Bipolaridad y desarraigo. El viejo latiguillo de “todo llega a quien espera” por fin ha generado sus frutos en materia de cine de animación mainstream, un nicho que suele experimentar los desniveles propios de una industria cambiante como la familiar/ infantil, la cual a su vez gusta de apostar a las mismas fórmulas anacrónicas de siempre: hoy la extraordinaria Intensamente (Inside Out, 2015) quiebra la decadencia de años anteriores ya que no sólo es la mejor película de Pixar en más de un lustro, sino que también constituye un regreso al período más dinámico del estudio, el caracterizado por films magistrales y desconcertantes como Monsters, Inc. (2001), Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003), Los Increíbles (The Incredibles, 2004), Ratatouille (2007), WALL-E (2008) y Up (2009), su última gran realización hasta la fecha. Dejando de lado en un cien por ciento la redundancia de las secuelas y esas lamentables reminiscencias recientes al cine de la factoría Disney (multinacional caníbal que terminó de fagocitar a Pixar hace ya bastante tiempo, imponiendo su conservadurismo retórico y comercial), esta bella anomalía se juega por un planteo narrativo entrañable que por suerte nos retrotrae a las grandes obsesiones de Andrew Stanton, Brad Bird, Pete Docter y compañía; léase los afectos cercanos, la amistad, las paradojas del convivir, el cúmulo de motivaciones detrás de las utopías íntimas y esa moralidad que guía a nuestras pequeñas epopeyas cotidianas. Aquí el coqueteo con el análisis clínico de un cuadro de bipolaridad va de la mano de una vehemencia creativa que maravilla gracias a su originalidad y osadía. Conviene aclarar desde el vamos que Intensamente es hasta cierto punto una remake de Viaje Alucinante (Fantastic Voyage, 1966) pero en clave sensible y mucho menos “fisiológica”, esta vez viabilizada por los conflictos alrededor de las emociones de Riley, una niña de apenas 11 años. La trama se centra en las interacciones entre Alegría, Tristeza, Desagrado, Temor y Furia, los cinco bastiones de la psiquis de la protagonista, quien de un momento a otro se convierte en un ser apático producto de una discrepancia entre Alegría y Tristeza, debido a una mudanza familiar. Pete Docter y Ronaldo Del Carmen administran con mano maestra lo que rápidamente adquiere la forma de una road movie a través de los vaivenes de la estructura psicológica de Riley, en pos de restituir esa normalidad perdida. La inteligencia y la sensatez sobresalen en el desarrollo dramático de la historia en general y en determinados instantes específicos, como la escena del pensamiento abstracto (surrealismo puro + parodia de los CGI) o las acotaciones hilarantes del amigo imaginario Bing Bong (de este modo, paulatinamente se va colando el eje fundamental del relato, el paso de la niñez a la adolescencia y sus sinsabores venideros). El encanto y la efusividad todo terreno del convite ponen en primer plano las tensiones inherentes al desarraigo, ese que abarca la abulia personal y el hecho de verse obligado a abandonar el terruño. Tan imaginativa a nivel visual como en lo que respecta a la dimensión del contenido, la propuesta está destinada a ocupar un lugar ilustre dentro del prodigioso catálogo de Pixar…
Reivindicación de la tristeza El director de Monsters Inc. y Up, una aventura de altura regresa con una película poco menos que subversiva para los cánones y estándares actuales del cine de Hollywood. Si bien se promociona como un entretenimiento familiar (y en buena medida lo es), Intensa-mente está dirigida sobre todo al público adulto con su exploración melancólica del valor de la tristeza en el universo de la infancia. Un film conceptual, metalingüístico y abstracto sobre la vida emocional de una niña de 11 años que recupera para Pixar las cimas artísticas alcanzadas con WALL-E o la saga de Toy Story. Durante poco más de 90 minutos, lo más granado de la sesuda crítica mundial reunida en el último Festival de Cannes rió y lloró, a moco tendido, con las imágenes de la magnífica Intensa-mente, de Pete Docter (Monsters Inc., Up, una aventura de altura), con la que Pixar vuelve a encaramarse a las cotas de audacia y sofisticación conquistadas con WALL-E o la saga de Toy Story. No parece casual que Intensa-mente haya tenido tan buena acogida entre el público cannoise: su compleja propuesta narrativa está resuelta con una inteligencia y sensibilidad desarmantes. Puede que la película se promocione como un entretenimiento familiar, pero no cabe duda de que es el público adulto quién mejor procesará el discurso de una film que reivindica, en clave amable aunque decididamente melancólica, el valor de la tristeza en el universo de la infancia. Un concepto casi subversivo, o contracultural, en unos tiempos en los que la sobreprotección de la infancia y el diagnóstico de trastornos psicológicos entre niños está a la orden del día. Intensa-mente es una película marcadamente metalingüística, y no sólo porque una de sus mejores escenas transcurra en la zona del “pensamiento abstracto” del cerebro de una niña de 11 años; una secuencia digna del mejor Chuck Jones que va de la deconstrucción a lo figurativo, pasando por el 2D. La nueva maravilla de Pixar disecciona –en su reclamo del derecho de los niños a vivir la tristeza– una de las claves del gran proyecto histórico de la factoría Disney. En cierto sentido, podríamos decir que Intensa-mente ayuda a explicar la muerte de la madre de Bambi o del padre de Simba. Y lo consigue de la mano de un film esencialmente conceptual cuya acción transcurre, en su mayor parte, dentro del cerebro de una niña llamada Riley, donde cinco encarnaciones de diferentes emociones –Alegría, Furia (un comediante de altos vuelos), Temor, Desagrado y Tristeza– conducen el día a día de la pequeña. La entusiasta Alegría (a quien pone voz Amy Poehler en la versión original subtitulada) es quien lleva la voz cantante en el cerebro de Riley. Ella es quién controla a placer el sistema de bolas-recuerdo que hace funcionar la vida emocional de la niña. Un sistema de rieles, engranajes y tubos que, por cierto, hace pensar intensamente en la imaginería retro del cine futurista de Steven Spielberg (imposible no pensar en el sistema de bolas-predicción de la fantástica Minority Report: Sentencia previa). En definitiva, Intensa-mente funciona como la versión moderna y ultra-colorista de Érase una vez el cuerpo humano. No es la primera vez que el cine intenta organizar narrativamente el funcionamiento (sobre todo psicológico) de nuestro cerebro. Lo vimos en el último episodio de Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo…, de Woody Allen; en el tándem que forman Paprika, de Satoshi Kon, y El origen, de Christopher Nolan; o (regresando a la TV) en las hilarantes charlas de Homero Simpson con su propio cerebro. En la mente de Riley predomina un sentido de la inocencia que los animadores de Pixar traducen en un caos festivo y un conjunto de “mundos” que recuerdan a los de Hora de aventuras. Los espacios de la “familia”, la “amistad” o el “juego” comparten universo con los territorios de la “imaginación”, el “subconsciente” o los “sueños” –versión surrealista de un estudio de Hollywood–. Una barroca proeza audiovisual que Pete Docter y su equipo someten a un vendaval narrativo provocado por la mudanza de la familia de Riley de la fría Minnesota a la soleada San Francisco. Un traslado que provocará una cierta aflicción en la pequeña protagonista. Como no podía ser de otra manera, Intensa-mente regala al público infantil una prodigiosa odisea física llena de aventuras, peligros y secundarios de lujo –a destacar un amigo imaginario con trompa de elefante, cola de gato y ademanes de delfín–, pero lo grandeza del film se dirime en el terreno más abstracto y psicológico. El tema de la pérdida de la inocencia está tratado desde una perspectiva plenamente adulta: lo que busca la película es confrontar al espectador con la nostalgia por la pérdida de esa Arcadia de felicidad que es la primera infancia. Y vaya si lo consigue: las lágrimas vertidas por este crítico en varios momentos del film dan cuenta de ello. Puede que, en ciertos pasajes, Intensa-mente eche mano de algún innecesario recurso fácil, como el abuso de flashbacks en momentos emotivos, cuando el juego de las bolas-recuerdo ya evoca con suficiente claridad el ámbito de la memoria. Pero se trata de un detalle menor. De todas las películas vistas en Cannes, Intensa-mente es la que más ganas tengo de volver a ver...
El único problema de “Intensa-Mente” (Inside Out, 2015), lo nuevo de los estudios Pixar, es que en algún momento se acaba. Sí, lamentablemente, esta pequeña maravilla animada llega a su fin y nos deja un montón de emociones mezcladas, además de las ganas de seguir acurrucados en la butaca para saber que le depara el futuro a la joven protagonista. La compañía de la lamparita, que hace veinte años supo tomar al mundo por asalto con “Toy Story” (1995) y cambiar para siempre las reglas del género de animación, vuelve a su mejor elemento tras algunos traspiés y varias secuelas/precuelas que no le hacen tanto honor a su buen nombre. Pete Docter, uno de los “veteranos” del estudio, guionista y director de “Monsters, Inc.” (2001) y ganador del Oscar por “Up – Una Aventura de Altura” (Up, 2009), vuelve a la carga con una historia mega original por dónde se la mire. Con la colaboración en la dirección de Ronaldo Del Carmen -un debutante pixariano, pero un gran animador que acumuló experiencia gracias a, por ejemplo, “Batman: The Animated Series” (1992-1995)-, plantean una doble trama que se pasea entre la realidad y la fantasía más abstracta: la vida cotidiana de una nena de once años y sus emociones básicas que trabajan incansablemente para ayudarla a atravesar esa aventura llena de obstáculos a la que podemos denominar crecimiento. Una tarea para nada fácil, como se puede apreciar a lo largo de una hora y media de puro entretenimiento. El relato que plantean Docter y su equipo es bastante sencillo. Desde el momento de su nacimiento, Riley, empieza a acumular experiencias que le van dando forma a su distintiva personalidad. Alegría (Joy, con la voz de Amy Poehler) se suele destacar del resto de las emociones que conviven en el Cuartel General de la mente pilotando el día a día de la chiquita que crece feliz junto a sus padres en Minnesota sin demasiadas preocupaciones. Pero la pre-adolescencia no llega sola y, a los once años, el mundo de Riley empieza a dar varios giros inesperados que pondrán a las vocecitas en su cabeza a trabajar horas extra y a redefinir sus verdaderos propósitos. Por culpa del nuevo trabajo de papá, la familia debe abandonar su acogedor hogar y mudarse a San Francisco (rebautizada como San FrancASCO, obviamente). Nueva casa, nueva escuela, nuevos amigos y una nueva actitud que está bastante alejada de lo que solía ser esa pequeñita que jugaba, imaginaba y sonreía a cada momento. El Cuartel General se pone en alerta máxima, pero ni Alegría, Furia (Anger), Temor (Fear), Desagrado (Disgust) y Tristeza (Sadness) pueden anticipar lo que se viene. La cosa se complica un poco más cuando Joy y Sadness se pierden en los confines de la Memoria a Largo Plazo y es ahí donde comienza la verdadera aventura para el espectador que debe lidiar, por un lado, con los pormenores de la realidad de la nena y sus cambios de humor y por el otro, una odisea abstracta por los recovecos de su mente y los extrañísimos lugares, como Imaginalandia, Producciones de Ensueño o Pensamiento Abstracto, que la conforman. Es en este plano en particular donde los realizadores dejan volar su imaginación y se nota, una vez más, como Pixar se destaca por años luz de sus competidoras animadas. Ya sea desde lo visual, un conjunto de texturas y colores donde nada queda librado al azar y la estética define cada uno de los maravillosos escenarios y personajes que nos proponen; o lo narrativo, una típica aventura de “regreso a casa”, pero pavimentada con una serie de gags para todas las edades, ese humor que hila más fino y que, tal vez, sólo puede ser disfrutado por los más grandecitos y un montón de metáforas e ideas complejísimas que, acá, se materializan un momentos cargados de descubrimiento y ternura infinita, de esa que anuda la garganta y nos permite dejar correr una lágrima sin ningún remordimiento. “Intensa-Mente” no necesita apelar al golpe bajo o al cliché para estremecernos (en el mejor de los sentidos), sólo hace lo que mejor saben hacer John Lasseter y su gente: mostrarnos la realidad desde otro punto de vista al que no estamos acostumbrados, o no nos interesa, prestarle atención. Riley es protagonista y escenario de su propia historia, desencadenante y receptora de cada resultado. Durante poco más de noventa minutos Pixar nos da una clase de cine puro, nos explica los conceptos más complejos y nos demuestra que, como seres humanos, no estamos definidos ni manejados por nuestras emociones, pero tampoco podemos escapar a su influjo. Es muy pronto para decir si “Intensa-Mente” es la obra más grande del estudio, pero sin duda alguna forma parte de un podio compartido con sus mejores aventuras. Su única falla, tal vez, es que los más pequeñines sólo se quedan con lo más mundano y divertido sin poder apreciar todos los “niveles” de la historia por razones obvias, pero igual hay disfrute y un día crecerán y retomaran el visionado de este clásico que les llamó la atención de chiquitos. La maestría visual, las actuaciones siempre correctas (ojo, que la versión latina también está muy bien, pero si pueden no se pierdan la subtitulada), la hermosa partitura de Michael Giacchino… todo encaja a la perfección y nada desentona, es Pixar en su máxima expresión y eso siempre se celebra desde la butaca de una sala de cine, con o sin pochoclo, pero con un pañuelito bien a mano.
Al final, al final hay recompensa. Tarda en llegar, ya lo decía la canción, pero al final hay recompensa. Y todos aquellos seguidores y fanáticos de las películas de Pixar, quienes desde el estreno en el 2009 de Up estábamos esperando una película como Intensamente (Inside Out), hoy nos sentimos agradecidos y colmados del mejor cine de animación, como no se veía desde hace mucho tiempo. Luego de cinco años de trabajo por parte del estudio, nos encontramos con la historia de Riley, una nena de 11 años, una edad en la que aún no se deja de ser un niño y nos faltan unos pasos para convertirnos en adolescentes. Su conflicto se plantea debido a una mudanza familiar, y es ahí donde se harán presentes los verdaderos protagonistas de la historia, las voces en la mente de esta niña, personificadas en cinco pilares de toda típica personalidad: Alegría, Tristeza, Desagrado, Temor y Furia. Como en un viaje al interior, no sólo de Riley sino de nosotros mismos, exploraremos los temas que a veces a Disney, con tanta secuela, precuela, y repetición de argumentos, se le olvidan: el desarraigo, el sentir de una manera y actuar de otra, el ver la realidad desde otra perspectiva (la escena con los personajes dentro de la mente de la madre y del padre constituye una contraposición acertada de cómo podemos funcionar por dentro y mostrarnos por fuera), la lucha entre soltar a nuestro amigo imaginario de la infancia, y el estar pendiente del chico perfecto que nos empieza a gustar… en sí, lo difícil que puede resultar crecer. Entonces no sería raro pensar en el personaje de Alegría como en una madre sustituta de Riley, pendiente de que todo en su vida vaya bien, siempre con una sonrisa, olvidando a veces que tal vez la tristeza nos haga crecer mucho más que la alegría misma. Si bien el estudio ha producido películas que tienen como protagonistas a autos, juguetes, peces, todas esas obras hablan de nosotros mismos, y en Intensamente no queda duda alguna; y hasta pareciera a veces, salvo algunas complicidades con el público adulto, que los niños las entienden mejor que nosotros. Estamos ante un film con una calidad y claridad extraordinarias, tanto en la animación como en el guión, en función de las cuales saldremos saciados de buen cine, con todos nuestros sentimientos alineados en una sola dirección, el disfrute de lo bueno. Si bien no se apunta a un final abierto, bien valdría la pena una segunda parte, porque cuando probamos lo bueno, siempre queremos más. De lo mejor que se ha visto en el año, y con una enseñanza maravillosa: todos, definitivamente, necesitamos un poco de tristeza para ser felices.
Voces en mi cabeza Lúdica y expeditiva es Intensa-Mente (Inside-Out, 2015), la nueva propuesta de los creativos de Disney/Pixar, y principalmente de su director y guionista, Pete Docter. El mismo Pete Docter comentó que la idea surgió al tratar de comprender los repentinos cambios de estado de ánimo de su pequeña hija. De intentar ver cómo podía pasar de la alegría total a la tristeza más profunda, encontró material para una ingeniosa película. El plot de Intensa-Mente acompaña a Riley, una niña que deja su feliz vida al mudarse con su familia a San Francisco. Nueva casa, nueva escuela, nuevos compañeros, una montaña rusa de emociones en su cabeza, y justamente dentro de su mente es donde la acción se desarrolla. En ella predomina el liderazgo de “Alegría”, que entiende que la mejor manera de superar los obstáculos es con una palabra de agradecimiento y una sonrisa. Pero ella no estará sola comandando las emociones de la niña, también estará “Tristeza”, “Furia” y “Desagrado”, que a medida que la niña se relacione con su nuevo entorno intentan predominar y mantener el orden dentro de la cabecita de Riley. Además, habrá una serie de recuerdos primordiales que deben ser custodiados, ya que si son “tocados” por alguno de los cuatro estados, corren el peligro de cambiar para siempre. Intensa-Mente tiene una primera parte de presentación grandiosa, con mucho de Monsters, Inc (Monsters, Inc., 2001) en la creación de un universo propio con reglas, leyes y un estado inicial inquebrantable (o casi), para luego bucear en las emociones que van cambiando, transformando a cada uno de los personajes. Reflexión sobre la infancia, sobre la motivación y posibilidades de disfrutar de los niños, la película es una buena iniciativa para que entre padres e hijos se genere una sinergia capaz de superar obstáculos y conocer más del otro, y entender qué es lo que pasa en la cabeza de los más pequeños. En la versión original la película cuenta con las voces de grandes comediantes como Amy Poehler y Mindy Kaling.
Viaje al interior Intensamente llegó para hacernos reír. Y para hacernos llorar. Y nuevamente sonreír. Hacía tiempo que Disney Pixar no nos traía una historia tan original y que llegara a sorprendernos. Divertida para los más chicos, inteligente para los adultos, resulta innovadora en aspectos visuales (colores y texturas) y conquista desde su apuesta narrativa, donde vemos que sus realizadores dieron rienda suelta y no se preocuparon demasiado por permitirse volar y soñar. La mayor parte de la acción transcurre dentro del cerebro de la pequeña Riley, donde cinco distintas emociones controlan y tratan de organizar el funcionamiento de su psiquis. Ellas son Alegría, Furia, Temor, Desagrado y Tristeza. Y de forma rápida comienza la gran aventura como una especie de road movie a través de la mente de Riley, cuando Alegría y Tristeza sufren un altercado y se encomendarán en la difícil tarea de volver a la normalidad. El desarrollo dramático viene dado por situaciones específicas (una escena del pensamiento abstracto es de las más logradas), y las cómicas suelen encontrarse más dispersas (imposible no reír a carcajadas con la aparición de Bing Bong, el amigo imaginario). Y otro gran punto a favor es que si bien Riley y Alegría son personajes centrales en Intensamente, Tristeza también demuestra ser un contrapunto esencial en la historia. El paso de la niñez a la adolescencia y el sinsabor ante la pérdida de la inocencia (ver a tu hijo crecer y no poder evitarlo) es tema central de Intensamente, y a pesar de componerse de aventuras, escenas disparatas y mucho peligro, está tratado desde un punto de vista adulto, y las lágrimas son testigo. Pete Docter y Ronaldo Del Carmen, sus directores, han sabido devolverle a Disney (y sobre todo a las películas de animación) esa cuota de arriesgo y refinamiento que escaseaba desde su última gran producción que fue UP (dejando de lado Toy Story 3 donde ya no estamos hablando de una historia original). Este film podría ocurrir en cualquier etapa de nuestras vidas, porque los grandes cambios emocionales suceden todo el tiempo, y sea la edad que tengamos, nos permite disfrutar de la trama de la misma forma. Intensamente llegó para hacernos felices.
El regreso. Intensamente viene a dar la cara por Pixar, un estudio que atravesaba su crisis creativa más profunda desde su nacimiento: lejos de sus obras más logradas se disponía a duplicar aquellas menos interesantes (el caso de Cars 2). El riesgo de abordar temáticas que se alejan de los animales que hablan o de aventuras extraordinarias, es el rasgo que mejor se adecúa y que sobresale en esta historia sobre el funcionamiento sensible de Riley, una niña de 11 años. Para doblar la apuesta, casi toda la película se desarrolla dentro de su cabeza, en la que habitan cinco personajes representativos de diferentes emociones: Alegría, Tristeza, Desagrado, Furia y Temor. Alegría es la que dirige el funcionamiento, o al menos lo intenta ante las otras cuatro emociones, siempre a la orden del día para sopesar el idealismo de felicidad absoluta. Su trabajo es manejar las bolas de los recuerdos, las cuales motorizan el estado de ánimo de Riley y se envían al inconsciente para formar el engranaje de su sistema emocional. Hacía allí van a parar accidentalmente Alegría y Tristeza, absorbidas por el tubo de las bolas, así ambas deben regresar al centro de mando antes de que Riley colapse. La principal atracción de Intensamente emerge en el segundo acto cuando se despliega el barroquismo de los diferentes espacios mentales: recuerdos de infancia, familia, juegos y hasta uno de representación abstracta (un homenaje al gran Chuck Jones). En ese viaje de regreso ambas se topan con el amigo imaginario de la infancia de Riley, un elefante rosado con rasgos de otros animales; el principal nexo entre ambas y el mundo inocente de la niña. Las evocaciones como operación de la memoria constituyen la estructura de la película, simbolizadas por las bolas que están bajo la guarda de Alegría y que debe mantener lejos del contacto de Tristeza: aquí se aborda otra de las cuestiones más remarcables y arriesgadas del director Pete Docter (no por nada fue el responsable de la obra maestra Up, probablemente de lo mejor de Pixar después de la trilogía Toy Story). A Tristeza durante toda la historia se la pretende excluir de la dinámica emocional de Riley pero la reivindicación de su personaje es el corazón de Intensamente. Así como la mencionada Up era un elogio de la vejez, esta película es un elogio de la tristeza infantil. Hacia el último tramo hay una alarma que se enciende, es la falta de crédito en ese dispositivo creado sobre la memoria porque aparecen repetidamente flashbacks, como si el concepto de las bolas de recuerdo no fuese suficiente -ya a esta altura de la narración- para validar el verosímil construido. De todos modos, lo fundamental es que Pixar regresa del infierno metatextual al que estaba subsumido junto al Hollywood más acartonado, y este camino redentor lo encuentra reasumiendo el riesgo temático, es decir el abordaje de cuestiones que otros jamás se atreverían a materializar en films de animación familiar. En Intensamente se arriba a motivos de la psicología cognitivista pero también del llamado fenómeno “neurociencia”, y ambos no excluyen el entretenimiento clásico, la gran aventura y la construcción de personajes entrañables. La pureza del Pixar autentico está de vuelta, lo que no es poco para estos tiempos de llanura en el cine infantil.
