La espera terminó, luego de muchísima expectativa se estrena el tanque comíquero del año. DC/Warner pone toda la carne al asador con Batman vs Superman: El Origen de la Justicia y abre el juego para un nuevo universo compartido. ¿Estará a la altura? Enterate a continuación en esta review libre de spoilers. ¿Qué le pasó al hombre del mañana? Hace mas o menos tres años se estrenaba El Hombre de Acero, con dicho film DC/Warner buscaba renovar el interés por Superman y así eclipsar la imparable maquinaría de Marvel tras la primera reunión de Avengers. Dado el éxito de la trilogía de Nolan, el estudio entendió que la fórmula del director británico era decisivamente el camino a tomar para reiniciar la mitología del superhéroe kryptoniano. Una apuesta segura que les terminó saliendo muy caro ya que la película se hundió en la intrascendencia en tanto críticas y taquilla. ¡Sorpresa! Superman no es Batman y Snyder no es Nolan; el tratamiento cínico, oscuro, realista y violento no es para todos, y menos para el personaje creado por Schuster y Siegel. El plan inicial de una nueva trilogía "nolaniana" había fracasado y los ejecutivos de Warner tenían que capitalizar urgentemente lo que en un momento parecío ser su franquicia de mayor potencial. No sabían que hacer, un reboot era demasiado pronto y una secuela era arriesgar demasiado por un producto en el cual no confiaban. La respuesta estaba en sus narices y provenía de la competencia: un universo compartido. Marvel/Disney había comprobado que los crossovers son redituables y no había ninguna razón para que DC/Warner no se subiera al mismo tren. Por eso, en 2013 y sin ningún tipo de anticipación se anuncia (con la lectura de un pasaje de The Dark Knight Returns de Miller) en la Comic-Con de San Diego que ahora El Hombre de Acero 2 es Batman vs Superman. Bomba, explota el hype, se escucha el orgasmo del fandom mundial....y Ben Affleck es Batman. - "¿LO QUÉ?" -. Sí y Jesse Eisenberg es Luthor - "¿Es joda?"-, sí y va a estar Wonder Woman y hacen La Liga de Justicia "ah, van a hacer en una película lo que Marvel tardó en cinco, no importa, tengo fe", se atrasa el rodaje, el presupuesto se duplica, los trailers muestran demasiado - "que sea lo que Dios quiera". El regocijo del principio se había convertido en un agrio cúmulo de dudas y sospechas, la pregunta impensada finalmente apareció, ¿Puede Batman v Superman no sólo no estar a la altura, sino ser simple y llanamente una pésima película?. Bueno, vengo a decirles que no, no es pésima, ni mala, ni regular, Batman vs Superman: El Origen de la Justicia es una buena película. I'm Battleck Queda claro, el fracaso de esta película no sólo representa el fracaso de todos los proyectos superheroícos de WB hasta 2020. Y aunque puedan aparentar confianza en Snyder y Goyer con su continuidad en esta cinta, se nota que el ingreso de Ben Affleck y Chris Terrio (puestos en valor como narradores después de Argo) es para poner a raya a los dos primeros. La trama tiene tres objetivos, el primero es enmendar y redimir los errores del film predecesor, es decir, establecer que a nadie le gusta cuando un musculoso en capa destruye media ciudad para matar un villano que él mismo trajo a la tierra. Entonces, claro, ahora sabemos que Bruce Wayne estuvo en la destrucción de Metropolis y ya tiene razones para cuestionar a un alienígena con delirio místico que le rompe el cuello a sus enémigos. Por otro lado, tenemos a Lex "Zuckerberg" Luthor (un sorprendentemente satisfactorio Eisenberg) que tomará este evento para darle rienda suelta a su complejo de Prometeo y fomentar la enemistad de los dos super gladadiores de este mundo. Básicamente es darle un giro a la polémica y convertirla en catalizador del argumento. El segundo objetivo era consolidar a un nuevo Batman y dejar atrás el aroma a "realismo" que había dejado las últimas películas del murciélago, sí, ahora es un tipo mucho más maduro, un detective violento y perturbado, mucho más cercano al Caballero Oscuro de Miller en cuerpo y mente, con habilidades más cercanas a la lógica del comic. Ésto le otorga mucho protagonismo al cruzado encapuchado dejando la idea de "secuela de Superman" detrás; no obstante, es de lo más destacable, el Battfleck es de los puntos que más se disfrutan del metraje. El tercer objetivo se sabía de antemano: preparar el terreno para La Liga de la Justicia. La clave para lograr ésto es Wonder Woman, una adición bien integrada aunque su presentación haya sido arruinada por el trailer (si no lo vieron, no lo vean), la amazona tendrá mayor desarrollo cuando se estrene su película el año que viene, pero por el momento su participación funciona y podemos quedarnos tranquilos que Gal Gadot ha hecho un buen trabajo; sobre el resto de los metahumanos, no voy a adelantar nada pero si se pasaron un tiempo leyendo las aventuras de la JLA es imposible que les disguste, eso sí, por momentos parecen mini teaser introducidos sin demasiada coherencia con el argumento, pero definitivamente son mucho más que easter eggs. El fanservice y los guiños están más que garantizados. Sí se puede! Con tanto por contar y anticipar era muy factible que Batman vs Superman: El Origen de la Justicia sufra el sindrome de Avengers: Era de Ultron, en otras palabras, un desequilibro en las subtramas y demasiados cabos inconexos e irresolutos. Por suerte, el guión de Terrio lo evita y dedica un extenso primer acto en presentar ordenadamente los conflictos con la suficiente tensión para la catarata de golpes y explosiones que se vienen en la segunda mitad del film. Otro acierto del guionista es quitarle a Kal-El esa personalidad odiosa y devolverle no sólo la dignidad sino la cuota optimista y esperanzadora que nunca debió perder; eso sí, las analogías con Jesús siguen estando ahí in-your-face. Eso no es lo único que se mantiene, el tono adulto y oscuro (antagónico a Marvel) es una constante y podríamos decir que es la base en la que se erige el DCEU. Por ésta razón es que no recomiendo ir con niños (y aparte dura casi 3 horas, las vejigas infantiles no aguantan tanto). Lamentablemente, el director es Zack Snyder, un cineasta sin demasiada imaginación para las transiciones y muy tosco para los cambios de ritmo, por lo cuál no hay demasiada fluidez de una escena a otra, parecen planos impostados y concatenados sin mucha coherencia. En términos de acción y setpieces, Snyder reduce al mínimo los ralenti y es capaz de brindar intensidad en los momentos claves, no obstante, se puede notar algún que otro desajuste en el CGI (especialmente con un villano) al tratar de representar ciertas secuencias muy cercanas a la impronta de un comic. Asímismo, algunas de la mismas se sienten reciclajes de dos escenas claves de El Caballero Oscuro. Conclusión Batman vs Superman: El Origen de la Justicia es una película que juega con la complicidad del fanático de nicho pero que también brinda el espectáculo suficiente para satisfacer las necesidades del espectador promedio. Un sólido primer paso para un nuevo universo con infinitas posibilidades.
Duelo de Titanes ¿Es Zack Snyder el último cineasta megalómano? ¿Es “Batman Vs. Superman: El origen de la justicia” (USA, 2016) un ejercicio inclasificable de amor por los comics? Hay una clara intención de Snyder de poder intentar contentar a todos, y en ese camino de buscar un término justo y un equilibrio es en donde pierde la dirección y a través de mecanismos de resumen y sinergia, conforma un desequilibrado filme que en 150 minutos quiere abarcar varias historias del universo DC y termina por no contar nada. La dupla Batman (Ben Affleck) Superman (Henry Cavill) transita el guión que Chris Terrio y David S. Goyer presentaron, y en el que la confrontación es tan sólo una excusa para hablar de una filosofía de los héroes como nuevas deidades en La Tierra. Así, en el rechazo de Superman por parte de la sociedad, al hacerlo cargo de un atentado en tierras lejanas, y la persecución política por parte de una inescrupulosa senadora (Holly Hunter), que responde a los intereses de Lex Luthor (Jesse Eisenberg), Batman llegará para ocupar un lugar que dentro de otro contexto hubiese sido más luminoso, pero que lo enfrentará al superhéroe alado. En ese choque de intereses, impuestos, obligados, la dinámica entre ambos es lo que impulsará una primera etapa del filme, barroca, abigarrada, atestada de información, seguramente amada por los fieles seguidores del comic, pero que generará confusión en el espectador común y menos avezado. En una siguiente etapa, “Batman Vs. Superman: El origen de la justicia”, comienza a transitar por el camino casi obligado de transformarse en la precuela de filmes que tendrán a varios miembros de La Liga de la Justicia como protagonistas, introduciendo a través de breves archivos imágenes mediatizadas de estos héroes. Hacia el final, el delirio, con Doomsday como el inefable verdugo de Superman, un Batman menos angelado y mucho más alineado al bien, y la incorporación de Wonder Woman (Gal Gadot) como parte de la tríada que deberá salvar al universo de esa amenaza alienígena que Luthor esparció en la Tierra. Snyder filma como los dioses, en el inicio una poética elevación hacia los cielos de un joven Bruce Wayne en el funeral de sus padres, o el mismo asesinato de éstos, con detalles de perlas y balas que apuntan a matar, son tan sólo uno de los puntos más interesantes de la propuesta, en la que vuela también el director en muchas secuencias oníricas de las pesadillas que atormentan a Batman. “Batman Vs. Superman: El origen de la justicia” es grande, es apresurada, es urgente, es abarcadora, pero en su afán de convertirse en un filme enciclopedia, termina por trastocar su verdadero sentido. Las actuaciones de los secundarios (Hunter, Diane Lane, Jeremy Irons, Amy Adams, Eisenberg) están a la altura de la situación, mientras que los protagónicos de Affleck y Cavill aún no logran superar la mística de icónicas interpretaciones, referentes claves de esta pasión que el cine tiene por las adaptaciones de comics. PUNTAJE: 6/10
Antes de avanzar con mi review de "Batman vs Superman", pueden leerla sin miedos. No habrá grandes spoilers (me lo pidió especialmente mi gran amigo Zack Snyder quien no quiere que anticipemos mucho de la trama) y si mucha evaluación de la producción en sí, que es de las más esperadas del año... Lo primero que me pregunté cuando eligieron a Snyder era si iba a tener libertad creativa total para nutrir a esta adaptación del legendario comic de DC y a la luz de los resultados, debo decir que su estilo no logró enraizarse en la propuesta. Lisa y llanamente. Esperaba un film incendiario, transgresor, original, y lo que ví, luego de 153 minutos de proyección sólo se corresponde con un típico producto mainstream de superhéroes, lejos de las oníricas realizaciones anteriores de su director. Más, cuando se terminó de rodar hace 15 meses y recién ahora llega a salas. Sí, ustedes dirán... ¿No era lo esperable? Y... Debo poner en mi lista de deseos, que luego de haberle demostrado a la industria que él podía hacer buenos films de este tipo ("Man of steel", sin dudas) yo esperaba algo distinto. Lamentos al margen, sí le reconozco a Snyder que hace un rodaje prolijo, edita con oficio y le da un tono oscuro a este crucial momento del nacimiento de la Liga de la Justicia (porque de eso hablamos, ya están anunciadas con el mismo director dos cintas para 2017 y 2019). ¿De qué va la historia? La trama arranca tratando de conectar los universos de Superman y Batman. Muy a lo 9/11, presenciamos los hechos que vimos en "El hombre de acero", desde otro ángulo. Bruce Wayne (Ben Affleck), llega a Metrópolis desesperado y observa cómo la ciudad vive el combate contra el general Zod de la peor manera. Con el correr de los días, la tensión se establece al conocerse un incidente en el cual Loise Lane (Amy Adams) se encuentra con un jefe terrorista en circunstancias inadecuadas y todo sale mal. Bastante mal. La cuestión es que Clark (Henry Cavill) tiene algo que los humanos no: límites. Su propia moral es la que le sirve de guía y si bien sabemos en el fondo que es un buen tipo, lo cierto es que los Estados Unidos duda de su capacidad para protegerlos. En definitiva, es un vigilante poderoso al que sospechan fuera de control. Batman piensa lo mismo y sus fantasmas internos alimentan una contienda donde ámbos se miden, creyendo que el otro es un claro enemigo. Y claro, el villano es Lex Luthor (Jesse Eisenberg), un tipo bastante inseguro que tiene un plan (demasiado parecido el pibe a su rol en "The Social Network cuando hacía de Mark Zuckerberg) siniestro, nada precisamente auspicioso para la sociedad americana... (más bien, ¡todo lo contrario!) Lo primero que hay que decir, para no contarles más de la historia (y dejar a mi amigo Zack contento), es que si, "Batman versus Superman" tiene decentes escenas de acción, una respetable fotografía, buena música y el ritmo habitual de una producción de este tipo. Todo vuela por los aires. Más de una vez. Pero...¿Es esto suficente? Yo creo que no. Sin embargo, el punto fuerte de esta producción curiosamente, son los secundarios. Encontramos en el reparto muy sólidas actuaciones de Jeremy Irons (Alfred), Holly Hunter (la senadora Finch), Diane Lane (Martha Kent) y Laurence Fishburne (Perry, el editor del Daily Planet). Todos ellos están en la sintonía correcta, alternan aceitadas notas de humor negro con el drama necesario para la oscuridad de la trama que plantea. Para los fans de Gal Gadot (ya saben que será Wonder Woman aquí), hay que decirles que aprovecha su momento con soltura y lo suyo también se anota en el haber. Affleck y Cavill (los que sostienen la cuestión) lucen contenidos, buscando un tono de horror y odio que no logran generar a lo largo de la película y aportan apenas algo de su carisma para sostener la intensidad del conflicto. Snyder es un gran director pero aquí no logra iluminar este universo de la manera en que él puede hacerlo. Eso, seguro. Algunas escenas de sueños ubica, pero sin mayor inspiración. En pocas palabras, "Batman versus Superman" es todo lo que se espera de una blockbuster masivo, popular y directo. No es la obra maestra que muchos anticipabamos. Y hasta es posible que si la juzgas con sentido crítico, te deje un gusto amargo al final de su metraje. Es esa sensación extraña de saber que se contaba con todo para hacer una película legendaria, pero algo sucedió en el camino y los resultados estuvieron lejos de hacer historia. Se deja ver aunque no esperes salir extasiado de la sala...
Nobleza obliga; antes de embarcarme en una reseña de esta clase, es bueno empezar aclarando que no soy un fiel lector de comics ni mucho menos. Tiendo a pensar que la fidelidad de una obra se debe a un precedente en su mismo formato, digamos una secuela; y en ese sentido, Batman V Superman se ubica justo después de la semilla que fue Man of Steel. En esa oportunidad, Zack Snyder tuvo la enorme tarea de iniciar lo que se sabía una saga de películas que terminaría uniendo varios personajes clásicos de la saga DC; y ahora es el momento de empezar a mostrar los primeros pasos de esas uniones. ¿Es un Dios o un demonio? Enfrentándose al General Zod, Superman destruyó gran parte de Metrópolis, causando estragos, pero también salvando de un mal mayor. La sociedad está dividida y la polémica, que es llevada a juicio por la Senadora June Finch (una Holly Hunter que sigue siendo un lujo), traspasa la ciudad y llega a oídos del justiciero de Ciudad Gótica. La gente lo idolatra y le teme en partes iguales, y en el mismo Clark Kent/Superman se entraña esa dualidad por los hechos sucedidos. Y quien pretende sacar provecho es el ambicioso e inescrupuloso empresario Lex Luthor (un psicótico Jesee Eisenberg copiando algunos modismos del Joker de Heath Ledger) buscando enriquecerse bajo la excusa de un armamento a base de kryptonita capaz de controlar al hombre de acero. El guión creado por Chris Terrio y David S. Goyer dispara hacia varios flancos, presentando una gama amplia de personajes y puntas, guiños, sobre lo que puede venir en el futuro. Pero jamás se desvirtúa de su principal enfoque. Esta es una película de Superman, y su conflicto sobre cómo presentarse frente a la sociedad. Batman también entra a la historia por el mismo frente, enterado de la existencia del héroe de Metrópolis, y habiendo sufrido la tragedia en una filial de su empresa en aquella ciudad, se convence de la peligrosidad de aquel, y solo desea enfrentarlo. Enfrentamiento que, como avecina el título, llegará. Tanto desde el guión como en la dirección de Snyder se decide tomar el tiempo necesario para plantear el argumento. La acción no está asegurada desde un principio, lo cual no quiere decir que carezca de ritmo. Mediante un montaje ligero y correctamente fragmentado se nos introduce en la historia, se enfocan los conflictos internos de los personajes; y hasta hay espacio para hablar de política internacional y trazar un drama con mucho simbolismo. Hay imágenes que son obvias y no por eso dejan de ser logradas, Snyder se encargan de mostrarnos a Superman como un Dios desde todos los ángulos posibles, plano onírico incluido. A diferencia de un Batman al que se lo presenta con toda su negritud, conflictuado, y más high tech que nunca. Tenemos también la presencia de Diana Prince/Wonder Woman, correctamente introducida y lista para la aventura propia; más algunos asomos que mejor no revelar. Batman V Superman se guarda varias sorpresas y giros, su mejor fortaleza es que su guión no es una mera excusa para ir a la acción, presenta un debate real. Más allá de algunos agujeros en su desarrollo (que los hay en todas este tipo de películas), y alguna aparición algo comprimida sobre el final un poco forzada (aunque era de esperarse, lo mismo que el sobrecargo de CGI en esta instancia). Todo se sostienes muy bien durante sus más de dos horas y media, que hay que remarcarlo, pasan rapidísimo. Nunca se pierde, no nos entrega caramelos visuales empalagoso pero vacíos (repetimos salvo el “necesario” final), y se erige con la idea de ser más que otra película de superhéroes. Henry Cavill, convincente, no tiene mucho más que demostrar como Superman, aunque aquí gana algo más de espacio Clark Kent. Quien si toma más importancia que en la anterior película es Amy Adams como Lois Lane, y ya sabemos que a la colorada no parece haber personaje que le quede grande. Jeremy Irons como un Alfred mucho más actual se encuentra en un rol justo. Gal Gadot como Diana Prince juega al misterio, se asoma, y se prepara para lo que será su protagonismo. Y lo que todos se preguntaban, Ben Affleck cumple, sale más que airoso de representar a un personaje tan icónico, más que Batman, a Bruce Wayne, le otorga una impronta propia y lo hace suyo; no hay nada que dudar de él. Podrán decir que Batman V Superman: El Origen de la Justicia no es una película perfecta, tiene sus flaquezas, es cierto. Pero como viene marcando DC en modo distintivo, convence favorablemente con su ímpetu de otorgar algo más que un entretenimiento ligero y pochoclero. El Snyder de Watchmen (aunque más encorsetado) parece presentar nuevamente la pregunta sobre qué es un superhéroe y cómo nos pararíamos frente a él como pueblo. Proeza nada menor.
Ser o no ser…¿rivales? Batman Vs Superman: Dawn of Justice es la primera película que une a ambos personajes en la gran pantalla, además de incluir a otros superhéroes del universo de DC Comics como Wonder Woman, Acquaman, etc. La trama del film dirigido por Zack Snyder (300, Watchmen, Man of Steel) nos presenta a un Bruce Wayne (Ben Affleck) agobiado por los recuerdos acerca de su trágica infancia que causan una angustia que repercute en su presente; presente que se ve enormemente alterado a partir del surgimiento del Dios “Metahumano”, Superman (Henry Cavill). El nuevo encapotado, en su afán por hacer el bien en Metrópolis, paradójicamente causa males y destrozos al alterar e intervenir en los intereses de ciertos villanos de turno; mientras acrecienta su rivalidad con el buen samaritano de Gotham al tener diferencias en cuanto a la concepción y manejo de la justicia. Así, entre tal batalla y el rechazo por gran parte de la sociedad, ambos héroes deberán enfrentar al mal mayor, en forma de plan macabro pergeñado por Lex Luthor (Jesse Eisenberg), pero contarán con nuevas e inesperadas colaboraciones, además del surgimiento de Doomsday, el gran enemigo de Superman, creado para su destrucción. Batman Vs Superman tiene incontables elementos que la hacen interesante, comenzando por la excelente dupla protagónica de Affleck-Cavill, quienes llevan adelante sus roles con buenas interpretaciones. Comentario al margen, ante tantas especulaciones sobre la inclusión de Affleck, sólo puedo decir que quedé más que encantada con su forma de encarnar a Batman, la cual resulta creíble, graciosa y mucho menos solemne y con más incorrección política que a lo que nos tenía acostumbrados Christopher Nolan. Los acompaña una genial Amy Adams encarnando a una fuerte y temeraria Lois Lane, Gal Gagot como Wonder Woman, tal vez el personaje menos aprovechado del film, además de los secundarios Holly Hunter, Jeremy Irons y Diane Lane. De cualquier forma, sería cuestión de pensar si las falencias en los personajes tienen que ver con las actuaciones, con sus construcciones desde el torpe guión o bien con la (inexistente) dirección de actores…pero ese sería un punto para analizar con más detalle a futuro. Un claro ejemplo de (todas) estas falencias es el Lex Luthor de Jesse Eisenberg, un personaje excesivo, exagerado –tanto en sus parlamentos como en la interpretación- que por momento roza lo caricaturesco, pero que termina resultando patético y grotesco. En cuanto a lo técnico y visual, el film de Snyder va a lo grande: hay algunos planos iniciales que realmente son impecables –sobre todo los relacionados a la niñez de Bruce- pero hacia la mitad del film, su afán por lo grandilocuente le juega en contra al reemplazar esos pequeños momentos de sutileza que alguna vez supo tener, por persecuciones y bombardeos constantes –con segmentos en los que el montaje deja mucho que desear-, que terminan por agobiar al espectador. Habrá quienes se disgusten o indignen por ciertas diferencias con los comics, en mi opinión este es un punto que me causa indiferencia porque hay que entender que soportes tan distintos como el gráfico y el audiovisual, merecen y deben tener, abordajes distintos. Más allá de eso, Batman Vs Superman tiene momentos célebres, además de destacables chistes, y una gran forma de introducir a quienes serán los protagonistas tanto como héroes o villanos de las próximas producciones de DC (Suicide Squad, Justice League, entre otras). Definitivamente se trata de un film sin mayores pretensiones que entretener y ser accesible a todos los públicos, sean o no fans de los comics, cuya trama central está muy bien planteada, pero no tan bien resuelta.
El corazón del universo DC vuelve a latir. Luego de la presentación de El Hombre de Acero, llega el momento de un nuevo Batman cinematográfico: su historia, su deseo de venganza y el propósito que llevará a estos dos héroes a enfrentarse entre sí. Zack Snyder posiblemente sea uno de los hombres más capaces de llevar a la gran pantalla personajes cuyas interpretaciones no resultan nada fáciles. Luego de superar la marea de críticas positivas y negativas del nuevo Superman interpretado por Henry Cavill en 2013, ahora es el momento de presentar al Batman de Ben Affleck. Como se sabe de antemano, en esta película la representación de Batman trata de un guerrero con muchos años de experiencia y con poca paciencia a la hora de trabajar. Las influencias del Bruce Wayne / Batman que escribió y dibujó Frank Miller en 1986 con The Dark Knight Returns están presentes en las diferentes situaciones que deberá afrontar este interesante personaje bien interpretado por Affleck. Batman está de regreso y aprovecha el avance tecnológico para hacer posibles cosas que fueron imposibles para el murciélago en la pantalla grande: el profesionalismo del equipo encabezado por Snyder y el compromiso de Affleck en una muestra notable de pasión por el personaje, hacen que la película lleve al Caballero de la Noche a un nivel que roza la perfección. La interpretación respetuosa e impactante de uno de los mejores personajes que la historieta americana supo dar quedará recordada en el corazón y en la memoria de muchos por ser la primera vez en ver al verdadero demonio de Gotham. Batman v Superman es la secuela directa de Man of Steel (2013), historia que generó mucha polémica por las decisiones del kryptoniano en el inicio del universo cinematográfico de DC. Desde los tráilers del film se supo que la presentación de Superman en el mundo causó divisiones en las opiniones de las personas que temen o defienden al héroe con poderes increíbles. Con un serio y creíble trabajo de Holly Hunter como la Senadora Finch, Estados Unidos se pregunta qué sucedió en el enfrentamiento entre Superman y el General Zod (Michael Shannon). Con escenas realmente muy interesantes, DC y Warner establecen el tono que tendrán sus películas haciendo sentir que las pérdidas de las personas en Metropolis son realmente importantes y que no son simplemente una buena escena realizada por CGI. Pese a tener que afrontar temas complicados en su vida, este Superman, a diferencia del experimentado Batman, sigue en la búsqueda de su verdadero objetivo que lo llevó a defender el planeta donde habita y donde intenta vivir feliz junto a su amor de toda la vida, Lois Lane (Amy Adams). El joven de Kansas atraviesa diferentes momentos emocionales que debilitan un poco el potencial de una figura como Superman y, más allá de tener que lidiar con la furia del vigilante de Gotham, el personaje no demuestra su mejor versión a la hora de enfrentarse a dos de sus máximos villanos en los cómics: Lex Luthor (Jesse Eisenberg) y Doomsday. Aunque el guión de la película no ayuda mucho al Hombre de Acero, Cavill vuelve a demostrar que es la elección correcta para el papel. La historia juega de forma constante con su título y se permite pasar de la historia de Bruce Wayne, en donde juegan su oscuridad, el modo detective y el costado más psicológico e interesante del personaje, mientras se exploran las dudas e intimidad de Clark Kent, ya como periodista afianzado en su trabajo en el Daily Planet (en donde, a diferencia de otras películas, se aprovecha el carácter de su director Perry White –Laurence Fishburne-), así como también en su vida amorosa. No hay que olvidar que por el lado de Gotham, también se encuentra Alfred Pennyworth, interpretado por el oscarizado Jeremy Irons. El actor entrega una prolija, correcta y fiel interpretación del mayordomo: se trata de un Alfred diferente, uno más útil a la hora de trabajar en conjunto con Batman. Wonder Woman (Gal Gadot), la tercera pata de la Trinidad que complementa a los dos héroes que encabezan los títulos de la película, no es más que un simple cameo y se puede disfrutar de forma breve, tanto en su rol de heroína y como también en formato Diana Prince: figura femenina que se impone en el universo DC y que deja altas expectativas para su futura película individual. El director de esta película lo ha dicho en innumerables ocasiones: The Dark Knight Returns es una fuerte inspiración para el film. De todas formas, los homenajes no mueren ahí: también se podrán apreciar una cantidad innumerable de guiños comiqueros de toda la historia de DC Comics y sus grandes títulos. Así se presenta el DC Extended Universe, desde el primer minuto enseñan su identidad y su forma de realizar películas de superhéroes. Snyder demuestra que lo mejor que sabe hacer es realizar películas oscuras y complicadas para adultos y muy difíciles de entender para cualquier niño, dado que se abordan temas complicados, delicados y especiales en la personalidad que define a cada una de estas figuras del comic. El director, con personajes tan importantes como Batman, Superman, Lex Luthor, Wonder Woman, sabe escoger las mejores cartas para jugarlas sin perder la partida. Dawn of Justice funciona y cumple su objetivo: en casi tres horas, la película presentará a Batman para demostrar que Superman no está solo en su tarea heroica. Diferentes héroes intentan hacer un mundo mejor, y un claro ejemplo es el de Wonder Woman, que con minutos divertidos e importantes sirve como puntapié inicial para la Liga de la Justicia, el proyecto futuro de DC que intentará compensar la vía rápida que utiliza Batman vs Superman a la hora de juntar varios héroes en un mismo film. Las historias sobre los orígenes, queda claro, no son del interés de Warner Bros. Mientras respeta la historia de los personajes y brinda constantes homenajes a sus figuras, Batman vs Superman: El Origen de la Justicia es una gran película y un positivo arranque para la oleada de producciones que se vendrán de Warner/DC Comics.
No es exagerado decir que Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia era la película más esperada de la historia. El Caballero de la Noche y el Último Hijo de Kryptón ya se habían encontrado -y enfrentado- en varios comics de DC, de donde son originarios, pero nunca gracias al séptimo arte. La espera terminó, y el resultado ya está a la vista. 18 meses después del enfrentamiento con el General Zod (Michael Shannon), Superman (Henry Cavill) es visto de reojo. Aunque logra salvar vidas e impedir catástrofes, las bajas que se producen durante los actos heroicos son discutidas por los ciudadanos y los altos mandos de Metrópolis, empezando por la senadora Finch (Holly Hunter). Tampoco es muy fanático de la aparente política de “el fin justifica los medios” del extraterrestre de capa roja el personaje más célebre de Gótica, la ciudad vecina: el multimillonario Bruce Wayne (Ben Affleck), mejor conocido por su alter ego, Batman. Mientras Clark Kent/ Superman debe lidiar con conflictos personales, el Encapotado planea darle una paliza para dejarle en claro que no tiene derecho a comportarse como una deidad. En paralelo, Lex Luthor (Jesse Eisenberg), joven, filántropo y megalómano, trama un ambicioso plan que incluye grandes cantidades de kryptonita y los restos de tecnología alienígena traídos por Zod. Batman y Superman deberán resolver pronto sus diferencias para detener un mal aún mayor. La película es la continuación de El Hombre de Acero, pero ahora el director Zack Snyder logra separarse un poco del estilo de Christopher Nolan, productor ejecutivo de aquel film y de Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia. La presencia de superhéroes atormentados y cuestionados, el uso de cámara en mano y los toques de violencia urbana -y violencia a secas- la emparentan con Watchmen, aunque sin jamás perder su esencia de entretenimiento masivo. Visualmente es similar al trabajo de Frank Miller en las viñetas de El Regreso del Caballero Oscuro, y está alejada del todavía fresco Batman nolaniano… hasta cierto punto: los toques de realismo sucio y la caracterización de Jesse Eisenberg como Luthor, similar a la del Guasón de Heath Ledger (histriónico, perverso), recuerdan a la insuperable Batman: El Caballero de la Noche. Cavill luce más confiado en su rol, y tanto Amy Adams (Lois Lane) como Diane Lane (Martha Kent) están mejor aprovechadas. Pero el foco, desde el vamos, estaba puesto en el nuevo Hombre Murciélago. Con una interpretación exacta, a medio camino de lo hecho en su momento por Michael Keaton y Christian Bale, Ben Affleck despeja toda duda y se erige como el mejor Batman del cine. El suyo es un justiciero entrado en años, cansado, consumido por su terrible pasado, pero en buena forma para volver a las andadas. Jeremy Irons es el Alfred más ácido y recio hasta la fecha, y Holly Hunter cumple en su corta participación. Y está ella, la segunda más observada del elenco después de Affleck: Gal Gadot, quien encarna a Diana Prince/ Wonder Woman (o La Mujer Maravilla). No sólo deslumbra con su presencia sino que, en el tercer acto, casi opaca al dúo protagónico. Sin duda, demostró ser capaz de sostener su propia película, que llegará el año próximo. Más allá de las esperables y colosales persecuciones, peleas y explosiones, la historia habla sobre el hecho de convivir con seres poderosos, Dioses del siglo XXI, y sobre cómo pueden ser salvadores y destructivos, fuera del control humano. ¿Hay que amarlos? ¿Hay que temerles? Las connotaciones religiosas son abundantes, y mencionar la más fuerte sería incurrir en uno de los tantos spoilers que podrían estropear el disfrute. Dejando de lado algunos detalles del guión tirados de los pelos, Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia es lúgubre, salvaje y monumental. En medio del tono trágico surgen divertidos toques de humor, y el film deja la puerta bien abierta para lo que será el arribo de la Liga de la Justicia a la pantalla grande.
