Antes que nada, debo aclarar varias cosas: primero, que a mi gusto éste es el mejor filme de Burton desde El Cadáver de la Novia; segundo, que yo no represento al público común o standard; y, tercero, que la adaptación 2012 de Dark Shadows dista muchísimo de ser una película brillante. En el mejor de los casos es un acolchado de retazos, con cosas que están muy bien y con otras cosas que resultan chocantes o fuera de lugar. El problema pasa porque se trata de un monstruo de dos cabezas, en donde cada una le quiere arrancar el cuello a la otra, pero ninguna de ellas termina por triunfar en su cometido. Si ustedes son fieles seguidores del portal de este humilde escriba, sabrán que ya hemos hablado de Sombras Tenebrosas. A mediados de los 60 el productor Dan Curtis decidió despacharse con una telenovela gótica, en donde todo eran intrigas acaecidas en los oscuros pasillos de una siniestra mansión. Los ratings comenzaron a flaquear mal y, en un intento desesperado de darle una vuelta de tuerca, a Curtis se le ocurrió meter un vampiro en la historia. Lo que parecía ser un disparate terminó resultando un fabuloso éxito, y pronto los escribas de la tira comenzaron a pergueñar todo tipo de ideas alocadas - desde que toda la familia estaba maldita y estaba constituída por fantasmas, hombres lobos, brujas y vampiros, hasta singulares saltos en el tiempo, en donde los protagonistas viajaban al pasado, al futuro o se transformaban en versiones alternativas de sí mismos -. La telenovela se transformó en un objeto de culto, siendo emitida hasta 1971, y generando dos filmes - House of Dark Shadows (1970) y Night of Dark Shadows (1971) -, amén de convertir a Jonathan Frid (quien protagonizaba a Barnabas Collins) en una celebridad. Los años pasaron y el culto por la tira continuó en ascenso, con lo cual comenzaron los proyectos para armar algún tipo de continuación o revival. En 1991 vino el primero, hecho a todo lujo y con Ben Cross en el papel de Barnabas Collins. Todo parecía indicar que el éxito estaba asegurado... hasta que los sorprendió la Guerra del Golfo y las continuas interrupciones terminaron por aniquilar a la base de seguidores de la nueva versión. La segunda oportunidad vendría en el 2004, en donde se filmaría un piloto con Alec Newman (Dune) en el papel de Barnabas Collins, pero el mismo parece que no entusiasmó a ningún ejecutivo y terminó siendo cajoneado sin que nadie haya hecho comentarios de haberlo visto siquiera alguna vez. Ahora llega esta versión para la pantalla grande, impulsada por el propio Johnny Depp, quien ha sido un fan de la serie desde que su infancia - precisamente su admiración por Jonathan Frid fue uno de los causales por los cuales abrazó la actuación -. Como si fuera el sueño del pibe, Depp logró subir a bordo a su amigote Tim Burton, y ambos decidieron encarar esta remake, la cual intenta condensar 5 años de complicadas y disparatadas tramas en un par de horas. Y aunque la esencia de la serie está presente, creo que el resultado final no es para cualquiera. El primer obstáculo con que se enfrenta la versión 2012 de Sombras Tenebrosas pasa porque el 90% del público que va a verla jamás vió un capítulo de la tira original, o siquiera ha alquilado alguna de las películas de principios de los 70. Para ese público nuevo, la versión de Tim Burton es un culebrón algo denso con esquizofrénicos cambios de tono. En cambio para el público viejo que vió la serie con Frid & Cía, encontrarán a una historia respetuosa del original pero salpicada por gags de humor camp. En los 70s Jonathan Frid era un señor intimidante que usaba ropa algo anticuada, mientras que aquí Johnny Depp parece la versión punk del fantasmita Casper. ¿Era necesario que tuviera la piel color blanco tiza y ojeras tan negras?. En realidad el problema pasa porque éste es un producto demasiado excéntrico que ha costado 150 millones de dólares, y que sólo pueden apreciarlo (hasta ahí nomás) un puñado de nerds cinematográficos como nosotros, los cuales vimos los filmes originales y hemos investigado con cierta profundidad el tema. Con ese conocimiento de respaldo, uno puede asegurar que las intenciones de Burton con el producto son honestas y respetuosas, aún cuando el filme esté muy lejos de ser algo prolijo, y tenga momentos de total esquizofrenia respecto del tono elegido. En una escena tenemos un serio momento dramático, y en la siguiente está Depp haciendo su típica rutina de Jack Sparrow, abriendo grande los ojos y mandándose alguna macana. Entre la obra fiel y la parodia al original, el filme nunca termina de decidirse respecto de la dirección a seguir. Si uno la toma como una película seria, Sombras Tenebrosas 2012 es respetuosa de su fuente: está el origen de la maldición de los Collins (descripto con admirable sencillez y coherencia), la aparición de Barnabas como una figura trágica, los oscuros enjuagues entre los miembros de la familia para hacerse con el poder y la fortuna, la deliciosa dinámica entre el protagonista / la bruja engañada / la inocente amada reencarnada, etc. Es en esos momentos en donde Sombras Tenebrosas 2012 recupera el encanto y el misticismo del original, aunque Burton insiste en torpedearlo (y mal) con sus grageas de humor fuera de lugar. Uno puede entender que la historia es demasiado freak como para ser tomada de manera lineal - en sí, la versión de Burton es la total antítesis de la saga Crepúsculo, target de mercado en el cual deben haber pensado los productores que pusieron la plata (ja,ja) en esto -; pero otra cosa es socavar en una escena los méritos que se construyeron en la anterior. Mientras que el humor venía dosificado (y, por qué negarlo, los gags eran graciosos), cuando el reloj marca los 50 minutos de exhibición el filme decide poner 4º y empieza a disparar una situación cómica tras otra: Depp echándose un polvo con Eva Green, con ambos colgados del techo y dejando todo el cuarto hecho trizas; o Depp fumándose un porro con unos hippies y diciendo pavadas; o Depp intentando exorcisar a una televisión en donde pasan un show de Los Carpenters. No todas las piruetas salen bien - la reunión hippie se hace eterna, por ejemplo - y todas, de un modo u otro , suenan fuera de lugar. Yo me divertí bastante con Sombras Tenebrosas 2012, simplemente porque es una bolsa de gatos que siempre tiene algo interesante para desplegar en pantalla. Aún así, está lejos de ser un buen filme - o siquiera uno prolijo -, simplemente porque nunca termina por decantarse si se trata de un homenaje o una parodia del original. En todo caso es un engendro esquizofrénico que cambia de discurso a cada rato, en donde cada una de sus partes funciona my bien por separado pero no cuando se las une en el conjunto.
Con el estilo visual que caracteriza al realizador, con actuaciones increíbles por parte de cada integrante del elenco, y con un guión que rinde homenaje a la serie, y que al mismo tiempo introduce una nueva y divertida mirada sobre la historia, este film se convierte en una interesante, escenográficamente hermosa, pero con notables desniveles argumentales, comedia de terror.
Es imposible no sentirse al menos un poco atraído por cada uno de los nuevos trabajos del director Tim Burton, producto de su vasta y fascinante filmografía. Sin saber de antemano siquiera de qué van a ir, uno imagina que es factible volver a encontrarse con personajes oscuros o un barroquismo visual en diseños de escenografías y vestuario. A esta altura, son características de Burton que terminan por definir su estilo. Ahora, estas particularidades apoyadas sobre relatos dramáticos, y con el agregado adicional de las recurrentes participaciones de su actor fetiche (Johnny Depp) y su musicalizador (Danny Elfman), ni siquiera son garantía de éxito. Tim Burton ha perdido algo en el camino; independientemente de los resultados, ese “algo” hace de Sombras… un producto vacío de espíritu, que no nos saca ni una mínima carcajada por más que haya gags bien construidos. Si, Burton esta vez la pifió. Sombras Tenebrosas está basada en la serie televisiva homónima y hace recordar a productos como Los Locos Addams o Los Monsters. Johnny Depp encarna a Barnabas Collins, el heredero de un comercio familiar establecido décadas atrás por su revolucionario padre. Ante su desamor por Angelique Bouchard (Eva Green) -una empleada de la mansión obsesivamente enamorada de él- Barnabas cae en un hechizo que lo convierte en un vampiro, es juzgado como tal por el pueblo y confinado a descansar en un ataúd por decenas de años. Su regreso funciona casi como un viaje al futuro en el que se encuentra con las diferencias sociales y culturales (aquí es donde Burton emplea la comicidad como recurso ante cada pequeña alusión a cambios entre el pasado y el presente). Sin embargo, Barnabas querrá llevar nuevamente al apogeo a una familia que en su ausencia cayó en decadencia. Además del mencionado actor fetiche, hay un importante cast detrás de esta propuesta pero, por desgracia, ninguno de ellos se luce individualmente. Actrices de la talla de Michelle Pfeiffer, que necesitan tener un “comeback”, no lo encuentran ni siquiera en esta superproducción, al igual que Jonny Lee Miller o el cantante Alice Cooper y su gratuita participación con la canción “No More Mr. Nice Guy”. No obstante, y como decía antes, siempre me voy a sentir atraído ante cada nuevo trabajo de este director enigmático que supo fascinarnos con films como Beetlejuice, El Joven Manos de Tijera, Ed Wood y Sleepy Hollow. Por eso seguiré esperando con ansias su próxima Gran Aventura.
Sombras tenebrosas es como una montaña rusa: comienza muy bien, decae un poco, remonta, te hace reír bastante, decae otra vez, te hace mirar el reloj para ver cuanto falta ya que se está poniendo un poco pesada, se pone divertida de nuevo, te hace mirar el reloj otra vez, y finalmente cerca de la hora y media de proyección se pone muy buena ofreciendo casi unos 30 minutos muy entretenidos...
Pastiche Setentoso… a lo Burton Lo primero que voy a decir es que ninguna película de Tim Burton me desagradó, y más aún defiendo aquellas obras que la mayoría de mis colegas defenestran como la remake de El Planeta de los Simios (no es lo mejor de su carrera, pero tiene buenos momentos y un final divertido) y Alicia en el País de las Maravillas, que se destaca por aportarle un poco de oscuridad y sentimentalismo al cuento de Lewis Carroll, además de tener un imaginario visual impresionante. Particularmente la película que menos me gustó de Burton fue el musical Sweeney Todd, al que le faltaba el humor negro que Burton solía tener como marca registrada. Aún así no era un film del todo desechable, más si tenemos en cuenta, que Johnny Depp no puede protagonizar un musical. Sin embargo, admito que tanto Sweeney y Alicia, con el paso del tiempo me gustan menos, al igual que El Planeta de los Simios e incluso El Gran Pez. En cambio, la única película que odié en el momento del estreno, ¡Marcianos al Ataque!, hoy en día me parece una obra anárquica, divertidísima y personal. Hace varias horas que terminé de ver Sombras Tenebrosas y todavía no decido que grupo integra. Es un film realmente extraño, macabro, pretencioso, absurdo, ridículo, fallido y a la vez muy divertido, en parte por las fallas involuntarias, pero también por algunas decisiones narrativas. Tras un prólogo típicamente burtoniano ubicado a fines del siglo XVIII, donde Barnabás Collins cuenta la historia de su maldición, pasamos a 1972, siguiendo la ruta que Victoria, una joven institutriz desarrolla en tren. Como es habitual, Burton pone al inicio la secuencia de títulos, solo que esta vez no recurre a la animación ni a la banda sonora de Danny Elfman de fondo, sino una de las tantas canciones setentonas que pasarán en la película. Una secuencia demasiado normal. Básicamente, así será el resto del film: un enfrentamiento entre la sátira flower power y el melodrama gótico. Todo lo relativo al vampiro Barnabás (Johnny Depp, muy parecido a Charlie, Sweeney, Ichabod) y Angie, la malvada bruja que lo hechiza (hermosa, seductora, magistral y sorprendente Eva Green, que presenta una faceta cómica reveladora) y la inocente Victoria, llevan la marca del oscuro Burton, pero la familia que vive y se cria en los 70s, tienen un aspecto salido de series de esa década o los 60s, mezcla de La Tribu Brady con Los Locos Addams con influencias de Scooby Doo. Entre John August y Seth Grahame-Smith no lograron encontrarle la vuelta a la adaptación de la oscura serie de Dan Curtis, y parece que Chris Lebenzon, habitual editor de Burton fue el encargado de armar verdaderamente la historia, ya que por algo figura como productor ejecutivo. Hay escenas que parecen estar insertadas de manera forzada, que podrían ir donde están o más adelante… o después. Personajes que aparecen, desaparecen, cambian su personalidad, su físico, le aparecen facetas incoherentes y de repente… se van. Hay mucha intriga alrededor del armado argumental. Realmente falta una cohesión narrativa, son retazos, como episodios de la serie copiados y pegados. De alguna manera todo esto se comprende, y acá se nota la mano de Lebenzon solucionando lo que el guión e incluso la dirección no supieron darle. La película peca de artificial, pero con un extremo de patetismo, que no se sabe a ciencia cierta si Burton quería realmente hacer una comedia absurda o un relato fantástico-dramático y le salió mal. El tono del film puede cambiar de un minuto al otro, una escena sentimental a los pocos segundos tiene un remate humorístico. Tanto el contenido romántico, como la violencia del film tienen relevancia narrativa, pero a diferencia de otras obras, Burton decide no tener una mirada tan cursi, y la sangre termina siendo menos importante de lo que debería ser. Por otro lado, se burla, aun prestando poca atención al perfil mítico, de los estereotipos de los vampiros y las brujas. Justamente por este sentido ambiguo, por lo bizarro e incoherente que es el relato, es que Sombras Tenebrosas es un obra clase B de alto presupuesto (como Marcianos). Burton se burla de los personajes, de los fanáticos, de lo mainstream. La estética recuerda a un film de la Hammer, y esto no es para nada casual, teniendo en cuenta que el mismísimo Lord Christopher Lee, actor fetiche de la compañía, acá hace un cameo a los 89 años de edad. El romance del film también es extraño. Barnabás ama a Victoria, pero desea carnalmente a Angie, la bruja. Las escenas de ambos tienen diálogos morosos, pero la gracia de la pareja Depp/Green funciona. Los duelos entre ambos, junto al humor negro que le imprime el director, recuerdan bastante a los de Meryl Streep y Goldie Hawn en La Muerte le Sienta Bien, de Zemeckis. Quedán por otro lado bastante relegadas algunas tramas que prometían tener mayor desarrollo y que Burton, y los guionistas resuelven discursivamente como la de los hijos más chicos de los hermanos Collins, la relación entre ambos, y particularmente el rol de Victoria. El casting es un punto fuerte del film, ya que el timing humorístico de Michelle Pfeiffer, Jackie Earle Haley y esa promisoria gran actriz llamada Chloë Grace Moretz es más efectivo que el rol de los personajes per sé. A la vez, la mujer de Burton, Helena Bonham Carter, con menor relevancia que en otros films de su esposo, compone al personaje más divertido y entrañable, la psicóloga borracha de la familia. Los habituales colaboradores de Burton, Rick Heinrich, Danny Elfman y Collen Atwood, ayudan a crear Collinsport y sus ambiguos personajes, y existe un particular interés por revivir las canciones y las modas de la década. Desde Love Story, pasando por los Carpenters, T-Rex hasta la Barry White… y el mismísimo rey de las tinieblas, Alice Cooper que se suma a la parodia. Desde lo visual es una propuesta de contrastes, pero desde lo temático contiene mayores novedades. Burton empieza a alejarse de la mirada infantil, y por primera vez en su filmografía se insinúan referencias sexuales (con sexo oral incluido) y escenas literalmente “fumadas”. Parece que durante todo el proceso de filmación y armado del film, Burton también consumió un poco (¿habrá consumido lo mismo para Marcianos?) porque es la única forma de justificar que este imaginativo director haya hecho un film tan malo en términos narrativos, pero tan bizarramente divertido y original por otro. ¡Que dicotomía! Sombras Tenebrosas parece seguir la senda de “película de culto”, una obra menospreciada en el momento de su estreno, como Marcianos al Ataque, elogiada con el paso de los años. Quizás esta es la fórmula de Tim Burton para ser inmortal.
La maldición según Tim Burton Si hay algo que caracteriza al cine de Tim Burton es su atmósfera oscura y sus personajes que buscan, de alguna u otra manera, su inclusión en el mundo. Su último trabajo, Sombras tenebrosas, tiene muchos elementos de sus realizaciones anteriores, sobre todo de El joven manos de tijera, La leyenda del jinete sin cabeza y El cadáver de la novia. El film está basado en la serie de televisión norteamericana emitida entre 1966 y 1971 que tuvo al personaje Barnabás Collins, como eje de varias historias impulsadas por vampiros, hombres lobo, zombies, monstruos, brujas y hechiceros. Sombras tenebrosas no es lo mejor de Burton pero resulta una película entretenida que tiene un muy buen comienzo y un desenlace atrapante que deja la puerta abierta para una continuación. El humor del que hace gala el cineasta durante el desarrollo de la trama perjudica, quizás, el clima general de una historia que se fragmenta y dispersa. De todas maneras, Burton se las ingenia para mantener el interés hasta el final a través de una serie de curiosos personajes que forman una familia disfuncional, atravesados por un toque setentoso (con un tema de Los Carpenters). La acción comienza en 1752, cuando la familia Collins deja Liverpool y llega a América para construír su futuro en un pueblo de pescadores. La fortuna les dura poco porque son asesinados y su hijo, Barnabás (Johnny Depp) crece entre riquezas y un amor imposible. Pero comete un error: rompe el corazón de Angelique Bouchard (Eva Green), una bruja que lo maldice y entierra vivo. Dos siglos más tarde, Barnabas es liberado de su tumba y aparece en la mansión que supo habitar. sorprendiendo a los sucesores de los Collins, una familia (con Michelle Pfeiffer a la cabeza) muy parecida a Los locos Addams que esconde complicaciones y secretos. El hombre millonario devenido en una criatura de la noche sedienta de sangre encuentra en Sombras tenebrosas buenos momentos que tienen que ver con el choque de culturas: un vampiro que se topa con los progresos de la década del sententa y con una maldición que se extiende por los siglos de los siglos. El desenlace acumula enfrentamientos y recuerda a La muerte le sienta bien, de Robert Zemeckis, en medio de una atrmósfera multicolor que incluye a una psicóloga enamoradiza (Helena Bonham Carter); un capitán (el legendario Christopher Lee); un asistente monstruoso (Jackie Earle Haley, el último Freddy de Pesadilla en lo profunfo de la noche ) y una adolescente rebelde (Chloe Moretz, de Kick-Ass) que también tendrá su turno. Quizás demasiados elementos para una sola película que se mueve en varias direcciones, pero que termina como comienza, con el tono lúgubre que hace de Burton un sello propio, distintivo y potente desde lo visual. En tanto, Johnny Depp aparece pálido, juega al vampiro extravagante y se divierte con su personaje entre transfusiones de sangre y un amor fantasmal que reclama atención.