Pixar lo hizo de nuevo Si en algo se caracteriza este estudio es en la creación de completísimos universos que rodean la vida de los niños protagonistas de las películas. Pero la primera gran diferencia en IntensaMente (Inside Out, 2015) es el contexto en que se desarrolla el argumento, dentro de la mente de Riley, una niña de 11 años. Y esta vez los muñecos no son los protagonistas, sino las cinco emociones básicas que -según los creadores- motorizan a los seres humanos, con destacadas actuaciones en las voces originales: Alegría (Amy Poehler), Tristeza (Phyllis Smith), Temor (Bill Hader), Furia (Lewis Black) y Desagrado (Mindy Kaling). Alegría es quien manda en la mente de la niña y con alegría, Riley encaró toda su vida hasta este punto de quiebre, donde comienza el desafío luego de que deban mudarse de su pueblo natal en Minesotta a la gran ciudad de San Francisco. Este es un gran problema para cualquier persona, no sólo niños, ante esta crisis Alegría y Tristeza se ven expulsadas del centro de mando, dejando el control en manos de Disgusto, Temor y Furia, únicas formas en que Riley puede comunicarse durante toda la travesía. Desterrados de su lugar de confort, los dos personajes deberán atravesar los desafíos que el universo movilizado de la mente de Riley les propone, tanto lo que ocurre en su inconsciente, como en otros sectores, por ejemplo, el de pensamientos abstractos -gran momento del film- y la forma en que la mente funciona y almacena: desechando memorias, obteniendo nuevas, y así emular el crecimiento emocional de un ser humano. Otra gran apuesta -y acierto- de este nuevo film es haber encarado los problemas que se le presentan a una niña en su pubertad o pre adolescencia y no más infantiles, como en otras entregas. Siempre con la excusa de cómo trabajan sus emociones en el centro de mando de su mente, sobre todo forma sublime a la hora de aplicar el mismo recurso en la mente de los padres. Pixar logra durante todo el film entretener al máximo a los más pequeños y a la vez hace reflexionar profundamente a los adultos en cada giro de la historia.
Así como cada familia es un mundo, también lo es cada cabeza. En Intensamente, Pixar nos presenta un ejemplo muy acorde con su estilo. Alegría, Tristeza, Desagrado, Furia y Temor conforman las emociones de la pequeña Riley. La acompañan desde su etapa de bebé, siempre a cargo de coordinar estratégicamente cada una de sus reacciones mediante un panel repleto de botones frente a una pantalla, como si fueran técnicos de la NASA: si recibe un regalo, trabajo para Alegría; si se golpea, entra en acción tristeza; si prueba una comida con feo sabor, el turno de Desagrado, etc. Cuando Riley llega a la preadolescencia, su familia se muda a San Francisco, ya que el padre consigue un buen trabajo en esa ciudad. El proceso de adaptación se presenta como bastante complejo, pero Alegría está determinada a que la jovencita lo pueda sobrellevar con la mejor actitud. Un inesperado accidente técnico provoca que Alegría y Tristeza sean expulsadas de esa cabina de comandos y aterricen en otro sector de la mente de la nena. Allí, entre laberintos de recuerdos, la tierra de Imaginalandia y otros territorios del subconsciente, deberán emprender la vuelta a la torre de control. Mientras tanto, Desagrado, Furia y Temor deben hacer lo imposible por pilotear la desbalanceada conducta de Riley, que comienza a afectar a las personas de su alrededor y que podría estropear las maravillosas vivencias de antaño. Épica e intimista (muy intimista) a la vez, la película profundiza en la psiquis humana -los estados de ánimo, los sentimientos, la memoria, los sueños- con una impronta entretenida y fresca, sin caer en discursos pretenciosos. Una prueba de cómo algunas emociones son difíciles de manejar en determinados momentos y terminan imponiéndose, más allá de que cada una resulta indispensable para un equilibrio necesario. Ya hubo otros films que exploraban el interior del cuerpo humano. El clásico Viaje Fantástico sigue siendo el exponente más representativo, pero tampoco se debe olvidar la divertida Viaje Insólito, de Joe Dante, que incluye una trama hitchcokiana. Ya mezclando animación y live action, los hermanos Farrelly realizaron Ósmosis Jones, de 2001, sobre glóbulos y gérmenes dentro de Bill Murray. De todas maneras, Intensamente se despega de cualquier film similar y conforma un núcleo propio, basado en la infalible fórmula pixeraliana/ disneylaniana: compañerismo, sacrificio, honor, madurez, amistad, superación, amor. Un nuevo matrimonio entre animación digital de punta y una gran historia con personajes adorables. Pete Docter es uno de los históricos talentos de Pixar. Participó en la saga de Toy Story como guionista y dirigió Monsters Inc. y Up. Aquí vuelve a una de las constantes de la empresa: microcosmos que funcionan en paralelo al mundo real, y que ahora, más que nunca, terminan incidiendo en esa vida de todos los días. Se acerca más a las Toy Story, ya que pone el foco en dos personajes que, pese a sus diferencias, aprenderán a respetarse y a conocerse en detalle, lo que será fundamental para lograr el ansiado objetivo. Alegría, Tristeza, Desagrado, Furia, Temor. Los cinco protagonistas de Intensamente y las emociones que se experimentan al ver una de las mejores obras de Pixar. Por lo tanto, Alegría es la que termina glorificando nuestros sentidos.
Para todos aquellos que dudamos (siendo adultos) de acompañar a los peques de la familia al cine (no siempre la pasamos bien) llega una imperdible. Pixar acaba de darnos un gran motivo para visitar las salas este fin de semana, ya que tenemos en sala una de las cintas de animación más interesantes y originales de los últimos años: "Inside out". Quizás al nivel de los grandes sucesos de la compañía, "Intensamente" propone un viaje increíble al universo de la mente de una niña (Riley), en el cual la idea es instalarnos en la "sala de comandos" de su psiquis, donde todas las manifestaciones emocionales se administran, ordenan y atesoran y ser testigos de una gran aventura. Cuenta Pete Docter (uno de los directores, quien estuvo en Argentina hace un par de meses presentándonos este trabajo) que el génesis de esta propuesta nació en la observación de su hija. Al parecer, el se asombraba del simple hecho de ver cómo la personalidad alegre y vital de los primeros años de vida iba mutando con el correr del tiempo hasta transformar a su heredera, en un ser silencioso de conducta impredecible. En ese hecho se apoyó para comenzar a construir una red de conceptos, basados libremente en las teorías que explican la importancia de las emociones en la constitución de la personalidad. Es una época en que las neurociencias están de moda, "Inside out" se muestra como un gran vehículo para comenzar la exploración del tema. Riley entonces tiene 11 años y se ve obligada a dejar su alegre vida en los bosques fríos del medio este americano, para adaptarse rápidamente a la colorida San Francisco, donde todo es nuevo e incómodo. Su padre ha tenido que cambiar de trabajo y ella no está muy contenta pero... se debe a la familia. El tema es que mientras esto sucede, accedemos al centro de control de Riley, un espacio en su mente donde cinco emociones se complementan para darle equilibrio a la vida de la niña. Ellas están lideradas por Alegría, cuya tarea principal es comandar el grupo y tratar de que Riley sea feliz. Pero no está sola: Temor encabeza la red que provee seguridad, Furia asegura que todo sea como debe ser (y si no, se enoja mal) y Desagrado complementa el grupo protegiendo a la nena física como socialmente de cualquier pensamiento "intoxicante". Pero hay una más: Tristeza, quien no está exactamente segura de cuál es su rol y, vive apagada, disputando con perfil bajo un lugar en el equipo. Un accidente grave sucede con un recuerdo y Alegría y Tristeza se verán forzadas a abandonar la sala donde se maneja ese particular universo y lanzarse a explorar lugares como la Memoria a Largo Plazo, el Mundo de la Imaginación, junto al de Pensamiento Abstracto, y el de las Ensoñaciones, con la intención de volver a la cúpula para reestablecer el perdido control de la situación. Docter y Ronaldo Del Carmen dirigen con soltura, acorde a sus antecedentes (el primero ya ganó un Oscar en su debut con "Up") y sin fisuras. Las emociones están representadas con un enfoque didáctico simple y muy visual. La historia es divertida y el ritmo de la narración es exacto: nadie se aburre y la energía no decae. Plena de detalles únicos para el mundo adulto, este es un film para debatir con humor a la salida de la proyección. Los chicos, en cambio, saldrán divertidos por el interesante mix de acción y comedia que tenemos paso a paso. "Inside out" no desperdicia ni un sólo fotograma: es una cinta que vas a volver a ver, una y otra vez. Yo se lo que te digo..
Emociones a flor de piel La dupla Disney-Pixar nos tiene acostumbrados a un nivel de calidad en sus producciones que se equipara sólo con su nivel de ternura. Personajes entrañables, historias inolvidables, lecciones para toda la vida. “Intensa-Mente” es la apoteosis de todo eso, y viene a ocupar un lugar al ladito de “Toy Story” en el podio de la factoría de la lamparita. ¿Para tanto? Sí, para tanto. Es el nuevo futuro clásico de la generación que la verá hoy y cada vez que pueda, mientras espera su continuación, colecciona sus juguetes y eventualmente, le pasa el legado del amor por esta película a sus hijos. Pero no es una película hecha especialmente para chicos, eso es algo que queda claro. Si bien la van a disfrutar tanto como los adultos, esa es otra de las grandes habilidades que conforman la magia de Pixar. ¿O acaso los niños de 10 años no volvimos a disfrutar de “Toy Story” a los 20 y a los 30? “Intensa-Mente” es única: Desde el original concepto de las emociones como personajes principales, hasta el diseño de todos los rincones de la mente. Cada escena es una sorpresa, es diversión, es ternura. Es una mezcla de emociones, de las cuales Alegría y Tristeza son las principales protagonistas, viviendo una aventura tan simpática como profunda. Porque Pixar sabe hacer justamente eso: compatibilizar emociones. Hacernos reir a más no poder y después dejarnos pensando, reflexionando sobre lo que acabamos de ver y sobre nosotros mismos. Conectarnos con nuestro niño interno, y con el de los demás. Como los creadores de esta película, que admiten ser su propio público target: Es una película pensada para adultos, pero con alma de niños. Concebida desde la observación de sus propios hijos y con una gran pregunta en mente: ¿Qué está pasando dentro de su cabeza? Cinco emociones básicas son las principales protagonistas de Intensa-Mente: Tristeza, Alegría, Desagrado, Miedo y Furia, cada una de ellas caracterizada a la perfección y construídas de una forma muy rica a pesar de ser personajes unidimensionales. Entre todas forman un equipo perfecto como pocos, pero en algún momento todo se sale de control y da lugar a un alocado y maravilloso recorrido a través de la mente. En él veremos también un despliegue asombroso de conceptos abstractos ilustrados con gracia e ingenio: pensamientos, recuerdos, inconsciente, sueños. Todo mientras afuera el mundo sigue, y también la vida de la persona en la que viven todas esas emociones: Riley, una nena de 11 años que no tiene idea de por qué siente lo que siente, y atravesará una difícil situación de la manera que puede. Pero Riley, al igual que sus padres y el resto de los personajes humanos, es la “locación” de los verdaderos protagonistas: sus emociones.
Problemas de la adolescencia Lejos del disfrute efímero propuesto por la mayoría de los tanques de Hollywood, Intensa-mente deja un retrogusto de muchos matices destinado a acrecentarse con el paso del tiempo, algo que sólo los buenos vinos y las buenas películas pueden generar. En la entrevista publicada el último domingo en este diario, Pete Docter dijo que “siempre hay que buscar la experiencia humana real”. La definición venía a cuento de un pedido de este cronista para que diera detalles del proceso creativo de Intensa-mente, su opus tres como realizador después de Monsters, Inc. y Up, una aventura de altura, pero un repaso muestra que en esa frase se cifra el concepto que elevó a Pixar hasta el infinito y más allá del cine de animación. Al fin y al cabo, sus films pueden hablar de autos, peces, monstruos, bichos o juguetes, situarse en universos enteramente imaginados u otros de indudable cercanía con el espectador, pero siempre portan un núcleo humanista que universaliza sus temas predilectos: los sentimientos, la familia, la amistad, las responsabilidades implicadas en el crecimiento, las formas posibles para lidiar con los dolores de un pasado reciente. Esto al menos hasta que su pase a la órbita Disney, en 2006, empezó a pasar factura empujando a John Lasseter y sus secuaces a la tentación de historias trilladas y facilistas, con Cars 2 como máximo exponente. En este contexto, la primera buena noticia de Intensa-mente es el regreso con gloria del estudio del velador saltarín a su senda temática, ética y estética de antaño, revalidando con creces la máxima creativa del coguionista de las primeras dos Toy Story.En esa misma entrevista, Docter recordó que la idea surgió mientras observaba los cambios emocionales de su hija durante el paso de la infancia a la pubertad. Tiene lógica que, al igual que Toy Story y Up, el devenir irrefrenable del tiempo sea aquí el tema central, y la melancolía y la tristeza, los tonos que atraviesan de punta a punta el metraje. Melancolía y tristeza es lo que siente el alter ego ficcional de la señorita Docter, Riley, cuando su familia decide mudarse a la costa oeste de Estados Unidos, obligándola a dejar atrás su ciudad natal y, con ella, los rezagos de una niñez empecinada en no irse. A partir de esa anécdota, Intensa-mente muestra el funcionamiento del comando central de su mente y la interacción de las emociones internas lideradas por Alegría (voz original de la comediante Amy Poehler) y encargadas de determinar el comportamiento diario de la pequeña que está dejando de serlo. Como bien señaló Manuel Yáñez Murillo en su crítica para Otroscines.com, en el film de Docter y compañía hay una reivindicación velada del “valor de la tristeza en el universo de la infancia” casi subversiva, contrapuesta al canon seguido por la mayoría del cine infantil.Claro que quizás Intensa-mente no sea una película infantil. O al menos no sólo eso: Docter y el codirector Ronaldo Del Carmen confían en la inteligencia de sus públicos mirándolos siempre de frente, construyendo una historia que avanza a una velocidad apabullante, disparando chistes de buenos para arriba y prestándose con elegancia a diferentes claves de lectura sin que esto implique guiños cancheros para los adultos ni mucho menos la reducción de los chicos a meros devoradores de pochoclos. Docter y sus animadores ofrecen, en cambio, un film donde la lógica anárquica del subconsciente es traducida en un universo visual felizmente caótico y construido sobre la base de caudal de ideas por minuto inconmensurable, mostrando que tecnología –y el 3D– aún puede ser una herramienta al servicio de la imaginación visual antes que un fin en sí mismo. Lejos del disfrute espectacular y efímero propuesto por la mayoría de los tanques de Hollywood (inténtese recordar Avengers 2 o Jurassic World una semana después de verlas y se validará lo antedicho), Intensa-mente deja un retrogusto de múltiples matices y sabores destinado a acrecentarse con el paso del tiempo, algo que sólo los buenos vinos y las buenas películas pueden generar.
Las emociones bien adentro La nueva película del director de “Up” tiene a cinco emociones pugnando en la cabeza de una niña. Hace rato que el cine infantil cuenta historias para padres e hijos, ofreciendo explicaciones y puntos de base para la reflexión, que a veces rozan el manual de autoayuda. El gran logro de Intensa-mente, la nueva apuesta de Disney Pixar es ser principalmente una película, e interpelar con herramientas ligadas a la ciencia sobre el proceso de construcción de las emociones. Digamos que el filme dirigido en doble comando por Pete Docter (Up) y Ronaldo Del Carmen se enfoca en un momento crucial de la vida de Riley, una niña de once años que vive feliz con sus padres. Pero la historia está contada desde sus coloridas y simpáticas emociones, desde su mente, timoneada desde un cuartel general inserto en el cerebro de Riley, donde Alegría parece haber tomado el mando hace rato frente a la ninguneada Tristeza. Ellas, junto a Desagrado, Temor y Furia se combinan para obtener resultados según los impulsos externos y según sus propias discusiones, que serían las nuestras con nosotros mismos y con los demás. Vive una cotidianeidad sin sobresaltos Riley, amparada en las bases que la sostienen: familia, amigos, deportes (en este caso el hockey) y bobadas. Pero la familia de Riley se muda a San Francisco. Cambio de casa, de amigos, de escuela, un sacudón para sus emociones que deberán trabajar a destajo para encausar la nueva situación. El atemorizante nuevo mundo de afuera repercute adentro. Y no sólo le pasa a Riley. Vemos cómo trabajan las mentes del padre y la madre con sus emociones mucho más sedentarias y acostumbradas a ellas mismas, casi en piloto automático. En ese sentido es una película para Riley, que crece y construye, pero también para cualquiera que sufra o busque algún cambio. Alegría y Tristeza se pierden en sus discusiones, parecen haber tomado caminos opuestos: una quiere funcionar como un padre sobreprotector, la otra es una realidad inexorable. Así van a parar a las profundidades de la mente de la niña en una aventura por sus memorias, imaginaciones y pensamientos, en un momento en el que sus soportes parecen derrumbarse. Deberán entenderse. Asistimos a una explicación emocional y neuronal del primer drama de Riley, una aventura, la de sus emociones, herramientas que se van construyendo con alegrías, tristezas, debates y aprendizajes. ¿Pero quién domina nuestras emociones? ¿Qué hacer para ayudarlas?
Cuando hace más de un año vi imágenes de Intensamente me divertí mucho. Esa escena de la mesa familiar donde todos los personajes mostraban a sus “protagonistas del cerebro” era fantástica. ¿Pero Pixar podría mantener una historia así durante una hora y media? ¡Es Pixar 100%! y muy lejos de la pavota Cars 2 por suerte. También como padre me preguntaba si este toque Woody Allen interesaría a los chicos, y la realidad es que el trabajo que hicieron previo al estreno mostrando todos los personajes generó mucha atención en los chicos y ganas de verla. Y como tuve algunas chances de verla antes del estreno en solitario, esperé a la función que pudiera ir con mis hijas para ver cual era el resultado en las chicas, y la realidad es que la amaron. Por eso Intesamente vuelve a mostrar la habilidad de Pixar en hacer películas con distintas capas, entreteniendo a chicos y a grandes. Hay chistes que no son para los chicos, pero que simplemente los dejan pasar como algo más, o sea que aparezca la palabra “pubertad” es algo que ni entienden, pero también la construcción de los personajes hace que estén tan interesados como con una película de las que ven habitualmente. Es maravilloso todo lo que hicieron porque básicamente muestran como funciona el cerebro (o como se imaginan que funciona), o también con la memoria y como uno va borrando cosas a lo largo del tiempo. Pixar volvió a hacer una película divertida e inteligente, que se disfruta a cualquier edad y que quedará seguramente en los “recuerdos centrales” de la sección cinematográfica del archivo cerebral.
En Intensamente el director de Up, Pete Docter y su colaborador Ronaldo Del Carmen, retomaron un concepto que los hermanos Farrelly presentaron hace 14 años en Ósmosis Jones. La película más interesante de sus carreras, protagonizada por Bill Murray, que hoy quedó en el olvido. Si bien no fue un gran éxito comercial, en su momento desarrolló una idea original que llamó la atención y luego tuvo una serie animada de televisión. La historia combinaba cine live action y dibujos animados en una típica buddy movie de acción. El protagonista era un glóbulo blanco que vivía en el cuerpo de un hombre que se alimentaba mal. Ósmosis Jones trabajaba como policía en el sistema digestivo del personaje de Bill Murray y tenía que combatir un virus que había ingresado en el cuerpo La vida descuidada que llevaba el hombre repercutía en su organismo y en el mundo de las células. Intensamente aborda una idea similar con las emociones de una niña que se ven afectadas por los cambios que atraviesa en su ambiente familiar. Una película muy entretenida que tiene la particularidad de reivindicar a la tristeza como una emoción vital para obtener un equilibrio mental en la vida. Este interesante concepto que trabajaron los directores resultó uno de los grandes aciertos de esta propuesta dirigida a un público más maduro. Si bien las emociones son representadas con personajes que tienen diseños de caricatura, creo que el público infantil va tener más dificultades para seguir la historia. Son ese tipo de películas donde los adultos suelen reír en el cine más que los chicos. El film presenta una historia que se encaminó claramente en el subgénero del Coming of age, donde la protagonista debe lidiar con las confusiones que le genera la entrada a la pre-adolescencia. Los directores desarrollaron con mucha originalidad el mundo en el que se desenvuelven las emociones y la manera en que sus acciones afectan la mente de las personas. En este punto encontramos una de las cualidades más atractivas de la película. No es sencillo realizar una propuesta que lidia con temáticas complicadas como la depresión, la melancolía y el ingreso a la pubertad y al mismo tiempo conseguir que la trama sea divertida y te haga emocionar. Intensamente representa un gran avance para Pixar luego de sus últimas películas y secuelas que no aportaron nada a la filmogafía del estudio. La única objeción para hacerle a esta producción es que el conflicto de aventuras que propone el argumento es un robo burdo de Toy Story 1. Así como en la historia de los juguetes Buzz y Woody, dos personajes que no se llevaban bien, tenían que unir fuerzas para reencontrase con Andy, en Intensamente Alegría y Tristeza viven una experiencia muy similar. En este caso los personajes mencionados deben llegar a tiempo al centro de mando del cerebro de Riley para equilibrar las emociones de la niña y evitar que tome una decisión equivocada. Salvo por ese mínimo detalle donde los realizadores no estuvieron muy inspirados, Intensamente es una muy buena película de animación que se ganó su lugar entre las grandes producciones de esta compañía.
