La película sobre las denuncias de acoso y abuso sexual que mantuvieron en vilo a los Estados Unidos Al frente del canal de noticias Fox News, Roger Ailes (John Lithgow), uno de los productores televisivos más míticos de su generación, también es un hombre cruel, autoritario y acosador, que maltrata a sus empleadas y enuncia comentarios groseros y sexistas. Cuando la presentadora y estrella televisiva Gretchen Carlson (Nicole Kidman) decide denunciarlo ante la Justicia, los años de abuso saldrán a la luz. Será entonces cuando sus compañeras, entre ellas Megyn Kelly (Charlize Theron) y Kayla Pospisil (Margot Robbie), tendrán que vencer sus propios miedos e inseguridades para también aportar su testimonio contra el poderoso ejecutivo, y que así la verdad se conozca. Basada en una historia verídica y reciente, El Escándalo (Bombshell) narra esta historia. Se trata de un filme poderoso respaldado en las soberbias actuaciones del trío protagonista: Kidman, Theron y Robbie, cada una de ellas en un registro distinto, pero igual de creíbles y conmovedoras. Ayudada por una lograda caracterización que la hace ver como un clon de la periodista Megyn Kelly, Charlize nos regala una vez más, una interpretación repleta de matices en la que el ego, la ambición, la neurosis y la vulnerabilidad se dan la mano para lograr una personalidad compleja. Margot Robbie también es magnífica en su rol, componiendo a esa joven reportera un tanto ingenua, con las inseguridades de una principiante que se debate íntimamente con su ambición de crecer en un mundo ultra competitivo. Pero más allá de los logros artísticos de El escándalo, vale recalcar que así como la denuncia reflejada en la ficción jamás hubiera ocurrido sin la aparición del movimiento Me Too, la realización de este largometraje tampoco hubiera sido posible sin la saludable ola de empoderamiento que estamos viviendo, y de la que Hollywood no resulta ajeno. Estamos ante una película contada desde la visión de las víctimas que sirve como ejemplo de numerosos casos similares vividos a diario, no solamente en los medios americanos, sino también en las redacciones y estudios de televisión vernáculos. Jay Roach detrás de cámaras logra darle ritmo a la historia transitando un camino que salta del drama a la sátira con gran naturalidad. El guión de Charles Randolph no idealiza a ninguno de las heroínas; por el contrario, las presenta con sus miedos, contradicciones y naturalizaciones, haciendo que el contexto y la trama resulten verosímiles y cercanas. La sensibilidad del filme lo aleja del clásico tono acartonado del cine denuncia, a la vez que lo transforma en una muestra real de “la cultura del silencio” y del costado más oscuro, repudiable y sucio del mundo de los medios.
Trapitos sucios de la derecha El Escándalo (Bombshell, 2019) es una de esas películas capaces de generar reacciones un tanto extremas que dependerán de la inclinación política de cada espectador: hablamos de un retrato de la expulsión de 2016 de Roger Ailes de la cúpula de Fox News, o mejor dicho de cómo un conjunto de hombres repugnantes acosaron sexualmente a un conjunto de mujeres repugnantes dentro del contexto de la cadena televisiva de noticias más repugnante de los Estados Unidos, en esencia un bastión de la derecha republicana más conservadora, racista, beata, probélica, capitalista salvaje e hipócrita del país. Así las cosas, todo se reduce en el visionado a espantarse por lo sucedido en tono neutro, tomar partido por alguno de los bandos representados de la industria de la desinformación -esa que funciona como un arma de destrucción masiva a escala planetaria- o simplemente alegrarse por la tendencia de esta fauna masculina y femenina -todos millonarios y farsantes cíclicos- a canibalizarse entre sí. La película resulta correcta y no mucho más porque arrastra diversos problemas narrativos, no redondea un desarrollo de personajes coherente y cae por debajo de The Loudest Voice (2019), una excelente miniserie de siete capítulos de Showtime que fue protagonizada por Russell Crowe como Ailes y que supo cubrir el mismo tópico (y hasta lo expandió mucho, yendo más atrás en el tiempo). Si bien todos sabían de la cultura corporativa sexista de Fox News y que el asunto abarca a todos los hombres con poder trabajando en la cadena, el que terminó siendo el “chivo expiatorio” fue nada menos que el CEO, el execrable Ailes, aquí representado por un genial e irreconocible John Lithgow, frente al cual tenemos los casos de tres mujeres que sufrieron en algún punto malos tratos o la clásica cosificación bajo la excusa de tener que plantarse delante de cámaras, las reales Megyn Kelly (Charlize Theron) y Gretchen Carlson (Nicole Kidman) y la joven ficcional Kayla Pospisil (Margot Robbie). El guión de Charles Randolph, aquel de La Gran Apuesta (The Big Short, 2015) y La Vida de David Gale (The Life of David Gale, 2003), deja claro que los empleados de Fox News conocen perfectamente la mala fama de la empresa -sensacionalismo, tendencias fascistas y órgano de prensa del Partido Republicano de por medio- y que las mujeres acusadoras son odiadas por buena parte de las propias mujeres de Estados Unidos, en especial porque Kelly y Carlson fueron presentadoras/ conductoras muy reconocidas a nivel popular de distintos segmentos y programas del canal (Pospisil ocupa el lugar de la señorita nueva que trabaja en producción, posee un background fanático religioso y arrastra un lesbianismo reprimido, algo así como una neoconservadora ingenua y un poco caricaturesca que se “sorprende” cuando Ailes le pide en su despacho que se levante la pollera más y más). En otro de esos casos de un cómplice con delirios de grandeza que fue decisivo a la hora de verduguear en pantalla a latinos, negros, asiáticos, musulmanes, pobres, embarazadas y homosexuales, entre muchos otros grupos vulnerables, estas victimarias descubren su rol de víctimas a medida que pierden el favor de los ejecutivos hombres por el detalle de estar envejeciendo o directamente ser mujer, considerándolas irrelevantes, decorativas o inútiles frente a los poderosos intereses que se juegan a diario en el macro entramado político norteamericano. A caballo del ascenso de Donald Trump y la consolidación de la misoginia yanqui, el film examina la paradoja de tener por otro lado este feminismo de mujeres poderosas que resulta tan estéril, reduccionista y ortodoxo como el mismo sexismo que lo inspiró, haciendo que caigan figuras horrendas como Ailes pero en simultáneo fortaleciendo a payasos como Trump y dejando en su lugar al resto de la basura capitalista ultra manipuladora comandada por Rupert Murdoch (el gran Malcolm McDowell) y similares. Los 109 minutos son excesivos debido a que el opus de Jay Roach, célebre por las sagas que comenzaron con Austin Powers (1997) y La Familia de mi Novia (Meet the Parents, 2000), da demasiadas vueltas para construir a los personajes y le cuesta interrelacionarlos, sin embargo el análisis del panorama político y mediático estadounidense ofrecido es muy interesante, en especial considerando la pobreza del Hollywood actual en materia de películas para adultos en serio. Sin llegar al nivel de la extraordinaria Regreso con Gloria (Trumbo, 2015), su obra previa, aquí Roach ventila los trapitos sucios de la derecha descerebrada y marketinera de nuestros días y hasta consigue de manera casi involuntaria denunciar la estupidez de esa izquierda oportunista y descafeinada que pretende centrarse en placebos como el género sexual para obviar las injusticas a nivel económico, social y cultural que genera el sistema capitalista…
El escándalo (Bombshell) cuenta la historia de las mujeres que se animaron a denunciar al director de la cadena Fox News Roger Ailes por acoso sexual. Un escándalo reciente que describe a la perfección las conductas delictivas de hombres poderosos en las grandes empresas, en este caso de medios. La presentadora de noticias Gretchen Carlson (Nicole Kidman) es la primera en denunciar acoso sexual cuando sus quejas no son recibidas internamente y finalmente es despedidas de Fox News. Otra periodista, Megyn Kelly (Charlize Theron), se enfrenta en un debate al candidato republicano Donald Trump por sus comentarios machistas, generando una pelea mediática. Cuando Carlson hace su denuncia, Kelly, que también ha sido acosada por Ailes, decide denunciar también y buscar otras mujeres que hayan sufrido lo mismo en la empresa. Kayla Pospisil (Margot Robbie) recién empieza en la cadena, cumpliendo el sueño de su vida, y es acosada también por Ailes, con lo cual se convierte en un caso más que se suma a las anteriores. Se produce una revolución dentro de Fox News y no se sabe si las denuncias avanzarán o si el temor de las empleadas a perder su trabajo generará un pacto de silencio. Bombshell es una película que encaja perfectamente en los tiempos que corren. Pero a diferencia de otros títulos, su convicción ideológica es real y no oportunista. La denuncia del machismo y el acoso sexual en la televisión queda plasmado de forma contundente y clara. Se consigue explicar de forma no morbosa pero sin ambigüedad alguna lo que significa ser mujer en los espacios de poder en la sociedad actual. La película moviliza y genera rápida empatía en los espectadores. Su narración es simple y su humor no se convierte nunca en protagonista. Está en el tono de otros films políticos actuales, como por ejemplo The Big Short. Un elenco de una solidez indiscutible permite que la película sea fácil de seguir, entretenida y clara. Sin demasiados hallazgos extras para destacar y sin ninguna novedad en lo formal, la película cumple perfectamente en contar una historia. No se excede nunca, no se pasa de rosca y cumple su cometido de forma sobria. La denuncia queda hecha, no solo para este caso en particular, sino para todos los que ocurren en Estados Unidos y el mundo y que, hace un par de años, golpearon también muy fuerte a varios criminales del mundo del cine.
El guión narra de manera atrapante, aunque a veces regular, una historia interesante y actual sobre acoso y abuso sexual. Si bien es disfrutable, dinámica y poderosa, el modo en que se cuenta la historia no es lo suficientemente....
Bombshell no es una película satisfactoria por varias razones. La primera y mas importante es que la narración es desprolija y fuera de foco. El director Jay Roach se toman un tercio de la película para lidiar con los escándalos de Donald Trump después de haber sido interrogado duramente por la periodista Megyn Kelly de Fox News. Como Fox es una canal de la mas acerrima derecha, pareciera que la premisa del libreto es mostrar que Trump es un misógino arrogante que trata a las mujeres como basura… y que dicho modelo se puede aplicar a todos los conservadores con poder. Claro, Fox apoya a ultranza a Trump y los mismos tipos de condcuta se reflejan en sus mas altos estamentos directivos, especialmente en el jefe del canal – Roger Ailes – pero también en otros reporteros de señera trayectoria como Bill O’Reilly – otro que también sería depuesto como Ailes en el mismo año por el mismo tipo de escándalo -. Tipos que consideran a las periodistas como prostitutas enfundadas en vestidos de marca, y con las cuales pueden hacer lo que quieran ya que su poder es tan grande que pueden arruinarles sus carreras. Pero lo que debería ser una obra de tensión y profunda revulsión termina convirtiéndose en un culebrón plagado de idas y vueltas y completamente fuera de foco. Eso no quita que haya un par de escenas shockeantes, como cuando Roger Ailes invita a una reportera novata (Margot Robbie, conmovedora, soberbia) a hablar sobre su futuro y le ordena que desfile para él, dándose una vueltita como una modelo – es un medio visual!; precisamos mujeres bellas en pantalla! -… y obligándola a subirse la pollera hasta el punto de mostrar la bombacha. Es una escena aberrante compuesta magistralmente por Lithgow y Robbie porque la banalidad y las risas salen volando por la ventana, y el mandamás de tu trabajo te sale con un pedido inusual al cual reaccionás con sorpresa y vergüenza… pero al cual accedés porque no te atrevés a contradecirlo. Entonces cada centímetro de pollera que sube es una daga en el corazón que sigue penetrándote porque ese tipo – sin ponerte una mano encima – te está forzando, con la mayor de las urbanidades (y eso quizás es lo mas espantoso), a que te desnudes para su regocijo mientras su rostro muta en una expresión obscena. Ailes no se conformaba simplemente con el voyeurismo de semi-desnudar a sus empleadas; también avanzaba y las obligaba a tener sexo oral. Y quizás lo peor de todo es que sus víctimas entran en el juego tratándolo como si no quisieran ofenderlo (o como si fuera culpa de ellas mismas) mientras se van muriendo por dentro al hacerle un servicio sexual que repudian con toda su alma. Hay una escena en Bombshell que refleja ese sentimiento – de que las mujeres intentan manejar diplomáticamente el acoso, incluso echándose la culpa de que se arreglaron de manera muy atractiva y de que pueden haber despertado sentimientos equivocados en un colega – y es un almuerzo entre una reportera y un anchorman de prestigio, el cual le dice en la cara que si quiere tener oportunidades en su carrera debe dejarlo conocer su habitación de hotel. Los pensamientos de la mujer son terribles – ella sabe lo que significa, lo que pasará, todo lo que viene si dice que no, intenta esquivarlo pero el avance no retrocede – porque, en cualquier otra situación involucrada con dos extraños, la mujer le daría una cachetada, le tiraría la comida encima y lo insultaría públicamente. Pero la sumisión por poder es atroz, porque ese tipo puede hacerte perder el trabajo, porque de la nada salió esa propuesta indecente que jamás viste venir y que tenés que improvisar en el momento – simulando un rechazo amable – mientras tu cabeza se vuelve un infierno. Y porque te das cuenta de que el mundo, tu mundo, tal como lo conocías, puede extinguirse dependiendo de lo que digas en los próximos segundos. La periodista rechaza la propuesta y la venganza es el inevitable despido. Pero si esas escenas son terribles – incluyendo la llamada de Ailes a Margot Robbie después del primer encuentro, con la rubia deshaciéndose por dentro sabiendo que va al sacrificio, con la mirada cómplice de las mujeres que trabajan para Ailes y saben de que su jefe es un depredador pero que ellas se libran de ser su presa por ser feas o viejas -, creo que lo mas horrendo fue ver a la dupla de abogadas / asistentes de Ailes que le exigen al staff de Fox – incluyendo especialmente a las mujeres – que salgan a apoyar a su desgraciado mandamás cuando una ex reportera del canal – Nicole Kidman, desperdiciada en el papel – le manda una demanda por acoso luego de haber sufrido todo tipo de suplicios y humillaciones por parte de Ailes por no haber querido tener relaciones con él. Digo: esas mujeres saben que el tipo es un depredador, que le hace cosas innombrables a las mujeres y aun así – guiadas exclusivamente por el poder y el dinero, razonando tal como los otros machistas poderosos que había en el canal – deciden ir a presionar empleadas y reporteras (en un accionar cuasi mafioso) para obtener su apoyo explícito sin importarle que una buena parte de ellas hayan sido víctimas. Es una imagen propia de una película de guerra – de esas donde los nazis ocupan una nación y algunos de sus ciudadanos se vuelven fervientes colaboracionistas para obtener los privilegios del poder, aún cuando la fuerza invasora esta mancillando tu nación, yendo contra tus sentimientos naturales de patriotismo y rebeldía… vendiéndole tu alma al diablo por una tajada de poder y autoridad – que resulta igual o mas repelente que las escenas y los relatos de acoso. Pero todo esto está desdibujado entre charlas, titubeos, chismeríos y un montón de cotilleo político que intoxica el relato y le hace perder foco. La Theron tiene otra perfomance camaleónica y es tan impresionante como irreconocible por el maquillaje, la voz (gruesa, texana, prepotente) y los manerismos que adopta para convertirse en Megyn Kelly, Pero hay también contra ella un dedo acusador, ya que si ella sabía – y fue victima de avances de Ailes que no llegaron a puerto – ella podría haber actuado ya que era una mujer con poder. Solo cuando Gretchen Carlson (Kidman) sale del canal y se va a la guerra contra Ailes su conciencia parece despertar y empieza a hacer trabajo de hormiga para contactar a otras víctimas y acercarlas a la causa. Pero también es un problema del libreto, porque acá el personaje principal debería haber sido Carlson y no Kelly; su única ventaja es la de estar adentro al momento del escándalo y plegarse a la causa en el momento álgido de la misma. Bombshell tiene formidables perfomances – Theron, Lithgow, Robbie – pero también es un filme decepcionante. El terror de toda la situación se diluye porque el libreto prefiere dibujar una enorme panorámica cuando en realidad precisaba relatos individuales mas precisos y profundos, y dejar el cotillerío político de lado.
Y de eso se impregnan los fotogramas de esta película, que nos grita en la cara que quien tiene el poder, generalmente abusa del mismo. Lo quiere todo, porque piensa que puede tenerlo todo. Bombshell, es una película basada en hechos reales. Al principio, se nos anuncia que la película menciona nombres reales y que, en algunos casos, los nombres de las personas fueron modificados, como también algunas situaciones para ajustarlas al guión. La película se centra en las denuncias por acoso sexual que caen sobre Roger Ailes, el fundador de Fox News y cómo muchas de sus empleadas mujeres que fueron sus víctimas, buscan sacar adelante la verdad, enfrentando a toda una cadena y a una parte del país que se identifica con lo que Roger Ailes representaba. Esto ocurrió en el año 2016, previo al movimiento #Metoo y las declaraciones de acoso sexual que las actrices realizaron contra el dueño de Miramax, Harvey Weinstein. Somos testigos, de cómo estas mujeres, la presentadora Gretchen Carlson (Nicole Kidman), la periodista estrella Megyn Kelly (una excelente actuación de Charlize Theron), y la periodista principiante y personaje que no pertenece a la historia real, Kayla Pospisil (Margot Robbie) forman parte de la denuncia de acoso sexual al fundador de Fox News, Roger Ailes (Un gigante y oculto detrás del maquillaje John Lithgow). Generalmente cuando estamos frente a una película basada en hechos reales, se genera una necesidad de querer saber la verdad detrás de los hechos expuestos. Mas si uno desconoce la historia y los personajes involucrados. En este caso, falta compromiso. Hay una mano blanda detrás de la dirección que hace titubear el concepto, a pesar que el barco llegue a buen puerto. Es un viaje que puede ser agradable para un espectador de telenovelas vespertinas, pero no termina de ajustar las tuercas para dejar bien en claro el mensaje de la historia. Además, hay recursos de dirección que no se justifican (hablo de esa primera parte con personajes hablándole directamente al público – Se le llama romper la 4ta pared – que no aparece nunca más en el resto del metraje). En cuanto a las actuaciones, por momentos no logran llegar a transmitir lo que le pasaba a las victimas de este siniestro personaje. Hay una sensación de acartonamiento de los actores, a pesar de grandes actuaciones de Charlize Theron y John Lithgow. Da la sensación que con más detalle y compromiso por parte de todos los implicados, podría haber sido una mejor película.