Solo la sombra del director que alguna vez fue Tim Burton volvía al cine luego de esa derrapada importante llamada Alicia en el País de las Maravillas para adaptar la serie Dark Shadows de Dan Curtis que se emitió por Tv desde mediados de los '60 hasta comienzos de los años '70. Sombras Tenebrosas comenzará con contarnos los prósperos orígenes de la familia Collins al llegar a los Estados Unidos y su posterior exterminio a cargo de la malvada Angelique Bouchard, donde su hijo Barnabas es sepultado y convertido en un vampiro. Dos siglos más tarde Barnabas es liberado e intentará devolver a su familia la gloria y las riquezas que alguna vez tuvieron y además vengarse de la bruja que lo maldijo. Lamentablemente Tim Burton perdió la brújula. Vendría a ser como aquella canción que entonaba aquel anciano en calzones de Los Simpsons que decía: "Mi vieja mula ya no es lo que era, ya no es lo que era". Hoy es la sombra de ese realizador interesante que supo brindar en el pasado grandes películas como lo son El Joven Manos de Tijeras, Beetlejuice, Ed Wood o las dos Batman. Este nuevo largometraje de Burton representa una nueva decepción. A pesar de no esperar demasiado de este film y tampoco de no pertenecer a ese selecto grupo de amantes de este director, en mi más profundo ser deseaba encontrarme nuevamente con ese cine interesantemente tenebroso de seres oscuros que buscan su lugar en la sociedad y lamentablemente me encontré con una película fría, artificial, light y cursi. Solo los chistes alrededor de la inserción de un personaje en un mundo que le es ajeno son lo único que Sombras Tenebrosas logra hacer valer, pero solo al comienzo, ya que con el pasar de los minutos la repetición de los diálogos sobre ese argumento quedan totalmente agotados. Por otra parte también hay fallas en el desarrollo de tramas y personajes en Sombras Tenebrosas, algo que resulta inadmisible para un realizador de la experiencia de Burton. La historia se encuentra carente de cohesión y fluidez, quedando como resultado un film lleno de escenas sueltas donde todo parece estar mal pegado. El romance entre Johnny Deep y Bella Heathcote no funciona en absoluto debido a que el personaje de Josette no es desarrollado adecuadamente (solo se hace en escasos minutos por medio de dos flashbacks) para generar una mediana empatía por la relación. Por otra parte tenemos a una Chloe Moretz (que en la cinta y en la vida real posee solamente 15 años) con una llamativa impronta sensual (y también sexual, de hecho en un diálogo se da por sentado que se masturba a los gritos) que resulta cuanto menos desubicada y por momentos hasta obsena. Incluso las participaciones de Jackie Earle Haley, Jonny Lee Miller, Gulliver McGrath y Helena Bonham Carter son usadas solamente a favor de un guión que los invocará con poca fortuna en algún momento del film para intentar introducir algo que realce este aburrimiento. Quizás solamente Deep y la hermosa y sensual Eva Green son los únicos personajes que quedan medianamente bien parados (actoral y narrativamente hablando) al finalizar su visionado. Para colmo sobre el final asistiremos a un desesperado intento de salvataje que incluirá hombres lobos, poderosos espectros, itacas y hachas que deja bien en claro que el rumbo de la cinta estaba totalmente perdido y que encima ese brusco volantazo empeoró por mucho el impacto. Sombras Tenebrosas demuestra nuevamente que Tim Burton se encuentra perdido y que hoy lamentablemente solo es la sombra de aquel director que alguna vez fue.
Tan extraña que resulta llamativa Tim Burton no se encuentra en el mejor momento de su carrera cinematográfica. De hecho, desde El Gran Pez que no se le puede observar una gran película que esté a la altura de su característico estilo personal...
La muerte le sienta bien Tim Burton nunca hizo una película mala. Hizo algunas “menos buenas” y también la remake de El Planeta de los Simios (a la que se reprocha sobre todo su inutilidad y lo poco Burton que pueda ser), pero nunca una mala. Si a veces decepcionan sus films es por lo que se espera de “la nueva de Tim Burton”, y no por otra cosa. Hay quien se irrita con los cantitos constantes de Sweeney Todd y no puede disfrutar sus generosas rociadas de sangre, o quien tiene problemas para digerir la excesiva autoconciencia de El gran pez respecto a la falsedad de las historias; por mi parte, me costó aceptar una versión de Alicia en el País de las Maravillas tan alejada del espíritu del libro de Carroll, pero cuando volví a verla un par de años después me encontré con una película simplemente buena. Por eso, hay mucho en juego cuando llega “la nueva de Burton”, y Sombras tenebrosas es un estreno especialmente esperado para los enamorados del mundo de Burton que se alegraron al ver un trailer con fantasmas y vampiros. Es que sus monstruos fascinantes y llenos de lirismo están entre las creaciones más preciadas del cine, y producen como plus el milagro de traer el sabor de las películas de otros tiempos -especialmente el expresionismo y el terror de la Hammer- sin que en ellas lo retro sea puro maquillaje, pura estética. Porque esa textura anacrónica siempre va unida a cierta sensibilidad, que incluye una profunda ternura por los monstruos y freaks de la que el cine parece haberse olvidado. En Sombras tenebrosas, la conjunción de épocas y estilos produce ese clic especial cuando el vampiro gótico Barnabas Collins (Johnny Depp) va a parar a la mansión familiar dos siglos después, en plena decadencia kitsch. El comienzo de la película es un cuento perfecto que muestra, entre el melodrama y el terror, el origen de la maldición de Barnabas, nacido en Inglaterra pero instalado en Maine junto con su familia que se enriquece gracias a una compañía pesquera. Una bruja resentida, un amor trágico y un acantilado contra el que se bate el mar furioso se suman para producir un Barnabas que hasta ahí tiene mucho de Lang y Murnau, más que de la serie Sombras tenebrosas de los '60 en la que se basa la película. Después, empieza la comedia. La transición entre el siglo XVIII y el presente en los créditos iniciales es tan fluida y deliciosa que ilustra de qué va la película. Porque como la serie televisiva que la inspiró (en la que el desfile de freaks incluía vampiros, hombres lobo, brujas, zombies y viajes en el tiempo), el signo de Sombras tenebrosas es la mezcla, y el contraste aprovechado de mil maneras entre un gótico intenso, dramático y tormentoso y un 1971 más relajado, cool, con The Carpenters y psicoanálisis y pastillas. Ese choque da lugar al humor más adorablemente bobo que pueda imaginarse, pero no a la parodia: Burton jamás hizo parodia porque cree demasiado en lo que toma del pasado, como se ve en el amor con que usa en la película al antiguo y querido fantasma-sábana, que es pura infancia. Pero aunque Barnabas Collins ame a la chica frágil de gigantes ojos azules que perdió en otra vida, el plato fuerte de Sombras tenebrosas es su batalla a muerte con Angelique (Eva Green), la bruja que lo condenó a matar para comer y que después lo enterró muerto-vivo. Angelique es un personaje maravilloso porque después de todo es una amante despechada y tiene sus razones, y eso la vuelve una villana entrañable a la que Green le da una forma tan plástica que por momentos parece un personaje animado, como aquellas muertas sexys que eran Goldie Hawn y Meryl Streep en La muerte le sienta bien. Al revés que en Depp (que de todas formas arma su personaje con movimientos super atractivos de las manos), en ella se aprecia lo mucho que rinde un poco menos de maquillaje y más de movimiento. Y un poco de maldad también, porque después de todo eso es lo que logra Burton: que haya alegría y una profundad humanidad en ser un freak, con una historia donde el que no está loco o es un monstruo, que tire la primera piedra.
Vuelve Tim Burton a la pantalla grande, con otra de sus películas fantásticas de oscuridad, ocultismo y ese maldito triangulo amoroso que se repite sin cesar. Burton, Deep y Bonham Carter. Allí vamos. TOCALA DE NUEVO TIM Por momentos uno como espectador avezado tiene la intuición de que sentarse a ver una película de Tim Burton es casi como sentarse a ver una de Woody Allen; cada vez que va al cine espera algo mejor, y sigue dándose cuenta que ser prolífico no es lo mismo que ser buen director. Dos grades directores que cayeron en la rutina de filmar, y amando hacerlo, se ven enceguecidos por historias chatas y guiones improvisados. Ya pasaron casi diez años desde que Burton dio a luz su última gran película “El Gran Pez” y mientras, nos emocionamos de solo recordarla, cuestionamos como fue que llegó a este camino sin retorno. ¿Qué nos paso Tim? ¿En qué momento caímos en desgracia? THAT ’70s FREAK SHOW Esta vez Burton cuenta la historia de una familia venida a menos por culpa de una maldición desatada varios siglos atrás. La familia Collins, llegó de Inglaterra a Estados Unidos con el fin de establecerse en el mercado de la pesca y enlatados, luego de haber conseguido su fortuna en Europa y buscando expandirse. El joven hijo de la pareja, Barnabas Collins, decide involucrarse románticamente con una joven sirvienta, pero al ella sentir su rechazo amoroso decide vengarse. Y que mejor manera que matar a los padres Collins, arrastrar al suicidio a su enamorada y, como para terminar, convertirlo en vampiro y encerrarlo por la eternidad en una tumba. Dos siglos después, en pleno flower power, volvemos a la vivienda de los Collins, dominada por la arpía de Michelle Pfeiffer, viendo lo que supo ser la mansión de una familia millonaria convertida en unas ruinas demacradas y polvorientas. Todo parece abierto al cambio luego de la aparición milagrosa de Barnabas Collins, vivo y listo para recobrar el poder y el buen nombre que supo envolver a su familia. CONCLUSION Con gags típicos aunque efectivos, un guión un poco pobre y las actuaciones a las que nos tiene acostumbrados, Burton cae nuevamente en sus propias sombras tenebrosas, en las que permanece encerrado hace diez años y de las cuales parece no poder escapar.
Sombras podría decirse que es una película rara, pero al ser de Tim Burton es más lógico decir que es una película normal dentro de su carrera. Como es habitual a una película de este muchacho, el arte que hay en la misma es una de los protagonistas fundamentales de la historia. Eso es donde marca la diferencia el casi viejo Tim. Johnny Depp hace uno de sus perfiles habituales, para eso lo llaman y para eso entra la gente a verlo. La comparación con Alicia en el país de las maravillas es inevitable, y por ese lado evidentemente la película gana en calidad. Pero la comparación con otras de Tim hace que no sea destacable dentro de su filmografía. Esta va en la línea de El jinete sin cabeza, por la historia y los personajes. Eva Green es lo mejor de la película. Confieso que desde Casino Royale la presencia de ella en cualquier película es perturbadora. Burton debe sentir lo mismo, porque para eso la llamó. Es una gran actriz y si vieras una foto normal de ella, sin conocer su filmografía, no te provocaría absolutamente nada. Acá ya está su historial y lo explota a la perfección. Muy bien el resto del elenco secundario. Pero a la película le falta un poco de ritmo y creo que terminará dejando mayormente satisfechos a los fans de Burton más que al público en general, donde el resultado final será muy variable. La pasé bien porque entré sin esperar mucho.
Tim Burton, perdido en su laberinto neogótico Tim Burton, con toda la razón del mundo, será recordado por un puñado de filmes excelentes en los que ha plasmado su estilo gótico, mórbido y por qué no ultra romántico. Su vívida imaginación, que se retroalimenta de sus recuerdos e influencias de la infancia a los que cita y rinde homenaje constantemente en su obra, despierta la admiración de sus no pocos seguidores pero apenas si causa algún tibio impacto en sus tampoco escasos detractores. Lo cierto es que en estos últimos tiempos el ya maduro Tim ha dado algunas señales de agotamiento tanto en la temática como en sus recursos estilísticos para desarrollarla. Los sietes títulos que ha rodado en la última década han ido decreciendo en calidad hasta llegar a Sombras tenebrosas, quizás la película más desconcertante de su carrera profesional. La serie Dark Shadows (1966-1971) fue la creación más importante del ya desaparecido escritor, productor y director Dan Curtis (Burton y Depp le dedican su flamante opus). Curtis fue un especialista del género de terror que contó con muy pocas posibilidades de ejercer su oficio fuera del ámbito televisivo. Sin embargo, sus tres incursiones en el largometraje allá por la década del setenta -House of Dark Shadows (con los personajes de Barnabas Collins y varios más de la serie), Night of Dark Shadows y Burnt Offerings- se convirtieron sin mucho esfuerzo en objeto de culto. Curtis no poseía la exhuberancia visual de Burton pero sí que sabía generar climas de suspenso, crear personajes memorables y marcar a sus actores como Dios manda. En lo suyo el hombre era un maestro. Por lo que se dice el verdadero impulsor de adaptar y aggiornar Dark Shadows para la pantalla grande ha sido Johnny Depp. No es casual que el actor aparezca en los créditos como productor. Al parecer Depp era un gran seguidor del show cuando niño y convenció a su amigo Burton de que se sume al proyecto. Después de todo ciertas características del programa se le ajustaban como anillo al dedo al viejo Tim. Y sin embargo, aún con tantos talentos confluyendo, Sombras tenebrosas es un producto dispar e ineficaz; ocurrente en sus mejores momentos, que son los menos, y demasiado desconcertante en los demás. La relectura de Burton presenta puntos en común con Beetljuice, el súper Fantasma pero se adivina detrás de su mano una indecisión fatal sobre cuál es el tono más apropiado para la historia guionada por el aún inexperto Seth Grahame-Smith. Las películas de Tim siempre conservan una cuota de extrañeza que sorprenden al espectador. La extrañeza que propone Sombras tenebrosas no es apta para ser compartida porque, en mi opinión, surge de una falla en el tratamiento de la línea argumental. Son muchos los problemas a considerar. Uno de los tantos es el escaso interés que provocan los personajes. Con buena voluntad se puede rescatar a Barnabas (un carismático Depp) y a Angelique (una sólida Eva Green) pero a los otros les falta densidad como para que nos preocupemos por ellos. No voy a descubrir nada si afirmo que son en su mayoría buenos intérpretes (y es un placer ver una vez más a la eternamente bella Michelle Pfeiffer) pero el libreto los ha abandonado a su suerte y hacen lo que pueden. Jonny Lee Miller debe ser el más perjudicado en ese sentido… En el siglo XVIII por un desplante amoroso la bruja Angelique lanza una maldición sobre su amado Barnabas, a quien convierte en vampiro no sin antes asesinar al amor de su vida, la bonita Josette. Encadenado por su Némesis, Collins pasa los siguientes siglos enterrado y fuera de circulación hasta que es liberado accidentalmente. Tras despacharse a varios obreros en un santiamén –lo cual es entendible, el pobre tipo no se alimentaba más o menos desde 1790-, Barnabas descubre que despertó en 1970 y que su mundo ya no existe. Los gags y humoradas que Johnny Depp despliega en este comienzo un tanto titubeante ya empiezan a hacer ruido y son el anticipo de lo que vendrá. El vampiro busca su mansión paterna y allí encuentra a sus descendientes (otra familia “muy normal”) preocupados por encontrarse en bancarrota como consecuencia de las malas artes de Angelique que no perdona pese al enorme tiempo transcurrido. Un ama de llaves idéntica a Josette volverá a torcer el destino de estos personajes, irremediablemente oscuros y apasionados… Como en toda obra de Tim Burton los rubros técnicos exceden la mera competencia: la fotografía del francés Bruno Delbonnel, la dirección de arte de Rick Heinrichs y el vestuario de Colleen Atwood merecen el más encendido de los elogios. Por su parte, el fenomenal compositor Danny Elfman (¿para cuándo un Oscar?) entrega una de sus mejores partituras tras una seguidilla de trabajos apenas pasables. La banda de sonido también es apabullante con canciones muy conocidas de la época y una divertida participación de Vincent Furnier (más reconocido por su alter ego, Alice Cooper; “la mujer más fea que jamás he visto”, de acuerdo a Barnabas) con su banda de rock. Mezclando fantasmas, vampiros y hasta hombres lobo, la errática Sombras tenebrosas se abusa de los componentes fantásticos y aunque se le rescatan pequeñas cositas en su conjunto no estimula ni convence…
Tengo que confesar que no soy una gran fan de Burton. Creo que en un momento fue brillante pero hoy es una copia mala de sí mismo. Muchos lo defienden diciendo que su sello es innegable y lo tratan como si fuera cine de autor. Yo siempre pienso que cuando la forma prima por sobre el contenido, algo falla. En el caso de Sombras Tenebrosas, lo que falla es la historia. Honestamente, me parece que visualmente es atractiva porque más allá del imponente armado de set al que nos tiene acostumbrados, tiene un dinamismo donde la cámara se pasea, cambia de plano, de angulación y entonces ahí se ve algo de la genialidad que había antes en Burton. Depp representa a un chico bien, de una familia muy importante que funda un pueblo y en una de sus andanzas, cae una chica que además de ser bruja, no tolera bien el rechazo. Esta chica se las jura a él y a su familia y es la que lo convierte en vampiro para que esté encadenado y enterrado de por vida sin poder morir. Un pimpollo. ¿Por qué digo que es lo que falla? Porque ya se sabe cómo se va a despertar, que qué va a hacer, los estereotipos no dan más de obvios en el que la buena es virginal y la mala usa lo sexual todo el tiempo y que el vampiro conlleva a rencarnación. Todo bien pero que esté instalado en el imaginario no tiene por qué obligar a los guionistas a seguir por ese camino. Remarco, además del vestuario, la banda sonora que es divina. Muy buenos efectos y bien usados y la combinación de la música clásica dramática con la progresiva de los 70s me parece un chiche. Eso se combina con algunas pinceladas de humor que a veces vienen muy al caso y otras ni cerca. En cuanto a las actuaciones, me saco el sombrero ante una perfecta Michelle Pfeiffer quien no sólo sigue estando preciosa, sino que es la que por momentos funciona como el centro de gravedad del resto de los personajes. Helena Bonham Carter también logra dar en la tecla como siempre. Sé que todos están enamorados de Chloe y no es que esté mal, pero creo que cualquiera podía hacer ese papel. No se destacó por nada. Eva Green me ha gustado más o menos en otras situaciones. En este caso creo que es el punto débil de la película. Llena de muecas y gestos, un final tipo La muerte le sienta bien con La Guerra de los Roses que no tiene sentido y se la ve sobreactuada. Se supone que las malas tienen que divertirse, lo que no implica ser ese cambalache visual. Sé que Depp también tiene su séquito pero debo confesar que me ha cansado un poco. Está más recatado que en muchas otras y me gusta cuando usa sus gestos excéntricos como pincelada y no como una construcción entera. Pero el papel falla, él no tiene ni cerca de la edad que pide el personaje y no importa que sea inmortal, le cuelga la piel de la cara para hacer de un vampiro perfecto. La verdad, Tim va a tener que empezar a hacer casting en algún momento. El resultado final es una peli liviana, livianísima. Podés ir al baño y comprar pochoclos en el medio que no te perdés nada. Tiene algo de humor, algo de cuento tipo fábula y mucho despliegue sonoro y visual. Pero si esperás al DVD no pasa nada.
