¿Se cae la usina de fiascos? Siempre que Hollywood comienza a volcar hacia la comedia el tono de una fórmula hasta ese momento ganadora es sinónimo de que -sincericidio mediante- ve cercano su agotamiento y teme que el grueso del público deje de acompañar a productos que ya no están rindiendo lo esperado en taquilla (los nerds aniñados e incondicionales no cuentan porque los sectores a captar, y las minas de oro más importantes, son los adolescentes y las familias). Ejemplos simplistas como Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) o Ant-Man (2015), que se apoyan en el “no carisma” de protagonistas demasiado derivativos, y films hipócritas como Deadpool (2016), que la van de zarpados pero no se deciden a mostrar ni una teta, pretenden posponer lo inevitable, léase el recambio de este paquete de rasgos retóricos por otro similar, uno -suponemos- ya no tan basado en las guerras totales y el concepto marchito de “la humanidad depende de nosotros (otra vez)”. La presente Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016) agrega otra vertiente desesperada a este estado de cosas, la de la propuesta caótica que rejunta todos los clichés disponibles a la fecha para intentar caer simpática como si en efecto se tratase de un experimento novedoso o revulsivo desde lo formal… lamentablemente este no es el caso, ni mucho menos. El problema central nuevamente es el realizador elegido, David Ayer, otro de estos asalariados mediocres que encima se deja subsumir a la lógica televisiva de las actuales películas de superhéroes, en las que dominan criterios exasperantes de uniformización y una catarata de referencias bobas entrecruzadas que nunca suman nada a la narración. En este sentido, vale recordar que toda esta línea de montaje cinematográfica nació de la mano de directores con personalidad y brío propio como Richard Donner, Tim Burton, Warren Beatty y -más adelante- el enorme Christopher Nolan, “inspirador” colateral de estos tristes exploitations. Si bien la película no se toma tan en serio a sí misma como la vergonzosa Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016), lo cierto es que resulta aún más fallida y torpe, llegando al punto de provocar hastío e incomodidad a los pocos minutos de comenzada la proyección. Ayer, en un “esfuerzo” casi sobrehumano, hace absolutamente todo mal: con la intención manifiesta de construir un relato coral, asignando un tiempo proporcional a cada personaje, el film derrapa feo en el viejo arte de generar empatía porque recurre a cuanto facilismo dramático, latiguillo y chiste obvio anda dando vueltas alrededor de cada situación planteada. Lo paradójico del asunto es que la idea de base, centrada en un cónclave de villanos manipulado por el gobierno para luchar en pos de “causas nobles”, prometía -mínimo- una epopeya decente de acción, algo en lo que el opus ni siquiera logra transformarse por su sutil pereza al momento de los disparos. Aquí el realizador y guionista no sólo desperdicia la oportunidad de crear un producto en verdad anárquico sino que termina dejándole todo servido a los trolls del cine -los que se quejan por deporte y luego convalidan los mamotretos más regresivos de la industria- para que lo destrocen desde la más absurda hipocresía, esa misma que después deriva en flores para otros engendros de superhéroes tan escuálidos e inconsistentes como el que hoy nos ocupa. Por momentos pareciera que Ayer quiso darle una vuelta de tuerca al universo ajado de las adaptaciones de cómics, en algunas escenas explota una pose cool pro “tipos duros con corazón sensible” que retrasa décadas, y finalmente en otras ocasiones deja entrever que no sabe qué hacer con este manojo de personajes de por sí muy esquemáticos, circunstancia que a su vez explica lo insulsas que resultan sus interacciones (el caso más trágico es el Guasón de Jared Leto, una especie de adicto zombieficado que anda perdido en la trama y con apenas un puñado de líneas de diálogo). Esperemos que este sea el golpe de gracia para el cine de superhéroes, toda una usina penosa de fiascos que ya merece morir…
EL CINE Y DC: UN MATRIMONIO EN CRISIS INFINITA Escuadrón Suicida es una mezcolanza, sobrecargada, llena de flashbacks y un montón de escenas en las que no está claro por qué algunos personajes actúan de tal manera y por qué debería importarnos. En obvia comparación, Batman vs Superman – El origen de la Justicia (2016), luce coherente. Lo peor del caso es que esta película fue escrita y dirigida por David Ayer, el hombre detrás del guión de Training Day (2001) y de la cámara en Fury (2014). La trama inicial muestra a las autoridades -encabezada por una oficial de inteligencia interpretada por una impostada Viola Davis– preocupadas por la posibilidad que un ser tan poderoso como Superman, pero con malas intenciones, pueda llegar y destruir la Tierra. Así la oficial Amanda Waller tiene la -pobre- idea de armar un equipo de criminales, actualmente encarcelados, y algunos de ellos dueños de poderes especiales, para luchar con esta posible amenaza. Con Deadshot como protagonista el escuadrón toma el familiar set-up de The Dirty Dozen (Aldrich, 1967) y construye una historia sin suspenso, y con personajes a los que se les busca desesperadamente un peso emocional que no tienen (especialmente en Harley Quinn y su relación con el Joker y en Deadshot y su hija) Apenas más más brillante en su paleta que BvS, y definitivamente más decadente. Escuadrón Suicida no sabe que película quiere ser, como si Zack Snyder y Los Russo Bros. hubiesen tenido un hijo defectuoso. Un triste cameo de Batman, diálogos irrisorios y una villana ridícula en un final de videojuego con oleadas de minions sin rostro -literalmente- sin metas o motivación y con el peor uso de canciones licenciadas de la historia. Eso es Escuadrón suicida, eso y el carisma de Margot Robbie y su figura hecha de sueños adolescentes, y un Jared Leto como el Joker en un cameo extendido. Un pésimo guión, que explica demasiado o demasiado poco, y escenas de acción que pueden ser algo más violentas que lo usual, pero no interesantes. Tanto tiempo dedica el film a explicar el trasfondo de cada personaje del escuadrón que casi no hay espacio para una historia real. Y así se transforma en otra película más sobre la destrucción de un gran rayo brillante de energía en el cielo. Desde la primera escena hasta la última, es un caos absoluto, que busca esconder sus falta de imaginación con un ritmo trepidante, una narrativa confusa, y -claro- todo el volumen de la trillada banda sonora de éxitos de la radio. Digan lo que quieran sobre la BvS de Zack Snyder, pero al menos esa película tenía un punto de vista visual algo distintivo, al menos eso. BRIGADA COLA Todo lo que se necesita es una demostración de magia en la sala de juntas y toda la ridícula idea de un Escuadrón Suicida tiene luz verde. Es decir, ¿que podría salir mal? El Beso. Batman salva a Harley Quinn de ahogarse e inmediatamente se pone boca a boca. Ella lo besa, todo innecesario. Slipknot. Lo matan a tan sólo unos minutos después de haber sido introducido. Una verguenza. Deadshot, el panqueque. En principio planea matar a Waller y a Rick Flag. Apenas unos minutos más tarde sugiere proteger al Flag. Boomerang no hace nada. Lanza un boomerang, que ni siquiera hace daño. Luego en la escena del bar abandona al escuadrón… sólo para reunirse con todos de nuevo unos momentos más tarde. Katana, la nada. Tiene una espada que captura las almas de sus víctimas -un lindo concepto- desaprovechada, tiene una linea de dialogo. Encantadoramente tonta. La magia de Enchantress estaba capturando a todo el universo, en vez de escaparse y dejar que el encanto siga su curso, decide quedarse a pelear.
Los héroes del patíbulo. Escuadrón suicida forma parte del gran plan de películas basadas en personajes de DC Comics. Algo parecido a lo que ha hecho Marvel con sus héroes, pero en una escala menor en lo que a cantidad de películas respecta. Esta lucha entre DC y Marvel le interesa a los seguidores del comic y de las adaptaciones, pero aun no se termina de saber cómo funcionará dentro de la historia del cine. Para un número muy grande de espectadores, ese plan no tiene la menor importancia aunque sea el motor que moviliza esta enorme producción que pelea por el mercado del cine industrial. De todas esas películas, Escuadrón suicida es la que podría funcionar mejor como producción independiente a los demás films. Si bien tiene conexiones, es fácil entender en que universo habita y se entiende perfectamente como historia. Bueno, se entiende es un decir, en realidad. Digamos más bien que tiene vida propia, entender es otra cosa. Este escuadrón que da título a la película es una especia de Doce del patíbulo versión DC Comics. Marginales, asesinos, freaks, ladrones, locos. Condenados a estar en prisión, pueden ser el único recurso para el gobierno. Y así se va contando la historia de todos, mientras se los va reclutando. No hay mucho misterio, desde el comienzo la película descubre sus fallas y sus limitaciones. ¿Cómo presentar tantos personajes sin que la película se vuelva mecánica y previsible? Imposible no recordar el legendario comienzo de Watchmen, una película que aun con sus fallas era un manual de cómo arrancar una película coral y mostrar muchas historias previas en un solo montaje. Lo mismo para la música. Excelentes canciones acompañan cada escena, pero una vez más, Watchmen es un gran ejemplo de cómo usar una sola canción y usarla bien. Canciones excelentes no son automáticamente escenas excelentes. Así, cuando ya van tres canciones seguidas, dejar de ser espectaculares y empiezan a volverse molestas. Y aun así, y durante las dos horas que dura, Escuadrón suicida, tiene chispazos que muestran que pudo haber sido una gran película. Pero es manía de presentar todo, de explicar todo, le roba por lo menos una hora a la trama. Algunos de los personajes son irrelevantes, otros no podrían tener jamás el cariño del público, algunos sí merecen una película completa. Juntos no logran sumar, más bien complican un relato que en más de un pasaje da la impresión de que le faltan escenas. Es un misterio como una película que busca –y tal vez encuentre- posicionarse en lo más alto de la taquilla mundial, se vea estéticamente tan pobre, que el guión tenga diálogos tan malos y que todo se vea como una producción clase B en lo que a ejecución se refiere. Cara se ve cara, pero está filmada sin la potencia de una película mainstream clase A. Por momentos, muy breves, logra conectar. Pero nunca logra encontrar el ritmo y el tono. No es del todo oscura, no es graciosa, no es ligera tampoco, no hace pie en ningún lado, todos los conflictos tienden a diluirse. Lo más cercano a ser una historia es la de Deadshot (Will Smith, que pone todo para sacar a flote casa escena) que no se beneficia al estar interrumpida por los otros personajes. Un párrafo final merecen los dos personajes más esperados de esta película, los que lamentablemente son la prueba final de las fallas de Escuadrón suicida: Harley Quinn (Margot Robbie) y The Joker (Jared Leto). Harley Quinn es un personaje que, al igual que The Joker, es una puerta abierta al lucimiento del intérprete y el guionista, esos que se roban el show siempre, aunque no sean protagonistas. Pero que sea una gran oportunidad no significa que sean fáciles de interpretar. Margot Robbie debe combinar muchos elementos en su personaje y la película no encuentra nunca el espacio para que el humor o la locura de Harley Quinn se luzca. Casi todos sus chistes son muy previsibles, obvios y hasta molestos. Sin embargo has breves momentos donde uno entiende que podría haber algo valioso ahí. Robbie no logra abrirse paso en un mal guión y todo resulta muy desparejo. Solo hacia el final logra la conexión deseada, cuando ya la conocemos un poco mejor y se conectó con otros personajes. Pero la calamidad mayor es The Joker interpretado por Jared Leto. Además de todo lo mencionado hasta ahora, son dos los factores que conducen al desastre. Uno es la apuesta a que cada Joker deba ser más demencial, oscuro e intenso que el anterior. En lugar de explorar algo más adecuado a la trama, lo único que se busca es llegar a donde nadie llegó antes. César Romero era un payaso adorable, Jack Nicholson fue el sueño de Burton, Heath Ledger logró algo increíble junto a Christopher Nolan. Pero Jared Leto pierde el rumbo desde el comienzo. Y ahí entra el segundo problema: Jared Leto, ganador del Oscar, quiere lucirse. Se nota que quiere lucirse, no quiere hacer algo adecuado, quiere ser el mejor Joker y se nota. Se nota que compite por algo, no es funcional, es la búsqueda de un show. Cada escena con él es insalvable. Es lo peor de la película, no solo el peor Joker de la pantalla grande. Me gustaría pensar que todo esto puede encaminarse, pero es difícil que si vienen dando tumbos se enderecen de golpe. Queda una chance más, tal vez, con Ben Affleck como director. Pero son demasiados pasos en falso como para pensar que se trata de un error, un cambio sería una sorpresa más que agradable.
Un antídoto para los superhéroes aburridos Amanda Waller (Viola Davis) tiene la terca idea de juntar a los más peligrosos villanos del universo DC para luchar contra las posibles amenazas que acechan Midway City. De entrada la Administración se niega a ser parte del proyecto, pero al desatarse una fuerza sobrenatural y un supuesto atentado al que las fuerzas del orden no pueden hacer frente, el Gobierno de Estados Unidos intenta autoriza a Waller a reclutar de las cárceles más vigiladas a un par de criminales y metahumanos para enfrentar la amenaza que intenta acabar con la humanidad. Hasta este momento la trama de Escuadrón Suicida (Suicide Squad) funciona con normalidad, con muy buenas presentaciones de los personajes con flashbacks que nos adentran en las historias de cada uno (o casi todos) y con esa sensación de que David Ayer, su director y guionista, quisiera dotarle a la película de una vuelta de tuerca un tanto ajado de las adaptaciones de cómics. Pero lamentablemente queda solo en buenas intenciones. Comencemos por la historia: en sí es bastante sencilla, por lo cual uno imagina que no habría mayores problemas. Pero los agujeros en la trama y la narrativa desordenada marcan uno de los puntos más flojos del film. El enfrentamiento entre el grupo y los soldados zombies ya dan cuenta de que algo no está bien. El guion circula por varias direcciones sin saber exactamente el motivo y queda en un gris sin arriesgarse a continuar con una estructura clásica (que mucho le viene funcionando a Marvel) o jugarse a cambiar. Dentro de los personajes encontramos una carismática interpretación de Will Smith como Deadshot (se pone al hombro el equipo y es quien más se destaca del reparto) y a Margot Robbie como una Harley Quinn sexy, despistada y un poco bruta, quien está obsesionada con el Joker (Jared Leto) y seduce al resto de los personajes. Viola Davis está muy bien también en su papel de la retorcida y ambiciosa Amanda Waller, pero no deja de ser Viola Davis. El resto hace su paso sin pena ni gloria, no por carencia de actitudes para afrontar sus papeles, sino por decisión creativa de no otorgarles demasiada participación (como que en cierta ocasiones no saben qué hacer con tantos personajes). A Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje), Boomerang (Jai Courtney), El Diablo (Jay Hernández) y Katana (Karen Fukuhara) se los logra desdibujar de la historia resumiéndolos a contados diálogos y participaciones poco activas. El caso más significativo es el de Slipknot (Adam Beach), al que ni siquiera se le otorga la oportunidad de tener su presentación. Y Cara Delevingne aparece por partida doble como June Moone y Enchantress, quien logra un mejor papel como la entidad maligna poseída gracias al CGI, que como la antropóloga a cara lavada, donde su falta de gracia es más evidente. ¿Y qué sucede con el Joker de Leto? Tanta publicidad, imágenes del actor filtradas o publicadas por él mismo, nos daban cuenta de que sería uno de los villanos más recordados de la historia cinematográfica. Pero no logra encontrar su espacio para hacerlo. Posiblemente Leto no esté a la altura del demente y anarquista Joker de Heath Ledger, pero tiene su propia identidad como para transformarlo en un gran personaje. Le faltó en Escuadrón Suicida motivos para su existencia y cuenta con poco tiempo para lucirse. Solo resta esperar a que sea la carta de presentación para un proyecto aún mayor. El mismo desprecio se le otorgó a un personaje tan característico como Batman (Ben Affleck) quien aparece brevemente, pero es comprensible que su lugar se debe a un mero cameo para explicar algunas situaciones y de forma de poder enlazar seguramente con Liga de la Justicia (Justice League, 2017). El soundtrack (que pueden escuchar ACÁ) pareciera haber sido compuesto y luego editado por alguien que conociera cómo llenar esos baches en la narrativa. Es innegable que la banda sonora está compuesta por canciones que si ya no son éxitos lo serán, al ritmo de constructores de conquistas en cadena como Lil' Wayne, Wiz Khalifa, Skrillex, Eminem, Imagine Dragons y la ayuda de clásicos como Creedence Clearwater Revival y “Bohemian Rapsody de Queen interpretada por Panic! at the Disco. Pero ya desde los primeros cinco minutos se evidencia un grito desesperado por hacer sonar los temas y direccionar el film hacia un costado popero y de videpclip. David Ayer claramente quiso dotar a los personajes de una irreverencia contraria a los superhéroes aburridos y últimas películas basadas en cómics que pretenden ser épicas. Es un acierto que se haya querido centrar la trama en los personajes más que en una historia profunda y compleja. Eso explica mucho de por qué algunos villanos no aportan nada y se los pasó por encima. La pareja entre Margot Robbie y Jared Leto es maravillosa, muy a pesar de que se optó por incluir poco al Joker. Pero cuando se encuentran juntos nos olvidamos del resto y consiguen un nivel de importancia que pocas veces sucede. Por el lado de las escenas de acción, son más violentas que las que podemos ver en otras películas del género, y realmente son buenas. En conjunto con imágenes plagadas de grandes efectos visuales, mantienen un buen ritmo en general, es entretenida y es de los puntos más fuertes de la película. Los fanáticos probablemente apreciarán a Escuadrón Suicida por la razón de intentar encarar algo diferente, dejar de ver por un rato la típica película de superhéroes y supervillanos, y que cada miembro del escuadrón tenga su propia historia, miedos y códigos. Llevarnos a conocer la propia naturaleza de cada uno.
En el 2014 Warner anunció el comienzo de producción de "Escuadrón Suicida" y con él aparecieron incontables preguntas que afortunadamente fueron respondidas. ¿Era necesario un nuevo Guasón tan pronto después del fantástico trabajo realizado por Heath Ledger en "The Dark Knight"? ¿Cómo introducir tantos nuevos personajes de manera correcta y sin perder ni confundir al espectador? ¿Tendrá relación alguna con "Batman v Superman"? ¿Es el comienzo de una nueva saga protagonizada por villanos? ¿Es posible hacer una mala película con tan buen material original? Las expectativas treparon alto. Lamentablemente, el resultado final, producto de malas decisiones en la sala de edición, se siente apresurado, incompleto y totalmente carente de sentido. "Escuadrón Suicida" necesitaba unos meses más de producción y eso se siente demasiado en pantalla.
Qué difícil dejar de lado las pasiones y tratar de ser objetivo. Les tengo una noticia: es (casi) imposible, pero uno hace lo que puede. “Batman Vs Superman: El Origen de la Justicia” (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016) dividió las aguas entre críticos y público, y les puedo asegurar que con “Escuadrón Suicida” (Suicide Squad, 2016) va a pasar exactamente lo mismo. Antes de empezar a numerar las fallas del film, empecemos por los aciertos, y más allá de los problemas argumentales, hay que destacar que, al igual que Zack Snyder, David Ayer tiene un estilo propio y se anima a impregnarlo a lo largo de la película. Hablamos de un director y guionista acostumbrado a la violencia y las historias no aptas para menores. Acá se lo nota contenido, pero tampoco realiza concesiones. A pesar de lo que puedan dar a entender los avances, “Escuadrón Suicida” no está plagada de chistes y momentos hilarantes. Es más, las carcajadas que provoca son muy pocas y, tal vez, un poco forzadas, pero no quita que el todo sea entretenido y más “pasatista” que la densa aventura superheroica de Snyder. Los miembros de la Task Force X son lo que son porque están dañados, sus pasados son bastante dramáticos y turbios y, de alguna forma, la historia que plantea Ayer busca redimirlos. Están clarísimos los personajes principales y los secundarios –totalmente prescindibles-, pero en conjunto se complementan y ninguno desentona aunque tengan pocos minutos en pantalla. Podemos criticarles la falta de desarrollo o alguna humorada fuera de lugar, pero cada uno se desenvuelve muy bien en su “uniforme”, ya sea “héroe” o “villano”. Bah, la mayoría forma parte de la segunda categoría, acá la diferencia es el nivel de maldad que ostenta cada uno. El Deadshot de Will Smith y la Harley Quinn de Margot Robbie son los primeros que se destacan del conjunto, obviamente, pero es Viola Davies, en el papel de Amanda Waller, la que se lleva todos los aplausos. Waller es la dueña del circo y la maestra de ceremonias, la verdadera villana de todo este asunto, aunque nos venda el cuentito “del bien mayor” y todo eso. A raíz de la aparición de Superman (y la muerte de este) –“Escuadrón Suicida” se sitúa cronológicamente después de BvS-, Waller decide formar esta “fuerza de contención” conformada por humanos habilidosos y metahumanos con el único propósito de estar preparados para la Tercera Guerra Mundial que, según ella, va a llegar de la mano de estos seres con poderes. Nadie la puede culpar, pero sus métodos de “reclutamiento” dejan mucho que desear. Amanda (y su A.R.G.U.S.) encontrará en la prisión de Belle Reve a estos reclutas renuentes, muchos de los cuales fueron a parar ahí gracias al Caballero Oscuro. En realidad, no tienen muchas opciones y pronto son empujados (literalmente) a una misión suicida. Entre los “metahumanos” que trabajan para la Waller se encuentra June Moone (Cara Delevingne), una arqueóloga poseída por una malvada y antigua entidad conocida como Enchantress. Claro que en un punto se le escapa de las manos y se convierte en la peor amenaza. Ahí es cuando entra en acción la Task Force X al mando de Rick Flag (Joel Kinnaman), militar de carrera al que Waller, tiene bien agarrado de las pel…, ustedes entienden. Si dejamos de lado el hecho que la villana en cuestión no funciona en la dinámica del film, el resto no está tan mal. Los actores tienen sus buenos momentos, la acción es constante y Ayer sabe como filmarla, hay humor y muchas referencias comiqueras, pero todo presentado en una desprolija ensalada. Una vez más, al igual que en BvS, el montaje de las escenas le juega en contra. Ayer abusa de la música y los flashbacks para presentarnos a los personajes en una estética de video clip que al principio parece novedosa, pero al final termina cansando y estorbando en la narrativa (ojo, esto es una cuestión de gustos). El director se esfuerza por meter demasiados detalles desde el principio y un poco como que desborda. La segunda mitad baja un cambio y adquiere otro ritmo, lo que hace que también pierda un poco de coherencia en su conjunto. Aclaremos, “Escuadrón Suicida” no es una mala película, pero Ayer desaprovecha el potencial de sus personajes y desbarranca por momentos. El resultado general se siente extraño, pero esto podría suavizarse en visionados posteriores (o todo lo contrario). En cuanto al “elefante en la habitación”, o sea, el nuevo Joker interpretado por Jared Leto, no resultó un santo de mi devoción, aunque su papel se reduce a mínimas apariciones a lo largo de la película. El Payaso Maldito de Leto es un gánster muy al estilo de Azzarello, y su única función específica está ligada a su relación con Harley, o mejor dicho, a su reciente distanciamiento. No es una genialidad, tampoco es aberrante, simplemente está ahí y deberíamos ver un poco más para juzgarlo. En resumen, “Escuadrón Suicida” es una película de acción protagonizada por un grupo de antihéroes que no tiene un propósito, pero (que algunos) lo va encontrando por el camino. Dan ganas de saber un poco más sobre estos personajes porque nos encariñamos con ellos, pero se merecen una historia más prolija que les haga justicia y permita que se desarrollen sin tantas restricciones. La historia encaja bien en el universo cinematográfico de DC y “esa” escena post créditos entusiasma, sumando porotos para lo que se viene con “JUstice League” (2017). Acá, el nexo es Amanda Waller y ojalá que la podamos volver a ver en un futuro no muy lejano. Hay algo que no termina de cuajar con la película de Ayer: uno quisiera que fuera un hit, pero termina quedándose por el camino. Les advertí que esto de ser objetivo era complicado, y acá se me escapó un corazoncito de regalo.
Villanos ultrapop. Escuadrón Suicida asomaba como el contracampo conceptual del cine de superhéroes, es decir, prometía usar la subjetiva de los villanos para motorizar la historia en vez de ubicar en ese rol a los superhéroes de los últimos tiempos. Lejos de romper con esa recurrencia, la nueva película de David Ayer (Reyes de la Calle) y de la factoría DC, plantea una estructura narrativa en la que los malos se calzan la misma ropa que sus contrincantes y bajo el mismo objetivo de salvar al mundo. La anarquía presentada en los muchísimos trailers y spots queda en la superficie de una pose, en estereotipos caricaturescos sin desarrollo. Harley Quinn (Margot Robbie), Deadshot (Will Smith) y otros delincuentes bien peligrosos -confinados a cárceles secretas- son forzados a formar un escuadrón, al que se recurrirá en caso de seguridad nacional (mundial según la visión de Estados Unidos) ante una amenaza “metahumana”. Por supuesto que esa amenaza se materializa para que veamos a este séquito en acción. Precisamente, la película solo exhibe la idea de ir de una secuencia de acción a otra, pasando por transiciones explicativas, para colmo de las peores: las que intentan justificar el porqué de los rasgos villanescos en los personajes, incluso hay un redoble de apuesta cuando aparece un flashforward de cada villano viviendo como personas normales. Harley Quinn era a priori el personaje más esperado; su condición salvaje y desalmada queda en pequeños destellos porque el desarrollo de su perfil es propio de un corte publicitario que se esfuerza más por ofrecer un atuendo, un arma (el bate) y un par de gestos sugestivos que por abrir la compuerta de la locura y del bicho raro, un tema que solo se esboza en un par de diálogos: ni siquiera hay espacio para el humor o la ironía en su perfil, su performance paradójicamente resulta ser unidimensional. La representación de la locura tampoco es una cuota que propone esta versión del Guasón (interpretado por Jared Leto) porque su construcción tiene un perfil de gánster sofisticado y nada de aquel agente del caos, rasgo definido por los cómics antes que por el film de Christopher Nolan. Incluso su presencia dentro de la trama empantana la historia principal, en primer lugar con los flashbacks (otra vez) explicativos sobre el origen de su chica Harley Quinn, y en segundo lugar, en tiempo presente del relato, por su objetivo de rescatarla. En ambos pasajes la locomotora descarrilla, atentando contra la premisa de mantener -a partir de una sensación de movimiento incesante- la acción efectista siempre en alto. Ni siquiera la violencia, vendida también en los trailers, emerge para solventar la ausencia de características desarrolladas de estos malos, los cuales quedan estampados en un estilo pop, cuasi manierista en la superposición de colores, una idea contrapuesta a la de un conservadurismo narrativo que relata una historia repetida en este subgénero, con pocos matices para particularizar y un notorio exceso de manos en la edición, el golpe certero de un pastiche que no cumple con las expectativas de transgredir los mandamientos del cine de superhéroes y que termina acentuándolos mediante la construcción de una carátula colorinche.
Elenco suicida En la tercera película del universo extendido de DC/Warner Bros., Escuadrón Suicida (2016) buscaba ser la que se diferencie en tono y estética de Hombre de Acero (Man of Steel, 2013) y Batman v Superman (2016), pero lejos de asentar la historia extendida en las tres películas, sólo profundiza los grandes problemas de sus predecesoras y deja a la productora en cuestión atada con cordones y plasticola. Suicide Squad (2016), otrora en papeles, buscaba ser la Guardianes de la Galaxia (2014) del mundo de Batman y Superman. En este caso, villanos poco conocidos puestos como “los buenos”, una apuesta a un tono caótico e irónico, tal vez más allegado a la comedia y con la necesidad de tener una producción que no generara opiniones dispares en el público, nada de eso ocurrió en la práctica.