Poder sin límites. Godzilla vs. King Kong, Rocky vs. Apolo, Freddy vs. Jason, Samid vs. Mauro Viale… la batalla que enfrenta opuestos es la clase de espectáculo que atrae a las masas. Dos pesos pesados de sus respectivas disciplinas dispuestos a dirimir cuál es el mejor. El triunfador elevará su figura hasta el zenit y el perdedor será por siempre mirado con menosprecio. ¿Pero qué pasa cuando se enfrentan dos de los buenos? ¿Qué pasa cuando el Hombre de Acero se mide mano a mano con el Hombre Murciélago? Un dilema de semejante calibre -que divide aguas entre fans, nerds, geeks y visitantes ocasionales del universo súper heroico- intenta ser esclarecido en Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016). La trama recoge el guante ahí donde lo dejó El Hombre de Acero (Man of Steel, 2013). Tras la épica batalla entre Superman y el General Zod, la opinión pública se divide entre quienes ven al hijo de Kriptón como un Dios salvador y aquellos que lo consideran una potencial amenaza, entre ellos el mismísimo Batman, quien ante los hechos decide seguirlo de cerca. Al mismo tiempo el joven empresario multimillonario Lex Luthor quiere utilizar kriptonita, el único elemento capaz de debilitar a Superman, para crear un arma que lo tenga a raya. Mientras hace todo esto, decide echar más leña al fuego de la rivalidad entre los dos pilares de la justicia con el fin de enfrentarlos entre sí y poder hacer de las suyas en un segundo plano. Nada que no sepamos gracias a los extendidos trailers que pudimos ver en los últimos meses. Los excesivos 151 minutos entregan una primera mitad en la que Zack Snyder -también detrás de la cámara en El Hombre de Acero– desarrolla con extrema lentitud y secuencias un tanto dislocadas una trama que no necesita tanta sobreexplicación. Las detalladas secuencias en cámara lenta suelen ser marca registrada de Snyder y la belleza de su estética no se discute, como ya demostró en Watchmen (2009) y Sucker Punch (2011)… ¿Pero realmente necesitamos emplearla para volver a mostrar la muerte de los Wayne y la caída de Bruce en la cueva de los muerciélagos? ¿Acaso no está el Batman Inicia (2005) de Nolan demasiado fresco todavía como para tornar necesario este tipo de reinterpretaciones? La inminente confrontación entre los álter egos de Bruce Wayne y Clark Kent finalmente pone en marcha la parte esencial de la trama y la hacen avanzar, pero la forma en que esa confrontación está construida deja bastante que desear y su desarrollo argumental no resiste un análisis muy profundo. Por supuesto todos disfrutamos de ver este choque de colosos que tanto anticipabamos, pero un poco más de trabajo desde el guión -para llevarnos hasta dicha instancia de forma más sólida- hubiese sido agradecido. El tono excesivamente solemne da pocas oportunidades para descontracturar con algo de humor, y cuando lo intenta se siente forzado y fuera de tono. DC podría haber tomado nota de las últimas películas de su archienemigo Marvel como Guardianes de la Galaxia (2014), Ant-Man (2015) y Deadpool (2016); y su obsesión con utilizar el humor como forma de descomprimir situaciones que amenazan con quitarle la diversión a películas cuyo núcleo nunca dejará de ser “héroes salidos de las páginas coloridas de un cómic”. Sin dudas los últimos 35 minutos de película son aquellos por lo que la hinchada pagó la entrada y donde vemos la mayoría de las más de 1500 tomas con efectos especiales que componen el film. Como mencionamos anteriormente, el despliegue visual al que Snyder nos tiene acostumbrados arrolla cada una de las escenas finales. Al mismo tiempo el tercer acto presenta cierta “aglomeración” de personajes que nos hace recordar a los desaciertos de El Hombre Araña 3 (2007) pero sin peinados emo ni momentos musicales, afortunadamente. Esta acumulación se percibe menos como una necesidad del relato y más como un intento de congeniar con cierto sector demográfico. Las escenas especialmente diseñadas para anticipar el abanico de próximas producciones de la casa DC están a la orden del día y no hacen más que desviarnos del verdadero conflicto. La idea no es ser intencionalmente duros con la epopeya que puso por primera vez juntos en la pantalla grande a los dos máximos titanes del universo fantástico, al menos no más de lo estricamente necesario. Pero es el contexto actual el que nos lleva a no sorprendernos: con una nueva película de superhéroes llegando a las salas cada 90 días, el evento pierde espectacularidad, carece del factor sorpresa. Estamos viendo a Kal-El y al justiciero de Ciudad Gótica cara a cara para definir quién es el más guapo del barrio, pero el marco deja de impactar, sin importar cuántos edificios rompan y qué enemigo tengan enfrente. Amén del nombre de los Semidioses que decoran los posters en el lobby del cine, es difícil que estén a la altura de las expectativas que la propia industria genera y que nosotros como público exigimos. Con un final que acomoda varios prólogos en cadena y cierra -paradójicamente- al mejor estilo Nolan, la sensación final es la de estar ante una obra que intenta satisfacer a todos y terminará siendo mayoritariamente funcional a aquellos menos exigentes para con este tipo de producciones. Frente a una obra que por cierto deja una y mil puertas abiertas, la cuestión será si tendremos ganas de atravesar dichas puertas o lo haremos por puro reflejo pochoclero.
El hombre versus Dios "The Red Capes are coming! The Red Capes are coming!” anunciaba Lex Luthor en el trailer de Batman V Superman. Y las capas rojas no llegaron solas, sino que vinieron muy bien acompañadas. Dos años y cuatro meses de espera (desde que se anunció la película y el logo en la Comic Con de 2013) para un fanático de estas historias, es verdaderamente mucho. Hasta llegar al día de hoy hubo atrasos en la producción, presupuestos que se doblaron, escenas del rodaje, teasers filtrados, trailers, posters... Pero acá estamos, defendiendo de forma objetiva todo lo que representa Batman V Superman: El origen de la justicia (Batman V Superman: Dawn of Justice) durante sus dos horas y media (que no se sufren para nada). Zack Snyder es esa clase de director que resulta amado y odiado de igual forma, por lo cual no voy a intentar hacerlos cambiar de idea respecto a ello. Particularmente me gustó Watchmen (2009), Sucker Punch (2011) y El hombre de acero (Man of Steel, 2013), película de la cual toma el acto final (momento en el que los edificios van cayendo como si fueran de papel) y así lo transforma en el acontecimiento central por el cual circulará el film. Nuestro superhéroe divino es repudiado por las víctimas de sus buenas intenciones, y será el caballero oscuro quien intentará detenerlo y hacer justicia. Se nota que Zack Snyder y su equipo que son muy fanáticos de los cómics de Frank Miller y Jim Lee, sobre todo de "The Dark Knight Returns", en la cual se inspiró para esta película. Pero aún así, El origen de la justicia no es la adaptación cinematográfica de esa obra, y es evidente al ver que toma otros caminos por donde lleva la historia, y se centra en otros personajes más que tan solo Batman y Superman. El hombre de acero fue la introducción del nuevo Superman, el que vino a reflotar a ese superhéroe que sin surte (e injustamente) poco valorado fue con su anterior película Superman regresa (Superman Returns, 2006), pero a esta nueva versión de Batman y Wonder Woman no se les otorgó el mismo tratamiento, por lo cual sabemos muy poco de ellos. Uno diría que las películas crossover, como ocurrió con Los Vengadores (The Avengers, 2012), deben tratarse de films complementarios de otras películas independientes, donde se haya contado la historia de esos personajes con el debido tiempo. ¿Pero quién dijo que eso debe ser siempre de esa misma forma? Batman V Superman sin dudas tomó el camino contrario, y da lugar a que luego de ella se abran nuevas historias, con las películas en solitario de Batman, Wonder Woman, Aquaman, The Flash y todas las que ya están anunciadas hasta el 2020. ¿Le funcionará a DC como le resultó a Marvel? Lo sabremos en unos años. Por ahora solamente sabemos que Batman lleva 20 años siendo el caballero de la noche, y que a pesar de su madurez, sigue demostrando su espíritu de lucha y buen estado físico y mental como para seguir enfrentando al crimen. Pasemos a hablar de los personajes: el Superman de Henry Cavill mantiene su línea correcta e intenta dotarlo de ese carisma a uno de los personajes más difíciles de los cómics. No porque no sea uno de los superhéroes más increíbles que nos ha dado el género, sino porque muchas veces recibe un odio inexplicado a partir de lo incomprensible que resultan sus motivaciones. En Batman V Superman, paradójicamente, se lo representa más humano, sensible y emocional. La química con Luisa Lane (Amy Adams) no tiene punto de discusión. El Batman de Ben Affleck sin dudas sería lo que estaría en el ojo de la tormenta durante toda la película. Cuando se anunció el casting allá hace tiempo, los detractores de la elección del actor que se haría cargo de llevar adelante al caballero oscuro no se hicieron esperar. Particularmente fui un defensor acérrimo de la designación, convencido de que el Batman que Affleck iría a interpretar sería (si no el mejor) uno de los mejores de la cinematografía. Y no me equivoqué: es al momento el mejor. Si, si, Christian Bale fue muy bueno y difícil de superar. Pero no imposible. Affleck le otorgó las características propias del Batman maduro del cómic, sin exagerar. Y en esta oportunidad es el mejor personaje de la película. Y por fin hace su aparición Gal Gadot con su Wonder Woman. Otro gran personaje de este film. Vapuleada también desde el primer momento desde su elección, debemos decir que es la apropiada. No solo físicamente consiguió "moldear" a esa mujer maravilla que uno está acostumbrado a ver, sino que además logró el espíritu del personaje. Al momento sabemos poco de ella (solo que no es de nuestros tiempos, sino que hace años que está entre nosotros) y se le otorgó poca participación en Batman V Superman, pero alcanzó para hacernos desear ver su película en solitario. En El origen de la justicia también tenemos a uno de los villanos mejor ejecutados en la historia del género. Cuando se anunció que Jesse Eisenberg sería quien llevaría adelante el personaje de Lex Luthor Jr., adivinen qué. Sí, acertaron: varios se mostraron desconfiados. Pero la realidad es que formidable actor hizo un destacado trabajo. Muy posiblemente le haya impuesto a su Luthor una personalidad cercana al Joker de Jack Nicholson (en 1989) o de Heath Ledger (en 2005), pero no hay forma de no creernos que estamos frente a un empresario desquiciado, quien busca hacerse del poder de la forma que sea, incluso manipulando a nuestros superhéroes. Y por último, el Alfred de Jeremy Irons es sensacional: su versión del fiel mayordomo de Bruce Wayne es más activa que las anteriores películas y distinto al personaje que estamos acostumbrados. Es el encargado de otorgarle al film la mayoría de los momentos cómicos. Volviendo al desarrollo de las escenas, en prácticamente todas vamos a encontrar easter eggs y secretos relacionados al mundo de DC, pero no puestos al azar, sino especialmente colocados para que funcionen. Recomiendo pongan atención a los diálogos de Bruce Wayne, quien hace referencia muchas veces a su pasado. La acción sin dudas es la protagonista de la segunda mitad de la película. Cada golpe, cada caída, cada lamento de Superman o acelere del Batimóvil está muy bien logrado. No solo por el CGI o efectos especiales, sino además por la mezcla y edición de sonido. En pantalla grande es una de las mejores películas del género que tan bien se ven y escuchan. Y la Santa Trinidad en acción es una de las mejores escenas que el cine nos ha dado en los últimos años. Sí son criticables algunos pasajes en los cuales la edición salta de la acción a la tranquilidad de contarnos algo de la historia de los personajes. Pero particularmente estoy convencido que se debió a la necesidad de tener que contar algo más sobre ellos para situarnos en sus historias. De igual forma el cambio radical en la enemistad entre nuestros superhéroes. Posiblemente sea lo menos logrado del guion escrito por David S. Goyer y Chris Terrio. Último punto importante y no menor es el sensacional soundtrack de Batman V Superman. Compuesta en su gran mayoría por Hans Zimmer y en compañía de Junkie XL, cada acorde que se escucha es adecuado. No es de esas bandas sonoras que solo funcionan para el film, sino que por el contrario valen la pena escuchar en cualquier momento. Es destacable la música de la batalla final que se da en la película. Batman V Superman es oscura, titánica, espectacular, y por qué no, sarcástica. Llegó para satisfacer a los fieles seguidores del cómic, a los fanáticos tan solo del género para la pantalla grande, y para hacer ruido. Mucho. Warner plantea un nuevo universo, un evento cinematográfico como pocos y a su manera, sin copiarse de nadie y convencido de que va por el camino correcto. ¿Vamos a juzgar tan temprano?
Cuando la presión manda. Batman v Superman, El origen de la justicia -2016- tal vez sea la papa más caliente en este 2016 repleto de películas adaptadas de comics. Iron Man, Capitán América y todo el equipo Marvel se fortaleció y cobró una fama nunca antes alcanzada -por lo menos en nuestro país- a fuerza de buenas producciones, pero para ser sinceros, Batman y Superman son los héroes que conoce hasta la abuelita con más demencia senil que pueda haber, entonces la presión es mayor y Zack Snyder se ahoga en dicha tarea de principio a fin.
Las expectativas ante el enfrentamiento del siglo eran demasiado altas, y más con el peso acumulado de empezar a construir de un momento a otro un universo compartido para hacerle competencia directa a los héroes de Marvel. Lo que sería una secuela, se convirtió en el proceso en la unión fílmica de Batman y Superman, para luego agregarle el nacimiento de la Liga de la Justicia. De una Man of Steel que a mi parecer resultó un excelente estímulo para seguir de cerca a Superman sin haber leído sus cómics, pasamos a la construcción de un imperio cinematográfico, con todo el esfuerzo y calibración que ello conlleva. Y acá estamos, finalmente frente a Batman v Superman: Dawn of Justice, un mastodonte de película que ofrece muy poco del versus de su título y aún menos de ese amanecer de la Justicia. Habiendo escuchado y digerido todos los comentarios acerca de la destrucción masiva de Metrópolis a manos de Superman y las fuerzas invasoras del remamente de Kryptón, el guión de David S. Goyer y el oscarizado Chris Terrio se enfoca durante buena parte de la primera hora del film en focalizar el conflicto. Superman es un Dios caído del cielo, pero ¿quién controla a un Dios? ¿Cómo puede responder a sus acciones un ser que no es de este planeta? Entre aquellos que lo idolatran como un verdadero salvador y los que quieren que responda por sus actos reside el solemne tono de la primera parte. La trama continúa con las preguntas que se generaron en la anterior entrega, y los diferentes planteamientos y desplazamientos de peones en el tablero de juego son interesantes. El movimiento orgánico del nudo de la trama puede resultar pesado, pero hay que tener una base para la lucha que promete el título. Y es ahí en donde la montaña rusa llega a su momento más álgido, para dejar al espectador rebosante de energía para lo que viene a continuación. Pero algo falla terriblemente. Ya conocemos a Superman a fondo desde su anterior aventura, así que no molesta que desde los créditos de inicio se vaya gestando a su contrincante, Bruce Wayne. Hay nuevamente una mínima introducción al origen del enmascarado, para saltar directamente al Batman curtido que interpreta con mucha fuerza Ben Affleck, quien claramente no ve con buenos ojos toda la destrucción que acarrea Kal-El. Junto a él llega también la otra cara de la moneda, el multimillonario megalomaníaco Lex Luthor de Jesse Eisenberg, empecinado en controlar y hasta eliminar por completo la amenaza de Superman. Para complementar queda la Lois Lane de Amy Adams, casi totalmente desbidujada del cuadro excepto con algún que otro momento con Clark/Superman y algo de acción en el tramo final, pero nada sustancial. En el camino hay personajes secundarios que se suman a los anteriores, como el Alfred de Jeremy Irons o la senadora Finch de Holly Hunter, que agregan más pedigree con su nombre que peso a la trama, en verdad. Pero todos sabemos por qué estamos acá: por Batman vs. Superman. Pero dicho combate tarda en llegar y, cuando llega, es un tanto decepcionante. La tan mentada pelea entre los héroes no sucede por una diferencia tangencial de ideales, situación que se vino gestando desde los primeros minutos de la película, sino por una catarata de eventos ajenos a ellos. Por un lado, está perfecto que sea así, que alguien sea tan o más inteligente que ellos y los empuje a la pelea, pero la diferencia de ideas del comienzo se deja de lado en pos de un combate desesperado y apurado. Y corto, muy corto. Después de tanta alharaca de publicidad sobre quién ganará entre Batman contra Superman, su pelea no es más que una escaramuza, intensa sí, pero disminuida, que se deja de lado al momento que aparece otra amenaza en el horizonte. Una amenaza con un nombre icónico, pero tristemente retratada con efectos en computadora que no le hace justicia alguna a la sombra que la precede. Para los treinta minutos finales, todo se reduce a explosiones visuales y fuegos artificiales varios. Si alguno se quejaba de la confusa acción de Man of Steel, sabrán que Zack Snyder ha puesto su cara en la montaña de cocaína en el escritorio de Scarface y su exceso impresiona, pero se pasa de la raya y anula los sentidos. Y si a eso le agregamos la ruidosa e invasiva banda sonora de Hans Zimmer y su protegido Junkie XL, ambos también pasados de revoluciones, el resultado es mentalmente aplastante. El peso de tanta preparación para el futuro de los personajes y la franquicia termina estrujando al mismo producto, ambicioso en demasía, porque sus mil patas resultan muy endebles, y ciertos aciertos no pueden sostener una película con tantos puntos que cruzar en su lista. El Batman de Affleck resulta sorprendente y cierra más de una boca, mientras que el Superman de Henry Cavill sigue muy correcto aunque no tenga tanto lucimiento en esta ocasión, por más que su nombre esté en el título. La sorpresa de Gal Gadot como la amazona Wonder Woman deja gusto a poco, porque es un placer verla en pantalla dándolo todo pero a su vez está pobremente utilizada como conductora hacia el descubrimiento de la etapa siguiente de la Liga. Y el otro punto, el subtítulo Dawn of Justice también le queda grande a la película, porque con un par de escenas mínimas se sacan de encima esa carga de introducir a los nuevos personajes, y ya. Está más que claro que no hay tiempo suficiente para que cada uno de los nuevos integrantes tenga su film antes de la primera parte de Justice League- sólo Wonder Woman tendrá ese honor - pero si ésta es la manera de presentarlos, es una bastante pobre, que no alcanza para saciar las ganas que habían generado. Batman v Superman necesitaba lograr lo imposible y, durante el último tiempo, todo parecía indicar que estábamos ante un evento cinematográfico absoluto. Pero en el camino se fueron agregando tantas cosas que las ansias de competir contra el coloso de Marvel -que también tambaleó de tan grande que es con Age of Ultron- le jugaron en contra y el resultado es la indiferencia que puede llegar a generar este esperado enfrentamiento. No es una mala película, pero dista mucho de ser esa grandiosa que nos hicieron pensar que sería. El último film de Snyder tiene muchas cosas positivas para destacar, pero el apuro generalizado se lleva lo mejor que tiene para ofrecer. Quizás haya más suerte con lo descontracturada que se ve Suicide Squad, el próximo agosto.
BATMAN VS SUPERMAN llega demasiado tarde en un ciclo de películas de superhéroes que ya parece, definitivamente, haber dado la vuelta y empezar su carrera descendente. No hay más que mirar el éxito de DEADPOOL, que funciona la mayor parte del tiempo porque parodia lo que ya son clichés del género en su versión cinematográfica, para darse cuenta. Es complicado, pocos meses después, volver a una película de superhéroes que se toma tan seriamente a sí misma, que se propone como una oscura meditación no solo sobre la justicia y la democracia –repetidos tropos del subgénero– sino sobre los Dioses y los Mitos, así, con mayúsculas, como todo lo que toca Zack Snyder. Se trata de una película pomposa e imponente, que se anuncia de entrada como Algo Importante. Al ser un filme cuyos villanos son personajes más bien secundarios, el asunto pasa por ponerle a cada uno de sus enfrentados héroes (cada vez más “antihéroes”, tal como piden las modas) un eje temático que permita identificarse con uno u otro. Aquí está planteado de entrada así. Es Batman el que está furioso con Superman tras la destrucción y muerte que dejó en Metrópolis al final de EL HOMBRE DE ACERO, pero en realidad la bronca parece ser más personal. Por un lado, porque a Superman lo endiosan y adoran y a él, no. Y, por otro, porque tiene más poderes que él, lo que equivale –en una competencia entre egos masculinos– a, bueno, ya saben a qué… En medio de ese enfrentamiento está Lex Luthor (Jesse Eisenberg), que busca poseer y controlar la kryptonita que detenga al extraterrestre en cuestión, mientras que una senadora (Holly Hunter) también lo acusa por hacer justicia por mano propia cuando salva a su chica, Lois Lane (Amy Adams), de una complicada situación en Africa. Cuestionado por varios lados, Clark Kent/Superman no parece saber muy bien qué hacer, hasta que un atentado ordena un poco sus prioridades al menos por un rato. Pero en medio de un guión que va de un lado para el otro como tironeado por fuerzas misteriosas –o por un editor mareado–, pronto caerá en otra trampa, la que lo obligará a enfrentarse a un “caballero de la noche” que ya parece estar un poco harto de lidiar con la mugre de Gotham (ya no es más Ciudad Gótica, lo siento) y ya no tiene ni fuerzas para conquistar a una misteriosa chica (Gal Gadot) que se entromete en su investigación por motivos que ya verán. El enfrentamiento entre ambos no es el esperable por generaciones de niños y adolescentes que discutían sobre quién ganaría una eventual batalla, ni el Gran Momento Gran de la película. Si bien se produce y está competentemente filmado, en el fondo no es más que una excusa para justificar el título del filme. Es obvio que el objetivo final será otro y que todo el tortuoso procedimiento de idas y vueltas no es más que una larga presentación de personajes –con Mujer Maravilla incluída– para llegar a la película de LA LIGA DE LA JUSTICIA que se viene en breve. A favor del filme se puede decir que, al tener menos personajes y complicaciones narrativas que la mayoría de las películas de superhéroes interconectadas de Marvel, es más simple y contundente en su planteo (no hace falta un manual de ayuda aquí). El problema es que la falta de un eje clásico la transforma en una película sin centro real, que va y viene de manera episódica por distintos “momentos en la complicada vida” de Batman y Superman. Y esa falta es cubierta por una serie de pomposas discusiones sobre la Humanidad que no hacen más que girar sobre sí mismas. Más allá de que Snyder filma todo como si fuera una gran opera –o una tragedia griega con tipos que usan capas–, la psicología de manual de los personajes no está a la altura de tamaña grandilocuencia. Es que a la hora de darle un peso dramático a la película que esté en consonancia con su solemnidad audiovisual los que fallan también son los actores. Henry Cavill tiene un look más apropiado para el Superman heroico de los ’80 que para éste, un tanto más perturbado emocionalmente. Y Affleck, por más esfuerzo que haga, no logra transmitir más que vacío en su mirada: sus ojos parecen estar fijos algún punto perdido en el espacio en el que, uno imagina, debe estar el catering, esperándolo. Y ni hablar de Eisenberg, que parece un niño perdido en una película enorme, gesticulando a diestra y siniestra para hacerse notar sin lograrlo. Nunca resulta una amenaza creíble para nadie. La película, de todos modos, no es el papelón que algunos anuncian (no es LOS CUATRO FANTASTICOS, no teman) ni es peor que la mayoría de las películas que el subgénero ha dado en los últimos años. Es por eso –y por la bombástica campaña publicitaria global– que es esperable que resulte comercialmente exitosa y que la saga de DC Comics empiece a tomar la misma e interconectada forma (fórmula) que tienen las de su rival, la hoy en apariencia omnipotente Marvel. Eso sí, dentro de unos años se verá si la jugada maestra resultó o si la compañía llegó demasiado tarde a la fiesta, cuando ya quedaban solo unas papitas rancias, Coca-Cola sin gas y el disfraz de superhéroe tirado en un sillón…
Perdón Gal Gadot. Prometo no volver a escribir que eras la Mujer Maravilla anémica de DC. Me tapaste la boca en este rol y Diana Prince está en muy buenas manos. No es el modo más elegante de comenzar esta reseña pero necesitaba expresar esto porque la verdad que la más grande heroína de la historieta (junto con Miss Marvel) es una de las cosas que más me gustaron de este estreno. Disfruté de esta película en el cine y creo que en términos generales es una propuesta pochoclera decente. Sin embargo, luego de unas horas de digerir el film me pasó algo muy particular. Me di cuenta que Batman Vs. Superman me gustó más por las cosas que puede llegar a ofrecer el universo DC en los próximos años que por la película concreta que ofrece Zack Snyder. Me hubiera encantado ver un film que trasladara en la pantalla grande una fiesta comiquera como es el cómic Superman/Batman pero me encontré con un trailer extendido de dos horas y media del próximo film de la Liga de la Justicia. Esta producción sigue el perfil de realismo extremo que había tenido Man of Steel donde todas y cada una de las situaciones son solemnes, dramáticas y depresivas. Por momentos inclusive se me hizo algo aburrida la historia. Me parece noble la idea que los realizadores intentaran encarar con más profundidad a los personajes, pero con el tratamiento de Superman creo que Zack Snyder fue demasiado lejos. Al menos que el director cambie un poco el perfil del Hombre de Acero en la futura película de la Liga, el superhéroe está destinado a ser completamente opacado por la Mujer Maravilla y Aquaman. La verdad es que en la pantalla grande hoy Superman es una piedra. Snyder lo convirtió en un personaje insulso, frío y desapasionado que no transmite nada y se aleja de las cualidades naturales del héroe de la historieta. En esta misma película Batman te saca unas cuantas sonrisas, Aquaman aparece 10 segundos y lo querés ver en acción, la Mujer Maravilla te emociona cuando se incorpora en el conflicto. El Superman Pantriste de Snyder es un héroe desangelado y denso que nunca termina de enamorar. El problema no es Henry Cavill, que es un buen actor y tiene el look perfecto para el rol, sino la manera en que está escrito el personaje. Superman necesita volver a la luz y demostrar por qué es el más grande superhéroe de DC y el líder de la Liga de la Justicia. Tampoco pido que transformen al Hombre de Acero en la Garrapata de Patrick Warburton o que el héroe se dedique a bajar gatitos de un árbol. No quiero volver al Superman de Brandon Routh que resolvía conflictos de bienes raíces, pero esto que presenta Snyder no es el personaje que yo disfruté por años en el cómic. El Superman de Cavill aburre y necesita ser encarado con un poco más de onda. Con respecto a las nuevas incorporaciones, Ben Affleck brindó una interpretación digna de Batman que supo estar a la altura de las circunstancias. No creo que sea ni por asomo el mejor hombre murciélago del cine (el tiempo se encargará de confirmarlo), pero no encuentro motivos sólidos para desmerecer el trabajo que hizo. Disfruté al actor en este film. El Bruce Wayne de Affleck tal vez carece de la intensidad que tenía la versión de Christian Bale, pero al menos presenta un personaje que uno puede reconocer en el cine. La representación de Batman tal vez es algo más polémica. Por momentos el Batman-Rambo de esta película está más cerca de El Fantasma de Lee Falk que el héroe tradicional de DC. Me hizo ruido que el personaje mate tantos villanos sin inmutarse, cuando el exceso de violencia siempre fue uno de los principales conflictos internos de Bruce Wayne. La intención de darle vida al Batman de Frank Miller es noble pero no sé si cuadra demasiado en este universo de ficción. Por otra parte, Gal Gadot que generaba tantas dudas, se adueñó por completo del personaje y la verdad que demostró ser una gran Mujer Maravilla. Cuando entra en acción la rompe y le da vida a la heroína que siempre conocí en los cómics. No se puede decir lo mismo del lamentable papel de Jesse Eisenberg en el rol de Luthor que terminó siendo peor de lo que auguraban los avances. A lo largo de film uno puede ver Batman Vs. Superman y otra película completamente diferente que interpreta el actor. Luthor es un villano acartonado que por momentos está más cerca de los filmes de Batman de Joel Schumacher que del mundo ultra serio que concibió Snyder. Intentaron darle complejidad al personaje y lo convirtieron en un payaso irritante que genera rechazo por la continua sobreactuación de Eisenberg. No deja de ser una curiosa paradoja que en la serie Daredevil de Netflix, Vicent D´Onofrio ofrece una interpretación más cercana al verdadero Luthor de DC que esto que hizo Eisenberg. Luthor no es el Guasón. Un detalle que aparentemente nunca entendieron los guionistas. Se trata de un villano interesante que lograr ser un gran antagonista de Superman sin la necesidad de tener poderes sobrenaturales y acá se lo retrata como un psicópata trillado que parece salido de un serial de los años ´40 y carece de una motivación concreta para odiar a Superman. De Batman Vs. Superman me quedo con algunos diálogos emotivos que tienen los protagonistas hacia el final del conflicto y la realización de algunas secuencias de acción que involucran a Batman que están bien logradas. La película está plagada de referencias comiqueras que seguramente serán apreciadas por el público más fanáticos de estos personajes. Batman Vs. Superman no me apasionó como hubiera esperado, teniendo en cuenta que era la primera reunión de estos héroes icónicos en el cine, pero es una película que merece ser disfrutada en la pantalla grande. Especialmente en el formato 3D que estuvo muy bien aplicado. Creo que a medida que aparezcan otros directores que empiecen a trabajar estos personajes con una visión que se aleje del mundo depresivo de Zack Snyder, el universo DC en el cine empezará a cobrar forma con matices más interesantes.
