Otra vez (sí, la tercera en quince años) se estrena un film en el que la historia del hombre araña vuelve a comenzar. En este caso, con una temática entre adolescente y de superhéroes, el personaje de Spider-man celebra su ingreso a la liga de los Vengadores. Peter Parker no es más adulto y no trabaja más en la prensa gráfica. Ahora es un adolescente de quince años (Tom Holland, el chico de “Lo imposible”) que va al colegio, se enamora y se vincula con los otros superhéroes de Marvel filmándolos con su celular, en la primera escena del film. Luego, con la rebeldía adolescente, querrá derrotar al villano (Michael Keaton, esta vez del lado de la oscuridad) sin ayuda ni control de Iron Man (Robert Downey Jr.). El film, que tiene el habitual impacto de una megaproducción mainstream, no tiene otras virtudes que son primordiales: la historia que cuenta (por más que la unión del mundo teen y el del hombre araña convivan bien) es por demás chata, previsible, reiterativa, y recién la trama se permite una sorpresa, un giro, una tensión pasados los 90 minutos. La empatía que genera Holland y el atractivo de Keaton como antagonista no está nada mal. Pero los cinco guionistas (entre los que está el director Jon Watts) evidentemente no encontraron un rumbo ni fresco, ni original, ni levemente novedoso para una historia que ya promete una segunda parte para 2019.
¿Cómo sería el Hombre Araña si la filmara John Hughes? La productora Marvel Studios dijo manos a la obra a una nueva versión del arácnido en su etapa colegial. Llegó el momento, luego de tener su aparición en “Capitán América: Civil War” (2016), el actor Tom Holland se pone el traje para la tercera versión de “Spiderman” para la pantalla grande (en menos de 12 años) que torna de un tono diferente a las entregas anteriores. En esta nueva edición marveliana, es un adolescente en busca de emociones constantes. Nuevo mundo, nueva introducción. El recambio generacional llega desde el primer momento, la presentación del personaje se realiza a través de un autovideo que graba el protagonista con su celular contando cómo fue su participación en la batalla Iron Man/Capitán América. Como si se tratara de un detrás de cámara de la anterior película. Y es así que las referencias a las obras pasadas de Marvel no acabarán (serán irritantes), como también las continuas multipantallas que tendrá el precoz estudiante de 15 años. Por ejemplo, ¿Cómo es que se hace famoso este superhéroe? Una simple palabra: Youtube. Este relanzamiento viene con varios cambios internos, Peter Parker ya no es aquel joven responsable que busca combatir la justicia por el duelo de su tío Ben. Ahora quiere ser cool, combatir contra villanos es genial, no un deber. Por ende, no revela su identidad secreta porque tiene miedo de que su tía, Mey, (Marisa Tomei) no lo deje volver al ruedo y no por la seguridad de sus seres queridos como lo fue en las dos anteriores. Además, el tema de la muerte es un tabú. No se habla de la pérdida (nunca se menciona a Ben) o de asesinar a alguien (sacarle la vida a alguien no es una posibilidad), son terrenos intocables en esta nueva versión. En especial para el mismo protagonista, nunca se plantea que pueda terminar en una tumba porque la valentía se marcha para un costado para dar lugar a un Hombre Araña temerario. Asimismo, el héroe nunca estará solo en ningún momento. Estará constantemente bajo la vigilancia de su mentor Tony Stark (Robert Downey Jr) y rodeado de sus compañeros de la escuela. Incluso cuando le toca hacer los soliloquios, su propia prenda estará para escucharlo y aconsejarlo (es un traje inteligente). Los escritores John Francis Daley y Jonathan Goldstein (“Vacaciones”, 2015) tuvieron el deber de recrear este mundo adolescente como si fueran el mismísimo John Hughes, pero los diálogos forzados dejan atrás toda lo grandilocuencia que tenía el director de los ochentas. Incluso, la puja entre guionista y director se nota escena tras escena, de un momento jocoso pasa a una situación terrorífica (siempre desde la visión de un chico de la secundaria). Jon Watts (“Cop Car”, 2016) se destaca en las propuestas escalofriantes, instantes de vértigo y en los interrogatorios, pero es justamente en esa ambigüedad que el film logra un desbordamiento natural. Lo más subrayable del film es la actuación simpática e idónea de Tom Holland, aquella promesa juvenil de “Lo imposible” (2012), quien calca a la perfección al arácnido con sus preocupaciones, impaciencias y bajones. Es gracias a él que al fin y al cabo los chistes funcionan y generan comodidad. Y el villano Vulture, a.k.a el buitre, interpretado por Michael Keaton, quien por tercera vez se pone alas (“Batman”, “Birdman”) y logra sacar tensión y zozobro con Holland, tanto con la indumentaria puesta como fuera de ello. Punto en contra con el desarrollo del enemigo Shocker, que tuvo que ser encarnado por dos actores diferentes (uno es eliminado por accidente), ya que no tenía ni peso en la historia. El reparto, lleno de actores del momento (Zelaya, Donald Glover, Martin Starr, entre otros), complementa el largometraje de forma admisible por el alejamiento de la estrella principal, no están pendiente de lo que hace Spidey, respiran sus vidas y la desempeñan acorde a ello. “Spider-Man: Homecoming” es un divertido reboot juvenil, una semilla bien planteada por un personaje adolescente, en el cual sus mayores proezas se ven al final, donde se deja atrás todos los utensilios del uniforme. Pero que todavía, no ha dado sus frutos. Puntaje: 3/5
La araña millenial 15 años y 5 películas después, llega a la pantalla grande una nueva iteración del amigable arácnido del barrio -como dice la canción- Spider-Man: De regreso a casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) es la primer película en solitario del superhéroe bajo la tutela de la casa Marvel, y su segunda intervención dentro del Universo Cinemático de Marvel (mejor conocido por sus siglas en inglés MCU). En esta ocasión Peter Parker (Tom Holland) debe pulir a su alter ego en pos de detener a El Buitre, villano titular de la cinta -interpretado por el siempre efectivo Michael Keaton- quien está robando artefactos alienígenas remanentes de la batalla que cierra The Avengers: Los vengadores (The Avengers, 2012) y que busca reutilizar dicha tecnología para vender armas en el mercado negro. Como suele ocurrir en las historias que lo involucran, Peter debe hacer equilibrio entre su rol como justiciero enmascarado, sus romances en la escuela y su relación con su Tía May (Marisa Tomei). El primer gran acierto de la película de Jon Watts (El payaso del mal) es no perder tiempo en volver a narrar -por tercera vez- el origen de Spider-Man. Sacándose este peso de encima puede meterse de lleno en la historia y explotar su dinamismo. Los casi 135 minutos de duración no se sienten para nada pesados, dentro de una narración con la liviandad que suelen tener los productos Marvel. El dramatismo de ejes temáticos explorados en entregas anteriores, como la responsabilidad, la elección de salvar una vida por sobre la otra y el calvario del héroe solitario aquí son evitados y el peso de la trama queda a tono con el producto de entretenimiento que busca ser. Es la primer película de Spider-Man que lleva un subtitulo y no es casual. Marvel busca traer a Spider-Man “de vuelta a casa” tanto desde lo comercial como en su sentido más lúdico. Siguiendo esta lógica, la elección de Holland se percibe como acertada (no por nada es el actor más joven en interpretar al personaje) desde su voz chillona hasta sus interacciones vergonzosas con el sexo opuesto pasando por la fascinación que le generan sus nuevas habilidades. Es palpable la intención de tener a Tony Stark (Robert Downey Jr.) apuntalando a Peter Parker por si fuera necesario, pero el trabajo en conjunto de ocho guionistas hace bien su tarea construyendo un personaje principal que puede llevar las riendas de la historia generando suficiente atractivo. Como suele suceder, un gran héroe es enaltecido por un gran villano, y en ese sentido Michael Keaton se luce, a pesar de que podría haberse visto aún más favorecido con mayor presencia en pantalla. El humor autoconsciente marca el tono escena tras escena, desde los cameos de Capitán América hasta cada pequeña situación que evidencia a un Spider-Man todavía en construcción, un héroe “callejero” en todo sentido de la palabra. El universo retratado se aleja de la Manhattan de edificios altos, avenidas concurridas y taxis amarillos vista en entregas anteriores: elige los barrios bajos, los callejones y las estaciones de tren para componer el hábitat natural del protagonista. Siendo ese producto de entretenimiento que saber ser, Spider-Man: De regreso a casa atraerá en mayor número a los jóvenes por sobre los fans de la vieja escuela del cómic, pero no deja ser un film entretenido y lo suficientemente sólido como para complacer gustos dispares, con la ambición promedio del sello Marvel marcando el ritmo.
El film comienza con una película casera de Peter Parker, pinta todo su universo con vértigo, acción y humor a través de personajes populares. Un relanzamiento con aire fresco y tono estudiantil. Luego de las sagas dirigidas por Sam Raimi y Marc Webb, este relanzamiento del superhéroe coloca nuevamente a Tom Holland -el niño de Lo imposible- en la piel de Peter Parker, el joven estudiante que regresa a su casa, donde vive con su tía May -Marisa Tomei-, y al colegio, luego de su experiencia junto a Los Vengadores en Capitán América: Civil War. Con los populares y exitosos personajes del sello Marvel, aunque Sony tiene los derechos de El hombre araña, llega este primer eslabón de la mano del realizador Jon Watts -El payaso del mal-, quien le imprime vértigo, acción y un tono ingenuo que recuerda a las comedias de los años ochenta. El film, que comienza con una película casera de Peter Parker, da paso a una pintura de todo su universo, lo hace "convivir" con su mentor Tony Stark, el multimillonario encarnado por Robert Downey Jr., y presenta a Ned -Jacob Batalon-, su mejor amigo de colegio que sabe el secreto que esconde Peter. Lo interesante de esta propuesta es la presencia constante del humor, el tono de comic impreso en sus imágenes y los poderes que Parker ostenta desde el principio de la historia sin explicar su origen. Watts no pierde tiempo y va al grano con una historia entretenida, visualmente potente y que ofrece un aire fresco a las sagas que marcaron historia. Ahora Parker/Spider-Man aprende a vivir con sus poderes, combate el crimen en su barrio y enfrenta al villano Vulture -Michael Keaton-, un padre de familia que esconde sus verdaderas intenciones. El mundo de los superhéroes y de la alta tecnología convive con el universo cotidiano y reconocible de los mortales. De este modo, el baile de graduación, los experimentos en el laboratorio y un viaje en auto que hace peligrar la identidad -e integridad del protagonista-, se contraponen al gran espectáculo que se desarrolla en las secuencias del ascensor o del ferry de Staten Island, con el edificio ultra tecnológico que se alza en medio de La Gran Manzana. Los tópicos de la da doble identidad y la cuota de romance obligado se mueven con la rapidez de una telaraña y desempolvan las visiones anteriores de la saga. Tom Holland le brinda su cuota aniñada al superhéroe y mide poder con el sólido villano construído por Keaton. Entre ambos, y con el desfile de personajes reconocidos por el público -si, también el acostumbrado cameo de Stan Lee-, se instala nuevamente un entretenimiento a gran escala con un final tentador.
Luego de los eventos de Capitán América: Civil War, Peter Parker pensó que su vida sería un sinfín de aventuras con sus nuevos colegas superhéroes. Pero nada de eso pasó, y tuvo que volver a su vida como un estudiante de instituto mas, que no es muy popular, la chica a la que él ama lo ignora, y para colmo, no sabe cómo usar sus poderes. Mientras vigila su vecindario y ayuda a la gente en problemas cotidianos, empieza a tomar presencia en el lugar un fabricante de armas que usa tecnología chitauri para sus fabricaciones. Y por fin llego el día. Al fin podemos ver Spiderman: de regreso a casa y el tan esperado retorno de Spiderman a Marvel como productora de cine, donde podrá (o eso parecía, o eso parece, ya ni nosotros sabemos el estado actual de la situación) compartir pantalla con los Vengadores y demás personajes del MCU. Pero además de eso, el film era esperado para ver si por fin se hacía un Spiderman más apegado a los comics. La película es muy entretenida, y eso se nota ya los pocos minutos luego de los créditos iniciales, con un Peter Parker que si es tímido y nerd, pero también extremadamente parlanchín, y comportándose como lo que es, un adolescente con poderes. Tom Holland se perfila para ser el mejor Peter Parker/Spiderman hasta la fecha, haciéndonos olvidar casi de inmediato de Tobey Maguire y Andrew Garfield. Y por si esto fuera poco, el resto de los secundarios acompañan más que bien. Mucho se habló del abuso de cierto personaje en los trailers, pero créanme que es eso mismo lo que veremos en el producto final, dándole lugar a que sea Spiderman quien cargue con todo el peso de la trama. En realidad, él y Michael Keaton. Keaton vuelve a interpretar un personaje que parece que fue escrito para sus dotes como actor, y lo hace a la perfección, intimidando cuando debe hacerlo; o siendo sarcástico cuando la historia lo pide, pese a que sea el villano de la película. De todas formas no estamos ante un film perfecto, ni siquiera brillante. Por desgracia los guionistas vuelven a tomarse libertades con respecto a algunos personajes o poderes de Spiderman. Si bien esto no molesta con el desarrollo de la trama, pareciera ser que nunca vamos a poder disfrutar del trepamuros al 100% tal y cual lo es en los comics. A esto hay que sumarle que en más de una ocasión se abusa del fanservice, y muchos de los chistes o referencias a la mitología del amigable vecino, no serán entendidas, o directamente desperdiciadas y mal utilizadas. También debemos mencionar que las dos horas y veinte que dura el film, se sienten, y entrando al tercer acto la trama se nota demasiado estirada, cuando quizás para este personaje en su primera incursión en el MCU, hubiera sido mejor una historia mucho mas chica, como la vista en Ant Man. Spiderman: de regreso a casa entretiene y cumple su función de redimir a un personaje tan mal usado y mal tratado como Spiderman, pero dista bastante de ser un film perfecto. Algunas libertades innecesarias de guion y un metraje excesivo terminan jugándole en contra a la ante última cinta del MCU que veremos este año. Y ahora, a esperar por el Dios del Trueno.
Una más de la saga de este superhéroe con un cambio de actor. Uno de los grandes aciertos de la película es sin dudas la elección de Tom Holland como protagonista. Ese actor que se lució en “Lo imposible”, y que ya tuvo un supercameo en “Capitán America: guerra civil”, Aquí apenas comienza la película, luego de mostrar un sus recuerdos en un film casero con su convivencia con “Los vengadores”, su mentor Tony Stark (Robert Downey Jr que tiene varios momentos en el film) le deja el traje y una difusa, muy deshilachada promesa de llamarlo para cuando lo necesiten. Y para un joven de 15 años brillante en ciencias, esa espera le genera una ansiedad sin límites. Más dudas, más encanto y corazón. Las dotes del protagonista, que además necesito de muy pocos dobles de acción (es bailarín, hizo muchos musicales en el teatro como “Billy Eliot”), le dan un alma particular a este superhéroe que lucha con sus contradicciones adolescentes y con sus ansias de justicia sin medir riesgos, sin equivocar caminos, aunque sus enemigos sean temibles. El malo de la película es el increíble Michael Keaton que le pone garra a un desquiciado temible que vuela como si fuera un homenaje extraño a su primer Batman y su gran Birdman. Después de los títulos y desde la prisión promete una venganza terrible. Las aventuras de Spiderman que tiene a una tía muy atractiva, la siempre convincente Marisa Tomei, son llamativas y riesgosas, porque esta solo con enemigos demasiado poderosos para su fuerzas. Pero también están bien realizadas las tomas con sus fracasos, golpes, derrotas y esa convicción única que le da la medida del heroísmo que estos personajes necesitan. Para la historia hicieron falta nada menos que seis guionistas incluido el director, el batido de talento dio resultados y con el éxito descontado solo se esperan más remakes.
Spider-Man – De Regreso A Casa: Buscando pareja para el baile de radiación. En los últimos años nunca han faltado adaptaciones de Spider-Man, pero el público y Smithers parecen emocionados porque el sombrero es nuevo… “El Espaiderman de Marvel” ya esta aqui. Todos los capítulos de Marvel (a esta altura resulta ridículo llamarlas películas) siempre se miran de dos formas: como parte del Universo Cinematico en general, y como films por si mismos… Bueno, bueno, al menos como la primera, la segunda es más un comentario por el estilo de “se, estuvo bien” mientras ya pasan a ver que se va a cenar. Pero esta última publicidad de merchandising del gigante de los comics también puede verse como parte de una franquicia que ya es infame por la cantidad de películas que han salido desde que al (hermosamente) extraño director Sam Raimi se le dieron cientos de millones de dólares para regalarnos dos (hermosas) horas de un muchacho insecto. Apenas 15 años más tarde y esta es ya la SEXTA película protagonizada por Peter Parker en rojo y azul. Despues de lo desequilibrada que resulto Amazing Spider-Man, y lo desastroza que resultó su secuela, en Sony estaban desesperados (¿Cuando no?) por poner en manos de Marvel las aventuras del amistoso vecino neoyorkino. La introducción del personaje ya se habia hecho en la última Avengers, llamada Capitán America para mayor comodidad y Civil War para mayor ganancia, y se sabia que iban a mantener la “origin story” (termino muy de moda, re in, super chic, para el bolso de mano de cualquier geek fan de novelas gráficas y figuras de acción que se aprecie) al mínimo. Porqué al parecer eso es lo que estaba mal con las anteriores películas, la origin story… no la películas en sí. Disconforme con que le hayan reducido la tarea solamente a la mitad, el jóven director encargado de fingir autoridad en el set de Disney decidió cortar otros aspectos del personaje como por ejemplo el sentido arácnido. Jon Watts ya habia desafiado a la audiencia con su somnifera y vacía película Cop Car, pero por otro lado debutó en la silla de director realizando un muy interesante film de terror sobre un hombre que va convirtiendose en un payaso maldito. Llamada Clown, es quizás peor que Homecoming pero sin dudas resulta mucho más interesante. Tom Holland como Peter Parker funciona bien, aunque lamentablemente funcionó más siendo Spider-Man durante su corta estadía en Civil War. La película se divide entre las partes escolares, incluyendo algo de acción con un tono ligero, y las secuencias de acción más dramáticas, las cuales tardan en llegar. No es una queja, ya que la porcion “escolar” termina siendo lo que mejor resultado dió en el film, sino una realidad que hasta que no empieza el enfrentamiento final con el villano, el género que domina en esta Spider-Man es la comedia. Inclusive las escenas endonde solo vemos a los villanos en su guarida son más para risas que otra cosa. No intenta nada raro con los tonos que maneja, pero decidir zambullirse tanto en la comedia primero y luego virar definitivamente al drama en el final, funciona bastante bien. Mucho mérito al guion. Para todo aquel preocupado, positiva o negativamente, porque Homecoming resulte una Iron Man 4 puede quedarse tranquilo: Tony Stark es una parte integra de la película, pero es utilizado lo justo y necesario para maximizar todo lo bueno que puede dar. Todos los “invitados” de Iron Man caen muy bien en el resto del film. Pero sacando las gratas sorpresas de Zendaya y Tony Revolori (Grand Hotel Budapest), el resto de los personajes propios de Spidey terminan siendo bastante flojos: Marisa Tomei no hace un mal trabajo pero difícilmente se le dio algo para hacer (incluso comparada con Tías May anteriores), y especialmente es el mejor amigo de Peter quien no funciona casi para nada. Pero lo más destacable en cuanto a actores termino siendo el de Michael Keaton. Sorprendentemente el rol de Vulture termino siendo acaso uno de los mejores villanos de todo el MCU. ¿Porqué? Bueno, porque es un personaje. Aún sin ser la gran cosa, resulta carismático, tiene una motivacion, se siente “real” y tridimensional aparte de entretenido. Lamentablemente esto vino a un costo: no es Vulture. Usa alas mecánicas y es medio pelado, pero las similitudes terminan ahí. La película hace un pequeño chiste sobre el conocido hecho de que existen dos villanos llamados Shocker en el mundo de Spidey, pero termina más transmitiendo lo poco que sienten sobre el material original que otra cosa. Mucha gente va a ir a verla, y le va a gustar, solo porque es de Marvel. Mucha gente va a ir a verla solo porque es Spider-Man. Si alguno tiene dudas, aún después de leer esta reseña (en ese caso, primero que nada: gracias por leerla), tratare de ser más claro: esta película entrega lo que la gran mayoría de los films del MCU ofrece, un aceptable y vapido entretenimiento al que cuanto menos se le pida, más va a satisfacer. Nunca tuve problema porque aguaran las aventuras de Thor o el Capitán America a la formula a la que le gusta simplificar a Disney, pero que finalmente lo hayan hecho con Spider-Man no deja de sentirse especialemente lamentable.
Spider-Man De Regreso a Casa: El Spidey de Disney. Una nueva adaptación al cine de nuestro amigable vecino arácnido llega, ahora sí, para integrar el Universo Cinemático Marvel. ¿Está a la altura de sus predecesores? Luego de los eventos ocurridos en Capitán América: Civil War (2016), un quinceañero Peter Parker (Tom Holland) debe volver a su habitual cotideaneidad como estudiante de secundaria, pero con su nuevo traje de Spider-Man proporcionado por Tony Stark (Robert Downey Jr.) que lo deja “jugar” en el barrio haciendo las veces de superhéroe local mientras no se meta en bretes mas grosos. Todo cambia cuando un criminal llamado Buitre (Michael Keaton) irrumpa en la ciudad utilizando tecnología Chitauri robada y vendiéndola como armas tecnológicas a otros criminales de poca monta. El joven Parker no dudará en utilizar sus poderes para detener al Buitre, mientras balancea su vida como estudiante y superhéroe que quiere integrar las filas de los Avengers, probando una y otra vez que le falta mucho recorrido. Pero como Thomas Wayne dijo alguna vez “Caemos para aprender a levantarnos”, y así veremos a Spidey redimirse y finalmente ser el héroe que todos necesitamos, pero no nos merecemos. Los más avezados no entenderán por qué estoy utilizando citas a la trilogía de Batman de Nolan, y es que no tiene nada que ver. Al igual que esta película de Spider-Man tiene nada que ver con lo que es el personaje en sí. No es una película perfecta y dista demasiado de lo que los críticos internacionales dictaminaron por decreto como “la mejor adaptación de Spider-Man”. No señores. Y voy a hablar como fanático del personaje de toda la vida. Spider-Man: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) es una película muy divertida y muy larga. Un film puroo y netamente de la asociación Marvel/Disney que cada vez prioriza más el marketing, el personaje “ganchero” a una historia con matices profundos y que conmueva. Y, además, se hace demasiado larga con sus más de 2 horas de duración. Seguramente el niño, el púber, disfrutará de Spidey en su veta más juvenil y risueña (y quizás eso sea el punto “mejor adaptado”del personaje en el film), pero el Peter Parker que conocemos es un pibe conmocionado con la muerte de su tío (que, olvídense que se nombra acá) y con una fuerza de voluntad sobrehumana, a la vez que dicha muerte es el motor y motivación para ser Spider-Man. Este Peter no tiene una motivación mayor que ser parte de los Avengers. Es como una groupie que solo quiere una foto y autógrafo de su cantante de rock amado. El trabajo de Tom Holland es sublime como Spidey, muy charlatán y sobre-excitado, pero como Peter Parker no logra el súmun de melancolía que generaba Tobey Maguire (pese a quien le pese), y por esto la dualidad del personaje todavía sigue sin ser bien adaptada. Marisa Tomei como La Tía May, bueno, más intrascendente no podía ser (igual es bellísima en cámara a sus 52 años). Michael Keaton recrea a un Adrian Toomes/Buitre con sus buenos matices drmáticos y motivaciones, pero Loki sigue siendo Loki. El que se lleva las palmas es Jacob Batalon como el mejor amigo de Peter, Ned. Es el que más risas se lleva con su actuación y funciona como un gran partener del protagonista. Podría seguir hablando de las fallas que tiene el film (como el score de Michael Giacchino, el menos inspirado de su carrera), pero como la entrada del arácnido al UCM es un buen entretenimiento pasatista que seguramente hará las delicias de los más jóvenes, pero no creo que llegue a conformar a los más puristas y amantes del personaje. Acá lo tienen, Spider-Man regresó a Marvel, lamentablemente Disney compró Marvel. AH, quédense para 2 (DOS) escenas post-créditos.
