amor al universo de las imágenes. En 2002, Alice Sebold publicó The Lovely Bones, una novela tenebrosa pero tierna que fue best seller. Era la historia de Susie Salmon (“como el pez”), 14 años, la mayor de tres hermanos de una familia suburbana en los alegres setenta. Volviendo a casa desde la escuela, Susie es capturada, como un animalito, por un vecino llamado George Harvey, que la viola y la mata. El texto de Sebold estaba escrito en primera persona: desde su cielo, la voz de Susie relataba, con los involuntarios hallazgos poéticos de los chicos, la forma en que su familia –la mamá Rachel Weisz, anestesiada por el dolor, el papá devastado Mark Wahlberg, la abuela borrachina Susan Sarandon, sus dos hermanos menores– intenta digerir la pérdida. A la vista de su adaptación cinematográfica, podría imaginarse sin esfuerzo que la historia de Sebold hubiera llevado impreso un aviso de “en caso de traslado al cine, que quede en manos de Peter Jackson”. El material parece nacido para la imaginería visual que marca la casa del neocelandés –quizá también el Tim Burton menos sweety o el David Lynch más ATP podrían haber sacado buen provecho de este asunto–. Jackson, como bien saben los seguidores de su cine, confía en una imagen antes que en mil palabras. Le basta un plano –raro, caprichoso– para hacernos saber que estamos en presencia del monstruo: Harvey pasa, visto a través de la ventana de una casa de muñecas, su ojo magnificado, un gigante aniquilador sobre la inmaculada habitación en miniatura, la presentación del mal. Una idea visual que dialogará, en tensión, con la de otra miniatura obsesiva, los barquitos encerrados en botellas que arma Susie, un poco a desgano, con su entusiasta padre. Pero éstos, claro, jamás se ven desde la perspectiva del barco. Hay otro hobby, el del vecino extraño y sus rosales. Y así, a lo largo de un film en el que las ideas, funcionales al relato, se juegan con libertad, sin miedo al qué dirán, aun algunas reiteradas y otras probablemente excesivas: el cielo-la muerte es más lindo que la tierra-vida y allí uno se lo pasa mejor, una idea queaparecía en Muertos de miedo. Pero la creatividad no tiene que ver con la perfección, sino con el entusiasmo. Y el film de Jackson rebosa pasión por su historia y la forma de contarla. Junto a sus guionistas habituales Fran Walsh y Philippa Boyens, el director de El señor de los anillos juega con lo real y lo fantástico, como en Criaturas celestiales, pero sin renegar de los géneros involucrados: un policial negro sobre un asesino serial, un dramón familiar y una película de fantasmas lisérgica de nuestros días. Susie (la estupenda Saoirse Ronan) es pura, como debe serlo el personaje que represente la inocencia destruida, a todos los niños abusados, maltratados, asesinados, en todos los cuentos, novelas o noticieros de la historia. Pero también es sexuada, acalorada por un chico de manera muy real. Los apuntes domésticos, los diálogos de la familia son igual de terrenales, con las fricciones propias de la convivencia con adolescentes que gritan: “En esta casa no se puede ser creativo” cuando no le compran más rollos fotográficos. Lo fantástico está en ese cielo, claro, el nuevo mundo que a la niña se le aparece como un paréntesis incierto, de deslumbrante belleza psicodélica y hippona –son los setenta, ¿no?–, frente al mundo de abajo, donde el buen vecino puede esconder cadáveres en el sótano y un campo de maíz se parece a un cementerio tenebroso. Susie vive en el horizonte-purgatorio, sin irse del todo pero ya no aquí. Y también ahí, en un lugar fronterizo se inscribe la película que la sigue. Entre el suspenso, el lirismo desatado y la abierta atracción por lo oscuro y lo corrupto, rubricado en el Harvey de Stanley Tucci, un malo temible y despreciable. Para algunos, Desde mi cielo abarca mucho y aprieta poco, pierde eficacia en su abrazo transgenérico. En Estados Unidos la crítica la trató con tibieza. Disparó contra la abundancia de dispositivos artie colorinche que ilustran el limbo de Susie. Losvio como obstáculos al potencial emocionante del relato. Es posible que las sobrecogedoras imágenes del cielo –que el libro apenas describe– enfríen el poder dramático. Pero frente al desafío de trasladar al plano visual una novela con niña muerta que habla desde el más allá, Jackson elige volar un poco. Sin perder el hueso, la audacia original de exponer esa muerte terrible con el filtro de la mirada infantil, como contando un cuento para niños. De hecho, la película borra toda referencia a la violación, que la novela describe penosamente. Quizá Jackson y su equipo creen ya hay dolor suficiente en el hecho de arrancar a alguien de esta vida. Y que el espectador, aunque no se le muestre, ya sabe, ya vio, no necesita más. A Jackson le interesan más otros efectos, la exploración de esos bordes entre el más allá y el más acá, parecidos, nos dice, a los que separan el sueño de la vigilia. Desde mi cielo es capaz deconmover tanto por el dolor de la pérdida como por sus imágenes deslumbrantes. Sabe que la ausencia puede ser cercanía, no sólo distancia. Por momentos, Jackson filma espacios soñados por alguien. Descubre que aun en el dolor y el horror puede aparecer belleza. Será por eso que, más allá del impacto de su virtuosismo visual, la película queda girando en la cabeza. Como una experiencia intensa, de esas que, a veces, es capaz de deparar el cine.
Susie en el país de las desventuras “Desde mi cielo”, el nuevo filme de Peter Jackson, presenta una historia dramática y da un problemático salto en el mundo de la ilusión. Como sucedía en King Kong, los primeros minutos de Desde mi cielo introducen un mundo, un tiempo y la vida de sus personajes, más allá que la voz en off de una criatura celestial organice el relato desde un trasmundo. Un libro de Hesse y uno de Camus y, posteriormente, un manual sobre crianza infantil, son suficientes para delinear la vida espiritual de los padres de una familia, signada por la desgracia. Cada objeto y detalle remiten a una clase social y década específica. Es 1973, y en ese tiempo todavía no se habían naturalizado los asesinatos de niñas y adolescentes. Susie tiene 14 años. Estudia, ama a sus padres y a sus hermanos y jamás besó a un chico. Su vida en Pensilvania es apacible y feliz, y así como su padre se obsesiona con su hobbie, introducir barcos diminutos en botellas de vidrio, Susie está apasionada por la fotografía. Captar un instante es retener el tiempo inaprensible, cazar lo fugaz en una película, una pasión prematura que tendrá otro sentido cuando, de regreso a casa, un vecino, divorciado y solitario, la invite a conocer una construcción insólita y siniestra bajo tierra en un maizal después de la cosecha. A partir de allí, Susie permanecerá suspendida entre dos mundos: aquel en el que vivimos y aquel que corresponde a la hipotética e imprecisa eternidad que espera por nosotros. Es un espectro aferrado todavía a su pretérita existencia, tanto por amor a su familia como por sus ansias de justicia. Desde mi cielo, basada en el best-seller The Lovely Bones, de Alice Sebold, es una película en tensión: su flanco metafísico kitsch rivaliza con su costado perverso. Aquí, Jackson combina fallidamente esa tendencia ostensible en la iconografía esotérica New Age de El señor de los anillos con el sadismo amoral de Criaturas celestiales, aunque Desde mi cielo es esencialmente un drama familiar y un melodrama adolescente. En ese sentido, todos los pasajes vinculados al asesino y sus obsesiones metodológicas trabajan sobre un registro realista que se contrapone dialécticamente con el limbo paradisíaco digital. Así, todos los primerísimos planos de los dedos de Stanley Tucci (quien interpreta magistralmente al asesino serial en cuestión), o los siniestros planos detalle sobre unas muñecas, momentos previos al asesinato, constituyen los mejores “efectos especiales” del filme, pues allí Jackson demuestra que el cine es también un lenguaje y una forma, y no un sospechoso arte derivado de la literatura, ahora auxiliado por un nuevo estadio digital capaz de plasmar en imágenes cualquier capricho de la imaginación. La secuencia que transcurre en la casa del asesino, entre la hermana mayor de la víctima y el homicida, es un prodigio de suspenso: basta un primer plano y el trabajo inteligente sobre el sonido para provocar físicamente al espectador.