Amor que mata Comedia gótica de Tim Burton, con Johnny Depp, inspirada en una serie de televisión. Hace 22 años, la dupla Burton/Depp estrenaba El joven manos de tijera , la primera de una larga serie de colaboraciones que llega hoy a Sombras tenebrosas , una película que tiene puntos de contacto con aquella obra maestra, la primera “experiencia” de Depp en esta especie de teatro kabuki aniñado que hace para el director de Charlie y la fábrica de chocolate . Es que Barnabas Collins, su personaje aquí, se asemeja bastante a aquel Edward: ambos llegan a un mundo cuyas reglas desconocen, tratan de adaptarse a esas normas e intentan hacerlo de la manera más gentil y amable que le es posible dadas sus particulares circunstancias. Aquí, Barnabas es un vampiro que fue enterrado vivo 200 años atrás por una amante despechada y que reaparece, en 1972, cuando unos obreros de la construcción no tienen mejor idea que abrir el ataúd que encuentran. A Barnabas no le queda otra que matar para sobrevivir, pero lo que más desea es ser parte de esa familia que supo tener un gran imperio pesquero dos siglos atrás, pero que ahora apenas sobrevive en un palacio desvencijado. La llegada del legendario Collins sacudirá a sus “herederos”, un grupo disfuncional que integran la madre (Michelle Pfeiffer), su hermano (Jonny Lee Miller), la adolescente rebelde (Chloe Grace Moretz) y el niño perturbado por la muerte de su madre (Gulliver MacGrath). Junto a ellos están la alcohólica psiquiatra del niño (Helena Bonham-Carter), el no menos borracho mayordomo (Jackie Earle Haley) y la bella niñera Victoria (Bella Heathcote), que Barnabas ve idéntica a su amada de entonces, que murió víctima de la tenebrosa Angelique (Eva Green), la misma que lo convirtió en vampiro y que, con sus mágicos poderes, sigue viva en 1972. Y dispuesta, ahora sí, a hacerlo suyo, caiga quien caiga. Sombras...se basa en una serie de TV de fines de los ’60 con un aire a Los locos Addams , que Burton modificó a su antojo, transformándola en parte de su propio –y ya algo reiterado- universo. Pero en este caso, a diferencia de sus filmes recientes, todos los elementos “burtonianos” se sienten pertinentes y adecuados al material. Y la película gana, además, por su liviandad, su humor, su ternura y una -a esta altura- inusualmente contenida actuación de Depp. Como lo hizo en El joven...o Beetlejuice , Burton lleva lo macabro con humor, haciendo hincapié en el choque cultural que vive este héroe gótico y romántico en una época -entre el hippismo y el glam rock- con marcadas diferencias con la suya, en especial por la manera rebuscada y formal de hablar de Barnabas, a quien Depp dota de ternura: un freak perdido en un mundo de personas a las que no le faltan sus propias peculiaridades. Esta “doble distancia” entre el espectador de hoy y las eras que el filme muestra permite una serie de divertidos choques que Burton aprovecha en la primera y mejor parte de la película. La resolución –como suele suceder en muchos filmes de Burton, a quien le interesa más crear universos que armar una narración fuerte- no está a la altura de la gran primera hora. Pero esa primera parte da forma a lo que es, finalmente, un regreso de Burton a un cine personal, a esos mundos donde sus buenos, raros y torpes héroes solitarios se juegan todo por amor, aún cuando eso implique perderlo todo en el camino. Es que las derrotas de las criaturas de Burton se sienten como las más encantadoras de las victorias.
Nuevo trabajo de la siempre rendidora sociedad entre Tim Burton y Johnny Depp Con ocho trabajos conjuntos, Tim Burton y Johnny Depp conforman una de esas asociaciones entre director e intérprete que ya tiene asegurado un lugar en la historia grande del cine. Por eso, porque han regalado joyas como El joven manos de tijera, Ed Wood o Charlie y la fábrica de chocolate , entre otras, Sombras tenebrosas deja sabor a poco. Estamos ante una película con múltiples hallazgos parciales, con algunos personajes logrados, con momentos graciosos, con escenas inspiradas, con una bellísima propuesta visual, pero que en varios pasajes también luce deshilachada, incoherente, casi caótica. Se podrá argumentar -con razón- que el cine de Tim Burton nunca apostó por una narración clásica, por historias basadas en la lógica y construidas de forma redonda sino por un universo siempre ambicioso, delirante y ampuloso, por tragicomedias en las que la capacidad de sorpresa, las irrupciones de lo fantástico y del artificio, la fuerza de sus imágenes, el amor por sus personajes y una mirada entre lírica y nostálgica compensaban cualquier bache de guión o resolución caprichosa. En Sombras tenebrosas , Burton se ve obligado a sintetizar en menos de dos horas los 1225 capítulos de la tira diaria homónima que la cadena ABC emitió entre 1966 y 1971. En un prólogo bastante eficaz apoyado en la narración en off del propio Depp vemos cómo el antihéroe del relato, el pequeño Barnabas Collins, viaja con sus padres desde Liverpool hasta Maine, donde su familia levantará un imperio portuario, y cómo -tras concretar un rechazo amoroso (todo el relato está imbuido de un romanticismo épico)- resulta víctima del hechizo de Angelique (la hermosa actriz francesa Eva Green, gran revelación de la película), una bruja despechada que lo convierte en vampiro y lo entierra vivo. Tendrán que transcurrir unos 200 años hasta que el protagonista sea finalmente liberado. El pálido y torturado Barnabas reaparece entonces en 1972 y lucirá decididamente perdido entre los excesos de la cultura hippie y las miserias de una familia disfuncional -con algo de Los Locos Addams- liderada por una matriarca (Michelle Pfeiffer) y que incluye a un par de adolescentes (Chloë Grace Moretz y Gulliver McGrath) y hasta a una psicóloga full-time (Helena Bonham Carter). Lo que sigue es una colorida y derivativa comedia de enredos con un vampiro suelto en América y tironeado entre varias mujeres, matizada con elementos de terror gótico (con homenajes incluidos a la mítica productora británica Hammer), con una banda sonora que incluye éxitos de Iggy Pop, Deep Purple, The Carpenters, Curtis Mayfield, Black Sabbath, T-Rex, Barry White y hasta con una aparición muy especial de Alice Cooper. El resultado, quedó dicho, no es todo lo estimulante que podía esperarse. A un realizador como Tim Burton hay que exigirle más que ocurrencias esporádicas, destellos de humor, brotes de ingenio o chispazos de su innegable talento. En el contexto de la cartelera comercial actual, Sombras tenebrosas es una propuesta para tener en cuenta. Como incorporación a la filmografía de este gran director, en cambio, resulta una película menor.
Un vampiro perdido en los años ’70 Sin acercarse a lo mejor de su obra, la nueva película de la dupla de Ed Wood puede disfrutarse como lo que es: un divertimento ligero pero simpático, muy entroncado en la estética Burton, que aquí cruza el gótico romántico con el espíritu pop. Después del desliz que significó Alicia en el País de las Maravillas, Tim Burton y Johnny Depp vuelven a levantar cabeza en Sombras tenebrosas, su propia versión de una telenovela norteamericana de los años ’60 que –a diferencia de las series familiares estilo Yo quiero a Lucy o El show de Dick Van Dyke– tenía la particularidad de contar con un vampiro de protagonista, rodeado de brujas, fantasmas y lobisones. En los Estados Unidos, la crítica más purista atacó el film exhumando las virtudes de aquella serie, que supo crear legiones de fans, entre ellos los niños que entonces fueron Burton, Depp y Michelle Pfeiffer, quien según sus propias declaraciones rogó estar en el proyecto, en homenaje a sus tardes frente a la leche y el televisor. Pero sin el referente de aquella serie, que aquí solamente algunos pocos memoriosos recuerdan, Dark Shadows puede disfrutarse como lo que es: un divertimento ligero pero simpático, muy entroncado en la estética Burton, que era lo que más se extrañaba en su desvaída Alicia, cooptada por esa fuerza del mal que es la Disney Co. Es verdad, hace tiempo que el director de El joven manos de tijera se alimenta más de materiales ajenos antes que propios: Roald Dahl en Charlie y la fábrica de chocolate, Stephen Sondheim en Sweeney Todd, Lewis Carroll en Alicia... Pero sin ser uno de sus mejores trabajos, Sombras tenebrosas tiene la virtud de unir un poco dos de las vertientes que hacen a la identidad artística de Burton: por un lado, ese costado tan oscuro como naïf que tan bien expresó en la estupenda El cadáver de la novia, una de sus mejores películas de los últimos años; y por otro, el flanco de comedia pop que cultivó particularmente en Marcianos al ataque. El prólogo del film informa los datos básicos, narrados por su protagonista, Barnaby Collins (Depp). Los Collins partieron de Liverpool hacia América a fines del siglo XVIII y allí prosperaron notablemente: un pueblo entero fue bautizado con el apellido de la familia, que en un risco a orillas del mar construyó un imponente castillo en honor a sus orígenes británicos. Es allí donde el joven Barnaby, enamorado de una lánguida rubia (Bella Heathcote), rehúye los avances de una audaz criada (Eva Green), quien –despechada y aprovechando sus malas artes de bruja– empuja al suicidio a la chica y convierte a Barnaby en un vampiro, para que sufra la eternidad enterrado vivo en las afueras del pueblo. Pero sucede que casi dos siglos después, en 1972, Barnaby tiene ocasión de escapar del ataúd y se encuentra con que la mansión Collins es una ruina, que sus descendientes no le hacen honor al linaje y que, para colmo de males, su archinémesis también sigue viva y tiene mucho que ver con la decadencia de su estirpe. Y no sólo ella aún está por allí: también su amada inmortal, ahora en la piel de la institutriz de los dos problemáticos pre-adolescentes que llevan su apellido. Lo mejor de Sombras tenebrosas está sobre todo en su primera mitad, cuando Burton (y Depp) juegan con los anacronismos y con el choque de culturas entre la tradición gótica que Barnaby trae a cuestas y la realidad pop de los ’70 con que se topa, que va desde Scooby Doo y el hippismo hasta la música inolvidablemente melosa de The Carpenters. Además de su palidez y su vestimenta victoriana, Barnaby habla como si sus parlamentos se los dictara Shakespeare, mientras que su rival ha sabido aggiornarse y maneja el pueblo a la manera de una villana de Dinastía. A medida que el film se prolonga (y 113 minutos parecen demasiados), ese humor va perdiendo eficacia y el fantástico más banal, con apariciones y efectos especiales, le gana la partida al espíritu gótico del comienzo. Pero aun así quedan la magnífica dirección artística de Rick Heinrichs, un fiel acólito de Burton que construye un mundo bipolar, cruza del siglo XIII con el XX, y las actuaciones de un elenco que parece disfrutar mucho de lo que hace. No sólo Depp, que juega con sus manos y sus infinitas uñas como si fuera el Nosferatu de Max Schrek, mientras se escandaliza con un show del mismísimo Alice Cooper (“Es la mujer más fea que he visto”, refunfuña). También está estupenda Eva Green, que hasta ahora apenas si se la recordaba como la coprotagonista de Soñadores (2003), de Bernardo Bertolucci, y que aquí demuestra que es capaz de tomarse la comedia en serio. Como heredera del imperio Collins y a pesar de que es apodada por su propia hija como “la arpía”, Michelle Pfeiffer paradójicamente no tiene demasiada oportunidad de lucimiento. En cambio, Helen Bonham-Carter, en un papel menor, le saca el jugo a esa psiquiatra que aspira a una cura de rejuvenecimiento basada en la sangre de Barnaby, porque en sus propias palabras, está “cada día menos joven y más borracha”.
Cuando al final todo queda en familia Nuevamente juntos, Tim Burton y Johnny Depp se divierten dando forma a una familia disfuncional que convive con un pariente vampiro que resucita en pleno 1972. Todo el elenco (y los cameos) acompañan y realzan la cinta. Tim Burton construyó en 30 años de carrera, un número de cortometrajes y largometrajes que cambiar con la cara del cine industrial para siempre. Pero ha sido también la voz de los freaks, de los incomprendidos y los diferentes. Sombras tenebrosas es una comedia familiar, pero de la clase de familia que Burton podría hacer. El protagonista, un héroe de aire gótico llamado Barnabas Collins (Johnny Depp, en la octava colaboración con el director), se encuentra con un mundo moderno cuando luego de estar atrapado en un cajón durante casi dos siglos, logra liberarse en 1972. La película jugará a la comedia a la vez que describirá la maldición melodramática y de corte fantástico de la cual Barnabas es víctima. Burton conoce a estos personajes, le resultan familiares los malditos, los siniestros, los perturbados. Supo, mucho antes que fuera una moda universal, que todas las personas tienen un costado oscuro y habitan en soledad su propia condición de diferentes. Sombras tenebrosas vuelve a tener a Burton más cerca de un tema que lo ha obsesionado en esta última etapa de su carrera, que es la familia. La familia cobra particular importancia en El gran Pez, Charlie y la fábrica de chocolate y Sweeney Todd. ¿Pueden los fenómenos tener una familia? ¿Podrían Batman, Edward Scissordhands y El jinete sin cabeza integrarse? Esta comedia festiva y oscura a la vez es un despliegue consciente de todos los temas y toda la iconografía del director así como un regreso a sus obsesiones más recurrentes. Nadie en normal en un film de Burton, porque la normalidad no existe en su mundo. Pero la aparición de Barbabas Collins le permitirá a sus herederos, abrazar su lado dark con orgullo, sentirse felizmente diferentes y vivir en consecuencia. Si el universo visual de Tim Burton ya no necesita presentación y acá vuelve a ser deslumbrante, sí hay que decir que las actuaciones merecen mención aparte. Depp hace lo suyo con esa libertad que sólo Burton sabe darle y Michelle Pfeiffer realiza por lejos uno de los mejores trabajos de su carrera. Eva Green y Helena Bonham Carter son un lujo extra, pero la cereza del postre es ver al vampiro protagonista hablando con el maestro de vampiros Christopher Lee, y una aparición de Alice Cooper que no tiene desperdicio. Lo que se dice, finalmente, una familia muy normal…
Más de lo mismo El otrora ingenioso Tim Burton encara la adaptación cinematográfica de una serie televisiva bastante popular en los EE.UU. y practicamente desconocida por nuestros lares. "Dark Shadows" era más bien una soap opera con elementos de terror que se conoció en nuestro país con el título "Maldito Hasta la Última Generación" y se emitió durante el año 1972 -los viernes por la noche- por la pantalla de Canal 9. Johnny Depp vuelve a ponerse a las órdenes de Burton -pero como actor, ya que además es productor de la cinta- y como es habitual en él, amaricona al personaje que le toca. En este caso es Barnabas Collins, un muchacho que en el siglo XVIII desprecia a una muchacha enamorada de él, por estar enamorado de otra chica. La despechada lo maldice, primero matando a su familia y novia, y luego condenándolo al sufrimiento eterno convirtiéndolo en vampiro. Encadenado y enterrado, Barnabas es liberado doscientos años después, cuando unos obreros realizan una excavación. Collins se encuentra ahora en 1972 y Burton pretende ser gracioso jugando con el anacronismo. No le sale. Ya hubo un Austin Powers. El vampiro desea recuperar lo que le pertenece, vuelve a su mansión y allí encuentra a una familia disfuncional, sus descendientes. También se encuentra con que su pueblo, Collinwood, es manejado por la mujer que lo maldijo. A esta altura todos sabemos que Burton gusta de lo oscuro y retorcido. Nadie filma árboles deformes como él. Hasta se da el gusto, como es habitual, de exhibir al gran Christopher Lee como si fuera un muñeco de edición limitada en su vitrina. Hace tiempo que el director de "Ed Wood" perdió el rumbo, y no lo recupera con esta película en la que da rienda suelta a todos los recursos que ya le conocemos. Tanto se engolosina con Depp que descuida al resto del elenco. Michelle Pfeiffer se impone por talento, al igual que la francesa Eva Green a quien le va mejor por ser la antagonista del personaje principal. Cuidada en lo estético -esto es innegable-, vacía de contenido y, lo peor de todo, aburrida en el relato, "Sombras Tenebrosas" marca un nuevo paso en falso en la carrera de un director que debería pensar más en el público, en lugar de filmar para darle el gusto a un amigo y a sí mismo.