Aclaración importante: esta crítica está escrita por un fan absoluto de Superman (también de Batman) y por lo tanto la objetividad puede estar un tanto comprometida. Aún así, mi condición me hace más exigente y menos permisivo. O sea, no me ha gustado todo lo hecho con estos personajes en sus casi 80 años de historia. Aclarado esto, voy a decir que Batman vs Superman: El origen de la Justicia es la mejor película del género de superhéroes y que Ben Affleck es el mejor Batman cinematográfico a la fecha. Las siguientes líneas serán para justificar esas dos premisas. El film es una secuela a El Hombre de Acero (2013) y hago hincapié en eso por todo lo dicho y rumoreado en ese sentido. Solo que este film agrega y expande el Universo de DC Comics con Batman (y Wonder Woman en menor medida). De forma inmediata Zack Snyder se hace cargo del acto final de la primera película en la cual los edificios caían como hojas en otoño y lo convierte en el eje central del film de una manera seria, adulta y real. Pero ojo que ese realismo no va al punto de la trilogía de El Caballero de la Noche de Christopher Nolan sino que permite jugar en un ambiente muy comiquero. Hay planteos filosóficos y teológicos muy interesantes que le dan a la cinta una oscuridad y seriedad a la cual no estamos acostumbrados en este género dominado por la factoría Marvel. Aquí se exploran bien los sentimientos y razón de ser y actuar de estos personajes, algo que sucede mucho en los comics con autores tales como Grant Morrison. Y hablando de estos autores, Frank Miller y su clásico de 1986 El Regreso del Caballero Oscuro es una gran influencia en Batman vs Superman pero desde lo estético y no tanto desde lo argumental como algunos de los fans de Superman temíamos. No hay fallas ni agujeros argumentales en esta obra cuya historia fue originada por David Goyer (guionista de las Batman de Nolan y de El Hombre de Acero) y luego tomada por Chris Terrio (ganador del Oscar por Argo, 2012). Los diálogos son ingeniosos y seguros, el poco humor (para muchos esto puede llegar a ser una contra) está bien puesto y dosificado dentro de una estructura argumental llena de imprevistos. Y ahí caemos en otro de los miedos: los spoilers. No aquellos originados por los que vean la película y publiquen lo que no deben en redes sociales sino los que vienen de los trailers y clips. Ahora puedo decir que es verdad que el anteúltimo trailer muestra demasiado y sin necesidad pero también afirmo que no arruina ni de cerca la experiencia cinematográfica porque hay muchas sorpresas y momentos donde la mandíbula se afloja. Son dos horas y media que se pasan volando mientras los personajes se desarrollan y espectaculares escenas de acción asombran. Hay muchos fotogramas que son el sueño de cualquier fan de DC Comics y que estuvimos esperando toda una vida. Las secuencias en el tercer acto son simplemente emocionantes y con hechos que van a dejar sin aliento que obviamente no puedo poner acá. Asimismo, hay unas cuantas referencias y cameos que tienen que ver con La Liga de la Justicia que te harán gritar de emoción. Hay que recordar que este film también se llama El Origen de la Justicia y por lo tanto es el punto de partida para el legendario equipo de héroes cuyo rodaje comienza en abril. Zack Snyder tenía una de las tareas más difícil en el mundo del cine: el darle vida por primera vez en la historia a Batman y a Superman juntos en una pantalla. La presión era terrible y el resultado formidable. Si bien hay cosas que muchos van a objetar, lo cierto es que no se puede tener a todos contentos. Mi punto de vista es el siguiente: si te gustó El Hombre de Acero vas a delirar con esta, y aún si no te gustó vas a disfrutar mucho de esta aventura y querer más cuando termine porque nunca viste algo similar en el cine con personajes tan queridos y arraigados. Tenés que odiar mucho a Batman y a Superman (conceptualmente) para no disfrutar de esta película. Ahora llegó el momento de hablar del elenco, y de Henry Cavill voy a decir que se consolidó totalmente como el Superman del Siglo XXI, un tiempo en donde el de Christopher Reeve y su Clark Kent sería imposible de creer. Por ello aquí tenemos que hacer esa concesión aún en el realismo que se plantea: no lo reconocen por unos anteojos y peinado, es así y punto. Hay que aceptarlo así como aceptamos que puede volar. La química con Amy Adams llega a su punto más alto. Son Lois y Clark, se aman y ese amor es fundamental para todo lo que atraviesa este personaje que aún intenta descubrir su rol en un mundo que lo quiere y rechaza por partes iguales. Ben Affleck es el mejor Batman del cine y es porque por primera vez vemos a Batman y no una versión de él como pasó con Nolan o Tim Burton. Por primera vez vemos a las viñetas de los comics cobrar vida en traje, actitud y peleas. La madures de Affleck como actor y realizador era lo necesario para que pueda interpretar el papel soñado de toda su vida. Querés ver más y que se amplíen todos los secretos de los elementos que apenas vemos con el traje de Robin con el grafitti del Joker y esos 20 años en Gotham de los que habla. Habrá que esperar unos meses para El Escuadrón Suicida y unos años para su película en solitario. Mientras tanto va a callar a todos aquellos que pusieron el grito en el cielo cuando se anuncio el casting y que vienen panquequendo desde hace meses. Otra cosa por la cual esta película es importante es porque cuenta con el debut cinematográfico de Wonder Woman y por suerte la espera valió la pena. Gal Gadot (también víctima de bullyng online) la rompe en el papel y te deja con muchas ganas de su aventura propia que veremos el año que viene. La Santa Trinidad (así se conoce en los comics a la trifecta Batman, Superman y Wonder Woman) es un sueño hecho realidad. A lo mejor la figura más objetable del casting es Jesse Eisenberg como Lex Luthor, y si bien el personaje dejó de lado lo caricaturesco de sus encarnaciones pasadas aquí nos encontramos con una especie de Mark Zuckerberg trastornado. Al principio choca un poco porque su código parece no estar en sintonía con el resto del film, pero a media que pasan sus escenas cobra mucho sentido el por qué es así. Hay miles de cosas más para decir pero esta crítica ya es muy larga aunque no contenga spoilers así que solo voy a reiterar que es el sueño de cualquier comiquero y que el espectador que no lo sea va a encontrar un gran entretenimiento con estos personajes tan queridos y conocidos. Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no es solo un estreno, es un evento cinematográfico generacional. Excelente es poco. ¿Te la vas a perder en el cine y verla en tv o un monitor? Andá a ser testigo de la historia y vas a descubrir que la respuesta a quién ganará no es tan sencilla y que con esta película ganamos todos.
El Futuro de DC da más miedo que Darkseid La siguiente reseña no tiene spoilers (de eso ya se encargaron los trailers de la película) Hay dos clases de espectador que van a ver este Jueves Batman vs Superman: unos son los que van a ver la película en la que Batman se enfrenta a Superman; los otros son los que tienen marcada esta fecha como un acontecimiento importante en su vida. Por razones de empatía y falta de objetividad esta critica va a estar apuntada más a los segundos que a los primeros. Yo lo entiendo a usted lector de DC, que vió como los cómics de Marvel (que cuando eramos chicos no los quería nadie) pasaron a tener una relevancia tal que hoy en día todo el mundo parece saber quien es Hawkeye. Hawkeye es y siempre fue la copia mala de Flecha Verde (Green Arrow) y usted lo sabe. Pero no quiero detenerme en contabilizar cuantos personajes le robó Marvel a DC, no, quiero explicarle a usted que tiene pesadillas con Ant-Man,las razones por las cuales cuando se junte con sus colegas fanáticos de Star-Lord en la próxima reunión, va a ser el centro de burlas nuevamente. El problema y la razón del preámbulo, es que tengo que juntar fuerzas para explicarle los motivos por los cuáles la nueva película de Zack Snyder no cumple las expectativas, y eso es muy difícil. Es difícil porque a esta altura resulta impensable que una película que tiene al mejor Batman de la historia del cine (no exagero, lo de Affleck es soberbio) peleando contra el único Superman que puede entrar con el disfraz al congreso de los Estados Unidos y no parecer tarado, no sea una absoluta fiesta. Batman vs Superman debería haber sido perfecta, debería haber sido la celebración de un nuevo ciclo, pero no lo es. Tampoco quiero asustar a nadie, la película no es mala y supera con creces a la Superman de Snyder. El film redondea bien y sirve como un buen muestrario de las cartas con las que DC piensa jugar su universo cinematográfico los próximos años. Esas cartas, esos momentos en donde empezamos a intuir para que lado va a armarse la curva de los próximos films, son hermosos porque tienen una sólida base de lo mejor que dieron los cómics modernos (desde Dark Knight Returns de Miller hasta Injustice: Gods Among Us). Batman vs Superman tiene algunos momentos que nunca pensé que iba a ver en cine y eso aumenta aún más la confusión sobre que pasó en la mesa de montaje de esta película. La edición es mala y la narrativa (quizás producto de esa edición, quizás al revés) se ve seriamente afectada. Todo está muy batido en la película, hay una necesidad absurda de insertar una decena de cosas que no eran necesarias y eso, sumado al tono de gravedad al que nos tiene acostumbrados Snyder, hace que al relato le falte oxigeno. Por otro lado, la construcción temporal es a veces incongruente y en el afán de generar ritmo por medio de elipsis no definidas correctamente se termina perdiendo la progresión dramática. Nolan le imprimía un buen ritmo narrativo a sus Batman pero no consideraba al plano como portante de valor cinematográfico por si mismo, lo suyo era la puesta en serie. Snyder, por su parte, tiene un ávido manejo de la composición simbólica de los planos pero no demuestra pulso narrativo. Es inentendible que la película que tiene al mejor Batman de la historia del cine, no sea la mejor película de superheroes de la historia. El film, luego de los créditos, empieza con los sucesos ocurridos al final de Man of Steel desde la perspectiva de Bruce Wayne. En pocos segundos vemos a un gerente de una financiera quedarse en un edificio a punto de ser destruido como si fuera el conductor de Titanic mientras le pide a Dios piedad por su alma. Luego de eso, Wayne va a salvar a una niña antes que una viga en forma de cruz la aplaste. Todo esto está organizado a la perfección en una película que plantea que Superman está tomando el lugar de Dios y que por eso es necesario detenerlo. No hay nada como eso en ninguna Nolan, pero tampoco hay nada en Batman vs Superman que recuerde a ese montaje paralelo de The Dark Knight que termina con la conversión de Harvey Dent en el Dos Caras. Cuando ambas cosas se unan, vamos a tener LA película de DC. Otro factor, no menos importante, que reduce la efectividad de la experiencia con la película es que casi todos los hechos (a excepción de uno) y momentos relevantes, ya sea por su intensidad dramática o por su contenido informativo, estaban presentes en alguno de los diferentes trailers y avances del film que se publicaron durante los meses previos. Muchachos, entendemos que su trabajo es vender, pero por favor, no revelen tantos detalles en los avances porque la película se queda sin sorpresas y eso no la ayuda para nada. De este film nos queda un Batman que entiende a la perfección al personaje, uno de los Lex Luthor más poderosos que tuve la oportunidad de ver y un montón de buenas ideas que esperanzan respecto al camino que DC eligió tomar. Pero no hay mucho más que buscar, las mejores transposiciones de cómics en DC están en su división de películas animadas. Ahí está la esencia de La Liga de la Justicia y de Batman. Y la mejor adaptación live action de cómics actualmente está en lo que Marvel está haciendo para Netflix de la mano de Drew Goddard. Ese tipo, con Daredevil, demostró entender el camino que pretende seguir DC mucho mejor que cualquier otro, y está trabajando para Marvel. Hay dos clases de espectador que van a ver este Jueves Batman vs Superman: Unos van a quedar decepcionados porque van a quedarse afuera de mucho de lo que pasa. Los otros, van a quedar decepcionados porque conocen la materia prima de donde parte y esperaban que el primer puntapié para La Liga de la Justicia esté a la altura.
Llego el momento en que el Universo Cinematográfico Extendido de DC (DCEU) tome forma y lo hace de una manera brillante con dos titanes al frente, Batman y Superman, negro y azul, dios contra el hombre, el día versus la noche, estas son algunas de las frases que se dicen en los trailers de la película y no dejaron con un Hype increíble y tiene con qué. Ya transcurrió dos años desde lo sucedido en “El Hombre De Acero (Man Of Steel)”, y la sociedad esta divida en los que están a favor de Superman y los que están en contra de él, hay quienes lo condenan como un asesino y otros que lo veneran por salvar a la cuidad del problema generado por el general Zod, de esta manera Superman es apuntado con el dedo como un problema para toda la humanidad. Y por otra parte vemos a Bruce Wayne también perjudicado por los estragos ocurridos con el Kryptoniano y de esta forma también lo toma como una amenaza para todos, además de todo esto lidia con los recuerdos del pasado que lo atormentan durante todo el metraje. Zack Snyder (El Amanecer De Los Muertos, 300, Watchmen, Sucker Punch, El Hombre De Acero) es el ideal para manejar el timón en este universo y acá lo demuestra en cada toma, nos muestra a un Clark Kent que se siente culpable y que duda sobre si ayuda a las personas o es solo un estorbo, pero por suerte tiene a Lois Lane (Amy Adams), su fiel compañera para hacerlo entrar en razón, en su contraparte tenemos a un Bruce Wayne/Batman (Ben Affleck) bastante maduro, decidido, directo y sanguinario, muy fiel al estilo que le dio el dibujante y guionista Frank Miller por el año 1986, cuando Warner Bros . Pictures anuncio a Ben Affleck, Jesse Eisenberg (Lex Luthor) y Gal Gadot (Diana Prince/Wonder Woman) cada uno recibió malas críticas diciendo que no daban para esos roles, pero están muy equivocados, están perfectos, Batman es violento y oscuro, Luthor se lo puede tomar como alguien con una mente algo infantil, incluso tonto, pero tiene muy en claro lo que pretende para salir victorioso en determinada situación, la aparición de Wonder Woman en el tercer acto del film quedo asombroso, combativa y guerrera. También vuelve otro conocido en esta película, Hans Zimmer quien compone de manera sensacional la música para cada escena especifica de la película, aumentando la magia al máximo nivel, pero esta vez no vino solo, lo acompaña Junkie XL que la rompió poniendo su estilo musical en la vuelta de George Miller en la película “Mad Max: Furia En El Camino”. El guion corrió a cargo de Chris Terrio y David S. Goyer con unos pequeños aportes de Ben Affleck que resulto correcto, de esta manera DC quiere dar batalla a la competencia con esta película y puede salir ganadora. En definitiva “Batman Vs Superman” es una película increíble que hará que pasemos por varios momentos y el final va a hacer llorar a más de uno. Lo bueno: El comienzo del film pone piel de gallina porque vemos lo ocurrido en “El Hombre De Acero” desde el punto de vista de Bruce Wayne mientras una lucha ocurre en los cielos. Conocer un Batman bastante complicado, que no se toma las cosas a la ligera, Gal Gadot como Wonder Woman, Jesse Einserberg como el temible Lex Luthor. La amenaza de Doomsday en donde la trinidad se luce en ese enfrentamiento. Los cameos de otros superhéroes que nos encontraremos más adelante. Lo malo: Hay algunos detalles mínimos pero pueden pasar desapercibidos. A algunos les puede parecer por momentos algo densa, pero con el final quedaran más que contentos. No hay escenas postcreditos como se dijo en un momento.
Finalmente llegó el día. El Hombre contra el Dios. El día contra la noche. Mientras que sobra lugar para todos los personajes de historietas, la escala con la cual el fanatismo suele medirse es en números de butacas ocupadas y esto, deriva en una cuantificación del éxito. Bajo estos parametros, es imposible negar el suceso que las películas de Disney/Marvel significan para el subgénero de la ciencia ficción, que son los films de super héroes. Y claro, demás está decir que dichas victorias no fueron casualidad, sino parte de un plan bien construido que salvaguarda hasta aquellas pelis que realmente ni siquiera están tan buenas, por más que al público le cueste admitirlo. Sin embargo, cabe destacar que toda esta fiebre empezó con un sólo personaje, allá en 1938, donde el pedido de todos los jefes editoriales era un sólo: “Inventen al próximo Superman”. Esta anécdota sirve para ilustrar la paradoja donde, finalmente Superman tuvo que terminar reinventándose a sí mismo, luego de una fallida experiencia en 2013, para intentar colocar una vez más a las propiedades de DC Comics como los líderes del universo superheróico. Claramente, semejante tarea herculeana, precisaba de otros pesos pesados en el equipo y allí fue donde entraron Batman y la Mujer Maravilla en la ecuación. Ahora, la pregunta ante esta estrategia es ¿funciona? Batman V Superman: Dawn of Justice, es uno de los estrenos más anticipados del año. Los continuos avances, anuncios, imágenes y pseudo-filtraciones, consiguieron que la espera se convierta en una vorágine de ansiedad, hasta para quienes no comulgan el fanatismo por estos personajes de calzas y capas. Y ahí es donde está el mayor desafío, hablarle a dos públicos diferentes al mismo tiempo. A quienes exigen que los detalles estén a la perfección con precisión de viñeta y quienes sólo pretenden ver una buena película. Superman, Batman y la Mujer Maravilla pueden enfrentarse contra los monstruos más peligrosos de todo el multiverso, pero nada es más difícil que un público de cine intoxicado por el hype. Por suerte, la Santísima Trinidad de DC Comics, estaba preparada. Tanto como Batman tiene listo un plan de contingencia para cada uno de sus aliados y enemigos, el equipo de “El Amanecer de la Justicia” se anticipó a todos los frentes. Esta segunda película del recién establecido Universo Cinematográfico DC está construída sobre una sólida base, donde la trinidad no son los personajes mencionados, sino un buen argumento, muy buenas actuaciones y un respeto y homenaje continuo por todo el canon de los 82 años de la editorial californiana. Desde la primera escena, antes de llegar al minuto siquiera, los guiños al universo de los personajes comienzan a aparecer, para luego convertirse en homenajes continuos, escondidos tal vez para el ojo de quien no los conoce, pero funcionales a ambas clases de espectadores. Esta atención a los detalles, comienza un efecto dominó que construye escena tras escena, una historia firme, un contexto verosímil a los personajes y una narrativa visual que complementa cada decisión en pantalla. Todas estás situaciones, cargadas de emoción, son transportadas hacia el espectador por un elenco comprometido con la causa, quienes dejan todo en escena, desde el menor de los roles. Desde Jeremy Irons y su impecable pero escaso Alfred, hasta Jesse Eisenberg y su cleptómano de escenas, Lex Luthor, cada integrante de esta oscura historia, cumple un rol que aporta hacía un objetivo superior. Y lo mejor de todo esto es que ningún detalle está apurado. Todo es una construcción muy ordenada, que en sus dos horas y media escala rítmicamente, sin pisar el freno ni morder la banquina en ningún momento. Quedará en el ojo del observador juzgar si el producto final es de su agrado, pero es imposible negar que todo en “El Amanecer de la Justicia” tiene su instante y su lugar y en ningún momento se pisan la capa con el afán de hacer un paso en falso, sólo para impresionar a la audiencia, quienes ya están impresionados por la notable mejoría de Henry Cavill, la impronta en escena de Gal Gadot y la llegada del Batman definitivo: Ben Affleck. Que no quepa duda, este film es una película de Batman, pero aún así, permite que todos y cada uno de los personajes tengan tiempo de explayarse, en lugar de tener que alquilar 5 minutos de pantalla para decir alguna frase célebre, recibir el aplauso y luego sumergirse en algún agujero argumental. Los ínfimos alivios cómicos proporcionados por el Perry White de Laurence Fishburne, están para claramente aliviar un poco la tensión generada por una situación que de a poco se vuelve insostenible para todos los involucrados. Ya sean los debates morales de Superman, la dudosa opinión unilateral de Batman o la psicopatía de Lex Luthor, todo es un plan para llevarnos minuto a minuto, cada vez más hacia el borde de la butaca. Por suerte, con el sadismo de alguien que se sabe en control de la situación, el film entrega varios momentos para festejar. Los incontables cameos obligados cumplen su evidente función, las citas, referencias y homenajes a las historietas pueden mantener a los más fanáticos ocupados durante días, pero lo mejor son los giros argumentales, para los cuales sería bueno que junto a los lentes 3D, el cine entregará cinturones de seguridad. En una actualidad donde está confirmado por los estudios que si no se muestra toda la película en el trailer, la gente no va a verla, es un verdadero placer y una gran sorpresa cuando “El Amanecer de la Justicia” nos lleva de paseo por un montón de situaciones que realmente no esperábamos, mientras que las que ya habían anunciado están muy bien tratadas. Las presentaciones de los personajes que constituirán la Liga de la Justicia son variadas y están utilizadas en función del argumento y no sólo como un divertimento post-créditos, lo que es aún otro aporte a la construcción de la historia, robando algunos aplausos, algunas risas y mucho aliento. Por más que poco puede objetarse, hay aún algunas asperezas para limar. Algunos personajes que regresan de Man of Steel siguen siendo igual de intrascendentes para todo lo que está pasando y por más que haya mejorado su performance, Henry Cavill demuestra ser el ser más poderoso de la Tierra, pero no deja ver nada de la inocencia del pibe de Villa Chica. Sin embargo, tal vez lo más tosco de la película, es lo notorio de las escenas que tuvieron que ser reservadas a la versión de Blu Ray, para mantener una calificación más familiar. Cabe destacar que si pensaban llevar a niños o niñas que recién comienzan la primaria o aún menores, deben replantearselo por completo. Acá no está la sonrisa de Chris Evans o el humor de Robert Downey Jr. Esta película de DC convierte su mayor debilidad en una de sus más grandes fortalezas: es oscura como pocas y bien que funciona, al punto que, irónicamente, todos aquellos que aplauden a Deadpool por ser una película de superhéroes para adultos, van a tener que cruzar de vereda para recibir otra dosis de esta nueva tendencia. Batman V Superman: El Amanecer de la Justicia, es una película a la altura de los parametros del género, de los exigencias del público y de las expectativas de los inversionistas. La base del nuevo Universo Cinematográfico DC es sólida, aunque aún es temprano para saber cuán inquebrantable. Por lo pronto, quienes busquen una gran historia que los lleve de los pelos en lugar de la mano, les presente personajes por quienes es imposible no sentir algo - ya sea para bien o para mal - y que, finalmente, los deje confundidos de estar capacitados para levantarse de las butacas aún cuando los créditos ya terminaron y el cine prendió las luces, entonces esta es su película de superhéroes.
Luego de casi tres años de expectativa, entusiasmo y ganas de ver a un nuevo Batman en la batalla más épica que se nos pueda llegar a cruzar por la cabeza, la nueva película del universo cinematográfico de DC y Warner Bros. me gustó, pero esperaba salir deslumbrado del cine, cosa que no me pasó. No me encantó, no me dejó ansioso por una nueva entrega de este universo, pero cumplió. Claro, comencé por el final, ya les di el veredicto.¿Por qué esta vez fue a la inversa? Porque es un ejercicio interesante el poder justificar qué cosas de la película no funcionaron como era de esperarse, por qué el tono no encaja con lo enriquecedor que pudo haber sido la experiencia de cruzar a los superhéroes más importantes de la historia de los cómics, por qué el trabajo de Zack Snyder es trunco, malo y tantas otras cuestiones que no ayudaron a que Batman v Superman: Dawn of Justice no sea la película esperada. Repito: me gustó, pero no es lo que esperaba.La expectativa es, en muchos casos, perjudicial para cualquier evento artístico, cultural y hasta político. En este caso, la película costó en total 410 millones de dólares incluyendo la agresiva campaña de marketing que invadió todo tipo de pantalla. Sólo Piratas del Caribe: navegando aguas misteriosas (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides, 2011) tuvo un costo similar y recaudó mil millones de dólares. ¿Llegará a ese número la nueva película de Zack Snyder? Seguro. Dicen que no existe la mala prensa. Para el caso, el nivel de expectativa que se había generado alrededor de esta película, es demasiado alto para lo que se vio en pantalla, pero, no por eso, menos rendidor.Mal anunciada como la secuela directa de Man of Steel (2013), El Origen de la Justicia funciona más como el inicio de la trilogía de la Liga de la Justicia que como una continuación de la historia del Hombre de Acero. De la mano de la senadora Finch, interpretada por Holly Hunter, la historia cuenta cómo en Estados Unidos la sociedad se pregunta qué sucedió en el enfrentamiento entre Superman (Henry Cavill) y el General Zod (Michael Shannon) y cuáles fueron las consecuencias de aquel combate. Bruce Wayne, interpretado por Ben Affleck, también se ve afectado por los hechos y decide enfrentarse al “superhombre” y extraterreste llamado Superman porque debe poner un freno a sus acciones desmedidas. En el medio de esta batalla moral -y luego física- aparece Lex Luthor (Jesse Eisenberg) y sus planes de vencer al nacido en Krypton.¿Qué decir de Zack Snyder? A veces siento que tiene suerte, otras que tiene muchos primos en Hollywood que le aprueban los proyectos y, como saben que va a hacer las cosas mal, le ponen gente al lado para que no arruine todo. En el pasado fue Chris Nolan, para BvS le pusieron a Affleck y Chris Terrio considerados excelentes guionistas por su trabajo en Argo (2012). Durante la primera hora de película, se ven diferentes escenas de varias historias que se van a desarrollar a lo largo de la película: el reinicio de Batman, lo que le sucedió a Bruce Wayne en la batalla de Metrópolis, la presentación de Lex Luthor, el guardia de seguridad de la financiera, las catástrofes en las cuales Superman colaboró como rescatista, etc, que no tienen una conexión aparente hasta luego de los 50 o 60 minutos iniciales. La película era una unión de escenas sin un conector y con malas transiciones de una a otra. Me aburrió. Dicho esto, debo aclarar que la calidad visual no dijo ausente en este tramo.Si hay algo que verdaderamente se destaca en el film es, además de Batman, la calidad visual. Se ve muy bien la película y tengo que recomendar que es un espectáculo para disfrutar en cine y en la pantalla más grande e increíble que puedas pagar. Los tonos sepia del pasado de Batman, el sueño de este en ese desierto, las explosiones tienen un amarillo, anaranjado medio marrón que me resultó placentero a la vista. En el área de fotografía es un 10 absoluto y eso, hay que reconocerlo, es marca registrada de Snyder que también abusa del CGI, pero en este caso es totalmente aceptable en casi la totalidad de la película.Desde agosto de 2013 que estaba esperando este momento: Ben Affleck se mete en la piel de Bruce Wayne/Batman. De lo mejor de la película por robo a mano armada con una pistola de juguete vendida en un todo x $2. La interpretación de ambos lados del personaje le quedó a medida. Por un lado, este Bruce Wayne resultó exquisito desde su porte, su modo de moverse, de vestir, aunque faltó alguna escena con una mujer, que no sea Wonder Woman, para informar un poco más sobre su aislamiento y su necesidad de no relacionarse con la sociedad tras haber elegido la vida de protector de Ciudad Gótica. Por otro lado, el del héroe, la capa le sienta perfectamente. En su primera aparición, muy corta por cierto, se lo puede ver menos de un segundo y es emocionante. Luego, en las demás entradas, tanto en el sueño como en el tercero acto, los combates cuerpo a cuerpo, inspirados en los videojuegos de Rocksteady Studios, son de lo más bellas. Toda mi fe y esperanza para un film en solitario de Batman protagonizado y dirigido por Affleck.Todo fue un suplicio para Henry Cavill desde que tomó el papel. Durante tres años se cuestionó su actuación y el accionar de Superman en Man Of Steel (2013). Ahora, será cuestionado durante algún tiempo más por la pobre performance y el desalmado Clark Kent/Kal-El que exhibió en BvS. Francamente creo que el problema no es él en sí, sino el lugar que le cedió Snyder en el film. Hay poco o nada sobre Superman y sus sentimientos, sus sensaciones en este conflicto y su relación con Louis Lane, y sobran informes de noticieros sobre el comportamiento del hijo de Krypton, la crítica de parte de la justicia, las quejas de Batman sobre si es un dios benigno o no, etc. Es más, si me pongo en meticuloso, haría un recuento de minutos de cuánto aparece en escena Louis Lane (Amy Adams) comparado con su novio en el traje de Superman. Un despropósito. Aquí es donde se revaloriza la edición de un film y el corte final donde, por lo general, las grandes productoras realizan sus propios cortes para cumplir sus caprichos.El resto del elenco cumple, salvo el caso de Jesse Eisenberg como Lex Luthor. Por el lado de Gal Gadot es solamente un papel menor en la película, intenso pero sin mayor importancia. Me encantó su impronta, su manera de posicionarse entre estos dos colosos casi liderando la batalla y está justificado. Quiero el film de Wonder Woman cuanto antes.Jeremy Irons está sublime en su papel como Alfred Pennyworth. No sólo por el look de viejito con onda y estilo, sino porque le proporciona a Wayne esa dosis de claridad, sin dejar de ser un señor preparado para cualquier batalla. Además, al no estar presente Lucius Fox, Alfred es quién está a cargo de la ingeniería y reparación de todos los artefactos que necesita Batman. Se ve que se alejó de la cocina para meterse en el taller, pero con una pilcha impresionante.Llegamos a lo peor de la película: Eisenberg. No me quedó claro si interpretaba a Lex Luthor o al Joker de Heath Ledger en The Dark Knight. Un personaje desmedido, chiquito, payasesco y exagerado. El único aporte interesante que realizó fue representar la visión crítica de la sociedad que teme los embates de invasores alienígenas en los cruces con la Senadora Finch. Nada más. Ridículo. Sobre la bestia que ven en la imagen, cualquier cosa que diga sobre ella me puede llevar a caer en infracción.Antes de finalizar, como ya he dado mi veredicto al comienzo, sólo me queda esperar el corte del director de tres horas y media, para ver si él tenía una visión más clara de lo que es enfrentar a estos dos titanes de las viñetas y no la imagen pobre que me dejó el corte final visto en el cine. Cabe recordar que Warner bros. es experto en destripar películas. Si no me creen, pregunten lo que pasó con un film llamado Érase una vez en América (Once Upon a Time in America, 1984) que duraba alrededor de 4 horas y los ejecutivos de Warner la recortaron a 2H 19 min y la editaron EN FORMA LINEAL. ¿No será que volvió a pasar lo mismo?
El momento está nítido en mi mente aún. Después de una larga jornada laboral, donde no me asomé a Facebook o Twitter durante todo el día, llegué a casa y mis timelines están saturadas de un solo tema: Zack Snyder ha anunciado la secuela deMan of Steel, y no sólo eso, Batman será también incluido en la historia. Después de la lectura de uno de los pasajes más famosos de The Dark Knight Returns de Frank Miller, las luces se apagan y todo el salon H se queda a oscuras, de pronto, en la pantalla principal aparece el símbolo kriptoniano, mientras que lentamente, una enorme batiseñal se impone alrededor. Locura total.Han pasado 2 años desde aquél día y no puedo siquiera creer que ya conocí a Ben Affleck (Batman), Henry Cavill (Superman) y Gal Gadot (Wonder Woman), y que estoy escribiendo la review en estos momentos. A pesar de la emoción, Batman vs. Superman NO es una película perfecta y, sí, mis queridos amigos, hay varios problemas. Después de la destrucción causada en el enfrentamiento entre Zod y Superman en Man of Steel, los daños colaterales de la batalla también llegan a la vida de Bruce Wayne, quien es de los primeros en cuestionar sobre si debemos confiar la seguridad del planeta a un extraterrestre que no rinde cuentas a nadie. Es aquí donde nos topamos con el primer reto a superar de Zack Snyder: introducir al nuevo Batman. Pocos recuerdan que Ben Affleck fue el segundo actor en ser consultado para interpretar al Murciélago, ya que la primera opción en su momento fue Josh Brolin (No Country for Old Men), quien declinó el papel. A esto sumemos que Christian Bale fue un Batman espectacular, lo cual puso la barra muy en alto incluso para un histrión de la talla de Ben Affleck. No me malinterpreten, no es que Ben no haya cumplido las expectativas, sino más bien el guión sufrió las consecuencias de tener tantos personajes y el vigilante de Gotham no recibió el mismo tratamiento para lograr un personaje más sólido, con más identidad. En su lugar obtuvimos un Batman a medias, que es opacado constantetmente por otros personajes cuando comparte pantalla y no aparenta los supuestos 20 años que lleva a cuestas como detective nocturno. Sí, es más violento y menos paciente, pero personalmente extrañé la dosis de inteligencia criminal que Christopher Nolan utilizó tan bien en su trilogía. Visto en perpectiva, Affleck sí transmite la vibra de interpretar a un Bruce viejo y amargado, pero como Batman, digamos que le faltó tiempo en pantalla como para poder explorar mejor el papel.Destaquemos que Henry Cavill llega a esta secuela con más experiencia y seguridad a su rol. y nos entrega a un Superman que deliberadamente, se muestra lleno de defectos e inseguridad,dudando sobre su rol en la Tierra y la verdadera tarea que tiene al ser el heredero de Kryptón. Atrás quedaron los interminables gruñidos que todo el tiempo hacía en Man of Steel, y se agradece que en sus pocas apariciones como Clark Kent, haya hecho de su álter-ego un periodista más valiente, más atrevido y que nos quite de la mente el estereotipo torpe y bobo con el que nos dejó Christopher Reeve en su momento. La trama exige que Kal-El se muestre lleno de ira en varias ocasiones, y definitivamente esos son los mejores momentos de Cavill como Superman: realmente te intimida que un ser tan poderoso no esté de buenas.¿Qué hay del otro polémico casting, el de Jesse Eisenberg como Lex Luthor? Personalmente me encantó y me atrevo a escribir que puede llegar a tambalear a Heath Ledger como el villano fílmico por excelencia de las películas DC. Elscore de Junkie XL y Hans Zimmer es clave para resaltar la inestabilidad mental de un Lex que si bien no plantea motivos claros del porqué su enemistad con el kryptoniano, es capaz de ponernos la piel de gallina con muestras muy intensas de su maldad y poder. Sobre la banda sonora, podría considerarse la mejor pista la titulada “Black and blue“, que se me quedó impregnada en la memoria lo suficiente para considerarla como “el tema de Lex Luthor”. No obstante, sí se siente la ausencia de un tema musical que se haga propio de Batman, si bien en varios momentos el tema de Superman es reptido con ligeras variaciones, no hay un sonido que identifique de manera especial la presencia de la creación de Bob Kane.Pero la revelación de Batman vs. Superman es sin duda la hermosa Gal Gadot. Muchos verán la cinta en solitario de Wonder Woman sólo por querer ver más tiempo a esta mujer en el papel de la Amazona, que le ha quedado como anillo al dedo. El balance de sex-appeal, audacia y rudeza del personaje logrado en conjuno con Snyder nos hace querer ver ¡YA! su peli en solitario. Su personaje es un catalizador del nuevo objetivo de Warner con DC Comics en el cine: expandir su universo fílmico, lo cual supone el segundo reto de Snyder con este filme.Hay dos maneras de ver este problema: La primera es la positiva, donde Chris Terrio en el guión nos demuestra que realmente no hacen falta taaaantas películas y escenas post-créditos para armar un equipo de super-héroes (ahí te hablan, Marvel); o la negativa, al querer introducirnos a tantos nuevos personajes clave para la futura Liga de la Justicia, mucha información podría considerarse un bombardeo narrativo que podría hacer que gran parte de la audiencia pierda con facilidad el hilo de la historia principal.Es importante señalar que Batman vs. Supermanno es una película hecha para todas las audiencias, se trata de un filme que te exige un conocimiento básico de cómics del universo DCpara que entiendas muchas de las referencias de la cinta hacia el futuro de la trama que Warner está planeando. Si eres de los que por cultura pop está relativamente familiarizado con historietas y videojuegos DC, encontrarás la película muy, muy interesante, e incluso arriesgada. A media película, se encuentra una secuencia que sin duda, te hará preguntarte a tí mismo sobre si estás seguro de lo que acabas de ver, y para cuando termines de procesar la escena, te darán ganas de aplaudirle a Snyder la valentía de iniciar a jugar con los planes que tiene para la franquicia.Simplemente una escena que me hizo llevarme las manos a la boca y taparme un “¡Oh, Dios, mío!”.A pesar de un primer acto muy, muy lento, el filme se recupera hacia la mitad, con una sucesión de eventos que demuestran una vez más, que Chris Terrio (Argo) y David Goyer (Batman Begins) son los mejores hombres para escribir películas de superhéroes. Sin embargo, habrá ciertos puntos (como el detonante de la batalla definitiva entre Batman y Superman) que se sienten un tanto absurdos y muchos personajes secundarios que poco o nada aportan a la trama, y terminan por estorbar y alargar una cinta que fácilmente pudo durar 20 minutos menos. Las secuencias de acción, las batallas y stunts son magistrales, y si eres fan de los batimóviles, te puedo adelantar que esta es la cinta donde mejor se aprovecha el uso del icónico auto, generando una exquisita mezca de nostalgia e innovación con tomas que nos remiten mucho a las pelis de Tim Burton y al sistema de juego de la saga Arkham de Rocksteady.Snyder nos deja claro que le encanta trasladar viñetas tal cual fueron dibujadas a la pantalla, y durante todo el filme, encontrarás varias encuadres que están directamente calcados de los cómics, revelando sin mayor problema cuáles fueron las novelas gráficas que inspiraron el guión (escribir cuáles sería revelarte la historia, así que mejor dejo que identifiques dichas tomas cuando estés viendo la película).En resumen, es una cinta que no considero decepcione por completo, pero Snyder sigue fallando en entregarnos una película qu no divida tanto las opiniones o genere sentimientos tan encontrados. Es emocionante pensar cómo resolverán la situación presentada al término de la película, un cliffhanger que considero estupendo y sin duda nos hace querer ver más y ansiar la versión extendida en formatos caseros. ¡Ánimo, que esto apenas comienza!
