Guardians of the Galaxy Vol. 1, de 2014, fue la película que confirmó que... listo, "Marvel Studios puede hacer lo que quiera, todo le sale bien". Es que, luego de introducir por sus propios medios a los personajes más icónicos de la editorial (Iron Man, Capitán América, Thor y Hulk), con mayor o menor grado de éxito pero siempre con éxito, el estudio podía darse el lujo de comenzar a revelar personajes de segunda línea, sólo conocidos por el público bien comiquero. Así fue como se atrevió a presentar masivamente a los Guardianes de la Galaxia: un equipo espacial integrado por un huérfano terrestre amante de la música de los 70's y 80's, la hija mercenaria de un dictador planetario, un psicópata que no entiende los sarcasmos, un mapache parlanchín amante de las armas y un árbol caminante cuyo vocabulario se limita a tres palabras. Afortunadamente el escritor y director James Gunn (una elección algo extraña, con una filmografía que incluía films como Slither y Super) supo darle al film un tono de aventura y comedia que remitía muchísimo a las películas de la década del '80 (principalmente Star Wars, claro). Sumado a un casting perfecto y una química fascinante entre las distintas personalidades de los protagonistas, Guardians of the Galaxy fue un éxito rotundo: cualquier fanático de Marvel (y hasta de DC) la tiene en su podio de favoritas, junto a Captain America: Winter Soldier y alguna otra. ¡Hoy todo el mundo sabe quién es Groot! Sin embargo, en estos años pasó bastante agua bajo el puente y vimos muchas cosas en el género: conocimos a un hombre que "habla" con las hormigas, presenciamos guerras civiles (eran una docena, pero bueno...), tenemos un nuevo Spider-Man y hasta vimos un escuadrón suicida de la vereda de enfrente. ¿Podría James Gunn repetir ese truco de magia que nos cautivó? ¿O, entre tanta novedad, los Guardianes ya habían perdido su encanto? La historia comienza en la Tierra y, de entrada nomás, responde quizás la interrogante más grande que había dejado el film anterior: ¿quién es el padre de Peter Quill? Para saber exactamente qué es el padre de Peter habrá que esperar algunos minutos más, pero esa pregunta también se responde y no hace más que seguir ampliando el universo Marvel en la pantalla grande (literalmente). Como podrán intuir, aún más que en el primer volumen, el tema principal de la película es la familia: la que uno recibe "por defecto" versus la que uno "elige". Y, en especial, la relación entre padres e hijos. Peter (nuevamente interpretado por un carismático Chris Pratt), como todo adulto que conoce a su padre biológico por primera vez, se ve deslumbrado por su presencia y sus historias y el lazo único entre ambos, queriendo recuperar el tiempo perdido; por el lado de las hermanitas Gamora (Zoe Saldana) y Nebula (Karen Gillan), la sombra de su padre Thanos sigue estando demasiado presente entre ambas luego de una infancia algo... complicada, digamos. En una película con un elenco numeroso, lo más difícil es brindarle tiempo a cada personaje para definirlo ante la audiencia (¿Se acuerdan de Slipknot en Suicide Squad? ¿No? Exacto). Sin embargo, Gunn hace que todo parezca demasiado fácil, con una enorme destreza para darle a cada personaje "su momento" para que brille con luz propia, ya sea aportándole humor a la historia (Drax y Baby Groot), dosis de acción (Rocket y Yondu) y emotividad (Peter, Gamora y Nebula). Y sí, leyeron bien: dije "emotividad". La trama tiene un par de escenas que te agarran desprevenido, te sorprenden con la reacción de los personajes y la elección de la canción adecuada, dando como resultado un balance ideal entre risas y emoción. Las interrelaciones entre los miembros del equipo, esa "amigable disputa" que ya habíamos disfrutado la primera vez, ahora se ve elevada al cubo y vuelve a ser lo mejor del film, aquello que lo distingue por encima del resto. A esto tenemos que sumarle que el principal nuevo miembro del equipo, la inocente Mantis (Pom Klementieff), es una incorporación maravillosa: los diálogos que mantiene con Drax (un Dave Bautista totalmente sin filtro) son desopilantes y aportan quizás las carcajadas más fuertes en la sala. Otra nueva dupla que se destaca es la de Rocket (Bradley Cooper) con Yondu (Michael Rooker). Como es de esperar en un (buen) film de ciencia-ficción, la película es un festín visual. Conocemos varios planetas, cada uno de ellos con arquitecturas y diseños y colores bien variados que los distinguen entre sí: el planeta de Los Soberanos, donde reside Ayesha (Elizabeth Debicki), es diametralmente opuesto al planeta de Ego, siendo éste quizás lo más psicodélico que se haya visto en un film de Marvel; afortunadamente, los numerosos trailers e imágenes promocionales hasta ahora mostraron muy poco de él, porque realmente vale la pena verlo por primera vez en la pantalla grande. Y, aunque no llega al increíble nivel que llegó la utilización del 3-D en Doctor Strange, el efecto está muy bien implementado y le suma bastante inmersión. Luego de lo que fue el excelente "Awesome Mix Vol. 1" (alias "el soundtrack de la peli"), es obligatorio hablar del "Awesome Mix Vol. 2". Y nuevamente hay que sacarse el sombrero ante James Gunn: su selección musical es soberbia, digna de un film de Tarantino. Esta vez no tendremos a David Bowie o a The Jackson 5, pero los aseguro que van a estar tarareando "The Chain" de Fleetwood Mac o bailando con "Mr. Blue Sky" de Electric Light Orchestra durante meses. Por momentos, las melodías se funden con la trama y forman parte de ella: algunas escenas no funcionarían tan bien con otra canción. Por cierto, vale la pena destacar que, si bien aún faltan casi dos semanas y todo puede cambiar para peor, hasta ahora los trailers no spoilearon ninguna de las grandes revelaciones de la historia (créannos que algunas son muy importantes) ni ninguno de sus maravillosos cameos. En definitiva, lo mejor de Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es que sigue jugando en su propio rincón del universo Marvel, con sus propios personajes, sus propias reglas, su propia identidad y humor. Sí, ya sabemos que esto se va a interrumpir con la inclusión obligada del equipo en la próxima Avengers: Infinity War, pero aún así: ¿quién nos quita toda la diversión que nos brindan estos personajes? Además, la semana pasada James Gunn confirmó que volverá para dirigir el inminente tercer volumen. Eso significa que los prestamos un rato, pero eventualmente vamos a poder seguir usando nuestros juguetes favoritos 😉 VEREDICTO: 9.0 - GUARDIANES DE LA DIVERSIÓN Sí, está bueno ver a los superhéroes enfrentarse en un aeropuerto o verlo a Iron Man dándole clases de moral a un joven Peter Parker, pero Guardianes de la Galaxia Vol. 2 vuelve a demostrar que lo mejor del Universo Cinematográfico Marvel está jugando allá arriba, por su cuenta, solito en el espacio. Sumamente divertida, emotiva, con un nivel visual increíble, personajes que son pura química entre sí y un soundtrack que no podés dejar de escuchar, el film de James Gunn vuelve a poner la vara bien alto para el resto.
Los Guardianes están de vuelta. Lo que parece una misión más donde debían proteger unas baterías valiosas de una criatura intergaláctica, termina con el grupo de “héroes” siendo perseguidos por la propia raza que los contrató, para cobrarse venganza luego de una avivada de Rocket. Con la nave destruida deben refugiarse en un planeta mientras un extraño ser se les aparece, diciendo ser el padre biológico de Peter. Ahora los Guardianes deberán intentar confiar en esta persona mientras son cazados por viejos y nuevos enemigos. Si se es fan de los comics, de los superhéroes, de las películas pochocleras o los films espaciales, es innegable que Guardianes de la Galaxia Vol. 2 era una de las cintas más esperadas de este 2017, más allá si uno es fan de DC o Marvel. De hecho el verdadero seguidor de estas producciones, gusta de ambas empresas, pero ese es un debate para otro día. La gran pregunta que todos se deben estar haciendo es ¿Guardianes de la Galaxia Vol. 2 está a la altura del hype que se creó en los espectadores? Como todos sabemos, las expectativas es algo peligroso de manejar, ya que si son demasiado altas y el film en cuestión no está a la altura, se lo considera flojo, y si uno las tenía por el piso y el asunto terminó siendo mejor de lo que se esperaba, ya pasa a ser una buena película. Así que mi consejo antes que nada, es que vayan al cine con el hype controlado. Lo que sí está claro es que como en toda secuela, el factor sorpresa se pierde, y es algo de lo que padece Guardianes de la Galaxia Vol. 2, ya que uno sabe que estamos ante una seguidilla de gags con base en la cultura pop. Pero así como se perdió eso, James Gunn se las ingenió para hacer una película bastante distinta a la primera, sin recurrir al temido copy/past. Así es como vemos que en esta entrega la trama se centra bastante más en el tema de la familia, tanto la biológica como la que uno decide formar con personas cercanas. Esta temática tocará en mayor o menor medida a todos los personajes; y en algunas ocasiones se resuelve de una forma mucho mejor lograda que en otras. Pero así como se gana en historia, se pierde un poco en acción, y el segundo acto de la película para algunos pecará de ser demasiado hablado y sin grandes escenas de acción (aunque esto es compensado con una tremenda batalla al final). También muchos espectadores ajenos al comic se sentirán perdidos o indiferentes ante las apariciones o nombres de diferentes personajes que sí son conocidos para los lectores más asiduos. Con respecto a los Guardianes en sí, ya los conocemos y todos mantienen su nivel así que hablando de los nuevos personajes; todos ellos están impecables. Tanto Kurt Russell como Ego y Pom Klementieff interpretando a Manthis dotan de vida y carisma sus roles, y son una adición perfecta al MCU. Quizás la presencia de Sylvester Stallone no aporta demasiado aunque ya se confirmó que estará en futuras entregas de otros films espaciales. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 termina siendo una gran película. Quizás más disfrutable para un público conocedor del material original, pero de todas formas se puede ver, entretiene y está a la altura de su predecesora; algo que pocas secuelas pueden presumir.
Si hay algo que MARVEL viene haciendo bastante bien es seguir sacando nuevos personajes a la cancha y hacerlos parte del ya muy extenso MCU (Marvel Cinematic Universe), en el 2014 llegaban ellos, los Guardianes de la Galaxia, personajes no tan conocidos, pero Kevin Feige y todo su equipo vieron con buenos ojos que estos bandidos espaciales se ganen un lugar en la pantalla grande, lo hicieron de maravilla, marcada con personajes carismáticos, humor irrelevante y con temas musicales de los años 70 y 80, de esta forma supieron diferenciarse del resto de los héroes ya conocidos como Iron Man, Thor o el Capitán América, pero siempre dentro del mismo universo, ahora estos bandidos, convertidos en salvadores de la galaxia llegan con su segunda space opera cósmica. Los guardianes siguen defendiendo la galaxia de algunos seres que son capaces de destruirla, luego de enfrentarse a un monstruo parecido a un pulpo, el equipo debe permanecer mas unido, cosa que dura poco gracias a la llegada de Ego, un personaje que se aparece ante ellos revelando que es el padre de Peter Quill, ahí es donde los sentimientos de padre e hijo son latentes, mientras que se acerca un nuevo peligro que nuevamente los pondrá en peligro a ellos y a todos los seres del universo. James Gunn ya con la primera entrega dejo en claro hacia que lado iban a ir estos héroes, claramente funciono, ahora esta segunda película mantiene el aire de la primera, pero también se centra en el fortalecimiento familiar dentro del equipo. Los personajes continuan regalando momentos muy cómicos, como la relación entre Mantis y Drax o el pequeño Baby Groot que se roba la pantalla en cada plano en el que aparece, pero también da momento dramáticos, como la relación entre padre e hijo, la diferencia entre las hermanas Gamora y Nebula, esto sera uno de los ejes principales de la cinta. Al grupo conformado por Star-Lord, Gamora, Drax, Rocket & Baby Groot, se les suma Yondu, Nebula y Mantis, esta última es una de las grandes revelaciones, interpretada por la desconocida actriz Pom Klementieff, ofrece un personaje distinto al resto del grupo, ella es inocente e ingenua, también dentro del elenco esta Kurt Russell, desde mi punto de vista su personaje es mas que acertado, por supuesto, también hay desaciertos, como siempre MARVEL deja en segundo plano a sus antagonistas, en este caso, Ayesha, personaje interpretado por Elizabeth Debicki. La cinta usa una paleta de colores brillante, se aprecia en todo los momentos, es una cita obligada para verse en 3D. Guardianes de la Galaxia Vol.2 de la mano de James Gunn funciona, además el director hace pocos días dio la noticia de que se haría cargo del guion y la dirección de la tercera entrega, una noticia que llena de alegría. La cinta guarda muchísimas sorpresas, algunos cameos importantes y referencias a personajes pronto harán su debut, hay que quedarse hasta el final, ya que hay cinco escenas postcreditos, algunas van para el lado cómico y otras para el lado que solo un amante comiquero sabrá entender.
Una secuela con mucha menos acción de la que se esperaba. Guardianes de la Galaxia fue uno de los grandes éxitos de 2014. Un grupo de simpáticos inadaptados intergalácticos que supo ganarse al público a base de eficientes escenas de acción, humoradas, una pegadiza banda sonora y, por qué no decirlo, una razonable dosis de emotividad. La crítica y el público acompañaron esta propuesta, por lo que una secuela era inevitable, o al menos tan inevitable como puede ser un producto de una factoría que tiene, ya por regla general, varias películas y secuelas con estrenos programados con años de anticipación. Una piña colada muy aguada: Star Lord y compañía viajan a un remoto planeta para ayudar a una civilización alienígena a deshacerse de un ser intradimensional. Todo sale a pedir de boca, si no fuera porque Rocket Raccoon decide robar unas baterías sagradas para ese pueblo. Tras un intenso tiroteo entre los Guardianes y dicha civilización, se estrellan en un planeta desolado y son asistidos por Ego, un caballero que afirma ser el padre desaparecido de Star Lord. La cosa se complicará cuando se sepa el cómo y el por qué de esa desaparición, y el rol que tiene en el futuro de la galaxia. Toda la acción, el humor y la emoción de Guardianes de la Galaxia Vol. 2 la van a encontrar durante el primer y tercer acto de la película. ¿Y el segundo? Bien, gracias. En realidad estamos hablando de una meseta, con poco y nada de acción (solo dos escenas, y en solo una de ellas se siente que las cosas están en riesgo) y muchísima exposición; es decir puro bla bla explicativo. La matemática simple lo dice: el 1er acto es el 25% de la película, el 3ero es el otro 25, y el 50% restante es el segundo acto. Cuando en la mitad de una película de dos horas y cuarto, supuestamente de acción, esta brilla por su escasa presencia, no es lo que se dice un diagnóstico alentador. Chris Pratt y Zoe Saldana están bien como siempre. Karen Gillan se luce un poco más que en la primera película como Nebula. Destaca Michael Rooker como Yondu, al igual que Pom Klementieff como Mantis, un ser que puede leer las emociones de la gente. Dave Bautista intenta ser un comic relief, y hasta consigue sacar unas risas, pero conforme progresa el metraje lo termina forzando demasiado. Kurt Russell está sobrio, pero exagera levemente llegado el desenlace. Sylvester Stallone completamente desaprovechado; ¿excusa para lo que se viene tal vez? El trabajo visual del film es tan sobresaliente como es habitual en todas las películas de Marvel, pero en el caso particular de Guardianes de la Galaxia Vol. 2 se destaca más en la dirección de arte y en los efectos visuales. La fotografía y el montaje son prolijos. La banda sonora es movida pero no es el compilado potente de la primera película y no tiene la misma conexión emocional. Conclusión: Una película de acción y aventura está obligada a tenerlas a lo largo de toda la película, no solo al principio y al final. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 confió demasiado en los logros emocionales de su antecesora, y al darles un protagonismo mayor en esta secuela, terminaron por descuidar lo que debe ser una película del género en primer lugar.
FIGURITA REPETIDA Vuelven los héroes menos pensados de Marvel pero, ¿tendrán la misma cancheres a cuestas? “Guardianes de la Galaxia” (Guardians of the Galaxy, 2014) sigue siendo una de las mejores películas del Universo Cinemático de Marvel, sin duda alguna. La historia de estos parias convertidos en héroes por accidente, no es lo más original del mundo, pero logra mezclar y balancear varios componentes que funcionan a la perfección. James Gunn demostró ser uno de los realizadores más jugados de la franquicia superheroica, y suponíamos que tenía muchísimo más para ofrecer en esta segunda entrega. “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” (Guardians of the Galaxy Vol. 2, 2017) sigue siendo una aventura espacial, colorida, cool y muy divertida, pero Gunn muestra la hilacha y nos vende los mismos espejitos de colores con sutiles diferencias. Esas cosas que amamos de la primera película acá nos saltan a la cara totalmente recargadas. Por ejemplo, si baby Groot les parecía una ternura en apenas unos minutos de post-créditos, prepárense para encariñarse a lo largo de toda la historia. Claro que al final hay una sobre explotación del personaje, y como ocurre con cualquier tipo de “abuso”, ya no nos parece tan simpática su vigésimo octava morisqueta. “Guardianes de la Galaxia” se apoya en varios elementos clave: las características específicas de sus personajes, una gran banda sonora e incontables referencias a la cultura pop de la década del ochenta. Entendemos que este período es crucial para la formación de Peter Quill / Star-Lord (Chris Pratt) pero, ¿hasta que punto un espectador de 18 años (target al que apunta Marvel en promedio) entiende cada uno de estos chistes internos? Imposible saberlo a ciencia cierta, pero nosotros los mayorcitos podemos disfrutarlos y hasta reírnos en varias ocasiones. Si el primer film ponía a Ren McCormack (Kevin Bacon) como ídolo máximo de nuestro héroe, para esta aventura Gunn logra reemplazarlo por uno nuevo que no les vamos a decir porque SPOILER. Como verán, la historia se repite en varios aspectos. En cuanto a la trama, Volumen 2 encuentra al grupete convertido en, obviamente, los guardianes de la galaxia haciendo un trabajito de salvataje para los Soberanos, una raza pretenciosa y ofendidiza al extremo cuando les faltan al respeto. Los muchachos finalizan la tarea, pero como no pueden evitar su naturaleza de semi forajidos (bah, Rocket no puede evitarlo), desatan la ira de la Soberana Suprema (Elizabeth Debicki) al robar unas costosas baterías de energía. Las fuerzas soberanas salen a la cacería de los Guardianes y para ello buscan la ayuda de Yondu (Michael Rooker) y los Saqueadores que todavía buscan su propia venganza. Quill y los suyos terminan estrellándose en un planeta lejano, pero pronto reciben el auxilio menos pesado, uno que reencontrara a Star-Lord con una gran parte de su pasado. Bueh, no nos hacemos los misteriosos ya que se sabe que Kurt Russell hace el papel de Ego, el extraterrestre que se enamoró de la terrícola Meredith y abandonó a su hijo Peter cuando apenas era un bebito. “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” saca a relucir unos cuantos problemas familiares (bah, todos son quilombos familiares), sumemos también a Gamora (Zoe Saldana) y Nebula (Karen Gillan), que intentaran limar sus asperezas y resolver los daddy issues; y la presentación de nuevos personajes, entre ellos, el más destacado es el de Mantis (Pom Klementieff), “mano derecha” de Ego. La trama salta de acá para allá, mostrando un montón de rincones de la galaxia, pero en el medio va perdiendo sustancia y sólo nos queda un amasijo de chistes, escenas de acción y momentos “conmovedores”, forzosamente sentimentales. Los verdaderos protagonistas pasan a un segundo plano y los personajes secundarios toman la delantera. Aplausos para Drax (Dave Bautista) y su eterna honestidad brutal, para Rocket y Yondu, que demuestran que no son tan bidimensionales como parecen a simple vista. No podemos discutirle el despliegue visual y sus imágenes casi alusinógenas. Lo mejor de “Guardianes de la Galaxia” es cuando se deja llevar al extremo y la bizarreada se hace completa. Los términos medios acá no funcionan y, por momentos, se torna aburrida, justamente porque sólo sabe contar chistes y tirar referencias, y las más de dos horas de duración se sienten difíciles de llenar. Esta segunda entrega, tan esperada, decepciona más de lo que entretiene ya que no tiene nada nuevo para ofrecer. Los cameos son simpáticos, pero no dejan de ser un adorno, al igual que las cinco, sí CINCO, escenas post-créditos que suman poco y nada para el futuro de la franquicia. Gunn desaprovecha la oportunidad de conectar su mundo espacial con los héroes de la Tierra, olvidando (u obviando) que pronto todos se verán las caras. Por el contrario, expande su propio universo con escenarios y personajes, dejando un poco de lado la historia, eso que hacía de los Guardianes de la Galaxia el grupo superheroico más canchero e interesante del MCU.