Los malos visten a la moda… Al sentirse intimidados por los poderes de Superman y lo que éstos pueden causar, el gobierno autoriza a la peligrosa Amanda Waller (Viola Davis) a crear una fuerza especial preventiva, integrada por los más infames criminales de las viñetas de DC Comics. Ahora, este grupo de dementes, liderado por Rick Flagg (Joel Kinnaman) e integrado por Harley Quinn (Margot Robbie), el sicario de lujo Deadshot (Will Smith), Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje), el desagradable Captain Boomerang (Jai Courtney) y el volátil Diablo (Jay Hernandez) deberán salvar el mundo, bajo la amenaza de ser inmolados en caso de pasarse de la raya. El universo cinematográfico de DC Comics no comenzó con el pie derecho para ser francos. Tras la división creada por la interesante, aunque no exuberante, “Man Of Steel” (2013) y su desprolija secuela “Batman V Superman: Dawn of justice” (2016), uno estaba convencido de que el estudio iba a aprender de sus errores y se comprometerían a lograr proyectos mejor armados y con argumentos mas sólidos. Con “Escuadrón Suicida”, nos encontramos con otro proyecto mal armado y con un potencial desperdiciado. Su principal falla se encuentra en la edición, en la cual mutilaron el film de una forma despiada, sacando muchas escenas que, no sólo fueron prometidas por el director David Ayer, sino que también fueron vistas en el trailer. Los personajes principales están adaptados e interpretados de una forma respetuosa. A pesar de no ser protagonista ni tampoco un personaje habitual en los cómics de la Task Force X, uno no puede evitar empezar hablando de la nueva encarnación de El Joker. El intérprete Jared Leto se manda una actuación alucinante, la cual se ve destruida por los cortes exigidos por el estudio para el montaje final mas que nada en la relación con su musa interpretada por la bella Robbie. Uno no puede apreciar esa atracción masoquista de Harley Quinn hacia su amado Mr J. y tan solo nos quedamos con momentos que comienzan interesantes y terminan sin arrancar. Claro que, individualmente, Quinn funciona más que bien, al igual que el eterno príncipe de Bel Air como Floyd ‘Deadshot’ Lawton o Hernandez como el Piroquinetico Chato Santana. Courtney muestra por primera vez en su carrera que sabe actuar y, para su desgracia, el personaje que interpreta también es víctima de la falta de pantalla. Cara Delevingne como Enchantress funciona pero no sobresale. Lo mismo sucede con Kinnaman y su Flagg. Respecto a la Katana interpretada por Stephanie Sheh, su personaje es el mas redundante de la película, ya que no aporta nada de nada. Con sus muchísimos errores, “Escuadrón Suicida” cuenta con una dirección tan interesante como desperdiciada. Con un gran soundtrack y apartados visuales interesantes, el film se vuelve engañosamente atractivo. El guion es pobre e ilógico, el cual solo se limita a colapsar en un climax aburrido y repleto de esos cliches hollywoodenses de moda que ya fueron vistos en una cantidad colosal de proyectos en estos últimos años.. No me cabe duda que un cineasta como Ayer pudo haber hecho un trabajo mejor si Warner no hubiese parcheado de tan mala forma a los balazos causados por las criticas de “BvS”. ¿Veremos un Ultimate Cut? Ojalá! Róbenme que me gusta!
Tras lo ocurrido en Batman v Superman: Dawn of Justice el gobierno toma la decisión de formar un grupo de personas para hacer los trabajos más riesgosos.Para ello deciden recurrir a los presos más temibles, para que éstos hagan el trabajo difícil y a manera de recompensa el gobierno reducirá sus condenas. La encargada de esto es Amanda Waller (Viola Davis) quien recluta a Harley Quinn, Deadshot, Rick Flag, Katana, Capitán Bumerang, Killer Croc y El Diablo, a quienes se les implanta un chip con el que son monitoreados, y en el caso de rebeldía, este chip se activa y puede causar la muerte. El escuadrón está listo y son llevados a recorrer las oscuras calles de Midway City para hacerle frente a un peligro inimaginable. Esta es la tercera película del universo cinematográfico de DC que inició con “El Hombre de Acero”, aquí se deja de lado a los superhéroes y conocemos a los villanos de la historia. Pocas veces los malos toman el protagonismo y podemos conocer más sobre ellos, acá ellos son la pieza fundamental de la historia. El encargado de llevar a cabo este ambicioso proyecto es David Ayer que tras romperla con Fury (Corazones de Hierro) cambia a un género distinto con esta adaptación basada en los personajes de DC Comic. El director mete referencias de varios cómics, siendo el más notable el de “Batman: Amor Loco” con una escena entre Harley y El Joker. También toma algunas cosas de film animado “Batman: Asalto a Arkham” que tiene una temática casi igual a “Escuadrón Suicida”. El gran punto a favor que tiene esta película es explorar por primera vez a varios personajes que nunca antes se habían mostrado en este tipo de género, como Harley Quinn, personaje interpretado por Margot Robbie, un personaje sensual, divertido, con mucha locura y que en el film acapara muchos momentos grandiosos, Deadshot interpretado por Will Smith también cumple a la perfección en su rol. Otro de los personajes que también están bastante bien en sus rol es el de Amanda Waller (Viola Davis), poniéndose a cargo del escuadrón. También nos reencontramos nuevamente con el Joker, siendo Jared Leto quien esta vez se pone detrás del maquillaje, ganador del premio de la academia por su sorprendente personaje en “Dallas Buyers Club”, quien entrega un Joker diferente a lo visto, en este caso el personaje es más parecido a un gánster tratando de recuperar a su chica que al personaje de los cómics, pero que esperamos que con el tiempo se vea más esa faceta. Escuadrón Suicida por desgracia es una película que tiene muchísimos puntos en contra a la hora de ver el resultado en la gran pantalla, desde los tráilers que se veían espectaculares, llegó un resultado muy distinto a lo esperado, además muchas de las escenas que se promocionan en el tráiler están ausentes en el film; también hay momentos que se la nota muy mal editada, el tono oscuro ( en cuanto a imagen) es terrible, mas aún si se opta por verla en 3D. La antagonista de la historia es muy pobre y sin un buen desarrollo, un personaje desperdiciado. Las críticas internacionales queu son muy duras con esta película, pese a eso Escuadrón Suicida es una película que puede salir airosa con personajes queribles como Harley Quinn o Deadshot y entregando escenas de acción asombrosas. Lo bueno: Sobre todo los personajes interpretados por Margot Robbie, Will Smith, Jai Courtney (quien aporta humor a la cinta) y Viola David. La breve aparición de Batman también es de lo mejor de la película. Lo malo: La mala edición de la película no se sostiene y los antagonistas están muy desperdiciados y con poco desarrollo.
Hace apenas unas horas que salí de ver Escuadrón Suicida de David Ayer, y todavía tengo las imagenes dando vuelta en mi cabeza; los colores neón, las explosiones, y este grupo de villanos sin sentido que, al final de la película, tiene un poco de sentido. Me parece justo decir que, luego de leer las malas críticas, me esperaba un total desastre. Fuí con las expectativas realmente bajas y tal vez por eso la película gustó. Me divertí. No me voló la cabeza, ni salí viendo el mundo de otra manera. Claramente, no es la película con la que Warner y DC querían deslumbrar al público, pero luego de las pésimas críticas de Batman V Superman, le cayó toda la presión y tuvieron que salir a vender la película como si fuera lo mejor que nos iba a pasar en nuestras vidas. Gran error por parte de Warner, ya que el público no es tonto, y al momento de ver la película, te das cuenta de que te vendieron algo que no era. Tampoco está tan lejos de lo que vimos en el trailer con Bohemian Rhapsody (lo pueden ver abajo), pero es diferente. La película no es para nada mala. Para mi sorpresa, encontré muchas cosas interesantes como la dinámica del grupo, las interpretaciones de los actores que encajan muy bien en sus personajes, y algunos momentos divertidos. La premisa de la historia es interesante. En un momento el personaje Amanda -hija de perra- Waller (Viola Davis) dice "tuvimos suerte con este Superman, ya que compartía nuestros mismos valores, pero ¿y si el próximo comparte los valores de otros? Necesitamos formar un equipo de metahumanos". Y es así como el gobierno de los Estados Unidos decide crear un grupo de unos tipos malvados con grandes habilidades y nada que perder: Deadshot, Harley Quinn, Katana, Rick Flagg, Boomerang, Diablo, Killer Croc, Enchantress y Slipknot. Y ¿qué podemos decir de los dos personajes de los que se habló tanto previamente a la película? Estoy hablando de Harley Quinn y El Guasón, interpretados por Margot Robbie y Jared Leto. Harley Quinn juega constantemente con la belleza de la actriz, y con la locura y picardía del personaje, pero algunos momentos de comedia se ven un poco forzados y tal vez quedan un poco colgados en el relato, sin embargo es un personaje que gusta -no termina de cerrar- pero gusta. Y el Guasón... ¿qué podemos decir? Sinceramente lo que se puede ver en la película es muy poco y estamos de acuerdo con Leto que estaría buenísimo ver todas las escenas que no incluyeron. No sería justo dar un veredicto, pero si me ponen una pistola en la cabeza, diría que aprueba con los justo. Juntos hacen una linda pareja, me quedé con las ganas de ver más, mucho más. Eso es algo bueno ¿o no? El villano es un villano raro. Como casi todo en la película está bien, pero se siente raro, particular, como si no terminara de encajar del todo. June Moone (Cara Delevingne) es una mujer que al decir las palabras Enchantress se convierte en una bruja con poderes de teletransportación y magia. Moone pierde el control de este ser y, tras reencontrarse con su hermano, intentan construir una máquina para destruir a los humanos. Flojo, y no culpo a Cara, sino tal vez a una profundidad del personaje que es media absurda. El resto del escuadrón son meros personajes secundarios, que tienen ciertos momentos, pero que en realidad rellenan espacios entre las conversaciones de Flagg, Deadshot y Harley Quinn. Hubiera estado bueno un mejor equilibrio entre los personajes, pero ¿como le decís al ejecutivo de Warner que le vas a quitar 5 minutos de tiempo de pantalla a Will Smith para poner la intro de Slipnot? (sí, no tiene introducción y SPOILER ALERT: muere a los minutos de aparecer en pantalla). Las apariciones de Batman fueron... raras (sí, aparece Batman en varias escenas, buju... no es spoiler si aparece en los trailers). Quiero decir, a mi me gustó mucho el caballero de la noche de Ben Affleck en Batman V Superman, pero acá aparece unos segundos luchando contra Deadshot y rescatando a Harley Quinn, y pienso "no podés tener a Batman y hacerlo que aparezca dos segundos... este tipo necesita más pantalla". Sinceramente, hubiera preferido ver un cameo de dos segundos y que solo le veamos el rostro a Ben una vez como para decir "¡Es él!", en vez de que aparezca en varias escenas como personaje de relleno. ¡Es Batman! ¡Batman no es personaje secundario de nadie! Al final de la película, el Escuadrón Suicida termina siendo un equipo, una especie de "todos para uno y uno para todos" pero que, como la excusa de Batman V Superman de "como nuestra madres se llaman igual, no peleamos más", se siente un poco forzado. La musicalización me gustó. Ya había escuchado antes la banda sonora, pero leí en varios lados que muchos críticos pensaron que era una mezcla pop de relleno, pero en realidad va bien de la mano de la estética que intentó conseguir el director. Desde Purple Lamborghini de Skrillex hasta Heathens de Twenty One Pilots, las canciones están correctamente elegidas y le dan punch a algunas escenas que lo necesitan. Despues de todo ¿la música no está para eso? Puntaje: 6.5 - Se quiso hacer algo diferente que las películas de superhéroes que veníamos viendo, y hay que darle la derecha a Ayer porque lo logró. ¿El resultado fue totalmente satisfactorio? No, pero es una película entretenida que divierte en sus dos horas de duración.
VídeoComentario
DC Extended Universe: Strike Dos No hay mayor decepción que la que supone esperar una película con ansias y después ver el caótico resultado final. No ayuda en nada que todos los trailers promocionales de Suicide Squad fueran uno más maravilloso que el anterior, prometiendo algo que al final de cuentas terminó siendo un grupo de antihéroes en busca de una historia que los favorezca. Se podrá defender y repudiar muchas cosas de la nueva película de David Ayer, pero se necesita urgente las aventuras en solitario de una amazona con poderes para que DC salga del fango en el que ella misma se metió. Ya no hace falta aclarar que la batalla en la que está enzarzada DC Films con Marvel Studios es prácticamente una humillación pública. El universo que a una le costó construir a base de años de preparación, la otra lo quiere hacer de una película a la otra, y los resultados están a la vista tanto en Batman v Superman: Dawn of Justice como en la presente. A la hora de compararlas, Suicide Squad sale un poco más airosa como entretenimiento puro, pero está tan desequilibrada que todo lo que uno esperaba de ella se va desvaneciendo conforme el grupo de malos se enfrente a su primera misión. suicide-squad-critica2 Es un triste caso más de la intrusión de un estudio versus la visión de un director sobre el proyecto, con una variedad de rumores -algunos de ellos se confirman directamente en la pantalla grande- que varían desde la rapidez con la que llegó la película a los cines hasta las diferentes ediciones contrarias que se sopesaron para el lanzamiento y, francamente, se le suma la pobre labor de Ayer en crear una trama coherente y convincente. A no equivocarse: Suicide Squad es altamente entretenida, tiene todos los condimentos necesarios para pasar dos horas en una butaca y no aburrirse nunca, pero como en toda receta, los ingredientes deben ir en orden y no como se le plazca al cocinero, el problema más radical de la película. Con una edición francamente atroz, que se nota a la legua, hay una sobre-presentación de personajes o escasez de la misma, lo que logra que algunos integrantes del equipo sean sólo una cifra, una cara bonita que puede guardar o no una historia interesante por debajo de la superficie. El Deadshot de Will Smith y la Harley Quinn de Margot Robbie son los principales beneficiados y logran ser el corazón de la propuesta. Él es básicamente Will Smith pero con traje de héroe y de eso nunca puede haber suficiente, mientras que Robbie se roba una vez mas todas las miradas con un personaje descontracturado que promete convertirse en un verdadero ícono en un futuro cercano. suicide-squad-critica3 Por otro lado, el Joker de Jared Leto generó tanta espuma que finalmente no afecta en nada a la trama en general, siendo mas un cameo que se quedó en la sala de edición que un factor importante en las aventuras del escuadrón, mientras que la Amanda Waller de la inmensa Viola Davis tiene mucho más peso del imaginado como la autora intelectual del grupo, una persona fría y calculadora que a veces parece más villana que lo peor de lo peor. El Diablo de Jay Hernandez sobresale bastante más que el agradable pero casi inútil Boomerang de Jai Courtney, el Rick Flag de Joel Kinnaman tiene cierta presencia pero no mucho mas que eso, y ni hablar de lo que le dejan a la Enchantress de Cara Delevingne, que queda aplastada por decisiones de la trama y encasillada en un mismo lugar. El viaje de Suicide Squad es turbulento, tan destacable como vergonzante. En menos de 15 minutos se gastan todo un soundtrack completo como si se quisiera señalar cuánto se corresponde una canción con la determinada escena, para subsanar carencias del guión. Por otra parte el equipo empujado a la fuerza a actuar por sobre sus propios intereses se mezcla muy rápido, dejándose entrever un poco del humor que tanto necesitaba Dawn of Justice. La oscuridad de DC que tanto parecía que iba a levantar la película con su paleta de colores chillona sigue ahí ya que, por más coloridos que sean sus personajes y sus atuendos, la pantalla sigue tan oscura como siempre. A esta altura, DC no tiene que replantearse proyectos, sino su acercamiento a ellos. Definitivamente las críticas que la película recibió en su país de origen fueron viles, pero el público acompañó mucho al resultado del primer fin de semana. Pero, simplemente, no es lo que a uno le habían vendido con tanta fuerza como “DC tiene humor, color y podemos demostrarlo”. Lo que comienza como algo subversivamente divertido se termina convirtiendo en algo mundano y previsible, dos términos en los que Suicide Squad no debería encasillarse jamás. No es mala, solo que decepciona y mucho.
El intento de llevar a la pantalla grande a los villanos del universo DC y juntarlos en una misma película con Batman y el Joker pudo haber sido devastador, simplemente pudo haber sido… Si se habla de una de las películas mejores promocionadas de los últimos tiempos, se habla sin dudas de Escuadrón Suicida, de David Ayer. Luego de una enorme espera y con una semana de retraso en Argentina, la segunda película del año para los personajes de DC Comics llega para recibir palazos de todos lados. Palazos de todos lados: la crítica norteamericana la tildó de podrida en el sitio más consultado por el público; miles de fans están enojados por las escenas eliminadas; y Argentina no parece ser la excepción. ¿Cómo es posible? Alguien debe hacerse responsable. Es sorprendente y llamativo que un producto tan bien filmado y con grandes actuaciones no logre convertirse en una gran película, como lo debería ser. Batman v Superman: Dawn of Justice, la película que todos esperaban que sea un éxito y el despegue fundamental en el universo extendido de DC tuvo miles de trabas, pero el problema se solucionó un poco con el lanzamiento de la Ultimate Edition, con 3 horas de film y la presentación de la historia original. Muy lindo todo, pero ¿deberá llegar a esto Suicide Squad? ¿Cuál es el problema con el estudio que no logra presentar una película de manera correcta? Sus miedos y dudas afectan al desarrollo de este proyecto que quiere despegar con actores de la talla de Ben Affleck, Will Smith, Jared Leto o Viola Davis y que son dirigidos por profesionales de renombre como en este caso lo es David Ayer (Fury, 2014). En Suicide Squad se ve el profesionalismo de todos sus actores y la dedicación de Ayer para filmar cada plano y cada momento de acción. Todo este trabajo de excelencia se desperdicia y se tira a la basura, gracias a una edición que nunca ayuda a entender el propósito de los personajes, la historia de esta película y a la amenaza a la que se enfrentan, como así también la clara reducción de violencia en sus escenas. Luego de que Batman partiera miles de huesos en la última película de DC, el estudio se vio ¿obligado? a bajar un poco los decibeles y al estar en una película protagonizada por la peor escoria de su universo, los golpes físicos no resultan muy creíbles y prácticamente la sangre o el “chocolate” no están presentes en una película que sin duda tuvo que ser de categoría R. “Es un producto dedicado a los fans” fueron las palabras más utilizadas por todos los protagonistas del Squad cuando salieron a defenderse. Cuestionable desde varios puntos, como por ejemplo el hecho de que también soy un fan pero esto es muy difícil de dejarlo pasar. Sus personajes están excelentes, porque claro, se disfruta ver a Will Smith como Deadshot mientras asesina sin fallar ningún disparo, con la máscara blanca y un traje espectacular. También es muy linda la relación amorosa bastante sólida con infinidad de guiños, entre Harley Quinn y el Joker o también el gran momento que genera Amanda Waller con pelotas más enormes que cualquier hombre. El resto del cast cumple, al igual que sus compañeros, de gran manera en sus papeles: Rick Flag (Joel Kinnaman) encabezando el grupo como un verdadero líder, el Capitán Boomerang como un insoportable grano en el culo y Katana (Karen Fukuhara) hablando -muy poco- en japonés y actuando como una verdadera guardaespaldas. También sorprende la llamativa interpretación de Jay Hernandez de El Diablo, una de las mejores cosas de la película. El problema más grande que sufre Escuadrón Suicida es su edición final: una combinación errada entre la elección de escenas y el trato que reciben los personajes (en especial Killer Croc –Adewale Akinnuoye-Agbaje- que no se entiende para qué está en la película). Si piensan reunir un equipo de varios integrantes, al menos se le deberían brindar minutos de pantallas a cada uno, y no centrarse sólo en las travesuras que puede hacer Harley Quinn (Margot Robbie) o en los planes de Deadshot. La historia es confusa y va directo al acontecimiento que se puede observar en las mayorías de los tráilers. Amanda Waller (Viola Davis) presenta un proyecto al gobierno de Estados Unidos: los villanos serán liberados de Belle Reve, su prisión de máxima seguridad para proteger al país de un ataque. El grupo comandado por Flag encara una misión de una sola noche con las reglas que no pueden faltar en el Task Force X: los chicos malos tienen una bomba en sus cabezas y ante cualquier movimiento en falso o reacción inadecuada, la mujer poderosa los eliminará sin pensarlo. De los actores no hay nada para criticar, es más, son los únicos responsables de que el público tenga buenos recuerdos de la película. Muchos de ellos tuvieron la difícil tarea de personificar a los villanos por primera vez, y lo hicieron excelente. Tampoco se puede cuestionar a David Ayer, un director brillante en lo que hace. A pesar de la restricción de violencia, las escenas de acción, peleas y tiroteos siguen pareciendo geniales. Quizás uno de los que más sufrió la recortada del film fue Jared Leto y su Joker. La nueva interpretación del príncipe payaso del crimen, luego de que Heath Ledger lo encarnara en The Dark Knight (2008), dice presente en Suicide Squad pero aparece menos de lo que el público pueda imaginar. Su estilo gángster, sus dientes de plata, sus tatuajes y todo lo que tanto se criticó están perfectos. El nuevo enfoque para el personaje es el ideal para estos tiempos, pero no se pudo ver mucho y nos quedamos con ganas de un poco más. La violencia que maneja el Joker en esta oportunidad es pura adrenalina y su amor por Harley es de los más fuertes que se hayan visto en una película de cómics. No se desanimen con las palabras y los comentarios en contra de esta película, que al fin y al cabo es simplemente entretenimiento visual y cada uno saca sus propias conclusiones. Todos los personajes están muy bien respetados. El film es una locura: muchas escenas mezcladas, varias sin sentido, pero no por eso no se puede disfrutar de una aventura nueva (con el extra de que el Batman de Ben Affleck aparece en más de una ocasión). Suicide Squad pudo haber sido una excelente película, de hecho podría haber sido una de las mejores de su género, pero el manoseo del estudio responsable le bajó muchos puntos y no se lo permitió. Solo se puede esperar a que los responsables empiecen a confiar en sus productos para brindarles a sus directores la libertad de presentar lo que realmente prepararon, que sin dudas es mejor que lo que llega a los cines.
Villanía Dietética Si Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016) tuviera aunque sea un poco de la personalidad que la campaña publicitaria ha estado ostentando desde que se “filtró” el primero de sus incontables avances sería una película, si no muy buena, satisfactoria. Qué decepción que luego de tanto alarde de anarquía e irreverencia el film se resuma de una manera tan hirientemente mediocre. El chiste de la historia es que los protagonistas son un equipo de villanos – “lo peor de lo peor” – armado por el gobierno de EEUU como plan de contingencia llegado el caso en que decidan hacerle la contra a superhéroes como Superman y retener el poder de denegación. Buena premisa. El principio de la película es prometedor en este aspecto, mientras se van introduciendo uno por uno los integrantes del escuadrón (al compás, un poco apurado, de una playlist de hits tipo “House of the Rising Sun”, “Sympathy for the Devil”, “Seven Nation Army”, etc). Está Deadshot (Will Smith), un asesino a sueldo que nunca erra un tiro; Harley Quinn (Margot Robbie), la desquiciada novia del Guasón (Jared Leto); El Diablo (Jay Hernández), que puede invocar fuego a voluntad; Jay Courtney como el patético Capitán Bumerang y Adewale Akinnuoye-Agbaje como el monstruoso Killer Croc. Los dirige el mundano Rick Flag (Joel Kinnaman), que tiene de guardaespaldas a Katana (Karen Fukuhara), una samurái enmascarada. El elenco es bueno pero sobrecargado; basta decir que Will Smith y Margot Robbie son la mejor parte y demuestran una química similar a la que tuvieron en Focus: Maestros de la estafa (Focus, 2015). Smith no compone a un personaje muy distinto a su figura pública, pero lo hace con gusto y carisma; Robbie es sobresaliente como la sexy, caprichosa y desequilibrada Quinn y se roba todas las escenas. Inútil mencionar al Guasón de Leto: aparece poco y nada, y su rol en la trama es tan inconsecuente que ni vale la pena empezar a compararlo con Jack Nicholson o Heath Ledger. Es en el segundo acto que la historia trepida y nunca se recupera del todo, cuando confirmamos que Escuadrón Suicida no tiene muy en claro qué hacer con el resto de la película. De la nada se inventa un conflicto que es el equivalente, en esfuerzo, a una cena de microondas: una ciudad cualquiera se convierte de repente en un campo de batalla apocalíptico – culpa de la bruja Enchantress (Cara Delevinge) – y el Escuadrón Suicida va a tirotearse con zombies (o algo por el estilo) y desbaratar uno de esos rayos de energía que siempre surgen en estas situaciones, apuntando al cielo y generando un torbellino de porquería alrededor, cosa de ofrecer un punto obvio de ataque. El Escuadrón no hace nada que ningún grupo de superhéroes haría en cualquier otra película de DC o Marvel, lo cual plantea la siguiente cuestión: ¿en qué cambia que sean, técnicamente, villanos? La película no tiene una buena respuesta. Todo este espectáculo sacia de la forma más frívola y genérica posible, y una película mejor estructurada hubiera condensado el grueso de la acción en el tercer acto en vez de sobresaturar toda la cinta. De vez en cuando hay alguna escena simpática en la que los personajes hacen puesta en común, pero generalmente se los desaprovecha – junto al resto de las buenas ideas. No hay nada particularmente malo u ofensivo acerca de Escuadrón Suicida, pero el fracaso en ser la película que pretende ser es evidente cuadro por cuadro.
Aclaración importante: la siguiente reseña está escrita por un fan incondicional de DC Comics y por lo tanto contiene vicios y subjetividades. Hay mucho que decir de esta película y cuesta arrancar porque son muchos los enfoques que se le pueden dar así que comenzaré con lo que no me gusto y sensación inicial. Al momento de escribir esta reseña ya la vi dos veces y mis percepciones no cambiaron: estoy un tanto decepcionado del producto final por cómo trataron la obra. Tiene un problema severo de montaje y se nota a simple vista en no solo tonos muy diferentes sino también desde un punto de vista técnico en lo referente a planos y ejes. Los tiempos de los personajes son raros y hace que la narrativa no se sienta bien y que el espectador no converja con ellos por el mismo motivo que entre ellos sus vínculos son poco creíbles como grupo (sobre todo en el último acto). David Ayer debe estar llorando sangre por como manosearon su film aunque en público diga lo contrario. Él es un cineasta en serio y se convirtió en una marioneta de los ejecutivos que le dieron el corte final de su film a una empresa que hace trailers. En fin, pesé a esa barbaridad la película se puede disfrutar ya que tiene muy buenas secuencias y un elenco absolutamente genial y es ahí donde quiero profundizar. La formación que vemos en la cinta se basa en la presentada en 2011 en los comics pertenecientes a New 52 (algo horrendo de DC que por suerte acaba de terminar) y no es el Escuadrón creado por el maestro John Ostrander en 1987 aunque hay una referencia y homenaje. A priori, y esto es algo que me gustó mucho, vemos la perfecta conexión y cohesión de este universo cinematográfico a través de lo planteado por Amanda Waller post muerte de Superman. Viola Davis capturó la dureza del personaje de los comics está muy bien tanto de look como en interpretación. Ella es la que se encarga de presentar a todo el equipo, de quienes vemos su pasado (a algunos más que otros) a modo de flashbacks acompañados por unos sobreimpresos horrendos con sus características. Will Smith como Deadshot está impecable con el carisma de siempre y sin tapujos al momento de utilizar la máscara característica. Lo único que puedo criticar un poco (pero que entiendo) es la sobrehumanización que le confirieron a través de la relación con su hija. Jai Courtney está bien pero la verdad es que no se luce y casi no tiene diálogos pero pude reconocer al villano de las viñetas en él y además nos regala una escena memorable -aunque cortísima- con el cameo de Flash. También me sorprendió Joel Kinnaman como Rick Flag gracias a la relación (totalmente funcional) con June Moone. Es por ello que también Cara Delevigne me encantó aunque se aleje un poco de Enchantress de los comics. Por su parte, y con kilos de maquillaje mediante, Adewale Akinnnuoye-Agbaje brinda buenos momentos como Killer Croc. Pero el que verdaderamente sorprende es Jay Hernández como Diablo, un personaje del que nadie esperaba nada y se roba sus escenas incluso con algo de drama. Katana está bien pero casi sin desarrollo y ¿Slipknot? Pasen y vean… Obviamente dejé el pato fuerte de personajes para el final: Harley Quinn y el Joker. Nos encontramos con la primera aparición live action de la creación de Paul Dini para la serie animada de Batman en 1992 y que en los últimos años se ha convertido en todo un ícono gracias a sus comics recientes, videojuegos y símbolo sexual tanto para hombres como para mujeres. Era un papel muy codiciado y Margot Robbie estuvo a la altura mostrando gran versatilidad con sus gestos, voces e histrionismo y no solo mostrando la cola como algunos señalan. Su relación con el Joker está bien explorada aunque un poco más amorosa que en los comics donde el trato es más abusivo y violento. Jared Leto tenía unos zapatos enormes para llenar luego de la majestuosa actuación de Heath Ledger y por suerte de alejó del “realismo” planteado por Nolan para darle un aspecto y conducta más comiquero. Me gustó mucho lo que hizo y me parece bien que lo mostraran poco para que se luzca más en la futura película en solitario de Batman. Lo que no me gustó es su presentación, fue muy al pasar y un personaje tan icónico merece mucho más. La química de ellos dos es innegable y te dejan con muchas ganas de verlos. Otro cosa que me encantó fue el uso de Batman en la cinta: está muy poco y desde el punto de vista de los criminales, algo muy original en el cine y que solo habíamos visto en comics. Para ellos él es el villano. La presencia de Ben Affleck sigue abrumando y se reafirma como el mejor Batman cinematográfico y aquí más cercano al héroe que todos conocemos y más lejos de lo sanguinario de Batman vs Superman. Escuadrón suicida es una película muy entretenida y que le gustará a la gran mayoría del público pese a lo que diga la crítica especializada que parece que cualquier largometraje que tenga el sello de DC es malo y se ensañan de manera no antes vista en la industria. Lamentablemente muchos (espectadores) se quieren subir a la moda de “pegarle a DC” y hacen ruido en redes sociales… No es una obra maestra pero está muy lejos de ser aquello de lo que la están tildando. Escuadrón suicida es puro entretenimiento sustentado con un elenco gigante que hará delirar a los fans y atrapará al público general. Comprueben por ustedes mismos. Dato: no se levanten de la butacas que hay una escena en la mitad de los créditos.