Hay algo de Spider-Man: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) que genera expectativas hasta en los que no son tan adeptos al personajes. Es que se trata de la primera película del arácnido como parte del Universo Cinematográfico de Marvel, que iniciara Iron Man: El Hombre de Hierro (Iron Man, 2008) hace ya casi diez años. Mirando los cartelitos de las fases que anunciaban los planes futuros de la compañía, pocos se hubieran atrevido a imaginar que en alguno de ellos figuraría El Hombre Araña, cuyos derechos estaban en poder de Sony Pictures por aquel entonces, sin negociaciones a la vista. Era tal la pica entre Marvel y los otros estudios que se alzaban con los derechos de sus propios personajes, que la rama editorial sacó de circulación algunos títulos de cómics cuyos derechos cinematográficos no les pertenecían, para no hacerles difusión contraproducente. No se sabe bien en qué momento esto se dio vuelta, pero ya sea por el hackeo masivo sufrido por Sony, o porque los planetas se alinearon y los accionistas se levantaron todos con el pie derecho ese día, eventualmente las hostilidades disminuyeron y comenzó el diálogo, echando una luz divina sobre las esperanzas de todos los fanáticos. Así se supo que la primera aparición de Peter Parker como parte del MCU iba a ser en Capitán América: Guerra Civil (Captain America: Civil War, 2016) como integrante del bando liderado por Iron Man. Bajo la convocatoria de Tony Stark al llamado de “Underoos!” (Una marca de ropa interior para niños muy popular en Estados Unidos) aparecía por primera vez en pantalla grande junto a los pesos pesados de Marvel el juvenil Spider-Man, reseteando todo lo que sabíamos hasta ahora sobre el personaje, con su tercera (y esperemos, definitiva) versión cinematográfica. Ahora Spider-Man: De Regreso a Casa retoma esa primera aparición para explicar a los incautos que no hayan visto su previa interacción con el resto del equipo cuál es el origen del traje y cómo conecta con los demás superhéroes. Pero este repaso es rápido y se hace de una forma increíblemente orgánica e ingeniosa. De hecho, sus propios orígenes se explican como al pasar, teniendo en cuenta que ya lo vimos hasta el hartazgo en versiones anteriores. Esto resulta en un interesante cambio de paradigma en las motivaciones de un Peter Parker mucho menos atormentado y bastante más adolescente. Las referencias a las versiones previas, al comic y al resto del MCU están ahí para quien las entienda, pero no hacen a la historia. Así que tranquilamente, para el que nunca antes vio una del Hombre Araña o se topó con un comic, funciona como película de origen. Ni que hablar de los más chicos, que la encontrarán divertida, mucho más que la de cualquier superhéroe hasta el momento (exceptuando quizás a los Guardianes de la Galaxia). No nos olvidamos de la gran Deadpool (2016), es que simplemente no era apta para chicos, y es más, hay varios puntos de referencia a ese film, a pesar de que sigue perteneciendo a la tercera pata de esta mesa destartalada que completa Fox, dueña de los X-Men. La comedia juega un papel fundamental en Spider-Man: De Regreso a Casa, no hay lugar para el drama ni la introspección; las lecciones se aprenden rápido y se pasa a lo siguiente. Pero eso no significa que abuse del recurso ni que sus personajes sean simples. Al contrario, hay una cierta profundidad de niveles en cada uno de ellos que los hace muy queribles. Y los chistes están bien ubicados, distribuidos, y justificados por el tono de la película. Los realizadores encontraron la mejor forma de contar la historia de un adolescente con poderes, que experimenta esa etapa de cambios desconcertantes que para él es el doble de compleja (o mucho más) y donde aprende a descubrir quién es, qué quiere y qué está dispuesto a hacer. La influencia de un mentor como Tony Stark (Robert Downey Jr.) puede jugarle una mala pasada, tanto a Peter como a la película, pero hace apariciones en su justa medida y en el momento indicado, cuando la historia lo requiere y sin abrumar. Cosa que con esa personalidad avasallante, es algo difícil de lograr y un gran mérito del guión y del joven protagonista, Tom Holland, que no se deja intimidar. En este punto cabe destacar que no podrían haber elegido un mejor Peter Parker. El casting del pequeño gran actor estuvo marcado por la polémica por su edad y sus capacidades artísticas, con escasa experiencia previa en el cine y la gran presión que conlleva encarnar a un personaje tan emblemático y protagonizar un blockbuster de estas dimensiones. Pero Holland no sólo sale airoso, sino que lo hace con la gracia y frescura con que Peter hace sus piruetas. Algo así se veía venir este último año, con su campaña promocional en las redes social que se tomó a modo casi personal, el entrenamiento con el que estuvo muy comprometido, sus increíbles presentaciones y el talento que venía cultivando desde que encarnó a Billy Elliot en teatro. Por otra parte, tenemos al villano encarnado por un enorme Michael Keaton. Si pasamos por alto las referencias a otros papeles emblemáticos del actor, nos queda un personaje creíble, coherente y hasta querible, que funciona a la perfección como némesis de Peter, sin robarle protagonismo. Y tiene la gran ventaja de ser muy superior a todos los villanos que venimos viendo hasta ahora en películas de superhéroes: demasiado caricaturizados, absurdamente poderosos o carentes de motivaciones. El Vulture de Keaton sortea con altura todos esos estereotipos y se ubica como uno de los mejores personajes del Universo Cinematográfico de Marvel. Si a eso le sumamos un elenco diverso y entrañable, algunas caras conocidas pero no tanto como para distraernos, los guiños a la cultura popular, el humor desopilante y las buenas escenas de acción, que no pierden tiempo en explicaciones innecesarias, nos queda que Spider-Man: De Regreso a Casa es una de las mejores películas de superhéroes de los últimos años. Y eso es mucho decir en una época en que ya estamos bastante saturados con la repetición de las fórmulas y los intentos fallidos de adaptar todo cómic existente.
Adolescente, es un bicho diferente Finalmente podemos decir que estamos frente a una auténtica película de Spider-Man. Hay muchas cosas que hacen único al personaje. ¿Sus poderes? ¿Sus problemas sentimentales? ¿Su traje? ¿Sus villanos? ¿Su humor característico al momento de luchar contra el mal? ¿Esa sensación de que aun cuando gana también está perdiendo? Sí, todo eso lo hace especial. Y Spider-Man: De regreso a casa (Spider-Man: Homecoming) logra cumplir con cada uno de los puntos. Partiendo de que el primer acierto del film es no repetir los hechos por los cuales Peter vive con su tía y el desenlace fatal de su tío, los más de 130 minutos de duración permiten deambular por una nueva historia con una trama liviana, donde el dramatismo excesivo logra evitarse. Peter vive los problemas propios de su adolescencia, donde se ve como a un bicho raro, lleno de inseguridades acerca de él y el mundo que lo rodea. Por otro lado no se abusa del personaje mentor de Tony Stark / Iron Man, quien ya nos había atosigado bastante desde los trailers. Vengo a traerles calma: su aparición es limitada y está justificada en cada caso. Incluso una de las escenas que pudimos ver en trailers no aparece en la película (de hecho Jon Watts, su director, declaró que se trató de una decisión netamente publicitaria y que el momento lucía genial y perfecto para llamar la atención de los fanáticos en el trailer, pero nunca formó parte de la película). El soundtrack original es, sin exagerar, uno de los mejores del Universo Cinematográfico de Marvel. Michael Giacchino consigue dotar al film de un tipo de música para cada momento de la acción, y no pareciera estar puesta de prepo por el solo hecho de que algo tiene que sonar. Además se suman buenas canciones ambientando las escenas con Ramones y The English Beat, entre otros. El film tampoco exagera en sus efectos especiales o complejas coreografías de lucha. Desde luego que las tiene y se encuentran bien realizadas, pero el hecho de que de un principio Peter Parker se dedique más a los acontecimientos de su vecindario y no en salvar al mundo, permite que las escenas de acción sean menores. No obstante cuenta con dos escenas grandiosamente realizadas, para las cuales solo mencionaré el Ferry de Staten Island y el ascensor, para no spoilear. Respecto a los protagonistas, la mayoría coincidirá en el gran trabajo de Tom Holland como Spidey, a quien ya habíamos visto de forma resumida en Capitán América: Civil War. Sobre sus espaldas recae todo el film y tiene suficiente anchura como para sostenerla. Su trabajo es impecable. Pero hay alguien más que sobresale y ese es Michael Keaton, quien interpreta al Buitre. Muchos opinarán que es un personaje menor y no tan terrible como podría haber sido, pero justamente su presencia no resulta totalmente amenazante por un simple motivo: su enfrentamiento no deja de ser contra un adolescente que se está iniciando en el trabajo de salvar al mundo. Él tampoco está preparado como villano para provocar el fin del mundo. De otra forma lo veríamos enfrentándose a todo el ejército de Los Vengadores. Pero en esta oportunidad se trata de un villano mucho más urbano, sin necesidad de hacer demasiado ruido. Solamente hay dos cuestiones que me permito desaprobar en cuanto a la película en general: por un lado el desaprovechamiento del personaje de Tía May, que en esta versión del personaje está personificada por Marisa Tomei, y quien sin dudas es la más joven y atractiva que hemos visto en ese rol en pantalla grande. Y por otro lado, la cronología de los hechos se encuentra alterada y confusa. La película se encuentra contextualizada algunos pocos meses después del enfrentamiento en Civil War en junio de 2016, lo que significaría para este film 8 años después de la batalla de Nueva York, cuando inicia De regreso a casa, con Adrian Toomes (Keaton) contratado para remover los escombros de la batalla pero luego dejado de lado por el gobierno. Pero estos hechos sucedieron en mayo de 2012, por lo cual los tiempos no parecen encajar. Spider-Man: De regreso a casa supo jugar a ser Tom Sawyer y menos Los Vengadores. Encontró la forma de buscarle la vuelta a un personaje mucho más cercano a lo cotidiano en vez de mandarlo todo el tiempo a volar por los aires. Uno al terminar la película se siente relajado y aliviado por no temer a una secuela. El arácnido está de regreso, y aplaudimos esa decisión.
Un Hombre-Araña terrenal Denise Pieniazek 6 julio, 2017 Luego de la presentación del nuevo Spider-Man como participante en la disputa interna de los Avengers en Capitán América: Guerra Civil (Captain America: Civil War, 2016) ha llegado el momento de su propia película dentro de esta gran saga que ha desplegado Marvel Comics en los últimos años. Si bien existen dos sagas previas del personaje del comic del Hombre-Araña (creado en 1962) en pantalla grande, -una compuesta por tres películas protagonizadas por Tobey Maguire (2002/2004/2007) y dos largometrajes cuyo protagonista era interpretado por Andrew Garfield (2012/2014)– Spider-Man: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) al ser menos pretenciosa que las anteriores, resulta más inteligente y efectiva. En Spider-Man: De Regreso a Casa el aún más joven y simpático Peter Parker (Tom Holland) rompe con los estereotipos, es decir que sabe ser nerd, tierno y “canchero” al mismo tiempo. Este será uno de los aciertos del filme, de igual modo la chica popular de la que él gusta ya no es una blanca pelirroja, sino que es una negra, asimismo su tía May no es ya una “ancianita” sino una sensual pero no exuberante Marisa Tomei, por citar algunos ejemplos. Otro aspecto positivo de este nuevo relato del Hombre-Araña es saltearse la génesis del superhéroe. Ya todos sabemos que sus poderes provienen de la picadura de una araña y es inteligente saber ver que no es necesario volver a narrar dichos acontecimientos. En consecuencia, Spider-Man: De Regreso a Casa comienza en cierta forma in medias res, pero retoma en pocos minutos acontecimientos de Capitán América: Guerra Civil para situar al espectador distraído o refrescar la memoria. Aunque utilice dicha recapitulación, la elección de la misma es un recurso astuto porque en vez de repetir secuencias del otro largometraje, esta vez las muestra desde el punto de vista del “hombrecito-araña”, pues claro aquí él es el protagonista. Con respecto a la estructura el filme, éste posee un prólogo que funciona como engranaje de Spider-Man: De Regreso a Casa con los otros filmes de The Advengers, para dar lugar posteriormente al típico relato dividido en tres actos. Es pertinente destacar que el universo cinematográfico de Marvel posee un trabajo minucioso en sus guiones al enlazar audazmente todas sus películas, tanto las de personajes individuales como las corales. En dicho prólogo se presenta al villano en cuestión, Adrian Toomes/Vulture (Buitre), un hombre que tras sentir la injusticia de la ruptura de un acuerdo laboral, continuará con la misma tarea pero de forma ilegal: traficará armas que poseen materia prima extraterrestre y por ende están dotadas de grandes poderes. En dicho sentido, estamos una vez más ante uno de los aspectos más eficaces de la película, presentar un villano y un superhéroe de “carne y hueso”, ambos muy terrenales y verosímiles. El “malvado” en cuestión es interpretado por Michael Keaton, cuyo texto estrella tras haber representado a Batman (1989/1992) dos veces e interpretar a un actor que había encarnado Birdman y se había estancado en dicho personaje (Birdman, 2014) opera de forma significativa, resultando más que pertinente su elección dentro del elenco. A diferencia de los villanos de las sagas anteriores de Spider-Man, quien se enfrenta al superhéroe en esta ocasión no es uno de sus antagónicos más conocidos, y dicha elección por lo mencionado anteriormente resulta más verosímil y consecuentemente hace más entretenido y dinámico todo el relato. A diferencia del comic original de 1963 donde el personaje de Vulture aparece por primera vez, en su versión cinematográfica el enemigo del hombre-araña es un humano sin poderes sobrenaturales depende de la máquina que él mismo opera y el efecto de buitre es otorgado por las alas de su artefacto como así también por su vestuario (la tela peluda de su campera remite a las plumas del ave). Spider-Man: De Regreso a Casa presenta tanto un Peter Parker como un Hombre-Araña adolescentes, cuyos problemas existenciales no atraviesan la vida o la muerte, sino que son más triviales, generando seguramente mayor identificación con el público juvenil. El personaje compuesto por Tom Holland comienza como un antihéroe inteligente y torpe a la vez, que comprenderá que para usar un traje externo que opera como máscara -tanto literal como simbólicamente- primero debe conocer su potencial interior. En este recorrido es fundamental la presencia intermitente de Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) como una especie de tutor o mecenas, o incluso una figura paterna que funciona como guía. En consecuencia, aunque empiece como un antihéroe el protagonista quizás se convierta en un héroe anónimo. Como siempre en las películas de Marvel tenemos el divertido cameo a su creador Stan Lee y varios gags entorno a otros personajes de dicho universo. En conclusión, Spider-Man: De Regreso a Casa es coherente y verosímil, y tan entretenida que nos dejará con muchas expectativas hasta la próxima aparición de este personaje. Para los ansiosos se supone que volveremos a ver al Hombre-Araña en Avengers: Infinity War (2018) y en la ya anunciada secuela del largometraje en cuestión cercana al 2019. En consecuencia, tendremos que esperar para ver si este Hombre-Araña seguirá con todas sus patas sobre la tierra o apuntará sus telarañas hacia el cielo. Más Información: Si van a verla al cine no se olviden de ver los dos extra como es característico del universo de Marvel Comics, uno de ellos al inicio de los créditos y otro al final de los títulos. Quien escribe les recomienda quedarse hasta lo último!
Spider-Man: Homecoming rescata el espíritu de la esencia original del personaje. Es una película muy divertida que va recuperando su identidad, logrando atrapar a chicos y grandes, con acertados momentos de humor, acción y divertimento más que asegurado. Dirigida por Jon Watts y un equipo de seis guionistas que dan forma a este segundo reboot de la franquicia, es producida por Marvel Studios y Columbia Pictures, y distribuida por Sony Pictures Entertainment. La primera adaptación para la pantalla grande de El Hombre Araña fue protagonizada por Tobey Maguire y fueron tres películas (El hombre araña I, II y III en los años 2002, 2004 y 2007 respectivamente) Andrew Garfield interpreto el personaje para El sorprendente Hombre Araña y El sorprendente Hombre Araña 2: La amenaza de Electro (en los años 2012 y 2014) Dentro del Universo cinematográfico de Marvel (conocido como MCU) llego Capitán América: Civil War (2016) y ahora Spider-Man: Homecoming (2017 ) ambas interpretando al personaje principal Peter Parker por Tom Holland (excelente trabajo de este joven actor) Peter Parker tras su lucha contra el Capitán América lleva consigo el traje, obsequio de Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr) emocionado tras la experiencia con los Vengadores, se encuentra de regreso a casa (Queens, Nueva York) donde vive con su tía May (Marisa Tomei) mientras aprende a usar y controlar sus super poderes aparecerá un temible villano llamado Buitre/The Vulture (Michael Keaton) que comete crímenes con la ayuda de altísima tecnología robada, de origen alienígena. Peter intentará detener a este enemigo por si solo, sin ayuda, pero no será una tarea sencilla. Con un comienzo muy emocionante, veremos a un Peter Parker adolescente, en etapa de high school, con inseguridades, con vos fina, en búsqueda de ese primer amor que le cuesta horrores enfrentar. El personaje The Vulture es uno de los primeros enemigos que enfrentó el Hombre Araña en los cómics allá por 1962. La banda sonora es impecable, hay escenas con música de los 80’ (Ramones, The English Beat entre otros) La suma de aciertos en la construcción de este nuevo film (buscados en los inicios creativos) es lo que hace a mi entender que este super héroe sea rescatado y salga muy bien parado. Quédense hasta que terminen los títulos, que como nos tienen acostumbrado el mundo Marvel siempre hay algo más para ver. Letra del tema original de la serie de los años 60’ Spider-Man, Spider-Man, Does whatever a spider can Spins a web, any size, Catches thieves just like flies Look Out! Here comes the Spider-Man. Is he strong? Listen bud, He’s got radioactive blood. Can he swing from a thread Take a look overhead Hey, there There goes the Spider-Man. In the chill of night At the scene of a crime Like a streak of light He arrives just in time. Spider-Man, Spider-Man Friendly neighborhood Spider-Man Wealth and fame He’s ignored Action is his reward. To him, life is a great big bang up Wherever there’s a hang up You’ll find the Spider-Man.
Publicada en edición impresa.
Nuevo inicio para un viejo superhéroe. No hay, respecto de los anteriores títulos de la saga, grandes variaciones en el núcleo duro del relato ni mucho menos en el arco narrativo, y las que hay tienden a eliminar cualquier atisbo de complejidad. Los seis guionistas parecen querer llevar agua para distintos molinos. Caso curioso el de Spider-Man. La trilogía de Sam Raimi (2002-2007) tuvo a su cargo la responsabilidad –aunque difícilmente alguien lo supiera en ese momento– de consolidar las franquicias de superhéroes como las más redituables del siglo XXI. Pero inmediatamente después llegaron Iron Man, Thor, Capitán América y todo el grupete de Marvel, y el pobre Peter Parker, enredado en una telaraña de derechos que impedía su préstamo a la órbita de Disney, perdió terreno. Dos películas con Andrew Garfield en lugar del ya crecidito Tobey Maguire lograron que el personaje se mantuviera en el candelero a la espera de una solución que finalmente llegaría en 2016, cuando Capitán América: Civil War marcó la primera aparición oficial del arácnido dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. Breve y de peso narrativo medio tirando a poco, su arribo fue más bien un tentempié para el debut en soledad con Spider-Man: De regreso a casa. Tercer debut, mejor dicho, dado que el Parker del UCM es el inglés Tom Holland. Aunque da lo mismo que sea el primero, el tercero o el vigésimo, porque parece que todos los inicios van a contar lo mismo. Las primeras partes anteriores podrían resumirme así: nerd adolescente tiene súper poderes después de la picadura de una araña, se divierte, salva vecinos, le gusta una chica muy linda, aparece un malo y el nerd, ya convertido en Spider-Man, se da cuenta de todo eso del poder y la responsabilidad. La de 2017, también. No hay grandes variaciones en el núcleo duro del relato ni mucho menos en el arco narrativo, y las que hay tienden a eliminar cualquier atisbo de complejidad y reemplazarlas por elementos habituales del universo Marvel, con sus guiños y referencias internas a la cabeza. Aquí la tía (una Marisa Tomei más MILF que nunca), por ejemplo, es un elemento decorativo, más bien una cómplice antes que la figura de autoridad para Parker que supo ser. La chica de sus sueños y toda una subtrama dentro del colegio secundario (el Homecoming del título original refiere a la fiesta de fin de curso) vuelven a estar. Por ahí también anda un mecánico que tunea armas con material extraterrestre robado al gobierno llamado Adrian Toomes, que hará las veces de némesis. Tía, un villano, el siempre magnético Robert Downey Jr, la necesidad de que el UCM se mueva en vistas a próximos títulos, y en medio de todo eso una comedia adolescente: difícil que entre todo y bien. De regreso a casa sufre un tironeo constante entre todas sus microhistorias, como si los ¡seis! guionistas intentaran llevar agua para un molino distinto. Los que terminan imponiéndose en el primer bloque son aquellos que están a favor de la High School Movie y del relato madurativo de Peter, a quien le ponen como segundón a un amigo tanto o más nerd que él y lo llevan a un concurso de conocimiento en Washington, que usará como pantalla para investigar una pista sobre una banda que vende armas. Hasta llegar a un tercio final marveliano, con el consabido enfrentamiento final entre el héroe y su rival. Un rato antes, tras una voltereta de guión, Toomes había empezado a adquirir un volumen que muestra el villano más que atendible que hubiera podido ser. No deja de ser una lástima que se hayan acordado tan tarde de él, porque al renacido Michael Keaton se le notan unas ganas bárbaras de comerse la película cada vez que aparece. La escena pos créditos muestra que habrá revancha. Salvo, claro, que reinicien todo de nuevo.