Emotiva, divertida, vibrante, explosiva. Un combo perfecto de acción, risas, ciencia ficción, buena música y demencia visual del mejor nivel hecho con mucho corazón. En el año 2014 (y después de estrenar 8 films), Marvel Studios dio la prueba contundente de que en materia de cine de superhéroes tiene la vaca atada y puede hacer películas exitosas con cualquier propiedad bajo su control. Ya no hablamos de personajes icónicos y representativos de la editorial: el increíble Hulk, Iron-Man, Capitán América, Thor; todos personajes de primer nivel con una extensa mitología y muy importantes para la historia del cómic. De la mente y la imaginación de James Gunn (un irreverente cineasta y ex-músico de rock que dirigió películas como Slither y Super) y basado en la etapa comiquera que inició en 2008 encabezada por Dan Abnett y Andy Lanning, Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) fue un éxito masivo que recaudó más de 700 millones de dólares y catapultó a la fama mundial a un grupo de personajes de segunda línea. El film rescató la estética y la acción de las mejores space operas, sumándole un equipo de heroes reticentes, mercenarios y criminales espaciales que deben unir fuerzas muy a su pesar para salvar a la galaxia. Todo sazonado con grandes dosis de humor, referencias ochenteras, situaciones adultas, un soundtrack excelente y muchas groserías; muy a tono con lo que a Gunn le gusta hacer en sus producciones, demostrando un nivel de control creativo nunca antes visto en la factoría de películas de Marvel. El Volumen 2 arranca mostrando a nuestros space a-holes trabajando como mercenarios, ya con una dinámica de equipo muy bien aceitada. Después de eliminar a un monstruo interdimensional (y de llevar a cabo una muy divertida secuencia de títulos iniciales) los Guardianes salvan unas baterías sagradas que pertenecen a Los Soberanos, una raza de alienígenas mejorados mediante ingeniería genética para alcanzar la perfección. Rocket (Bradley Cooper) hace que el equipo se meta en problemas con estos aliens dorados al insultar a Ayesha (Elizabeth Debicki), la sacerdotisa de Los Soberanos. Escapando de la flota de naves enemigas, los Guardianes llegan a un extraño planeta viviente poblado por Ego (Kurt Russell), el avatar del planeta que en sus viajes por el universo se enamoró de la madre de Peter Quill (Chris Pratt). Junto a Ego vive Mantis (Pom Klementieff), su mascota/asistente; una alienígena empática capaz de leer los sentimientos de aquellos a quienes toca. Mientras en otro rincón de la galaxia, Yondu Udonta (Michael Rooker) y su ejército de Ravagers siguen buscando a Star Lord por la humillación sufrida en el film anterior, pero algunos de sus hombres comienzan a cuestionar el liderazgo del hombre de piel azul. Lo más valorable de Guardians of the Galaxy es la habilidad de Gunn a la hora de tomar todo lo bueno que había fascinado al público en el primer film (el humor, la acción, la música, el increíble diseño de producción, etc) y multiplicarlo por 10. La película pierde en el “factor sorpresa” que descolocó a la audiencia, pero gana en desarrollo de personajes. Los que en la primera entrega se sintieron algo planos y poco explotados en esta nueva película se lucen muchísimo sin opacar al resto. Presentar personajes es un arte complicado (a veces puede salir terriblemente mal) y más aún desarrollarlos. Gunn logra, además de dar a conocer a los nuevos, desplegar todas las facetas de la personalidad de los demás. Guardians funciona tan bien porque ese rejunte de inadaptados se siente como un verdadero equipo. Star Lord es el lider, Gamora (Zoe Saldana) es la voz de la razón, Drax (Dave Bautista) es el comic-relief y a la vez el soporte emocional del grupo, Rocket es el tipo duro con corazón de oro y así con todos. El film tiene unos lindos momentos emocionales muy bien logrados que no se sienten para nada forzados ni clichés. En el apartado musical, esta película hace un mejor uso del genial soundtrack que su predecesora: mientras que en la primera la música simplemente acompañaba las secuencias aportando su sonido cool, en esta ocasión la utilizan para contar parte de la historia con la letra. El desarrollo de personajes, la profundidad emocional y el espacio extra para los personajes secundarios están intrínsecamente ligados al tema principal de la película: la búsqueda de la familia. La dinámica familiar atraviesa no solo a Star Lord y su padre sino también a Gamora y su hermana Nebula (Karen Gillan) un personaje que en su primera aparición se vio relegada a villana secundaria de poco peso. La película es impecable en todo aspecto visual. Un enorme y bellísimo despliegue de CGI capaz de callar al más acérrimo enemigo de los efectos especiales digitales. Gunn filmó Guardians con cámaras RED Weapon 8K, y esto se nota. El film tiene una apariencia deslumbrante y una calidad de imagen espectacular con gran resolución. El diseño de producción vuelve a destacarse muchísimo y el trabajo de maquillaje y prótesis es muy bueno. La película anterior estuvo nominada al Oscar en ambas categorías (efectos visuales y maquillaje) y su secuela tranquilamente podría repetir ese logro. Guardianes de la Galaxia vol.2 logra construir otra aventura divertida, vibrante y emotiva junto a este grupo de atorrantes espaciales que todos aprendimos a querer. Los personajes nuevos funcionan muy bien y la película se toma su tiempo para darle más espacio a los personajes relegados y expandir sus historias y personalidades. Quédense hasta el final de los títulos que hay varias escenas más para disfrutar.
Guardianes de la Galaxia Vol. 2: Y al final, lo primero es la familia… Los defensores intergalácticos están de regreso, con nuevas aventuras y mucho efecto especial. ¿Es una digna secuela? Enterate aquí mismo. Star-Lord, Drax, Gamora, Rocket y Baby Groot vuelven para las delicias de los “marvelitas” más fervientes, y para seguir expandiendo el Universo Cinmático marvel en Guardians of the Galaxy Vol. 2 (2017). James Gunn encontró la fórmula en 2014 para contar la historia de estos personajes ultra desconocidos de la Casa de las Ideas y Disney la supo vender muy bien; con un poco de nostalgia por un lado y personajes con los que uno podía sentir empatía, si bien sus acciones están allá en el espacio sideral, son tan humanos y tan terrenales como nosotros mismos. La cuota de no tomarse tan en serio estas aventuras espaciales, es lo que hace que los Guardians estén en la otra vereda de Iron Man o el Capitán América, personajes torturados y con vastos sacrificios a cuestas. 3 años después (pero pocos meses posteriores en la historia) de su primera aventura, los Guardianes están consolidados como tales y los encontramos peleando contra el Abillisk, un monstruo con tentáculos sospechosamente similar a Starro, la estrella de mar gigante con la que se enfrentaron por vez primera los héroes de la compañía adversaria creando así la Justice League (pero eso es otra historia). El trabajito sale bien, y los patrones, que vienen a ser una raza llamada Los Soberanos, de perfección absoluta, son “traicionados” a último momento por Rocket que no puede con su instinto “bardero” y roba una baterías de energía para venderlas; baterías que estaban encargados de proteger del Abillisk. La persecución no se hace esperar y son salvados a último momento por una misteriosa figura que se revela ante el grupo como Ego (Kurt Russell), el padre biológico de Star-Lord. A partir de esto, los Guardianes se separan en dos grupos para investigar cuál es la verdad detrás de esta revelación, solo para encontrar traiciones inesperadas y nuevos aliados donde había viejas enemistades. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es la expansión no solamente del UCM sino de la historia de estos disimiles personajes que se ven unidos por un sentimiento fraternal, que van descubriendo que una familia no es lo que la sangre o el parentesco te impongan, sino la lealtad que se profesa hacia el prójimo y los sacrificios que uno está dispuesto a hacer en pos de esa unión fraternal. Se nota que a James Gunn le dieron total libertad para hacer lo que quería, ya que esta secuela no se rige por la “formulita” de Marvel/Disney y ni siquiera se parece a su antecesora: todo se siente diferente, hay una evolución en los personajes fuera y dentro de la trama, hay mas cinismo en ellos aunque también más humanidad (incluso en los alienígenas). Para los que siguen este universo marvelita, hay varios “fanservice” e incluso para los ávidos lectores que conozcan el cánon comiquero. El director vuelve a elegir una banda de sonido acorde y funcional a la trama, con éxitos vintage de la música terráquea y los cameos no se hacen esperar: son muchos, pero a diferencia de, quizás algún que otro caso, todos tienen una historia detrás que deja a la imagineria si se estará tratando de expandir aún más este universo cósmico. Nada está librado al azar, en este film que por momentos se siente un poco largo y, que a diferencia del anterior, es una historia que puede brillar (y brillará) por sí misma sin estar atada, aún estándolo, en el Universo Cinemático Marvel. Como siempre, a quedarse al final del film por que tenemos CINCO (5) escenas post-créditos.
Gigantismo canchero bobalicón El bodriazo Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (Guardians of the Galaxy Vol. 2, 2017) sin dudas resume todo lo que está mal en cierto Hollywood de nuestros días orientado a las infantiladas de los superhéroes más asépticos y toda esa serie inacabable de remakes, reboots, spin-offs, secuelas y demás derivados de una estrategia comercial craneada por los genios del marketing vinculada a reproducir en la pantalla grande la lógica de la televisión, aunque sin nunca preocuparse por alcanzar el promedio de calidad, variedad y complejidad que suelen detentar los mejores productos de la TV y los servicios de streaming en general. A este tipo de mamarrachos ya ni siquiera se los puede defender con el argumento de que “están dirigidos a los adolescentes” porque las obras de otras épocas, también destinadas al segmento en cuestión, eran muchísimo más interesantes que las presentes, amén de que además no les resultaba tan difícil apostar a un público adulto en serio, energúmenos aparte. Otro problema de estos films es su gigantismo canchero bobalicón, un síntoma más que evidente del pánico que tienen los productores y el director/ guionista de turno, en este caso el anodino James Gunn, relacionado con el hecho de que consideran que si se apartan un milímetro de la “fórmula ganadora” en taquilla todo el andamiaje se caerá de inmediato: hablamos de la típica concepción de los necios conservadores que sólo saben apuntar a una regresión cultural en eterno loop. Ahora bien, la monstruosidad detrás de estas películas posee dos dimensiones, la primera se centra en un abanico de secuencias de acción saturadas de CGI y la segunda nos envía a la duración del metraje, la cual jamás baja de las dos horas. En referencia a este último punto, uno como cinéfilo entrado en años recuerda que los adorables productos trash de los 60, 70 y 80 eran opus breves y conscientes de sus limitaciones, nunca esperpentos millonarios, aburridísimos, redundantes y siempre en pose. Como si vendernos un engendro de animación bajo el ropaje del live action no bastase (los artilugios digitales símil plástico lo cubren absolutamente todo, generando una patética banalización/ no corporalidad en materia de personajes, fondos y hasta movimientos), el producto además recae en la peor versión del sentimentalismo burgués con todas esas referencias baratas -en el terreno de los diálogos- a la relación entre hermanos y/ o al vínculo entre padre e hijo (aquí no tenemos ni un villano ni un conflicto de peso). Y lo más gracioso del asunto es que ese es el sustrato más “elaborado” que propone Guardianes de la Galaxia Vol. 2 a nivel esencial: la historia gira alrededor de la nada misma, utilizando como excusa el robo de unas baterías para que Star-Lord (Chris Pratt) se reencuentre con su padre Ego (Kurt Russell), Gamora (Zoe Saldana) se reconcilie con su hermana Nebula (Karen Gillan) y Drax (Dave Bautista) “se acerque” a una tal Mantis (Pom Klementieff), o algo así. Al igual que en Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014), el humor simplón y poco original no genera ningún efecto más allá de una indiferencia intercalada con una constante sensación de vergüenza ajena. Al fin y al cabo, hablamos de un blockbuster con un presupuesto de millones y millones de dólares que parece escrito por un infradotado sin el más mínimo talento ni para la comedia ni para las escenas de acción, las cuales de tanto colorinche y tanta montaña rusa homologada al séptimo arte terminan volcándose más hacia el ridículo liso y llano que al campo de lo kitsch, suponiendo que esa era la intención detrás de todo en primera instancia. La propuesta previa por lo menos se valía del pretexto de presentar a los personajes para incluir algún que otro remate cómico pasable, ahora ni siquiera contamos con eso y la experiencia realmente se vuelve un martirio de chistecitos bobos, situaciones impostadas, minutos que no avanzan y latiguillos repetidos hasta el cansancio para cada uno de los protagonistas. Cuanto más se esfuerza la película por ser simpática, más insufrible resulta y menos ideas valiosas demuestra tener…
Marvel regresa con la segunda parte de la exitosa película de 2014, protagonizada por Chris Pratt y dirigida por James Gunn. Peter Quill / Star-Lord (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax (Dave Bautista), Rocket Raccoon (voz de Bradley Cooper) y Baby Groot (voz de Vin Diesel), lucharán para mantenerse unidos mientras atraviesan los desafíos que les presenta el cosmos. Además, deberán descubrir cuál es el verdadero linaje de Peter, y en ese camino aparecerán viejos amigos, como por ejemplo, Yondu (Michael Rooker). Y algunos más nuevos como Ego (Kurt Russell) y Mantis (Pom Klementieff). Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (Guardians of the Galaxy Vol. 2, 2017) mantiene el nivel de su antecesora, tanto por los efectos visuales como por las interpretaciones. El argumento se corresponde con la acción que el público espera de Marvel, y también presenta momentos sensibles que no desentonan. Por el contrario, le aportan calidez e información sobre los personajes. Pratt y Saldana comandan un grupo querible por completo. Con sus diferencias de carácter y formas de pensar, los guardianes conquistarán a los espectadores desde el inicio. Y no sólo a los que vieron la primera película: aquellos que se asoman por primera vez a la historia lograrán comprenderla sin demasiados inconvenientes. Gunn sabe cómo trasladar los cómics a la pantalla grande. Lo demostró en el primer film y lo corrobora en el segundo, ya que no resulta ser una copia. La banda sonora y los gags le aportan mucho al guión, además de ser guiños para los seguidores. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es una película entretenida, ideal para los amantes del género. Quienes, probablemente, esperen ansiosos una tercera entrega.
Ver Guardianes de la Galaxia 2 es como asistir al concierto de una banda de rock que seguiste desde sus orígenes y cuando se hicieron populares de repente empezaron a tocar la música pop que se puso de moda. Para quienes descubrimos a estos personajes en el cómic, muchos años antes que se hicieran conocidos en el cine, esta segunda entrega es una decepción porque distorsiona todo lo que representan los Guardianes en el universo Marvel. No obstante, si no te importan un comino las historietas y simplemente querés pasar un momento divertido con una comedia familiar, que tenga una buena banda de sonido y efectos especiales, este estreno cumple con su objetivo. En esta oportunidad la trama explora con un poco más en profundidad los orígenes de Peter Quill y el vínculo con Ego, el rol que interpreta Kurt Russell, estuvo bien insertado en el conflicto. El personaje era una incógnita porque en realidad está más relacionado con las historias de Los Cuatro Fantásticos y Thor y acá lo presentan como el padre de Star Lord. El concepto que propone el film no es tan descabellado y funciona, especialmente por la interpretación de Russell, uno de los pocos actores que se tomó en serio su papel. También estuvo bien desarrollado el vínculo de Gamora con su hermana Nebula,quienes conservaron su dignidad gracias a las interpretaciones de Zoe Zaldana y Karen Gillian respectivamente. Cabe destacar la labor de Michael Rooker, el mejor actor del reparto, quien en el rol de Yondu le dio un poco de seriedad al show del chiste de Marvel. La película logra robarte una sonrisa con la breve participación de Sylvester Stallone como Starhawk, el fundador de los Guardianes originales y Baby Groot por suerte estuvo controlado. La idea no era buena pero esta versión del personaje la verdad que no molesta para nada y las escenas que se vieron en el trailer representan sus únicos momentos destacados. El gran problema que tiene esta película es su exceso de idiotez. El director James Gunn esta vez fue demasiado lejos con el humor y convirtió su trabajo en una parodia del cómic, que está más en sintonía con la vieja serie de televisión de los Power Rangers y las películas de Batman de Joel Schumacher. Me dio la sensación que como a la gente le gustó el humor en la primera entrega en la continuación decidieron incrementar los chistes y derraparon por completo en la dirección del conflicto. El 80 por ciento de esta película es literalmente una sitcom donde todos los personajes en algún momento tienen un remate chistoso. Llama la atención que el director no incluyera risas grabadas porque iban perfecto con el tono que le dio al film. No estoy en contra del humor en este género, pero cuando se trabaja a expensas de distorsionar los personajes el resultado no es positivo. Si bien la primera película tenía varios momentos graciosos, nunca llegaba al nivel de estupidez que presenta la continuación. En esta entrega todas las razas alienígenas (lo más indignante) son retratadas a través de personajes bobos y acartonados que se caracterizan por ser comediantes de stand up o villanos torpes que se escaparon de un dibujo animado infantil. Drax, el destructor, ahora terminó convertido en un tarado que sólo se limitar a expresar comentarios graciosos. El personaje que se supone es un asesino frío y despiadado sólo tiene la función de hacer reír al público. La culpa no es de Dave Bautista, quien fue un casting perfecto para el rol, sino la dirección que le dio James Gunn al personaje. En los Guardianes el humor siempre estuvo representado por los comentarios ácidos de Rocket Raccon, quien en esta película terminó completamente deslucido porque ahora está rodeado de comediantes. Por consiguiente, la gracia que tenía el personaje se desvaneció por completo. Guardianes de la Galaxia es una propuesta que debería estar encaminada dentro del subgénero de la ópera espacial y el director nunca aprovecha el concepto de la historieta al estancar su relato en la comedia. Las tediosas referencias a David Hasselholff están buenísimas para una película de Bob Esponja, no para los Guardianes que nunca fueron personajes humorísticos. Gunn abusa demasiado de los diálogos graciosos y entorpece varios momentos que podrían haber tenido un poco más de madurez. El mejor ejemplo de esta cuestión es la escena de un funeral que reúne a todos los personajes y viene bárbara hasta que Chris Pratt la arruina con un monólogo tonto, con el objetivo de darle un remate chistoso a esa situación. Otra de las grandes decepciones de este film. Star Lord es lo más cercano que tiene Marvel a Flash Gordon y el director insiste en representarlo como un nabo de treinta y pico que se comporta como un chico de 18 años. Peor resulta la inclusión del personaje Mantis, que no aporta absolutamente nada y tiene el perfil tonto que le encanta al director. La verdad es que si sos seguidor de los Guardianes de la Galaxia el exceso de estupidez que presenta esta producción no es fácil de digerir. En esta continuación apenas vemos a los protagonistas desenvolverse en equipo, ya que durante buena parte de la historia el director mantiene separados a los personajes en grupos para trabajarlos en rutinas humorísticas. De las cinco escenas post créditos que brinda esta producción, sólo una aporta una situación relevante, debido a que el resto son más escenas chistosas que no tienen trascendencia. Recién en los últimos cinco minutos de la trama se puede apreciar un poco el enorme potencial que podrían tener estos filmes si el estudio Marvel no contaminara los argumentos con tanto contenido humorístico. Por este motivo Guardianes de la Galaxia 2 terminó por ofrecer una continuación olvidable que está al mismo nivel que las segundas entregas de Iron Man y Thor. Es decir, otra película de esta franquicia que puede resultar entretenida mientras la ves en el cine pero después la borrás de tu mente por completo.