Muchas personas supieron enternecerse con “UP, una aventura de altura”, otros dijeron que “Monsters Inc” era una de las mejores películas de Pixar. Resulta que éstas dos películas tienen en común una cosa, el mismo director. Pete Docter, ( también formó parte de “Wall-e” y “Toy Story”) con “Intensa-mente” nos trae la ternura de “UP” con la capacidad de traer algo novedoso de “Monsters Inc”. “Intensa-mente” es película que los niños sin dudas disfrutarán, porque tienen elementos y personajes que visualmente van a llamarles la atención, pero el público adulto es el que la va a disfrutar al cien por ciento porque además de entender todos los chistes, hay en escenas que muestran cómo funciona nuestro cerebro al incorporar nuevas tecnologías y también nos deja entender de manera linda y divertida qué nos pasó durante nuestra etapa de crecimiento, ya que todos pasamos por ahí. Estanislao Bachrach, Doctor en Biología Molecular y escritor de los Best Sellers “Agilmente” y “En cambio” dice que el cerebro cuenta con cinco emociones principales y éstas emociones hacen lo que somos. Ésto es lo que muestra la película, las cinco emociones principales de Riley: Alegría, líder del grupo, hace que la niña sea principalmente alegre por sobre todo, también está Tristeza (lo mejor de la película) que es bastante alejada del grupo ya que no forma parte de las características principales de Riley. El grupo lo completan, Temor, encargado de la seguridad, Desagrado, que impide que la niña se intoxique y Furia, que quiere hacer que todo sea justo sin importar qué debe hacer para lograrlo. Los cinco están encargados de la vida de ella y todo está bastante bien hasta que a los 11 años Riley se tiene que mudar de ciudad y por un accidente en la mente de la niña Alegría y Tristeza son alejadas de “Cuartel General” y se llevan con ellas una cantidad de recuerdos felices que hacen la esencia de Riley. Ahí comienza la verdadera historia, una aventura que hace que Alegría y Tristeza tengan que volver al cuartel general para recuperar a la Riley que tan bien la pasaba, mientras que a cargo de las emociones de la niña se quedaron Furia, Temor y Desagrado, ellos no sabrán cómo hacer para que ella sea la niña alegre que siempre fue y eso pondrá en peligro los pilares principales que hacen que ella fuese como era. “Intensa-mente” es una aventura graciosa, llena de colores, con personajes perfectos, que generan risas constantemente, recurre bastante a los golpes bajos, así que prepárense para soltar alguna lágrima sin vergüenza y te hace entender perfectamente cómo funciona nuestra mente y por qué somos cómo somos.
¿Que tenés en la cabeza? Un imaginativo paseo por la mente de una adolescente que se muda con sus padres a San Francisco y empieza una nueva vida. Sus emociones cobran vida y chocan entre sí desde el centro de operaciones de su cabeza. La jovencita Riley es la que impulsa este nuevo relato de Disney Pixar que ofrece un inusual y original paseo por la mente humana. Guiada por sus emociones -Alegría, Miedo, Enojo, Desagrado y Tristeza, que operan en Cuarteles Generales y desde un centro de control de su cabeza-, Riley empieza una nueva vida junto a sus padres en la ciudad de San Francisco. Un mundo desconocido que se abre bajo sus pies y promete sorpresas. Intensa Mente es una apuesta arriesgada desde lo temático que plantea dos mundos: el real, tangible y cotidiano; y uno más profundo, una suerte de fábrica de emociones que se ponen de acuerdo - o no- para gobernar las vidas de las cabezas que habitan. A lo largo de la historia, cobran protagonismo Alegría y Tristeza, quienes no hacen las cosas demasiado bien aunque sus intenciones valen, y ambos se pierden en una psiquis llena de laberintos para devolverle el verdadero sentido de la felicidad a Riley. De este modo, el relato se sumerge en el subconsciente, donde Riley asegura que "aquí vienen los que traen problemas"; una zona dedicada al olvido, una suerte de limbo donde todo se desdibuja, y la zona del pensamiento abstracto, que convierte a los personajes en divertidos dibujos de dos dimensiones. Claro que en su extenso peregrinaje lleno de obstáculos también aparecen "el amigo imaginario" y los miedos más profundos, representados acá en la figura de un gigantesco y temible payaso. El nuevo film de animación trabaja en los dos niveles antes mencionados y mantiene una estética diferenciada para cada mundo que muestra. Esto trae un colorido mundo emocional -más artificial que el de la vida- que resulta divertido para los niños e inteligente para el público adulto que siempre espera un guiño más. Tampoco falta la oportuna inclusión del "cine dentro del cine" como una gran factoría de ilusiones, que es apenas un granito en la inmensidad de la cabeza de Riley. El director Pete Docter, el mismo de Monsters INC y Up: Una aventura de altura, confirma nuevamente su capacidad para trasladar al público a un universo en el que todo se pone en juego para lograr el equilibrio psíquico de la joven protagonista. En erupción Antes de la proyección de Intensa Mente se puede ver el cortometraje de James Ford Murphy, Lava, una historia de amor en la que la música de estilo hawaiano es protagonista y se desarrolla durante millones de años. El viejo volcán Uku, que entró en erupción hace mucho tiempo queda ahora cuasi sumergido por las aguas del Océano. Solo y olvidado, entre el amor que se profesan parejas de delfines, tortugas y ballenas, aguarda que le envíen a alguien con quien compartir sus días. Un trabajo sencillo, cálido y musical que pone el acento en el diseño de los fondos, los paisajes y en los volcanes, los protagonistas del encuentro.
Un muy lúcido argumento que se le ocurrió al director y coguionista Pete Docteres (Up) que muestra lo que ocurre en la cabeza de una niña que comienza su paso a la adolescencia. En su cabeza conviven la alegría, el temor, la furia, el desagrado y la tristeza. Cuando alegría y tristeza pierden el control, harán un viaje esclarecedor, no exento de partes oscuras y ominosas, para aprender cómo manejarse. Diversion para chicos, de 6,7 años en adelante, y adultos. Derroche de inteligencia e ingenio.
Publicada en edición impresa.
Animación interesante y llena de ingenio que parte de la base de las emociones primarias que expresamos los seres humanos. Alegría, Tristeza, Desagrado, Miedo y Furia son los cinco personajes que manejan nuestra existencia y se encuentran dentro del cerebro de la recién nacida Riley, a quien seguiremos durante su crecimiento hasta llegar al primer momento bisagra de su vida, aquel en que muchas cosas de la niñez empiezan a quedar de lado para dar paso a la adolescencia. La emoción que comanda todo es Alegría, que hace lo posible por convertir todo en un recuerdo positivo. No es una tarea fácil ya que sus compañeros tratan de imponerse constantemente. Una intromisión de la siempre depresiva Tristeza será la que active toda una aventura junto a Alegría a través de los rincones más ocultos de la mente con la finalidad de mantener feliz a Riley sin alterar recuerdos esenciales que determinarían para siempre su personalidad. El extraño y surreal viaje a través de la psiquis es un terreno arriesgado para desarrollar una historia para chicos, los personajes van a pasar por distintos niveles del subconsciente, y en esos aspectos nos recuerda a la odisea de Alicia en el País de las Maravillas. Bajo esa premisa, todos los escenarios que van apareciendo son originales y atractivos y están diseñados para ser plataformas de aventuras y situaciones disparatadas. Cada personaje secundario que se va sumando a la historia agrega más diversión, locura y también momentos de mucha emoción. La película plantea conflictos psicológicos y existenciales a trazo grueso en los cuales no se adentra demasiado para no dejar afuera al gran público al que apunta. Un universo similar donde se exploraban los miedos en un contexto onírico fue mejor retratado por el mismo guionista/director Pete Docter en Monsters Inc. Intensamente se mueve en esos terrenos y hasta suma algunos elementos más complejos, pero el multicolor quinteto de emociones está muy lejos de convertirse en iconos como Mike Wazowski y Sulley. El mayor valor de Intensamente es el de elevar la complejidad de los temas que puede abordar el cine de animación para todo público (algo que Pixar parece proponerse película tras película). Su visión es didáctica y funciona como disparador para tratar con los más pequeños otros tópicos más profundos sobre nuestra biología cerebral.
Lo que sucede por dentro de la cabeza La nueva apuesta de Disney Pixar narra la historia de Riley, una niña que se muda con sus padres a San Francisco. Sus emociones encontradas serán las protagonistas de la trama. Pixar Animation Studios tiene una larga tradición de calidad, donde todas sus películas, tanto las más logradas como las menos efectivas, brillan a todo nivel. Pixar significa belleza, inteligencia y emoción. Intensa mente (2015) es la nueva película del estudio, la número quince para ser exactos, y también es una de sus apuestas más arriesgadas y jugadas al límite. Esta producción cuenta la historia de Riley, una niña que debe enfrentarse a una mudanza y una nueva vida junto a sus padres en San Francisco. Pero hay mucho más, porque los protagonistas también son las emociones de Riley dentro de su cabeza. Cinco emociones que conforman cinco personajes que llevarán adelante la trama: Joy (Alegría), Fear (Temor), Anger (Enojo), Disgust (Desagrado) y Sadness (Tristeza). Estos cinco elementos también están en la cabeza de su madre y de su padre, lo que deja en claro que están en todos nosotros también. Serán finalmente Alegría y Tristeza quienes se sumergirán en la aventura principal, lo que tiene mucha lógica. Es así que la película festeja la alegría, pero también la tristeza, descubriendo el valor de cada uno de esos componentes en nuestra vida. En un género tan complicado como la animación, donde las proezas técnicas no alcanzan para producir buenos films y donde las buenas historias necesitan un despliegue visual cada vez más perfecto, Intensa mente consigue dar en el blanco en todo. Lejos de cualquier rutina y cualquier pereza, la película no da tregua a los ojos del espectador y es justamente en lo visual que obtendrá no solo el favor del público adulto sino también del infantil. Con respecto al guión tal vez las cosas sean más complejas, su análisis de la mente humana lo coloca en un nivel de autoconciencia muy elevado y las ideas son igualmente complejas. Pero aunque el espectador adulto pueda creer que se trata de un film árido para niños, la verdad es que el aspecto estético permite algo de comedia visual intensa y entretenida para todos los públicos. Es saludable y también asombroso que Disney Pixar, los dueños de gran parte de la taquilla mundial, poseedores de un público cautivo indiscutible, asuman el compromiso y el riesgo de realizar títulos que van más allá del entregar un producto aceptable. Esta clase de maravillas nos dice que el cine industrial de animación está más vivo que nunca. Quienes no vayan con niños pequeños, deberían apostar a ver el film en su idioma original, ya que esto le aporta una serie de matices extra.
Crítica emitida por radio.
Todas las emociones juntas! Riley es una nena de once años que está experimentando muchos cambios en su vida, se ha mudado junto con sus padres a San Francisco, dejando atrás su pueblo y sus amigos, para vivir en una gran ciudad e ingresar a un nuevo colegio, con toda la ansiedad que eso implica. El cerebro de Riley es como una especie de cuartel general donde trabajan sus emociones: alegría, miedo, ira, asco y tristeza. Todas juntas, guiadas por la positiva alegría y tratando de que tristeza no tire todo abajo. Tantos cambios y altibajos en la vida de la niña terminan desatando un caos en el cuartel, y las emociones deben enfrentarse a situaciones nunca antes vividas. Para mantener la mente sana y a la nena fuera de peligro, deben atravesar toda clase de desafíos a través del cerebro, paseando por recuerdos, ideas, sueños y todas esas cosas que existen en nuestras cabezas, hasta alcanzar nuevamente el equilibrio perdido, algo complicado de lograr en una mente casi adolescente. Finalmente Pixar ha creado un producto realmente original, cada una de las emociones está representada por un personaje de cada color, expresivos, graciosos y con una gran personalidad. La mente es algo realmente complejo, y este filme aprovecha todos los recursos de la psicología para mostrar el inconsciente con humor, ingeniosos diálogos y una enorme dosis de surrealismo; por ejemplo con un gran estudio llamado "producciones de ensueño", un simpático amigo imaginario que se queja de que la niña ya no recurre tanto a él, o una gran secuencia donde a través del cubismo y otras expresiones del arte moderno se explica el pensamiento abstracto. Más allá de las aventuras que vive este emotivo quinteto -que son bastante similares a las de otras películas infantiles en cuanto al dinamismo y la acción- la historia puede ser un poco compleja para los más pequeños y más disfrutable para los mayores, especialmente para los padres. Durante una hora y media llena de colores y psicodélicos recovecos mentales, paseamos por todos los rincones de la mente, nos reímos del psicoanálisis, y nos amigamos con esas emociones que a veces nos juegan en contra, que tardamos toda una vida en aprender a controlaras, pero que son una enorme parte de nosotros, y esta película las muestra de un modo muy original, y con muchisimo humor.
"Una montaña rusa de emociones" Disney-Pixar nos tiene acostumbrados a esperar buenas historias, creativas, y con cada proyecto se va superando. En esta oportunidad llegó el turno de “Intensa-Mente”, de la mano de Pete Docter (“Monster Inc.”, “Up”), una película que cuenta la historia de Riley, una niña que ahora tiene 11 años y su vida dará un giro cuando su familia decida mudarse de la tranquila y nevada Minnesota al caótico San Francisco. Pero esta historia no se centra en ella, ni es nuestra protagonista. Simplemente es un medio para conectarnos con los verdaderos personajes principales: las emociones que viven dentro de Riley (furia, alegría, miedo, tristeza y desagrado). Allí podremos ver cómo actúan nuestras emociones y cómo nos hacer actuar a nosotros. Más allá de la idea original que se nos presenta está muy bien llevada a cabo, porque podrían plantearnos esta historia desde la perspectiva de las emociones y quedarse solo allí. Pero no se torna ni agobiante ni molesto, como tal vez ocurre en esas películas o series en las cuales hay un constante uso del recurso de la voz en off que agota al espectador. Pero “Intensa-Mente” no cae en eso. Se las ingenia para crear una problemática dentro de la propia historia de las emociones, más allá de la vida de la chica para la cual “trabajan” y “viven”. Es una película para chicos, ya que les proporciona una gran cantidad de aventuras y obstáculos a vencer, pero también para los grandes. Seguramente los adultos sepan comprender los mensajes que se esconden dentro de la historia con mayor profundidad; poder entender cómo cada emoción es importante para el desarrollo de nuestra personalidad ya desde niños y que en la vida no todo puede ni tiene que ser alegría. Hay que dejar que las emociones fluyan por sí solas y entender que la tristeza y la nostalgia pueden invadir la vida de un chico, sobre todo durante el paso de la infancia feliz a la cruda adolescencia; ese momento en el cual uno se da cuenta que no todo era tan perfecto como se creía. Como suele suceder con las películas de Disney, la historia nos va a ir llevando por distintos rumbos, proporcionándonos diversos sentimientos: vamos a pasar de la risa a la emoción. Sin dudas, “Intensa-Mente” es una de las mejores películas de Disney-Pixar de los últimos tiempos, desde su historia creativa y original, la animación de los personajes, hasta los mensajes que transmite. Una película bella y para disfrutar en familia. Samantha Schuster
La película que demuestra paradigmáticamente que la superioridad de Pixar pasa por la solidez de sus guiones. Desde que la categoría de animación se incorporó en los Premios Oscar, la productora de la lamparita ha conseguido siempre la estatuilla, cuando no la nominación. Pero en muchas de estas distinciones, han conseguido llevarse también en sendas ocasiones nominaciones al Mejor Guión Original. ¿Por qué será? He oído en muchas entrevistas a animadores lamentarse de no tener los medios de Pixar. Al ver Intensa-Mente me queda claro que a más de uno de estos caballeros hay que sopapearlos y decirles que si bien los avances tecnológicos de Pixar no tienen parangón, su excelencia, lo que los hace sus historias memorables y queribles, reside en la calidad de sus guiones. A continuación la reseña de una película que tiene un guión que es, sinceramente, un diamante perfecto. Las voces dentro de tu cabeza Riley, una nena de 11 años, vive una idílica niñez en su Minnesota natal, pero de un día para otro las cosas cambian cuando a su padre le surge una oferta de trabajo en San Francisco. El concepto de cambiar de casa y de escuela no le sienta para nada bien a Riley, es decir a las voces dentro de la cabeza de Riley, es decir sus emociones principales: Alegría, Temor, Desagrado, Furia y Tristeza. Las primeras cuatro parecen tener funciones bastante claras dentro del centro de mando, pero la última parece que no tiene otra utilidad. Todo esto cambia cuando en pleno primer día de clases, Tristeza desordena sin querer los “recuerdos centrales” de Riley. En la vorágine por arreglar el desastre provocado, Tristeza y Alegría son chupadas por un tubo hacia la zona de la memoria a largo plazo, muy lejos del control de mando. Teniendo que regresar antes de que las otras emociones de Riley terminen por descarrilar su vida. Intensa-Mente es un guion perfecto en todos los sentidos imaginables. Una estructura clara en sus ideas, un desarrollo de personajes perfectamente multidimensional, subtramas que son totalmente funcionales a la trama principal. Tiene acción y comedia a mansalva, en donde todos y cada uno de los personajes tienen que sortear obstáculos. Pero mas que nada, y aunque suene a verdad de perogrullo, tiene muchísima emoción. Porque siendo una película de animación, hace un declaración profunda de la necesidad de la tristeza en nuestras vidas. Que a medida que crecemos, nuestras nociones, nuestros juicios, nuestras decisiones dejan de ser en blanco o negro y empiezan a adquirir tonos de gris. Por materializar tan sabiamente esta dificultad tan interna, tan característica, en algo físico y dinámico, sin perder la madurez que requiere encarar el tema, es lo que hace de Intensa-Mente un guion único, un ejemplo a seguir. Por el costado técnico no hay mucho que hablar, muy buen diseño de producción, un uso inteligente del color para crear ambientes y emociones (más allá de las obviedades aparentes en el diseño de los personajes), y la música de Michael Giacchino que provee un acompañamiento único. En resumen, Pixar siendo Pixar. Conclusión Intensa-Mente es una película donde el guión es la estrella, y el aspecto visual realza los sólidos valores que este transmite. Con solidas escenas de acción que entretendrán a los más chicos, pero con una reflexión importante sobre el porqué de las emociones para los más grandes. Narración y entretenimiento del más altísimo nivel. Altamente recomendable, ya sea para ir con tus chicos, en una cita o vos solo. Se los garantizo. Si hay una película que vale la pena el precio de la entrada, definitivamente es esta. Pocas veces van a tener tanto disfrute en una sala de cine.
"IntensaMente: de humanos y emociones" En una era cinematográfica de formulas repetidas, superhéroes por doquier y precuelas (y secuelas) a la orden del día, llega “Intensa-mente”, una bocanada de aire fresco para adultos y niños de la mano de Disney/Pixar. Desde hace ya dos décadas, la empresa de la lamparita se calzó al hombro la producción de las películas animadas más emblemáticas de los últimos tiempos y, con este nuevo estreno, imponen su estilo y magia indiscutible una vez más. “Intensa-mente” es quizás una de las propuestas más originales en materia de cine mainstream ya que la historia no está protagonizada ni por humanos ni por animales sino que en este caso, los humanos sirven como el escenario para mostrar a las verdaderas estrellas del film: las emociones. La película comienza cuando Riley, de tan solo 11 años, se muda con sus padres a San Francisco y debe comenzar una nueva vida en esta nueva ciudad. Como es de esperarse, la adaptación no es nada fácil y mientras Riley intenta comprender cómo sobrevivir en una nueva casa, un nuevo colegio y a nuevas amistades, sus emociones (Alegría, Temor, Desagrado, Tristeza y Furia) se ponen en campaña para ayudar a la niña en este proceso que resulta ser, muchísimo más complejo de lo que parece. La premisa de la película es muy interesante y está narrada de manera tal, que tanto adultos como niños (cada uno dando cuenta de los distintos niveles de interpretación que ofrece la historia) van a poder disfrutarla al máximo. En su versión original en inglés Amy Poehler le presta su voz a Joy (Alegría) mientras que Diane Lane y Kyle MacLachlan son los encargados de darles voz y voto a los padres de Riley. Con una claridad visual despampanante, Pixar demuestra su crecimiento como generadora de efectos animados y se posiciona a la vanguardia del mercado. Los colores, texturas, brillos y matices son sin duda los personajes secundarios por excelencia y una de las razones que hacen de este film un joyita para ver en pantalla grande. “Intensa-mente” se perfilaba como uno de los grandes estrenos del año y ciertamente lo es. Ya sea que la vayas a ver por elección propia o haciéndole la gamba a algún niño de la familia (que todos sabemos es nuestro (in)consciente pidiéndonos verla a gritos), lo cierto es que es imposible mantenerse ajeno a la historia y no identificarse con algunas de las tantas situaciones y emociones por las cuales ahonda la película. Resumiendo en pocas palabras: emoción y risas en cantidades industriales.