Por qué tan serio?. Los productores y el director del filme que nos ocupa se manejaron como una banda de rock que va a lo seguro y toca todos sus hits, como para que nadie se vaya del recital enojado. Así armaron un pastiche con concesiones varias donde el guión no se presenta demasiado sólido, sino que apenas conecta los conflictos entre sí y da espacio a presentar todo aquello que el fanático alguna vez soñó con ver plasmado en la pantalla. Lo que se expone inicialmente como conflicto -que Superman sea una amenaza para la humanidad- es apenas la excusa para provocar el enfrentamiento que da título a la película. Si en "The Dark Knight" deFrank Miller -de donde se inspira el filme para la batalla entre ambos héroes- Batman detesta a Superman por ser básicamente un botón, un alcahuete del sistema, acá se cambia el eje y todo se torna más pretencioso para diluirse en la nada, como si nada, y pasar al conflicto final, inspirado en una de las sagas más exitosas de la historia del hombre de Krypton. Paralelamente al plan de Wayne, el hijo y heredero de Lex Luthor también quiere terminar con Superman, pero tiene otro método en mente, algo más sofisticado y brutal.Uno de los problemas con esta película no es que no tenga humor -que sí lo tiene pero más bien negro, ácido-, sino que se toma demasiado en serio a sí misma. A la solemnidad de ciertas escenas se le suman frases grandilocuentes que son más propias de un folletín que de una producción que pretende revolucionar un universo, y con él una manera de presentar a los superhéroes.Ben Affleck cumple como un Bruce Wayne cuarentón que lleva a su Batman al lado más violento que se haya presentado en el cine. Cavill repite el tono para un Superman que no logra despegar del todo, en tanto Gal Gadot confirma con su presencia en pantalla que tiene uno de los mejores representantes del medio. Tantos años de búsqueda para terminar en una Wonder Woman que ofrece dos gestos y tiene menos gracia que un desalojo, pero que así y todo logra integrarse al conjunto y no desentonar tanto. Lo que no es ningún mérito en sí mismo.Warner/DC decidió tomar por el lado oscuro y áspero de sus personajes -aunque algunos no lo tengan-, la cuestión es diferenciarse de lo familiar que propone Disney/Marvel, aunque esto limite su audiencia. "Batman vs Superman" no es una película familiar, no está hecha para niños. Habrá que ver si el tono que le es tan apropiado a Batman logra sostenerse con los demás personajes de DC que formarán "La Liga de la Justicia", próximo vagón de un tren que ya está en marcha y que nada indica que vaya a detenerse, pase lo que pase.
Puro desborde, reiteración y superficie Era muy fácil pegarle a la última trilogía de Batman por priorizar la palabra por sobre lo cinético, por su tendencia a la gravedad, por el carácter metonímico y/o alegórico de sus personajes, porque a su director, Christopher Nolan, le interesaba menos el cine que la construcción de un relato sobre la idiosincrasia política del mundo destinado a perdurar más allá de su tiempo. También era muy fácil pegarle a El hombre de acero por razones parecidas, a las que se les agregaba un aura mística subrayada y unívoca. Era muy fácil... hasta ahora: la sumatoria de los peores vicios de esos dos universos previos confluyen en Batman vs Superman: el origen de la justicia, obligando a críticos y espectadores a agachar la cabeza y decirle a Nolan “dale, volvé, estás perdonado”.epigrafeLa película se inicia en un entierro. Esa situación se alterna con una pesadilla recurrente y recuerdos traumáticos del recientemente huérfano Bruce Wayne, siempre construidas sobre la base de una estética artificial que los primeros planos en cámara lenta –habitual engañapichanga del realizador Zack Snyder para suplir su imposibilidad de plasmar con claridad qué pasa en cada escena– no hacen más que ensalzar. A esa secuencia, maridada con la voz en off del nuevo Batman (Ben Affleck, quien debería dedicarse full time a dirigir, o a modelar para Calvin Klein) le sigue otra destinada a enlazar este film con El hombre de acero. Allí se ve al alter ego social del hombre murciélago caminando por Metrópolis justo cuando los kriptones derriban cuanta construcción de más de dos pisos exista –entre ellas, la de la Financiera Wayne– con tal de eliminar a su díscolo coterráneo. El fragmento dura no más de nueve, diez minutos, ínfima porción de los más de 150 del metraje total, pero más que suficientes para marcar que Snyder partió de las coordenadas de ambas entregas anteriores para inflarlas hasta límites insoportables.Los films de Nolan son livianitos como comedias de Adam Sandler al lado de BvS. Livianitos y cohesivos, entendiéndose por cohesión el arte de que una escena conlleve a la otra, ésa a la siguiente, y así. Snyder filma con desprolijidad y torpeza, desplazándose de un lado a otro, de una escena de acción a otra “dramática”, sin progresión alguna, con el arbitrio como única regla. La grandilocuencia formal, la predominancia del ruido y la música orquestal, los planos contrapicados como síntoma de la búsqueda de Dios y diálogos solemnes y sobrescritos centrados en la religión, la muerte y la supuesta responsabilidad social de los superhéroes marcan que BvS no quiere ser una película de superhéroes, sino “la” película definitiva sobre ellos, una que hable sobre todo y todos aun cuando llegue tarde, muy tarde. Hoy las disquisiciones abstractas y filosóficas coquetean con lo anacrónico, la destrucción sin autoconciencia confabula contra la empatía y la preocupación del espectador por la suerte de los personajes, y la maldad y locura ya hace años que marchan de la mano. El responsable de esto fue Heath Ledger con el antológico Guasón de El caballero de la noche. El espíritu del australiano sobrevuela en un Jesse Eisenberg que calca sus gestos aun cuando le toque en suerte otro villano como Lex Luthor. Su actuación, entonces, es puro desborde, reiteración y superficie, igual que la película entera.
Batman y Superman inician…algo, no sabemos qué En algún momento a la gente de Marvel se le ocurrió eso del Universo Cinemático, que a veces parece la mejor idea de la historia, y otras parece la peor idea de la historia. Lo que hay que reconocerle a este estudio es que, a pesar de los desniveles narrativos y la acumulación de tramas por doquier, no deja de tener una visión bien delineada, lo que le ha permitido balancear el drama con la comedia -sumando mucho de intriga política- con fluidez y seguridad. Pero para eso hizo falta tiempo, convicción y hasta arrojo, algo de lo que todavía carece el universo cinematográfico de DC y Warner, teniendo en cuenta lo visto en El hombre de acero -a pesar de los elementos interesantes que presentaba vinculados al destino del héroe y sus elecciones que tomaba como ser humano- y ahora Batman vs Superman: el origen de la justicia. Ya desde el comienzo el film dirigido por Zack Snyder y escrito por Chris Terrio -quien está lejos de repetir los méritos de Argo- evidencia problemas y contradicciones narrativas, volviendo a indagar innecesariamente en los traumas infantiles de Bruce Wayne (focalizados en el asesinato de sus padres) que lo llevaron a ser Batman, lo que incluye la escenificación de un sueño que es de todo menos poética. Sin embargo, a continuación viene la que probablemente sea la mejor secuencia de la película, donde se ve todo lo ocurrido en el monumental enfrentamiento final de El hombre de acero entre Superman y Zod desde la perspectiva terrenal de Wayne junto al resto de los pobres mortales. En una ciudad en completo caos, con todo cayéndose a pedazos y gente inocente muriendo, podemos entender en buena medida el origen del resentimiento y los temores de Wayne/Batman para con esa figura endiosada que es Superman. Pero ese es el único momento donde podemos conectar con el film, sus protagonistas y los conflictos que despliega. Y eso que Batman vs Superman: el origen de la justicia utiliza dos horas y media, muchísimos personajes y múltiples subtramas, y aún así… nada. Hay muchas referencias políticas, alegorías de todo tipo y simbolismos por doquier, pero es todo un collage que al final resulta puro ruido. A cada minuto, a cada plano, se percibe que la película sabe qué quiere contar, pero nunca cómo contarlo. Y es por eso que sólo puede sostenerse desde la referencia y el capricho: hay fragmentos indudablemente asociables a cómics como El regreso del caballero oscuro o La muerte de Superman; conceptos vinculados a los juegos Batman: Arkham; un molde de base que es el oscuro y realista Batman de Christopher Nolan; y claro, toda una serie de indicios que preanuncian no sólo lo que va a ser La liga de la justicia, sino también las películas individuales de la Mujer Maravilla, Aquaman, Cyborg y Flash. Lo que falta es una base fundante sólida para el enfrentamiento entre Batman y Superman, que sólo termina desatándose por la arbitrariedad del guión: si uno se pone a pensar mínimamente la causa del choque de titanes, resulta de lo más estúpida y antojadiza, y aún más la resolución. Hasta dan ganas de decirles “che, acuérdense que todo se soluciona hablando, no es necesario matarse a piñas”. Y aunque es cierto que Henry Cavill, Ben Affleck, Gal Gadot y Jeremy Irons encuentran los tonos apropiados en sus interpretaciones de Superman, Batman, la Mujer Maravilla y Alfred, respectivamente -los dos últimos merecían más tiempo en pantalla, pero sus personajes no tienen verdadero asidero dentro de la narración-, el que mejor refleja (para mal) el espíritu y la esencia de Batman vs Superman: el origen de la justicia a través de su performance es Jesse Eisenberg, cuyo Lex Luthor es una mescolanza indigesta de su Marc Zuckerberg en Red social, algo del Guasón de Heath Ledger y todos los psicópatas de la historia del cine. Desbordado por completo pero sin una verdadera composición actoral, lo de Eisenberg es como el Les Grossman encarnado por Tom Cruise en Una guerra de película, pero sin nada de lo divertido, con lo que termina siendo un villano entre irritante y aburrido, que encima no tiene motivación reconocible. Pesada desde lo audiovisual pero flaca en su estructura conflictiva, Batman vs Superman: el origen de la justicia es un comienzo muy poco apropiado para el Universo DC. Es una película sin alma, demasiado preocupada por complacer y sin libertad narrativa como para entregar algo propio y genuino. De ahí que se establezca la siguiente paradoja: el gran villano del film es el film mismo.
Crítica emitida por radio. (Link con audio).
Batman vs Superman: el origen de la justicia nos presenta al hombre de acero siendo cuestionado por sus acciones. La humanidad teme a este superhombre capaz de destruir una ciudad entera en segundos. En ese marco, Bruce Wayne, en su doble vida como Batman, ve la urgente necesidad de detener la amenaza llamada Superman. Si había alguna duda, el visionado del filme la despejará raudamente: Ben Affleck es el mejor encapotado de la época moderna. Su físico, rostro cuadrado y comportamiento psicópata, sombrío, lo convierten en un personaje de cómic viviente. El director Zack Snyder, se nutre del universo del dibujante Frank Miller para lograr una cinta oscura, violenta, entreverada, pero sin alma. Y obviamente esto no es culpa del encapotado, por lejos lo mejor del largometraje. El problema arranca con su némesis Henry Cavill en la piel del Superman menos carismático de la pantalla grande y chica. Sus parlamentos no lo ayudan, no es empático jamás y poco importa lo que ocurra con él. Se agradece la saludable inclusión de Gal Gadot como la sexy y dura Mujer Maravilla alejada de la versión catódica de los setenta pero con un aire de sofisticación acorde a los gustos de las nuevas generaciones. La cinta funciona además como una introducción a lo que será La liga de La Justicia (atentos a los guiños a otros héroes de DC). Otro de los puntos bajos es el villano, Lex Luthor, encarnado por Jesse Eisenberg quizás el actor que más desentona. Su composición demasiado histriónica, al borde del Guasón, poco tiene que ver con el registro del resto del elenco. Cada vez que aparece en escena rompe el clima. Sin el humor, la ironía y colorido de sus competidores de Marvel, esta película adulta carece de la puesta, climas y la integridad de la trilogía de Nolan. Se hace larga y abusa de los efectos digitales, rayos y centellas. Demasiado solemne y aburrida para ser una película de superhéroes. Un nuevo paso en falso de DC.
Batman vs. Superman, un film de superhéroes estridente y pomposo El primer chiste (o al menos el primero que funciona y logra carcajadas genuinas del público) aparece a los 115 minutos de los 153 que dura Batman vs. Superman: el origen de la justicia. Dominada por la grandilocuencia y la solemnidad, la película se desmarca por completo de las recientes apuestas por el humor en el cine de superhéroes (Guardianes de la Galaxia, Deadpool) para apostar por la gravedad y la oscuridad (de hecho la saga de El Caballero de la Noche ya tenía bastante de eso). El problema es que Zack Snyder carece del talento y la consistencia que sostenían las ambiciones muchas veces desmedidas y pretenciosas de Christopher Nolan. Presionado quizá por el impresionante presupuesto (250 millones de dólares sin contar el lanzamiento) y, sobre todo, por la "obligación" de generar para la sociedad Warner/DC Comics varias franquicias que deben desprenderse luego de este film, Snyder apuesta a la acumulación, a la (falsa) espectacularidad en cada una de las escenas. Batman vs. Superman es una película inyectada con hormonas, engordada artificialmente, construida con una estilización que es puro regodeo, pero que jamás fluye ni respira. El resultado de esta parafernalia visual con un constante bombardeo de estímulos primarios es agotador e irritante: el film aturde e impide que el espectador pueda pensar o sentir algo mientras es arrasado por un director que no saca jamás el pie del acelerador. Más allá del despliegue de recursos técnicos (en los créditos finales se pueden apreciar las decenas de empresas y cientos de especialistas en efectos visuales que aportaron a su factura), Batman vs Superman es una película caótica, inorgánica, deshilachada, que quiere abarcar demasiadas subtramas y conflictos, abrir distintas líneas (a ser retomadas en futuros films, claro) y, a partir de una narración bastante torpe y de una edición por momentos confusa, salta de un conflicto a otro a fuerza de caprichos y arbitrariedades. Los diálogos, por suerte, son más bien escasos (los traumas de ambos contendientes son explicados de manera breve y didáctica), pero las actuaciones son en su mayoría penosas. Que Ben Affleck (Bruce Wayne / Batman) y Henry Cavill (Clark Kent / Superman) son intérpretes muy poco expresivos era algo ya sabido, pero aquí el contraste con el estridente y ridículo malvado Lex Luthor de Jesse Eisenberg no funciona nunca. Los intérpretes secundarios (la Luisa Lane de Amy Adams o la Martha Kent de Diane Lane, por ejemplo) están metidos con fórceps y el Alfred de Jeremy Irons hace extrañar bastante a Michael Caine. Tampoco es particularmente inspirada la inclusión sobre el final de la Mujer Maravilla de Gal Gadot. Sumatoria de varios de los peores lugares comunes del cine de superhéroes, esta Batman vs. Superman estridente y pomposa dilapida a los pocos minutos el impacto de haber reunido y enfrentado a dos de las figuras más populares de la factoría DC Comics. Mucho ruido y poco cine.
Sí, bueno, los dos papás de los superhéroes se agarran a las piñas. Si espera la seriedad satírica de la extraordinaria novela gráfica El regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller, ya debe saber que no, que de eso solo está la pelea de los dos personajes más o menos como en la historieta, y no es el evento central de la película. Si espera la ligereza de Los Vengadores, donde se pelea con alegría y profesionalismo, no, tampoco: muy solemne. Se preguntará ¿Entonces es graciosa o solemne? La respuesta es simple: ni chicha, ni limonada. Ni recuperar el dejo de sátira del asunto “gente en ropa interior que vuela” ni ahondar en las complejidades psicológicas de un forastero en tierra extraña o de un vengador traumado desde niño. Mecánicamente, filmando de manera pésima la acción (pocas veces se entiende) Zack Snyder mezcla pedacitos de El regreso..., de La muerte de Superman, y de otros cientos de comic-books más o menos conocidos, no sin evitar, cada tanto, explicarnos qué pasa. Tal es la torpeza que, por ejemplo, incluye una secuencia de cinco minutos que parece ambientarse en el futuro y que “solo es un sueño” (aunque los fans y marketineros señalan que es un “nexo” con futuras películas). En fin, nada del otro mundo: una película ilustrativa que junta personajes conocidos como para que uno diga “mirá, ahí está Fulano”, con la solemnidad de un tostón decimonónico y la enjundia narrativa de un álbum de figuritas. Levanta un poquito la última media hora, pero considere un milagro recordar las dos anteriores.
Hoy llega una de las películas más esperadas por los fanáticos del comic, Batman vs Superman: El Origen de la Justicia de Zack Snyder. Un intento de emular el universo compartido en el cine de Marvel, ahora por DC Comics. Batman vs Superman: El Origen de la Justicia comienza donde terminó El Hombre de Acero, haciendo algunos ajustes de montaje; el film cuenta como Bruce Wayne llega a Metropolis intentado rescatar a los ciudadanos de una ciudad destruida por la pelea entre Zod y Superman. De allí, la historia se mueve entre los origenes del hombre murcielago y los conflictos que tiene que afrontar Superman y su responsabilidad en la tierra. Los intereses de ambos personajes se ven en pugna a medida que avanza el film hasta el esperado enfrentamiento. Batman vs Superman: El Origen de la Justicia presenta algunos puntos a favor y otras en contra. Por un lado, la expectativa de ver por primera vez el universo DC mezclado en la pantalla grande era muy alto, aquí vemos a Batman, Superman y una pequeña (pero lograda) participación de Wonder Woman. Jesse Eisenberg personifica a un extraño Lex Luthor, alejado completamente del trabajo de Gene Hackman o Kevin Spacey. Dejando Henry Cavill como el hombre de acero, Ben Affleck personifica un amargado y desconfiado Bruce Wayne, alejado de todas las interpretaciones que hubo del enmascarado; incluso la de la última película de Nolan. El problema reside que entre tantos efectos visuales, cuando se pone la mascara el actor desaparece y entra en juego el superheroe. Todos dirán ¿pero esto es una película basada en comics, es lo más común? Y aquí reside la diferencia con la construcción de los personajes en la trilogía de Nolan; en donde la narrativa del cine tomaba poseción del comic; y aquí Snyder hace del cine una sucesión de viñetas, muchas veces inconexas. La adaptación y paso de formatos, nunca es una tarea sencilla. Ni de la literatura al cine, ni del comic al cine. Zack Snyder había transpuesto la obra de Frank Miller, 300; con una ingeniosidad, que después se convertiría en su marca de autor (sus constantes cámaras lentas). Pero mientras que la novela gráfica de Miller era grandilocuente y contaba un suceso de proporciones épicas, en Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no funciona de la misma manera. El film se divide en dos grandes partes, y se recalca más por su extensa duración. Por un lado tenemos la aparición de personajes y guiños al comic de DC y por el otro, el esperado enfrentamiento entre los protagonistas. La primer parte funciona, por momentos, para ir avanzando en la trama; aunque muchas veces es un constante recordatorio que estamos ante el inicio de una serie de películas; ejemplo de esto son apariciones de personajes y eventos que quedan sobre entendidas y vagos en la historia (si no son seguidores de los comics quedaron a fuera) y una seguidilla de frases armadas parecidas al: “esto es solo el comienzo”. La segunda mitad, es el enfrentamiento entre Superman y Batman; y posteriormente la ayuda de Wonder Woman para enfrentar a Doomsday. Desde lo visual, estos 20 minutos no tienen reproche. Nuevamente Snyder hace uso de los efectos y la cámara lenta para presentar una historia. La música de Hans Zimmer y Junkie XL esta correcta a lo que se intento hacer con el film; pero de ninguna manera podría compararse al trabajo que el compositor hizo con Nolan. Finalmente, cabe destacar que la mano de Marvel/Disney en los films de su franquicia se nota cuando mueve sus hilos, el elemento de cada director está presente cuando se ven películas tan dispares como Los Vengadores, Guardianes de la Galaxia o Ant-Man. Pero los hilos que la productora articula unen toda la historia. Warner/DC recién arranca su idea, y su apuesta ha sido fuerte anticipando tantos estrenos hasta el 2020. Aunque parece que no se le puso una correa muy fuerte a su director, y este hizo lo que quería hacer. Y a pesar que él mismo, vuelve a dirigir la primer parte de La Liga de la Justicia; el tono va a diferir mucho en otros films planeados de la saga como El Escuadrón Suicida de David Ayer, Wonder Woman de Patty Jenkis o Aquaman de James Wan.
Duelo de titanes Enfrentar a Batman contra Superman es de lo más parecido que los comics tienen a un superclásico, y la titánica mercadotecnia detrás de Batman vs Superman: El origen de la justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016) ha hecho todo lo posible por promocionar el film como la respuesta definitiva a la eterna pregunta: ¿quién ganaría? La premisa de la película es prácticamente carnavalesca. ¡Pasen y vean! ¡El Hombre de Acero contra el Caballero de la Noche! Siempre hay algún embuste de por medio con estas atracciones de feria. La realidad es que la pelea titular – lo que debería ser el momento álgido de la película – ocurre demasiado pronto, al final del segundo acto. Empieza con un malentendido y termina con otro malentendido, y el clímax queda en manos de un villano que surge a último minuto sin preámbulo alguno. El final es explosivo, pero deja un resabio a nada. Lo que tenemos aquí es un problema estructural más que de dirección. Mientras que gran parte de El hombre de acero (Man of Steel, 2013) revolvía incoherentemente entorno a su itinerante protagonista, la secuela posee un mejor sentido de la dirección. Es tan sencillo como que todo lo que ocurre en ella suma de una u otra forma al feudo entre los dos superhéroes, potenciando constantemente el conflicto central de la historia. Si Watchmen (2009) era la deconstrucción posmoderna del género de superhéroes, Batman vs Superman: El origen de la justicia es una puesta en escena bastante clásica, una épica operática colmada de aplomo y pesadumbre en la que todos los personajes avanzan con melancolía hacia un final trágico e inevitable: Superman y Batman han de pelear. El contexto es que Superman (Henry Cavill) rehúsa comparecer por los estragos que causó al final de la película anterior (los cuales han cobrado una infamia similar a la del 9/11), mientras que Batman (Ben Affleck) jura venganza por mano propia. ¿Cuán hipócrita es que ambos vigilantes se castiguen mutuamente por no rendir cuentas a nadie? El tercero en discordia es Lex Luthor Jr., interpretado por Jesse Eisenberg en su típica clave de autista megalómano. Luthor es quien orquesta el duelo entre los superhéroes y podría decirse la mayor parte de la película, dado cuan pasivos son los protagonistas. Superman no recibe prácticamente caracterización alguna; es un ícono, no un personaje. Batman aunque sea tiene personalidad. La decisión de poner a Affleck en el papel fue controversial. ¿Qué tal le sale? No trae nada “nuevo” al personaje como lo han hecho los mejores Batman, pero es fiel a la versión más parca y hosca del Caballero de la Noche, la cual cabe perfectamente dentro de su acotado rango actoral. Más allá de quién gana la pelea, es Batman quien se roba la película con unas cuantas secuencias de acción que ilustran brillantemente sus habilidades. También se suma la Mujer Maravilla (Gal Gadot), pero lo que vendría a ser su debut cinematográfico resulta mediocre; su presencia se resume en una serie de breves apariciones que hacen una pésima labor por establecer su personaje o darle algo interesante para hacer. Otros superhéroes también hacen “acto de presencia” en una desfachatada secuencia que interrumpe la historia y cuyo único propósito es especulación financiera. Hay varias indulgencias de este estilo, algunas tan descolgadas de la historia que son más confusas que intrigantes. Y sin embargo, a lo largo de dos horas y media, la película es sumamente entretenida. Zack Snyder tiene el don del encuadre para las escenas de acción, sabe inyectar claridad y elegancia sin necesidad de usar el ralentí que tanto se le ha criticado en sus películas anteriores. También sabe ostentar, y cómo convencernos de que lo que estamos viendo es lo más importante del mundo en el preciso momento en que lo vemos (y en ningún otro). La película tiene tanta ambición por ser importante que logra convencer de su propia trascendencia, de que todo el hormigueo de personajes secundones y tramas subsidiarias está entramando un complejo opus que será la base de algo grandioso. Algo que Batman vs Superman: El origen de la justicia, a fin de cuentas, no llega a ser. Es la película que DC necesita, pero no la que merece.
“Batman vs. Superman”: la batalla de dos super-egos Frankenstein peleó contra el Hombre Lobo, Alien lo hizo con Depredador, y finalmente Batman se enfrenta a Superman. La única duda de esta lucha es que, a diferencia de los anteriormente citados, Batman y Superman no son monstruos sino paladines de la justicia, entonces la pregunta es por qué deberían enfrentarse. Aquí esta el quid en esta película en la que Zack Snyder, el director de obras maestras como "300" y "Watchmen", se las arregla para volver creíble este duelo a muerte entre los dos superhéroes más famosos. Lo primero que hace para lograrlo es ofrecer una visión distinta de ambos personajes: Batman, que nunca fue un ser muy luminoso, por algo lo llaman el "caballero de la noche", aquí directamente se parece más a Drácula que a él mismo. Y además es más violento que nunca. El hombre de acero, en tanto, es aquí una especie de semidiós a quien solo le importan sus misiones, sin preocuparse por las bajas que puedan ocurrir a modo de "fuego amistoso" cuando rompe un edificio o hace lo que sea para vencer a los villanos. Este Superman, tampoco muy simpático, hace sonar o explotar cuando levanta vuelo y aterriza, y logra que haya gente que crea que es un peligro para la humanidad, empezando por el propio Batman. En el medio de los dos superhéroes hay muchos personajes, quizá demasiados, pero el importante es Lex Luthor, el famoso archivillano de Superman que aquí mete cizaña entre ambos personajes para lograr el improbable duelo de gigantes que se gesta en la segunda mitad de este largo film (dos horas y media), y que da lugar a una secuencia antológica que realmente justifica el precio de la entrada al cine. "Batman vs, Superman" empieza con una majestuosa secuencia de superacción y cine catástrofe, pero luego deriva en demasiadas intrigas dialogadas tendientes a lograr el duelo estelar. Media hora menos de metraje no le hubiera venido mal, pero de todo modos el director usa los efectos especiales con sabiduría, y sobre todo sabe cómo transformar los dos íconos del comic hacia su lado más oscuro para lograr un enfrentamiento convincente. Henry Cavill, que ya había interpretado a Superman, no ofrece novedades y lo hace muy bien, pero el que sorprende es un agrio Ben Affleck como el Batman mas oscuro y violento de todos los tiempos. Jeremy Irons es un Alfred con diálogos muy ocurrentes, y el que se roba varias las escenas es el excelente Lex Luthor que compone Jesse Eisenberg. También hay una sorpresiva Gal Gadot, como la Mujer Maravilla, que lamentablemente aparece poco. "Batman vs. Superman" no es una película perfecta ni mucho menos, pero sí una con escenas contundentes que ningún fan de estos personajes querrá perderse.