Familia muy normal Una serie televisiva de los ’60 es la excusa que tomó el genial Tim Burton para volver a regalarnos su muestrario de freaks y ambientes siniestros, con la maestría visual que lo caracteriza. Pese a tener algunos puntos débiles en el guión, Sombras Tenebrosas (Dark Shadows, 2012) termina siendo un film disfrutable. Ya sea el joven manos de tijeras, el atormentado Batman que recreó en dos películas, o el siniestro Sweeney Todd que andaba por la vida degollando gente, las criaturas de Burton pueden ser oscuras pero esconden su lado “querible” o, por lo menos, una parte que los humaniza y por momentos enternece. Barnabas Collins (Johnny Depp, en su ¡octava! participación en un film del realizador) no es la excepción. Inglés de nacimiento, tras arribar en 1752 al “Nuevo Mundo” (la ciudad norteamericana de Maine, en este caso, célebre por ser el lugar en donde transcurren varias novelas de Stephen King) junto a sus padres, sufrirá una maldición a cargo de Angelique Brouchard, la malévola sirvienta a la que rechazó sentimentalmente. Luego de matar a sus progenitores, encantó a su prometida para que se arrojara desde un acantilado ante los propios ojos del joven, quien se completó el cuadro trágico arrojándose sobre ella. La muchacha murió en el acto, pero él fue transformado en un vampiro, por obra y (des)gracia de Angelique. Finalmente el pueblo enardecido, incentivado por la bruja (en un cuadro que nos recuerda a Frankenstein, de Mary Shelley) lo enterró para que pase una triste eternidad. Su retorno al mundo social es en la década del ’70 del siglo XX, cuando una obra en construcción produce la apertura de su féretro, con final previsiblemente triste para los trabajadores. Casi simultáneamente llega Victoria Winters (Bella Heathcote), una joven con pasado igualmente ominoso (“entre freaks nos entendemos”, podría ser el axioma burtoniano), motivo de una secuencia de títulos con la deliciosa Nights in white satin, de The moody blues. Como abstraída de la humanidad circundante, con una tez tan pálida como la de Barnabas, desde su propio cuerpo pre-anuncia la afinidad que los terminará uniendo, en una vuelta al “eterno retorno” del que alguna vez escribió Friedrich Nietzche. Victoria viaja para ser la institutriz de David, un niño de la familia Collins, o lo que queda de ella… El pequeño acaba de perder a su madre en un hecho confuso, lo cuidan su tía Matriarch Elizabeth Collins Stoddard (Michelle Pfeiffer); Roger, el padre poco congratulado con su angustia (Jonny Lee Miller); su prima en plena adolescencia (Chloe Moretz), una psiquiatra alcohólica (Helena Bonham Carter), y dos sirvientes. Ricos venidos a menos, subsisten penosamente en la gigante pero corroída mansión familiar, otrora el reflejo de una poderosa empresa portuaria que ahora no es ni sombra de lo que era. Y en mucho de ello tiene que ver Angelique, quien no tardará en revivir viejas pasiones cuando sepa del regreso del vampiro. Que, por supuesto, marchará directo a su residencia, en donde primero será mirado como un loco, pero poco a poco resultará esencial para el progreso de los Collins. Sombras Tenebrosas tiene una excelente banda sonora y un humor bien dosificado, construido en buena medida sobre dos tiempos anacrónicos: el de Barnabas, que contrapone los tiempos coloniales con los ’70 (hay una escena graciosísima, cuando descubre un cartel gigante de McDonnal´s), y el del espectador, que se zambulle en el espíritu retro tamizado por la mirada de Burton. A tal punto, que la película se asemeja bastante a un ejercicio de estilo, en donde éste se impone de manera demasiado drástica al relato. En ese sentido, el guión es el punto más débil. En primer lugar, porque hay demasiados personajes, y en segundo porque hay varias arbitrariedades. En determinado momento se hace muy evidente que hay que “cerrar” las sub-tramas y hay decisiones bastante arbitrarias para conseguirlo. Esto le quita fuerza al conflicto principal, que radica en las fuerzas oscuras propiciadas por Angelique (una sensual y deliciosamente malévola composición de Eva Green), que obturan la posibilidad de que el vampiro se reconcilie con la existencia (para no decir la vida). En otro nivel de lectura hay, solapadamente, una crítica al materialismo norteamericano y al idealismo setentoso, que en ningún caso congenian con asuntos más románticos como, por ejemplo, el desmesurado amor del vampiro. Barnabas asesinará para sobrevivir a proletarios, hippies e incluso burgueses. Sombras Tenebrosas no es la mejor película de Burton. Pero no deja de ser un buen entretenimiento que ostenta más ideas que el promedio de las películas de Hollywood. Y, en definitiva, es una buena oportunidad para encontrar a un realizador divirtiéndose con sus muñecos darks, cual niño en su juguetería preferida.
Burton se vampiriza a sí mismo ¿Habremos creado un monstruo? ¿Hemos elogiado tanto a Tim Burton, festejado sobremanera sus ocurrencias, que ahora se la creyó demasiado? ¿Hemos convertido sus errores en virtudes, llevándolo directo a caer en su propia trampa? Ya nos pasó un poco (aunque cueste reconocerlo) con realizadores como Terrence Malick, M. Night Shyamalan o Woody Allen, que no han perdido su interés, pero a los que tanto consenso en determinados momentos de sus carreras los terminó llevando a girar sobre sí mismos. Hay un tipo dentro de esta historia al cual se le puede reconocer cierta coherencia y que seguramente no está sorprendido, sino incluso diciendo, casi socarronamente “¿vieron que les dije?”: es Mex Faliero, quien ya venía tratando de amargarnos la fiesta burtoniana sosteniendo que el cineasta no había hecho algo realmente interesante y original desde La leyenda del jinete sin cabeza y que El extraño mundo de Jack (de la cual, vale la aclaración, Burton sólo es autor de la idea original y productor) estaba absolutamente sobrevalorada. Maldito hereje, algo de razón quizás tenía. Porque uno ve Sombras tenebrosas y no puede evitar la sensación de que algo se repite en esta historia sobre un hombre, Barnabas Collins (Johnny Depp), maldecido y convertido en vampiro por una amante despechada, que consigue salir de su encierro de siglos en un ataúd, despertando en plena era hippie y tratando de acomodarse a los nuevos tiempos, que incluyen la decadencia de su estirpe familiar. Es cierto que Burton no se muestra perezoso desde la superficie formal: el film posee múltiples referencias estéticas y estilísticas a los films de terror de la factoría británica Hammer, el expresionismo alemán, el romanticismo, la música y el cine de los setenta, incluso la serie de culto que sirvió como material de base. Sin embargo, esas citas no sirven como medio de apuntalamiento de una narración ágil y dinámica, sino que terminan siendo el fin en sí mismo, siendo la película apenas un envase de guiños, sin nada realmente tangible para ofrecer. Burton se olvida de algo muy importante, como son los personajes, de los cuales es difícil explicar y justificar sus motivaciones y/o acciones. Desde el inicio, Sombras tenebrosas debe recurrir a la voz en off para explicar los sentimientos de los protagonistas. Y después, emociones poderosas como el odio, la pasión, el amor, la frustración, el dolor, son explicitadas a través de los diálogos, por los mismos que los sienten o por otros, casi como psicólogos sociales. Por eso se transmite la impresión de que el relato avanza decidiendo arbitrariamente lo que sienten los personajes: unos se enamoran, otros se atraen, otros se detestan, otros no se entienden, básicamente porque sí, porque lo dispuso el guión de Seth Grahame-Smith. En base a eso, en Sombras tenebrosas no tenemos un conjunto de personajes, sino apenas un elenco, un gran cast desperdiciado. Barnabas nunca causa real empatía y sólo se conecta con el público a través de los chistes que lo presentan como un ser fuera de época, dependiendo además en exceso de la simpatía de Depp; Angelique Bouchard, la villana que encarna Eva Green, acciona siempre fuera del tiempo correcto, sin timing, sin la real iniciativa que debería transmitir; la búsqueda una figura paterna por parte de David Collins (Gulliver McGrath) nunca adquiere suficiente dramatismo; y en cuanto a Roger Collins (Jonny Lee Miller), Carolyn Stoddard (Chloe Moretz) y Victoria Winters/Josette duPres (Bella Heathcote) aparecen y desaparecen de la pantalla (e incluso vuelven a aparecer) sin demasiado justificativo. Solamente se salvan un poco Elizabeth Collins Stoddard (Michelle Pfeiffer), con su aire de autoridad matriarcal heredada de la tradición familiar, y la Dra. Julia Hoffman (Helena Bonham Carter), quien usa la supuesta racionalidad médica como trampolín al alcoholismo y la añoranza por la juventud. En consecuencia, la historia sobre una familia combatiendo sus demonios internos y externos, nunca sale realmente a la luz. Sombras tenebrosas, muy pegada al tropiezo narrativo que significó Alicia en el país de las maravillas, obliga a hacerse preguntas incómodas: ¿la historia de amor de El extraño mundo de Jack, con su importancia en la trama, no carecía de espesor? ¿No abusaban Charlie y la fábrica de chocolate o El gran pez de una sensiblería un poco barata pero de alto impacto, combinándola con bajadas de líneas demasiados obvias? ¿Ya empezaba Burton a repetirse en El cadáver de la novia? ¿En Sweeney Todd: el demoníaco barbero de la Calle Street no empezaban a surgir llamativas dificultades en cuanto a la configuración del relato? Aún así, con todas estas dudas negativas que brotan, no está mal recordar quién fue y es Tim Burton: el creador de ese fenómeno de la naturaleza llamado Beetlejuice; el que introdujo una versión oscura y retorcida de Batman; el que pensó las superficies de la sociedad de los suburbios combinándola con los cuentos de hadas en En el joven manos de tijera; el que pensó los paradigmas cinematográficos en Ed Wood; el que reflexionó sobre la confrontación de los discursos científico y mágico en La leyenda del jinete sin cabeza. Estamos hablando de un gran cineasta, por más que evidencie una crisis creativa, que muchos siguen empeñándose en no reconocer. La chance de que vuelva a ser él mismo es factible y no está mal tener esperanza, aún en medio de la desilusión.
Humor con vampiros y brujas "Sombras tenebrosas’ es un revival, ingenuo, querible y con inolvidables escenas de lucha (Barnabas y la bruja son como los protagonistas de aquella pelea que podía verse en ‘La guerra de los Roses’). La película se inspira en la serie de culto de Estados Unidos que con el mismo nombre, ‘Sombras tenebrosas’, se mantuvo cinco años en el aire con gran éxito. En aquellas épocas, Tim Burton tenía más o menos diez años, Johnny Depp ocho, casi la edad de algunos de los integrantes de este filme, como Helena Bonham Carter o Michelle Pfeiffer, y por supuesto, todos admiraban la saga televisiva. O sea, lo que tenemos delante de nuestros ojos es una suerte de humorada homenaje a todo lo que señores del cine como Burton, Depp, Bonham Carter o la Pfeiffer admiraron. En un delicado equilibrio en que se disputan lo gótico, lo expresionista y el camp con su carga de artificio y presuntuosidad. Nuevamente retorna a la vida el más admirado de la serie, el vampiro romántico y casi inocente llamado Barnabas Collins. LA FAMILIA En busca de su amada lastimada por una bruja poderosa y de la necesidad de estar nuevamente en familia, Collins salta del siglo XIX al XX y aproximadamente a mediados de la década de 1970, en pleno auge hippie, vuelve a la vida, féretro mediante, en largo viaje hacia la augusta Norteamérica, tierra de oportunidades. Luego de angustiarse ante la luz pavorosa de un McDonald rutero emprende el viaje hacia el hogar como un ET un tanto desconcertado. Después vendrá al encuentro familiar con sus parientes, todos freaks como bien suponemos y la psicóloga que les cuida la mente. Después se desencadena una suerte de caos creativo donde fluctúan el buen humor, los hallazgos tontos, monstruos como hombres lobos, vampiros, brujas malditas y los enfrentamientos de dos familias que luchan por el poder. SOL Y SOMBRA Nada nuevo brilla esta vez bajo el sol y la sombra de la dupla Burton- Depp. La trama carece de unicidad, los subtemas son descontrolados y simplones, los chistes nada del otro mundo, lo que sí se ofrece es una interesante parafernalia de efectos especiales que tienen su centro en la lucha ‘a muerte’ de Barnabas y la bella bruja. Hay mucha mezcla de personajes, desde el ayudante del vampiro (poco trabajo para el talentoso Jackie Earle Haley), hasta la deliciosa Josette, una suerte de heroína de animé, de ojos redondos y tranparentes llamada Bella Heathcote, o la tumultuosa bruja Angelique Bouchard, que hace Eva Green. Sí hay creatividad en las intervenciones musicales desde los Carpenters hasta Alice Cooper en vivo y la humorada de lujo de Burton y Depp mantiene la melancolía, cierta nostalgia por un mundo más cercano a ‘Los locos Adams’ que a la solemnidad vampiresca. Ese universo televisivo, familiar y conocido, incapaz de asustar verdaderamente. ‘Sombras tenebrosas’ es un revival, ingenuo, querible y con inolvidables escenas de lucha (Barnabas y la bruja son como los protagonistas de aquella pelea que podía verse en ‘La guerra de los Roses’). El mundo de David Lynch, se muestra con influencias de Ray Bradbury y parece supervisado por una revivida Morticia en disfraz de bruja y con un impagable Johnny Depp.
Entre el horror gótico y el humor lunático vuelve el mejor Burton Hace mucho tiempo que Tim Burton no se divertía tanto. El horror gótico de «El jinete sin cabeza» se combina con el humor lunático y la estética pop de «Marcianos al ataque», todo condimentado con las metáforas fantásticas aplicadas a conflictos familiares y la sátira social de «Beetlejuice» y «El joven manos de tijera». Vale decir que estas «Sombras tenebrosas» son algo así como la quintaesencia del mejor Tim Burton, totalmente desencadenado y en plena forma. Igual que el Johnny Depp deformado como el vampiro Barnabas Collins, víctima de una hechicera despechada que, luego de convertirlo en no muerto, lo metió en un sarcófago durante dos siglos. Al ser liberado accidentalmente en 1972, el antiguo magnate de la industria pesquera de Maine está decidido a revivir las viejas glorias familiares, a pesar de que solo persisten cuatro miembros desquiciados y un caserón ruinoso con solo tres empleados (un mayordomo freak, una psiquiatra dipsómana, y una flamante institutriz). Del mismo modo en el que convirtió en película una colección de figuritas sobre una invasión marciana, ahora hace algo parecido con una telenovela de culto que a fines de la década de 1960 mezcló vampiros y otras criaturas de la noche con los típicos conflictos pasionales infaltables, incluyendo amores imposibles, villanas malísimas y pobres víctimas inocentes en permanente peligro. Producida en tape como cualquier «soap opera» de la TV estadounidense de la época (1966-1971), la tira diaria «Dark Shadows» fue un invento extraño de Dan Curtis, famoso también por la posterior serie sobre el investigador de lo sobrenatural «Kolchak, el cazador nocturno». Melodrama La telenovela empezó como un melodrama gótico estilo «Cumbres borrascosas» al que de a poco le fue agregando sutiles espectros tipo «Otra vuelta de tuerca» de Henry James. Luego de varios meses, en un giro desesperado producto del bajo nivel de audiencia y la casi segura cancelación por parte de la cadena ABC, Curtis introdujo un personaje protagónico impensable en una telenovela, el vampiro Barnabas Collins. Ahí empezó un éxito que duró un lustro, generando dos películas, un par de remakes televisivas y esta nueva versión para cine a cargo del fan Tim Burton, uno de los pocos cineastas con el don de homenajear algo de manera genuina y sincera, tan honestamente como para permitirse burlarse del tema en cuestión, y utilizarlo de nexo para hablar de cualquier otra cosa que le interese y venga al caso. Por ejemplo, un momento culminante de «Sombras tenebrosas» tiene que ver con el encuentro entre el vampiro y el superastro rockero Alice Cooper, cuya contundente performance da pie a algunos de los mejores chistes setentistas, pero también sintetiza algunos aspectos pesadillescos de la trama (especialmente cuando aparece con chaleco de fuerza cantando «Ballad of Dwight Fry»). Burton hace un uso intensivo de música de los 60 y 70 (Moody Blues, Donovan, Iggy Pop, Black Sabbath, T. Rex y los Carpenters) debido a que uno de los mayores hallazgos del film es esa mezcla entre lo gótico y la estética pop (en ambos estilos hay imágenes increíbles). En este sentido, el prólogo siglo XVIII mezcla de William Wyler y Roger Corman no tiene desperdicio. Johnny Depp es un gran vampiro telenovelesco, Michelle Pfeiffer brilla como nunca como la jefa del clan Collins (los fans de la Gatúbela del segundo Batman de Burton van a agradecer por siempre al director), y tanto Helena Bonham Carter (la psiquiatra decadente) como Eva Green (la mala de la telenovela) se lucen en varias escenas. En sintesis, hay mucho para disfrutar en esta gran comedia macabra que nos devuelve al mejor Tim Burton.