Emocionante 1-Primero voy a hacerme cargo de lo siguiente: esta crítica la tendría que haber escrito Mex Faliero. Nadie escribe sobre los films de Pixar como él; basta leer sus críticas sobre, por ejemplo, Monsters University, Toy Story 3 y WALL-E, para darse cuenta de eso. Mex, cuando escribe sobre Pixar, lo hace posicionándose sobre ese enorme y complejo conjunto de valores llamado amistad. Es, desde la escritura, el mejor amigo posible para la gente del estudio, el que ellos promueven: ese que es honesto y leal de principio a fin, que te respalda a fondo, que te entiende y respeta, que te cuida y, cuando es necesario, elude por completo la hipocresía y te dice que estás haciendo las cosas mal, aunque deba hacerlo desde el dolor y/o la decepción (vean lo que escribe sobre Cars 2 y se darán cuenta de qué hablo). Pero bueno, he tenido la chance ver Intensa-mente antes que él, así que los lectores tendrán que conformarse con lo que escriba. 2-Si hay algo que ha distinguido a Pixar a lo largo de toda su historia es la voluntad permanente por arriesgarse, por nunca emprender el camino fácil, incluso aunque eso signifique cometer errores. La meta en ese riesgo pasa por encontrar originalidad, por hacer siempre algo distinto. Aún así, se puede intuir cierto hilo conductor, que pasa en buena medida por la forma en que se va desandando el tiempo en las distintas películas, evidenciando los cambios en los personajes. Remy, Woody y Buzz, Rayo McQueen, Sulley y Mike, cuando terminan sus aventuras, ya no son los mismos, y nunca podrán volver a ser los mismos porque esa abstracción llamada tiempo los ha condicionado para siempre. En Pixar, en verdad, el gran desafío, la misión principal, la aventura por excelencia, pasa por crecer, por descubrir y descubrirse. 3-Pete Docter, dentro del esquema de Pixar, es alguien que ha desarrollando una filmografía donde la edad tiene un peso decisivo. No es inocente que Boo sea tan pequeña, porque su ingenua risa pero también su miedo va definiendo su relación con Sulley y Mike en Monsters Inc., introduciendo una disrupción absoluta en un paradigma aparentemente sólido. Tampoco son inocentes las edades de Carl Fredricksen y Russell en Up, en un relato construido a partir del choque de perspectivas, de la reflexión sobre la pérdida, los recuerdos y lo que fue pero ya no es, aunque aparezca un presente que ayude a cicatrizar heridas y crear nuevas experiencias propias. Menos inocente aún es en Intensa-mente la edad de Riley, o más bien el momento que atraviesa, entrando en la adolescencia al mismo tiempo que la mudanza de su familia altera totalmente su rutina y mundo interior. Ese universo propio, íntimo de la joven, es habitado por sus emociones: Alegría, Tristeza, Asco, Miedo y Furia. Todos ellos cargan sobre sus espaldas con el mismo tiempo que compone la vida de Riley. Todos han crecido con ella. Todos deberán, en cierta forma, cambiar junto con ella, repensando sus mutuas relaciones. 4-No es casualidad la notable precisión e inventiva con que se va desplegando ante el espectador el universo de Intensa-mente: hay una consciencia cabal de todo ese entramado que es el cerebro, la complejidad de sus estructuras, pero simplificado a través de una serie de mecanismos y procedimientos que permiten acercar al público a algo tan propio como lejano. Aunque claro, esa simplificación no es precisamente simple, porque implica pensar y exponer los orígenes y construcciones de las emociones, sus motivaciones, las formas en que nos representan como personas. Probablemente, Intensa-mente sea la película más ambiciosa de Pixar desde lo formal y narrativo, por cómo va a fondo en su análisis de estructuras primarias y decisivas del ser humano, con una historia capaz de separarse hasta en tres tramas paralelas, pero que en verdad se entrecruzan permanentemente, exponiendo falsas dicotomías y hasta estableciendo incluso conexiones con el lenguaje cinematográfico. 5-Dentro de ese apasionante viaje a la mente que es, con la casi infinita lista de ideas que va volcando en cada plano, lo que va surgiendo en Intensa-mente es una profunda melancolía. Es que en el fondo, es una película sobre la memoria, y cómo la memoria es también una forma de olvido. El film de Docter no es ingenuo respecto a esto. Tampoco cínico y menos aún irresponsable. De hecho, es coherente hasta con crudeza, por la forma en que se hace cargo de lo que dejamos atrás cuando crecemos, de que el acto de crecer está imbuido de aprendizaje, que ese aprendizaje se da a través de pruebas y errores, y que esos errores acarrean mucho dolor, lo que no quita que ese dolor pueda resignificarse y adquirir nuevas identidades con el paso del tiempo. Revelar ciertos sucesos en la película sería un error (Intensa-mente está repleta de sorpresas, es una revelación permanente, y debe preservarse en su capacidad de maravillar), pero para que surja lo anteriormente dicho tiene que haber mucha empatía y cariño por los personajes, y acá lo encontramos en cada plano, en cada diálogo. 6-Desde el momento mismo de su estreno, Intensa-mente puede ubicarse a la misma altura y dialogar sin problemas con los grandes exponentes artísticos que han abordado la cuestión del tiempo y la memoria, desde Hiroshima mon amour hasta El tiempo recobrado. Es una película gigantesca, de una belleza que incluso duele. Merece ser pensada, analizada, discutida y, principalmente, disfrutada, de principio a fin, sin concesiones. No se la puede subestimar, porque ella no subestima. Está hecha con un amor y valentía envidiables. 7-Tengo casi tres décadas viendo cine. No es poco tiempo. No he visto todo, es cierto, pero he visto mucho. Pocas veces me sentí tan interpelado en lo que respecta a mi infancia y adolescencia como con Intensa-mente. 8-Podrán decir que exagero, pero lo digo con un total convencimiento: la filmografía de Pixar (lo que incluye a Intensa-mente, muy arriba en ese memorable escalafón) debería estar incluida en la Declaración de los Derechos del Niño. Que no me digan lo contrario: todo niño merece crecer viendo películas de Pixar, incluso hasta las fallidas como Cars 2, porque nos dicen que nadie es perfecto y que no está mal equivocarse. 9-¡Cuánto amor que hay en Pixar! ¿De dónde lo sacan? ¿Lo compran en algún lado? Esa gente no sólo es inteligente. La inteligencia, si no viene acompañada de amor, sólo se queda en la mera pedantería. Pero no, en Pixar hay una ética y una moral que imposibilita la soberbia. Intensa-mente es un nuevo ejemplo de esa humildad unida a la creación, de ese amor que parece infinito. Hubo que esperar casi dos años, pero esta vuelta del estudio no pudo ser mejor. 10-En la proyección de prensa estaban presentes Docter y el productor Jonas Rivera. Lo único que me salió, antes de retirarme, fue abrazarlos y darles las gracias. Otra forma no encontré, aunque luego, a medida que fueron pasando los días, se me ocurrieron tantas cosas que les hubiera querido decir o preguntar… Ahora, otra vez, entre lágrimas, vuelvo a lo mismo de ese día: sólo me sale decir gracias, aunque me quedaré con las ganas de estrecharme en un nuevo abrazo. Gracias Docter, gracias Rivera, gracias Pixar. Y un abrazo, a la distancia.
Historia cautivante con inteligente moraleja ¿Qué pasa por la cabeza de una persona? Específicamente, ¿qué pasa por la cabeza de una criatura de 11 para 12 años, obligada a mudarse de su paraíso infantil a la incertidumbre que provoca conocer otra ciudad, otra casa, sin los muebles y adornos de la anterior, otra escuela, en la que no están sus viejas amistades, y otro estado de ánimo en los padres, que también tienen nuevos problemas? ¿Cómo razonar todo eso, cómo se rigen los sentimientos y razonamientos, y quién los rige? Y, además, ¿cómo se representa todo eso, para que los niños se identifiquen y se diviertan? (y para que los adultos entiendan y compartan). A continuación, un poco de anatomía y fisiología según este dibujo animado. La cabeza de Riley está más o menos controlada por cinco emociones básicas: Alegría, Tristeza, Desagrado, Ira y Miedo. Ira es un viejo leche hervida que usa corbata. Desagrado es una tilinga, pero permite alejarse a tiempo de algunas cosas que hacen daño, lo mismo que Miedo, el alarmista. Tristeza es una gorda friolenta y Alegría parece una bailarina llena de entusiasmo. Como Riley es una niña bien cuidada por sus padres, Alegría es la que manda. Esas emociones se juntan frente a un tablero de controles, con vista a las esferas de recuerdos sentimentales básicos, las islas de la familia, la amistad, las payasadas, etc. (¿por qué aisladas?, ¡misterios de la mente humana!), los depósitos de memoria a corto y largo plazo, y, más allá, los containers de la deconstrucción y el pensamiento abstracto, el subconsciente, y el oscuro abismo de los recuerdos perdidos. Cuidado con la Isla de los Sueños, donde las cosas pueden quedar reelaboradas por un programa televisivo berreta y prepotente. Cuidado con el tren, los containers y el abismo. Cuidado, que no se caiga un globo de recuerdos, o se manche de tristeza. Bienvenido, un recuerdo que parecía olvidado, el Amigo Imaginario, capaz de sacrificarse para que la niña crezca bien (una ironía: "Últimamente no hay tiempo para amigos imaginarios", dice alguien, justo en estos tiempos de tantos amigos virtuales). Bienvenida también, "Intensa-mente", película ingeniosa, divertida, emotiva, tierna, llena de ágiles observaciones sobre esa etapa difícil de la preadolescencia, y sobre la mente atosigada de madres, padres, perros y gatos. Esto último aparece en los dibujos que acompañan los créditos finales, algo que muy probablemente no esté en las copias truchas. No vamos a contar la historia. Sólo mencionar una escena, cuando vemos cómo Tristeza sintoniza con alguien que necesita consuelo, y es su natural paño de lágrimas, envolviendo en dulce melancolía los recuerdos buenos. A partir de ahí, ya empezamos a cambiar de opinión sobre esa gorda pesada. No todo ha de ser "Joy" en la vida, y ésa es una de las mejores moralejas de este cuento. Pete Docter, su principal creador, alma máter de "Toy Story", "Monsters SA" y "Up", merece un monumento.
Una historia que personifica y describe las emociones humanas. La historia gira en torno a una niña llamada Riley (en la versión original subtitulada Kaitlyn Dias). Tienen un vital protagonismo cinco de las emociones que se encuentran en el cerebro compuestas por: Alegría (en la versión subtitulada Amy Poehler, “Chicas malas”), Tristeza (Phyllis Smith, “Virgen a los 40”), Desagrado (Mindy Kaling), Temor (Bill Hader) y Furia (Lewis Black). Estas emociones son las que le sirven para vivir día a día. Las emociones de Riley se movilizan cuando su familia se muda de Minnesota a San Francisco por razones laborales, un lugar bastante diferente al cual estaba acostumbrada, ahora debe adaptarse a otra casa, escuela y actividades. Vamos viendo el interior de su mente que funciona desde una mesa de control, la principal encargada es Alegría que intenta mantenerla feliz; Temor encabeza la seguridad; Furia asegura que todo sea justo; Desagrado impide que se intoxique física y socialmente y Tristeza nadie sabe bien para que esta. Los recuerdos están representados por unas esferas de colores y así allí están las distintas emociones, pero también tienen una vital importancia las extensiones de la memoria que son las islas de la: personalidad, familia, amigos, diversión, hockey, entre otras. Gran parte de la película describe la relación entre Alegría y Tristeza que formaran parte de una apasionante aventura. También en esa búsqueda y a causa de un error cometido por una de las emociones, aparecen el amigo imaginario Bing Bong (Richard Kind), el medio elefante, un medio de delfines y mitad hombre algodón de azúcar, todo bien colorido y representado. Además se plantea por qué nos reímos, lloramos y deseamos. Pete Docter y Ronaldo Del Carmen logran dirigir un guión sorprendente, original, estupendo, siguiendo la vida de una niña (que puede ser la de cualquiera) desde su nacimiento hasta su adolescencia, con sus cambios emocionales, sus experiencias y la relación con sus padres (Kyle MacLachlan y Diane Lane) ante las distintas situaciones de la vida y el mundo interior. Habla de las emociones, nuestros sentimientos, pensamientos y tiene un toque psicológico. Básica intenta mostrar todo el mundo se habla a sí mismo, tenemos hasta 190 emociones, aquí se detallan menos. Uno de los directores de este film resultó ganador del Oscar, Pete Docter (“Monster, INC.”; “Up: Una Aventura de Altura”). Esta historia comienza con el corto "Lava" sobre volcanes enamorados, dirigido por el debutante James Ford Murphy, bien pensada, con una gran estética y muy colorida.
"Intensa-Mente" es lejos una de las mejores películas animadas que ví hasta el día de hoy. ¡Qué casualidad que su director, Pete Docter, fue el guionista de "Toy Story", "Toy Story 2", "Wall-E", "Monster Inc." y "Up, una aventura de altura" (siendo él, el director de las últimas dos mencionadas)!... Por lo tanto, sacando conclusiones, este hombre sabe lo que hace. Hoy por hoy estamos viviendo un gran momento de Disney/Pixar y sus realizadores, quienes en esta oportunidad te van a hacer vivir momentos de alegría, humor, tristeza y hasta quizás te hagan derramar alguna que otra lágrima, son los mejores animadores del mundo. Hablando de la historia: es lo más original que vas a encontrar en el cine estos días (me hice muy fan); los colores y los detalles son soberbios (no por algo la ovacionaron en el festival de Cannes); los gags y los guiños constantes te van a hacer reflexionar en varias oportunidades, porque todos (aunque seamos adultos) tenemos voces internas como Riley. "Intensa-Mente" es para que los chicos se diviertan e identifiquen con tooodos los personajes, pero te aseguro que si vas no te vas a quedar afuera para nada. Gran gran gran película que tenes que ver en pantalla grande y en 3D. Ah, y sí queres saber más sobre su director y su productor acerca de la creación de toda la magia que vas a vivir yendo al cine, poné play en el video y disfrutá de mi encuentro con ellos.
Pixar regresa con ideas, corazón, sentimientos, creatividad e ingenio. Un viaje al interior de la mente humana, la psicología infantil y la existencia. Intensamente es uno de los mejores estrenos del 2015. Nunca deja de asombrar la creatividad de los realizadores de Pixar. El departamento de animación que revolucionó el género, e instaló un parámetro imposible de alcanzar en lo que respecta a calidad técnica de imágenes generadas por computadora, también impuso un estilo narrativo que muchos quisieron imitar, pero hasta el momento nadie pudo emular. ¿Por qué? Porque Pixar va a contracorriente. Comprada por los estudios Disney, los directivos –John Lasseter, Andrew Stanton, Pete Docter, Brad Bird, entre otros- revolucionan no solamente por el extraordinario trabajo audiovisual de sus historias, sino porque ese trabajo es profundamente conmovedor, divertido e imaginativo. Inspirados en las películas de Studio Ghibli –y principalmente en la filmografía de Hayao Miyazaki– los directores de Pixar están a cargo de una empresa que goza de la suficiente libertad para criticar a las cadenas multinacionales –como Disney- y echarles directamente la culpa de la destrucción del planeta –caso Wall E- o bien tener una línea temática que analiza la infancia y el olvido de los sentimientos más genuinos e inocentes, a través de la mirada de los juguetes –saga Toy Story– monstruos imaginarios –Monstes Inc.- la vejez –Up: una aventura de altura– o los propios sentimientos que son inmutables, pero a la vez cambian con el paso del tiempo, como es el caso de Intensamente. El tiempo vuelve a ser un factor determinante en esta historia creada por Pete Docter. Al igual que en Up, el realizador de esta maravilla, nos cuenta en los primeros 5 minutos de film, la vida de Riley desde su nacimiento hasta la pubertad, pero desde la mirada de los cinco sentimientos que nacen en su mente, Alegría, Miedo, Disgusto, Ira y Tristeza. A diferencia de la mayoría de otras producciones que suceden en el mundo real, pero con más similitudes con Monsters Inc. el universo de Intensamente es completamente nuevo y original. Docter y equipo no solo se la ingenian para crear una dinámica historia de aventuras y humor dentro de la cabeza de la niña, deteniéndose en la preadolescencia, sino que dan rienda suelta a su imaginación para que la mente tenga reglas propias, asociadas más con teorías psicológicas que con imágenes prediseñadas. Aún así, y como se está hablando de un producto dirigido también al público infantil, hay ciertos anclajes y estereotipos, que no son para nada absurdos. La realidad es que el personaje de Riley está empezando a crecer y experimenta cambios en su temperamento, nace el carácter rebelde ante sus padres y la justificación de ese comportamiento es que Tristeza desea tener sus propios recuerdos –el personaje es la oveja negra de un grupo dominado por Alegría- e incluso ciertos recuerdos que eran alegres, ahora se convierten en tristes por acción de la conciencia de la niña de su propia existencia y el paso del tiempo. Algo lógico que cada ser humano experimentó en su vida, Pixar lo convierte en toda una aventura por el interior de la mente –no cerebro- humano. El film es divertido, dinámico, rinde homenaje a diversas técnicas de dibujo –el departamento abstracto se lleva los aplausos- pero también se trata de una propuesta oscura y profunda. De todas las películas que se han hecho acerca del interior del cuerpo, ninguna se puso a analizar el factor sentimientos, con la originalidad de Intensamente. Al igual que en Toy Story, el crecimiento y la madurez se convierte en un tema en cuestión como factor inmodificable. La nostalgia y la tristeza son necesarias. Si bien el film es narrado por Alegría; Docter y Del Carmen, también entran en la cabeza de adultos y otros chicos. Y aunque los realizadores dijeron que era divertido que Riley sea la única cuyos sentimientos tienen características físicas diversas, lo cierto es que conceptualmente, el hecho de que el padre, solamente tenga Ira y la madre, solo Tristeza, muestran una visión pesimista del crecimiento y el ser adultos. El mensaje como en todo film de Pixar es valorar, cuidar y aprovechar la infancia lo máximo posible, indistinto al cambio de edad, pero también aceptar esa madurez. Como en todas sus obras, la mudanza es un factor narrativo determinante – los humanos de Toy Story cambian de casa; Nemo pasa a otro ecosistema; los Increibles siempre deben mudarse de pueblo y adaptarse a otro ambiente; Remy, cambiaba las alcantarillas por una cocina parisina en Ratatouille; los insectos de Bugs también debían modificar su hábita, la humanidad se muda al espacio en Wall E, y el protagonista de Up cambia de ciudad- pero el mensaje implícito es el mismo –como gran referente del clasicismo estadounidense- no hay lugar como el hogar.
El club de los cinco En 2014, Pixar se tomó unas pequeñas vacaciones y no estrenó ninguna película. El descanso fue bien merecido, porque este año no vuelven con uno, sino dos proyectos: Inside Out ahora, y The Good Dinosaur en noviembre. Apoyados mayormente en secuelizar sus productos con la excelente Toy Story 3, Cars 2 y la precuela Monsters University, la última película de Pete Docter en colaboración con Ronaldo Del Carmen regresa a las pasturas creativas del gigante de la animación, con una historia novedosa, única y muy fresca, rebosante de humor y el drama edulcorado al que nos tienen acostumbrados. Desde el momento de la incepción de Riley, la niña a la que acompañamos en su viaje, la presencia de sus emociones es vital para su desarrollo emocional. Cada persona es un mundo, como dice el refrán, y nunca mejor dicho que en este caso. Dentro de la mente de Riley, y la de todos alrededor de ella, conviven cinco emociones encargadas de un Cuartel General, donde todo está milimétricamente planeado. Cada subnivel y detalle están planificados y creados con una calidad impresionante, una idea que refleja la novedad de la propuesta. Es como volver a ser un infante y entrar a una colorida juguetería por primera vez, y lo mejor de todo es conforme pasa el tiempo, más detalles se siguen agregando a la mesa. Pero sumar más elementos y obstáculos en el camino no es un tema menor para los directores y sus guionistas, sino todo lo contrario: el nivel intrincado de malabarismo con el humor y el costado dramático está tan bien balanceado que el resultado no es ni tan infantil ni tan adulto, sino que juega con los tópicos con una maestría absoluta. Cuando necesita ser graciosa, Inside Out es hilarante, y cuando necesita golpear duro con el drama, Inside Out es gloriosa. Docter y Del Carmen se tomaron casi cinco años en construir poco a poco el universo de Riley, y no dejaron absolutamente nada al azar. No tienen miedo a ir exponiendo argumentos difíciles de una manera simple para que los menores entiendan y sean parte de la trama, ni tampoco de ir creando a su paso un mundo vasto y rico en detalles. Por supuesto, no podría ser una película de Pixar sin tener un gran lujo técnico, que se nota a través del colorido interior de la mente de Riley, así como también en la atención al detalle de la creación de los humanos, y la impresionante textura de las emociones, con una Alegría luminosa que parece formada por partículas en vez de tener una solidez visible. El elenco de voces originales no podría haber sido elegido de una mejor manera. Cada voz es representativa de la emoción que le toca expresar, y los actores tienen la talla suficiente para enfrentar tal desafío. Amy Poehler es una campeona del optimismo y Alegría brilla e irradia luz en consecuencia. De seguro los productores han visto la energía de la actriz junto a su colega Tina Fey, y también en su destacada labor como Leslie Knope en la monumental serie Parks and Recreations, así que aplaudo la decisión de haberle eligido a ella y a sus compañeros por su talento y no por su relevancia social. Para mi total sorpresa, la contrapartida de Alegría es la Tristeza de Phyllis Smith, esa estupenda secundaria que llamó la atención en The Office y al lado de Cameron Diaz en Bad Teacher. Poehler y Smith son las encargadas de llevar a buen puerto la aventura, y tal como pasase con Woody y Buzz en Toy Story, deben dejar de lado las diferencias que las separan y trabajar juntas para lograr su objetivo. El resto de las emociones de Riley están interpretadas con mucha gracia por Bill Hader -Temor- Mindy Kaling -Desagrado- y Lewis Black -Ira- haciendo un gran quinteto entre todos. Mucho más no se puede decir de Inside Out aparte de que es una nueva demostración de que en animación e historias memorables, nadie le gana a Pixar. Si nada se le cruza en el camino, estamos viendo a una próxima ganadora de un Oscar a Mejor Película de Animación, y los méritos están a la vista. Tierna, madura, graciosa, emotiva, Inside Out lo tiene todo.
INTENSA-MENTE nos presenta a RILEY una niña que ve como su mundo cambia cuando sus padres deciden mudarse de MINESOTTA a SAN FRANCISCO. Los cambios de ánimo de la jovencita los vivimos a través de sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Desagrado y Tristeza que desde el cuartel general ubicado en el cerebro ayudan a la protagonista a superar los problemas de la vida diaria. Es esta la película más osada y original del estudio PIXAR en toda su historia, un filme psicodélico, perfectamente diagramado, para entretener y emocionar en partes iguales. El mundo interior de RILEY conectado a lo que le ocurre en su entorno, es una de las ideas fílmicas mejor desarrolladas de un filme que además plantea momentos de humor, gags, parodias a Hollywood y el mundo de los actores, y el universo de los adultos en contrapunto con la vida cotidiana de los niños. Fantástica por donde se la mire, INTENSA-MENTE nace como un clásico instantáneo, que será admirado y disfrutado por grandes y chicos de esta y las próximas generaciones.