Luego de alzarse con el Premio de la Academia por “Mejor maquillaje y peinado”, llega a nuestras salas “Bombshell” de Jay Roach, la historia sobre el escándalo sexual que dejó expuesto a un magnate de los medios estadounidenses. Antes de que surgiera el movimiento #MeToo y las denuncias por acoso sexual hacia el reconocido productor cinematográfico Harvey Weinstein estuviesen en boca de todos, una reconocida cadena televisiva se veía envuelta en un escándalo por acoso sexual y abuso de poder. Se trataba de Fox News, más precisamente del presidente y CEO de ese entonces, Roger Ailes, quien en 2016 fue denunciado por la periodista y expresentadora de Fox & Friends, Gretchen Carlson. Bombshell o El escándalo se basa en esta historia. En julio de 2016, Carlson (Nicole Kidman), quien había sido relegada a trabajar en un horario poco conveniente por no acceder a las insinuaciones de Ailes (John Lithgow), decide denunciar al magnate, dejando expuesta a la cadena televisiva, reconocida por su carácter republicano y conservador. Para poder hacer válida su acusación e iniciar la batalla legal contra una persona con tanto poder y reconocimiento mediático, Gretchen, necesitaba que más víctimas alzaran su voz. Pero Gretchen no es la única víctima de este magnate, por otro lado tenemos a Megyn Kelly (Charlize Theron), presentadora estrella de Fox en ese momento. Kelly, quien había estado en el foco mediático cuando en 2015 le preguntó al entonces candidato a Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre sus agresiones verbales hacia las mujeres, quién resulta una pieza clave para la investigación. Sin embargo, el mejor personaje de este film, y el único que no esta basado en una persona real, es Kayla (Margot Robbie), una joven periodista conservadora que busca ascender dentro de la cadena. Es a través de ella que observamos como Ailes hostigaba a las mujeres para que tuvieran sexo con él. Robbie hace un trabajo excelente en esta interpretación en la que logra que el público se intimide y sienta el miedo que vive su personaje. Bombshell nos presenta una realidad que no es ajena, el acoso sexual es algo que las mujeres viven día a día, dentro y fuera del ámbito laboral. El caso de Ailes fue el primero de muchos que fueron saliendo a la luz gracias a personas como Carlson Gretchen que tuvieron la valentía de levantar la voz. Porque no siempre es fácil levantar la voz, y más cuando es un caso con tanta atención mediática. En el filme podemos ver a las víctimas con sus diferentes miedos, miedo a cómo pueden reaccionar los demás, miedo a perder el trabajo con el que siempre soñaron, miedo a no ser escuchada, miedo a quedar relegada al lugar de la mujer que fue abusada por y nada más, miedo a no ser más que una víctima. Cada una desde su lugar aporta una mirada distinta sobre cómo sobrellevar la situación. Abuso, sexo y poder: crítica Bombshells Actuación Arte Fotografía Guión Música Bombshell resuelve bien la lucha de estas mujeres contra los abusos sufridos como condición para poder ascender en el ámbito laboral de parte de quienes se creen superiores a ellas, lucha que sigue vigente hasta el día de hoy.
Las mujeres toman el poder. Crítica: “El escándalo” Llega a los cines el 20 de febrero. De la mano de Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, las mujeres toman el poder. “El escándalo”, del productor y director Jay Roach, está basado en los hechos reales de la cadena de noticias Fox News donde más de veinte mujeres denunciaron por acoso sexual al cofundador Roger Ailes. La película viene de quedarse con el Oscar por “Mejor maquillaje y peinado”. Dentro de los casos más trascendentales de Estados Unidos y uno de los puntapié que años más tarde generó el #MeToo (yo también) al productor Harvey Weinstein. La cinta llega a la Argentina como golpe fuerte al mostrar la impunidad que manejaban los altos miembros del canal tras aprovecharse de conductoras y productoras durante tanto tiempo. Todo saldrá a la luz cuando Carlson (Kidman), quien por escaparse del acoso de Ailes fuera retirada de su programa en horario central y luego despedida, denunciara al poderoso e intocable jefe. Pero tras la noticia, poco fue el apoyo que recibió la conductora ya que muchas, por miedo a hablar o perder su empleo, prefirieron callarse o defenderlo. Hasta que otras tomaron coraje y mostraron la verdad. Las nominadas al Premio de la Academia por “Mejor actriz” y “Mejor actriz de reparto”: la intachable Megyn Kelly (Theron) y la simpática y vulnerable Kayla (Robbie), respectivamente, fueron quienes junto a otras veinte más reforzaron la veracidad del caso y tras pruebas contundentes lograron que Ailes fuera echado de su cargo. Roach decide arrancar el film de una forma frenética en la que explica y pone en contexto como está conformada la cadena republicana y conservadora. Mientras nos adentramos en la historia seremos cada vez más participes de casos despiadados donde el infamia sea indignante. El abuso de poder y el descarado patriarcal quedarán en vista de todos. Algo que por suerte se conoció y fue finalizado. Puntaje 80/100.
“La fuerza de la unión” En el mundo del espectáculo y los medios de comunicación, está surgiendo un movimiento denominado #Metoo, para poder hacer frente a una de las personas más poderosas de los medios durante los años 2000 y 2010, Roger Ailes, director de Fox News que abusaba sexualmente de las mujeres que trabajaban con él. Película dirigida por Jay Roach (Trumbo, 2015), y escrita por Charles Randolph (The big short, 2015). Poseedora de nominaciones a diversos premios, entre ellos, Mejor actriz para Charlize Theron y actriz de reparto para Margot Robbie en los Oscars 2020 y actual ganadora de mejor maquillaje y peinados en los Oscars 2020. Bombshell (2019), relata la historia de un grupo de mujeres que pudieron hacerle frente a uno de los magnates de los medios de comunicación de cable estadounidense, el director de la cadena de Fox News, Roger Ailes (John Lithgow), este grupo comandado por Gretchen Carlson (Nicole Kidman) y Megyn Kelly (Charlize Theron) buscarán alzar las voz de las mujeres que aún no se animan a hablar sobre los abusos vividos dentro de la cadena. La película tiene cierto problema a la hora del desarrollo de la trama dramática, confunde la idea principal, enredándose con subtramas innecesarias. Por otra parte, la dirección se vale de planos que desaprovechan el talento del reparto. Interesante y amena introducción, debido a una cuarta pared que consigue realzar el contexto de la historia. En las actuaciones se destacan las interpretaciones de las tres protagonistas, que despliegan unos fascinantes matices, Charlize Theron realiza una excelente interpretación, Margot Robbie y Nicole Kidman acompañan de manera muy eficiente, dejando a Robbie con unas escenas muy emotivas. "En fin, Bombshell es una película que cuenta con un contexto y un mensaje importante para transmitir, esta habla sobre la cosificación de la mujer en los medios y sobre las oportunidades que se le brindan a ciertas personas solo por su condición, pero en contenido fílmico se queda corto a la hora de transmitirlo, siendo éste un film bastante irregular."
Bombshell nos tienta a ver los casos de acoso sexual como reportajes hechos por las mismas mujeres que los padecieron. Y son dos los elementos que sostienen esta idea en la obra de Jay Roach, aunque ciertas decisiones de montaje impidan la confianza total en su propio guion. Por un lado, las actuaciones de Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie precisan las feminidades solitarias de sus personajes protagónicos. Tal soledad la evidencian estos porque finalmente se sinceran sobre los episodios de acoso padecidos. Y cuando lo hacen, ocurre a través de sus teléfonos móviles o apenas con miradas cómplices en el lugar de trabajo. Por otro, el maquillaje diseñado por Kazu Hiro delata la problemática de sexualizar en demasía a la mujer. Él y todo el departamento de maquillaje enrarecen la belleza de las actrices para desnudar sentidos ocultos en las dinámicas de todo trabajo. Reincidamos en lo que ya varios saben. El guion de Jay se basa en el descubrimiento de casos reales de acoso sexual ocurridos en el canal Fox News a lo largo de varias décadas. Los ataques provenían directamente de Roger Ailes, fundador de la cadena de noticias donde ejerció varios cargos durante su trayectoria. Roach no difumina las acusaciones de sus protagonistas. Si detallamos el vestido de Theron con los colores de la bandera norteamericana en una de las primeras escenas, entendemos que es como si Megyn Kelly comandara su propio programa especial para televisión sobre lo ocurrido. Y en tal especial, cada una de las tres mujeres tienen un segmento. La presentadora Gretchen Carlson (Kidman), por ejemplo, dedica un programa a mujeres que vayan a la oficina sin maquillaje. Y vemos de hecho el rostro de la propia Nicole Kidman en plano medio y evidentemente sin adornos cosméticos. Y así como su personaje está en proceso judicial, el tramo de Theron lo presenta ella misma mientras todavía está dentro de la cadena televisiva. Por su parte, la sección de Kayla Pospisil la interpreta Margot Robbie desde las novatadas de su personaje, quien desea un puesto prometedor. Ahora, recordemos por un momento que cada una de estas actrices rubias cuenta ya con una filmografía de más de diez años. Ello comprueba que han sorteado prejuicios por partida doble en su carrera. En este sentido, el término “she uglied herself up” (o se afeó) le sonará a varios lectores. El mismo Denzel dijo al anunciar el triunfo de Kidman en pleno 2002: “by a nose: Nicole Kidman” cuando ganó por Las Horas. Si consideramos que fue una carrera reñida ese año, entonces también consideremos que la nariz de Kidman había sido gran tema de conversación junto con su triunfo profesional pos divorcio del galán Cruise. Incluso en programas de televisión ante Oprah Winfrey. La propia Charlize lo hizo al año siguiente cuando se convirtió en el ‘monstruo’ de Aileen Wuornos, mujer condenada a muerte por asesinar a sus violadores. No olvidemos tampoco que ella ganó reconocimientos, así como Margot los recibió por I, Tonya hace dos años. No le valió la estatuilla como a las dos anteriores, pero fue una de las productoras. O sea, estas son mujeres que ponen su rostro y su dinero en lo que creen. Lo cierto entonces es que el maquillaje de ellas y, en realidad, de todo el elenco funciona también en un nivel metadiscursivo para el objetivo de Bombshell. Si alguien niega la firmeza de sus carreras, aceptemos que nos han brindado actuaciones francas con respecto al rol femenino en la sociedad. De esa manera cosmética en apariencia, la también productora de Bombshell Charlize está fijando posición sobre cómo funcionan las dinámicas de toda sociedad. Porque a partir del maquillaje diseñado por Kazu Hiro, se afianza la idea de que las feminidades del ser humano y, más aún, las de las mujeres, necesitan sortear con sutileza las arbitrariedades de toda relación poderosa. Si dudamos de esto, pueden bastarnos tres pruebas. El triunfo en el Óscar de Kazu Hiro el domingo pasado, donde reconoció y agradeció a Charlize, emocionada desde la butaca. Luego, en la conferencia posterior frente a periodistas y redactores, Hiro descartó una de las preguntas sobre su procedencia japonesa porque él rechaza la sumisión aparente de su cultura. Y finalmente, ahí mismo aludió a su necesidad de caminar para mantener su trabajo. Así como al Ailes de la vida cotidiana, una enfermedad consanguínea le impedía precisamente desplazarse con facilidad; sintamos entonces que toda premiación es, no sólo pomposidad, galanes y tacones. También es agradecer y reconocer en vivo y directo, a pesar de los tropiezos técnicos en los que puede caer cualquier ceremonia política.
Últimamente la realidad viene superando a la ficción y es por ello que surgen películas como «El Escándalo» que retratan sucesos tan nefastos como reales. Tras el surgimiento del #MeToo comenzaron a aparecer todo tipo de casos de abuso sexual y acoso laboral que principalmente se vieron reflejados en los medios de comunicación y en las industrias cinematográficas/ televisivas de todo el mundo. Quizás uno de los más famosos y sorprendentes es el que rodeo a Fox News y a su fundador Roger Ailes. «Bombshell», título original de la obra, nos ofrece un juego de palabras entre dos acepciones del término, uno que hace referencia a un evento sorprendentemente desagradable y el otro a una mujer atractiva, justamente poniendo en contraste desde un costado irónico estas primicias funestas que estallaron dentro de la agencia de noticias y, por otro, la mirada libidinosa del fundador y productor del canal que buscaba cronistas, corresponsales y periodistas solamente basándose en su aspecto físico para luego hacer abuso de poder y acosarlas. El largometraje sigue a tres trabajadoras de la cadena norteamericana de distintas edades y roles dentro del canal. Por un lado está Gretchen Carlson (Nicole Kidman), que es una antigua estrella de Fox y a la cual se la comienza a apartar del vivo y a darle encargos por debajo de sus posibilidades en los cuales se intenta callar todo lo que la presentadora tiene para decir en cuestión de género. Después está Megyn Kelly (Charlize Theron), que es la principal conductora del canal, la cual tiene ya un peso establecido dentro del mismo y de la escena política en general, siendo una de las voces que cuestionan a Donald Trump y su carrera en la presidencia; y por ultimo tenemos a Kayla Pospisil (Margot Robbie), una mujer joven que consigue su primer trabajo como periodista en Fox News y que desde el primer momento se pone la camiseta de la empresa como producto de su inclinación política (la joven proviene de una familia republicana súper conservadora). Cada una de las tres tendrá la difícil tarea de enfrentar la adversidad luego de ser víctimas de acoso a mano de su empleador, siendo que entra en juego el miedo de perder el trabajo, con enfrentar el problema y además ponerse en el ojo de la opinión pública con escenarios diversos. La cinta de Jay Roach («Trumbo», «Meet the Parents») toca temas similares a los que pudimos ver recientemente en la cinta israelí «El Acoso», aunque se diferencia en que no solo tiene un aire de veracidad inherente producto de estar basada en casos reales sino que además presenta distintas perspectivas de mujeres de todas las edades y sus formas personales para lidiar con la situación. Si bien por momentos puede resultar un poco caótica y medio desprolija en cuanto a montaje, el director nos sumerge en un viaje frenético a través del ámbito de los noticieros y todo lo que trae aparejado ese submundo donde también ocurren cuestiones que ellos mismos analizan. Las tres actrices brindan maravillosas interpretaciones en especial Theron y Robbie, ambas nominadas como Actriz y Actriz de Reparto en la entrega pasada de los Oscars, en roles complejos y demandantes. Asimismo, John Lithgow hace un trabajo impecable en el retrato del acosador de turno. En los aspectos técnicos se destaca el maquillaje, por el cual la cinta se llevó la estatuilla dorada en los Oscars, siendo una pieza clave para que tanto Theron como Lithgow estén irreconocibles detrás de sus prótesis faciales y corporales que los conviertieron en Kelly y Ailes respectivamente. «El Escándalo» es uno de esos films movilizantes y necesarios que llevan a reflexionar al espectador. Una obra dura e inquietante que se destaca por su agudeza y perspicacia tanto narrativa como interpretativa.