En 2014 se estrenó “Guardianes de la Galaxia”, una película que generó un muy buen impacto tanto en la crítica como en la audiencia. Personajes distintos y divertidos, música ochentosa de lo mejor, grandes efectos especiales y visuales y una historia interesante de ver fueron lo que nos cautivó. Este jueves vuelve este grupo de inadaptados a salvar la galaxia, en una secuela que estará a la altura (y mucho más) de su antecesora. Nuevamente regresan James Gunn como director y Chris Pratt, Zoe Saldana, Vin Diesel, Bradley Cooper y Dave Bautista como protagonistas. “Guardianes de la Galaxia 2” continúa las aventuras del equipo en su travesía por el cosmos, quienes deberán luchar para mantener a su nueva familia unida, mientras intentan desentrañar el misterio del verdadero linaje de Peter Quill. Recordarán que durante la primera entrega se planteó un gran interrogante alrededor de la figura de Quill. A pesar de que creíamos que era humano, al final del film nos enteramos de que solo su madre lo era, pero su padre provenía de la galaxia. Este será uno de los ejes centrales de la secuela, donde finalmente se revelará el misterio y será bastante épico. En cuanto a los personajes, si bien tenemos en su mayoría a los mismos que en 2014, se profundiza mucho más la historia de algunos de ellos. Podremos conocer y entender más íntimamente a Nebula y a Yondu, junto con sus intenciones y decisiones. Con Groot pasa algo especial, porque al final de la primera película cambia drásticamente de forma, debido a un sacrificio que estuvo dispuesto a hacer para salvar a sus amigos. Es así como en esta entrega está Baby Groot, con mucha más dulzura y gracia, pero igual de efectividad. El tono del film es mucho más humorístico que su primera parte, plagado de gags inteligentes y provocadores, que harán que el espectador se divierta durante todo momento. Pero esto no quita que no haya lugar para la emoción, porque también la película nos ofrece espacios para los sentimientos y hasta tal vez algunas lágrimas. Los mundos creados y los efectos visuales nuevamente están impecablemente plasmados en la pantalla, recordándonos en algunos momentos a los universos de “Star Wars”, con sus personajes estrafalarios. Y obviamente la música no puede faltar en “Guardianes de la Galaxia”, ya que es uno de los elementos más importantes de este film, acertando cada canción en un momento justo, tanto para la acción como para la emoción. En síntesis, “Guardianes de la Galaxia 2” viene a romper con la regla de que las segundas partes no son buenas. Nos propone dos horas y cuarto de diversión, buenos gags, acción de la buena, respuestas a interrogantes y los mismos personajes que amamos, pero recargados. Y no se olviden de las escenas post créditos, que esta vez hay un total de cinco. No se vayan antes del cine. Puntaje: 4,5/5
Dinámica propuesta en la que la formula probada en la primera entrega se potencia con humor y música en una película para toda la familia que sabe hacia dónde debe ir, incorporando nuevos personajes y sumando a Baby Groot como estrella de la película. Tal vez el excesivo apelar al recurso de la utilización de la banda de sonido resiente su lúdica mirada sobre el universo de los superhéroes.
Cuando Guardianes de la Galaxia se estrenó en 2014 fue una gran sorpresa. De la noche a la mañana un comic muy de nicho se hizo famoso y de repente miles de personas se emocionaron más por ver en acción a un árbol parlante (de una sola frase) y a un mapache, en lugar de héroes clásicos tales como Superman que había relanzado su franquicia un año antes. Por ello hay que remarcar lo genial que fue ese film gracias al ingenio de James Gunn (aquí también dirige), quien venía del palo indie y sorprendió mucho al ponerse detrás de una superproducción. Todo lo que vimos en la película original se encuentra aquí pero potenciado. O sea, hay más chistes, más acción y más espectáculo visual. Pero además es uno de los casos en donde la “fórmula Marvel” (secuencia de acción cortada por chistes cada 5 minutos) funciona a la perfección porque los personajes se acoplan y los climas no se interrumpen. Las reglas ya son así. En lo único que esta cinta no supera a su predecesora es en la originalidad y no por mal guión sino porque la primera contaba con el factor sorpresa que -obvio- una secuela no puede tener. En cuanto a la historia, fluye mucho y deja bien satisfechas todas las dudas sembradas en la primera parte. Otra cosa que me encantó fue el desarrollo de algunos personajes secundarios y las nuevas incorporaciones. Yondu y Nebula son dos claros ejemplos de cómo se puede acaparar la atención del espectador con las segundas líneas sin descuidar al elenco principal. ¿Y Kurt Russell? Una referencia ochentosa en sí misma que está muy bien en su papel y cuyo personaje se encuentra en total sintonía con el resto aún con sus giros y sorpresas. No se puede decir más porque se trata de un spoiler. Tampoco se puede ampliar mucho sobre la inclusión de Sylvester Stallone pero si decir que te deja con ganas de mucho más. En cuanto a los guardianes propiamente dichos, todos excelentes y muy bien exprimidas algunas relaciones tal como Star Lord/Drax. Gran dupla de Chris Pratt y Dave Bautista. Pratt tiene un carisma impresionante y es imposible no quererlo, ya sea en sus pasos de comedia o héroe de acción. Y aquí llegamos a la parte en donde me toca hablar sobre Baby Groot y Rocket… Yo era de los que se quejaban por la versión bebé del árbol. Decía que era todo una movida de marketing por lo bien que habían pegado esos segundos en el film anterior y la venta de merchandising. Si bien mantengo esa teoría, ahora digo que está explotada de forma brillante y la dupla con el mapache no puede ser mejor. Lograron lo que se propusieron: que quiera Funkos y peluches de ambos. Por último la banda de sonido. Como no podía ser de otra manera los clásicos de los ochenta se apoderan de todo y cada tema muy bien puesto. Con el tiempo y más visionados del film (y escuchas al soundtrack) decidiré con que volumen me quedo para reproducir en cassette. En definitiva, Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es una fiesta absoluta con mucho fan service pero que incluye al público general. Marvel en su máxima expresión en un ámbito en el cual la fórmula no opaca la obra.
La primera de la saga causa la mejor sorpresa en la audiencia y sembró de fanáticos ávidos de nuevas películas. A tal punto que con este estreno ya se sabe que las secuelas están marchando y se habla de cinco, como cinco los adelantos que vienen después de todos los títulos, no levantarse de la butaca que se los pierden. Aquí en factor sorpresa ya no existe, se sabe que el humor y el delirio y lo políticamente incorrecto son sus cualidades y el director y guionista James Gunn busca ampliar la plataforma de personajes y poner el acento en la familia, además de una banda sonora impecable y fundamental. Lo mejor del film es el encuentro de Peter Quill (Chris Prat) con Ego (Kurt Russell) un padre que creo su propio planeta con costos terribles. Todo ese segmento es humorístico, siniestro, creativo y bien logrado. Un hallazgo: el lucimiento de Baby Groot el encantador personaje ideal para la venta de merchandising. Otro conflicto interesante es el de Gamorra (Zoe Saldana) y Nébula (Karen Guillian) hermanas enfrentadas. Todo se ve como un reacomodamiento de roles en el grupo. Una parte desaprovechada, (¿lo harán en el futuro?) es la esos seres perfectos, dorados que matan como si jugaran sin ponerse en riesgo jamás, una mirada mas que aguda sobre las guerras modernas. Para los fans un plato fuerte, casi como si no fuera una secuela. Un poco larga pero ideal para los que buscan humor y aventuras intergalácticas y aman el universo Marvel.
Los guardianes del status quo Si Guardianes de la galaxia (Guardians of Galaxy, 2014) era “una divertida aventura espacial llena de entusiasmo por sí misma, escrita con una indulgencia (y déficit de atención) infantil”, Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (Guardians of Galaxy Vol. 2, 2017) trae más de lo mismo. Bien por los que les gustó la primera. La ventaja de la primera película era que contaba una historia más o menos autosuficiente, apartada del bolo fílmico de las demás películas Marvel. No tenía que rendirle cuentas a nadie y podía ser tan tonta y espontánea como quisiera, porque no tenía que compartir el mundo “realista” de los Avengers la segunda aún respira ese mismo aire, pero tiene la desventaja de muchas segundas partes, y es que se siente un puente hacia un tercer y más importante film. En definitiva Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es un episodio más dentro de una serie, porque empieza como termina y en el medio no ocurre nada de gran importancia. O mejor dicho, cada personaje tiene una pequeña epifanía acerca del poder de la familia, la amistad o el corazón, y por ello supuestamente son más sabios a fin de cuentas; pero nada que los cambie, altere la dinámica del equipo o diste demasiado de todo lo que ya cubrió la primera película. La historia se centra nuevamente en Peter Quill (Chris Pratt), un forajido espacial, y su tripulación: Gamora (Zoe Saldaña), una alien verde y sexy; Drax (Dave Bautista), un tipo tan musculoso como es naif; Rocket (voz de Bradley Cooper), un mapache con complejo de identidad y Groot (voz de Vin Diesel), una planta bebé ambulante y la cara “tierna” de la película. Quill de repente se encuentra con el padre que nunca conoció, Ego (Kurt Russell), y descubre la verdad acerca de su misteriosa ascendencia y por ende el destino que la acompaña. Los otros dos personajes que regresan para la secuela son Yondu (Michael Rooker) y Nebula (Karen Gillan), respectivamente el padre adoptivo y la hermana resentida de Quill y Gamora, para ahondar sobre el mensaje tripartito de familia, amistad y corazón. Todo esto es tan trillado como suena, pero de vez en cuando la película logra venderlo como un hallazgo auténtico, sobre todo en lo que refiere a las actuaciones de Michael Rooker, un tipo rudo con corazón de oro, y Kurt Russell en el papel de cretino seductor. Si gustó la primera película pueden seguir contando con buenos efectos especiales, algunas vistas espectaculares, una visión artística simpática que inventa razas extraterrestres nomás con pintar personas de color verde, azul o amarillo, y una sensibilidad punk para los villanos que es bien demodé. Como en la primera película, Quill es huérfano de la década de los 80s - la década nostálgica preferida del cine estos días - así que el film está repleto de temas musicales y referencias culturales que resultan cómicas y anticuadas a la vez, porque los compañeros extraterrestres de Quill los valoran en un nivel mitológico. En un mundo donde las películas de superhéroes pueden llegar a tener el peso humano de Logan (2017), apenas se puede perdonar a Guardianes de la Galaxia Vol. 2 por “entretenida y nada más”. Pero mientras la película dura, la diversión lo vale. Y de seguro al menos una de las cinco escenas que la película va largando a lo largo de sus créditos - casi como premios - deje al espectador con ganas de más.
La primera Guardianes de la Galaxia se ganó, con ternura, desparpajo e inventiva, un lugar inmediato en la primera clase de productos Marvel llevados al cine. El descastado Peter Quill, mitad humano mitad otra cosa, que escuchaba en walkmans -¡casettes!- viejos éxitos que lo vinculaban a una madre desaparecida, y su compañía de amigos de formas extrañas (la chica de piel verde de la que se enamora, el tronquito Groot, el racoon Rocket), se erigieron en lo más cool que aparecía para hacerle frente a la solemnidad, la grandilocuencia y la vocación de codicia de los tanques de la firma. Si de algo peca entonces este esperado volumen dos es, justamente, de cool, con una artillería de chistes que no para ni en sus trances más densos, en los que Quill se enfrenta a un probable padre llamado Ego (Kurt Russell) y su historia familiar ocupa el primer plano de las aventuras. Son chistes eficaces, pero no tanto, o no todos tanto como parece creer la película, incluido el recurso de la banda sonora de viejos hits, no siempre buenos, que ahora parecen puestos en evidencia, como recursos que no hacen más que gritar que se trata de un producto canchero, retro y piola. Lo notable es que en sus ¡136 minutos! Guardianes de la Galaxia Vol 2 no llega a aburrir, aunque está a punto, y que el carisma, el encanto de los actores, con Chris Pratt a la cabeza, y los personajes es tan enorme que uno seguiría pasando el rato con ellos todo lo que fuera posible. La subtrama sobre el origen de Quill suma gracia argumental con los evidentes malos que no lo eran tanto, un muy divertido rol de Michael Rooker como el azul Yondu y situaciones que siempre se siguen con claridad, a pesar de la cantidad de personajes con su cantidad de matices. A Guardianes de la Galaxia Vol2, más compleja que la primera, no le hacía falta tanto autobombo porque sigue teniendo un corazón tremendo y hasta es capaz de hacernos llorar como unos blandos con canciones que detestamos toda la vida. Y acordate: no te levantes de la silla hasta el final-final-final.
El mejor equipo de los últimos 50 años. La saga espacial dirigida por James Gunn es la mejor de todas las del universo cinematográfico creado por Marvel. Si algo le faltaba a Guardianes de la Galaxia era que su segunda parte fuera igual de buena o incluso mejor que la primera. Con el Volumen 2 ya en los cines es posible aventurar que la saga espacial podría convertirse en la mejor de todas las pertenecientes al universo cinematográfico creado por los Estudios Marvel (hoy parte de la casa Disney) y que incluye entre otras las trilogías (completas o en vías de hacerlo) de personajes como Iron Man, Thor, Capitán América o los Vengadores. Al igual que esta última, Guardianes de la Galaxia está protagonizada por un equipo de héroes que trabajan en conjunto. La principal diferencia entre ambos teams radica en el hecho de que los Vengadores son un puñado de egos tratando de funcionar en equipo, en tanto que en los Guardianes el protagonismo se lo lleva el carácter de comunidad que sus personajes conforman, aunque muchas veces los egos también se saquen chispas. Una diferencia nada menor, en vista de los resultados y proyecciones de ambas sagas. Si La era de Ultron, segunda entrega de los Vengadores, mostró debilidades muy claras respecto del primer episodio, algunas vinculadas a esa falta de cohesión, en cambio el Volumen 2 de los Guardianes no podría ser mejor. Ya durante la escena que acompaña a la secuencia de títulos, en la que los héroes se baten contra una especie de kraken del espacio, el director James Gunn demuestra ser dueño de una finísima mirada cinematográfica. En ella decide desdoblar la acción para convertir la escena en un impensado musical, relegando a un segundo plano lo que en películas como esta normalmente ocuparía la primera capa. En ese simple pero lúcido movimiento Gunn consigue una modesta obra maestra del pop, al tiempo que deja en claro que Guardianes de la Galaxia es antes que nada una comedia. Una voluntad que luego sostiene en un altísimo nivel a lo largo de toda la película. Alcanzan apenas otro par de secuencias para notar el juego de paralelismos que el guion comienza a trazar con la saga épica espacial más importante de la historia del cine, La guerra de las galaxias. Ya la siguiente escena, en que la reina de los Sovereing agradece a los Guardianes haber cumplido con el encargo de acabar con la amenaza del monstruo espacial, remite en su diseño y contenido al distintivo final del Episodio IV (el original, que acaba de festejar su cumpleaños n° 40), en el que los protagonistas son honrados como héroes. Una escena más tarde, todo el grupo escapa del ataque de un enjambre de naves enemigas y parece estar viendo al mismísimo Halcón Milenario. Porque de algún modo Quill remite a Han Solo y Rocket, el mapache mercenario, no deja de ser una versión enana, bocona y malhumorada del viejo Chewbacca. De hecho ambas parejas comparten el hecho de haber sido cuatreros espaciales antes de su destino heroico. Pero el giro más maravilloso que Guardianes de la Galaxia se permite a partir de este juego de espejos, es la inclusión de Kurt Russell con un papel determinante. No sólo por su vínculo con uno de los personajes y porque la tecnología digital permite verlo joven otra vez y con su peinado ochentoso –truco que envía al espectador directo y sin escalas a las emblemáticas colaboraciones del actor con John Carpenter–, sino porque consigue algo más importante: justicia poética. Es sabido que Russell peleó con George Lucas por el papel de Han Solo (en Yotube pueden verse los tapes de su audición), antes de que este quedara en manos de Harrison Ford. Por eso su presencia en este contexto representa un guiño feliz, producto de una cinefilia de raíz rabiosamente popular. Y todo esto es sólo el primer acto. Cabe una aclaración: entender que Guardianes de la Galaxia asume sin pudor su condición de comedia no significa que los aspectos ligados a la acción sean secundarios o un mero relleno. Guardianes es también una estupenda película de aventuras, en la que la trama es clara y funcional al objetivo central, constituyéndose en el soporte ideal sobre el que la comedia se despliega con comodidad. Para ello no duda en recurrir a un humor muchas veces infantil, convirtiendo a los personajes casi en criaturas de escuela primaria, pasando por un slapstick de dibujo animado no exento de cierta violencia naif, y hasta se permite precisos toques de absurdo y picaresca, todo ejecutado en el momento justo y en el lugar indicado.
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Guardianes de la Galaxia Vol. 2: desenfadados y sensibles, los Guardianes apuntan ahora a los fans más jóvenes Hace tres años, James Gunn sorprendió al mundo con Guardianes de la galaxia, la más divertida de las propuestas surgidas de la factoría Marvel, sobre las desventuras de unos renegados y cuya principal influencia era, sin duda, Star Wars. El mismo guionista y director regresa ahora (y ya se confirmó que lo hará también para la tercera entrega) con una secuela que confirma una de las máximas de Hollywood: más es menos. Porque este Volumen 2 tiene 15 minutos adicionales (136 contra 121), más conflictos, más personajes (varios bastante desaprovechados, como los míticos Sylvester Stallone y Kurt Russell), más acción y hasta más escenas y chistes insertados durante los créditos finales (casi se pierde la cuenta de cuántos son). Y si bien no deja de ser un film lúdico, desenfadado, simpático y por momentos entretenido, esta apuesta constante a la acumulación termina agobiando un poco y resintiendo el resultado final. Con el Awesome Mixtape #2 sonando casi siempre de fondo (temas de Electric Light Orchestra, Fleetwood Mac, George Harrison, Cheap Trick, Cat Stevens, Parliament y Sam Cooke, entre muchos otros), la película arranca -tras un breve prólogo ambientado en 1980 con el personaje de Ego (Russell)- a pura acción con los Guardianes luchando contra un monstruo que parece un pulpo gigante. La escena es graciosa y espectacular, sí, pero sufre de la misma incontinencia y desborde que la película en su conjunto: se extiende demasiado y termina por abrumar. El grupo de mercenarios integrado por el perfecto anithéroe Peter Quill / Star-Lord (el galán Chris Pratt), la bella Gamora (Zoe Saldana), el gigante Drax (Dave Bautista) y los simpáticos Baby Groot y Rocket (las voces de Vin Diesel y Bradley Cooper en la versión original) huirá de la persecución del ejército de la poderosa y dorada princesa Ayesha (Elizabeth Debicki), se unirá con viejos rivales como Yondu (Michael Rooker) e intentará desentrañar el misterio del verdadero linaje de Quill en un film que -más incluso que en exponentes anteriores de Marvel- parece estar destinado a niños y preadolescentes, y no tanto al público adulto. Llena de estímulos, vértigo y chistes superficiales, Guardianes de la galaxia Vol. 2 tiene en claro su target y es muy probable, entonces, que su público cautivo no salga decepcionado de la experiencia que se le ofrece.
Más comedia y menos acción Era difícil superar, y hasta igualar, a la frescura de la película original. Y Vol. 2 busca más risa que emoción. Muchas películas lo habían intentado, pero ninguna lo había logrado con el éxito de Guardianes de la galaxia. La original, la de hace tres años, se burlaba y homenajeaba al género de acción y de ciencia ficción con mucho buen humor y -lo que era aún mejor- mucho ingenio. Personajes estrafalarios, la fantasía brotaba a borbotones, había guardianes que se peleaban entre sí. En fin, se abría una puerta hacia lo desconocido, dentro lo conocido que suele ofrecer Hollywood. Tal vez las bajas expectativas que teníamos con la primera se volvieron en contra con las altas que guardábamos con la segunda. Porque Guardianes de la galaxia Vol. 2 quiere ser más graciosa, y se pierde profundizar en los personajes. Con la banda de renegados de Star Wars como fuente de inspiración, Guardianes de la galaxia era, sino una fábula de rock and roll como Calles de fuego, sí una cabalgata de chispa y agudeza. La primera era sobre cómo los criminales galácticos (Peter Quill -un Chris Pratt al que el rol le calza perfectamente, como su traje intergaláctico-, la verdosa Gamora, el musculoso Drax, el hombre árbol Groot y el mapache Rocket) se constituían en un grupo. Ahora la banda ya está, digamos, ensamblada, y aunque se sume alguno, esta película trata sobre cómo Peter es Peter, y la relación con su padre desconocido, una especie de Dios universal que encarna Kurt Russell. Como si Vol. 2 fuera lo que a La guerra de las galaxias fue El Imperio contraataca, con Peter como cruza entre Han Solo y Luke Skywalker, en busca de su padre y su linaje. Y hay más sobre la familia, y hay tanta subtrama y trama que llega un momento en el que uno piensa ¿hacia dónde va la acción? Lo cierto es que es acción de ciencia ficción, pero más y más orientada hacia la comedia, con varias relaciones familiares problemáticas. Que el padre de Peter se llame Ego debería anticiparnos algo. La madre del aventurero que vivía escuchando música de los ‘80 estaba muerta. Tras un comienzo prometedor (en verdad, son dos: la presentación de Ego en la Tierra, y la batalla de los Guardianes contra un monstruo con forma de pulpo gigantesco), entendemos que Ego busca a Peter por algo. Tiene un planeta que es una suerte de paraíso que creó solamente con el poder de su mente. La irreverencia de la original podemos decir que se mantiene intacta, pero el punch no es el mismo. Tampoco lo es Groot, que era un hombre árbol, del que sólo quedó una ramita, que actúa, casi, como un niño sin demasiada conciencia. El musculoso Drax, que no usa remeras ajustadas porque tiene pezones sensibles, es el que más desarrollo tiene, riéndose de todos cuando no debería. Si Groot es un bebito, Drax es un niño grandote. En fin, que el trailer -uno de los tantos que se conocieron- con The Chain, de Fleetwood Mac, como leit motiv, invitaba y daban ganas de ver el Vol. 2, y hasta parece mejor que la película. Y atención fanáticos: a no levantarse de las butacas, que el filme no tiene uno, ni dos, ni tres, ni cuatro finales: tiene cinco entre los créditos...