En Desde mi Cielo, Peter Jackson vuelve a demostrar que es uno de los directores más audaces dando vueltas. Allá por los ’80, en su Nueva Zelanda natal, con una vieja cámara de 16mm y algunos amigos, filmó durante cuatro años Mal Gusto, acerca de un extravagante grupo de Élite enfrentándose a alienígenas que quieren hacer hamburguesas con humanos. Piensen: Nueva Zelanda, un pequeño país con nula tradición cinematográfica, y menos en cuanto a cine fantástico. Así y todo Mal Gusto fue un éxito internacional. Luego, Meet the Febles (por favor, no dejen de pinchar aquí), una sátira de Los Muppets, pero repleta de sexo, drogas y excesos. ¿Cuántas personas hacen una película toda hecha con títeres, y encima de contenido políticamente incorrecto? (Bueno, más acá en el tiempo la hazaña fue repetida en Team America, aunque ahí usaron marionetas). En los ’90 nos dio Muertos de Miedo (título original: Braindead), un delirio con zombies, considerada por mucho tiempo como la película más sangrienta de la historia. Cuando ya muchos lo coronaban como el nuevo Rey del Gore, Peter J. tomó otro camino y se despachó con Criaturas Celestiales, la historia real de dos amigas que mataron a la madre de una de ellas. Con este gran film accedió al mote de los directores “serios”, adorados por los críticos que solían desdeñar sus epopeyas sanguinolentas. Parecía que el otrora Genio de las Tripas se dedicaría a films raros pero de qualité, pero otra vez arriesgó. Muertos de Miedo (Título original The Frighteners) era una comedia de terror producida por Robert Zemeckis y protagonizada por Michael J. Fox antes de que el Mal de Parkinson le impidiera trabajar con regularidad. Pese al poco éxito, Jackson logró lo que muchos de decretaban imposible: filmar tres películas con un presupuesto multimillonario y basadas en tres libros clásicos de fantasía, que habían sido llevados al cine con escasa suerte en un olvidado largometraje de animación. P. J. tuvo mejor fortuna, ya que la trilogía de El Señor de los Anillos recaudó millones y ganó muchos premios Oscar. Mientras los demás empezaban a filmar películas similares, con batallas épicas y seres mágicos, Jackson se la volvió a jugar y filmó una nueva versión del clásico intocable que lo marcó de niño. Su enfoque de King Kong fue más extenso y desarrollado que el original de 1933 —y ni hablemos de la remake de 1976—, una historia de amor condenada desde el vamos, pero con resultados soberbios desde lo artístico. Peter Jackson arriesgó siempre. Y lo sigue haciendo. Es como el Sargento James de Vivir al Límite: un tipo al que no le molesta tirarse por el acantilado para obtener la grandeza. Desde..., un producto más intimista que los tanques que venía dirigiendo, nos presenta un mundo único, un Limbo que es una suerte de Paraíso, un universo de ensueño, donde las cataratas se juntan con los maizales. Un mundo pleno de lirismo. Otra virtud del director: siempre usa los efectos especiales al servicio de la historia, no al revés. Lo cierto es que la película es un producto novedoso, atípico, diferente a lo que se viene estrenando... pero también podría haber sido mucho mejor. Si toda el film hubiera sido contado única y exclusivamente desde el punto de vista de Susie, y si se eliminaran elementos de comedia no del todo bien puestos, sería una de las obras maestras de la cinematografía mundial. Incluso la subtrama policial podría haberse contado así. En cambio, el punto de vista varía de un personaje a otro, y eso le termina restando. Desde... tiene un antecedente directo: la producción inglesa Sueños Alterados, ópera prima de Bernard Rose, director de Candyman: El Dominio de la Mente y Amada Inmortal. Estrenada en 1988, Sueños... contaba cómo Anna, una preadolescente que debe permanecer postrada en su casa, puede ingresar en el mundo onírico que suele dibujar. Un mundo donde todo parece andar bien... pero hay una amenaza cerca. Sueños... es una fábula más siniestra y menos visualmente imaginativa que la obra de Jackson, pero bien vale como un antecedente muy interesante. Aquí tienen principio de la película. En cuanto a las actuaciones, ya mucho se habló de la inquietante labor de Stanley Tucci, que le valió una largamente merecida nominación al Oscar. Lástima que compita con Christophe Waltz... (Atención actores o aspirantes: si quieren ser nominados al Oscar, y hasta ganar la estatuilla, al Mejor Actor de Reparto, interpreten a asesinos sádicos y despiadados. Si no fíjense en Javier Bardem y en Heath Ledger). Seguro llamará la atención la extraña muerte de unos de los personajes principales, y no hablamos de Susie. Si bien Peter J. ganó millones de dólares y de premios, tuvo que hacer una concesión cuando el primer corte fue mostrado en las proyecciones de prueba. El público quería más violencia y sufrimiento. Y Jackson les hizo caso. Desde... tuvo críticas muy dispares en todo el mundo. Sobre ese tema, el director dijo: "Me gusta que el público reaccione de forma diferente, no me gusta acotar los filmes para un determinado tipo de audiencia. Y esta película me gusta porque es difícil de clasificar. Estoy orgulloso de esto". Luego de ver Desde..., será difícil no imaginar cómo sería nuestro Limbo personal. Pero también es mejor recordar que seguimos aquí, y que a la vida, pese a los incontables problemas, vale la pena ser vivida. De hecho... ¿qué hacen acá leyendo esto? ¡Salgan ahora! ¡Vivan, amigos, vivan!
La vida continúa Los adolescentes de ahora viven en el limbo. Algunos se pasan el día pensando en el amor y en los pajaritos mientras otros prefieren andar borrachos, pichicateados y teniendo sexo promiscuo hasta en las plazas. Je. A diferencia de estos jóvenes sin futuro, el vecino de Susie le saca pasaje sin escalas al limbo de los muertos, después de haberla violado y asesinado. Desde la frontera con el más allá, la difunta observa y narra la vida de su familia y compañeros de escuela, la depravación de su asesino, el deterioro de la relación de sus padres, la forma en que sobreviven sus hermanos y la intentona de una freak por robarle el novio. A partir del asesinato de la joven, la película alterna entre dos mundos paralelos. El limbo kitsch de Susie bien podría inscribirse en el género fantástico por su menjunje de sobrenatural y fantasía onírica. Esta nube de pedo coexiste con un mundo real, sucio y violento donde una familia no logra reponerse de la pérdida de un ser querido. Oscilar entre estos dos espacios con sus respectivos y disonantes criterios estéticos no resulta atinado. Ambos mundos se opacan y mientras el colorido limbo de la joven violada termina siendo de mal gusto, el drama familiar pierde fuerza dramática entre tanto floripondio lírico. Para hacerle justicia a Desde mi cielo, hay que agregar que el ecléctico Jackson es un conocedor del oficio y habrá que reconocerle algunas decisiones acertadas que incluyen el casting de actores, los montajes en paralelo del primer tercio de la película y las primeras escenas de la mudanza al limbo. Y hablando de hacer justicia, ¿la forma estúpida en que muere el asesino y ese final Narosky en el cielo fraternal de las violadas, no es un insulto a la inteligencia?
Mamarracho celestial Cuesta creer que un director del prestigio de Peter Jackson cometa tantas torpezas en la adaptación de una novela publicada en el 2002, escrita por Alice Sebold y traducida al castellano con el título Desde mi cielo. Quienes han leído el libro coinciden en que la adaptación cinematográfica, a cargo del propio Jackson y sus co-guionistas Fran Walsh y Philippa Boyens, no logró condensar el espíritu de la historia que gira en torno a una serie de reflexiones sobre la vida después de la muerte a partir del relato de una adolescente asesinada en 1973, quien observa desde el limbo como sigue la existencia de sus seres queridos y no puede despegarse de lo terrenal para llegar al tan ansiado paraíso. Ese es a grandes rasgos el desafío que seducía al director de King Kong y que dados los antecedentes que se remontan a Criaturas celestiales (quizá su mejor película donde la fusión entre dos realidades era perfecta), podía resultar más que interesante. Sin embargo, cegado por una ramplonería kitsch y un desacierto mayúsculo de la puesta en escena- cuando se trata de representar el espacio celestial- este nuevo opus resulta por lo menos fallido en su concepción formal y absurdo desde un punto de vista cinematográfico. Tal vez el realizador procuró alejarse de los códigos del policial clásico ya que tenía todos los elementos servidos en bandeja: desde el asesino serial introvertido hasta la víctima ideal y en paralelo la investigación que no aporta demasiado. En vez de ajustarse a esta estructura intentó amalgamar la fantasía quizás para descomprimir un argumento que de por sí pierde su misterio porque tanto víctima como victimario se develan casi al comienzo del film. De ese modo lo que podría parecer como una película híbrida nunca encuentra el justo equilibrio y se desbalancea desde el principio. Así, Jackson desperdicia la riqueza de los géneros en juego y deja la sensación de que estamos frente a dos películas, malas por cierto. Una voz en off omnipresente de la protagonista, Susie Salmon (Saoirse Ronan), anticipa que fue asesinada por su vecino (Stanley Tucci, exagerado y sobreactuado), mientras que su familia trata de seguir viviendo pese a la pérdida. Quien sospecha sobre la identidad del asesino es su padre (Mark Wahlberg), aunque el poco apoyo de la policía, encarnada en el detective de turno (Michael Imperioli, el Christopher de Los Sopranos), no ayuda demasiado. Tampoco la depresión de su esposa Abigail (Rachel Weisz), devenida en crisis familiar con huída del hogar. Así las cosas, el padre junto a sus dos hijos vivos, hermana y hermano menores de la protagonista, son vigilados por Susie desde el más allá con la consabida regla de la incomunicación entre un mundo y otro. Entre el onirismo digital, a veces calcado de Más allá de los sueños (1998), y alguna que otra impronta surrealista de manual de primer grado -acompañado de una estética new age que la banda sonora de Brian Eno se encarga de enfatizar-, este producto mal terminado se derrumba en la primera media hora pese a los intentos estériles de crear una atmósfera de suspenso y oscuridad absolutamente opacada por los colores chillones de la imagen y la falta de ritmo con enormes digresiones y baches en lo que hace a lo narrativo. No obstante, la frutilla del postre para provocar la mayor indigestión al espectador llega en la resolución de la trama y en un epílogo patético que hacen descender varios escalones a este gran director que había tocado el cielo con las manos y ahora vuelve al lodo de un cine previsible, chato e impersonal.
Estamos no sólo ante la peor película de Peter Jackson, también es uno de esos films que a los pocos minutos se vuelven francamente insoportables. Desde mi cielo (The Lovely Bones, 2009) intenta refritar la atmósfera y el tópico “crisis adolescente en un contexto trágico” de la recordada Criaturas celestiales (Heavenly Creatures, 1994), pero termina confirmando que King Kong (2005) no fue un accidente: esperemos que este declive creativo no se transforme en un período de decadencia. La propuesta es pomposa casi en todo momento, está llena de imbecilidades, aburre a fuerza de lugares comunes, carece de imaginación y pretende manipular al espectador con una inocencia que genera tanta risa como asco. El realizador no se decide por ninguna línea argumental, desaprovecha al personaje de Mark Wahlberg y abusa de un tono narrativo monocorde, siempre entre afligido, meloso y alegórico. Aquí los únicos elementos rescatables son el acento de Stanley Tucci, la maravillosa participación de Susan Sarandon y el vinilo que se ve por ahí del primero de Black Sabbath...