El film, con guión de Charles Randolph, reúne a tres de las mejores actrices de ésta época y cuenta cómo se destapa la olla en 2016, después de años de abusos, acerca del degenerado Roger Ailes (encarnado por un irreconocible John Lithgow), a pesar, del silencio que, supuestamente, debían guardar todas/os los empleados de la Cadena Fox. El susodicho acosaba a todas las mujeres que querían lograr un puesto importante en la Empresa o estar frente a cámara, generalmente hermosas candidatas a las que hacía vestir con polleras o vestidos cortos de manera obligatoria. Las víctimas en éste caso son Megyn Kelly (Charlize Theron), al frente de las noticias, y siendo ya una periodista consagrada, Gretchen Carlson (Nicole Kidman) presentadora de Fox News, quien resulta despedida por no aceptar las propuestas indecorosas de su jefe (éstos últimos personajes fueron reales y el último es de ficción) y se trata de la ingenua Kayla Pospisil (Margot Robbie). El guión relata los abusos sexuales dentro de un ambiente laboral ultramachista, donde todos “sabían” lo que significaba pasar a la oficina del Sr. Ailes, pero nadie abría la boca, ya que, a pesar de la humillación que sufrían las empleadas, se vivía como algo natural. Gretchen decide, después de ser despedida, iniciar acciones legales a pesar de saber que todos iban a estar en su contra. También debe conseguir a otras mujeres que la apoyen y salgan a respaldar sus dichos, cosa que no será fácil, ya que tienen miedo de perder sus empleos. Las biopics o historias basadas en hechos reales son moneda corriente hoy en día, pero el reparto de ésta película es sencillamente espectacular. No sólo las actrices, sino también Lithgow, Malcom McDowell y Stephen Root. Allison Janney y Connie Britton se lucen en papeles menores. Las actrices principales rompen la cuarta pared y relatan los hechos, además de contar con partes ficcionadas. El imperio del negador Ailes se derrumba a pesar de negar todo al verse descubierto. El director Jay Roach relata el periplo que deben sufrir todas las mujeres de la Empresa, con la presentación de la demanda, con el riesgo que ésto conlleva para todos, aún para el dueño y magnate Murdoch y sus hijos, quienes deberán aparecer en escena. Las actuaciones son muy buenas, sobre todo del trío protagónico y del desagradable Ailes, no así el maquillaje, que, aunque obtuvo un Oscar y el BAFTA, utiliza prótesis de manera exagerada para lograr un mayor parecido. Un tema real y contemporáneo que está contado de manera dinámica, contra, una vez más, el machismo instalado, especialmente en altos cargos, y por el que todavía hay mucho por hacer. ---> https://www.youtube.com/watch?v=DjH68re5iI4 TITULO ORIGINAL: Bombshell TITULO ALTERNATIVO: Untitled Charles Randolph Project DIRECCIÓN: Jay Roach . ACTORES: Nicole Kidman, Charlize Theron, Margot Robbie, Alice Eve, Kate McKinnon, Stephen Root, Connie Britton, Allison Janney, Nazanin Boniadi, Ashley Greene, John Lithgow, Malcolm McDowell. FOTOGRAFIA: Barry Ackroyd. MÚSICA: Theodore Shapiro. PRODUCCIÓN: Charlize Theron. GENERO: Nominada al Oscar , Drama , Biográfica . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 108 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas DISTRIBUIDORA: BF + Paris Films FORMATOS: 2D. ESTRENO: 20 de Febrero de 2020 ESTRENO EN USA: 20 de Diciembre de 2019
#MeToo. El escándalo cuenta la historia de la caída de uno de los hombres más poderosos y mediáticos de Estados Unidos, Roger Ailes. El que fuera presidente y director ejecutivo de Fox News se vio inmerso en una polémica investigación cuando un grupo de mujeres le acusó de acoso sexual y comportamientos despóticos. Finalmente se llegó a la conclusión de que Ailes había estado acosando a mujeres durante décadas, El realizador Jay Roach construye un cinta de estilo periodístico que busca denunciar la ambición de poder, el acoso sexual y sobre todo la impunidad con la que la que algunos hombres poderosos pueden actuar. El escándalo tiene un tono de drama, pero al mismo tiempo juega con la comedia y la investigación periodística. En ninguno de estos géneros funciona demasiado bien, dando la sensación de ser excesivamente efectista y populista. A pesar de ello el resultado final es más o menos satisfactorio. Una prueba de ello es que la cinta fue nominada a 3 premios Oscar: mejor maquillaje (lo ganó), mejor secundaria (Margot Robbie) y mejor actriz (Charlize Theron). Estas actrices, junto a una convincente Nicole Kidman, crean unos personajes explosivos y empoderados muy a tono con estos tiempos del #MeToo. En definitiva un ejemplo de mujeres que se unirán para acabar con la red de mentiras y presiones que ha creado Roger Ailes durante años. El escándalo es una película muy actual que también habla sobre el populismo, las fake news y el empoderamiento femenino. Ello no impide que la cinta proponga algunas preguntas interesantes sobre el movimiento #MeToo que pueden resultar bastante polémicas. Por ejemplo, ¿hasta que punto el personaje interpretado por Nicole Kidman busca la verdad o el dinero y la notoriedad? El talón de 20 millones que firma al final, y que la obliga a guardar silenció, plantea algunas dudas razonables. Jay Roach realiza un retrato muy crudo sobre la caída moral y de valores del imperio americano. Durante sus 108 minutos podemos sentir como América se está deshaciendo y destruyendo a si misma. Una crítica sustentada por una magnífica Charlize Theron, irreconocible con el maquillaje, que construye uno de sus mejores papeles en mucho tiempo. Una mujer sensual e inteligente que no duda en enfrentarse al sistema y a los poderes establecidos, en este caso Donald Trump y Roger Ailes. No obstante Nicole Kidman y Maggie Robbie tampoco se quedan atrás, creando una cinta coral. En este punto me gustaría destacar el impresionante trabajo de John Lithgow dando vida a Roger Ailes. Es uno de los mejores actores secundarios de Hollywood y rara vez es reconocido su trabajo. Lo cierto es que se mueve bien en todos los registros, ya sea dando vida a Churchill en The Crown o a uno de los asesinos más sanguinarios que recuerda la televisión en Dexter. En definitiva nos encontramos ante una película correcta, que a juicio del que escribe, no se toma en ningún momento demasiada en serio. Da la sensación de que Jay Roach no se siente excesivamente cómodo atacando a Fox News y a Donald Trump. Me habría gustado que El escándalo tomara una posición política más firme y valiente. Hay crítica al sistema de valores americanos y también hacia los medios de comunicación, pero todo es excesivamente sutil.
El escándalo: Una película importante. El cine siempre tiene como función primordial la de entretener al espectador. Se puede hacer llorar, reír o simplemente solazar. Pero si hay algo que las buenas películas tienen en común; y es que logran entrar directamente en el alma de la persona que las ve. ¿Es «El escándalo» una de esas grandes obras? Esta película cuenta la caída de uno de los acosadores sexuales más importantes de los últimos años. Roger Ailes, el fundador y presidente de Fox News. La historia resulta fuerte e interesante de retratar desde la decisión de llevarla a la pantalla grande, pero no queda relegada en lo absoluto a ser simplemente una buena historia. Su cinematografía se divide quizás en lo que sería dos grandes formas de contar los sucesos. La primera es quizás la más fallida de todas; tenemos un intento de narrador en primera persona que por momentos rompe levemente la cuarta pared y simplemente resume lo que está pasando. Esto se puede entender más viendo que el guionista de este film es Charles Randolph, conocido por escribir entre otras historias, la de «The Big Short«, dirigida por Adam McKay (Vice, Anchorman). Esta forma de narrar, que bajo el mando de McKay queda muy bien y le da un ritmo genial al relato, queda algo trunca en «El escándalo«, pero por suerte, no sucede en demasiadas ocasiones y termina resultando más una nota al pie que una preocupación real. En cambio, en la segunda forma radica totalmente el peso dramático del relato y toda su calidad. Con un poderío visual, el director Jay Roach (que viene de hacer comedias como «La familia de mi novia» o «Austin Powers«) genera situaciones y momentos sumamente cinematográficos. Todo lo que aparece en cuadro tiene un segundo significado, cada encuadre tiene un porqué y, a pesar de no generar imágenes icónicas, logra acompañar el guion muy bien. Para completar el buen relato, la película reúne un elenco de un nivel altísimo y que, dicho sea de paso, logran un desempeño totalmente a la altura de sus nombres. En el rol protagónico se encuentra la camaleónica Charlize Theron, que resulta prácticamente irreconocible gracias a un gran trabajo de maquillaje. Equipo de maquillaje que, dicho sea de paso, se llevó hace unas semanas un premio Oscar por dicha categoría. Su personaje, y las dudas que tiene en consecuencia, son un gran punto a favor y una gran ayuda para narrar esta historia. Luego, en los acompañamientos secundarios, nos encontramos como figuras como Nicole Kidman y Margot Robbie. Estos personajes son cruciales y están interpretados adecuadamente. Quizás sorprende en mayor medida el caso de Margot Robbie, quien no para de demostrar su rango actoral tan variado en películas como «Once Upon a Time in Hollywood«, «Harley Quinn: Birds of Prey» o «The Wolf of Wall Street«, y logra gracias a esto anotarse en la lista de una de las actrices más prometedoras y con mayor potencial del mundo hollywoodense. Para finalizar, tenemos también un destacable rol de John Lithgow interpretando al presidente de Fox News, Roger Ailes. Quizás este sea el personaje menos cuidado de esta lista de destacables, gracias a caer algunas veces en la sobreactuación, pero su personaje llega a costados sumamente desagradables y el actor tiene bastante mérito en esto. Todas estas actuaciones, igualmente, están apoyadas en una dirección muy clásica en sus formas, siendo una propuesta invisible, fácil de digerir y dando espacio para que los actores muestren su talento. Lo que no es fácil de digerir es lo fuerte que resulta la historia que cuenta la película. Quizás si uno está más al tanto del resultado final que sucedió en la vida real, es decir, si uno conoce los detalles del caso con anterioridad, no se influenciará tanto. Pero, si se desconoce totalmente lo que pasó, o vagamente como es el caso del que les escribe, se encontrará con algo extremadamente fuerte. Es en esta emoción donde se esconde la real intención de toda la película. En un tono prácticamente documental, «El escándalo« narra de una forma muy clara lo que sucedió en Fox News. Tiene como objetivo final, el de generar conciencia. Luego es cierto, hay una película detrás, existe un guion con diálogos cuidados y con una estructura pensada. Pero, todo lo cinematográfico resulta una excusa de algo mayor. Al terminar su visionado, te deja una sensación difícil de describir más que con una palabra algo pretenciosa pero sumamente específica para este caso. Una sensación importante.
Poder femenino Los medios de comunicación y el show del entretenimiento no son lugares que quedan exentos del machismo y el destrato. El abuso de poder, potenciado por la misoginia, es una olla obligada a estallar y revelar las acciones más impuras. El escándalo (Bombshell, 2019) nos retrata el sufrimiento de las mujeres de la Fox News aterrorizadas por un sistema patriarcal que se tiene que caer. Charlize Theron (Tully), Nicole Kidman (Ojos bien cerrados) y Margot Robbie (Había una vez... en Hollywood), tres de las actrices más importantes de Hollywood, protagonizan esta película inspirada en hechos reales que nos denuncia acciones que hay que difundir para que se destierren de una vez por todas. Theron está irreconocible en el papel de Megyn Kelly. La sudafricana suele dejar todo en cada papel logrando transformaciones notorias. Ejemplo de ello es su rol en Monster (2003), para el cual tuvo que subir varios kilos, o Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road, 2015), en donde su look rapado se volvió tendencia. Todo el mundo conoce el don camaleónico de Christian Bale (Batman Inicia), pero no podemos obviar que Theron le pisa los talones. Su actuación es brillante, hipnótica y logra manejar la tensión de una forma asombrosa. Estamos en presencia de una estrella que se apodera del proyecto, no le pesa y se lanza a la aventura sin que importe el qué dirán. Nominada en los últimos Premios Oscar a Mejor Actriz por este papel, Theron no es la única que se destaca en la película. Nicole Kidman, personificando a una periodista víctima de acoso sexual, y Margot Robbie, en la piel de la joven que quiere ascender sufriendo la canallada machista, demuestran que cada vez que ellas están en pantalla no hay manera de que puedan pasar desapercibidas. Poderosas, conmovedoras y necesarias, sus interpretaciones nos despiertan un grito de bronca e impotencia. Si bien El escándalo es un drama, el recurso de optimizar el comienzo de la narración tal como si fuera presentado por el personaje principal (en primera persona, hablándole a la cámara), nos invita a pensar que la obra sale de lo común en relación a cualquier historia con tintes biográficos. El vicepresidente: Más allá del poder (Vice, 2018), puede ser una de las películas que se te venga a la cabeza luego de los primeros cinco minutos. Y no es casual. Acá también hay una historia dramática, un caso de alto reconocimiento popular y un director que inició su carrera con las más desopilantes obras cómicas. Es muy curioso: El escándalo está dirigida por Jay Roach, quien comandó los hilos de películas como La familia de mi novia (Meet the Parents, 2000) y Austin Powers (Austin Powers: International Man of Mystery, 1997). Si bien no hay cuestiones humorísticas en este relato (por obvios motivos), el manejo de cada escena, el excelente maquillaje, la caracterización de Roger Ailes como si fuera un monstruo asqueroso que todo lo devora (un soberbio John Lithgow) y la participación de otros/as intérpretes con ductilidad en la comedia (Alisson Janey, Kate McKinnon, Mark Duplass), hacen que estemos en presencia de una deliciosa obra capaz de tener todos los condimentos para entretener y, principalmente, para denunciar. El empoderamiento femenino recién comienza y es fundamental dar a conocer todo tipo de historias que permanecían ocultas. Desde el arte, desde la cinematografía, desde los medios de comunicación, lo mejor que se puede hacer es apoyar y acompañar. Una industria machista, un sistema patriarcal nefasto. Voces que se multiplican para dar a conocer el grito de un nunca más. Un brazo bien en alto que empuña una lucha que cada vez será más fuerte. El cine también nos enseña que es momento de hacer un paso al costado y dar espacio al protagonismo femenino.
El escándalo sirve para exponer y denunciar un sistema podrido, machista, violento y muy tirano. Un medio hostil comandado por gerontes que se creen los dueños del mundo. En ese sentido la película funciona muy bien y retrata con extrema fidelidad lo que pudimos ver y leer en los medios de comunicación hace unos años sobre este caso. Ahora bien, el problema del film es que contiene poco cine. O sea, yo veo más un docu- ficción hecho para la TV que una película en sí misma. Lo cual no es algo malo, pero no es lo que pretende. Es una película que busca generar impacto por la coyuntura y lo logra, pero que no aporta nada a la cinematografía. Esto tampoco quiere decir que todos los estrenos aporten en ese sentido, de hecho, muchísimos no lo hacen. Pero aquí da la sensación de que la pretensión era distinta. Algo que el director Jay Roach sí había hecho con Trumbo (2015), su película anterior estrenada en cine, que también exponía un hecho real pero con otro vuelo. Aquí todo es chato y sencillo. Lo que se destaca y motivo por el cual la película adquiere status es por el maravilloso elenco. La soberbia interpretación (y transformación) de Charlize Theron bien le valieron todas sus nominaciones y reconocimiento. Y un pequeño escalón más abajo se encuentran Nicole Kidman y Margot Robbie. No se puede decir mucho más sobre El escándalo. Sirve para aprender (e indignarse) más sobre una atrocidad y ver magníficas interpretaciones.
Caso paradigmático que ya fue llevado con anterioridad a un producto audiovisual, y que en tiempos de empoderamiento y defensa colectiva de los derechos de la mujer se revisita con debilidad. Grandes actuaciones para un discurso narrativo anodino que no avanza en aquello que supuestamente denuncia.
La película ganadora del Oscar en el rubro de mejor maquillaje y peinado está inspirada en los hechos reales que desembocaron en el me too. Tratando de reflejar parte del lado B del mundo de los noticieros, el guión de Charles Randolph muestra cómo es la construcción de las noticias a favor de los candidatos políticos afines a los intereses del multimedio. Aprovecha a diseccionar la fuente del poder del grupo Fox y su red de medios al mando de la familia Murdoch. Roger Ailes es el mandamás, el creador de este negocio con ganancias millonarias al mes. Un hombre misógino, que aprovechó su lugar privilegiado para extorsionar a las jóvenes que soñaban entrar en la cadena a cambio de sexo. Si no lo lograba, las intimidaba al punto de hacerlas renunciar.
El escándalo es una película que ayuda a entender el clima de época y el alcance de lo que se conoció como “Mee too” en la industria del entretenimiento de los Estados Unidos. En 2016 y a partir de un rumor que fue tomando fuerza, el canal de noticias Fox News terminó separando de la dirección de noticias a su CEO y fundador, Robert Ailes. Jay Roach, que supo dirigir proyectos bien disimiles entre sí, convocó a Charles Randolph para desarrollar un guión donde se contara esta historia de empoderamiento pero también la de las relaciones estrechas de las cadenas de noticias con el poder real y de que manera esa relación termina complicando al proceso de cómo llegan las noticias a la gente. En el principio de todo está Robert Ailes (John Lithgow), el poderoso director periodístico que ejerce su poder abusando y acosando a las mujeres de la redacción. Los abusos iban desde exigencias de practicas sexuales concretas hasta la ubicación de un “plano pierna”, esto es, que en el noticiero se ubicara una cámara ubicada estratégicamente para que se le viera las piernas a las mujeres como se hacía (¿se hace?) aqui en los programas de música bailantera. Una de las periodistas estrella del canal, Gretchen Carlson (Nicole Kidman), empezó a sentir en un punto de su carrera que Ailes la empezaba a perjudicar y se conectó con un importante estudio de abogados para preparar una salida de la cadena, cuando ya los abusos le resultaran intolerables y fue a partir de una opinión que dejó muy mal parado al candidato a presidente Donald Trump, que se desencadenó el escándalo. Carlson, que había sido trasladada a espacios cada vez más marginales dentro de la grilla de programación, acumuló cada una de las degradaciones a las que fue sometida pero no alcanzaba, así que tuvo que ir en busca de más testimonios dentro de la plantilla del canal. Lo que empezó como rumor terminó estallándole a los nuevos dueños del canal, los hijos de Rupert Murdoch, que eran tan amigos de Trump como su gerente, así que que no estaban dispuestos a perder el canal por ese tema. Una vez que apareció en los medios la primera denuncia fue cuestión de días para que otras trabajadoras contaran lo que pasaba con Ailes y finalmente fue el testimonio de Megan Kelly (Charlize Theron), el que acabó con la carrera del mandamás de Fox. La película tiene buen ritmo y grandes actuaciones de Charlize Theron y Nicole Kidman, más Margot Robbie, cuyo personaje no existió en la realidad pero en la película completa el cuadro de las maneras de acercamiento a la profesión y tres maneras de encarar esta nueva era que llegó para quedarse. Si les interesan los medios, sus manejos, presiones y claro, la lucha de las mujeres por sus derechos, El escándalo es la película ideal. EL ESCÁNDALO Bombshell. Estados Unidos/Canadá, 2019. Dirección: Jay Roach. Guión: Charles Randolph. Intérpretes: Charlize Theron, Nicole Kidman, Margot Robbie, John Lithgow, Allison Janney, Malcolm McDowell, Kate McKinnon, Connie Britton, Liv Hewson, Mark Duplass. Producción: Jay Roach, Charles Randolph, Charlize Theron, Margaret Riley, Beth Kono, Michelle Graham, Robert Graf, Aaron L. Gilbert y A.J. Dix. Distribuidora: BF + París Films. Duración: 109 minutos.