Hay películas que se hacen por amor, por interés, por pasión, por necesidad y hasta por obligación. Y hay películas, como "Batman vs. Superman", que se hacen por urgencia... [Escuchá la crítica completa]
Línea Pepsi Batman vs Superman es una película vetusta que pone dificultosamente en marcha el universo cinematográfico de DC, rival de Marvel. A partir de cierto momento -puede que a los treinta o a los sesenta minutos- Batman vs Superman: El origen de la justicia deja de tener arreglo y nos entregamos a recibir a cuentagotas algunos momentos ingeniosos, algunas imágenes valiosas. Durante esa marejada de tomas y escenas ya inconexas, hay una: Superman (Henry Cavill, más que de acero, de madera) arrastra algo gigante, creo que era la nave espacial en la que vino a la Tierra pero puede que fuera otra cosa, con una cadena. Esa mole de acero extraterrestre inconcebiblemente grande y perceptiblemente pesada avanza milimétricamente y Superman tensa sus músculos y hace muecas de esfuerzo superhumano. Como cuando un terapeuta te pesca en un fallido y te hace notar lo que verdaderamente sentís mientras hablás de algo aparentemente intrascendente, esa escena me activó la sinapsis embotada y recién ahí pude ver lo que estaba viendo: una película gigante y pesada que avanzaba lentamente y con dificultad, arrastrada por un boludo, inútilmente. Eso es, a grandes rasgos, Batman vs Superman. Respecto del subgénero de películas de superhéroes -¿es un subgénero o un género? Si es un subgénero, ¿cuál es su género madre? ¿La acción, la ciencia ficción?- podría a esta altura escribirse todo un libro, pero probablemente sería aburridísimo. (Seguro se han escrito, me niego a chequear esto.) Kevin Feige de Marvel encontró la fórmula de la Coca Cola y crió una generación de obsesos con problemas de diabetes. Y recién ahora que Feige está tratando de cambiar la fórmula para seguir vendiendo, viene DC -su rival- y saca la línea Pepsi. Marvel y DC son los Ford y Chevrolet de los cómics, los Oasis y Blur, los batata y membrillo. Después de que DC puso en el radar del “cine serio” (pongamos doble, triple comilla) a los superhéroes dándole Batman a Christopher Nolan, Marvel empezó a tramar cual científico villano un plan para conquistar el mundo. El Marvel Cinematic Universe ya no se proponía darle un personaje a un creador para que le pusiera su impronta (como sucedió con Nolan, Tim Burton y -ni olvido ni perdón- Joel Schumacher) sino que inventó una serie de películas interrelacionadas, con easter eggs desperdigados, todas demasiado parecidas entre sí pero que funcionaban en gran parte por la prolijidad, por el plan a largo plazo, por la cantidad de estrellas simpáticas entregadas a ese juego tonto y liviano (Robert Downey Jr. a la cabeza) y por el capital simbólico de los cómics atrás. El Marvel Cinematic Universe está tratando de mantenerse a flote, pese a su irritante uniformidad y reiteración, gracias a algunas pinceladas de humor y a dejar de tomarse en serio. Un poco eso fue Guardianes de la galaxia. Y este año también apareció Deadpool, película que si bien está basada en un personaje de Marvel le pertenece a Fox y a la franquicia de los X-Men y es la primera película de superhéroes totalmente autoconsciente y paródica. ¿Hacia dónde puede ir el género de superhéroes después de una película como Deadpool si no es hacia la muerte o, al menos, la hibernación durante largo tiempo? Pero recién ahora DC está intentando emular a su rival con un universo extendido de películas con personajes que se repiten. Batman vs Superman es la segunda, que le sigue a la muy mala El hombre de acero y que sienta las bases para lo que vendrá: Suicide Squad, Wonder Woman, Justice League, The Flash, Aquaman y más. En resumen, DC está intentando marvelearla justo cuando Marvel está tratando de cambiar, y para colmo lo hace sin copiar lo mejor: el humor, la liviandad, el colorido y las estrellas simpáticas. Acá no hay nada de lo bueno de Marvel y para colmo todo parece un poco a destiempo, una película que nació vieja, vetusta y herrumbrosa, como esa cosa que no me acuerdo qué es que arrastra Superman con una cadena. Cavill es de madera, el Batman de Ben Affleck parece una estatua de La Ñata y el Lex Luthor del esforzado Jesse Eisenberg es irritante. El problema, en un punto, lo dejó al descubierto los títulos de Deadpool: se nota demasiado la formulita, se nota que Eisenberg es “el villano loco”, que Amy Adams es “la chica”, y todo es moroso, sin ingenio, como para cumplir, pero para colmo con un ropaje de épica al que contribuye la música bigger than life de Hans Zimmer. Es imposible ver Batman vs Superman con virginidad inocente porque las redes sociales arden con fanboys y fangirls que debaten hasta el hartazgo cada pieza de información que los ejecutivos de las compañías arrojan como maíz a las gallinas. La pegada de Marvel transformó a DC en la hermana sin talento, en la Nati Pastorutti, en la Javier Calamaro de las franquicias cinematográficas de cómics. DC es la que todos aman odiar, es la que recibe las cachetadas, como el Nino de Santiago Segura en Muertos de risa. Y Marvel es el Bruno de El Gran Wyoming, el que gana siempre y humilla al compañero. Pero los dos, Bruno y Nino, Marvel y DC, son las caras de una misma moneda. Se necesitan mutuamente y al fin y al cabo no son más que un dúo de bufones que transpiran la camiseta para que las muchedumbres se entretengan y los enriquezcan antes de que, inevitablemente, sean olvidados.
"Batman vs. Súperman", un encuentro que decepciona Hace tres años nos dieron la tremenda noticia de que la próxima vez que viéramos a Súperman en una película sería enfrentándose a Batman. Desde ese día en adelante comenzaron a crecer la ansiedad, las ganas, la curiosidad por ver a los dos superhéroes más importantes del universo DC (y porqué no del comiquero) en un mismo largometraje, hecho que no se había dado nunca antes. Al menos no con actores reales. Después de tanta espera, y de tanto "manijazo", llegó la hora, y basta una sola palabra para describir la experiencia: DECEPCIÓN. Así, con mayúsculas, y también con un poco de tristeza. Porque lo que podría haberse convertido en el evento cinematográfico del año termina siendo un fiasco de proporciones casi bíblicas. La película comienza con el enfrentamiento entre Súperman (Henry Cavill) y el General Zod (Michael Shannon), que ocurría casi al final de "El hombre de acero" (2013). En plena batalla los kryptonianos destruyen media Metrópolis, y entre uno de esos edificios que colapsan está uno que pertenece a Bruce Wayne (Ben Affleck), quien lo ve caer justo y por ende presencia la muerte de sus empleados. Allí se planta la semilla de discordia con Súperman. Un año y medio más tarde hay un serio, y cada vez más importante, debate: ¿Este superhéroe es una esperanza para la humanidad o una amenaza latente? Para el Caballero Oscuro la respuesta claramente es la segunda, y en todo este tiempo estuvo buscando la manera de ver cómo detenerlo. A su vez, Clark Kent también ha puesto su mira en Batman. Claro que para que las cosas llegaran a este punto, y sin que ellos lo sepan, hay alguien que estuvo moviendo las piezas de ajedrez indicadas: Y ese hombre es el inefable Lex Luthor (Jesse Eisenberg). Mientras la batalla del siglo casi explota en esta olla a presión, una amenaza mucho más terrible está por aparecer en el mundo, uno que el hombre jamás conoció. Hay varias cosas para analizar de este filme. No vamos a meternos en qué tan parecida -o no- es la historia a la de los cómics, basta decir con que hay varias referencias. ¿Es importante que las sepas? No necesariamente. El mayor problema que tiene este largometraje es su narrativa. Es caótica, atropellada, frenética, confusa, como si te pelearas con un borracho que te lanza golpes a diestra y siniestra sin sentido. El filme quiere abarcar muchas cosas, vaya uno a saber porqué. Se puede dividir tranquilamente en dos: la pelea entre los dos superhéroes, y la presentación de la Liga de la Justicia. Se tarda mucho en llegar a su conflicto y las razones por las que se terminan peleando son inconsistentes y con pocos fundamentos. Y lo segundo es casi caricaturesco de la forma en que se hace. Durante estos 151 minutos además hay flashbacks, sueños, delirios, y más sueños, para meter con fórceps a personajes y situaciones. Todo el tiempo te están tirando información de que la saga continúa, que vienen más películas, que esperes ansioso. Innecesario todo. Hay diálogos que son sumamente berretas, y personajes que están desperdiciados y otros desaprovechados. En cuanto a los actores: Henry Cavill no es un talentoso, pero acá lo tiraron al bombo. Jeremy Irons parece molesto todo el tiempo. Gal Gadot como La Mujer Maravilla sorprende gratamente, pero incluir a su personaje no tenía sentido. Ben Affleck, como lo dije siempre, brilla como Batman. Sin dudas, el mejor de la historia. Eisenberg falla en la construcción de su Lex Luthor y termina molestando muchísimo. Súperman y Batman se merecían mucho más que esto. Son personajes con una rica y basta historia, íconos de la cultura pop. Y este largometraje es un insulto hacia ellos. Dicen que de los errores se aprende, esperemos que los realizadores lo hagan. Pronto en lo posible.
Hay que dar el primer paso El enfrentamento entre los dos superhéroes de DC Comics tiene su espectacularidad, pero también dos protagonistas con carisma bajo. Son dos superhéroes que se enfrentan cuando deberían estar del mismo lado para combatir al malvado que ha creado Lex Luthor. Pero no. Mientras muchos cuestionan a Superman, lo tildan de “falso Dios” y aventuran un futuro apocalíptico si todo queda en manos de este justiciero llegado del Cielo, El Encapotado entiende que para bien de Ciudad Gótica y Metrópolis, debe ir por el Hombre de acero. Esa es, en síntesis, la trama de Batman vs. Superman, que tiene vericuetos, subtramas, abre lugar a nuevos personajes para dejar todo como el espectador adicto a las tras de ambos en DC Comics anhelan. La enorme expectativa surgida alrededor del primer enfrentamiento cinematográfico de dos de los mayores héroes de DC Comics puede jugar a favor, o en contra para los fanáticos. Más a los de Batman, ya que Christopher Nolan abandonó al Hombre murciélago tras su trilogía, con él se fue Christian Bale y el elegido por Warner, DC y el director Zack Snyder fue Ben Affleck. Y hay que detenerse en este punto. Porque brillan las coreografías de batallas, los gadgets, el batimóvil, la destreza de la cámara, los efectos y toda la parafernalia que pueden brindar, hoy, los 250 millones de dólares que costó la película, pero si Henry Cavill como Superman es dueño de un carisma cercano a menos uno, la elección del actor y director de Argo no parecía la más apropiada. Y de hecho no lo es. Affleck debió guardarse para otras películas su sonrisa sardónica, sus muecas, su -sí- carisma. Véanlo en la escena en la que observa colgado el traje de Superman. Uno espera su risita nerviosa, pero no da. Con el jopo -algo- despeinado. Henry Cavill vuelve a interpretar al Hombre de acero, como en el filme de 2013. A Cavill y a Affleck los han rodeado de talentos disímiles. Jeremy Irons prosigue, como Alfred, con la costumbre de mayordomos y hombres de confianza británicos de Wayne, y como en El Hombre de acero, repiten Amy Adams (Lois Lane) y Lawrence Fishburne (el jefe de Clark Kent). Los nuevos no aportan demasiado a favor, y eso que seguramente los volveremos a tener en pantalla. Jesse Eisenberg como un joven Lex Luthor parece siempre un escalón más arriba de lo que pide el personaje –no es el Guasón, no es El Acertijo, no es El Pingüino-, como pasado de rosca o de revoluciones. Y Gal Gadot, como la enigmática amazona Mujer Maravilla, no mueve el amperímetro. Ni para un lado, ni para el otro. Así las cosas, hay que prestar atención a la imagen y no a los personajes. Al desarrollo de las acciones más que a las actuaciones. Y así, sí, Batman vs. Superman puede, si no disfrutarse, divertir. ¿Qué suma esta película al universo de DC Comics? La apertura de La Liga de la Justicia –ojo, estén atentos a quiénes aparecen en cierta fotografía…-, que será la que en realidad salga a combatir en la pelea de fondo contra los Avengers de Marvel, en noviembre del año que viene. Si se entiende a Batman vs. Superman como eso, un primer paso hacia lo que vendrá, tal vez no se explique semejante esfuerzo, tamaño y duración (dos horas y medias: no pasa nada cuando arrancan los títulos finales), pero los fanáticos no entienden razones, sino que se rigen por el corazón, y para ellos está destinada esta película.
Este director es el mismo que realizó la remake de la película “El amanecer de los muertos” de 1978. La adaptación de Snyder ganó el Golden Trailer a la Mejor Película. Otro de sus éxitos fueron: “300” (2006) y “Watchmen” (2009), ente otros. A la hora de filmar sabe como impresionar a los espectadores. Nos introduce en dos universos: el de Batman mostrando en que circunstancias Bruce Wayne (Ben Affleck, que no convence demasiado) pierde a sus padres y ya adulto lo persiguen una serie de pesadillas que lo atormentan y perturban.Por otro lado tenemos al hijo de Krypton que será Superman (Henry Cavill, no se despeina y esta correcto). El villano de turno es Lex Luthor (Jesse Eisenberg, desatinado). Dentro del elenco secundario: Jeremy Irons es Alfred, Holly Hunter es la senadora Finch, Martha Kent es Diane Lane, Perry el editor de Daily Planet es Laurence Fishburne, entre otros. Aquí Batman y Superman deberán superar algunas diferencias, sin poner palos en las ruedas. Después de dos horas aparece un personaje que continuará, Diana Prince es La mujer maravilla interpretada por la actriz israelí Gal Gadot (de la saga de “Rápidos y furiosos”). Un film muy prolijo, aunque no logra mantener el ritmo por dos horas treinta y tres minutos, por lo que en algo momento aburre. Sus imágenes son impactantes transformándose en un buen pasatiempo con mucha acción, toques de humor y drama. La película tuvo un costo de unos 250 millones de dólares. Ni dentro ni al final de los créditos esperes escenas extras porque no hay y si elegiste verla no busques similitud con sus antecesoras. Solo encontrarás algunos datos dentro de la historia. Esto continúa en 2017 y 2019.
De dioses y hombres. La persistencia de los superhéroes como recursos indispensables para proporcionar recaudaciones millonarias se convirtió en un requisito para la supervivencia de la industria norteamericana. Semejante contienda elevaba al universo Marvel Comics como la principal entidad responsable de conseguir intercalar personajes populares en una franquicia constituida por diferentes protagonistas principales. El suceso culminó en la unificación que propuso Los Vengadores, permitiéndole a Joss Whedon un conglomerado de celebridades fantásticas que rompió los parámetros comerciales como fenómenos marketineros. Para contrarrestar a las creaciones fundadas por Stan Lee y Jack Kirby aparece la oportunidad de DC Comics para posicionarse en el mercado, ensamblando un catálogo de justicieros que condimente el calendario de estrenos. La campaña para remodelar a estos vigilantes comenzaba con El Hombre de Acero, una primera entrega del proyecto que formateaba los capítulos previamente estrenados sobre la historia de Superman. La fórmula se aseguraba a Christopher Nolan y David S. Goyer, sumando a Zack Snyder y su tratamiento respecto a las historietas, habiendo previamente trabajado en las adaptaciones de Alan Moore y Frank Miller. Aquella película estaba dominada por la superficialidad filosófica de este tipo de aventuras, aunque la inminente presentación de Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia presuponía un despliegue acorde al esteticismo de Snyder y una redefinición de los conceptos. Así tenemos a Henry Cavill interpretando nuevamente a Superman, y las incorporaciones de Ben Affleck como Batman, Gal Gadot como La Mujer Maravilla y Jesse Eisenberg como Lex Luthor. La historia transcurre luego del enfrentamiento entre Superman y el General Zod en Metrópolis. Como consecuencia de las víctimas que murieron en la batalla del desenlace, descubrimos que Bruce Wayne intenta confrontar al hijo de Kriptón, retomando sus actividades justicieras como Batman e investigando las intenciones de Lex Luthor para desarrollar un plan siniestro. El entretenimiento funciona con retrospectivas de los personajes (nuevamente se reconstruyen los sucesos que llevaron a Bruce Wayne a convertirse en Batman), referencias al realismo norteamericano (la sensibilidad de estos ciudadanos es afectada por situaciones en sintonía con los atentados terroristas) y símbolos religiosos (el catolicismo reflejado en diferentes oportunidades mediante las decisiones de Superman). Estas relecturas se distancian del justiciero fracturado que retrataba Nolan para acercarnos al carácter aventurero de las historietas. El guión de Chris Terrio y David S. Goyer recurre a mecanismos de publicaciones específicas (principalmente El Regreso del Caballero Oscuro, la historieta definitiva de Frank Miller) y los dilemas introspectivos de estos personajes (la impotencia de un encapotado que contempla al alienígena encargándose de los conflictos naturales, mientras es discriminado por determinados sectores de la sociedad) son desarrollados con una comicidad que consigue asomarse en determinadas oportunidades. El inconveniente aparece al desenvolver las variaciones de la trama, insertando peripecias que son indispensables para las siguientes historias (un recurso que se le encomienda al personaje de Diana Prince), superponiendo demasiados interrogantes que corresponden a la multitud de vigilantes de este universo. La película obtiene resultados moderados, aparentando un comportamiento desacelerado si la comparamos con la metodología de Snyder, aunque el realizador se reserva sus instancias inverosímiles (una magnifica secuencia con el hombre murciélago luchando en un desierto postapocalíptico que rememora a las plataformas de Watchmen y Sucker Punch). Hablamos de un producto diagramado para asegurarse una temporada redituable en recaudaciones con el propósito de establecerse como bisagra de los proyectos venideros, más allá de los interrogantes autoconclusivos. Snyder trabaja mediante un contrato de obligaciones que condicionan sus fundamentos para conectarse al siguiente episodio, regulando un equivalente de entretenimiento y dramatismo, soportados por el digitalismo tecnológico suficiente para montarnos un espectáculo sumamente pochoclero.
DE DIOSES, METAHUMANOS Y HOMBRES Técnicamente la secuela de “Man of Steel” (2013) pero con Batman, nada menos. El esperado enfrentamiento entre los dos personajes más icónicos de las historietas finalmente llegó de la mano de Zack Snyder (con Chris Terrio y David S. Goyer en el guión) quienes en una maniobra audaz toman la mayor crítica que tuvo “Man of Steel”: la destrucción parcial de Metrópolis y que las muertes “civiles” sucedan sin consecuencias, para desde ese lugar construir el punto de partida de la historia: (y algo que veremos también en unos meses en Capitán América: Civil War) la responsabilidad social del superhéroe y la posición por encima de la ley que suele asumir. Otra idea interesante del filme es el paralelo entre un metahumano y un Dios y lo que eso genera en el inconsciente colectivo, algo que la película nunca profundiza (tal vez para no caer en terrenos *Morrisonianos) y todo queda en un par de metáforas heavy-handed por el guión. Ahondar en la trama sería entrar en terreno de spoilers, pero podemos señalar algunas cosas sin arruinar la historia: *Ben Affleck es un Batman distinto a los anteriores, malhumorado, circunspecto y con su charme apagado. Ni Keaton, ni Bale. Lo más parecido en cine a The Dark Knight Returns de Frank Miller. Igual haters gonna hate. *Todo el material promocional giró en torno al enfrentamiento ¿El resultado valió la pena? Si. La pelea es exactamente lo que se esperaba ver. Pero… cuando pelean no los hacen porque tengan diferentes ideologías, sino simplemente porque una serie de eventos desafortunados (algunos tirados de los pelos al estilo Nolan) los ponen en esa situación. *La música y el sonido son otro personaje en el filme. El soundtrack le sirve a Snyder para subrayar absolutamente todo y es tan intrusivo como espectacular. Los sonidos en la película son estruendosos, las explosiones, disparos etc. se sienten en el pecho. *Las escenas de acción son muy buenas (las peleas) y muy confusas (las persecuciones de autos). *La energía de la cual se alimenta uno de los personajes parece dibujada por Jim Lee o Greg Capullo. *Nos quedamos con ganas de más Alfred Pennyworth (Jeremy Irons) y Diana Prince. *Queda claro que Snyder es un fantástico artista visual y un pésimo narrador. Bien en claro. *Si, el de la foto es Chris Pine. *La introducción al resto de la Liga de la Justicia, resulta algo anticlimática. ¿Una especie de versión DC de las secuencias post-títulos de Marvel? *Hay un sólo chiste en todo el metraje (y funciona) para que les quede claro a todos que esto no es Marvel. *Jesse Eisenberg es un Lex Luthor que luce como un chico jugando entre hombres, y su actuación queda casi fuera de tono con el resto de la película, una performance que es el equivalente al 11 del parlante de Spinal Tap. Entre Jim Carrey (Riddler) y Heath Ledger (Joker). Un Luthor más arrogante que inteligente, al cual los guionistas por momentos reducen a un malcriado que sólo parece buscar matar a Superman porque ve a Dios o a su padre en él. *Por el contrario Gal Gadot como Wonder Woman parece el casting perfecto y su presencia derrocha carisma e ilumina el contexto “grim and gritty” y por eso ella también parece quedar fuera de tono con el resto del film. Batman vs. Superman es el choque que siempre soñamos ver en la pantalla grande, pero “Batman vs. Superman El Origen de la Justicia” resultó no ser la película que soñamos. Un Batman diferente, el mismo Snyder de siempre (con todo lo que eso implica) en otra película-evento de superhéroes que cae en la trampa de querer complacer a fanáticos y recién llegados por igual.
A pesar de su título Batman v Superman: El origen de Justicia dista de ser una mera contienda pugilística entre dos populares personajes del comic en la pantalla grande, ya que refiere a cuestiones de índole moral y filosófica en el contexto de un relato fantástico de puro entretenimiento, con un Superman en crisis soportando su condición de símbolo y figura –casi- divina otorgada y denostada por un mundo al que no termina de comprender. En tanto, en la vereda contraria, aguarda un Batman taciturno, fiel a su compromiso de justicia, aunque excedido por un mundo nuevo –por la aparición de alienígenas, tecnología kryptoniana y demás – ajeno a su naturaleza y comprensión. Sin la pretensión de reinventar los códigos del género, Zack Snyder tiene el oficio y las credenciales necesarias para hacer de Batman v Superman: El origen de la justicia una película que opere como base sustentable en la viable organización artística del universo DC/Warner de la pantalla grande. Snyder es un director que ha dividido a las multitudes mucho antes del polémico desenlace de Man of Steel (2013), con su adaptación de 300 (2006), la novela gráfica de Frank Miller, que fue amada por el público y catalogada como un panfleto imperialista por buena parte de la crítica. En cambio, otros pusieron bajo la lupa la exhaustiva literalidad manifiesta en la adaptación cinematográfica de Watchmen (2009), de Alan Moore, una de las obras imprescindibles del noveno arte. Sea como sea y pese a quien le pese, al público jamás le resultaran indiferentes las producciones de Zack Snyder, un realizador a quien la crítica especializada ha impuesto un halo de escisión como característica imperante de su filmografía. Zack Snyder demuestra ser un director con un exhaustivo e increíble rigor compositivo de sus escenas, idóneo para el manejo de enérgicas estéticas en función de enfatizar y puntualizar momentos, cual lienzo de pintura o portada de un comic. Es evidente que Snyder es consciente de sus virtudes y defectos, para los cuales reconoce los subterfugios apropiados cuando ha de desviarse de los límites relativos al manejo de el tiempo y la linealidad del relato. Si trasladáramos el estilo de Snyder a la gramática, morfología y sintaxis, entenderíamos las secuencias sus películas como un explícito cuerpo de texto manifiesto por sucesivos “punto y seguido”. La impronta épica Resulta indiscutible la densidad del material presentado en Batman v Superman, capa sobre capa de analógicas políticas, culturales, filosóficas y ontológicas, barajadas desde un relato concienzudo a cargo de Chris Terrio (Argo) y David Goyer (Batman Begins, The Crow) que imperiosamente proyecta el curso de ida y vuelta (?) en la línea temporal de este universo cinematográfico de DC Comics/Warner que comienza a constituirse. Batman v Superman es el canto épico de mundos -concretos y oníricos- presurosos a transpolar y consolidar vehementemente en la pantalla grande muchos de los contenidos omnipresentes en la mitológica de viñetas de DC Comics. Muchos de estos futuros senderos argumentales comienzan a fraguar desde breves y prometedoras escenas que hacen las veces de oráculo en este canto épico, resultando como la parte de un todo que de momento no puede ser apreciado en plenitud, pero conmueve sobremanera. La trinidad de DC Comics se convoca a escena En las instancias de casting de BvS, algunos entusiastas expresaron un insólito fundamentalismo y virulencia por la elección de Ben Affleck como el caballero de la noche, pero al presentarse las imágenes oficiales y los trailers de la película, todos sus argumentos fueron rebatidos, llamándose a silencio. Ben Affleck ofrece una elocuente y admirable interpretación que aporta el (des)equilibrio necesario para un Bruce Wayne/Batman sumido en sus traumas, aversiones y paranoias, que contrastan con su determinación y heroica bravura. Sin dudas estamos ante la mejor encarnación de Batman en el cine: impetuoso, falible y carismático. 12719504_10209132552134764_4214740435800500808_o Zack Snyder hace de la presencia de Batman una verdadera renovación en todo lo que respecta su puesta en escena, ya sea desde las escenas de acción, y el estilo de lucha en el caballero de la noche de Ben Affleck se muestra muy diferente a la reciente encarnación de Christian Bale durante la trilogía de Christopher Nolan. El actual Ben Affleck/Batman tiene un lenguaje visual pesado y demoledor, en connotación a la oscuridad y la violencia que contiene. En tanto el Clark Kent de Henry Cavill es, paradójicamente, una vuelta de tuerca respecto al joven que tomo la determinación de presentarse al mundo como Superman en la precedente Man of Steel. Resulta sumamente grato ver crecer al personaje desde las dudas que lo invaden respecto al modo en que Superman es visto por el mundo y las reacciones que despierta en quienes lo consideran como una alegórica representación mesiánica y aquellos que, por temores infundados lo consideran una amenaza. Batman v Superman presenta por primera vez en pantalla grande a Wonder Woman, la tercera representante de la trinidad de DC Comics interpretada por una encantadora Gal Gadot, quien se desenvuelve de manera convincente en su personaje, haciendo de Wonder Woman una mujer exótica e intrigante. Incluso desde su primera escena, la presencia de la amazona da rienda suelta a un inusitado magnetismo que evidencia un acierto respecto a la elección de Gadot para llevar la pantalla grande a un personaje tan significativo. El maquiavélico y caótico Lex Luthor de jesse Eissenberg sin dudas resultará el elemento más controvertido de la película, muy distante del tradicional Luthor de las viñetas y series animadas, aunque las anteriores interpretaciones de Luthor en la pantalla a cargo de los consagrados Gene Hackman y Kevin Spacey, tampoco hicieron justicia al personaje. El caso es que el Luthor de jesse Eissenberg no desentona en la progresión del relato como el titiritero que mueve los hilos e instigador del conflicto entre los íconos más populares del mundo del comic. Batman vs Superman orquesta una trama compleja que sabe sortear toda trampa caricaturesca simplista, adhiriendo a loables argumentaciones políticas respeto a “la teoría del enemigo interno” en contrapunto al juicio de valores de parte del senado de los Estados Unidos a un Superman catalogado como ajeno, “alien” y extranjero que actúa motivado por las buenas intenciones, pero sin rendir cuentas al Estado. Batman v Superman: El origen de Justicia se vale de la cuota de profundidad y dilemas necesarios para dar sustancia a un relato de proporciones legendarias donde Zack Snyder, concienzudamente enlaza la mitología griega y la religión a conceptos inherentes al mundo de los superhéroes, y todo esto sin que tamaño evento pierda asertividad en su condición de “entretenimiento”, que a final de cuentas es la esencia misma de esta producción.
Con un planteamiento estético que toma huellas de los productos Nolan y coherente con los estándares del mundo DC Comic, ¨Batman v Superman¨ entretiene y atrapa a fanáticos y publico general, expandiendo el universo de DC Comics en la pantalla grande y funcionando como la piedra fundacional de la que será ¨La Liga de la Justicia¨. Casi dos años después de la Batalla de Metrópolis, Zack Snyder -El hombre de acero- es el encargado de dirigir el enfrentamiento entre los dos superhéroes más famosos de DC Cómics, con huellas heredadas del estilo C. Nolan -productor del film-, pero más alejado del hiperrealismo y mucho más cercano al cómic. La película sabe jugar bien con las diferencias estéticas y de personalidad entre ambos superhéroes y a base de elipsis, montajes paralelos, flashbacks y algunas escenas oníricas -al estilo Nolan pero filmadas con la obsesión Snyder por los primeros planos y encuadres borrosos- que funcionan como premoniciones, Batman v Superman se dedica en sus dos horas iniciales casi en exclusiva a resumir el origen de ambos e hilar el conflicto entre los dos superhéroes que se perciben el uno al otro como amenazas para la seguridad de la población. Un mundo con dos héroes diferentes y enfrentados en el que Batman no considera a Superman ni siquiera humano y cree que tiene demasiado poder como para gestionarlo por sí mismo sin caer en el endiosamiento, y con un Superman que ve en Batman a un justiciero callejero al margen de la ley al que viene investigando y esta dispuesto a denunciarlo. Un hombre murciélago más bruto y vengativo, bebedor, mujeriego y amargado acompañado siempre por el fiel Alfred -Jeremy Irons-, más cercano al de los cómics y construido mediante un doble trauma: el más clásico, por la muerte de los padres cuando él era apenas un niño y el generado por el ataque de Kripton a Metrópolis, que también sirve para hacer alusión al 11S con una espectacular escena que reproduce el lugar en el que se libró la batalla contra los alienígenas como una suerte de caída de las torres gemelas. Y a pocos kilómetros de Ciudad Gótica, el superhéroe extraterrestre que paso de pescador a Mesías del mundo con sus apariciones casi redentoras y que ahora debe lidiar con la paulatina pérdida de fe en la Humanidad. Mientras que la opinión pública debate sobre el interrogante de cuál es realmente el héroe que necesitan, el Hombre de Acero y Batman se enfrentaran entre sí hasta una nueva y peligrosa amenaza con poderes superlativos, producto del multimillonario Lex Luthor -personaje que pugna por seguir los pasos del Joker e interpretado aquí por un exagerado y demasiado histriónico Jesse Eisenberg- que pone en serio peligro al mundo y puede causar su destrucción total. Si bien la mayor parte del film se dedica al choque de Batman y Superman, como prometía el título, resulta apresurado y casi gracioso la forma en que Batman decide finalmente ayudar a Superman -sin spoiler solo diré que una confusión de nombres le salva la vida a uno de los superhéroes- para combatir la verdadera amenaza a la humanidad. No faltan las mujeres rescatadas, amores imposibles y relaciones entre los personajes que avanzan a un ritmo inexplicablemente rápido -propio de los films de superhéroes-, con algunas peleas cuerpo a cuerpo muy bien logradas al igual que otras propias para el 3D donde los efectos especiales cobran todo el protagonismo, pero a diferencia del universo Marvel aquí brilla por su ausencia los momentos de humor y chistes autorreferentes -salvo en una o dos tomas-, imprimiéndole mas tensión dramática a lo largo del relato. Batman v Superman no tarda en introducir otros personajes con los que volveremos a encontrarnos en futuras entregas del universo expandido de DC Cómics, como Wonder Woman -aperitivo de lo que ya veremos en la película de Gal Gadot en solitario este año-, Aquaman -Jason Momoa-, The Flash -Ezra Miller-, Cyborg -Ray Fisher- y otros que serán difíciles de reconocer para los no iniciados en los cómics como a Callan Mulvey -KGBeast-, pero que funcionan principalmente para la presentación de la Liga de la Justicia, título que vendrá por cierto dividido en dos partes previstas para 2017 y 2019. Batman v Superman: El origen de la justicia tiene suficiente entidad individual como para entretener al publico en general y satisfacer al público del cómics, complementada por una gran banda sonora a cargo Hans Zimmer que personaliza magistralmente los temas y sus variaciones en función de cada personaje.Pero tal vez la apresurada exposición de elementos que la llevan a su objetivo final, La liga de la justicia, termine jugándole en contra y condenándola en poco tiempo al olvido.