Los malvados no eran tan malos No se trata de una gran película de superhéroes, pero tampoco del horror que tantos anticipaban. Esta nueva propuesta del tándem DC/Warner es bastante superior a Batman vs. Superman (no hacía falta mucho) y hasta por momentos el guionista de Día de entrenamiento logra encarrilarla entre tantos tironeos y expectativas. Tras su notable arranque comercial en Estados Unidos (135 millones de dólares en tres días) y en varios otros países, habrá que ver si tiene “patas” para seguir galopando y, sobre todo, para sostener los múltiples films que sus productores piensan sumarle a la franquicia. La polémica (al menos en Argentina) recién empieza. Warner y DC no tenían que esforzarse demasiado para hacer de Escuadrón suicida una película mejor que Batman vs. Superman: El origen de la justicia. Al fin y al cabo, la de Zack Snyder fue una de las peores aproximaciones al universo de los superhéroes de la era moderna, un paquidermo de proporciones bíblicas enlastrado por su autopresumida importancia y un trabajo visual que de tan recargado y manipulado se volvía insoportablemente empalagoso. Lo primero que debe decirse de Escuadrón suicida es que, efectivamente, es bastante mejor que el enfrentamiento entre los encapotados más emblemáticos del cómic. Lo que no significa que sea buena ni mucho menos. El film se sitúa (atención: spoiler para quienes no hayan visto Batman vs. Superman) inmediatamente después de la muerte del oriundo de Krypton, cuando en Ciudad Gótica se eleva la certeza de que quizá el próximo espécimen con poderes sobrenaturales no luche a favor del Bien, la Justicia y la Patria, sino del Mal. La figura que acecha al mundo, despierta los peores temores y desata el enésimo cataclismo urbano en la última década- es uno de esos habituales gigantones digitales provenientes del pasado con ganas de dominar el presente. Bien, Justicia, Patria, Mal… los términos invitan a pensar en otro tratamiento geopolítico for dummies similar al de la trilogía de Batman de Christopher Nolan, pero el director y guionista David Ayer evita cualquier atisbo de reflexión sobre la responsabilidad del héroe y su relación con el mundo “real”, preocupándose más por el movimiento y la acción que por el alcance discursivo. El principal centro de gravedad será, entonces, la interacción de ese grupo de psicópatas encarcelados y luego “utilizados” por el gobierno norteamericano a cambio de una reducción de penas. El beneficio personal como meta máxima: característica inhabitual en una fauna repleta de hombres y mujeres dispuestos a encontrar la redención personal mediante el sacrificio altruista en pos del bien común. El problema es que hay más… porque “tiene” que haber más, como si a fin de cuentas el carácter autónomo de la película importara menos que su encastre en ese rompecabezas cada vez más extenso y endogámico que es el universo de los superhéroes. Así se entiende la inclusión de un Guasón con un grado de caricaturización digno del trencito de la alegría de Mar del Plata, personaje de protagonismo inminente en las próximas entregas de DC, pero que aquí tranquilamente podría no estar y no sólo el relato se mantendría indemne, sino que adquiriría más ritmo y cohesión. Ayer luce tironeado entre la obligación de enmarcar su trabajo dentro de ese mandato general -el pie para la secuela, obvio, está servido en bandeja-, la imposibilidad de ir más allá de lo “mostrable” en el cine mainstream y el intento de particularizar el relato construyendo no sólo la psicopatía de cada personaje -algo que parcialmente logra en la primera parte-, sino también la interacción y alineación de todas ellas con un objetivo en común. Y es justamente en ese último punto donde anida el principal defecto de Escuadrón suicida: en que estos locos, asesinos, ladrones, piromaníacos y hombres-lagartos se convierten, sin que se entienda por qué ni cómo, en seres bondadosos, conscientes de su carácter funcional y capaces de construir una dinámica grupal que envidiarían los primos de Marvel, quienes anduvieron a las peleítas y sacaron los trapitos al sol en la reciente Capitán América: Civil War.
El complejo de inferioridad de DC Tras haber visto Suicide Squad (2016) queda aún más patente un tema del que se ha venido hablando desde que las adaptaciones de superhéroes a la gran pantalla empezaron a proliferar de manera ininterrumpida: en materia cinematográfica DC y Warner tienen el mismo complejo de inferioridad para con Marvel Entertainment y Disney que tenía DC Comics con Marvel Comics en los tebeos. Es conocida la rivalidad entre ambas editoriales y ahora productoras, y sí, que es cierto el complejo de inferioridad de una para con la otra que ha llenado -y seguirá haciéndolo- páginas y más páginas en los medios de comunicación, pero tampoco ayuda a la entente el hecho de que el director de Suicide Squad, David Ayer (En la mira -2012-, Fury: Corazones de hierro -2014-) exclamara un “¡Jodete, Marvel!” (comentario inapropiado en toda regla del que se retractó públicamente y que ya ha tenido respuesta directa por parte de Stan Lee, quien ha intentado quitar hierro a tan espinoso asunto) en un evento publicitario tras haberlo oído de un fan y que además Jason Momoa (el actor que dará vida a Aquaman en 2018) había firmado un póster con la misma frase… No sé, como que tienen un poco de rabia dentro, ¿no?.
Much ado about nothing Suicide Squad tal vez sea la película más esperada del año –si aún más que Batman vs Superman– en parte porque presenta y reúne a varios de los mejores villanos de DC Comics, y en parte porque brinda la primera aparición live action de algunos de éstos villanos, tal es el caso de Harley Quinn. Pero vayamos por partes. La trama detrás de Escuadrón Suicida es la siguiente: luego de la muerte de Superman, y a partir de ciertas amenazas metahumanas, el gobierno de EE.UU no tiene un rumbo fijo en cuanto a lo que Seguridad Nacional se refiere. En ese contexto, la funcionaria nacional Amanda Waller (la excepcional Viola Davis), líder de una de las agencias secretas de inteligencia, propone reclutar (obligar) a los más temerarios villanos y criminales para formar una suerte de ejército paralelo que trabaje para ellos en tareas prácticamente suicidas. De esta forma se convoca a Deadshot (Will Smith), Harley Quinn (Margot Robbie), El Diablo (Jay Hernández), Killer Croc (Adewale Akinnuoye Agbaje), Boomerang (Jai Courtney) y Skipknot (Adam Beach), quien rápidamente desaparece del escuadrón. Completan el elenco Rick Flag (Joel Kinnaman, a quien seguramente recuerden por su reciente aparición en la serie House of Cards como oponente electoral de Frank Underwood) como hombre y militar de confianza que guía al escuadrón de Waller, y June Moone/Enchantress (encarnada por Cara Delevingne), quien con su doble identidad, se presenta como el principal desafío de Waller & cía. Sin caer en spoilers, ya podrán imaginarse por donde va la trama, que además incluye al Joker, quien no es parte del escuadrón, pero que aparece en variadas ocasiones, con el único objetivo de rescatar a Harley Quinn, y demostrar el poderío de ambos. De esta forma Escuadrón Suicida, se presenta como una película de acción y batallas, pero también como un film de transición, que da lugar y continúa -como ya ocurriera en Batman Vs Superman- anticipando las próximas producciones de la factoría DC-Warner, sobre todo La Liga de la Justicia, y el siguiente film de Batman en solitario. Tomando en cuenta esta premisa, la película cumple con los requisitos básicos de entretenimiento y diversión, pero no resulta tan espectacular como todos pretendíamos que fuese. Ya sea por el guión, el montaje, o el mal uso de la banda sonora, el film opaca una trama que si bien no es de las mejores, podría haber sido abordada desde un lugar más osado, en conexión con los personajes que se están utilizando, pero lejos de eso, se recurre a la solemnidad, incluso al tratarse de los más temibles villanos. Suicide_Squad-Escuadron_Suicida-Harley_Quinn-Margot_Robbie_MILIMA20160120_0213_30 En cuanto a las actuaciones, quienes más se lucen son Viola Davis y Will Smith, siendo ambos los que mejor resuelven y permiten la cohesión en las escenas de elenco. Pero vamos a lo que tal vez más les interesa: las performances de Margot Robbie como Harley Quinn y de Jared Leto como el Joker respectivamente. En cuanto a la primera, si bien su actuación no me desagradó, me pareció que la construcción de su personaje podría haber ido más por el lado de profundizar en su maldad desmedida, su locura, y su oposicionismo a partir de esta condición, que en mostrarla como una joven bella, mimada y caprichosa –que lejos de generar simpatía en el espectador, genera rechazo por tornarse aburrida ante los insistentes chistes o comentarios que emite-. Mientras que Leto brinda una actuación memorable como un joker bastante más acorde a nuestros tiempos; mafioso y capitalista, que el de los comics o incluso el que supo encarnar Heath Leager. Si bien sus minutos en pantalla son pocos, pareciera que los móviles del joker son despilfarrar dinero y rescatar a su doncella, en vez del afán por generar el puro caos, digno de un maniático. Nuevamente, más allá del desempeño actoral, lo que aquí se nota son las deficiencias a la hora de construir -o adaptar- los personajes, y también, a la hora de dirigirlos. Visualmente, Escuadrón Suicida logra seducir –más allá de las torpezas en el montaje-, y brinda entretenimiento durante buena parte del film, pero resulta penoso, que frente a la naturaleza osada e irreverente de los villanos que se presentan, la película de Ayer se estanque constantemente. Si planean verla, sin dudas es para hacerlo en pantalla grande y disfrutar de algunos -pocos- buenos planos logrados gracias al CGI, ah y quédense hasta el momento de los créditos!
SUPERFICIE, FUEGOS, LUCES Y ESTRUENDO “Si Superman hubiera decidido bajar volando, arrancar el techo de la Casa Blanca y llevarse al presidente del Despacho Oval, ¿quién lo hubiera detenido?”, se preguntan los políticos y la propuesta más brillante llega desde la funcionaria Amanda Waller (Viola Davis), que propone una opción sucia: un equipo compuesto por reclusos –la mayoría “metahumanos”, gente con capacidades únicas- con un alto potencial para generar caos y destrucción. Serían usados para detener a Superman o a cualquier otra amenaza de gran magnitud y en caso de ser atrapados, el gobierno se desligaría de ellos. ¿Sencillo, no? Realmente, no. Hay muchas inconsistencias que quedan regadas en el guión, pero son más graves cuando se trata de las motivaciones de los personajes. Un gran problema puede predecirse en los adelantos, hay muchos personajes nuevos para presentar y desarrollar en muy poco tiempo. ¿El resultado? Obviamente, desarrollo escaso o nulo en la mayoría. Se avanza bastante y bien en la historia de Deadshot (Will Smith) y un poco menos en la de Harley Quinn (Margot Robbie), pero los demás quedan desdibujados. Apenas se llega a conocer una porción del potencial de los demás personajes y poco y nada de su historia. Pero cabe anotarle un punto en el primer acercamiento, si bien resulta bastante monótona la presentación de cada uno, las escenas son dinámicas y los efectos especiales amenizan la información brindada. Incluso, invitan a ver qué puede hacer un grupo compuesto por estos inadaptados. Si están esperando un espectáculo de luces de colores brillantes e inverosímiles cantidades de balas regadas por todas partes, es la película adecuada. Escuadrón Suicida llega para convertir momentáneamente a villanos en antihéroes, aunque dejando al espectador a mitad de camino. Sin embargo las preguntas persisten: ¿Pudo Jared Leto estar a la altura del complejísimo Joker? La inevitable comparación con el increíble trabajo que hizo Heath Ledger con el mismo personaje puede poner en duda a cualquiera, pero lo cierto es que Leto esta muy bien. No tuvo suficientes minutos en pantalla para desarrollar en su totalidad al villano pero lo que muestra es eficaz. Los demás hacen lo suyo dentro de lo esperable aunque hay que decir que Harley Quinn está un escalón abajo. Otro punto flojo es Waller como personaje ¿Es necesaria la malvada que es muy, muy mala? Como recurso es barato, aunque no sea del todo una villana. Lo interesante de la película es justamente eso, que los villanos no lo son tanto porque la idea es esquivar el maniqueísmo propio del bien y el mal, sin grises. Más allá de sus errores, la película cumple con el objetivo de entretener. Sí, es cierto que tiene muchos elementos de manual y hasta predecibles, pero también es real que se mueve dentro de las reglas del género, claro, no es la mejor película de superhéroes porque para empezar no lo son y tampoco es lo peor que se vio en años, como aseguran muchos. Queda ver si cumple con otro objetivo primario, destronar a Civil War, pero eso son números y cifras de taquilla, otra discusión. ESCUADRÓN SUICIDA Suicide Squad. Estados Unidos. 2016. Dirección y guión: David Ayer. Intérpretes: Will Smith, Jared Leto, Margot Robbie, Jai Courtney, Joel Kinnaman, Viola Davis, Cara Delevingne, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Adam Beach, Jay Hernandez, Karen Fukuhara, Scott Eastwood, Jim Parrack, Ike Barinholtz, Ben Affleck, Corina Calderon, Alex Meraz, David Harbour y Ezra Miller. Fotografía: Roman Vasyanov. Música: Steven Price. Duración: 123 minutos.
Escuadrón "Escuadrón suicida", de David Ayer, es otro ejemplo del cine con sobrepoblación de personajes en donde abunda la acción y las presentaciones para ahondar en el pasado de algunos de ellos. Acción, hechicería y ritmo enloquecido. "Quiero un equipo de chicos malos que hagan el bien” asegura Amanda Waller -Viola Davis-, la líder de A.R.G.U.S que decide sacar a los vilanos del universo DC de la cárcel y reclutarlos para una lucha din cuartel que se cierne sobre la ciudad. Y así desfilan por la pantalla Dead shot -Will Smith-, Harley Queen -Margot Robbie-, el soldado Rick Flag -Joel Kinamann-, sumados a El Diablo, Boomergang y Katana, entre otros. Un ejército que une a humanos y metahumanos y trae además a Joker, conociddo aquí como El Guasón, con el rol a cargo del ganador del Oscar, Jared Leto-. Escuadrón suicida, del guionista y director David Ayer -Sin tregua, Sabotaje- es otro ejemplo del cine mainstraem con sobrepoblación de personajes en donde abunda la acción y las presentaciones rápidas para ahondar en el pasado de la mayoría de ellos. Después de la cuestionada Batman vs Superman, acá también el tono oscuro y enloquecido acompaña un relato en el que todo se apoya en las escenas vertiginosas y la acción sin límites para mostrar el enfrentamiento eterno entre el Bien y el Mal, con subversión de héroes y antagonistas, y una arquéologa poseída por una bruja cuyo poder parece no acabarse. Si bien la presentación resulta atractiva, y salpicada de flashbacks, la historia no ofrece nada que no se haya visto y tiene situaciones de película de matineé que a esta altura resultan hasta antiguas. Si la arquéologa devenida en bruja funciona como una medusa de grandes poderes, el resto no se queda atrás en medio de una trama confusa quew no siempre logra atrapar al espectador. Al ritmo de clásicos como Creedence Clearwater y Rapsodia Bohemia, de Queen, sobresalen personajes como la rebelde y seductora Harley Queen, con sus piruetas circenses y bate en mano, enamorada y distanciada luego de Joker, o Dead Shot, con su pequeña hija a la que quiere asegurarle un futuro mejor. El resto aparece de manera episódica, como forzada, y es el caso de Batman, encarnado una vez más por Ben Afflleck, colocado para adelantar quizás La liga de la justicia, que se verá el año próximo, y en una escena después de los créditos. Entre tanto, la hechicería, los superpoderes y los dramas familiares se asoman entre las cloacas y una urbe en llamas.
Escuadrón Suicida es una película que va a ser más disfrutada por el público general al que no le interesan los cómics, pero disfruta estas propuestas en el cine y simplemente busca un pasatiempo entretenido. Seguramente el fandom que entiende que DC es un equipo de fútbol y hay que defenderlo sin importar los desastres que se hagan con estos clásicos personajes, saldrá a defenderla con argumentos insostenibles que cuestan tomar en serio a la hora de analizar esta producción. Por cierto, una tarea complicada la defensa de esta película ya que nuevamente tendremos que esperar a que se edite el corte del director en dvd para conocer la verdadera visión del cineasta David Ayer (En la mira) Este film que llega a los cines es una versión mutilada por el estudio, que en su desesperación por levantar la imagen negativa que dejó para DC Batman Vs. Superman, intentó cambiar el perfil del Escuadrón Suicida. El resultado es un pastiche incoherente en el que se nota claramente que el director tenía una visión de la película y los ejecutivos de Warner otra muy diferente. Más allá de los problemas de edición, donde se evidencia que cortaron muchas escenas que desarrollaban las relaciones de los personajes, la idea central del guión es muy pobre. El Escuadrón Suicida podría haber sido un thriller apasionante que le rindiera tributo Doce del pátibulo (el film de Robert Aldrich que inspiró el cómic), pero en su lugar nos encontramos con una película génerica de superheroes que no logra ofrecer nada nuevo con el equipo que conforman estos villanos. La idea de que una bruja poderosa (un criminal desaprovechamiento de La Encantadora) abra un portal mágico y cree una amenaza para destruir el mundo es una idea boba que no sirve para el escuadrón. Ese mismo conflicto lo podrían resolver Flash o Wonder Woman en cinco minutos. No es necesario acudir al Escuadrón Suicida que usualmente se dedica a trabajar misiones clandestinas para el gobierno norteamericano. Este tipo de conceptos o escenas como en la que Amanda Waller (Viola Davis) mata gente con armas de fuego son los mejores ejemplos que los productores de estos filmes, con Zack Snyder a la cabeza, no tienen la menor idea de como adaptar el mundo de DC en el cine. La película de David Ayer no es mala, sería exagerado calificarla de esa manera, pero resulta muy decepcionante porque el potencial que tenía el concepto de la historieta era enorme y no lo supo explotar. En su film todo se ve forzado, desde los breves diálogos humorísticos hasta el desastroso uso de la banda de sonido que presenta temas musicales populares sin ningún tipo de criterio. Las canciones suenan con la intención de ponerle un poco más de onda al film, pero la música nunca está en sintonía con las imágenes que se ven en la pantalla. ¿Qué tiene que ver un villano clásico de Batman como Killer Croc con Creedence? El uso de las canciones son invasivas en la narración y su inclusión carecen de un criterio definido. Dentro del reparto, Margot Robbie parece haber sido la única artista que se tomó la molestia de investigar su personaje para componerlo luego a través de su interpretación. Harley Quinn no tiene razón de ser en esta historia ni en la versión reciente de los cómics del escuadrón, pero la actriz sacó muy bien los distintos matices de una de las villanas más complejas de DC. No es fácil en un film como este que presenta tantos personajes desarrollar un rol como Harley y sus escenas son las más interesantes de esta producción. Will Smith también brinda una actuación decente pero lamentablemente su ego fue más fuerte y nunca se la jugó a la hora de interpretar a Deadshot, un villano fascinante. En el film de Ayer, Floyd Lawton es un anti-héroe con el corazón de oro que despierta simpatía desde las primeras escenas. En otras palabras, todo lo que no debería ser Deadshot. Algo muy lindo del personaje es que siempre fue un asesino implacable y complejo que cada tanto sorprende con algunas expresiones de humanidad que desconciertan a sus compañeros. Smith nunca exploró a fondo la oscuridad del villano y obviamente apenas usó la máscara, ya que su rostro debía verse todo el tiempo en la pantalla. Hay que tener una seguridad interna muy grande, como Karl Urban en Dredd, para bancarse un personaje que vive enmascarado. Otros papeles que estuvieron muy bien trabajados son Katana y el Capitán Boomerang que ofrece la primera actuación decente de Jai Courtney (Duvergente). El resto de los personajes tienen roles muy limitados o estuvieron a cargo de los actores equivocados. El mejor ejemplo de esta cuestión es Joel Kinnaman como Rick Flagg, quien carece del carisma necesario para interpretar al líder de Escuadrón Suicida. Tom Hardy, quien fue la primera opción del director Ayer hubiera hecho un trabajo superior. Kinnaman es un buen actor pero no tiene la presencia en la pantalla que requieren estos papeles. Con respecto al Guasón de Jared Leto en lo personal me pareció decepcionante porque interpretó a cualquier otro psicópata, menos al clásico enemigo de Batman. La intención de retomar la raíces gángsters del personaje fue noble, pero Leto en esta interpretación lo llevó a un extremo algo exagerado. El Guasón parece el hijo cocainómano de Tony Montana más que ese villano anárquico tan apasionante que sobresale en los cómics. La caracterización de mafioso de Miami y su actitud de seductor tampoco ayudan a que uno se enamore de esta versión que propone el actor. No obstante, creo que hay que darle una oportunidad a Leto en otra película donde su participación tenga un sentido concreto dentro de la historia. En esta producción tuvo un rol muy breve y ni siquiera pudo desarrollar el personaje. El Escuadrón Suicida tiene una primera parte interesante cuando se presentan a los integrantes del equipo, pero una vez que se introduce a los villanos en el conflicto principal el film decae por completo. La película se centra exclusivamente en la acción para resolver rápido la trama y apenas se llegan a desarrollar el concepto del escuadrón y las relaciones entre los personajes. Es muy probable que si se edita a versión extendida, la obra de David Ayer resuelva esta cuestiones que afectaron el corte para cines. Reitero, El Escuadrón Suicida es una película entretenida para pasar el rato, pero no ayuda a levantar el sentimiento de decepción que generaron hasta ahora las producciones de DC cómics en el cine. Queda en manos de la Mujer Maravilla conseguir que estos personaje apasionantes de la cultura popular vuelvan a brillar en la pantalla grande.
LOS MALVADOS QUERIBLES Es un film que viene precedido por la polémica de los fans, las malas críticas en EEUU, las quejas de Jared Leto porque le cortaron muchas escenas de su guasón y la excelente recaudación que logro en su primer fin de semana. Probablemente aquí ocurra lo mismo, porque el film es visualmente muy atractivo y aunque no tiene un gran argumento por edición lograron una acción frenética y colorida que tendrá su impacto, junto con una muy buena musicalización. Ahí esta su fuerte. La historia comienza en un mundo sin Superman, donde el temor es que aparezca un ser con superpoderes pero maligo. El remedio pueril: reunir a los peores villanos para formar una fuerza que luchara por el bien para que le reduzcan los años de cárcel. El problema es que los “malos” presentados con detalle, se transforman en buenitos, y con un espíritu de equipo envidiable para ponerse al servicio de la secuela. Eso si es un film machista porque al buen personaje de Margot Robbie no la tratan nada bien. Pero ella banca. La historia y la batalla final no están bien resueltas, luchan con un ejército zombie que mueren y se multiplican con facilidad. A pesar de todo funciona como un film de acción que pretende ser incorrecto y oscuro, que recaudará mucho y servirá para polémicas siempre rendidoras.
Universo en coma. Quienes vean la serie de tv "Arrow" estarán familiarizados con el personaje de Amanda Waller y su grupo de tareas conocido como "Escuadrón Suicida". Este grupo está formado por un puñado de peligrosos criminales que purgan condena en una cárcel de máxima seguridad y que son reclutados contra su voluntad por el gobierno para enfrentar amenazas sobrehumanas. Luego de la presentación de cada uno de los personajes y de mostrar el proceso de reclutamiento, inmediatamente se presenta el conflicto central: una mujer víctima de un ente ancestral y malévolo amenaza a la humanidad. Estamos entonces ante distintos grados de villanía, cada uno enfrentado al superior. El problema es que para que un villano se luzca como tal es imprescindible que tenga en frente a un héroe. Y de eso en esta película no hay. El gran problema de "Escuadrón Suicida" es que sus integrantes quedan a la deriva en medio de tiros y explosiones, en la ambivalencia del deber ser impuesto y su esencia maligna. Solo llevan adelante una batalla tediosa, sin un conflicto interesante para el espectador; a quien solo le queda saber cómo es que resuelven la cuestión. Malos contra malos, comida de zonzo, se podría decir. El Joker poposo de Jared Leto -nada memorable- solo puede jugar con matones de poca monta sin un Batman al que enfrentarse, mientras Harley Quinn (Margot Robbie) hace su propio show aniñado y macabro, con culo a la cámara incluido para el público más jeropa. Will Smith apenas salva su papel como el atribulado Deadshot, un asesino a sueldo preocupado por su pequeña hija. Lejos de la efectiva campaña de marketing con que la compañía nos ha bombardeado en el último año, esta nueva apuesta fílmica deja nuevamente al universo DC muy lejos de lo hecho por su competidora Marvel, en especial porque de tanto ocuparse de las formas han descuidado los contenidos. Y de forma muy grosera.
Criminales devenidos héroes. En medio del caos, un grupo de héroes que en realidad son criminales avanza en formación, como si fuera un intimidante pack de rugbiers que en lugar de correr a lo bestia camina hacia la cámara con estilo, cargando su propio arsenal y respetando una coreografía pensada para que todo se vea mejor en slow motion. Aunque son criminales de lo peor (violentos, asesinos, psicópatas), a medida que el film se desarrolle se irán mostrando menos amenazantes y hasta sensibles. En una palabra: más humanos. Si lo anterior fuera una adivinanza y a alguno se le ocurriera gritar “¡Kryptonita, de Nicanor Loreti!”, sería difícil convencerlo de que esa no es la respuesta correcta. Porque en Escuadrón suicida, igual que en la película argentina basada en la exitosa novela nac&pulp de Leonardo Oyola, los protagonistas son un grupo de delincuentes ocupando el lugar de héroes. Sólo que esta vez el cine argentino lo hizo primero. ¿Y mejor? Puede ser. Adaptación de una historieta del sello DC Comics en la que un grupo de enemigos de Batman, Superman y demás héroes de la casa, se ven forzados por una organización paraestatal a integrar un comando dedicado a combatir amenazas mayores, Escuadrón suicida, dirigida por David Ayer, tiene todo lo que en teoría nutre a un blockbuster moderno. Superpoderes, efectos digitales, explosiones, artes marciales, armamento de todo tipo, una figura femenina expuesta, eventos sobrenaturales, una ciudad que será demolida, la civilización bajo amenaza y, sí, un conflicto moral. En este caso, el tema del mal menor es lo que subyace en una historia en la que aquellos cuya maldad ha sido probada, deben enfrentarse a algo aún más maligno. Por supuesto que aquí lo malo y lo más malo son categorías impuestas por una instancia de poder ubicada por encima de ambos bandos –un estado policial–, a la que se puede considerar como “lo peor”. Una metáfora que fácilmente encuentra un correlato en el panorama geopolítico actual. Ahí radica la gran diferencia de fondo que Escuadrón suicida tiene con Kryptonita. Mientras acá hay una institución omnipresente y represiva que interviene decidida a atacar al mal con el mal, como quien combate fuego con fuego, en la película de Loreti reina el caos y los criminales devienen en héroes sin esfuerzo, quizá no por propia voluntad sino por necesidad, por oposición a las instituciones corruptas que generan un estado de injusticia. Mientras tanto DC Comics sigue intentando sin éxito presentarle batalla a Marvel, su competidora histórica. Y su fracaso tal vez se deba a que, en primer lugar, ni siquiera parecen elegir a los directores correctos. Así como Marvel ha acertado con Joss Whedon, Peyton Reed, Jon Favreau o James Gunn, que entendieron como asumir el desafío de forma lúdica y sin gravedad, DC insiste con nombres de perfil conservador (y no sólo en lo que se refiere a lo estético) como Christopher Nolan, Zach Znyder y sobre todo Ayer, en cuyos trabajos la acción siempre parece destinada a servir de prueba a una idea previa que rige el destino de sus protagonistas y contra la que no hay nada que hacer. Escuadrón suicida no es la excepción.