Una resolución conformista El relato de una violación y de un crimen, narrado desde la joven protagonista, hubiera merecido un tratamiento que pudiera sostener la tensión dramática de las diferentes situaciones que se van desencadenando; y no haciéndose presente sólo en cuestiones puntuales. A quince años del estreno de su notable film Criaturas celestiales (recientemente editado en DVD) podemos llegar a observar cómo Peter Jackson, realizador de origen neozelandés, pudo llegar a ser seducido y capturado por la maquinaria exitista y convencional de lo que exige el Hollywood de hoy. Lejos ya de internarse en el tenebrismo de lo siniestro, como lo lograba en el film citado interpretado por la hoy muy reconocida Kate Winslet y Melanie Lynskey, quienes construyen una realidad paralela que asomará a la tragedia, en el film que se ha estrenado esta semana, basado en el best seller homónimo de Alice Sebold publicado en 2002, elige una fórmula que termina por disolver toda señal de ambigüedad apelando a una resolución conformista y reparadora. El relato de una violación y de un crimen, narrado desde Susie, la joven protagonista, cometido por un asesino serial que se acerca a niñas y adolescentes de manera aparentemente gentil, cuya figura ya conocemos desde el inicio, hubiera merecido un tratamiento que pudiera sostener la tensión dramática de las diferentes situaciones que se van desencadenando; y no haciéndose presente sólo en cuestiones puntuales y perdiéndose a lo largo de la narración. Desde su cielo personal, visión almibarada y refulgente del paraíso de los justos que se le promete a los seres sufrientes, vamos asistiendo a una reconstrucción de los hechos y a una situación de presente, en la que podemos reconocer la conflictividad dramática en la que queda subsumida una familia cuya hija, en un primer momento ha desaparecido. Situación que inmediatamente llevará a otra confirmación, a partir de ciertos elementos, objetos, prendas, que la identifican como una víctima. El título original del film, The lovely bones remite a un espacio, a un lugar, donde el asesino ha escondido las partes de los cuerpos mutilados, considerados por el como piezas de trofeo. Y es precisamente, la figura del asesino, el enigmático vecino, que observa celosamente conductas sospechosas, uno de los puntos más logrados del film. Su vínculo con la familia Salmon, la familia de Susie, la manera en que poco a poco despierta cierta intriga y rasgos de perversión son algunos de los aspectos que permiten que el film adopte otro tono, adquiera otro ritmo, mantenga en vilo al espectador. Desde su figura, compuesto por un excepcional Stanley Tucci (nominado para el Oscar como "mejor actor de reparto"), el film va a volver a conectarse con algunos pasadizos amenazantes de Criaturas celestiales. Pero la visión del mundo doméstico de los Salmon, la ocasional presencia de la ley, el estereotipo caricaturesco que alcanza Susan Sarandon, en el rol de una abuela que deberá asumir (con humor y desenfado extremo) la conducción del grupo familiar, atentan contra el planteo dramático que las expectativas marcaban. En contraste con lo que pretende ser el infierno en la tierra, desde su cielo personal Susie va atravesando escenarios que oscilan entre escenas publicitarias y mundos oníricos, digitalizados, en una suerte de Arcadia, reconstruyendo un film narrado desde dos propuestas diferentes: la que alguna vez identificó a su director y la que hoy se acepta a ojos cerrados en el mercado.
El Señor de los desaciertos Peter Jackson es, sin duda, uno de los mejores directores contemporáneos. Su interesante filmografía, que incluye excelentes películas como Criaturas celestiales y Muertos de miedo, hizo cumbre con la aclamada adaptación de la saga de Tolkien, El Señor de los Anillos, la cual le aseguró al realizador su propio capítulo en la historia del cine. ¿Qué quisiste hacer Peter? Es muy fácil hablar desde la comodidad de un sillón y decir que la nueva película del neocelandés pierde temprano su norte y deambula por aguas turbias. La novela The Lovely Bones de Alice Sebold fue catalogada rápidamente como una historia “infilmable”. A pesar de esto, Jackson se le animó a la propuesta y el resultado es un film colmado de inconsistencias. La película narra la historia de Susie Salmon, una niña que se presenta contándonos que fue asesinada a los catorce años y de cómo, desde su limbo surrealista plagado de efectos hechos por computadora (por momentos atractivo y en otros muy absurdo) observa los quehaceres de su familia y su asesino. Los primeros cuarenta minutos del film (hasta que Susie desaparece), son correctos; la propuesta entretiene y es llevadera. Después, los guionistas dejan de lado cualquier idea de que la película siga una línea narrativa y todo se va a pique. Se abren historias paralelas alrededor de la familia, sin ningún tipo de justificación ni aporte a la idea central del film, logrando que la película se alargue hasta hacerse insoportable. Sin duda, el fuerte de la película está en el elenco, que –a pesar de tener personajes insostenibles-, hace lo que está a su alcance para llevar el film a buen puerto. Sinceramente es difícil de explicar la reacción de la madre que abandona a su familia para irse a una plantación de naranjas después de la muerte de su hija. Una situación narrativamente inexplicable. Saoirse Ronan (la excelente actriz de Expiación, Deseo y Pecado) interpreta a Susie y nombres importantes como Mark Wahlberg, Rachel Weisz hacen de los padres de la niña. Para el aplauso, y la bien ganada nominación a los Oscars 2010, el trabajo preciso y abrumador del gran Stanley Tucci, en una excelente caracterización del asesino. El talento sigue intacto. Si bien Peter Jackson se embarcó en una película sin sentido, su manejo de cámara y el uso de todos los recursos que forman el lenguaje cinematográfico gozan de buena salud. Se destacan los planos detalle del asesino y la increíble secuencia final, que se podría usar tranquilamente en las escuelas de cine como “Manual de Suspenso”. Sólo eso se rescata de este film pobre; sólo eso y la audacia del realizador de querer filmar una historia muy difícil de adaptar y no quedarse en la tranquilidad y el trono que se le otorgó en el pasado.
EL CIELO PUEDE ESPERAR Peter -"El Sr. de los anillos"- Jackson, como productor el año pasado nos dió esa magna joya llamada "Sector 9", cine inteligente, creativo, entretenidísimo, relevante, y con actores desconocidos. Aquí regresa como director con una peli muy pero muy ambiciosa, o sea cast importante de actores, muchisimos millones de dólares gastados en efectos especiales, publicidad , etc y quizás su resultado sea más bien magro en comparación al filme antes mencionado. No porqué el filme no posea atractivos, o sus virtudes como unas actuaciones brillantes de la adolescente actriz Saoirse Ronan o el maravilloso Stanley Tucci, más que nada. Las fallas de origen hay que buscarlas en otro lado. Sinopsiando digamos que niña de 14 años es asesinada por un depravado vecino, y a partir de allí, desde un sitio encantador vea....de paisajes dignos de posters y Fowards que tanto dan cristianos como de la "new age", ese lugar paradisíaco que se supone es el estado intermedio entre el cielo y la tierra: el limbo. De allí espía, observa, comparte con nosotros espectadores lo que irá sucediendo, lo que pase con su casi destruída familia, y hasta los ribetes de una cacería al vecino homicida. Precisamente una molestia anexa a la narración es la muy clásica opción del "relato en off" por parte de la víctima, en algún punto y en sus peores momentos, esta producción recuerda a aquella monstruosidad fílmica con Robin Williams llamada "Más allá de los sueños", por cierto de una insoportable incomodidad. "Desde el cielo" no es un bodrio, tiene méritos como para ser un entretenimiento pasatista. En su tremendo envase de empaque, se la puede ver como discreta. Pero de Jackson quizás se podría esperar algo muy superior. En fin, el finado Víctor Sueyro tenía razón, otra vez el cielo puede esperar.
Desde mi cielo es el peor trabajo en la filmografía de Peter Jackson hasta la fecha. Esto no significa que el film opaque sus logros anteriores, pero la realidad es que tampoco tiene inmunidad diplomática por las grandes cosas que hizo en el pasado. La película es un desastre donde él tiene la responsabilidad como guionista, productor y director. Cuando entrás al cine a ver la historia de un crimen sobre una chica que fue violada y asesinada y al finalizar te queda la misma sensación que hubieras tenidos si veías Sintonía de amor 2 hay algo que falla. En este caso es la incompetencia absoluta del director para retratar una historia sobre el dolor humano, que terminó convertida en un lamentable pastiche digital meloso donde parecería que a Jackson lo sacás de los efectos especiales y no tiene mucho para decir. El mejor ejemplo para contraponer a este estreno es El Laberinto del Fauno. Ahí tenías un dramón tremendo con bastante suspenso que se fusionó a la perfección con secuencias de fantasía. Sin embargo, el director Guillermo Del Toro nunca perdió el rumbo del film porque sabía desde un comienzo lo que quería contar. La atención estaba puesta en las relaciones humanas no en los efectos especiales. No es el caso de Jackson. Acá no se entiende que es lo que quiso hacer. Retratar a la víctima de un crimen terrible como una ninfa poeta que vive feliz en una especie de antesala al Paraíso, mientras los familiares sufren en la vida es deplorable, sobre todo porque el asesino prácticamente queda como un héroe que les hizo un favor a las chicas que mató. Las jóvenes encontraron la felicidad eterna en el Paraiso y para sus familiares después todo sigue adelante sin problemas. Me pareció un poco perverso. Tengo que admitir que desde mi cielo arranca muy bien con gran potencial hasta que se produce el crimen. Hasta ahí vamos bárbaro. La presentación de los personajes, especialmente los de Stanley Tucci y Saoirse Ronan están muy bien y te meten de lleno en la trama. Inclusive la escena en que la protagonista se da cuenta que fue asesinada está muy bien realizada. Lamentablemente Jackson después entra en el terreno del País de Nunca Jamás con situaciones ridículas (como el insólito regreso de la protagonista para experimentar su primer beso) que no se pueden sostener y tira por la borda todo lo bueno que había construido hasta la primera parte de su trabajo. Es una pena porque el elenco es impresionante y reman como los dioses los diálogos ridículos de director. La excepción de esto es Susan Sarandon que directamente parece salida de una comedia de Kevin Smith. Su personaje está totalmente descolocado en la historia como si trabajara en un film aparte y la película falla a la hora de mitigar el drama con un poco de humor. Queda la sensación que el director Jackson estuvo más enganchado con los efectos especiales que en retratar las relaciones humanas entre los personajes. Desde mi cielo deja una importante lección a futuros directores de cine: Las historias de asesinos seriales pedófilos y los cuentitos de hadas sentimentalistas no van de la mano.