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La batalla de tus sueños se hace realidad "Batman v Superman: Dawn of Justice" es uno de los eventos cinematográficos más importantes del año, porque a pesar de lo que algunos críticos odiosos y fanboys radicales de Marvel quieren hacernos creer, tanto el caballero de la noche como el hombre de acero, son y serán los superhéroes más populares y queridos del universo comiquero, que aquí, en este evento, se reúnen para una batalla épica como pocas veces hemos visto en el cine. Esto que estoy diciendo acerca de la popularidad de los personajes no es un invento o capricho mío, es el resultado que arrojan los sitios especializados más importantes luego de haber consultado con los fanáticos de historietas del mundo acerca de sus personajes e historias favoritas. A nivel popularidad en el mundo comiquero, DC está por encima de Marvel. Dicho esto, Marvel lleva la ventaja de haberse consolidado antes en el cine y por tener una fórmula muy estudiada y efectiva, aunque con "Los Vengadores: La era de Ultrón" esa misma fórmula ha comenzado a mostrar signos de agotamiento. Vamos al grano: ¿Está buena "BvS"? Absolutamente. Es una épica de proporciones titánicas, no sólo por la producción que tiene el film, sino porque enfrenta a los superhéroes más conocidos del mundo en una trama bien construida. El director Zack Snyder ("300", "Watchmen") junto con los guionistas Chris Terrio ("Argo") y David S. Goyer (trilogía del Batman de Nolan) arman una carta de amor a los fans comiqueros de estos dos personajes, y no sólo a ellos, si no también a los fans de la factoría DC. Todos conocemos las habilidades técnicas que posee Snyder. Las vimos en "300", "Watchmen", "Man of Steel" y "Dawn of the dead" entre otras. El gusto visual y el foco en los detalles son dos cuestiones que todo fan debería agradecerle. Su forma de filmar también es muy atractiva y tiene siempre en mente el disfrute del espectador, pero no cualquier espectador, sino aquel que enloquece con tomas de acción épicas, que le gustan las historias serias con planteos filosóficos y un tratamiento realista y adulto del conflicto en cuestión. Y acá me voy a detener un poco más en el análisis. Zack Snyder es probablemente la clave del éxito y fracaso de su películas de superhéroes. Tiene un estilo que polariza la opinión pública. Te encanta o te desagrada, prácticamente no hay punto medio. El tipo pone en pantalla la magia misma del cine, pero en el proceso a veces se ceba de más y se le termina yendo un poco la mano. Exagera digamos. Un ejemplo claro de esto fue "Sucker Punch" o las secuencias finales de "Man of Steel". En el caso puntual de "BvS" exhibe algunas exageraciones que le significaron malas reseñas de parte de algunos críticos y los haters de DC, que siempre están al salto por un bizcocho. Dicen que es demasiado megalómano, grandilocuente, solemne, y en cierta forma tienen razón, pero esto no quita lo bueno que también posee como director. No es una cosa o la otra. En el caso de Snyder son ambas cosas. El tipo sabe lo que el fan quiere ver y le regala momentos maravillosos, como la brutal pelea entre ambos héroes, la intervención de Wonder Woman para conformar la santísima trinidad de DC, los dilemas morales o esa secuencia en la que Superman es doblegado al 100% y es forzado a hacer algo que no es parte de su voluntad. También es responsable de casi 30 minutos de más que tiene el film, secuencias de acción exageradas en las que abundan rayos y explosiones de tipo nucleares y algunas dispersiones que se ven reflejadas en ediciones un tanto torpes. ¿Tiene errores "BvS"? Sí, tiene. ¿Estas falencias la convierten en una mala película? No, no lo creo. Le baja un poco el nivel, pero no la convierte en un mal producto de entretenimiento cinéfilo ni por asomo. Por otro lado, más allá de que ha sido junto a Snyder el centro de recepción de críticas negativas, Henry Cavill cumple muy bien con su rol y se consolida como el hombre de acero. Lo que le estaría haciendo falta es salir un poco de esa existencia sombría que ha tenido de momento Superman, algo que estoy seguro que sucederá en los films venideros. Es decir, no es un inconveniente de talento del actor el que no llegue tanto a los espectadores, sino que tiene que ver con el estadío de madurez del personaje. Ben Affleck como el nuevo Batman está genial y promete una nueva franquicia de calidad, al igual que Jeremy Irons como Alfred, que aunque no llega al nivel sublime de Michael Caine, está muy bien y le trae un poco más de frescura al personaje. Gal Gadot como Wonder Woman le cierra la boca a todos sus detractores y compone un personaje enigmático y atractivo. Amy Adams la rompe como Lois Lane y finalmente Jesse Eisenberg como Lex Luthor me produjo sentimientos encontrados. Por momentos es muy convincente y por otros resulta demasiado irritante y exagerado. Sería algo que deberían rever los responsables de DC y Warner. Creo firmemente que es un entretenimiento de calidad, que presenta falencias por supuesto, pero estas falencias no son lo suficientemente poderosas como para hundir la opinión de los fans. También creo que más allá de la visión que tiene Snyder y el amor comiquero que le aporta a sus films, es tiempo de que comience a dar un paso al costado. Que sea productor y asesor de todos los films de DC que van a estrenarse si quiere, pero creo que como director cumplirá su ciclo con "La Liga de la Justicia: Parte 1" y debería darle lugar a nuevas formas de dirigir de gente muy talentosa como James Wan, Patty Jenkins, David Ayer o algún otro talento. Snyder es dinamita, pero también es bastante caótico y disperso. DC necesita más estructura para todo el universo que vendrá. Leer las reseñas de la crítica es importante para darse una idea de lo que estamos yendo a ver, por supuesto, de lo contrario no me dedicaría a esto, pero también recomiendo sacar conclusiones propias y vivir la experiencia en primera persona. Un evento cinematográfico como este se lo merece.
Los héroes sean unidos Batman vs. Superman: El origen de la justicia gana en el cruce de protagonistas pero se desdibuja hacia el final. Cómo es el filme de Zack Snyder. Si se enfrentaron Alien y Depredador y Freddy y Jason por qué no pueden hacerlo Batman y Superman. Con un largo precedente de crossovers en las historietas, hoy materia prima de una tendencia del cine industrial tan exitosa como agobiante, los titanes de DC Cómics embisten sus músculos de manera estruendosa en Batman vs. Superman: El origen de la justicia, la película de Zack Snyder (Watchmen, Superman: Hombre de Acero) que viene a aportar un último grano de arena al género superheroico. Grandilocuente y con ganas de tirar la casa por la ventana en cuanto a planos majestuosos y combates sacachispas, Batman vs. Superman es un filme de acción épica con dos horas y media de puro entretenimiento pirotécnico CGI que así y todo no consigue darle una aceptable vuelta de tuerca a las tan transitadas leyendas. El filme se divide en tres partes: una introducción que podría denominarse “Bruce Wayne vs. Clark Kent”, lo más interesante de la historia por su in crescendo dramático y superposición de escenarios, en el que también se presenta un pedante y un tanto sobreactuado Lex Luthor (Jesse Eisenberg) y la Lois Lane de Amy Adams; una segunda en la que los héroes le hacen honor al “versus” en una lucha con música a lo Carmina Burana dejando varias porciones de escombros por detrás, que concluye con un bluff edípico; y un final en el que todo se disipa en el enfrentamiento con un Doomsday tolkieniano y la aparición tardía de la Mujer Maravilla (Gal Gadot), que bien podría no haber estado. Como los ceñidos trajes de sus protagonistas, Batman vs. Superman encubre en su frenetismo de siglo 21 un cúmulo de contradicciones e irregularidades. Por un lado, el respeto casi temeroso que Snyder y los guionistas tuvieron con Batman y Superman, que se muestran como íconos marmóreos de diseño (el Batman corpulento, de líneas recortadas y sin cuello de Ben Affleck recuerda al de Frank Miller; Superman tiene algo del ídolo retro-luminoso pintado por Alex Ross), contrasta con las licencias que se permitieron con un Alfred dotado para la acción tras bastidores (Jeremy Irons), una Mujer Maravilla de pasarela salida de una de James Bond y los aggiornados Luthor y Doomsday. Esa indecisión sobre el riesgo autoral desdibuja la identidad del filme al igual que lo hace la dilución de la narración en el último tercio, cuando el antagonismo entre los héroes que propone el título se desinfla ante una precipitada y torpe presentación de nuevos personajes y subtramas a la manera de un epílogo anticipador del aluvión de secuelas que DC/Warner tiene preparadas para los próximos años. Marca fragmentaria de los tiempos, las series se parecen cada vez más a películas de largo aliento y las películas al episodio molecular de una serie en puntos suspensivos. Batman vs. Superman es víctima de ese “continuará”. Los breves instantes de humor, unos besos salidos de otra parte y un Clark Kent cocinando huevos fritos son las disonancias involuntarias de un largo procesado, una calculada cinta de montaje en la que el abultado presupuesto y sus límites son la real amenaza.
El libre albedrío de los dioses Se estrena "Batman Vs Superman". Si bien por momentos es dispersa, en sus dos horas y media de duración habrá acción, épica, e inquietud. Con Henry Cavill, Ben Affleck y Gal Gadot, como "La Mujer Maravilla". Tanto divierte ver las consecuencias que pueden crear dos grandes, indiscutidos e irrepetibles, que nos encanta su lucha, vista desde afuera y sin conflictos que nos rocen. Los más ajenos a los comics de DC o algún conocimiento sobre películas de superhéroes quizás esperen una resolución salomónica sobre quién vive y quién muere en este duelo. Sin embargo, esa apuesta es lo menos importante de este filme, a pesar de que en efecto veremos la pelea entre el hombre de Metrópolis y el de Ciudad Gótica. Y, aunque, que creamos que la aventura será apoteótica, es el nacimiento de una saga desde el título “Dawn of justice”, (“El amanecer de la justicia”) en referencia a la famosa Liga de la justicia y por lo tanto debemos referirnos a este episodio como tal. En ese caso, el inicio del filme muestra retazos del pasado de los hombres de capa y rápidamente vemos las diferencias que ellos creen tener debido a la destrucción que producen sus heroicas hazañas. La premisa es la incertidumbre de saber si un hombre indestructible, que puede destrozar el planeta, no pondría de rodillas a la humanidad y sólo dependeremos de su voluntad de ser bondadoso. El cuestionamiento es obviamente sobre las intenciones de Superman (Henry Cavill). El choque Del lado “humano” y como brazo de la ley, está Batman (Ben Affleck), que será el primero en poner en duda a su colega, lo que abrirá el juego entre los “supercontrincantes”. Si bien por momentos es dispersa, en sus dos horas y media de duración habrá acción, épica, e inquietud. Sale muy bien parado Affleck, que a pesar de su inhabilidad para interpretar es un gran “Batman”. Por su parte, Cavill logra, gracias a los nuevos conflictos que se le presentan, que su “Superman” deje de ser aburrido. El villano Lex Luthor (Jesse Eisenberg) parece forzado a mezclar su inteligencia maléfica con varios problemas mentales, como si necesitarán el espíritu de Guasón para hacer más carismático el mal, en un intento que va hacia mal puerto. De lo mejor del filme también debe nombrarse a la introducción de la Mujer Maravilla (la bellísima Gal Gadot) que es una gran brisa de aire fresco a medida que la película crece. No es determinante su aparición pero hace que disfrutemos más el último tramo y no se convierta en una superproducción monotemática. Con muchos ítems que manejar, el director Zack Snyder tambaleó en algunos pero hizo un gran trabajo en general.
Tras una larga espera, Batman y Superman aparecen juntos por primera vez en la pantalla grande. Y lo hacen en esta continuación de “El Hombre de Acero” (2013), que terminó siendo ni más ni menos que el punto de origen del universo cinematográfico de DC. Este film, no solamente hace historia por este hecho, sino que además, es el debut de Wonder Woman en el cine. Como ya nos tiene acostumbrados Zack Snyder, el despliegue visual es fascinante y el diseño de vestuarios, similares a los de los “Nuevos 52”, en un placer para la vista. Es ni más ni menos que un comic llevado a la realidad, que por momentos me recordó a las ilustraciones de Alex Ross en “The Kingdom Come”. Definitivamente, Ben Affleck nació para ser Bruce Wayne/Batman. Y en especial éste Batman, basado en “The Dark Knight”, la obra maestra de Frank Miller; un Batman entrado en edad, tosco y violento. La tragedia que da origen al personaje creado por Bob Kane y Bill Finger es simplemente una obra maestra: un flashback corto, conciso, emotivo y efectivo. No hace falta más, puesto que la hemos visto miles de veces y en diferentes formatos. Para los que pensaban que Affleck era una mala elección, se equivocaron. Estamos en presencia de una de las mejores interpretaciones del Hombre-Murciélago de los últimos tiempos, distinto a todo lo que vimos en el pasado. Henry Cavill retoma el papel de Clark Kent/Superman y aquí se plantea su rol en el mundo. ¿Es un dios? ¿un hombre? ¿ambas? ¿ninguna? ¿Debe responder a alguna autoridad terrenal y enfrentar las consecuencias por los daño colaterales que provoca cuando pretende salvar a la humanidad?. Gal Gadot se pone en la piel de la Mujer Maravilla (Wonder Woman) y mucho se dijo sobre ella por su físico, como que no estaba a la altura de semejante ícono. Pero en el momento en que aparece completamente uniformada, es increíble, sin dudas es uno de los mejores elementos de la película. Jesse Eisenberg encarna a uno de los villanos más complejos del universo DC. Y aquí está interpretado bajo dos de sus rasgos históricos más conocidos: el del científico loco y trastornado por un lado y, el del heredero de un imperio empresarial con recursos ilimitados, por el otro. El guión escrito por Chris Terrio (“Argo”) y David S. Goyer es una conjunción de varias historias nacidas de las páginas de las historietas tales como “The Dark Knight”, “Batman Year One”, “The Dark Knight Returns”, “Superman: Birthright”, “Superman: Doomsday”, por nombrar solo algunas lo que debe de haber sido muy difícil de adaptar y condensar en las 2 horas y media que dura el film, el cual no se hace pesado en ningún momento. La trama, comienza en el momento exacto en el que Superman (Cavill) está peleando con Zod (Michael Shannon) sobre Metrópolis en “El Hombre de Acero”, pero todo visto desde la óptica de Bruce Wayne (Affleck). Al ver tanta destrucción, el millonario se propone ponerle límites al último hijo de Krypton. Mientras que Kent comienza a investigar sobre el murciélago de Ciudad Gótica al que ve como un vigilante, un juez, jurado y verdugo de los criminales a los que persigue. Ese sería el conflicto incial entre ambos, pero avanzada la película, los motivos por los cuales se enfrentan son diferentes. “Batman Vs Superman: El Origen de la Justicia” es una película oscura, que quizás no debería de haber sido para mayores de 13 y sí para mayores de 18, por su contenido violento, y mostrar lo que quedó fuera de la edición final. No se trata solamente de ver la pelea entre los dos personajes más importantes de la Editorial DC y ver quién gana. Es más que nada una historia de enfrentamiento y puntos de vista sobre una misma meta: dejar las diferencias de lado para poder enfrentar las futuras amenzas a la Tierra. Además, nos introducen muy brevemente y bajo la forma de “investigación codificada” a algunos miembros de La Liga de la Justicia. Tarea nada fácil pensando en que Marvel, la editorial rival tuvo que pasar por numerosas películas de sus héroes en solitario antes de formar a los Avengers. Los únicos dos puntos flojos, a mi forma de ver, son el aspecto final que le dieron a Doomsday, en los comics es más aterrador de lo que lo vemos aquí, aunque en la película cumple con su propósito a la perfección. Y el segundo punto es que quisieron abarcar muchos temas muy de golpe y no creo que todos los que vayan al cine van a entender todo sin haber leído los comics, ya que hay muchísima información para procesar. Eso sí, está plagada de easter egss (no creo que haga falta, pero por las dudas aclaro: sería algo así como mensajes ocultos) que los fanáticos de DC van a disfrutar. En mi opinión, es una gran película que formará parte de algo muy muy grande a futuro. En cuanto al reparto multiestelar, éste se completa con Jeremy Irons como Alfred, Amy Adams como Lois Lane, Diane Lane como Martha Kent, Laurence Fishburne como Perry White, Holly Hunter como la Senadora Finch, entre otros.
Perdiendo el control Los héroes están fuera de control. O la sociedad que habitan en 2016 ya no es la misma que cuando se crearon en las décadas del 30 al 50. Así lo indica la escena de Lawrence Fishburne cuando le dice a Henry Cavill, en su rol del periodista Clark Kent, que no sea inocente, que hacer lo correcto es un concepto caduco en la actualidad. “Así habrá sido así en 1939, pero no hoy”, le grita a Kent. Es que Batman (1939) y Superman (1938) son personajes de un mundo desaparecido, el de la Segunda Guerra Mundial, con otro orden y otros valores. Fueron varias las críticas que le hicieron a “Batman vs Superman”, pero el acierto del director consiste justamente en hacer evidente el contraste entre lo que se espera de los héroes y su falibilidad , su contradicciones y hasta su violencia. El filme, a pesar de que el director Zack Snyder por momentos acentúa lo evidente o distrae con aclaraciones confusas, cumple con el doble objetivo de entretener y reflexionar. Lo hace con un producto de enorme calidad técnica que también se anima a temas delicados, como los daños colaterales en la guerra. Los excesos también se ven en la escena en que Superman en persona es llamado a dar explicaciones ante el Congreso de Estados Unidos, pero a Snyder, como lo hizo en “300”, sigue una idea y la lleva al extremo.
Armas y disfraces en defensa propia El más fuerte contra el más inteligente. Una película de sobreabundancia discursiva, que justifica su precariedad cinematográfica y la prédica bélica. El film se reduce a una tardía consumación de una serie de clichés en la temática "superhéroes". Que se trate de un "tanque", con superhéroes, que tenga plaga de efectos digitales, no hace a la cuestión. En todo caso, lo penoso de un film semejante estriba en su responsable. Vista la catarata de películas previas del mismo director (300, Watchmen, Sucker Punch), de Zack Snyder -el "protegido" de Christopher Nolan- nada diferente podía esperarse. Ahora bien, ¿por qué detenerse en Batman vs Superman? Vale su análisis porque se trata de la consumación de un capítulo (tardío) en el nuevo paradigma del cine digital: los superhéroes. No hay concepto mejor para esta nueva manera de hacer y pensar cine. Las anécdotas sobre los cables de los que se colgaban los viejos Supermanes, con el insigne Christopher Reeve como corolario, han quedado en la historia; tanto como el traje de movimientos limitados del Batman de Michael Keaton. Batman y Superman han dibujado un yin yang de décadas. Y algunos de sus films son, justamente, de los mejores que el vínculo cómic-cine ha dado. Pero la historia, y el cine, ahora son otra cosa. Así que, ¿cómo adecuar lo que parece demodé, o cursi, y de paso sepultar aquellas trompadas de Adam West al ritmo de onomatopeyas televisivas? La respuesta tiene foco en el Batman de Christopher Nolan, con su mensajería moral a domicilio, frívolo y convencido de lo que hace. No importa si la ley lo limita, él sabe lo que es mejor. Y predica. Los seguidores no han faltado. (Se trata, en última instancia, de un justiciero millonario.) Dólares de admiración para la trilogía de un director que ha reiterado, en su filmografía, un mismo esquema motor, que en sus Batman pone al servicio del clima terrorista contemporáneo. La Ciudad Gótica de Nolan dejó de ser la de un cuento de pesadilla para tener la fisonomía de la metrópoli moderna y sus miedos. El salto a la Metrópolis de Superman vino con El hombre de acero, con producción de Nolan y dirección de Snyder. Por primera vez, Superman mata. De manera decisiva, convencido de semejante solución. No es algo que debiera llamar la atención. Ocurre en cualquiera de las películas de Snyder: 300 es el canto de guerra del poderío norteamericano; Watchmen es la asunción discursivo-epidérmica de una gran historieta, asimilada como lo que no es: una película de superhéroes. Watchmen, en este sentido, es el mejor ejemplo: su presunta mirada crítica no fragua, mientras replica las angulaciones de los cuadritos de origen de manera perversa, por inversa: lo que el cómic de Alan Moore denunciaba y destrozaba (los superhéroes y su lógica fascista), Snyder lo reconstruye. La ratificación estará en sus films siguientes, dedicados a la consolidación de este género cinematográfico. De esta manera, Batman vs Superman es la consumación -tardía por tratarse de dos personajes pilares, recién insertos en la nueva modalidad- de todos los clichés del realizador, lector devoto del dibujante Frank Miller, quien no ha dudado en repudiar el movimiento Occupy Wall Street así como en parodiar y ajusticiar árabes en su historieta Holy Terror (2011). Cuando Miller renovó a Batman en 1986 con The Dark Knight Returns, muy pocos se abstuvieron de aplaudir eufóricos. Uno de ellos fue el gran crítico español Javier Coma, alertado por el tinte fascista que propugnaba el dibujante. Huelga decir que es ésta la historieta que está detrás del Batman/Superman de Zack Snyder. Si el Batman de Snyder es el guardián que vuelve a las calles porque la ley falla ante peligros novedosos -la secuencia inicial es pura recreación del 11-S, así como nudo con el desenlace de la anterior El hombre de acero-, su Superman habrá de volver a matar. A quién, no es algo que se revelará. Sí que el Lex Luthor de Jesse Eisenberg parece demasiado bufón, a medio camino entre la caricatura y la seriedad boba de la película. No está claro qué es lo que el actor compone. Pero sí, al menos, que es un CEO, y que es un villano. Algo es algo. Ahora bien, que la maldad descanse en los hombros de un empresario inescrupuloso no hace más que coincidir con la crítica superficial que Watchmen ya postulaba. En Batman vs Superman los representantes de la ley aparecen inmaculados, como héroes que batallan entre otros que se corrompen, de caras invisibles. Mientras los sucesos enfrentan a los titanes, lo que se cuece es el cruce mayor entre éstos y los supervillanos de las entregas próximas, está claro. Lo que en todo caso no se entiende es la construcción desbordada de las secuencias de batalla. No aportan absolutamente nada. Aparecen como una catarsis epiléptica, luego de casi ¡dos horas! de diálogos "sesudos". Plagadas de encuadres que son postales (o "trading cards"), en donde los personajes están en pose, para luego apurar los movimientos. Una bobería que tiene mejor ejemplo en las secuencias de acción de El destino de Júpiter, de las hermanas Wachowski: planos digitales abstractos, sin coherencia, pero acordes con un vértigo narrativo dislocado, que apunta a una sensibilidad distinta, casi exenta de analogía. Allí hay más cine que en un solo fotograma de Snyder. En rasgos generales, este "enfrentamiento" no ofrece más emoción que la de cualquier capítulo de la serie de Adam West, tal vez menos, ya que aquel batimóvil (¡el Lincoln Futura!) no tenía necesidad de ser un arma homicida, que disparara armas de todo calibre. Este batimóvil-tanque arrasa con lo que se le cruza, asesina y ajusticia. La misma película lo justifica, al poner en boca de Perry White (Laurence Fishburne) la frase aleccionadora, dirigida a su periodista, Clark Kent: "Esto ya no es 1938", en referencia al año de aparición de este primer superhombre, quien elegía situarse del lado de los desfavorecidos de la gran depresión. Los tiempos son otros, los del periodismo también. Superman, ahora sí, está listo para matar.
Un film de acción tan poético que hasta resulta arriesgado. El director, Zack Snyder, conocido ya por la decepcionante Man of Steel y Sucker Punch, apenas redimido por una concisa y respetuosa Watchmen, intenta una vez más con una película de superhéroes y falla estrepitosamente, no por falta experiencia, sino por una visión constipada, una constante negación de la historia y una directiva que le sentó inmensa: crear un universo de superhéroes. Batman V Superman es una serie de escenas que desarrollan un paralelismo intelectual y poético entre estos dos personajes. En ese sentido, no se permite desarrollar la integridad de cada historia, en vez de ahondar en las profundidades del personaje, el director regresa a los lugares comunes. Es por esto que la narrativa defrauda y se traiciona a sí misma. Las motivaciones son inconsistentes ¿Por qué Batman está decidido a matar? ¿Por qué Superman se somete a situaciones de desventaja cuando es fácil para el evitarlas? Es bastante molesto, que cuestiones simples como la distancia no existan, los personajes no se rigen por el espacio y tiempo, están siempre disponibles para desarrollar una escena dramática pese a que la lógica indica que están lejos o en lugares de acceso restringido.
Dale que se pasa el tren Batman vs. Superman: El origen de la Justicia era una película que desde su origen venía con una dificultad autoimpuesta. En el mundo de los cómics de superhéroes siempre hubo dos gigantes, dos empresas que acaparaban el mercado con sus grupos propios de héroes con calzas: Marvel y DC. Y aunque DC tuvo los primeros éxitos comerciales en el cine, siempre fueron con cada héroe por su lado y Marvel fue la que eventualmente logró imponer la lógica del cómic en el séptimo arte. Esto es: films individuales en un universo compartido que podían mezclar y reconfigurar sus figuras en diversas entregas. El origen de la Justicia es la película con la que DC intenta comenzar a emular el éxito de su competidora en cines. Para lograrlo, hacen todo exactamente al revés. Spoiler: les sale mal. Marvel tardó años en configurar su universo fílmico, ladrillo a ladrillo, desde la introducción de Nick Fury al final de Iron Man (2008), hasta la unión definitiva de sus encapuchados en Los vengadores (2012). DC intenta fundar su mitología en una sola película, únicamente Superman habiendo sido presentado antes en El hombre de acero (2013). Un error enorme que se veía venir desde el anuncio mismo. El origen de la Justicia se siente menos como una película y más como un largo trailer de las próximas franquicias. Cuando no está Batman teniendo sueños en posibles futuros apocalípticos, está Chris Pine promoviendo otra película desde una foto vieja o Flash alertando sobre futuras amenazas mientras todavía ni se terminó de lidiar con la primera. Tal es el poco interés por la película en sí misma que su antagonista final, Doomsday, es una silueta gris apenas explicada a la que los tipos pueden pegarle un rato. Este desenfreno por imponerle a un film la obligación de fundar los cimientos para una decena más era una tarea casi imposible incluso para un gran director. Imaginate para el incompetente de Snyder. El apuro por levantar todo el kiosco en una tarde afecta enormemente al guion, que se habría beneficiado de varias revisiones. La cantidad de agujeros en la trama es abrumadora. Prácticamente no hay una escena sin al menos un diálogo incoherente, como cuando Clark Kent, uno de los periodistas más importantes de Metropolis, pregunta quién es Bruce Wayne, uno de los millonarios más famosos de la ciudad (ni siquiera del país). Uno se pasa la película haciéndose estas preguntas. ¿Por qué los policías del comienzo casi cagan a tiros a Batman y lo consideran un mito cuando luego se explica que la policía lo ayuda y hasta tiene batiseñal? ¿Por qué culpan a Superman de una masacre en el desierto cuando solo mató a un tipo y el resto fue asesinado a balazos por mercenarios? ¿Por qué la lanza convierte en inútil a Superman, pero después puede volar con la misma en sus manos? ¿Y por qué carajo no la tira? Podría seguir todo el día. La cantidad de papelones en la subtrama periodística podría ser un texto aparte. Todo el film tiene este nivel de descuido, de producción a las apuradas sin tiempo de reconsiderar. Al final, Superman y Clark Kent son enterrados. Cómo supieron que ambos estában muertos, cuando solo puede haber un único cadáver, se los dejo para descifrar a ustedes. Pero la impaciencia no es el único error de El origen de la Justicia. Nuevamente en dirección contraria a la ruta de Marvel, y basándose en el éxito del Batman de Nolan (que acá es productor), Snyder apuesta al enfoque gris y serio, supuestamente realista. Esto funcionaba para Nolan (a mi parecer, solo en la segunda) porque hacía de Batman un mundo de psicópatas y no de superhéroes. Los superhéroes son, después de todo, tipos que se visten de colores y salen a solucionar sus problemas a las trompadas. Es imposible no tomarlo como un juego. Pero Snyder no entiende a los superhéroes, y en lugar de permitirse jugar, los tiñe con el aire de importancia que lo caracteriza. La victima final es el verosímil, ya que la inserción de estos personajes en un ambiente realista lo hace pedazos. Cuando se entiende que es parte de un juego, que el tipo más notorio de su época pueda pasar desapercibido con solo ponerse lentes y peinarse distinto es aceptable. Pero cuando se lo toma demasiado en serio pasa a ser simplemente ridículo. Snyder falla en comprender el valor simbólico natural de los superhéroes, y decide poner todo en palabras. El aspecto lúdico es reemplazado por el didáctico, sus superhéroes prefieren el discurso a las aventuras, y dedican la mitad de su tiempo a pronunciarse gravemente sobre la condición humana, la existencia de Dios y otros clichés. Tomen de ejemplo la secuencia de Superman “ayudando”, donde se ve al superhéroe en plena acción sin ritmo ni adrenalina, sino con pura solemnidad y cámara lenta. Superman es un niño triste, oscuro, traumado, siempre con cara de paspado. Luthor es inexplicable, más cerca de un Guasón en versión Mark Zuckerberg cuya motivación cambia de escena en escena y jamás se le entienden dos diálogos al hilo. Y hablando de diálogos, Batman vs. Superman utiliza el más estúpido en décadas cuando la pelea entre los personajes titulares finaliza porque se dan cuenta… que las madres de ambos se llamaban igual. Listo. Esa es la resolución del conflicto que fue creciendo durante una hora y media de metraje. No es que se den cuenta que ambos están siendo manipulados, no. Es porque las dos mamás se llamaban Martha. Más adelante hay secuencias de acción, pero uno ya sospecha que en parte Snyder las evita porque no sabe filmarlas. La persecución del Batimovil, que de paso tampoco tiene sentido porque ya les había puesto un rastreador, es imposible de seguir con claridad. Todo es oscuro, siempre. La batalla final contra Doomsday, en un paisaje con menos atractivo visual que un escenario del primer Mortal Kombat, posee el ingenio de un infante golpeando sus muñecos favoritos hasta que uno se rompe. Pero no importa porque entretener no es lo relevante. Recordemos la prioridad: las películas que vienen.
La muy esperada superproducción, vendida como el enfrentamiento de los dos superhéroes, los más emblemáticos de los comics tradicionales. Dirigida por Zack Snyder, el film no elude algún potencial nuevo espectador ignorante del universo de estos héroes, por eso se recuerda de inmediato como murieron los papás del futuro Batman. Y la acción se pone densa e impresionante con la batalla entre Superman y el general Zod que amenaza al planeta. Un evento que pone en peligro a Louis Lane con un equivoco hará que el poder político y el público ponga en duda ese sentimiento religioso de Superman y se lo vea como enemigo por el gobierno, el pueblo y Batman. Más no se puede revelar y alcanza para efectos impresionantes, duelos tremendos y un final con gancho para lo que se viene. Ben Afleck está perfecto en este Batman irascible, pasional y vengativo, Jesse Eisenberg es un buen Luthor joven y ambicioso y Henry Cavill avanza en un poco más de humanización. Gal Gadot espléndida como la Mujer Maravilla. Poco humor, algunas situaciones absurdas, muchos efectos, menor que la ultima trilogía de Batman, pero absolutamente apetecible para los fanáticos y endemoniadamente entretenida.