Finalmente Spidey ha vuelto a casa, y lo hace en el mejor momento de Marvel, cuyo universo cinematográfico le depara infinitas posibilidades ya como cabeza de equipo de la próxima fase. En Spider-Man Homecoming, el héroe arácnido de varias generaciones regresa a las fuentes originales del personaje para darle un tono más aniñado, colorido, cómico, todo lo que el Hombre Araña fue en un principio, todo lo que sintetizó en su figura de nerd superpoderoso que debe afrontar sus responsabilidades como justiciero y como adolescente. Spidey vuelve a casa en lo que es, decididamente, la mejor encarnación del papel. Con dos representaciones a cuestas de la mano de Tobey Maguire y Andrew Garfield, bajo las direcciones de Sam Raimi y Marc Webb respectivamente, el nuevo film del arácnido ahora interpretado por Tom Holland – quién sí puede representar físicamente a un adolescente de 15 años – se distingue desde su desarrollo de sus predecesoras. El primer factor más importante es que el título Homecoming, traducido Vuelta a casa, no denota nada relacionado con la trama sino que es el aviso más explícito de que después de años bajo los derechos de Sony, la figura del héroe vuelve temporalmente a las directas manos de la empresa comiquera que lo vio nacer, y por lo tanto de Disney. Esto es lo que define que el nuevo Spidey será muy diferente de lo que se ha visto hasta ahora. A partir de allí comienza la narración que llega in media res, tomando en cuenta los sucesos de Captain America: Civil War, que introduce a un Peter Parker/Hombre Araña deseoso por salir a batallar nuevamente con los Vengadores y formar parte del equipo, lo que construye ya a partir de los primeros minutos con una gran secuencia de montaje la personalidad esperanzada e idealista de un adolescente en condiciones de ser un héroe pero que al fin y al cabo todavía debe seguir ateniéndose a sus “banales” responsabilidades cotidianas. Más aún, el mayor acierto en el film es dotar a Peter de esa normalidad propia de un joven de su edad. La dirección de Jon Watts enfatiza en mostrar al chico dentro de su ámbito escolar, las relaciones con su mejor amigo, su tía May y por supuesto, su enamorada. A fin de cuentas Spider-Man: Homecoming estaría articulada como una típica película coming of age en donde el adolescente comienza a percibir sus cambios hormonales y emocionales, así como nuevos conflictos en su vida, solo que aquí el descubrimiento de su propio yo va de la mano con tomar sus responsabilidades como héroe, Peter Parker nunca deja de ser un niño. Por el otro lado tenemos al Hombre Araña en lo que es, como fue dicho más arriba, la mejor encarnación hasta ahora en tanto vuelve a identificarse como un personaje joven rebelde, emocional, frustrado y humorístico. El de mallas rojas y azules no deja nunca de ser alguien que quiere demostrar continuamente su valía, y para eso no dudará romper las reglas impuestas por su mentor Tony Stark, mientras que en pleno acostumbramiento a su vida justiciera será autor de ciertos errores derivados de su ingenuidad e ignorancia. Sin embargo, la nueva construcción del trepamuros deja ciertas incoherencias con su escencia ligadas a los cuantiosos dispositivos tecnológicos que desbordan su avanzado traje. Se pierde en muchos momentos la “aracnicidad” y se diluyen en gran medida las escenas en las que Spidey puede demostrar sus habilidades adquiridas. La nueva producción de Marvel continúa con el lineamiento de los ambientes brillantes, ligeros y esperanzadores, yendo a los lugares más comunes del camino del héroe que deriva inevitablemente en saber lo que depara la trama. Su típica comicidad se acentúa mucho más dado que el protagonista que toma las riendas de la historia es un crío, lo que genera contados momentos de cierto infantilismo. Desde la creación del MCU, la Casa de las Ideas ha tenido evidentes dificultades presentando villanos que terminaban siendo irrelevantes por su falta de profundidad, objetivos, o directamente sinsabor. El Buitre encarnado por Michael Keaton sale un poco de esa tendencia con la interpretación de un hombre que transmite terror y es responsable de un giro dramático que alimenta de buena forma al conflicto que enfrenta tanto El Hombre Araña como Peter Parker. Spider-Man Homecoming representa más por la bienvenida a su hijo pródigo que por la película en sí. El Hombre Araña presentado da sobrada talla para pertenecer al DCU y ser la imagen representativa de las próximas fases más aún teniendo en cuenta todo lo que puede crecer como héroe y como Peter. Pareciera que tener una tercera encarnación del arácnido trepamuros en 15 años no es algo para festejar; pero sí lo es esta versión, porque significa no solo su vuelta a Marvel y su entrada al MCU, significa volver a ver al Hombre Araña con el que todos crecimos.
Vídeo Review
Crítica emitida por radio.
Con buenas armas y recursos regresó El Hombre Araña La mixtura de superhéroes que viene desarrollando Marvel en sus últimas películas rinde frutos en la nueva entrega de Spider-Man, que esta vez interactúa con Iron Man,es decir el traje robótico que contiene al millonario interpretado por Robert Downey Jr. en su propia serie de películas, además de las de Los Vengadores. Está claro que Iron Man se ha convertido en el nexo de estos films, sin por eso dejar que cada personaje tenga un argumento adaptado a su personalidad. En el caso del adolescente de clase baja Peter Parker, la trama es en principio la de una estudiantina, con un romance adolescente en puertas, un poco de bullying y un baile de fin de año, pero aunque todo empiece con un tono ñoño de a poco el asunto se va volviendo intenso y espectacular, al punto que dos de las secuencias más logradas casi parecen de cine catástrofe, con un ferry partido al medio y un grupo de jóvenes atrapados en el ascensor del obelisco de Washington D.C. Sin arrojarle mucha sombra a la trilogía del Hombre Araña de Sam Raimi, al menos esta "Spider-Man: Homecoming" es mejor que la entrega anterior, con un crescendo narrativo, excelentes efectos, muy buen 3 D, y un gran villano de la clase trabajadora interpretado por Michael Keaton. También hay gags divertidos, varios de ellos surgidos de los distintos trajes que aquí luce este legendario superhéroe adolescente.
Gran espíritu adolescente Mitad película de Marvel, mitad comedia adolescente de colegio secundario, esta vuelta del personaje del Hombre Araña encuentra en Tom Holland uno de sus principales hallazgos. El actor inglés -de 20 años cuando se rodó la película- se luce como un estudiante quinceañero desesperado por demostrar que está a la altura de las expectativas de su mentor: nada menos que el Tony Stark/Iron Man de Robert Downey Jr. El juego de referencias, bromas y links con la saga de Avengers es constante y, así como Holland había hecho algo más que un cameo en Capitán América: Civil War, aquí Chris Evans devuelve las gentilezas. Todo tiene una explicación: Sony se suma con esta película al universo de Marvel y la interacción de sus distintos personajes será cada vez más frecuente y fecunda, sin importar ya qué estudio de Hollywood esté al frente de cada proyecto. En este nuevo reboot hay, por supuesto, algunas escenas de acción espectaculares (en el ascensor del Monumento a Washington, en el ferry de Staten Island), pero en buena parte de sus algo más de dos horas Spider-Man: De regreso a casa se parece más a una película de John Hughes con fiestas, bailes escolares y desventuras en las aulas o pasillos del colegio. Holland está bastante más creíble que sus antecesores Tobey Maguire o Andrew Garfield en el papel de un adolescente torpe, inseguro, angustiado, tímido y ansioso, mientras que en ese universo escolar no faltan el objeto del deseo (una compañera más grande que él interpretada por Laura Harrier) o el amigo nerd que hace Jacob Batalon. El film está lejos de ser perfecto: tiene desniveles y lugares comunes, los personajes femeninos (incluido el de Marisa Tomei) tienen poco desarrollo y profundidad, pero el resultado es eficaz. Así como Holland es un convincente Peter Parker, Michael Keaton surge como uno de los mejores villanos de los últimos tiempos: siniestro sin caer en la exageración ni la autoparodia (aunque por momentos hay algo de Birdman). Jon Watts, un director con escasos antecedentes (su mejor trabajo había sido Cop Car), se las ingenió muy bien para trabajar esta historia escrita por ¡seis! guionistas e imprimirles al relato y las actuaciones ligereza, humor y vuelo propio. Por supuesto, la habitual aparición del mítico Stan Lee y las dos escenas extras incluidas en los créditos finales se mantienen. Hay cosas que en Marvel nunca cambian.
Una comedia de acción, más que una de acción con comedia Tiene nuevo actor, pero no arranca de cero, y está inserta en el Universo Marvel, como Los Vengadores. Es la sexta película en 15 años, ahora con un tercer actor calzándose el traje (mucho más tecno, eso sí) del Hombre Araña. Spider-Man: De regreso a casa difiere de sus predecesoras en que no arranca de cero, no hay picadura de araña (Tom Holland ya aparecía en Capitán América: Civil War) y está ambientada de lleno en el Universo Marvel, con Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) como personaje secundario y figura paterna. Aquí Peter Parker es el adolescente que Tobey Maguire no daba, aunque hay que sacarse el sombrero ante la primera trilogía dirigida por Sam Raimi. De regreso a casa es más una estudiantina, con un chico enamorado de su compañera Liz, que ansía ser un superhéroe, pero que es inmaduro. Esto no es nuevo, y sí está en el ADN del personaje arácnido: Peter necesita saber que está a la altura de las responsabilidades de superhéroe con sus superpoderes. Porque ya lo sabemos: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, como le había dicho el fallecido tío Ben a Peter en el cómic original, y en otra película. Aquí el tema es seguir a Liz, o asumir su compromiso de superhéroe adolescente. Y hay que pactar y entrar en el mundo del inverosímil permitido, para no sucumbir en este tipo de películas de Marvel o las de DC Comics. Si no, todo parecerá ridículo. La película empieza poco después de Capitán América: Civil War, con Peter tratando de ocultar su identidad secreta mientras hace todo lo posible por ingresar a Los Vengadores. Stark lo tiene bajo sus alas, pero ve que le falta un golpe (de horno y de los otros). Otro personaje, sí, alado (Vulture) será el enemigo de Spider-Man. Adrian Toomes (Michael Keaton, que al aceptar el papel pareciera parodiar u homenajear a Birdman, cada uno tendrá su opinión) vende poderosas armas nucleares en el mercado negro. Y Spider-Man quiere detenerlo. Con todo, De regreso a casa apunta a la diversión y al humor como no lo había hecho ninguna de las cinco anteriores… ni ninguna con los personajes de Los Vengadores. Al director Jon Watts no le pesa la herencia. Como que no ha mirado hacia atrás y le ha construido su propio camino al personaje. Este Spider-Man aparece, como los otros Vengadores, unido a esa liga de superhéroes, casi sin autonomía. Peter tiene como una muleta en Iron Man, como le pasa en la película Mujer Maravilla a la protagonista con Steve Trevor. ¿Falta de confianza en el personaje…? Los secundarios (Liz, la tía May –Marisa Tomei- o Ned, el sidekick que le adosaron a Peter) no aportan demasiado al conjunto en esta aventura que brinda más de comicidad que de acción: es una comedia de acción, no al extremo de Deadpool, y no una de acción con toques de comedia.
El amistoso vecino está de regreso Desde el momento en que se supo que Sony Pictures había dado luz verde para que el superhéroe adolescente fuera parte del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), Spider-Man no ha hecho más generar expectativas entre los fans y no tan fans del personaje. La pequeña pero asombrosa presentación del arácnido en Captain América: Civil War (2016) como parte del team Iron Man, fue festejada por el público que vio en el actor Tom Holland toda la gracia y el espíritu juvenil de un auténtico Hombre Araña. Sin embargo, todavía quedaban ciertas dudas respecto a cómo llevaría el papel de Peter Parker o si su mentor, Tony Stark, terminaría acaparando la mayor parte del film. Finalmente, la espera valió la pena: Spider-Man Homecoming es la mejor adaptación del Trepamuros y una de las películas superherocas más divertidas de los últimos años. Luego de que el mundo conociera a Spider-Man a través de un video que él mismo grabó mientras luchaba con los Vengadores, el joven de 15 años debe regresar a sus días rutinarios como estudiante y amigable héroe de barrio. A pesar del entusiasmo de Peter por enfrentar nuevas misiones, Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) se niega a reclutar al muchacho y establece una vigilancia constante sobre él. Pero un nuevo villano apodado como El Buitre (Michael Keaton) aparece en escena y Peter cree ser capaz de detenerlo. Tom Holland (Lo Imposible, 2012) personifica a un Peter Parker diferente al que pudimos ver en las anteriores versiones. Se trata de un joven muy aggiornado a los tiempos que corren, cuyos conflictos tienen que ver más con los típicos cambios de la etapa adolescente que con la cuestión moral de salvar a la humanidad. La inmadurez y el carisma con los que Holland lleva adelante este personaje encajan perfecto con el enfoque ganchero y lleno de guiños propuesto por el director Jon Watts (El payaso del mal; Cop Car), quien eligió mostrarnos un film más realista y cercano a las comedias juveniles desarrolladas en la preparatoria. La historia evita narrar el origen de los poderes de Peter por tercera vez y aquello resulta un punto a favor, dado que en el imaginario colectivo aún permanecen muy frescas la trilogía de Sam Raimi y las dos últimas entregas de The Amazing Spider-Man. En pos de evitar cargar la película de dramatismo, la muerte del tío Ben, que en la primera cinta de Spider-Man resulta un hecho elemental para las decisiones futuras de Peter, aquí tampoco es relatado. Por otro lado, la tía May (interpretada por Marisa Tomei), se nos presenta con una faceta nunca antes vista en el cine: mucho más simpática, despreocupada y rejuvenecida. Muy por el contrario de lo que parecían pronosticar los tráilers, Tony Stark en ningún momento intenta desplazar a Spider-Man y sus escasas intervenciones, siempre desde un lugar paternalista, se limitan a situaciones de peligro extremo. En el caso del villano representado por el excelente Michael Keaton, quien otra vez se coloca las alas luego de la premiada Birdman (2014), cabe decir que se encuentra a la altura de las circunstancias. Al tratarse de un personaje más bien urbano, sin demasiada majestuosidad, cala estupendamente para una primera película donde Peter recién está aprendiendo a manejar sus poderes. El Buitre de Keaton es un villano realista cuyas motivaciones no pasan por conquistar el mundo o destruirlo. Su prioridad es la familia y tan solo desea vivir cómodamente, por más que el medio para conseguirlo implique una amenaza para la sociedad. Las más de dos horas de duración que presenta el film apenas se sienten. Watts le otorga a la narración el dinamismo y el humor característico de Marvel, acompañado por la incorporación de gags y una magnifica banda sonora con reminiscencias de los ‘80. La escena de los créditos finales rinde un divertido homenaje a la cultura pop de manera similar a la que pudimos disfrutar este año con Guardianes de la Galaxia Vol.2. Spider-Man Homecoming cumple con las expectativas y nos ofrece un relato entretenido, ágil, verosímil y muy a tono con el cómic. Sin dudas, Tom Holland es el Spidey que necesitábamos ver en pantalla grande y esperamos, sea ésta la versión definitiva.
La supremacía del villano Como cualquier otro de los tantos caprichos comerciales de ese mainstream asentado en el facilismo de aprovechar una marca ya ampliamente incrustada en el grueso del público de pocas luces de nuestros días, los films sobre superhéroes se siguen propagando como si fueran una bacteria aunque con la diferencia de que esta epidemia tiende a destruir la variedad cultural en vez del complejo organismo de los individuos. Continuando con la lógica televisiva del encadenamiento eterno de los eslabones, pero sin la calidad de los productos recientes de la pantalla chica, hoy para colmo la película que nos ocupa es la sexta entrada en la saga del Hombre Araña (Spider-Man) y el segundo intento de reboot para con el personaje en un período de apenas 15 años, contados a partir de El Hombre Araña (Spider-Man, 2002) de Sam Raimi, lo que nos habla de una saturación pronunciada. Era de esperar que Spider-Man: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homecoming, 2017), por más buenas intenciones que tenga, no podría remar semejante nivel de insensatez/ suicidio artístico por sobreexplotación de la creación de Stan Lee y Steve Ditko, lo que encima se ve intensificado por el hecho de que la propuesta obvia por completo el arco narrativo que habían instalado El Sorprendente Hombre Araña (The Amazing Spider-Man, 2012) y su corolario del 2014, ambas dirigidas por Marc Webb, quien por cierto se las arregló para superar a aquella trilogía original de la década anterior -demasiado infantil y recargada con colorinche CGI, dicho sea de paso- mediante un tono sutilmente más adulto y oscuro. El director y guionista Jon Watts, responsable de la potable El Payaso del Mal (Clown, 2014) y de la muy interesante Cop Car (2015), cae preso de la impersonalización contemporánea. Con un guión que cuenta con la friolera de seis apellidos detrás, ahora se procura volver a los inicios del personaje en las historietas con una estrategia bien específica: aquí por un lado se maquilla en parte el sustrato digital de las imágenes y por el otro se retoma a pleno la fórmula que acompaña al protagonista desde siempre, apuntalada en los problemas de la adolescencia, el interés romántico ocasional y la aparición de un villano a detener. Los inconvenientes se condensan en el agotamiento del personaje de por sí (lo cual está vinculado al estado terminal que atraviesa todo el cine basado en cómics) y en lo poco que puede hacer Tom Holland, el elegido para interpretar al héroe arácnido, que ya no hayan hecho Tobey Maguire y Andrew Garfield (esta versión es más aniñada que las previas, un esquema que nos acerca al terreno de los chistes sobre los altibajos de la vida estudiantil). Lo peor que se puede decir de la película es que el villano, Vulture (gran trabajo de Michael Keaton), termina opacando al mismo Hombre Araña, una circunstancia que no sería trágica si hubiese algo de novedad de fondo, si el opus de Watts contase con alas propias y si la catarata de escenas de acción no fuesen tan pomposas y ridículas en lo que respecta a las calamidades que el muchacho debe evitar, cuando aparentemente la intención en primera instancia era “bajarlo a tierra” y limitarlo a conflictos un poco más humanos (pensemos en las barrabasadas gigantescas de los otros exponentes cinematográficos de Marvel). Resulta algo patético que lo único que escape al cliché y la repetición ad infinitum de lo mismo sea el personaje de Keaton, un padre de familia que montó una pyme centrada en el tráfico de armas, más allá de alicientes complementarios como el bienvenido regreso de Jon Favreau y la presencia de una bella Marisa Tomei como la Tía May, la figura materna del protagonista. Hollywood debería dejar de bombardearnos con artilugios tecnológicos que adquieren la forma de comodines narrativos en prácticamente todas las secuencias (las máquinas explican todo y son capaces de todo, aunque por cierto no tienen el encanto de las “baticosas” del Batman de los 60), para en cambio enfocarse más en faltarle el respeto a las recetas de postres empalagosos que probó todo el mundo hasta el hartazgo… quizás en esa coyuntura logre volver a entusiasmar a un público cautivo que parece más condicionado a consumir estos productos -cual androides- que a disfrutarlos a nivel emocional/ individual.
La persona cinematográfica de Spider-Man ha cambiado de actor como ha cambiado de calzoncillo, casi siempre a manos de actores que si bien habilidosos excedían un poco el rango etario de lo que se suponía debe ser un adolescente. Sin embargo, en esta ocasión, la factoría Marvel parece haber encontrado en el joven Tom Holland una oportunidad donde talento y edad están a la misma altura. Spider-Man: De Regreso a Casa es el desafío que enfrenta, y tanto él como Marvel eligen hacerlo de una manera única: priorizando su tema. El Hombre que Araña: Tras los eventos de Captain America: Civil War, Peter Parker tiene un traje que refuerza sus poderes arácnidos.crítica de spider-man: de regreso a casa Aunque no le encuentra nada de malo a interceder en delitos callejeros comunes y corrientes, el siente que Spider-Man está listo para desafíos más grandes: encuentra la posibilidad de demostrarlo en los planes de Adrian Toomes, el contratista frustrado devenido a criminal. El guion de Spider-Man: De Regreso a Casa es uno bien estructurado que sabe balancear la comedia con las escenas de acción. Los personajes tienen un desarrollo correcto y el antagonista principal, si bien con rasgos psicopáticos, tiene una motivación comprensible. Pero más allá de esto, más allá de sus valores de entretenimiento, esta es una película coming of age hecha y derecha, sobre la importancia de no quemar etapas, de frenar nuestro cortoplacismo y entender que para correr, primero hay que caminar. Porque solo atravesando las etapas de nuestra superación en el tiempo, entenderemos no solo nuestro valor, sino también las responsabilidades que debemos asumir y cómo debemos asumirlas. Por el costado actoral Tom Holland se lleva la película al hombro con muchísimo carisma, adoptando con soltura la timidez del personaje sin la máscara, y el tono jocoso cuando se la pone. Marisa Tomei es eficiente como la Tía May, una versión moderna del personaje sin perder ese dejo de maternidad que siempre la caracterizó. Robert Downey, Jr. no opaca con su Tony Stark, y Michael Keaton se prueba cumplidor como el villano de turno, abarcando lo justo y necesario para probarse como un obstáculo creíble para el protagonista . En el lado técnico tenemos una muy buena banda sonora, a cargo de Michael Giacchino, que sabe subrayar con precisión los momentos de acción. Los efectos visuales son prolijos y eficientes. No obstante, como un todo, cabe destacar la hábil mano del director Jon Watts. Y señalo a este apartado por una escena en particular, dentro de un auto cerca del tercer acto, construida con una filosa claridad de ideas respecto a cómo se construye una secuencia de suspenso con nada más que la lente adecuada y la expresión interpretativa justa. Conclusión: Spider-Man: De Regreso a Casa es una película de aventuras que llega a muy buen puerto gracias a un guión prolijo, una labor interpretativa carismática, y una mano en la dirección que se prueba hábil en más de un género. Por parte de quien esto escribe, Marvel cumplió con lo que prometió y, si la eligen, la van a disfrutar.