Y la vida siguió… Destacadas actuaciones en un filme que promete más de lo que brinda. Si con Criaturas celestiales, Peter Jackson había descendido a los infiernos contando la vida de dos adolescentes luchando por hacerse de su lugar en el mundo a cualquier precio y con la trilogía de El señor de los anillos alcanzó el paraíso de taquilla, crítica y premios logrando trasladar el imposible texto clásico de Tolkien a la pantalla grande, con Desde mi cielo (la traslación no tan acertada del original The Lovely Bones) el director neocelandés se quedó suspendido en un extraño limbo. Porque ese es el lugar adonde Susie (gran actuación de Saoirse Ronan con un candor que trasciende la pantalla) ha quedado suspendida hasta lograr desprenderse de lo que aún la ata a la vida. Y no en el falso cielo del título que supone un arriba ideal. La reconocida novela asomaba de por sí arriesgada en su relato de una joven de 14 años violada y muerta por un vecino (un Stanley Tucci que mete miedo) que se convertía en la narradora de la vida tal cual transcurría en su ausencia y buscando “ayudar” a los que la sobrevivieron, en especial su familia. La sensibilidad jacksoniana nos hacía presuponer que las cosas podían funcionar, pero algo se quedó a mitad de camino y sólo el artificio se adueñó del resultado final. Lo que podía salir mal salió un poco peor. La poderosa premisa de ver la historia a través de quien ya no puede actuar, de posicionarnos como espectadores en el lugar de quien ya no está y no de quien sufre la pérdida se va diluyendo en un relato que apuesta, esquivando todo sentimentalismo, por la artificialidad de la construcción del más allá, con grandes escenarios e imaginativas escenografías -fruto de un trabajo de efectos especiales certeros y logrados-, que busca correrse de toda perspectiva religiosa explícita y cae en un pastiche de sincretismo y procura trocar justicia divina por justicia poética y apenas construye un deux ex macchina bastante traído de los pelos. El jugueteo con las teorías lombrosianas, la remilgosidad con la que se enuncian las perversiones que se suponen como principales cuestionadas, la manipulación de los personajes que aparecen y desaparecen sin más razón que la que el guión les impone o a los que lleva al desborde discordante (la abuela de Sarandon es el ejemplo más acabado), la necesidad de buscar una especie de cierre tranquilizador al thriller en que se convierte en un momento el filme o de satisfacer esa cierta mirada muy hollywoodense de que de alguna manera uno puede cumplir con lo no cerrado de la historia aún después de muerto (Ghost, Sexto sentido, etc.) van sumando decepciones en el camino de una película que si bien evita todo golpe bajo y efectismo sentimentaloide no puede tampoco desarrollar un mínimo de sentimiento que consiga nuestra afección. O, lo que es peor, proponga, sin darse cuenta, una resolución tranquilizadora (con la conjunción de esos cielos celestes, esos campos amarillos sembrados, esas cascadas de aguas diáfanas, esas reuniones de niñas que, aunque ferozmente asesinadas, uno ve tan vivas en definitiva) a quien mira. Sea cual sea el efecto final, de cualquier forma, Desde mi cielo es un fallido filme que desperdicia una mirada extrañada sobre la muerte por miedo a que una lágrima le moje los decorados digitales.
Parcialmente nublado Peter Jackson compone el grupo de nuevos directores que han alcanzado cierta fama y prestigio por sus realizaciones. Éste oriundo de Nueva Zelanda obtuvo reconocimiento por su tarea en el paso al cine de la obra de J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos, llevando esta historia a un éxito espectacular dentro de la industria. Después, llevó a la gran pantalla el clásico King Kong, donde mostró nuevamente su talento para mezclar eficazmente fantasía, misterio y sentimentalismo. En 2009 presentó su último film llamado Desde mi cielo, trabajo que representa su regreso a los largometrajes después de 4 años de alejamiento, pero que no logra alcanzar el nivel de sus últimas producciones. Esta adaptación del best-seller “The lovely bones”, de Alice Sebold, narra la historia de una niña de 14 años, Susie Salmon, que es asesinada por su vecino. Ella desde el cielo relata cómo la vida de su familia y amigos cambia tras el terrible suceso, y cómo su asesino borra todas las pistas y se prepara para volver a matar. Susie se debate entre saciar su sed de venganza y el deseo que su familia se recupere. Desde su inicio, la cinta se centra en el relato de la joven sobre los diferentes aspectos de su vida antes, durante y después de su asesinato. Resulta correcta la presentación de personajes, mostrando en forma precisa sus características, sus vínculos y uniones para que el espectador comprenda el ámbito donde se desarrolla la historia. A partir de estos instantes, comienza a destacarse la tarea de Saoirse Ronan, como Susie Salmon, convirtiéndose en la guía con la cual se basará el film. Los inconvenientes de la producción comienzan cuando la joven abandona la vida terrenal para pasar a un terreno espiritual situado entre el cielo y la tierra. Allí, la cinta comienza a abandonar el buen ritmo de suspenso que había adquirido al contar la preparación y la realización del crimen. A partir de ahí, la película utilizara la dualidad entre lo espiritual y el thriller que nunca termina de encajar perfectamente. No obstante, Jackson sabe manejar magistralmente los tiempos del suspenso provocando que por momentos el film se vuelva atrapante y apasionante, explotando perfectamente los aspectos policiales. Durante estos tramos, sobresale la tarea de Stanley Tucci personificando de manera brillante al asesino que hace lo imposible por no ser descubierto, tarea que termina siendo el punto más alto de la producción. El film transcurre entre la dualidad anteriormente planteada, pero con un destacable trabajo visual, ya sea desde los planos utilizados por el director hasta los efectos especiales usados para presentar el mundo espiritual donde se mueve Susie. También se destaca la buena tarea de sonido y de musicalización, que permiten resaltar aun más algunas situaciones de la historia. Sin embargo, sobre el final pareciera que Jackson no logra concretar su idea y el desenlace termina siendo pobre, fallido y flojo, provocando que esa débil estructura que se mantenía entre el mundo espiritual y los eventos policiales acabe derrumbándose estrepitosamente sin saberse en realidad que es lo que se quiso contar realmente. Con sólo dos actores que se destacan dentro de un importante elenco y una trama que nunca termina de cerrar, el nuevo film de Peter Jackson es un trabajo fallido, donde se perdió la oportunidad de hacer una apasionante historia. Se espera que solo sea un tropiezo dentro de la carrera de un director que posee un gran talento y sapiencia a la hora de filmar. Ojala pronto vuelva a demostrar estas condiciones.