Una sombra ya pronto serás. Calificación - 3/5 Allí por la década del sesenta la cadena ABC lanzó al aire una serie llamada Dark Shadows. Cuenta la historia que en sus comienzos los ratings no fueron muy afines al proyecto y en la búsqueda de nuevos aires el director e ideólogo de la misma, Dan Curtis, decidió incluir en la misma a un antepasado vampiro de la familia protagonista: Barnabas Collins . La osada inclusión en la tira fue trascendental para gran parte de la cultura pop norteamericana, a punto tal que muchos de ellos se sigue reuniendo a mas de cuarenta años del film de la serie en festivales anuales con los protagonistas de la tira para recordar su paso por la misma Pues bien allí por los setenta un niño Johnny Deep era fanático irremediable de esta serie tal cual el mismo lo cuenta en una entrevista actual "...Jonathan Frid, su elegancia y la gracia fue una inspiración entonces y seguirá siendo para siempre. Tuve el honor de finalmente reunirme con él quien generosamente pasó la antorcha de Barnabas¨. Por ello este proyecto nació de la motivación del actor por rendir culto a la serie que originalmente fuera su principal móvil para empezar la carrera de actuación De hecho el mismo Depp es el que produce el film y logró subir a su ambicioso sueño a su compañero de rutas Tim Burton. Incluso en el film hay cameos de parte del elenco de la sesentosa serie: Jonathan Frid (quien falleciera en abril de este año), Kathryn Leigh Scott (Maggie en la serie original), Lara Parker (Angelique), David Selby (Quentin Collins). Aclarados estos puntos previos que nos dan un contexto al análisis del film pasemos a adentrarnos Sombras Tenebrosas modelo 2012. La historia nos remonta al año 1752, la familia de Barnabas Collins se ha instalado en Maine donde ha logrado, en base a esfuerzo, instaurar un imperio pesquero y el joven Barnabas erigirse como todo un playboy de su pequeña ciudad. Sus escarceos con la bellísima y sexy Angelica (Eva Green) terminan de la peor manera al descubrir ella que el esta enamorado de la bella y angelical Jossete. La desairada bruja al ver su amor no correspondido, hecha un maleficio sobre la joven pareja y suicidándose Josette sumergida en un hipnótico sueño, desesperadoBarnabas sigue sus pasos pero al caer descubre que ha sido convertido en vampiro y condenado a vivir eternamente sin su amada. Los planes de Angélica no terminan ahí y entierra vivo a Barnabas por siglos. Los años pasarán y una excavación accidentalmente logrará que Barnabas vuelva a las calles de su pueblo natal en la búsqueda de sus familiares que aun habitan su casa, en un estado de total abandono dado que la maldición de Angelique aun subsiste . Entonces será el tiempo de la venganza para el vampiro y de tratar de refundar las bases del imperio Collins, claro esta que para ello deberá adaptarse a los tiempos que corren que le serán bastante ajenos dado que estamos en los años sesenta. Y si hablamos de Burton, Depp y una recreación de época quien no puede faltar en la ecuación Collen Atwood, ella fue la encargada de realizar el vestuario que fielmente representara el espíritu sesentoso de los nuevos Collins y lo ha hecho como siempre maravillosamente. Sombras Tenebrosas, para los amantes de la serie original, será un relato respetuoso de los lineamientos y planteos originales (por demás alocados y freakies), pero lo cierto es que pocos son los que han visto la antológica serie norteamericana ( y menos aun de este lado del mundo) , por lo que el resultado final puede parecerles una absoluta locura con altibajos que van del clima mas oscuro a gags incesantes. Tal vez sea esto lo que mas ruido hace al ver el film, el constante cambio de enfoque de la oscuridad y la tragedia al humor y los gags, como si tal vez Burton no lograra definir una identidad para el proyecto. Un film que tal vez no llegue a estar a la altura de las expectativas de los fanáticos del cine de Burton y termine siendo una versión aligerada del tono oscuro que lo caracteriza. Definitivamente sin ser un mal film le falta una identidad propia y termina perdido en las propias sombras de su título.
Colmillos de otros tiempos Sin ser uno de sus mejores filmes, en "Sombras tenebrosas" Tim Burton saca a relucir su costado más cómico, manteniendo el respeto por sus fantásticas criaturas de género. "Acartonado, correcto y anticuado", define la imposiblemente más adolescente y (pos)moderna Carolyn (Chloë Grace Moretz, la pequeña de La invención de Hugo Cabret y Kick-Ass) a Barnabas Collins, el vampiro à la Nosferatu que compone Johnny Depp en su enésima colaboración con Tim Burton. Y será ese contraste efectivo e hilarante, el de un ser fantástico de retórica barroca recién despierto en unos tiernos años '70 que aún cree en Mefistófeles, lo que mantendrá en pie al filme durante buena parte de su desarrollo. El otro desfasaje, también, será de registros, en esa ambigüedad que Tim Burton sabe manejar tan bien: aunar el terror más clásico con la parodia familiar (de época) se torna la misión seria del filme, aunque las risas ganen más la primera parte y la fábula de brujas, vampiros y hombres-lobo se acreciente después, en lo que será un final exagerado. ¿La historia? Barnabas Collins es el heredero inglés de una familia enriquecida por la pescadería en Maine, Estados Unidos, en el siglo XVIII. Su enamoramiento de la joven Josette (Bella Heathcote) enfurece a la celosa bruja Angelique (Eva Green), que lo convierte en vampiro y lo encadena a un ataúd por casi 200 años. Cuando despierta, Barnabas se dirige a la mansión Collins para encontrar que todo ha cambiado: tanto la casa como la distinguida familia (ahora compuesta por la matriarca Elizabeth/Michelle Pfeiffer, su hermano Roger/Henry Lee Miller y su hijo David/Gulliver McGrath, la ya citada Carolyn y la psiquiatra Julia Hoffman/Helena Bonham Carter) se han venido abajo. Y el mundo cambió: en lo que serán los gags (culturales) más atractivos de la cinta, Barnabas padece su anacronismo al toparse con una ruta de asfalto ("curioso terreno", dice al tocarlo), al intentar extraer a Karen Carpenter del televisor ("¡déjate ver, diminuta cantante!") y al compartir una charla gótico-colgada con un grupo de hippies fumados. Aunque padezca sus altibajos (las escenas y los personajes sostienen el filme, la tragicidad y el argumento son pura impostura), Sombras tenebrosas se eleva por sobre los últimos trabajos de Burton en su homenaje reverencialmente desacralizado a la Dark shadows original televisiva, con unas estupendas actuaciones de Depp, Bonham-Carter y Pfeiffer (aunque aparezca poco) y una muy esmerada y sorprendente Eva Green que indican la intención del elenco de gestar, antes que una "obra maestra", una película exquisita en su pasatismo: lo consiguieron.
Un divertimento para los admiradores de Tim Burton, que homenajea una serie de televisión que veía desde chico y nos regala su universo gótico, su vampiro encarnado por Jhonny Depp, blanco, pelo chato y uñas larguísimas, que parece inofensivo pero puede ser feroz. Y ahí está esa historia con amantes enloquecidas, chicos con sorpresas, doctoras alcohólicas y ambiciosas y una madre que banca todo. Se agita y se disfruta.
Las últimas películas de Tim Burton muestran que el preciso realizador de Batman Vuelve y El joven manos de tijeras pasa por una etapa de desconcierto. Esta versión de la célebre serie inglesa de traiciones familiares y vampiros, vuelta comedia de costumbres, es un catálogo de lo mejor y lo peor del realizador. La historia del resucitado chupasangre Barnabás Collins que decide ayudar a su familia -y al negocio que la sostiene- tiene varios momentos notables donde el humor es trascendido por la invención y el lirismo (notablemente, la secuencia final, cargada de acción, de violencia, de drama y de romanticismo) y otros donde la pereza manda. Debe de haber sido demasiado grande la tentación de tener un vampiro de 200 años en 1972 y jugar al anacronismo como para resistirla, y el costado circense de Burton encuentra en esos elementos un vehículo para toda clase de chistes, algunos de mal gusto no por lo groseros sino por lo adivinables. Sin embargo, nada de esto es tan notorio en el film como un conservadurismo que, es cierto, Burton siempre tuvo (siempre fue un defensor del amor, la familia, el trabajo y las pequeñas comunidades, incluso disfrazadas de freaks, como se advierte revisando un poco su filmografía) pero que siempre era matizado por la fuerza de lo irracional y lo fantástico. Aquí ese matiz, ese terror que asoma por momentos, es apenas una excusa para el chiste retorcido pero previsible. Quizás Burton haya, finalmente, dejado la infancia. Sería una pena.
Tim Burton y Johnny Depp necesitan tomarse un par de años sabáticos fuera del cine. Un descanso merecido para que puedan volver con proyectos realmente creativos. Ya fue suficiente muchachos, un breve retiro o terapia de pareja porque la dupla no da para más. Dark Shadows es uno de los íconos más importantes que existen desde hace décadas en el género de terror. Se trata de una serie inglesa de culto que comenzó en los ´60 como un melodrama gótico para luego convertirse en una apasionante historia de horror con vampiros zombies y hombres lobos. Después de Drácula, Barnabas Collins, protagonista de esta historia, es el vampiro más groso del género, que hoy sigue vigente a través de una colección de cómics. Lamentablemente este trabajo de Tim Burton es a Dark Shadows lo que el film The Spirit, de Frank Miller, resultó al cómic de Will Eisner. Para ponerlo en términos sencillos, una inmunda vejación que se toma para la joda algo que debería haber sido más entretenido y aterrador. Si uno compara las películas originales House of Dark Shadows (ver links) y Night of Dark Shadows con esto que hicieron ahora, lo de Burton es realmente patético. Especialmente en aquella primera producción de 1970, ahí tenías al verdadero Barnabas Collins en un momento en que los vampiros no estaban para hacer reír a la gente. La película de Burton, que es probablemente su peor trabajo desde El planeta de los simios, tomó elementos de la obra original para convertirlo en un refrito bizarro y estúpido de los Locos Addams. Peor enfoque para traer de regreso al vampiro Barnabas no se les podría haber ocurrido. El film tiene un buen comienzo donde se presenta la historia del protagonista. Si Burton hubiera seguido por ese camino esta podría haber sido otra película, pero lamentablemente no se dio. Desde el momento en que el vampiro se despierta en 1972 todo va cuesta abajo. La trama se encamina por el rumbo de la parodia fumada con un guión lamentable que parece un collage de sketches malos de Saturday Night Live, más que un argumento sólido y coherente. La cuestión es que en esta producción Burton se metió con un ícono importante del género de terror que supuestamente admiraba y lo destruyó con un film aburrido y olvidable que además desperdicia el trabajo de un reparto talentoso que estaba para mucho más. Johnny Depp. Otro que necesita unas vacaciones de la pantalla grande. Desde que la pegó con Jack Sparrow en Piratas del Caribe hace siempre lo mismo. A este paso va camino a convertirse en el Roberto Benigni de Hollywood que repite el mismo papel en todas las películas. Esta manía que tiene de convertir en freaks a todos los personajes que encarna ya aburrió porque sus interpretaciones perdieron frescura y se volvieron predecibles. A esta altura tranquilamente te podés imaginar lo que va a hacer con el personaje y no le vas a errar. En un punto sus actuaciones son un espejo de lo que se convirtió también el cine de Tim Burton, quien atraviesa una etapa decadente en su carrera. Ya no hay sorpresas ni creatividad porque el director está achanchado en su zona de confort donde se limita a ofrecer más de lo mismo. Una lástima porque alguna vez hizo películas interesantes.
Sombras tenebrosas es la octava colaboración de Tim Burton con Johnny Depp. Y la pareja, una vez más, funciona aceitada, sobre todo a la hora de explotar al máximo el humor negro. Sombras tenebrosas comete algunas torpezas narrativas a la hora de contar la venganza de un vampiro particular. Este Barnabas Collins de Johnny Depp va a contramano del imaginario popular del vampiro según la moda de La saga de Crepúsculo. Depp, afiladísimo, se saca chispas con la francesa Eva Green, la única de un elenco multiestelar que se anima a opacar al mismísimo protagonista fetiche de Burton.
Llega lo nuevo de Tim Burton y somos muchos los ansiosos desde hace meses. El cartel nos anuncia un pálido y vampírico Johnny Depp, acompañado de un puñado de estrellas: la siempre presente y excéntrica Helena Bonham Carter (esposa del realizador), una Michelle Pfeiffer entrada en años pero siempre bella, Chloë Grace Moretz, la niña que ya viene deslumbrando con “Kick Ass” y “Let me in” en un papel mucho más osado y cómico y la bellísima Eva Green. Con este genial reparto, sumando la particular estética de Burton, un tráiler muy prometedor y la temática vampiresca, tenemos un film sumamente atractivo. Barnabas Collins (Johnny Depp), miembro de una familia aristocrática inglesa, es maldecido por una bruja que está enamorada de él (Eva Green) en 1760, convertido en vampiro y encerrado en un sarcófago. En 1970, Barnabas despierta y sale desconcertado a la nueva época y se encontrará con que su ancestral familia ha decaído en un par de curiosos personajes que se encuentran en la ruina. Principalmente, Sombras Tenebrosas (Dark Shadows, Tim Burton, 2012) es una maravillosa experiencia estética. Si bien la historia es atractiva (está basada en una serie televisiva homónima) y es la primera vez que el gótico Burton incursiona con vampiros, el trabajo estético del film es un verdadero deleite. El vestuario, maquillaje, decorados, música, etc. llegan a un nivel de sofisticación que probablemente sean los mejores en la carrera de Burton. El choque de nuestro pálido vampiro ingresando en una de las décadas más fascinante del siglo XX (los ‘70s) es simplemente magnífico. No sólo por lo estético sino también por lo cómico. Depp hace uso de sus típicos ademanes histriónicos y barrocos para encontrarse en el desconcierto más grande. Y en este sentido, pueblan la pantalla los íconos de época: botas caña alta, mujeres con grandes peinados, Chevys, bolas de disco, Barry White, Jimmy Hendrix, e incluso la aparición del mismísimo Alice Cooper. Sí podemos decir que de a poco la estética burtoniana ha ido mutando desde la profunda oscuridad hacia algo un poco más desopilante y colorido aunque siempre excéntrico. Dark Shadows Poster 405x600 Sombras Tenebrosas: Un viaje estético hacia los ‘70s cine El film es realmente entretenido, incluso nos encontramos con varios momentos de condimento sexual, algo poco común en la obra del director. Pero siempre mediado por la comicidad (son varios los momentos en que toda la sala emite una carcajada). Pero la historia evoluciona de a poco, tenemos mucha repetición y poco avance. Eso hace que lleguemos hacia el final y todo tenga que resolverse de pronto y es aquí cuando Burton falló. Veníamos en un film realmente impecable, que parecía remontar después de la poco feliz “Alice in Wonderland”, que hacia el clímax final se va en picada. Igualmente, esto no evitó en mi caso que me quedara con un buen sabor porque la película en su mayoría es sumamente disfrutable, ocurrente y bella. Johnny Depp, aunque a muchos pueda resultarle repetitivo y exagerado, se mueve en lo que podríamos decir es un terreno favorito, el cine fantástico. El vampiro le va de maravilla, así como también Eva Green ensaya una verdadera villana más sexy que nunca. Sí podemos decir que Michelle Pfeiffer es quien queda un poco relegada por un papel soso. Bonham Carter, si bien tiene una aparición poco protagónica deja sentada su participación en el film y no pasa para nada desapercibida. Para los amantes de Burton podemos decir que en algún punto decepciona, pero es fundamental sumergirse en el film para poder disfrutar del hermoso viaje estético y cómico y dejar un poquito de lado los baches narrativos para poder disfrutarla.
Anexo de crítica: -El tándem Tim Burton - Johnny Depp vuelve a las andadas para rendir homenaje a la serie televisiva de los años 60 protagonizada por un vampiro rodeado de brujas y lobizones llamada Dark Shadows de la que Depp se confesó fan desde su temprana infancia. Burtoniana a medias, con una mezcla de neogótico y humor que apela al contraste de la cultura pop con el siglo XVIII aunque con pocas ideas, no estamos en presencia de lo mejor que haya entregado el director de El Joven Manos de Tijera a pesar de contar con la sensualidad y fotogenia de Eva Green que es una película aparte.
Nosferatu conoce a Alice Cooper / Un Nosferatu a puro rock Fiel a su estilo dark y extremadamente expresionista de siempre, Burton nos regala otro inadaptado más de su galería de freaks. Lo hace con sus colaboradores de siempre (Danny Elfman en la música, Helena Bonham Carter y Johnny Depp en el elenco) y contándonos la historia de un...
En las últimas semanas se han estrenado dos películas que en nada se relacionan desde lo argumental, pero que comparten un trasfondo similar y han generado notables efectos a nivel crítica y audiencia como hace tiempo no se percibían. Tanto Prometheus como Dark Shadows supusieron para Ridley Scott y Tim Burton sendos retornos a los comienzos de sus carreras como directores, con Alien para el primero (aunque sea Blade Runner sobre todo la que se tenga que revisitar) y Beetle Juice para el segundo. Con sus respectivas fallas y aciertos, ambos trabajos se han convertido en objeto de debate, con acaloradas objeciones y defensas que acabaron polarizando las opiniones entre los que se han visto desilusionados y los que recibieron el 10 que esperaban. En el caso de Sombras Tenebrosas estamos frente a una posibilidad desaprovechada, en el marco de una prometedora propuesta que, si bien vale la pena, se diluye con el correr del metraje. Antes de comenzar me parece necesario retomar dos cuestiones que anteceden a este estreno. En muchos casos el árbol no deja ver el bosque, y se ha hecho una mala costumbre plantear que Burton está desorientado o en caída, algo que de ninguna forma se desprende de su rica filmografía. Es cierto que Alice in Wonderland es muy pobre, pero eso no debería ser suficiente para hacer apresurados juicios de valor sobre un director con una decena de grandes películas. Por otro lado cabe señalar las críticas negativas recibidas en torno a su enfoque sobre la creación de Dan Curtis, una serie que dejó de emitirse hace cuarenta años pero que resultó tener un acérrimo séquito de defensores. Evidentemente estos consideran que una versión debe ser servil a la original, porque de lo contrario se trataría nuevamente de una crítica infundada. Si, Dark Shadows tiene problemas y se encuentra lejos de lo que este realizador tiene para ofrecer, pero ello no se debe a ninguna de las cuestiones aquí rebatidas. Es difícil ignorar el hecho de que esta última producción del director de Ed Wood o Edward Scissorhands no tuvo la acogida esperada en su país de origen. Es por cierto difícil de entender el por qué de tales críticas cuando, durante una buena parte al menos, estamos delante de un trabajo muy logrado. Desde su comienzo se percibirán grandes interpretaciones de la bella Eva Green y de Johnny Depp (quizás es cierto que la dupla merece un descanso, lo cual no implica que la colaboración de ambos haya perdido un ápice de calidad), así como un notable uso de la música, que transporta en una VW hippie directo al corazón de los '70. A partir de allí Burton se encuentra cómodo en su territorio, en uno de esos mundos únicos nacidos de su mente creativa, poblados por personajes disfuncionales que respetan los valores tradicionales y excluyen a quienes no lo hacen. Con el correr de los minutos la película mostrará ciertas dificultades a la hora de fijar el tono, con una articulación a medias entre el humor y el terror. Si bien es cierto que hay muy buenas secuencias cómicas (el apasionado encuentro entre el vampiro y la bruja es un premio), básicamente se corresponden con un único recurso que es el de Barnabas Collins frente a una época a la que no pertenece. El mismo, más allá de que resulte efectivo en numerosas oportunidades, se agota por repetición y hace que en su totalidad el film pierda originalidad. A esto se debe sumar un final que bordea el ridículo y se muestra como lo peor de la película, efecto que se acrecienta en comparación con su excelente apertura. Resta preguntarse por la figura de Seth Grahame-Smith, quien ha tomado Hollywood por asalto en el último tiempo a base de parodias (Abraham Lincoln: Vampire Hunter es su próxima creación en estrenarse) pero cuya capacidad como guionista hasta el momento no había sido puesta a prueba. El ingenio de su propuesta se desinfla con rapidez, por lo que recae en el realizador y su gran elenco sostener a una Dark Shadows floja de papeles a la que lentamente se le escapa su frescura. No es cuestión de que la última película de Tim Burton sea mala o genial, se trata de una fallida apuesta que no acierta el rumbo y se estaciona a una considerable distancia de aquello que él ha sabido entregar a lo largo de los años. No obstante es, por encima de todo, una bienvenida muestra de que el director retoma sus primeros trabajos (Frankenweenie viene a confirmarlo) y eso es, como en el caso de la Prometheus de Ridley Scott, algo que tiene mayor peso que el resultado final.