Construir una ficción alrededor de uno los hitos más relevantes del #MeToo, como fue la caída de Roger Ailes, el director de Fox News denunciado por acoso sexual, era todo un riesgo para una película que intentara trascender la coyuntura. ¿Cómo contar esa historia tan cercana en el tiempo, eje de la agenda pública junto al "caso" Harvey Weinstein, y atravesada por el poder de una de las cadenas de noticias más influyentes del mundo? El director Jay Roach sale indemne del desafío al liberarse de toda solemnidad y conseguir un relato inteligente y atractivo sobre un tema que podría haber derivado en un decálogo de culpabilidades. El guion de Charles Randolph ( La gran apuesta) abre el espectro sobre tres personajes claves: Gretchen Carlson (Nicole Kidman), la legendaria conductora de la cadena que inicia las denuncias; Megyn Kelly (Charlize Theron), la estrella de Fox News cuya ambición e independencia tornan compleja su figura, esquivando cualquier bosquejo de fácil heroísmo; y Kayla Pospisil (Margot Robbie), personaje modelado a partir de los testimonios de numerosas denunciantes. El juego con lo real está abierto desde el comienzo, sumando las imágenes de Donald Trump en la disputa mediática con Kelly previa a su presidencia, afirmando el perfil conservador del medio y sus influencias en la opinión pública, y esbozando la complicidad con el espectador que en su ironía no descuida la importancia de lo que aborda. Si hay algo que Roach consigue es trascender el impacto mediático de las denuncias y observar con interés un panorama amplio y esclarecedor. Los términos misóginos que circulan en los pisos del canal, la obsesión del director con las piernas de sus conductoras y la naturalización de la subordinación de la mujer frente al poder del varón son parte de una radiografía que excede a la figura de Ailes, que problematiza el rol de las mujeres como víctimas para analizar los límites de sus decisiones, y que abre la reflexión aún en sus toques de comedia. Quizá la mayor limitación sea el retrato de los Murdoch, padre e hijos, quienes funcionan en la misma lógica de poder, pero no resultan corroídos por la ingente combustión que los sostiene. Pese a ello, resulta una película ingeniosa en su forma y efectiva en su resultado. Y les debe muchísimo a sus extraordinarias actrices -Theron sobre todo-, que más allá de maquillajes y prótesis faciales, dotan de fuerza y emoción a personajes exigidos por los privilegios de su exposición pública.
Si hace décadas que Hollywood ama el cartelito “basada en hechos reales” al comienzo de una película, la tendencia se viene acentuando en los últimos años, al punto que ya ni siquiera tiene que haber transcurrido un tiempo prudencial que permita una mínima perspectiva histórica de los sucesos narrados. El escándalo cuenta un episodio ocurrido hace apenas cuatro años, en 2016, durante la campaña que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos: las denuncias por acoso sexual que dos de las conductoras estrella de la cadena de noticias Fox News hicieron contra su CEO y fundador, Robert Ailes. Es una de las tantas películas gestadas, entre las buenas intenciones y el oportunismo, al calor del MeToo y el Time’s Up. Su gran acierto es el tono, similar al de La gran apuesta, que también contaba un “hecho real” -el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008-, y ese parentesco tiene su explicación en que fueron escritas por el mismo guionista (Charles Randolph). Mientras que Jay Roach, un director con experiencia tanto en comedia (Austin Powers, La familia de la novia) como en biopics (Trumbo), supo tocar un tema urticante sin perder jamás el sentido del humor. Estos dos hombres contaron con un power trío femenino para llevar adelante el juego de la tragicomedia. Margot Robbie -nominada al Oscar a mejor actriz secundaria- y Nicole Kidman son ideales para montar los dos extremos de ese subibaja que va de la risa a las lágrimas y de la gravedad a la liviandad una y otra vez (en cambio, Charlize Theron no justifica su candidatura a mejor actriz protagónica). Estos dos hombres contaron con un power trío femenino para llevar adelante el juego de la tragicomedia. Margot Robbie -nominada al Oscar a mejor actriz secundaria- y Nicole Kidman son ideales para montar los dos extremos de ese subibaja que va de la risa a las lágrimas y de la gravedad a la liviandad una y otra vez (en cambio, Charlize Theron no justifica su candidatura a mejor actriz protagónica). Para terminar de atraer, la historia suma una alta dosis de suspenso y una cuasi antropológica inmersión en el mundillo conservador de Fox News, ejemplo de la cloaca en la que se ha convertido gran parte de los medios periodísticos masivos de unos años a esta parte. El escándalo crea empatía con sus personajes y muestra cómo el machismo atraviesa toda la sociedad: es ejercido desde las más altas esferas (con Trump en primer lugar) y es padecido hasta por mujeres en apariencia poderosas. Sus momentos más flojos son aquellos en los que se vuelve demasiado didáctica: de hecho, hay una explícita intención panfletaria, con uno de los personajes rompiendo la cuarta pared y animando a las mujeres del público a denunciar. Pero mientras se siga cuestionando a las víctimas -¿por qué no hiciste nada? ¿por qué tardaste tanto en contarlo? y demás etcéteras- tal vez haya que tolerar estos trazos gruesos. Quizá con el tiempo, cuando el paradigma de género haya cambiado, ya no exista la necesidad de seguir machacando con moralejas y enseñanzas.
“El Escándalo”, con dirección de Jay Roach, está basado en los casos de acoso y abuso que salieron a la luz en 2016 en la cadena de noticias “Fox News” que provocó un gran escándalo, exponiendo el machismo que había allí. Charlize Theron interpreta a Megyn Kelly, periodista de la cadena con su propio programa que es un éxito. Detrás de tanto éxito sucedían desagradables situaciones y la primera que alza la voz es Gretchen Carlson (Nicole Kidman), quien no estaba en un buen momento de audiencia y todo decaía. Esto fue a causa de que sufrió acoso sexual y denigramiento por parte del fundador del canal Roger Ailes (John Lithgow). Durante el silencio que hubo antes, varias mujeres del canal estaban siendo víctimas, y entre ellas estaba Kayla (Margot Robbie) quien recién comenzaba como interna. Gente de poder les hacían creer que para llegar alto, debían mostrar lealtad, pero no de una manera profesional. A través de este film, se muestra cómo estos casos rompen con el semejante machismo, la complicidad que había entre varios y el miedo por hablar. El cast está bien seleccionado, Charlize con el impresionante maquillaje y su actuación se lleva todas las miradas. En cuanto a Nicole y Margot no se lucen con sus personajes, pero son fieles al papel. Siendo una trama que está basada en un hecho real está bien contada sobretodo la manera en que buscan darle un giro para que no sea solo una historia contada. Este film logró 3 nominaciones al Oscar: Theron como mejor actriz, Robbie como mejor actriz secundaria y por último, mejor maquillaje, nominación que han ganado.
La unión hace a la fuerza “El escándalo” (Bombshell, 2019) es un drama biográfico dirigido por Jay Roach y escrito por Charles Randolph. Protagonizado por Charlize Theron, el reparto se completa con Nicole Kidman, Margot Robbie, John Lithgow (Winston Churchill en “The crown”), Kate McKinnon (Mi ex es un espía), Mark Duplass (The morning show), Malcolm McDowell, Liv Hewson (Si no despierto), Brigette Lundy-Paine (Atypical), Rob Delaney, Alanna Ubach, Ben Lawson, Josh Lawson, Allison Janney, entre otros. La cinta obtuvo tres nominaciones a los premios Óscar, alzándose con la estatuilla de “Mejor Maquillaje y Peluquería”. Luego del debate presidencial previo a las elecciones estadounidenses, muchas personas deciden ponerse en contra de Megyn Kelly (Charlize Theron), abogada y presentadora de noticias del canal Fox News, la cual tuvo la oportunidad de cuestionarle a Donald Trump sobre su conducta para con las mujeres. Cuando la periodista Gretchen Carlson (Nicole Kidman) recurre a sus abogados para demandar directamente al jefe de la cadena Roger Ailes (John Lithgow) por su repetitivo comportamiento inapropiado hacia el género femenino, será cuestión de tiempo para que unas cuantas más se animen a contar lo que vivieron. Sin embargo, todos los testimonios de acoso sexual que llegan después del de Gretchen son de casos que sucedieron antes de que Roger estuviera al mando de Fox News. Con un notable silencio por parte de Megyn Kelly, aparte de las múltiples mujeres que decidieron defender a capa y espada a Roger, Gretchen no perderá las esperanzas y esperará que sus colegas se unan para derribar al hombre más poderoso de la televisión. Ambientada en 2016, durante los inicios del movimiento #MeToo, “El escándalo” es un filme tan importante como necesario. Con un comienzo en el que se nos explica de qué se ocupa cada piso del edificio que alberga a la clase dirigente más conservadora de Estados Unidos, la película pronto nos dará a conocer a uno de los jefes más despreciables del planeta: Roger Ailes. Gracias a la gran interpretación de John Lithgow, como espectador seremos testigo de su abuso de poder, su marcado egocentrismo, sus comentarios fuera de lugar que hace pasar como “bromas” y, por sobre todo, su manipulación para que las mujeres hagan lo que él les diga ya que de lo contrario perderán su trabajo o se les reducirá el contrato. Charlize Theron está realmente irreconocible en su rol de Megyn Kelly. La increíble transformación para que la actriz luzca como la real Kelly está tan bien lograda que uno llega a pensar que la que está actuando no es Charlize. Por otro lado, el peinado de Nicole Kidman consigue ser parecido al de Gretchen Carlson. Las dos tienen sus momentos para brillar, sin embargo con la que más llegamos a conectar es con Margot Robbie en el papel de Kayla, un personaje ficticio creado para representar a las demás mujeres que sufrieron acoso en horario laboral por parte de Ailes. Con peluca y bastante maquillaje, Margot Robbie tiene una de las escenas más incómodas e impotentes de ver, en donde todas las decisiones fueron acertadas: hay silencio absoluto y la cámara sabe en qué enfocarse para hacernos sentir junto a ella la vergüenza, miedo y dolor que está atravesando. Pero “El escándalo” no solo pretende mostrarnos la repudiable conducta machista de Ailes, sino que también busca hacernos tomar consciencia de las consecuencias que acarrea el silencio para las futuras trabajadoras (en este caso, Kayla). Además, resulta impactante ver como la mayoría de mujeres decide apoyar al victimario sin dudarlo, por el simple hecho de estar en el equipo “correcto” para no perder el empleo. Lamentablemente, son muchísimas las personas que se muestran escépticas ante las demandas por acoso sexual hasta que lo viven en carne propia. A pesar de que al guión en un principio le cuesta ir al grano, aparte de que nos vamos a quedar con las ganas de ver interactuar a estas tres mujeres (solo tienen una escena juntas en un ascensor pero no hablan entre sí), “El escándalo” cuenta con buen ritmo e interpretaciones para que nos embarquemos de lleno en esta historia real que deja claro que, siempre, lo mejor es alzar la voz y no hacer oídos sordos cuando alguien cercano a uno sufrió una situación de acoso.
Ya se percibía en ‘Trumbo’ (2015). El director y productor Jay Roach buscaba tomar distancia con su predominancia filmográfica de películas esencialmente cómicas, en la que destacan la trilogía de ‘Austin Powers’ y las dos primeras entregas de ‘La Familia de mi Novia’. En esta ocasión, Roach forja un vínculo profesional con Charles Randolph -co-guionista de ‘La Gran Apuesta’- para realizar un drama biográfico, crítico y con algunas reservas irónicas, sobre la seguidilla de eventos que desembocaron en la demanda por abusos sexuales que desvinculó a Roger Ailes de su mandato como CEO de Fox News. Charlize Theron encabeza el elenco en la piel de Megyn Kelly, la abogada, periodista y gran autora de la iniciativa que, en definitiva, le hizo frente a las fechorías frivolizadas de Ailes. John Lithgow encarna al ejecutivo antagónico; Nicole Kidman interpreta a Gretchen Carlson, una de las piedras angulares en el compilado de evidencias para presentar causas legales paralelamente a Kelly; y Margot Robbie se manifiesta a modo de personaje compuesto, es decir, que no es verídico y fue añadida al beneficio de la narrativa cinematográfica En la más reciente temporada de premios, ‘El Escándalo’ se destacó en el rubro de maquillajes y peinados, y esto no fue en vano. Las tres primeras celebridades que hemos mencionado, esas que representan a las tres figuras clave de la vida real, están particularmente irreconocibles en la película, pero, sobre todo, fundamentalmente asemejadas a las personas emuladas. A Robbie, por su parte, se le nota un tratamiento cosmético más notable en la última obra de Quentin Tarantino que en esta, no obstante, recordamos: su protagonista no existió, según el orden factico en cuestión, y no es necesario que la actriz sea parecida a alguien. Acerca del argumento, narrativamente esta película no presenta ambigüedades, aunque sí ambivalencias. Basta con recordar la última junta que tiene Roger Ailes con sus directivos, en la que John Lithgow tiene de frente a una reconocida estrella hollywoodense de la década de 1970, y se hace una declaración de principios referente a los ideales de los magnates de los medios cuando los problemas morales, sociales y políticos sea vuelven mercancía de la opinión pública. Aún así, por momentos, la reproducción del discurso ácido de la ya señalada ‘La Gran Apuesta’ y ‘El vicepresidente: más allá del poder’ -ambas de Adam McKay, ese director que cuenta con un historial fílmico emparentado al de Roach- resulta un tanto cansadora, repetitiva e insulsa por repetición, de manera tal que la misma película comienza a descartarla deliberadamente. Puede haber una combinación pertinente entre el drama y la comedia en este tipo de historias, pero hay escenas que fallan por su intención de detenerse en escenas con fines didácticos. En ‘El Escándalo’, las actuaciones, los elementos técnicos, su planteo denunciante y su humor, en suma, cada uno de estos aspectos son un portento en sí mismo. Más allá de que su hilaridad no termina de encajar, como señalamos, por su afición a la novedad de su subgénero emergente que triunfó primero en la televisión y el streaming – por caso, ‘House of Cards’-, es un hiato en la trayectoria de un director que no se distinguía por este tipo de labores y que confía plenamente en la prudencia de las estrellas implicadas. 8 de 10
Antes de que el movimiento MeToo hiciera temblar a los poderosos de Hollywood que como el productor Harvey Weinstein habían gozado por años de la impunidad del silencio para acosar a decenas de actrices y trabajadoras del arte, hubo un suceso importante en la televisión norteamericana que significó un antes y un después para las mujeres del medio. En 2016, el entonces mítico fundador y presidente de la Fox News, Roger Ailes, fue denunciado por acoso y abuso por parte de varias comunicadoras, lo que terminó con el despido de éste. Sobre este hecho sin precedentes trata El Escándalo, filme que logró colarse en la última edición de los Oscars en las categorías de Mejor Actriz, Mejor Actriz de Reparto y Mejor Maquillaje y Peinado, consagrándose ganadora de ésta última. La historia comienza poco tiempo antes de la era Trump y sigue a 2 famosas presentadoras de la cadena Fox: Megyn Kelly (Charlize Theron) y Gretchen Carlson (Nicole Kidman). Como la mayoría de los comunicadores de la Fox, se trata de mujeres de ideología de derecha, pero que a pesar de esto no dudan en mostrar su disgusto ante opiniones y situaciones machistas. Mientras Kelly se ve envuelta en una polémica por haber cruzado en televisión al candidato a presidente Donald Trump por sus dichos discriminatorios hacia las mujeres, Carlson se reúne con sus abogados para intentar juntar evidencia en contra de su jefe, el repulsivo Roger Ailes (John Lithgow en una asombrosa caracterización), quien tomó represalias con ella al no aceptar sus propuestas sexuales. El relato que mezcla el conflicto político pre electoral con las denuncias por acoso, suma al personaje ficticio de Kayla Pospisil (Margot Roobie), una joven periodista evangélica y conservadora que busca ascender en su posición y pasar a estar adelante de la cámara. El director Jay Roach, conocido por comedias como La Familia de mi Novia (2000), vuelve al drama inspirado en historias reales luego de que en 2015 presentara Trumbo: La lista negra de Hollywood, acerca de como el guionista de Espartaco fue descartado por la industria en plena época de cacería de brujas, donde la cercanía con las ideas comunistas podían significar el fin de tu carrera. En esta ocasión, Roach se basa en un guion de Charles Randolph (guionista de la también biográfica The Big Short, 2015) para trazar paso a paso cuales fueron los eventos previos que llevaron a Carlson y a Kelly a denunciar a Ailes. Para ello, el director hace uso de mucho material de archivo, en el que resalta la famosa entrevista a Trump, y diversos elementos emparentados con el cine documental, como el hecho de presentar a cada personaje con su nombre completo y ocupación en letras debajo de cada actor. La película retrata muy bien el ambiente machista de los estudios de Fox News, donde las periodistas, todas poseedoras de una notable belleza hegemónica, siempre deben ir vestidas de pollera o vestido y los escritorios son vidriados para que el espectador pueda ver sus piernas. La influyente bajada de línea conservadora, para que ningún comunicador ose pasarse de la raya y emita una mirada que choque con sus posturas, junto con el acoso, la cosificación y el ninguneo constante que viven las mujeres tanto dentro como fuera de el aire, también ayudan a entender aquel contexto de opresión que dificulta aún más la posibilidad de alzar la voz ante las diversas expresiones de violencia de género. Resulta interesante ver a estos personajes, que se niegan a ser llamadas feministas, intentando generar un cambio en la manera en la que la cadena trata a sus pares desde aspectos tan pequeños como conducir sin maquillaje. Hablamos de personajes que en otra historia resultarían totalmente despreciables dada su formación política y su estereotipo de Barbie clasista, pero que aquí marcan la diferencia poniéndose al hombro una compleja lucha que, aunque no puedan o quieran admitirlo, es feminista. Por otro lado, cabe destacar como el director evita todo el tiempo caer en golpes bajos y escenas gráficas, logrando un impacto mucho mayor desde lo psicológico. En este sentido, Margot Robbie es quien protagoniza la escena más crudas del filme, una absolutamente bien cuidada y trabajada donde es imposible no sentir empatía con el personaje y verse reflejada en aquella misma situación de abuso de poder. Entre los puntos flojos de la película, hay que decir que el guion posee alguna que otra falencia. En un principio, todo apunta a que la protagonista es el personaje de Kidman, dado que es quien impulsa la denuncia contra Ailes. Sin embargo, una vez logrado su cometido la actriz desaparece de la trama hasta volverse casi innecesaria, siendo desplazada por una imponente Theron y su confrontación con Trump y los republicanos. Además, el bombardeo de información, con largas conversaciones y demasiada data de nombres y años, termina por resultar un tanto confuso. Por último, la técnica de romper la cuarta pared, algo que aquí se da en el inicio de la película y después no vuelve a ser utilizado, definitivamente no tiene razón de ser. El Escándalo es una película que presenta buenas actuaciones y recreaciones, un ritmo vertiginoso y una mirada bastante distinta a otras historias feministas que hemos visto en pantalla. Vale la pena ser vista.