Todo comenzó en 2000, cuando la productora Film4 Productions adquirió los derechos para la adaptación cinematográfica de una novela cuyos bocetos aún descasaban sobre la mesa de luz de la escritora Alice Sebold. Dos años después, mientras The Lonely Bones arrasaba con las bateas norteamericanas y adquiría el status de best seller, y los directivos del estudio se paladeaban con la futura adaptación, el proyectó llegó a manos de la por entonces ignota directora escocesa Lynne Ramsay, cuyo único antecendente en la pantalla grande databa de pocos meses atrás. Morvern Callar –estrenada aquí como El viaje de Morven a mediados de 2003- cosechó lauros y éxitos de critica alrededor del mundo y le brindó la oportunidad a la joven insular y a su coguionista Liana Dognini de catapultarse al estrellato. La maquinaria funcionaba a todo vapor: los casting avanzaban, las damas adaptaban. Pero no: dicen las malas lenguas que Ramsay se acobardó con el cruce del Atlántico: “El libro salió y se convirtió en un best seller masivo. Y era tan amado que no quería que todo el mundo estuviera hablando de las diferencias entre la novela y la película”, justificó en 2005. De buenas a primeras, la línea de producción no sólo perdía un eslabón sino dos: sin guión y sin timonel, el barco quedó anclado en las profundidades de la incertidumbre. ¿Y Peter Jackson? El neocelandés estaba decorando su último pastiche, la finalmente indigestible King Kong, cuando mostró interés en capitanear la acéfala nave. ¿Otra adaptación de un best seller en manos de Mister Anillos? Demasiado tentador para la cúpula de Paramount, quien no dudó en saciarle el antojo y comprarle a Film4 Productions los derechos para la gran pantalla. El combustible jacksoniano propulsó la apaciguada máquina. Las coguionistas de la trilogía metálica comenzaron a elaborar el guión mientras que la refulgurante aparición de Saoirse Ronan como la atribulada hermana celosa en Expiación, deseo y pecado obnubiló al oceánico: el rol protagónico, Susan, ya tenia dueño. Pero la quietud no duró demasiado. Las diatribas se trasladaron ahora hacia el departamento de arte: se cree que la producción se detuvo durante varios meses a raíz de las discusiones entre sus integrantes y Jackson. Solucionado la cuestión, el casting seguía presentado inconvenientes. La nominación al Oscar por Half Nelson de Ryan Gosling puso sobre el tapete las aptitudes del (demasiado) joven actor. Seleccionado para el interpetar al padre de Susan, dejó el proyectó cuando consideró a la brecha generacional como insalvable: sus veintiséis años estaban lejos de los casi cuarenta del Jack imaginado por Sebold. “La edad del personaje y mi edad real fue siempre un tema que me preocupó”, le dijo a la revista Parade. Más allá de la coherencia de la justificación, los rumores indicaban que Gosling era demasiado demandante con Jackson, motivo suficiente para su despido. Poco quedó de la suerte que acompañó la decisión de reemplezar al irlandés Stuart Towsend por el enorme Viggo Mortensen para el rol de Aragorn en Lord of the Rings. El sustituto de Gosling fue, ay, Mark Wahlberg, próvido en roles centrales de películas de acción pero de escaso rodaje (más allá de alguna esporádica incursión) en las huestes del drama. La suerte de Desde mi cielo estaba echada. Seamos sinceros: primero, la premisa asusta; segundo, la película no está tan mal, o mejor dicho, podría estar peor. Susan es un capullo de mujer en pleno florecimiento que es asesinada por su aparente simpático vecino, al fin y al cabo un serial-killer-pedófilo. Su alma en pena no puede acceder al descanso eterno. Desde el “in between”, limbo a medio camino entre la tierra y el cielo, esperará que la justicia se encargue de su victimario mientras contempla cómo los jirones de su familia sucumben ante el dolor y la impotencia. Es curioso cómo Jackson trabaja la moral de película. Linkea un valor terrenal, allí donde impera la razón por sobre la espiritualidad, donde la frialdad de una letra vacía de interpretaciones a cualquier acción, que es la valoración de una autoridad como entidad de respeto y orden, con otro espiritual y de índole Divino. Vincula la paz del alma (en el Cielo) con la concreción de la justicia (en la Tierra). No hay curas que apuntalen a sus padres o hermanos; es el comisario devenido en confesor y amigo quien lo hace. La Justicia es aquí religión; la policía evangeliza; el Código Civil y Penal son La palabra, la Biblia. Sólo cuando las esposas cercenen la libertad del asesino, Susan estará en condiciones de ingresar por el pórtico hacia el Edén. La creación del espacio, que suscitó la mayor parte de las criticas, es quizá el mayor acierto de Jackson, quien pone su inventiva al servicio de un universo no sólo desconocido por todo ser vivo sino que quizá ni siquiera exista. ¿Cómo atacar la libérrima interpretación del “in between”, tan personal e intransferible, tan cargada de connotaciones, de pasado y de presente? Pero si arriba está lo mejor, abajo yace lo peor. Lo que ocurre en la Tierra tras la muerte de Susan es de una pobreza argumental y de un simplismo que asustan. Las acciones se suceden carentes de cualquier lógica interna, los personajes están sacados de la matriz genérica del estereotipo (Susan Sarandon, ¡con cigarrillo y vaso de whisky!), Wahlberg pulula por la pantalla incapaz de transmitir la desazón de la ausencia, el sopor de la nostalgia, la resignación a la injusticia. Es un hombre duro, tosco, de escasos registros actorales para un papel repleto de matices y de constantes giros: de padre ejemplar, a justiciero, idea y vuelta. Por fortuna, Stanley Tucci demuestra que quizá sea uno de los actores más dúctiles del cine actual. Del perfecto embajador de Julie y Julia a este vecino hay un trecho enorme que Stanley salta con comodidad. Es el único quien siente su personaje, que se roba la atención del espectador y, por qué no, de la película, involuntariamente atraída por su magnetismo. En cada aparición, en cada cuadro, transpira miedo y resopla tensión. El desenlace es sintomática del descontrol que desde su génesis invadió a Desde mi cielo. El director, quizá resignado ante la potencia de un personaje que quedó corto en el rol de secundario, no le otorga al George Harvey de Tucci el final mucho más depurado y menos arbitrario que merecía. Opta por deshacerse del él tirándolo literalmente por el barranco. En una película normal, se iría infierno. Aquí, quizá encuentre descanso eterno en el inmaculado cielo de Jackson.
Criatura celestial Vaya uno a saber qué le habrá pasado a Peter Jackson por la mente al realizar su nuevo film, tras la megalomana visión de la trilogía de El Señor de los Anillos y la remake de King Kong, cuando decidió cruzar géneros tan incompatibles como opuestos y disímiles en tono y forma. Y es que, Desde mi cielo, en efecto, parece no una sino dos o tres películas que, sumadas, no se sabe si forman un todo o si, por el contrario, en el fondo se tratan de una nada absoluta. Si una parte (la mejor y realmente excelente) trata sobre el dolor de una familia por continuar la vida luego de la muerte de una hija, la otra (decididamente peor) se empecina en endulzar el argumento narrativa y visualmente, al punto de que por momentos uno no sabe si esos pomposos efectos digitales pertenecen una cinta del más fastuoso Hollywood o acaso a los de un video de una fiesta de 15 de alto presupuesto. ¿Cómo conviven estas contradicciones en los 135 minutos de duración? La respuesta es, lamentablemente, simple: no lo hacen. La tragedia omnipresente, por más que edulcorada en secuencias cuasi oníricas, podría prescindir completamente de una paralela narratividad mediocre, y ésta última parte podría quedar relegada a un segundo plano donde no molestaría demasiado, o comerse al resto del film para emparentarse con la igualmente triste (en el mal sentido de la palabra) Más allá de los Sueños, aquella con un Robin Williams descendiendo junto a la audiencia al más profundo de los infiernos. En el medio, dicho sea de paso, unos pasajes con ecos de un "Chiquititas" de Cris Morena, terminan de embarrar un film que, contado de otra manera -o, simplemente, contado de una sóla manera y no dos o tres- pudo haber sido mucho más interesante. Para mal de males, el mensaje incierto que deja en el aire una sensación de angustia ocasionada por una filosofía que parece querer decir "las cosas simplemente pasan y así hay que dejar que sucedan", ni siquiera consigue redención en un atisbo de "justicia divina", cuando el monstruo de la película (el asesino-pedófilo, por supuesto) encuentra un desenlace a tono con un gag de Tonto y Retonto. Desde mi Cielo es, así, un film definitivamente agridulce, equivocado en todas sus proporciones.
La fantasía puede más que la realidad Una chica de catorce años es asesinada, su cuerpo está desaparecido pero su espíritu sigue viviendo en algún lugar inexplicable. A partir de allí Susie cuenta su vida desde que era muy pequeña, atravesando el momento en que se convierte en heroína, cuando es asesinada y las distintas alternativas hasta que se descubra al que la mató. Susie Salmon cuenta cómo y por qué no se encuentra en el mundo de los vivos y qué cosas hace para seguir en él. Esta es básicamente la trama que rodea a la nueva entrega de Peter Jackson, director de la saga de El Señor de los Anillos, de King Kong y Criaturas celestiales, entre otras. The lovely bones bordea el drama y la fantasía hasta adentrarse en su máximo potencial con algunos motivos de suspense. Todo parece medio loco e incoherente hasta pasada la mitad de la película, pero la magia, la fantasía, están creadas exclusivamente para el espectador. Las intenciones de este cine no es creer la historia sino observarla y entenderla. Jackson recalca cada lazo familiar de los Salmon específicamente. Es por eso que nos crea esa especie de limbo donde vivirá la protagonista hasta último momento durante casi año y medio. Los lazos amorosos –familiares principalmente– son los que importan y abastecen la vida de Susie, son lo que realmente le importan en ese mundo paralelo entre el cielo y la tierra. Primero mostrará como esos lovely bones acompañan al padre en la investigación del homicidio hasta que su cuerpo no dé más, y le pase la posta a la hermana. Esta última será quien descifre el crimen a través de estos lazos que intervienen con Susie. Desde los primeros quince minutos el espectador ya sabe quién es el asesino, pero sus intenciones son que los demás –dentro del film– lo descubran. Es decir, el suspense es creado dentro de la historia de la película, lo intrigante para nosotros es si ellos se darán cuenta o no de quién es el culpable. Algo que es inexplicable del guión es que nunca se encontrará el cuerpo de Susie Salmon. Cuando pensamos que así será, la última intención de esta pequeña es obtener su primer beso antes de pasar a formar parte de los espíritus del cielo, con este giró se quiebra el suspenso para volver al registro de lo puramente dramático. Por lo tanto, Peter Jackson nos trae en el 2010, luego de pasar por la producción de District 9, una película en su estilo, con la mixtura de sus tres géneros favoritos –drama, fantasía y suspense- presentándonos un producto que no se juega por las grandes estrellas y los efectos especiales, sino por la complejidad de la historia y la compaginación de modos de hacer cine. No digo que sea la obra maestra del año, sin embargo sé que es una película que a simple vista parece una tontería, pero que se transforma en algo sencillamente complejo. Este es el hallazgo de Desde mi cielo.