Nueva adaptación del clásico héroe arácnido. En esta oportunidad Tom Holland ofrece un SpiderMan adolescente, y eso, desde el guion, abre lineas narrativas que acercan la historia más a sagas teens, las que, seguramente, potenciarán la propuesta. La película es correcta, con intervenciones de actores de la talla de Marisa Tomei y Michael Keaton, que refuerzan alguno subrayados patriotas de la historia, tal vez no es de lo mejor del héroe, y a minutos del inicio se sabe ya el trayecto de un barco que no sorprende.
Yendo del colegio al peligro Debe haber batido algún récord el Hombre Araña -o Spider-Man, según el gusto del consumidor- en el cine de superhéroes: en 15 años tuvo 6 películas y 3 actores distintos lo encarnaron. Por supuesto tenemos la trilogía de Sam Raimi con Tobey Maguire, seguidas del reinicio y secuela de Andrew Garfield y el director Marc Webb, y ahora es el relanzamiento del arácnido con la dupla Tom Holland-Jon Watts con la interesante “Spider-Man: De Regreso a Casa” (Spider-Man: Homecoming, 2017) Han pasado unos meses desde que Tony Stark/ Iron Man reclutara al joven Spider-Man (Tom Holland) para que intervenga en los eventos sucedidos en “Capitán América: Civil War” (2016). Emocionado con semejante aventura, Peter queda bajo la tutela del multimillonario y con la constante custodia –más bien, haciendo el trabajo de niñera– de Happy (Jon Favreau). El adolescente retorna a su vida diaria con la tía May (Marisa Tomei), ir al colegio, pasar el rato con su amigo Ned (Jacob Batalon), observar embobado a su compañera Liz (Laura Harrier), pero todo esto no puede tapar sus deseos de probar sus poderes (y probarse al él mismo también). Cada día, después del colegio, Peter se pone su traje y da vueltas por la ciudad tratando de ayudar a la gente (no pasa de darle direcciones a viejitas en la calle o rescatar gatos), y le pasa los reportes a Happy –que nunca le contesta– mientras espera frustrado el llamado para que se una a las filas del equipo de superhéroes. Peter quiere dejar de ser más que el “amigable vecino”, y la oportunidad de probar eso le llegará cuando se enfrente a Adrian Toomes/ Vulture (Michael Keaton), un hombre que se ha convertido en el más poderoso traficante de armas. El Hombre Araña deberá hacerle frente a un súper villano y sus secuaces sin saber si está a la altura de las circunstancias. Capítulo Cuatro, de la Fase 3, del MCU (Marvel Cinematic Universe), y una apuesta arriesgada, ya que ni siquiera se había enfriado el cadáver de Garfield cuando tiraron a la basura todo lo hecho para darle luz verde a este proyecto. Cosas inteligentes que se hicieron: no volver a contar la historia de cómo adquiere sus poderes, mostrar un Hombre Araña distinto a los anteriores (el de Maguire era medio inocentón y el de Garfield más oscuro), no tratar de hacer una historia enorme con demasiadas cosas, la elección de los actores: Holland está muy bien, encontró el punto exacto y entendió qué necesitaba el personaje. Michael Keaton como el villano, porque le sobra talento y oficio para cualquier papel. El director Jon Watts: le aporta frescura y dinamismo; vean El Payaso del Mal (Clown, 2014), que dirigió y escribió. Y algo muy importante: los trailers, incluso los afiches, hacían prever que Iron Man iba a copar la parada, y por suerte aparece muy poco y esto le hace muy bien a la película. Este Hombre Araña está armado, diseñado, mucho más acorde al Universo Marvel y todo lo que construyeron hasta ahora, eso está claro. ¿Pasa la prueba? Totalmente. Es lo que los fans esperaban de él: más joven, cómico, enfrentándose a los problemas, pero siempre tirando chistes. Dato curioso: Jennifer Connelly le da la voz a “Karen”, la computadora del traje del arácnido. La actriz está casada con Paul Bettany, quien era Jarvis, la voz de los trajes de Iron Man. Hay dos escenas poscréditos: una, clave para el futuro, y la otra, muy ingeniosa para que les saque una sonrisa. Spider-Man está de vuelta volando por la ciudad dejando nuevamente un tendal de telarañas a su paso. De regreso a casa, y muy bienvenido.
Para disfrutar la nueva producción del hombre araña es necesario olvidarse de los cómics de Marvel y aceptarla por lo que es: una sitcom familiar, cuyo objetivo reside en que los niños más pequeños elijan al personaje en productos de indumentaria, juguetes y útiles escolares. Spider-Man: De regreso a casa ofrece una versión diferente del superhéroe, donde se modificaron algunas características esenciales que hicieron de la creación de Stan Lee un ícono de la historieta norteamericana. Era comprensible que con un desgaste de cinco películas en los últimos 15 años, el estudio Sony buscara una visión diferente para capturar la atención del público. La culpa por la muerte del tío Ben y la responsabilidad de los poderes, los cimientos que definieron a Spider-Man como justiciero, ya no tienen ninguna consecuencia. En este nuevo enfoque Peter Parker es un pibito alegre, super excitado con todas las situaciones que vive, cuyo mayor anhelo es seguir los pasos de su ídolo, Tony Stark. No hay ninguna complejidad en su historia y todo se desarrolla a través de un conflicto de enredos juveniles que evocan las historias cómicas de Archie y de manera más burda, las comedias adolescentes de John Hughes (El club de los cinco). El director John Watts despojó al protagonista de su independencia y rebeldía para convertirlo en el perrito faldero de Iron Man; un puñal al corazón para los seguidores de este clásico en su fuente original. Spider-Man terminó tan subyugado que ni siquiera le permiten explorar por su cuenta sus habilidades, ya que ahora tiene un sistema computarizado en su traje que lo guía en todo momento y le resuelve los problemas. El nuevo traje funciona como la armadura de Iron Man, con una voz femenina llamada Karen, que lo asiste a Parker en sus aventuras. Por ese motivo, el sentido arácnido quedó relegado a un elemento del pasado, debido a que el protagonista cuenta con las herramientas tecnológicas que le brinda Stark. Tom Holland presenta un trabajo correcto en esta versión del personaje pero su Spider-Boy es muy superficial y carece de complejidad. No hay ninguna escena de esta película donde el héroe enfrente algún peligro grave porque siempre está protegido o vigilado por Stark a quien le debe rendir cuentas de sus acciones. Inclusive cuando el film se encamina dentro del género del Coming-of-age, el mayor conflicto que tiene el protagonista pasa por invitar a un baile a la chica que le gusta. En consecuencia, nos encontramos con un retrato extremadamente liviano de un superhéroe que siempre fue mucho más complejo de lo que aparenta. No se puede negar que este nuevo relanzamiento es una propuesta pochoclera entretenida, pero como película de Spider-Man no tiene la intensidad emocional ni el espíritu comiquero de los dos primeros filmes de Sam Raimi que son muy superiores. Una curiosa paradoja si tenemos en cuenta que Spidey ahora forma parte del universo cinematográfico de Marvel, algo que el director Watts le recuerda al espectador cada cinco minutos en su narración. Entre los aspectos positivos, Michael Keaton se destaca en el rol de villano y logra sacar adelante un papel complicado como el Buitre. Una creación bizarra de Stan Lee que no era fácil de adaptar en el cine sin que el personaje resultara ridículo. Keaton logró hacerlo creíble y las motivaciones de sus actos están muy bien fundamentadas. Hacia el tercer acto le dieron un giro forzado a la historia del Buitre que no termina de convencer, pero en general el villano cumple un papel muy digno. Otros personajes secundarios conocidos del cómic como Flash Thompson (horrendo casting de Tony Revolori) y Liz Allan (Laura Harrier) tuvieron un desarrollo muy pobre. Un inconveniente que se repite en la desapasionada e insulsa subtrama romántica. En esta cuestión también jugó un factor clave la falta de química entre Tom Holland y Harrier, quienes no conforman una pareja interesante. Mejor suerte tuvo el mejor amigo de Peter, Ned Leeds (Jacob Batalon), que ahora tiene la personalidad de Judhead (el clásico compañero de Archie) y al menos aporta diálogos divertidos. El rol de Robert Downey Jr. estuvo muy contenido pero no deja de resultar chocante el papel dominante que Stark ejerce sobre Peter Parker. Spider-Man no debería surgir como el títere sumiso de Iron Man, sin embargo para mucha gente esto resulta una idea extraordinaria. Desde los aspectos técnicos, si bien los efectos especiales estuvieron muy bien cuidados, el tratamiento de la acción es completamente olvidable y el director Watts no logra brindar ninguna escena memorable. Ese es otro inconveniente que tiene el film, las intervenciones de Spider-Man carecen de intensidad y los enfrentamientos con el Buitre pasan sin pena ni gloria dentro del argumento. Inclusive la violencia está muy controlada para que pueda ser digerida por niños pequeños. Pese a todo, la película logra ser entretenida y el humor es efectivo, pero en términos generales es una propuesta muy liviana con un personaje al que se le puede exigir más. Lo mejor de esta producción lo encontramos el diseño del traje que es fabuloso y le otorga una gran apariencia a Spider-Man. Creo que si el estudio Sony en una próxima entrega logra que Peter Parker se desprenda de su obsesión con Tony Stark y los Vengadores para consolidar a un héroe con más personalidad, la nueva saga tiene potencial. Tom Holland es un buen actor y posee las herramientas expresivas para aportarle diferentes matices a su rol, siempre que lo respalde un argumento más elaborado. Será cuestión de darle el tiempo para que pueda desarrollar mejor la evolución de Parker como héroe. Tal vez esta película sea el Casino Royale del personaje y en un par de años nos encontramos con el Skyfall que se merece un ícono de Marvel de esta envergadura. En resumen, Spider-man: De regreso a casa es otra comedia divertida de Marvel que brinda un pasatiempo ameno, aunque no representa la obra suprema que anunciaban las críticas exageradas.
El año pasado la tercera película de Capitán América (que al mismo tiempo fue una especie de Avengers 2.5) nos presentó al nuevo Spider-man, el tercero en menos de 10 años. Ahora tiene su película en solitario para poder hacer una presentación más amplia y la primera pregunta que surge es si valió la pena toda la gran movida para incorporar al personaje dentro del Universo Cinematográfico Marvel. La respuesta es que si y con muy buen tino. Recordemos que hubo (hay) una gran alianza comercial entre Sony y Marvel, en donde la primera sigue teniendo los derechos del personaje pero la segunda lo maneja de manera creativa y puede incorporarlo en otras producciones. Si bien esto funciona, también resultó ser un arma de doble filo en la cinta porque se gasta mucho en establecerlo dentro de esa continuidad. A mí me gustaron mucho las dos últimas películas de Marc Webb y me quedé con muchas ganas de ver lo que ese mundo post Gwen Stacey tenía para dar. Y si bien mi película preferida del arácnido sigue siendo la segunda de Sam Raimi, esta tiene un condimento que me caló bien hondo: es una coming of age. Ya lo sabíamos, ya lo habían dicho, ya nos habían anticipados las referencias a John Huges, pero observarlo funcionar fue otro cantar. Y no solo por ver a Ferris Bueller correr a la par de Spider-man sino por el planteo del personaje en cuanto a su lugar en el mundo, sus ilusiones, lo que tiene y lo que le falta. La transición que atraviesa desde que comienza el film hasta que termina. Esa es la esencia de una coming of age y aquí se cumple con el gran agregado de ser un film de superhéroes. Ahora bien, celebro eso pero critico mucho como se le resta heroísmo al personaje haciendo que dependa siempre de terceros salvo en una secuencia. La relación tan cercana con el mundo de Tony Stark le resta aunque Ironman aparezca poco (por suerte). Peter Parker está muy bien acompañado por la Tia May y sus amigos/compañeros de clase, pero cuando se mezcla con Happy Hogan da un paso para atrás. Ojalá sea así solo en esta película y en sus nuevas aventuras en solitario pueda ser más el personaje que vimos en las sagas anteriores, que dicho sea de paso fueron más fieles a los comics en estas cuestiones. Otro aspecto que no me terminó de convencer es el villano. Pero más que nada porque Michael Keaton está desaprovechado. Y aquí me toca hablar del elenco, en realidad de Tom Holland, quien es sin duda alguna el mejor Spider-man a la fecha y a quien se le nota un compromiso inmenso y disfrute con el papel tanto delante como detrás de las cámaras. El pibe genera un gran magnetismo y está muy bien aprovechado en todas sus secuencias. La acción le sienta tan genial como la comedia y el drama. Dan muchas ganas de seguir viéndolo. En cuanto a la realización, la puesta está muy bien pero vuelve a pasar lo que sucede en la gran mayoría de la factoría Marvel: falta total de personalidad e impronta para narrar, planos medios y cortos por doquier, angulaciones raras, y una banda sonora que se queda corta. Al director Jon Watts le faltó épica, incluso en la gran escena del ferry que quiso emular a la del tren de Spider-man 2 (2004) y no le llegó ni a los talones. Sin embargo la película es muy entretenida y está preparada para que la disfrute todo el mundo, tenga 10 o 40 años. Un acierto y un error al mismo tiempo. En conclusión, Spider-man: de Regreso a Casa (título de traducción literal que no capta el verdadero significado del Homecoming norteamericano) es una buena película de superhéroes pero que le debe mucho a su personaje y al actor que lo interpreta. Un digno regreso que podría haber sido espectacular pero que basta para esperar ansioso ver más.
El arácnido favorito de todos regresa, esta es su tercera aparición en cine, en el año 2002 lo vimos por primera vez, esta fue interpretado por Tobey Maguire como Peter Parker, fue un éxito que se aseguro dos secuelas en 2004 y 2007, la tercera parte dejo inconforme a los fanáticos y su cuarta entrega quedo en el absoluto limbo, pero Sony (quien poseía los derechos) en 2012 volvió a traer al trepamuros al cine, esta vez el afortunado en interpretarlo resulto ser Andrew Garfield con dos entregas y una tercera que fue cancelada gracias al fracaso que resulto en la taquilla. En 2015 nos sorprendió la noticia que MARVEL y Sony compartirían los derechos del personaje, este nuevo acuerdo daba la posibilidad de que Spider-Man exista en el mismo universo que Iron Man, Capitán América y el resto de los Avengers. El actor resulto ser Tom Holland, un joven poco conocido, pero salto a la fama tras protagonizar el drama “Lo Imposible”, el nuevo Spider-Man debuto el año pasado en la tercera entrega de Capitán América y vaya que fue un debut muy gratificante, pero el nuevo arácnido no se queda atrás y ahora le toca tener su film individual. Peter Parker debe continuar su ordinaria vida como un adolescente en plena secundaria mientras también disfruta de su faceta como héroe enmascarado y con Tony Stark como su mentor, los problemas llegan cuando Adrian Toomes, un ex empleado que trabajaba recolectando la tecnología Chitauri que era considerada basura, pero este encontró la manera de usar eso para su propio beneficio, de esta manera diseño unas alas artificiales que le ayudan a bolar y algunas armas mortíferas, Peter deberá buscar la manera de acabar con Adrian Toomes (conocido como El Buitre) y sus secuaces mientras trata de proteger a sus allegados. Mis expectativas con respecto a esta película eran bastante altas, su aparición en Civil War me pareció brillante y de los más acertado del film, pero por desgracia “Spider-Man: De Regreso a Casa” está lejos de ser lo que me esperaba. Sus primeros minutos se centran en que conozcamos al personaje de Adrian Toomes, interpretado por Michael Keaton, se ve que los productores no querían mucho desarrollar este personaje, así que lo hicieron de manera acelerada al principio, los villanos secundarios quedan en eso, personajes que no aportan ningún interés a la trama, por otro lado el ambiente de la película da a una sensación de film muy Disney, dedicado al publico teen, me cuesta reconocerlo, pero debo decirlo, Robert Downey Jr. no es de mis favoritos, pero es el que más se luce dentro de la cinta, esto temía, ya que en toda la publicidad del film, desde infinidad de posters, hasta los trailers, nos hacían hincapié en que iba a estar presente en todo momento, por suerte solo esta lo justo y necesario. Spider-Man: De Regreso a Casa no fue de mi agrado, es una lástima que siendo (desde mi punto de vista) el personaje más importante de la factoría MARVEL no se le haya respetado con una película digna como se merece.
ESE AMIGABLE VECINO El superhéroe arácnido está de vuelta, más teen y hormonal que nunca. En los últimos 15 años tuvimos cinco aventuras protagonizadas por el superhéroe arácnido, encabezadas por actores y directores muy diferentes entre sí. Sam Raimi, Marc Webb, Tobey Maguire y Andrew Garfield hicieron lo suyo aportando a la mitología cinematográfica de Spidey, pero llegó el momento de un nuevo reboot, y un poco de sangre fresca para encarnar al trepamuros creado por Stan Lee y Steve Ditko. El jovencito Tom Holland (“Lo Imposible”) dejó una muy buena impresión cuando se sumó al Universo Cinematográfico de Marvel en “Capitán América: Civil War” (Captain America: Civil War, 2016), justamente, por su espíritu adolescente (y el entusiasmo) tan propio del personaje. Así, se ganó su propia franquicia de la mano de Sony Pictures, aunque bajo el ala mega protectora de Marvel/Disney. A diferencia de las encarnaciones anteriores, este Peter Parker no necesita presentación, traumas, ni historia de origen. Esto se resuelve en una simple frase de “me picó una araña y ahora tengo todos estos poderes”, un punto a favor de la película del casi debutante Jon Watts, pero una historia un tanto limitada (y encajada) a los confines del MCU, que la priva de cierta libertad narrativa, al menos en esta primera entrega. “Spider-Man: De Regreso a Casa” (Spider-Man: Homecoming (2017) celebra –entre líneas- la vuelta de los derechos del personaje a la editorial, mediante un acuerdo cinematográfico que, obviamente, favorece al estudio del ratón y no permite (por ahora) su presencia en el futuro universo expandido que Sony planea llevar a cabo de la mano de Venon y Black Cat and Silver Sable (“Silver & Black”). Desde el mismísimo comienzo nos dejan en claro que ésta es una película del MCU. Todo arranca tras la batalla de Nueva York (esa librada en “Los Vengadores”), donde Adrian Toomes (Michael Keaton) y su equipo de trabajo se dedican a remover los escombros y chatarra alienígena que dejaron atrás superhéroes y chitauris. Todo bien, hasta que cae el gobierno y Control de Daños para hacerse cargo del asunto y apoderarse de toda la tecnología extraterrestre. A Toomes no le cae bien este trato con el que va a perder muchísimo dinero, y decide apoderarse de algunas cositas y emprender una nueva empresa, esta vez criminal. Sí, así nace este villano, un tanto agarrado de los pelos, pero ya sabemos que Marvel no se especializa en tipos malos, si no en los héroes que salvan el día. Saltamos en el tiempo, ocho años después (no se molesten, a nosotros tampoco nos dan las cuentas) cuando Peter se cruza con Tony Stark (Robert Downey Jr.) que lo lleva hasta Alemania para hacer equipo en contra del Capi. Esto ya lo vimos en “Civil War”, pero esta es la perspectiva del adolescente que decide documentar su experiencia como pseudo youtuber. Todo es excitación, hasta que se acaba y tiene que volver a su casa en Queens junto a la tía May, y a la aburrida rutina de la escuela secundaria. Parker es el típico pibe de 15 años, medio nerd, medio tímido, que pasa sus días con amigos, mirando desde lejos a la chica de sus sueños, y esperando que suene la campana para calzarse el traje arácnido y combatir el crimen en las calles de su barrio. Ok, tal vez no tan típico. Lo que Peter aguarda con ansias es la llamada de Stark para unirse a los Vengadores, algo que no va a ocurrir así de fácil porque, en definitiva, es un nene que debe aprender a caminar antes de saltar por los techos (admitimos que esta no es la mejor analogía). “Spider-Man: De Regreso a Casa” no es una película de origen, pero sí el camino del héroe que debe encontrar su verdadero propósito. Peter es más un Luke Skywalker dando sus primeros sablazos, y claro que necesita un Obi-Wan, en este caso, un Tony Stark que hace las veces de mentor y figura paterna, tratando de no meter la pata, ni soltarle del todo la correa. Spidey es el “héroe” barrial, ese vecino amigable que rescata gatitos de los árboles y ayuda a las ancianas a cruzar la calle, pero quiere/necesita más acción y es lo que encuentra cuando se topa con Toomes y sus secuaces, dedicados a la fabricación y contrabando de armas “especiales”, que operan desde hace años por debajo del radar de la policía, el gobierno y, por supuesto, los Avengers. Ya se pueden imaginar por dónde vienen los conflictos, con Parker creando más problemas que soluciones y Stark -y Happy (Jon Favreau) como niñera- tratando de evitarlos cada dos segundos. Una relación que no está mal planteada, aunque molesta cada vez que Iron Man llega para salvar el día. Las mejores películas superheroicas de este año (“Logan”, “Wonder Woman”) se lucen, justamente, porque no dependen 100% de la franquicia de la que forman parte. Hay guiños por aquí y por allá, pero las historias son completamente independientes. Con “Spider-Man” ocurre lo contrario, podría ser mucho mejor desde lo narrativo si no insistiera tanto en el anclaje del MCU y su infinidad de referencias. Esto habla un poco de la falta de confianza de Marvel/Disney en su personaje y en un actor que se come la película. Al igual que su alter ego, Holland debe sufrir el codazo constante de Downey que, no estará todo el tiempo en pantalla, pero cuya presencia tiene un peso específico a lo largo de toda la trama. Holland se luce con su carisma, su entusiasmo constante y su emotividad, cuando lo necesita. La “coming of age” y la historia estudiantil que tanto nos prometían queda relegada cuando entra en juego la acción, los superpoderes y los actos heroicos, pero el espíritu adolescente siempre va de la mano con su protagonista. Jon Watts se atañe al estilo de Kevin Feige evitando los dramas y la violencia excesiva. Este Spidey parece indestructible y ni le vemos un rasguño después de cada batalla, una de las tantas inconsistencias de la película, detalles menores que no obstruyen la historia. Una trama genérica, sí, villanos con motivaciones de medio pelo, pero el conjunto funciona porque está bien filmado y desarrollado, y el héroe responde a u naturaleza, más teen que nunca. Molesta que tía May sólo sea parte de un chiste MILF que se repite hasta el cansancio; que el simpático y diverso elenco de compañeritos esté bastante de adorno, más allá de Ned (Jacob Batalon), el mejor amigo de Peter; que los “malos” sean latinos y afroamericanos (¿really?), y que malgasten la figura de Donald Glover en un papelucho tan deslucido. “Spider-Man: De Regreso a Casa” suma diversidad (algo que sin duda le falta a Raimi), rebeldía y conflictos adolescentes protagonizados por adolescentes, y sangre nueva a una franquicia que se desgasta mucho más cunado se apoya en personajes demasiado explotados (te estamos mirando a vos Tony). No aporta mucho desde lo visual (las referencias a otras historias superheroicas son horriblemente palpables) y se empecina en mantenerse dentro de los límites del MCU, lo que le quita frescura y un poco de originalidad que, esperemos, resuelvan en entregas posteriores. No estamos ante la novena maravilla del género, pero le damos la bienvenida a Holland con los brazos abiertos.