Como siempre, Tim Burton sigue insuflándole vida a unos mundos hechos a base de retazos de cultura popular. Después de una obra musical en Sweeney Todd, un cuento infantil en Alicia en el País de las Maravillas, una biografía bastante libre de Ed Wood, las tarjetas intercambiables de ¡Marcianos al ataque! (sí, esa película está basada en unas trading cards), la parodia amable del cuento y las transposiciones de Mary Shelley en el corto Frankenwheenie (ya hay película), un cómic en Batman, un ídolo infantil que ya había tenido serie y obra de teatro en La gran aventura de Pee Wee, etc; después de todo eso, Burton demuestra en Sombras tenebrosas que es uno de los pocos directores capaces de crear algo nuevo a partir de productos ya consumidos y regurgitados sin caer en el homenaje fácil o el mero pastiche hueco. El último opus del realizador de El hombre manos de tijera toma como referente una serie de la televisión norteamericana de los 60 (y vuelta a hacer en los 90) nada vista en la Argentina, aunque es fácil suponer que de la serie queda poco y nada. La película tiene el sello burtoniano (para bien y para mal) en cada personaje y en cada plano, y es fácil adivinar que la serie seguramente constituyó para el director algo así como un paisaje sobre el cual ir a buscar materiales nuevos con el fin de apropiárselos y contaminarlos hasta convertirlos en los colores del cuadro lúgubre que, salvo por algunas variaciones, parece ser el mismo de todas sus películas. Quizás por tratarse de un cine claramente posmoderno, que no conoce límites espaciales o temporales, Sombras tenebrosas puede asentarse en los 60 y apropiarse de sus marcas más distintivas (la música, la ropa, las costumbres) sin demasiada dificultad. Pero esto no es un simple rejunte de lugares comunes de la época, porque lo que hay, además, es un tiempo fuera de sí, enloquecido, que no termina de cuajar con la mansión y sus habitantes de película de terror que la película toma como centro. Burton sale poco del caserón: la acción transcurre mayormente entre los vapores de decadencia y abulia que caracteriza a los Collins y los signos del presente (como las canciones) resultan objetos anacrónicos tan extraños como los propios protagonistas. Esa es la principal pirueta del director, el crear un mundo y unas gentes con tanta carnadura que terminan opacando la Historia, que la deforman y la tornan algo tan extraño y curioso como un vampiro que vuelve a la vida después de doscientos años; así, con esa sensación de perplejidad, observamos a los hippies que, a su vez, parecen divertidísimos y muy inquisidores con la joven protagonista al comienzo (aunque para nosotros, ya ubicados cerca del personaje, ella nos resulte familiar y los extraños sean ellos). Una muestra del respeto con que Burton trata a sus personajes es la forma en que se hace cargo de sus rasgos más terribles; no importa lo simpático y noble que pueda parecer Barnabas, la película cuenta su escape y vuelta a la vida de la manera más cruda y horrible posible: Barnabas mata a todos y cada uno de los obreros que descubren accidentalmente su ataúd y la cámara se mantiene cerca de él, no escamotea nada ni intenta hacer humor con eso. Lo mismo, aunque de otra manera, pasa en la larga escena con los hippies: después de que los personajes llegan a conocerse y entenderse y se crea un clima de fraternidad entre raros (un vampiro de hace dos siglos dialoga con los extraños por elección de ese tiempo), el protagonista les pide perdón y dice que tiene que matarlos; de nuevo, lo violento de la resolución de la escena y la fatalidad de la decisión de Barnabas rompen salvajemente el tono que se había construido y nos recuerdan la tragedia de su historia. El sello burtoniano, decíamos arriba; para bien o para mal. La belleza tétrica y los freaks queribles de las películas de Tim Burton no alcanzan a hacer olvidar algo fundamental: su cine, como el de muchos otros directores del presente, se levanta más sobre la imagen y su pasado en vez de hacerlo sobre la observación del mundo. No es que haya que pedirle lo mismo a todas películas (sería ridículo), pero de a ratos se percibe cierta volatilidad en Sombras tenebrosas, como si la sencillez absoluta con que el director recorre la época y maniobra un montón de referencias (a la misma época, a su propia filmografía) terminaran por configurar un cine liviano, etéreo al que parece faltarle un sostén más firme. Viendo Sombras tenebrosas uno tiene la sensación de que los personajes podrían (si el director lo quisiera) habitar otro tiempo incluso más distinto del nuestro; es el problema con el cine que atraviesa tantos límites, que de tanto cruzar fronteras y recorrer el mundo, queda gravitando sin anclar nunca en ninguna parte. De todas formas, Burton siempre encuentra alguna forma de fijar su cine en una geografía más o menos precisa; podrá no tratarse de un lugar o un período específicos, pero el universo hecho de fragmentos de películas de terror, cómics, televisión y literatura gótica que suele pintar su cine ya es una suerte de espacio construido sobre el que se puede edificar toda una obra. Ese es el sostén de su cine: el universo burtoniano hecho de retazos que, a fuerza de habilidad, dedicación e insistencia del director, ya representa una porción indiscutible de la historia del cine.
El regreso del vampiro simpático Ha vuelto el gótico. Nada del otro mundo. Ninguna obra maestra. Pero sí a la altura de lo que se sabe es (y no ha sido) el cine de Tim Burton. Esto es: galería freak de almas en pena, atormentados seres de ultratumba, de muerte serena, miradas tristes, melancolía fúnebre. Allí, entonces, Edward Scissorhands, Ed Wood, Batman, El jinete sin cabeza, Sweeney Todd, Jack Skellington. Todos vestidos de una noche siempre negra, por fuera del ánimo torpe, tan ajeno a Burton, supuesto por Alicia y un aburrido País de Maravillas. Pero ahora, sí y por fin, Barnabas Collins. Otra vez a las fuentes. Con maldición y bruja de por medio. Mujer despechada que no perdona y hunde al objeto de su amor en siglos de confinamiento. Vuelto vampiro, Barnabas (Johnny Depp) despierta en plena década 1970, entre colores extraños a la herencia europea, en busca de la gran mansión donde residiera. Una gran M lo recibe y, si de Burton se trata, también entonces de Fritz Lang. "¡Mefistófeles!" dice el vampiro, ignorante de las hamburguesas que simboliza, así como ajeno al espíritu de sus cajitas felices. Ironía bienvenida. Que permite jugar de manera alterna referencias cruzadas con la época actual: "¿qué pensás del presidente?", "¿Y de la guerra?". Además de un cúmulo de hippies en trance de decadencia, menú por ello obligado para las fauces de este Nosferatu aggiornado. También los '70 porque es ésta la época de la serie televisiva de origen, realizada por Dan Curtis, artífice de aquella legendaria Trilogía del terror, con Karen Black siendo perseguida por un aborigen diminuto. El film de Burton decanta hacia la profusión del gag. Algunos más logrados. Otros menos. Pero con un encanto justo como para situarse dentro de su universo característico, donde otra vez la familia es lugar de desnivel, nido de víboras e hipocresía. En Beetlejuice se sentía un rasgo parecido. También porque habrá justicia poética. En este sentido, Barnabas es Drácula. Varios elementos dan cuenta de ello, y uno de manera muy especial, cariñosa. A descubrirlo. El amor está presente, así como su promesa eterna. También el sexo. Como quizás nunca antes Burton se lo permitiese. Y voluptuosamente. De todos modos, y por fin, la amalgama entre las sombras, el niño, la poesía: Pee-Wee, Edward Bloom, Charlie Bucket, y también Barnabas Collins. También su sobrino lejano. Y quizás la niña precoz, ya tan sinuosa. Sin olvidar por ello un pop por momentos de estruendo, tan clásico al plástico norteamericano como también consecuente con el contraste que significa ante la raigambre vampírica y su folklore. Allí también, y con gloria, momentos culmines de reminiscencias hammerianas y cormanianas: Usher, Poe, Vincent Price. Juntitos y dando cobijo a este vampiro simpático. Entre grietas de una gran mansión que comienza a tambalearse entre fuegos de agonía. A la espera, como de costumbre, del querido pantano.
Comedia de corte fantástico, colorida y entretenida. Ambientada en el siglo XVIII y en el XX. Cuando llega a la cartelera una película de Tim Burton (53 años) todos sus fans y seguidores se preparan para ver su trabajo, la mayoría de sus películas se caracterizan por poseer elementos góticos, oscuros e ingresar a un mundo imaginario, sus protagonistas suelen ser seres descentrados y enigmáticos; a veces, como en esta oportunidad trabaja con su íntimo amigo Johnny Depp ("El joven manos de tijera 1990"), el músico Danny Elfman y su esposa, la actriz polifacética Helena Bonham Carter. La historia comienza con la narración de Barnabas Collins (Johnny Depp), cuando en 1752, Joshua Collins (Ivan Kaye) y Naomi Collins (Susanna Cappellaro), sus padres, toda la familia parte desde Liverpool, Inglaterra, para comenzar una nueva vida en Estados Unidos; pero ¿se puede escapar de una maldición misteriosa que invade a su familia? La familia Collins vive en su importante mansión. cuando ellos mueren en un trágico accidente Barnabas Collins, el dueño de Collinwood Manor, es rico, un playboy, poderoso y tiene el mundo a sus pies; hasta que llega a su vida Josette DuPres, de quien se enamora. Lo que él desconoce es que su mucama está locamente enamorada, Angelique Bouchard (Eva Green actriz, compositora y modelo francesa-"La Brújula Dorada", "Casino Royale"). Tampoco sabe que es una bruja, y al sentirse rechazada, lo condena a un destino monstruoso, lo convierte en un vampiro, y luego lo entierra vivo; más tarde, pasan dos siglos, Barnabas es liberado por unos constructores, mucho ha cambiado el mundo porque se encuentra en 1972. Cuando sale de su tumba lo primero que hace es comer y luego se dirige a Collinwood Manor, siguen las sorpresas se encuentra con una familia disfuncionales los Collins son: liderada por Elizabeth Collins Stoddard (Michelle Pfeiffer), su hermano Roger Collins (Jonny Lee Miller), los adolescentes la rebelde Carolyn Stoddard (Chloë Grace Moretz ) y David Collins (Gulliver McGrath), el niño trastornado por la muerte de su padre, la alcohólica psicóloga del niño Julia Hoffman (Helena Bonham Carter), el borracho jardinero Willie Loomis (Jackie Earle Haley) y la bella institutriz Victoria (Bella Heathcote). Cuando conoce a esta última la encuentra muy parecida a su amada Josette y muy pronto aparece la villana Angelique Bouchard. Este personaje se encuentra en una época desconocida entre hippies, rockeros, alguna pequeña referencia política, se encuentra maravillosamente bien musicalizada, en los créditos iniciales con “Nights in White Satin”, de los Moody Blues, luego siguen tema de: los Rolling Stones, The Carpenters, Iggy and The Stooges, Black Sabbath, Deep Purple, Curtis Mayfield, T-Rex, entre otros, hasta se permite un cameo a Alice Cooper. El castillo de los Collins visualmente sugestivo con ese toque gótico y sobrenatural, (a lo Burton), algunas escenas vibrantes de gore, una escena de sexo sugerente bien lograda entre Barnabas y Angelique; como siempre Depp, quien resulta carismático y divertido, interpreta un personaje a su medida con una tonelada de maquillaje y unas uñas postizas extraordinariamente largas, una atractiva Michelle Pfeiffer que no trabajaba con Burton desde "Batman Returns", eficaz la seductora Eva Green en su papel de la malévola la villana, la siempre memorable Helena Bonham Carter, por supuesto, muy bien elegido Christopher Lee (el inmortal Drácula de la Hammer) en una breve participación como el marinero Clarney, resulta bastante desaprovechada Bella Heathcote, entre otros personajes. Nos encontramos frente a escenas atractivas, momentos muy divertidos, un momento jocoso ante el logo de McDonald's, la magnífica fotografía de Bruno Delbonnel, con una bellísima propuesta visual, pasajes por momentos incoherentes y delirantes. Pautemos que este director no suele realizar una narración lógica o dentro de la clásica y contiene muchos elementos “burtonianos”.