EL ASESINATO DE LA LIBERTAD Si bien esta película no es una réplica exacta de la novela homónima escrita por Alice Sebold, mantiene un nivel de respeto y coherencia con la misma, creando así una fiel adaptación, difícil de ver y entender. La historia se centra en la vida de Susie Salmon, una adolescente de 14 años que cuenta su experiencia de vida luego de ser asesinada y encontrarse en el curioso camino que lleva al cielo. Esta es una cinta muy diferente a todas las antes vistas del mismo género, donde se mezcla el suspenso policial con la fantasía. Es un relato complicado de ver, más teniendo en cuenta que la protagonista está muerta y su voz en off contando lo sucedido puede llegar a sonar ridículo al público desde un principio. La cinta va viajando e introduciendo dos tipos diferentes de narración, por un lado el policial que conlleva a la búsqueda del asesino de Sussy y las reacciones de los padres a dicho suceso y por otro lado la narración de la protagonista desde el más allá. Aunque suene extraño, ya que el asesinato tiene muchas escenas en pantalla, el centro de la cinta es la segunda parte y gracias al muy bien logrado final, idéntico a la novela, este sentido logra entenderse y fundamentarse. No estamos frente a una historia de venganza ni de muerte, aunque lo parezca, estamos frente a una expresión diferente sobre la libertad y el amor, llena de metáforas y deducciones algo chocantes pero bellísimas. Las actuaciones son excelentes. Saoirse Ronan logra un trabajo estupendo con su personaje, le brinda la dulzura y la seriedad en los momentos justos y hace que cada una de sus escenas posea un aura especial. Stanley Tucci, en un papel muy complicado, está perfecto. Sus miradas, su inquietud, su soledad y su despliegue de desconfianza en el espectador están desarrolladas perfectamente en la historia. Un trabajo escalofriante de dicho actor. Los padres, Rachel Weisz y Mark Wahlberg, están correctos, los momentos en los que ellos se enteran de lo sucedido y cada una sus reacciones están muy bien mimetizadas en sus acciones. Peter Jackson lleva adelante esta obra mostrando en todo momento escenas y situaciones totalmente contrapuestas, que le brindan a la historia una fuerza exquisita, ejemplo claro la escena cerca del final en el pozo, una metáfora hermosa pero muy cruda a la vez. A su vez, invoca a la cámara fija en las escenas complicadas, otorgándole una potencia mayor a la cinta, los ángulos de las mismas son innovadores y muy sorpresivos mientras los minutos van pasando; se manejan perfectamente los silencios y las pausas argumentales y se crea una atmósfera increíble en dos momentos icono de la novela, la muerte de la protagonista, al principio y una resolución al final. Esta es una película difícil de ver, complicada y muy distinta, que disfrutarán en su plenitud quienes hayan leído las páginas escritas por Alice Sebold y que tendrá opiniones diversas entre los espectadores que recién descubren la historia. Pero en definitiva es otro acierto de Jackson, una fábula hermosa sobre la libertad, la emoción y las ganas de vivir. Con un elenco que se destaca en todo momento y un uso delicado de los efectos especiales, esta es una película vale la pena ser vista para así sacar sus propias conclusiones. UNA ESCENA A DESTACAR: final en el pozo
Tras el éxito de la trilogía "The Lord of the Rings" y el bodrio de "King Kong", Peter Jackson dirige un film, en el mismo estilo de su anterior trabajo "Heavenly Creatures", sobre una chica asesinada que mira todo desde el cielo. La película mezcla varios géneros: el drama reflejado en la familia por la perdida de una hija, el suspenso en la mirada del vecino asesino y la fantasía sobre la experiencia que vive la hija tras ser asesinada. Lo mas interesante ocurre cuando se enfoca en el asesino. Stanley Tucci compone un excelente personaje como el extraño vecino, que le valió una nominación al Golden Globe y al Screen Actors Guild Award, y se roba todos los momentos que aparece. Las escenas en la cueva con la chica y en su casa con la hermana de la víctima son excelentes muestras de suspenso. No hay muestras de violencia (se estreno como "prohibida para menores de 13 años"), a pesar que la novela de Alice Sebold se dice describe en detalle el momento de la violación y asesinato. El drama familiar es medio flojo, no hay un buen desarrollo de los personajes y sus historias parecen cortadas. Mark Wahlberg interpreta al padre, pero no encaja en este tipo de papeles (en lo único que zafa es en las de acción). Sin dudas el resultado hubiera sido otro con Ryan Gosling, quien abandono el proyecto poco antes de iniciarse la filmación. Susan Sarandon como la abuela y Rachel Weisz como la madre cumplen bien sus roles. La parte mas densa son las escenas fantasiosas, en donde la chica asesinada "mira" desde el cielo. Similar al film "What Dreams May Come", es lo mas delirante de la historia. Saoirse Ronan, quien ya me había sorprendido con su actuación en "Atonement", logra otra gran interpretación como la chica asesinada. Con solo 15 años tiene un gran futuro. En síntesis, el resultado es bueno a pesar de algunos momentos desparejos.
Siguiendo una historia ya resuelta Después de mucho tiempo, nos llega un nuevo film dirigido por Peter Jackson, quien vuelve a retomar la temática fantástica, aunque esta vez para abordar un tema común de una vida común. Esta vez le toca tratar la psicología de un asesino serial (brillante actuación de Stanley Tucci), una niña barada en una suerte de limbo, y el trauma familiar por la pérdida de la joven muchachita, encarnada aceptablemente por Saoirse Ronan. El reparto es de lujo: tenemos a Mark Wahlberg haciendo del padre que se obsesiona con encontrar al asesino; la preciosa Rachel Weisz haciendo de la madre que no logra lidiar con el asunto; una Susan Sarandon que es la que menos encaja en la historia pero que logra completar un papel redondo, con un compromiso corporal como sólo los de su camada pueden ofrecer; y finalmente los mencionados Tucci y Ronan, que se devoran la película. De hecho, cuando ellos no están en escena -y eso que tengo debilidad con la belleza de Weisz- la cinta se torna monótona, aburrida, con poco tacto. Es que el director de la saga de Lord of the Rings justamente peca de eso, tener poco tacto. El guión, basado en el libro de Alice Sebold, es muy malo, con diálogos vacíos y sin credibilidad. La reacción de la familia, exceptuando al padre, es incomprensible. Intento de olvido, con negación y resignación. ¿Quién reacciona así? Por más de que la trama esté ambientada -digamos- en los '70. Si bien la historia atrapa, cuando todo termina uno descubre que fue una pérdida total de tiempo. Por ejemplo, las melancólicas escenas de Susie Salmon (Ronan) en el limbo o, como le llama el niño que vaya-uno-a-saber-cómo sabe dónde está su hermana, el "horizonte azul". Los efectos especiales ayudan a que todo sea más llevadero. Pero, ¿qué pasaría si Jackson hubiese intentado hacer esta película hace 20 años? Ok, si mi abuela hubiese tenido bigotes sería mi abuelo, pero a lo que voy es que sin los CGI esta película estaría muerta en vida. Repito: el guión es muy malo. Sólo las actuaciones y los efectos especiales logran estar al servicio de las emociones que se intentan exponer, pero aún así nada se puede hacer con semejante desperdicio de libreto. El único apartado que se resuelve como muy bueno es el de la dirección, ya que Jackson se luce con un juego de cámaras muy interesante, alternando digital con celuloide según la mentalidad que la escena precise. Lo mismo pasa con los planos, que son de gran ayuda para ir "resolviendo" la historia, que de por sí está resuelta desde la primera escena. Y eso es lo peor de todo. Si uno comete el egoísta error de ponerse a pensar en medio de la película: "¿para qué veo esto, si ya sé quien es el asesino, quien es la víctima, y encima donde están ambos?", puede llegar a arruinar demasiado algo que ya viene flojito de fábrica. De hecho, cuando la crítica rechazó algunas escenas, Jackson y su equipo se dirigió a la sala de edición para volver más morbosa la patética última escena de Tucci en la película. Notarán que todo está tratado con pinzas. Nunca se juegan por una escena osada, o algún diálogo crudo. Todo es demasiado "lovely". Nunca se pasa el límite de lo políticamente correcto. Y eso es nefasto para una historia que debiera doler por dentro, e incluso arrancar lágrimas. Pero nada de eso pasa. Al contrario, todo es lineal, simple, y absurdo (la forma en la que se resuelven las cosas es para irse a dormir). Una completa y total desilusión este nuevo film del que alguna vez triunfó con The return of the king. Si no fuera por Tucci, Ronan y, ejem, Weisz, este sería un bodrio.