Uno de los dichos populares sobre la cultura pop contemporánea expresa que “las segundas partes nunca fueron buenas”. La experiencia ha demostrado que la veracidad de esta declaración está en duda, que hay una manifestada generalización, porque el actual género superheroico, liderado por el MCU, ha regalado segundas partes tanto al nivel de su predecesora, mejores o un poco por debajo, pero siempre “buenas” películas. Para el quinteto más disparejo de la galaxia conformado por Star-Lord, Gamora, Drax, Rocket y Groot, quienes con Guardians of the Galaxy (2014) brindaron aire fresco al Universo de héroes con su estilo irreverente, histriónico y musical, una secuela podía confirmar ese lugar especial que se ganaron en el corazón del público y la crítica o, por el contrario, hacer sospechar que su éxito se basó más en la sorpresa por sus formas y no habría manera de poder redoblar la apuesta con algo distinto y llamativo. Pero Guardians of the Galaxy Vol. 2 llegó y se encarga de minar este estereotipo sobre las segundas partes.
Guardianes de la Galaxia Vol. 2: Crónica de un viaje turbulento. James Gunn nos lleva en otro viaje, esta vez no tan prolijo como el anterior, con ciertas decisiones audaces que no dan el resultado deseado. Sin embargo un elenco repleto de carisma y una historia que al menos se mantiene entretenida tras casi 2 horas y media nos dejan satisfechos y esperando a lo que se viene. Tras el sorpresivo hit que resulto ser el volumen 1, las expectativas estaban por los cielos para este film, podríamos decir que era bastante difícil replicar el humor, banda de sonido y magnetismo de los personajes tan bien logrado anteriormente mientras que al mismo tiempo el producto final sea novedoso en un tiempo en que las películas de superhéroes parecen seguir las mismas formulas sin importar el estudio. De movida podemos decir que Guardianes de la Galaxia Vol. 2 no logra cumplir con dichas expectativas, en gran parte por la falta de una trama concreta, la cual intenta reemplazar con conflictos de identidad y relación familiar para un par de personajes (los cuales son de lo mejor que tiene el film, pero no logran distraernos por completo de la ausencia de dirección en la historia) y luchas con grupos como los Soberanos o los Ravagers. El segundo problema es un poco más complicado de explicar, ya que también es una de las cualidades características y más positivas de estas películas, el humor. En este caso los chistes y frases son mas, los gags llenan desde las escenas de acción y hasta aparecen en ciertos momentos dramáticos, y no siempre tienen el efecto deseado. Incluso algunos de los que despiertan más risas en la sala son parte de los trailers y clips que venimos viendo hace meses, lo cual le quita el efecto sorpresa necesario en esta situación. Ahora podemos enfocarnos en los aspectos positivos y que hacen de este un film que vale la pena ir a ver. En primer lugar, el film suma puntos por darnos algo que no viene logrando con frecuencia las películas de este género: Un buen antagonista, y si tuviera que posicionarlo en el ranking de Marvel, es el mejor tras Loki, una amenaza real que sube las apuestas pero al mismo tiempo tiene una personalidad magnética con la cual cuesta no simpatizar incluso cuando vemos su lado más perverso, pero como es un spoiler, no vamos a dar a conocer su identidad. Hay que agregar, si bien ya hablamos sobre los problemas de la trama, que esta secuela expande muy bien sobre lo que quedo establecido tras la primera, prácticamente todos los personajes principales continúan desarrollando sus relaciones personales entre si, a la vez que suman de manera interesante sub-tramas con personajes como Yondu (Michael Rooker) y sus Ravagers, Nebula (Karen Gillan) y Mantis (Pom Klementieff). El elenco pareciera tener mejores actuaciones en general esta vuelta. Especialmente hay que destacar a Chris Pratt, quien esta vez se encarga de darle profundidad dramática al personaje de Peter Quill durante todo el transcurso de su arco en relación paternal con Ego (Kurt Russell) y Yondu. Kurt Russell se roba gran parte de la película, su presencia y carisma impregnan cada escena en la que aparece y ya que hablamos de la manifestación humana de un planeta me parece que muy pocos hubieran podido hacerlo funcionar. El otro viejito que nos hace reír, llorar y nos deja hipnotizados cada vez que maneja su flecha-silbadora es Michael Rooker, cuyo Yondu pasa de ser un buen personaje secundario de la primera parte a una de las mejores partes de esta. Zoe Saldana (Gamora) y Karen Gillan convierten a una de las pocas historias flojas del Volumen 1 en una sub-trama que va creciendo en intensidad durante toda la película. Por último, como alguien que cuando era niño veía a Dave Bautista (Drax) hacer que peleaba con otros hombres en bañador durante su carrera como luchador profesional, estoy tan feliz como sorprendido de verlo como una de las partes más entretenidas a pesar del poco uso que recibe su personaje en el film. El Soundtrack vuelve a ser exitoso y encaja bien con los momentos de la película, en especial “Father and Son” de Cat Stevens. Groot bebe es una máquina de ternura que le va a hacer a Disney mucho dinero en venta de cualquier juguete que puedan fabricar con su forma, no cuenta con mucha participación en más que un puñado de escenas, pero lo que tenemos es suficiente. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 tal vez no sea la secuela perfecta pero es entretenida, tiene grandes actuaciones, guiños por doquier para los fanáticos y una nueva oportunidad de ver un grupo de personajes que película a película se vuelven más entrañables.
La segunda vuelta En la actualidad, parece que no hay nada más condenable que una historia de superhéroes que se toma demasiado en serio a sí misma. Sólo hay que ver cómo DC continúa buscando su propio camino cinematográfico para darse cuenta que la impronta oscura y solemne de Zack Snyder va perdiendo de a poco su carisma. Asimismo, probablemente sea esa una de las razones por las que Guardianes de la Galaxia se haya convertido en un éxito instantáneo – uno de los tantos que acarrea Marvel – cuando desembarcó en los cines hace ya tres años. Escenas de acción coreográficas combinadas con un torbellino de CGI, diálogos autorreferenciales y una banda sonora excepcional acorde con la nueva ola de nostalgia ochentosa, aseguraban que la nueva IP del gigante comiquero llegara para quedarse. Sin embargo, siempre es difícil repetir el componente sorpresa cuando se trata de una secuela, y eso es de lo que sufre justamente este Vol 2. Un bis, un rencuentro tan esperado con estos personajes tan carismáticos, como también exigente a la hora de subir aún más la vara de calidad. Las nuevas aventuras del equipo liderado por Peter Quill (el paródico Star Lord de Chris Pratt) y secundado por la guerrera Gamora (Zoe Saldana), el ingenuo Drax (Dave Bautista), el revoltoso Rocket (Bradley Cooper) y – el ahora devenido en víctima del marketing – baby Groot (Vin Diesel), empieza de la misma forma caótica que sus disímiles personalidades: Con una batalla épica frente a una bestia de proporciones colosales. Sin mucho contexto y con Mr. Blue Sky de Electric Light Orchestra a todo trapo, esta introducción presenta una plena declaración de intenciones del director James Gunn para garantizar que el estilo dinámico y desenfadado de la primera parte se mantendría intacto. Y, a decir verdad, la mayor parte del tiempo lo logra. El primer cambio rotundo que se nota en esta segunda entrega de Guardianes de la Galaxia es el papel preponderante que toma el rol de la familia, los lazos fraternales, y es lo que se plantea como principal hilo argumental. Si el primer film pretendía ahondar en la formación del grupo y en la manera en que se desarrollaría la confianza mutua de los protagonistas, en esta ocasión el eje estará puesto en probar la fortaleza de esta amistad y sus vínculos. Algo que se obtiene sencillamente gracias al encanto conjunto de los personajes, esa cualidad de poder disfrutar cada una de sus interacciones como si se tratara de una eterna discusión entre amigos. Pero que queda en segundo plano a medida que el guión decide separarlos con la intención de bifurcar la historia, y así profundizar algunos demonios internos del pasado de cada uno de ellos. Una idea más que bienvenida, pero que en gran parte del argumento (digamos 2/3 de la película) queda a mitad de camino, dando lugar a varios conflictos individuales, que, sumado a la incorporación de varios nombres secundarios de peso, termina diluyendo la excelente química en pantalla con la cual el elenco se ganó nuestra simpatía en primer lugar. No obstante, a pesar de que el ensamble no sea continuo a lo largo del film, es el cariño hacia estos héroes inoportunos lo que posibilita que estos pasajes en solitario funcionen para profundizar sus miedos y motivaciones. Una evolución en sus caracteres que, por un lado resulta atractivo al proponerse complejizar la naturaleza rebelde del conjunto, pero que significa resignar parte de la genial complicidad de sus personajes en el intento. Dicho esto, es precisamente durante los minutos finales que esos momentos reflexivos, aparentemente discontinuos en la acción y dinámica grupal, convergen para crear una de las conclusiones más emotivas que una película de Marvel pudo haber dado hasta ahora. Un cierre a la altura de sus protagonistas, capaz de reafirmar la unión del equipo y de llevarlos al límite de afrontar las consecuencias de sus hazañas. Nada que no se haya visto antes, aunque pocas veces desarrollado en el género de superhéroes. Como condimento aparece la riqueza artística con la que el Vol. 2 despliega su universo visual, lleno de vida y color, incluyendo influencias psicodélicas de los 70’ y 80’ para recrear planetas inhóspitos y seres con apariencia lisérgica que enriquecen la variedad del ecosistema en el que viven los protagonistas. Y todo esto acompañado de una banda de sonido soberbia e interminables referencias a la cultura pop como marca registrada, que apelan tanto a la complicidad del fanático como a la del público ocasional. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es una más que digna continuación a la expectativa que supo crear el primer film con un estilo osado más que propio. Aunque no por eso, sin dejar de lado algunos problemas de ritmo y desarrollo narrativo que la ponen por debajo de su predecesora. Un capítulo más en la mitología que tampoco pretende ser asociado a cualquier otra película del universo expandido (a fin de cuentas, todo se relaciona en el mundo Marvel), pero que funciona por si solo a través de su elenco y su facilidad para moverse entre la acción más desenfrenada, la comedia, e incluso la emotividad con solvencia. Acaso su peor defecto puede que sea su condición de segunda parte, quedando siempre peor parada en la eterna comparación. De eso no hay dudas, las sorpresas solo se dan una vez.
La banda de inadaptados héroes espaciales vuelve en una aventura plagada de acción, humor y música ochentosa Después de salvar (y robar) a una civilización en peligro, el equipo comandado por Peter Quill, se estrella en un planeta desconocido. Allí encuentran a Ego, que no es otro que el padre biológico de Star Lord. James Gunn dirige con pericia esta ópera espacial colorida y pop en donde cada secuencia resulta única y divertida. No es tan original como la primera, pero todo lo bueno que tenía el Vol. 1 aquí está potenciado al máximo. Más psicodélica y lisérgica, también tiene dosis de emotividad y un mensaje familiar muy loable. Así además de la trama clásica, el filme guarda varias revelaciones y presenta muy originales "cameos". El carisma de Chris Pratt se ve agigantado por la presencia de Kurt Russell (excelente incorporación), juntos son dinamita. Todos los personajes son impagables: Gamorra tan sexy como letal, Drax siempre políticamente incorrecto y Rocket eternamente al borde del delito (aunque Baby Groot se va a robar el cariño del público) El diseño visual, plasmado en los distintos rincones de la galaxia, sumado a la selección musical y a la atmósfera retro, hacen de esta aventura galáctica, un cóctel irresistible. Muchos chistes, diálogos ingeniosos, homenajes a la cultura Pop, y acción a raudales. La secuela de Guardianes… es tan grandiosa que hasta se reserva cinco ¡sí, cinco! escenas poscréditos. MARVEL lo hizo de nuevo, ¡Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es de otro mundo!
Equipo que gana no se toca En 2014 llegó a los cines la historia de un grupo de héroes poco convencionales y no muy conocidos de Marvel, el MCU (Marvel Cinematic Universe) recibió a los Guardianes de la Galaxia. Al comienzo fue una sorpresa la recepción de estos personajes que estaban alejados de los que son la cara más visible de una compañías más populares de cómics, pero enseguida cautivó a la audiencia y muchos la consideran una de sus películas favoritas de los estudios que creó la compañía de cómics. Ahora llega la segunda parte o como dice su nombre oficial el Volumen 2. No conviene contar muchos detalles de esta secuela pero hay que decir que los Guardianes empiezan la película con un problema con una civilización que los contrató para salvarlos y serán los primeros que intenten cazarlos pero por suerte recibirán ayuda en su escape. Lo más importante es que se develará uno de los interrogantes que nos dejó la primera parte, la identidad del padre de Peter Quill/ Star Lord (Chris Pratt). Redoblando la apuesta esta entrega está a la altura de su predecesora, y si bien hay algunas tramas que se abren y no cierran, la película derrocha humor, aventuras y unos excelentes efectos visuales que hacen valer la pena el 3D. Además de referencias a la década del 80 y a la cultura popular no solo de esos años sino la actual. Las escenas de acción no son abundantes pero todas son muy buenas, esto se debe a que con su estilo intenta ser más dramática y quiere ahondar más en el concepto de familia. Por supuesto sigue la buena música, esta vez a cargo del Awesome Mix Tape 2 que incluye canciones de Electric Light Orchestra, Fleetwood Mac, George Harrison y Cat Stevens. James Gunn, director y uno de los guionistas de la primera parte, vuelve a ponerse detrás de cámaras y esta vez es el único responsable del guion. Además confirmó que será otra vez el encargado de ambas tareas en la tercera que estará situada después de que Los Vengadores enfrenten a Thanos en Infinity War partes 1 y 2 (2018 y 2019) y que ya sabemos los Guardianes unirán fuerzas con ellos. Guardianes de la galaxia vol. 2 es entretenida, tiene todos los condimentos que gustaron de la primera pero sin ser una copia exacta, tiene algunas apariciones a las que deberían haberle dedicado más minutos en pantalla, además incluye cinco escenas post créditos, algunas más importantes que otras, y por ultimo demuestra que las segundas partes pueden ser muy buenas.
Vídeo Review
Hace tres años el mundo del cine conocía a los ignotos (para todo aquel que no leía comics) Guardianes de la Galaxia y sentía los efectos del amor a primera vista. Este año llega el Volumen 2 de la saga, con el mismo humor, las mismas buenas ideas y los mismos carismáticos personajes. Esta nueva entrega nos muestra a Star-Lord, Gamora, Drax y Rocket combatiendo los males de la galaxia al mismo tiempo que tienen que cuidar al recién re-nacido Baby Groot. Pero su primera misión se complica al verse implicados en una persecución que termina con una sorpresa inesperada: la aparición del padre biológico de Star-Lord. Y así el grupo se embarca en una nueva aventura en la cual se enfrentarán a varias potencias dispuestas a aniquilarlos en su intento de destruir la galaxia. El argumento realmente no es la gran cosa y probablemente sea, justamente, el punto más flojo de una película por demás entretenida y eficaz. Los personajes están delineados a la perfección, tal como se demostró sorpresivamente en su primera entrega, y eso es lo que le aporta a esta saga un interés tan particular. El elenco no es de lo más destacado del cine, pero claramente sabe muy bien cómo llevar adelante las acciones y las frases que sus personajes aportan desde el guion. Mucho más equilibrada en la participación del grupo que su predecesora, Guardianes de la Galaxia Vol. 2 tiene muchos aciertos en su haber, sobre todo en las situaciones en las que vemos a Drax, personaje que hasta ahora no había tenido grandes momentos para lucirse. Si bien a veces el guion es un poco forzado tratando de reproducir los mismos efectos que el volumen 1, la precisión de la mayoría de los diálogos, el timing de los chistes y las carismáticas personalidades de Rocket (en la voz de Bradley Cooper) y Star-Lord (el ya no tan desconocido Chris Pratt) hacen que no falten momentos de mucho humor. También es un gran acierto la cantidad de preponderancia que ganan los forajidos al mando de Yondu, que le dan una particular dinámica a esta historia, tal como lo habían hecho hace tres años. Estéticamente la película tiene pocos momentos donde aporta algo novedoso, pero al igual que con los chistes, cuando logra el impacto visual, es de una calidad asombrosa.
La locura espacial continúa Cuando hace ya más de tres años Marvel sacó a la luz noticias de que un pequeño equipo llamado Guardianes de la galaxia tendría su adaptación cinematográfica las reacciones fueron variadas y, en general, poco calurosas. A pesar de tener su séquito de fans comiqueros, era obvio que no se trataba de personajes de popularidad comparable a Iron Man, Thor o el recién recuperado Spider-Man. La apuesta parecía tímida e, incluso, alejada del gran Universo Cinematográfico construido por el resto de películas. Esto provocó el desarrollo de un producto mucho más libre de jugar con los cánones marcados por el estudio, y acabó convirtiéndose en el taquillazo que todos conocemos. Ahora este grupo de irreverentes “héroes” espaciales vuelve enmarcado en el canon que ellos mismos crearon, pero también bajo una vigilancia mucho mayor al haberse incluido definitivamente en el universo marveliano de la gran pantalla como una pieza fundamental en el camino a las esperadas Guerras del Infinito (que cerrarán la presente fase del estudio). A pesar de formar parte de esa gran maquinaria bien engrasada de los Vengadores y compañía, su director, James Gunn, tiene muy claro que lo suyo es una rara avis de un encanto especial: con una estética más parecida a Flash Gordon, la película vuelve a ser un producto que bebe de toda aquella cultura popular a caballo entre los 70 y los 80, con iconos más que reconocibles incluso por los más jóvenes, como el piloto del coche parlante más famoso de la televisión. Con la música de nuevo como hilo conductor, parece decidida a repetir los patrones de la primera entrega, y hacerlo de forma aún más exagerada, sin preocuparse por la caricatura que ya era desde su concepción. Así, uno no tiene la sensación de estar viendo un nuevo capítulo en esa gran serie creada por La Casa de Ideas, sino una historia particular, en la que no hay que atar cabos al exterior para asumir su total entendimiento. A pesar de ello se han preocupado en funcionar también como otro gran anuncio del final de la saga a la que pertenece: las menciones a Thanos son ese sutil pero efectivo enlace y recordatorio que no podía faltar. Sin embargo cumple muy bien su propósito sin que tengamos que ser conscientes de que se trata de otra miguita que nos guía en el camino trazado por Marvel: al fin y al cabo, todo esto sirve para establecer al equipo que se unirá a los Vengadores en el futuro. La mayoría de películas de fórmula (y de esto Disney sabe un poco) suelen tener un personaje conocido como alivio cómico: aquel que rebaja la tensión con sus comentarios o torpeza en el momento adecuado. Aunque aquí algunos poseen este papel de forma más marcada, sorprende la forma en que se despliega un abanico de varios personajes con esta función en diferentes formatos. Una mezcla así puede ser desastrosa si no se calibra correctamente, y éste es sin duda uno de los grandes aciertos del largometraje: las dosis de comedia vienen de todas partes, pero de forma controlada para no acabar abrumando y fatigando al espectador. Se descubre por tanto como una comedia espacial con tintes épicos y elevadas dosis de acción que a veces parecen entorpecer, irónicamente, el ritmo de la pieza. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 sabe lo que es y su objetivo, mantiene un tono alto durante todo el metraje y mide las cantidades de aquellos elementos que ya le dieron éxito a su predecesora.