Sombras tenebrosas Los mundos de Burton En su mejor versión, el cine de Tim Burton plantea desafíos muy interesantes para el ejercicio interpretativo de la crítica y el público: ¿Dónde debemos encuadrarlo? ¿Qué categorías se pueden utilizar para pensarlo? Ese universo dark de fantasía desbordante, cuya originalidad finca en gran medida en su capacidad para integrar diversos elementos de la industria cultural norteamericana con la historia misma del cine mundial, se encuentra a años luz del universo independiente estadounidense, aunque tampoco se puede encuadrar sin más en Hollywood. Como Quentin Tarantino a su modo, Burton es una rareza para la industria: sus obras desafían los cánones heredados mediante la profundización de sus dictados hasta el extremo, logrando que los sentidos originales se transformen en otra cosa, revelando sus costados absurdos, ridículos, frívolos o incluso siniestros. Hay, por supuesto, ciertas constantes en sus obras, que se destacan en aquellas que presumimos más personales: la reivindicación de la diferencia (o de los diferentes), la preocupación por los núcleos familiares y las pequeñas comunidades, la voluntad por dar vuelta ciertos prejuicios instalados sobre las minorías sociales o culturales, la apuesta decidida por el cine fantástico (y su costado místico/irracional). Algo de todo esto vuelve en Sombras Tenebrosas, el nuevo filme del director estrenado en las salas comerciales cordobesas, que nos restituye parte del Burton que se había perdido en la versión Disney de Alicia en el país de las maravillas, un verdadero despropósito que confirmó los peligros que acechan a su filmografía. Gótica y pop al mismo tiempo, descaradamente romántica y filosóficamente trivial, Sombras Tenebrosas es entonces un regreso a las fuentes, aunque un regreso que muestra achaques y falencias que se han vuelto reiterativos en su cine. El comienzo es imponente: en grandes (y deslumbrantes) travellings cenitales, Burton nos introducirá a un pueblo de fantasía de la pujante Norteamérica de fines del siglo XVIII, donde los padres de nuestro protagonista harán fortuna en la industria pesquera. Tanto, que se construirán un majestuoso castillo en la cumbre del acantilado que lo bordea. Pero esa fortuna tendrá su contrapeso en la vida de Barnabas Collins (Johnny Depp, eficiente como de costumbre), joven heredero de la familia que vivirá un amor fogoso pero transitorio con una criada (Eva Green), tan bella como rencorosa: apenas se vea reemplazada por otra (Bella Heathcote), lanzará una maldición sobre Barnabas que lo convertirá en vampiro. No sólo eso, también matará a su verdadera amada y enterrará vivo al mismísimo Barnabas en el bosque del poblado. Casi 200 años después, el vampiro despertará en 1972 con el hipismo en pleno auge y su estirpe casi en ruinas: sus descendientes son una típica familia disfuncional más acorde a nuestros tiempos, compuesta por una matriarca ya cansada del hogar (Michelle Pfeiffer), su hermano intrascendente (Henry Lee Miller) y su hijo David (Gulliver McGrath), una adolescente conflictuada (la ascendente Chloë Grace Moretz) y una psicóloga alcohólica (Helena Bonham Carter). Además, llegará una joven institutriz que es idéntica al gran amor de juventud de Barnabas, pero también seguirá viva aquella bruja que lo condenó al encierro, ahora convertida en la gran empresaria del pueblo, decidida a continuar su venganza. Basada en una popular serie televisiva de la época, Sombras tenebrosas es esencialmente una comedia, que funda la efectividad de su propuesta en el desfase que experimenta su protagonista en el mundo moderno y por supuesto en el particular universo burtoniano, aquí renovado en su costado dark, kitsch y fantástico. Habrá un enfrentamiento a muerte entre las partes, pero el suspenso será intrascendente hasta el momento de definición del drama: en todo caso, los problemas aparecerán con el agotamiento de la propuesta inicial. Cuando Burton se queda sin ideas, la apropiación (por ejemplo, el personaje de Depp se inspira en el Nosferatu de Murnau) dejará lugar al homenaje (desde series de la época a La muerte le sienta bien) o la parodia (como a Crepúsculo): el humor se volverá redundante y convencional (ver la escena de sexo con Eva Green), y la propuesta comenzará a apelar a los golpes de efecto. La misma puesta en escena perderá complejidad con el correr del metraje, aunque el excepcional trabajo en la construcción de época y los decorados se mantendrá incólume: si la narración flaquea, aún nos podremos maravillar por momentos con la magnificencia de ese mundo híbrido que sigue llevando el sello de Burton. Por Martín Iparraguirre
Negocios de familia Esta, hay que anticiparse, es ante todo una película rara, inasible, volátil, extraña, anárquica, pero sobre todo entretenida. Ninguno de estos epítetos constituyen un calificativo en el orden de una calificación, sino más bien en el orden de lo indescifrable. Vayamos por parte. Ya a esta altura, luego de ocho colaboraciones conjuntas entre Tim Burton y Johnny Deep, sumándole gran parte del equipo técnico entre los que se encuentra principalmente el montajista Chris Lebenson, y el director de fotografía Bruno Delbonnel, pasando por el responsable de la dirección de producción Rick Henricks, e incluyendo a la responsable del diseño de vestuario Colleen Atwood, colaboradores casi permanentes, conforman una gran familia. Esta gran familia se proyecta en cada escena del último filme del que fueron partícipes, “Dark Shadows”, tal su titulo original. Es sabido que la producción cinematográfica es una tarea colectiva, donde cada persona sabe que es lo que debe hacer en el momento indicado. Esto que parecería una introducción ajena al texto fílmico, podría de la misma manera tomarse como parte de lo que plasmaron en la pantalla. Todo trata y todo queda en familia, en este caso una familia disfuncional, la historia del vampiro Barnabas Collins (Johnny Deep), personaje que según parece es un icono de los seguidores del genero del terror, un personaje de serie de TV casi tan importante en esta literatura como el “Drácula” de Bram Stocker. Pero en el prologo nos presentan a la familia del joven Barnabas llegando a América, provenientes de Gran Bretaña, Liverpool para ser más precisos, (el mismo lugar de donde provino la invasión beatlemania, para poner un punto más para pensar) durante el masivo éxodo del siglo XVIII. En las nuevas tierras el padre de nuestro héroe conforma una empresa, familiar por supuesto, dedicada a la explotación pesquera, llegando en poco tiempo a constituir un pueblo que lleva el apellido de la casta fundadora. Pasaron algunos años, el joven Barnabas se ha enamorado de Victoria Winters (Bella Heathcote), mientras satisface sus apetitos carnales con la hija y asimismo criada de la familia Angelique Bouchard (Eva Green), quien finalmente, despechada por su amado Barnabas, toma el lema tan humano “sino puedo poseerlo, lo destruyo”. Es así que convierte al depredador de su juventud en vampiro y lo entierra vivo. Elipsis de por medio, Tim Burton lo ubica en 1972, pero un descubrimiento accidental logra liberar a Barnabas Collins de su encierro. El hombre de mundo crecido a finales del siglo XVIII se ve inmerso en un mundo en el que todo le resulta extraño. Han pasado 200 años, el espacio físico es reconocible en parte, pero las modificaciones son elocuentes. El pueblo lleva otro nombre, y la empresa fundada por su padre ha desaparecido, no así su familia y el castillo tipo inglés construido oportunamente, pero sus descendientes no han sabido mantener el brillo de la estirpe. Ha regresado y hará resurgir ese resplandor tal cual el “Ave Fénix”. Ahora al castillo medio derruido lo habitan Elizabeth Collins Stoddard (Michelle Pfeiffer) su familiar directo, el marido, sus dos hijos, y la Dra. Julia Hoffman (Helena Bonham Carter), la psicoanalista de la familia, increíble personaje. La que no ha desparecido, y es la primera responsable de la decadencia del “linaje”, es la bruja Angelique, quien representará al antagonista del vampiro, del cual ha pesar del paso de los años continua enamorada. A modo de introducción del relato esto que parece llevar infinidad de tiempo es narrado en secuencia de imagen y sonido en cuestión de minutos, y tal situación se va a seguir repitiendo durante toda la proyección, a un muy buen ritmo, tanto narrativo como de estructura, apoyándose en el montaje pero, principalmente en los diálogos de muy buena construcción y mejor remate Todo a partir de un guión que si bien no esta a la altura de las anteriores producciones de la familia cinéfila, tampoco desentona. En este orden es donde el filme se hace demasiado (en este punto como elemento positivo) heterodoxo, ecléctico, hasta se podría decir camaleónico, que pasa del tono de comedia al drama, a película de genero del terror, por momentos sentencioso. Pero no parece estar en los deseos del realizador burlarse del genero, como si la burla fuese la finalidad, sino que juega con él mismo, le pone su impronta, tal como hizo en otras oportunidades, como ejemplo citemos a “El cadáver de la novia” (2005). Como siempre en las producciones de Tim Burton, entre lo más destacable se encuentra la dirección de arte, y en este rubro, no importa como esta conformado el departamento de arte, lo que daría cuenta que la estética buscada por el director es propuesta sin posibilidades de diferentes interpretaciones, demostrando que en definitiva él es el único responsable, tal cual ocurría entre la dupla Carlos Saura y Vittorio Storaro, hasta que el español se enojo con la “crítica” y cambio de director de fotografía, manteniendo el mismo perfil en las siguientes producciones. En otro orden de situación cabe destacar la muy buena banda sonora realizada por Danny Elfman, ha esta altura ya un punto asegurado en el rubro, pero no sólo por las composiciones y la inclusión de las mismas en los momentos adecuados, sea para puntualizar un momento o para atenuar un impacto visual, sino también para destacar, y no es casual, la selección de canciones setentístas, que van de Carpenter a Deep Purple, pasando por Iggy Pop, Elton John, para culminar incluyendo un cameo de Alice Cooper. Por supuesto que para que todo esto funcione debe quedar registrada la empatia de los espectadores para con los personajes y los actores. Los grandes conocidos cumplen, tanto Johnny Deep como Michelle Pffeifer, en tanto Helena Bonham Carter vuelve a sorprender, parecen inagotables sus recursos histriónicos, pero también se destacan muy gratamente Eva Green y Chloe Grace Moretz, interpretando a Carolyn Stoddard la hija adolescente de Elizabeth Collins. (*) Realizada en 1989 por Sidney Lumet.
Dark Shadows es el último producto llegado a las carteleras de cine de la mano de la conocida (y exitosa) dupla Depp-Burton. Y lo de exitosa, me refiero sobre todo al ámbito económico, no necesariamente al crítico. Dirigida por el esposo de Helena Bonham Carter, otra infaltable en sus cintas, Dark Shadows nos regresa al genial director responsable de piezas de culto como Batman (1989), El Jóven Manos de Tijera o la mítica Beetlejuice. Lo que tienen en común todas estas cintas es a Burton, sí, pero también su inconfundible estilo. ¿Quién no podría reconocer en otras cintas de más bajo calibre como El Cadáver de la Novia, La Leyenda del Jinete sin Cabeza o Sweeney Todd? Inconfundiblemente, la presencia de Johnny Depp, si, pero principalmente su estilo gótico, visualmente asombroso, detallado, único y estético siempre ha sido el sello característico de este estrambótico director. ¿Qué hace diferente a Sombras Tenebrosas? Nada. Absolutamente nada. Y esa es la principal falla que se nos presenta. Que el señor, a pesar del gran genio que todos sabemos que tiene (aunque algunos digan que nunca lo tuvo y que simplemente se trata de un director muy sobrevalorado por la gente), no sabe presentarnos otra cosa diferente. Y es que aquí ya no estamos hablando de un estilo de películas, de una forma específica y única de dirigir, porque muchos otros directores también tienen ese sello (Tarantino Hitchcock, Nolan, Kubrick), y sin embargo, son capaces, dentro de su espíritu, de innovar y de presentar cosas grandes e inolvidables aún cuando los años pasan (en el caso de los que siguen vivos). Pero Burton ya no. Ya no impresiona, ya no reinventa, ya no sorprende. Johnny Depp interpreta a Barnabas Collins, heredero del imperio Collins iniciado por su padre, y que, en su búsqueda del amor, se topa con una bruja (Eva Green), quien se obsesiona con él, y al encontrar su rechazo, decide imponerle una maldición: convertirlo en vampiro para hacer eterno su sufrimiento. Años después, Barnabas es rescatado de su prisión y al darse cuenta de que su familia ya no inspira el mismo respeto de antes, decide ayudarla para llevarla de nuevo a lo más alto. Básicamente es el argumento de la cinta. Pero es muy, muy flojo. Porque a pesar de que promete en un inicio, conforme pasa el tiempo, la cinta se pierde entre el drama, la comedia, lo gótico, el terror... uno termina por perderse entre tantos personajes, que ya no sabe de qué trató la película, quién era el personaje central y qué pasó con cada miembro de la familia. El error fue darle demasiado peso a cada uno y no desarrollarlo, hacerlos a un lado, como si no importaran, para que al final importaran más de lo que deberían. No hay coherencia en la historia, y por si fuera poco, los pocos chistes fueron mal explotados al incluirlos TODOS en los avances. ¿Es que en Hollywood ya no saben hacer avances decentes sin revelar toda la trama o todos los gags?. Michelle Pfeiffer está desperdiciada. Y Helena Bonham Carter también. Eva Green está plana por momentos y los otros personajes salen sobrando. Sólo Depp quien carga el peso de la película, y Chloe Grace Moretz quien luce los pocos minutos que le dan a su personaje, lucen. Y lucen las locaciones, el diseño de arte, típico estilo gótico del que ya hemos hablado. Y se agradece el cameo de una rock star amigo del director. Pero nada que rescate a ésta película de las garras del aburrimiento. Insípida. Plana. Señor Burton, ¿hasta cuándo dejará de hacer películas sin sentido y nos regalará otra joya, como las de antes?
AMOR Y SANGRE El gótico exuberante y tierno de Tim Burton luce alto en esa película que tiene como tema central el amor y los fantasmas que él desata. El libro es atrayente y está muy bien servido. Barnabas vuelve del más allá convertido en vampiro para poner en orden su vida y salvar su familia. En la inmortalidad nada termina. Y aquí reencontrará aquella bruja y aquellos amores. Es el vástago de una familia que sobrevive a pura apariencia en un castillo de Maine. Todos sus moradores son personajes de Burton, tipos freaks, lanzados, raros. Barnabas es el amor imposible de una bruja que, por despecho, en el pasado le mato su novia, lo convirtió en vampiro y lo metió bajo tierra. Entre sangre, brujerías y peleas los seres de Burton animan otra vez un cuento de hadas que se sobrepone al estilo recargado de un director capaz de estilizar lo peor y lograr criaturas frágiles, queribles y perdonables. La historia no da respiro y su final es encantador: hay que elegir entre la inmortalidad o el amor, entre ser humano o vampiro entre durar o querer. La sangre -nos dice- puede demorar el envejecimiento o apurar el amor.
Los numerosos seguidores de Tim Burton no saldrán defraudados luego de ver su película número quince desde su ya lejano inicio en 1985, cuando dirigió “Pee Wee’s Adventure” que es la única que no se estrenó en nuestro país. Mucho se ha escrito sobre la serie de televisión homónima en que está libremente basada “Sombras tenebrosas” (“Dark Shadows”). Pero lo que generalmente no se menciona es que Dan Curtis, su director fallecido en 2006 y a quien Burton dedica su nuevo opus, también dirigió algunas películas. La primera de 1970, que aquí se conoció como “Sombras en la oscuridad” y en Estados Unidos se llamó “House of Dark Shadows”, también tenía como personaje central a un vampiro homónimo que despertaba de un sueño centenario en una mansión de Nueva York. El vampiro llamado Barnabas Collins, en esta versión, tiene un “viaje” más largo que va desde fines del siglo XVIII hasta el no tan lejano 1972 en que accidentalmente un grupo de pescadores encuentran el cajón y al abrirlo lo liberan pero pasan a mejor vida. Ya no estamos en Nueva York sino en Collinsport en el estado de Maine. Barnabas, ya saciada su sed de sangre con los infortunados descubridores, sólo piensa en vengarse de la bruja Angelique que lo condenó a permanecer tanto tiempo en el sarcófago. Barnabas no es otro que Johnny Depp en su octava película junto al director desde que en 1990 protagonizara “El joven manos de tijeras”. Luego seguirían “Ed Wood” y “La leyenda del jinete sin cabeza”. Pero a partir de 2005, todos los films de Tim lo tendrán a él, como la inmediatamente anterior “Alicia en el país de las maravillas” o “Charlie y la fábrica de chocolate” y “Sweeney Todd”. La sociedad entre ambos tiene aún a un tercer integrante, que lleva siete películas en forma ininterrumpida desde “El planeta de los simios” en el 2001. Nos referimos a Helena Bonham Carter, pareja del realizador, que aquí compone a la psicóloga Julia Hoffman, personaje que al igual que varios otros ya estaban en la versión de 1970. Eva Green, nacida en Francia e hija de la otrora conocida actriz Marlene Jobert debutó nada menos que en “Los soñadores”, penúltima realización de Bernardo Bertolucci. Angelique Bouchard, tal su personaje, es ahora una directiva de la industria de la pesca que por celos llevó a la muerte desde un peñasco a Josette (Bella Heathcote), a quien amaba Barnabas dos siglos atrás. Hay un claro predominio de personajes femeninos en la historia ya que además de los ya mencionados, Michelle Pfeiffer compone a la heredera del imperio de los Collins, su rebelde hija es interpretada por Chloe Grace Moretz y Bella Heathcote es ahora Victoria, la criada que llega a la mansión de los Collins. El eje de la historia será la venganza que el vampiro liberado busca sobre la bruja que lo condenó. Habrá varios cruces entreellos y uno particularmente espectacular donde ambos se desplazarán por paredes, piso y techo en donde se mezclarán el deseo carnal y de revancha del infeliz vampiro. La ambientación en plena década del ’70 no sólo se verá reflejada en la aparición de personajes típicos, como el de un grupo de hippies que acoge al extraño Barnabas con su vestimenta de otra época. Protagonizarán una escena divertida, donde el grupo de jóvenes alucinados por la marihuana no vislumbrarán lo que les puede pasar en compañía de un ser ávido de otro tipo de producto…Pero será además la música, a lo largo de todo el metraje, la que marque la época. La banda sonora de Danny Elfman incluye además temas tan populares como “Crocodile Rock” de Elton John, “Nights in White Satin” de Moody Blues, “Get It On” de Marc Bolan (T.Rex), “Highway Star” de Deep Purple, “You’re the First, The Last, My Everything” de Barry White y “Top of the World” de The Carpenters. Pero el bonus mayor lo constituirá la aparición en vivo de Alice Cooper cantando sus célebres “No More Mr. Nice Guy” y “Ballad of Dwight Fry”, encorsetado en un chaleco de fuerza similar al que luciera en sus recitales en el Gran Rex (2007) y en el microestadio de Argentinos Juniors, hace apenas un año. “Sombras tenebrosas” no es la mejor película de Tim Burton ya que su trama no es tan original como algunas producciones anteriores. No obstante tiene suficientes atractivos que la hacen de visión recomendable. Y entre varios hallazgos ofrece además la oportunidad de ver al maestro Christopher Lee en breve aparición.
Depp, Burton y asociados En 1972, el canal 9 de Buenos Aires brindaba semanalmente una serie titulada "Sombras tenebrosas" y luego "Malditos hasta la última generación", ambas eran de Dan Curtis, pero originalmente venian de antes, a razón de ello se filmaron dos títulos para la pantalla grande: "Sombras en la Oscuridad" (House of dark shadows, 1970) y "Maldición siniestra" (Night of dark shadows, 1971), así se inició el mito de culto a estas series y sus personajes como Barnabás Collins que interpretaba Jonathan Frid, quién aparece fugazmente con otros actores de la serie original en la fiesta que arma el Collins de Depp en esta versión novísima. Los Collins han viajado de su natal Inglaterra a Estados Unidos, pero al ser adulto Barnabás como que es un conquistador empedernido sufrirá un hechizo que lo convertirá en vampiro de destino incierto, encantado dormirá su sueño aletargado para despertar en la sociedad de 1972, en una época que le resultará extraña y regresando a Collinwood, inmensa residencia venida a menos, donde hallará a sus casi impresentables descendientes, que según la versión de Burton son una mezcla bizarra entre los televisivos "La Flía. Monster", "Los Beverly ricos" y "Los locos Adams". Si algo tiene a favor esta peli es el generoso y amplio sentido del humor, que clasifica con gags divertidos y sobre todo un abundante humor negro, a la vez marca de fábrica ya instalada en trabajos anteriores de la dupla Depp-Burton, también es significativa su banda sonora que incluye temas hits de por entonces de Carpenters, The Moody Blues, Barry White, Elton John, Black Sabbath, etc más la actuación en vivo del mítico Alice Cooper que canta su imperecedero "No more Mr. Nice guy". El reparto actoral es notable con una Michelle Pfeiffer increíble, la psiquiatra desopilante (Helena Bonham Carter), la belleza plus de Eva Green, el divertido mayordomo (Jackie Earle Haley), la portentosa adolescente (Chloë Grace Moretz) y las breves participaciones del veteranísimo Christopher Lee o el propio Cooper interpretándose a si mismo. Respecto a Johnny Depp cumple con todos los requisitos que seguro le dictó Tim Burton, se sabe que el popular actor hace su tarea en piloto auntomático, cuando anda en yunta con su amigo realizador.