El cine de animación tiene una ventaja fundamental respecto del de carne y hueso: las posibilidades son ilimitadas. Es cierto que con el auge del CGI la brecha se redujo, pero la animación sigue teniendo una libertad que el resto del cine no tiene. Y Pixar viene siendo el estudio que mejor aprovechó esa libertad con historias y guiones perfectos. Como un buen futbolista: la habilidad al servicio de la inteligencia; Pixar sabe dónde poner la pelota y tiene la habilidad para ponerla exactamente donde quiere. Intensa-Mente, sin embargo, es un partido en el que el habilidoso está distraído, confundido. Corre mucho y gambetea pero no está entendiendo el juego. La premisa ha sido comparada con el clásico de ciencia ficción de los ‘60 Fantastic Voyage -o su par ochentoso que los treinteañeros recordamos con cariño: Viaje insólito, de Joe Dante- pero no es exactamente igual: adentro de la cabeza de Riley, una nena de once años, viven las cinco emociones que gobiernan sus estados de ánimo y que deberán lidiar con los problemas de la niña cuando se muda y cambia de escuela y, en resumen, cuando crece. La diferencia es que estos personajes adentro de la cabeza de la niña no son intrusos como en Viaje insólito sino los huéspedes que tenemos todos, más a la manera del último segmento de Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo, de Woody Allen. Alegría, Tristeza, Miedo, Repulsión e Ira son las cinco emociones, encarnadas por personajes previsibles: la Tristeza es una señora azul con lentes que habla lento, la Ira es un petiso rojo siempre en llamas, el Miedo es un flacucho tembloroso, y así. Estas cinco emociones trabajan en una especie de centro de control adentro de la cabeza de Riley, que va produciendo recuerdos (representados por unas pelotas de colores: azules si son recuerdos tristes, amarillos si son recuerdos alegres, etc). También hay unas islas que reflejan distintos aspectos de la personalidad de Riley: familia, honestidad, etc. Todo este sistema que reúne lo peor de la solemnidad y del disparate es presentado en el prólogo con una voz en off morosa que se parece bastante a una declamación de las reglas de un juego de mesa. "Estas son las emociones que controlan a Riley, estas son las islas, esto funciona así y asá.” Comparar esto con el minimalismo de WALL-E, por ejemplo, es demoledor. Parece una película hecha por otra gente. (En realidad, lo es. Si bien ambas son de Pixar, sólo comparten a Pete Docter como inventor de la historia, aunque ni siquiera como guionista.) La trama de Riley es sencilla: se muda y cambia de escuela, con todas las angustias que esto conlleva para una nena de once años. Pero la película es lo que ocurre dentro de su cabeza, que se parece más a una tonta película slapstick que a algo que pueda tener que ver con emociones reales. La Tristeza se tropieza sobre un Recuerdo, entonces Riley se pone triste. El concepto no sólo es rebuscado, también le quita emoción real a la historia. Una nena siente miedo cuando se tiene que presentar ante sus nuevos compañeros de escuela. Escena sencilla y sensible. Pero en el universo de Intensa-mente la escena alterna con otras dentro de su cabeza, en las que el Miedo toma el mando y la Alegría se lo intenta arrebatar como si fueran Abbott y Costello o Los Tres Chiflados. Intensa-Mente termina poniendo un empeño importante en anestesiar las emociones.
Las ideas que proponen las películas de Pixar se distinguen de las de los demás estudios de animación en dos cuestiones básicas. Primero –y salvo por una mala racha de secuelas para ganar dinero producto de la fusión con Disney– por su originalidad y sus riesgos: raramente sus películas proponen temas simples, trillados o personajes previsibles de esos que abundan en el cine animado. Segundo: porque, a diferencia de los otros estudios, no teme afrontar la idea de que la infancia no es un comercial soleado y enloquecido de permanentes alegrías y satisfacciones, que hay un lugar allí para la tristeza, la soledad, la confusión, el miedo. No son ideas nuevas ni las ha inventado la compañía de John Lasetter, pero resultan cada vez más provocadoras en medio de un sistema de gratificación instantánea y de poca “durabilidad” de la competencia. En sus mejores películas —WALL-E, RATATOUILLE, BUSCANDO A NEMO, buena parte de UP y LOS INCREIBLES, y toda la saga TOY STORY, que es como EL CIUDADANO de la empresa–, Pixar ha logrado hacer algo parecido a un cine reflexivo para chicos, tratando de que esas películas sean a su vez material apto para padres que irán con ellos casi con más entusiasmo que los niños en sí. Es, en sí, algo admirable: cuando las películas que rompen la taquilla en animación son las enésimas ERAS DE HIELO y MADAGASCARES, Pixar podría establecerse sin problemas en esa zona con secuelas y secuelas. Pero insiste en ir contra la corriente. Cada vez menos, es cierto, pero no pierde el espíritu aventurero en un mercado que cada vez más va para el otro lado. insideout2015INTENSA-MENTE juega en esa zona peligrosa entre el riesgo absoluto y la necesidad de satisfacer a la “core audience” del filme, que deberían ser los chicos y hasta los preadolescentes. Esa compleja batalla es la que hace que sus filmes coqueteen con la brillantez, tengan momentos de absoluta perfección que podrían ponerlos a la altura de obras maestras del cine, pero que terminen como teniéndole miedo al mercado, aminorando las pérdidas, aflojando su capacidad de ir más allá por, imagino, consejos de algún ejecutivo de marketing. No digo que no sea entendible –no imagino a Disney poniendo 200 millones de dólares en una películas vanguardista sobre el funcionamiento bizarro del cerebro de una niña–, pero eso le quita de todos modos unos puntos a la hora del análisis. La película del director de UP tiene los mismos momentos grandiosos y los mismos problemas que esa película: se anima a ir al corazón de la melancolía, lleva a los espectadores a elaborar cuestiones que tal vez excedan la capacidad del target natural del filme y pone el acento –en este caso, literalmente– en las emociones, haciendo que la película en sí, en su trama narrativa, remede a los efectos que produce en el espectador. Pero cuando es momento de elevar la apuesta hacia zonas aún más complejas –o, al menos, mantener la perspectiva un tanto perturbadora a la manera, por ejemplo, de la primeras películas de Tim Burton– tiende a elegir la escapatoria ligada a la persecución, a la peripecia, a la aventura que distraiga y contenga el escozor de los espectadores. A la carrera que entretenga y haga olvidar, en un punto, la complejidad de lo que se está hablando. inside-out4Es algo que sucede aún en las mejores películas de Pixar, como WALL-E, BUSCANDO A NEMO o RATATOUILLE (en mi opinión) y en una segunda línea de grandes filmes como UP y MONSTERS INC., las que dirigió el propio Docter: tienen arranques sublimes (uno recuerda la primera hora de WALL-E o el arranque de UP y llora casi mecánicamente), pero en algún punto ceden a la tentación de la chase movie, de que el conflicto debe “estirarse” o complicarse a partir de situaciones que no son tan orgánicas como podrían serlo. Y ese sistema de plantear situaciones emocionalmente duras y complejas para luego rebajarlas en una suerte de aventura un tanto intrascendente termina jugándole un poco en contra. Para el final, generalmente, vuelven las emociones a flor de piel y esas películas recuperan su costado más, si se quiere, trascendente. Lo que, claro, se agradece con lágrimas en los ojos… La historia que cuenta INTENSA-MENTE es conocida ya por cualquiera que haya visto alguno de sus trailers. Es un filme acerca de lo que sucede dentro de la cabeza de una niña llamada Riley en la que las distintas emociones están representadas por distintas criaturitas que combaten entre sí por dominar el estado de ánimo de la pequeña. Y como el filme se centra en el paso de la niña de la infancia a la pre-adolescencia, mezclada con una serie de cambios y complicaciones familiares (en especial, una mudanza que la aleja de su pueblo y la lleva a una gran ciudad; un padre que trabaja todo el tiempo y no le presta la atención que ella necesita), el proceso interno, cerebral, de la pequeña Riley empieza a sufrir todo tipo de alteraciones, una visualización un poco esquemática pero bastante certera de lo que representa el llamado “fin de la inocencia”, que el filme traslada a una aceptación de que la tristeza es también una parte constitutiva de lo que somos. insideout5Este “canto a la melancolía” tiene momentos brillantes, especialmente en su primera mitad, con las peleas internas en esta especie de comando de nave espacial que es la cabeza de la niña y, en algunos momentos, de sus padres. Luego, cuando ciertas circunstancias obliguen a algunos personajes de esa comunidad de emociones a perderse en los laberintos del cerebro de Riley, otras escenas fascinantes se mezclarán con algunas un tanto más arbitrarias y rutinarias (ajustados escapes, recursos de guión un tanto forzados y/o mecánicos). Pero ante cada sensación de que la arquitectura del filme empieza a caerse hacen su aparición personajes de orden casi psicodélico, tornando esa parte del filme, por momentos, en una especie de persecusión lisérgica o directamente surrealista. En el fondo –o en el centro– es una amable “batalla” entre la Alegría y la Tristeza, un pequeño personaje tipo “emo” que circula sin mucho que hacer durante los años más tiernos de la niña. Pero al llegar la adolescencia y con los problemas antes citados, su rol empieza a crecer. Sin saber porqué empieza a literalmente teñir las cosas con su color, lo cual se ve reflejado en los comportamientos cada vez más perdidos y fastidiosos de Riley. La cuestión a resolver, para el resto del equipo, será ver cómo sacársela de encima para que la niña siga siendo tan feliz como siempre fue. Pero tal vez la solución sea otra… Es ése, en algún punto, el objetivo y el conflicto de Pixar en su versión más “avant garde”: cómo meter la tristeza dentro de la alegría, lo complejo y autoral dentro de lo comercial y masivo, y seguir siendo una máquina de facturación dentro de un estudio como Disney que, hoy, busca entretenimientos cada vez más grandes, millonarios y multinacionales. Cómo seguir haciendo películas creativas para niños sin achicar la billetera de la casa que construyó un tal ratón Mickey y que transformó en imperio un tal Iron-Man… con una ayudita de sus amigos.
Intensa-Mente: lo mejor de Pixar Ya pasaron veinte años del estreno de "Toy Story", ese filme que cambió para siempre el mundo de la animación y la forma de ver películas para chicos (y grandes). " Intensa-Mente" es la película número 15 de la compañía y podemos decir que estamos ante uno de los mejores largometrajes que nos haya dado en toda su historia. Riley (Kaitlyn Dias) es una niña de 11 años que tiene una vida soñada: vive muy tranquila en Minnesota, tiene unos padres súper cariñosos (Diane Lane y Kyle MacLachlan), las mejores amigas que uno pueda tener, pertenece a un gran equipo de hockey sobre hielo. No puede pedir nada más. Todo lo que le ocurre tiene mucho que ver con 5 personajes que desde el Cuartel General, un centro de control dentro de la mente de Riley, la ayudan con su vida diaria. Ellas son sus emociones: Alegría (Amy Poehler), la que comanda absolutamente todo y la que siempre se asegura de que sea feliz. Temor (Bill Hader), cuyo trabajo consiste en mantenerla a salvo, buscando constantemente los posibles peligros, dificultades y riesgos. También está Furia (Lewis Black), que como su nombre lo indica es el que tiene poca paciencia y reacciona cuando las cosas no marchan como es debido. Está Desagrado (Mindy Kaling), cuya tarea es muy importante, ya que previene que Riley se intoxique, tanto física como socialmente. Y por último tenemos a Tristeza (Phyllis Smith), que nadie sabe muy bien para qué puede servir. Todas estas emociones tendrán un arduo trabajo cuando la familia se mude a San Francisco y absolutamente todo en la cotidianeidad de Riley se vea afectado. Para colmo de males, Alegría y Tristeza, por un pequeño inconveniente, son enviadas a los confines de la mente de la niña, llevándose con ellas recuerdos primarios que conforman su personalidad. Ahora ellas deberán hacer lo posible para volver al Cuartel General y emprenderán una aventura que las llevará por sitios como la Memoria a Largo Plazo, Imaginalandia, Pensamiento Abstracto y Producciones de Ensueño. Tendrán que apurarse antes de que Riley colapse. Cinco años estuvo involucrada la gente de Pixar en este proyecto, y cuando hay tanto trabajo y esfuerzo se nota muchísimo. La profundidad y psicología de los personajes, la pulcritud del guión, el ritmo narrativo, la sabiduría para elegir cuándo poner los momentos cómicos y cuándo los emotivos, la conceptualización del entorno, todo confluye perfectamente en este largometraje. Esta película parte de un conocimiento profundo del tema de lo que se quiere contar y cómo se quiere hacer. Todos los ingredientes están perfectamente mezclados en esta receta. Intensa-Mente es una película para padres, contada del punto de vista de ellos (Alegría es, en cierto sentido, como la mamá de Riley y hace todo lo que está a su alcance para hacerla feliz). El largometraje intenta mostrarnos -y lo hace muy bien- lo difícil que es para un niño crecer. La gente de Pixar sabe qué fibra tocar y cuando hacerlo, así que si sienten ganas de llorar en algún punto, háganlo tranquilos. Dos cosas para resaltar: el corto Lava que se proyecta antes del filme es, sencillamente, supremo. Y dos, la secuencia de escenas tras los títulos del final es de lo más gracioso que se vio en los últimos tiempos. Esta la puerta abierta para una secuela. ¿Habrá? Los realizadores dijeron que no pensaron en hacer una segunda parte, pero esperamos ansiosos en unos años tenerla. "Intensa-Mente" es una película que va a calar hondo en el espectador y va a dejar sus sentimientos a flor de piel. Y eso es lo más importante.
La ingeniosa nueva propuesta animada de Disney y Pixar Animation, dirigida por Pete Docter (“Monsters, Inc”, “Up: Una Aventura de Altura”) y co-dirigida por Ronaldo Del Carmen, nos lleva al interior de la mente humana, donde radican nuestras emociones, que son las que manejan nuestro comportamiento y nuestros estados de ánimo. La historia de “Intensa-Mente” se desarrolla precisamente dentro de la cabeza de Riley (voz de Kaitlyn Dias), una niña de 11 años que es desarraigada de su ciudad natal debido a que su padre (voz de Kyle MacLachlan) comienza un nuevo trabajo en San Francisco. Esto significa muchas cosas y vivencias nuevas: casa, escuela, compañeros (no así amigos, a quienes dejó atrás) y lugares que representan una montaña rusa de emociones que entran en conflicto al intentar adaptarse. Si bien Alegría (voz de Amy Poehler) es como la líder del “Cuartel General”, donde trata de mantener el optimismo para asegurarse que la joven permanezca feliz, las otras cuatro -Temor (voz de Bill Hader), Furia (voz de Lewis Negro), Desagrado (voz de Mindy Kaling) y Tristeza (voz de Phyllis Smith)- también quieren aportando lo suyo a la hora de guiar a Riley y ayudarla a superar todo tipo de situaciones, aunque está claro que está molesta por la mudanza. Si bien sus recuerdos centrales, dentro de la memoria a largo plazo son mayormente felices, gracias a Alegría, el cuartel debe monitorear y agrupar cada uno de ellos sin ser interferido o “tocado” por alguno de los otros, ya que podría cambiar para siempre. Aquí radica la trama de la película, cuando Alegría y Tristeza son inadvertidamente borradas a los confines de la mente de Riley, lo que lleva a ambas emociones a realizar un viaje esclarecedor en un desesperado esfuerzo por volver adonde pertenecen. Colorida, energética, literal, “Intensa-Mente” es muy entretenida y visualmente muy lograda aunque a mitad de camino baja un cambio y enlentece su desarrollo con algunos personajes que no son tan interesantes. En definitiva, es una reflexión cinematográfica no sólo orientada al divertimento de los más pequeños sino también a sus padres para que éstos comprendan qué es lo que pasa por la cabeza de sus hijos. Según el director, la clave de la felicidad -en la película y más allá de ella- reside posiblemente en cómo se la defina. No hay nada malo en que haya risas, pero la vida nos muestra que es mucho más profunda y con sentimientos encontrados que nunca hay que ocultar sino aceptar, ya que nos definen como personas. Éste es el mensaje de la peli.
Parque de emociones La nueva comedia animada de Disney-Pixar aborda de manera entretenida e inteligente la pérdida de la infancia y la necesidad humana de dejar aflorar todos los sentimientos. "¿Alguna vez miraste a alguien y te preguntaste 'Qué está pasando dentro de su cabeza'?". Con esa premisa da comienzo Intensa-Mente (Inside Out), la nueva película animada de Disney-Pixar que cuenta en clave de comedia surrealista las aventuras de los sentimientos de Riley, una chica de 11 años que enfrenta el paso de la infancia a la pubertad. Es que no es la niña la principal protagonista de esta historia, sino unos seres coloridos que, justamente, viven en su mente y administran sus emociones desde un centro de control. El alma máter de la genial idea fue Pete Docter, que tiene como crédito haber guionado las bellas Toy Story, Up y WALL-E, entre otros productos de esa increíble fábrica de sueños que dirige John Lasseter. Casi como en una analogía autorreferencial de lo que sucede dentro de la empresa de animación, en la película la mente de Riley funciona como un gran parque temático comandado por Alegría, Tristeza, Miedo, Disgusto y Furia. Las cinco criaturas son reconocibles por sus actitudes frente a la vida y un color distintivo, y se combinan para crear los mejores recuerdos a su dueña. Con Alegría como líder, todos ellos son responsables que haber gestionado la infancia hermosa de Riley en una fría Minnesota, y ahora afrontar junto a ella una mudanza conflictiva a San Francisco. Nueva escuela, nuevos amigos, nueva casa, nueva geografía. ¿Cómo lidiará la niña con el cambio? Por lo pronto, lo desconocido provoca una hilarante eventualidad en la sala de control, que llevará a Riley a entrar en crisis, siempre dentro de los límites de las angustias normales que nos afectan a los humanos. Por momentos cómica, por momentos emotiva (los laureles en este departamento se los lleva el amigo imaginario de azúcar Bing Bong), siempre inteligente y entretenida, Intensa-Mente propone también un equilibrado cóctel de emociones para los espectadores, que serán testigos del a veces infructuoso intento de los adultos por ponerse en los zapatos de un niño. Como con muchos de los filmes de Pixar, el tema central es la pérdida, en este caso de la infancia, y la necesidad de abrazar todas las emociones: muchas veces la Alegría no puede sola, por más que intente, y debe dar rienda suelta a la Tristeza. Adaptarse lleva tiempo y moviliza, pero todo se puede superar con amor. Como ya es costumbre, además, la película viene precedida de un bonus track en forma de corto. Se trata de Lava, una historia encantadora, enteramente musical, creada por James Ford Murphy (animador de Buscando a Nemo y Toy Story) y que cuenta la historia de un volcán ubicado en archipiélago de Hawái que canta durante miles de años para encontrar compañía. Una cita ineludible para toda la familia.
Intensa-mente es una pelíula excelente, maravillosa, divertida, emocionante, ingeniosa… y todos los adjetivos positivos que se te puedan ocurrir. Walt Disney ya había incursionado en esto de mostrar el interior de la mente, bajo el mismo concepto, en el año 1943 en un corto de ocho minutos que mostraba la mente de Hitler y....
Crítica emitida por radio.
Divertida, tierna y, sobre todo, imaginativa La mudanza de Minnesota a San Francisco modifica la vida de Riley. Ella está en una edad difícil -11 años- y esos cambios abruptos se viven en su interior: Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Disgusto, las emociones básicas que la dominan, tendrán que ayudarla a encontrar el equilibrio. Pixar tiene la fórmula para emocionar sin golpear bajo. No es una alquimia protegida por siete cerraduras; queda expuesta en las maravillas que administra tomándose todo el tiempo del mundo. De la saga “Toy Story”, pasando por “Wall-E” y “Up”, hay un hilo que conecta el universo Pixar y en el que “Intensamente” encastra armónicamente. Personajes entrañables, historias sorprendentes, la acostumbrada perfección del universo visual; genuina humanidad y espíritu de fiesta. Todo eso tiene “Intensamente”, montado -como siempre- en un plano que libera de todas las convenciones a la imaginación. Dos años se tomó Pixar para estrenar su decimoquinta película (“Monsters University” vio la luz en junio de 2013). Eso habla del cuidado con el que trató este proyecto, conducido por Peter Docter -uno de los principales talentos del estudio- y Ronaldo Del Carmen. “Intensamente” es la primera aproximación de Pixar a la preadolescencia, con todo lo que eso implica. Para abordar los cambios que la edad impone a la adorable Riley, acelerados por el estrés que provoca la llegada a una nueva ciudad, la solución fue meterse bajo la piel de la protagonista. La película es entonces de las emociones, con Alegría y Tristeza a la cabeza, entidades en pugna y a la vez obsesionadas por mantener las cosas bajo control. Todo lo que ocurre en la psiquis de Riley es un festival creativo, un mundo en sí mismo en el que las reglas y los escenarios van mutando; laberintos de recuerdos, abismos, salas asombrosas (como la del pensamiento abstracto) y hasta una fortaleza tenebrosa -el subconsciente- habitada por la peor de las pesadillas (toque maravilloso y de inmediata identificación, para más datos). Es posible que a los más chiquitos les cueste decodificar muchas de las claves de “Intensamente”, lo que no quiere decir que no vayan a pasarla genial. Ese es otro activo de Pixar: su capacidad para abrazar a todos.
Alguna vez iba a pasar: Pixar realizó una película mala. Es cierto que las Cars -en especial la segunda- no son demasiado brillantes, pero al menos tratan de divertir en lugar de dejar una enseñanza grabada a fuego. El asunto de la moraleja siempre fue lo que menos importó en Pixar hasta ahora: Intensa-Mente es una gran moraleja explicada una y otra vez. Cuenta la crisis de una nena de once años que se muda del campo a la ciudad desde el punto de vista de sus emociones básicas, personificadas por cinco seres que viven en su cerebro y que constituyen su mente. Dejemos de lado las neurociencias porque, si bien aparecen términos de esa disciplina salpicados por ahí, es lo de menos: la idea es que crecer es duro y que la felicidad de la infancia alguna vez se topa con la tristeza. Sí, puro perogrullo. También que madurar implica que las emociones no sean puras y que un recuerdo pueda ser al mismo tiempo alegre y triste. En fin, esas cosas que todos sabemos la película trata de ponerlas en la pantalla como aventuras. Pero resulta que todo es pura alegoría: la protagonista no corre, por ejemplo, ningún peligro. En el peor de los casos, se amargará y en algún momento se estabilizará. El problema de la alegoría es ese: sabemos que la “aventura” que se nos muestra no es tal, y lo sabemos todo el tiempo. Por eso es que el film aburre. ¿Ratatouille, Toy Story, Los Increíbles, Monsters Inc.? Borrados de la memoria.