El caso de la caída de Roger Ailes el creador del éxito de Fox News, que le dio ganancias siderales a Rupert Murdoch y sus hijos, en un hecho que tuvo repercusión mundial, pero que es muy familiar para la audiencia de EEUU. El film dirigido por Jay Roach (“Trumbo”) y escrito por Charles Randolph (“La gran apuesta”) tiene varios méritos. No solo muestra como se construyó el éxito de la cadena, que rompió con el mito de la imparcialidad periodística y fue abiertamente pro-Trump, pro- republicana, conservadora, con debates a los gritos, conductoras muy famosas siempre vestidas sexy y con tacones altos, conductores tradicionales, sino que muestra como es una redacción donde se palpa el poder, y todos, hombres y mujeres son ambiciosos y cuidan su lugar. En ese entorno competitivo mostrado de manera ágil y para quienes no están familiarizados con la fama de sus protagonistas, un poco confuso, un depredador funciona sin límites, hasta que las mujeres le dicen basta. El personaje de Charlize Theron, Megyn Kelly es una mujer discutida, discriminadora, admirada y muy famosa en actividad. La actriz, transformada por las prótesis del genial maquillador Kazu Hiro , le otorga a su personaje todas las aristas de una personalidad especial, la humaniza sin golpes bajos y la muestra cómo cambia su vida cuando decide apoyar la denuncia de Gretchen Carlson (Muy bien Nicole Kidman) demorada pero fundamental. Y Margot Robbie, de gran labor, es un personaje ficticio que representa muchos casos de mujeres abusadas por su jefe. Las tres actrices son el alma de un film, por momentos sarcástico, con puntos de enorme tensión, poco sutil pero contundente. John Lithgow, también transformado, le otorga a su Roger Ailes todo lo desagradable, poderoso y perverso de este personaje despreciable.
El Escándalo es el título con que se estrena en Argentina la película Bombshell. Un término que dista de ser inadecuado, pero que resulta bastante genérico. Literalmente, y en particular por lo que propone la historia, “Bomba” sería una traducción más adecuada. Sin embargo, sonoramente no tiene la elegancia para estar membretada en un poster que encabezan Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie. Por otro lado, el motivo de titular Bombshell a esta película tiene un doble sentido particular que viene a crédito de lo que nos están contando. Dicha palabra es un término coloquial habitualmente utilizado por los machos alfa americanos para definir a una mujer atractiva más allá de toda proporción, pero también es el término para definir un evento que sacude los cimientos de instituciones establecidas. Por lo tanto, no es casualidad otorgarle ese título. Es-cán-da-lo, es un Escándalo Si bien es claro que la película trata sobre la cuestión del acoso sexual, de cómo el sexo es considerado directa o subtextualmente un factor decisivo en las contrataciones, su guion indaga en el principal motor tanto para la ejecución del acoso como para la evasión de sus consecuencias: el temor reverencial. El temor de perder el trabajo. El temor de, por hablar, ser un paria en una industria. Un poco por la percibida difamación, y otro poco por algunas compañeras que tristemente toleran dicho acoso como un derecho de piso necesario para progresar. Cada una de las tres protagonistas se expande sobre una posición respecto del acoso ejercido por Roger Ailes y del acoso como un obstáculo que ellas necesitaron, o necesitan superar diariamente, para avanzar laboralmente. El Escándalo ilustra concretamente al poder. No importa cuánto poder ejerzan sobre la mujer, los machistas ejecutivos siempre tienen a alguien más grande encima de ellos dispuestos a soltarles la mano si la cosa va mal. Muestra que incluso el más poderoso puede caer con la evidencia indicada. Le pasa a Roger Ailes, le pasa a los hijos del magnate Rupert Murdoch, y en esos breves momentos (o tan breves como la película nos permite) reciben una probadita de la enorme humillación que ellos dispensan sin cargo de conciencia alguno. El hecho de que se utilice a Donald Trump como subtrama es expresión subyacente de que por mucho que se resuelva el conflicto principal en esta historia, es apenas un episodio en una lucha que está muy lejos de terminar, arriesgándose incluso a denunciar que el más grande acosador está actualmente gobernando el más grande bastión de la democracia occidental. Una mojada de oreja a las instituciones americanas que no es poco común en la filmografía del guionista de este film, Charles Randolph, pues hizo lo mismo con la pena de muerte en La Vida de David Gale y con la crisis económica que azotó a Estados Unidos en 2007 en The Big Short. En materia actoral, el trio protagonista aborda sus papeles con gran seguridad. Aunque Nicole Kidman conmueve por la valentía que le sabe imprimir a su personaje, aunque Charlize Theron le sepa imprimir matices al suyo, no se puede pasar por alto la labor de Margot Robbie. La actriz australiana sabe entregar la vulnerabilidad que necesita su personaje. Hablamos de momentos de tensión tales como la entrevista que tiene con el Roger Ailes de John Lithgow, el pavor de su cara nos lo dice todo. No obstante, la escena que destaca es una donde tiene una conversación telefónica a lágrima viva afuera de un bar. Los trabajos de maquillaje pasan desde obviedades tales como la gordura del jerarca Roger Ailes, a labores tan sutiles como en Charlize Theron, en quien uno puede notar que le hicieron maquillaje prostético pero no está muy seguro dónde, lo que es un testamento de talento en favor del equipo de maquillistas ganador del Oscar que tuvo la película.
"El escándalo": El “Me Too” antes del #Me Too La nueva película de Jay Roach aborda las acusaciones de acoso sexual que trabajadoras de Fox News, incluidas varias de sus estrellas, realizaron contra quien fuera su socio fundador y director, Roger Ailes. El “Mee Too” antes del #MeeToo. Así podría definirse a El escándalo, la nueva película de Jay Roach basada en las acusaciones de acoso sexual que distintas periodistas y trabajadoras del canal de noticias Fox News (incluidas varias de sus estrellas) realizaron contra quien fuera su socio fundador y director, Roger Ailes. Esta historia ha sido fundamental en la batalla por la igualdad de oportunidades y derechos que en la actualidad las mujeres llevan adelante, no solo en los Estados Unidos. El caso es emblemático porque ocurrió un año antes de las acusaciones contra Harvey Weinstein, cuyo caso fue más mediático porque se trataba del hombre más poderoso de Hollywood. Pero si de poder se trata, Roger Ailes estaba mucho más arriba. Miembro prominente de la clase más conservadora de su país, Ailes fue asesor directo de Richard Nixon, Ronald Reagan, George W. Bush y Donald Trump en las campañas presidenciales que los llevaron directo a la Casa Blanca. Creador de un imperio periodístico como socio y brazo ejecutor del magnate de los medios Rudolph Murdock, Ailes era uno de los hombres más poderosos de los Estados Unidos. Hasta que las mujeres que durante años fueron víctimas de sus acosos y abusos se cansaron. El escándalo es una de esas películas en la que la información es tan abundante que se necesitan varias escenas para establecer el contexto y ayudar a que el espectador desinformado se ponga al corriente. La narración transcurre en 2016 y arranca pocos meses antes de que la primera acusación contra Ailes tomara estado público. La atención se centra en tres personajes, dos de ellos inspirados en personas reales. Se trata de Gretchen Carlson y Megyn Kelly, periodistas estrella de la cadena que representaban a la perfección el rol de rubias, bonitas e inteligentes que el propio Ailes había convertido en una marca registrada de Fox News. Kelly, la más joven de ellas, se encontraba en la cresta de la ola tras haber moderado el debate republicano previo a que Trump se convirtiera en el candidato de su partido. La carrera de Carlson en cambio venía cayendo y ella suponía que por negarse sistemáticamente a las insinuaciones de Ailes. Y cuando es despedida por el canal, al fin se decide a demandarlo. El tercer personaje es pura ficción, una periodista más joven que simboliza a las víctimas anónimas. Nicole Kidman, Charlize Theron y Margot Robbie se lucen en sus interpretaciones, del mismo modo en que lo hace el extraordinario John Lithgow en el papel de Ailes. Es cierto que El escándalo consigue sostener la tensión a pesar de que el final es conocido. Sin embargo tiene algunas dificultades, sobre todo al comienzo, para organizar las toneladas de información que va lanzando. Algo parecido a lo que ocurría con La gran apuesta (2015), la película dirigida por Adam McKay con la que comparte al guionista Charles Randolph, ambas multinominadas a los Oscar. Como en aquella, acá también las protagonistas varias veces necesitan entablar un diálogo con el público y recurren al truco de hacerlo hablando directo a cámara para explicar qué es lo que pasa, quiénes son los personajes que aparecen y por qué son importantes. En la misma línea, El escándalo por momentos también peca de cierta candidez simbólica y de una abundancia de explicitud que hacen que la película se ponga un poco obvia. Es cierto que estos excesos tal vez sirvan para potenciarla como objeto de denuncia, para ilustrar las situaciones de violencia a las que las mujeres están expuestas de forma cotidiana. Pero también es posible que estos mismos elementos la debiliten en su carácter de narración cinematográfica.
La cultura del silencio Con Charles Randolph en el guion y Jay Roach en la dirección, El escándalo (Bombshell, 2019) tiene detrás una dura e impactante historia para contar. La caída de uno de los hombres más poderosos del medio resulta un relato repleto de ingredientes para llevar a cabo una gran película, pero… ¿Hasta qué punto se aprovecha esto? Protagonizada por Nicole Kidman, Charlize Theron, Margot Robbie y John Lithgow, El escándalo cuenta la historia de las periodistas Megyn Kelly (Theron) y Gretchen Carlson (Kidman), quienes denunciaron por acoso al fundador de Fox News: Roger Ailes (Lithgow). El largometraje corrió con la ventaja de sonar fuerte durante la temporada de premios, aunque podría decirse que esto le quedó grande. No porque sea una mala película, pero la misma tiene fallas que no pueden ocultarse. Estamos ante una historia real y muy reciente, hay presupuesto y también grandes actores, pero el filme no logra sacar provecho de todos estos puntos a favor y gran parte de este error se debe a su guion tradicional y poco innovador. Si la película sale a flote es gracias a su potente reparto, que siempre funciona como un salvavidas en los momentos flojos. Las transformaciones de Theron, Kidman y Lithgow, son más que convincentes, y como viene resonando hace tiempo, es indudable que la Kelly de Theron es quien impulsa la trama. A pesar de esto, también vale reconocer que Robbie hace un trabajo impecable personificando a Kayla Pospisil, quien con muchas menos líneas que el resto, logra transmitir la verdadera emoción en los pocos, pero duros momentos en los que aparece en escena. No está de más aclarar que, a diferencia de los otros, dicho personaje es ficticio y el mismo fue compuesto a base de testimonios de otras trabajadoras de la cadena. En cuanto a narrativa, nos encontramos con una producción bastante dinámica, aunque también algo desprolija. Su estructura es desalineada y por momentos no entendemos si lo que quieren mostrarnos es una comedia con tintes negros, un drama o simplemente una sátira de los hechos. No hay tonos grises, y el film nunca llega a encontrar su género. La última obra de Roach es demasiado moderada y poco arriesgada. La misma no llega a involucrarse de manera profunda en el mundo de la televisión ni de las grandes corporaciones y si bien intenta mostrar la realidad de los medios y las relaciones del poder, no lo hace a grandes escalas. El escándalo es un correcto relato sobre la cultura del silencio, pero a la hora de aportar algo nuevo, termina perdiendo y es gracias a su elenco y estilo que se convierte en una película aceptable.
Texto publicado en edición impresa.
Alguien tiene que enojarse Con grandes actuaciones en escena, el film se destaca por la participación de Charlize Theron, quien ganó una nominación en los Oscar por dicho papel. "¿Habrá más mujeres que hablen?", le preguntan sus abogados a Gretchen Carlson (Nicole Kidman), cuando está a punto de denunciar a su ex jefe Roger Ailes (John Lithgow) por acoso sexual. Su cara se congela por un instante, porque sabe que Ailes, en su posición de jefe ejecutivo de la cadena de noticias Fox, es intocable, inimputable, todopoderoso. "Alguien tiene que hablar, alguien tiene que enojarse", responde Gretchen, más como una expresión de deseo, sabiendo que muchas mujeres pasaron por lo mismo que ella, y que es tiempo de que su ex empleador pague. "El escándalo" está basado en una historia real que involucra a las periodistas de Fox (el mayor bastión conservador en medios de Estados Unidos) Megyn Kelly, la mencionada Carlson, y el ejecutivo Roger Ailes, que en 2016 fue acusado por muchas mujeres de acoso y abuso sexual. Kelly (interpretada por Charlize Theron en un papel que le valió una nominación al Oscar), una de las personalidades más importantes de la cadena, fue la que terminó de condenar al empresario, al admitir, luego de un tiempo de silencio, que ella también había sido abusada en sus tiempos de pasante. La película la muestra como una mujer fuerte, por lo que sus dudas tenían que ver con el hecho de no querer mostrarse como víctima y evitar "ser la noticia". Inteligentemente planteada, con un complejo pero entretenido guión, la película se destaca con las grandes actuaciones de Theron, Kidman, y Margot Robbie, y con la construcción del monstruo interpretado por John Lithgow. Para reflexionar sobre el abuso, la importancia de denunciar, el peso de los medios y toda la cultura machista en general.
“El Escándalo” es un filme que pone al descubierto los móviles internos de una gran compañía de medios audiovisuales como Fox News. Desde el alineamiento político con el partido Republicano hasta el avasallamiento intencional a las mujeres de la empresa por parte de su GEO, Roger Ailes. Esta producción en cierto modo es un pariente lejano de una película de Frank Capra, “Smith Smith Goes to Washington” (“Caballero sin espada”, 1939), con James Stewart), aunque mucho más atrevida y obviamente más moderna. En “El Escándalo”, con un plenamente justificado doble sentido, Charles Randolph, se sumerge con inteligencia en profundas arenas movedizas en la cuales se involucran política y sexo. Randolph es un guionista experto en tratar los temas reales y complicados (economía, juegos de azar, acoso sexual, política, etc). Jay Roach lo secunda en un estilo semidocumental con el recurso de imágenes de archivo para ofrecer al público inmediatez, y una pincelada de veracidad a la experimentada conductora estrella Megyn Kelly (Charlize Theron, como siempre impecable en su actuación), quien en el verano de 2016 decidió secundar la denuncia de su colega Gretchen Carlson (Nicole Kidman, un tanto artificial), víctimas las dos, como muchas otras periodistas, de los reiterados abusos sexuales de Roger Ailes (John Lithgow), gerente de la empresa. “El Escándalo” invita desde el inicio a una especie de visita guiada a las entrañas de la empresa conservadora más importante de Estados Unidos. En ese emporio mediático la apariencia debe ser impecable desde la vestimenta hasta el peinado o el maquillaje, el talento es una cuestión secundaria, si existe mejor. Fox News cumple a su manera el sueño de la supremacía blanca, esporádicamente alguna conductora negra aparece, pero es una rara avis. Todas las conductoras son esbeltas, pulcras, elegantes, rubias de ojos azules o verdes (quien haya mirado alguna vez Fox News se dará cuenta de esta realidad). Una de las aspirantes, la joven Kalya Pospisil (Margot Robbie), lo tiene claro: esa cadena televisiva por cable ha sido siempre para su familia, en el cinturón bíblico del Midwest, un templo verdadero, y ella sólo aspira a ser una “millennian evangelista” del periodismo. En una escena determinante de la historia las tres protagonistas, tres rubias de diferente edades y épocas, coinciden silenciosas y recelosas en el ascensor, se percibirá una especie de gélido encuentro entre dos mujeres que defienden su parcela de éxitos y la inexperiencia de quien recién comienza. Otra escena clave del filme es cuando la principiante Kalya se presenta ante Ailes, y éste le pide que le muestre sus piernas y suba pausadamente su falda al máximo. La explicación del empresario es tan proxeneta como elocuente: “Este es un medio visual”. Este abuso, primero verbal y luego voyerista, es la metodología utilizada por un enfermo sexual, como lo era Ailes, quien fuera asesor de Richard Nixon, Ronald Reagan y George W. Bush antes de, en 1996, convertirse en la cabeza del canal de noticias fundado por Rupert Murdoch (Malcolm McDowell). El movimiento #MeToo se compendia en “El Escándalo”, que se basa en los casos reales de Megyn Kelly, Gretchen Carlson, y luego el de Kayla Pospisil como tercer personaje, al que se ficcionó para agregar una dosis un tanto más morbosa. Está compuesto por los recuerdos y exposiciones de las víctimas del abusador, de las que se grabaron muchas horas de denuncias. “El Escándalo” es en el sentido que lleva adelante el proyecto de denuncia de las abanderadas del movimiento #MeToo, pero carece del manejo de tensión, de estructura y matices dramáticos que dan potencia a este tipo de filmes que ficcionalizan estos sucesos. Lo que sí está logrado es el encuadre y el ritmo febril de la sala de redacción, en la cual los periodistas fijos están constantemente bajo coerción. La mecánica del filme fue mostrar una redacción en plena actividad que está sometida a una energía y presión constante. La noticia no es para ayer, es para el instante. “El Escándalo” no ofrece un análisis profundo de la televisión moderna, más bien muestra una parte que no significa el todo, pero sí respalda con firmeza a las personas que se ponen de pie con valentía y se pronuncian contra la ilegalidad, sin conocer el resultado final al enfrentar a tan poderosa organización. El mensaje es claro, porque la realidad de la justicia americana también lo es: Todos pueden ir presos, incluso hasta los ricos y privilegiados, cuando la ley es justa e imparcial.