Después de los éxitos de la trilogía de El Señor de los Anillos, la remake de King Kong y la producción de Distrito 9, Desde Mi Cielo es el primer paso en falso de Peter Jackson. De ninguna manera implica que su talento se haya drenado, pero sin dudas es el equivalente al 1941 de Steven Spielberg - material mal manejado y director incorrecto para el mismo -. Aquí Jackson intenta regresar a los mismos terrenos de Criaturas Celestiales, pero comete una serie de pifias gruesas con el tono. El resultado es como un collage de buenas escenas, pero que no quedan bien juntas y que parecen pertenecer a distintas películas. The Lovely Bones (Los Adorables Huesos) está basada en la novela homónima de Alice Sebold. No conozco la obra de Sebold más que por referencias, pero su temática parece siempre girar alrededor de muerte y violación, lo que en su caso es un tema personal ya que la autora fue atacada sexualmente cuando era joven. Obviamente la experiencia le abrió una imprevista corriente inspirativa, lo cual puede catalogarse de explotación comercial de su propia tragedia, visión filosófica de su pasado o terapia literaria, según como se la quiera interpretar. Los especialistas de turno han considerado que la novela era imposible de adaptar al cine, pero el estudio Dreamworks adquirió los derechos y se los ofreció a Jackson, el que se encontraba detrás del proyecto desde hacía años. Pero en el fondo Desde Mi Cielo no deja de ser un melodrama típico. Se crea a una protagonista adorable - la excelente Saoirse Ronan, que reboza belleza y carisma, y con seguridad tendrá un gran futuro por delante -, se la destruye de la peor manera posible, y después viene el drama lacrimógeno de turno. Durante el primer tercio Desde Mi Cielo sigue fielmente los pasos del melodrama y, cuando llega el momento de la vejación, simplemente la omite, saltando directamente a la parte onírica. Susie Salmon es violada y asesinada (asumimos por lo que sugiere la policía), y despierta en un mundo que es una mezcla de la Tierra Media con Mas Allá de los Sueños. Un limbo en donde puede materializar lo que desee. Y es allí donde el filme se clava de punta. El tema es que The Lovely Bones no precisaba un mundo de fantasía y CGI. Es algo que se podía haber omitido olímpicamente, dejando a la voz en off de Susie Salmon y centrándonos en el drama - lo que hubiera sido más elegante y conciso -. Desde el momento que Susie corre carreras de trineo en fantásticos paisajes nevados, la historia pierde foco. Los pensamientos de Susie no son muy interesantes, la historia se desvía hacia el resto de la familia - llena de personajes a medio terminar hasta ese punto -, y el relato se dispara en intentar completarlos de apuro. Y a la audiencia lo que le interesa es cobrarse revancha de Stanley Tucci. Allí figura el problema central de todo el filme: Jackson se decanta por un melodrama con toques fantásticos, mientras que la platea exige un caso de justicia sobrenatural al estilo Ghost, la Sombra del Amor - con Susie vengándose del pedófilo o dándole pistas a los vivos sobre la identidad de su asesino -. Y yo creo que, más que un defecto de Jackson en ese punto, hay que atribuirle la falta al libro original, que intenta manejar una situación horrible dandole un tono poético ridículo y chocante: si la chica hubiera muerto en un accidente de auto, no habria problemas en que fuera un fantasma romántico; pero si fue violada y asesinada, lo que se precisa es venganza o justicia. La prueba está en el lamentable final, que es completamente insatisfactorio. Hasta ese entonces, The Lovely Bones era tolerable con sus defectos... pero la suerte de Stanley Tucci es tan arbitraria que termina siendo absurda y termina por hundir al filme. Eso no quita de que haya momentos inspirados como las secuencias fantásticas en el limbo - aunque no deberían estar -. La perfomance de Stanley Tucci es muy buena... con el grave problema de que le pusieron un maquillaje ridículo que no era necesario, con lo cual lo transformaron en una especie de caricatura de lo que debe ser un pedófilo - jopo, anteojos, dientes postizos, bigotes -. La abuela de Susan Sarandon está completamente fuera de lugar. Saoirse Ronan es deliciosa en pantalla, pero desaparece en la segunda mitad del relato. Mark Wahlberg y Rachel Weisz son bastante anónimos en sus papeles, pero por falta de tiempo y desarrollo. Y en general toda la sensación que deja el filme es la de insatisfacción: no emociona, no deja reflexiones profundas, no cumple con la justicia divina que exigía el relato, no cierra la historia sobre el resto de la familia Salmon. Simplemente Desde Mi Cielo es un mix de criterios diferentes sobre una misma historia, de los cuales no cuaja ni termina por sobresalir ninguno de ellos.
CONMOVEDORA E INQUIETANTE OBRA DE JACKSON Resulta imposible poder explicar el dolor que puede significar para una familia la pérdida de uno de sus miembros; y más, si quien se fue de este mundo resulta ser una hija de 14 años. Ésa es la desgracia que deben soportar los Salmon, una adorable familia de cinco que, de golpe, se ve sorprendida por la desaparición de Susie. Como espectadores somos testigos de su muerte, ya que ha sido asesinada por el solitario vecino, un cincuentón que tiene en su haber una larga lista de jovencitas (y hasta niñas) a las que les dio violenta muerte. El camino que nos hace recorrer Peter Jackson (“Criaturas celestiales”, la trilogía de “El señor de los anillos”, “King Kong”) es aquél que Susie también debe transitar para dejar definitivamente el mundo terrenal; ese espacio “intermedio” es el que le permite a la jovencita poder hacer contacto con su familia para que puedan descubrir que el hombre que la mató está a pasos de su casa. La voz en off de Susie atraviesa todo el filme, y a través de ella podemos percibir sus sentimientos, así como los de su familia, que sufre un desmembramiento casi lógico cuando la madre decide dejar el hogar por no poder sobrellevar la pérdida. Apartada del mundo que conocía, Susie es testigo del impacto que su muerte tiene en sus seres queridos, mientras su verdugo borra hábilmente las huellas del crimen y se prepara para cometer otro asesinato. Casi desde el comienzo Susie relata que va a ser asesinada, pero antes de que ocurra podemos ver la relación con su padre y su madre, con sus hermanos, con su abuela, y con el chico que le gusta, aquél al que no pudo darle su primer beso porque la muerte se interpuso en su camino. Sin embargo, el guión de Jackson, Fran Walsh y Philippa Boyens, se encargará de reparar esa falta y logrará, casi al final del filme, una bella y emotiva escena, donde los jóvenes podrán tener un pequeño pero bello momento de intimidad. Lo más creativo visualmente de esta película resulta ese limbo en el que Susie se encuentra, un lugar de ensueño, plácido, colorido; y los grandes planos generales son la mejor opción para dar cuenta de ello. “The lovely bones” (así su título original) es la adaptación de la popular obra homónima de Alice Sebold, y en la que se destacan las actuaciones de Saoirse Ronan, como la dulce Susie, y el siempre acertado Stanley Tucci, que esta vez borda un personaje siniestro, mezcla de hombre común y asesino serial, que podría ser vecino de cualquiera (no por nada está nominado al Oscar por este personaje). Tal vez resulten algo desaprovechados Mark Wahlberg, Rachel Weisz y Susan Sarandon: padre, madre y abuela de Susie, que deambulan sin mayor suerte intentando componerse de la pérdida, pero no adquieren mucha presencia en el filme (aunque Sarandon logra ponerle lo suyo a su pequeño rol). Rose McIver encarna a Lindsey, la hermana de Susie, que crece a la sombra de la desaparición y asesinato de su hermana, pero que acabará por tomar un gran riesgo para recuperar a su familia, protagonizando una de las secuencias de mayor tensión de esta “Desde mi cielo”. Alejado de la grandilocuencia de su rey Kong o de su exitosa trilogía, Peter Jackson mezcla el thriller con el fantástico, y logra una obra cargada de sensibilidad, que en sus minutos finales hará que el espectador (que se conecte con la historia) se emocione, despidiendo a Susie que, a su manera, y antes de pasar “al otro lado”, hará justicia con quien la puso en ese lugar.
The Lovely bones se reñirá en una sola categoría en los Globos de oro:Mejor actor de reparto para Stanley Tucci, un actor que ciertamente la viene remando hace años y que en este film sale más que airoso. Basada en la novela homónima de Alice Sebold , adaptada para la gran pantalla por Fran Walsh y Phillipa Boyens y dirigida por Peter Jackson, el film divaga entre la realidad y "el más allá", en una estética similar aunque no igual a Más allá de los sueños, para contarnos la historia de una niña, Susie Salmon, asesinada por un vecino y cómo su familia y ella misma desde esta especie de purgatorio tratará de sobrellevar la difícil muerte. Entretenida aunque no genial, Jackson no precisa si contar el drama de esta familia en la difícil tarea de superar la muerte trágica e inesperada de un ser querido-como sí el libro lo hace- o involucranos en una historia policial de suspenso. Así, la fotografía, la escueta pero efectiva banda de sonido y las interpretaciones actorales hacen el mayor deleite del film para un guión infructuoso y desde ya difícil. Es que aquí la mezcla entre 'cielo' y 'tierra' no termina de convencer y cuando Jackson acierta en emocionarnos, en seguida nos arrastra sorpresivamente para el thriller cortando todo clima y sin decidirse en qué quiere conmovernos. Si he de elegir, hubiera preferido se centrara en lo policial ya que son las escenas mejor logradas, las de la intriga e investigación, las que más nos involucran con la historia poniéndonos nerviosos y conteniendo el aliento en más de una oportunidad. Acertadísimo, por otro lado, la participación de la casi desconocida Saoirse Ronan, quien interpreta a Susie Salmon, la víctima que además nos narra la historia.Una joven actriz que ya estuvo nominada al Oscar como Mejor actriz de reparto en Atonement. El resto del reparto nos ofrece a los correctísimos Mark Wahlberg y Rachel Weisz como los padres, y una Susan Sarandon un tanto estereotipada como la liberal abuela Lynn. En líneas generales este es un film que seguramente agradará a unos y odiarán otros. Mientras, en el medio estaremos aquellos que disfrutamos de a ratos los momentos acertados pero ciertamente no será un film que se aliste en nuestra lista de grandes títulos cinematográficos dados los puntos flojos como la carencia de profundidad psicológica en los personajes o los desvaríos del guión. Stanley Tucci. De origen Italiano aunque nacido en Nueva York este actor, director y escritor ya ha sido galardonado en dos ocaciones con el Emmy y el Globo de oro. Su debut como actor fue en el teatro con The Queen and the Rebels y en cine con El honor de los Prizzi (1985). En Desde mi cielo protagoniza a George Harvey, un solitario vecino de los Salmon que gusta de armar casa de muñecas y cultivar rosas. Si bien su actuación es muy buena y destaca por sobre el resto del reparto, su personaje carece de una psicología que nos responda sobre sus instintos asesinos.