La primera aventura en solitario de este nuevo Peter Parker es una cinta plagada de humor y acción Después de haber hecho su presentación en sociedad en Capitan America: Civil War, Spider-Man regresa a su vida de estudiante de secundaria. Pero sus ganas de "hacer justicia" lo lleva a enfrentarse a un villano temible: El Buitre. Sin la valiosa ayuda de Tony Stark, Peter deberá recurrir a todo su ingenio para desbaratar el plan del malvado Buitre y a la vez cumplir con la escuela, su tía y la chica que le gusta. Tras la trilogía de Sam Raimi, y las dos películas de Marc Webb, el director Jon Watts no vuelve a contarnos la historia ya conocida de Peter Parker descubriendo que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Claro, a diferencia de aquellas sagas, aquí cuenta con el universo de los Avengers a favor. Así que lo que vimos en Civil War, continúa en esta cinta, que rescata lo mejor del Universo cinematográfico de Marvel. Esto implica la utilización de las figuras emblemáticas de la factoría, mucho humor, guiños, sumado a una puesta con efectos de última tecnología y buen gusto. Tom Holland es brillante como Peter. Tiene carisma, el traje le sienta bien, luce como un adolescente y resulta tan creíble como histriónico. Su interacción con Robert Downey Jr. es pura comedia y juntos son dinamita. Por otro lado, la presencia de Michael Keaton como el malo del filme, lo convierte en uno de los mejores villanos de esta mitología. Es aterrador, convincente y parece surgido de una viñeta. La tía May (diosa y MILF Marisa Tomei), y las chicas (una dulce Laura Harrier y la rebelde Zendaya) rodean, contienen y ayudan a un Peter con las hormonas en ebullición. Párrafo aparte para el amigo del héroe, Jacob Batalon (un acertado comic relief) Por contenido, puesta y producción esta es la mejor cinta del joven con "sentido arácnido" y no solo eso, también es una de las más logradas películas de héroes de los últimos tiempos. Atrapa como una poderosa telaraña.
Con la trilogía de culto de Sam Raimi y las dos controvertidas entregas de The Amazing Spider-Man (2012) de Mark Webb, el amigable trepamuros marvelita nunca ha pasado desapercibido por la pantalla grande. Sin embargo, desde su instancia preliminar en Spider-Man : de regreso a casa ( 2017), sopeso la impostura de un temor generalizado de buena parte del público y entusiastas ante otro febril reinicio de la franquicia. Por lo tanto ¿cómo se justifica esta nueva versión del personaje después de tan sólo tres años de la última entrega cinematográfica? La respuesta es simple, gracias a un acuerdo con Sony, mediante el cual Marvel y Disney tienen la posibilidad de integrar a Spider-Man a su gran universo cinematográfico junto al Capitán América, Iron Man o los Guardianes de la Galaxia. En esta oportunidad Spider-Man: de regreso a casa (2017), nos presenta a un estupendo Tom Holland encarnando a Peter Parker en su esencia más pura: como un verdadero adolescente que debe hacer malabares entre su vida estudiantil y el compromiso de un héroe de barrio. El director Jon Watts (Cop car, the clown), quien hasta entonces se desempeñó en producciones de cine independiente sin proximidad a los grandes estudios, toma el desafío de comandar el rumbo de una franquicia caliente en el imperio de Marvel en la pantalla grande. Procurado un efectivo semblante de comicidad, Spider-Man: de regreso a casa elude con éxito la recurrente formula Marvel que esboza películas de origen genérico caso de Ant-man/el Hombre Hormiga (2015) y Doctor Extraño (2016), destacándose como un producto entretenido, ameno y autentico. Cabe estacar que uno de los principales aciertos de Spider-Man: de regreso a casa es su inspirado punto de apoyo en las juveniles comedias ochentosas del John Hughes, más precisamente en The Breakfast Club. Aquí los tópicos escolares no orbitan la temática del bullyng -cual signo de los tiempos- sino que apelan a una efectiva sinergia y rebeldía de los clásicos estereotipos adolescentes, donde se destaca Ned (Jacob Batalon) el mejor amigo de Peter Parker, la popular Liz (Laura Harrier) y su amiga Michelle (Zendaya) y el bravucón de turno, Flash Thompson interpretado por el genial Tony Revolori . En esta oportunidad nos encontramos con un Peter Parker ajustándose “a un nuevo hogar”, con una chispeante Marisa Tomei como la tía May Parker que dista de aquella simpática ancianita que horneaba galletas en las tradicionales viñetas del comic. Peter Parker/ Spider-Man ahora se encuentra inmerso en un contexto mucho más amplio del que alguna vez haya presentado en la pantalla grande, con un mundo repleto de superhéroes en conflicto después de la guerra civil que sacudió a los mismísimos Avengers en la tercera entrega de la saga de Capitán América. Oficiando como villano de turno, “El Buitre” entra en escena, representando para nuestro amigable trepamuros nuevos desafíos que van más allá de su lucha diaria contra la delincuencia barrial. Determinado a sembrar el terror en la ciudad, El Buitre/Adrian Toomes, interpretado con vehemencia por Michael Keaton, acaso sea uno de los más elaborados villanos que Marvel Studios haya presentado hasta el momento junto al Loki de Tom Hiddleston. Si Peter Parker/Spider-Man es la definición por antonomasia de un héroe de barrio, su antagonista Adrian Toomes/El Buitre también representa a un ciudadano promedio especializado en la recolección de artefactos alienígenas, remanentes de la invasión Chitauri que tuvo lugar ocho años antes cuando los recientemente conformados Avengers (2012) salvaron a la ciudad de Nueva York. El Buitre no será un villano que pierda la cabeza debido a experimentos o extrañas mutaciones, sino que la crisis económica y el capitalismo salvaje desataran la codicia latente en un hombre que abastece a una pequeña banda de criminales con adelantos tecnológicos para cometer algunos delitos – en principio menores- que incrementaran su tenor en el transcurso de película. Desde su incursión en el tráiler inicial de la película, la presencia de Tony Stark, a cargo del rimbombante Robert Downey Jr, genero alguna preocupación respecto a una temida sobreexplotación del personaje, como había ocurrido anteriormente en Capitán América: Guerra civil (2015). El caso es que el genio científico fundador de los Avengers no tiene mucho tiempo en pantalla, su personaje se utiliza como una suerte de tutor y apoyo emocional. Hasta ahora siempre presenciamos a un desprejuiciado Tony Stark/Iron Man, pero en esta oportunidad, sorprende la vuelta de tuerca que abre más dimensiones del personaje, ejerciendo una sobreprotección algo enrarecida que atenta con coartar el brío heroico natural de Peter Parker. Spidey es por demás bienvenido haciendo una entrada triunfal en el universo cinematográfico de Marvel, con una producción divertida que hace justicia a la tradición del personaje en el cómic. Como se mencionó anteriormente en este artículo, otro de los aspectos que merecen ser elogiados es el desarrollo de un digno villano que juega en favor del el crecimiento del héroe y su periplo en el relato. Sin duda, Spider-Man: de regreso a casa es una de los más originales propuestas de Marvel Studios, donde sobrevuela una impronta que vaticina que Spider-Man, está destinado a convertirse –en un futuro inminente- en la columna vertebral Universo cinematográfico de Marvel.
Spider-Man: De regreso a casa, de Jon Watts Por Jorge Bernárdez En una escena de batalla campal en la que se definía la separación entre los Avengers, aparecía un nuevo Spider-Man, un Spider-Man adolescente apadrinado por Iron Man. La aparición había sido anunciada en cierta forma cuando unos meses antes, se supo que la Marvel estaba negociando los términos contractuales del super héroe que hasta ese momento sa había quedad afuera de la nueva etapa de la Marvel. Spider-Man: De regreso a casa es la película en la que se concreta el pase, el relato en el que Peter Parker se hace desde abajo bancado por Ray Stark. Más allá de lo deprimente que puede resultar ver a un héroe reducido a la situación de un suplente, tratando de jugar en primera, la nueva experiencia es gratificante, renueva (¡otra vez, si!) a Spider-Man y suma un eslabón a la cadena de películas con las que la Marvel le hace morder el polvo de la derrota a la DC, la productora de Superman, Batman y la otros súper héroes. La acción se inicia dos meses después de la épica lucha entre los Avengers y muestra a Peter Parker estudiando en la Academia de Tony Starks, esperando ser llamado de nuevo a la acción. Pero el llamado no llega y el nuevo Spider-Man se aburre en el colegio secundario, sale por la noche a proteger al ciudadano de a pie y le oculta a la tía con la que vive su doble vida. Una noche se topa con delincuentes que manejan una nueva generación de armas, que hacen cosas asombrosas. Tony Starks supervisa de lejos a su protegido a través de Happy (Jon Favreau), pero el adolescente es demasiado inquieto. No vale la pena desarrollar más el argumento de una película que es en parte de aventuras y en parte sobre la vida de gente notable en sus primeros pasos. El universo de Peter Parker se compone de compañeros de colegio -una de la cuales es el objeto de sus deseos- se suma al otro universo que es el de Spider-Man contra el que se establece la lucha y está interpretado por Michael Keaton, que por supuesto se luce haciendo de villano. Y si bien el nuevo Spider-Man no es tan explosivo como por ejemplo Deadpool, el clima adolescente y la irreverencia atraviesan una película que no abreva en la solemnidad del cine de súper héroes, que creció en los últimos años al son del Batman de Christopher Nolan. Así que bienvenido el regreso de Spider-Man, bienvenida la música de Los Ramones que suena más una vez y bienvenida la renovación que Marvel va planteando lentamente pero a paso firme. Como siempre en las películas de la productora, hay que quedarse hasta que terminen los títulos del final. SPIDER-MAN: DE REGRESO A CASA Spider-Man: Homecoming. Estados Unidos, 2017. Dirección: Jon Watts. Intérpretes: Tom Holland, Michael Keaton, Robert Downey Jr., Marisa Tomei, Jon Favreau, Gwyneth Paltrow, Zendaya y Donald Glover. Guión: Jonathan Goldstein, John Francis Daley, Jon Watts, Christopher Ford, Chris McKenna y Erik Sommers. Fotografía: Salvatore Totino. Música: Michael Giacchino. Edición: Debbie Berman y Dan Lebental. Diseño de producción: Oliver Scholl. Duración: 133 minutos
Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland. En un transcurso de quince años, y hasta el momento con seis films propios, se ha contado y recontado la historia del héroe arácnido. Con grandes aciertos y enormes errores, el vigilante de las telarañas supo ganarse su lugar en la pantalla y, en cada nueva entrega, despertar intriga y entusiasmo con sus nuevas aventuras. Al contrario de lo que probablemente terminaría agotando al público, con una franquicia explotada y rebooteada tal cantidad de veces, la gente de Sony y Marvel reincide con el personaje y vuelve a sorprender con un primer film (si es que se le puede seguir llamando así) que le hace justicia al trepamuros. Spider-Man: Homecoming es un film de superhéroes, de aventuras, en el estilo al que nos suele tener bien acostumbrados la gente de Marvel. Pero, sin desmerecer a dichos elementos del llamado género “comiquero”, lo que principalmente es este film es una gran comedia que aprovecha cada oportunidad para mofarse con cariño de su protagonista. Arraigándose en el fiel espíritu del personaje, ese que además del sentido arácnido y las ingeniosas líneas de diálogo que tiene para los malhechores, entiende a la perfección que el protagonista es un adolescente. Algo que las adaptaciones anteriores nunca tuvieron muy en cuenta. Es así que, comprendiendo esto, el director Jon Watts nos presenta grandes secuencias y conflictos que atraviesa Spider-Man, pero lo hace sabiendo que detrás del traje se halla Peter Parker. Por lo cual, momentos icónicos de la cultura superheroica, como lo es el vestirse por primera vez en pantalla con el traje o columpiarse de los edificios, aquí son presentados como grandes escenas de humor que siguen la lógica de lo que le ocurriría a un verdadero adolescente en dichas situaciones (y musicalizados de manera perfecta con Blitzkrieg Bop de The Ramones). La falta de madurez y experiencia en el personaje es vital para el arco principal de la trama y también lo es para la comicidad de la misma. Esto hace que el balance entre tanque de film de superhéroes y la típica comedia de secundaria estadounidense, sea prácticamente perfecto. Un ritmo dinámico con el único fin de mantener al espectador con una sonrisa de oreja a oreja. No es por nada que, en un momento dado, aparece en la pantalla de un televisor una escena de esa gran comedia estudiantina que es Ferris Bueller’s Day Off (John Hughes, 1986). El film no escatima en secuencias de acción, tiene varias y algunas de ellas bastante memorables –como la persecución del camión o la caída del ascensor en el monumento a Washington-, pero el mejor resultado nacido de ellas es el villano en cuestión. The Vulture (Michael Keaton, quien tiene una debilidad por los personajes alados, como ya demostró con Batman y Birdman), es un contrincante que se aleja considerablemente de otros villanos del universo cinematográfico de Marvel. La razón principal de ello es que su propósito es mucho más terrenal, siendo que se trata de un traficante de armas y no de un ser todopoderoso que desea la destrucción del mundo. Algo que ya no solo resulta reiterativo, sino que también suele encontrar una resolución algo pobre en comparación del peligro que suponía. Y si bien el duelo final pierde fuerza y no llega a los niveles de interés que debería generar el clímax de la historia, logra mantenerse en el tono que venía trabajando el film, sin desatar algo que luego resultaría difícil de contener para los guionistas. Spider-Man: Homecoming corría el riesgo de no estar a la altura del vecino amistoso, sobre todo con la presencia de Iron-Man (Robert Downey Jr.) en la historia. Sin embargo, lo que parecía un elemento que podía sacarle protagonismo al querido Peter Parker, se reduce a aparecer únicamente cuando es funcional a la trama. Lo cual deja brillar a Spidey por sí solo, permitiendo que crezca con fuerza en pantalla como lo que es. Un gran ícono que no necesita de la presencia de otro para hacer valer la experiencia. La actuación de Holland y el tono cómico le aportan al film una frescura a este género, muy similar a ese aire nuevo que había traído consigo la primera Guardians of the Galaxy. Un aire que regresa para bien del público, dándole ganas de continuar sorprendiéndose, conforme el nuevo Peter siga creciendo en pantalla. Aunque eso sí… sin madurar demasiado, por favor.
Una vez más y como en otras ocasiones, la historia del hombre araña vuelve a comenzar. Ahora es un adolescente de unos quince años que va a la escuela secundaria, se enamora de una compañera de nombre Liz (Laura Harrier), ya es el joven araña, usa un traje tecnológico, tiene un amigo Ned (Jacob Batalon) y se vincula con otros superhéroes. Él impide un robo, los delincuentes no logran sus propósitos y lucha por el bien. Pero se le presenta un súper malo interpretado por Michael Keaton (los primeros minutos se muestra como llega a convertirse en el Buitre) es terrorífico, decisivo, usa armas de alta tecnología y lo sorprenderá a Peter cuando se entere de su verdadera identidad. Contiene mucho humor y acción, resulta ingeniosa, este joven hombre araña es inocente, infantil, ingenuo, optimista, honesto y tierno. Hay grandes luchas, fantásticos rescates épicos, es visualmente impactante y posee un elenco genial. Tiene algunos cameos, resulta previsible y reiterativa, le sobran algunos minutos, aunque contiene algunos giros interesantes y una sorpresa en la trama. Quédate hasta el final porque hay dos escenas Post-créditos. Solo nos resta esperar la segunda parte.
Metamorfosis adolescente "Spiderman de regreso a caso" comienza desde el momento en que el superhéroe es llamado por Tony Stark para detener al Capitán América. A pesar de ser un híbrido, la película tiene una estética muy definida y logra su cometido. Aun los más despistados conocen el comienzo de la historia de Spider Man: una araña radiactiva lo pica, y por ello surgen en él los superpoderes. Con dos arácnidos anteriores en los últimos 15 años (el primero interpretado en 2002 por Tobey Maguire y el segundo por Andrew Garfield desde 2012), hacer una remake que cuente todo el proceso de formación sería agotador y repetitivo. Por ello “Spider Man: De regreso a casa” comienza su historia desde el momento en que es llamado por Tony Stark (Robert Downey Jr.) para que lo ayude intentando detener al Capitán América (Chris Evans), con escenas que se vieron en “Capitán América: Guerra civil”. La idea de Marvel de forjar su universo fílmico en forma serial aliviana el peso de estar una y otra vez contando lo mismo, pero a la vez obliga a mirar todo lo anterior y todo lo que vendrá. Como ejemplo de marketing es excelente, aunque, como largometraje, termina siendo un híbrido pues sólo es una porción de historia que encaja con otras piezas, y que, sin conocer de ante mano las muchas películas de la franquicia Marvel, puede dificultarse su entendimiento. Como ya fue expresado, las escenas iniciales tienen que ver con un repaso de “Guerra civil”, de 2016, con la misma emoción del adolescente Peter Parker (Tom Holland) al contar cómo ayudó a Iron Man con su nuevo traje de Hombre Araña, y le sacó el escudo al Capitán América. Antes, el director Jon Watts había sorprendido al introducir al villano de turno, Vulture (Michael Keaton), para que la épica se aferre a algún nacimiento, en este caso, la maldad y avaricia de Adrian Toomes. En tanto, Peter vuelve a la casa de su tía May (Marisa Tomei) a la espera de otra nueva aventura, pero el llamado del asistente de Tony, Happy (Jon Favreau) no llega y eso deprime al héroe con ganas de transformarse en ídolo. Si bien no se narra todo el proceso evolutivo hasta la conversión, a modo de presentación sí el filme se transforma en una especie de comedia juvenil, al exponer a Parker en plena metamorfosis hacia lo que realmente debe ser. Peter deberá enfrentarse a la realidad cuando, abandonado por su mentor Tony, se encuentre con un problema más complejo que reducir a ladrones de poca monta, y se entere de que en su ciudad hay tráfico de armas con alto poder destructivo pues contienen materiales alienígenas. No sería justa la comparación, pero podría deducirse que el nuevo Spider Man es un “Deadpool” familiar. Es divertido y rebelde, pero, siendo uno de los superhéroes favoritos de los más pequeños, está bien que el humor sea apto para todo público. Pero en el balance también uno se preguntaría cuán mejor podría haber sido el filme si se hubiese hecho con más crudeza y no tan liviano como resulta. De todos modos, lo destacable es que posee una identidad muy definida, con una estética amena y acorde con el superhéroe, por lo que vale la pena entre los estrenos “comiqueros” del año.
Este nuevo comienzo de la historia del superhéroe arácnido lo tiene ahora incorporado al universo Marvel y aprendiendo en qué consiste eso de tener que lidiar con poderosos villanos y con los problemas típicos de la adolescencia a la vez. La película es ligera y amable hasta que, irremediablemente, cede a las presiones más industriales y efectistas del género. Reintroducción. Reinicio. Reboot. Aquí tenemos, amigos y amigas, a SPIDER-MAN otra vez. O a EL HOMBRE ARAÑA. O al AMAZING SPIDER-MAN. O a Peter Parker v3.0, Modelo 2017, aprobado por Marvel. Si bien es cierto que los fans de cómics de superhéroes están más que familiarizados con la idea de que sus personajes favoritos se relancen y reconviertan cada tantos años, para los que aprecian el género solo en su versión cinematográfica los giros pueden resultar un tanto excesivos. Todos sabemos que hubo varios Batman y varios reinicios de su historia. Lo mismo con Superman y Los Cuatro Fantásticos, entre muchos otros. Pero pasaron varios años entre unas y otras versiones. Ningún superhéroe ha tenido tantos reboots en tan poco tiempo como el vecino amigable que camina por las paredes y se cuelga de lo que sea. Tenemos la para muchos mítica serie de Sam Raimi (tres episodios entre 2002 y 2007, con Tobey Maguire), la un tanto menos convincente dupla de películas de Marc Webb (2012 a 2014, con Andrew Garfield) y, ahora, a solo tres años, un nuevo relanzamiento. El motivo, para los que no vieron CAPITAN AMERICA: CIVIL WAR –donde el personaje reaparece en la piel de Tom Holland–, está ligado a la introducción del superhéroe al complejo militar-industrial-audiovisual conocido como MCU (por Marvel Cinematic Universe) como un “aprendiz” de THE AVENGERS. En las cinco anteriores películas, por cuestiones de derechos, nuestro arácnido favorito andaba solo y abandonado por sus amigos de Marvel, pero volvió al nido el año pasado. Y acá tiene su película propia. Otra, sí, pero una que se integra a esa telaraña envolvente llamada MCU. La película tiene un gran comienzo, evitándonos pasar otra vez por la historia del origen que ya vimos tantas veces (el drama familiar, la picadura de la araña, etc) y, usando una especie de “película dentro de la película”, nos muestra los eventos de CIVIL WAR como filmados por el teléfono de Peter Parker. Es que acaso lo mejor de esta película sea la idea de reconfigurar a Spider-Man casi como un fan de los AVENGERS, alguien al que la idea de ser un superhéroe no le parece necesariamente traumática sino cool, ya que le permite codearse con sus superhéroes favoritos, de Iron Man para abajo. Es así que este aprendiz tiene que continuar su educación en eso de liquidar villanos antes de poder incorporarse a esa boy band cada vez más hiperpoblada que maneja los destinos del mundo. Ese costado aniñado, que Holland encarna a la perfección (no tiene 15, como el personaje, pero lo parece), le da a SPIDER-MAN: DE REGRESO A CASA un aire fresco que, al menos durante una buena parte de su metraje, la aleja del estilo cada vez más corporativo de otros productos de Marvel. Peter Parker tiene sus amigos nerds y simpáticos en la escuela, le gusta una chica a la que no sabe bien cómo acercarse y gracias a sus confusas habilidades arácnidas (ni él ni nosotros tenemos muy claro, de no ser por las películas previas, cuáles son sus poderes y cómo funcionan) se las arregla para detener hurtos callejeros y otras nimiedades. Hasta que en uno de esos “operativos” descubre que la banda encargada de robarse un cajero automático usa unas armas potentes e inusuales. Y como ni Happy (Jon Favreau) ni Iron Man (Robert Downey Jr, cada vez más transformado en un máscara de museo de cera de sí mismo) le prestan mucha atención, el chico decide combatirlos por su cuenta. Lo que no es nada sencillo, especialmente tomando en cuenta que el villano de turno, Vulture (Michael Keaton haciendo de Michael Keaton como solo Michael Keaton puede hacer de Michael Keaton), lo triplica en potencia, fastidio, malicia y edad. La segunda parte será más funcional al estilo Marvel y consistirá en una serie de set pieces en las que Peter deberá salvar a gente en peligro o enfrentar al tal Vulture. La primera de ellas –en el Obelisco de Washington– es la mejor resuelta y la más ingeniosa, mientras que las otras dos son lo mecánicas que suelen ser estas operaciones industriales armadas por 500 especialistas y operarios de VFX que trabajan por meses encerrados en algún lugar de la India. Y allí la película se resiente bastante, aunque no termina de perder su humor en ningún momento. Si bien el tipo de one liner y ocurrencias de Parker está muy en línea con la del resto de las de los AVENGERS –especialmente la de su padrino de hierro–, hay algo casual y caótico en la forma en la que Holland las dice que le suma puntos: es como un adolescente que intenta imitar no solo las hazañas sino la manera de hablar de los superhéroes que admira. A veces le sale bien. Otras no. Hay varias cosas que no salen bien en esta película que aparece dirigida por Jon Watts, otro de los jóvenes que pasan rápidamente de películas pequeñas e indies a superproducciones y uno no sabe si es porque le vieron talento o lo vieron maleable. El elenco está lleno de nombres reconocidos (de Marisa Tomei a Donald Glover, de comediantes como Hannibal Buress, Martin Starr y Martha Kelly, pasando por Bokeem Woodbine, Zendaya y las apariciones de los citados Favreau, Downey y otros del universo “Avengers”) que, en muchos casos, tienen poco y nada que hacer, lo que permite suponer otro corte en el que había menos efectos y más humanos interactuando. O secuelas. Aquí, con quien más interactúa Parker es con la voz que viene incorporada a su nuevo traje (la de Jennifer Connelly) y que le indica qué botones tocar en las palmas de sus manos. De todos modos, comparada con otras películas de Marvel, sigue siendo una de las sagas que más parece insertada en algo que se asemeja al mundo real. Hasta el colegio, étnicamente diverso, parece un colegio real. O al menos uno parecido a los de las películas que transcurren en escuelas secundarias neoyorquinas. SPIDER-MAN: DE REGRESO A CASA es una película que se presenta imitando a las high school movies de antaño (la influencia de John Hughes es directa y hasta reconocida en la propia trama), que quiere ser fresca y relajada, amable y poco preocupada –gracias, por una vez– por “el fin del mundo” o “el estado de la Justicia”, pero que tarde o temprano cede a la manufactura brillosa, contrastada, furtivamente editada y narrativamente predecible de la mayoría de los productos del MCU, que parecen estar todos tratados con el mismo algoritmo audiovisual, como una televisión seteada en modo superhéroe. Tomando en cuenta que es imposible ya pensar en salir de ese formato hoy casi obligatorio, hay que agradecer al menos la liviandad y el espíritu adolescente que la película, de a ratos, le devuelve al género.