Los forajidos espaciales contraatacan El impacto que Guardianes de la Galaxia obtuvo luego de su estreno en 2014 es indiscutible. Lo que no era más que una historia de un grupo de losers galácticos que estaba entre los comics menos conocidos de la Casa de las Ideas, se terminó convirtiendo en uno de los blockbusteres más taquilleros de los últimos años. Si con Los Vengadores (2012), Marvel Studios había conseguido ilustrar con carisma y espectacularidad sus héroes más poderosos; con Guardianes la compañía se arriesgó, pisó el acelerador y fue directo por una carretera de entretenimiento, acción y humor irreverente. Todo eso acompañado por unos personajes que eran un cero a la izquierda y comandado por un director que venía de hacer películas clase Z. Finalmente, la cinta sorprendió, causó el furor de los fans y se llevó todos los aplausos de la crítica. Como era de esperar, tamaño éxito sólo podía conducir a una secuela con mucho más despliegue que la anterior. Sin embargo, ¿lograría volver a asombrar a los espectadores? Y, aun así, ¿podría superar todos los desaciertos de la primera? Guardianes de la Galaxia Vol. 2 se sitúa dos meses después de los hechos ocurridos en su antecesora. El equipo integrado por Star Lord, Gamora, Drax, Rocket Raccoon y Groot (ahora en su versión infantil), se lanza en una misión de rescate contratados por la raza de Los Soberanos. Una vez finalizado el trabajo, el team mercenario recibe su recompensa. Sin embargo, antes de emprender un nuevo viaje, Rocket roba unas baterías y eso trae como consecuencia el enfurecimiento de la líder Soberana, que ordena a todo su ejército eliminarlos. En medio de una fantástica batalla espacial, a los Guardianes no les queda otra salida que buscar refugio en el planeta más cercano. Luego de estrellar la nave, el equipo recibe una ayuda inesperada: se trata de Ego, un ser de una antigua raza conocida como Los Celestiales, que afirma ser el padre de Peter. Desde el comienzo del film, observamos una verdadera conexión entre los Guardianes de la Galaxia. En la película de 2014, el vínculo “familiar” que surge tan rápidamente entre los miembros del grupo resulta inverosímil y hasta algo forzado. Poco se explica del pasado de cada uno. Si tomamos nuevamente como referencia a los Vengadores, notamos que la relación entre ellos es casi natural. Aquello se había logrado gracias a las películas previas que Marvel había lanzado sobre sus protagonistas (exceptuando, por supuesto, a Black Widow que solo había aparecido en Iron Man 2). Lo cierto es que, en esta nueva cinta, podemos apreciar al equipo establecido de manera orgánica y, sobre todo, un desarrollo mucho más profundo de cada personaje. Si hay algo en lo que el director James Gunn no escatima en esta secuela es en los efectos visuales. El 3D está absolutamente bien aprovechado y las imágenes superan en calidad a su predecesora. La maravillosa representación del planeta de Ego y los combates espaciales, con alguna referencia a Star Wars, dan cuenta de la excelencia del equipo de FX que estuvo detrás de esta mega producción. Otra de las características positivas tiene que ver con en el notable trabajo de los personajes secundarios. Yondu (representado nuevamente por Michael Rooker), Ego (Kurt Russell) y su ayudante Mantis (Pom Klementieff) llenan de emoción cada escena en la que aparecen. De hecho, Drax (Dave Bautista), que a pesar de su protagonismo no había logrado lucirse tanto en la primera parte, aquí es el hacedor de los mejores momentos. Mención especial también para Baby Groot, quien ya nos había encantado en el tráiler y que al verlo en acción consigue su cometido, desplegando toda su ternura e ingenuidad como también su lado más luchador. Un personaje totalmente desperdiciado es el que interpreta Sylvester Stallone, el cual aparece solamente en dos escenas y para nada interesantes. La película abarca un sin fin de subtramas y conflictos que, capa por capa, nos van transportando por diferentes escenarios y planetas. Todo ello lleva a que por momentos la atención se disperse un poco y el ritmo no encaje del todo con la dinámica del universo Marvel. Hacía el final repunta bastante con unas secuencias de acción deslumbrantes. Por último, las cinco escenas post créditos definitivamente son una pérdida de tiempo. No aportan nada relevante y sólo producirán alguna pequeña mueca en el público. En conclusión, James Gunn se aferra a lo seguro y aplica la misma fórmula que lo llevó al éxito. A pesar de la carencia del factor sorpresa, logra proyectar una aventura espacial sólida y de calidad. Mejora en la construcción de los personajes, la inclusión de un villano mucho más vigoroso que el anterior y los increíbles efectos especiales. La falla más importante, en esta ocasión, se encuentra en la cantidad de historias adyacentes e innecesarias que presenta. Aun así, es una experiencia disfrutable que resulta menester ser vista en el cine con el fin de apreciar su altísimo nivel visual.
Retomando la estética ochentosa y banda sonora con clásicos musicales de los 70 y 80" de la primera entrega, "Guardianes de la Galaxia Vol.2" eleva el número de divertidos e inesperados gags de humor, acción y un mayor protagonismo de Baby Groot, imponiéndose al parecer como la saga de Marvel con mayor humor para toda la familia de la marca. Han pasado tres años desde Guardianes de la Galaxia Vol.1, la película de superhéroes que propuso un soplo de aire fresco para el universo Marvel que con un diseño de aliento retro y nostálgico supo integrar de gran forma personajes carismáticos, con una banda sonora de grandes éxitos musicales de los 70 y 80, un estilo visual pop y mucha acción con grandes dosis de humor, sarcasmo y auto parodia que catapultó al estrellato a este grupo de inadaptados galácticos conflictivos que a pesar de sus diferencias funcionan mejor en equipo. Al igual que en la primera, Guardianes de la Galaxia Vol.2 mantiene los ingredientes principales sin perder un ápice de su personalidad, pero en esta oportunidad su misión y nuevos villanos serán apenas un disparador del verdadero foco de esta entrega, puesto en las relaciones afectivas de sus personajes, el desarrollo de cada uno de sus dilemas y la idea de familia. Los Guardianes deben luchar para mantenerse unidos mientras intentan resolver el misterio de los orígenes de Star Lord que conocerá a Ego, quien se presenta como el padre ausente que quiere recuperar el tiempo perdido, a la vez que las hermanas Gamora y Nébula seguirán enfrentadas por hechos del pasado que hicieron que su relación se quiebre, Drax y Mantis se acercarán sin poder decir lo que sienten y nuevos aliados que antes eran rivales se unirán para luchar contra Ayesha la líder de los Sovereign, nuevos y viejos miembros de los Ravagers, hasta un villano inesperado que quiere imponer su poder amenazante con un alias que provoca al menos risa. Esta familia disfuncional que solo se tranquiliza escuchando casetes con hits de los 70 y 80 ira explorando el vínculo emocional que los une en un relato que toma sus inseguridades y traumas con sarcasmo e ironía, imprimiéndole acción, buen ritmo, una banda sonora memorable mucho más integrado a la trama y un destacado apartado visual con extraordinarios escenarios psicodélicos y efectos especiales siempre al servicio de la historia. Pero quienes cobran mas protagonismo en esta entrega son sin duda Rocket Raccoon -voz de Bradley Cooper- con sus burlas tan irreverentes y mas acción, Baby Groot -voz de Vin Diesel- con sus ojos grandes e irresistible ternura cuyo vocabulario e inteligencia resultan un problema para el resto de los Guardianes, y Ego, el carismático villano interpretado por Kurt Russell que junto a Chris Pratt entregan varias escenas que se burlan incluso de sí mismos. Ya sin el factor sorpresa del primer filme, con una tercera parte anunciada y aunque solo en bromas puntuales llega al nivel de la primera -algo inevitable-, Guardianes de la Galaxia Vol.2 mantiene el carácter icónico de todo el imaginario pop, con su continuo homenaje al walkman, referencias a las series Cheers o El auto fantástico -Knight Rider-, la aparición de Sylvester Stallone y los guiños auto paródicos de Kurt Russell, siendo una aventura entretenida, visualmente atrapante y que trae hasta un nuevo cameo de Stan Lee y cinco escenas pos créditos.
El cliché de las segundas partes Todas las segundas partes tienen un desafío por cumplir; ser igual de exitosa como su antecesora o -el más difícil- expandirse a otros territorios narrativos. Marvel, como estudio y conglomerado cinematográfico, ya sufre una crisis considerable en su maquinaria a la que no le es satisfactoria la autoconciencia, un elemento que aparece como motivo desde Iron Man (2008). Precisamente, el caso de la primera película del universo Marvel, es testigo porque su secuela adoleció de frescura y solo reposó la estructura narrativa en una lucha aburrida entre el bien y el mal. El caso de Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) es bien distinto porque la estrategia de representrar la estética de los años 80 se amalgamaba de forma excelente con el humor y cierto desparpajo en las secuencias de acción, lo que la hacía más deudora del universo Star Wars que de los superhéroes de la franquicia a la que pertenece. La segunda parte de este collage de efectos, colores y música se encolumna en la fortaleza de sus personajes, el séquito liderado por Star Lord (Chris Pratt), secundado por Gamora (Zöe Saldanha), Drax (Dave Bautista), Rocket y Baby Groot (con las voces de Bradley Cooper y Vin Diesel, respectivamente), los que conforman un grupo diverso pero marginal que vaga por el espacio exterior bajo los códigos mercenarios del comercio, aunque cubiertos por la inmunidad que les da ser los “Guardianes de la Galaxia”. Los primeros minutos generan una alta expectativa como consecuencia de un plano secuencia sostenido en el uso del segundo plano, fuera de foco, de una batalla que libran los guardianes contra un monstruo gigante al que solo se lo ve por fragmentos. El primer plano está dedicado a un Baby Groot danzarín ignorante de lo que sucede a sus espaldas, mientras la cámara lo sigue, aunque algunos barridos ocultan los cortes para generar el efecto de plano secuencia. Cuando el ovillo de la historia se desata pierde fuerza el carácter lúdico y la seriedad gana terreno. Incluso los personajes se ven sometidos a un desarrollo narrativo acartonado, forzados por el develamiento del paradero del verdadero padre de Star Lord, y las segundas intenciones al momento de su reaparición, las cuales generan el conflicto de la película. El espíritu juguetón de la primera parte se desvanece ante la imperiosa necesidad de relatar una historia, que sigue la urgencia de ordenar piezas y reforzar el concepto de familia elegida, de cuatro marginales reunidos por diferentes intereses pero que luego de ese fin altruista -que los unió- solo queda la vagancia por el espacio. De la misma manera se pliega James Gunn, más preocupado por encastrar las piezas del álbum familiar que de la acción y la dinámica narrativa. Las bajas expectativas de la primera película probablemente hayan tenido cierto grado de culpabilidad en el éxito rutilante, la antítesis es este Volumen 2, mucho más amparado en la comedia (Drax y Baby Groot limitados al chiste físico infantil) que en la acción dentro de lo inconmensurable del espacio exterior. Muchos interiores de plástico y poca perspectiva de fugas marcan una falencia llamativa en la estrategia de Gunn, un guionista-director que se muerde la cola al invertir las variables de su criatura. Incluso las canciones de Fleetwood Mac, George Harrison, Funkadelic, etc. no aparecen bajo la opacidad conceptual de un leit motiv, más bien flotan en el aire como un armado arbitrario de un productor. Carente de un espíritu joven en su armado narrativo, el Volumen 2 parece más un disco de outtakes con el perfil oportunista -más transparente que nunca- de Marvel en su escala por dominar la industria.
La galaxia les quedó demasiado grande Guardianes de la Galaxia” (Guardians of the Galaxy, 2014) fue una sorpresa para sus realizadores, en todo sentido. En el universo cinemático de Marvel no era un filme que se esperaba o que tuviera mucha continuidad con las otras producciones. Además, hablamos de que hicieron un largometraje sobre un grupo de superhéroes de una “segunda línea”, en el sentido que no ostentaban tampoco tanta popularidad como los otros personajes, y tampoco eran tan conocidos para el espectador promedio. Pero fue un éxito rotundo. Tan es así que una semana de que se estrenara se anunció en la Comic-Con de San Diego que iba a haber una secuela y que se iba a estrenar el 28 de julio de este año (no es que le erraron a la fecha en ese momento, sólo que decidieron adelantar el estreno). “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” (Guardians of the Galaxy Vol. 2) es el capítulo 3 de la Fase 3 del MCU, y si la primera trataba a groso modo de la formación de una familia muy particular, ésta ahonda en sus orígenes. Pasaron sólo algunos meses desde que los Guardianes se encontraron y decidieron trabajar juntos. Peter Quill (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax el Destructor (Dave Bautista), Rocket Racoon (Bradley Cooper) y Baby Groot (Vin Diesel) se dedican a realizar “trabajos” para quienes los contraten, pero es en uno de ellos en que Rocket pone en peligro a todos sus amigos. Es así que escapando para que no los maten, son salvados por alguien llamado Ego (Kurt Russell) y su ayudante Mantis (Pom Klementieff). Este ser se presenta como el padre de Peter y capta automáticamente su atención. Mientras él, Gamora y Drax deciden visitar el planeta de su progenitor; Rocket, Baby Groot y Nébula (Karen Gillan), que es su prisionera, se quedan tratando de arreglar la nave. Este grupito será interceptado por Yondu (Michael Rooker), que viene reclamando su venganza por lo ocurrido en la primera parte. Lo cierto es que algo muy oscuro se cierne sobre estos héroes y, si no están atentos, podría llegar a ser no sólo su fin sino el de la existencia misma. Es tiempo de que vuelvan a salvar al universo. Alguna vez lo hemos dicho, y no nos cansamos de repetirlo: mucho más y a mayor escala no quiere decir que sea mejor. Esta secuela tiene demasiados problemas, pero uno de los más importantes es que a James Gunn, su director y guionista, la película se le va de las manos y pierde completamente el ritmo narrativo. Llega un momento en que el filme se convierte en un caos y se vuelve soporífero y anodino, y no hay efecto especial o chiste que lo salve. Pero además, está segunda parte comete el error fatal de exacerbar y redoblar la apuesta de todo recurso que haya funcionado en la primera. Por lo tanto se siente un refrito mal hecho, más de lo mismo, y eso hace que pierda encanto y frescura. Como toda obra de Marvel, se presentan en segundo plano personajes que van a tener más incidencia en futuros proyectos, hay perlitas para el fanático, y muchos chistes para todos. Se sabía que los Guardianes iban a aparecer en “Avengers: Infinity War” (2018) junto a los otros popes del universo superheroico, pero también se anunció hace poco (sí, como hicieron antes) que va a haber una tercera parte. Ah, si aguantan toda la película, sepan que hay cinco escenas más entre los títulos del final. Ninguna tan relevante o crucial como para que no abandonen la sala tranquilamente. Lamentablemente, “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” no está a la altura de la original, es más larga, aburrida y descansa en la grandiosidad de sus efectos especiales. Pero, como pasa desde que el cine es cine, la historia es siempre lo que cuenta. Y acá la trama es lo que falla y bastante. Tal vez vaya siendo hora de que estos guardianes se busquen otro trabajo y optar por contratar seguridad privada.
Contiene varias relaciones familiares complicaciones, mezcla muy bien la ciencia ficción, con la acción y mucho humor hasta el exceso. Un pulpo gigante que da batallas, varios monstruos y diversas contiendas. Una ramita encantadora y adorable, llena de personajes, más espectacular y visualmente deslumbrante. Algunos mensajes en los que se ve mucho la relación entre padre e hijos. Buenos bailecitos y la banda sonora sobrepasa al guión, el cual resulta simple, ingenua, aunque la pasas bien porque es súper entretenida. Varios cameos. Hay que ver los créditos finales porque dentro de los mismos hay cinco escenas extras.
Guardianes vistosos pero sin guión a la altura del original Hace tres años el director James Gunn logró una obra maestra de la comedia de ciencia ficción con los antihéroes psicodélicos de "Guardianes de la galaxia", una de esas raras películas que pueden combinar en partes iguales extraordinarios aspectos visuales con un buen guión y gags tan divertidos como astutos. Gunn venía de Troma Inc., un estudio clase z especializado en lanzar una secuela tras otra desvergonzadamente, con ejemplos como"La última tentación del vengador tóxico", y lamentablemente en esta continuación de "Guardianes de la galaxia" da la sensación de que nadie se preocupó demasiado por desarrollar un guión articulado que esté a la altura de las circunstancias. En este "Volumen 2" el truco básico consiste en darle el héroe Chris Pratt un padre extraterrestre y casi todopoderoso, el Ego que personifica Kurt Russell, sin duda lo mejor del film. Esta mezcla de hippie del espacio y semi-dios es resistido por su hijo, dado que abandonó en la Tierra a su madre moribunda, y de esta relación surgen casi las únicas situaciones que unen cabalmente el argumento con las imágenes, algunas impactantes. Pero los demás personajes, incluyendo al mapache con la voz de Bradley Cooper, parecen apagados, empezando por el anodino Vin Diesel que ahora es sólo un retoño. También aparece Stallone, pero apenas en un cameo. Esta nueva entrega se disfruta bastante a nivel visual, pero no está al nivel del original.
La segunda parte de la saga confirma el buen momento de los superhéroes más divertidos de Marvel . Es un hecho, las segundas partes rara vez suelen superar a las primeras, pero Guardianes de la galaxia Vol. 2 hace todo el mérito para seguir siendo lo mejor que ha dado el universo cinematográfico de Marvel en los últimos tiempos. Y aunque está unos escalones por debajo de su antecesora, logra mantener un nivel que vuelve a la saga más prometedora que otras de superhéroes, como Los Vengadores o Los Cuatro Fantásticos. Una vez más vuelve a ser el humor y la música lo mejor de Guardianes de la Galaxia. La película arranca con un flashback hacia los '80 mientras suena Brandy (You're a Fine Girl) de Looking Glass. El tema y la banda sonora en general no sólo están ahí para musicalizar sino que además se mezclan con la trama (el protagonista viaja con un walkman con varias de las canciones que suenan en el filme). En la primera entrega, Quill baila en una caverna al comienzo de la película. En esta ocasión es otro el personaje que tiene coreografía propia en los primeros minutos, y la escena es tierna y simpática en partes iguales. El humor es el otro gran protagonista de la película. El guion está atravesado por el sarcasmo y el cinismo, y las escenas de violencia son matizadas por chistes y música, la mayoría de las veces en forma de videoclip en cámara lenta. En los momentos más emotivos la cinta se vuelve un poco sensiblera y se extraña la risa. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 arranca con el grupo de superhéroes ya consolidado. Con el paso de los minutos se conocerán nuevas facetas de los personajes y de su pasado, y se disparan varias líneas argumentativas. Por un lado, el quinteto es perseguido por unos alienígenas a los que el mapache Rocket robó; Quill se encontrará con su padre Ego y conocerá su planeta. Mientras, Gamora y su hermana intentarán matarse o recomponer la relación, y Yondu sufrirá una rebelión por parte de sus mercenarios. Los personajes más logrados en esta secuela son Rocket Raccoon y Drax el Destructor, que con su pocas luces se lleva la mayor cantidad de risas del público. Bebé Groot es pura ternura y también está entre lo más logrado de la cinta. Parrafo aparte merece Chris Pratt como Peter Quill (Star-Lord). El actor encuentra su mejor versión en su personaje, que le calza como anillo al dedo. Es un líder que tiene todo para ser el hilo conductor de la película pero al mismo tiempo deja lugar a que los demás también se luzcan. Para aquellos que la vean en 3D, Guardianes de la galaxia Vol 2. tiene su mejor momento cuando los superhéroes visitan el planeta de Ego (Kurt Russell).
Si bien esta secuela está dirigida para público de todas las edades, a algunos le puede llegar a resultar un poco tonta, pero prácticamente el ciento por ciento de los chicos y adolescentes la van a pasar muy bien. Entretenimiento garantizado si te gustó la primer entrega o si te van...
Un poco de comedia Esta comedia espacial sin mucha intensidad, que apuesta siempre a la ligereza, se mete en problemas cuando quiere avanzar en los plagios a mejores películas. Su simpatía es limitada y podría, con suerte, ser una serie de televisión de esas que pasan sin pena ni gloria. No significa que la película sea indignante o molesta, simplemente se regodea demasiado en la autoconciencia y su ligereza no es tanto una idea del mundo como un distanciamiento cínico para no tener que ocuparse de algún tema en serio o tratar de construir algo. En esta secuela la comedia se le da importancia a la comedia y la acción pasa a un plano menos protagónico, aun cuando hay varias escenas de esas que aburren en su confusión y exceso de efectos visuales. Efectos visuales que permiten construir personajes como Baby Groot y que podrían ayudar al relato, pero son tan feos que terminan por agotar. El universo Marvel, cuya excesiva presencia hace rato que agotó sus posibilidades, sigue con su gran plan de muchas películas que durante todo el año sean las reinas de la taquilla. Algunas son buenas, otras son malas, definitivamente son demasiadas. Guardianes de la galaxia tiene muchos admiradores y goza incluso de prestigio crítico, por lo cual nos dejan en claro que habrá una tercera y, por supuesto, es deseable que sea un poco mejor que sus dos predecesoras. Las canciones muy lindas, sí, pero se pueden escuchar sin necesidad de pasar dos horas viendo esta película.
La primera película de los “Guardianes…” fue algo que nadie esperó y, con el tiempo, se convirtió en uno de esos pocos “tanques” de Hollywood respetado y hasta querido por la más exigente de las academias. Esta segunda película es demasiado larga y derivativa, y a veces los diálogos son muy explícitos. Sus méritos son mayores: los efectos especiales están al servicio de las emociones de los personajes; declina en toda forma posible las relaciones familiares; crea algunas secuencias de gran belleza plástica y, en los últimos cuarenta minutos, aparecen todas las emociones juntas en una combinación de espectáculo y sentimientos que conmueve al espectador. Con sus defectos esta es una película de autor disfrazada de megatanque de Hollywood. Quizás mejore en la memoria, como su sorpresiva y sorprendente antecesora. Si no, también vale la pena.