El realizador de la trilogía “El señor de los anillos” (2001/2003) y “King Kong” (2005) regresa a la pantalla grande con la adaptación de la novela 'The Lovely Bones' entre dudas, polémicas y decepciones. Además, reflota la histórica disputa entre el traspaso de obras literarias al mundo cinematográfico. Se había suscitado gran interés por la siguiente película de Peter Jackson tras el éxito de los dos títulos antes citados. Curiosamente la elegida ha sido una producción de menor envergadura que las mencionadas superproducciones: “Desde mi cielo” es una adaptación de la novela homónima de Alice Sebold, la cual él mismo había adquirido los derechos. Esta realización ha sido encarada con el relato en primera persona de una chica muerta. Asesinada a los 14 años, Susie Salmon cuenta desde su cielo cómo se las arreglan sus seres queridos para seguir adelante tras su muerte. Susie observa y describe desde ese “espacio intermedio” las vidas de aquellos a los que dejó atrás: su familia, un amigo que pudo haber sido su primer novio y a su asesino, el señor George Harvey. Ante las exitosísimas adaptaciones de la trilogía de “El señor de los anillos'” se pensó que Peter Jackson era el indicado para encarar la de esta novela. Porque éste realizador es altamente reconocido por llevar al cine libros que nadie se había animado adaptar (tal es el caso de los de Tolkien) y porque ya había triunfado en retos similares. Indudablemente, Jackson tuvo que enfrentarse a un desafío común a casi toda adaptación. Porque como es sabido, la literatura tiene su mundo y sus reglas, y el arte cinematográfico tiene las suyas. En principio, de por sí el traspaso de obras literarias a la pantalla grande tiene una cierta “desventaja”. Lo que la letra impresa provoca en el lector (la famosa e inmensa imaginación literaria) puede ser muy distinta a la de quien emprenda el proceso de traspaso al audiovisual. Las percepciones del mundo recreado pueden ser muy distintas a las expectativas, por ende, puede llegar a perder la expresividad pretendida. Obviamente esto puede resultar de manera contraria y colmar las expectativas de los lectores (ahora espectadores), tal como lo logró el mismo Jackson con la compleja obra de J.R. Tolkien. Sin embargo, algo falló en esta trasposición. Lógicamente, una adaptación no debe ser fiel a la obra original, pero Jackson no pudo afianzar narrativamente los aspectos que más le interesaban de la novela de Alice Sebold. En el inevitable proceso de suprimir elementos del libro, Jackson recortó sobre el complejo mundo de Susie y lo expone a una mera descripción del espacio intermedio (su cielo) en el que ella se encuentra y desde donde narra su historia. La eliminación de varios pasajes y temas de la novela, tales como la lenta y cruel descomposición familiar, la terrible comprobación de que el mundo seguirá su curso sin ella y el temor a ser olvidada, son descartados por el realizador. Y es justamente donde el libro toma vuelo. Esta omisión de Peter Jackson y su enfoque en otros recovecos narrativos provocan que la narración no se defina ni por el drama familiar ni por el thriller de suspenso. Este vaivén hace que “Desde mi cielo” navegue por mensajes y recursos sentimentales aleccionadores sobre la vida y la muerte que no generan ningún tipo de interés ni tensión narrativa. La extraña condensación argumental de Peter Jackson hace que la película se enfoque en las partes menos nutritivas de la novela, naufragando en instantes seudo-religiosos carecientes de valores cinematográficos. Además, más allá de las discrepancias estéticas en la manera en que el director de “King Kong” representa el cielo de Susie, esta obra cae en ciertos baches narrativos desde el mismo instante en que se comete el asesinato de la protagonista. Cuando muere Susie, muere la película. Justamente, todo lo contrario de lo que sucede en la novela, cuando en realidad la muerte de ella es el viaje iniciático a una nueva “vida”. En conclusión, digamos que la excelente adaptación de Jackson de “El señor de los anillos” no la repitió en “Desde mi cielo”. Sin duda, este tropiezo del realizador es una buena manera de entender que las trasposiciones literarias tienen su secreto y no siempre pueden alcanzar la efectividad lograda en el universo literario como en el mundo del llamado séptimo arte.
Historia sensible resuelta con sobriedad narrativa El diciembre 6 de 1973 en Norristowon, un suburbio de Philadelphia, en el estado de Pennsylvania, Noreste de los EE.UU., se produce la desaparición de Susie Salmon (Saoirse Ronan (la joven Briony Tallis en “Atonement”, nominada al Oscar como mejor actriz de reparto en el año 2007, dirigida por el británico Joe Wright), una adolescente de 14 anos, cuando regresaba de la escuela. Su desaparición no deja ninguna pista ni huella, ni hecho en particular por lo que se podía supone que se fue de la casa. La familia es muy afectada: su madre se va de la casa; su abuela se muda con su padre y sus hermanos. La vida continua, pero nadie olvida a Susie. La siguen buscando día a día, explorando todas las posibilidades para dar con su ella. Ansían recibir una prueba de vida, una señal, pero el tiempo pasa y la situación no varía. La rutina cotidiana continúa sin muchos cambios. Lo permanente es la insistencia de su hermana Lindsey ante las autoridades policiales en el sentido de tener la corazonada de que el vecino es el responsable del hecho, sospechas que, aduce, surgen por observar un extraño comportamiento por parte de Mr. Harvey, un irreconocible Stanley Tucci, trabajo con el cual logra la candidatura a los premios Oscar como actor de reparto. Lo anecdótico es que Tucci en un primer momento había rechazado el personaje, pero ante la insistencia de los responsables de la obra finalmente acepta encarnarlo, pero con la condición de que su caracterización conlleve un cambio de imagen respecto a los personajes que animara con anterioridad. El resultado fue proyectar a un psicópata meticuloso, estudiado y siniestro, constructor de casas para muñecas en miniatura, las mismas con la que atrajo a Susie, una de su victima. Lindsey es quien, de alguna manera, por su arriesgada osadía desencadenar el dramático final de Mr. Harvey El realizador Peter Jackson (“King Kong” -2005-, “El señor de los Anillos” - 2003) encaró la tarea de adaptar, junto a Fran Walsh y Phillippa Boyens, y asumir la responsabilidad de concretar la producción sobre la base del libro de Alice Sebold, considerado delicado, con altos tonos de ghost (fantasmas), que habla del afterlife (un después de la vida) de Susie. Traduce un mundo casi mágico que Jackson lo resume en palabras del niño-hermano con la frase “she is in betwen”, (“ella esta en el medio”) entre el sol y el arco iris, en el que vive la joven como una criatura celestial .debatiéndose entre el deseo de venganza o la tranquilidad de su familia. Los tiempos cinematográficos están muy bien delineados, el espectador siempre sabe donde esta, que parte de la historia esta transcurriendo; el desarrollo siempre va en crescendo, manteniendo la atención en el encuadre. Jackson sostiene el suspenso pendiente de un hilo, resolviendo de manera impecable cada escena sin regodearse demasiado en lo sangriento. No he tenido la oportunidad de leer el libro y trato de ser objetivo respecto a toda la información publicado en los medios de prensa respecto de la obra literaria de Sebold. El tratamiento de los personajes y la dirección de actores son correctos, destacándose Saoirse Ronan y Stanley Tucci, con el sólido aporta de un interesante plantel de intérpretes cubriendo los personajes secundarios. Peter Jackson sale muy bien parado por el tratamiento de la historia con la que deja en el espectador una sensación de paz., sosteniendo que más tarde que temprano a todos les llega su castigo, lo que el cineasta presenta con los contrapicados, por ejemplo en la escena final, como si el cielo estuviese presente en el momento que se produce este desenlace.
Peter Jackson nos transporta a un cielo muy new age Susie (Saoirse Ronan, nominada al Oscar por "Expiación, deseo y pecado") es una chica de 14 años que ha sido brutalmente asesinada. La totalidad del film es contado a través de su voz, de sus ojos, de sus vivencias y de su espíritu. En su tránsito hacia su cielo, ella es un alma que todavía no ha partido y puede ver a todos los miembros de su familia intentando superar el trauma de su muerte. Una familia que entre todo este dolor, tratará de encontrar la verdad sobre la identidad de su asesino. Y lo narrará todo, justamente, desde su cielo. Peter Jackson, después de haber dirigido la impresionante saga y trilogía de "El señor de los anillos" y la superproducción que significó una nueva remake de "King Kong" apuesta ahora a un drama familiar, mucho más cercano a una de sus primeras películas, la excelente "Criaturas Celestiales" en donde Kate Winslet daba sus primeros pasos (sobre el brutal asesinato que cometían dos adolescentes a los padres de una de ellas). Lamentablemente, Jackson, en este caso, no logra despegarse del nuevo rótulo de director de superproducciones y abusa en "Desde mi cielo" de las escenas donde la protagonista vive en su mundo onírico y de fantasía. Sin duda las escenas del cielo tienen una belleza visual notable, pero fragmentan demasiado el relato de esta familia que desea recomponerse y encontrar justicia, entrecortando la tensión que genera la búsqueda de la verdad en la historia. El punto fuerte son las actuaciones de todo el elenco en general, compactas y sin fisuras: Rachel Weisz y Mark Walberg como los padres y Saoirse Ronan en el protagónico logran trabajos intensos e interesantes, pero en particular Susan Sarandon como la abuela de la protagonista, deslumbra cada vez que aparece en la pantalla con un trabajo pequeño pero lleno de matices. Stanley Tucci dota al vecino de la familia, con un registro totalmente diferente al de sus actuaciones como comediante ("Big Night" o como el marido de Meryl Streep en "Julie & Julia") y logra una actuación destacable que le ha valido una nominación al Oscar como mejor actor de reparto. Navegando entre el drama de una familia devastada por una muerte violenta y prematura -que es el vehículo para tratar temas fuertes como la pedofilia y los abusos de menores- y el relato fantástico de un espíritu inocente tratando de encontrar su propio lugar en el más allá, la película no logra finalmente afirmarse en ninguno de los dos terrenos. Las imágenes estéticamente bellas que ilustran la vida en el más allá de este espíritu que se resiste a partir se contraponen con la violencia de un asesinato que termina resolviéndose de una manera sumamente absurda, completamente alejada del tono que se venía imprimiendo al relato. De todos modos, interesante, "Desde mi cielo" no es de lo más alto en la filmografía de Jackson aunque tiene valores suficientes como para no pasar desapercibida entre los estrenos de la semana.