La historia es real: el ejecutivo de Fox News Roger Ailes es acusado por una de las estrellas de la pantalla, Gretchen Carlson, de abuso sexual. El hombre, de paso, es adicto a las rubias con curvas y el caso no es único. Lo que sigue es un conjunto de decisiones morales por parte de las víctimas: contar o no contar. Como se ve, un tema bien contemporáneo. El problema de estas películas suele ser que prime la declamación o el señalar con el dedo a la ficción, al trasfondo moral que hace del cuento algo universal. Aquí no sucede: si “El escándalo” es un buen film porque no abandona la superficie cuando va a fondo. No deja de lado el “caso” cuando trata de entender los motivos de cada uno de los personajes (solo comprendiendo es que se puede condenar, dicho sea de paso, y aquí hay condena como corresponde). Jay Roach es un realizador raro: imperfecto, con excelente timing para la comedia (vean la serie Austin Powers) y con un ojo distanciado para el drama que permite ver el absurdo de la vida cotidiana, resulta un artesano ideal para cristalizar esta película. Es cierto que las tres actrices protagónicas (Theron, Kidman y Robbie) están perfectas y combinan sin fisuras con el relato y la situación, pero lo más importante es la transparencia: entrar a ese mundo y entenderlo, enfrentar al monstruo y temerlo. Ver una pelea justa y tomar partido por lo que corresponde.
La película, protagonizada por Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, se centra en las denuncias por acoso sexual que tuvieron lugar en 2016 en el canal Fox News, con su director, Roger Ailes, como principal responsable. Una mirada a los inicios del #MeToo. Los que se están ocupando de contar la historia –breve, pero importante– del movimiento denominado #MeToo aseguran que uno de los hitos fundamentales de sus inicios fueron las denuncias de abuso sexual surgidas en uno de los ámbitos menos pensados: en el canal de noticias estadounidense Fox News. Antes aún de las revelaciones de las delictivas actividades de Harvey Weinstein –y de todo lo que surgió después–, una mujer logró shockear al mundo al acusar al director de ese importante medio, Roger Ailes, de acosarla como modo de «ascenso» en la empresa. Esa denuncia, claramente, no se limitaba a ella, pero fue el disparador de lo que sucedió después. Y en eso se centra BOMBSHELL: EL ESCANDALO. ¿Por qué Fox News fue un lugar inesperado? En realidad, no por el medio en sí, cuyos hábitos y costumbres pueden haber sido iguales o peores a los de otros, más «progresistas», que el célebre canal propiedad del imperio de Rupert Murdoch, ideológicamente bastante conservador (es una de las razones por las que Donald Trump está en el poder, entre otros «hitos»), sino porque las periodistas que lo denunciaron también compartían muchos de sus principios ideológicos. Es decir: nadie más alejado del feminismo, al menos en principio, que las rubias, tradicionalistas, «all american girls» de Fox News. Si bien la denunciante fue la conductora Gretchen Carlson (Nicole Kidman), la protagonista principal del film es Megyn Kelly (Charlize Theron, que luce idéntica a la verdadera, gracias al maquillaje ganador del Oscar), que era la estrella del canal, su figura más atractiva, vendedora y también polémica. Kelly, quien comienza narrando la historia y poniendo en contexto la situación de manera un tanto didáctica, era quizás la única capacitada, por su peso específico como figura mediática, de criticar públicamente a sus jefes y no ser, necesariamente, destrozada en su intento. Aún así, tomó mucho tiempo, miedo y dudas llegar a eso. Y ese es el eje, si se quiere, psicológico, de la película de Jay Roach. BOMBSHELL: EL ESCANDALO es un relato coral que muestra, por un lado, el caso de Carlson, las experiencias de Kelly y los encontronazos, en tiempo presente, de la joven productora Kayla (Margot Robbie, en un papel de ficción que recoge las experiencias de muchas de las recién llegadas a Fox) con el citado Ailes, encarnado por John Lithgow como un arquetípico magnate de medios, que parecería caricaturizado si no fuera que es muy parecido en la vida real. Dedicada a –y obsesionada con– la cobertura de la campaña de Donald Trump para su primera presidencia, Kelly vive tensiones políticas con sus jefes –y con el propio Trump–, pero es recién cuando Carlson presenta sus denuncias que ella se plantea si debe hacer públicos sus propios encontronazos con el jefe. Y para la recién llegada productora, no solo novata en el medio sino una chica religiosa y ferviente admiradora de su línea ideológica, es aún más difícil. Roach intenta, aquí y allá, salpicar la estética del film con recursos similares a los de Adam McKay en THE BIG SHORT: LA GRAN APUESTA (de hecho, comparten guionista, Charles Randolph), pero sin demasiada suerte. Los apuntes más o menos cómicos alivianan la potencial densidad de la historia pero se sienten un tanto fuera de lugar, por no decir irresponsables ante la gravedad de la situación. Es que hace apenas cuatro años, denuncias de este tipo contra celebridades o magnates mediáticos poderosos no tenían la aceptación que tienen hoy (que no es general ni mucho menos, pero que ha mejorado) y el riesgo que las denunciantes corrían, además del oprobio interno, podía ser demasiado duro de soportar. Roach se cuida de no explotar el costado más «morboso» del asunto por lo que apenas somos testigos de algunas situaciones incómodas vividas por algunas mujeres con Ailes, pero no más que eso. Uno de sus desagradables «caballitos de batalla» era el de querer ver (y mostrar al aire) las piernas de sus conductoras hasta el límite de lo permitido, generando situaciones bastante denigrantes en su oficina. Lo que sí hace bien en mostrar es el grupo de apoyo y de ocultamiento que tienen este tipo de magnates para poder seguir haciendo lo que hacen, aún ante el tácito conocimiento de casi todos. Cuando las denuncias se vuelvan públicas, muchas personas dentro de Fox podrán hacerse las escandalizadas pero es obvio que todos ellos tenían bastante idea de lo que pasaba con las chicas que subían en el ascensor al piso exclusivo del mandamás. Es allí donde aparece la familia Murdoch, que es la que debe decidir qué hacer ante las denuncias, más en función de sus propios intereses que por una cuestión ética. EL ESCANDALO no es una gran película de denuncia ni mucho menos (es un tanto obvia y subrayada desde los diálogos), pero es una entretenida mirada a los inicios del movimiento #MeToo, en el más inusual de los marcos. De hecho, el que todo este escándalo haya sido impulsado por un grupo de periodistas bastante despreciado por el establishment cultural de la época es el que torna al episodio más intrigante y curioso. Y quizás por eso mismo no tuvo la repercusión que los inmediatamente posteriores. Pero es una historia que vale la pena contar, una con la que muchos y muchas periodistas –que pueden haber vivido algunas de las diversas situaciones de secretos y mentiras que se viven en un medio y no solo las ligadas al acoso sexual– se podrán sentir más que identificados, quieran reconocerlo o no.
Lo que inició como un rumor, terminará como escándalo. Protagonizada por Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, "Bombshell" presenta una mirada reveladora al más poderoso y controvertido imperio mediático de todos los tiempos, Fox News, y la explosiva historia de las mujeres que derribaron al infame hombre que lo creó, Roger Ailes. La producción inspirada en hechos reales la dirige Jay Roach (Trumbo) a partir de un guión escrito por Charles Randolph (La gran apuesta-The Big Short). Hablemos de "Bombshell", un film que junta a algunas de las mejores actrices contemporáneas como son Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, presentando una historia estremecedora y conveniente para la actualidad, que a pesar de estar más cerca de ser un documental que un drama, generó un gran impacto en mi. Como mujer tratando de abrirse en la Industria, es muy difícil opinar desde un lugar objetivo, no sentir empatía por el relato que presentan y el poderoso mensaje que buscan transmitir. Roach pudo encontrar un peligroso equilibrio entre lo emocional y entretenido, convirtiéndola en una película dinámica que cuenta con momentos divertidos, y con momentos que te dejan cargado de angustia, impotencia y repulsión. Ni hablar de las espectaculares actuaciones que fortalecen cada una de aquellas escenas. Solo puedo declinar en el bombardeo de temas políticos y un poco de mezcla innecesaria de un guión que podría ser mejor. Dejando de lado aquello, es necesario destacar la elección en cuanto a la fotografía, con movimientos de cámara imparables que buscan imitar un reconocido formato que no pertenece al cine, el maquillaje que podría decirse transformó la cara de Theron (dicho y hecho, ganador del Premio Óscar al Mejor Maquillaje y Peinado) y obviamente el compromiso de las actrices que rescatan la obra de cada defecto (también nominadas a los premios de la Academia). Basada en hechos reales y con un reparto que junta actrices poderosas y excelentes, Bombshell exhibe una historia entretenida y atrapante, que golpea directamente a Trump y a Roger Ailes, generando una gran marca para el feminismo y simpatizantes del movimiento #MeToo. Recomendable para presenciar un poco del behind the scenes de Fox News en su época mas polemica y necesaria de ver para emocionarse con lo sucedido. Por Estefanía Da Fonseca
TIME’S UP El Escándalo, la primera película que se hace eco del #MeToo Tras la entrega de los Oscar nos siguen llegando pelis rezagadas, en esta oportunidad, uno de los primeros testimonios reales que impulsó el movimiento #MeToo. Los Oscar quedaron atrás, pero todavía hay algunos estrenos rezagados que pasaron por la 92° ceremonia. “El Escándalo” (Bombshell, 2019) se terminó llevando la estatuilla a Mejor Maquillaje y Peinado, en parte gracias a la transformación de sus protagonistas, entre ellos Charlize Theron (nominada como Mejor Actriz), Margot Robbie (nominada como Mejor Actriz de Reparto), Nicole Kidman y John Lithgow. Jay Roach es un realizador acostumbrado a las comedia ‘zarpaditas’ como “Austin Powers” (Austin Powers: International Man of Mystery, 1997) o “La Familia de mi Novia” (Meet the Parents, 2000), pero también incursionó en la política de la mano de películas originales para HBO como “Recuento” (Recount, 2008) y “Game Change” (2012). Para introducirnos en la primera historia hollywoodense que se hace eco del #MeToo y el Time’s Up, hace equipo con Charles Randolph -guionista ganador del premio de la Academia por “La Gran Apuesta” (The Big Short, 2015)-, y de alguna manera intenta reproducir el ‘estilo’ vertiginoso de Adam McKay. Lo logra, por unos breves quince minutos. Después, la película cae en narrativas más simples y menos interesantes para abordar un tema indispensable: el escándalo real en cuestión que se desató en las oficinas de Fox News en 2016, cuando los contantes abusos y acoso sexual por parte de su director Roger Ailes (Lithgow), salieron a la luz de boca de una de sus empleadas, Gretchen Carlson (Kidman). Esta es apenas la punta del iceberg para uno de los casos de “mala conducta” más resonados en los medios -junto a Harvey Weinstein y Bill Cosby- y uno de los pilares del movimiento #MeToo que alentó a las mujeres (principalmente) a contar sus historias personales y denunciar a sus abusadores, casi siempre, en posiciones de poder. Roach y Randolph toman como punto de partida los verdaderos testimonios de las víctimas -muchas de las cuales aparecen en pantalla-, pero se enfocan en la cara más conocida: Megyn Kelly (Theron), periodista y presentadora de la famosa cadena noticiosa, reconocida por su conservadurismo y su constante apoyo a los gobiernos republicanos como el de Donald Trump. Kelly es una triunfadora que se ganó su lugar (y muchos odios), y pocas veces se suma a la causa de otros si no puede sacar provecho de la situación. Cuando Carlson es despedida y alega los avances sexuales de Ailes como factor determinante a la hora de entablar una demanda, sus abogados le recomiendan que busque más pruebas y testimonios, y es ahí donde su lucha comienza, tratando de encontrar aliadas dentro de las oficinas de la emisora. Carlson, la punta del iceberg Este es el recorrido más interesante que realiza la película, mostrando el día a día y las condiciones de trabajo para las mujeres dentro de este conglomerado donde las jerarquías lo son todo. Mientras Carlson busca sus pruebas y Kelly intenta decidirse de qué lado le conviene parase -defender a su jefe (y en definitiva, su puesto de trabajo) o admitir sus propias malas experiencias con Ailes-, la historia suma una tercera arista, en este caso ficticia, en la piel de Kayla Pospisil (Robbie), una joven entusiasta que está dando sus primeros pasos dentro del periodismo y pronto se cocha con la cruel realidad de cómo funcionan las cosas (para las mujeres) delante y detrás de las cámaras de Fox News. “El Escandalo” no sólo se limita a hablar de las conductas de Ailes -fallecido en 2017-, sino que se concentra en las diferentes situaciones de las mujeres/víctimas involucradas y la sororidad, que no siempre está a la orden del día. De esto se trata el #MeToo y el Time’s Up: el impulso inicial y un clima más confortable y de apoyo, donde pueden dejar de lado sus miedos y contar sus experiencias, las que, muchas veces, alientan a otras a hablar. Esta reacción en cadena es la que termina provocando la renuncia forzada del CEO, aunque no podemos decir que haya pagado por los crímenes cometidos. Pospisil es el personaje ficticio que ayuda a entender lo que ocurre tras esas puertas cerradas Claramente, Ailes y sus compinches son los villanos de esta historia, pero los realizadores no convierten a todas sus protagonistas en víctimas de su influjo. Están las que tienen poca voz y se retiraron sin hacer ruido y las que, como Kelly, aprovecharon la oportunidad adecuada. Igualmente, ninguno de estos mecanismos de defensa justifican las conductas abusivas del ejecutivo, ni de todos aquellos que se encuentran en una posición más aventajada y sacan constante provecho de ello. Al final, son las mujeres las que cantan victoria, logran el reconocimiento y un trato más justo -ya pueden usar pantalones y no las eternas “minifaldas reglamentarias”-, pero los verdaderos “héroes” resultan ser esos hombres (Rupert Murdoch y sus dos hijos) que le pusieron un alto a Ailes y lo dejaron ir con una palmadita en la espalda y una cuantiosa indemnización. “El Escándalo” es más contundente (y necesario) como testimonio de una época y un movimiento, que como película. Por suerte, se sostiene gracias al trabajo de su gran elenco -sumemos a Kate McKinnon, Connie Britton, Malcolm McDowell y Allison Janney-, pero poco y nada logra en materia narrativa, más allá de algunas secuencias un tanto sarcásticas e inspiradoras, que apenas nos dan una muestra de lo que podría haber sido. O sea, una buena patada al sistema, en vez de un relato conformista que quiere dejar a todos contentos.
FOX NEWS, LOS REPUBLICANOS Y EL PATRIARCADO Un año antes de las acusaciones de abuso sexual contra Harvey Weinstein, y del movimiento #MeToo que surgió en consecuencia, el por entonces director ejecutivo de Fox News, Roger Ailes, fue demandado por Gretchen Carlson, una ex presentadora del canal que alegó haber sido despedida tras negarse a los avances sexuales por parte de Ailes. A esta acusación se sumaron los relatos de varias mujeres que dijeron haber sido acosadas por Ailes durante su paso por Fox News, entre ellos el de la presentadora estrella Megyn Kelly, lo que derivó en la desvinculación del ejecutivo del canal que supo fundar en 1996. El escándalo da cuenta de estos eventos tomando como eje las historias de las mencionadas Gretchen Carlson y Megyn Kelly, interpretadas respectivamente por Nicole Kidman y Charlize Theron, y le suma un personaje ficticio, Kayla Pospisil, que en la piel de Margot Robbie viene a representar a las mujeres que, en carrera por el reconocimiento dentro de Fox News, sufrieron el acoso de Roger Ailes (interpretado por un muy caracterizado John Lithgow, a mitad de camino entre el verdadero Ailes y el Churchill de Gary Oldman). Con el director Jay Roach al volante, la película exhibe, en principio, una narrativa visual deudora de La gran apuesta (y es interesante observar cómo realizadores efectivos de la comedia como Adam McKay o el mismo Roach deciden abordar el drama y la denuncia y terminan tropezando), pero con el correr de los minutos abandona la propuesta y elige un camino sin riesgos. Cierta ligereza, que podría pasar por irrespetuosa teniendo en cuenta el tema de fondo, pero que en verdad no lo es, le da ritmo y oxígeno a un relato que se agota y aburre cuando empieza a subrayar su discurso y las alarmas panfletarias empiezan a sonar. Y es que, si bien la posibilidad de visibilizar las denuncias por acoso sexual es una cuestión urgente y sobre todo necesaria, el cine de ficción gana cuando es sutil e inteligente, cuando representa sin atropellar ni gritar ni sobre explicar, y cuando expone contradicciones y complejidades en un espacio donde no todo (ni para todos) es tan fácil como blanco o negro. En el caso de El escándalo, estas contradicciones son cuanto menos llamativas, porque las denuncias surgen en un medio conservador, abiertamente republicano y defensor de determinados valores del american way of life, donde ser feminista es algo desafortunado y no recomendable, y en donde un entorno atravesado por el machismo suma víctimas pero también cómplices. La película de Roach se inscribe en un contexto político donde Fox News es un actor decisivo en la elección de Donald Trump como presidente, y la lucha de unas presentadoras lindas, rubias y queridas por una audiencia que las ve como mercancía (también con sus contradicciones personales a la hora de enfrentarse a la verdad), contra un hombre que es la representación misma del poder, termina por convertirse en un auténtico acto revolucionario. Hacia el final, lamentablemente, El escándalo apila acontecimientos y se precipita a las apuradas para concluir de manera tranquilizadora, salvándose apenas por la decisión de evitar la solemnidad la mayor parte del tiempo. Una notable Charlize Theron y una efectiva Margot Robbie contrapesan la actuación deslucida de Nicole Kidman (hay que aceptar que el guión de Charles Randolph no hace las mejores maniobras con la figura de Gretchen Carlson), y es la presencia de estas dos actrices y sus matices a la hora de abordar a sus personajes lo que mantiene el interés en un film que, al igual que el tema que trata, se anota algunas victorias pero con eso no alcanza. Más allá de El escándalo, la lucha continúa.