Exactamente quince años después del estreno de la primera película de Spider-Man filmada por Sam Raimi, llega un nuevo relanzamiento Spider-Man: de regreso a casa. Esta versión propone un punto medio entre lo pasatista de esa primera entrega y la complejidad del personaje en la saga reiniciada en el 2012. La película comienza apenas terminada la primera película de los Avengers y vemos ahí a Adrian Toomes, contratista que empeñó todo su dinero para armar la infraestructura para reconstruir la ciudad destruida por la invasión extraterrestre, sólo para descubrir que el gobierno le rescinde el contrato para dárselo, nada más ni nada menos que, a una subsidiaria de Tony Stark. Rápidamente avanzamos ocho años para encontrar a Toomes convertido en Buitre, el líder de una mafia que trafica con armas fabricadas con los restos que recolectó en el corto lapso que duró su anterior trabajo. También encontramos a Peter Parker, un adolescente fascinado por haber entrado de lleno al equipo de los Avengers y que espera ansioso su próxima misión. Aunque ésta nunca llega y debe conformarse con ser un pequeño vigilante de los suburbios en los que vive. Hasta que un día, muy por casualidad, da con la mafia liderada por Buitre y decide, sin el aval de su patrocinador Stark, salir a combatirla por sí mismo. Spider-Man: de regreso a casa se sabe a sí misma como una película en medio de un universo cinematográfico que la incluye y excede al mismo tiempo. Y aprovecha eso a la perfección. No hace falta presentar al personaje ni a quienes lo rodean. El mundo en el cual esta película existe ya debería ser conocido por todos los que van a verla y esa ventaja permite que la acción se desarrolle desde el principio del film. Tom Holland en el papel de Spider-Man es uno de los mejores aciertos en el casting de la saga de los Avengers. Sin ser el mejor actor que hay en el mercado, está muy por arriba de la media y es, realmente, muy carismático. Le da la frescura que el personaje necesita y eso es uno de los puntos más altos de la película. Michael Keaton como el villano tiene sus momentos poco inspirados en los cuales aparecen los tics que le conocimos en Beetlejuice (Tim Burton, 1988), pero cuando tiene que lucirse, se luce. Es seductor, es perverso, es un poco travieso y es, más que nada, muy humano. El guion está muy bien escrito aunque muchos de los chistes están demasiado apuntados al público adolescente y se pierden para el resto de los espectadores. Tal vez el punto menos logrado de la película son algunas escenas en las cuales los efectos especiales (sobre todo los digitales) no están a la altura de otras producciones que se están viendo en cine hoy día, pero eso termina siendo anecdótico cuando el producto que uno ve es consistente como en este caso.
Sony no pudo con el enemigo y se le unió: tras el fracaso de sus dos últimas adaptaciones del "vecino amigable" que se columpia entre rascacielos, la enorme compañía que posee los derechos de Spidey decidió "cederle" ¿temporalmente? los derechos a Marvel/Disney. El resultado no podría ser más satisfactorio: lejos de la redundancia y la mirada infantil de sus predecesoras con Andrew Garfield y Emma Stone, aunque tomando también distancia de la (todavía) mejor encarnación del personaje, en la piel de Tobey McGuire y bajo previa dirección de Sam Raimi, ésta historia se saca de encima la carga de tener que volver a contar los orígenes del personaje (que ya conocemos todos), y se mete de lleno en la acción pero sin olvidar el costado humano del superhéroe. Después de todo, uno de los mayores atractivos del hombre araña fue y será siempre la divertida y acomplejada vida de Peter Parker, un joven intrépido que un día recibe un gran poder que ya sabemos qué es lo que conlleva, pero no hace falta aquí -por suerte- repetirlo. Sin demasiados preámbulos ni flashback, Spider-Man Homecoming comienza con la subtrama del futuro villano "The Vulture" (impecable Michael Keaton, aunque con un repetido dejo de Birdman), y de allí escala hacia una lucha del bien contra el mal, pero repleta de matices y humanidad. Donde en otras historias, basadas en historietas, el villano parece ser malo-malo-malo, aquí tiene una motivación cuestionable pero sin caer en la caricatura, con dilemas morales y justificaciones ambiguas. Nadie nace y muere villano o héroe, y aunque sea desde un mundo colorido y saturado, Marvel parece entender eso mejor que nadie. Tom Holland como el nuevo Peter Parker se luce y gana la simpatía de la audiencia, a fuerza de tropiezos y atinados chistes que dan en el blanco cuando la historia necesita un poco de humor para sostenerse. La figura patriarcal de Iron-Man (Downey Jr.) revuela sobre toda la película pero no interrumpe demasiado, para no robarse el show que le pertenece al heroico arácnido. Marisa Tomei interpreta a la sensual Tía May (una oración que, quien escribe, jamás hubiese pensado decir), mientras que Happy (Jon Favreau) cuida del muchacho con gracia y algunos de los mejores momentos de la película. Spider-Man Homecoming es la reboot que el héroe estaba necesitando, y promete revitalizar la franquicia a fuerza de simpatía y diversión pura. Ojalá así sea por varias películas más.
La tercera encarnación del hombre araña tiene el rostro adolescente de Tom Holland, el chico de Lo imposible. Y arranca en continuidad con su participación en la última aventura de Los Vengadores. Excitado con la idea de ser un superhéroe hecho y derecho, dispuesto a salvar al mundo que, en principio, es su barrio, Queens. La elección de continuar la historia, enmarcada en el universo Avengers, es bienvenida y ahorra minutos de explicaciones sobre origen, pasado y pérdida del personaje. Por el contrario, lo más gracioso de este Spiderman es su indolente condición de millenial, de adolescente fibroso pero chiquito y con tendencia a la dispersión, a pesar de la valentía, la entrega y el empuje que se empeña en demostrarse para ayudar al prójimo. Acompañado por su tía May (qué sabor a poco deja siempre la presencia de la divina Marisa Tomei) y tutoreado por Iron Man, con guiños a John Hughes y un villano a cargo de Michael Keaton, De regreso a casa divierte y entretiene, aunque dos horas veinte es una duración desmesurada e innecesaria para contar este cuento. Con vuelta de tuerca incluída. Y, claro, bonus final.
Seguimos con las películas de superhéroes (hay unas seis este año) y esta es de las más esperadas porque implica que “Hombre Araña” (que esta vez tiene el nombre en inglés) se integre al Mundo Marvel que se desarrolla desde 2009. No vamos a aclarar acá las peleas de derechos que esto implica: sí que el tapiz se está volviendo demasiado grande, demasiado “televisivo” o, más bien, algo más parecido al álbum de figuritas (“Uy, salió tal personaje…”) que al cine tal cual lo conocíamos. Pero en este caso, tenemos algo de suerte: la película es la historia de un adolescente al que un accidente le cambia la vida y tiene que lidiar con sus hormonas y con sus poderes raros. Y con lo que debe lidiar cualquier adolescente: ver cómo se entra, cómo se cuaja en ese mundo adulto que está, lleno de promesas y desencantos, a la vuelta de la esquina. La sabiduría de la película consiste en mantener ese tema como núcleo y que no se trate de un guiño para darles importancia a los efectos especiales y las secuencias de acción puramente abstractas. Y en ese sentido, la narración es clara, concisa y clásica aunque el costado “álbum de figuritas” en algún punto interfiera y lleve el film a la duración de dos horas y cuarto. No tiene quizás la locura gráfica de las películas de Sam Raimi sobre el personaje (que instalaron el género de modo definitivo) pero vale el viaje, especialmente porque Michael Keaton es un gran villano y Downey Jr. hace bien lo que sabe hacer.
Tras su incorporación al Universo Cinemático de Marvel (Marvel Cinematic Universe) en “Capitán América: Guerra Civil” (Captain America: Civil War), en 2016, el “amigable vecino” Spider-Man se mece con sus telarañas hacia la pantalla grande como protagonista de su propia película en solitario. Si bien la cinta dirigida por Jon Watts (“El Payaso del Mal”) comienza con una serie de flashbacks que se remontan a hechos ocurridos en otros films de este universo cinematográfico de la editorial norteamericana, no es una historia de origen como ya vimos en las dos franquicias anteriores de este personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko y que fueron protagonizadas por Tobey Maguire (en 2002, 2004 y 2007) y Andrew Garfield (en 2012 y 2014). Aquí se nos muestra a un Peter Parker (Tom Holland, la revelación del drama “Lo Imposible”), de 14 años edad, ansioso por volver a ser parte de Los Vengadores mientras trata de equilibrar su vida cotidiana como adolescente, lidiando con la escuela, su mejor amigo Ned (Jacob Batalon), el primer amor Liz (Laura Harrier) y su tía May (Marisa Tomei), y también como superhéroe. A pesar de frustrar algunos delitos menores, Peter se topa con unos delincuentes que utilizan herramientas y armamento de altísima tecnología para efectuar sus fechorías. Pero esta vez, las cosas no salen como él esperaba, por lo que busca la ayuda de su nuevo mentor, Tony Stark (Robert Downey Jr.), que por estos momentos se encuentra mudando la base de operaciones de Los Vengadores, desde su edificio en Nueva York, hacia un complejo ubicado más al norte, quien le dice básicamente que se mantenga al margen y no se arriesgue. Al creer que no se lo toma en serio, Peter decide investigar por su cuenta y su mundo se verá amenzado por Vulture (Michael Keaton), uno de los villanos de turno. Sin dudas, el haber incorporado a este personaje tan querido por todos al MCU le da una infusión de aire fresco a la franquicia. El film es muy entretenido y no decae en ningún momento. Fiel a lo que veníamos viendo, sigue estando el tono humorístico que tan bien queda en las historias de estos personajes de Marvel Comics, así como el infaltable cameo del gran Stan Lee más algunas sorpresas que se irán revelando hasta el último gag tras los créditos finales. Como dije antes, no es una historia de origen, por lo que no nos muestran el momento exacto en el que Peter es picado por la araña que le da sus poderes, historia que ya vimos o leímos hasta el cansancio, pero queda implícito. Es más bien una historia crecimiento y tomar decisiones responsablemente.
En los papeles Spiderman: De Regreso a Casa es una fantástica película pochoclera. Está llena de acción y humor, hay un excelente protagonista - quizás el mejor actor que se haya calzado el traje de Arañita - y un gran villano, y no hay ni un momento aburrido en todo el filme. Sin embargo hay algo que se ha perdido en todo este despliegue, y quizás sea el corazón. Por mas brillante que sea la puesta en escena Spiderman: Homecoming no logra eclipsar a Spiderman 2 - la cual considero que es una de las mejores películas de superhéroes de la historia -. Desde ya, es mucho mejor que las últimas tres películas del Hombre Araña, pero no logra sintonizar lo que hacía memorable a los dos primeros filmes de Sam Raimi, ya sea la genial partitura de Danny Elfman, el melodrama amoroso de Peter Parker con Mary Jane, la gloriosa dualidad entre el bien y el mal del Doctor Octopus, las batallas campales en las alturas, el sentido épico que Raimi le daba al personaje - ¿se acuerdan de cuando los ciudadanos neoyorkinos defendían a Spidey del Doctor Octopus en aquella memorable escena del tren? -, y ese tono dramático de que "con un gran poder viene una gran responsabilidad". Quizás todo esto lo encontremos en la secuela planeada para el 2019, en donde los responsables de esto hayan perdido los nervios del debut y estén dispuestos a expandir su visión del personaje con mas calma y profundidad... el punto justo de maduración que el público y los fans del superhéroe están esperando. Honestamente los filmes protagonizados por Andrew Garfield nunca me parecieron malos, aunque sí dispares. Muchas buenas ideas unidas con un grado de cohesión discutible. Aún con ello cada entrega del segundo reboot del enmascarado recaudó la nada despreciable cantidad de 700 millones de verdes en taquilla, lo cual está lejos de ser considerado un fracaso. El por qué abortaron la saga a mitad de camino es un misterio, aunque asumo que la Marvel le debe haber metido una presión infernal a la Sony como para que le cediera la tutela compartida del personaje y el control creativo de la franquicia. Después de todo los derechos de Arañita fueron cedidos antes que el MCU existiera y, en vista del rotundo éxito que tuvieron los filmes manufacturados directamente por Marvel a partir del 2008, es obvio que les debe haber parecido un sacrilegio que debían enmendar de manera urgente - algo similar hubiera pasado si la DC / Warner hubiera franquiciado a Superman o Batman a otro estudio, y hubieran estado llorando esa decisión desde el mismo momento en que la tomaron -. El primer problema que tiene Spiderman: Homecoming es la desesperada urgencia de demostrar el ADN oficial del MCU. Entiéndanme: nunca me pareció demasiado lógico que un adolescente de clase media, genio en química y tecnología, fuera un sastre maestro capaz de hacer un disfraz sofisticado. El que Tony Stark provea el traje oficial a Arañita me parece una decisión mucho mas coherente... aunque el problema de esto es que el disfraz viene infestado de tecnología - drones espía con forma de araña, computadora a bordo con inteligencia artificial, GPS y conexión a la base de datos de los Vengadores; tejido inteligente que puede iluminarse, calefaccionar al huésped, activar paracaídas y opciones de vuelo, etc -, lo que convierte a Peter Parker en una especie de Ironman adolescente. No solo hay demasiados gadgets que distraen la atención sobre el personaje, sino que aniquila la capacidad como detective del superhéroe, esa sensación de estar batallando en soledad contra adultos mas poderosos y con una capacidad tecnológica ampliamente superior. El Hombre Araña de los comics era un superhéroe artesanal que enmendaba con aguja e hilo sus trajes, no un Robocop volador avalado por una tonelada de tecnología. Por otra parte, si bien los contrapuntos de Peter con Happy Hogan y Tony Stark son deliciosos, por el otro lado resultan asfixiantes: pareciera que el personaje es incapaz de tener vuelo propio y debe pasarse reportando a base cada vez que rescata a un gato atrapado en un árbol. Por si esto no fuera suficiente, el otro problema inicial que tiene el filme es un exceso de nerviosismo, la desesperada necesidad de agradar a propios y extraños con toneladas de humor, acción y fan service. Peter habla demasiado, le proveyeron un amigote que es demasiado charlatán, hay demasiado drama de escuela secundaria, el tema musical del cartoon de 1968 flota por ahí para demostrar que son respetuosos del personaje... hay un desborde de cosas cool que termina aplastando al caracter. En cambio, del pasado de Peter no sabemos nada; las escenas con tía May son escasas, no hay referencias a tío Ben o al drama de la ausencia de sus padres. Ok, Marisa Tomei es demasiado hot para ser tía May - para colmo aparece en top en dos o tres escenas - pero, por otro lado, es mucho mas lógico que la cuñada de tu padre sea una mujer de 40 o 50 y tantos que una geronte que bordea los 70. Si tenés 14 años, ¿a qué edad te tuvo tu madre? ¿A los 55 como para tener una cuñada de la misma edad?. Por suerte todos estos dramas del debut desaparecen en el segundo acto, que es cuando Happy Hogan y Tony Stark hacen mutis por el foro y Peter gana oxígeno como personaje y como superhéroe. Y es donde las cosas se ponen realmente interesantes. Primero, porque podemos conocer mejor al villano. Para mí Michael Keaton siempre ha hecho de Michael Keaton - un tipo acelerado que piensa a mil por hora y es capaz de disparar chistes y frases cínicas con la misma velocidad -, pero acá está realmente muy bien. Su Adrian Toomes tiene muchas facetas, y es una lástima que el libreto decida darle mas bola al teledrama de Peter / Tony Stark que a profundizar la dualidad del villano, un tipo de clase obrera endeudado hasta el cuello que decide hacer fortuna robando tecnología alienígena - recuperada de los restos de la batalla de Nueva York luego del climax de Los Vengadores - y que es un ejemplar padre de familia. El cómo este laburante se volvió un tipo capaz de matar sin miramientos es un misterio que el libreto decide omitir, haciendo trampa al meter un lapsus de 8 años entre el origen y el actual estado criminal de Toomes. Por otra parte, el guión tampoco explica cómo este tipo - rodeado de obreros - ha logrado montar una sofisticada fábrica de armas ilegales de última tecnología, o cómo nadie se ha enterado de que hay armas Chitauri circulando en la calle en las manos de los criminales mas peligrosos. De todos modos ver a Keaton y su banda en acción es notable, y más cuando el ex-Batman decide mostrar su lado tierno... en una escena que es tan sorprendente como shockeante (y que debe ser una de las mejores del filme). Ahora Spidey ha ganado un amigote de viaje, un pibe que - en un principio - amenaza con ser el Jar Jar Binks del universo Marvel hasta que el libreto decide sacarle la cafeína y convertirlo en alguien mas moderado y útil. Jacob Batalon logra ganar sus pies en el segundo acto, y hace de uan especie de Q con acné, proveyendo algunos de los momentos mas graciosos de la pelicula (es el único que sabe que Peter es el Hombre Araña) pero su debut en la cinta resulta molesto. Es el problema con los personajes charlatanes, que revelan demasiado y distraen la atención del público si no están hechos con cierta altura. Como corresponde a un filme de la factoría Marvel / Disney, ahora tenemos un elenco multirracial. Hay arabes, hindúes, morenos, afro americanos - una deliciosa Zendaya en un rol menor que se roba todas sus escenas y que parece la versión morena de Ally Sheedy de The Breakfast Club -, todos en roles potables. El interés amoroso de Peter no es Mary Jane - todavía no entró a cuadro.. bah, no sabemos (!) - sino una morena re-alta que lo vuelve loco en la secundaria. Mas allá de sus proezas Peter no deja de ser un adolescente dominado por las hormonas, con lo cual él y su obeso amigo se la pasan metiendo la pata a la hora de querer acercarse a sus pares del sexo opuesto; pero el deber manda, lo cual termina arruinando las citas del sufrido Arañita, en donde apresar villanos es mas imperioso que aprovechar la oportunidad de dar su primer beso. Un detalle curioso es que esta versión de Peter Parker no está tan fogueada como la de las entregas anteriores. El tipo aún no se acostumbró a las alturas y, a la hora de quedar sepultado bajo toneladas de escombros, le agarra claustrofobia. También es un Spiderman mas sufrido, ya que no todos los barrios que debe atravesar (para perseguir a los villanos) tienen los imprescindibles rascacielos que necesita para columpiarse. Verlo perseguir a una camioneta por una zona de chalets es hilarante ya que debe saltar de techo en techo, volar sobre piscinas y alambradas, comerse postes de luz y esquivar perros mientas hace la persecución prácticamente a pie. Oh, sí, este Hombre Araña es diferente a todo lo antes visto. Si Spiderman: Homecoming funciona de maravillas, en gran parte es gracias a la espléndida perfomance de Tom Holland como protagonista. El flaco tiene un rango enorme y, en los momentos serios, el tipo demuestra tener un palpable lado oscuro - honestamente, no me extrañaría verlo como James Bond de acá a 15 / 20 años -. Es un delicioso nerd histérico e inseguro pero también destila un carisma formidable a la hora de lucirse como superhéroe. Por lejos es el mejor actor que se ha calzado el traje, y anticipa un futuro genial para el personaje. Si Spiderman: Homecoming no es el mejor filme sobre el Hombre Araña, al menos se acerca mucho al primer puesto en el podio. Lo que precisa Spidey es soledad para poder desarrollar sus propios dramas y su mitología. Es posible que el personaje de Zendaya sea la versión morena de Mary Jane, pero resulta imposible anticiparlo en este momento. Precisamos mas de tia May - de su tutela para cómo acercarse a las chicas, de su conflicto con el triste pasado que lo ha unido con Peter -, y menos de gadgets, Vengadores y amenazas siderales. Y si Michael Keaton regresa a la palestra, pagaría con gusto para verlo. Aún con sus deslices y su entusiasmo excesivo Spiderman: Homecoming divierte a lo grande, y promete un futuro venturoso para el personaje... el cual puede ser épico si está desarrollado con la madurez que promete.