Crítica emitida por radio.
Sin importar las atrocidades que cometa, la figura del villano siempre es fascinante. ¿Será porque representa, más que el lado oscuro de uno mismo, una idea de liberación de los instintos primarios que contrasta con el conservadurismo del statu quo? Los motivos que los llevan a ser como son pueden variar, pero cada uno posee un encanto que supera a los justicieros. Este es un factor clave en los cómics con superhéroes, donde predominan los “malos” de las características más exóticas. La editorial DC dio una enorme galería de escorias maquiavélicas. Además de poner en aprietos a Superman, Batman y Flash, entre otros, una buena cantidad de ellos fue reunida en una historieta propia, que los tiene obrando con fines benévolos: Escuadrón Suicida. Y como las andanzas del Hijo de Kryptón y el Hombre Murciélago, también llegaron al cine. Tras los episodios ocurridos en Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia, el mundo no es el mismo. El Gobierno debe aprender a lidiar con metahumanos y otros seres que pueden ser tan amigables como destructivos. Bajo la dirección de la oficial de inteligencia Amanda Waller (Viola Davis), se pone en marcha una iniciativa para reunir a los criminales más perversos, sin nada que perder, para que operen en misiones que ningún superhéroe quisiera cumplir. Con la ayuda del militar Rick Flag (Joel Kinnaman), reclutan a Floyd Lawton/ Deathshot (Will Smith), Harleen Quinzel/ Harley Quinn (Margot Robbie), George “Digger” Harkness/ Boomerang (Jai Courtney), Chato Santana/ El Diablo (Jay Hernández), Waylon Jones/ Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) y Christopher Weiss/ Slipknot (Adam Beach). Se les sumará Tatsu Yamashiro/ Katana (Karen Fukuhara), lugarteniente de Flag. Sin tiempo para presentaciones, deberán aprender a entenderse para combatir contra una repentina amenaza de carácter sobrenatural. En medio de todo esto anda el Guasón (Jared Leto), que reclama a su Harley, sin importar a quienes estorbe con su sola presencia y su extraña risa. Gracias a films como En la Mira y Corazones de Hierro, el director David Ayer tenía experiencia contando historias de antihéroes luchando en un mundo que se cae a pedazos. Acá no se aleja de eso. Los personajes funcionan dentro de una historia que, por su estructura y tiempo (casi toda la acción sucede en muy pocas horas), remite a la de Escape de Nueva York. Como Snake Plissken (Kurt Russell) en el clásico de John Carpenter, los “bad guys” tienen la oportunidad de reducir sus condenas haciendo una buena obra, aunque Waller y los suyos les implantan explosivos por si se les ocurre insubordinarse; he ahí un interrogante sobre quiénes son los más nefastos de la ecuación. Lejos de la simpleza narrativa (aunque no simplista) de la obra carpentereana y de la esencia anarquista natural de Plissken, aquí la búsqueda de actitud pasa a ser la prioridad y resulta forzada. La película consigue tener rebeldía, tener onda, pero por momentos parece encajada mediante fórceps. La banda sonora (con temas de Creedence Clearwater Revival y Black Sabbath, entre otros), y las estridentes presentaciones de cada miembro del escuadrón apuestan al impacto seguro, al efectismo, a la búsqueda de lo “cool”. Ayer no suele incurrir en exageraciones ni en pirotecnia vacía, como tampoco suele descuidar los guiones, pero se sabe que Escuadrón Suicida le fue quitada de las manos y la versión que llegó a las salas no es la que tenía en mente. El principal vehículo para obtener “onda”, y el pretendido atractivo central del film, reside en la pareja conformada por Harley Quinn y el Guasón. La primera, como se preveía desde el primer afiche, permite el lucimiento de Margot Robbie, una actriz que no tiene techo: su mezcla de belleza, carisma y talento interpretativo la están encaminando hacia el Monte Olimpo de los grandes. Jared Leto también juega con su Guasón, un mix del de César Romero de la serie de los 60 con Tony Montana, pero está poco y mal aprovechado. Sus intervenciones son más caprichosas que funcionales a la trama. De todas modos, sería interesante verlo más y mejor en un film contra Batman, donde él sea el villano principal. Sin embargo, las mejores performances vienen por el lado de actores con menos maquillaje. Will Smith compone a Deadshot, el más mortífero y a la vez el más humano del grupo. Logra ser creíble sin forzar la actitud ni el tormento de su personaje. Otro de los puntos fuertes es su relación con Harley (Smith y Robbie venían de hacer estupenda pareja en Focus: Maestros de la Estafa) y con Rick Flag, a cargo del siempre interesante Joel Kinnaman. Mención especial merece Viola Davis, en un rol tan bien llevado como provisto de sorpresas. Por el lado de los más secundarios, Jay Hernández logra destacarse porque El Diablo tiene tantos matices como sus colegas de más peso. Con unas pocas apariciones, Ben Affleck sigue demostrando que es el mejor Batman del cine y el mayor logro de los ejecutivos de Warner en esta iniciativa de crear largometrajes del universo DC interconectados unos con otros. Pese a sus imperfecciones y a la pretensión de simpatía políticamente incorrecta, Escuadrón Suicida se las arregla para seguir funcionando como una entretenida película de aventuras, donde el verdadero villano está escondido de manera astuta (otro punto a favor de la intensa campaña de marketing). Las caracterizaciones de algunos de los personajes y la química entre ellos invitan a esperar más de sus andanzas, lo que seguro sucederá en los films de La Liga de la Justicia que DC ya está preparando. Queda esperar que los directores de estas películas puedan tener más libertad creativa que David Ayer, aunque se sabe que las cuestiones comerciales son más implacables que Encantadora.
Entretenidos antisuperhéroes Inspirado en el clásico bélico “Los 12 del patíbulo”, este film está lleno de coloridos personajes que merecerían su propia película. Lo mejor son los imaginativos giros sobrenaturales y el aprovechamiento del 3D digital. "Escuadrón Suicida" empieza justo después de los tremendos acontecimientos surgidos de la reciente "Batman v Superman: el origen de la justicia": luego de observar el virulento comportamiento de un superhéroe extraterrestre como Superman, algunos funcionarios de agencias de seguridad creen que sería conveniente tener a mano algunos tipos con capacidades extremas diversas por si algún paladín de la justicia se vuelve demasiado peligroso. El asunto es que parece que esos poderes de destrucción masiva sólo se aplican a los peores engendros de nuestro planeta. El abanico de antisuperhéroes incluye un montón de gente mala, empezando por Deadshot, el más eficaz asesino a sueldo, que jamás erra un tiro; Diablo, pandillero con una feroz telekinesis incendiaria con la que mató a docenas de personas, incluyendo a su propia familia y a la encantadora, ingenua y sexy asesina psicópata Harley Quinn, nada menos que la mismísima novia del Guasón. Estos y otros coloridos personajes merecerían su propia película. Por ejemplo, la tremenda historia de Diablo, interpretado por un notable Jay Hernández. Y todo lo que se relaciona con la desquiciada historia de amor entre The Joker y Harley Quinn, que a manera de confirmación de su amor verdadero se arrojan en una caldera con ácido. Margot Robbie y Jared Leto le prenden fuego a cada escena en la que aparecen, y justifican por sí solos el precio de la entrada al cine. Eso a pesar del problema de que, en realidad, el Guasón no es un miembro del escuadrón protagónico, y su participación secundaria luce un poco forzada en una trama que intenta abarcar demasiadas cosas a la vez. A diferencia de los "Doce del patíbulo" del clásico film de guerra en el que obviamente se inspira (en la película de Robert Aldrich con Lee Marvin, unos criminales eran reclutados para una misión suicida contra los nazis), se podría decir que estos villanos se abuenan demasiado rápido, empezando por el sicario encarnado por Will Smith, que no demora mucho en exhibir su espíritu sensible. Por suerte, el director David Ayer potencia al máximo las posibilidades visuales de los giros más descabelladamente sobrenaturales de la trama (hay una arqueóloga poseída por el espíritu de una hechicera precolombina, entre otras cosas raras), para lo que utiliza de una manera muy imaginativa el 3D digital, sobre todo en los momentos ultraviolentos. Dado que casi toda la acción transcurre en una larga y terrible noche, bastante al estilo de las películas de John Carpenter, la fotografía del ruso Roman Vasyanov resulta esencial.
El universo cinematográfico de DC nos viene vendiendo esta peli hace casi un año y finalmente llegó a los cines... ¿Podría haberle dado batalla a "Guardianes de la Galaxia? Y sí, pero... ¿me gustó? No del todo, igual tampoco es para destruirla como se ha hecho alrededor del mundo. Los villanos son atractivos, eso no cabe duda, pero a mi parecer, a la película le falta maldad, o mejor dicho, haber sido 100% políticamente incorrectos y no tenerle miedo a eso. Margot Robbie y Jared Leto (que aparece muy poco) se roban la película con su historia... La primera hora, de presentación de personajes, se torna aburrida porque cada uno de ellos aparece en pantalla de forma similar al anterior... Si algo hay que destacar es la banda sonora, que hit tras hit, inunda las escenas y parecería que las mismas las escribieron teniendo en cuenta esas canciones. La duración es dos horas y por momentos, quizás muchos, aburre. Los efectos especiales son normales, no hay nada que no hayamos visto en otra peli. La resolución de la "misión" de nuestros villanos es muy pobre, pero si amas a Cara Delevingne por ahí agradezcas. Una peli que no explota en ningún momento y que me hubiera encantado que eso suceda... Pulgares para abajo para otra de DC, pero como siempre digo, andá a verla y sacá tus propias conclusiones.
El cine de superhéroes sigue sumando fichas a esta ola creciente de producciones en lo que parece ser el momento ideal para su crecimiento. Dejando de lado rivalidades entre un bando comiquero y otro (movimiento que me es ajeno), el aporte de Escuadrón Suicida será el de sumar a una banda de villanos, más o menos conocidos, en una actitud heroica, pero sin perder su estilo e idiosincrasia como tales. Ubicada en el universo de DC - después de los eventos vistos hace muy poco en Batman vs Superman: El Origen de la Justicia – la historia se sitúa en el corazón de Midway City y cuenta la unión de cinco supervillanos, más dos colaboradores, reunidos en un grupo de tareas gubernamental conocido como Fuerzas Especiales X, o Escuadrón Suicida. Ya no alcanza con ver un superhéroe y un villano por película, es tiempo de los assemble, reuniones de varios, todos contra todos, caras conocidas de un lado y del otro que se unen por un objetivo mayor o se enfrentan entre sí. Claramente Suicide Squad responde abiertamente a esta idea. El hilo conductor será la inescrupulosa Agente Federal Amanda Waller (Viola Davis) quien pretende formar un grupo de tareas especiales formado por supervillanos encarcelados, obligándolos a colaborar con el Gobierno a cambio de una reducción de condena y otras falsas promesas. A cargo del mismo quedará Rick Flag (Joel Kinnaman), un agente de alto rango, soldado, que acata las órdenes de Waller pese a no coincidir con algunas de ellas. Estos dos personajes serán uno de los aciertos del film, no son nobles ni pulcros moralmente, todo lo contrario, se cubren uno al otro por lo que llaman un bien mayor, la ambigüedad queda expuesta en ellos. Waller y Flag convocan a Deadshot (Will Smith), asesino a sueldo de infalible puntería; Harley Quinn (Margot Robbie), desquiciada novia de El Joker (Jared Leto); Capitán Boomerang (Jai Courtney) ladrón de cajas fuertes australiano; El Diablo (Jay Hernandez) pandillero con el poder de generar y controlar fuego espontáneo; Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) quien sufre una extraña condición que lo convierte en una suerte de poderoso reptil; y la Doctora June Moore (Cara Delevingne), antropóloga y aventurera poseída por el espíritu ancestral de Encantadora o La Bruja. A ellos se les suman dos colaboradores foráneos, Katana (Karen Fukuhara) temible espadachín vengadora; y Slipknot (Adam Beach) un mercenario especialista en escapismo. La idea es utilizar a Encantadora y su poder de teletransportación para acceder a unos peligrosos planes y desbaratar un mal que puede ser mucho peor que estos villanos estrictamente controlados. Pero ya se sabe, los planes infalibles no existen, siempre hay algo que puede salir mal… El director David Ayer (Fury, End of Watch, Street Kings) recarga la escena de acción constante. Escuadrón Suicida es una película en la que casi permanentemente está sucediendo algo, y casi siempre incluye balas, explosiones, una batería de FX, y un ritmo acelerado; sin embargo, no se torna confusa, por más que su argumento se dispara hacia varios lados. El protagonismo de los personajes no está balanceado, Deadshot y Harley Quinn son los que resaltan en la historia. De aquí que las composiciones de Will Smith y Margot Robbie sean de lo mejor del film, junto a una Viola Davis ajustada y compenetrada en ese témpano de debe ser Waller, y un Jai Courtney que merecía más espacio pero funciona a modo de comic relief. June Moore es otro personaje muy atractivo, y Delevingne (que proviene más cerca de modelaje) le otorga algo de carnadura y misterio, pero se resiente de estar recargada de agregados digitales, más aún cuando avance el argumento. Estéticamente también luce muy cuidada, plagada de luces fluorescentes, escenarios sucios, y una banda sonora con clásicos del pop/rock, la potencia está asegurada. Sin embargo, hay en ella una suerte de autoconciencia de no ser el film principal de la factoría en este año. Nunca deja de ser entretenida, ligera y sumamente llevadera, pero también es algo menor respecto al espectáculo brindado por Zack Snyder en BvS. Hay algunos personajes a los que les falta desarrollo, que desaparecen del plano demasiado rápido o nunca llegan a explotar como deberían, hay algún agujero en el guion (típico de estas películas de superhéroes), y un sobrecargo en lo digital que hace que el producto pierda fuerza. El guion, también realizado por Ayer, pareciera cobrar fuerza cada vez que se centra en los personajes, y se debilita cuando pasa al plano general del combate que deben enfrentar. Por suerte hay algunas escenas para mostrarlos como humanos, en donde se baja un mínimo cambio, un entorno cercano al policial que la hace atrayente; y algo que caracteriza a los films de DC, épica, momentos de emoción aún en personajes que parecerían despreciables desde sus actitudes. Hay un sentido de la redención, aunque sea momentáneo. Para los fans está el agregado de las apariciones especiales, Ben Affleck/Batman hará su presentación, lo mismo Flash, y todo dará pie el gran plato que será La Liga de la Justicia. Falta hablar del personaje del que mucho se ha hablado, el Joker/Guasón que presenta Escuadrón Suicida es quizás el que esta película joven, dinámica e irreverente necesita, una suerte de Scarface pintado, un pimp, un matón histriónico. Jared Leto quizás no esté mal en su composición, pero el personaje se desluce frente a otras imágenes anteriores de este icónico bufón del mal. Escuadrón Suicida cumple, ofrece un gran entretenimiento y tiene todo lo que se pide de este tipo de películas. No le sobra demasiado, pero con lo que tiene para dar está a la altura de ser una digna rival. Con eso es suficiente, no parecieran buscar mucho más.
Algo está pasando con el cine de superhéroes. Mientras por un lado las adaptaciones de Marvel consiguen transmitir (excepto “4 fantásticos”) el espíritu de las viñetas que atraparon a generaciones, las transposiciones de DC del Siglo XXI aún no pueden encontrar el término justo entre el negocio y el séptimo artes. Así, si “Batman VS. Superman” (2016), de Zack Znyder, logró un récord negativo de críticas, por su atiborrado guion y exceso de metraje, en “Escuadrón Suicida” (USA, 2016) de David Ayer, la adaptación del transgresor comic del mismo nombre, termina por consolidarse como un tibio acercamiento a la maldad como vector de las acciones y como posibilidad, también, de búsqueda del bien. “Escuadrón Suicida” relata cómo un grupo de malvivientes, en la era post Superman, es reclutado por una ambiciosa mujer llamada Amanda (Viola Davis) quien imaginó una liga de la maldad para enfrentar casos de extrema violencia en la ciudad y brindarles así la oportunidad de redimirse. Y si bien en un primer momento la idea es mirada con malos ojos por las autoridades locales, deberán aceptar la propuesta ante el aumento de la violencia, sabiendo que podrán controlarlos a pesar de sus verdaderos impulsos/instintos. Pero cuando la situación se desmadre, y uno de ellos, Joker (Jared Leto) decida fugarse y seguir en el lado “oscuro”, el grupo verá como Amanda deberá ponerse intransigente para esforzarse en demasía para contenerlos y evitar, por ejemplo que Harley Quin (Margot Robbie), nuevamente, por el amor a Joker pierda una vez más el rumbo. La idea del film y el material con el que se contaba como materia prima, era interesante para poder constituir una transgresora cinta de acción y comics en la que privilegiara la incorreción política como norte. Pero Ayer, o los estudios, decidieron en la sala de montaje, algo que es evidente en el visionado, hacer un copy paste, y quitarle protagonismo a personajes (Joker) y darle a Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn mayor importancia en el relato. Si con Znyder Warner hizo otro “desastre” en el montaje, corre el rumor que mientras Ayer terminaba su corte, el estudio editó su propia versión, la que finalmente hoy estará llegando a todas las salas. Una primera parte con la presentación de algunos de los villanos, con una decisión de destacar a unos sobre otros, y la edición empastada, que sin escenas de transición, cual videoclip en loop, propone sumergirnos en la historia, hacen que “Escuadrón Suicida” nunca termine por cerrar del todo su propuesta. Visualmente impacta, y hay algunos momentos que recuerdan algunas escenas del Batman de Tim Burton, cuando la locura del Joker, con sus secuaces, asaltaba por sorpresa museos y fiestas de ricachones, pero esa ebullición e incorrección, termina por evaporarse con una puesta rígida y lineal que termina por afectar la totalidad del filme.
Precedida por un trailer genial a ritmo de Queen y por la expectativa de sus fans, el Escuadrón Suicida, -que no es ni una mala película de superhéroes y mejora el precedente de Batman vs. Superman- se revela como un diluído producto de fórmula. El nihilismo y la anarquía pretendidas contrastan con una puesta demasiado prudente para tratarse de un grupo de archivillanos psicópatas convocados a hacer el bien. Hay buenos apuntes biográficos de cada personaje, el carisma de Will Smith, un Joker sociópata bastante insufrible y su novia, Harley Quinn, anti heroína en micro camiseta. Lo demás es piloto automático que se cuida de no pisar ninguna banquina.
En Escuadrón Suicida los villanos del universo Batman, son reclutados por el gobierno para ejecutar una misión que puede terminar con todos ellos muertos. Deadshoot, un experto francotirador, Harley Quinn la desquiciada novia del Guason, Diablo, Killer Croc, Capitan Boomerang son algunos de miembros de este bizarro y peligroso pelotón. Con una estética que remite a las viñetas, y con escenas de acción de alto impacto, el problema del filme es que posee un guión caótico, en el que espectador y personajes se ven perdidos durante gran parte del metraje. Además, el escuadrón no enfrenta a un némesis potente, todo lo contrario, el verdadero "malo" del filme queda perdido hasta un climax lleno de pirotecnia pero poca coherencia. Lo mejor de la cinta son los flashbacks que nos sirven de introducción a cada una de las historias de los antihéroes de turno. En el elenco, Will Smith cumple con creces dotando de personalidad a un personaje antipático. Pero el premio mayor se lo llevan Margot Robbie como la sexy y peligrosa Harley Quinn y Jared Leto, como un Guason psicopata, mitad gangster mitad monstruo, un personaje del que merecíamos ver más.
Crítica emitida por radio.
Los chicos malos en versión de héroes “Escuadrón suicida", un filme esperado y diferente. Sería exagerado decir que el filme es “aburrido” porque en verdad entretiene por momentos, aunque los principales problemas vienen de su abultado elenco, a quienes primero hay que presentar y luego desarrollar. La naturaleza del mal, según Immanuel Kant, es por posicionar el incentivo del amor propio por sobre el de la ley moral, dándonos a nosotros mismos un valor absoluto que no es el verdadero, en relación con los demás. Según el filósofo, sería, más que por egoísmo, lo que conocemos pecaminosamente como “vanidad”, sujetada a la supervivencia. Por ese motivo, escondido dentro nuestro, es que disfrutamos del villano, en tanto no mate al políticamente correcto superhéroe, una llamada de la naturaleza que es adecuada a nuestras vidas porque si bien funcionaría como un espejo, la pantalla de tela en la que vemos un filme es nuestro resguardo, desatamos la maldad sentados y comiendo pochoclos. Tan esperada fue “Escuadrón Suicida”, por mostrarnos los chicos malos en versión “héroes”, desquiciados, ladrones y asesinos que disfrutan de su maldad pero, como deben atenerse en hacer el mal para lograr el bien, nadie puede reprocharnos el festejo. Desde hace un año venimos viendo imágenes, adelantos y tráilers de una película que apuntaba a ser un punto de quiebre en las películas de acción y aventuras basadas en un cómic. Un Joker/Guasón que helaba la sangre, una bella rubia que acaparaba la atención, Will Smith como sicario y varios elementos más que colmaban las expectativas. Hoy llega a las salas argentinas “Escuadrón Suicida” y se evidencia como pocas veces, por qué los tráilers son un proyecto publicitario engañoso. Temible escuadrón Tras la “muerte” de un superhéroe muy famoso (por las dudas que algún desprevenido no haya visto “Batman v Superman” no lo adelanto), la funcionaria Amanda Waller (Viola Davis) consigue el permiso gubernamental para crear un escuadrón de villanos que trabajen para el bien. Son lo peor de lo peor y, encarcelados y sin ninguna esperanza, se los puede obligar a que cumplan órdenes. El grupo se compone por el asesino a sueldo “Deadshoot” (Will Smith), la novia de Joker, Harley Quinn (Margot Robbie), el ladrón de bancos “Capitán Boomerang” (Jai Courtney), el monstruoso Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje), el meta humano piromaníaco “El diablo” (Jay Hernández) y de muy corta aparición, “Slipknot” (Adam Beach). El líder del grupo en las tareas será el militar Rick Flag (Joel Kinnaman), pareja de la antropóloga June Moone (Cara Delevigne), que comparte cuerpo con la bruja Encantadora, de gran poder y que también será parte del equipo hasta que su parte maléfica se escape y se una a su hermano en lo que determinará el conflicto del filme cuando ambos quieran conquistar el mundo y sea el Escuadrón Suicida el que deba intervenir. Algo... entretiene Sería exagerado decir que el filme es “aburrido” porque en verdad entretiene por momentos, aunque los principales problemas vienen de su abultado elenco, a quienes primero hay que presentar y luego desarrollar. Slipknot sólo está porque sería un pecado para los fans de DC Comics que no aparezca en el filme, pero está, con mucha suerte, 15 minutos de las más de dos horas que dura el corte final. Y allí vamos con otra crisis. Estructura y edición son definitivamente los verdaderos villanos de la película. Jared Leto se quejó de esto y con razón, pues el villano más villano de todos ni siquiera podría ser calificado debido a las pocas escenas en las que lo podremos disfrutar. Tanto se preparó para el personaje el actor, para ser desperdiciado de esa forma, y con pasajes indefendibles y poca muestra de su “locura”, que nos fue prometida en los avances. Por lejos sobresale Margot Robbie, y en un plano similar, Will Smith. Ambos son los protagonistas absolutos de una producción que debería haber sido coral, y ahí la falla garrafal. Los chicos malos transforman un filme que necesitaba ser diferente, mostrar algo que no se haya visto, en una epopeya común y corriente, charla motivadora de por medio, y muestran más humanidad que algunos otros considerados del lado del bien. ¿Es eso bueno acaso? Para nada, la propuesta del comic, en el filme queda completamente edulcorada y si bien recordaremos algunos personajes, DC vuelve a verse en un pantano del que no pudo salir desde la polémica “Batman v Superman”.
Un equipo de villanos que asusta poco En marzo, hace sólo unos pocos meses, vimos cómo “Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia” (2016) fracasaba estrepitosamente. No como producto, ya que anduvo muy bien en recaudaciones, sino como obra en sí misma. Sí, la fue a ver todo el mundo, pero a la gran mayoría no le gustó nada. Eso hizo que todas las alertas se encendieran en DC/Warner porque, claro, no basta solamente con recaudar toneladas de dinero porque, en algún rinconcito de esos corazones a los que les encanta contar billetes, también quieren que sus películas gusten. Así, como le pasa a sus primos de Marvel/Disney. Es por eso que Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016) viene con varios cambios respecto de su predecesora: más humor, más optimismo, más luz, todo más “pop”, si se quiere. Y obtuvieron un producto mejor -por muy poco-, y que seguramente destrozará la taquilla mundial. El problema es que este largometraje sigue teniendo las mismas fallas que sus antecesoras. Este filme comienza inmediatamente después de los hechos ocurridos en “Batman vs. Superman”. El gobierno no tiene muy claro qué hacer ante la visita de alienígenas, porque Superman demostró ser bueno pero el próximo podría no serlo y el Hombre de Acero no está más en el mapa para interceder. Hay alguien que viene con una solución y esa es Amanda Waller (Viola Davis), la líder de una agencia gubernamental que opera bajo las sombras y ha estado ideando un plan: reclutar a los villanos más peligrosos del planeta, formar un equipo, y que trabajen para ellos realizando las misiones más peligrosas. Primero no obtiene el permiso, pero cuando una amenaza sin precedentes se cierne sobre la ciudad el grupo entrará en acción. Ellos son: Encantadora (Cara Delevingne), Deadshot (Will Smith), Harley Quinn (Margot Robbie), Diablo (Jay Hernandez), Boomerang (Jai Courtney), Slipknot (Adam Beach) y Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje); a los cuales se sumarán Katana (Karen Fukuhara), la guardaespaldas del líder Rick Flag (Joel Kinnaman), que responde a Waller. A todo esto, hay un payaso maldito (Jared Leto) que anda dando vueltas por ahí con la idea de recuperar a su verdadero amor: Harley Quinn. “Reyes de la calle” (2008), “En la mira” (2012), “Corazones de hierro” (2014), el director y guionista David Ayer tenía buenos antecedentes como para encarar un largometraje como éste. Pero algo debe haber pasado en el medio. Al filme se lo ve “tocado”, como si las escenas adicionales que dijeron que le agregaron hubieran sido metidas con fórceps y sin ninguna lógica a la historia. Hay una presentación de personajes floja, centrándose bien sólo en algunos (El Guasón, Harley Quinn, que seguramente veremos en otro filme), tiene problemas de edición, las escenas de acción no son buenas y tampoco es muy convincente la elección de los actores. De este engendro pueden salir bien parados Viola Davis –la mejor, sin dudas–, Will Smith y Margot Robbie, porque los demás tampoco interesan tanto. Con los años tal vez descifremos el enigma de porqué incluyeron a este Guasón tan “pintoresco” y poco atractivo, sin mucho que hacer en la película. Lo cierto es que no es tan mala como su antecesora y es más “disfrutable”, pero con muchas ganas y siendo condescendientes. Hay escena final para darnos pie a lo que viene, por supuesto. Y no mucho más. Después de tanta espera finalmente el Escuadrón Suicida llegó a los cines, sólo para inmolarse frente a nuestros ojos.