Rompiendo el silencio Abuso de poder. Individualismo. Y una gran pregunta: ¿Qué hacemos cuando el sentido de lo moral se contrapone a nuestro éxito personal? Una combinación explosiva tanto en el reparto como producción, El Escándalo indudablemente se destaca en el año como una de las joyas del cine. Haciendo un excepcional dúo, la película es escrita por Charles Randolph, guionista en otro escándalo corporativo basado en hechos reales: “La gran apuesta” (2015), y dirigida por Jay Roach, también con experiencia en biopics, con su anterior film Trumbo (2015) basado en la vida del guionista Dalton Trumbo, quien al igual que las protagonistas de esta historia, sufrió problemas en su carrera debido a sus ideales. El escándalo nos cuenta los sucesos ocurridos en julio de 2016 en la ciudad de Nueva York, cuando Gretchen Carlson (Nicole Kidman), ex presentadora en FOX NEWS demanda por acoso sexual al director ejecutivo fundador del canal, Roger Ailes (John Lithgow). Paralelo a esto, también se narra la confrontación entre la periodista del mismo canal Megyn Kelly (Charlize Theron) contra el candidato a presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en tanto al maltrato suyo hacia las mujeres, y cómo las directivas, en base a apoyar la campaña de Trump, la obligan a Megyn a callarse y someterse ante él. Por otro lado, se introduce al personaje ficticio —aunque bien podría no serlo— de Kayla (Margot Robbie), quien en su intento por triunfar en su carrera y seguir sus sueños, se convierte en otra de las víctimas de Roger Ailes. Relacionadas entre sí, no sólo por el mismo hombre, sino por encontrarse en la misma posición, como diría el viejo dicho, entre la espada y la pared, con un sofocante sentimiento de culpa. La música, compuesta por Theodore Shapiro, nos transporta por momentos a otra de las películas en que compuso, El Diablo viste a la Moda (2006), donde también la única elección para seguir triunfando era, irónicamente, no elegir. La diferencia la marca Megyn Kelly, quien tiene en sus manos la posibilidad de apoyar a Gretchen en su denuncia, alzando la voz como otra de las víctimas del acoso de Roger Ailes. Realmente cabe destacar las actuaciones excepcionales de la película, en particular de Charlize Theron y Margot Robbie, ambas nominadas —no es casualidad— tanto a los Oscars, Globos de Oro y Sindicato de Actores, a Mejor Actriz y Actriz de reparto, respectivamente; con escenas realmente difíciles de ver por la empatía que nos generan en pantalla. Respecto a la dirección, Jay Roach juega con los planos, haciendo zooms bruscos, y por momentos lleva a los personajes a hablar a cámara, como si se tratara de un programa de televisión. Bien narrado y con excelentes transiciones entre las tres historias, con el plus de la perspectiva de Roger, enfrentándose a sus abogados y al dueño del canal, Rupert Murdoch (Malcolm McDowell). En una placa en negro, antes de los créditos, se nos cuenta que FOX repartió entre las víctimas de acoso y abuso, una indemnización de 50 millones de dólares. Roger (y otro de los acusados), de 65. Eso nos deja pensando. Por más que en la taquilla no haya tenido una buena recepción, es nuestro trabajo hacerle justicia a esta película, y a estas mujeres.
Radiografía de una época (muy cercana) en un canal de televisión machista, alumbrada por los nuevos paradigmas de la perspectiva de género. Antes de que las denuncias de acoso y violación por parte del productor de Hollywood, Harvey Wainstein, estallaran por el aire y dieran lugar al movimiento #Me too, hubo otro caso de connotaciones similares, pero en el mundo de la televisión. Los abusos de poder y exigencias de favores sexuales en pos de escalar posiciones en el camino a la fama, ligados a las altas esferas del Canal Fox News. Su director, Roger Ailes (John Lithgow), y algunos de sus allegados, acosaron sistemáticamente a algunas de las empleadas de esa cadena. Lo que era un secreto a voces empezó a derrumbarse cuando se destapó el caso de Gretchen Carlson (Nicole Kidman), una presentadora estrella a la que le van debilitando su carrera, para finalmente despedirla. Es ella quien denuncia judicialmente al directivo. La incógnita a develar era si más mujeres se sumarían a ella. Finalmente, se prueba que Carlson era la punta del iceberg contra el que chocó Roger Ailes cuando el magnate de los medios y propietario de la empresa, Rupert Murdoch (Malcom McDowell), junto a sus hijos, Lachlan y James, le soltaron la mano. Megyn Kelly (Charlize Theron) comentarista política de ese canal caracterizado por ser adherente al partido republicano, con su halo de conservadurismo e ideas de derecha, es una de las que recoge el guante. En ese momento se encontraba enfrentada a Donald Trump, por entonces precandidato, por sus comentarios abiertamente misóginos. La tercera mujer importante en la película, es Kyla Pospisil (Margot Robbie), pero el suyo es un rol ficticio que representa a todas aquellas que el mandamás acosó, pero cuyos testimonios no tuvieron la trascendencia de la dinamita que fue encendida por Carlson y que hizo estallar por el aire un comportamiento machista que era, y seguramente sigue siendo, pero asordinado, algo tomado como moneda corriente. De hombres que se creen impunes y más allá del bien y del mal, y de la caída de un emperador que reinaba entre rubias explosivas a las que hacia vestir con escotes y faldas cortas para presentar noticias, se trata El escándalo. Con su aire de documental (en algunos momentos, las protagonistas hablan a cámara involucrando al espectador) y abarcando un abanico de mujeres de distintas edades y posiciones dentro del canal. Con una maraña de abogados, esposas que miran para otro lado y mujeres que se debaten entre decir la verdad o quedarse sin trabajo. El guion es de Charles Randolph, aquel de La gran apuesta (The Big Short, 2015), con la que guarda algunas similitudes estructurales, en el sentido de querer ser didáctica en medio del aparente caos. La dirección corre por cuenta de Jay Roach, que se mueve tanto entre la comedia (Austin Powers, La familia de la novia) como en las biografías (Trumbo), lo que le permite ser elástico para plasmar un retrato de una época, sin la perspectiva del tiempo, porque los temas requieren urgencia. El gran peso de la película es el trío protagónico, especialmente Charlize Theron y Margot Robbie (sus labores tuvieron nominaciones al Oscar). Es de destacar un notable trabajo de maquillaje, ganador del premio de la Academia, sobre todo en los rostros de Theron, Lightgow y McDowell. Las caras de los personajes reales quizás no sean conocidos para el público argentino, pero las caracterizaciones son increíbles.
Ya en 2006 una activista de los derechos civiles, Tarana Burke, había creado la frase Me too (Yo también), que largó por las redes sociales para visibilizar el abuso y la agresión sexual. Se popularizó cuando fue hashtag, en 2017, ante la universalización de la noticia del caso Harvey Weinstein y las acusaciones sobre abusos sexuales en el mundo del espectáculo. Este movimiento y el Times'Up encabezado por figuras de ese medio, terminó de difundirlo y apuntalarlo económicamente. Estas manifestaciones tuvieron un particular impulso con el caso real que describe en su película el director Jay Roach. Siguiendo la línea de denuncia de otro de sus filmes, `Trumbo', donde acompañaba los pasos del escritor y su persecución por el maccarthismo hollywoodense, toma aquí la historia de las mujeres que lograron desenmascarar los abusos de Roger Ailes, CEO de Fox News, una canal de noticias de 85 millones de usuarios. Ellas eran aspirantes a presentadoras, periodistas, pasantes y todas aquellas que quisieran ocupar un puesto en la cadena. Con un buen ritmo narrativo, tradicionalidad en el relato y un tándem de actrices que iluminan cualquier opacidad (Charlize Theron, Margot Robbie, Nicole Kidman), asistimos al backstage de una cadena de noticias gestada con la consigna de un CEO que prioriza el factor físico de las informativistas y divulgadoras de avisos por sobre cualquier profesionalismo. Su personal femenino también deberá apilar ``méritos íntimos'' para mantener su trabajo. Lo que nunca imaginó el creador de una empresa de medios exitosa fue que junto con los abusos que año tras año acumulaba entre sus bellas y rubias empleadas (las denuncias fueron más de 23) crecía una solidaridad tan fuerte que ellas serían capaces de denunciarlo y alejarlo de su cargo. SILENCIOS Y MIRADAS La seguidilla de adultas, jóvenes, veteranas y pasantes en su camino hacia un trabajo que se necesita o una vocación que intenta concretarse es un interesante muestrario de víctimas de abusos. Esas que representando distintas épocas de un mismo depredador (John Lithgow, estupendo en su papel de Ailes), convergen en la imperdible escena del ascensor, donde silencios y miradas gritan. `El escándalo', con sus brillantes interpretaciones y su linealidad narrativa, es un filme necesario porque muestra situaciones en que el abuso laboral no sólo se manifiesta sino que alude a complicidades sociales que lo permiten y lo encubren.
El Escándalo (Bombshell, en su título original) es todo lo oportunista que pretende ser, y eso no es en absoluto, y dada la relevancia de su temática, un problema. Por el contrario, su mayor debilidad es el tono light que adopta a la hora de indagar en la psicología de sus personajes reales, a la vez que elabora sus críticas desde una protagonista ficticia (“Kayla”, interpretada por Margot Robbie), cual amalgama de una sociedad corporativista -aquí en forma de medio hegemónico-, extremadamente misógina y patriarcal. Esto sirve para canalizar a través de la ficción una suma de vejaciones y humillaciones a la víctima, pero a la vez, para poner cierta distancia: sabemos que lo suyo es una metáfora, un símbolo, o una construcción, justo en una marea de historias reales que a menudo resultan tanto o más contundentes y, aludiendo al título en su traducción, “escandalosas” (o “explosivas”, si se remite al original en inglés). Todo sucede, para colmo, en un contexto de “precuela” al #MeToo de Hollywood, ya que esta historia real data de 2016, tiempo antes, incluso, del caso Harvey Weinstein, así como de el de Kevin Spacey y otras personalidades tristemente célebres de la farándula. Hoy, en 2020, posiblemente resulte más importante no tanto recordar un caso puntual (y así banalizar, aislando el tema a lo meramente anecdótico), pero de hacerlo conviene no desde lo particular sino desde una óptica concentrada en lo macro: el problema no es Fox News, el problema es el patriarcado (palabra que, por cierto, no se menciona siquiera una vez en la película). Jay Roach, otrora realizador de Los Fockers y Austin Powers (nobleza obliga: también director de Trumbo, una muy digna película también basada en personajes reales), concentra su mirada en solo un escándalo mediático, poniéndole rostro a un villano (el predador Roger Ailes, en una notable actuación de John Lithgow) que, lejos de representar un sistema machista, por momentos parece ser apenas la “manzana” podrida del árbol. Dicho en otros términos, Roach narra la rebelión de unas gacelas que se organizan contra un león, pero ignoran enteramente la cadena alimenticia. Este problema clave se puede observar con claridad en una malograda escena: cuando la periodista Gretchen Carlson (Nicole Kidman) se plantea cómo romper con los dilemas que la aquejan, un personaje secundario, más bien “extra”, la interpela en un supermercado preguntándole con qué autoridad moral puede hablar desde su puesto en la nefasta empresa. Su respuesta, que no adelantaremos aquí, no convence. Tampoco el argumento de “cambiar las cosas desde adentro”, que la dupla de hombres que aquí dirigen y escriben, parecen sugerir desde un gradual reformismo. Para colmo, subiéndose a un hashtag, que a esta altura se les deforma en #MeTooLittle, Too Late.
El humor, la falta de solemnidad y la ductilidad de su elenco hacen de El escándalo una película mucho más valiosa y llevadera que el mero docudrama que reconstruye un caso real para caer en la denuncia obvia y, si se quiere, necesaria. Este nuevo film de Jay Roach (un veterano de la industria que comenzó con las sagas de Austin Powers y La familia de mi novia y luego dirigió desde Locos por los votos hasta Regreso con gloria) basado en un guion de Charles Randolph (La intérprete, De amor y otras adicciones y La gran apuesta) está inspirado en el caso de Roger Ailes (un notable e irreconocible John Lithgow), un derechista que manejó con mano firme los destinos de la influyente cadena de noticias Fox News, el hombre detrás de los múltiples candidatos republicanos que accedieron a la presidencia, desde Richard Nixon hasta Donald Trump, pasando por Ronald Reagan y un par de exponentes de la familia Bush. Ailes -un “animal” de las noticias- era también una suerte de déspota y un abusador serial. Entre sus víctimas predilectas estaban las mujeres: desde las conductoras consagradas hasta las simples pasantes, todas eran encerradas en su despacho y eran sometidas a ultrajes psicológicos... o de los otros. Hasta que varias mujeres dijeron ¡basta! y ese rechazo fue nada menos que el germen del movimiento #MeToo. La película se concentra en tres historias: la de Gretchen Carlson (Nicole Kidman), conductora del programa Fox & Friends que fue quien inició la ola de denuncias; la de Megyn Kelly (Charlize Theron), una de las más ambiciosas caras de la cadena y famosa por sus enfrentamientos público con Trump; y la ascendente Kayla Pospisil (Margot Robbie), personaje ficticio que fue construido a partir de los testimonios de varias mujeres que se sumaron a los testimonios contra el jerarca de Fox News. Y es precisamente Margot Robbie quien tiene varias de las mejores escenas de la película, como su encuentro íntimo y una posterior e intensa charla telefónica con una lesbiana y seguidora de Hillary Clinton (Kate McKinnon) que trabaja en la cadena de noticias o una desgarradora (por su crudeza) entrevista con el propio Ailes. De todas maneras, el personaje más rico en facetas y matices es el de Megyn Kelly porque en ella se conjugan el divismo y el egocentrismo de una estrella, así como las contradicciones internas de una mujer muy capaz e inteligente que con sus decisiones pone en juego (y en riesgo) buena parte de lo que ha construido hasta el momento. Es prácticamente inevitable que una película de estas características (donde hay denuncias de abusos y exaltación de una lucha) tenga algunos pasajes excesivos y grandilocuentes, pero en general Roach y Randolph se concentran en las decisiones personales, en los dilemas íntimos, en las motivaciones psicológicas y dejan la dimensión política (que existe y es muy bienvenida) en un segundo plano. El horror del patriarcado, del poder machista, por supuesto, impregna todo el relato, pero El escándalo afortunadamente es bastante más que un simple vehículo para lanzar consignas furiosas y combativas.
Basada en hechos reales y dirigida por Jay Roach -un efectivo cineasta responsable de varias entregas de la saga “Austin Powers” así como de “The Fockers”-, cuenta la historia de la presentadora de Fox News, Gretchen Carlson (interpretada por Nicole Kidman), quien se decide a hablar sobre el abuso sexual de su jefe: el productor al frente del canal, el despreciable Roger Ailes (aquí protagonizado por un irreconocible John Lithgow), destapando un escándalo mayúsculo. Será entonces el efecto en cadena que lleve a sus compañeras de redacción a verse envueltas en el dilema moral sobre si dar o no su testimonio acerca del cuestionado productor, sacudiendo los cimientos del poder de turno. El escándalo de turno está sazonado por un elemento en absoluto menor: el debate presidencial acontecido en la ciudad de Cleveland (en el estadio de los Cavaliers, sede de la franquicia de NBA) durante la campaña presidencial de 2016 que enfrentó ferozmente a demócratas y republicanos y que, a la postre, llevaría a ocupar el preciado sitial en la Casablanca a un ser tan cuestionado como repugnante, el magnate Donald Trump. Esta película, de indudable pertinencia social, recibió tres nominaciones a los Premios Oscar (Mejor Maquillaje, Mejor Actriz para Charlize Theron y Mejor Actriz de Reparto para Margot Robbie) y mismas distinciones para los Premios Globos de Oro. Detrás de una impresionante caracterización, Theron y Lithgow brindan actuaciones poderosas, al tiempo que Robbie se confirma como una de las más gratas revelaciones del firmamento estelar hollywoodense y la calidad brindada por el camaleónico personaje de Kidman recuerda a su oscarizado rol en “Las Horas” (Stephen Daldry, 2002): breve, pero intensamente emotivo. “El Escándalo” es una denuncia al sistema amparada en un sólido retrato femenino de tres de las más destacadas intérpretes del Hollywood contemporáneo, conformando una recreación fidedigna de las maquinarias que mueven los multimedios corporativos de noticias. Con un profundo espíritu autocrítica hacia la sociedad americana, no persigue la necesidad de virar hacia la indulgencia feminista satanizando a ‘ellos’ ni de omitir la complicidad por conveniencia y el silencio de muchas de ‘ellas’. Sin ser lo suficientemente explícita, opone víctimas y victimarios sin difuminar zonas grises propias de la subjetividad de la mirada y lo falible del comportamiento humano. La caída de este imperio mediático (¿acaso la dimisión de Ailes sería un recurso lampedusiano?) sacudió las conservadoras estructuras de un aparato social patriarcal que validaba arcaicas y repugnantes modas y conductas abusivas, toleradas en silencio y naturalizadas hasta la ridiculización del género. La reciente repercusión del movimiento #MeToo que comprometió a varias figuras de la industria (como por ejemplo a Harvey Weinstein, mandamás de Miramax) saca a relucir la mezquindad humana en su condición de detentar el poder. Por supuesto que el análisis amerita una interpretación mucho más sutil a la guerra de intereses que se esconde detrás. Y a todo un aparato que solventa la ‘verdad’ que un medio puede sostener, tejiendo su propia narrativa de los hechos. Que el presidente electo sucesor de Barack Obama haya sido la misma persona que de forma artera y despreciable acosara, denigrara y vilipendiara a la periodista interpretada por Theron no solo desprestigia la investidura presidencial que con autoritarismo porta, sino que traza un curioso paralelismo con la no menos cuestionada figura de Ailes, un empresario con un pasado turbio (un escándalo de xenofobia y racismo lo colocó en el centro de las polémicas mediáticas hacia 1994). El respaldo de votantes que convirtió a Trump en presidente de todos los norteamericanos también grafica la violencia espejada en un amplio sector de la ciudad. ¿Quién es de verdad el monstruo?