Pixar es un monstruo en el cine de animación. Desde las técnicas innovadoras (que muchos imitan pero no logran igualar), como las historias originales y totalmente llenas de magia que acompañan sus películas. Quizá en los últimos años había perdido esa magia al declinarse por secuelas que carecían de su magia, pero han regresado a lo que mejor saben hacer y lo hacen de una manera triunfal. Alegría, Tristeza, Furia, temor y Desagrado son las cinco emociones que gobiernan la mente de Riley, una niña que un día se ve obligada a cambiar todo lo que conoce en medio del difícil proceso de crecer. Mientras todo esto sucede, Alegría y Tristeza se ven forzadas a dejar la "sala de control" y deberán buscar la manera de regresar a él, antes de que su personalidad se pierda en el limbo de los recuerdos. Intensamente está respaldada por muchos estudios psicológicos que se han encargado de estudiar lo complejo de la mente humana. Hay ciertos aspectos de la película que incluso resultan difíciles de entender para los adultos, y en ese sentido, los filmes de Pixar se han caracterizados por ir dirigidos a la comprensión de un público más grande, mientras los pequeños se divierten con lo colorido y simpático de los mundos. Pero al igual que Toy Story 3 y Wall-E, es quizá la película más adulta que podemos encontrar, al apelar a ese sentimiento de crecer, de aprender a olvidar y de atesorar los mejores recuerdos, y de cómo nuestra personalidad cambia, pero se queda un poco (sólo un poco) de la magia de éstas últimas que, a opinión personal, son las mejores del estudio. Intensamente sin duda es una historia que se disfruta, que se atesora y con la que se puede llegar a llorar sin necesidad de usar clichés o sentimentalismos. Entender lo complejo de un niño, recordar lo que fuimos y saber lo que podemos ser de acuerdo a lo que hemos vivido, es una experiencia que sólo Pete Docter (Up, Monsters Inc.) y la compañía de Luxo Jr. se podría atrever a tratar y salir avante con un nuevo clásico que seguramente veremos alzarse con la estatuilla de la Academia.
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Los dibujos animados dejaron de ser cosa de niños hace mucho tiempo. Desde aquella primera Toy Story, Pixar no hizo tambalear con la nostalgia y conocer nuestro niño interior. En Intensa-mente no sólo duplica la apuesta... se mete en nuestra cabeza. Ya desde el vamos, Intensa-mente se plantea como una película con hermosos colores y muñequitos divertidos para los niños. Entonces, ellos quieren ir al cine. Cita casi obligada. Pero no se queda ahi, porque busca entrar en un terreno mucho más profundo. Se mete con los sentimientos, con los recuerdos, con la nostalgia, con nuestra personalidad y con la familia. Claro, si este no es un buen condimento, que no valga. Conocemos a Riley desde el momento en que nace y la acompañamos en su camino a la pubertad. Esta claro que eso no va a ser fácil, sobretodo cuando todo su mundo cambia con la mudanza y el desarraigo de su ciudad natal hacia San Francisco. La historia la narran sus emociones (Alegría, tristeza, temor, furia y desagrado) quienes viven en el Cuartel Central, el centro de control de la mente de Riley, desde donde la asesoran en su vida cotidiana. Mientras Riley y sus emociones se esfuerzan por adaptarse a una nueva vida en San Francisco, la confusión y la ansiedad se apoderan de Headquarters. Aunque Alegría, la emoción principal y más importante de Riley, trata de mantener las cosas positivas, las emociones entran en conflicto sobre cuál es la mejor manera de navegar por una nueva ciudad, casa y escuela. Pete Docter, uno de los “veteranos” de Pixar, guionista y director de “Monsters, Inc.” (2001) y ganador del Oscar por “Up – Una Aventura de Altura” (Up, 2009), vuelve a la carga con una historia que nos hará reflexionar, reír y emocionar. Porque aquí no sólo entran las emociones, sino que también las facetas de su personalidad (Deporte, amistad, honestidad, familia, payasadas) y aquellos recuerdos y amigos imaginarios de su infancia. Un pequeño tirón de orejas para aquellos que pretenden dejar atrás aquellos años de imaginación plena. La historia está tan bien narrada y es tan entretenida que uno no quiere que termine, y eso es muy bueno. Los personajes son adorables y, hasta la furia incontenible, logra ser entendida. Por otra parte, la animación cada vez es mas sorprendente y los colores cautivan tanto como en aquella hermosa "Up". Debo confesar que soy un amante de las películas animadas dobladas al español, por lo cual no suelo prestar demasiada atención a sus voces originales y esta vez no fue la excepción. Cuando uno es niño solo consume ese tipo de películas, en las cuales las voces son latinas y de grande no pretendo cambiarlo. He dicho. Intensa-mente va a ser una de las favoritas del Oscar para este año, a no ser que "The little prince" llegue para cambiar todo.
Uno de los cuentos más originales de Disney-Pixar “Intensa mente” propone un espectáculo familiar divertido, con una historia imaginativa y muy bien narrada por los mejores realizadores del género. Cinco emociones tienen mucho trabajo en el Cuartel General situado en la mente de Riley, una nena de 11 años. Desde que nació, Riley fue feliz gracias al liderazgo de Alegría, una condición que ni Temor ni Desagrado ni Furia discuten. Tampoco lo hace Tristeza, que merodea el recinto sin una noción clara de su misión y siempre poniendo en peligro los mejores recuerdos de Riley y las bases que alimentan y sostienen su existencia: la familia, los amigos, deportes y la tonterías que la hacen reír. Cuando la familia de Riley se muda de su apacible Minessotta a la extraña y atemorizante San Francisco, las emociones entran en un estado de ansiedad y distracción, que ponen en peligro esas bases y, en la confusión, Tristeza y Alegría terminan expulsadas involuntariamente del cuartel. Temor, Desagrado y Furia se ven obligados a tomar el mando, y mientras Riley experimenta cambios de ánimo que ni sus padres --ni las emociones de sus padres-- logran comprender, las tres harán lo que puedan, y Alegría y Tristeza intentarán regresar a través de un largo recorrido por Memoria a Largo Plazo, Imaginalandia, Pensamiento Abstracto y Producciones de Ensueño. En Intensa mente, el público encuentra una de las propuestas más originales de Disney Pixar desde Up! una aventura de altura, estrenada en 2009, dirigida por Peter Docter, una de las firmas de la nueva propuesta. Con un guión sostenido en nociones básicas de Psicología, se llevó adelante una narración que viaja fluida entre los personajes "humanos" y las "humanoides" Emociones, cada una aquejada, además, por sus propias nociones y sentidos de la vida. Este juego de cajas chinas que se abren y cierran a la perfección y según demanda el relato, solo es posible a partir de un trabajo de equipo creativo y técnico inspirados, y de un montaje en sincronía. Como plus, la proyección de Intensa mente viene acompañada por uno de los acostumbrados regalos de la compañía que dirige John Lasseter, el cortometraje-musical Lava, ideado por James Ford Murphy sobre un amor volcánico, inspirado en el paisaje de las hawaianas. Loas. Las revistas "Variety" y "The Hollywood Reporter" dicen que Intensa mente es la mejor película de Pixar desde Up, un antes y un después en el mundo de la animación.
Megamente El director galardonado por la maravillosa “Up, una aventura de altura” (2009) nos entrega ahora una pequeña obra maestra, una genialidad hecha cine, una realización que tiene de todo para ser desgranado pieza por pieza, infinidad de lecturas y mucha emoción, valga el anticipo redundante. Si bien uno puede no comulgar con la base científica que propone, la inteligencia emocional, la idea es dejarse llevar por el vendaval de imaginación, inteligencia, humor, candidez, y una gran observación de los mundos de Riley, una niña de once años. Uno es el real, el vivencial, el cotidiano, y de manera especular el mundo interno, de lo que podría llegar a ocurrir en el cerebro de la niña. Con esto y otros elementos esta construido el filme. La memoria humana es el olvido, los humanos recordamos lo que podemos, no lo que queremos, algo de un orden que no se puede manejar de manera conciente lo articula, pero en la obra todo tiene su lugar, los recuerdos primarios y el establecimiento de “islas” tales como la amistad, la familia, la de la tontería, la de la honestidad, el inter juego es lo que ira formando al personalidad de nuestra heroína. Asimismo se mete de lleno, no sólo con las emociones sino que es una implacable radiografía de lo que se supone es crecer, aunque la mayor parte de la cinta transcurre en ese mundo interno, circunscripto al cerebro, donde interactúan las emociones básicas. Todavía en la actualidad hay discusión científica si las mismas son 6 ó 4, pero no tiene tanta importancia, de hecho aquí son 5, alegría, tristeza, desagrado, furia y miedo. Lo brillante de la idea es duplicar el esquema entre el cuerpo, demostrando sus actos, lo perceptible, y la mente, lo oculto, lo intangible, que se manifestara en lo corporal. Para constituir a los personajes las emociones reciben cada uno un cuerpo, un rostro, un color, y una voz, nada de este orden es librado al azar: furia es rojo, alegría azul, el miedo es enclenque, desgarbado, tristeza es voluptuosa, pesada. Cada rostro denota un personaje según que represente, fuera la niña protagonista es un torbellino de acciones. Hay al mismo tiempo en la historia personal de la pequeña una doble excusa que hace avanzar lo que podría mal llamarse esta sub-trama, por un lado, sus padres por cuestiones laborales deciden mudarse de Minnesota a San Francisco, lo que hace suponer en principio el desarraigo, la perdida de todo aquello que ella ha construido a lo largo de su corta vida, los amigos, la escuela, el pertenecer a un grupo, en este caso un equipo de hockey, además de todos los espacios físicos de pertenencia por los que circulaba. Por otro lado, la pérdida del cuerpo de la niñez, el paso de la pubertad a la adolescencia, la perdida de los padres de la infancia, el adolecer de un sentido de identidad que va cambiando continuamente, y en ese proceso de búsqueda enfrentar todos los duelos que se le presentan. En el otro mundo, el interno, alegría va perdiendo la preponderancia, debe aceptar que la tristeza es necesaria y en esto también se presenta como una arriesgada jugada de los responsables de la narración. El juego infantil del texto, pasa cuando por un accidente, alegría y tristeza quedan fuera del cuartel general, ese lugar donde están los comandos del cerebro y deben deambular por todo el centro del sistema nervioso, ubicado en la cavidad craneal, con el sólo fin de volver al lugar que corresponden, lo que transforma al texto fílmico en un sinfín de acciones donde hasta hace su entrada el humor físico que tanto placer entrega. Durante sus ausencias, a cargo de ese cuartel general quedan miedo, desagrado y furia. Sobre ese viaje de retorno trata lo que podría denominarse la trama principal, allí atravesaran los distintos espacios, el área del pensamiento abstracto donde podrán aprehender que nada es certero, ser figurativos, estar reconstruidos, o atravesar el “subconsciente” (así lo llaman en este filme), donde lo tenebroso, lo siniestro, deambulan placidamente o están dormidos. El área de los sueños configurado como un gran set de filmación, ¿el cine dentro del cine? sabiendo de qué están formado los sueños, quien es el guionista de los mismos. Los mecanismos que se ponen en juego al observar una película, principalmente identificación, introspección, no están dejados de lado en esta secuencia maravillosamente bien resuelta. De ritmo vertiginoso, dentro de una estructura sólida construida a partir de personajes perfectamente delineados, muy pensados, lo que determina más allá de la gama de lecturas es un guión casi perfecto, duplicidades incluidas. Un realización que parece producido para los niños, en que los padres se verán reflejados y disfrutaran, hasta me atrevo a decir que más que sus hijos. (*) Una realización de Tom McGrath, de 2010.
Inside Out es un filme que podría ser considerado un milagro, es pura magia del cine. Si uno tiene la creencia que en el cine hay películas perfectas, esta es una de ellas; sino, simplemente se puede considerar excelente. Es un filme que es una rareza, porque hay filmes que son para adultos pero que dejan los niños afuera, y filmes para niños que dejan los adultos afuera, hay filmes que son arte pero no entretienen, o que son entretenidos pero no son arte o son vacíos. Pero Inside Out es un filme que tiene una universalidad extraordinaria, es un filme que es para grandes, para chicos, que es arte y entretenimiento, es emocionante y la vez profundo; y es entendible pero a la vez con complejidades para ir descubriendo con varios visionados. Es un filme que se puede ver con el cerebro apagado, solo para disfrutar; o que se puede ver atentamente, y analizar. Y de manera sorprendente y maravillosa termina funcionando en todos los frentes. Intensa Mente, tiene la capacidad de ser un filme, no solo estrenado en el festival más importante de cine arte en el mundo, como se dio en Cannes; sino que además ser una obra perfecta para vacaciones de julio, y llenar salas de niños ruidosos comiendo pochoclo. En las salas de cine, los niños aplauden, saltan de las butacas y vitorean a los personajes, la reacción es extraordinaria de cómo se entusiasman. Y como si esto fuera poco, tiene un índice de aprobación casi perfecto por parte de la crítica. Esa flexibilidad del filme es lo que es milagroso en cierta forma; cómo puede llegar a todo tipo de público con un objetivo expansivo y una gran aceptación. ¿Cada cuánto nos encontramos con un filme que algunos críticos prestigiosos lo llaman una de las mejores películas del Festival de Cannes, y a su vez los niños que salen de una sala argentina salen entusiasmados? Este es un mérito extraordinario, de un filme que sobrevive airosamente a la máxima referida en el dicho popular que indica: "El que mucho abarca poco aprieta". Inside Out abarca mucho, y aprieta mucho; y eso es algo extremadamente difícil de lograr, una tarea casi hercúlea que la mayoría de los filmes ni siquiera se preocupa en ponerse a hacer. ¿Pero cuál es el secreto del éxito de semejante llegada y efectividad? Indudablemente, el guion; lo que es la base de un filme y lo que hace la diferencia en Hollywood, ya que en ya que en la meca del cine todos los filmes son buenos técnicamente. El guion de Inside Out no solo es sólido, bien construido y lógico; sino que además es sumamente creativo y sorprendente en algunas escenas; es una explosión de creatividad por momentos, que nos hace sentir que estamos viendo algo nuevo, algo distinto, algo original. Y eso no tendría su traducciones en emociones reales de la audiencia, si no fuera por un diseño de producción y unas vistas de los lugares y paisajes del filme que hacen una delicia visual, y nos llenan de imágenes que son estéticamente bellísimas, pero además perfectamente funcionales al relato. Y no solo hay muchas cosas que jamás hemos visto y son distintas y nuevas, sino que además no nos parecen tan raras como para uno diga que es un filme para pocos, sino que tienen una cierta familiaridad. Y ahí volvemos a esta característica universal del filme, poder darnos algo distinto y original, sin hacer que nos parezca algo extraño. Dentro de este guion está una historia original, novedosa y creativa; ver cómo funciona la mente a través de 5 personajes que son los sentimientos; la alegría, la tristeza, la furia, el desagrado, y el temor; y como al interactuar esas emociones y tomar el control, representado en un panel de comando, hacen que las personas tengan distintas reacciones frente a un estímulo; pero además se ve como estas emociones, no están solas, sino que conviven con los recuerdos, representados en esferas; y como esos recuerdos forjan el carácter simbolizado por la combinación de distintas islas, que muestran de forma física, a prioridades clave en la construcción de una personalidad, entre ellas la familia, las amistades, la vocación, etc. Lo notable de este filme es que no se queda solamente dentro de la idea original y el desarrollo semiótico, filosófico y psicológico de la historia; sino que además logra encontrar una historia que tenga un conflicto interesante, y que haga interactuar cada una de estas formas de representar a la mente y sus funciones. Y en el desarrollo del filme nos llevarán los personajes por un tour de los rincones de la mente y su modus operandi que no solo será entretenido, imaginativo, y emocionante; sino que también será educativo inclusive, como si lo anterior fuese poco. Ver cómo interactúan los recuerdos, las emociones, los pensamientos, las ideas y como todo esto se transforma en acciones, gestos, y en la personalidad de un ser, es una experiencia emotiva, graciosa y profunda que nos estimula la mente mientras nos llena el corazón. Dentro de este estimulante viaje, nos encontramos con ciertas secuencias que son realmente notables y con referencias interesantísimas solo para adultos. Dentro de las secuencias destacadas es impresionante la del pensamiento abstracto; que demuestra un guion estudiado, que se combina con una narrativa histérica y graciosa; mientras los niños se ríen, los adultos son estimulados por la originalidad, y a los psicólogos quizás se les caiga la baba directamente. Otras referencias, que implican un juicio de valor, son por ejemplo que Hollywood está en la parte onírica de la mente, explorada en el filme; y se reconoce a sí mismo como una fábrica de sueños. Y también las referencias a otros filmes que quizás sean muy sutiles para muchos, como la de Chinatown. El conflicto del filme, desatado por el hecho de la mudanza de la niña protagonista, produce en su mente un efecto de grandes cambios, por momentos catastróficos que harán crecer a la niña dolorosamente y producirán un crecimiento a nivel personal y la aceptación de partes de nuestro ser, como así también el abandono, de determinadas partes de nuestra infancia, algo que puede ser muy doloroso, y triste inclusive, pero que a la vez es necesario. Y en ese proceso, los espectadores lloramos, pero a la vez logramos una risa franca unos instantes más tardes, sabiendo que determinados hechos son necesarios, y al suceder pueden dar una sensación de triunfo inclusive. La película cuenta con una animación del más alto nivel desde la parte técnica, que hace que las brillantes ideas del guion, sean trasladadas a la imagen, y de ahí a los sentimientos, gracias al trabajo de un enormemente creativo equipo de Pixar comandado por Peter Docter que realmente merece los premios que este filme seguramente va a tener. A la hora de recomendar un filme, a veces es difícil explicitar correctamente cual es el tipo de audiencia para el mismo, pero recordemos que este es un filme que es pura magia de cine, un filme milagroso, y como no podía ser de otra manera, es para todos, nadie se queda afuera, nadie debe dejar de verlo, es uno de los mejores filmes del año, y es una de las mejores películas animadas de la década. Eso, hoy en día es un milagro; producido por el hecho de que este filme es pura magia, y eso justamente es el Cine
Nuevamente la factoría Disney/Pixar nos trae una de animación y de la buena. Esta vez las emociones son las protagonistas. Furia, Tristeza, Desagrado, Temor y Alegría intentan que la vida de Riley, una niña a punto de convertirse en adolescente, no se desestabilice. Si bien el tema del crecimiento, el desarraigo y la unión familiar están presentes, por sobre estas cosas, Intensamente, funciona como una gran comedia. Una comedia sofisticada que, además de trabajar sobre la psicología del personaje, se basa en una sucesión de situaciones, muy bien resueltas, donde el humor verbal opera a la perfección mediante diálogos ingeniosos. La acción, trasladada a la mente de una niña, se desdobla en estas cinco personalidades que conviven en ella. Por lo tanto los mejores pasajes transcurren en este mundo interno, como la escena del pensamiento abstracto donde la complejidad de lo simbólico va tomando distintas formas y colores, creando una expresión libre de belleza cual pintura de Kandisky. O el área de los sueños que funciona como un set de filmación donde los mismos se guionan, estableciéndose así otro elemento metadiscursivo. Intensamente tiene la lucidez de funcionar a varios niveles, el argumento es innovador, a nivel técnico la animación es indiscutible, la comicidad no da tregua, y encima es sensible y emotiva. Este tipo de elementos, propios del universo Pixar, dan cuenta de ser inmunes al paso del tiempo y de tener la capacidad de emplazarse en el imaginario colectivo a través de intuición y creatividad. Por María Paula Rios @_Live_in_Peace
Brain story Desde su primer largo, Pixar ha explorado –muy acertadamente- la idea de crecer, el cambio interno ante una crisis como el conflicto en sí y no una mera reacción de sus personajes: en Toy Story el que Andy esté creciendo y cambiando de intereses implica la caída del mundo conocido por Woody, en Buscando a Nemo es la obsesión de Marlin por que su hijo crezca y se vaya (voluntaria o involuntariamente), en Monsters Inc. el miedo al desconocido está representado por una nena de 2 años. Siempre la resolución del conflicto implica una nueva etapa en el crecimiento de sus personajes: una maduración que conlleva la aceptación de la desaparición del viejo orden y el proyecto de construcción de uno nuevo: integrar a Buzz Lightyear a la comunidad, un Nemo que puede explorar más allá de los confines de su casa, o monstruos que hacen reír en vez de asustar a los chicos para conseguir energía. Ya sea por su público principal (y la necesidad de un didactismo no condescendiente) o por amor al clasicismo, los films de Pixar responden a la fórmula clásica de la narración: una situación inicial, un conflicto, una búsqueda por volver al estado inalterado del principio y una resolución que lleva a una nueva etapa. O en otros términos: una tesis, una antítesis y una síntesis; con muchísimo énfasis en la síntesis, en el nuevo orden, porque sus personajes siempre están creciendo. Intensamente es la encarnación máxima de esta estructura narrativa seguida a rajatabla por Pixar. El conflicto es literalmente el crecimiento de una de sus protagonistas: Riley, una pre púber quien se muda de Minnesota a San Francisco por una oportunidad laboral para su padre. Nueva ciudad, nueva escuela, gente desconocida que aún están lejos de ser amigos son algunas de las situaciones que tiene que enfrentar. Ahí entra en juego la protagonista dentro de la protagonista: Alegría (Amy Poehler), a cargo del equipo de emociones que comanda el comportamiento de Riley, compuesto también por Tristeza (Phyllis Smith), Desagrado (Mindy Kaling), Miedo (Bill Hader) y Furia (Lewis Black). La pérdida, la desestabilización del inicio opera en estos dos niveles al mismo tiempo: por un lado, la adaptación de Riley a su nuevo entorno y las repercusiones en la relación con sus padres (Diane Lane y Kyle MacLachlan); por el otro, una nueva habilidad de Tristeza de teñir de melancolía a los recuerdos felices que manejan en el centro de operaciones de su cerebro, que deviene en un tira y afloje entre ella y Alegría y a que sean transportadas junto a varios recuerdos de base (los que sustentan la personalidad) fuera de su entorno, hacia distintos rincones de la razón de Riley. Mientras quedan a cargo del tablero Miedo, Desagrado y Furia (algo con lo que cualquiera que haya pasado por la pre-adolescencia puede identificarse), todo el sistema consciente de la niña (su imaginación, sus centros de valores) corren riesgo de colapsar. El objetivo es sencillo: regresar con los recuerdos intactos para que la personalidad de Riley se mantenga inalterada. Pero, como ya dije, esto es Pixar y no hay vuelta atrás. La odisea de Alegría y Tristeza a través de la psiquis de Riley es más intrincada y funciona como un tour de “la mente humana según Pixar”, con su tierra de la imaginación, las islas de la personalidad y el pozo del olvido (noción aterradora ya presente en otras fantasías para chicos, como Laberinto y La Historia Sin Fin). Es la oportunidad para los directores Pete Docter y Ronaldo Del Carmen (también encargados de la premisa) de crear otro tipo de universo multicolor, uno sistemático y funcionalista, donde cada parte tiene una razón de ser, incluyendo el temido pozo a donde van a parar los recuerdos clasificados como innecesarios para el funcionamiento de Riley (y no hay mucho cuestionamiento por parte de las dos emociones salvo cuando las afecta directamente). Ellas serían la única irrupción en la estructura y tienen que volver a su lugar para que el mismo sistema para el cual trabajan incesantemente no las elimine. En el camino, por supuesto, aprenden a trabajar con una nueva dinámica. Intensamente es, sin dudas, la película más melancólica de Pixar. Los personajes de las emociones son, en un principio, esquemáticos, pero funcionan como conjunto. La Alegría de Amy Poehler logra mantenerse la mayor parte del tiempo sobre la fina línea entre su encantadora Leslie Knope (de Parks and Recreations) y uno de esos gerentes de locales de comida rápida que, con una sonrisa permanente, manda a sus compañeros de acá para allá, asegurándose de que sean eficazmente explotados para mejorar el margen de ganancias de la casa matriz en algún país del primer mundo. Kaling, Smith, Hader y Black están excelentemente elegidos (sobre todo las primeras dos como Desagrado y Tristeza) y mantienen un impecable timing cómico junto a Poehler, quien lleva adelante hábilmente las transiciones hacia los momentos más tristes del film. Intensamente despliega, literalmente, todas las emociones. Por momentos, se transluce cierto cálculo en su afán de construirse como una “montaña rusa emocional”, tan prolijamente construido como las estructuras mentales representadas: una lágrima por acá, una sonrisa por allá, agreguemos una carcajada y ahora interpelemos al público con alguna experiencia común a todos que den una pequeña puntada en el pecho y los deje meditando un poco sobre sus propias vidas. Es también, sin dudas, la película más melancólica de Pixar. Al contrario de Up o Buscando a Nemo, que daban la estocada al principio (fieles a los principios Disney), y más cercana a Toy Story y Monsters Inc –pero elevada a la décima potencia-, una pátina de nostalgia cubre todo el film. Su encarnación máxima es el personaje de Bing Bong (con la voz del gran Richard Kind, neurótico por default, acá en faceta de payaso triste), el amigo imaginario que Riley creó para sí misma cuando era más chica. Con él, se vuelven más patente esas preguntas que los adultos (de Pixar) constantemente han planteado a lo largo de los años: ¿Qué dejamos atrás? ¿Qué mantenemos? ¿Qué nuevo orden creamos para nuestras vidas?