Villanos perdidos en pantalla La idea era hacer una película que diera vuelta la moneda y mostrara en primer plano a los villanos como protagonistas y a los superhéroes como personajes secundarios. Y tal vez ese film hubiera sido divertido, refrescante y diferente de lo que acostumbran a realizar Marvel y DC Comics. Pero esa película no existe. Escuadrón suicida no es mucho más que un mazo de cartas dedicado a los malos del universo de Batman y Superman en el que se comparan sus habilidades y características para descubrir quién es el mejor o el peor de todos. El argumento del film escrito y dirigido por David Ayer (Corazones de hierro) imagina que ante los desastres cometidos por Batman y Superman en la película anterior, una agencia gubernamental secreta no encuentra otra solución para controlar futuras amenazas que armar un escuadrón integrado por los más malos entre los malos. Un equipo de asesinos a sueldo como Deadshot (Will Smith), hábiles criminales como Boomerang (Jai Courtney) y Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje), un extraño superhumano con la capacidad de prender fuego todo (Jay Hernandez), una psicópata tan letal como seductora (Margot Robbie), además de una bruja milenaria (Cara Delevingne) que podrían no tener tan controlada como imaginan. Luego de una presentación de personajes que hace pasar a la edición desprolija y fragmentada por marca de estilo, la escasa lógica del relato empieza a desvanecerse entre repetidos flashbacks. Ahí aparece el Guasón en versión punk y tatuada interpretado por Jared Leto, tan lejos del siniestro villano de Heath Ledger como del divertido bufón de Jack Nicholson. La buena mano de Ayer para contar historias realistas y violentas sobre hombres en conflicto con su medio ambiente se pierde acá entre situaciones artificiosas tan sombrías como incoherentes. Si por momentos aparece un espíritu irreverente y legítimamente entretenido es gracias al talento y el carisma de Will Smith y Margot Robbie, los únicos dos intérpretes que parecen saber qué hacer con el débil material pergeñado por el estudio que, enfocado en ganarle la batalla a Marvel, se olvidó que lo suyo es hacer películas.
Villanos al rescate Un grupo de antihéroes de DC cómics tiene en esta, su película, la chance de redimirse y jugar para la Justicia. Que sólo quedan villanos, distintas clases de villanos, es casi una metáfora de este mundo. En Escuadrón suicida, emergente de la exitosa avalancha de filmes inspirados en historietas clásicas, estamos frente a una reagrupación libre de los personajes más diabólicos de DC cómics, muchos de ellos debutantes en el cine. Claro que deberán redimirse para equilibrar las pulsiones de este universo sin ley, eso es lo que ocurre en el filme de David Ayer (Corazones de hierro): los malos, los villanos del cómic, reclutados justo a tiempo para enfrentar una misión contra el apocalipsis, descubrirán algunos de sus matices humanos puestos al servicio del bien. ¿Del bien? Temen una amenaza metahumana, un superhéroe que se cambie de bando quizá. Y por eso la inteligencia estadounidense, encarnada en Amanda Waller (Viola Davis), arma un equipo secreto con media docena de reclusos famosos. Son una amenaza y son una salvación. En el armado de ese equipo Ayer sufre el primer traspié, en una soporífera presentación prontuariada y su decálogo de maldades. El argumento es viejo. Además, la fascinación y la empatía demoran demasiado en aparecer, y las andanzas del escuadrón se vuelven apenas sobrellevables en la abundancia de unos efectos especiales innecesarios y confusos, entre batallas impersonales. La salvación llega por los destellos actorales, personajes bien construidos principalmente para Margot Robbie y Will Smith. Sobre todo ella en su papel de Harley Queen, pura belleza, maldad y paranoia acompasada por un histrionismo fresco y divertido. Muy por encima de su amor El Guasón, interpretado por un Jared Leto que pide más tiempo en pantalla. Hay moralina en cantidades realistas, puntos débiles para la los villanos. La mirada política tampoco es ingenua, habla de una tercera guerra mundial y de un mundo en riesgo por la operación de inteligencia que pretendía salvarlo. El filme crece al final, tras una trama desordenada, un argumento mínimo, algunos villanos prevalecen. Esperemos la secuela, que sólo puede mejorar.
Todo comienza con la presentación de cada uno de los personajes a través de Amanda Waller (Viola Davis) quien se toma su tiempo para cada uno, que resulta rápido, alocado y dinámico, para poner más en tema al público se utiliza el flashback y dentro de este prologo coral se le da mayor importancia a las interpretaciones de Deadshot (Will smith), Harley Quinn (Margot Robbie) y The Joker (Jared Leto), que se lucen más que el resto. Su desarrollo contiene muchas escenas de acción, color, vestuario y maquillaje exagerado, humor negro, salvaje, violenta, oscura, y mas una secuencia deja a los espectadores con la boca abierta. En varios momentos se encuentra acompañada con la música de: Animals, los Stones, Sabbath, AC/DC, CC Revival, entre otra y tiene algunos toques del videoclips. Otros de los personajes: Captain Boomerang (Jai Courtney), El Diablo (Jay Hernández), Killer Kroc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) Rick Flag (Joel Kinnaman), June Moone / Enchantress (la modelo Cara Delevingne), entre otros. Conto con un presupuesto de 175 millones de dólares. Contiene algunos toques similares a "Deadpool", entre otras. Dentro de los créditos hay escenas extras y todo da para una segunda entrega. Ideal para una platea de este tipo de cómics. Por último debo agradecer la gentileza de Warner Pictures Argentina y Village Cines, para que muchos críticos vièramos "Escuadrón Suicida" en la sala Monster Screen, del complejo que Village Pilar, una experiencia única: una pantalla de 4 pisos de altura da unos 23 metros por 12 metros, sonido Dolby Atmos, disposición Full Stadium una inclinación de casi 25°, 510 butacas súper confortables y un sistema de proyección doble con dos equipos de 4K cada uno. Buena.
Con casi una semana de retraso con respecto a su estreno en salas norteamericanas, Suicide Squad (Escuadrón Suicida) finalmente llegó a los cines locales. Y en ese lapso hemos leído historias sobre el estudio "metiendo mano" en la edición del film, Jared Leto manifestando su descontento sobre la cantidad de escenas eliminadas del Joker, y muchas (quizás demasiadas) reseñas destrozando a la película de David Ayer. Esto quizás lo mal predispone a uno; pero no a matar a la película de antemano, sino a cuestionar un poco a los críticos. ¿Qué hay realmente de cierto en ello? Voy a comenzar reconociendo algo: le tenía muchísima fe a esta película desde aquel primer avance con la versión lúgubre de "I started a joke". Luego, cuando llegó el segundo trailer, musicalizado al ritmo de "Bohemian Rhapsody" (en serio, mírenlo una y otra y otra vez: la edición es perfecta), quedé totalmente fascinado con las imágenes y el tono de la adaptación, convirtiéndose así en una de mis películas más esperadas del 2016. Ante la catarata de críticas negativas provenientes del país del Norte en estos días previos a su estreno, es casi inevitable no sentir cierto temor, no pensar "Che, la están matando, parece que es mala con ganas", por más que ya me vengo distanciando de la visión generalizada de los críticos sobre las películas de superhéroes. Cuando un amigo, un par de horas antes de la premiere, me preguntó cómo me preparaba, mi respuesta y estrategia fueron bien claras: "Voy ilusionado con desilusionarme". Escuadrón Suicida tiene un ritmo bastante... raro e irregular, especialmente en el primer acto, durante la introducción de los personajes y el conflicto. Cada uno de los principales miembros del escuadrón (Deadshot, Harley, etc.) son introducidos mediante flashbacks, con su propia ficha personal (con colores de neón y el emblema impreso en pantalla), su propio tema musical y demás, mientras que otros son presentados rápidamente y sobre la marcha: "Ah, sí, él es Josecito, sabe hacer pizzas de harina integral, viene con nosotros". Es justamente en esa porción del film donde más se notan los tijeretazos: no sólo porque son evidentes los recursos utilizados para "abreviar" la narrativa, sino también porque faltan varias escenas que vimos en todos los trailers. Como ex-estudiante de Imagen y Sonido y habiendo participado de varios cortometrajes, entiendo perfectamente el proceso de edición y montaje, sé muy bien que, lamentablemente, muchas veces se filman escenas que terminan quedando fuera del corte final; es algo intrínseco al proceso. Pero aún así, me molesta muchísimo esta creciente tendencia hollywoodense de dejar afuera escenas que nos mostraron una y otra y otra vez en los adelantos (supongo que eso me pasa por gil y mirar cada avance que publican). Por supuesto que toda esa irregularidad es producto de una edición con aires de videoclip, donde -a diferencia de Batman v Superman- Ayer nos quiere mostrar demasiadas cosas en poco tiempo para así pasar rápido al tercer acto. "Perdón, ¿cómo al tercer acto? ¿Qué pasó con el segundo?". Ni idea, pregúntenle a Ayer, porque yo creo no haber visto un segundo acto. Una vez introducido el equipo, casi en simultáneo con el inicio del conflicto, pasamos rápidamente al recién formado escuadrón llegando a la zona de combate. A partir de ese momento se desarrolla todo el laaargo tercer acto, con el skwad enfrentando a su enemigo sobrenatural. ¿Desarrollo de la trama? Bien, gracias, vuelva pronto. Es así llegamos a otros de los puntos fuleros de la película: el villano. Tal cual se avistaba en los primeros avances (y si no se dieron cuenta, es porque no quisieron verlo), el antagonista es muy, muy flojo. Con un "plan" (nótese las comillas) totalmente ridículo y paupérrimo, se repite la historia de la gran mayoría de las películas de superhéroes (sí, incluyendo las de Marvel): no tiene un buen villano, sino que se trata de una simple marioneta sin motivación digna y lógica, que sólo es malvada porque tiene ganas de ser malvada, reuniendo a un ejército de alienígenas/robots/zombies/cosas. Si se ponen a pensarlo seriamente, los únicos buenos buenos villanos fueron el Joker de Ledger, Loki y Magneto; oh casualidad, en cada una de sus cintas, el villano opacaba al héroe. Por el lado de los (anti)héroes, Ayer y cía. cometen el típico error de sumar personajes para luego darles profundidad sólo a un par y mandando al resto al banco de suplentes. Es totalmente lógico y comprensible que Deadshot y Harley Queen sean los principales miembros del escuadrón, siendo ambos los personajes cuyas historias se encuentran más desarrolladas (no convocás a una súper estrella como Will Smith para tenerlo gesticulando de fondo). Pero tomarse la molestia de integrar a personajes sólo para tenerlos gruñendo y "cabeceando" como gansta (Killer Croc), o para que den un par de espadazos aquí y allá (Katana), hubiera preferido que le den más tiempo y profundidad al resto del equipo. En lo personal, me quedé con ganas de ver más de Captain Boomerang (Jai Courtney), un personaje que por momentos es tan despreciable que es divertido (sin mencionar que los australianos son geniales). Y ni me hagan hablar de Enchantress, por favor; lo de Cara Delevingne, con sus intentos de contorneos arabescos, es tris-tí-si-mo. Ahora sí, pasemos a lo bueno. Y ya que venimos hablando de los personajes, hay que dejarlo bien en claro: son lo mejor de Suicide Squad. No solo por lo colorido (en todo sentido) de los protagonistas, sino también por lo acertado del casting. Margot Robbie es Harley Queen. Tiene una gracia, una frescura, que son atrapantes: no podés evitar seguirla todo el tiempo que está en pantalla; aún cuando está ubicada en segundo plano, se la pasa haciendo morisquetas o gesticulando. Tiene esa mezcla perfecta de maldad y ternura, pasando de la ingenuidad a la agresividad (y viceversa) de un instante al otro. Por su parte, Will Smith despliega toda su chapa de estrella de Hollywood para interpretar al asesino a sueldo que jamás erra un tiro, y te la creés; la escena en la que está arriba del auto, disparando a la horda enemiga, es todo lo que necesitás para decir "OK, este negro es capo". Un poco más atrás, se destacan El Diablo (Jay Hernández), que sorprende gratamente con quizás la historia más humana de los integrantes del escuadrón (el personaje resulta mucho más profundo de lo que uno vaticinaba) y Amanda Waller, interpretada por una brillante Viola Davis que le hace honor a su contraparte del cómic: totalmente manipuladora, despiadada y desafiante, es la clara demostración de que no hace falta tener súperpoderes para intimidar a tu rival (y una muestra de lo que debería haber sido el Lex Luthor de Batman v Superman). Waller tiene que seguir estando ahí bien metida en el Universo DC. Párrafo aparte se merece la polémica versión del Joker, a cargo de Jared Leto. Si algo no se le puede objetar al reconocido actor, es que Leto se mete de lleno en el papel. Te pueden gustar o no sus tatuajes, te puede gustar o no su diente de oro y su bling-bling, pero Leto simplemente interpreta otra versión del personaje. Tratar de compararlo con la versión de Heath Ledger es totalmente estúpido: no sólo porque sería inútil intentar repetir una actuación como la del difunto actor, sino porque dicha versión no encajaría en este universo que están construyendo, infinitamente más comiquero e irreal que el de Nolan. En sus 75 años de historia editorial, hubo decenas de versiones distintas del personaje: está perfecto que hagan algo radicalmente opuesto a lo de Ledger. ¡Dejemos de pedir algo nuevo y quejarnos cuando nos lo dan! Más allá de eso, si ya tenías tu opinión formada desde aquella primera imagen donde descubrimos su nuevo look, listo, no vas a encontrar nada que te haga cambiar de parecer. Respecto a su relación con Harley, es la historia de un amor tóxico, nocivo, donde él claramente comienza manipulándola hasta que ella se rinde a sus pies, un poco por decisión propia y otro tanto a la fuerza (acá es donde varios fans salieron a criticar la decisión de que el personaje no actúe, bien o mal, por voluntad propia). Él por momentos la somete a sus delirios y, por más retorcidos que sean, ella acepta gustosa. Pero en otras ocasiones, Joker también da indicios de sentir algo genuino (o lo que más se asemeje a ello) por Harley. ¿Un Joker tiernito? ¡Que no se corra la voz en el barrio! La película tiene su cuota de humor, pero tampoco tanto como temían algunos por lo visto en los trailers (que evidentemente nos engañaron un poco). A veces viene por el lado de la réplica, a veces por algunos gestos de Boomerang o Harley, pero dentro de todo es bastante centrado y correcto; simplemente peca del clásico one-liner comiquero, pero... ¿qué película de superhéroes no lo hace? Por el lado de la visual, nuevamente hay cierta discordancia bien marcada: al comienzo, con la presentación de los personajes, tenemos todo el colorido y la parafernalia vista en los pósters y los logos. Una vez que todos llegan a la ciudad (la trama transcurre prácticamente en un solo día), las luces de neón se apagan y todo pasa a ser una película más de ciudades sitiadas. Sinceramente no se nota mucho "la mano" de Ayer, un director con un estilo más callejero, más rústico y urbano (vean End of Watch para entender a qué me refiero). Quizás el género de superhéroes le quedó un poquito grande (¿o chico?), o quizás la gente de Warner Bros. metió la nariz donde no le incumbía; vaya uno a saber. Desde la musicalización (un punto que cobró mucha relevancia ya desde los avances), el soundtrack cuenta con canciones clásicas muy buenas y acertadas en el contexto. Si bien a veces es por demás evidente la intención de que la música nos aporte un primer indicio sobre la personalidad de los protagonistas (nos quedó bien clarito lo de Waller y "Sympathy for the devil"), en lo personal disfruto de esos guiños. Además, ¿quién en su sano juicio podría quejarse de una banda sonora con los Rolling Stones o Eminem sonando en los momentos oportunos? El problema es que son demasiadas canciones: creo que deben sonar, fácil, más de 20 en toda la película, con varias de ellas permaneciendo tan solo algunos segundos. Es como si Tarantino se hubiera clavado una pasti del tamaño de una sandía. Pero bueno, para bien y/ó para mal, así es Suicide Squad. Todo muy bombástico y colorido y ruidoso. A veces es justo lo que necesitan la historia y sus personajes, y otras no tanto. Es como si Warner y DC hubieran intentado hacer todo lo opuesto a Batman v Superman, respondiendo a los detractores que la tildaron de "demasiado seria" y oscura y blabla, y por momentos se hubieran pasado de rosca. Pero que quede bien clarito: al igual que BvS, la película está muy lejos de ser tan mala como dicen gran parte de las críticas online. Para cerrar (¡yay!), quería comentar que... sinceramente da un poco de pena (como viejo lector de cómics y fan de varios de estos personajes) ver cómo les está costando a Warner/DC encontrar el punto exacto, el equilibrio, en su universo cinematográfico. Tienen a los personajes, tienen a los actores, tienen a gente capaz detrás de cámaras; se les está dificultando hallar la historia adecuada. Quizás hubiera sido mejor que Suicide Squad se acerque a sus orígenes comiqueros, con el equipo enfrentando a dictadores de países tercermundistas o ejércitos guerrilleros, operaciones encubiertas, haciendo el trabajo sucio que los superhéroes de capa y calzoncillos por arriba de los pantalones no se atreven o no quieren hacer. Esperemos que estos nuevos personajes tengan una segunda chance de brillar en la pantalla grande con una historia más acorde, más oscura y violenta (convengamos que la calificación PG-13 tampoco ayudó). Mientras tanto, el resto de los mortales tendremos que seguir esperando y depositando nuestra fe en cierta diosa amazona... VEREDICTO: 6.0 - SUICIDAS CON BALAS DE GOMA Lamentablemente, y tal como sucedió con BvS, el espectador (y fanático) no puede evitar pensar en la enorme oportunidad que se desperdició ante sus ojos. Con un gran elenco e interesantes personajes antiheroicos, Escuadrón Suicida era la oportunidad perfecta para que el Universo DC despegue de una vez por todas en la pantalla grande. Sin embargo, un ritmo narrativo desparejo, una edición chapucera y un villano paupérrimo, hacen que el film se quede sólo en un buen y colorido intento, redimido principalmente por personajes como Harley Queen, Amanda Waller, Deadshot y sí, hasta el Joker; exigimos ver más de todos ellos. Ojalá tengan otra oportunidad en algún país tercermundista.
Warner continua con la construcción de su universo DC, después de las fallas de Batman vs Superman, ¿puede El Escuadrón Suicida de David Ayer pasar la prueba de fuego? Mejora, pero todavía tiene mucho trabajo que hacer. Es imposible no comenzar la nota sin comparar el esfuerzo que esta haciendo Warner en su universo de superhéroes de DC con lo que hizo Disney en Marvel. Cada película debe funcionar individualmente pero mantener un hilo argumental que las engloble por igual. Todas pertenecen a un nuevo subgénero de fantasía dedicado al mundo de superhéroes, que ha visto una creciente popularidad en el siglo XXI. La dificultad de adaptar entrañables personajes reside en las transposiciones de géneros. Del cómic al cine. Y una de las aristas que mucho se a hablado este año es la pelea entre los fanáticos y el periodismo especializado. El mundo del cómic tiene décadas de publicación, millones de fanáticos y los estudios deben encontrar la manera de satisfacer a todos los posibles espectadores. Hacer una película solo para los fans, como a objetado el director de Escuadrón Suicida, David Ayer; seria no simpatizar con aquellos amantes del cine y desconocedores del material. Y aquí comienzan los problemas. Escuadrón Suicida tuvo mucha expectativa y mucha curiosidad. Cumplió en algunos aspectos pero fallo en otros. La película arranca con una extensa introducción a estos nuevos anti-héroes, más cercanos a villanos que a los rebeldes cazarecompensas de Guardianes de la Galaxia. Con tintes del policial tan común en la filmografía de Ayer, y bastante cultura pop art en las gráficas y vestimentas de los protagonistas, desfilan los logrados Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn (Margot Robbie); y una gama de actores y personajes extras que la pantalla no da tiempo suficiente a elaborar. La falta de tiempo es otra punta que le juega en contra al universo DC, mientras que en Batman vs Superman, Zack Snyder quiso condensar el enfrentamiento de los dos astros, la introducción de La Mjer Maravilla, Doomsday y los inicios de la Liga de la Justicia. En Escuadrón Suicida la pretensión es menor, pero la acción es mucho más frenética, sin dar tiempo o respiro a que el espectador asimile lo que esta viendo. Incluso las coreografías fueron juntadas de varios recortes y están desprolijas. Y las mismas contrastan mucho con los momentos de reflexión. Volviendo a los actores, Will Smith se aleja un poco del protagonismo pero no tanto, sigue siendo el líder de la banda y sus intenciones son las más lógicas. Margot Robbie se roba cada momento con su excéntrica Harley Quinn. Su amor incondicional por el Joker y su doble agenda son quizás los momentos más logrados del film. Jared Leto aunque con ciertas falencias, realiza un Joker que mezcla un gangster y un delicado romanticismo más cercano al de Jack Nicholson, que al de Heath Ledger. Deja al espectador con ganas de ver más. Los villanos son un problema en todas las películas de superheroes, sus intenciones son difusas y su accionar más intrincado. Escuadrón Suicida no es la excepción, Sin revelar detalles del enemigo; su labor hace aguas y queda vacía frente al desarrollo de la película. Dejando a pensar que la película podría haber sido simplemente un enfrentamiento contra The Joker. Por otro lado, un punto a favor es la banda sonora, algunos tintes de los 80, pero con temas propios que sincronizan con cada una de las escenas, e incluso identifican con cada personaje. Escuadrón Suicida es una película que tuvo muchos recortes, quieran o no admitirlos, los montajistas cambiaron a cada rato en la postproducción y el producto final se siente uniforme. Sus protagonistas salvan la película, incluso Jai Courtney se presenta a gusto con su personaje como El capitán Boomerang; y Jay Hernandez como Diablo sorprende a pesar de su breve desarrollo.
Superenemigos Es divertido observar a la distancia esta suerte de contienda entre los fans de Marvel y DC por ver quién se convierte en el rey de las películas de superhéroes. Mas allá de los fanatismos y las preferencias, la realidad es que pocos pueden debatir el hecho de que, aun con algún que otro pifie, la casa de Iron Man, Capitán América y compañía tiene una idea mucho más clara del tipo de películas que hace y cuál es el tono adecuado para contarlas, por eso la decisión de buscar directores como Joss Whedon, James Gunn y Jon Favreau entre otros. No serán ellos grandes autores, pero se trata de hábiles artesanos que ven estos universos superheróicos con cariño, sin desmerecer su carácter fantástico y lúdico. Muy diferente es el caso de DC. Siguiendo la línea de la ultima trilogía de Batman, dirigida por Christopher Nolan, y de El hombre de acero, de Zack Snyder, el universo de DC es mostrado de una forma más solemne y excesivamente grandilocuente, y esa seriedad impostada y su tono grave llegaron al límite de la parodia con la muy malograda Batman vs. Superman, quizás la peor película de superhéroes si se tiene en cuenta su expectativa previa. Con Escuadrón suicida, DC y Warner Brothers buscan redimirse de aquel trago amargo con una premisa que, al menos por sus trailers, anunciaba algo más de irreverencia y color. La historia de un grupo de supervillanos obligado por el gobierno americano a realizar misiones encubiertas prometía al menos una alternativa interesante dentro del género, pero si bien el comienzo muestra un poco de esa irreverencia y salvajismo, al rato nos damos cuenta de que al director David Ayer (más conocido por sus dramas policiales como End of Watch y Los Reyes de la Calle) parece interesarle más el regodeo cool con textos luminosos en pantalla, cámaras lentas y una selección musical que parece salida de un estudiante de publicidad rechazado por MTV (hay desde Queen hasta Eminem y White Stripes). Otros problemas, como un montaje hecho a las apuradas (algunos miembros del escuadrón ni siquiera tienen su propia intro y por lo tanto no sabemos ni sus nombres), y que los villanos a los que se enfrentan sean tan banales y ridículos (una suerte de diosa mitológica que seguro fue rechazada del casting de la nueva Cazafantasmas) hacen de Escuadrón suicida una película que por querer caerle bien a todos termina por convencer a pocos. Pero hay algunos diamantes en bruto que se pueden sacar de este Frankenstein de tonos y estilos. Tanto la desquiciada y sexy Harley Quinn de Margot Robbie, como el carismático asesino Deadshot que Will Smith interpreta con su habitual carisma (del Guasón de Jared Leto poco se puede decir, ya que su tiempo en pantalla no llega ni a los diez minutos, otra víctima del montaje apurado) hacen que el producto al menos sea atendible y que entregue una buena cuota de humor y erotismo dentro de tanta oscuridad. Si bien no estamos ante otro aburrimiento pomposo digno de Zack Snyder, a DC todavía le cuesta redondear una buena película. Se esperará entonces a si La Mujer Maravilla y La Liga de la Justicia el año que viene pueden torcer el rumbo, pero mientras tanto Marvel respira tranquilo: su reinado de superhéroes no está bajo la amenaza de ser derrocado.
LA BANALIDAD DEL MAL Es mucho más interesante pensar y analizar Escuadrón suicida por lo que no fue, por todo lo que amagó a ser, por lo que posiblemente quedó en la mesa de montaje, por las idas y vueltas detrás de cámara, que por lo que finalmente se vio en pantalla, que es realmente flojísimo y encima, carente de interés, porque ni siquiera es un desastre divertido. El despiole que es Escuadrón suicida tiene una larga historia, que incluso trasciende su propia producción. Posiblemente toda la culpa sea de Marvel y Disney: después del éxito de la trilogía de Batman realizada por Christopher Nolan, que incluyó esa obra maestra que es El caballero de la noche, el estudio pensaba hacer lo mismo con Superman y El hombre de acero (aún con sus limitaciones) era un auspicioso primer paso. Pero el éxito arrollador de Los Vengadores y de todo el Universo Cinemático de Marvel casi que forzaron a Warner y DC a armar su propio universo como respuesta. Claro que lo hicieron a las apuradas, sin pensar un tono unificador y apostando a guiños o nombres potentes (como el de Ben Affleck) antes que en un mundo que tenga algo sólido que decir. Y entonces sucedió Batman vs Superman: el origen de la justicia, que quiere contar muchas cosas pero al final no cuenta ninguna. A partir de la mala recepción del film de Zack Snyder, Warner comenzó a vacilar, repensando sobre la marcha el tono oscuro y retorcido construido inicialmente para Escuadrón suicida, aplicando cambios que llevan a que la película sea una suma de cálculos errados y un desorden absoluto. Da para preguntarse para qué el estudio contrató como director a David Ayer: teniendo en cuenta que había dirigido films como El sabotaje y Corazones de hierro, además de haber escrito el guión de Día de entrenamiento, lo que seguramente podía aportar era crudeza, fisicidad, violencia. Pero eso aparece a cuentagotas, notándose demasiado las indecisiones en la producción, las marchas y contramarchas, e incluso la redacción apresurada de un guión que tuvo que ser escrito por Ayer en apenas un mes y medio. Se pueden entender fácilmente la inconsistencia, las dudas, la necesidad de complacer a todo el mundo y cómo no termina satisfaciendo a nadie, sólo con analizar la participación del Guasón: es un personaje que no tiene nada que hacer en la trama más que funcionar como guiño complaciente para los fanáticos, que por ende es presentado de una manera totalmente administrativa y que sólo aburre o irrita, fruto en buena medida de la interpretación de Jared Leto, que hace un montón de morisquetas y nada más, repitiendo en buena medida el procedimiento de Jesse Eisenberg con su Lex Luthor. Pensemos un segundo: ¿este Guasón está en condiciones de enfrentarse al Batman de Affleck? No, porque no está en condiciones ni de enfrentarse al Batman de Adam West. Si el Guasón es innecesario, el Deadshot que compone Will Smith es el Príncipe del Rap pero con armas; la Harley Quinn de Margot Robbie es una apología del sexismo (es llamativa la cantidad de veces que enfocan su culo para dejar en claro que todo el mundo le mira el culo); el resto del equipo protagonista tiene poquísimo desarrollo; hay personajes, como el de Slipknot (Adam Beach), que sólo están en función de comprobar algo; los villanos no tienen una motivación y quedan enterrados en la intrascendencia; hay una acumulación casi enfermiza de guiños cancheros; y la banda sonora es un compendio de lugares comunes y previsibilidad como no se escuchaba desde El clan. Lo cierto es que la aturdidora y vacua película que es Escuadrón suicida puede agruparse junto a otros films del Hollywood más reciente, como Día de la Independencia: contraataque o Warcraft: gigantescos, banales, sin objetivos claros, tan temerosos de sí mismos y sus propuestas que sus descarrilamientos son consecuencias de sus propias inseguridades. Frente a eso, nada mejor que tanques enormes, pero por sus inquebrantables convicciones, como Cazafantasmas. Mientras tanto, el universo de Warner y DC sigue con una autoindulgencia que sólo disfraza su desorientación y falta de ideas.