Dirigido por Jay Roach y con guion de Charles Randolph, el filme está basado en hechos reales sucedidos dentro de la cadena de noticias Fox durante 2016 a partir de una denuncia judicial por acoso sexual, que hiciera una de las periodistas del canal, Gretchen Carlson, que pondría al descubierto a su perpetrador el CEO de Fox News Roger Aisles. Bombshell, título original de la película que en Argentina se ha estrenado como El escándalo, juega con esa palabra en sus dos sentidos, el primero, lo que nosotros llamaríamos un bombazo, una noticia espectacular por su impacto en la audiencia, y en el otro sentido, el de una mujer de belleza igualmente espectacular, lo que nosotros también llamaríamos una bomba. Asistimos a un despliegue de fuegos de artificios vistosos y llamativos, pero lamentablemente esa bomba tan anunciada nunca terminará de estallar. Fox News, la cadena de noticias, islamofóbica, transfóbica, racista y homofóbica, fundada por el australiano Rupert Murdoch en 1996, y manejada por Roger Ailes se ha ido convirtiendo con el paso de los años en la usina de noticias del ala ultraconservadora, y de la máquina propagandística de la ultra derecha más reaccionaria de los Estados Unidos. Al frente de la gran empresa de noticias nos encontramos con el maquiavélico Roger Ailes (John Lithgow) antiguo consultor en los años sesenta de Nixon, en los ochenta de Reagan y en los noventa de G.H.W. Bush, haciendo de las suyas, es decir, realizando operaciones mediáticas despejando el camino para que Donald Trump llegara a la presidencia, candidato al que Fox apoyaría incondicionalmente en su campaña electoral como en el pasado lo había hecho con sus antecesores republicanos. BELLEZA AMERICANA El escándalo comienza a partir del tan anunciado debate por las presidenciales, que tienen a Trump como protagonista. El debate será moderado por tres periodistas de la Fox, de los cuales uno de ellos resulta ser Megyn Kelly (Charlize Theron), la presentadora más popular del noticiero. En la primera escena Megyn nos muestra el funcionamiento de la cadena, mirando a cámara, rompiendo la cuarta pared, quizá para lograr la empatía con el espectador. Pertrechada para el ataque contra el misógino, xenófobo y racista Trump, Megyn Kelly hace fuego con un comentario de alto voltaje, recordándole a Trump la denuncia que hiciera por aquel entonces su ex mujer sobre la violación sufrida a manos del candidato, mientras que Trump le responderá que un marido no puede violar a su mujer justamente porque es su pareja, y luego, Megyn volverá al ataque recordándole sus comentarios misóginos sobre una participante de un concurso televisivo, “qué linda imagen sería verla de rodillas”… Kelly increpa a Trump preguntándole si tal comentario le parece digno de un presidente, a lo que un Trump sacado de quicio responderá a Kelly con quince tweets insultándola y disminuyéndola con comentarios ofensivos sobre su aspecto. A partir de ese mismo día mientras que el despiadado Ailes seguirá alentando a Kelly a intensificar su ataque mediático contra Trump, porque resulta rentable en términos de audiencia, Kelly deberá soportar persecuciones mediáticas a través de trolls, seguidores de Trump y de paparazzis que se entrometerán no sólo en su vida diaria, sino en su propio hogar, recibiendo incluso amenazas de muerte. Quizás estas primeras escenas reflejen la política interna de la empresa Fox para con las presentadoras, un patriarcado opresivo y asfixiante, que pone la mira en el envase más que en el contenido. Y que denigra a la mujer reduciéndola a su imagen, es decir a un cuerpo joven y atractivo, de cabellera rubia y piernas largas, que será monitoreado, registrado y juzgado según los parámetros de belleza de la ultraderecha norteamericana más recalcitrante, es decir, que la imagen de mujer responda a los cánones de belleza de una Barbie. VIGILAR Y CASTIGAR Ailes vigila y controla los movimientos de sus empleados no sólo a través de monitores de vigilancia, sino que además ha instalado en el piso doce una mini agencia de espionaje para observar, escuchar y perseguir a sus propios empleados, con el fin de asegurarse de que su consigna de lealtad a la empresa sea cumplida a rajatablas. Y esta norma, la de la lealtad, Ailes la pondrá en práctica con sus presentadoras estrellas, unas rubias espectaculares, tipo Barbies, forzándolas a acceder a sus requerimientos sexuales. Comprobaremos hasta qué punto, para la Fox, lo importante es la imagen, lo que se ve en pantalla, más que el contenido, lo que se dice al aire. Bastaría con ver la sala de maquillaje y de vestuario que se parece más a un bunker con arsenal de guerra que a un lugar de acicalamiento. No ha sido mera casualidad que Kazu Hiro haya ganado el Oscar por el rubro mejor maquillaje y peinado. Todas las rubias del noticiero deben verse perfectamente maquilladas, luciendo tacos altos y faldas cortas porque la cámara se detendrá en sus piernas más que en sus caras. La escena en la que Ailes increpa y humilla públicamente a otra de sus presentadoras, Gretchen Carlson (Nicole Kidman) muestra su costado abusivo y misógino. Le grita con violencia no sólo porque osa salir al aire sin maquillaje, y porque ha instado a otras mujeres a hacer lo mismo, ir a la oficina sin afeites, sino porque su rostro suda como el de una menopáusica… Ailes pone de manifiesto la política de la cadena Fox, lo estético debe primar sobre lo ético. El guiño que nos hace el director nos recuerda que una de las razones por las que Nixon perdería el debate frente al joven y apuesto Kennedy, sería porque el rostro de Nixon, de quién Ailes sería su principal asesor, mostraba gotitas de sudor que lo hacían verse cansado y vencido, y esta imagen de perdedor resultaría decisiva para llevarlo a la derrota. Carlson después de haber soportado cambios de horarios, y de haber pasado de conducir un programa con horario central, a otro programa de baja audiencia, será despedida, casi por las mismas razones por las que Nixon perdería. La tercera bomba en cuestión es Kayla (Margot Robbie) una bellísima joven evangélica que ingresa a Fox como pasante y cuya familia quiere verla convertida en una presentadora estrella. La ambiciosa joven obtendrá una entrevista con Ailes en la que deberá ponerse de pie, girar, caminar para luego subirse la pollera hasta que Aisles pueda ver la ropa interior que lleva puesta. Casi temblando, a través de ella podemos adivinar la vergüenza, la humillación y el miedo que han experimentado desde los primeros tiempos de la Fox todas las otras víctimas de acoso a manos de Ailes. #METOO El acoso sexual, las humillaciones en público, las ofensas y las provocaciones derivadas del abuso se convierten dentro de la empresa de noticias en instrumentos de dominación y coerción utilizada contra las empleadas que deberán someterse a tales reglas de juego si quieren conseguir ascensos o participación en los programas con mayor audiencia de la cadena. El propio Ailes justificará el abuso de poder diciendo que el mobbing es llevado a cabo por alguien con poder que ataca a otro con menos poder. Gracias a la demanda judicial que llevará a cabo Gretchen Carlson contra Ailes, y después de haber logrado que otras veinte antiguas empleadas de la cadena den sus propios testimonios del abuso sufrido, sumado al testimonio que dará Kelly, esta maquinaria despiadada será puesta al descubierto… Sin embargo, cuesta tener empatía con las dos protagonistas Gretchen Carlson y Megyn Kelly, no así con la candorosa Kayla, llamativamente el único personaje ficticio construido a partir de innumerables testimonios de damnificadas, que demostrará con su decisión final mucho más valor y heroísmo que sus colegas veteranas; ya que tanto Gretchen como Megyn, dejan en claro su pertenencia de clase a la alta burguesía elitista con sus comentarios racistas y homofóbicos, y que las lleva a preocuparse mucho más por su status, su prestigio, o su fortuna personal que lograr el empoderamiento de las demás mujeres. La visión del filme podría resultar relevante si hubiera ido a fondo con las motivaciones de los personajes, y si se hubieran propuesto tanto director como guionista desmontar la diabólica maquinaria de la empresa, pero se contentaron con mostrarnos apenas la fachada de una Fox con tanto maquillaje prostático que ha logrado ocultar los turbios manejos de los Murdoch, dueños de la cadena, la persecución ideológica, y el maltrato corporativo a sus empleadas enquistados en la Fox durante más de veinte años. Por Gabriela Mársico @GabrielaMarsico
Después de Trumbo, Jay Roach retoma otro caso verídico, uno mucho más actual que marcó el comienzo del Time’s up y llega a cartelera casi junto a la sentencia de Harvey Weinstein. Frente a la pantalla de Fox News desfilan un sinfín de mujeres bellas, delgadas, mayormente rubias, vistiendo polleras y mostrando sus piernas. Por más que se esfuercen en sus carreras, que sean inteligentes y audaces, los que las mantiene ahí es ni más ni menos que su apariencia. Caducan con el tiempo, son soldaditos uniformados fácilmente reemplazables, como se da cuenta uno de los personajes femeninos de El escándalo. Roger Ailes maneja a su antojo una empresa millonaria como lo es el canal Fox News. Es él quien decide quién aparece en cámara, quién entra, quién sale, el tipo de plano que favorece; desde su oficina lo decide todo. Lo que no muchas saben hasta que llegan a esa instancia, es que aunque se trate de un medio machista y superficial basado en la imagen, siempre puede ser peor. Y para Roger hay un paso más que las mujeres tienen que dar si quieren salir en la televisión. En El escándalo entran en juego principalmente tres personajes femeninos: una periodista con experiencia que se encuentra en el momento más álgido de su carrera (con lo bueno pero también con todo lo malo) cuando Donald Trump se postula como presidente y se enfrenta a él en medio de una polémica, otra experta periodista que empieza a vislumbrar los últimos momentos de su carrera en el canal sin que eso la impida hacer siempre lo que crea que tiene que hacer para enfrentar desde los micromachismos, y una joven llena de ilusiones que son rotas cuando se enfrenta a Roger Ailes y se encuentra con una situación que no sabe y no tiene por qué saber manejar. El escándalo tiene un tono televisivo, dinámico. Mucho acercamiento a rostros, idas y vueltas entre las narraciones de sus protagonistas. Las tres actrices, los tres personajes, tienen su propia voz (en off). Pero a su alrededor también aparecen continuamente otros personajes, muchos olvidables o con la promesa no cumplida de un mayor desarrollo (ahí está por ejemplo Kate McKinnon en un registro diferente que nos deja con ganas de más). Por suerte tenemos tres actrices talentosas como lo son Charlize Theron, Nicole Kidman (un personaje que al principio parece ser el menos interesante e importante y termina marcando el camino) y Margot Robbie, aunque ésta última no tenga el personaje que más le permita lucirse. El problema es que entre acentos forzados y un maquillaje poco convincente (aunque los Oscars nos digan que es el mejor del año), sus actuaciones se sienten bastante impostadas durante gran parte del metraje. En cuanto a caracterización sobresale el Roger Ailes de John Lithgow. Aunque estaría bueno que se dieran cuenta de que para interpretar a un personaje real no es necesario disfrazarse de ellos, que la nariz tenga la misma forma, que los pómulos sean los mismos… El film narra y al mismo tiempo denuncia lo que antes permanecía en completa oscuridad y secreto pero no deja de ser más que el comienzo de un camino que se vislumbra largo. Jay Roach logra retratar este ambiente sumamente tóxico y machista con mucha eficacia, estando desde en los detalles menores hasta los que más indignan. Más allá de la cantidad de líneas que parecen no tener relación entre sí hasta que casi forzosamente se ven unidas, y la cantidad de datos y personajes que van entrando y saliendo alrededor de sus protagonistas, El escándalo es un film dinámico, entretenido que nunca aburre.
Jay Roach intenta copiar el estilo que impuso Adam McKay pero reduce la anarquía narrativa para remarcar su pose deconstructiva. Cumple con la tarea pero tampoco sobresale. Mientras tanto Margot Robbie sigue sumando puntos.
El abuso sexual detrás de las noticias Las denuncias de acoso sexual al magnate de Fox, Roger Ailes, permiten a El escándalo delinear un entramado en donde información, política y negocios, conviven con el machismo de sus artífices. No puede dejar de verse El escándalo –título local cuanto menos infantiloide y poco inspirado para Bombshell- como otra de las variaciones (impiadosas) a través de las cuales el cine mira a la televisión. Desde luego, no se trata de licuar asperezas propias, el acoso sexual y el destrato hacia la mujer ocurre por partes iguales en la rama del espectáculo que se elija, cine incluido. A fin de cuentas, se trata de un comportamiento social que debe cambiar. Todo esto porque El escándalo retrata los hechos alrededor de las acusaciones que terminaron con el alejamiento de Roger Ailes de su trono fundador en Fox News. No es un dato menor, no es un hecho cualquiera. Y es sintomático que el cine lo versione de manera inmediata. Lo sucedido en Fox tuvo lugar durante 2016. Un año después, Ailes fallece. Que una película surja como acto reflejo es notorio. Desde ya, hay ejemplos similares y a montones. Pero de lo que aquí se trata es de acoso sexual en Fox, un episodio todavía reciente en una empresa gigante, cuyos nombres protagonistas están en su mayoría activos y entre ellos, el que más, es el de Donald Trump. A primera vista, El escándalo parece un atropello de imágenes, con un montaje frenético que crispa los nervios. La claridad del relato tarda. No es una elección formal gratuita o vanidosa, sino a tono con el medio que se retrata y la crisis informativa que protagoniza. Es decir, las imágenes bullen de manera veloz en El escándalo. Y esto es así porque es ése el mundo en el que se sumerge, el de las noticias según Fox, según la televisión, y de acuerdo con el ánimo nervioso que ésta protagoniza en estos días ante el avasallamiento de las redes. De este modo, el film de Jay Roach –a quien vale recordar como director de La familia de mi novia, Locos por los votos y Trumbo- no vacila al momento de intervenir la imagen, a través de la superposición de cuantos tweets requiera. Un amontonamiento que apela a loguitos de comprensión rápida, junto a emojis o semejantes. Este “ruido” tiene un fin, tiene responsables, y desde luego destinatarios, acá delineados desde las sombras, como la gran urbe en la que se destila toda una parafernalia pseudo informativa, con la atención puesta en sus apetitos. Es así como Roger Ailes desempeña su tarea: conductoras de faldas cortas y escritorios transparentes como decisiones más importantes que la noticia misma. Un recurso que es apenas un eslabón junto a otros, que llevan a su despacho como lugar sagrado, en donde el magnate de la información entrevista a las mujeres de su pantalla. La caracterización que de Ailes lleva adelante John Lithgow es extraordinaria, porque logra asumir el maquillaje que lo hunde en el sobrepeso, y compone la figura de un tipo irascible y querible. Figura cuanto menos sospechosamente cercana a la de tantos productores cinematográficos. Así, El escándalo no sólo es crítica con la televisión, sino también con la industria del cine: es imposible no leer entre líneas un retrato de Harvey Weinstein. Pero no sólo a Lithgow transforma el maquillaje, también a Charlize Theron y a Nicole Kidman; la primera como Megyn Kelly, quien fuera blanco de la parafernalia machista de Trump en un debate televisivo y sucesivos tweets misóginos; la segunda como Gretchen Carlson, la periodista que denuncia formalmente a Ailes y enciende la alarma de Fox. Entre ellas existe una convivencia de celos y es notable cómo se delinea, porque aun cuando casi nunca se crucen, está claro que entre ambas no existe una buena relación. También porque éste es el ardid favorito de Ailes, construir a sus estrellas a partir del incentivo de odios cruzados. Una telaraña fantasma que se pondrá a funcionar en cuanto sea conocida la acción legal de Carlson. Al respecto, hay un plano que es de síntesis. Tiene que ver con la reunión fortuita entre ellas en el ascensor, indiferentes, pero junto a Kayla, la periodista en ascenso que interpreta Margot Robbie, y que curiosamente el film asume como un personaje ficticio. Es ella, justamente, quien protagonizará el momento más incómodo ante Ailes, cuando éste la someta a una entrevista privada. Entre las tres se distingue una sucesión de edades así como de hechos sufridos y silenciados. Cada una en un peldaño profesional distinto, con preocupaciones personales diferentes, pero aunadas en el ascensor y en el mismo encuadre. El escándalo, como se dijo, es también una mirada impiadosa sobre la televisión. Es ella la que construye y apoya candidatos. Fox y Trump. Lo que importan son los negocios. Hollywood lo es también, pero su atención sigue puesta en el cine; esto es, la imagen meditada. Mientras exista esta posibilidad, habrá reflexión porque habrá imágenes pensadas. Todo depende, se entiende, de que exista el cine. La televisión bombardea, y nunca ingenua, busca hoy amparo en las redes sociales tras el habitual “lo que al público le gusta”. El escándalo mira este entramado de miedo, en donde el machismo oficia de manera institucionalizada, con un monstruo de la información como su agente, y el cometido puesto en la figura de un empresario como presidente de la nación. A la vez, deja un sabor algo amargo. Porque si bien Roger Ailes será separado de sus funciones y la Fox indemnizará millonariamente a muchas de sus trabajadoras, es Rupert Murdoch (Malcolm McDowell) quien vuelve a tomar las riendas del asunto. Los viejos dinosaurios saben cómo sacar a relucir sus dientes, así que más vale andarse con cuidado.
El director Jay Roach, asociado generalmente a las comedias, emprende un alegato del valor femenino en los medios de comunicación de los EEUU, esencial para entender los tiempos que corren Si usted quiere entender por qué de un día para el otro los medios de comunicación norteamericanos se vieron sacudidos por decenas de denuncias de abusos sexuales de todo tipo en los canales de TV, en el cine e incluso en la trastienda de los teatros, El Escándalo (Bombshell, 2019) es la película ideal...