Spider-Man: de regreso a casa cumple con las expectativas y entrega una historia con aires renovados. La película dirigida por Jon Watts es un reinicio cumplidor. Los estudios Marvel y la fábrica de los juguetes cinematográficos más espectaculares, conocida también como Hollywood, vencen otra vez. El reinicio de la historia del Hombre Araña está a la altura de su aplastante poder económico y el resultado es un disfrutable tanque CGI (del inglés Computer-generated imagery: imágenes generadas en computadoras) y una comedia de adolescentes que entretiene durante más de dos horas, debido en gran parte al carisma y a la gracia y a la soltura de sus personajes. Spider-Man: de regreso a casa, dirigida por Jon Watts, huele más a espíritu adolescente que a pochoclo cachivachesco, y la alternancia entre los dos géneros (el de superhéroes y el de adolescentes) la favorece mucho, ya que le da un tono más relajado y humorístico a la historia. El quinceañero Peter Parker (Tom Holland) comienza a experimentar su nueva identidad como el superhéroe arácnido. Después de la experiencia vivida con los Vengadores en la película Capitán América: Civil War, Peter regresa a la casa de su tía (Marisa Tomei) acompañado por Happy (Jon Favreau) y por su mentor y jefe Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.). El joven intenta llevar una vida normal. Va al colegio y pasa el tiempo libre en compañía de su mejor amigo. Pero Peter no puede disimular las ganas que tiene de que Tony Stark lo llame para alguna misión. Mientras tanto, tiene que cumplir la pasantía de la empresa de Stark, que es como una especie de entrenamiento secreto antes de entrar a la madurez y hacerse cargo de los problemas que resuelven los consagrados superhéroes de la factoría ideada por Stan Lee. Sin embargo, un hecho imprevisto interrumpe su aburrida rutina cuando aparece el enemigo, el malvado Vulture (Michael Keaton), y sobre todo cuando se da cuenta de que lo que más ama está en peligro. Spider-Man: de regreso a casa es una película de superhéroes de iniciación, en la que el joven protagonista no sólo se enfrenta al villano de turno sino también a sus primeros miedos. Peter Parker está en plena adolescencia (tiene 15 años) y empieza a descubrir qué es esto de ser el Hombre Araña. Tiene que estudiar muchas cosas en el colegio, pero también tiene que aprender en qué consiste tener un traje con superpoderes. Spider-Man no es sólo una película industrial y efectista de superhéroes, sino una agradable teen movie que le inyecta frescura y distensión al siempre tenso mundo de los Vengadores. Todos los elementos de la película están perfectamente dosificados y no hay ningún momento que sufra de tropezones estridentes. Y si bien el conservadurismo de Marvel se mantiene firme, lo que la salva es esa estampa a lo Bruce Springsteen, ese estilo de héroe de barrio que tiene el personaje principal.
Spider-Man se ensambla perfectamente al MCU en esta aventura divertida, fresca y con un espíritu juvenil. El hijo pródigo regresó y la casa está en orden. Pocos personajes del mundo del cómic gozan de la popularidad que tiene Spider-Man. El estudiante picado por una araña radioactiva que vio la luz en el número 15 de Amazing Fantasy (agosto de 1962) gracias a la imaginación de Stan Lee y Steve Ditko cambió el paradigma de lo que se podía hacer en los cómics de superhéroes. Por primera vez un aventurero enmascarado tenía que lidiar con el crimen y los supervillanos, pero también con los problemas diarios de un adolescente promedio: clases, exámenes, profesores, buscar trabajo, falta de dinero, cuidar a un familiar enfermo, conquistar a la chica de tus sueños, etc. Con sus derechos cinematográficos vendidos a la compañía Sony, el estudio intentó en más de una ocasión adaptar las aventuras de Peter Parker al cine con una suerte bastante dispar. La trilogía original de Sam Raimi dejó dos films de gran nivel y un tercero bastante olvidable mientras que el reboot de Marc Webb sufrió por una segunda entrega llena de personajes y tramas secundarias innecesarias, más preocupada en preparar el terreno para muchos spin-offs y secuelas antes que en contar su propia historia. Después de la presentación de Tom Holland (The Impossible, 2012) en Capitán América: Civil War (2016) y la buena impresión que dejó su breve pero contundente participación como el nuevo Spider-Man, el público esperaba ansioso para ver qué podía dar este personaje con el plus de que en esta ocasión (al fin) está inserto en el Universo Cinematográfico de Marvel. Meses después de enfrentarse al Capitán América en el bando de Iron Man, el adolescente Peter Parker debe volver a su vida cotidiana de estudiante de secundaria. Tony Stark (Robert Downey Jr.) le permite quedarse con su nuevo traje de tecnología de punta para combatir al crimen, pero con la promesa de evitar los grandes conflictos y no arriesgar su vida. El mayor anhelo de Spider-Man es probarse ante Iron Man y demostrarle que está a la altura de un desafío mayor: formar parte de los Avengers. Tras detener muchos carteristas y ladrones de bicicletas, la gran oportunidad de Peter aparece con Vulture (Michael Keaton) un hombre con un traje volador que vende armas hechas con tecnología alienígena robada. Spider-Man: De Regreso a Casa es un gran acierto para Marvel. El MCU necesitaba la presencia del personaje y el film se beneficia al estar incluida en un universo ya construido. La película no pierde el tiempo en crear un mundo y setear una franquicia, se acopla a los acontecimientos pasados (la batalla de New York, los acuerdos de Sokovia, el cambio del cuartel general de los Avengers) y lo hace muy bien. Esto le permite concentrarse en los personajes y en la historia que quiere contar. El film no es una historia de origen —por suerte— ya que el personaje fue presentado en Civil War y al ser uno de los héroes mas populares de las viñetas no es necesario volver a contar otra vez la picadura de la araña y la muerte del tío Ben. Ya lo hizo Raimi. Ya lo hizo Webb. Ya basta. El director Jon Watts (Cop Car, 2015) da en el clavo con el tono que esta nueva versión del amigable vecino arácnido necesitaba. Algo más cercano a la película adolescente de escuela secundaria (siendo John Hughes el máximo exponente en este subgénero, autor de grandes gemas de los 80’ como Ferris Bueller’s Day Off, The Breakfast Club y Weird Science) con Peter pasando mucho tiempo en el colegio interactuando con su mejor amigo Ned (Jacob Batalon) y tratando de ganar la atención de la bella Liz Allan (Laura Harrier). El guion de la película es bastante sólido y centrado, algo sorprendente para un film con 6 (SEIS) guionistas. Tom Holland da la impresión de haber nacido para el rol de Spider-Man, brindando una actuación balanceada con y sin el traje de superhéroe. Logra encarnar a un Spider-Man canchero y acrobático, un héroe principiante que apenas está comenzando su camino hasta convertirse en un ícono. Peter es un nerd de secundaria tímido e inseguro sin convertirse en una caricatura de loser. Y resulta refrescante ver por primera vez a un Peter Parker en el colegio que no tenga 30 años. Otro que se destaca es Michael Keaton en el rol de Adrian Toomes. Un villano clásico de Spider-Man, pero no de los más memorables o interesantes. La película toma de las viñetas lo que podría ser un concepto bastante ridículo (un viejo en un traje con alas) y logra darle una vuelta de tuerca para convertirlo en un villano amenazante. Este Vulture es un personaje con un interesante trasfondo y una motivación clara que gracias a la habilidad actoral de Keaton tiene un tenso e interesante contrapunto con Holland en el tercer acto de la película. Sin dudas uno de los villanos mejor construidos hasta el momento en el MCU. La presencia de Iron Man no es suficiente como para que el personaje de Robert Downey Jr. se robe la película (de hecho, Happy Hogan tiene más tiempo en pantalla). Se ve a un Tony Stark más maduro en su rol como mentor del joven araña, cuidando que Peter no salga herido al meterse en el peligroso mundo de los superhéroes. El soundtrack es otro punto fuerte de la película: la banda de sonido de Michael Giacchino está presente en todo el film acentuando los momentos de mayor acción y emoción; y también desliza buena música con temas de The Rolling Stones, A Flock of Seagulls y The English Beat entre otros. Spider-Man: De Regreso a Casa termina siendo la bienvenida perfecta al MCU para el héroe arácnido. Una película que pone a los personajes y su tema por encima de la acción y las peleas constantes a las que el género de superhéroes tiene acostumbrado a su público. Ah, quédense para dos escenas post-créditos.
¿Otra vez el Hombre Araña? Tres lanzamientos distintos en quince años con un total de seis películas a razón de 2 por lustro. Que a Hollywood no le importa nada y hace todo para contentar a los fans no es ninguna novedad, aunque para el cine sea lo peor de lo mejor. Será vano intentar encastrar esta media docena de productos. Sam Raimi llegó a la tercera, y luego vuelta a empezar. Peter Parker cambió de Tobey McGuire a Andrew Garfield para (otra vez) decir: “Había una vez un estudiante que lo picó una araña que le concedió poderes… y que Mary Jane y el tío Ben y la tía May, etc” ¿Y ahora? Bueno, parece que Sony tiene los derechos de este cómic, pero Marvel logró incorporarlo al universo de Los Vengadores. Más precisamente en la última entrega de “Capitán América: Guerra Civil” (2016). Ahí aparecía, pero en la voz y el cuerpo del pibe Tom Holland. Por eso, y sólo por eso, tenemos otra vez al Hombre Araña frente a las butacas. La única diferencia sustancial de “Spider Man: De rgreso a casa” es la construcción del personaje principal. Los seis guionistas, diferencias creativas mediantes, intentan dos cosas: la primera, es insertarlo en el universo ya mencionado. Arrancamos desde que el edificio de Tony Stark (siempre bien Robert Downey Jr.) es destruido por el villano que Loki había soltado en la primera de “Los vengadores” (2012) pero, a la vez, hay una referencia a “Capitán América: Guerra Civil”: “el otro día le robé el escudo”, le cuenta Peter a su mejor amigo en el colegio. Con lo cual hay un defasaje en el armado de la “historia” que venimos siguiendo, o como mínimo resulta confuso. Lo segundo que intentan, y esto sí les sale bien, es hacerse cargo de que Peter Parker tiene sólo 15 años, y como tal tiene todas las dudas, vergüenzas, tribulaciones, miedos e inquietudes de un chico de su edad, más allá de los súper-poderes. En esto se centra lo más interesante. Apadrinado por Iron Man y Happy (Jon Favreau), al chico se le asigna un traje a medida, pero a la vez se le exige que se quede en el colegio y con bajo perfil. Lo dijo JFK: “Ante un gran poder viene una gran responsabilidad”, o algo así. En este sentido “Spider Man:De regreso a casa” bien puede ser una comedia sobre el cambio de etapas (o coming of age como le gusta importar a la crítica vernácula), y como tal funciona a la perfección. La complicidad con su mejor amigo, la timidez frente a la chica más linda de todas, charlas sobre video juegos, campeonatos intercolegiales (de matemáticas), el baile de graduación, etc. Todos son grandes temas en la vida de éste adolescente muy bien interpretado por Tom Holland, quien le da carisma, pero también algo de torpeza genuina e inocencia alternada con tener que hacerse responsable de las buenas y malas decisiones. Sobre este eje transita la película con un villano de turno, interpretado por Michael Keaton, que trata de traficar armas artesanales hechas con los restos de chatarra que se roba del último ataque extraterrestre ya mencionado. La vuelta de tuerca respecto de este personaje no sólo es graciosa, sino que invita a seguir de cerca la dualidad de su comportamiento. Las escenas de acción son decentes. No mucho más. Las hemos visto de mejor factura en cualquier otra entrega de Marvel, en especial en el uso del CGI. Y mejor no entramos en detalles con la escena del Ferry, porque es tan espectacular como inverosímil. Hay una sensación a “una de cal y una de arena” en este estreno, pero si en verdad esta va a ser la construcción del personaje, sólo queda rogar que le vaya bien y la sigan con este, porque si hay otro relanzamiento dentro de cinco años, aviso: no cuenten conmigo.
Hay un balance delicado entre naturalidad y espectacularidad en Spider-Man: de regreso a casa, la película de Jon Watts (El Payaso del Mal, Cop Car) mezcla el arsenal de tecnología acostumbrada en estas producciones con algunos tropos del viejo entretenimiento familiar. Y no trata de disimular ninguna de ambas. La trama pone al frente y al centro la actuación de Tom Holland como Peter Parker. La curva de aprendizaje del superhéroe y su locación (New York City), hace que la película parezca más real que una en la que un ejército interminable de alienígenas está atacando a la Tierra. Adrian Toomes (Michael Keaton) y su equipo, limpian los restos terrenales y (y extraterrenales) de las batallas de los Avengers. Cuando el equipo de Tony Stark se hace cargo poniendo a Toomes fuera del negocio empieza el pequeño conflicto del film. Años más tarde Toomes está vendiendo armas alienígenas en el mercado negro, bajo el disfraz de Birdman Buitre. Un hombre de clase obrera que lucha contra la élite, lo que en su mente justifica la criminalidad y tiene argumentos, ¿acaso Tony Stark no vendía armas antes? El villano de la película, no quiere gobernar el mundo: él sólo está buscando dinero fácil para su familia. El problema es que está dispuesto a sacrificar vidas inocentes para lograr ese objetivo, empezando por la de Peter. La película hace un retrato de la agonía que todos los estudiantes de secundaria pasan a medida que tratan de encontrar su lugar en el mundo. Los paralelos con “El club de los cinco” (1985) son bastante obvios. Pero el dilema de Peter no es tan complicado como los de aquel film. El subtítulo de la película promete más de lo ofrece, “Homecoming” (el tradicional baile de otoño en las escuelas secundarias estadounidenses) es otro guiño al género que John Hughes llevó al paroxismo. En todas las entrevistas Watts no hizo más que subrayar su “homenaje”, pero a la película no le alcanza con situarse en una escuela secundaria, tener un baile, llenar la pantalla de estereotipos adolescentes y hasta tener una escena que remite directamente a Ferris Bueller’s Day Off (1986). Homecoming no se aproxima al entendimiento de Hughes del dolor de ser un adolescente norteamericano. El héroe está por encima de todo y Spider-Man De Regreso a Casa apenas se anima a cambiar por un rato el universo de Marvel por el vecindario.
Con una nueva encarnación y tras ser reclutado en el Universo Cinematográfico de Marvel la nueva aventura de Spider-Man es un film extremadamente divertido, con una historia simple pero efectiva y una sensación de objetivo logrado a la hora de definir a su personaje principal, Spider-Man Homecoming (nombre en inglés) es el claro ejemplo de "la tercera es la vencida". El director John Watts, encargado de la película Cop Cap - joyita protagonizada por Kevin Bacon - logra introducir al público en un ambiente pactado sin necesidad de volver al clásico "mataron al tío Ben!" de Peter Parker. Watts y guionistas recurren a una introducción poco ortodoxa de spidey, ubicando la mirada en desarrollar una historia sobre héroe en pleno ascenso con hambre de gloria. El origen archirecontra quemado del “trepa muros” queda como un simple chisme del pasado. Como si fuera un homenaje hacia John Hughes, la cinta juega continuamente sobre el conflicto de crecer y asumir responsabilidades. No tenemos a un Peter Parker en crisis post traumática por causa de la muerte, sino a un Parker ambicioso por el éxito y marcado por la promesa de su aliado en armas, Tony Stark (Robert Downey Jr.) de ser futuro miembro de los vengadores. Gracias a esa promesa, Parker/Spidey va - como si fuera una autoescuela de superhéroes - aumentando el factor de riesgo de sus acciones hasta que inevitablemente su camino da con Adrian Toomes/Vulture (Michael Keaton), un traficante de armas. Es interesante el caso del personaje de Keaton, el UCM (Universo Cinematográfico de Marvel) se caracteriza por ofrecernos villanos interesantes que terminan siendo una simple débil presencia, pero en Homecoming el personaje de Keaton cambia todo lo que se vio anteriormente; Adrián Toomes es un personaje rico argumentalmente con un motivo realista el cual hace que los espectadores se sientan identificados con él. El objetivo final del villano no es global - generalmente por culpa de esto las cintas de Marvel se sienten predecibles - sino local y justamente al ser así, la amenaza representada se vuelve más real y efectiva. Vulture es el mejor villano que el UCM nos ofreció hasta el momento. Spider-man: Homecoming es un film que resulta accesible para todas las edades, los más grandes van a poder disfrutar de ver a uno de los héroes de su infancia plasmado en pantalla de manera diferente y al mismo tiempo familiar, y los más chicos van a poder conocer a un joven héroe de ficción que resulta simpático desde el primer minuto de metraje. Para los más fanáticos y familiarizados con la obra original en páginas: si superan algunas libertades étnicas y de origen narrativo, la película es entretenimiento en su estado mayor, de principio a fin.
Hace varios años que no creo en la objetividad, pienso que hablar de algo sea lo que fuere es complicado hacerlo sin poner nuestro punto de vista subjetivo. Esta película, claramente, no es la excepción. Spider-Man fue mi primer superhéroe favorito (y sigue siendo el predilecto), por eso me va a ser muy difícil tratar de echarle algo de subjetividad a esta crítica. Este nuevo Spidey (el tercero en quince años) es introducido en la última película de capitán América con un breve, pero importante, cameo. Desde ese momento queda claro que la película en solitario de Peter no iba a ser la típica que venimos viendo, donde nos cuentan cómo se convirtió en hombre araña, cómo se murió el tío Ben, cómo aprendió a usar los poderes, etc. Lo cual es algo que ya suma muchos puntos. Interesante fue la elección del villano, la gente que no está familiarizada con nuestro amigable vecino, no conoce a Vulture, y este es uno de los villanos más viejos y clásicos de Parker. Otra interesante elección es Marisa Tomei como la Tía May, siendo que Peter está aún en sus quince años, no me pareció tan descabellado la elección de una tía algo más joven que la que estamos acostumbrados a ver en el cine. Spidey es conocido por su constante humor y en esta nueva película uno está ausente. Se nota que aún es un joven de quince años, pero ya empieza a demostrar ese humor clásico de nuestro querido trepamuros. No solo Parker está encargado del humor, la película no aburre, te mantiene atento y cuando menos te lo esperas, aparece un giro que te deja con la boca abierta. Un Iron Man mentor que cumple con su función de ser el malo cuando hace falta. La sutil introducción de varios personajes importantes en el mundo de Spidey, como por ejemplo Shocker, Mery Jane y un enemigo que aún no está “transformado” dando una idea hacia dónde va a ir la próxima película en solo del trepamuros. Escenas de acción de altura, que van acorde a la película. Un refrescante y divertido Tom Holland en el papel de Spidey entretiene y cumple de una manera sublime su rol. Quedarse hasta el final para ver las dos escenas post créditos. Mi recomendación: Es de Marvel, es Spider-Man ¿Todavía no la viste?
Crítica emitida por radio.
La nueva Spider-Man responde coherentemente al nuevo target impuesto por los estudios: el personaje ya no es un veinteañero sino un pendejito. El mainstream hace rato vio la veta y, aunque sabe que con la modita de la nostalgia agarra (de los pelos) de los huevos al treintañero y al cuarentón, su mira está puesta firme en los más chicos. Esta niño araña es para ellos, para los bebés y para los millennials. De todos modos, la edad no es sólo un capricho de marketing, el hombre araña es uno de los primeros héroes adolescentes; de hecho, que Spider-Man tenga quince años es un guiño al comic original. Actualmente hay tanta producción de cine de superhéroes y tanto público histérico dando feedback, que todo el asunto ya se transformó en un fenómeno digno de estudio. Claro que no es lo que vamos a hacer en estas pobres líneas pero al menos no vamos a subestimar a Spider-Man por su pertenencia al género más popular del momento. Hay una vibra particular en las salas en las que se proyecta esta nueva ola de producciones de Marvel y DC. Hay una emoción en el aire, una expectativa puesta desde los más chicos hasta los más vejetes, que despierta cierta fascinación, hasta cierta envidia por quienes lo disfrutan tanto. Las películas de superhéroes son las nuevas feel good movies, sobre todo si pensamos en las del MCU (Marvel cinematic universe). Marvel logró, con su tono menos solemne que las de DC y con su apuesta a la comedia, que la sala festeje, que se vitoree a sus héroes. Y no vamos a hacer acá un análisis crítico de las reacciones que ese tipo de cine puede generar o preguntarnos qué estamos viendo cuando vemos estas películas, pero no es un logro menor el que consiguieron las adaptaciones de historietas, sobre todo en un momento en que al cine (como en tantos otros momentos de su historia) se lo volvía a dar por muerto. Por desgracia, el cine de los personajes de Marvel genera más vitalidad que la que ofrecen la mayoría de sus propias películas. Y decimos la mayoría y no todas porque hay algunas, más laterales dentro del gigantismo mainstream, como Ant-Man o Deadpool, en donde se encuentra más cine que en, por ejemplo, los Avengers. Decimos más cine, sobre todo, pensando en su poder narrativo. En la idea de que primero está la historia por contar, y luego su espectacularidad. La Spider-Man de Jon Watts se puede enmarcar en ese grupo, más allá de que en este caso el personaje sea muy popular. Watts, con este trabajo, se erige como un artesano hábil; saca adelante la difícil tarea de levantar a un personaje que tuvo cinco películas de dos sagas diferentes en poco más de una década. En Homecoming se le ahorra al espectador la transformación de Peter Parker en Spider-Man y, a diferencia de la primera saga, la telaraña no sale de las venas del héroe y no tiene desarrollado su sentido arácnido. Esta última decisión tiene que ver con el tipo de historia que se quiere contar: este nuevo niño araña está aprendiendo a ser un héroe. A diferencia de Cop Car, acá Watts sí dirige una coming of age hecha y derecha al ritmo de algunas obsesiones americanas (los adolescentes, los colegios secundarios, los outcasts que finalmente resuelven sus problemas), con el eje puesto más en la comedia que en los conflictos y la acción. Sin embargo, más allá de los chistes, hay algunos grandes momentos de tensión que se logran sin duda por la presencia de Michael Keaton y su Buitre (el súmmum se alcanza en una escena dentro del auto del personaje de Keaton). Una vez más, el villano de una película de superhéroes resulta más interesante que los héroes y tiene más cosas para decir que el resto de los personajes. Como pasaba en el universo DC con algunos villanos de Batman (pensemos en el discurso anarquista del Guasón y en el popular de Bane), acá el Buitre escupe al capitalismo con una frase obvia pero nada inocente (menos puesta en la boca de un villano) en donde destaca que la mayoría nos quedamos con las migajas de un sistema que se basa en la desigualdad. En otra oportunidad analizaremos los discursos políticos de los villanos en las películas de superhéroes, por ahora nos quedamos con las buenas señales estéticas que nos brinda Jon Watts y brindamos por ese cierre con un tema de Ramones.