Coloridamente Oscura "Sombras Tenebrosas" es la remake de una serie televisiva de fines de los '60 que vuelve totalmente renovada y con el sello inconfundible de Tim Burton. Lo mejor que tiene el director es la capacidad de envolver al público en una dimensión coloridamente oscura y presentar personajes totalmente freakys con los que resulta difícil no encariñarse. Basta con recordar algunos trabajos como "Batman", "Batman Vuelve", "El joven manos de tijera", "El Gran Pez", para poder identificar este distintivo del que estoy hablando. Su puesta es una explosión de colores y fantasías macabras que aniñan al espectador, que lo transporta a un mundo oscuro donde el humor es ácido y los personajes son siniestramente atractivos. Todo esto está presente en este nuevo trabajo del director, pero donde hace un poco de agua es en la adaptación de la serie original, con la que no logra cubrir del todo las expectativas del seguidor de "Dark Shadows", ni tampoco contenta al seguidor de Burton que está esperando la nueva "Gran Pez". Quizás su pecado (como muchos otros realizadores) es dedicarle demasiada atención a la elaboración del "mundo Burton" dejando un poco de lado el revisión y evolución de los guiones. Tal como sucedió con "Prometeo" de Ridley Scott (aunque en menor medida), uno se queda un poco confundido con algunos desenlaces y planteos en la historia, pero de cierta manera se los perdona por ser quien es. Confieso que no vi muchos capítulos de esta serie de culto de los '60, pero para lo que he visto, "Sombras Tenebrosas" by Burton cumple exitosamente con la tarea de renovar un producto que estaba lleno de polvo en algún cajón de magnate de Hollywood. No es la mejor adaptación, ni tiene el ángel de "El Gran Pez", pero es divertida, vistosa y ofrece 113 minutos de su genialidad creativa. Para los seguidores del excéntrico Tim que se entregan a su arte oscuro y disfrutan hasta el detalle más mínimo de la puesta, para volver un ratito a la infancia con mundos vampíricos y lobunos que no matan de empalagamiento como los precoces crepusculenses.
Al final, lo primero es la familia Originalmente, “Dark Shadows” fue una serie creada en 1966 contemporánea de “Los Munsters” y “Los locos Addams”, la más famosa del grupo. Como ellas, basó su humor en la parodia de ciertos tópicos del cine de horror sobrenatural clase B, insertos en la cotidianeidad de una familia americana más o menos “normal”. Si bien esta creación de Dan Curtis tuvo menos trascendencia que los personajes de Charles Addams, fue lo suficientemente “de culto” como para que muchos la recuerden con cariño, incluyendo gente como Johnny Depp, que le insistió a Tim Burton sobre hacer una versión fílmica con aquellos personajes que tanto le gustaban: a fin de cuentas siempre soñó con ser Barnabas Collins, y se dio el gusto, además de ser el productor de la cinta. Así se gestaron estas “Sombras tenebrosas”, una nueva colaboración entre director y actor fetiche, bien a tono con la visión burtoniana, a medio camino entre lo macabro, lo tierno y lo cómico. Cuento oscuro La historia va más o menos así: Los Collins eran una rica familia de Liverpool que en 1790 se instaló en Maine, en Estados Unidos, para llevar adelante su negocio pesquero; allí forjaron el pueblo de Collinsport y construyeron la mansión de Collinwood (un “manor” al estilo británico). Ya crecido, el joven Barnabas tuvo la desgracia de romper el corazón de Angelique Bouchard, una sirvienta con quien tuvo un amorío, sin saber que era una bruja muy hábil. La chica produjo la muerte de los padres de Barnabas, y al verlo enamorado de la bella Josette, también de esta doncella. Barnabas murió al tratar de salvar a su damisela, para volver a la vida como vampiro y ser enterrado vivo. Todo esto se relata en escasos minutos del filme. La trama central muestra el despertar de Barnabas en 1972 (justo después de que la serie original salió del aire, valga el dato), su choque con la cultura de la nueva era, el descubrimiento de la decadencia de sus herederos y de que Angelique sigue viva y rozagante, y se ha quedado con el negocio pesquero del pueblo. El enfrentamiento entre el vampiro y la bruja vuelve a empezar, con Barnabas tratando de ayudar a Elizabeth (la matriarca de lo que queda de la familia) a recomponer el emprendimiento. En el medio, se cruzará con la institutriz del pequeño David, tan parecida a su viejo amor. El conflicto se volverá batalla y tendrá ribetes inesperados. Reparto de lujo Más allá de venir de una franquicia ajena, el producto es 100 % Burton. Empezando por sus fetiches: como decíamos, el rol central es un despliegue del más puro Johnny Depp, en un registro que se mueve entre Jack Sparrow, Sweeney Todd y su conde de Rochester (en “El libertino”), por tratar de definirlo: es la verdadera alma del filme. También aparece, en un rol secundario pero correcto, Helena Bonham Carter, en la piel de la alcohólica psicóloga cama adentro de David, la doctora Julia Hoffman, interesada por varias razones en el visitante. Pero el verdadero contrapunto del protagonista está a cargo de Eva Green como Angelique, bellísima, glacial y caliente, seductora y temible: el “reencuentro amoroso” con el antiguo señor de Collinwood es para la antología. Michelle Pfeiffer está correcta como Elizabeth Collins Stoddard, quizás el único cable a tierra entre tanta fantasmagoría; también es acertada la elección de Bella Heathcote en el etéreo doble rol de Victoria Winters y Josette DuPres: una criatura etérea, contrapeso para la sexual Angelique. La bonita Chloë Grace Moretz es la revelación como Carolyn, la hija adolescente de Elizabeth, rebelde, rockera y con algunos secretos. En cierta forma también lo es Gulliver McGrath, como el pequeño David. Por su parte, Jonny Lee Miller no puede lucirse demasiado como el anodino Roger, padre de David. El elenco se completa con Jackie Earle Haley como Willie Loomis, el extraño cuidador de la mansión, y un par de apariciones especiales: Christopher Lee como Clarney, líder de los capitanes de barco, y Alice Cooper interpretándose a sí mismo, demostrando que está más o menos igual 40 años después (su seudónimo está tomado al fin y al cabo de una mujer ejecutada por bruja; “yo conocí una Alice Cooper”, dirá Barnabas). Experiencia lúdica La música de Danny Elfman aporta lo suyo, como así también las correspondientes reconstrucciones de época (se sabe, siempre la más difícil es la más reciente) a cargo de el diseño de producción Rick Heinrichs, el vestuario de la siempre correcta Coleen Atwood y la fotografía de Bruno Delbonnel. En el guión firmado por John August y Seth Grahame-Smith (sobre historia de este último), el tema del vampirismo, la muerte y hasta las relaciones familiares está tomado con un humor bastante oscuro, pero eso no quita el tono épico, ni el romántico. Por momentos da para pensar qué hubiese hecho Burton si le hubiesen concedido la franquicia de “Los locos Addams” en vez de a Barry Sonnenfeld, pero quizás con esta, menos recordada, haya tenido más posibilidad de juego. Porque de eso se trata: uno puede ver a los viejos amigos Tim y Johnny divirtiéndose como chicos, y llevándonos a nosotros en ese paseo. Y, como los chicos, devorar lo terrorífico, la aventura, el romance y el humor de un solo bocado.
Anexo de crítica: -A pesar de trabajar con una lógica de historias paralelas, cuyo resultado suele ser una mera concatenación de historias cuya ausencia de lazos orgánicos fuertes operan en desmedro respecto del resultado de conjunto, no obstante el film del director de Crímenes y Pecados logra un producto más que decente, y con buenos momentos de comedia que valen la pena celebrarse. El punto más flaco –a mi juicio- es la historia vinculada con la pareja italiana (la que protagoniza Penélope Cruz), que merecía un desarrollo más interesante, quedando muy relegado en comparación con el esfuerzo creativo que Allen pone en las otras tres historias.- Juan Samaja (6 puntos)
Bienvenidos a Burtonlandia Esta película es la adaptación al cine de una serie de TV de la década de los 60, muy popular en los Estados Unidos, en la que se daban cita criaturas del mundo oscuro como fantasmas, zombies, vampiros, licántropos y brujas. La historia, dirigida por Tim Burton, tiene un comienzo delicioso y atrapante. Se suceden espectaculares imágenes en blanco y negro apoyadas en una fotografía deslumbrante. La acción está situada en el año 1752, y este cuento de hadas gótico, sombrío, lujoso, morboso y, por momentos, plagado de humor se centra en la historia de la familia compuesta por Joshua y Naomi Collins, padres orgullosos de Barnabas, quienes zarpan de Inglaterra, para iniciar una nueva vida en los Estados Unidos. Pero nada, ni siquiera ese viaje, es suficiente para escapar de la maldición que ha caído sobre los Collins. Veinte años más tarde Barnabas (un estupendo Johnny Depp) tiene el mundo a sus pies, o por lo menos es "el dueño" de la ciudad de Collinsport. El joven es el señor de Collinwood Manor. Es rico, educado y un Don Juan insoportable. La vida le sonríe hasta que comete el grave error de dejar plantada a Angelique Bouchard (la inquietante Eva Green). Angelique es una bruja que lo condena a vivir como un vampiro y lo sepulta vivo. Casi dos siglos después escapa y emerge en 1972 en un mundo muy distinto del que conoció. Enredos, humor y la belleza otoñal de Michelle Pfeiffer junto a la música de los Carpenters y de Barry White dan marco a esta película de Tim Burton que entretiene desde los créditos.
Sombras Tenebrosas o el vampiro extemporáneo El nuevo film de Tim Burton, con su socio de éxitos Johnny Deep, sigue dando que hablar luego de más de 20 años de trabajos conjuntos. Por Andrea Migliani La arista gótica de Burton y su contrapartida, esa cierta inocencia, conforman en los extremos una tensión similar a la que ya hemos visto en otros filmes. Una obra inspirada en una serie de TV exitosa en los años 60’ que hacía las delicias de los que hoy son sus protagónicos es el punto de partida del derrotero de Barnabas Collins. Un vampiro perdido en los 70’, que no conoce las normas ni los modos desde que en el Siglo XVII vio la luz por última vez. Hechizado por una bruja a la que le hizo una mala jugada de amor, Barnabas Collins, en un siempre seguro Johnny Deep, hijo de una próspera familia radicada en Estados Unidos, será convertido en vampiro y cuando logre escapar dos siglos después de que sus padres zarparan de Liverpool, no sólo no quedará nada de esa prosperidad sino que además se encontrará en un mundo que desconoce. Entonces irá a buscar sus orígenes que se hallan totalmente cambiados. El tiempo no para. Lo que es realmente interesante del film es todo el choque cultural al que el desprevenido Barnabas será expuesto con los anacronismos correspondientes. Declamará como en el Siglo XVII en un mundo en el que los hippies, la música y la vestimenta confrontan a este pálido vampiro venido a menos con sus descendientes que practican la psicología y viven y se asumen en el mundo de hoy. Humoradas que son recibidas con regocijo por el público que va cediendo su entusiasmo a medida que éstas decrecen y los efectos especiales y la maravillosa dirección de arte de Rick Heinrichs, la música de Danny Elfman y la fotografía de Bruno Delbonnel, reparan ciertas mesetas en las que entra el humor. El resto del elenco cumple su función en la historia y la dinastía de los Collins en los años 70’ conformada por un conjunto heteróclito y con problemas de funcionamiento familiar que se completa con la madre, Michelle Pfeiffer, su hermano, un gran Jonny Lee Miller, la adolescente rebelde encarnada por Chloe Grace Moretz y el infante trastornado por la muerte de su madre que interpreta Gulliver MacGrath. La siempre efectiva Helena Bonham-Carter, como la psiquiatra, un mayordomo bebido siempre en la piel de Jackie Earle Haley y una institutriz a cargo de Victoria Bella Heathcote, que Barnabas Collins asume exacta a la mujer que amó y que falleció a manos de la tétrica Angelique, Eva Green, la misma que lo trocó en vampiro y que como es frecuente en ellos, sigue vivita y coleando dos siglos después. A Sombras Tenebrosas le sobran 20 minutos o decae en la segunda hora. Cada fanático seguidor de Tim Burton decidirá si se ha cumplido su expectativa.
BURTON REGRESA Cuando hablamos de Tim Burton, la comunidad cinéfila siempre se divide. Cada vez son más los que opinan que su genialidad está sobrevalorada ya que sus películas son, según ellos, puramente comerciales. Sin embargo, quiero recordarles a esas personas que, desde sus comienzos, Burton trabajó para y con los estudios. Ya sea Walt Disney Pictures, Warner Brothers, Paramount o 20th Century Fox, sus films siempre contaron con presupuestos elevados y actores importantes, apoyados sobre un sello autoral extremadamente reconocible ¿Por qué entonces el público lo acusa ahora de ser un “vendido”? Tal vez lo que ofende a esos cinéfilos es simplemente el hecho de que se volvió muy popular. También creo que la nefasta EL PLANETA DE LOS SIMIOS (2001) o ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS (2010), una obra poco personal y con la firma Disney bien marcada, también tienen la culpa. De cualquier forma, ¿es justo acribillar a un director por tropezar un par de veces dentro de una filmografía realmente buena? A veces pasa. Sin embargo, en esta ocasión, les recomiendo que dejen de lado esos prejuicios y vayan a disfrutar de la simpatía, oscuridad y belleza visual de SOMBRAS TENEBROSAS (DARK SHADOWS, 2012), ya que esta trae consigo al Burton que todos aman. Una gótica soap-opera de los años 60 y 70 fue lo que volvió a juntar - por octava vez - al director con su actor fetiche, Johnny Depp. Como fieles seguidores del show de Tv durante sus infancias, ambos lograron adaptar en película la (poco conocida) historia de Barnabas Collins, un elegante hombre del siglo XVIII, convertido en vampiro por una maldición y condenado a estar encerrado bajo tierra por 200 años. Liberado en 1972 (extravagante época que Burton aprovechó hasta la última gota), el chupasangre regresa a la Mansión Collinwood, su hogar, solo para descubrir que ahora está habitada por sus herederos: una desafortunada familia al borde de la ruina y llena de secretos. Mientras Barnabas se propone recobrar la antigua gloria del apellido, encuentra un obstáculo en el camino: la vengativa bruja que lo condenó a la inmortalidad ¡Pero hay más! En el film también intervienen otros elementos del género - hombres lobo o fantasmas - con los que Burton juega, asusta, homenajea y hasta reinventa. Así transforma, brillante y originalmente, una película que debería haber sido de terror en una delirante y bizarra comedia (de esas protagonizadas por un pez fuera del agua), en la que la dirección, los diseños, los personajes, la fotografía, los diálogos, la banda sonora y el humor son tan “burtonianos” como en sus más memorables y queridas obras. Si bien no es su mejor trabajo ni el más recordable, SOMBRAS TENEBROSAS es sencillamente genial. Hay algunas subtramas débiles y otras que podrían haber sido resueltas de mejor manera, pero Burton sale ileso al lograr orquestar un elenco impecable, en el que se destacan la sexy y muy creíble Eva Green, la eterna Michelle Pfeiffer, un divertido Jackie Earle Haley, una simpática aunque algo desperdiciada Helena Bonham Carter y, por supuesto, Johnny Depp. El actor sigue superándose y aquí se convierte POR COMPLETO en un vampiro del siglo XVIII, adoptando a su magnífica interpretación incluso posturas y movimientos sacados del mismísimo Bella Lugosi - ¿Quién más se acordó de DRÁCULA (1931), LA NOVIA DEL MONSTRUO (1955) o de ED WOOD (1994) cuando Barnabas hipnotizaba al Capitán Clarney (cameo de Christopher Lee) con una mirada fija y un movimiento de dedos? -. Depp crea otro de sus extraños y queribles personajes que, cuando la historia lo demanda, puede ser inocente - interactuando con personas, objetos y costumbres de los años 70, en escenas muy graciosas aunque a veces muy usadas -, letal - cuando calma su sed en momentos realmente violentos - o hasta romántico. Porque SOMBRAS TENEBROSAS no es solo una comedia de vampiros con sangre, diversión y sexo sobrenatural al ritmo de Barry White. Como lo hacía antes y en muchas de sus mejores cintas, Tim Burton crea aquí un relato sobre la importancia de la familia, los padres ausentes, los secretos, los pasados oscuros, los amores imposibles y las infinitas posibilidades del amor. Tal vez se quede corto para hablar sobre cada uno de esos temas, pero de algo no hay duda: ¡Su voz es la misma de antes!
Publicada en la edición digital de la revista.
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Lo importante es lo de adentro Película rara. Por un lado es sumamente artificial, pero por el otro presenta una historia de amor compleja entre una bruja y un vampiro. Si bien esta nueva colaboración entre Johnny Depp y Tim Burton presenta innumerables problemas de guión, la historia logra ser entretenida y a través de un muy lograda trama principal se podrá disfrutar con alegría las diferentes desgracias de la familia Collins. Tim Burton es un director respetado y reconocido dentro del mundo cinematográfico. Su inigualable creatividad le ha permitido tener una estética muy personal pero completamente abierta al público en general. Muchos le objetan que en sus últimas producciones ha caído en la desgracia de repetirse a si mismo y no presentar nada nuevo, fresco u original. Yo, en cambio, diría que su principal problema es la falta de límites o autocontrol. Es llamativo como en sus recientes películas todo parece estar más centrado en tener un perfecto desarrollo visual que poder contar una buena historia. De esta manera se pierde la perspectiva de que es lo más importante en una película. Por ejemplo cuando algo explota no debe llamarle la atención al espectador que el color de la llamarada es violeta, lo significante es resaltar la importancia del suceso. De esta manera, "Sombras Tenebrosas" está plagada de falencias de todo tipo. El entramado de la historia es malo y las sub-tramas importantes, como el romance entre Johnny Depp y Bella Heathcote, carecen de emoción o sentimiento. Incluso los demás integrantes de la familia (con excepción del genial Jackie Earle Haley) son construidos de manera burda y desechable. Concluyendo todo en un final más simpático que eficaz donde por su intención de asombrar y maravillar con efectos visuales se termina haciendo un desenlace completamente horrible, faltante de ritmo y cuya villana finaliza de manera inverosímil. Sin embargo, independientemente de todas las objeciones que se le puedan encontrar a la película, la historia tiene corazón. Es muy interesante la relación enfermiza entre Eva Green y Johnny Depp. Desde el principio hasta el final es maravilloso ver las distintas interacciones que hay entre los dos y como ella siente amor/odio hacia él, quien aunque la odie por como lo trato aún se siente atraído por ella. Realmente el único valor de la película es el personaje de la bruja despechada (Eva Green) de la cual nunca se logra entender que hay detrás de semejante fascinación con "Barnabas Collins" (Johnny Depp). Eva Green logra dar un trabajo ejemplar y con gran talento muestra los distintos matices de esta tragedia sobre los deseos extremos de amor/posesión que culminan con ella entregándole su corazón a Barnabas.