LA BATALLA DEL MOVIMIENTO En la guerra interminable de la pantalla grande que enfrenta a los dos colosos provenientes del comic, DC y Marvel, está claro que el segundo reina en base a instalar el humor como motor de sus productos. El aire oscuro y sombrío de sus héroes más conflictuados es explotado por las series de Netflix y no pareciera existir un punto de convergencia con el universo cinematográfico tan risueño como colorido en cada una de las sagas, se crucen argumentalmente o no. DC entendió esto, quizás un poco tarde, y tal es así que en el tráiler de la inminente Liga de la justicia todas las líneas son bromas inspiradas con descaro en los personajes de su competidora. Pero cuando todo parecía indicar que el abuso del recurso podía lograr que las cosas se pongan más serias, James Gunn apuesta a convertir a la secuela de Guardianes de la galaxia en una comedia que no sólo tiene un despliegue infernal de acción y efectos especiales, sino el ritmo narrativo de una sit-com. Desde la escena de los créditos se intuye que todo será un mar de risas, cuando el cuarteto de protagonistas se bate en una encarnizada batalla con una criatura infernal, cada uno a su modo y con sus limitaciones, mientras el pequeño Groot hace de las suyas. Los gags físicos y gestuales van al mismo ritmo que los diálogos y hace que todo fluya de manera natural. Y marca la dinámica del film aunque necesariamente baje el ritmo para introducirnos en la historia. Cuando lo hace, se nota que las relaciones en el equipo están afianzadas y hasta un tanto contagiadas entre sus miembros, Peter Quill (Pratt) sigue siendo el payaso y Gamora (Saldana) la sarcástica compañera pero el humor de Drax (Bautista) definitivamente es mucho más verborrágico y mordaz. Su incapacidad para interpretar sentimientos fue reemplazada por una versión tan cruel como divertida de sí mismo que no pierde ocasión para sincerar lo que lleva dentro aunque eso nunca termine siendo algo amable o cordial. Por otra parte, Rocket (Bradley Cooper) repite al belicoso de la primera parte pero con una relación paternalista con el Baby Groot que derrocha ternura y gracia por igual. De los personajes nuevos, Mantis (Pom Klementieff) que ya desde el tráiler logra arrancarnos una risa, es la que tiene una simbiosis absoluta con Drax y le dará el pie justo para que se luzca por sus características que le brindan hipersensibilidad. Luego Ego (Kurt Russell), como el padre de Peter, será el ancla y quien aporte el peso de la solemnidad de la historia que sin algo que justifique las acciones y brinde peligro, correría serio riesgo de convertirse en una sucesión de secuencias de hilaridad sin sentido. Buenos momentos también nos brindan el personaje de Sylvester Stallone, aunque de brevísima aparición, y el de Michael Rooker cuyo lucimiento y peso en la historia será bastante mayor que en la primera. Claro que no todo es color de rosa (aunque la paleta esté casi toda entera en la sicodélica puesta en escena) y los huecos argumentales existen o al menos no le dan una cohesión a la historia, que no deja de entretenernos con un montaje paralelo entre situaciones casi inconducentes. Pero sería casi como preguntarnos hacia dónde lleva una montaña rusa y no permitirse disfrutar del trayecto. Jamás podría objetarse que Guardianes de la galaxia Vol. 2 deja de ser entretenida y es su mayor mérito. El humor es efectivo y eso basta, dados los resultados, y el resto podría mejorarse y mucho pero se nota con claridad que no está en la intención del director. Si bien pudo apelarse a profundizar la relación entre Ego y Peter Quill dado el vínculo, se aprovechó la situación para crear un conflicto algo diluido que no atente contra la estética festiva del film. Aún en los momentos que podrían considerarse de mayor gravedad y sordidez se mantiene el humor y eso podría quitarle algo de seriedad, que el director se empeña en demostrar que no es necesaria para contar una historia que implica además de movimiento y humor, muerte y destrucción. Guardianes de la galaxia Vol. 2 también se enmarca en el subgénero de las space opera, pero actualiza el concepto quitando la solemnidad. Lo más probable es que si le diesen a dirigir a James Gunn una de las secuelas de la saga de Star Wars, la convierta en una comedia espacial a mitad de camino entre una sátira de Mel Brooks (Spaceballs) y un episodio de los Looney Toons. Sería un buen experimento aunque no cambiaría el lacónico y electrizante “Yo soy tu padre”, pronunciado con tanta solemnidad y solvencia por Darth Vader por un “Yo soy Groot”.
Aventura para los sentidos Inocente, desenfadado y entretenido, "Guardianes de la Galaxia 2" regresa a la pantalla grande con un aluvión de imágenes lisérgicas para los más chicos y los más grandes también. Ya pasaron tres años desde la primera entrega de esta propuesta de Marvel sobre las aventuras de unos renegados influenciados, claramente, por "La guerra de las galaxias". En esta segunda parte, el filme se centra en Peter, interpretado por Chris Pratt y el encuentro con su padre desconocido, una especie de Dios universal que encarna Kurt Russell. Lo cierto es que el padre se llama Ego y creó un planeta que es una suerte de paraíso que creó solamente con el poder de su mente, lo cual despierta lecturas metafóricas infinitas sobre el poder, el amor y la belleza, mientras los conflictos familiares y las subtramas aparecen a cada minuto del filme. Y los personajes como Groot, la pequeña ramita, es uno de los más acertados del filme, que irradia ternura e inocencia en cada escena. Si lo que se busca es pasar 136 minutos lúdicos disfrutando del maravilloso universo de superhéroes de Marvel, esta película es una cita acertada, un deleite para los sentidos donde los paisajes paradisíacos con cascadas y verde perfecto no significa que todo lo que brille sea oro.
Entretenimiento puro en la galaxia Marvel Y sí. Es gigante. Enorme. Descomunal. Es galáctica la Marvel Studios. No parece haber freno creativo para este universo ya claramente definido como el más prolífico y rentable de la industria norteamericana. También es cierto que todos y cada uno de estos personajes vienen apoyados por décadas y décadas de guionistas y dibujantes, quienes a su vez generaron millones y millones de fanáticos que durante años esperaron por verlos fuera de la historieta y en acción en la pantalla grande. Tres generaciones casi completas es demasiada gente como para no ver el negocio. Hubo varios intentos de adaptaciones anteriores, casi todos fallidos sobre todo en lo visual aunque todavía tenemos pesadillas quienes en los 90’s vimos en el cine Capitán América (Albert Pyun, 1990). Definitivamente es este siglo, estos días, y esta tecnología aplicada a efectos especiales, visuales y de sonido, la que nos permite verlos casi tal cual fueron imaginados. Esto da pie a entender por qué “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” redobla la apuesta en todos los aspectos como para instalarse sólidamente en la grilla de producciones futuras. Si es por lo que se ve aquí, podemos esperar una cada tres años más o menos. Desde el comienzo entendemos que todo va a estar bien. El tema Brandy de Looking Glass nos lleva a la década del ochenta y a un muy joven Ego (Kurt Russell, rejuvenecido con mucho botox digital y un extra de soporte, realmente un prodigio de los efectos especiales), en plena faena seductora de una bella muchacha. No hace falta adelantar más sobre esta introducción, pero es fundamental para la trama. Treinta y cuatro años después, muy lejos de allí Peter Quill (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax (Dave Bautista), Groot (voz de Vin Diesel) y Rocket (voz de Bradley Cooper) andan luchando contra un tremendo monstruo intergaláctico que amenaza el universo. Pero como sabemos, en esta saga todo es por plata un comercio que casi siempre deja de lado la ética, la moral y otras cuestiones. Es decir, el equipo evita que la bestia se coma un set de “super pilas” pero uno de ellos se afana cuatro o cinco para hacer dinero extra además de intercambiar su lucha por la prisionera Nebula (Karen Gillian), hermana de Gomora. Claro, todos estarán a punto de ser acabados por el ejército de la reina Ayesha (Elizabeth Debicki) hasta que Ego reaparece para salvarlos a todos. Hay un giro interesante en el hecho de ver cómo Ego trata de hacerle entender a Peter que está frente a su padre, y que es dueño de su propio planeta. Justamente en este eje, el de la paternidad no ejercida, de un lado, y la que se puede elegir, del otro, es donde la trama pivotea y se apoya. Bien podría decirse que esta segunda parte hace hincapié en dos aspectos dramáticos realmente muy bien trabajados: la familia que se elige a partir de la extrema soledad de sus integrantes y los conflictos que cada uno sostiene. Conflictos manifestados fehacientemente pero también aquellos producidos por lo no dicho, lo oculto durante el tiempo. Excepto por Groot, el resto de los Guardianes (y también los cuatro personajes secundarios que aparecen) tienen problemas afectivos enmascarados por lo extrovertido de sus personalidades. Detrás de su accionar hay un dolor latente que por suerte el guión se lo toma en serio, siempre dentro de éste género. Todo el resto del relato más las subtramas (historia de amor, cuestionamientos existenciales, etc) son agigantados por el guión de Dan Abnett y Andy Lanning, que asumen junto con a la dirección de James Gunn, responsable del Vol. 1 la ardua tarea de tener un muy buen balance entre la acción y los momentos de transición muy bien apoyados gracias al sólido vínculo entre los personajes. Frase aparte para el enorme trabajo de Michel Rooker como Yondu. Se suele destacar poco el trabajo actoral en este tipo de producciones pero lo del actor de Mississippi en llamas (Alan Parker, 1987) es para recortarlo y ponerlo en un cuadro. Tal vez, para simplificar la cosa, uno deba entender que la gran virtud aquí es la de lograr rápidamente que hasta el espectador más reacio a este tipo de productos termine “entrando” en la propuesta, ya sea porque el ritmo narrativo no da mucho respiro o porque la construcción de personajes, lejos de estar empastada, también es un punto fuerte junto con el humor porque, a no confundirse, esta película es una comedia, de aventuras y en el espacio, pero una comedia al fin. Es difícil en este elenco numeroso no empatizar con un par de ellos. Por momentos el humor gana el primer plano y resulta extremadamente divertido y curioso sentir cómo este humor naif e inocente (como si hubiese sido escrito por chicos) funciona a la perfección. Algunos gags y remates del texto tienen un pequeño y levísimo (insisto, pequeño y levísimo) barniz a lo Mel Brooks, pero con tempo de sit-com. “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” es un llamado al entretenimiento puro. Es como estar en un cumpleaños visualmente repleto de globos, caleidoscopios, guirnaldas, payasos y Fanta Naranja y efectos de sonido de los viejos video juegos de arcade que dominaron los años ochenta incluidos dos homenajes clarísimos: el Pac Man y el Gálaga. Más acción, más efectos, más Guardianes (quédese en los créditos finales) y la seria promesa de seguir adelante con m´s volúmenes hasta hacer un “Grandes Exitos”
Tres años después de su sorpresivo éxito comercial llega la esperada e inevitable secuela de las aventuras de esta galería paralela de personajes del universo Marvel. La película repite de manera menos orgánica y convincente los códigos –el humor, la estética, la música– que hicieron funcionar al primer filme y no logra capturar su (relativa) originalidad. No deja de ser valorable que Marvel, en medio de un sistema de estrenos interconectados y en fases cuidadosamente calculadas, haya armado en paralelo –hasta cierto punto, ya que todo finalmente se conecta– un universo como el de GUARDIANES DE LA GALAXIA que parece manejarse con diferentes códigos y reglas. El problema es que estos nuevos códigos, si bien sirven para generar filmes de atmósfera, escenarios y tono distinto a los otros, no hacen demasiado para convertirlos en mejores productos. ¿Son distintos a THE AVENGERS? Sí, tal vez lo sean, aunque no demasiado. ¿Son mejores? No necesariamente. Con el segundo filme queda más que claro que todo lo que Marvel toca y hace funcionar, rápidamente lo convierte en sistema. Y en marketing. Y en fórmula. Así, los one-liners, las bromas, la música chiclosa de los ’70 y demás puntos que distinguían a la película original hoy se han vuelto parte forzada de un sistema y no al revés. De vuelta, no son ni los personajes ni la historia los que conducen la película, sino que el procedimiento –el sistema, los requerimientos del producto– los lleva hacia donde hace falta según cuidadosos cálculos. Y esa falta de libertad la aprisiona. Es así que GUARDIANES DE LA GALAXIA VOL.2 intenta repetir el tono zumbón de la primera parte y, tomando del manual de STAR WARS, generar una segunda un tanto más densa, seria y, a la vez, centrada en problemas familiares irresueltos, especialmente los ligados a la paternidad. No, Darth Vader no tiene una aparición especial para decir su célebre frase de EL IMPERIO CONTRAATACA, pero si el padre del protagonista se llama Ego no hay muchas dudas que las cosas correrán por caminos similares. Manteniendo al mismo director (James Gunn) y equipo, la película logra mantener una continuidad estilística con la primera parte. Lo que no logra es volvernos a sorprender. Cada one-liner, cada broma, cada olvidada canción de los ’70 o referencia televisiva de entonces que funcionó con el público en la primera película vuelve aquí duplicada, triplicada, anunciándose con bombos y platillos. Y la película se vuelve obvia y previsible. A la décima escena musicalizada de forma un tanto bizarra uno ya está extrañando un score convencional de película de superhéroes, ciencia ficción o space opera, que es el subgénero que mejor le cabe a esta saga. Y ni hablar de un John Williams… A esa reiteración –que por momentos funciona, ya que por más anunciadas que estén muchas de las bromas verbales y visuales son buenas– se le suma un problema claramente narrativo: durante gran parte de su metraje, exceptuando tres escenas de acción bastante bien realizadas (especialmente la primera), la película entra en una meseta de la que no logra salir ni a fuerza de chistes sobre Heather Locklear (búsquenla en Google) ni temas de Cheap Trick o la Electric Light Orchestra. El eje dramático del filme pasa por la relación entre Peter Quill/Star Lord (Chris Pratt, con su carisma de “pibe de barrio”) y su padre Ego (Kurt Russell, impecable como siempre) con quien se reencuentra en el planeta que el poderoso hombre construyó (un escenario que parece un montaje de tapas de discos de Yes). El padre primero lo convencerá con su carisma pero luego veremos que lo que planea por detrás de ese mundo apacible y de apariencia pacífico es un poco más tenebroso y macabro. Pero para que eso suceda la película se pierde bastante en un estático y anodino pantano. Bueno, casi como un tema de rock progresivo de esos que duran 25 minutos… Para salir de ahí Gunn confía en la honestidad brutal de Drax (Dave Bautista, el más gracioso y efectivo de los Guardianes), la acidez de Rocket (con la voz de Bradley Cooper), el monochiste de Baby Groot (Vin Diesel) y la tensión romántica un tanto blanda entre el propio Peter y Gamora (Zoe Saldana). Ella, a su vez, tiene problemas familiares con su medio hermana Nebula. Y, en lo que tal vez sea lo mejor de la película, están los caóticos y violentos Ravagers, con sus problemas y conflictos (internos y externos), entre los que se destaca la figura rebelde de Yondu (Michael Rooker) y entre los que podrán ver, en algo que no supera una aparición especial, a Sylvester Stallone, quien seguramente tendrá una participación mayor en la tercera parte. Hay también otros enemigos (desde criaturas gigantescas a un planeta de diosas rubias que atacan via hologramas o algo similar) y personajes (Mantis, la asistente de Ego, con sus antenitas, es la más memorable), pero la película no consigue salirse de las limitaciones de su sistema, de su casi televisivo formato de bromas punzantes a las que solo les faltan las risas grabadas y referencias constantes, que van de personajes de la sitcom “Cheers” a David Haselhoff pasando por el Pac-Man, a las ya citadas canciones y productos varios, todas de una época que para el público de la franquicia es algo así como la prehistoria. Pero el chiste se empieza a morder su propia cola y, como la película, sigue y sigue y sigue girando la mayor parte de las veces en falso, enamorado de sus propias ocurrencias. Que le dan gracia por un rato pero no consiguen armar una película a su alrededor.
Guardianes de la Galaxia vol. 2: campeones de la risa La secuela del gran éxito de Disney / Marvel llega justo a tiempo para levantar la puntería del estudio que apela a repetir fórmulas continuamente. Marvel Studios y Disney siguen exprimiendo a la gallina de los huevos de oro con el género de los superhéroes espaciales, pero si lo hacen como en Guardianes de la Galaxia vol. 2 no hay problema. La película, dirigida por James Gunn, retoma al grupo más grande de inadaptados espaciales y esta vez los enfrenta con un mal que no sólo amenaza al universo sino a ellos mismos como equipo. La historia lleva a Peter Quill (Chris Pratt) y compañía a huir a través de la galaxia de una raza a la que no le cumplieron un contrato como debieron. En el camino se tropiezan con un extraño (Kurt Russel) que dice ser el padre de Peter y los lleva a conocer su planeta. El grupo se separa ocasionalmente y desde ahí en más la aventura se bifurca para que los personajes –que son muchos- vuelvan a converger en el final. El film sigue el mismo estilo que hizo famosa a la primera parte (¿para qué innovar con algo que no dejó de funcionar?) con un grupo de héroes muy disímiles entre sí que, sin embargo, se complementan de manera fabulosa entre ellos. El ocurrente James Gunn vuelve a escribir diálogos magistrales que los personajes recitan mientras protagonizan asombrosas escenas de acción condimentadas con efectos especiales de primer nivel. En el aspecto visual, Guardianes de la Galaxia vol. 2 es quizá la película más llamativa y completa de todas las estrenadas por Marvel hasta el momento. La imaginería visual del director y su equipo para retratar los diferentes mundos que visitan los personajes no tiene límites, y aunque hay muchos efectos computarizados, los maquillajes de los personajes no se quedan atrás y lucen reales, como si de verdad existieran. La música “ochentosa” vuelve a jugar un papel fundamental en la trama, e incluso le banda sonora influye en el nombre de la película ya que lleva en el título el agregado de “vol 2”, igual al cassette (si, casstte) que escucha el personaje de Chris Pratt una y otra vez. Otra referencia a esa década es la incorporación de los protagonistas de “Tango y Cash”, Sylvester Stallone y Kurt Russel en dos papeles de gran importancia, uno de ellos en esta entrega y otro preparando lo que será la tercera parte. Porque si alguien creía que esta historia se termina aquí, está muy equivocado…
Recuerdo no haber querido ver la primera de los Guardianes porque no me parecía interesante. Fue la primera película que vi en el año 2015, en la comodidad de mi hogar y fue ahí cuando me arrepentí de no haberla visto en el cine. Para esta segunda parte no quise elevar muchos mis expectativas, es conocida la regla que las segundas partes son las peores. Guardianes 2 no fue la excepción a la regla, pero tampoco le fue fiel a la misma. Marvel se caracteriza por tener humor en sus películas (y comics) Guardianes parte uno tuvo toneladas de comedia que ayudaron a hacerla una gran película (Chris Pratt es clave) y estaba claro que la segunda parte también iba a contar con comedia. No fueron una decepción los chistes como he leído por ahí, están bastante bien y logran sacar risas (y hasta carcajadas) en sus espectadores. Excelentes efectos visuales, una banda sonora ochentosa que le hace guiño a los adultos rockeros que van acompañados de sus niños. Las actuaciones están muy bien (incluso Stallone, si aunque usted no lo crea), la historia que Marvel nos oculta en los trailers está bien, pero en mi opinión no supera a la primera parte, está casi a la misma altura. Mucha gente probablemente difiera. Lo interesante es que el mundo Marvel sigue creciendo, y cuando llegue Infinity War los cines van a estallar. Amor eterno a Marvel. (No creo en la objetividad, pero admito que me cuesta restar mi subjetividad para con los comics, para con Marvel) Mi recomendación: Hay que verla en el cine.