Choque de luz y sombras En abril de 1938 el mundo cambió. En la crisis de los ‘30 Jerry Siegel y Joe Shuster, dos chicos judíos de Cleveland, lograron que National Allied Publications les editara en el número 1 de “Action Comics” el debut de un personaje que habían creado: no era otro que Superman, al principio saltador y bastante antisistema. En el universo alternativo que Alan Moore creó para “Watchmen” ése fue el aliciente para que alguna gente se convirtiera en justicieros disfrazados (mientras leía cómics de piratas), pero en nuestro mundo fue el comienzo de los superhéroes tal como los conocemos. Un año después, en mayo de 1939, la misma empresa lanzó en el número 27 de “Detective Comics” al Batman creado por Bob Kane y Bill Finger: el primer vigilante había nacido, y a partir de allí la cosa no paró nunca. La editorial se fusionaría más tarde con otras, como All-American Publications, donde debutó Wonder Woman en diciembre de 1941 (la primera amazona, literalmente, creada por William Moulton Marston). Esos dos tipos fueron los padres del fenómeno. Uno extraterrestre, todopoderoso, casi inmortal, que recarga sus energías con la luz de nuestro sol amarillo; el otro humano, vulnerable, mortal, que se siente más cómodo en la noche. Uno fue criado por padres adoptivos amorosos y humildes, que le enseñaron la virtud del altruismo; el otro, por un mayordomo tras el asesinato de sus padres, hecho del que extrajo un sentido de la justicia cercano a la venganza. Al primero le alcanza con sacarse los lentes y despeinarse un rulo para que nadie lo confunda con su identidad secreta, un periodista algo pelmazo; el segundo usa una máscara para tapar el rostro del millonario playboy bajo la capa (ambos tienen algo de don Diego de la Vega). El de rojo y azul tiene una enamorada, y el de negro no tiene chances de pareja estable. No podían ser más diferentes, y por eso sus encuentros siempre tuvieron que ser interesantes: también fueron pioneros en los team ups de héroes. Y con ellos empezó el equipo designado por Warner Brothers (actual propietaria de DC) para arrancar un Universo DC en la pantalla -algo que curiosamente nunca pudo concretarse-, que pueda hacerle frente al Marvel Cinematic Universe, gestado por la Disney en la vereda de enfrente. Estos dos tenían que limar sus asperezas antes de poder hacer la revolución de los metahumanos: hay que enchamigarse para ser superamigo. Y sí, tienen algo en común, que cuando el espectador cae es como darse cuenta de que el “Feliz cumpleaños” y “El payaso Plin Plin” tienen la misma música. Mesías o demonio La película en cuestión se encuentra en la continuidad de Superman, luego de “El Hombre de Acero”. Vuelve Zack Snyder en la dirección y David S. Goyer como uno de los guionistas, mientras que Christopher Nolan se baja de los textos y pasa a la producción ejecutiva (quizás para cuidar el tratamiento al murciélago, con el que tuvo sus buenos momentos). La historia retoma los sucesos a partir de la batalla contra el General Zod: Bruce Wayne estaba en Metrópolis ese día, y vio con sus propios ojos la destrucción de una financiera de su propiedad, con la muerte de varios de sus empleados y la mutilación de otros. Como otros, comienza a desconfiar del alienígena bondadoso: también los políticos, a partir de otros sucesos. ¿Es Kal-El un Mesías terreno o alguien temible en virtud de su poder infinito? Alexander “Lex” Luthor, un joven millonario bastante loco, se plantea un dilema teológico: no se puede ser infinitamente bueno e infinitamente poderoso a la vez. Más terrenalmente, se mueve en dos direcciones: obtener kryptonita y mover los hilos para estimular la rivalidad entre el redentor y el que busca redención. Las cartas están echadas. Ya en la “Superman regresa” de Brian Singer, había comenzado a explotarse la estética mesiánica para “el último hijo de Kryptón” (cuando flotaba con las manos abiertas), que Snyder explota más, cuando el de la S aparece en el cielo, en contrapicado, con la capa flameando de lado como las túnicas de los frescos renacentistas. Es interesante el desarrollo de una psicología supermanesca (que en realidad tendría que parecerse a la del Dr. Manhattan de “Watchmen”; en algún punto, Clark Kent es el ancla de Kal-El con la humanidad, de la mano de Lois Lane, por supuesto). Del lado más oscuro, se vuelve a contar la escena fundante del asesinato de los Wayne, explotando todo lo que se contó en diversas ocasiones en los cómics (Snyder siempre fue muy bueno llevando viñetas a la pantalla, en “300” y la propia “Watchmen”: lo de las perlas es muy logrado). Después, el enfrentamiento entre ellos es más en el terreno de las ideas, aunque hay un mano a mano como para cumplir con el espectador. Y la última media hora gira en torno a Doomsday y el subsecuente clímax de la acción, con las consecuencias que el lector de cómics imagina cuando decimos ese nombre. Entre medio, alguna que otra escena onírica que no suma nada (a menos que sea una clave de cómo sigue la franquicia). Caras y caretas Henry Cavill y Ben Affleck están bastante bien en su lógica binaria: uno medio buenazo y medio estólido, y el otro siempre enfurruñado (Affleck no es Keaton o Bale, pero lo recordarán mejor que a Clooney). Amy Adams como Lois nos ha crecido, es todas las Amy Adams que hemos visto en los últimos años y tiene mucho peso específico. Como Jesse Eisenberg como Luthor: un joven prodigio absolutamente pirucho, mezcla de su Mark Zuckerberg de “Red social” con el Joker. Pero la entrada se paga con Gal Gadot como Wonder Woman (la Mujer Maravilla, para fans de Linda Carter): es el verdadero personaje de acción, que pasa del glamour de publicidad de perfumes a convertirse en una guerrera temible y risueña (nada de vueltitas y bombachudos). Entre los secundarios, el Alfred de Jeremy Irons es gracioso, y menos aplomado que el de Michael Caine. Diane Lane le pone oficio a Martha Kent, la mamá del supertipo, mientras que Laurence Fishburne hace lo propio con Perry White, el jefe de Clark y Lois, dueño de un par de diálogos divertidos para periodistas y estudiantes de comunicación. Y ahí está Holly Hunter, dotando de ambigüedad a la senadora June Finch. Después hay algunos cameos y reapariciones, y la aparición de varios periodistas reales, como para dar credibilidad a la cosa. La semilla está plantada: el año que viene nos espera “La Liga de la Justicia Parte Uno”, y ahí sabremos si DC puede cantarle envido a Marvel en el salto a la pantalla.
Poder Absoluto El tiempo pondrá a «Batman vs. Superman: Dawn of Justice» en el lugar que se merece. A saber, el de una de las películas más logradas del subgénero superhéroico, ese que desde hace un tiempo llegó para quedar en el imaginario popular del cine como una especie de western moderno, provocando escozor en los puristas y eufóricos placeres en los amantes del cómic y la ciencia ficción en general. En términos cinematográficos, Zack Snyder vuelve a tomar entre sus manos un artefacto explosivo altamente volátil. El director aborda la misión de dar forma a la primera película que reúne a los dos personajes más icónicos no solo de la editorial DC sino de la cultura de masas. Ahí están el Hombre de Acero y El Caballero Oscuro con su mitología a cuestas y una horda de fanáticos aguardando famélicos. El desafío era alto, y aunque fiel a su estilo -el mismo que lo llevó a destruir «Watchmen» (2009) quizás la mejor novela gráfica jamás escrita- en este caso Snyder sale airoso, creando una película oscura, violenta, rabiosa y de acción trepidante, que representa un gran y promisorio comienzo para la apuesta más seria de la DC Comics en la pantalla grande. bvs-7 El título elegido, una obvia e inteligente estrategia publicitaria, es algo más que una anécdota. La batalla entre ambos héroes no es sino una excusa para construir el prólogo de lo que será el derrotero de la editorial en el cine con un aluvión de películas ya anunciadas que desembocarán en la Justice League, el equivalente que esta vereda tiene de Avengers. Y con esa intención, todo se lleva a cabo con precisión e inteligencia. La historia está atravesada por guiños para los fanáticos y anticipos de lo que vendrá. Caldo de cultivo para el fervor comiquero. Con todo, las dos horas y media de película transcurren entre las volcánicas escenas de acción, -debilidad del director- los anticipos, destacadas actuaciones y un delicioso ejercicio intertextual con historias clásicas de la narrativa dibujada. Así, a la referencia obvia a «The Dark Knight Returns» (Frank Miller, 1986) se suman la de «Superman: Red Son» (Mark Millar, 2003), «Crisis on Infinite Earths» (Marv Wolfman y George Perez, 1985) y «The Death of Superman» (varios autores, 1992) entre muchos otros. El guion de Chris Terrio y David S. Goyer marca una distancia insoslayable con el cine de superhéroes realizado hasta el momento, monopolizado en al menos un 90% por las producciones de Marvel Cómics, y como si fuera una extensión natural de lo que ambas editoriales supieron proponer en materia de comics, construyen una historia lúgubre, de tintes oscuros, sin lugar para el humor y con muy poco espacio para el público infantil. Se reemplaza la colorida pirotecnia de Avengers por un escenario de terror, de psiquis retorcidas, pasados tortuosos y mentes enfermas. bvs-6 En ese lugar surge un enorme Jesse Eisenberg, que reformula a Lex Luthor dandole a su innata megalomanía los rasgos de un psicótico que por momentos recuerda al mejor Joker de Heath Ledger. Eisenberg es la llave maestra de un guión que avanza a través de su personaje, que si bien no respeta las características propias del que desanda su maldad en las páginas de Superman, convence por la soberbia interpretación del actor. Gal Gadot deslumbra como una Wonder Woman largamente esperada en la pantalla grande. Su versión de la amazona convence de punta a punta y genera expectativa en torno a la película que la tendrá como protagonista. bvs-2 Detrás de ellos (sí, detrás) aparece el cuestionado (a cuenta) Batman de Ben Affleck, que logra sobreponerse al prejuicio popular como un convincente Hombre Murciélago. Más adusto que el de Christian Bale, su inmediato predecesor en la pantalla grande, pero también más furioso, traumado y violento. El Batman de Affleck se deglute al Bruce Wayne de Affleck, recordando saludablemente a la versión (otra vez) de Frank Miller y dando forma a una caracterización sólida, que seguirá siendo el epicentro de la polémica quizás más por la elección del actor que por el resultado final del experimento. Henry Cavill repite la buena tarea como el Superman sombrio que llevó adelante en «Man of Steel» (2013) sumándole en este caso el contrapunto del álter ego humano del superhéroe, Clark Kent, sin que la historia se detenga demasiado en él. Y es quizás ese el aspecto más destacable de la película terminada. Concientes de que tienen entre manos un producto icónico del arte industrial, de consumo masivo y conocimiento popular, director y guionistas no se demoran en cuestiones que ya se trataron hasta el cansancio con anterioridad, y elipsis tras elipsis, avanzan evitando el hastío. Se da por supuesto, criteriosmente, que el espectador ya conoce el origen de Batman, de Superman, los pormenores de sus identidades secretas y las características propias de los personajes. Así que se omite lo que tácitamente ya está instalado en el conocimiento colectivo y se da paso a una historia nueva, sin vueltas ni rodeos. bvs-9 «Batman vs. Superman: Dawn of Justice» confirma lo que DC ya demostró con la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan: existe otra manera de realizar cine de superhéroes. Una más adulta y repleta de matices, con segundas lecturas, creada para algo más que satisfacer las necesidades de un mercado voraz. Como lo hiciera alguna vez con sus cómics, sienta jurisprudencia y hace escuela. Resta esperar con ansiedad desesperante lo que vendrá, que promete un puñado de grandes historias extrapoladas desde un genial e infinito universo de viñetas.
Superhéroes tomados en serio. Y un día Batman aprendió a pelear... Por fin y como era esperado de parte de Zack Snyder, el paladín encapuchado llena los ojos con acción desfibrilante. Esa es la expectativa primordial en una película de superhéroes: que la acción, mucha o poca, sea impactante, y las Batman de Nolan, si bien fueron thrillers oscuros con mucha narrativa, carecían de todo impacto. Debo confesar que el director inglés es a mi gusto quizás el mejor de su generación, pero las escenas de acción no son su fuerte. Snyder, en cambio, es un especialista demostrado en hacerle caer la mandíbula al espectador. Claro que Batman no está solo. Como bien anuncia el título de la película, al hombre murciélago lo acompaña Superman, un extraterrestre todopoderoso que poco tiene que ver con aquella versión original de Richard Donner. A los nostálgicos y los conservadores no les gusta el nuevo Superman, porque no se viste en cabinas, convive en un departamento con Lois Lane y no rescata gatos de la copa de los árboles. A la crítica, en general, tampoco le gusta la visión de Snyder para con las adaptaciones de los cómics. Ya pasó con Watchmen, luego con Man Of Steel y ahora con Batman v Superman. Zack Snyder no hace cine Marvel, sino que tiene su propia impronta, más oscura y más adulta (más aburrida para muchos). No necesariamente mejor, pero sí distinta. A mí me gusta. Las reminiscencias de Watchmen son muchas, sobre todo en la estructura narrativa, que en un principio puede parecer caótica. El director arma el rompecabezas por partes para crear la historia y promediando la película éstas empiezan a encajar. Tres cuartos de cinta se desarrollan sobre un género más cercano al thriller que a la acción, lo que quizás incida en las expectativas del público. Sin embargo, cuando hay acción, es para aplaudir. Habrá quienes puedan criticar la película en uno u otro aspecto, pero la fotografía es inapelable. Sinceramente no se ocurre ninguna versión superadora de cómo retratar visualmente a los protagonistas. El director, otra vez, vuelve a darle vida a las viñetas como sólo él sabe. Sólo me cabe una crítica: Lex Luthor, y no porque la actuación de Eisenberg no sea convincente, sino por el retrato exagerado que hicieron del villano, que de alguna manera genera un alto contraste con el resto de los protagonistas. Es contradictorio que por un lado se busque humanizar a los personajes para que la audiencia genere más empatía con ellos, y por el otro se caricaturice al malo de turno casi al borde del absurdo. Esto resta en el puntaje, aunque no arruina la experiencia. Batman v Superman lleva impresa la estética de Snyder. Eso es muy bueno para algunos y muy malo para otros. Quienes esperen una de Marvel van a salir decepcionados. Quienes, por otro lado, quieran ver una versión adulta de una épica pelea entre los dos superhéroes más taquilleros de la historia, la van a pasar bien. No será todos, pero algunos la recomendamos.
El nuevo Batman La película más taquillera del momento parece ser también una de las más polémicas. En realidad no mucha polémica, más bien insultos que se tiran al aire cuando alguien ataca con dureza esta nueva película con héroes de DC Comics. La generación de los lectores sistemáticos de historietas domina hoy la taquilla mundial pero arrastra los prejuicios de las generaciones anteriores. Los que antes se obsesionaban por la literatura y el teatro para interpretar las películas, han sido reemplazados por una nueva camada de espectadores de cine que parece negarse a interpretar una película en base a lo que realmente pasa en la película, más allá de cualquier texto o formato previo que la inspire. DC Comics ha visto a sus personajes en la pantalla grande desde hace mucho tiempo. Aunque el lugar común hoy indica lo contrario, se trata de personajes que han tenido gran suerte en el cine, en especial Batman, con sus versiones dirigidas por Tim Burton y Christopher Nolan. Si algo aprendimos de Batman es justamente que no existe una forma correcta de llevarlo a la pantalla de cine y televisión. No solo Burton y Nolan demostraron que podían hacer cosas diferentes pero igualmente buenas, sino que tiempo atrás la versión pop en clave de comedia creada por William Dozier también era brillante. Aquel inolvidable Batman con Adam West tuvo también una versión cinematográfica. Así que no hay reglas, salvo las que cada film crea, lo que realmente hay que hacer es analizar la película que tenemos delante, Batman vs Superman. La película muestra al millonario Bruce Wayne preocupado por los daños colaterales del superhéroe Superman, a quien le reclama por los daños colaterales de sus enormes batallas contra los villanos. La forma en la cual la película lo muestra resulta un poco apresurada y poco convincente, además de abrir algunas puerta a cierto verosímil que luego le costará cerrar. Superman ya ha sido presentado con detalle en el film anterior del héroe, pero Batman es nuevo así que también tenemos que conocer su pasado, incluyendo la muerte de su padre y, más importante para la trama, de su madre. Lo acompaña, como siempre, su mayordomo y lugarteniente Alfred, interpretado de forma espantosa por Jeremy Irons en un tono que no es ni gracioso, ni cínico, ni interesante. Un punto que quedará en la historia es justamente haber creado el peor Alfred de la historia. En sus dos horas y media Batman vs Superman tiene que presentar a un nuevo héroe, enfrentarlo a otro héroe, y luego agregar villanos. Como si esto no fuera suficiente, incluye a la Mujer maravilla a la que le da un cierto protagonismo pero no termina de presentar. Y anuncia, como si fuera un corte publicitario, tres nuevos héroes por venir. Es mucho material, muy atractivo para las ventas, pero muy poco sólido en la narrativa. Aunque se entiende que esta es una película de Batman, los demás personajes sufren peleando por algo de protagonismo. Incluso Superman es un personaje desdibujado, casi olvidado por el guión por momentos, algo bastante insólito. Pero no todas son malas noticias, porque si pensamos que se trata de una película de Batman, lo que vale es que Ben Affleck interpreta a un Batman magnífico. Todo funciona en su Batman, su personaje tiene futuro y una película solo con él y Ciudad Gótica tiene mucho potencial. En la multiplicación de personajes y conflictos el la dirección y el guión no hacen buena pareja en este caso. La grandilocuencia visual de Snyder tiene por momentos indiscutible impacto, pero en otras escenas es una confusión de explosiones y fuego que tiene muy poca claridad narrativa. Así que la película necesita explicar cosas y sumar información en los momentos en los cuales Snyder deja las cosas un poco en paz. La falta de humor, por otro lado, lo que en este caso hubiera venido bien para que la ridiculez de algunas escenas quedara algo tapada. Ser ridículo y solemne es una combinación que hace vulnerable a cualquier film. La taquilla aprobó con creces a esta película que sufrió un inusualmente violento rechazo de la crítica. Muchos espectadores también fueron críticos. En la euforia de la victoria comercial es posible que estén tomando notas para el futuro. Todos tendrán sus películas y convivirán en La liga de la justicia. Como espectadores solo queda desear lo mejor, ya que esas películas coparán las salas del mundo. Nuestra apuesta, como de costumbre, es para Batman, y en particular para Ben Affleck. Si algo del mundo de sus films como director, tanto en la melancolía como en la narrativa perfecta, puede sumarse al mundo DC, entonces no hay de qué preocuparse, Ciudad Gótica y sus personajes estarán a salvo.
Una película para pasar un rato ameno y llevadero, pero facilmente olvidable. Jesse Eisenberg entrega un Lex Luthor un tanto flojito, donde la sofisticación y la locura no se ven en lo interno, ya que prácticamente el 100% del personaje lo elabora desde la ...
Convengamos que los espejitos de colores ya no vienen en carabelas desde Europa, como bromeaban “Les Luthiers” en uno de sus sketch. Hace mucho y, sobre todo hablando cinematográficamente, vienen del gran país del norte, más específicamente de la ciudad de Los Ángeles, circunscribiéndose al barrio donde está instalada la llamada “meca del cine”, que es Hollywood. Si toda esta presentación le parece una broma de mal gusto, pomposa, ampulosa, redundante y altisonante, sólo repite la estructura narrativa, de producción, estética, guión, construcción de personajes y conflictos (si se le puede llamar así) incluidos del filme. Sin dejar de lado la bajada de línea pseudo filosófica-política, los malos, son pero malos, muy malos, ya sabemos hoy en día quienes son, y que no podían faltar en una producción de esta naturaleza. Esto no significa que está mal filmada, ni que los efectos especiales sean de factura mediocre, o que el montaje pierda el ritmo del relato, sólo que defrauda por lo vacuo, vacio, del texto. Cuando promocionalmente, y desde el titulo en español, prefiguraba otra cosa. Algo así como políticamente casi incorrecta. Para algo de ese orden vayan a ver “Deadpool”, todavía en la cartelera porteña. Nuevos dioses, viejos mitos, héroes y villanos, los de siempre, con alguna que otra aparición para dar lugar a la próxima entrega con toda la liga de la justicia ya desempolvada y lista para desplegarse, entre ellos la Mujer Maravilla en la piel de la actriz israelí Gal Gadot, bueno, mejor dicho, en el cuerpo de ella, de lo mejor del filme, la actriz, digo, también su cuerpo por supuesto. En este orden las actuaciones de los secundarios superan en performance a los principales. Ben Affleck es correcto en su interpretación, sobre todo en momentos en que la juega de un cansado Bruce Wayne, su contrapartida es el anodino Henry Cavill, quien no da ni como Superman, aunque lo filmen volando o levantando un barco transatlántico, ni como Clark Kent, con conflictos personales más del orden de la moral que del buen gusto, ¿o era al revés? Desde que comienza la realización Zack Zinder, su director, personalmente pide, antes de comenzar la proyección real, que nada contemos de la trama. Toda una alegoría, siendo en realidad demasiado previsible hasta en los intentos de vueltas de tuerca. Escrito por David S. Goyer y Chris Terrio, éste último responsable del guión de “Argo” (2012), por el que gano el premio de la Academia, lo cual significa poco, más siendo su primer y único antecedente como guionista hasta la fecha. ¿Habrá sido casualidad?. En esta ocasión, al menos no fue revalidado. Esos problemas y contradicciones narrativos, planteados a la orden de un texto que intenta unir lo imposible y que llevado al audiovisual por un buen director técnico, dicho esto para diferenciarlo de los autores cinematográficos, no podría corregirlos. Se nota el esfuerzo, pero el desorden, la necesidad de abarcar y contar todo, de refrendar historias no lo hace confuso, pero si agotador y aburrido. Entonces tenemos los traumas infantiles vivenciales de Batman contra los cuestionamientos éticos actuales de Superman, así va y vuelve sobre los personajes, mezclándolos con los secundarios que a la postre, por no ser abusados con el lápiz, terminan siendo de lo mejor del filme. La ya nombrada actriz israelí, Holly Hunter en el papel de la senadora Finch, que duda de la prioridad de tener un super héroe sin limitaciones como ídolo a seguir, Lawrence Fishburne en la piel del editor del diario “Daily Planet” de Metrópolis, pasando por la maravillosa Diane Lane (¿no envejece esta mujer?) en el papel de madre de Superman, o en el más cínico de los Alfred interpretado por Jeremy Irons, para terminar con la frutilla de Amy Adams como Lois Lane, lo mejor en todo sentido. En orden de importancia, lo dicho, la dirección de arte, la fotografía en concordancia con las necesidades estéticas del guión, el montaje, efectos especiales incluidos, sólo que todo junto tratando de imponer a la obra en armonía con el énfasis solemne en un texto que brilla por la ausencia de dramatismo. En este orden de situaciones se lleva el premio mayor el diseño de sonido, más taxativamente la banda sonora, exagerada, redundante, por momentos anticipatoria de manera ridícula, en síntesis agotadora, no sólo cansa sino que termina aturdiendo.
Escuchá el audio haciendo clic en "ver crítica original". Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli.
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A cada estreno de una película de Zack Snyder nos invade la más profunda incertidumbre sobre si veremos algo más cercano a las aclamadas El amanecer de los muertos y Watchmen o si el director caerá en la mediocridad de Suckerpunch y Ga`Hoole. La recibida del público, en este caso no es más que anecdótico. Los números de la taquilla son bastante predecibles desde antes del estreno hasta luego de 2 semanas en cartelera. Un estudio como Warner con una marca establecida como el universo de DC se valdrá por sí solo para colocarla en el podio de las más recaudadoras del año. Y por otro lado la subjetividad de la crítica difícilmente aleje al público de las salas. El juicio final quedará como siempre en el espectador. Ahora sí, vayamos a la película. Las complejas composiciones de planos que emulan al comic y las abundantes referencias y vinculaciones estéticas a varias historias del acaso máximo exponente del comic internacional no logran tapar el hecho de que el director haya dejado de lado lo esencial para ofrecer una buena película: un guión efectivo. Nadie se levantará de la sala ni tampoco se enfadará por haber perdido su tiempo, pero sí es muy probable que una sensación de defraude lo invada al retirarse de la sala. Toda acción dramática se encuentra revestida por lo que parecen ser fuegos de artificio cuya única intensión es distraer al espectador de que detrás de las cuidadas particulitas de polvo y lluvia que salpican al personaje y la abundancia de cámaras lentas y rápidas, no hay nada para rascar debajo de la superficie. La historia se resume a lo que el título describe. Batman está enojado con Superman. Lo interesante de Batman que tanto se ha sabido explotar en el mundo del comic, son los tormentos que sufre por consecuencia de sus padecimientos personales. A lo largo de sus más de 70 largos años de existencia el personaje creado por Bob Kane y Bill Finger sufrió la muerte de familiares, amigos y amantes que lo convirtieron en el frio y calculador vigilante que es (inclusive en la peor de sus adaptaciones cinematográficas, escojamos la que escojamos). En la película de Snyder la motivación para pelearse con Superman es casi un capricho. Y no es ningún spoiler mencionar que eventualmente dejarán de lado sus diferencias para estar del mismo bando. Basta con ver el trailer o estar al tanto del proyecto de adaptación de La liga de la Justicia. Pero el móvil por el cual se llega a eso es algo que jamás hubiera surgido ni siquiera de un guión de la serie con Adam West. El fracaso de la producción poco tiene que ver con la interpretación de sus actores que tanto han sido cuestionados (sobre todo Ben Affleck). Tanto Cavill como Affleck parecen estar conscientes a lo largo de todo el film de que el potencial de la historia no fue exprimido al máximo. Una sensación similar atravesará el espectador que no necesariamente debe caer en el fanatismo obtuso ni la rechazo total. Existe un punto medio entre ambos que somos aquellos que lejos de celebrar el triunfo o la derrota de la película nos quedaremos con la incertidumbre de saber cuanto más se podría haber desarrollado la historia. Lo que es seguro es que Batman Vs. Superman es el triunfo del cine como comercio de masas. No importa que a Warner no le alcance el tiempo para contar la cantidad de dólares que recibirá por la taquilla, tanto los actores, como el director y posiblemente los mismos guionistas sabrán que algo falta. La principal víctima es, una vez más, el cine.
La espera ha terminado, el encuentro entre dos de los superhéroes más famosos y populares de la historia ha llegado y, lamentablemente, es bastante decepcionante. Dicho sentimiento poco tiene que ver con el trabajo de los actores, sino con un director que desaprovecha una fantástica materia prima para crear un aburrido, desordenado y largo festín de oscuridad y efectos especiales.
Seamos claros: Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no es el peor filme de superhéroes que uno haya visto, pero seguramente es uno de los mas solemnes y pretenciosos que haya presenciado. No transmite emoción, es simplemente un espectáculo frío, de desarrollo medianamente rebuscado y bastante entretenido en la medición final. Es marginalmente superior a El Hombre de Acero ya que no bastardea los orígenes clásicos de ningún personaje, y la historia es medianamente atrapante durante el 75% de su duración. El problema es que, en un punto, los personajes se chiflan, olvidan sus profundas motivaciones emocionales, y se hacen compinches así de la nada. Oh, sí, se les viene encima una amenaza superior y hay que vencerla - en medio de una orgía de efectos especiales - pero esos minutos son tan exagerados, entreverados y escasamente creíbles que terminan por diluir la efectividad que había logrado el buen desarrollo previo. Honestamente el principal problema que tiene Batman vs Superman: El Origen de la Justicia es que tiene que justificar la orgía de destrucción del climax de El Hombre de Acero y, para ello, se adentra en terrenos dramáticos pantanosos. El escenario de destrucción es demasiado parecido al de la tragedia de las Torres Gemelas - vean sino a Bruce Wayne corriendo por las calles de Metrópolis, cubierto de polvo y esquivando rascacielos que se desploman a su alrededor -, lo que imagino que habrá indignado a los círculos intelectuales norteamericanos (léase la prensa yanqui), los cuales salieron a castigar sin piedad al filme. Ciertamente Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no es la primera película que toca un escenario semejante, pero los otros - desde Terremoto, La Falla de San Andrés hasta 2012 - al menos tuvieron el tino de hacerlo ridículamente exagerado y pochoclero. Acá, en cambio, los libretistas deciden enterrarse con todo en el lodazal, sea con monumentos recordatorios, funerales masivos, marchas de protestas - lo cual es demasiado similar a lo que ocurrió en USA en los meses siguientes a los atentados de Setiembre 2001 -, lo cual tiene algo de indignante si uno considera que todo eso no es mas que carga dramática barata para desplegar, en cuestión de minutos, a otra andanada de caos masivo protagonizado por un puñado de tipos disfrazados. Bastardearon un drama real para usarlo simplemente como escenario "interesante" para una película pasatista de superhéroes. Mientras que el detalle debe haber herido unas cuantas sensibilidades yanquis, desde aquí - y a la distancia - el desarrollo se ve bastante potable. El filme plantea temas muy interesantes - si un alien como Superman es realmente una figura mesiánica (capaz de generar nuevos cultos y alterar religiones establecidas), o simplemente es un amoral que sigue sus propios intereses y al cual no le interesa el sacrificio de miles de vidas; o el debate de si se justificaba semejante genocidio con tal de salvar al resto de la humanidad - y amaga con explorarlos pero, por otro lado, se enreda en la burocráticas pesquisas de Bruce Wayne, el cual sigue una pista salida quién sabe de dónde, y la cual lo lleva a ubicar un cargamento de kriptonita, material necesario para detener al extraterrestre todopoderoso en caso de que a éste un día se le chifle el moño. A su vez la investigación lo lleva al descubrimiento de metahumanos - una info provista por los archivos de Luthor, el cual los ha estado monitoreando desde hace rato -, ell cual es un detalle metido con calzador para justificar la existencia de la inminente pelicula de la Liga de la Justicia. Por otra parte Luthor tiene sus propios planes para detener al superextraterrestre, sea a través de la misma kriptonita o, bien, fabricándose algunos juguetitos alternativos. El por qué Luthor realmente quiere detener a Superman no queda muy claro: el quía lo vende como un posible dictador a nivel mundial, situación para la cual conviene tener a mano algo que sirva para matarlo. Mientras tanto Luthor hace negocios turbios de todo tipo, sea presionando al gobierno para que le de mas fondos para el desarrollo de armas, vendiendo armas en el mercado negro, y negociando alianzas non sanctas con terroristas de todo tipo y color. El segundo problema que tiene el filme es que es excesivamente burocrático. Hay demasiadas subtramas, los personajes no tienen todo el desarrollo que debieran, las motivaciones quedan omitidas, y a veces el exceso de verborragia termina por empantanarlo. Bruce Wayne vive demasiado enojado, Alfred es demasiado cínico, Clark Kent es demasiado idealista, y Luthor es demasiado charlatán. Ciertamente el desempeño de Eisenberg es mucho mejor que el esperado (y uno esperaba cero o una perfomance apocalíptica), y hay veces en que logra canalizar a Heath Ledger, siquiera como una version light del Joker. Lástima que a veces desbarranca con salidas atroces y pasos de comedia de comicidad dudosa. software de facturacion para restaurantes SistemaIsis Pero aquí el tema no son los actores (Affleck sorprende y es sólido como Batman / Bruce Wayne, aunque éste último parece una versión gótica de James Bond con sus smokings, su galantería y su Aston Martin vintage; Cavill sigue siendo adecuado y simpático; Jeremy Irons es un Alfred tan corrosivo que resulta molesto; y Gal Gadot destila sensualidad y presencia pero su tiempo en pantalla es bastante limitado) sino el libreto dispar, el cual a veces mete el pie en el acelerador cuando no corresponde y termina generando situaciones bizarras. (alerta spoilers) Si Batman vs Superman: El Origen de la Justicia era pasable durante el 75% de su duración, el filme se clava de nariz cuando Supie dispara la frase "Salva a Marta". Esas tres palabras funcionan como un lavado de cerebro para Batman y, de pronto, todo su odio visceral, todo su rencor acumulado, todos sus años de motivaciones oscuras se van por el drenaje. Ups, ahora somos amigos. A falta de un desarrollo dramático natural los libretistas han apelado a la magia, y han cambiado el humor y la mentalidad de todos estos disfrazados mediante un absurdo truco narrativo. Todo lo que sigue - que es la media hora final - viene super traído de los pelos: Luthor hubiera ganado si no hubiera secuestrado a la madre de Clark o si no hubiera construido a Doomsday; Clark tiene un absurdo doble entierro (y el cuerpo, ¿dónde está?); Eisenberg se chifla y dice que hizo llamar a inteligencias de otro planeta (¿para qué, por Dios santo?); y el otrora solitario y furioso Batffleck se vuelve noble y patriota, deseando armar una liga con un montón de tipos superpoderosos a los cuales no conoce y a quienes quizás ni les interese pelear por el resto de la humanidad. Es como si se hubieran tomado una sobredosis de bebidas energizantes para cocinar las cosas pendientes, como sea y a cualquier costo, en la última media hora. Honestamente no creo que la culpa sea de Zack Snyder sino de la codiciosa Warner Brothers, la que está haciendo su universo de superhéroes a las corridas. En ese sentido yo compararía al contraste de Marvel / Disney con DC / Warner como una suerte de Apple vs IBM: en una predominan los artistas, la visión y la libertad creativa, y la otra es una burocracia infernal dominada por ejecutivos portadores de cientos de estudios de mercado en sus manos. Sus proyectos son armatostes estructurados y almidonados que funcionan y dan resultados, pero son incapaces de generar la misma alegría loca que produce su competencia mas descontracturada (fin spoilers).