Escuadrón Suicida: los héroes más malos del mundo, en un film bastante ídem Tras la duramente criticada "Batman v Superman: El Origen de la Justicia", DC vuelve a dar otro paso en falso en la pantalla grande Decepción. Esa es la palabra con la que quien escribe estas líneas sintetiza la sensación que le quedó al terminar de ver "Escuadrón Suicida". Es que la película que lleva a la pantalla grande al equipo de supervillanos más célebre de los comics tenía todo, desde el vamos, para romperla. Y así lo vendía desde su híper costosa, cuidada y duradera campaña publicitaria. Pero, lamentablemente, el resultado final dista (y mucho) de cumplir con las expectativas generadas. Esta nueva apuesta de Warner Bros. y DC Entertainment para comenzar a erigir con los personajes de DC Comics un universo cinematográfico como el construido por Marvel (su rival directo) falla en varios aspectos. Pero el principal radica en no hacerle justicia a los personajes y la historia que tenían para contar (o que, al menos, podían haber contado), justamente por priorizar el mencionado intento de construcción de "universo". ¿A qué nos referimos con esto? Básicamente, a que la película se preocupa más por hacer aparecer personajes (mientras más, pareciera que mejor), referencias y ligazones a otras películas (algunas a muchos meses de estrenarse) que a contar una historia que cierre y pueda generar algún tipo de impacto emocional en el espectador. Y en este afán por hacer guiños a los fans de las historietas originales y por superpoblar de "apariciones estelares" la película, el tiempo que queda para desarrollar y llevar a buen puerto una historia se hace muy corto. Ni hablar del que resta para generar algún tipo de empatía con los personajes. Queda claro, a esta altura, que el guión a cargo de David Ayer (también director del film) no funciona, al menos por lo que quedó reflejado en el resultado final. Y decimos esto porque muchas veces lo que termina viéndose en la pantalla puede ser bastante diferente a lo escrito en el papel antes del rodaje y la edición, y más en blockbusters de este tipo, en el que estudios y múltiples productores suelen "meter mano" por sobre la del realizador, y no de la mejor manera muchas veces. No por nada Jared Leto, quien tuvo la difícil tarea de meterse en la piel del Guasón (interpretado la última vez de manera genial por el hoy fallecido Heath Ledger), se quejó recientemente de los importantes cortes que sufrieron las apariciones de su personaje en el montaje final. Sea como sea, los baches y defectos son notorios, y generan confusión en algunas escenas, previsibilidad en varios momentos y hasta ciertas contradicciones. A su vez (y esto va de la mano con la dirección), los chistes no terminan de generar el efecto deseado en muchos momentos y los personajes y su potencial quedan a mitad de camino. En cuanto a las actuaciones, si bien son aceptables tampoco son descollantes. El mencionado Leto y Margot Robbie se destacan por sobre el resto, pero también porque tienen los personajes más interesantes (el Guasón y su novia, la carismática y demente Harley Quinn), aunque, por ende, los más desaprovechados. Will Smith, Joel Kinnaman y Viola Davis interpretan a los suyos de taquito, y el resto pasa desapercibido, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. ¿Qué destacar, entonces, como positivo en "Escuadrón Suicida"? Sin duda su factura técnica, pero sobre todo su cuidada estética, acorde con el impacto visual generado desde el vamos en la campaña publicitaria. Lindo vestuario y maquillaje, lindos colores, linda fotografía, lindas secuencias... y no mucho más. Lástima (también) que las canciones del soundtrack sean tan trilladas y hayan sido tan mal usadas y dosificadas, porque el impacto estético hubiera sido mucho mayor y mejor. En definitiva, otro paso en falso en materia cinematográfica para DC que, al igual que como fue "Batman v Superman: El Origen de la Justicia" (y como viene la mano), de seguro será un éxito comercial. La pregunta es, ¿hasta cuándo estos yerros seguirán siendo negocio?
Escuadrón Suicida: una bomba que estalla con un estruendo menor Una nueva película basada en personajes de DC Comics se llega a la Argentina precedida por malas críticas pero con una taquilla impresionante. ¿Quién tiene razón: el periodismo o el público? En un mundo que todavía no cuenta con la Liga de la Justicia, y cuando las papas queman, el gobierno de los Estados Unidos suele recurrir a seres que no tienen nada que perder y que arriesgarán todo con tal de recuperar su libertad, reducir su condena o al menos obtener una TV en su celda. Este es, a grandes rasgos el argumento de El Escuadrón Suicida, una película que continúa claramente a la tan criticada Batman v Superman –que llegó a los cines argentinos en marzo- y que es casi imprescindible ver para poder disfrutar de esta obra en todos sus aspectos. Y digo "casi imprescindible" porque aquellos que no han visto esa película suelen descalificar a El Escuadrón Suicida, que en ocasiones depende en exceso de la anterior para explicar ciertos detalles como son la mención a la muerte de cierto súperheroe, la aparición de otro con traje rojo así de la nada, y la omnipresencia de Batman a lo largo del metraje. La película está basada en una serie de DC cómics que viene siendo editada desde hace décadas en la cual una agente gubernamental llamada Amanda Waller elige a un grupo de villanos que los héroes han hecho prisioneros y los envía a cumplir misiones de las que tienen pocas probabilidades de salir con vida. Debido a esto, el título suele cambiar de formación a medida que avanzan los números aunque cuando alguno de los malos vuelve a caer, siempre puede optar por servir a Waller. En la película, Waller (Viola Davis) cuenta con algunos "vitalicios" del comic como Deashot (Will Smith), Harley Quinn (Margot Robbie), Capitán Bumerang (Jai Courtney), El Diablo (Jay Hernández) y Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) , todos ellos controlados por Rick Flagg (Joel Kinnaman), uno de los "buenos" pero también bastante turro. Hasta acá todo muy bonito pero a la hora de los bifes, el director David Ayer (el de Corazones de Hierro y En la Mira) parece haberse puesto las pilas y, como refuerzo, haberse conectado a 220, y eso se traduce en una sobresaturación de la película con una estética que poco tiene de El Escuadrón Suicida y mucho de los Guardianes de la Galaxia de Marvel, como imitando el estilo simpático que tiene ese grupo de perdedores del espacio. La iconografía "candy crush", llena de colores que no tienen mucho que ver con la trama, y la inclusión de temas musicales muy exitosos parecen "excesivos" a la hora de ver la película. Pero a pesar de eso, la historia del film es entretenida, de esas que han pasado mil veces en los cómics y fue pensada por sus autores para ser "Los Doce del Patíbulo" de los comics de DC. Otro de los fuertes de la película es en el reparto multiestelar con el que cuenta, aunque las publicidades vistas a lo largo de los últimos seis meses son de lo más engañosas: no es la australiana Margot Robbie la protagonista sino Will Smith, que además logra acá uno de sus trabajos más logrados –lejos de Alí o En Busca de la Felicidad, por supuesto- y, en segundo lugar, de Joel Kinnaman. La Robbie aparece sí, y cada una de sus irrupciones es una desborde de belleza y sensualidad, pero su papel no es el central ni mucho menos y sirve más que nada para justificar la participación de Jared Leto como el nuevo Joker (el Guasón, su novio que la quiere en libertad a toda costa) y de Batman, que cumple así su función de encadenar este filme a Batman v Superman y al de la Liga de la Justicia que se viene el año que próximo. En cuanto al trabajo de Leto, los minutos que pasa en pantalla no son suficientes como para dar una impresión muy definida sobre la manera que tiene de llevar al personaje que antes encarnaron César Romero, Jack Nicholson y el fallecido Heath Ledger, y que le valió el Oscar en 2009: en algunos momentos es genial y en otros da miedo pero habrá que verlo en una futura película del Hombre Murciélago para terminar de entenderlo. En definitiva, El Escuadrón Suicida no es en absoluto una mala película como dicen "algunas críticas", aunque tampoco es "la película más esperada del año" que anunciaron sus productores; es simplemente una bomba que estalla con un poco menos de estruendo del esperado y se deja ver muy bien, arranca sonrisas y divierte durante dos horas. Y eso, teniendo en cuenta el precio de las entradas de cine y las cosas que van llegando semana a semana, no es poco pedir a estas alturas. De hecho, el dato de que la película recaudó nada menos que 135 millones de dólares durante el primer fin de semana de exhibición en los Estados Unidos, debe dar una idea de lo que el boca a boca le hizo a la crítica... una vez más.
De la mano de Warner y probablemente sin proponérselo, nace un nuevo estilo de narración. Para recuperar el tiempo perdido y el retraso en comparación a su competidora Marvel, los personajes de DC de golpe parecen salir de las macetas. Cada película introduce una enorme cantidad de nombres propios que tranquilamente podrían tener su presentación en unitario previa a la grupal. La consecuencia inmediata de este modo de narrar es que se distribuya de manera inequitativa el tiempo de cada héroe/villano en pantalla. Así Zack Snyder estrenó este año su Batman V. Superman que nunca supimos si era una película del caballero oscuro, del hombre de acero o de la liga de la justicia. Y lo mismo pasó con los villanos. Tampoco alcanzó con uno solo, por eso Doomsday hizo lo que hizo con el bueno de Superman que tan saludable parecía al principio del film. En el caso de Escuadrón Suicida si bien la narrativa tiene más formato de película (y afortunadamente no se hace tan interminable como su predecesora), la herencia videoclipera y publicitaria de los realizadores dice presente en todo momento. Y se explica muy sencillamente cuando nos enteramos que el corte final fue editado por Trailer Park, una empresa especializada hasta hace poco con exclusividad a editar teasers y trailers. Es fácil comprender por qué Escuadrón Suicida se siente como un avance de dos horas sobre las próximas entregas del universo cinematográfico de DC. No hay tiempo que perder. Solo necesitamos saber lo básico de cada personaje contado a través de flashbacks (recurso que abunda y demuestra las limitaciones narrativas de los guionistas) e interrumpido por secuencias de acción confusas que sirven para introducir cortos intervalos de un Guasón absolutamente desdibujado cada 30 minutos. En favor de Jared Leto, no hace falta leer sus declaraciones y quejas para advertir que efectivamente mucho metraje del villano fue dejado afuera. La decisión de no escribir sobre la trama no es involuntaria. No se van a encontrar mayores críticas en blogs y diarios sobre aquello de lo que realmente se trata Escuadrón Suicida. Y es que hablar de quien es el villano o de a qué se enfrentan los antihéroes seria develar lo poquísimo que tiene para ofrecer el film.
"Escuadrón Suicida" no decepciona n aciertos y problemas, con momentos de mucha intensidad pop y con una troupe de personajes tan atractivos como simpáticos, Escuadrón suicida cumple y aprueba. Podría haber sido mejor, pero está lejos de ser un fiasco. La película de los supervillanos (esta vez buenos) de DC Comics no busca más que el entretenimiento instantáneo. Su naturaleza es contradictoria. Es de una potencia evanescente, de una belleza de neón que no encandila. Se siente como un mazazo indoloro, como un golpe seco inocuo. Está más cerca de ser un blockbuster que pisa fuerte sin aplastar, que una aplastante obra maestra. El director David Ayer traiciona la ortodoxia del fanático que pretende que el cine sea fiel a la historieta. En la película se humaniza a los villanos, se los dota de pasado, de contexto, de sensibilidad. No son tratados como metahumanos desalmados, sino como personas que cometieron crímenes. Escuadrón suicida es, además, una de las pocas películas de superhéroes que no cae en la ambición por la megalomanía. Los sueños de los personajes son modestos y mundanos. Y el amor es su gran tema (el plano final lo corrobora). David Ayer sabe que sus fenómenos de circo son lo mejor que tiene y elige presentarlos de a uno, con sus respectivas historias contadas en pequeños flashbacks. Es en el detenimiento en cada uno donde Ayer aprovecha para incorporar una lista de canciones en sintonía con la onda del producto, y para jugar con el humor y lo dramático. Hay lucimientos y decepciones. Will Smith como Deadshot y Margot Robbie como Harley Quinn se llevan los aplausos. Mientras que Cara Delevingne arruina su doble personaje (June Moone/Enchantress) con gesticulaciones sobreactuadas. El tan esperado Joker interpretado por Jared Leto sale poco. Si salía menos hasta podría haber igualado la participación de Batman (Ben Affleck), que está casi en un permanente fuera de campo. Pero el problema no es de cantidad de tiempo en pantalla sino de calidad. A este Joker le falta carisma y diversión. Es demasiado insulso como para ser el temible freak de rostro sonriente. En cambio la Harley Quinn compuesta por Margot Robbie enamora desde el primer momento. Lo único que llama la atención es la idea conservadora y cursi que tiene del amor (fantasea con casarse con el Joker, tener hijos, ser un ama de casa impoluta). Y sí, el Joker también se muestra enamorado, se humaniza por ella. Si bien la película tiene ritmo, la primera parte es la más dinámica. En el medio se estanca un poco. Y hacia el final cae en resoluciones predecibles y apresuradas. Sin embargo, Escuadrón suicida no llega a derrumbarse, ya que tiene un propósito que está más allá de tropiezos: divertir.
Apagá Spotify! Uno arranca a ver este tipo de películas con cierta esperanza. Casi como la selección Argentina. DC es la selección Argentina. Viene de perder una final con Batman Vs Superman, pero igual vamos a ver Escuadrón Suicida, porque somos fans, porque damos segundas oportunidades, porque queremos que salga bien. Al arrancar Escuadrón Suicida comienzo a sentirme incomodo, en un espacio de no más de 5 o 10 minutos, David Ayer te tira al menos 20 canciones en la cara. Durante la presentación de los personajes, desprolija y hasta de manera naif representada en flashbacks, David Ayer te mete su lista de reproducción de Spotify (si, 40 canciones), y no te deja ninguna más de 30 segundos. Insoportable, a tal punto que, raro en mi, salté del asiento y exclame “Che, que onda con la música?” fue instintivo, lo juro. Se ve la desesperación por parecerse a Guardianes de la Galaxia. Lo peor está por venir. Si viste los trailers, ya viste Escuadrón Suicida, no hay más que eso a nivel guión, y eso es un desastre. Amanda Waller, interpretada de manera excelente por Viola Davis, junta un grupo de expendables y los manda como carne de cañón. Son metahumanos o humanos excepcionales, y al ser delincuentes, no importa si mueren en su misión de salvar al mundo. El tema con el mal guión podría haber sido “perdonado” con un buen desarrollo de personajes. Pero, eso tampoco pasa, si bien sorprendentemente, Will Smith es un punto alto del film, y una suerte de “protagonista” del mismo, el resto con excepción de Davis y Kinaman, hacen sapo. Lisa y llanamente. La Harley Quinn de Margot Robbie es insoportable, tirada de los pelos, exagerada y glorificando la relación enfermiza y peligrosamente avalada que tiene con el Joker. El Joker… ugh… ugh… Por dios, por donde comenzar. Quizás diciendo que sus 9 minutos en pantalla no hacen avanzar la historia, mas allá de su ridícula representación del personaje icónico. Papel por el cual supieron desfilar el gran Jack Nicholson y su payasesco Joker, o Heath Ledger y su versión psicópata/fuerza de la naturaleza. Leto pifia, y pifia mucho. Fuera de personaje todo el tiempo, parece salido de una melodrama adolescente y parece estar enamorado de Harley Quinn. ¿Lo que? ¿Esta gente lee los comics antes de ponerse a hacer una película? Y a pesar de lo que dice la frase, “las comparaciones son odiosas”, considero que esa frase la acuñó alguien que hizo el mismo trabajo que otro, pero mal. Y la usó para zafar. La gente se anda quejando de los 9 minutos del Joker, que son pocos, que quedaron cosas afuera, que lo mejor está en la “Ultra Edición Queestaporvenirenbluray”, etc. Les comento que Ledger con 33 minutos sobre 152, no sólo ganó un Oscar, sino que dio vida al mejor Joker del universo y sus alrededores. Le alcanzaron esos 33 minutos para convertirse en leyenda. Entonces, no me corran con los 9 minutos de Leto, podría haber hecho un papel más digno, acá lo que falla es el guión. Potencial mal editado: Sin dudas lo que se lleva el premio a “despidan a ese hombre” es la edición. Estoy harto de justificar películas por lo que quedó en el piso de la sala de edición. Si no está, no está. Lo estrenado es esto, y es una porquería. Mal editado, mal cortado, con problemas de ritmo, sin cohesión entre los tres actos, mal, mal, mal. Y no me importa si Warner metió mano. No me importa que Ayer esté diciendo que en realidad eran seis los cortes de Escuadrón Suicida, y que quedo este. No me importa que salga a decir a una semana de estrenada la película algo como “les juro que la edición del director/unrated/pindonga va a ser mejor”. Lo que se estrenó es esto, y apesta a mocos. Sin embargo, las escenas de acción me entretuvieron. Están bien hechas y llevan adelante la trama. Will Smith, Viola Davis y el Diablo de Jay Hernandez son sin dudas puntos fuertes. Suman y evitan una catástrofe aun mayor. La que también suma es Katana, con una versión cinematográfica del personaje bastante respetable. Se nota que Escuadrón Suicida pudo haber sido mejor, se nota el potencial, se ven los tijeretazos por todos lados. Se entiende. Pero volviendo a la analogía con la selección nacional, que llega a las finales ganando, gustando y goleando, después en el tiro del final, la pifian. Y si hablamos de la Selección Nacional, habría que decir que Batfleck es Messi. Es el mejor Batman de todos los tiempos, sin discusión alguna. No sólo superando a Keaton y Bale si no también al “Sr. Batman” Kevin Conroy. Como dije, Batfleck es Messi, el único que zafa en serio en este grupo que no para de perder finales. Sus apariciones son cameos, cortitos, pero no sólo hacen avanzar la historia, sino que lo hacen quedar como un groso absoluto elevando su status de leyenda. Ojalá su peli en solitario no defraude. Conclusión: Escuadrón Suicida falla, hace agua y pifia cada vez que se propone algo. Con la salvedad de algunas buenas escenas de acción, Viola Davis, un genial Will Smith, y un correcto Joel Kinaman. Todo lo demás se va deformando en una maraña. ¿Se acuerdan cuando mezclaban todas las plastilinas cuando eran chicos, y siempre quedaba de un mismo color espantoso? Bueno, eso. Podría haber sido mejor, está mal editada, quedaron muchos minutos afuera, etc, etc, etc. Pero si hubiera entrado la de Messi contra los alemanes, hoy eramos campeones del mundo. Se acabaron las excusas para Warner/DC. Las finales hay que ganarlas, y acá se perdió de nuevo, le pese a quien le pese. No importa lo que diga, porque si sos fan vas a ir a verla igual, y está bien, porque son películas que hay que ver para poder exigir algo mejor. Pero que eso mejor no sea un Blu-ray, sino un gran estreno, como esos a los que nos tenia acostumbrados Nolan con su Caballero Oscuro. Hoy ni somos campeones del mundo, ni Escuadrón Suicida es una buena película. Que injusticia todo… Instrucciones para imitar al Joker de Jared Leto. 1. Abrir la boca en un 80% de la capacidad. 2. Proferir una corta y seca letra “A” en un 70% de tu capacidad pulmonar. 3. Repetir paso 2 hasta tener una risa espantosa y la peor encarnación de un Joker en el cine.
Colores y fuegos artificiales Las comparaciones entre DC y Marvel siempre son odiosas cuando se trata únicamente de gustos personales. Está claro que ponerse a discutir sobre eso sería el equivalente a un eterno Boca/River que jamás va a tener solución. Sin embargo, lo primero que surge a simple vista cuando hablamos del incipiente universo cinematográfico DC es la imperiosa necesidad de ponerse a la par de su rival directo lo antes posible, cueste lo que cueste. Aunque esto signifique condensar la prolija planificación de más de una docena de películas en sólo tres. Después del fiasco que resultó Batman Vs Superman: Dawn of Justice, Suicide Squad (2016) generaba otra vez una expectativa sin igual a través de la confirmación de un elenco de primer nivel, sumado a los cientos de filtraciones sobre la historia, los probables cameos y las noticias de Jared Leto regalándole cosas raras a sus compañeros. Y si encima los tráilers – uno mejor que el otro – no hacían más que prometer aún más desenfreno y locura por parte de estos villanos emblemáticos, no había dudas de que la Warner Bros. se proponía conquistar definitivamente al público esquivo y la crítica por igual. Ahora el interrogante está en saber si realmente lograron estar a la altura de las circunstancias, incluso después de enterarnos que existen seis o siete versiones finales de la película. El film dirigido por David Ayer (End of Watch, 2012, Fury, 2014) se sitúa precisamente después del enfrentamiento entre el caballero de la noche y el hombre de acero, en un mundo con la misma preocupación de enfrentarse a fuerzas todopoderosas capaces de destruir la Tierra en un abrir y cerrar de ojos. Para evitar esto y que cualquier meta-humano de turno sea el próximo en borrarnos del mapa, el gobierno de los Estados Unidos le encomienda a la jefa de inteligencia Amanda Waller (Viola Davis) la tarea de crear un grupo de los peores criminales de Ciudad Gótica y así usarlos como carne de cañón en las misiones más peligrosas, a cambio de una reducción en sus cadenas perpetuas. Este conjunto de inadaptados compuesto por Deathshot (Will Smith), Harley Quinn (Margot Robbie), Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje), Diablo (Jay Hernández), Boomerang (Jai Courtney) y Slipknot (Adam Beach) será el equipo titular liderado por el militar Rick Flag (Joel Kinnaman) y su segunda al mando Katana (Karen Fukuhara) encargado de luchar contra una nueva amenaza sobrenatural de proporciones colosales. A ellos se le suman Jared Leto como una nueva encarnación del Joker más ligada al crimen organizado y Cara Delevingne bajo la dualidad de la científica June Moone, novia de Flag, y el espíritu ancestral que la posee, Enchantress. Suicide Squad-Proyector De todas formas, Suicide Squad es un film que se vende mejor por sus avances e imágenes promocionales que por su verdadero producto final. Varios momentos épicos se adelantaban durante la extensa campaña de marketing que precedió al estreno. Pero a pesar de suceder exactamente igual que en los tráilers, varias de estas situaciones se develan apenas pasados los primeros cuarenta minutos de la historia y tampoco de la mejor manera. Esto se debe en gran parte a la irritable y fracturada edición de la película que hace de la historia un simple álbum de fotos. Como si hubieran tomado las mismas escenas inconexas de los anuncios publicitarios y las apilaran, una arriba de la otra, hasta cubrir las dos horas de duración. Algo que se termina traduciendo en una sumatoria de flashbacks salpicados y meta-referencias por doquier, sin ningún tipo de desarrollo argumental definido más que pasar de una secuencia de acción a otra. Por otro lado, el ya mencionado apuro de DC por igualar el mismo recorrido de cinematográfico de Marvel hace que la narrativa se mueva a un ritmo torpe y vertiginoso, sobreentendiendo varios giros en nombre de los fans comiqueros y omitiendo la necesidad de aportar motivaciones reales a esta banda de criminales, más allá de una improbable liberación. La violencia y la alienación esperable de estos marginados en esencia quedan patentes en una conclusión que los acaba poniendo inevitablemente en el lugar de héroes. Incluso para un desquiciado como el Joker. Y justamente hablando del Joker, esta nueva personificación de Jared Leto tampoco está a la altura de lo esperado. Esto no es culpa de Leto, quien ya ha demostrado que su método actoral es digno de reconocimiento, sino por la impronta genérica que irradia el personaje si la comparamos con el carácter anárquico del interpretado por Heath Ledger o el sello grotesco acuñado por el de Jack Nicholson. En esta versión, el Joker es simplemente un mafioso, el líder de una pandilla armada que roba bancos y regentea un strip club. Algo que en definitiva puede ser la señal identificatoria de cualquier villano, pero que no se reconoce en el arquetipo del caos con el que siempre se lo asoció. En la misma vía aparece Harley Quinn, cumpliendo un rol casi funcional como un mero dispenser de remates. Su locura es solamente una pose artificial e ingenua, que no llega a hacer justicia con la verdadera naturaleza impredecible y desequilibrada del personaje. Sin embargo, eso no quita que dentro de esta caracterización unidimensional, Margot Robbie se las ingenie para encantar con su magnetismo y simpatía en cada una de sus intervenciones. suicide-squad-proyector Fuera de este dúo protagónico el resto del elenco corre más o menos la misma suerte, pero con la diferencia de sufrir una mayor carencia de desarrollo y profundidad. En esta cuestión se puede discutir la participación anecdótica de Jay Courtney como Boomerang, la escasísima presencia del Killer-Croc de Adewale Akinnuoye-Agbaje, la medida displicencia de Joel Kinnaman para ponerse en la piel de Rick Flag y el reduccionismo que el mismo guion ejerce sobre el personaje de Cara Delevigne a lo largo de la trama. A lo sumo se podría destacar un poco más a Jay Hernández, quien tiene sus momentos de protagonismo honroso como el piromaníaco Diablo. No bastante, las únicas excepciones a esta regla son Will Smith y Viola Davis. Ambos personajes exponen todo el temperamento y personalidad que carecen el resto de sus compañeros de segunda línea. Este Deathshot humanizado es una mezcla entre el padre sensible de The Pursuit of Happyness (2006) con el carisma del Capitán West de Wild Wild West (1999). Es prácticamente Will Smith haciendo de sí mismo y eso es algo que sorprendentemente le queda bien al personaje. Por su parte, Viola Davis como la despiadada Amanda Waller puede que sea fácilmente de lo mejor del film. Su papel es tan intenso que logra opacar como verdadera villana a los mismos delincuentes que ella reclutó. Suicide Squad se convierte en una decepción más dentro del intento de consolidación de DC en el cine. Toda la rebeldía y la originalidad que venía prometiendo desde su anuncio (allá por 2014) fue algo que quedo bastante desdibujado a partir de la incertidumbre de Warner, al no saber cómo encontrarle la vuelta a estos icónicos personajes. La filmación de escenas a poco tiempo del estreno y la cantidad de cortes de difusión pueden que sean la mayor prueba de esta indecisión empresarial. Sin embargo, el despliegue visual de esta producción y lo entretenida que llega a ser por momentos, son justamente las claves para que cada uno vaya a verla y pueda juzgar por sí mismo. Ahora la esperanza está en el Batman de Affleck.
Es probable que el lector, sea fanático de los comics o sea solo un curioso en busca de un entretenimiento veloz, vea igual esta película. Quien esto escribe desea que usted, estimada o estimado, vea todas las películas que pueda, esté o no de acuerdo con estas reseñas: de eso se trata el trabajo, de compartir una mirada. Hacer cine también es compartir una mirada. Pues bien: el problema de Escuadrón Suicida consiste en que carece de una mirada sobre el mundo gigante y burlón de los supertipos o, en este caso, supervillanos llevados por las circunstancias a hacer algo heroico. Problemas gigantes: crear “motivos” altruistas para un grupo de personajes que simplemente obtiene placer tirando tiros y haciendo lío (con eso alcanza); inventar una amistad que nunca, jamás, se construye en el transcurso del relato, sino solamente en los diálogos; copiar el uso de la música de la brillante -y de corazón enorme- Guardianes de la Galaxia (la película de la que parece la copia apresurada); falta de tensión dramática en todo sentido. Es cierto: Margot Robbie es divertida, pero el chiste de la psicosexy se acaba pronto. Es cierto, Will Smith está bien, pero es increíble que jamás pueda ser un villano. Eso sí, Jared Leto es el peor Guasón de la historia, un manojo de gestos con pelo verde. Un film hecho por un comité contradictorio, que transforma lo que debió ser una cabalgata infernal en una vuelta de calesita.