Hace varios años venimos experimentando la debacle y el agotamiento del cine de superhéroes. Quizás tenga que ver con la saturación que provoca la enorme oferta de este tipo de films, o el hecho de que estas cintas son realizadas de forma genérica y sin ninguna característica distintiva (obviamente hay excepciones como por ejemplo la trilogía de Batman de Christopher Nolan y Spider-man de Raimi que sentó las bases para la actualidad de los justicieros, entre otras.) En ese escenario desalentador surgió Guardianes de la galaxia (2014), una película desarrollada por James Gunn, que se centra en un grupo de héroes galácticos no muy conocidos para el común de la gente. Justamente ese factor del desconocimiento, más la cuestión de unos personajes atípicos que forman un grupo de protectores del espacio, hicieron de la primera entrega de este grupo un producto novedoso, fresco y atractivo para muchos. Incluso resultó del agrado de varias personas ajenas al ámbito de las adaptaciones comiqueras. En esta oportunidad continúan las aventuras del grupo por los confines del cosmos. Los Guardianes deberán luchar para mantener unida a su nueva familia mientras intentan resolver el misterio de los verdaderos orígenes de Peter Quill (Chris Pratt). Viejos rivales se convertirán en nuevos aliados, y queridos personajes de los cómics clásicos acudirán en ayuda de nuestros héroes a medida que el universo cinematográfico de Marvel continúa expandiéndose. ¿Qué nos brinda esta secuela? Más de todo lo que vimos en la entrega anterior. Más humor, más profundidad en las relaciones de los personajes, unos efectos especiales increíbles y una paleta de colores más estridente, psicodélica y lisérgica que en la primera parte. Lo más flojo de la película vendría a ser la trama. No hay un conflicto concreto sino algunos problemas que presentan los personajes y que tienen que ver más con los vínculos familiares o afectivos de los protagonistas. Las dificultades pasan a ser más internos, de identidad propia de los individuos, y si bien son funcionales, la historia que cuenta el film parece no tener un destino claro. Además, el humor si bien es eficaz, a veces parece ser contraproducente ya que, no se utiliza solo como Comic Relief sino que a veces predomina por sobre el drama o la acción. Para remarcar algunos aspectos positivos de la obra podemos expresar que James Gunn, si bien no consigue realizar una gran película, sí logra poder ofrecernos un relato digno con una dirección y sello propios que se coloca por sobre la media de estas ficciones de superhéroes. Por otro lado, el villano, en esta oportunidad, ofrece una oposición digna a nuestro grupo de héroes y nos recuerda más a villanos o antagonistas fuertes que parecían estar ausentes en las últimas películas del universo Marvel. El elenco está muy bien elegido, y se nota la química entre los protagonistas. Los secundarios también demuestran ser importantes y trascendentes dentro de la narración. Desde el punto de vista de la animación, es impecable todo lo que respecta al CGI de Baby Groot y a Rocket Racoon, que cada vez tienen más detalles en sus acabados técnicos. La física del pelaje del personaje personificado por Bradley Cooper y las texturas que presenta el personaje de Vin Diesel, demuestran lo avanzadas que están las técnicas de creación digital. Asimismo, los planetas y mundos que presenta la película también logran ser extremadamente detallados. Guardianes de la galaxia Vol 2 es un film que a pesar de tener problemas narrativos, sale adelante gracias al elenco y una buena dirección de James Gunn. Visualmente sorprende pese a estar cargada de colores súper saturados. La banda sonora también representa uno de los puntos altos de la película. Es una cinta que quizás no supera a su antecesora, pero que logra destacarse de los últimos y genéricos relatos de la factoría Marvel.
Un pulpo espacial gigantesco con colmillos que gotean alguna substancia asquerosa amenaza a los Guardianes de la galaxia en plena misión por preservar unas baterías que nadie sabe para qué son ni para qué sirven. Mientras tanto un adorable y pequeño Groot ajeno completamente a la lucha enciende un equipo de música que da pie a la primera impresionante secuencia del film de la mano de la Electric Light Orchestra y su Mr. Blue Sky que a tantas películas logra acompañar tan a tono. La fórmula es básica. Funcionó la primera vez y no hay motivos para que no vuelva a funcionar de nuevo. La sinopsis de la película bien podría reducirse a “villano galáctico genérico amenaza a los guardianes de la galaxia que a fuerza de gags, chistes y escenas de acción con muchos VFX salvan al universo sin que la mayoría de entes que lo componen siquiera perciban que estuvieron al borde de la extinción”. ¿Qué hay de nuevo? Algunos actores que el espectador siempre está atento a vitorear como Sylvester Stallone y el querible Kurt Russel que desde el trailer se anuncia como padre de Quill, uno de los héroes en cuestión. El resto es efectivamente un poco más de lo que vimos en la primera entrega, pero a quien le importa realmente, si una vez que terminó la primera parte muchos se quedaron con ganas de más. Conscientes del producto que exitosamente habían conseguido introducir en el mercado (¿cuándo no?), los productores de Marvel/Disney reaccionaron rápidamente con el encargo de otro guion que primara la gracia de sus personajes por sobre una historia de proporciones más épicas que la primera. Y el resultado es exactamente ese. Quizás en esta oportunidad la amenaza no sea tan grande como en la anterior, pero sin dudas la sobreabundancia de situaciones jocosas compensa como para mantener entretenido al espectador durante un buen rato. Ah, y a no levantarse del asiento hasta que los echen de la sala porque una vez más Guardianes de la Galaxia viene acompañada de por lo menos 4 escenas post-créditos.
La sensibilidad del extraño fue en parte una de las características que separó a Guardianes de la Galaxia (2014) del resto de películas/evento del universo cinematográfico de Marvel y de las películas de superhéroes en general. Guardianes ha encontrado -junto a Logan y Deadpool- una manera distinta de acercarse a un cine más preocupado por la taquilla que por el arte, pero sin perder corazón. Este Vol. 2, es un film que logra soportar un volumen excesivo de narración (incluso para los estándares de Marvel) sin colapsar bajo su propio peso. Vol. 2 se siente como una película de Marvel independiente de sus obligaciones episódicas. Todo lo bueno de Guardianes se lo debemos a James Gunn, ya desde la secuencia de créditos el tono de la película está planteado, al ritmo de “Mr. Blue Sky” de ELO. La pandilla espacial está en medio de un trabajo que los enfrenta a un pulpo interdimensional. Ese punto de partida los llevará a una serie de eventos que desembocan en la revelación del padre de Star Lord (Chris Pratt) como el mismísimo Ego (Kurt Russell). Gamora (Zoe Saldana), Rocket Raccoon (voz de Bradley Cooper), Mantis (Pom Klementieff), Baby Groot (voz de Vin Diesel), Yondu (Michael Rooker) y Nebula (Karen Gillan) todos tienen momentos para lucirse, pelear y mostrar su lado tierno, pero Drax (Dave Bautista) se roba el show, con los mejores destellos de humor en el guión. Bautista sigue el camino de otro luchador de catch devenido en actor/estrella de acción: The Rock. Afortunadamente, más alla del inevitable festival de CGI del tercer acto, al final la historia tiene una potente recompensa emocional. Vol. 2 apuesta a seguro, como todas las películas de Marvel, pero aquí todo parece más orgánico y la sensación que actores, guionistas y el director se están divirtiendo al filmar se traslada al espectador. El infaltable momento de cámara lenta ajustado a “The Chain” de Fleetwood Mac casi permite fingir que estamos viendo la película original de nuevo, rompiendo el paradigma que segundas partes nunca fueron buenas. Seguramente Vol. 2 va a ser la mejor ópera espacial que podremos ver en los cines hasta que Star Wars: Los últimos Jedi se estrene. La música es un personaje más del clan, y no sólo es un rejunte de viejos hits radiales, además está el hecho que artistas como Sweet, Sam Cooke y Cheap Trick se usen en una película de Marvel de la forma en que se usan, conectando de manera casi inocente con la simplicidad de la vida en la Tierra vista desde una galaxia grande y peligrosa. Ese recuerdo melancólico golpea más duro y mejor en este Vol. 2 que lo hecho hace tres años. “Brandy (You’re a Fine Girl)” de Looking Glass es reproducida y mencionada varias veces en Vol. 2, e incluso cuando Kurt Russell la enuncia dramáticamente, “mi amor, mi amante, mi mujer es el mar” la letra se convierte en un mantra conmovedor sobre este grupo de almas a la deriva que sólo pueden pertenecer al espacio infinito.
That unspoken thing Me cuesta no pensar a las películas de Marvel como un gran objeto único. No solo por el elemento narrativo que las hace suceder todas en el mismo universo, sino porque desde el mismo estudio promueven esta mirada. El último capítulo de las Capitán América, por ejemplo, empieza con un prólogo cuyo remate es el logo de Marvel Studios y no el título de la película (que no aparece hasta el final). O sea, antes que una película de Capitán América estamos viendo una película de Marvel. Esta línea me hace pensar que existen, a grandes rasgos, dos tipos de películas del MCU. Por un lado, las películas de Marvel y, por el otro, las películas de Jon Favreau, las de Shane Black, las de Joss Whedon y las de James Gunn. Hay un tercer grupo, quizás, que es una especie de híbrido fallido (llamémosle a este tercer grupo “Thor“). En el primer grupo están las mejores películas, las que tienen, a falta de otro concepto más preciso, ideas. Hay una idea muy clara en Guardianes de la galaxia, tanto en la primera como en la segunda. Hay una dirección precisa hacia dónde apunta el desarrollo de la historia y de los personajes. No estoy hablando solamente de que el guion sea prolijo (y, de hecho, el guion de Vol. 2 es un poco –apenas– más vago que el primero, menos pulido), sino de algo concretamente cinematográfico. James Gunn maneja el universo de Guardianes no como la adaptación de otra cosa, sino como algo absolutamente propio. Ese dominio es el que hace que los chistes funcionen siempre, desde los momentos más ligeros hasta el cameo de Hasselhoff en un momento dramático extremo. Este dominio, lo que hace que Vol. 2, junto con su antecesora, pertenezca a aquel primer grupo, se ve en todos los aspectos de de la película. Desde el color (¡cuánto color!), los movimientos de cámara, los sonidos, hasta el tono. Todas las películas de Marvel tienen una buena cuota de humor, pero ese humor no es siempre igual. No es lo mismo un chiste de Iron Man 3 que uno de Los vengadores. Y, claro, no es lo mismo un chiste de Guardianes que un chiste en cualquier otra película. Guardianes de la galaxia es una película con identidad propia, con nombre y apellido. Una vez que la acción se detona hay dos líneas narrativas en Vol 2. La principal, a priori, es la de Peter Quill y Ego. La que sucede paralelamente es la de Yondu y Rocket. La belleza de la película está sintetizada en el último plano (el último antes de las cinco escenas poscréditos, al menos). Rocket, que había robado baterías que no necesitaba, que causó la destrucción de la nave y que era constantemente hostil hacia sus compañeros, ve el funeral de Yondu con los ojos vidriosos. A lo largo de la película se habla de la paternidad, de la familia, de la pertenencia, pero la línea que verdaderamente trata de eso es la de Rocket. Kurt Russell es una excusa para explorar el trasfondo real de esos personajes que Gunn adoptó como suyos y a quienes conoce y desarrolla como si fueran sus propias creaciones. Aunque, en realidad, lo son. Eso es lo que lo convierte en un autor. Es admirable, incluso, si al hacer eso la película se olvida un poco de armar una estructura más firme, incluso a pesar de algún que otro momento sobreexpositivo. La secuencia de títulos inicial es una declaración de principios y el dato, a priori anecdótico, de que sea el mismo Gunn el que realizó el motion capture para el baile de Baby Groot, no puede sino realzar esa declaración como una firma. Este es mi mundo, estos son mis personajes y los amo. Qué suerte tenemos nosotros de que Gunn, además de amar a sus personajes, sepa filmar.
Los super amigos La primera entrega de Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) encontraba al denominado Universo Cinematográfico de Marvel como una franquicia establecida, y a sus superhéroes marvelitas como materiales gananciales. El empresario Kevin Feige descifraba con las historietas un procedimiento remunerador (las producciones de Marvel son encadenadas para identificarse como temporadas), mientras James Gunn, responsable de las divertidas Slither (2006) y Super (2010), incorporaba los diferentes consumos del intelecto ochentero (desde películas hasta videojuegos) para representar a un seleccionado de personajes marginados y convertirlos en fenómenos populares. De esta manera, los mercenarios de Gunn se alimentaban de referencias nostálgicas (los recuerdos de la infancia que Chris Pratt le comentaba a los alienígenas) y se trasladaban a una plataforma de imágenes artificiales sobrepasadas de digitalismo. Para Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (Guardians of the Galaxy Vol. 2, 2017) el desarrollo se interpreta como una búsqueda introspectiva de sus protagonistas. Entre la sensibilidad y el divertimento comprendido por Gunn se desenvuelve una narrativa determinada por el dinamismo de las interacciones, donde su principal argumento es la motivación de Peter Quill (Pratt) por descubrir sus orígenes, luego de encontrarse con su misterioso padre biológico Ego (Kurt Russell). La película rememora las maratones televisivas de dibujitos animados, elaborando un imaginario consolidado por la comicidad de sus personajes y la inocencia que desarrollan como camaradas (sobresalen las secuencias entre Rocket y Yondu). La estructura tradicional de Gunn comprende el pasatiempo sentimental de Hanna-Barbera (un universo consciente de sus caricaturas) y el clasicismo mainstream de George Lucas (las similitudes entre Peter Quill y Han Solo reformulan los conceptos tradicionales), definiendo un escenario de aventureros conviviendo con sus diferencias y escapando de los conflictos compartidos (el entramado de la historia se compone de tragedias familiares y discusiones entre enemistades). Esta secuela incrementa los ingredientes que enaltecían a su antecesora, saturando al espectador de secuencias comandadas por un soundtrack en particular (el cancionero en esta oportunidad incluye desde Electric Light Orchestra hasta George Harrison, pasando por Fleetwood Mac y Cat Stevens). Podemos asegurar que en Guardianes de la Galaxia Vol. 2 Gunn prefiere mantenerse reiterativo con su estrategia para entretener con animaciones que entendieron la intelectualidad del infantilismo, sabiendo que como desenlace no hay nada mejor que contemplar como Star-Lord, Gamora, Drax, Rocket y Baby Groot terminan venciendo al villano, salvando al universo y festejando entre amigos.
Emotiva. Hilarante. Desprolija. Si Marvel sacó del barro una pepita de oro con la primera Guardianes de la Galaxia - un comic ignoto que se ganó el aplauso del público y la crítica, y convirtió a sus protagonistas y creativos en estrellas de la noche a la mañana -, la segunda entrega se ve forzada. Ok, cuando entra en calor Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es formidable, pero la primera media hora es un licuado de cosas buenas e ideas desastrosas. Como un grupo de deportistas entrando a la cancha sin precalentamiento, y haciendo las cosas de manera torpe y afectada. Desde ya Dave Bautista y Groot salvan las papas del fuego, pero Chris Pratt va en modo automático, Zoe Saldana no está enterada de qué va la cosa, y el peor ofensor de los sentidos es Rocket Racoon (voz de Bradley Cooper), que es tan chistoso como pasar las uñas sobre un pizarrón. Sólo recuerdo un filme previo en donde un grupo de personajes adorables se portaban como idiotas, y eso ocurría en los primeros minutos de Piratas del Caribe 3. Por suerte James Gunn afila el lápiz y, pasado el primer acto, las cosas entran en el trance natural y delicioso que tanto añorábamos. Claro, el problema es que el primer filme fue un éxito y ahora Gunn siente la presión sobre sus hombros de hacer algo similar. Salvo la insólita paridad de los hermanos Russo, es raro que en el universo cinemático Marvel alguien haga doblete y con la misma calidad del filme original. Ni Los Vengadores 2: La Era de Ultrón ni Iron Man 2 fueron de mi agrado - a pesar de la obscena cantidad de dinero que recaudaron -. Por suerte Gunn es un tipo que parece disponer de una chispa ilimitada y corrige a tiempo los errores de timing cómico. La historia es cualquier cosa y, francamente, a nadie le importa demasiado que una raza de tipos dorados quieran reventar a los Guardianes por un puñado de pilas Duracell inagotables, o la dichosa agenda secreta que posee el reaparecido padre de Peter Quill; pero la gracia está en ver a estos tipos discutir, gastarse bromas pesadas y, sbre todo, mostrar una enorme nobleza en los momentos mas angustiantes. En ese sentido Gunn sigue siendo un maestro: en un momento vemos a un grupo de piratas amotinados fastidiando feo a un Groot versión bebé y, minutos mas tarde, llega la enorme y satisfactoria venganza. Oh, sí, esos momentos son épicos. Si el primer acto es tosco, el otro problema importante que tiene Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es que dejó de ser para toda la familia. Es posible que el éxito brutal de Deadpool y Logan - a las cuales la calificación para adultos pareció darle mayor atractivo en la taquilla - haya empujado a Marvel y Gunn a hacer lo mas osado que se pueda dentro del rating PG 13, y apunte definitivamente a un público adolescente. Hay muertes feas, violencia contra Groot bebé, momentos tristes y una tonelada de chistes zarpados que tienen algo de chocante. Ver a estos idolos hablando de penes es estremecedor, simplemente porque es inesperado. Si esos problemas de tono abundan, en donde Guardianes de la Galaxia Vol. 2 repunta y se redime es cuando la subhistoria del padre de Peter entra a desarrollarse. El nuevo personaje de Mantis - la chica que siente tus emociones con apenas tocarte - es deliciosamente torpe e ingenua, y tiene una quimica super especial con Drax. Claro, la mole de músculos es un bobo literal pero, aún cuando la llama engendro horrible (y alguien con quien no se acostaría), en el final termina reconociendo su inocencia y su belleza interior - las que le hacen acordar a su hija fallecida - ... y ahí la gente aplaude de pie y deja escapar una lágrima. Hablamos de tipos pasados de maquillaje, de un forzudo que viene de la lucha libre y nunca estudió actuación, y de una comedia pasada de efectos especiales pero... hay algo profundamente sincero y adorable en la perfomance de Dave Bautista que te llega y que te termina por emocionar. Y así como eso, hay muchos otros momentos emotivos. Porque estos mercenarios de buen corazón no dejan de ser una pandilla de huérfanos que han formado una familia, y que se preocupan por sus respectivas suertes. Ya sea la sicópata de Karen Gilliam como el rudo pirata azul de Michael Rooker (en especial, éste último) tienen parlamentos que te conmueven. Deudas pasadas que se traducen en muestras de amor fraternal mal interpretado, una historia común que ha formado lazos mucho mas fuertes de lo esperado, tipos que hacen cosas temerarias con tal de salvar a sus amigos... he allí el secreto del éxito de la franquicia, matizado por sus chistes y su genial banda sonora. Desde ya la película mete tantos personajes nuevos y cameos que da para hacer un segundo equipo de guardianes - que posiblemente sea la idea; la pandilla de Silvester Stallone, Michelle Yeoh y Michael Rosenbaum está constituida por los personajes que integraban los guardianes originales en el comic... y hay pistas que sus aventuras seguirán en el próximo filme -. El villano está de adorno, no hay pistas relacionadas con la inminente Vengadores: Guerra Infinita, y hasta hay un indicio de que Adam Warlock - un seudo dios de los comics Marvel - hará una aparición en los proximos estamentos de la saga. Desde ya Guardianes de la Galaxia Vol. 2 sigue siendo una película superrecomendada, pero estén atentos a esperar desprolijidades. A veces la acción marea, a veces la historia hace agua... pero cuando estos tipos se mandan sus típicas locuras, es para aplaudirlos de pie. Y cuando se abren y muestran sus sentimientos, realmente emocionan. Sea el ladrón de escenas Dave Bautista, o Zoe Saldana dejando sus cuitas de lado para abrazarse con su sufrida hermana, o Chris Pratt hablando con profundo amor de su madre, o incluso Bradley Cooper contando su historia de origen. Y, desde ya, baby Groot robando cámara con su ternura a flor de piel. Es que estos tipos ya han pasado a ser amigos nuestros con lo cual sólo nos interesa pasar un par de horas con ellos y, cuando los títulos de crédito corren, ya comenzamos a extrañarlos. Quizás ésa sea la mayor cualidad de la franquicia, la cual tiene un don especial para tomarse un lugar en el corazón de la gente.