Je suis Peter Parker El Hombre Araña es el más grande superhéroe de todos los tiempos. Su encanto se reduce fácilmente a tres elementos: tiene uno de los mejores diseños de la historia del comic americano, sus poderes son tan atractivos como simples y, finalmente, está su identidad secreta. Peter Parker es, antes todo, un tipo común. No es un estandarte inmaculado de la esperanza y el deber, aunque siempre decida hacer Lo Correcto. No está constantemente atormentado por los horrores del pasado, aunque lleve consigo una culpa agobiante. Si la lleva, lo hace con humor. El mayor acierto de Stan Lee cuando concibió al personaje fue, precisamente, que sea “uno de nosotros”. Homecoming trabaja directamente sobre esta idea. Peter Parker es un joven de quince años que vive en un mundo donde los superhéroes son reales. Si originalmente Peter se distinguía de sus superpoderosos compañeros por no ser millonario ni inmortal y por lidiar con su educación y su situación económica a la par de sus deberes heroicos, en Homecoming la relación con el espectador cobra un nuevo nivel. La fascinación de Peter con los Vengadores es comparable a la que nosotros mismos tenemos cuando vemos estas películas. Peter y el espectador de cine manejan el mismo nivel de fantasía infantil (palabra que jamás debería interpretarse peyorativamente), el mismo nivel de añoranza y felicidad. Más que ningún otro personaje, sentimos con Peter el vértigo, la emoción e incluso la eventual angustia de estar cumpliendo la fantasía de cualquier niño. Esa primera idea había sido insinuada en su breve introducción durante Civil War. Peter pasaba de detener ladrones de carteras en la calle a luchar con (y contra) los Vengadores en Berlín. Pero el foco de esa escena estaba puesto en los adultos y sus propios conflictos, con lo cual el impacto de esa situación en Peter quedaba en un segundísimo plano. Homecoming, después de un prólogo que introduce al personaje de Michael Keaton, nos lleva a esa misma escena de Civil War, pero contada, literalmente, a través de sus ojos (si compramos a regañadientes la idea de que nuestros celulares -y particularmente la cámara- son extensiones nuestras). A film by Peter Parker, anuncia una placa negra, y pasamos a un videoblog sobre sus vivencias en Alemania. La película maneja un balance perfecto entre la conexión con el resto de las películas de Marvel y la autonomía de cada una de ellas. La secuencia de Berlín, narrada por Peter, está fragmentadísima y solo vemos a Peter reaccionar ante ciertos momentos que recordamos de aquella película. Pero, si no vimos Civil War, el efecto es igual de efectivo. Lo que importa no son esos detalles, sino que se nos está presentando a un niño. Un niño que de repente está al mismo nivel que sus héroes imposibles. Pero, de nuevo, Peter es un tipo normal, no un Vengador. Inmediatamente después de que esa secuencia termina, vemos a Peter saliendo de la estación de tren para llegar a su escuela secundaria, caminando. La fantasía infantil terminó y ahora volvemos al mundo real. El resto de la película será, entonces, buscar revivir esa fantasía, hacerla real una vez más. El foco se pone en la adolescencia, en la sensación de no pertenencia en ningún lado. La obra de John Hughes, explícitamente referenciada, es un camino que la película busca. Peter ya no siente que la escuela tenga nada para ofrecerle, pero los propios Vengadores tampoco lo reciben con los brazos abiertos. La búsqueda de un lugar y de la propia identidad es lo que domina el relato. El hallazgo es abrazar completamente ese género que los americanos manejan a la perfección, el de la comedia adolescente. En Homecoming nada está librado al azar, no hay cabos sueltos, tanto desde el punto de vista narrativo como de lo emocional. La sucesión de eventos lógicos sobre los que se desarrolla la trama está perfectamente sostenida por las consecuencias afectivas que esos eventos tienen sobre los personajes. Esto parece obvio y debería cumplirse en cualquier película más o menos decente, pero desgraciadamente no es así (y menos lo es si lo comparamos con pasadas adaptaciones del mismo personaje). Casi como si Marvel le estuviera diciendo a Sony (los productores de las películas anteriores): “Mirá, así es como se hace”. La historia involucra tres hilos narrativos distintos (el drama de secundaria, la prueba de valor ante Tony Stark y el antagonismo del Buitre) que se entrelazan de manera natural y fluida. Por ejemplo, después de una secuencia de montaje adorable en la que Peter y la Tía May (gracias, Marisa Tomei) practican para la gran noche del baile de Homecoming, el ritmo ligero y alegre es interrumpido de un golpe con la revelación de que Adrian Toomes, el villano, es, verdaderamente, el padre de Liz, la pareja de Peter. Lo que sigue es una secuencia de suspenso clásica, de manual, pero perfectamente ejecutada y con un timing cómico impecable (la película no se olvida del humor ni por un segundo), en la que confluyen las dos líneas principales de la película. La negación de la infancia es un problema que se repitió bastante en los últimos años, aunque últimamente parece estar desapareciendo. El intento de hacer películas de superhéroes “para adultos”, con bodrios espectaculares como las de Batman y Superman, demuestra una falta total de comprensión de lo que el género (y, si me apuran, el cine en general) es. Hay excepciones, por supuesto, con películas de superhéroes “maduras”: Logan, por ejemplo, no niega la infancia, sino que utiliza el ocaso de la infancia como elemento narrativo. No puedo evitar pensar que la mayoría de los casos terminan casi siempre mal porque manejan un error conceptual desde su base: es decir, ninguna de esas películas podría jamás estar bien. Homecoming, más todavía que varias de las producciones de Marvel, parece entender esto. La existencia de estas películas, de estos personajes, se sostiene en que hacen reales nuestros sueños. Todos somos Peter Parker, viendo a los Vengadores de lejos, volando, luchando contra el mal, queriendo ser como ellos.
Ahora de la mano de Marvel Studios, la quinta película del Hombre Araña, segundo reboot de la saga, presenta, como era de esperarse, un personaje mucho más adolescente sumergido en una historia con ribetes que intentan evitar encarar directamente al género. Luego de presentarlo en el tanque de 2016, Capital América Civil War, este “nuevo” Spiderman obtiene su película propia en la que, si bien no nos cuentan nuevamente sus orígenes, se enfocan en mostrarnos el después de aquella intervención y los primeros pasos del personaje en su lucha contra el crimen. Sí, De Regreso a Casa será otro peldaño más de esa historia global hasta llegar al próximo film de los Avengers; y ese contexto afectará por completo a la película. Será necesario haber visto CW para entrar en el clima de este film. Peter Parker (Tom Holland) filma una película casera en un auto mientras se dirige al encuentro con Tony Stark (Robert Downey Jr.); esa será la escena presentación del personaje. En efecto, el adolescente de 14 años se encuentra en plena preparación para transformarse, o no en uno de los Avengers; mientras que, para sus conocidos, se encuentra cumpliendo con una beca como interno en las Industrias Stark. De eso trata el film de Jon Watts, un adolescente que se debate entre su vida como tal, mayormente enfocada en el ámbito escolar, y la preparación como superhéroe. Peter tiene un amigo gordo e inocente; un interés romántico cándido y más popular que él; obligaciones escolares; una tía que se preocupa por él, pero no lo suficiente como para darse cuenta de su secreto; y un grupito variopinto de jóvenes que lo rodean y que cada uno representa un ícono de la adolescencia distinto. De Regreso a casa podría ser un film de John Huges, o una de sus imitaciones; pero si no llega a serlo no es tanto por su inscripción al área de los superhéroes, como por su chatura a la hora de imprimirle carisma a ese mundo. Ya es sabido que las películas que llevan el sello de Marvel suelen hacer anclaje en otros géneros para hablar de los superhéroes; casi siempre la comedia. Esta vez no será la excepción. Este Spiderman será el más cómico de todos, que no tan seguro el más gracioso. Sus líneas de diálogo tienen, la gran mayoría, un sentido de comicidad, moderna, ágil, con referencias a la cultura pop, y guiños permanentes; lo usual, lo mismo de siempre. Sin embargo, aquí el contexto podría haber sido bien utilizado para otorgar buenos matices de comicidad sin que queden fuera de lugar como otras veces. Y ahí está la historia intentando homenajear un estilo, pero no acercándose a él. Esta Spiderman pudo funcionar a modo de un Teen Wolf (la película, no la serie de MTV); pero falta carisma, chispa, conexión entre el chico y la chica, y esa vibra que nos hacía sentir que aunque el argumento era torpe la identificación era inmediata porque sabían de lo que hablaban. Robert Downey Jr. Y su Stark/Iron man, nunca terminan de encajar bien, haciendo su típico show aparte. Jon Favreu como el empleado de Tony, Happy, corre con bastante mejor suerte. Marisa Tomei es puro talento, y aunque su personaje de Tía May sea de trazos gruesos, ella lo interpreta a pura solvencia actoral. Holland no es un mal Peter Parker para lo que pide esta propuesta en la que encontraremos poco de lo que conocimos en las anteriores películas. Es un adolescente atribulado, ya lejos de ser nerd, digno protagonista de una teen movie. Pero hasta ahora no hablamos del superhéroe en sí. Hay un grupo de malechores comandados por un villano, Adrian alias Volture (Michael Keaton); y esto ya parece repetitivo, pero otra vez hay problemas en su composición. Básicamente son un grupo de contrabandistas que de casualidad se topan con un armamento muy pesado (Ver Avengers 1) que manipularan para hacer más armas y venderlas en el mercado negro. Para ser el único villano de una película de superhéroes, es reamente poco. Se entiende que quisieron demostrar que este Spiderman combate al crimen callejero, pero además su participación es escasa. O sea, estamos frente a otro film de superhéroes que teme serlo. A esto habrá que sumare algunas líneas de remarcado patriotismo, no tan visible en entrega anteriores, que sobrevuela de manera bastante impuesta. De duración innecesarimente algo extensa y con algunos baches que no terminan de cerrar muy bien. En el general, Spiderman: De Regreso a Casa, es un film correcto, entretenido, cumplidor para los que simplemente busquen algo pochoclero. También es un producto indefinido, sin el alma para ser una gran película coming of age que reposicione a un buen lugar a ese estilo que hizo grande al cine de los ’80; ni la presencia heroíca como para hablar de un gran film de aventuras. A medio de todo, este Spiderman cumple sin sobrarle nada y dejando ese gustito a que pudo ser más rico.
ESPECIALISTA EN DIVERSIÓN Ese conjunto gigantesco de citas y autoconciencia que es el universo cinemático de Marvel ha dado otro paso adelante con la incorporación definitiva al equipo de Spider-Man, uno de los personajes más emblemáticos y populares que andaba deambulando por el mundo un poco perdido. Y lo hace con una película que cumple con múltiples objetivos que se dan bajo la apariencia de un producto simple y eficaz, pero repleto de niveles y complejidades. Digamos que el director Jon Watts logra en Spider-Man: de regreso a casa hacer fluir las necesidades artísticas y comerciales de la compañía, sin que se noten demasiado las costuras (o al menos un poco) y sin que esa historia global que está por encima de todas las películas resulte un lastre demasiado excesivo. Uno de los problemas principales de las películas de Marvel -lo hemos dicho por estas páginas- es la necesidad de tejer una historia que relaciona todas las tramas (alcanzando el objetivo infrecuente de que cada película tenga un tono diferente sin perder coherencia con el resto), haciendo que al final de cuentas ninguna película importe demasiado por sí sola. Salvo Ant-Man (una comedia genial que se divertía jugando con las imágenes que un tipo de propuesta como esta es capaz de generar), el resto de la factoría tiene sus picos creativos desde la imagen o desde la construcción de personajes carismáticos, pero nunca alcanza un vuelo artístico real (tal vez el mayor aporte de la enorme franquicia sea la utilización del humor). En ese sentido es que esta Spider-Man logra cierta personalidad que la hace brillar con un signo distintivo: en este caso se trata de un aire de comedia adolescente de secundario, de cierto espíritu a lo John Hughes, que va desde una cita directa a Un experto en diversión hasta la presencia de Martin Starr en la actuación y John Francis Daley en el guión, dos ex Freaks and geeks, gran serie hughesoniana si las hay. Introducido el personaje en Capitán América: guerra civil, la película avanza sin necesidad de preámbulos (y con alguna divertida burla al cine de cámara en mano) y con la conciencia suficiente de las demasiado cercanas reencarnaciones del héroe en el cine. Durante buena parte del relato (la mejor), Spider-Man: de regreso a casa es una comedia adolescente sobre la imposibilidad de encajar y la dificultad de un joven por evidenciar sus emociones y sentimientos, lo que incluye su necesidad de ser tomado en cuenta por Tony Stark (Robert Downey Jr.). Se podría decir que Watts aporta durante esos minutos una personalidad al film, que lo hace andar bastante libre de las obligaciones por enlazar cincuenta mil datos del universo Marvel. Con Tony Stark/Iron-Man/Robert Downey Jr. como convocante ante el desconocido Tom Holland (en una aparición consagratoria), la película también se olvida del exceso moralizante de las mejores (y miméticas) adaptaciones que hizo San Raimi, deudoras a su vez de los viejos cómics donde la tía May era una vieja baja-línea algo insoportable. Y se vale también del talento de Michael Keaton como un villano alejado de la afectación habitual: lo suyo es tensión, nervio, en dos escenas claves donde la película demuestra que no es necesario hacer volar mil cosas por los aires para que un tipo de propuesta así resulte atractiva. Si pensamos las películas individuales por fuera del núcleo duro de Los vengadores, sin dudas que esta es la que más se sostiene en función del plan general de Marvel (la que más links tiene a otras películas), lo que le hace perder bastante energía como historia individual. Aunque corre la posibilidad, también, de que este cronista mire este universo demasiado desde afuera y no termine de asimilar la dimensión de lo que la compañía está construyendo. Sea como sea, es indudable que detrás de cada película de Marvel hay ideas de guión que pueden estar más o menos desarrolladas, pero que aciertan en el tono que se le quiere dar respecto del personaje: si las historias de robos y estafas le caían perfecto a Ant-Man, lo shakespereano encajaba en el mundo de Thor, o la fantasía audiovisual cínica era el espacio ideal para que Doctor Extraño se moviese, sin dudas que la comedia adolescente es lo que tiene que ser Spider-Man. Y la película lo hace, lo sabe hacer, elige a los ejecutantes ideales y recorre el arco dramático con fluidez, incorporando todas las referencias al universo general sin que la película se resienta. No estamos ante el drama desaforado y romántico que planteaba Sam Raimi en su trilogía (sobre todo en la perfecta segunda entrega), aunque esa película pertenece a una edad antigua en la que las historias cinematográficas de superhéroes (y los superhéroes en sí) no tenían más compromiso que el de valerse por sí mismos.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
El argumento, si bien tiene varios altibajos y no es para caerse de espaldas, es atractivo y de agradable seguimiento, ya que aquí se presenta a Spider-Man como un adolescente descubriendo su nueva etapa de superhéroe en forma...
Crítica publicada en la edición impresa.
Adolescente araña… Homecoming es el relanzamiento perfecto para incluir a Spiderman dentro del universo cinematográfico de Marvel. Es una propuesta entretenida y muy bien guionada, que apuesta en dosis iguales al humor y la acción, utilizando cinematografía de primer nivel como vehículo. Comparándola con las demás Spiderman: está a la altura de las dos primeras partes previas. Para mi gusto, Spiderman 2, de Sam Raimi, sigue siendo la mejor.
El segundo reboot en menos de 10 años "Spider-Man Homecoming" marca la vuelta del famoso superhéroe a las manos de Marvel que a su vez está bajo el control de Disney. Recordemos que hasta hace poco tiempo los derechos de explotación los tenía exclusivamente la compañía Sony. Lo bueno a nivel general es que este retorno junta a Spider-Man con los demás superhéroes de la factoría y lo coloca en el marco de una operación muy bien lograda a nivel cinematográfico. Ahora... debo decir que esta nueva historia me agarra bastante cansado y fastidiado con el manoseo que se ha hecho de las historias del héroe arácnido. Seamos sinceros, luego de las trilogía de Sam Raimi con Tobey Maguire como protagonista no era necesario hacer un reboot. Las dos primeras entregas habían sido muy buenas y en la tercera al maestro Raimi parece que se le fue un poco la mano con la freakeada. Luego llegaron las versiones del director Marc Webb con Andrew Garfield como protagonista. Estas dos películas reiniciaron la saga directamente como si lo de Raimi no hubiera tenido sentido... Acá ya me empecé a enojar, en primer lugar porque era innecesario ya que la trilogía anterior había sido sólida, y en segundo lugar porque estas dos entregas no llegaban a superar a los dos primeras de Raimi. Ahora con la vuelta a Marvel vamos por un nuevo reboot cuyo inicio debo decir es entretenido y jovial pero no llega tampoco a diferenciarse demasiado en calidad a lo que nos entregó Raimi. Los puntos positivos: En primer lugar la inserción de Spider-Man en el universo cinematográfico de Marvel lo que permite cruzarlo con otros héroes como Iron Man. Por otro lado, tenemos la enorme capacidad audiovisual que nos regala momentos de acción realmente impresionantes, para disfrutar a pleno en pantalla gigante. En tercer lugar diría que llevar a Spider-Man a su adolescencia nuevamente es una decisión acertada, desde la conexión que este hará con las nuevas audiencias hasta las posibilidades de marketing que esto ofrece. Por último, Marvel sabe contar historias y acá logra redondear un buen guión con enseñanzas que nuestro héroe capitalizará en secuelas venideras. Lo negativo: Ese humor incesante que cada vez es más fuerte en los films de Marvel. Entiendo que buscan entretener, pero hay momentos de humor que no se condicen con la trama o momentos puntuales del metraje. Es un sello del estudio, lo sé, pero no deja de cansarme por momentos. Otro elemento cuestionable fue el villano, Vulture. Michael Keaton hace un buen trabajo interpretativo, pero las motivaciones y la personalidad que le dieron al personaje son flojas, como de un producto siestero del Disney Channel. El tipo se vuelve villano casi que porque sí, por momentos querible y otro detestable, con una esquizofrenia más enfocada en el PG-13 que en ser creíble. La interpretación de Tom Holland también me gustó aunque por momentos exageraba demasiado, como de no poder creer que estaba interpretando a uno de los superhéroes más famosos del planeta. Por último, repito lo que nombré al inicio de la crítica, este es el segundo reboot en menos de 10 años, algo innecesario. Creo que los fans de Marvel se entretendrán mucho con esta historia y estarán felices de ver un nuevo superhéroe sumarse a la líneas de este universo cinematográfico. Para el que ya está un poco desencantado con la fórmula Marvel, "Siper-Man Homecoming" le parece una más del grupo.
Por tercera vez en quince años vuelve el Hombre Araña. El más popular de los héroes de Marvel finalmente puede juntarse con el resto de la pandilla para comenzar otra (si, otra) franquicia de superhéroes. El esperado regreso del personaje no decepciona. Sin embargo, tampoco sorprende. Y lo que parece irremediable, esta nueva era de supercine sufre un agotamiento de ideas y recursos. Claro, hay excepciones. Esa maravilla llamada Logan es una de ellas. Pero es la excepción la que confirma la regla. Y así estamos en un tiempo de fórmulas, y principalmente, intrascendencia cinematográfica. Cuidado, no estoy diciendo que sean un desperdicio total. Son productos para el entretenimiento, y en ese aspecto, la amplia mayoría cumple con creces. Pero hay algo insustancial e intercambiable entre todas. Inclusive las películas del universo DC, que manejan otro registro y enfoque, causan el mismo efecto. ¿Será que se hace cada vez más difícil lograr ser entusiasta con lo que sucede en la pantalla? Arriesgo una característica que comparten todas: la inmutabilidad. Nada cambia realmente. Nos han vendido guerras civiles, batallas definitivas y monstruos intergalácticos, pero el daño es intangible (más allá de la mejora del CGI). Siempre es el comienzo de una saga, el pedazo de un rompecabezas. Un cambio concreto nunca es una variable. Se vuelve hasta de la muerte y las sagas se reinician rápidamente. Al comienzo uno esperaba la confluencia, la interconexión, después de quince años y una pila de películas, es inevitable no notar la falta de impacto. Situación que se agrava por la ausencia de historias o personajes profundos, complejos, interesantes. Este nuevo hombre araña comienza otra vez. Otra vez la secundaria, otra vez aprender a manejar sus capacidades, otra vez levantarse una vez caído, otra vez resistir para que alguien no caiga al abismo. Otra vez. Ahora, si uno piensa que las historias carecen de novedad, ¿había necesidad de contar casi todo en los avances? Sin lugar a dudas, eso no ayuda. ¿Habrá una exigencia de dar algo cada vez más digerido para que la gente se sienta confortablemente adormecida? Espero que no, porque hay grandes historias para contar, aunque al parecer, el riesgo a tomar ronda el cero. El esperado regreso del personaje no decepciona. Sin embargo, tampoco sorprende. No se engañen por mis palabras un tanto duras con el mundo superheroico. Spider- Man: De Regreso a Casa (Spider-Man: Homecoming) no falla en lo que desea otorgar. El espectador va a pasar un grato momento viendo las desventuras escolares de Spidey mientras intenta que lo incluyan con Los Vengadores, y también, va a quedar satisfecho por los efectos visuales. Tom Holland es certero como él arácnido y Keaton presta su figura para ayudar a no despegar la mirada de la pantalla. El resto de secundarios cumple. Mucho vértigo adolescente, mucho humor (marca registrada de Marvel). La historia es un tema aparte, queda engullida por los mecanismos de la burocracia de los súper héroes. Un guión tan carente de imaginación que mientras Spider-Man atraviesa los patios de un barrio, se ve en una televisión a Ferris Bueller (Ferris Bueller’s Day Off, 1986) realizando la misma secuencia. Por si no se entendía la referencia. Un tema aparte es la exclusión del famoso acontecimiento de la muerte del tío Ben. Una decisión controvertida. Se puede entender la idea de que, al igual que la muerte de los padres de Bruce Wayne/Batman, se ha visto demasiado. En mi opinión, le resta un anclaje dramático y trágico al personaje, erosionando la gravedad en su aventura. Quizás esa sea la intención, una historia más inofensiva, menos oscura. Sin embargo me pregunto si uno puede esperar más de estos films, si van a poder escapar a la fórmula. Esperemos que así sea, porque el Hombre Araña puede ser el vecino amigable, pero es uno que definitivamente no rompe el molde.