La (primera) pelea del siglo La secuela de El Hombre de Acero no sólo presenta en sociedad a la nueva versión del hombre murciélago sino que también potencia a toda la galería de personajes de DC Comics en una película sombríamente eficaz Catorce años tardó Warner Bros. en darse cuenta del potencial de los personajes que ostenta a través de su filial editorial DC Comics. Pasó casi una década y media desde que Wolfgang Petersen (La Tormenta Perfecta, Troya) fue anunciado como el director de este enfrentamiento que finalmente quedó en la nada y fue retomado tras el (moderado) éxito del filme El Hombre de Acero que presentó al nuevo Superman de Henry Cavill. Y fueron catorce años en los que Marvel Films le sacó una ventaja irrecuperable en base a una sucesión de películas que lograron crear un infinito universo de superhéroes que desfilan a razón de filmes por año por la pantalla grande, sin contar las serie televisivas que complementan estos productos. Pero el momento de recuperar terreno ha llegado y con Batman v Superman: El Origen de la Justicia, el estudio hollywoodense quiere subirse al podio de un salto, nuevamente con el director Zack Snyder a la cabeza de un proyecto tan ambicioso como espectacular. Vamos a dividir este monstruo fílmico de 151 minutos de duración en dos categorías para poder desglosarlo mejor. Lo bueno: Desde el vamos, lo mejor de esta película es sin dudas (y por mal que a muchos detractores les pese) Ben Affleck en el papel de Batman. El director de Argo sorprende por la gran caracterización del millonario Bruce Wayne (más parecida a los videojuegos de la serie "Arkham" para entendidos) que al que interpretó Christian Bale en la última trilogía fílmica del héroe. Affleck no sólo ha adquirido el tono muscular sino que sabe llevar muy bien el ritmo de la actuación y opaca a Cavill en una gran parte de la producción. El segundo punto a destacar es la fotografía del filme, a cargo de Larry Fog, que le permite a Snyder retratar muy bien la dicotomía que existe entre las ciudades de Gotham y Metrópolis y que definen el carácter de cada uno de los personajes, pero por sobre todo, le otorgan a los últimos 35 minutos del filme una épica digna de la recordada 300, el trabajo que encumbró al director. El tercer tanto a favor es la interconexión que plantea la historia con otros personajes del universo de DC Comics y los "preparativos" que hace el director para la futura película de La Liga de la Justicia a través de secuencias oníricas y "ganchos" en el guión que no hacen sólo sumar minutos sino también expectativas. Por último, el casting del filme continúa siendo más que acertado ya que a los protagonistas de El Hombre de Acero se le suman el ya mencionado Affleck, Jesse Eisenberg como Lex Luthor, Holly Hunter como una senadora interesada en registrar la actividad de Superman. Gal Gadot como la Mujer Maravilla y el gran Jeremy Irons como el mayordomo Alfred. Lo malo: El director Zack Snyder hace durar al film más de dos horas y media en base a gran cantidad de escenas en las que abusa de la cámara lenta al punto de que debería intervenir la justicia penal, así como también la repetición una y otra vez de escenas que se repiten una y otra vez a lo largo del filme, como subestimando la memoria del espectador. Si bien Eisemberg logra una gran versión del villano Lex Luthor, en ocasiones es tan psicótica que llega a parecerse a El Guasón y en otras parece sobreactuado. Pero eso sí, no cansa. Las motivaciones de los héroes para enfrentarse en un "mano a mano" (que por cierto ya se ha visto muchas veces en los comics) está un poco tirada de los pelos aunque conociendo el material de donde provienen estas historias, se pude pasar por alto con tal de ver el espectáculo visual que resulta del enfrentamiento. En definitiva, es casi imposible para los cinéfilos perderse este evento cinematográfico mundial que será el punto de partida para una aventura mucho más grande que no tardará en llegar y el primer gran enfrentamiento del año ya que en un mes llega el contragolpe de Marvel con el Capitán América en un mano a mano con su amigo Iron Man en Guerra Civil.
Demasiado largo el metraje de Batman vs Superman. Mucha la información especial que contiene uno de los tanques más esperados de 2016. Todo aquello que los fanáticos aguardaron y no esperaban que podía caber en este filme, está. Y dentro del relato. Esta vez no hay escena post crédito y con todo lo que se ofrece durante las dos horas y media de sesión se pueden dar por satisfechos hasta la próxima que, se sabe, vendrá con amigos de La Liga de la Justicia incluidos. El Bruce Wayne-Batman de esta cinta es similar al del especial “Dark Knight” de DC. A sus 46, sabe por Batman y por viejo; suple la agilidad de la juventud con fuerza a base de brutos entrenamientos y el conocimiento que ganó de tanto combatir “alienígenas locos vestidos de payasos” en su originaria Gotham. Ahora, en Metrópolis, se topa con uno nuevo: Superman, el hombre que llegó de Kriptón, que fue criado por granjeros en Kentucky, que salva a la periodista Lois Lane de todo acecho en cualquier rincón de la Tierra, y al resto de la humanidad -–la norteamericana al menos--, pero a su modo y dejando daños colaterales a su paso. De allí que esté siendo cuestionado por funcionarios y ciudadanos; y de allí, el enfrentamiento del título que abunda en escenas de lucha cuerpo a cuerpo y con una bestialidad que obedece a los modos más actuales del cómic. La pregunta del millón: ¿compone, Ben Affleck, a un buen Wayne/Batman? Sí. No hay duda que se han tomado muy en serio la construcción del personaje. En cuanto a la película, pudo haber sido mejor si se hubiera procurado abarcar menos. Luego se discutirá qué sobró, qué faltó y quedar a la espera de otra oportunidad.
Tanto hype, tanta espera, tanta expectativa: es lógico que Batman vs Superman siga dando que hablar y sumemos una tercera review al respecto. Pero esta vez desde una óptica "minita que no sabe nada de cómics" (sí, me costó realmente mucho ponerme en personaje). Y claro, la review está llena de SPOILERS. A grandes rasgos, la historia no se entiende un carajo. Ah, les cuento: me equivoqué al sacar la entrada y entré a ver la versión doblada al español, que de por sí es lo más fastidioso del mundo. Además, los proyectores 3D estaban mal calibrados y casi, casi que se veía mejor sin lentes que usándolos. Por último, a pesar de ser una función un Lunes después de las 22 hs., mucha gente consideró buena idea llevar sus niños a verla, niños que se aburren, corren, hacen ruido, rompen las pelotas, en definitiva. Ah, volviendo a la historia... "El que mucho abarca, poco aprieta" dice el refrán, y es la (fallida) intención meterte en un mundo que no conocés en pocos minutos. Pongan la musiquita de ALF de fondo para seguir leyendo (tomá, acá la tenés), mientras el director Zack Snyder te presenta a: ● Ben Affleck como Bruce Wayne / Batman, que supera las expectativas actorales de todos los que boqueamos antes de tiempo, pero lo que se elige mostrar o no del personaje no termina de cuadrar (otra vez la escena del crimen de los padres, chicos, eso está más visto que el culo que Jesica Cirio). ● Henry Cavill (♥) como Clark Kent / Superman, y Amy Adams como una Lois Lane tan parecida a Agustina Kampfer que distrae hasta el fastidio ● Jesse Eisenberg como un Joker impecable, aunque le tendrían que haber avisado que su papel era el de Lex Luthor... ● Gal Gadot como Diana Prince / Wonder Woman (pará, pará, pará, ¿vos me estás diciendo que la que entraba a robar a una fiesta no era Gatúbela? Chicos, ¡me confunden!) Y así, de una mezcla vomitada de cosas, arrebatos, apresuradas, más o menos la historia avanza. Y avanza más porque alguien escribió un guión que por la propia naturalidad de causas y consecuencias con las que se supone que se desarrolla una trama. Sí, es una peli de superhéroes, pero hay cosas que resultan tan poco creíbles que, a mí por lo menos, me sacaron de la película en reiteradas oportunidades. Por ejemplo: a los pocos minutos de iniciada la película, recordamos cuando hacen pelota Metrópolis (al final de Man of Steel) y los empleados de Wayne (que siguen en el edificio) y recién lo evacúan cuando Bruce les da la orden por teléfono. Y eso distrae: ¿no tienen un protocolo de evacuación? ¿No tienen miedo? ¿No se dan cuenta que la ciudad se está cayendo a la mierda y se tienen que ir? Y así, uno va quedándose colgado en pequeñas cosas forzadas y por momentos la película se hace muy difícil de seguir, no porque el espectador sea lento o porque la historia sea complicada, sino porque los pequeños cabos sueltos hacen que uno se quede pensando más de lo necesario en un punto random. Y es algo completamente ajeno a si uno conoce el universo previo de los cómics o no: un film es otra pieza, otro enfoque, otro código, y por supuesto tiene que tener su propia coherencia interna. Pero por momentos, y sobre todo al principio, Batman vs Superman la pierde. Ah, cierto que esto era una review de minita. Perdón, vuelvo a mi papel... Lo que más me gustó fue el vestuario de Diana Prince. De verdad. Los accesorios y piezas doradas remiten de manera directa a la Wonder Woman de Linda Carter, una acertadísima elección. Gal Gadot también resulta una heroína completamente creíble, con ovarios, mucha actitud y rock, aunque quiero hacer dos salvedades al respecto: una, después de ver a Morena Baccarin en Deadpool, me arriesgo a opinar que la hubiera superado con creces; y dos, no es necesario mostrar a una heroína en acción con planos de publicidad de Pantene, en cámara lenta y con el pelo al viento. En cuanto a los tipos, ¡mucha ropa! ¿De verdad lo vas a meter a Cavill en una bañera vestido? ¿Dónde quedó el Snyder de 300 que se la pasaba mostrando hombres aceitados en cueros? Ni un culito, nada. Definitivamente el punto más débil de toda la película. Espero que en la adaptación de Liga de la Justicia aprovechen un poquito más a Jason Momoa como Aquaman, aunque todos sabemos que el mejor Aquaman de la historia hubiera sido Ricky Fort. ¿Y saben qué? Su mamá también se llamaba Marta. VEREDICTO: 6.0 - ¡BASTA, CHICOS! Batman vs Superman: El Origen de la Justicia podría haber estado mejor. Mucho mejor. No por las expectativas que uno tenga, sino por toooda la inflada previa que hizo el propio estudio. Es como que te agiten un mes con que vas a comer el mejor asado del mundo y al llegar sólo hay patys en la parrilla. Cumple, pero no dignifica.
Batman v Superman: Dawn of Justice (o Batman vs Superman: El Origen de la Justicia) es una de esas películas tan esperadas, tan soñadas por millones de fanáticos, que crea una expectativa absolutamente imposible de cumplir. Im-po-si-ble. Asimismo, es una de esas películas donde todos y cada uno de sus espectadores tiene una opinión bien vocal y definida (y, en este caso, opuesta). Pero, ¿es realmente tan mala como viene diciendo (casi toda) la crítica y (buena parte de) el público? ¿O es otro caso más de ensañamiento, de triple condena de muerte antes de un justo juicio? Antes de proseguir, nobleza obliga: sí, esta review va a ser algo extensa. Pero la película bien lo amerita: no sólo por lo que sucede en el film, sino también por lo que ocurre a su alrededor y en el marco de su estreno. Hay aspectos que sinceramente no se pueden obviar, porque de hecho perjudican el resultado final de la cinta. Así que les pido por favor que me tengan paciencia y lean tranquilos. Por momentos la review va a ir de aquí para allá, casi un daño colateral de la trama. Para comenzar... la primera mitad de la película es bastante irregular. O, mejor dicho, regularmente irregular. El desarrollo de la trama salta de un lado al otro, dividiéndose entre la introducción del nuevo Bruce Wayne/Batman, la actualidad de la pareja de Clark Kent/Superman & Lois Lane (actualmente conviviendo), y la presentación de este nuevo Lex Luthor. El problema es que las escenas dedicadas a cada uno de ellos no duran más que un par de minutos (literalmente). Por momentos se siente como cuando tenés que rendir un exámen en la facultad y sabés que no llegás a leer todos los apuntes. ¿Qué hacés entonces? Leés un poco de cada tema, pasando rápidamente de una cosa a la otra, tratando de estar enterado de todo, sin avivarte que en definitiva no terminás sabiendo nada. Chris Terrio (guionista) y Zack Snyder (director) quieren hacer eso: ponernos al día rápidamente con los 18 meses transcurridos desde el combate en Metrópolis entre Superman y Zod, al final de Man of Steel. Se equivocan, claro. Y sí, ya sé eso de que "las comparaciones son odiosas" pero... asumámoslo y saquémosnos las caretas de entrada: en algún momento, tarde o temprano, consciente o inconscientemente, vamos a compararla con las películas de Marvel; es inevitable. Y hasta creo que, en el fondo, Warner Bros. y DC Comics se ubicaron ellas solitas en esa posición... y precisamente ahí está el mayor pecado que comete BvS: querer ponerse (casi) a la par de Marvel en una sola película. Lo mejor que tuvo el Universo Cinematográfico Marvel, y la principal razón de su innegable y merecido éxito, es que se dieron el lujo de tener 5 películas individuales antes de llegar a la primera Avengers. Warner y DC van a llegar a Justice League Part 1 con sólo tres pasos previos: Man of Steel, BvS, y Wonder Woman. Por un lado, alguien puede objetar "Bueno, pero a DC no le hace falta tanta previa: hasta mi abuela sabe quiénes son Superman, Batman y La Mujer Maravilla". Y sí, en parte dicho argumento es totalmente válido: Iron Man no era ni la mitad de popular o reconocido antes de ser brillantemente interpretado por Robert Downey Jr.; obligadamente tenían que presentarlo. Pero más allá de eso, cada una de esas películas individuales supo darle el tiempo necesario a cada personaje, reuniéndolos de a poco, insinuando futuros arcos argumentales mediante cameos y escenas post-créditos, hasta que, finalmente, los juntó de manera verosímil. Desafortunadamente para los fanáticos de DC, Warner Bros. piensa que no se puede dar ese lujo: creen que ya perdieron demasiado tiempo (y cientos de millones de dólares) ante Marvel-Disney, por lo que necesita precipitadamente alcanzar a su rival ante los ojos del público. Ante esta urgencia por poner todas las cartas sobre la mesa y presentar cuanto antes a la Liga de la Justicia, BvS sufre indirectamente: varios puntos de la trama se sienten demasiado apresurados, forzados, casi innecesarios. Por ejemplo: la razón que lleva a ambos héroes a irse a las manos no es muy lógica, parece tirada de los pelos; pero lo peor es que la razón por la que dejan de luchar -después del zamarreo que se dieron- prácticamente roza el ridículo. Lo mismo ocurre con los sueños/premoniciones. ¿Qué son exactamente y por qué/cómo los tiene justo él? Más allá de que algunas de esas secuencias (una en particular) son visualmente impecables, es una manera simplista y pedorra de insinuar futuros desarrollos. "¿Cómo sabés eso?". "Tengo una intuición" (guiño a la cámara). Dale, media pila. Y antes que piensen "Uh, otro más que la está matando...", aclaro que no es así, la película me gustó. Bastante. Así que vamos a comenzar con rescatar los aspectos positivos (y sí, los tiene, no jodan). Antes que nada: basta, gente... dejemos de demonizar a Snyder; no es el Hitler del género de superhéroes. Les guste el resultado final de la película o no, tiene un estilo bien definido y propio: la estética, los colores, los movimientos de cámara, la fotografía, los trucos digitales... desde 300 hasta acá, Snyder se mantiene fiel a sí mismo, como debe hacer un director, te guste dicho estilo o te parezca una grasada. Y créanme que es muy pero muy difícil tener un estilo propio (más aún en esta época de reboots y remakes de remakes). Y otra cosa: sabe dirigir películas de acción de manera brillante. Sus escenas son ambiciosas, épicas, adrenalina pura, con algunos planos impactantes que tienen todo el potencial para convertirse en icónicos. Snyder tira al techo toda la manteca habida y por haber, y después sale a comprar más, con ganas, desafiante, como debe hacer el director del film que reúne a los 3 héroes más importantes de DC (y hasta te diría que de todo el género). De la misma manera, entre todo el ruido y la crítica ponzoñosa, aplaudo a Warner por tener el valor (y hasta algo de ingenuidad) de cerrar los ojos y decirle a Zack: "Tomá, acá tenés las llaves del auto, tratá de no chocarlo mucho". Es evidente que Snyder tiene un ego y unos huevos ASÍ DE GRANDES para hacer oídos sordos a las críticas y seguir adelante con su visión del Universo DC, sabiendo que sería imposible conformar a todos los fans que vienen fantaseando hace 30 años con ver este enfrentamiento en cine. Más allá de cual sea el veredicto final (que parece que ya estaba sellado y firmado hace rato), Warner y Snyder realmente se la jugaron esta vez, fueron a todo o nada. El guión tiene y trata temas interesantes que, lamentablemente, no termina de profundizar por este maldito apuro de mover todas las piezas de ajedrez en la menor cantidad de jugadas posibles. Por un lado, es algo frustrante verlo a Superman retroceder unos pasos respecto a la posición y confianza en sí mismo que había logrado la última vez que lo vimos, cuando llegaba todo contento al Daily Planet. Ahora nuevamente lo vemos dubitativo y algo inseguro en su manera de actuar. Paradójicamente, es justo ese aspecto del personaje el que más lo humaniza, el que mejor permite que uno, como mero espectador de carne y hueso, pueda identificarse aunque sea un pelín con un alienígena capaz de mover la Luna (como hizo una vez en los cómics). Históricamente las mejores historias de Superman fueron aquellas donde se cuestiona su accionar al punto tal que él mismo duda de su lugar en la raza humana. En esta ocasión (y quizás también como respuesta y metacomentario de Snyder a las críticas recibidas por parte del público y la prensa luego del desenlace de Man of Steel), Superman ve cuestionado su accionar luego del combate contra Zod y de una intervención suya en territorio hostil al gobierno de los EE.UU. al comienzo del film. ¿Hasta dónde puede y debe llegar su "ayuda"? ¿Qué o quién puede garantizar que, de un día para el otro, Superman no panquequeé y ataque a la humanidad? ¿Es correcto idolatrarlo cual becerro de oro? ¿Es un Dios? Todas estas son preguntas válidas, legítimas, y que -en parte- son vocalizadas por la Senadora Finch (interpretada por Holly Hunter). De hecho, creo que son preguntas tan interesantes de plantear que se merecían un film aparte, una verdadera Man of Steel 2. Pero parece que no era el día, así que simplemente son planteadas, se insinúa un desarrollo, y se terminan respondiendo simbólicamente y a las apuradas. Otro aspecto muy importante a destacar es que... en serio, HAY QUE DEJAR DE JUZGAR a los actores antes de verlos interpretar el papel. ¿Se acuerdan cuando Chris Nolan confirmó a Heath Ledger como el Joker para The Dark Knight? Uy, Dios... fue un pandemonio eso. Y sin embargo... hoy en día lloramos a moco tendido con cada aniversario del fallecimiento de Ledger, lamentándonos no haberlo podido ver repetir su inolvidable interpretación, agradeciéndole por tanto y pidiéndole perdón por tan poco. Pero como no aprendemos de nuestros propios errores, como nos fascina hablar antes de tiempo, exactamente lo mismo ocurrió cuando Warner anunció a Ben Affleck como el nuevo Batman: antorchas encendidas, saqueos en las calles, perros con cabezas de gato, eclipses totales del corazón, fanboys online despotricando ¡cómo podía serrrr! que hubieran elegido al tipo que protagonizó Daredevil (una película cuya version extendida en DVD es muy superior a la vista en cine, a pesar de tener un guión malo y un director de tercera, pero... claro, la culpa era del actor), alegando que la noticia era "el último clavo que faltaba en el ataúd de BvS". Todo esto por supuesto olvidando que aún faltaban casi 2 años para verlo en pantalla, pero bueno... ¡esos son detalles insignificantes ante el fanboy odioso! Pero acá estamos, con un nuevo (y muy discutido) actor colocándose la máscara del murciélago, el 6º en el cine, y... hay que dejar el orgullo de lado y reconocerlo con la frente en alto: nuevamente Warner les tapó la boca a todos. Aún es muy pronto para decir si Affleck es "mejor Batman" que Christian Bale (hay diferencias en la interpretación del personaje; son lo mismo y a la vez son distintos), pero algo es seguro: Affleck interpreta a un MUY buen Batman. Perturbado, cansado, agresivo, sólido, hastiado, físicamente imponente (más que cualquier otro actor anterior), es un Hombre Murciélago con varios años y cicatrices psicológicas encima. Se percibe a un hombre que, si no fuera por el ímpetu renovado que le trae enfrentarse a este Dios alienígena que descendió del cielo, muy posiblemente estaría en sus últimas noches de lucha en las calles. Y resulta sumamente verosímil el odio que siente Bruce hacia Superman, luego de una excelente escena inicial donde lo vemos intentando rescatar a sus empleados de los enormes destrozos causados por el combate entre Superman y Zod (el director astutamente nos ubica a nivel cero, para que lo experimentemos como un simple individuo más). Para terminar -y acá no me puedo explayar demasiado, por los spoilers-, me gusta verlo a Batman... en el centro de la escena, estando al tanto de todo, sabiendo todo lo que pasa a su alrededor. Porque Superman será siempre el todopoderoso, pero Batman es el cerebro del grupo, el estratega, el que da las órdenes, el que corta el bacalao. El final de la película lo deja bien posicionado en ese aspecto. Lo mismo ocurre (y acá sí me incluyo entre los que no estaban muy satisfechos con el casting) con Gal Gadot como Wonder Woman. Si bien no son taaaantos los minutos que tiene en pantalla (aunque sí son más de los que creí que iba a estar), me resultó totalmente convincente en su rol dual de Diana Prince y guerrera amazónica: no sólo compré, sino que hasta me dio algo de esperanza de que su desempeño como heroína, sumado a la ambientación de época, pueden convertir su film individual (actualmente en rodaje) en algo realmente interesante y con potencial. Felicitaciones a la Srita. Gadot por cerrarnos bien el upite ^_^ Siguiendo con las actuaciones, Henry Cavill vuelve a interpretar a un más que correcto Hombre de Acero, pero se ve obligado a compartir su presencia en pantalla con el Batman de Affleck... y sí, queda un poco opacado (¿quién no?). Además, hay que reconocer que esta vez las circunstancias le son bastante más adversas que en su debut cinematográfico: creo que la única escena donde la pasa realmente bien es cuando Clark se mete en la bañera con Lois (ella está desnuda, jiji). Y ya que mencionamos a Lois, debemos mencionar que en esta oportunidad el personaje es mucho más instrumental a la trama: la vemos más veces siendo utilizada como herramienta narrativa, como la damisela en peligro, que como aquella intrépida y temeraria reportera que conocimos en Man of Steel. Aún así, cuando los vemos juntos, Cavill y Amy Adams (una excelente actriz) tienen muy buena química; se percibe claramente que Lois y Clark se aman y están dispuestos a hacer lo que sea por el bienestar del otro, de manera tal que resulta creíble cuando la vemos a ella meterse siempre en medio del quilombo y todo lo demás. En cuanto a Lex Luthor... sinceramente no entiendo esta insistencia por llevar al cine a un Luthor tan teatral y operático. Jesse Eisenberg casi que repite a su Mark Zuckerberg de The Social Network, sólo que mejor vestido y con habilidades para el basket. Con sutiles diferencias (algún tic más, mayor velocidad al hablar), prácticamente sigue siendo el mismo Luthor interpretado por Kevin Spacey en Superman Returns (del 2003), que a su vez era el mismo que hiciera Gene Hackman en Superman (de 1978). Me pregunto si alguna vez tendremos la suerte de ver en cine al mejor Luthor de los cómics: ese magnate ambicioso, calculador, celoso ante el arribo de un alienígena al que todos adoran y puede robarle su papel de filántropo héroe de la ciudad, y quien supo ser tan convincente a la hora de decirle a la gente que Superman era el verdadero villano que hasta llegó a ser electo Presidente de los EE.UU. Me encantaría ver algún día esa versión del personaje. El último de los debutantes es Jeremy Irons como el nuevo Alfred Pennyworth que, más que mayordomo, es una suerte de colega/compañero/consejero de Bruce Wayne en su lucha contra el crimen; un perfil novedoso para el personaje, casi una evolución del Alfred interpretado (con tanta pasión y humanidad) por Michael Caine en la trilogía de Chris Nolan: ¡menos tareas de limpieza y más control de drones! El resto del elenco secundario (Diane Lane y Lawrence Fishburne repitiendo sus papeles como Martha Kent y Perry White, respectivamente) no tienen ni tantos minutos en escena ni tanto peso dramático como para realmente calificarlos. Como viene siendo (pésima) costumbre con algunos de los estrenos más pochocleros de las últimos años, la campaña de prensa y promoción revela mucha, demasiada información previa al estreno. Lamentablemente BvS es otra víctima del maldito marketing. Creo que, del combate entre ambos héroes, los avances habrán mostrado un... ¿40%?, lo cual es una barrabasada y una verdadera pena, porque el combate es espectacular (más aún si pueden verlo en formato 70 mm.): contemplar a Batman con la armadura que usaba en The Dark Knight Returns (el comic de Frank Miller de 1986 en el que se basa la pelea) es una sensación simplemente maravillosa, con su aspecto macizo, sin cuello, y sus ojos de neón. Aún así, con toda la información ya divulgada y conocida por todos los que seguimos el rodaje, Snyder y su equipo lograron salirse con la suya y guardarse varios ases fundamentales bajo la manga. Me sorprendí muchísimo en varias escenas, al punto tal de preguntarme "¿Cómo hicieron para que ESTO no se filtre antes? No puedo creer que hayan logrado mantenerlo en secreto". Así que ese es otro punto a favor de la película. Sabiendo que en un par de meses saldrá en Blu-ray una edición con calificación "R", tranquilamente podemos asumir que BvS no sólo tendrá más violencia en pantalla, sino que también habrá varios minutos extras con escenas eliminadas: resulta muy evidente por varias decisiones que toman los personajes, que no se sienten del todo justificadas en lo que vimos previamente; casi podés deducir cuáles son las escenas editadas y adivinar dónde están los cortes. Recuerdo que hace un tiempo se había corrido el rumor de que la película iba a ser lanzada en dos entregas, que era tanto el material que tenían filmado que necesitaban dividirla para que no les quede una película de 4 horas. ¿La verdad? De ser verídica esa información, hubiera preferido eso: dos películas que sumen 3 hs. y media, 4 hs. en total. De esa manera las escenas hubieran podido desenvolverse con mayor fluidez y respirar, en lugar de sofocarse en su propio apuro y dar manotazos de ahogado. Olvídense de todas esas pavadas (por no decir pelotudeces) de que "Superman está hecho un amargo", "Batman no mata", y blablabla: tengan en cuenta que, en 75 años de historia editorial, los personajes tuvieron decenas (y hasta diría cientos) de reinterpretaciones; te guste o no, esta es simplemente una más de tantas que pasaron y pasarán. Lo verdaderamente triste de todo esto es que, en el centro de BvS, hay una buena película, una buena historia... pero eligieron narrarla de la manera equivocada y a las apuradas, mirando de reojo cómo su rival sigue contando los billetes y fumando habanos. ¿Ahora? Ahora esperemos, por el bien de todos los fanáticos del género... pero de los que disfrutamos el género en serio, no de los que tienen puesta la camiseta de X editorial... que no sea demasiado tarde, que haya tiempo de dar un ligero golpe de timón y corregir el curso. Eso sí sería hacer justicia. Estamos hablando de Batman, Superman y Wonder Woman: es lo mínimo que se merecen. VEREDICTO: 7.0 - NO ME PEGUEN, SOY SNYDER Sinceramente iba a calificarla con 1/2 punto menos, pero decidí redondear para arriba porque... SÍ, tiene varias incoherencias y desarrollos no justificados, pero se nota claramente que eso es más culpa de la mala edición que del guión (sumado a esa maldita urgencia por "alcanzar" a Marvel). Además, en lo personal, valoro muchísimo que Zack Snyder, contra viento y marea, se mantenga fiel a su propio estilo y estética visual. Eso sin mencionar que nos tapó la boca dos veces: el Batman de Ben Affleck rápidamente se ubica "ahí arriba" entre los mejores, y Gal Gadot como Wonder Woman resulta ser una gratísima y esperanzadora sorpresa. No se dejen confundir: Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no es el peliculón que anhelábamos, pero tampoco se merece críticas tan venenosas como las que está recibiendo.
Mucha confusión, demasiada destrucción pero, sobre todo, excesiva ambición. Este es, quizás, el gran error de Batman v Superman: El amanecer de la Justicia, la majestuosa producción del director Zack Snyder que junta a dos de los míticos personajes de DC Comics y que intenta construir un universo cinematográfico donde se desprendan, a partir de ahora, un par de exitosos títulos anuales. Con un largo precedente en las historietas, los dos personajes más importantes de DC hacen su aparición estelar juntos, aportando otro capítulo al género de superheroes en la pantalla grande. Un filme de acción con dos horas y media a puro efecto visual que no logra darle razonable y merecido cierre a una historia que lo merecía, pensando en el peso histórico de estas dos leyendas. Claramente, Batman v Superman tiene sus pros y sus contras. Que no queden dudas, estamos ante una película de Batman que permite que todos los demás personajes tengan tiempo de ampliar su relato y participación. Entre lo más destacable se encuentra un Caballero de la Noche agresivo, lleno de furia y muy obsesivo interpretado por Ben Affleck. Luego, mucho más flojo y casi sin desarrollo, encontramos a Superman de la mano del precario Henry Cavill. Además tenemos al Lex Luthor de Jesse Eisenberg , un villano excesivo en gestos que nos recuerda demasiado al Guasón; la magnética Mujer Maravilla de Gal Gadot, y para el final el acierto del nuevo y genial Alfred de Jeremy Irons. Con un comienzo muy atractivo, y seguramente los más destacable de la película, se introduce el enfrentamiento verbal y personal entre Bruce Wayne y Clark Kent; seguido por el tan ansiado enfrentamiento entre Batman y Superman; culminando un épico combate con una especie de King Kong Kryptoniano mitológico (?) con la aparición inoportuna de la Mujer Maravilla, introducida en la historia a los empujones. De esta forma, la narración llegando al final se desdibuja, cuando el antagonismo entre los titanes se desvirtúa ante una impulsiva presentación de nuevos personajes y subtramas como forma de epílogo para la lluvia de secuelas que Warner/DC nos tienen preparadas para el futuro. Un gran esfuerzo inserto a presión dentro de la trama principal que surge de la necesidad comercial de generar otros productos a futuro para las corporaciones Warner/DC. Por momentos da la sensación que los responsables del film están más preocupados en presentarnos los personajes de su próximo estreno, La Liga de la Justicia (2017), que con intenciones de terminar desarrollando, y llevar a buen puerto, la película en sí. Batman v Superman: El amanecer de la Justicia es una película dinámica, tanto en el orden de lo visual como de la intrincada narración que plantea, pero que luego de su convincente comienzo, se transforma en una exaltada progresión de secuencias que no paran de introducir nuevos datos sobre el pasado y el futuro del inmenso - e inalcanzable- universo de DC, olvidando profundizar en el enfrentamiento concreto y hasta filosófico- sobre la figura del héroe de Gotham y el extraterrestre de Krypton. Un film que se encuentra a la altura de las circunstancias, de las exigencias del público en general, pero seguramente no de las expectativas de sus fans. Aunque su base no parezca tan sólida, quienes estén interesado en una vertiginosa historia, y pasar más de dos horas y media a pura acción, esta es la película de superheroes que tienen que ir a ver.
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030