Guardianes de la Galaxia vol. 2 es el lado B de Guardianes de la Galaxia (2014) si estuviéramos hablando de un vinilo. La película del año 2014 nos presentaba a individuos multiculturales que tratan de funcionar pese a orígenes extremadamente disfuncionales, en esta segunda parte el centro de atención es la expansión de la relación de este equipo intergaláctico. James Gunn vuelve como director y nuevamente cumple su objetivo incluyendo ambiente retro que va a agradar a todo tipo de público. Las bromas van y vienen, la mayoría de justo en el blanco pero otras veces se sienten repetitivas al llegar al punto de fatiga. Dave Bautista en este segundo volumen ubica de nuevo a su personaje Drax en lo más alto de la película, Vin Diesel muestra a Groot en los momentos exactos – quédense tranquilos que la película no es “Baby Groot y los guardianes de la galaxia - y Rocket (Bradley Cooper) vocifera ironía, encanto y peligro a la perfección. El resto del cast funciona correctamente y – a excepción del personaje de Teaserface – logran ayudar a mover la trama. Para el público más grande la adición de Kurt Russell como Ego y Silvestre Stallone (en un rol que no termina de cerrar) consigue poner esa frutilla faltante del postre. Utilizando un gran soundtrack (desde ELO hasta David Hasselhoff) la película no pierde ritmo en ningún momento; Tenemos a un Groot que baila aprovechando el caos explosivo para presentar los créditos iniciales y también tenemos una especie de compilado de baile momentáneo de todo el cast; Todas estas cosas aunque suenen como un “Otra rutina de baile innecesaria” están puestas con extremo cuidado y sirven para dar un toque extra de simpatía sin llegar a lo absurdo. Si bien no estamos ante las melodías monumentales que encontramos en vol.1, sin duda la lista de canciones cumple su objetivo. En Guardianes de la Galaxia vol. 2 tenemos de todo. Las referencias en relación al MCU (Marvel Cinematic Universe) son muchas e introducen al espectador a un mundo de sorpresas con cada minuto que pasa. Sinceramente, uno no sabe con qué cara famosa, homenaje o situación bizarra se va a encontrar cuando ve este tipo de películas – y eso es parte del encanto de MCU – y ayuda bastante tener a un tipo como James Gunn en la silla de dirección , no sólo introduce nuevamente a sus amigos de confianza (Gregg Henry y Michael Rooker) sino que se encarga de llenar la pantalla de pequeñas y grandes sorpresas para el público cinéfilo (un claro ejemplo: ver a Tommy Flanagan en este universo marvel cinematográfico). En una época en que la palabra “familia” está teniendo una sobreexposición importante hasta llegar al hartazgo – te estoy mirando Rápido y furioso – Guardianes de la galaxia vol. 2 despeja toda molestia al resolver de manera sólida y sin vueltas este temita, no vamos a necesitar 5 películas más para concluir de dónde viene el origen de Peter Quill, y se agradece, ya que podemos enfocarnos en futuras películas sin que este tema vuelva como un fantasma irritante a sacarnos la atención. James Gunn tomó nota de lo que no hay que hacer para aburrir al público con sub tramas ya vistas y enterradas. Es Guardianes de la Galaxia vol.2 mejor que su antecesora? No, pero logra la misma línea de entretenimiento y aumenta aún más el panorama galáctico que desde el año 2014 seduce en los cines al público. Gran secuela que deja la promesa de grandes aventuras por delante.
Pesada herencia Hoy cualquier película puede permitirse la nostalgia y la autoconciencia: lo que alguna vez fue sinónimo de inteligencia y modernidad, un lujo, hoy parece más bien una baratija, el suelo del que parte una buena porción del cine actual. Lo que se fabrica con ese barro, sea un artefacto lúcido o una mera serie de guiños que tienen como blanco la memoria emotiva del espectador, es cosa de cada película. La mayoría hace agua mientras que unas pocas, como Deadpool o Guardianes de la galaxia, surfean con elegancia. Pero el oleaje es imprevisible y Guardianes de la galaxia 2, realizada por el mismo equipo de la primera, se hunde enseguida. La primera escena condensa espléndidamente las fortalezas y los problemas de Vol. 2. Los protagonistas luchan contra un espantoso monstruo del espacio, pero el director se da el gusto de jugar libremente con la acción: la cámara deja en un fondo borroso el combate y sigue a Baby Groot que baila al ritmo de la música, poco comprometido con la pelea de sus compañeros. El enfrentamiento escupe hacia la cámara a personajes heridos que se distraen cuidando a Groot, poniéndolo a resguardo de los ataques de la bestia, pero no hay caso: el arbolito sigue tirando pasos. En ese plano secuencia está resumido el universo que supo elaborar Guardianes de la galaxia con su enorme carga afectiva y su lucidez a la hora de mirarse a sí misma en el espejo de la autorreferencia: es el grupo de parias maltrechos funcionando como una familia que provee a sus miembros el amparo que el mundo (o el universo, mejor) no les dio; es el cine mainstream pudiendo procesar un pasado compartido de señas sonoras y visuales, un gesto popular que invita al espectador a dialogar con la película, a encontrarse en ese mapa de referencias comunes. Pero la película rápidamente deja ver un desequilibrio: esa interpelación al público parece apropiarse de todo hasta que el relato se vuelve también una seguidilla interminable de signos de autoconciencia. Lo que en la escena inicial funciona con maestría, poco después se desbalancea hasta que la historia pierde espesor: el guion no hace otra cosa que deslizar chistes sobre la trama misma. La comedia, que en la primera recuperaba lo mejor del cine hollywoodense de los 80, acá se vuelve decididamente “meta”, una puesta en abismo constante que trasluce un desinterés por lo que se cuenta: ni la narración ni los personajes creen demasiado en lo que pasa porque la película no lo hace. El gag permanente se vuelve una forma de tiranía: todo debe poder servir para hacer humor, incluso al precio de la verosimilitud o de la emotividad. La película no cree poder mantener el interés del público si no sostiene ese ritmo vertiginoso de chistes sobre sí misma, como si la historia, los personajes, sus conflictos no fuera suficiente y James Gunn necesitara remitir constantemente a una cultura compartida hecha de canciones, objetos o series de televisión, y también pensara que debe reírse de sus materiales narrativos. Vol. 2 exagera con el infantilismo: Peter, que se inscribe en el noble linaje de los héroes toscos pero de buen corazón del cine de aventuras (más cerca del eslabón Brendan Fraser que del de Indiana Jones), de a ratos cruza la frontera de la ingenuidad y directamente parece un bobo grandote. Los personajes que mejor funcionan son Rocket y Drax: el cinismo sobreactuado de uno y la tontera gigante del otro se adaptan perfectamente al tono de burla general. Yondu parece la excepción a la regla: el personaje da muestras de una complejidad de la que los demás carecen. No es exagerado pensar que la historia que de verdad le interesa a Vol. 2, en la que más cree, es la de Yondu. A pesar de todo, en algunas partes, Vol. 2 es capaz de producir una emoción genuina. El asunto no es tanto mérito de la secuela como de la solidez con la que la primera Guardianes de la galaxia supo cincelar su universo: los personajes cargan con una densidad dramática previa que Vol. 2 se limita a explotar sin agregar demasiado, vínculos ya elaborados al interior de esa galería de desclasados y perdedores encantadores que Gunn puede hacer estallar con efectividad sin tener que esforzarse mucho. No es que Vol. 2 esté mal, aburra, no entienda los géneros o los requerimientos del humor, sino que esa remisión constante a su estatuto de artificio termina transformando la película en una superficie en la que resulta muy difícil entrar o sumergirse. La película se ve, se escucha y hasta casi se puede tocar, pero no se siente o está muy lejos.
Crítica emitida por radio.
A esta altura decir que Marvel Studios tiene una fórmula propia para realizar as adaptaciones al cine de sus personajes del cómic no es ninguna novedad. Muy probablemente, Guardianes de la Galaxia sea el ejemplo más puro de esa fórmula que mezcla una edición rápida, personajes gancheros, colores llamativos explotando en nuestros ojos, múltiples referencias a la cultura pop y, sobre todo, la filtración constante de comedia. En este sentido, el Volumen 2 de la saga que se inició con el exitoso film de 2014 ofrece lo que se espera de ella, ni más ni menos que una más, aunque quizás con algunos excesos. En el primer film esta banda era presentada como un grupo de rebeldes que terminaban uniéndose contra su voluntad en un equipo de acción en defensa del universo. En esta segunda entrega, que repite a James Gunn detrás de cámara y en el guion, el aspecto rebelde y quizás ambiguo – acercándolos a algunos a ser villanos reconvertidos – de sus personajes no es tan notorio, por lo que las diferencias con la línea principal de super héroes de Marvel, Los Vengadores, es bastante menos notoria. Todo comienza con Star Lord (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax (Dave Bautista), Rockett Racoon (voz de Bradley Cooper), y Baby Groot (voz de Vin Diesel) cumpliendo el encargo de entregar unas baterías en el planeta regido por Ayesha (Elizabet Debicki con casquete y dorada a lo Goldfinger). El intercambio sale correctamente, pero Rockett Racoon, básicamente porque sí, decide robarse algunas baterías, por lo cual serán perseguidos por Ayesha y los suyos durante buena parte del film. Paralelamente, o conjuntamente, trasladan a Nebula (Karen Gillan), villana y hermana de Gamora, a la cual tienen prisionera en la nave y expectante a una traición para poder liberarse y cumplir con su venganza. Paralelamente, o conjuntamente, se cruzarán con Ego (Kurt Russell), especie de Dios creador de materia, un celestial, quien resulta ser el padre de Star Lord/Peter Quill. Como si esto fuese poco, en buena parte del film, Rockett Raccon se separará del resto y vivirá otra historia junto a Yondu (Michael Rooker). Sí, a Guardianes de la Galaxia Vol. 2, le cuesta hacer pie. Presenta varias historias que se relacionan unas con otras, pero se anejan por carriles separados, por lo que, extrañamente, en gran parte de sus más de dos horas de metraje, pareciera no tratarse de nada más que de mostrar a sus personajes haciendo algo. Ayesha, que se supone es la villana, o es lo que se nos muestra durante casi toda la película, desaparece prontamente, para pasar a otra cosa, y luego volver, y volver a desaparecer, y volver. Así, nunca se encuentra a la altura de las circunstancias. Hay química entre los personajes, es innegable, aunque esta vez, a diferencia de la primera, las acciones son más solitarias que de conjunto. Se agradece también que el personaje de Yondu haya crecido, siempre da gusto ver a Michael Rooker, aunque sea pitufado. Kurt Russell, Karen Gillan, y Pom Klementieff (como Mantis en empática que vive junto a Ego) sacan buen provecho de sus personajes y se acoplan bien al conjunto. El resto será otra vez cuestión de gustos. El ritmo resulta anti climático, cada escena debe ser cortada por una línea humorística que de tan esperada ya no es tan efectiva. Se genera emoción, se lanza un chiste y nos vuelve a donde estábamos; los villanos intentan sugestionar, hacen alguna pavada para que nos riamos; los momentos de acción son musicalizados con canciones gancheras de onda retro (la marca de fuego de la saga) que le restan vértigo, y otra vez, se muelen a golpes, pero no pueden evitar lanzar un gag atrás del otro. La épica, para otra ocasión. Al ser una secuela se evita de presentar a la mayoría de los personajes, rápidamente se los pone en situaciones, y se cae a una serie de relatos en los que se supone que los mismos ganarían en profundidad. Lo cierto es que hay un tramo importante en el que solo vemos gags, situaciones que no conducen a ningún lado, y la acción se hace esperar a un final que recién alcanza un buen climax promediad los últimos diez o quince minutos. Guardianes de la Galaxia tiene sus fans, y Marvel aún más, a ellos irá dirigida esta película que lejos de innovar se siente cómoda en la fórmula habitual. Para el resto que querríamos ver algo diferente, tendremos que seguir esperando una vez más.
Humor estelar recargado… La continuación de Guardianes de la Galaxia consolida un sub género dentro del universo de Merval: la comedia de ciencia ficción. Dentro de los límites de esa premisa, es una propuesta entretenida y muy bien dirigida, con dos o tres escenas altamente destacables. Quizás sea, sobre todo en lo que respecta al guión, levemente inferior a su predecesora, pero sin lugar a dudas vale la pena.
Rec y Play Cuando salí del cine de ver la primera parte de Guardianes de la Galaxia mi auto ya no estaba. Fue un día muy, muy triste. Luego de aquella vez nunca más volví a ver a mi querido Renault 9 gris. Aunque sé que no llovía, imagino que esa noche debía de llover mucho. El estado de ánimo transforma la percepción y empieza a deformar la memoria. Así que mi recuerdo sobre la película siempre lo divisé a través de un filtro de dolor y oscuridad. Recién cuando la volví a ver pude disfrutar algunos momentos fascinantes. El inicio es decididamente emotivo. El héroe espacial que luego entra en acción y salva la galaxia, de niño no se anima a saludar a su mamá moribunda y escapa corriendo. Ese chico rechaza despedirse por última vez de su madre aunque sigue recordándola siempre ya que antes le había regalado lo más preciado del mundo: un Walkman para escuchar sus canciones ochentosas favoritas. Para los jovenzuelos, un Walkman es el primer dispositivo portátil para escuchar música. En casete de cinta magnética, por supuesto. Lo dicho, lo más preciado del mundo. Entonces el héroe, ya grande y ahora denominado Star-Lord, combate monstruos malignos intergalácticos con armas sofisticadas mientras escucha rock de los ‘80 con una tecnología de los ’80. Sucede que en esta segunda parte, siempre junto a los otros guardianes, Star-Lord se encuentra con su verdadero padre. Pero ya la emoción no es la misma. Aquí se topa caprichosamente con él, y en realidad sin añorarlo. Descubre que su papá quiere conquistar el universo así que, de paso, deben combatir contra él. Además del desencuentro padre-hijo, existen otras historias supuestamente emotivas que en realidad nunca se alcanzan a desarrollar. Una extraterrestre intenta amigarse con la hermana que intentó asesinar, un mapachecito le encuentra el verdadero valor a la amistad y otro extraterrestre injustificadamente reclama un amor paternal sobre Star-Lord. Lo cierto es que parece difícil empatizar con estas otras tramas que nunca se muestran y solo se dan a entender en diálogos obvios y chatos. Lo peor es que hacia el final a Star-Lord le rompen el Walkman y lo solucionan regalándole un moderno reproductor de mp3. Casi como una metáfora de la decisión de dejar de lado lo más emotivo y particular de la saga. Parece ya no haber lugar para la nostalgia por un viejo walkman o un auto usado. Si, al fin y al cabo, sólo con explosiones y efectos especiales despersonalizados las secuelas estarán aseguradas en taquilla. Así perdemos todos.
La saga más sólida de Marvel "Guardianes de la Galaxia" fue un éxito sorpresivo y muy grato para los fans de las super hero movies e incluso para los espectadores ocasionales que se rieron y entretuvieron bastante con esta banda de disfuncionales compañeros. La historia era fresca, el elenco muy carismático y el guión estaba muy bien elaborado. Creo realmente que Guardianes es la saga más sólida del universo cinematográfico de Marvel. Como todo éxito rotundo, planteaba un desafío no menor para su secuela. La vara estaba alta y por lo general en estos casos, al perder el efecto sorpresa y pretender un producto más grande y estruendoso que la primera entrega, se suele perder el rumbo y los resultados no llegan a ser los esperados. Bueno, James Gunn tira esto por la borda y entrega una continuación digna, recargada de humor y acción, los dos pilares de la saga y del mismo Marvel. Nos presenta personajes más maduros, con sus personalidades asentadas y un despliegue visual realmente espectacular. En esta ocasión Gunn se pone a urgar bastante más en el pasado de Star-Lord hasta revelarnos cómo fue que terminó en otra galaxia lejana. También nos aclara la composición familiar del héroe y cómo esto efecta a todo el equipo. Es una historia centrada en conflictos familiares con algunas vueltas de tuerca realmente buenas y divertidas. Marvel ha consolidado su manera de hacer cine de super héroes en el juego de la comedia y la acción. Esto puede gustar más o menos, pero es una fórmula respetable que le ha valido miles de millones de dólares en recaudación. Al grupo de actores que ya conocemos, se les suman Kurt Russell como Ego, Pom Klementieff como Mantis, Elizabeth Debicki como Ayesha, Laura Haddock como Meredith Quill y hasta David Hasselhoff como él mismo. La propuesta redobla los esfuerzos en humor, acción y cercanía con el espectador, y el resultado es realmente satisfactorio. Esperemos que la incorporación de este equipo a las nuevas entregas de "Los Vengadores" sea un golazo y mezcle lo mejor del lado B con el lado A de Marvel.
Muy lejos allá, en las estrellas Es hora de pasar al largometraje que se estrena el día de hoy, “Guardianes de la Galaxia 2“, que intenta mantener el tema común de la pérdida y la recuperación de la familia con absolutamente todos sus personajes, lejos de ser una película que desagrade comete los mismos crímenes que la anterior si bien intenta enmascararlos de mejor forma. La obra intenta que todos recuperen o reemplacen a los seres amados que perdieron a lo largo de sus vidas. Pero como dije anteriormente se parece demasiado a la serie animada, en una escena en la que se intenta crear una relación y comienza a hacerlo con éxito, rápidamente corta a algún tipo de broma para que no te olvides que esto es una película graciosa, esto se vuelve repetitivo durante las dos horas. Al salir del cine se da la sensación de que vieron una propuesta divertida con gran acción y chistes bien escritos pero no van a volver a pensar en sus personajes salvo para recordar algún momento humorístico. La decaída de un personaje puede llegar a tener cierto peso sentimental incluso si hemos tenido poco y nada de historia acerca de esa persona pero es arruinada si la escena termina con un chiste forzado, esto es algo que Guardianes de la galaxia nunca va entender sin importar en qué formato se cuente su historia. Si deciden ver alguna de las dos previamente contadas, intenten hacerlo sin expectativas solo de esta manera pueden llegar a disfrutarla.
Aventura espacial sin alto vuelo "Cualquier transgresión se paga con la muerte", expresará después de resolver su primera aventura Peter Quill (Chris Pratt), protagonista estrella de Guardianes de la Galaxia Vol. 2, la sobreanunciada secuela de la historia de superhéroes intergalácticos que hace unos años lanzaron Marvel Studios y Walt Disney Pictures, a partir de la reescritura de un cómic de fines de los sesenta. Una expresión que si bien podría querer anunciar una advertencia simbólica de lo que sucederá luego en el film -procedimiento habitual en este tipo de películas, como si fuera la única forma posible de contarles a los jóvenes alguna cuestión de relevancia-, también podría manifestar secretamente su intención de no desmarcarse de las fórmulas consagradas que rigen el género cinematográfico al cual suscribe -cuya referencia obvia e inmediata en este caso es el que comenzó, allá lejos y hace tiempo, George Lucas- y, especialmente, de los elementos narrativos que caracterizaron con eficacia la primera entrega de la saga. En ningún momento la película, coescrita y dirigida por el director James Gunn, osará quebrantar aquello que funcionó en el pasado. El riesgo no sería menor para la Industria: perder la certeza de un éxito asegurado. Una nueva misión convocará al heterogéneo grupo de guardianes encabezados por Quill, Gamora (Zoe Saldana), Drax (Dave Bautista) y dos simpáticas criaturas virtuales: el renegado mapache Rocket Raccoon (en voz de Bradley Cooper) y el adorable arbolito Groot (en voz de Vin Diesel). Misión que será resuelta sin demasiadas dificultades pero que conducirá al protagonista, a partir de una emboscada y un aterrizaje forzoso en planeta desconocido, a enfrentarse con su propio pasado y conocer así su verdadera identidad. Quill conocerá a Ego (Kurt Russell), su propio padre –ausente en la primera entrega-, propietario celestial de un planeta sereno y sublime, pero que esconde un plan siniestro y, como señala su trillado nombre, narcisista. Ni bien el film comience, mediante un flashback el espectador será prevenido acerca del fundamento narrativo del film: a principios de los ochenta en Missouri, un extraño hombre –un “hombre del espacio”- conquistará a una mujer y provocará así la genealogía excepcional del protagonista, quien se encontrará de pronto afectado por un dilema familiar que amenazará la subsistencia misma del universo. El film de Gunn alternará entre el tiempo de la acción –con algunas escenas bien logradas- y el tiempo de la reflexión, la transmisión franca del mensaje orientado a un público juvenil sin pretensiones: el exordio a la amistad contra el egoísmo malviviente. Cada personaje tendrá sus minutos de redención emocional. Aparecerán, con mayor énfasis esta vez, las características que definieron la primera parte. Las continuas referencias a la tan revisitada década de los ochenta, siempre a partir del rumor de la nostalgia y no de su revisión crítica. Principalmente, a sus canciones populares. Otras referencias de esa época salpicarán la película (la aparición de un Pac-man gigante, la alusión a la célebre serie estadounidense Cheers, la mención a David Hasselhoff como ídolo imaginario del protagonista). Como todo blockbuster de alto vuelo, se podrá apreciar además el desfile de grandes figuras del star-system norteamericano (con la presencia insoslayable de S. Stallone). El humor que determinaba el film anterior y que ofrecía momentos amables por su propensión autoparódica, ahora aparecerá exacerbado. Se escucharán muchos chistes. Cada comentario tendrá que lidiar con su reverso socarrón. Guardianes de la Galaxia vol. 2 resultará así una película sin sorpresas ni demasiado interés. Eso sí: exhibirá notablemente un dispositivo que continúa funcionando a la perfección en cuanto a su propósito esencial: entretener y, de esa manera, seguir expandiendo su influencia sobre nuestra mirada.