Luego de que tres de los últimos cuatro films de Pixar Animation Studios fueran secuelas/precuelas (Toy Story 3 en 2010, Cars 2 en el 2011, y Monsters University en 2013), la realizadora volvió a un proyecto original con la deslumbrante Inside Out (en nuestro país traducida como Intensa-Mente). Pero antes... mirá que inteligentes que son estos de Pixar -y que turros- que ya se van preparando para jugar con tus emociones desde antes de comenzar la película, con el cortometraje Lava: la historia de una isla volcánica en medio del océano, que presencia cómo todo y todos a su alrededor están en pareja, lo cual lo inspira a cantar una plácida melodía de tonos hawaianos (piensen en el cover de "Somewhere over the rainbow", por el difunto Israel Kamakawiwo'ole) añorando una compañera que le dé fin a su soledad, que sienta esa misma pasión, ese mismo fuego, que siente él en su interior. Una historia de amor correspondido pero a destiempo, tranquila y serena, no es para nada azarosa la elección de Lava como corto previo, ya que te ablanda y te deja a punto caramelo. Y ahora sí, comienza Intensa-Mente. Y comienza en el sentido más estricto de la palabra, porque conocemos a Riley, nuestra joven protagonista, desde sus primeros segundos de vida, cuando abre los ojos apenas nacida. Y allí están sus padres, claro. Y también está Alegría, la primera emoción que siente la niña (con una rapidez y maestría envidiables, el guión ya deja bien en claro cuál será el rasgo predominante en la personalidad de Riley). Luego van apareciendo Tristeza, Miedo, Furia y Desagrado. Entre los 5 sentimientos irán moldeando el carácter de la niña, turnándose para determinar qué tipo de emoción controlará las reacciones de ella en su vida cotidiana: ¿hará un berrinche porque no le gusta el brócoli? ¿Tendrá miedo y evitará saltar? ¿Se enojará cuando la retan? ¿Intentará responder con su mejor sonrisa y poniéndole buena onda a una situación incómoda? Claramente Alegría es la que lleva la batuta en el Cuartel Central dentro de la mente de la pequeña (una especie de mando de control de alguna nave típica de ciencia-ficción, con un panel enorme lleno de botones y palancas), convirtiendo a Riley en una nena definitivamente risueña y feliz. Siguiendo con el procedimiento de manera casi religiosa, dichas reacciones de Riley se convierten en recuerdos dentro de unas esferas coloreadas de acuerdo a la emoción predominante en ese momento. Luego, al final de cada día, se almacenan en los interminables archivos de Memoria a Largo Plazo. Cada tanto, alguno de esos momentos se convierte en un Recuerdo Central (esos aquellos realmente importantes y especiales, que dejan huella) y es derivado a las Islas que moldean la personalidad: la Isla de las Bobadas, la Isla del Hockey (su deporte favorito), la Isla de la Amistad, la Isla de la Honestidad, y la Isla de la Familia. Si hasta ahora todo parece muy complicado, créanme que los realizadores lo explican en muy pocos minutos con una naturalidad y simpleza envidiables, todo a base de colores y personajes inmediatamente identificables. Hasta ahí, todo normal. Pero entonces el padre de Riley consigue un nuevo y mejor empleo, por lo que la familia debe abandonar la fría Minnesota y mudarse a San Francisco para comenzar una nueva vida. Eso significa adiós mejor amiga, adiós liga de Hockey... y hola nueva habitación, nueva escuela, nuevo todo. Si la mudanza es considerada una de las experiencias más traumáticas para un adulto, imagínense lo que sucede en la mente de una nena de 11 años. Tristeza comienza a aparecer de a poco, a meter la pata sin querer, porque... a veces (la) Tristeza es así: simplemente se aparece y "contamina" lo que hasta entonces eran lindos recuerdos. Tras un complicado primer día de clases en la nueva escuela, y de un desperfecto técnico provocado por Tristeza (¿cuándo no?) en el Cuartel Central, ésta y Alegría terminan siendo enviadas por error a los archivos de la Memoria a Largo Plazo. Con Miedo, Furia y Desagrado momentánea y torpemente controlando las reacciones de Riley, Alegría y Tristeza deben volver como sea al Cuartel Central antes de que la niña entre en crisis y pierda su personalidad alegre. Por suerte ambas se lo cruzan a Bing Bong, el viejo amigo imaginario creado por Riley en su infancia: un... algo... con cuerpo de algodón de azúcar, y cruza de elefante con gato con delfín, Bing Bong ayuda a nuestras protagonistas a encontrar el método de regreso... y de paso, ser recordado por la pequeña, a quien hace años que no ve (y acá comienza uno de los temas principales de la historia). A partir de aquí, el desarrollo de la película adopta un formato casi de road movie, con los personajes viajando y conociendo distintas locaciones, más alguna que otra persecución y complicación a lo largo del camino. Repitiendo la fórmula pixariana de Woody-Buzz o de Marlin-Dory, Alegría y Tristeza tienen personalidades totalmente opuestas, pero durante su aventura aprenderán a conocerse y a trabajar juntos por un fin común. Y listo, no puedo contarles más nada. Porque una de las mejores cosas de Intensa-mente es ir descubriendo minuto a minuto el maravilloso mundo creado por Pixar, totalmente único y rico en detalles, conociendo lugares que -afortunadamente- no mostraron en ningún trailer, como el cuarto del Pensamiento Abstracto, los distintos sectores de Imaginalandia, o los estudios cuasi-hollywoodenses donde se "filman" los sueños, en una divertidísima secuencia donde actores interpretan roles con los recuerdos del día, y vemos la creación tanto de sueños como pesadillas con un agregado clave: el filtro de la realidad distorsionada. Y acá reside justamente uno de los principales atractivos del film. El director Pete Docter (el mismo de Monsters, Inc. y de Up), junto Ronaldo Del Carmen como co-director (el cortometraje Dug's Special Mission), estuvieron puliendo el guión durante 5 años, y se nota en cada broma, cada chiste pensado con suma inteligencia. Bromas que, por supuesto, somos los adultos quienes realmente apreciamos. Cómo no reir cuando vemos que los operarios de la Memoria a Largo Plazo, eligiendo qué recuerdos borrar y qué recuerdos mantener, deciden eliminar los números de teléfono porque... ¿qué sentido tiene recordarlos, si ya los tenemos todos agendados en el celular? ¿O el gag recurrente de la típica canción de comercial televisivo que no podés sacarte de la cabeza? La película está plagada de este tipo de escenas, siempre alternadas con humor físico para los más chicos y la requerida cuota emotiva. El balance entre todos estos elementos es impecable. Cada vez que parece que la trama se pone demasiado profunda, hay algo de humor físico, y cada vez que parece que la cosa se va a poner demasiado infantil, hay algo de drama. Todo el apartado visual y técnico del film es, como era de esperar, exquisito e insuperable. El diseño de los 5 sentimientos (desde su vestuario hasta su lenguaje corporal) es perfecto: Alegría, por ejemplo, es pura jovialidad, moviéndose a los brincos y con la gracia de una bailarina, irradiando un particular brillo que los otros personajes no poseen, con un vestido corto y un peinado juvenil. Su contrapartida, Tristeza, viste una simple polera y lleva el cabello planchado, se mueve arrastrando su cuerpo perezosamente o -directamente- dejándose arrastrar. Cada aspecto del funcionamiento de la mente de Riley está repleto de brillo y color, mientras que su nueva actualidad en San Francisco es totalmente gris y opaca. Y todo esto se traslada de manera individual a cada uno de los personajes humanos: los sentimientos en la mente de los padres de Riley son los mismos pero se ven distintos, acorde a ellos (incluso cada mente está liderada por un sentimiento distinto). Los diseñadores y guionistas de Pixar pensaron meticulosamente en cada detalle visto en pantalla. Por su parte, los actores y actrices que ponen las voces en la versión en inglés se desempeñan de manera soberbia en sus roles: Amy Poehler (SNL, Parks and Recreation) es especialmente ideal como Alegría, lo mismo que Phyllis Smith (The Office, Bad Teacher) como Tristeza. El resto del elenco no tiene fisura alguna: Kaitlyn Dias (The Shifting) como la pequeña Riley, Lewis Black (The Daily Show) como Furia, Bill Hader (SNL, Superbad) como Temor, Mindy Kaling (The Office) como Desagrado, Kyle MacLachlan (Twin Peaks) como el Padre, Diane Lane (Man of Steel) como la Madre, y una mención especial para Richard Kind (Spin City) por su gran trabajo como el adorable Bing Bong. Sinceramente me cuesta mucho encontrar un punto negativo, o por lo menos no tan bueno, para mencionar o destacar. Quizá que... ¿no tiene una canción pegadiza, de esas que no te sacás de la cabeza durante unos (cuantos) días? Algo similar a "You've got a friend in me" en Toy Story, o "Under the sea" en Finding Nemo, o la misma banda sonora de Up (también compuesta por Michael Giacchino). ¿O que, al ser algo más cerebral y emocional, quizá no tiene el mismo porcentaje de humor que otros largometrajes de la realizadora? No sé. Siento que le estoy buscando el pelo al huevo, realmente. Si por casualidad se están preguntando, en base a lo leído hasta ahora, si realmente da para llevar a los nenes... ¡por supuesto que pueden -y deben- llevarlos! Les va a encantar, por el humor físico de algunos de sus personajes y el increíble colorido de todo. Pero como viene sucediendo con las mejores películas infantiles (y especialmente con las de Pixar) son los adultos quienes van a entender por completo el relato, la magnitud del mensaje, lo que realmente sienten y transitan los protagonistas. Porque de eso se trata todo esto: de crecer. De cómo llega un momento en nuestra vida en que debemos aprender a lidiar con los momentos difíciles y aceptar que, a veces, es necesario -y hasta obligatorio- sentir cierta tristeza, para que eso luego lleve a sentir otras cosas... y avanzar. Hay recuerdos donde pueden convivir la Alegría y la Tristeza en perfecta armonía (¿acaso habrá sido así que nació la melancolía?). Y a medida que Riley crece, entra en la pre-adolescencia y se acerca a la tan temida Pubertad, esas cinco voces en su cabecita dejan de ser tan tajantes y comienzan a fusionarse, dando lugar a nuevas sensaciones y experiencias. Ese asombro infantil donde todo es alegría o todo es todo tristeza o todo es enojo... se vuelve cada vez más complejo. Porque el mundo y nuestro entorno, nuestra vida, se vuelve más compleja. Y nosotros, acorde a eso, debemos cambiar. Debemos madurar. Como para cerrar, y completamente a título personal, les cuento esta anécdota simpática: fui a ver la peli el Viernes, a las 20 hs. Sala repleta. Yo ubicado sobre el lateral izquierdo, en esas filas de tres butacas. Durante el clímax emocional de la película, se produjo -por primera vez desde que comenzara- un silencio sepulcral: era evidente que los más chicos estaban comprendiendo -por lo menos en parte- lo que estaba ocurriendo en pantalla... y que los más grandes se estaban/nos estábamos conteniendo las lágrimas. Logro oir un leve sollozo en la fila detrás mío: alguien se estaba aguantando las ganas de llorar. Pocos minutos después termina la peli, se encienden las luces, me pongo de pie y -con la excusa de ponerme el abrigo- me doy vuelta para ver quién era que estaba lloriqueando: había una madre, una nena... y un padre. Un tipo cuarentón, completamente pelado, rostro serio, de ceño fruncido... y con los ojos vidriosos; claramente había sido él. Cuando me estoy retirando hacia el pasillo, vuelvo a mirarlo, como para cersiorarme, aún sorprendido. Y me encuentro con que el tipo me estaba siguiendo con la mirada, y me asiente ligeramente con la cabeza, como diciéndome "VOS TAMBIÉN LLORASTE, hijodeputa... se te nota". Al terminar de ver la película te queda la sensación de que un día, los mismos capos de Pixar, John Lasseter y demáses, reunieron a todo su staff y les dijeron: "Bueno, muchachos... es hora de que nos dejemos de chorear un rato con los éxitos asegurados y volvamos a sacar ideas innovadoras, como hacíamos antes... de volver a demostrarles a todos estos pichis por qué somos los mejores", dando como resultado un derroche absoluto de originalidad, ingenio, humor y ternura. Intensa-Mente es Pixar en su punto más alto. VEREDICTO: 10 - PERFECTA (MENTE) Luego de dos años, Pixar volvió con todas las luces y nos trae lo que, muy posiblemente, sea su mejor film hasta la fecha (lo cual es decir mucho). Intensa-Mente es una maravilla repleta de frescura, originalidad, sentimientos a flor de piel y muchos colores. ¿Oscar a Mejor Película Animada? Debería estar nominada a Mejor Película. Y punto.
El Pixar Show Haciendo equilibrio entre una historia empática con la de cualquier familia y una ocurrencia sólo posible (y realizable) por ases de la animación, la producción número 15 de Pixar se cuenta entre sus más logradas pero también (aunque esto queda a ojo de consumidor) la menos apta para el público infantil. Desde el momento en que nace, la vida de Riley está regida por un panel semejante al de The Truman Show. Son cinco personajes que encarnan los instintos básicos. Por un lado, Alegría (una chica algo hipster y constructiva) mueve los controles para que Riley se divierta y sea positiva. En el otro extremo está Tristeza, una chica estilo emo, achacosa (la Soledad Solari de Antonio Gasalla). El cuadro se completa con Desagrado, otra chica, en este caso calcada en la mujer histérica, y dos varones, el quizá demasiado estereotipado Miedo, y Furia, cuyo pelo se prende fuego cuando se enoja. Las emociones de Riley se congelan en bolillas que representan sus recuerdos y, como en un flipper, salen disparadas por canales hacia las islas que conformarán los mundos de su niñez: el de las payasadas, su familia, su equipo de hockey y sus amigas. Pero cuando Tristeza toca torpemente alguna bolilla transforma los buenos recuerdos en imágenes negativas. Así los mundos de Riley comenzarán a hundirse como el Titanic y Alegría, cual Lara Croft del mundo interior, deberá salir a reconstruirlos, luchando entre amigos imaginarios y viejos recuerdos, algunos valiosos, que empleados burócratas estilo Minions quieren hacer desaparecer. El modo en que las emociones se representan es una proeza de ingenio y las sutilezas (los paneles de Riley tienen el equivalente en sus interlocutores, y en ciertos casos son notables), mérito suficiente para ver Intensa-Mente más de una vez.
Los tiempos en que la marca Pixar era sinónimo de calidad e innovación parecían cada vez más lejanos (la productora venía basando sus mayores éxitos en secuelas y precuelas tardías, y además presentando una alarmente tendencia hacia el costado más Disney), y por suerte para devolvernos la fe ahí llegó Intensamente. Curiosamente, lo más valioso -como en las buenas épocas- no llega desde la animación sino desde el guión mismo: una clase de psicología básica para niños, que comprenderán y disfrutarán también los adultos. Desde el comienzo, sabemos que estamos ante una película diferente, ya cuando se nos plantea que los protagonistas de esta historia no son humanos ni animales o juguetes, sino emociones. Es decir, conceptos abstractos guiando a los que normalmente serían los protagonistas, y aquí quedan relegados a un segundo plano. Estamos entonces en terreno fértil para la más variada creatividad: desde amigos imaginarios al borde del olvido, hasta “sectores” del cerebro (en una genial metáfora a través de “tierras”, como lo es un parque de diversiones para los momentos felizmente absurdos, y la “tierra de los padres” para los recuerdos sobre la familia) y decenas de chistes sutiles y muy precisos sobre la mente humana (algunos de ellos, lamentablemente, se pierden en el doblaje al español). Lo interesante de la historia no es tan ver qué hacen estas emociones en la cabeza de una niña de once años, sino cómo interactúan entre sí: cuando una emoción (llámese “Alegría”) toma control del cerebro, las otras ceden su lugar y es ésta entonces quién domina por sobre las demás. Sin embargo, gracias a que la mente humana no permanece siempre tan sencillamente ordenada, los conflictos aparecen cuando las emociones se mezclan, y lo que antes le pertenecía a una (digamos, el recuerdo de una tarde de la infancia) se desliza hacia el territorio de otra. “Alegría” parece ser -cuándo no- la más afectada, y junto con “Tristeza” es desplazada hacia territorios más confusos y lejanos, por una ingeniosa situación que no conviene revelar. Que para volver al lugar del cerebro que les corresponde deban apurarse para no perder un tren es uno de los tantos chistes sutiles que merecen ser rescatados. Intensamente se sitúa sencillamente entre lo mejor de Pixar, tras una apenas correcta Monsters University y la fallida Brave. Si éste es el camino que elegió retomar la productora, habrá que celebrarlo. Esperemos, nomás, que no vuelvan a perder el tren de pensamiento.
Mirada inteligente y divertida sobre las emociones y la niñez ¿Qué pasa dentro de la cabeza de Riley, una nena de 12 años? Cinco emociones predominantes manejan su día a día: tristeza, alegría, furia, desagrado y miedo. Y el film se instala allí dentro de una cabecita que vive saltando de un lado a otro. Riley sufre por la mudanza: no sólo ha perdido la infancia; también su hogar, su ciudad, su escuela, sus amigos. Las emociones que bailan en su mente, tienen tareas de sobra. Con humor, inteligencia, acción y chispa el film nos deja ver las ilusiones, rabietas, rebeldías y recuerdos de una Riley en pleno cambio. La estructura narrativa es compleja, porque la historia no le saca el cuerpo ni a las abstracciones ni al inconsciente. Desde su ágil y colorido empaque, “Intensa-mente” propone un reconocimiento al importante lugar que ocupa la tristeza en el mundo de la infancia. Y nos habla también de esa época, cuando los padres no pueden responder a todas las preguntas de las nenas que crecen. Y de la llegada del asombro, de los juegos y de las nuevas preguntas que ocuparán su cabeza. Pixar-Disney ha recuperado con “Intensa-mente” el formato inspirado y exigente que lo ha consagrado. La poesía y la melancolía alumbran otra vez la soledad de la niñez, como en “Toy Story” y “Wall-E” sus obras maestras. Este film no alcanza esa altura. Aporta aventuras, humor y acción, pero también una mirada entre compleja y confusa que puede dejar a muchos niños afuera. En “El sueño de Walt”, Disney (Tom Hanks) le decía a la autora de Mary Poppins: “todos tenemos nuestros cuentos tristes, pero no hay que quedarse detenido en esos recuerdos”. Y el film parece viajar desde aquel sueño a este cerebro.