Para aquellos que no están familiarizados con el mundo de las historietas, y menos aún, con los personajes salidos de las páginas de la Editorial DC Comics, el “Escuadrón Suicida” sería algo así como “Doce del Patíbulo”; es decir, un grupo de marginados cumpliendo misiones de las que nadie -en su sano juicio- quisiera formar parte. En este caso, villanos muy conocidos -y quizás, otros no tanto- son reclutados (y cuando digo reclutados, en realidad quiero decir obligados), a formar parte de un grupo de tareas (Task Force X) de una organización gubernamental ultra secreta (A.R.G.U.S.) con el poder de hacer cualquier cosa sin medir las consecuencias o rendirle cuentas a nadie. La cara visible de esta organización es Amanda Waller (Viola Davis), una ambiciosa mujer con muy pocos escrúpulos, casi sin moral, a la que sólo le interesan los resultados y la posible negación que conllevan este tipo de misiones suicidas, valga la redundancia, si algo sale mal. Según sus propias palabras, con Superman (Henry Cavill) tuvieron suerte, pero ¿qué pasaría si alguien similar no compartiese los mismos valores que representan a la humanidad? ¿Cómo detener una posible amenaza de semejantes características? Para ello, reúne a un puñado de delincuentes, lo peor de lo peor de su clase, con grandes habilidades o poderes sobrenaturales, algunos de ellos humanos, otros meta-humanos, a los cuales se les ofrece reducir 10 años en sus respectivas sentencias si logran concluir con éxito la misión que se les encargue. Este grupo, conformado por Floyd Lawton (Will Smith), más conocido como “Deadshot”; Harleen Quinzel (Margot Robbie), conocida como “Harley Queen”; George Harkness (Jai Courtney), conocido como “Capitán Boomerang”; Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje); Diablo (Jay Hernández) y Slipknot (Adam Beach), tendrá que funcionar como una unidad bien aceitada bajo las órdenes de Rick Flag (Joel Kinnaman). A su vez, Flag, tiene el apoyo de la poseída Dra. June Moone/Enchantress (Cara Delevingne), la mortalmente efectiva Katana (Karen Fukuhara) y el leal teniente “GQ” Edwards (Scott Eastwood), y juntos, héroes y villanos, deberán enfrentar una amenaza de proporciones bíblicas que se presenta en la ficticia Ciudad de Midway. El film, escrito y dirigido por David Ayer, está muy bien logrado y narrado de forma brillante. El origen de cada miembro se muestra mediante flashbacks, lo que en los cómics podría considerarse como “origin stories” de una o dos páginas dentro de la historia principal. Sin temor a equivocarme, lo más destacable de la película es la relación conflictiva entre Harley Queen y el Guasón, o The Joker. A muchos les parecerá que éste no está a la altura de la interpretación que Heath Ledger hizo del mismo personaje, pero seamos honestos, ¿quién daba algo por Ledger cuando se conoció la noticia de que interpretaría al payaso asesino? Al final, terminó siendo una de las mejores encarnaciones del archirrival del hombre murciélago y nadie lo puede negar. Este Joker, el del “Skwad” tiene muchísimo más para dar y ya quiero verlo hacer de las suyas cuando sea el villano principal de la historia de entregas futuras. Por mi parte, después de ver los avances con los que nos venían bombardeando desde hace unos meses, si bien me dejó conforme, esperaba ver mucho más de lo que realmente se ve en pantalla. Si bien es cierto que en el film están Batman (Ben Affleck) y el Guasón, más algún cameo de otro conocido superhéroe, ésta no es una película acerca de ellos, es sobre los que forman el escuadrón y por eso es que está bien que los personajes de primera línea sean secundarios en esta historia. No es muy común ver algo así, y aquí está perfecto que pase. “Escuadrón Suicida” sería la tercera entrega del llamado “Universo Cinematográfico de DC”, aquel que comenzó con “El Hombre de Acero” (Man of Steel, 2013) seguido de “Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia” (Batman v. Superman: Dawn of Justice, en Marzo de este año 2016) y que con con cada entrega parece consolidarse, más allá de los gustos del público en general. Creo que para los fanáticos de esta editorial, las cosas van bien encaminadas y hay que tener en cuenta que ésto forma parte de un todo más grande. Lo mejor está por venir.
Dijo alguna vez Federico Fellini que el negocio del cine es macabro, mezcla de partido de fútbol y de burdel. Si hay algo que cumple Suicide Squad es esta máxima del realizador italiano, que no vivió para comprobar hasta dónde Hollywood viene militando el concepto al pie de la letra. ¿Se propone algo más SS que venderle pochoclo a millones de personas deseosas de que las cacheteen con colores y gritos? No. Y no es algo que esté mal por definición. Pero entonces pongamos blanco sobre negro en medio de la bola de luces y sonido estridente que parece tener el film de David Ayer como única base y meta final. El relato que reunió a los villanos con onda del comic es una pequeña desgracia del celuloide por autoindulgencia y abandono formal. A saber: # El film baja hasta el subsuelo de la exigencia cinéfila el listón a la hora de retratar el universo del comic y, sobre todo, el de los superhéroes/supervillanos. No hay sustancia en nada de lo que se dice ni de lo que pasa, se trata apenas de un licuado de escenas recortadas sin contexto ni gracia. Ni siquiera la entrada en escena del Batman de Ben Affleck o Flash le aportan algo que vaya más allá del guiño fácil. # El Joker de Jared Leto. En un principio se promocionó la película con la cara del actor personificando un Guasón punk que, en términos netos, aparece en pantalla unos 7 u 8 minutos. Tiempo en el que no aporta un ápice al universo del personaje; apenas unos grititos, un par de miradas de psycho irredento y un toque de exceso de colegio secundario. Nada. # Margot Robbie encarna bien su compendio de lujuria descarriada y sensualidad entre inocente y perversa. Quizá sea el personaje mejor logrado, pero a poco de comenzar se nota demasiado que es lo único que tenía a mano el director para darle atractivo a las dos horas de cinta. Entre decenas de personajes que podrían haberse desarrollado, eligió sobreimprimir las curvas de la ninfa, remarcarle las tetas y ajustarle el minishort. Ítems bienvenidos, pero ¿no tenías más ideas, David? # El guión se monta sobre un comic que tiene una pequeña legión de fans pero que nunca fue tomado demasiado en serio y que hasta el momento en que se anunció la película estaba destinado a la marginalidad del ala menos interesante del pabellón maníaco de la historieta. Es poco y la pantalla grande lo favorece sólo en el tamaño XL de Imax o la fantasía tontona del 3D # Los personajes centrales (Joker, Deadshot, Harley Quinn) no van más allá de las muecas que aportan los que pusieron el cuerpo. Will Smith (Deadshot) logra ponerle algo de carisma a su despiadado asesino, pero lo lavado del guión hace que se desdibuje rápido, casi tanto como el malogrado payaso de Leto. # “En un mundo de hombres voladores y metahumanos estos son los únicos que pueden proteger al país” o “Estamos en la Tercera Guerra”, dice una símil Secretaria de Estado de Washington como para justificar cualquier guerra santa que la Casa Blanca pueda llegar a plantearse. La política de Estado del Pentágono por sobre todas las cosas, una vez más, presente. # La ideología del film es el sueño húmedo de Donald Trump, la exaltación de los Estados Unidos como policía del mundo siempre lista para arremeter contra quien sea. O peor: la renovada implantación de la doctrina de la seguridad nacional a través de Hollywood. Una película que en los años 50 hubiera sido el orgasmo de la Guerra Fría. # Jared Leto dijo que se inspiró en David Bowie para componer su personaje. Con el Duke muerto es fácil decir cualquier cosa, querido Jared. Bonus Track: Hay que reconocerle a SS que la ¿involuntaria? imitación de René de Calle 13 que resulta ser Diablo (a cargo de Jay Hernandez), está lograda.
Imitaciones peligrosas Escuadrón suicida pega un volantazo respecto de Batman vs Superman, su predecesora, pero se nota la intención tardía de emular a Marvel. Vamos a decirlo así: DC empezó tarde y con el pie izquierdo. Cuando ya las películas basadas en comics de Marvel están intentando una vuelta de tuerca -con resultados dispares- para no caer en la repetición y estandarización, DC intenta lanzar un universo compartido sin demasiado plan a largo plazo. Pero esto ya lo dije cuando hablé de Batman vs Superman: El origen de la justicia. ¿Qué significa Escuadrón suicida dentro de este contexto? Se nota, claramente, un intento desprolijo de volantazo. A la decrepitud y solemnidad de Batman vs Superman se las reemplaza por el neón y la picardía, un poco a la manera de las últimas películas de Marvel. Ahí radica, en parte, el problema de Escuadrón suicida. Parece un chico imitando torpemente los movimientos de su padre. Al conflicto ultra serio se lo reemplaza por una pavada atómica, al mood sombrío, por verdes y rosas fosforescentes, al score bigger than life de Hans Zimmer, por canciones pop (The White Stripes, Eminem, Queen); se agregan chistes no demasiado buenos y se larga la película a los cines a ver qué pasa. El argumento es también parecido al de The Avengers: Los vengadores y Avengers: Era de Ultrón, aunque en lugar de superhéroes hay supervillanos y a Samuel L. Jackson se lo reemplaza por Viola Davis. El gobierno decide reclutar a cinco supervillanos y obligarlos a defender al mundo frente a otros peores. Ellos son Deadshot (Will Smith), Harley Quinn (Margot Robbie), Captain Boomerang (Jai Courtney, de la serie Divergente), El Diablo (Jay Hernandez) y Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje). Pero el problema no pasa únicamente por todo lo que parece imitación torpe y tardía. La estructura del guión es primero esquemática y luego confusa. La película se toma como media hora en presentar a los personajes y lo hace mediante el off del personaje de Viola Davis y flashbacks de cada uno siendo capturado por Batman (cameos de Ben Affleck que parece salido de otra película; de hecho, lo está). Después de ese prólogo extenso, empieza la historia y ya todo es confusión. Quedan apenas para disfrutar algunos momentos entre Will Smith y Margot Robbie (los más simpáticos, los más actores) y no mucho más. Los breves papeles de Jared Leto y Cara Delevingne son más que nada decorativos. El tan anticipado Joker de Leto no tiene mucho para ofrecer más que dientes de lata, aunque se adivina otra película en su relación con Harley Quinn. Pero ni hablemos de su antecesor Heath Ledger: hace extrañar hasta al Lex Luthor de Jesse Eisenberg. Y la Enchantress de Cara Delevingne es un mueble. Sé que no resulta seria o profunda esta manera de “pasar lista”, pero es que Escuadrón suicida está tan deshilachada que al pensar sobre ella es medio inevitable terminar evaluando cada una de las partes. El todo no es más que un amasijo de ideas repetidas, intenciones incumplidas y una Margot Robbie que se destaca por sus minishorts como si fuera una villana de Sofovich.
Villanos sin rumbo ¿Está agotado el rentable mundo de los superhéroes y sus películas derivadas? Es una pregunta que hace rato está dando vueltas y ahora se hace inevitable después de ver "Escuadrón suicida". Y sobre todo si estamos hablando del universo de DC Comics, que tuvo un gran resbalón con la fallida "Batman vs. Superman". Esta vez es el turno de los villanos, y son justamente los enemigos de Batman, Superman y demás héroes los que son convocados por el gobierno de Estados Unidos para una misión que sólo ellos podrían cumplir a cambio de una reducción de penas. Presentados los personajes a nivel coral EM_DASHun grupo de peligrosos locos y criminalesEM_DASH, la película se desinfla rápidamente. El director David Ayer no acierta en casi nada. El principal problema es que nunca se termina de decidir entre esa estética oscura y opresiva que caracteriza a las producciones de DC y un tono más ligero o de comedia. A excepción del personaje de Deadshot (Will Smith), el resto de los villanos no tienen desarrollo: son esquemáticos, no esconden la más mínima sorpresa, y las escenas de acción también son vulgares y previsibles. A la trastornada Harley Quinn (Margot Robbie) le toca la parte del humor, pero lo suyo se limita a unos pocos chistes tontos y desubicados.
Hay veces que los problemas de las películas exceden a su propia narrativa. Por usar un término cinematográfico, son problemas que suceden “fuera de campo”, aún fuera del campo de la propia ficción. Estos son elementos que, cualquier crítico que se precie sabe, deberían exceder el territorio de la crítica, estar fuera del alcance del análisis. Pongamos, por caso, HEAVEN’S GATE, del recientemente fallecido Michael Cimino. La mala prensa previa a su estreno que tuvo esa película fue tal –exceso de gastos, un director descontrolado, un estudio fundido, etc, etc– que terminó colándose en la recepción crítica. Reestrenada mucho tiempo después, con esas noticias hoy como parte de la historia y el folclore de Hollywood, la película fue considerada una obra maestra. El detrás de escena de la industria es una fuente tan enorme de información y conflictos que, si fuéramos a analizar las películas solo por lo que sucede ahí, jamás se ejercería una verdadera crítica de cine. Este viene a cuento de ESCUADRON SUICIDA. Sí, sabemos que era una apuesta de Warner por impulsar un poco más su universo de superhéroes. Sabemos que después de las malas críticas y las buenas pero no espectaculares cifras de BATMAN VS. SUPERMAN la película pasó a ser, más que necesaria, una tabla de salvación para ese mismo universo que arrancó con el pie izquierdo. Y que por eso fue reeditada, se volvieron a filmar escenas y se armó una campaña de marketing que intentó venderla en la línea “superhéroes de segunda línea que pocos conocen pero que son divertidos e irreverentes” que le dio tan buen resultado a GUARDIANES DE LA GALAXIA y DEADPOOL. Pero la película nunca fue pensada así, ya que se armó casi en paralelo a BvS y, siendo dirigida por el why-so-serious David Ayer, no necesariamente iba a incluir un tono irónico, camp y/o canchero. Y era más probable que los intentos por volverla otra cosa no hicieran más que generar un raro engendro. A juzgar por los resultados cinematográficos, ya todo eso deja de importar y lo que queda es una película sombría, rudimentaria, por momentos aburrida, narrativamente bastante confusa y con algunos momentos de levedad que no logra ser convincente casi nunca. Es una película que tarda un buen rato en presentar a su larga cadena de personajes que, salvo para los fans de DC Comics, son prácticamente desconocidos para la mayoría de la gente. Y lo hace de manera mecánica, con una cancioncita ad hoc para cada uno y en algunos casos (como los de Deadshot y Harley Quinn) hasta los presenta dos veces, con un Batman que aparece de tanto en tanto para recordarnos –como si hiciera falta– que todo esto pertenece a su universo. A tal punto es confusa la película de ahí en adelante que el Joker (que pintaba ser una parte importante de la película, interpretado por Jared Leto) aparece junto a Harley un par de veces para luego borrarse casi por completo del filme, cuya trama central –utilizar a esta serie de villanos para combatir a un villano aún peor– resulta tediosa e incomprensible la mayor parte del tiempo. Lo que es más llamativo es la aparente incapacidad de Ayer, un director que ha sabido crear películas intensas y violentas, de armar escenas realmente potentes. Tal vez se trató de una mala elección de director: el realizador de EN LA MIRA y CORAZONES DE HIERRO suele hacer películas más realistas (policiales, bélicas) en las que la acción está circunscripta a cierta plausibilidad. En este universo de maníacos metahumanos está, digamos, un poco perdido en medio del vestuario y los efectos. No hace falta saber los problemas o decisiones de producción para darse cuenta que toda la larga secuencia de enfrentamiento final entre nuestro grupo de antihéroes y la villana en cuestión está pobremente estructurada y filmada sin ningún vuelo creativo. El mejor momento de la película, de hecho, es el menos ligado a la trama: es una charla en un bar que varios de los protagonistas (además de Will Smith y Margot Robbie están Jay Hernández como el fogoso Diablo, Jay Courtney como el Capitán Boomerang y Adewale Akinnuoye-Agbaje como el monstruoso Killer Croc, todos “supervisados” por Joel Kinnaman como el Coronel Rick Flag y Viola Davis como Amanda Waller) tienen antes de encarar el desafío final que es detener a esa inexplicable criatura llamada Cara Delevingne (perdón, June Moon transformada en, bueno, algo que ya verán). Es un breve momento de humanidad que parece escaparse del formato prestablecido y que encuentra algo parecido a un contenido emocional real, uno que va más allá que el trauma o el “talón de aquiles” de manual que cada antihéroe tiene. Tras dos horas de rutinaria exposición, confuso desarrollo y decepcionante enfrentamiento final a uno le queda la impresión que ninguna de las versiones posibles de la película (la de Ayer, la del estudio, la consensuada por ambos o la que podría haber hecho el siempre amable y simpático guardia del edificio de Warner local) podía ser realmente buena. No hay verdadera creatividad, no hay imaginación, el humor casi nunca funciona. Y más allá de algunos buenos momentos que entrega por lo general la pícara y a la vez aniñada Robbie, ESCUADRON SUICIDA es mucho menos que la suma de sus destartaladas metapartes.
La bomba nuclear que resultó ser una granada de mano Vamos con mi crítica de este film que tanta polémica generó. Voy a tratar de ser lo más objetivo posible. Primero lo que más le interesa al lector: ¿Está buena "Suicide Squad"? ¿Vale la pena verla? Como indican mis estrellitas más arriba es un buen entretenimiento, con varios problemas de trama y edición que desarrollaré más adelante, pero cumple con el objetivo de hacerle pasar un buen rato a los fans del cómic y al espectador promedio ocasional que gusta de las películas de superhéroes y acción. No van a salir maravillados ni pensando que con este film DC y Warner se consagraron, ni cerca. En mi opinión esto es un tanto frustrante ya que la mayoría esperaba algo que le volara la peluca y no fue el caso. De todas maneras no entiendo el ensañamiento tan duro que tuvo la crítica y algunos haters de turno. La hicieron parecer la nueva "Batman & Robin" y en realidad está muy por encima de eso. No soy creer mucho en las conspiraciones, pero acá pasa algo raro. Hay algunos críticos especializados de renombre que le han puesto mejores notas a películas mucho más pedorras del universo vecino. En fin, seguimos con los detalles de "Suicide Squad". Lo mejor: Sin dudas la Harley Quinn de Margot Robbie ("The Wolf of Wall Street"). Creo que la actriz comprendió la esencia del personaje y nos regala una psicópata tan hipnótica como divertida. El resto del reparto está bastante bien en su personificación aunque la participación de varios de ellos es demasiado acotada. Casos Killer Croc, Katana, Slipknot y el mismísimo Joker. Si bien las intervenciones de cada uno son desparejas, creo que logran una gran química en equipo. Otra cosa que me gustó fue la frescura de ver a estos villanos trabajando del otro lado, con los "buenos", y la dinámica rara y compleja que eso conlleva. Acá creo que el humor está muy bien utilizado y con buen timing. Por último, la acción es muy buena y nos permite ver a cada uno de nuestros favoritos tirando trompadas, tiros y patadas al por mayor, siendo por un rato villanos con licencia para matar. Lo malo: Lo primero a resaltar es la edición. Hay errores groseros que no están a la altura de un tanque de este tipo. No importa de quien fue la culpa, lo que importa es que no debería haber pasado algo así en un tanque de este calibre. Otro tema es la trama central de la segunda mitad del film que involucra a los villanos. Veníamos bárbaro hasta que aparecen. Me resultaron un tanto infantiles, sin ningún tipo de capas para ir descubriendo quienes son y qué quieren. Su motivación para ser villanos es simplemente ser malos. Eso es un cliché bobo y de manual, además de que desperdician un personaje groso como es Enchantress.Por último tenemos la aparición del nuevo Joker, que está puesto en una suerte de cameo extendido que en mi opinión no tiene razón de ser. No aporta nada sustancioso a la trama principal y me parece que un personaje como este debería haber sido presentado con todo el show que se merece y no con una intervención fuera de contexto como esta. Acá es más el novio de Harley Quinn que el JOKER como figura individual con todo lo que eso implica. La curiosidad: Tiene algunas perlitas que aparecen durante de la presentación de cada uno de los villanos que son frescas y bienvenidas. En conclusión, creo que "Suicide Squad" es un film entretenido que debería haber sido una bomba nuclear y se terminó conformando con ser una granada de mano. Tenía todo para patear el tablero del universo de los superhéroes en el cine pero decidieron plantear una historia correcta y con varios clichés. ¿Es una patada en la ingle de DC y Warner? No en el sentido económico y creo que todavía el espectador confía en que la cosa va a ir mejorando, pero no se por cuanto tiempo va a tener paciencia. Están jugando con su credibilidad y eso es algo peligroso. Esperemos que ambas empresas aprendan de lo que la gente les está pidiendo realmente y lo hagan.
La cosa es más o menos así: aparentemente, Superman muere tras batirse con Batman en el film de Zack Snyder. El murciélago está retirado; Ciudad Gótica necesita protección. La agente Viola Davis (Amanda Waller) recluta a un puñado de villanos recluidos en una celda de máxima seguridad, prometiendo reducción de la pena a cambio de un servicio prestado. Así se juntan, entre otros, el francotirador Deadshot (Will Smith), el incendiario Diablo, el lagarto mutante Killer Croc y la psicótica novia del Guasón, Harley Quinn (Margot Robbie), para enfrentar a una diosa exótica, que toma el cuerpo de una agente (Cara Delevingne) para dominar al mundo. Es la X-Men de DC, anémica como toda copia. El promocionado Guasón de Jared Leto aparece en lo que califica como cameos premium, lo mismo que el Batman de Ben Affleck, anunciando que lo fuerte (digamos) estaría por venir. Mucho estampido y pop flúo, pero, en el fondo, el cine quiere emular a las series.
Escuadrón Suicida es una película que se esfuerza demasiado. Se esfuerza en agradar al público, se esfuerza en el humor, se esfuerza en la acción… prácticamente todo lo que se ve es un esfuerzo continuo por tratar de borrar las críticas que sufrió Batman vs. Superman. ¿Y qué pasó con el resultado del esfuerzo de David Ayer y su escuadrón suicida. A continuación me ocuparé de esto. Con una gran química entre actores y actrices, el grupo funciona genial cuando comparten escenas. Will Smith y Margott Robbie son los que exprimen más tiempo en pantalla y demuestran que el departamento de casting no se equivocó al seleccionarlos en sus respectivos roles, en el caso de Robbie -ella se lleva todo por delante haciendo de Harley Quinn- no hay con que darle y deja a uno con ganas de ver más de esta “loca” encantadora. Otros miembros del escuadrón como Killer Croc (mi favorito de esta banda de “malos buenos”), Boomerang y Diablo son simplemente los “otros”. Generan conflictos, pero nunca llegan a quitar los lugares preferenciales de los personajes de Smith y Robbie. También hay individuos que no despiertan el más mínimo interés en el público -Slipknot y Enchantress- ellos dos son una combinación de mal casting y potencial desaprovechado. Enchantress cumple el papel de antagonista en la película, pero la actuación de Cara Delevingne arruina todo momento crítico, no convence y sinceramente uno no sabe cuál es su objetivo, ¿destrucción de la tierra? ¿Venganza contra una especie? ¿Se levantó de mal humor?. No importa, al día siguiente su plan va a pasar al olvido junto con su compinche/hermano que parece salido de la película Dioses de Egipto (2016). Si bien la película gira en torno de este escuadrón de villanos, el rey de los “grandes malos” de DC Comics reencarna de las cenizas con otro actor y nuevo look. Joker ahora es interpretado por Jared Leto. A casi un año de su primer vistazo anunciado con bombo y platillo, se mostraba como un personaje que iba a dar que hablar en las salas. Ahora bien ¿logra convencer? Por el uso de marketing promocional engañoso y una presencia que sirve como introducción decepcionante, definitivamente el Joker no logra atraer. Cuesta creer que este Joker es el encargado de asesinar al Robin caído en combate que se ve en BvS –Batman vs. Superman-, y más si lo medimos junto al brutal Batman de Ben Affleck que se encarga de incrustar su batimovil en la cabeza de los villanos. Tenemos que ver como se dan los planes a futuro con este nuevo Joker y una conclusión no se puede sacar en esos minúsculos 10 minutos de presencia. Hasta ahora por lo que se muestra, simplemente cuesta tomárselo en serio. Leto es un gran actor, pero hubiera sido mejor que lo tuvieran como un cameo en una última escena, ampliando su personalidad con tiempo necesario en futuros proyectos. Pero el mayor de los problemas en Escuadrón Suicida es el desastroso trabajo de edición culpa de la presión por parte de su estudio Warner. La película entera se siente como si fuera un clip musical de dos horas constantes, con situaciones sin sentido, errores de continuidad, escenas de acción que no elevan sensaciones al verlas y eso es sólo el comienzo... Todo se da en cantidades absurdas de una manera aburrida e ineficaz, llama la atención como sucede todo delante de los ojos del espectador y simplemente no genere absolutamente nada. David Ayer es un gran director, sabe manejar la cámara cuando quiere y sabe cómo impresionar a la gente cuando es necesario. Cuesta creer que este proyecto fue escrito por alguien que nos ofreció joyitas del cine como Training Day (2001), Street Kings (2008) y End of Watch (2012) por nombrar ejemplos. Igualmente, no es culpa de él en su totalidad, sino de Warner por respirar en su nuca con cada decisión a tomar. Ayer espera realizar una secuela de Escuadrón Suicida, pero en el estado que están las cosas en calidad final de los productos de DC y Warner, él tendría que salir de este lio lo antes posible antes que lo sigan arrastrando a él como lo están arrastrando a Zack Snyder (director de BvS) En resumen, Escuadrón Suicida es una película que prometía mucho para lo que finalmente demuestra. Con un elenco que deja todo, pero por decisiones mediocres de su estudio no logra instalarse positivamente en la memoria del público. Sin dudas forma parte de “las decepciones del año”.
Finalmente ocurrió el esperado, el puntapié inicial para la expansión del universo de DC Comics. Las Batman de Tim Burton, luego las de Christopher Nolan, y ahora, luego del estreno de “Batman Vs. Superman”, éste año, pareciera ser que por fin la propuesta avanza hacia un lugar más concreto, porque ya se incluyen cameos de varios personajes de la empresa, dos de los cuales (Mujer Maravilla el año que viene y Aquamán el siguiente), ya tienen fecha de estreno para afianzar el lanzamiento de la “Liga de la justicia”. Como se ve, Marvel tiene competencia oficial. Por ahora la diferencia más notoria entre ambas empresas es la del grado de oscuridad con el cual se abordan estos olimpos modernos. Mientras que Marvel tiene un tono serio, pero sin abandonar la luminosidad y el humor (muy presente, DC tiende a oscurecerlo todo. No hay muchas razones para siquiera sonreír ni en Ciudad Gótica ni en Midway. En esta última ocurre éste estreno. “Escuadrón suicida” debe entenderse como un anexo al mundo principal. Son personajes de tercera, o cuarta línea, pero que de vez en cuando aparecen en las historietas. Sin embargo, la idea de una severa jefa militar llamada Amanda Waller (Viola Davis) que recluta, extorsión mediante, a los más peligrosos criminales condenados a perpetua para mandarlos a una misión suicida, no sólo corre con las ventajas de empatía ya dadas en el elenco, además tiene reminiscencias a aquella inolvidable “Doce del patíbulo” (Robert Aldrich, 1968). Es notable como sale a flote “Escuadrón suicida” pese a todas las oportunidades que el guión ofrece para irse a pique. La primera media hora es utilizada por David Ayer para presentar a los personajes. Un collage kitsch con aroma a Guy Ritchie (particularmente en “Snatch –cerdos y diamantes, 2000), y colores salpicados por la dirección de arte como si fuese una especie de “happening” moderno, incluyendo una canción alegórica para cada uno. Así conocemos a Deadshot (Will Smith), Harley (Margott Kidder), Croc – porque se parece a un cocodrilo - (Adewale Akinnuoye-Agbaje), Diablo (Jay Hernandez) y Boomerang – porque maneja un boomerang y es australiano - (Jai Courtney), y finalmente June Moone (Cara Delevingne), aunque ésta última se escapa y provoca todo el lío posterior. Todos ellos comandados por el “mano derecha” de Waller, Rick Flag (Joel Kinnaman). Como apreciará el lector hasta ahora hemos mencionado ocho personajes en este párrafo. Son muchos. El director ofrece pinceladas de todos ellos con apoyo mayor en Deadshot y en Harley. Uno, porque tiene una hija que no lo va a querer más si sigue matando gente, la otra, porque es la novia del Guasón (Jared Leto), personaje extrañamente más desarrollado que lo necesario, pero servil para instalar las próximas entregas de DC. Estamos frente a una producción claramente preocupada por los prodigios tecnológicos y las escenas de acción, bien logradas por cierto, en desmedro de la solidez de los personajes. Entretenido todo, hay que admitirlo, pero algo superficial porque el potencial más rico en contenido del guión, esto de la doble moral entre la defensa de “la seguridad nacional”, pero utilizando el mal para el bien menos peor, es dejado a la deriva. Por otra parte, debemos estar frente a la primera película en la historia que, tomando un personaje icónico y de primera línea (el Guasón) lo baja a una participación de tercera categoría para luego levantarlo a resolver la trama. Es como contar la historia del Diluvio Universal desde el punto de vista de uno de los hijos de Noé y rematar la trama con lo que hace la jirafa. Así y todo el cuento termina en buen puerto merced a todas las aristas que abre en pos del futuro cinematográfico de la saga. “Escuadrón suicida” no tiene mejor futuro que el olvido pero también, si deciden ir por este camino, como piedra basal de un nuevo micro (macro) cosmos de superhéroes.Y mejor no entrar en más detalles del discurso. En todo caso, pida más azúcar en el pochoclo. Es una más.