La odisea interior “Intensa-Mente” es, podría decirse, una película para adultos, o al menos para jóvenes. Si anteriores creaciones de Pixar tenían guiños para padres acompañantes (enganchando al público cautivo del cine infantil, aquel que lleva a los chicos al cine), ésta convoca a los adultos jóvenes, aquellos que se criaron viendo películas de Pixar, a ir sin niños (algo que entendió la gente de Cinemark, al programar funciones noctunas subtituladas, con las voces originales); sin perjuicio de que, efectivamente, se pueda ir con los hijos: formalmente, aún sigue siendo un proyecto infantil. Pero si en la segunda y tercera entrega de “Toy Story” el tema del fin de la infancia se convertía en el disparador de las aventuras de los juguetes, acá los simpáticos personajes protagónicos escenifican una serie de procesos de la psique de una niña, cuya manifestación exterior es el errático comportamiento de la preadolescencia en situaciones difíciles. Algo más significativo para quien pasó la etapa. Geografía de la subjetividad Empecemos con la teoría general: la psique se maneja desde un Cuartel General, donde operan cinco encarnaciones del temperamento: Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Desagrado. La historia se centra en la mente de Riley, y vemos cómo en la estructura psíquica de la niñita opera cada uno: Alegría lidera la felicidad de la pequeña, Miedo y Desagrado las reacciones de protección ante el ambiente, Ira la respuesta ante las agresiones, y Tristeza... en principio no queda claro qué hace. De todos los recuerdos, hay un grupo de centrales que activan distintas islas, facetas de la subjetividad: Familia, Honestidad, Amistad, Hockey sobre Hielo y así. Hasta que, en el tránsito de los 11 a los 12 años, los padres de Riley deciden la mudanza a San Francisco, lejos de sus amistades, de su deporte y de todo lo que conoce. La escuela nueva genera un recuerdo central triste, y en la pelea de Alegría por evitar sus consecuencias, ella, Tristeza y los recuerdos centrales salen catapultados a la tierra de Memoria de Largo Plazo. Así, su odisea por volver al Cuartel General las hará cruzarse con distintos agentes y lugares de la psique de Riley: subconsciente, pensamiento abstracto, imaginación, sueños, y el gran abismo del olvido. Mientras las otras emociones se hacen cargo de pilotear a la muchachuela (con consecuencias ligeramente funestas), el periplo de las aparentemente antagónicas Alegría y Tristeza también interferirá en las emociones, y conocerán a un particular personaje (Bing Bong, no diremos más para no arruinar el placer) que tendrá su momento tan emotivo y lacrimógeno como la escena del horno en “Toy Story 3”. La genialidad de la historia pensada por los también directores Pete Docter y Ronnie del Carmen (con guión desarrollado por Docter junto a Meg LeFauve y Josh Cooley) es plantear el correlato entre la pequeña tragedia de empezar a dejar atrás la niñez al mismo tiempo que el hogar natal (también en “Toy Story” las mudanzas eran claves) y la odisea de los simpáticos personajillos psíquicos: más clara representación de la odisea interior, imposible. “Yo no soy un hombre, soy un campo de batalla”, dijo Friedrich Nietzsche alguna vez; al menos para Riley, ella misma es un terreno de desafíos. Desarrollo La puesta en pantalla pone toda la carne en el asador, en lo que respecta a los recursos visuales de los que Pixar dispone, así que felicitemos también al titular de diseño de producción, Ralph Eggleston por liderar este proceso. El diseño de los personajes también juega con la duplicidad: si el mundo real tiene esa estética de “realidad estilizada” de la saga insignia de la empresa (la nombramos de nuevo: ¿no estaremos viendo las cosas como las hubiese visto Andy? A fin de cuentas, Docter coescribió en las dos), en las criaturas psíquicas se puede jugar: de la onda minion de los olvidadores al look de las emociones (Alegría parece de pana y pelo de hilo, mientras que Ira luce como un muñeco de esponja roja). Además, se pueden reconocer elementos físicos de los actores que pusieron sus voces: Alegría es enérgica y flaquita como Amy Poehler, Tristeza es gordita como Phyllis Smith e Ira es macizo como Lewis Black; algo de Bill Hader hay en Miedo, igual que pasa con Mindy Kaling y Desagrado. Richard Kind (Bing Bong), Kaitlyn Dias (Riley) completan el elenco con los reconocidos Diane Lane (Mamá) y Kyle MacLachlan (Papá). Si alguien quiere un happy ending, algo de eso hay, con sabor agridulce: finalmente conoceremos las funciones de Tristeza. Porque los procesos vitales no tienen vuelta atrás: como en toda odisea, aun en las interiores, el viaje nos convierte en algo diferente. El dato “I lava you” La proyección de “Intensa-Mente”, como en otros casos, está acompañada por un cortometraje de Pixar. En este caso es “Lava”, de James Ford Murphy: una historia de amor entre dos volcanes del Océano Pacífico, relatada por una canción bien hawaiana con ukelele, cantada por Napua Greig y Kuana Torres Kahele. Un acierto desde lo visual, lo musical y el juego de palabras entre “love” (amor) y “lava”.
PSICOLOGÍA PARA TODOS A favor: el “viaje al interior de la mente” que propone Inside Out (estrenada aquí como Intensa-mente) entretiene de principio a fin y es otra muestra de la creatividad en apariencia inagotable que, salvo muy contadas excepciones, sigue entregando Pixar. Hay poco que achacarle a la última película del director de Up y Monsters Inc. en términos narrativos e incluso menos a la hora de juzgar la calidad de su animación. En contra: sus virtudes no justifican un abordaje tan reduccionista de algo tan complejo como la psiquis humana. Veamos… Riley tiene 11 años y se está mudando. Cinco emociones (de aspecto harto estereotipado, por cierto) se disputan el comando de su cerebro: alegría, tristeza, enojo, miedo y desagrado. La conducta de Riley cambia según el predominio de una sobre las otras hasta que algo “sale mal” y dos de estas emociones terminan vagando por diferentes sectores de la mente donde funcionan procesos psicológicos como la memoria a largo plazo y el pensamiento abstracto. La meta apunta a recomponer el orden perdido para volver a un estado anterior aparentemente ideal y deseable. La película propone –y secretamente exige– un retorno a esa alegría inicial. Básicamente, que la cosa funcione. Se podría pensar que hay novedad al final de la historia, pero lo único que cambia es el modo en que las emociones se relacionan entre sí… el quinteto sigue llevando la batuta. ¿Es acaso tan simple nuestra experiencia subjetiva? ¿A dónde fue a parar la sexualidad? ¿Y qué hay del deseo, el goce, el narcisismo o el superyó? No se trata de ponerse en exquisito o enojarse porque el film pretenda psicoeducarnos sino más bien de pensar por qué se ofrece un modelo de la subjetividad humana y no otro. Quien escribe imagina una futura Inside Out 2 en la que una Riley “descarriada” toma psicofármacos. ¿Cómo serían representados? ¿Pactarían con las emociones para tratar de sosegarlas? ¿Cumplirían su trabajo una vez que Riley volviera a la senda de la ley y el orden familiar?
Imaginación e inteligencia Comencemos por lo esencial (que en el universo de Pixar todos damos por hecho, pero conseguirlo es de una complejidad suprema): Intensa-mente es de una belleza y creatividad visual apabullantes. Lo segundo que hay que remarcar en esta nueva película del director de Monsters Inc. y Up, una aventura de altura es que tiene un punto de partida muy auspicioso (la dinámica dentro del cerebro de una niña de 11 años, a partir de las contradictorias emociones que va atravesando en momentos en que se muda con su familia de la gélida Minnesota a la soleada San Francisco) y unos personajes (Alegría, Furia, Temor, Desagrado y Tristeza) absolutamente queribles e hilarantes. El tercer elemento destacable -otra constante en el universo Pixar y que la diferencia claramente de sus competidores- es la enorme cantidad de inteligentes referencias, códigos y reflexiones que sus realizadores comparten con el público adulto sin por eso resignar el entretenimiento para los más pequeños. En ese sentido, los padres disfrutarán no sólo de unas cuantas bromas sobre el por momentos sufrido arte de criar a sus hijos, sino incluso de varios pasajes que van de lo conceptual hasta lo abstracto, pasando por lo onírico y lo surrealista (ahí está, por ejemplo, el amigo imaginario de Riley con trompa de elefante, cola de gato y ademanes de delfín). Lo que impide que Intensa-mente pueda ser considerada una obra maestra como WALL-E o la saga de Toy Story es cierta sensación de piloto automático, de narración derivativa que se percibe cuando promedian sus algo más de 90 minutos. Sí surgen todo el tiempo situaciones y ambientes sorprendentes, pero esta vez Pete Docter y su colaborador Ronaldo Del Carmen ceden a la tentación un tanto facilista de acelerar el ritmo y apelar a una deriva a-la-Chuck Jones que resiente un poco el disfrute durante la segunda mitad. Tampoco está a la altura de sus predecesoras el cortometraje romántico-musical Lava, que precede a la exhibición de Intensa-mente. Más allá de este reparo y de ciertas zonas no del todo convincentes del largometraje de Docter, de más está decir que la propuesta sigue siendo muy recomendable. Pixar lo hizo de nuevo. Para fanáticos, triple función Intensa-mente se preestrenará hoy en las funciones nocturnas de la mayoría de las salas. Además del corto Lava y del film subtitulado (que permitirá disfrutar de las voces de Amy Poehler, Bill Hader, Mindy Kaling, Phyllis Smith, Diane Lane y Kyle MacLachlan), se proyectará por única vez Viajando intensa-mente por Pixar, documental de 20 minutos sobre el estudio.
Mucho se ha dicho ya sobre el largometraje número quince de Pixar, a favor y en contra. Yo lloré mucho durante la película y eso puede ser traicionero a la hora de escribir, porque suelen sobrar las palabras cuando uno está atravesado de un modo tan simple y físico por las emociones. Así que, queridos lectores, sepan que estoy hablando de una película con la que, sobre todo, me emocioné intensamente. Pero después de salir del cine me encontré con algunas objeciones que me llamaron la atención. Una de ellas es que la película no respeta el código de la aventura porque no existe en ella “peligro real”, porque la niña no pasa por ninguna situación realmente crítica. Primero, ¿qué es peligro real? ¿El peligro que corren los pececitos, las ratas o los juguetes de un niño? Es una categoría un poco extraña. Uno sabe que Woody va a volver a la casa, como sabe que Nemo va encontrarse con su papá o que Remy, la ratita cocinera, va a terminar salvando el día; eso no impide para nada sentir sus aventuras y llenarnos de adrenalina en cada una. Del mismo modo, en Intensa-Mente el peligro es completamente real: es el peligro de perder las emociones, de dejar de sentir. El conflicto es clarísimo: si Alegría y Tristeza se pierden, la pequeña Riley cargará con un trauma, con un dolor que le alterará la personalidad para siempre. ¿Hay un peligro más real que ese? En las películas de Pixar suele suceder que se cruzan dos mundos que no deberían cruzarse; pasa algo que hace que un universo se entrevere con el otro y de ahí el conflicto: monstruos y humanos, ratas y cocineros, juguetes y niños, peces de pecera y de océano. La existencia de esos mundos paralelos genera una verosimilitud natural y fluida para la animación 3D y construye una forma de humor que cuenta con la virtud de funcionar al mismo tiempo para niños y para grandes, porque el “mundo real” está también ahí, en conflicto con lo fantástico. Es decir que la vida de los personajes de fantasía, los “irreales”, está condicionada por su relación con el otro mundo, el cotidiano. Aunque lo fantástico se encuentra esta vez dentro de la niña, y por eso forma parte intrínseca de “lo real”, Intensa-Mente cumple a la perfección con esta premisa. Más allá de los conceptos neurocientíficos que la película maneja, es evidente esa construcción de un “mundo dentro del mundo” que tiene sus propias reglas aunque interactúa con aquel. Y que tiene su propio diseño, claro. Puede ser que resulte algo obvio que Tristeza sea azul y gordita, o Alegría parecida a Campanita, pero no puede olvidarse el trabajo increíble de combinación de elementos estéticos que implica el diseño de todo ese mundo que es el pensamiento de Riley. El color, la forma, el sonido y la luz son las variables que se combinan con una organicidad total para construir con realismo una versión casi insuperable del misterio humano. No hay que olvidar la dificultad enorme que significa ordenar el caos, volver visible lo invisible, graficar de forma comprensible lo que apenas puede enunciarse. ¿Cómo dibujar la interacción entre emociones y pensamientos? ¿Qué recursos utilizar para mostrar la complejidad del universo interior? La creatividad y la locura no están tan centradas en el quinteto de personajes principales (y por eso se les reclama una cierta “sutileza”, de la que carecen por representar emociones completas), sino en las soluciones encontradas para construir escenarios que, a pesar de tener elementos maravillosos, deben resultarnos conocidos para poder generar empatía. Pensando en la película me vinieron a la cabeza dos materiales: Donde viven los monstruos, de Spike Jonze, y El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki. Esas miradas sobre la organización del universo emocional de la infancia son mucho menos concretas: no hay una representación clara y cerrada de cada emoción sino un cúmulo caótico, poético, de sensaciones atravesadas por una multiplicidad de significados posibles. Intensa-Mente opta por una versión simplificada e identifica muy claramente el cerebro con una sala de comandos que llena de explicaciones, dualidades y certezas científicas el planteo de la película: esto es la alegría, esto es la tristeza, esto es el miedo, esto es la furia. Pero lo interesante es cómo, a medida que avanza, esas premisas se resquebrajan para convertirse en otra cosa, para complejizarse al punto de reconocer su propia falencia. El cuestionamiento de las dualidades y la evidencia de la ilusión que supone representar de ese modo tan simplificado la relación entre emoción y pensamiento termina resultando fundamental en la inteligencia del planteo. Es como si la película se volviera sobre su propio eje y basara la resolución en una guiñada emotiva que cualquier pibe puede comprender: no hay alegría sin tristeza ni furia sin miedo; el lenguaje no alcanza para nombrar los sentimientos. Pero lo que sí hay son personas con las emociones adormiladas, con la infancia muerta y las “islas de personalidad destruidas”, sin capacidad de ingenuidad o asombro y sin rastro de retorno. Intensa-Mente es una película muy original y muy bella. Hace llorar a las almas nobles.
Comandos Mentales Decir que la última producción de Pixar está entre las buenas de verdad no es poco. Había que jugarse para una propuesta que narrara las experiencias internas por parte de una serie de personajes que habitan en la mente de las personas, en este caso se toma la historia de una nena que ya está entrando en la pubertad, y esos pintorescos dibujos son: alegría, tristeza, desagrado, furia y miedo. Lo brillante de la idea es como van accediendo a las vivencias humanas, y sin dudas un público adulto va entendiendo y disfrutando, pero los niñitos espectadores -quizás algunos se aburran-, solo entenderán que se puede disfrutar de las torpezas en algunos casos de estos mini personajes. De a ratos muy emotiva, y porqué no...conmovedora. Nos habla desde otro lugar de las emociones adormiladas, y hasta de como vamos dejando la memoria perdida de la niñez, la inocencia y algunos sueños imprescindibles, en esto hay un notable, marcado personaje que es aquél que encarna el supuesto "amigo invisible" de la pequeña. Todo está en uno, toda la complejidad absurda del universo interior. No es poco, Pixar lo sabe, y nos regala una muy interesante, significativa pelicula, que no se aleja tanto del mundo de construcción de las "Toy Story".
Cinco razones para oponerse intensamente a Intensa-Mente Intensa-Mente de Pete Docter y Ronaldo Del Carmen -pero se dice, en general, "de Pixar"- transcurre, ya lo saben, en la mente de una niña llamada Riley que está dejando de ser niña, y que para colmo se muda, de ciudad y de estado. Y dentro de las informaciones que circulan se dice que para la película se tomaron en cuenta investigaciones recientes de la psicología y de la neurociencia. Dentro de la mente hay personajes que son Alegría, Furia, Disgusto, Temor y Tristeza. Intensa-Mente es, hasta el momento, el estreno mejor ranqueado en lo que va del año según la crítica nacional. La número 1. Así y todo, van algunas razones para oponerse: 1. Intensa-Mente es una película que intenta pasar por llena de diversión y de aventura. Quizás sea divertida para varios pero algunas de las claves de la aventura están ausentes. Por ejemplo, no hay peligro real. Puede pasar que un recuerdo que era feliz ahora tenga componentes de tristeza. Y bueh. Riley no vive aventuras, y tampoco esos seres que representan emociones básicas, porque sus peripecias tienen reglas ad hoc, creadas para la ocasión. Ojo, que si la bola de furia toca a la del temor... Oh, tenemos que llegar antes de que se derrumbe la isla del juego con muñecas o cosas por el estilo. Y sí, todos crecemos. 2. Intensa-Mente corre con ventaja. El cine, arte del paso del tiempo, del registro del paso del tiempo, tiene que hacer un gran esfuerzo para no emocionar con un misil teledirigido como "nena hija única que está pasando por el fin de la infancia + cambios por mudanza + relato desde el nacimiento + la felicidad supuestamente diáfana de la infancia en crisis". Intensa-Mente tenía todo para llegar al corazón desde el cerebro, pero es una película mecánica, sin la fluidez necesaria para encontrar zonas de sorpresa. Claro, una niña que se abraza con sus padres funciona siempre, pero no es un mérito. Con un sólo plano, el de la oreja gastada de Slinky -el perro con resorte-, Toy Story 3 emocionaba más y mejor, de forma más noble. 3. Justamente con Toy Story 3 Pixar ya había hecho su gran película sobre la niñez, que trataba lo que se deja atrás y lo que viene, lo que debemos abandonar aunque haya sido importante. Y lo había hecho con aventura, con grandeza, con emociones que -claro- se mezclaban, y con lógica narrativa que nos involucraba: el peligro de Toy Story 3 era transmitido por el relato, los personajes estaban amenazados. 4.Intensa-Mente se condena a sí misma con sus personajes directos. Era una gran apuesta hacer cinco entidades como Alegría, Furia, Disgusto, Temor y Tristeza. Podrían haber sido cualquier cosa, pero el poder de la imaginación no se luce en el diseño de estos seres: la alegría es flaca y medio Tinker Bell, la tristeza es gordita y azul... La película tiene que explicarse y aparentemente no tiene tiempo para complejizar sus diseños. Va de forma directa: porque ahí en donde en Toy Story -y en la mayoría del gran cine- hay juego, metáfora, sustitución, aquí se lo reemplaza con el mundo y el muro de lo directo: las emociones se nombran directamente. No hay un vaquero celoso de un astronauta recién llegado mediante el que entendemos hermano mayor celoso del hermano menor. No, vemos sin filtro y sin juego tristeza, crisis, fin de la infancia, como en un manual de psicología. 5. Para terminar, Intensa-Mente es una de esas molestas películas que tienen vergüenza de sí mismas. "Parezco divertida pero mirá, te enseño algo", "soy de animación pero me basé en las neurociencias"; "tengo colores chillones para chicos pero la pueden ver los grandes porque trata temas importantes y hago chistes básicos con otros muñequitos/emociones sobre cómo son los padres". Para peor, el corto de los volcanes que acompaña al que podría ser el peor largometraje de Pixar bien podría ser el peor corto de Pixar.
El Pixar que más nos gusta ¡Wow! Pixar tiró toda la carne al asador a nivel creativo y la verdad es que logró una película inolvidable, un clásico instantáneo que disfrutarán al máximo tanto grandes como chicos. Me arriesgaría a decir que es de esas películas que marcan la adolescencia de un espectador. "Inside Out" es un film más bien concebido para el público de 12 años en adelante por el tratamiento de se temática principal, las emociones humanas y el funcionamiento del cerebro. Desde el comienzo los primeros vistazos vendían muy bien la historia: Las emociones de una persona como personajes con marcadas personalidades conviviendo en el interior de la misma. El constante intento de coordinación de emociones que por momentos se entienden y por otros batallan entre ellas. En este caso Disney y Pixar simplifican la amplia gama de emociones y nos ofrecen cinco de ellas bien marcadas en las personas, Alegría, Tristeza, Disgusto, Enojo y Miedo. La fortaleza de "Intensa-Mente" reside principalmente en su originalidad. Explorar en una película cómica de target familiar el funcionamiento de la psiquis, la importancia de emociones como la tristeza en la infancia y el subconsciente, entre otras cosas, no es tarea fácil, pero Pixar se las arregla para salir triunfante. Lo que más maravilla es la exposición del funcionamiento del cerebro, que por más de que sea una exposición básica, es lo suficientemente inteligente como para hacer que el espectador se sienta totalmente identificado con los procesos mentales que viven los protagonistas desde el minuto uno. La forma es que discuten o se ponen de acuerdo las emociones es muy tangible. La narración de la historia es compleja. Incorpora varias aristas además de la interacción de las emociones, como por ejemplo los pequeños mundos que ocupan la mente de Riley, la niña protagonista, como son El Juego, La Familia, La Amistad, o los espacios más lejanos como el subconsciente, la memoria de corto y largo plazo, las pesadillas. Se nota que es una trama compleja pensada y repensada para que la cohesión cierre y el entretenimiento salgo victorioso. Hay momentos muy divertidos y otros muy emotivos, tanto que hicieron soltar un par de carcajadas y lágrimas varias a quien escribe. Y si no vamos buscando este tipo de reacciones al ir a ver un film de animación para toda la familia al cine, ¿a qué vamos? Hay una secuencia en particular con un personaje secundario llamado Bing-Bong que es sencillamente fabulosa, desde lo intelectual y lo emotivo. El mejor personaje es el de Tristeza... lejos! En conclusión "Intensa-Mente" es una gran película de Disney-Pixar que aborda temáticas originales e interesantes para todos los públicos, dirigida excelentemente por Pete Docter ("Up", "Monsters, Inc.") y el debutante Ronnie Del Carmen ("Fenomenoide"). Una casi segura ganadora del Oscar en la terna de "Mejor película animada" que vale la pena disfrutar más de una vez.