Escuchá el audio haciendo clic en "ver crítica original". Los domingos de 21 a 24 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli.
Toda tira antigua puede ser reciclada en el mundo del comic, y ése es el caso de Suicide Squad. Creada por Robert Kanigher y Ross Andru en 1959, trataba sobre un escuadrón de humanos combatiendo amenazas mutantes y monstruos de todo tipo y color. No duró mucho - apenas 6 números - y pronto pasó al olvido, hasta que fue resucitada por John Ostrander en 1987. Fue Ostrander quien le dió la forma que todo conocemos - un escuadrón de condenados a muerte (en este caso, supervillanos de la DC) forzados a trabajar para el gobierno con la alternativa de la muerte o la reducción de sus penas -. La idea no es para nada original - son Los Doce del Patíbulo en versión comiquera - pero le era útil a la DC para tener algún tipo de justificación editorial sobre cómo era que los mas peligrosos villanos que capturaban Batman y sus amigos terminaban regresando a las calles. La tira tuvo una adaptación animada en Batman: Asalto a Arkham y ahora - en plena locura productiva desatada por la Warner Brothers para intentar manotearle algo de la torta a la Marvel, la cual obtiene criticas formidables y junta los millones con una pala - le dieron la oportunidad de llevar una versión live a la pantalla grande. Hay tres cosas a considerar antes de entrar de lleno en la review. La primera es que Escuadrón Suicida es una secuela de Batman v Superman: el Amanecer de la Justicia. En este mundo Superman ha dejado de existir, el gobierno está asustado por la posibilidad de que aparezca alguien similar de superpoderoso (y que no tenga tan buenos modales) y está buscando la manera de hacer un escuadrón de ataque formado por metahumanos y villanos, individuos tan letales y desalmados que puedan hacerle frente a cualquier cosa y derrotarlo. Batman aparece unas cuantas veces (es el responsable de la captura de la mayoría de los villanos) y también Flash en un cameo gratuito e innecesario. El segundo punto es que es el primer filme hecho fuera de la órbita de Zack Snyder. Nada de cosas oscuras, estoicismo, Marthas de último momento y otras boberas traídas de los pelos. También responde a una enorme movida interna dentro de la Warner, en donde pusieron al comiquero Geoff Johns al frente del departamento creativo del universo cinemático DC (se dieron cuenta de que generar taquillazos a costa de películas mediocres iba a tener su costo con el correr del tiempo, sea arruinando franquicias, matando al género cinemático de superhéroes, o generando hamburguesas cinemáticas de escaso valor artístico a futuro, lo cual terminaría masacrando el prestigio de los personajes mas importantes del panteón DC), el cual está actuando de guía espiritual de los filmes que de ahora en más se produzcan, algo similar a lo que Kevin Feige ha montado en Marvel Studios. Es por eso que David Ayer se vió en apuros al crear un filme Snyderiano y después verse obligado a retocarlo a las apuradas (a pedido de Johns) para sacarle dramatismo y meterle comedia, haciéndolo mas liviano y marveliano. También semejante cambio de último momento devino en problemas de edición y coherencia narrativa, con lo cual el filme no es totalmente prolijo. El último punto es que es un filme estrictamente comiquero, infestado de tipos en disfraces. No son superhéroes (o supervillanos) en un mundo hiperrealista a lo Nolan, ni tampoco en un universo en donde los disfraces son creibles (y construídos a partir de un depurado prólogo) como en Marvel. Acá aparecemos en medio de la nada con gente maquillada y disfrazada, y sabemos que tienen semejantes actitudes bizarras por pequeños flashbacks de 5 minutos en donde se cuenta a las apuradas su historia de origen. El fan lo aceptará de entrada pero hay que ver hasta qué punto el público común (no amante de las historietas) puede comprar semejante premisa. Eso se verá en la segunda semana de exhibición al medir el porcentaje de caída de recaudación del filme, que es cuando el grueso de las críticas aflora y el comentario boca a boca de quienes la vieron hace carne en los potenciales espectadores. ofertas software de gestion produccion Honestamente, éste es el primer filme de la DC de la camada post Nolan que volvería a ver. Ni El Hombre de Acero ni Batman v Superman me han merecido mas que una segunda visión, pero acá la historia está mas lograda y es mas disfrutable. No es que sea un filme perfecto o exento de problemas - el villano de turno es genérico, la edición tiene momentos que dejan que desear, hay un par de batallas que están filmadas de manera aburrida -, pero tiene otro tono mucho mas descontracturado. Tampoco es pura joda: Ayer le escribe un perfil para unos cuantos de los personajes principales (lamentablemente, no a todos) y la mayoría es triste y emocional. No triste en un sentido Snyderiano (rebosante de épica, estoicismo y drama existencial barato), sino porque apela a lo humano. (alerta spoilers) Diablo - un metahumano con el poder de generar fuego - es un tipo que, en un ataque de ira, achicharró a su esposa y sus dos hijos; Deadshot es un tipo divorciado debido a su profesión de asesino a sueldo, y su corazón está destrozado debido a que su esposa no le deja ver a su hija; Harley Quinn era una sicóloga brillante que terminó enamorada de un demente como el Joker, y ahora es capaz de hacer cualquier cosa con tal de estar con él; Rick Flag es un militar prominente que está enamorado de una bella víctima de una maldición ancestral, y la cual puede transformarse en un monstruo de un momento a otro. Si uno ve esas historias y ve a la HDP de Amanda Waller (una Viola Davis rebosante de ponzoña, capaz de asesinar a todos sus asistentes con tal de sellar cualquier tipo de fuga de información), termina dando vuelta la tortilla y pensando que quizás estos loquitos no sean tan malos y que los verdaderos monstruos sean los que están en el gobierno (fin spoilers). El grueso del filme se dedica a narrar las historias de fondo de un puñado de personajes. Will Smith es muy emotivo, Margot Robbie (como siempre) vuelve a robarse todas las escenas en las que participa, Viola Davis es mala como la peste, y Jay Hernandez es un Diablo perseguido por sus propios demonios. La macana es que el resto de los personajes están de relleno o no están desarrollados como corresponde. Killer Croc tiene un par de lineas interesantes, Joel Kinnaman es correcto, hay un villano invitado que dura menos de 10 segundos en pantalla, Katana es un adorno, Jai Courtney hace ridiculeces con unicornios rosados y Jared Leto.... Lo suyo no es malo, pero es tan génerico que no deja impresión duradera. El Joker de Leto no difiere mucho de un gangsta moreno con dientes de metal y un mal día en la peluquería. Quizás sea el libreto que no le da espacio a lucirse - lo suyo es un cameo extendido ya que no es el villano principal como te venden los trailers -, o será que no es el indicado. Desde Cesar Romero hasta Mark Hamill han hecho cosas inolvidables con el Guasón (a su manera) (y sin contar a los mas grandes como son Heath Ledger y Jack Nicholson), pero lo de Leto es neutro. Ni siquiera tiene una risa diabólica. No es que la sombra de Ledger pese y lo aplaste, pero visto con la mayor inocencia y carente de expectativas, Leto no te deja nada. Es mucho mejor Robbie como versión femenina del Joker que el mismo Leto. Honestamente, Escuadrón Suicida es lo mejor que ha hecho DC hasta ahora en esta nueva etapa. Aún así, está lejos de ser memorable, prolija y pareja pero al menos entretiene y se saca ese tufo estoico de encima que le puso Snyder a toda la saga. Es un paso en el camino correcto pero, como aventura con pasos de comedia, está lejos de un Ant-Man y, mucho mas lejos, de Deadpool. Yo tengo una teoría para todo esto: los primeros filmes Marvel eran buenos y estaban en manos de distintos estudios. Fueron como tests de campo hasta encontrar la fórmula perfecta que seduciera al gran público (¿cuánto tiempo pasó desde Blade hasta Iron Man y el inicio del universo cinemático Marvel?). Para ello la Marvel debió fundar su propia factoría artística, reclutando a talentosos, fanáticos y autores de comics y dándoles libertad de acción con tal de ser respetuosos con los personajes que adaptaban (¿si no, qué pasó con James Gunn y Guardianes de la Galaxia? ¿Acaso era Orson Welles o le exigieron a rajatabla un respeto impoluto por la historia original?). A partir de entonces generaron películas fantásticas, pochocleras (no profundas como las de Nolan o Burton), obtuvieron grandes críticas y recaudaron millones. Pero en contra de semejante postura (diría a lo Apple, en donde la creatividad prima sobre todas las cosas), vino la Warner con un concepto estructurado (a lo IBM), en donde ejecutivos de traje iban a decidir cómo rodar filmes de superhéroes. La Warner / DC va a tener que meter la pata muchas veces hasta encontrar el camino correcto (la presidencia de Geoff Johns en DC Films es un inicio) y generar filmes tan efectivos como Marvel. Películas que no sólo entretengan sino que dejen su marca en el género y obtengan grandes críticas. En el pasado lo lograron con Richard Donner, Tim Burton y Christopher Nolan, pero porque les dejaron materializar su visión. Ahora deben darles la misma libertad creativa a los directores de turno, ya que un ejecutivo no puede crear una obra maestra desde un escritorio. Por el momento (y hasta que ese gran filme DC llegue) nos conformaremos con Suicide Squad, la cual recaudará millones y es disfrutable en sus propios términos pero está a años luz de ser una película prolija y, mucho menos, una que revolucione el género.
Elementos inertes Cuando John Ostrander creó la nueva -y a la postre definitiva- versión del Escuadrón Suicida en 1987, lejos estaba la industria del cómic norteamericano de vivir su panacea cinematográfica. No obstante, e incluso por encima de personajes clásicos que desandan sus propias historias en pirotécnicos blockbusters, había algo especial en la idea del autor que hacía adivinar al grupo como una semilla fértil para la pantalla grande. Había un nosequé en este puñado de supervillanos organizados por el gobierno para realizar misiones particularmente peligrosas. Es que detrás de ese concepto, el de -a cambio de reducir sus condenas- enviar a los malos a misiones hiper arriesgadas, se leía solapadamente un manual de estilo de la política norteamericana. De los servicios de inteligencia que operan por debajo incluso de los servicios de inteligencia. De los secretos que guardan secretos que es mejor no conocer. escuadron-suicida-06 Allá quedaron esos comics clásicos de la DC. La modernidad propuso una nueva versión del grupo que tuvo una clara influencia en la que se ve en la pantalla grande. Ahí emerge la figura de Harley Quinn y se mantienen, como vestigios clásicos, Deadshot y el Capitán Boomerang, entre otros tantos. Y curiosamente, al igual que sucedió en las historietas, en el cine DC comete un error de principante: intentar edulcorar un producto cuya calidad radica en su crudeza. Nadie sabe (o al menos quien escribe) cuáles fueron los argumentos editoriales para llenar de colores el Suicide Squad moderno de las historietas. En el cine, sin embargo, se adivinan: reseñas despiadadas con el tono oscuro de «Batman Vs. Superman: Dawn of Justice» y «Man of Steel», críticos que reclamaban mayor liviandad, más entretenimiento, en cierta forma marvelizar un poco el material por venir, cayendo en la inevitable comparación con el exitoso trabajo que la competencia realiza en cada una de sus incursiones en el séptimo arte. El resultado, muy a pesar del obstinado director David Ayer, no es bueno. Suicide Squad es una película insípida, mal editada, de un humor forzado y de pocas luces. Sus personajes resultan por momentos ridículos y ni siquiera salvan en conjunto las intervenciones de Margot Robbie, una de las cartas fuertes de la franquicia, ni del a priori prometedor Joker de Jared Leto, que en este caso está más cerca de un matón afroamericano que del psicópata impredecible que todos esperamos ver. escuadron-suicida-03 Los directivos de DC pecaron de pechos fríos. Dieron el brazo a torcer y la decisión no fue la acertada. Era la oportunidad de consolidar una manera de hacer cine de superhéroes desde una nueva perspectiva, como Christopher Nolan demostró con su trilogía de Batman es posible hacer. Pero Ayer no es Nolan y por eso en este caso el enemigo no es un supergrupo soviético y mucho menos (¡MUCHO MENOS!) terroristas islámicos agrupados bajo el nombre de la Jihad como en los gloriosos cómics de la década del 80, sino más bien una amenaza sobrenatural bastante confusa que sin embargo no puede con el embate de contrincantes que usan boomerangs y bates de baseball. Las dos horas de historia transcurren inertes. Una película de carencias que quizás entretenga por un rato al espectador ocasional y que no llegará a indignar al fanático acérrimo. Lejos de la decepción que supo provocar Green Lantern (2011) o la indignación de Fantastic Four (2015), Suicide Squad no logra generar absolutamente nada, y eso, para una película de sus características, es una falencia de proporciones.
Los peores héroes en el mercado A principios de este año, “Batman vs. Superman: El despertar de la Justicia” demostró la voluntad de desarrollar el DC Extended Universe, la apuesta de Warner Bros. (dueña de DC Comics desde los tiempos de la Batman de Tim Burton) para enfrentar al Marvel Cinematic Universe de Disney (que hace un par de años se compró Marvel Comics, el otro emporio superheroico). Si en el MCU el eje articulador son Los Vengadores (franquicias fundacionales como X-Men o Cuatro Fantásticos están en manos de la Fox; a Spider-Man lo tiene Sony, pero llegaron a un acuerdo), en el Dceu parece que el centro lo tiene Batman (Superman está bajo tierrita) y próximamente la Liga de la Justicia, el supergrupo que aún no se ha consolidado. Mientras seguimos esperando por “La Liga de la Justicia Parte Uno”, prevista para noviembre de 2017, Warner/DC dio un volantazo interesante, con una cinta muy esperada por los nerds más recalcitrantes y al mismo tiempo apta para el ciudadano de a pie. Y ésta es “Escuadrón Suicida”, basada en la versión nacida tras el relanzamiento del Universo DC en 2011, y a su vez heredera de la que había creado John Ostrander en los ‘80: básicamente, una fuerza de tareas gubernamental que reúna a supervillanos que, bajo particulares formas de coerción, realicen misiones especiales, aprovechando de paso la falta de escrúpulos. Algo así como “Los doce del patíbulo” pero malvados o esquizoides, y mucho más poderosos. Por esas cosas de la vida a principios de este año se estrenó “Deadpool”, personaje marginal dentro de la franquicia mutante (así que está a años luz del MCU), lo que permitió a Tim Miller rodar una historia plagada de humor bizarro e incorrecto. Allí se inserta “Escuadrón Suicida” (la taquilla lo está demostrando), encontrando un punto medio. Sin la rigidez moral de los dos pilares (hasta ahora) del Dceu, el murciélago y el kryptoniano, con un poco de la incorrección política de “Deadpool” y con más hincapié en la química de los personajes que en el canon, lograron hacer la película más entretenida en lo que va del proyecto deceero, lo que no es poco. Y si en “Deadpool” el interés estaba en la excluyente personalidad del mercenario charlatán, acá todos querían ver en acción a Harley Quinn, la psiquiatra del Arkham Asylum devenida en psicótica novia del Joker (el Guasón, para los lectores veteranos), que en realidad nació en la serie televisiva que Batman tuvo en los ‘90 (de la mano de Paul Dini y Bruce Timm) para luego pasar al cómic y ganarse las simpatías de los fans (el ultracomiquero cineasta Kevin Smith bautizó a su hija Harley Quinn Smith, no es broma). Relato ligero David Ayer, quien se ganó un nombre como guionista de “Día de entrenamiento”, coescribió la primera “Rápido y furioso” y ganó chapa de director con “Corazones de hierro”, se puso al hombro el proyecto en ambos rubros. Logra introducir a los personajes y sus capturas (de la mano de Batman e incluso de Flash), y antes de que uno se dé cuenta ya planteó la crisis principal, de manera simple, para luego desarrollar la aventura y el juego de los personajes en ella. Lo que evita cierto agobio que dejan algunos filmes de superhéroes (que son como dos o tres películas juntas). Algunos dicen que está demasiado tijereteada por el estudio, pero no es demasiado molesto. Ya que estamos, hay que avisarles a los detractores que DC siempre requirió mayor suspensión de la incredulidad y que, si quieren desarrollo de personalidades, es difícil en un largometraje: hay que buscar para el lado de las series de Marvel con Netflix. Y sí, la banda sonora es peculiar: a veces tiene que ver y a veces no tanto, pero no pasa desapercibida. Se armó la gorda La historia va más o menos así: Amanda Waller trabaja en el Departamento de Defensa, y ante la proliferación de metahumanos (y el debate sobre seguridad planteado en “Batman vs. Superman”) propone desarrollar una task force con unos supermalandras que tienen capturados. Entre ellos Deadshot, el asesino a sueldo que no falla un tiro; la alocada Harley; el monstruo de las alcantarillas, Killer Croc; el ladrón australiano Capitán Boomerang; el Diablo, un latino con tatuajes de marero que genera fuego; y la joya de la corona: la bruja Encantadora, que vive en el cuerpo de la arqueóloga que la encontró, June Moone. Como Waller previó, Moone se enamoró de su custodio, Rick Flag (el soldado buenazo tipo Capitán América); a la vez, el corazón de la Encantadora está en manos de Waller, así que ésta controla a la hechicera y a la vez al novio de su contraparte humana. Pero las cosas se salen de control, la Encantadora activa a un hermano de su especie y juntos empiezan a generar un caos con un epicentro, muy al estilo de “Cazafantasmas”. Hay una misión de rescate y se activa al grupo, al que se le suma Katana, una japonesa versada justamente en esa arma, para ayudar a Flag a liderar al grupete de freaks, marginales y taraditos: suelte los pececitos en el acuario y vea cómo se comportan. De yapa, el Joker anda por ahí, con ganas de reencontrar a su pirucho amorcito. Caras y caretas Por supuesto, la mecha de la bomba es la Harley Quinn de Margot Robbie: pícara, pizpireta, letal, esquizofrénica e impredecible, con estética bling bling: adorable, aunque mejor lejos. La mejor composición, sin dudas. El resto del elenco está elegido para dar con lo que el guión quiere de cada personaje. Will Smith hace una de sus actuaciones más despojadas en años, pero su Deadshot es un padre cariñoso y toda esa cosa sentimental. El Flag de Joel Kinnaman (que sustituyó a Tom Hardy, que se fue a filmar “El renacido”, y a Jon Bernthal, que se volvió el Punisher de “Daredevil”), tiene algo del Holder de “The Killing”. El Joker de Jared Leto es un pandillero pintado que se ríe poco (Harley está más cerca del Joker de Jack Nicholson). Viola Davis hace una Waller áspera, un rol en el que se mueve cómoda. Jai Courtney no aporta demasiado como Boomerang: podrían haber puesto a Sharlto Copley y cambiarle un poco el acento. Sí es interesante lo de Jay Hernández como Diablo, uno de los que puede mostrar matices; Adewale Akinnuoye-Agbaje habla poco y ni se lo ve bajo el maquillaje de Killer Croc; Karen Fukuhara como Katana está y hace lo suyo: termina siendo un rol físico. A Cara Delevingne la llamaron por linda para hacer a June Moone y Encantadora, aunque tenga potencial. Y sí: aunque a algunos no les guste, Ben Affleck hace su cameo como Bruce Wayne/Batman. Aprovechen la brisa fresca: el año que viene vuelven los tipos serios de férrea moral para tranquilizar al mundo.
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
El Martini de DC, revuelto y agitado DC sigue más firme que nunca en su plan de aniquilarse a sí mismo y hacer que sus fans lo odien. Esta vez, como el material filmado era bueno, los personajes carismáticos y el tono acertado, se encargo de armar un Frankestein en la mesa de montaje para que el resultado final sea una película revuelta y llena de baches que aún así entretiene. Squad_EntradaIntuyo que el fan de DC ya sabe lo que es el Escuadrón Suicida y no necesito aclararle que lo que va a ver no es una película de superheroes que toma como referencia a Los 12 del Patibulo. Esto es Escuadrón Suicida y punto, mal o bien, la saga ganó los adeptos suficientes y sus tramas calaron tan hondo en la estructura del Universo DC que es una elección lógica que sea esta la elegida para oficiar como lanzamiento del nuevo universo cinematográfico (Batman vs Superman fue una decisión bastante torpe en ese sentido). Violenta, machista, políticamente incorrecta, la esencia del Squad está ahí en el film de David Ayer. El problema, una vez más, es la torpeza de no saber cuando detener el manoseo de los productores, accionistas y vaya uno a saber que más. No seamos ingenuos, todo film del mainstream actual está diseñado desde el guión para que venda aplicaciones después de su estreno. El diseño de venta de subproductos es más importante que el producto y eso no fue un invento de Stranger Things. El punto es que ese diseño tiene que ser igual de inteligente que el del film y saberse siempre unido inseparablemente a este. Eso es lo que Marvel entiende y DC aún no. Por más que David Ayer otorgue cien conferencias diciendo que está contento con su película en Escuadrón Suicida es muy evidente que están puestos en juego criterios completamente distintos de montaje entre una secuencia y otra. Esos criterios (y esas secuencias) son en su mayoría acertadas pero al faltar conectores que las unan de forma lógica o causal o lo que prefieran, no se vuelven funcionales al relato. Este mismo problema tenía Batman vs Superman, la diferencia es que la película de Snyder tenía más ambición en términos de lectura y Escuadrón Suicida sólo pretende contar una sola cosa y no da lugar a subtextos de ningún tipo. En ese aspecto es marveliana, y es en ese aspecto, al estar desnuda de segundas lecturas y ser más lineal es en donde se hace notorios los huecos, los porque sí y las fallas en las curvas dramáticas de los personajes. Respecto a ellos, la sensación general es que sobran. Con Deadshot, Harley, un comic relief como Killer Croc y un As como El Diablo pareciera ser necesario. Incluso el relato pone en evidencia la poca importancia del resto en la forma y duración de los flashbacks que corresponden a sus presentaciones. El film de David Ayer tiene buenos momentos y resulta entretenido aún con sus grandes problemas A causa del Conflicto Superman y sus implicancias se decide conformar el Escuadrón para estar a la espera de posibles ataques que otros tipos como él. Luego de eso (aunque decir luego es ser benevolente con la causalidad nula de la trama) dos antiguos dioses son liberados y planean volver a ocupar el mundo que les era propio, razón por la cuál el Escuadrón tiene primera misión. Lo que en el film de Snyder podía tomarse como una idea aislada toma cuerpo en la comparación de ambas tramas. El conflicto del nuevo universo de DC es principalmente teológico. Mientras que el temor en Marvel está relacionado con las invasiones de otras culturas y con la implementación a modo de solución final de ciertas ideas conservadoras disfrazadas de otra cosa como puede verse en Civil War, DC se planta en lo teológico para plantear la tensión monoteísmo-politeísmo y el lugar del ser humano, ya alejado de las leyes del estado, en ese debate. El film de Ayer tiene buenos momentos y resulta entretenido aún con sus grandes problemas, hecho que genera más malestar por sentir que se está ante la presencia de una buena película truncada. Sin embargo, es notorio que Ayer no es un director remarcable y dejar a su cargo la nueva versión del Joker fue un error. No podría decir si en este film Jared Leto interpreta bien o mal, su Joker simplemente no sirve. Lo mejor que le puede pasar al personaje es sufrir algún tipo de accidente próximamente y volver del mismo con una personalidad totalmente diferente. Los films de la nueva camada de DC siguen sintiéndose revueltos e incoherentes y si no pueden sostener un arco argumental simple dentro de un relato con autonomía, no se puede esperar que esa linea argumental sea efectiva en un megarelato cuyo arco pretende abarcar 10 películas más.
“Escuadrón Suicida”: El segundo intento Después de que DC iniciara una espectacular campaña publicitaria para “Batman vs. Superman” que prometía ser “El imperio contraataca” de esta década, no fue de extrañar la decepción mundial cuando el producto final no estuvo a la altura. Es por eso que la siguiente producción del universo cinematográfico de DC pasó de ser una película relativamente tranquila a ser el centro de todas las miradas. La empresa puso su fe en David Ayer para corregir los errores de Zack Snyder y salvar a Ciudad Gótica de un nuevo bochorno. La presión por hacer las cosas bien esta vez era muy alta. Los sucesos en “Escuadrón Suicida” ocurren inmediatamente después de los hechos de “Batman vs. Superman”. El gobierno comienza a preguntarse qué pasaría si los metahumanos que conozcan más adelante no resultan tan buenos como Superman. Para adelantarse a este hecho, Amanda Waller decide reclutar un equipo de humanos con poderes para misiones que impliquen combatir con sus iguales. Durante la primera media hora, ella explica a sus superiores cómo capturó a cada uno de los miembros del equipo, con la ayuda de cameos de Batman y Flash. La película arranca lenta y la presentación de los personajes es excesiva. Una primera media hora aburrida, que luego levantará rápidamente. El éxito de este disfuncional grupo de villanos radica en los personajes de Deadshot y Harley Quinn. Si bien son personajes muy diferentes, su contraste está bien aprovechado por el guión, como así también el trabajo de Will Smith y Margot Robbie. Él muestra constantemente una moralidad gris de quien no se siente culpable de sus acciones pero sí le afecta el riguroso juicio de una hija que quiere verlo como un buen hombre. Ella, que muestra sus orígenes en el Asilo Arkham, es tan despreocupada como divertida. Está siempre tan fuera de lugar que causa risa por su absurdo, por la constante demostración de que no le importa nada y no hay ningún dilema que le moleste. Por otro lado, es un acierto que veamos muy poco del Joker, para dejarlo desarrollarse como personaje en el futuro, dándonos sólo una probadita de él. Otros miembros del Escuadrón, como Katana o El Diablo, están aprovechados a medias. Son utilizados para que la historia avance cuando conviene, pero se invisibilizan por completo si no hacen a la trama. Con personajes como Killer Croc, Slipknot, y el Capitán Boomerang ocurre un caso aun más extremo: no se aprovechan para nada, y casi que daría lo mismo si no estuvieran. Por fuera del equipo sobresale el personaje de Amanda Waller, interpretado por una Viola Davis completamente desalmada que hará que hasta los villanos parezcan moralmente correctos. Sin embargo, cuando se tiene un elenco coral como en este caso, no puede haber tanta desigualdad. No es un completo desastre, por supuesto, pero tampoco se aprovecha tanto como podría. Punto aparte para la música, utilizada en forma inusual para la ambientación. Aprovechada al máximo y ubicada en cada momento justo, actúa como un personaje más en la trama. No teme interrumpirse o cambiar de golpe, descartando los conocidos fades. Es uno de los grandes aciertos de la película. Los efectos son impecables, como no podía ser de otro modo, además de recurrir a un estilo que no suele verse en el cine. Descartando la lentísima primera media hora, el resto de la película nos mantiene bien arriba, con una escena de acción atrás de otra; incluyendo sólo unos minutos de tranquilidad entre actos para darnos un respiro. Por otro lado, esta película es una adaptación muy libre de los comics, con una historia prácticamente original que aprovecha los personajes de las viñetas. Esto corrige uno de los errores de Snyder: al no ser excesivamente referencial al comic, deja que tanto lectores como no lectores puedan entender una historia que termina bien cerrada. No deja completamente de lado esas referencias, sino que modera su uso. “Escuadrón Suicida” no es un bochorno, ni otra decepción de DC, pero tampoco es “El Imperio Contraataca” de esta generación. No es perfecta, pero desde el principio tampoco pretendió serlo. Con una estética entre sucia y psicodélica con algo de retro, mucha acción, y un equipo aprovechado de a partes. Es entretenida y divertida, cumpliendo con todo lo que se espera de un blockbuster pochoclero. Denle una oportunidad antes de salir a la caza de brujas. Parece que DC comienza a aprender, aunque todavía le falta un poquito. Pero nadie nace sabiendo, y podemos quedarnos relativamente contentos con las mejoras que lograron.